la tienda de los deseos malignos · la sunoco pertenece a sonny jackett y él mismo la opera, y...

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STEPHEN KING "LA TIENDA DE LOS DESEOS MALIGNOS" ("COSAS NECESARIAS")

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  • STEPHEN KING

    "LA TIENDA DE LOS DESEOS MALIGNOS"

    ("COSAS NECESARIAS")

  • 2

    LA TIENDA DE LOS DESEOS MALIGNOS

    Titulo original en ingls: Needful Things

    Traduccin:Ma. Elisa Moreno,

    de la primera edicin de

    Viking Penguin,

    Nueva York. 1991.

    Cop. 1991, Stephen King

    D.R. Cop. 1992 por EDITORIAL GRIJALBO, S.A. de C.V.

    Calz. San Bartolo Naucalpan nm. 282

    Argentina poniente 11230

    Miguel Hidalgo, Mxico, D.F.

    ISBN 9700504190

    IMPRESO EN MXICO

    Este es para Chris Lavin,

    quuien no tiene todas las respuestas,

    solo las importantes.

  • 3

    NDICE Ya has estado aqu antes ......................................................................... 5 PRIMERA PARTE CELEBRACIN DE LA GRAN INAUGURACIN ....... 9 SEGUNDA PARTE LA VENTA DEL SIGLO ......................................... 195 TERCERA PARTE LIQUIDACIN TOTAL ........................................... 330

  • 4

    Damas y Caballeros, su atencin, por favor!

    Acrquense adonde todos puedan ver! Voy a contarles un cuento y no les costar ni un centavo!

    (Y si creen eso, vamos a congeniar muy bien.) Steve Earle "Snake Oil"

    He sabido de muchos que, incluso, se han extraviado en las calles de la aldea, cuando la oscuridad es tan espesa que la podras cortar con un cuchillo, segn reza el dicho

    popular... Henry David Thoreau

    Walden

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    Ya has estado aqu antes

    Claro que s. Seguro: Yo nunca olvido un rostro.

    Ven ac, djame estrechar tu mano! Te dir algo: te reconoc por la forma en que caminas aun antes de que pudiera verte bien el rostro. No podras haber elegido un da mejor para regresar a Castle Rock. Acaso no es una maravilla? Pronto empezar la temporada de caza, una partida de tontos en los bosques que disparan a todo lo que se mueva y no use naranja brillante; y luego viene la nieve y aguanieve, pero eso ser ms trele: Ahora es octubre y en The Rock permitimos que octubre permanezca todo el tiempo que quiera.

    En mi, opinin, es la mejor poca del ao. La primavera es agradable aqu, pero entre octubre y mayo, prefiero mil veces el primero. El occidente de Maine es una parte del estado que se olvida mayormente una vez que termina el verano y toda esa gente que tiene cabaas en el lago y en el rea de View ha vuelto a Nueva York y a Massachusetts. Los habitantes del pueblo los observan ir y venir cada ao hola, hola, hola; adis, adis, adis. Su llegada es benfica, porque traen los dlares de la ciudad, pero es benfico que se vayan porque tambin traen consigo los agravios de la ciudad.

    De agravios es en esencia de lo que quiera hablar puedes sentarte un rato conmigo?. Aqu, en el quiosco, en los escalones de la banda estaremos bien. El sol es clido y desde este sitio, justo en medio de la plaza pblica, podemos ver casi todo el centro del pueblo. Debes tener cuidado con las astillas, eso es todo. Los peldaos necesitan lijarse y repintarse. Es una tarea para Hugh Priest, pero sigue pendiente: Hugh bebe, sabes? No es un secreto para nadie. En Castle Rock se pueden guardar y se guardan los secretos, pero tienes que esforzarte mucho para lograrlo, y ya han pasado varios aos desde que Hugh Priest y el trabajo duro estuvieron en lo que podramos llamar buenos trminos.

    Qu fue eso?

    Oh! Eso! Oye, ,chico no es eso toda una labor?, el pueblo est lleno de volantes! Creo que Wanda Hemphill (su esposo, Don, dirige el Supermercado Hemphill) coloc ella misma !a mayora. Qutalo del poste y dmelo. No seas tmido en primer lugar, nadie tiene derecho a pegar volantes en el quiosco de msica de la plaza pblica.

    Caramba! Fjate en esto! DADOS Y EL DEMONIO impreso justo en el encabezado. En grandes letras rojas que despiden humo, como si viniesen por entrega inmediata desde Tfet! (Equivalente al infierno. N. de la t.) Ja! Me imagino que alguien que no supiera que este pueblo es un pequeo lugar somnoliento pensara,que estamos echados a perder, en realidad. Pero ya sabes cmo se pierde el sentido de la proporcin en los pueblos de este tamao. No hay duda al respecto. En esta ocasin, el reverendo Willie se ha obsesionado con este asunto. No hay duda. Las iglesias en los pueblos pequeos... bueno, supongo que no tengo que decirte cmo se dan las relaciones entre ellas. Conviven ms o menos bien. Todo transcurre en paz por un tiempo y, de repente, surge una disputa.

    Sin embargo, esta vez la disputa es grave, y con una serie de resentimientos. Vers, los catlicos estn planeando algo que llaman Noche de Casino en el Saln de los Caballeros de Coln, al otro lado del pueblo. El ltimo viernes de cada mes, tengo entendido, y las ganancias ayudarn a pagar las reparaciones en el techo de la iglesia. Nuestra Seora de las Aguas Serenas tienes que haber pasado delante de ella en tu camino al interior del pueblo, si llegaste por Castle View. Una iglesia pequea, muy bonita, no es cierto?

    La Noche de Casino fue idea del padre Brigham, pero las que realmente recogieron la pelota y corrieron con ella fueron las Hijas de Isabel. Betsy Vigue en particular. Creo que le atrae la idea de ataviarse con el vestido negro ms seductor y repartir "blackjack" o poner a girar la ruleta diciendo: "Hagan sus apuestas, damas y caballeros, hagan sus apuestas, por

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    favor". Aun as, creo que a todos les gusta la idea. Slo se trata de jugar cinco y diez centavos, inofensivo, pero de cualquier modo les parece un poquitn perverso.

    No obstante, al reverendo Willie no le parece inofensivo, y tanto l como su congregacin consideran que es bastante ms que un poquitn perverso. En realidad, es el reverendo William Rose, y nunca le ha simpatizado mucho el padre Brigham, y el padre tampoco le tiene mucho aprecio a l. (De hecho, el padre Brigham fue quien empez a llamar "Willie Vapor" al reverendo Rose, y esto lo sabe el reverendo Willie.)

    Ya antes haban saltado chispas entre estos dos hechiceros, pero este asunto de la Noche de Casino ha hecho que salten ms que chispas. Creo que lo podras calificar como un fuego en la maleza. Cuando Willie se enter de que los catlicos se proponan pasarse una noche jugando en el Saln de los Caballeros de Coln, su clera fue mayscula. Pag de su propia bolsa esos volantes de DADOS Y EL DEMONIO y Wanda Hemphill y sus amigas del crculo de costura los fijaron por todas partes. Desde entonces, el nico lugar en que se comunican los catlicos y los bautistas es en la columna de "Cartas" de nuestro pequeo peridico semanal, donde echan pestes y despotrican y se dicen mutuamente que se van a ir al infierno.

    Mira hacia all y vers lo que quiero decir. sa es Nan Roberts, quien acaba de salir del banco. Es duea de la cafetera Nan's y creo que, ahora que el viejo Pop Merrill ha encontrado el descanso eterno, ella es la persona ms rica del pueblo. Adems, ha sido bautista desde que Hctor era un cachorro. Y por el otro lado, viene el grandote de Al Gendron. Es tan catlico que hace que el Papa parezca kosher,(Autorizado por la ley juda.) y su mejor amigo es el irlands Johnny Brigham. Ahora observa con atencin! Ves esas narices en alto? Ja! No es todo un espectculo? Apuesto dlares contra rosquillas a que la temperatura disminuy seis grados cuando se cruzaron. Es como acostumbraba decir mi madre: "La gente se divierte ms que nadie, excepto los caballos, y ellos no pueden".

    Mira hacia aquel lado, ahora. Ves la patrulla del comisario estacionada junto a la acera cerca de la tienda de vdeos? Quien est dentro es John LaPointe. Se supone que debe vigilar a los que exceden el lmite de velocidad en el centro del pueblo la velocidad es baja, sobre todo a la hora de la salida de las escuelas, pero si te proteges los ojos del sol y te fijas bien vers que en realidad est contemplando una foto que sac de la cartera. Desde aqu no puedo distinguirla, pero s lo que es, igual que s el nombre de soltera de mi madre. Es la instantnea que les tom Andy Clutterbuck a John y Sally Ratcliffe en la feria estatal de Fryeburg, hace alrededor de un ao. En esa foto, John tiene el brazo sobre los hombros de ella y Sally sostiene el oso de juguete que l gan para ella en la galera de tiro al blanco, y ambos se ven tan felices que parecen estar a punto de desintegrarse. Pero eso fue entonces, y esto es ahora, como dicen: en estos das, Sally est comprometida con Lester Pratt, el instructor de educacin fsica de la secundaria. Lester es un bautista de hueso colorado, como Sally misma. John no se ha recuperado de la impresin que le caus perderla. Viste el suspiro que dio? Est inmerso en un terrible caso de melancola. Slo un hombre que todava est enamorado (o cree que lo est) puede suspirar tan hondo.

    Has observado que los problemas y los agravios se componen mayormente de situaciones comunes y corrientes? Cosas sin ningn dramatismo. Djame ponerte un ejemplo. Ves al sujeto que est subiendo por la escalinata del palacio de justicia? No, el hombre del traje no; se es Dan Keeton, nuestro Concejal Principal.

    Me refiero al otro el sujeto de tez oscura con uniforme de faena. se es Eddie Warburton, el conserje del turno de la noche en el edificio municipal. Mantn la vista en l unos cuantos segundos y observa lo que hace. Ah est! Ves que se detiene en la parte superior y mira calle arriba? Apostara ms dolares contra ms rosquillas a que est mirando hacia la estacin Sunoco. La Sunoco pertenece a Sonny Jackett y l mismo la opera, y entre los dos existe un resentimiento desde que Eddie llev si: auto, hace dos aos, para que le revisaran la transmisin.

    Recuerdo muy bien ese automvil. Era un Honda Civic, sin nada especial, excepto que era especial para Eddie, ya que fue el primero y el nico auto nuevo que tuvo en su vida. Y Sonny no slo hizo un mal trabajo, sino que le cobr un precio excesivo, por aadidura. sa

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    es la versin de Eddie. Warburton est usando su color para ver si puede eludir el pago de la factura sa es la versin de Sonny. Ya sabe: cmo son esas cosas.

    Bien, Sonny Jackett llev a Eddie Warburton a la corte de reclamaciones menores y hubo cierta gritera, primero en la ,ala del tribunal y despus en el vestbulo. Eddie dijo que Sonny lo llam negro estpido y Sonny replic: "Bueno, no le dije negro;. pero el resto es bastante cierto". Al final. ninguno de los dos qued satisfecho. El juez dictamin que Eddie pagara cincuenta dlares, a lo cual Eddie replic que cincuenta dlares era demasiado y Sonny afirm que ni siquiera se acercaba al costo real. A los pocos :fas, lo siguiente que se sabe es que se incendi el sistema elctrico del auto nuevo de Eddie y, como remate, el Civic de Eddie fue a dar al depsito de chatarra en la carretera N5, y ahora Eddie conduce un Oldsmobile 89 que pasa aceite. Eddie nunca se ha quitado de la cabeza la idea de que Sonny Jackett sabe ms de lo que dice acerca de ese incendio elctrico.

    Vaya, la gente se divierte ms que nadie, excepto los caballos, y ellos no pueden. No es ms de lo que puedes digerir en un da caluroso?

    No obstante, es la vida de un pueblo pequeo llmalo Peyton Place o Picos Gemelos o Castle Rock,todo se reduce a prjimos que comen pay y beben caf y hablan unos de otros a sus espaldas. Ah est Slopey Dodd, siempre solitario porque los dems chicos se burlan de su tartamudeo. Ah est Myrtle Keeton, y si se ve un poco retrada y desconcertada, como si no estuviese segura de dnde est o qu est pasando, se debe a que su marido (el sujeto que viste subiendo la escalinata del palacio de justicia detrs de Eddie) no ha sido el mismo durante los ltimos seis meses. Notas lo hinchados que estn sus ojos? Creo que ha estado llorando, no ha dormido bien o ambas cosas, no lo crees t?

    Y all va Lenore Potter, luciendo de punta en blanco. Sin duda se dirige al Western Auto para ver si ya lleg su fertilizante orgnico especial. Esa mujer tiene ms clases de flores alrededor de su casa que las pldoras para el hgado que tiene Carter. Y est muy orgullosa de sus flores. No goza de gran popularidad entre las damas de este pueblo piensan que es una presumida, con sus flores y los abalorios de estado de nimo y los rizados permanentes de setenta dlares en Boston. La consideran una presumida, y puesto que estamos sentados aqu, lado a lado en este peldao astillado del quiosco de la banda, te dir un secreto: creo que tienen razn.

    Todo comn y corriente, supongo que dirs, pero debo decirte que no todos los problemas en Castle Rock son comunes y corrientes. Nadie ha olvidado a Frank Dodd, el guardia de crucero que se volvi loco hace doce aos y mat a esas mujeres, y tampoco han olvidado al perro que contrajo la rabia y mat a Joe Camber y a un viejo borrachn que viva cerca de l. El perro liquid tambin al buen viejo del comisario George Bannerman. En estos das, Alan Pangborn desempea ese cargo, y es un hombre ntegro, pero a los ojos del pueblo nunca estar a la altura de Big George.

    Tampoco fue comn y corriente lo que sucedi con Reginald "Pop" Merrill Pop era un viejo tacao que manejaba la tienda de chatarra del pueblo. El Emporium Galorium, se llamaba. Estaba ah, en el lote vaco al otro lado de la calle. La tienda se quem totalmente hace poco tiempo, pero algunas personas del pueblo que lo vieron (o afirman que lo vieron, de cualquier modo), despus de unas cuantas cervezas en El Tigre Meloso, te dirn que fue ms que un simple incendio lo que destruy el Emporium Galorium y le quit la vida a Pop Merrill.

    Ace, sobrino de Pop, dice que a su to le ocurri algo misterioso antes del incendio algo como en "Dimensin Desconocida". Desde luego, Ace ni siquiera estaba en las cercanas cuando falleci su to; se encontraba terminando una condena de cuatro aos en la prisin de Shawshank por allanamiento durante la noche. (Los habitantes del pueblo siempre supieron que Ace Merrill acabara mal; cuando estaba en la escuela, era uno de los peores bravucones que haya conocido el pueblo, y ms de un ciento de chicos se cruzaban al lado opuesto de la calle cuando vean que Ace vena hacia ellos, tintineando las hebillas y los cierres de la chaqueta de motociclista y resonando las abrazaderas de las botas de ingeniero a lo largo de la acera.) Sin embargo, la gente le cree, sabes?; tal vez realmente hubo algo extrao en lo que le sucedi a Pop ese da, o tal vez slo es tema de conversacin en Nan's con esas tazas de caf y esas tajadas de pay de manzana.

  • 8

    Es muy probable que el lugar donde creciste sea igual a ste. Gente que se acalora por la religin, gente que sufre decepciones amorosas, gente que guarda secretos, gente que alberga resentimientos... e incluso una historia escalofriante de vez en cuando, como lo que pudo o no haber pasado el da en que muri Pop en su tienda de chatarra, para animar un da tedioso ocasional. Aun as, Castle Rock es un bonito lugar para vivir y crecer, como lo asevera el anuncio que est en la entrada del pueblo. El sol brilla esplendoroso en el lago y en las hojas de los rboles y, en un da despejado, el paisaje se extiende hasta Vermont desde la cumbre de Castle View. Los veraneantes discuten por los peridicos del domingo y en el estacionamiento de El Tigre Meloso ocurre una pelea ocasional la noche del viernes o el sbado (algunas veces ambas), pero los veraneantes siempre vuelven a casa y las peleas siempre se terminan. The Rock siempre ha sido un sitio agradable y, sabes lo que decimos cuando la gente se pone spera? Decimos que l o ella lo superard.

    Henry Beaufort, por ejemplo, est harto de que Hugh Priest le d patadas a la rockola cuando est ebrio... pero Henry lo superar. Wilma Jerzyck y Nettie Cobb estn enojadas una con la otra... pero Nettie lo superar (probablemente) y el estar enojada es una forma de vida para Wilma. El comisario Pangborn an se duele por la muerte de su esposa y su hijo menor, quienes murieron prematuramente, y fue una tragedia terrible, pero, con el tiempo, lo superar. La artritis de Polly Chalmers no mejora se agrava, de hecho, poco a poco y tal vez no lo supere, pero aprender a vivir con ella. Millones lo han hecho.

    De vez en cuando nos tropezamos unos contra otros, pero mayormente las cosas funcionan bastante bien. O siempre han funcionado, hasta ahora. Pero tengo que contarte un secreto real, mi amigo; por eso te llam en cuanto vi que estabas de regreso en el pueblo. Creo que nos acechan problemas problemas reales. Los huelo, all en el horizonte, como una tormenta fuera de temporada cargada de relmpagos. La disputa entre los bautistas y los catlicos por la Noche de Casino, los chicos que se burlan del pobre Slopey por su tartamudeo, la decepcin de John LaPointe, la pena del comisario Pangborn... Creo que todas estas contrariedades se vern muy insignificantes junto a lo que se nos aproxima.

    Ves ese establecimiento al otro lado de la calle Main? El que est a tres puertas de lote vaco que ocupaba el Emporium Galorium? El que tiene el gran toldo verde en el frente? S, se es. Los escaparates estn enjabonados porque todava no abre. COSAS NECESARIAS, dice el letrero qu diantres significa eso? No lo s, tampoco, pero parece que de ah proviene la sensacin negativa.

    De ah mismo.

    Mira calle arriba una vez ms. Ves a ese chico? El que lleva rodando su bicicleta y da la impresin de que est absorto en la ensoacin ms dulce que haya tenido un chico? No le quites los ojos, amigo. Creo que es l quien va a iniciar los problemas.

    No, ya te lo dije, no s de qu se trata... no exactamente. Pero observa a ese chico. Y qudate en el pueblo un poco ms, quieres? El ambiente se siente opresivo y, si algo sucede, sera conveniente que hubiese un testigo.

    Conozco a ese chico el que est empujando la bicicleta. Es posible que ti! tambin lo conozcas. Su nombre es Brianalgo. Su pap instala recubrimientos y puertas en Oxford o South Paris, creo.

    No lo pierdas de vista, te repito. No pierdas nada de vista. Ya has estado aqu antes, pero van a cambiar las circunstancias.

    Lo s.

    Lo presiento

    Una tormenta viene en camino.

  • 9

    PRIMERA PARTE CELEBRACI DE LA GRA IAUGURACI

    Uno

    1

    En un pueblo pequeo, la inauguracin de una tienda nueva se convierte en una gran noticia.

    Para Brian Rusk, el acontecimiento no era tan importante como lo era para otros; su madre, por ejemplo. Durante el ltimo mes, ms o menos, la haba escuchado conversar por telfono al respecto (se supona que no deba utilizar la palabra chismorrear, le haba dicho, porque el chismorreo era una costumbre muy fea y ella nunca lo haca), con cierto detenimiento; con su mejor amiga, Myra Evans. Los primeros trabajadores haban llegado al antiguo edificio que haba albergado a la Compaa de Bienes Races y Seguros del Occidente de Maine cuando la escuela empez de nuevo y, desde entonces, haban trabajado laboriosamente. Nadie estaba muy enterado de lo que estaba sucediendo ah; el primer acto haba sido la instalacin de un gran escaparate y el segundo, opacarlo con jabn.

    Dos semanas antes haba aparecido en el umbral un letrero colgado de un cordn sobre un dispositivo autoadherible de plstico transparente.

    PRXIMA INAUGURACIN!

    deca el letrero.

    COSAS NECESARIAS

    UNA NUEVA CLASE DE TIENDA

    No creers lo que ven tus ojos!

    Ser otra tienda de antigedades ms dijo a Myra la madre de Brian. En esa ocasin, Cora Rusk estaba recargada en el sof, sosteniendo el telfono con una mano y comiendo cerezas cubiertas con chocolate con la otra, mientras vea "Santa Brbara" en la televisin. Otra tienda de antigedades con una serie de muebles Early American falsificados y viejos telfonos de manivela mohosos. Espera y vers.

    Eso haba sido poco despus de la instalacin y opacado del escaparate, y su madre habl con tal certeza que Brian debi haberse sentido seguro de que se haba dado por terminado el asunto. Pero con su madre ningn asunto pareca terminarse nunca. Sus especulaciones y suposiciones eran tan inagotables como los problemas de los personajes de "Santa Brbara" y "Hospital General".

    La semana anterior se cambi la primera lnea del letrero que colgaba de la puerta, y ahora anunciaba:

    GRAN INAUGURACIN 9 DE OCTUBRE TRAE A TUS AMIGOS!

    Brian no estaba tan interesado en la nueva tienda como su madre (y algunas de las profesoras; las haba odo conversar sobre esta novedad en el saln de profesores de la Escuela de Enseanza Media de Castle Rock cuando le toc el turno de ser mensajero de la oficina), pero tena once aos, y un chico sano de once aos se interesa en cualquier cosa nueva. Adems, el nombre del lugar lo fascinaba. Cosas Necesarias: qu significaba eso, exactamente?

    El martes pasado, en el camino a casa despus de la escuela, haba ledo el cambio en la primera lnea. Los martes en la tarde eran los das en que llegaba tarde. Brian haba nacido con labio leporino y, aunque se le corrigi con ciruga cuando tena siete aos, todava tena que asistir a terapia lingstica. Ante cualquiera que le preguntara, sostena con firmeza que la odiaba, pero no era as. Estaba profunda y desesperadamente enamorado de la seorita Ratcliffe y todas las semanas esperaba con ansia su clase de

  • 10

    educacin especial. La jornada escolar de los martes pareca que duraba mil aos y siempre pasaba las ltimas dos horas con agradables mariposas en el estmago.

    En la clase haba otros cuatro chicos y ninguno de ellos provena del rea del pueblo donde viva Brian. Esto le daba gusto. Despus de una hora en la misma habitacin con la seorita Ratcliffe, se senta demasiado emocionado para tolerar la compaa de nadie. Le gustaba irse a casa muy despacio, en las ltimas horas de la tarde, generalmente empujando la bicicleta en vez de montarse en ella, soando con la seorita Ratcliffe, mientras caan a su alrededor hojas amarillas y doradas en las barras oblicuas de la luz del sol de octubre.

    Su ruta a casa lo llevaba a lo largo de la seccin de dos manzanas de la calle Main, al otro lado de la plaza pblica, y el da que vio el letrero que anunciaba la gran inauguracin haba apretado la nariz contra el cristal de la puerta, con la esperanza de ver lo que haba remplazado a los pesados escritorios y las paredes amarillo industrial de la desaparecida Compaa de Bienes Races y Seguros del Occidente de Maine. Su curiosidad sali derrotada. Se haba instalado una persiana y estaba cerrada por completo.

    Brian no vio nada, excepto el reflejo de su propio rostro con las manos ahuecadas.

    El viernes 4 haba salido un anuncio de la nueva tienda en Call, el peridico semanal de Castle Rock. El anuncio estaba rodeado con un ribete orlado y debajo del texto impreso estaba un dibujo de ngeles, espalda con espalda, que tocaban largas trompetas. Aparte de la hora de la inauguracin, el anuncio no deca nada que no pudiera leerse en el letrero que colgaba del dispositivo autoadherible: el nombre de la tienda era Cosas Necesarias, abrira al pblico a las diez de la maana del 9 de octubre y, por supuesto, "No creers lo que ven tus ojos". No contena el menor indicio de los artculos que se propona proveer el propietario o propietarios de Cosas Necesarias.

    Esto pareci irritar sobremanera a Cora Rusk lo suficiente, de cualquier modo, para que, contraviniendo la costumbre, llamara por telfono a Myra el sbado en la maana.

    Creer lo que ven mis ojos, no hay duda dijo. Cuando vea esas camas talladas que se supone que tienen doscientos aos de antigedad, pero que si te molestas en agachar la cabeza y miras bajo los volantes del sobrecama, descubres que en los travesaos tienen estampado Rochester, Nueva York, creer perfectamente lo que vean mis ojos.

    Myra dijo algo. Cora escuchaba, mientras pescaba cacahuates Planter's de una lata, de uno en uno, o de dos en dos, y los masticaba rpidamente. Brian y su hermano pequeo, Sean, estaban sentados en el piso de la sala viendo caricaturas en la televisin. Sean estaba inmerso por completo en el mundo de los Pitufos y Brian, a quien no le era del todo indiferente esa comunidad de pequeos seres azules, mantena un odo atento a la conversacin.

    Eeexacto! haba exclamado Cora Rusk con ms certeza y nfasis que de costumbre cuando Myra estableci algn punto particulamente mordaz. Precios elevados y telfonos antiguos mohosos!

    El lunes, despus de la escuela, Brian circul por el centro, con dos o tres amigos. Estaban al otro lado de la calle de la tienda nueva y observ que durante el da se haba colocado un toldo verde oscuro. En el frente, escritas en letras blancas, estaban las palabras COSAS NECESARIAS. Polly Chalmers, la dama que diriga la tienda de costura, estaba de pie en la acera, las manos en las caderas admirablemente esbeltas, mirando el toldo con una expresin que pareca intrigada y apreciativa al mismo tiempo.

    Brian, quien conoca un poco acerca de toldos, tambin lo admir. Era el nico toldo real en la calle Main y le daba una apariencia especial a la nueva tienda. El trmino "sofisticada" no formaba parte de su vocabulario normal, pero supo de inmediato que ninguna otra tienda de Castle Rock se asemejaba a sta. El toldo la haca parecerse a una tienda que podras ver en un programa de televisin. En comparacin, la Western Auto, al otro lado de la calle, se vea poco atractiva y rstica.

    Cuando lleg a casa, su madre estaba en el sof, viendo "Santa Brbara", mientras coma un pay de crema Little Debbie, acompaado con Diet Coke. Su madre siempre

  • 11

    tomaba refrescos dietticos cuando vea los programas de la tarde. Brian no estaba seguro de la razn, si se. consideraba a lo que iban agregados, pero pensaba que quiz sera peligroso preguntar. Podra incluso provocar que le gritara, y cuando su madre empezaba a gritar, lo ms conveniente era buscarse un refugio.

    Hola, mam! dijo, lanzando sus libros sobre la cubierta de la alacena para sacar la leche del refrigerador. Adivina qu? La tienda nueva tiene una marquesina.

    Quin es una marquesita? sali la voz a la deriva desde la sala.

    Brian se sirvi la leche y camin hasta el umbral.

    Marquesina dijo. En la nueva tienda del centro.

    Cora se incorpor, busc el control remoto y oprimi el botn de silencio. En la pantalla, Al y Corinne siguieron hablando de sus problemas en Santa Brbara en su restaurante favorito de Santa Brbara, pero ahora slo alguien que supiera lectura labial podra saber con exactitud cules eran los problemas.

    Qu? dijo. El local de Cosas Necesarias?

    Uuj asinti Brian, y bebi un poco de leche.

    No sorbas le dijo su madre, metindose el resto del bocadillo en la boca. Suena horrible. Cuntas veces te lo he dicho?

    Casi tantas veces como me has dicho que no hable con la boca llena, pens Brian, pero guard silencio. Desde muy tierna edad haba aprendido el comedimiento verbal.

    Perdn, mam.

    Qu tipo de marquesina?

    Verde.

    Prensada o de aluminio?

    Brian, cuyo padre era vendedor de recubrimientos para la Compaa de Recubrimientos y Puertas Dick Perry en South Paris, saba exactamente a qu se refera su madre, pero si hubiese sido ese tipo de marquesina, tal vez ni la habra notado. Las marquesinas de aluminio y metal prensado las haba a montones por todas partes. Sobresalan de las ventanas de la mitad de las casas en The Rock.

    Ninguna de las dos respondi. Es de tela. Lona, creo. Se extiende y da sombra debajo. Y es redonda, como esto curv las manos (con cuidado, para no derramar la leche) en un semicrculo. El nombre est impreso en el extremo. Se ve francamente pasmoso.

    Bueno, que me lleve el diablo!

    sta era la frase con que, por lo general, Cora expresaba contento o exasperacin. Brian retrocedi un paso cautelosamente, en caso de que fuera lo ltimo.

    Qu crees que sea, mam? Un restaurante, tal vez?

    No s respondi Cora y extendi la mano hacia el telfono Princess en la mesa lateral. Tuvo que quitar a Squeebles, el gato, la gua de televisin y una lata de Diet Coke para llegar a l. Pero suena sigiloso.

    Mam, qu significa Cosas Necesarias? Es como...

    No me molestes ahora, Brian, mam est ocupada. En la caja de pan hay galletas, si quieres una. Slo una o echars a perder tu cena ya estaba marcando el nmero de Myra y, en unos segundos, discutiran el toldo verde con gran entusiasmo.

    Brian, a quien no se le apeteca una galleta (quera mucho a su mam, pero algunas veces, al verla comer, se le quitaba el apetito), se sent a la mesa de la cocina, abri el libro de matemticas y empez a resolver los problemas asignados era un chico inteligente, responsable, y las matemticas eran la nica tarea que no haba terminado en la escuela. Mientras mova metdicamente los puntos decimales y despus divida, oa la parte de su madre en la conversacin. De nuevo le deca a Myra que pronto tendran otra tienda que venda frascos de perfume viejos y malolientes, y retratos de los parientes muertos de un desconocido, y que en verdad era una vergenza la forma en que iban y venan estos negocios. Haba demasiadas personas, deca Cora, cuyo lema en la vida era tomar el dinero

  • 12

    y salir corriendo. Cuando mencionaba el toldo, sonaba como si alguien se hubiese propuesto ofenderla deliberadamente, consiguiendo un xito esplndido en la tarea.

    Creo que piensa que se supona que alguien deba decrselo, reflexionaba Brian, mientras el lpiz se mova con energa, sumando y redondeando. S, eso era. En primer lugar, tena curiosidad. Y en segundo, estaba de mala leche. La combinacin la estaba matando. Bueno, pronto lo descubrira. Y cuando lo hiciera, tal vez le comunicara el gran secreto. Y si estaba demasiado ocupada, Brian se enterara escuchando una de sus conversaciones vespertinas con Myra.

    Pero segn se dieron los acontecimientos, Brian obtuvo un profuso conocimiento acerca de Cosas Necesarias antes que su madre o Myra o cualquier otra persona en Castle Rock.

    2

    La tarde del da anterior al programado para la inauguracin de Cosas Necesarias apenas anduvo en su bicicleta camino a su casa de la escuela; estaba perdida en un clida ensoacin (la cual no habra salido de sus labios aunque se le hubiese querido extraer con carbones encendidos o tarntulas peludas), en la cual le peda a la seorita Ratcliffe que fiera con l a la feria del condado de Castle y ella aceptaba.

    "Gracias, Brian ' ; dice la seorita Ratcliffe, y Brian percibe diminutas lgrimas de gratitud en las comisuras de sus ojos azules ojos de un tono tan oscuro que parecen casi borrascosos. "He estado... bueno, muy triste ltimamente. Perda mi amor, sabes?"

    "Yo te ayudar a olvidarlo", afirma Brian, la voz vigorosa y tierna al mismo tiempo, "si me llamas... Bri."

    "Gracias. murmura ella y despus, acercndose lo suficiente para que l pueda oler su perfume una esencia maravillosa de flores silvestres, dice: "Gracias... Bri. Y puesto que por esta noche, al menos, seremos chico y chica, en vez de profesora y alumno, t me puedes decir... Sally. "

    l toma sus manos. La !mira a los ojos.

    "No soy slo un nia ", asegura. "Puedo ayudarte a olvidarlo... Sally. "

    Sally parece casi hipnotizada con esta comprensin inesperada, esta masculinidad inesperada; puede tener once aos solamente, piensa, pero es ms hombre de lo que nunca fue Lester! Sus manos estrechan las de l. Sus rostros se acercan... se acercan ms...

    No. murmura Sally, y ahora sus ojos os estn tan abiertos y tan cerca que Brian parece casi ahogarse en ellos, "no debes, Bri... est mal... "

    "Est bien, cario ", responde l y oprime sus labios sobre los de ella.

    Sally se retira despus de unos momentos y susurra tiernamente...

    Oye, chico, fjate por dnde carajos caminas!

    Sacudido de su ensoacin, Brian vio que haba caminado frente a la pick up de Hugh Priest.

    Lo siento, seor Priest dijo, enrojecido intensamente. Hugh Priest no era nadie para enojarse contigo. Trabajaba en el Departamento de Obras Pblicas y tena fama de ser el habitante con peor carcter en Castle Rock. Brian lo observ con atencin. Si daba seales de que intentaba bajarse de la camioneta, Brian planeaba saltar a su bicicleta y alejarse a una velocidad cercana a la de la luz. No tena ningn inters en pasarse el siguiente mes en el hospital slo porque haba estado soando despierto con la visita a la feria del condado con la seorita Ratcliffe.

    Pero Hugh Priest tena una botella de cerveza en la bifurcacin de las piernas, Hank Williams Jr., cantaba "High and Pressurized" en la radio y se senta demasiado cmodo para alga tan radical como golpear a un chico pequeo la tarde de un martes.

    Ms te vale abrir bien los ojos dijo, tomando un trago de la botella y con una mirada hosca hacia Brian, porque la prxima vez no me molestar en detenerme le har crujir, compaerito.

  • 13

    Accion la palanca de velocidades del vehculo y se puso en marcha. Brian sinti un impulso demente (y misericordiosamente breve) de gritarle Vaya, que me lleve el diablo! Esper hasta que la camioneta naranja de las cuadrillas de carreteras diese vuelta en la calle Linden y luego sigui su camino. La ensoacin acerca de la seorita Ratcliffe, ay!, se haba echado a perder por este da. Hugh Priest lo haba vuelto a la realidad. La seorita Ratcliffe no haba tenido una pelea con su prometido, Lester Pratt; an llevaba el anillo de compromiso con un pequeo brillante y todava utilizaba el Mustang azul de l mientras esperaba a que saliera del taller su propia auto.

    Brian haba visto a la seorita Ratcliffe y al seor Pratt justo la noche anterior, cuando colocaban esos carteles de DADOS Y EL DEMONIO en los postes de telfono de la parte baja de la calle Main, junto con un grupo de personas. IIaban estado cantando himnos. Lo peculiar era que en cuanto ellos se iban aparecan los catlicos y quitaban los carteles. En cierta forma, era bastante divertido... pero si l hubiese sido ms grande, habra hecho un esfuerzo por proteger los carteles que colocara la seorita Ratcliffe con sus manos santificadas.

    Brian pens en las ojos azul oscuro, las largas piernas de bailarina, y sinti el mismo asombro melanclico que siempre lo embargaba cuando comprenda que, cuando llegase enero, se propona cambiar de Sally Ratcliffe, un nombre hermoso, a Sally Pratt, el cual le sonaba a Brian como una seora gorda que se cae por un corto tramo de escaleras.

    Bien, pens, mientras tomaba el otro bordillo de la acera y caminaba lentamente por la calle Main, tal vez se retractara. No era imposible. O tal vez Lester podra sufrir un accidente de automvil o verse afectado por un tumor cerebral o algo as. Incluso podra resultar que Lester fuese adicto las drogas. La seorita Ratcliffe nunca se casara con un drogadicto.

    Esos pensamientos ofrecan a Brian una clase extravagante de consuelo, pero no alteraban el hecho de que Hugh Priest haba abortado la ensoacin poco antes de su apogeo (el beso a la seorita Ratcliffe y su mano que tocaba realmente el pecho derecho de ella mientras estaban en el Tnel del Amor en la feria). De cualquier forma, era una idea bastante descabellada el que un chico de once aos llevara a una profesora a la feria del condado. La seorita Ratcliffe era bonita, pero tambin era vieja. Les haba dicho a sus alumnos de lingstica que en noviembre cumplira veinticuatro aos.

    De este modo, Brian dobl con todo cuidado su ensoacin a lo largo de sus pliegues, como un hombre que dobla con todo cuidado un documento muy ledo y muy valioso, y la guard en el estante en el fondo de su mente, lugar al que perteneca. Se prepar para montar en la bicicleta y pedalear el resto del camino a casa.

    Pero justo en ese momento pasaba frente a la tienda nueva y le llam la atencin el letrero en la puerta. Algo haba cambiado. Detuvo la bicicleta y lo mir.

    GRAN INAUGURACIN 9 DE OCTUBRE TRAE A TUS AMIGOS!

    en la parte superior haba desaparecido. Haba sido remplazado

    por un pequeo letrero cuadrado de fondo blanco con letras rojas.

    ABIERTO

    deca, y

    ABIERTO

    era todo lo que deca. Brian permaneci mirndolo con la bicicleta entre las piernas y su corazn empez a latir un poco ms rpido.

    No vas a entrar, o s?, se pregunt a s mismo. Me refiero a que, aun cuando haya abierto un da antes, no vas a entrar, verdad?

    Por qu no?, se respondi a s mismo.

    Bueno... porque todava est enjabonado el escaparate. Todava est cerrada la persiana de la puerta. Si entras, podra pasarte cualquier cosa. Cualquier cosa.

    Seguro. Como si el sujeto que es el dueo fuera Norman Bates o algo as, se pusiera los vestidos de su madre y apualara a los clientes. Cooorrecto.

    Bueno, olvdalo, dijo la parte tmida de su mente, aunque esa parte sonaba como si supiera que ya haba perdido. Haba algo gracioso en ello.

  • 14

    Pero entonces Brian pens en decrselo a su madre. Slo decirle con indiferencia: "Por cierto, mam, conoces la tienda nueva, Cosas Necesarias? Bueno; abri un da antes. Entr y di un vistazo.

    De inmediato oprimira el botn de silencio en el control remoto, puedes creerlo! Querr que le contara todo lo sucedido!

    Esta idea fue demasiado tentadora para Brian. Baj el soporte de la bicicleta y camin lentamente hasta la sombra del toldo se senta por lo menos tres grados ms fresco debajo de la lonay se acerc a la puerta de Cosas Necesarias.

    Cuando coloc la mano en la gran perilla antigua, se le ocurri que el letrero deba de ser un error. Probablemente haba estado dentro, junto a la puerta, para maana, y alguien lo haba puesto por accidente. No poda or un solo ruido detrs de la persiana bajada; el sitio daba la impresin de estar desierto.

    No obstante, dado que ya haba llegado hasta este punto, prob la perilla... y sta gir fcilmente bajo su mano. El pasador chasque al retroceder y se abri la puerta de Cosas Necesarias.

    3

    En el interior la luz era difusa, pero no estaba oscuro. Brian pudo ver que se haba instalado una iluminacin en rieles (una especialidad de la Compaa de Recubrimientos y Puertas Dick Perry) y estaban encendidos unos cuantos de los reflectores montados en los rieles. Estaban enfocados hacia varias vitrinas de cristal que estaban situadas alrededor del gran espacio. Las vitrinas, en su mayor parte, estaban vacas. Los reflectores destacaban los pocos objetos que contenan las vitrinas.

    El piso, el cual haba sido madera desnuda cuando esto era Compaa de Bienes Races y Seguros del Occidente de Malos, haba sido cubierto con una suntuosa alfombra de pared a pared, en color vino de Borgoa. Las paredes se haban pintado en un blanco cscara de huevo. Una luz tenue, tan blanca como las paredes, se filtraba a travs del escaparate acate enjabonado.

    Bueno, es una equivocacin, de todos modos, pens Brian. Todava no las tena todas consigo. Quien fuese que haba puesto el aviso de ABIERTO por error, tambin dej la puerta sin llave por accidente. En estas circunstancias lo correcto era cerrar la puerta de nuevo, subir a la bicicleta y alejarse.

    Sin embargo, estaba poco dispuesto a irse. Despus de todo, en realidad estaba viendo el interior de la tienda nueva. En cuanto se enterara su madre, conversara con l toda la tarde. La parte molesta era sta: no estaba seguro de qu era lo que estaba viendo. Haba media docena de

    (muestras)

    objetos en las vitrinas y los reflectores estaban enfocados a ellos una especie de ensayo, probablemente, pero no saba qu eran. No obstante, s saba lo que no eran: camas talladas y telfonos de manivela mohosos.

    Hola? dijo inseguro, an de pie en el umbral. Hay alguien aqu?

    Estaba a punto de tomar la perilla y cerrar la puerta otra vez, cuando respondi una voz:

    Aqu estoy.

    Una figura alta lo que al principio dio la impresin de ser una figura imposiblemente alta apareci a travs de una entrada detrs de una de las vitrinas. La entrada estaba cubierta con una cortina de terciopelo oscuro. Brian sinti un calambre de temor momentneo y monstruoso. En seguida, el resplandor que lanzaba uno de los reflectores cay oblicuo sobre el rostro del hombre y disip el miedo de Brian. El individuo era bastante viejo y su expresin muy bondadosa. Miraba a Brian con inters y placer.

    Su puerta estaba abierta empez Brian, as que pens...

    Por supuesto que est abierta dijo el hombre alto. Decid abrir un rato esta tarde, como una especie de... prestreno. Y t eres mi primer cliente. Entra, amigo mo. Entra con entera libertad, y deja algo de la felicidad que traes contigo!

  • 15

    Sonri y extendi la mano. La sonrisa era contagiosa. Brian sinti una simpata instantnea por el propietario de Cosas Necesarias. Tuvo que dar un paso desde el umbral hasta la tienda misma para estrechar la mano del hombre alto, y lo hizo sin la menor reserva. La puerta se cerr detrs de l y el pestillo se corri de forma espontnea. Brian no lo not. Estaba demasiado ocupado observando que los ojos del hombre alto eran azul oscuro exactamente del mismo tono que los ojos de Sally Ratcliffe. Podran haber sido padre e hija.

    El apretn de mano del hombre era fuerte y seguro, pero no doloroso. De cualquier modo, haba algo desagradable. Algo... escurridizo. Demasiado duro, tal vez.

    Encantado de conocerlo dijo Brian.

    Esos ojos azul oscuro se fijaron en su rostro como fanales encapuchados de ferrocarril.

    Yo tambin estoy encantado de conocerte respondi el hombre alto, y as fue como Brian Rusk conoci al propietario de Cosas Necesarias antes que nadie en Castle Rock.

    4

    Mi nombre es Leland Gaunt dijo el hombre alto, y t eres...?

    Brian. Brian Rusk.

    Muy bien, seor Rusk. Y puesto que eres mi primer cliente, creo que puedo ofrecerte un precio muy especial en cualquier artculo que te guste.

    Bueno, gracias dijo Brian, pero no creo que pudiera comprar nada en un lugar como ste. No recibo mi dinero para gastos hasta el viernes y... de nuevo, mir dudoso hacia las vitrinas de cristal. Adems, parece que todava no tiene toda su mercanca.

    Gaunt sonri. Los dientes estaban torcidos y se vean bastante amarillos en la luz difusa, pero de todos modos Brian consider encantadora la sonrisa. Una vez ms, casi se vio obligado a devolverla.

    No dijo Leland Gaunt, no, no la tengo. La mayor parte de mi... mercanca, como t lo expresas... llegar esta noche, ms tarde. Pero aun as, tengo unos cuantos artculos interesantes. Mira a tu alrededor, joven Rusk. Me gustara or tu opinin, aunque slo fuera eso... y me imagino que tienes una madre, verdad? Por supuesto que s. Un jovencito tan agradable como t no puede ser hurfano. Estoy en lo cierto?

    Brian asinti con un movimiento de cabeza.

    Claro. Mam est en casa ahora en eso, le lleg una idea. Le gustara que la trajera? pero en el momento en que la propuesta sali de sus labios, lament haberlo dicho. No quera traer a su madre. Maana, el seor Leland Gaunt pertenecera a todo el pueblo. Maana, su mam y Myra Evans empezaran a manosearlo, junto con las dems damas de Castle Rock. Brian supona que el seor Gaunt ya no parecera tan extrao y diferente para el final del mes, diablos, tal vez para el fin de semana, pero por ahora todava lo era, por ahora perteneca a Brian Rusk y slo a Brian Rusk, y Brian quera que siguiera as.

    De esta suerte, Brian qued encantado cuando el seor Gaunt levant una mano (los dedos eran extremadamente estrechos y largos, y Brian observ que el primero y el segundo eran del mismo tamao exacto) y neg con un movimiento de la cabeza.

    De ninguna manera dijo. Eso es precisamente lo que no quiero. Sin duda querra traer una amiga, verdad?

    S confirm Brian, pensando en Myra.

    Tal vez hasta dos amigas o tres. No, as estamos bien, Brian... Te puedo llamar Brian?

    Seguro dijo Brian, divertido.

    Gracias. Y t me llamars seor Gaunt, puesto que soy mayor que t, aunque no necesariamente mejor... de acuerdo?

  • 16

    Claro Brian no estaba seguro de lo que quera decir el seor Gaunt con mayores y mejores, pero le encantaba escuchar cmo hablaba este sujeto. Y sus ojos, en realidad, eran extraordinarios; a Brian le era difcil retirar de ellos los propios.

    S, as est mucho mejor el seor Gaunt se frot las largas manos y stas produjeron un sonido silbante. Este acto no le agrad gran cosa a Brian. Cuando el seor Gaunt se frotaba las manos en esa forma, producan un sonido como el de una serpiente alterada y dispuesta al ataque. T se lo dirs a tu madre, tal vez incluso le mostrars lo que compraste, si es que compras algo...

    Brian consider decirle al seor Gaunt que tena un gran total de noventa y un centavos en el bolsillo y opt por quedarse callado.

    ... y ella se lo contar a sus amigas, y ellas a sus amigas... ves, Brian? El peridico local nunca concebir una publicidad mejor que la que t me proporcionars! Ser ms efectiva que si te contratara para recorrer las calles del pueblo como hombre anuncio!

    Bueno, si usted lo dice convino Brian. No tena idea de qu era un hombre anuncio, pero estaba seguro de que jams permitira que alguien lo viera en esas condiciones. Sera divertido dar un vistazo su educacin impidi que agregara a lo poco que hay que ver.

    Empieza a mirar, entonces! dijo el seor Gaunt, sealando las vitrinas. Brian not que llevaba puesta una larga chaqueta de terciopelo rojo. Pens que podra ser una bata corta, como en las novelas de Sherlock Holmes que haba ledo. Era fantstica. Est a tu disposicin, Brian!

    Brian camin lentamente hasta la vitrina ms cercana a la puerta. Mir por encima del hombro, seguro de que el seor Gaunt lo seguira a corta distancia, pero el seor Gaunt todava estaba de pie junto a la puerta, mirndolo con expresin divertida e irnica. Era como si hubiese ledo la mente de Brian y descubierto cunto le molestaba a Brian que el dueo de una tienda permaneciera junto a l mientras vea los objetos a la venta. Supona que la mayora de los propietarios teman que rompieras algo o te embolsaras algo o ambas cosas.

    Tmate tu tiempo dijo el seor Gaunt. Comprar es un placer cuando uno lo hace con calma, Brian, y una verdadera lata cuando uno est con prisa.

    Oiga, es usted extranjero? pregunt Brian. Le interes el uso que haca el seor Gaunt de "uno" en vez de "t". Le record a ese viejo semental apastelado que diriga "Obras Maestras del Teatro", el cual algunas veces vea su madre si la gua de la televisin deca que era una historia de amor.

    Soy de Akron.

    Eso est en Inglaterra?

    Eso est en Ohio dijo Leland Gaunt con toda seriedad, y despus mostr los fuertes dientes irregulares en una sonrisa brillarte.

    A Brian le pareci gracioso, igual que le parecan graciosos con frecuencia algunos dilogos de los programas de televisin, como "Cheers". De hecho, todo este episodio lo haca sentirse como si se hubiese metido en un programa de televisin, uno que era un poco misterioso, pero no realmente amenazante. Se ri con ganas.

    Tuvo un momento para preocuparse porque el seor Gaunt pudiera pensar que era grosero (tal vez como consecuencia de que su madre siempre lo estaba acusando de grosero, Brian haba llegado a creer que viva en una gigantesca y casi invisible telaraa de etiqueta social), y en eso se le uni el hombre alto. Los dos rieron juntos y, como sea, Brian no pudo recordar haber pasado una tarde tan agradable como sta estaba resultando.

    Sigue adelante, mira dijo el seor Gaunt, agitando la mano. Ya intercambiaremos historias en otra ocasin, Brian.

    As que Brian mir. Slo haba cinco objetos en la vitrina de mayor tamao, la cual se vea como si pudiese contener cmodamente veinte o treinta ms. Uno era una pipa. Otro, un retrato de Elvis Presley con el traje blanco de una pieza con un tigre en la espalda y una bufanda roja. El Rey (as se refera siempre su madre a l) sostena un micrfono ante sus labios de puchero. El tercer objeto era una cmara Polaroid. El cuarto era un trozo de roca

  • 17

    pulida con un hueco lleno de fragmentos de cristal en el centro. Captaban la luz del reflector del techo y resplandecan esplendorosamente. El quinto era una astilla de madera casi tan larga y gruesa como uno de los dedos ndices de Brian.

    Seal el cristal.

    Eso es una geoda, verdad?

    Eres un joven muy culto, Brian. Eso es exactamente. Tengo unas pequeas placas para la mayora de mis artculos, pero an no las desempaco... como la generalidad de mi mercanca. Tendr que trabajar como el mismo demonio si quiero estar listo para abrir maana pero no se le vea preocupado en lo ms mnimo, y su permanencia en el sitio donde estaba pareca satisfacerle por completo.

    Qu es eso? pregunt Brian, sealando la astilla. Estaba pensando que estos artculos eran muy extraos para una tienda de pueblo pequeo. Leland Gaunt le haba simpatizado instantnea y profundamente, pero si el resto de su mercanca era como esto, Brian no crea que hara negocio por mucho tiempo en Castle Rock. Si queras vender artculos como pipas y retratos de El Rey y astillas de madera, Nueva York era el lugar donde debas instalar tu negocio... o, al menos, as lo estimaba por las pelculas que haba visto.

    Ah! dijo el seor Gaunt. se es un objeto muy interesante! Djame mostrrtelo!

    Atraves el saln, dio vuelta al extremo de la vitrina, sac un grueso arillo de llaves del bolsillo y seleccion una, con apenas un vistazo. Abri la vitrina y sac la astilla cuidadosamente.

    Sostnla en la mano, Brian.

    Caramba, tal vez sera mejor que no sugiri Brian..Como originario de un estado donde el turismo es una industria de importancia, haba visitado un buen nmero de tiendas de regalos en su vida, y haba visto muchos letreros con este pequeo poema impreso en ellos: "Hermoso para mirarse/ delicioso para tocarlo,/ pero si lo rompes/ tienes que comprarlo". Se imaginaba la horrorizada reaccin de su madre si rompa la astilla o lo que fueray el seor Gaunt, ya no tan amistoso, le dijera que su precio era de quinientos dlares.

    Por qu no? pregunt el seor Gaunt, levantando las cejas..., pero, en realidad, slo era una ceja; era espesa y creca encima de su nariz en una onda doble continua.

    Bueno, soy muy torpe.

    Tonteras replic el seor Gaunt. Yo conozco a los chicos torpes en cuanto los veo. T no eres de esa casta coloc la astilla en la palma de Brian. ste la mir ah posada con cierta sorpresa; ni siquiera se haba dado cuenta de que tena la palma extendida hasta que vio la astilla en ella.

    Ciertamente, no se senta como una astilla; se senta ms como...

    Se siente como piedra dijo dudoso, y levant los ojos para mirar al seor Gaunt.

    Madera y piedra dijo el seor Gaunt. Est petrificada.

    Petrificada se maravill Brian. Mir la astilla con toda atencin y despus pas un dedo a lo largo de uno de sus lados. Era lisa y desigual al mismo tiempo. Por alguna causa, no fue una sensacin completamente placentera=. Debe ser antigua.

    Ms de dos mil aos convino el seor Gaunt con seriedad.

    Diantres! dijo Brian. Con el sobresalto, casi deja caer la astilla. Cerr la mano en un puo sobre ella para impedir que cayera al piso... y de inmediato lo invadi una sensacin de incongruencia y distorsin. De pronto se sinti... qu? Mareado? No; mareado no, sino lejos. Como si una parte de l se hubiese salido y alejado de su cuerpo.

    Poda ver que el seor Gaunt lo miraba con inters y humor y, de repente, los ojos del seor Gaunt parecieron crecer al tamao

    de platillos de t. Sin embargo, esa sensacin de desorientacin no era atemorizante; ms bien era emocionante y, sin duda, ms agradable de lo que haba sido para su dedo explorador la sensacin escurridiza de la madera.

  • 18

    Cierra los ojos! lo invit el seor Gaunt. Cierra los ojos, Brian, y dime lo que sientes!

    Brian cerr los ojos y permaneci inmvil por un momento, el brazo derecho extendido, el puo cubriendo la astilla. No vio que, durante unos instantes, el labio superior del seor Gaunt se levant, como el de un perro, sobre los largos dientes torcidos, en lo que podra haber sido una mueca de placer o anticipacin. Tuvo una vaga sensacin de movimiento un movimiento como en espiral. Un sonido, rpido y ligero:

    Conoca ese sonido Era

    zuudzuud... zuudzuud... zuudzuud.

    Un bote! exclam, encantado, sin abrir los ojos . Siento que estoy en un bote!

    As es, en efecto dijo el seor Gaunt, y Brian lo oa a una distancia imposible.

    Las sensaciones se intensificaron; ahora senta como si ascendiera y descendiera por largas olas lentas. Poda or el grito distante de aves y, ms cerca, los sonidos de muchos animales vacas que mugan, gallos que cacareaban, el gruido de un gato muy grande, no un sonido de rabia, sino una expresin de tedio. En ese segundo, casi pudo sentir madera (la madera a la que una vez haba pertenecido esta astilla) bajo sus pies, y supo que los pies ya no estaban calzados con tenis Converse, sino con alguna clase de sandalias y...

    Despus, la sensacin empez a desvanecerse, menguando hasta un diminuto punto brillante, como la luz de una pantalla de televisin cuando se corta la energa elctrica, y despus desapareci. Abri los ojos, sacudido y eufrico.

    Su mano haba formado un puo tan apretado alrededor de la astilla que literalmente tuvo que obligar a sus dedos a que se abrieran y las articulaciones crujieron como bisagras mohosas.

    Vaya, vaya dijo en voz baja.

    Magnfico, no es verdad? pregunt en tono jovial el seor Gaunt, y de un tirn retir la astilla de la palma de la mano de Brian con la habilidad distrada de un mdico que extrae una astilla de la carne. La devolvi a su lugar y volvi a cerrar la vitrina con un ademn triunfal.

    Estupendo convino Brian con una larga exhalacin que casi fue un suspiro. Se inclin para mirar la astilla de nuevo. La mano todava le hormigueaba un poco donde la haba sostenido. Esas sensaciones: la inclinacin ascendente y el descenso sesgado de la cubierta, el ruido sordo de las olas en el casco, la sensacin de la madera bajo sus pies... todava persistan en l esas percepciones, aunque se imaginaba (con un sentimiento de pena real) que se disiparan, como se disipan los sueos.

    Conoces la historia de No y el Arca? pregunt el seor Gaunt.

    Brian frunci el ceo. Estaba bastante seguro de que era un relato de la Biblia, pero tena la tendencia a cerrar la mente durante los sermones del domingo y las clases de Biblia los jueves en la noche.

    Fue ese bote que recorri el mundo en ochenta das?

    El seor Gaunt sonri otra vez.

    Algo parecido, Brian. Algo muy parecido. Bueno, pues se supone que esa astilla proviene del Arca de No. Desde luego, no puedo asegurar que es del Arca de No, porque la gente pensara que soy el farsante ms indignante. En estos das, debe haber cerca de cuatro mil personas en el mundo tratando de vender trozos de madera que afirman que pertenecen al Arca de No... y probablemente cuatrocientas mil que tratan de especular con pedazos de la Cruz Verdadera... pero s puedo decir que tiene ms de dos mil aos, porque se verific con la prueba del carbono 14, y puedo decir que proviene de Tierra Santa, aunque no se encontr en el monte Ararat, sino en el monte Boram.

    La mayor parte de esto se perdi en Brian, pero no el hecho ms sobresaliente.

    Dos mil aos dijo en voz baja. Uau! Est completamente seguro?

  • 19

    Lo estoy, en efecto asegur el seor Gaunt. Tengo un certificado del Instituto Tecnolgico de Massachusetts, donde se someti a la prueba del carbono, y desde luego, acompaa al objeto. Pero, sabes?, yo realmente creo que podra ser del Arca mir especulativo la astilla por un momento y luego levant los deslumbrantes ojos azules hacia los castaos de Brian. Brian, de nuevo, qued pasmado de inmediato con esa mirada. Despus de todo, el monte Boram est a menos de diecisiete kilmetros, en lnea recta, del monte Ararat y en muchas historias del mundo se han cometido equivocaciones ms importantes que el lugar de descanso final de una embarcacin, aunque se trate de una de gran tamao, en especial cuando los relatos pasan de boca en boca durante generaciones antes de que, finalmente, se pongan por escrito. Piensas que estoy en lo cierto?

    S dijo Brian. Suena lgico.

    Y, adems... cuando se tiene en la mano, produce una sensacin extraa, no te parece?

    Ya lo creo!

    El seor Gaunt sonri y despein el cabello del chico, rompiendo el encantamiento.

    Me agradas, Brian. Deseara que todos mis clientes tuviesen la misma capacidad de asombro que t. Si as fuera el mundo, la vida sera mucho ms fcil para un humilde comerciante como yo.

    En cunto... en cunto vendera algo como eso? pregunt Brian. Seal hacia la astilla con un dedo que no estaba estable del todo. Apenas ahora estaba empezando a comprender lo profundamente que lo haba afectado la experiencia. Haba sido como sostener una concha de mar contra el odo y escuchar el sonido del ocano... slo que en tercera dimensin y con efecto circundante. Deseaba intensamente que el seor Gaunt le permitiera sostenerla otra vez, incluso por un rato ms largo, pero no supo cmo pedrselo y el seor Gaunt no se lo ofreci.

    Oh, bueno dijo el seor Gaunt, colocndose los dedos debajo de la barbilla y mirando a Brian con malicia. Con un objeto como ese... y con todos los objetos buenos que vendo, las cosas realmente interesantes... el precio dependera del comprador. Lo que el comprador est dispuesto a pagar. Cunto estaras t dispuesto a pagar, Brian?

    No lo s murmur Brian, pensando en los noventa y un centavos en su bolsillo, y despus trag saliva. Un montn!

    El seor Gaunt ech la cabeza hacia atrs y ri a carcajadas. Cuando lo hizo, Brian observ que haba cometido una equivocacin respecto al hombre. Cuando entr, haba pensado que el cabello del seor Gaunt era gris. Ahora vea que slo era plateado en las sienes. Debe haber estado bajo uno de los reflectores, pens Brian.

    Bien, esto ha sido terriblemente interesante, Brian, pero, en realidad, an tengo mucho trabajo por delante antes de las diez de la maana y por tanto...

    Claro dijo Brian, volviendo con un sobresalto a la consideracin de los buenos modales. Yo tambin debo irme. Lamento haberlo entretenido tanto...

    No, no, no! Me entendiste mal! el seor Gaunt coloc una de sus largas manos en el brazo de Brian. l retir el brazo. Esperaba que el gesto no pareciera descorts, pero no pudo evitarlo. La mano del seor Gaunt era dura y seca, y desagradable, en alguna forma. De hecho, no se senta muy diferente al trozo de madera petrificada que se supona que perteneca al Arca de Nora, o lo que fuera. Pero el fervor con que hablaba el seor Gaunt impidi que observara la retirada instintiva de Brian. Actuaba como si l, y no Brian, hubiese cometido una violacin a las reglas de etiqueta. Slo pensaba que debemos abordar el tema de los negocios. Realmente no tiene sentido que veas las otras pocas cosas que he logrado desempacar, no son muchas y ya has visto las ms interesantes de las que he sacado. Sin embargo, conozco muy bien mis existencias, incluso sin un inventario en la mano, y es posible que tenga algo que te agrade, Brian. Qu te gustar?

    Caracoles dijo Brian. Haba miles de cosas que le gustara tener y eso era parte del problema... cuando la pregunta se planteaba en trminos escuetos, no poda decir cul de las mil le gustara ms.

  • 20

    En estos casos, es mejor no pensar con tanta profundidad dijo el seor Gaunt. Hablaba distrado, pero en sus ojos no haba distraccin, estudiaban con atencin el rostro de Brian. Cuando digo: "Brian Rusk, en este momento, qu es lo que quieres ms que nada en el mundo?", cul es tu respuesta? Rpido!

    Sandy Koufax respondi Brian de inmediato. No se haba dado cuenta de que tena extendida la palma de la mano para recibir la astilla del Arca de Nora hasta que la vio colocada ah, y no se haba dado cuenta de lo que iba a decir en respuesta a la pregunta del seor Gaunt hasta que escuch que las palabras rodaban de su boca. Pero en el momento en que las oy supo que eran exacta y completamente correctas.

    5

    Sandy Koufax dijo el seor Gaunt pensativo. Qu interesante. Bueno, no Sandy Koufax en persona dijo Brian, sino su tarjeta de beisbol.

    Topps o Fleers? pregunt el seor Gaunt.

    Brian no hubiese credo que esta tarde podra mejorarse, pero de pronto haba prosperado. El seor Gaunt conoca tanto de tarjetas de beisbol como de geodas y astillas. Era sorprendente, realmente sorprendente.

    Topps.

    Supongo que la que te interesa es su estampa de novato dijo con pesar Gaunt. No creo que te pueda ayudar con sa, pero...

    No lo interrumpi Brian. No las de 1954. 1956. sa es la que me gustara tener. Colecciono estampas de beisbol de 1956. Mi pap me inici en esa aficin. Es muy divertido y slo unas cuantas son realmente caras: AL Kaline, Mel Parnell, Roy Campanella, tipos como sos. Ya tengo ms de cincuenta. Incluyendo la de Al Kaline. Me cost treinta y ocho dlares. Pod bastantes cspedes para conseguir a Al.

    Apuesto a que lo hiciste dijo el seor Gaunt con una sonrisa.

    Bueno, como le digo, la mayor parte de las tarjetas del 56 no son tan caras, cuestan cinco dlares, siete dlares, algunas veces, diez. Pero una de Sandy Koufax en buenas condiciones cuesta noventa o incluso cien dlares. No era una gran estrella en ese ao, pero desde luego result ser magnfico, y eso fue cuando los Dodgers todava estaban en Brooklyn. Entonces todo el mundo los llamaba Da Bums. Eso es lo que dice mi pap, al menos.

    Tu pap est doscientos por ciento en lo correcto dijo el seor Gaunt. Creo que tengo algo que te har muy feliz, Brian. Espera aqu.

    Sali por la puerta encortinada y dej a Brian de pie junto a la vitrina con la astilla y la Polaroid y el retrato de El Rey. Brian casi saltaba de un pie a otro con ansiedad y anticipacin. Se dijo a s mismo que cesara de ser tan candoroso; incluso si el seor Gaunt tena una tarjeta de Sandy Koufax e incluso si era una estampa Topps de los cincuenta, probablemente resultara ser una del 55 o del 57. Y suponiendo que en realidad fuera del 56? De qu le servira con menos de un dlar en el bolsillo?

    Bueno, puedo verla, no?, pens Brian. Mirar no cuesta nada. se era otro de los dichos favoritos de su madre.

    Desde el otro lado de la cortina provenan ruidos de cajas que se movan y ligeros golpes sordos cuando se ponan en el piso.

    Espera un minuto, Brean dijo en voz alta el seor Gaunt. Se le oa un poco falto de aliento. Estoy seguro de que tengo una caja de zapatos en alguna parte.

    No se moleste por mi causa, seor Guant! respondi Brian, esperando como desesperado que el seor Gaunt se molestara tanto como fuera necesario.

    Tal vez la caja est en alguno de los embarques que todava estn en camino dijo el seor Gaunt dudoso.

    El corazn de Brian se hundi.

    En eso:

    Pero estaba seguro... espera! Aqu est!

  • 21

    El corazn de Brian emerg... hizo ms que emerger. Se elev y dio un salto mortal.

    El seor Gaunt regres a travs de la cortina. Su cabello estaba un poco desarreglado y tena una mancha de polvo en una solapa de su chaqueta. Sostena en la mano una caja que, en una ocasin, haba contenido un par de zapatos tenis Air Jordan. La puso sobre el mostrador y le quit la tapa. Brian se ubic a su izquierda, mirando hacia adentro de la caja. Estaba llena de tarjetas de beisbol, cada una insertada en un sobre de plstico, igual que las que Brian compraba algunas veces en la Tienda de Estampas de Beisbol en North Conway, New Hampshire.

    Pens que aqu estara una lista de inventario, pero no fuimos tan afortunados dijo el seor Gaunt. Sin embargo, siempre recuerdo lo que tengo en existencia, correo te dije, es la clave para el xito de un negocio en el cual vendes un poquito de todo, y estoy seguro de que vi...

    Se desvanecieron sus palabras y empez a hojear rpidamente las estampas.

    Brian observaba el veloz destello de las tarjetas, mudo de asombro. El sujeto que estaba al frente de la Tienda de Estampas de Beisbol contaba con lo que su pap llamaba "una bonita seleccin de feria de pueblo" de estampas antiguas, pero los tesoros guardados en esta caja de zapatos le daban ciento y raya a todo el repertorio de esa tienda. Entre ellas, haba estampas de tabaco para mascar con retratos de Ty Cobb y Pie Traynor. Haba estampas de cigarrillos con imgenes de Babe Ruth y Dorn DiMaggio y Bg George Keller, y hasta de Hiram Dissen, el lanzador manco que haba jugado con los Medias Blancas durante los aos cuarenta. Muchas de las estampas de cigarrillos proclamaban iLUCKY STRIKE VERDE SE HA IDO A LA GUERRA! Y ah, apenas vislumbrado, un rostro ancho y solemne por encima de una camiseta del uniforme de Pittsburgh...

    Dios mo! No es se Honus Wagner? exclam Brian con voz ahogada. Su corazn se senta como un pjaro muy pequeo que se haba metido por equivocacin en su garganta y ahora revoloteaba ah, atrapado. Esa es la estampa de beisbol ms excepcional del universo!

    S, s dijo el seor Gaunt, distrado. Sus largos dedos se afanaban diligentes por las estampas, rostros de otra poca aprisionados bajo cubiertas transparentes de plstico, hombres que haban destrozado la pelota y haban lanzado imparables y cubierto todas las bases, hroes de una gran poca dorada y pasada, una poca de la cual este chico todava albergaba entusiastas sueos animados. Un poco de todo, eso es lo que necesita un negocio exitoso, Brian. Diversidad, placer, sorpresa, satisfaccin... para el caso, eso es lo que necesita un vida exitosa... yo no doy consejos, pero si lo hiciera, sera conveniente que recordaras eso... ahora, djame ver... en alguna parte... en alguna parte... ah!

    Sac una tarjeta de en medio de la caja como si fuera un mago haciendo un truco y la coloc triunfalmente en la mano de Brian.

    Era Sandy Koufax.

    Era una estampa Topps de 1956.

    Y estaba firmada.

    "Para mi buen amigo Brian, con mis mejores deseos, Sandy Koufax", ley Brian en un susurro ronco.

    Y despus descubri que no poda pronunciar palabra.

    6

    Mir al seor Gaunt, la boca todava haciendo el intento de expresarse. El seor Gaunt sonri.

    Yo no la plant ah, ni lo plane, Brian. No es ms que una coincidencia... pero una agradable coincidencia, no crees?

    Brian segua sin capacidad para hablar y opt por un movimiento de cabeza. El sobre de plstico con su precioso contenido se senta misteriosamente pesado en su mano.

    Scala lo invit el seor Gaunt.

    Cuando, por fin, emergi la voz de Brian de su boca de nuevo, era el gruido de un invlido muy anciano.

  • 22

    No me atrevo.

    Bien, yo s dijo el seor Gaunt. Tom el sobre de la mano de Brian, meti dentro la ua bien manicurada de un dedo y sac la estampa. La puso en la mano de Brian.

    Brian percibi diminutas melladuras en la superficie... haban sido hechas por la punta de la pluma que us Sandy Koufax para escribir su nombre... sus nombres. La firma de Koufax era casi igual a la impresa, excepto que esta ltima deca Sanford Koufax y el autgrafo deca Sandy Koufax. Adems, era mil veces mejor, porque era real. Sandy Koufax haba sostenido esta tarjeta en la mano y haba impuesto su marca en ella, la marca de su mano viva y de su mgico nombre.

    Pero tambin haba otro nombre ah... el de Brian. Algn chico con su nombre haba estado parado en el campo Ebbets antes del juego y Sandy Koufax, el verdadero Sandy Koufax, joven y vigoroso, con sus aos de gloria, justo adelante, haba tomado la tarjeta que le ofrecan, probablemente an olorosa a chicle bomba, y haba impuesto su marca en ella... y la ma tambin, pens Brian.

    De sbito, lleg de nuevo la misma sensacin que lo invadi mientras sostuvo la astilla de madera petrificada. Slo que esta vez era mucho, mucho ms fuerte.

    Olor a pasto, dulce y recin cortado.

    Fuerte gustillo a fresno en la pelota.

    Gritos y risas en la caja de bateo.

    Hola, seor Koufax, podra firmarme su tarjeta?

    Un rostro estrecho. Ojos castaos. Cabello ligeramente oscuro. Se quita la gorra por unos instantes, se rasca la cabeza justo encima del inicio del cabello y se vuelve a poner la gorra.

    Claro, chico toma la tarjeta. Cmo te llamas?

    Brian, seor... Brian Seguin.

    Araazo, araazo, araazo en la tarjeta. Lo mgico: el fuego inscrito.

    Quieres ser beisbolista cuando crezcas, Brian? la pregunta tiene el sentido de un recital de memoria y habla sin levantar el rostro de la tarjeta que sostiene en la mano derecha para escribir con la mano izquierda, la que est destinada a ser mgica.

    S, seor.

    Practica los fundamentos y devuelve la tarjeta.

    S, seor!

    Pero ya se est alejando, y luego se suelta en una carrera perezosa sobre el pasto recin cortado, mientras trota hacia la zona de calentamiento con su sombra trotando a su lado...

    Brian? Brian?

    Unos dedos largos chasqueaban bajo su nariz, los dedos del seor Gaunt. Brian sali de su ensoacin y vio que el seor Gaunt lo miraba, divertido.

    Ests aqu, Brian?

    Lo siento dijo Brian, y se sonroj. Saba que deba devolver la tarjeta, devolverla y salir de este sitio, pero pareca que le era imposible soltarla. El seor Gaunt tena la mirada fija en sus ojos, fija en su cabeza, pareca, de nuevo, y una vez ms le fue difcil retirar la mirada.

    Bien insinu en voz baja el seor Gaunt. Digamos, Brian, que t eres el comprador. Digamos eso. Cunto pagaras por esa tarjeta?

    Brian sinti que la desesperacin pesaba en su corazn como una roca.

    Todo lo que tengo son...

    La mano izquierda del seor Gaunt se agit en lo alto.

    Sshh! dijo con severidad. Murdete la lengua! El comprador nunca debe decirle al vendedor cunto tiene! Equivaldra a que le entregaras la cartera y volcaras el contenido

  • 23

    de tus bolsillos en el piso, adems! Si no puedes decir una mentira, qudate callado! sa es la primera regla del comercio justo, Brian, amigo mo.

    Sus ojos, tan grandes y oscuros. Brian senta que nadaba en ellos. Esta tarjeta tiene dos precios, Brian. Mitad... y mitad. Una mitad es en efectivo. La otra es un trato. Comprendes?

    S asinti Brian. Otra vez se senta muy lejos... lejos de Castle Rock, lejos de Cosas Necesaria., incluso lejos de s mismo. En este lugar lejano, lo nico real eran los ojos grandes y oscuros del seor Gaunt.

    El precio en efectivo de esta tarjeta autografiada de Sandy Koufax, de 1956, es de ochenta y cinco centavos dijo el seor Gaunt. Te parece justo?

    S respondi Brian. Su voz era distante y diminuta. Senta que disminua, disminua... y se acercaba al punto en que terminara todo recuerdo claro.

    Bien dijo la voz acariciante del seor Gaunt. Hasta ahora, nuestra transaccin ha progresado sin problemas. En cuanto al trato... conoces a una mujer llamada Wilma Jerzyck, Brian?

    Wilma, seguro dijo Brian desde su creciente oscuridad. Vive al otro lado de la manzana de nosotros.

    S, creo que s convino el seor Gaunt. Escucha cuidadosamente, Brian con toda seguridad sigui hablando, pero Brian no record lo que le dijo.

    7

    Lo siguiente que percibi fue que el seor Gaunt lo diriga amablemente hacia la calle Main, dicindole cunto haba disfrutado al conocerlo y le peda que le dijera a su mam y a todos sus amigos que se le haba tratado bien, que la transaccin haba sido justa.

    Claro asegur Brian. Se senta desconcertado... pero tambin se senta muy bien, como si acabase de despertar de una refrescante siesta vespertina.

    Y vistame de nuevo dijo el seor Gaunt, justo antes de cerrar la puerta. Brian lo mir. El letrero que ahora colgaba ah, deca

    CERRADO

    8

    A Brian le pareci que haba pasado varias horas en Cosas Necesarias, pero el reloj del banco deca que faltaban diez minutos para las cuatro. Haban sido menos de veinte minutos. Se prepar para montar la bicicleta, y recarg el manubrio contra su vientre mientras meta las manos en los bolsillos de los pantalones. De uno sac seis brillantes centavos de cobre.

    Del otro, la tarjeta autografiada de Sandy Koufax.

    Aparentemente, haba celebrado alguna clase de trato, aunque Brian, as lo mataran, no poda recordar con exactitud cul haba sido... slo se acordaba de que se haba mencionado el nombre de Wilma Jerzyck.

    Para mi buen amigo Brian, con mis mejores deseos, Sandy Koufax.

    Cualquiera que hubiese sido el trato, esto lo vala.

    Una tarjeta como sta vala prcticamente cualquier cosa.

    Brian la guard con todo cuidado en su mochila para que no se doblara, se mont en la bicicleta y empez a pedalear con prisa hacia casa. Sonri todo el camino.

    Dos

    1

    Cuando en un pequeo pueblo de Nueva Inglaterra se abre una tienda nueva, los residentes aunque se comporten como palurdos en otros aspectos exhiben una actitud cosmopolita que rara vez pueden igualar sus primos de la ciudad. En Nueva York o Los Angeles, la inauguracin de una nueva galera puede atraer a un pequeo grupo de presuntos clientes, o simples espectadores, antes de que se abran las puertas por primera vez; es posible que un club nuevo congregue incluso una fila y barricadas de policas, con paparazzi, armados con bolsas de dispositivos y lentes de telefoto, de pie, expectantes,

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    detrs de ellas. Se produce un excitado zumbido de conversacin, como entre los asistentes al teatro de Broadway, antes del estreno de una obra, la cual, xito aplastante o fracaso total, es seguro que origine comentarios.

    Cuando se inaugura una tienda nueva en un pequeo pueblo de Nueva Inglaterra, rara vez se rene una multitud antes de que se abran las puertas y nunca una fila. Cuando se levantan las persianas, se quita la llave a las puertas y se declara abierto el nuevo establecimiento, los clientes van y vienen en un goteo que, sin duda, le parecer aptico a un forastero... y probablemente como un mal presagio para la futura prosperidad del encargado de la tienda.

    Con frecuencia, la impresin de falta de inters disfraza una intensa anticipacin y una observacin an ms intensa (Cora Rusk y Myra Evans no eran las nicas dos mujeres que haban mantenido zumbando las lneas de los telfonos a causa de Cosas Necesarias las semanas previas a que abriera). Sin embargo, ese inters y anticipacin no alteran el cdigo de conducta conservador de los compradores del pequeo pueblo. Hay ciertas cosas que No Se Hacen, sencillamente, sobre todo en los estrechos enclaves yanquis al norte de Boston. Estas sociedades durante nueve meses de cada ao son mayormente suficientes para s mismas, y se considera de mal gusto mostrar demasiado inters demasiado pronto, o en cualquier otra forma que indique ms que una curiosidad pasajera, por as decirlo.

    La visita a una tienda nueva en un pequeo pueblo y la asistencia a una fiesta de prestigio social en una gran ciudad, son actividades que causan una enorme agitacin entre los posibles participantes y existen reglas para ambas ocasiones, reglas tcitas, inmutables y extraamente similares. La principal entre stas es que no se debe ser el primero en llegar. Desde luego, alguien tiene que romper esta norma fundamental o nunca llegara nadie, pero es muy probable que una tienda nueva permanezca vaca por lo menos los siguientes veinte minutos despus de que se ha dado vuelta al letrero de CERRADO en el escaparate para que diga ABIERTO, por primera vez, y un observador entendido apostara con certeza a que los visitantes iniciales acudirn en grupo: un par, un tro, pero lo ms factible es un cuarteto de damas.

    La segunda regla consiste en que los compradores que investigan muestren una cortesa tan estricta que raya en lo glido. La tercera es que (en la primera visita, al menos) no se debe preguntar la historia de los nuevos propietarios de tienda o pedirles pruebas de su autenticidad La cuarta establece que nadie lleve un regalo de bienvenida al o un pay hecho

    pueblo, en especial uno tan cursi como un pastel en casa. La ltima regla es tan inflexible como la primera: uno no debe irse al ltimo.

    Esta majestuosa gavota, la cual se podra llamar la Danza de la Investigacin Femenina, tiene una duracin que flucta de dos semanas a dos meses, y no se aplica cuando es alguien del pueblo quien abre el negocio. Esa clase de inauguracin tiende a ser como una cena de iglesia de la Semana del Viejo Hogar: informal, jovial y bastante tediosa. Pero cuando el nuevo comerciante es De Fuera (siempre se dice en esa forma, para que se puedan or las maysculas), la Danza de la Investigacin Femenina es tan inevitable como el hecho de la muerte y la fuerza de gravedad. Cuando termina el periodo de prueba (nadie publica un anuncio en el peridico y lo avisa, pero todos lo saben, de alguna manera), sucede una de dos cosas: el flujo del negocio se vuelve ms normal y los clientes satisfechos llevan regalos tardos de bienvenida e invitaciones para visitarlos o fracasa el nuevo negocio. En los pueblos como Castle Rock en ocasiones se habla de los pequeos negocios como "quebrados" semanas o incluso meses antes de que los desventurados propietarios descubran el hecho por s mismos.

    En Castle Rock, haba por lo menos una mujer que no actuaba con apego a las reglas aceptadas, a pesar de lo inmutables que pudieran parecerles a los dems. Era Polly Chalmers, quien manejaba Cose y Cose. La mayor parte de los habitantes no esperaban de ella un comportamiento normal; casi todas las damas de Castle Rock (y muchos de los caballeros) consideraban que Polly Chalmers era una Excntrica.

    Polly presentaba toda clase de problemas para los rbitros socales autonombrados de Castle Rock. Para empezar, nadie poda establecer con seguridad el hecho ms bsico:

  • 25

    Era Polly de Castle Rock o De Fuera? Sin duda alguna haba nacido en el pueblo, pero a la edad de dieciocho aos se haba ido con el beb de Duke Sheehan en el vientre. Eso haba sucedido en 1970, y slo haba vuelto una vez antes de su regreso definitivo en 1987.

    Ese breve conato de regreso haba empezado a fines de 1975, cuando su padre se estaba muriendo de cncer en el intestino. Despus de su muerte, Lorraine Chalmers sufri un ataque cardiaco y Polly se qued para cuidar a su madre. Lorraine haba sufrido un segundo ataque al corazn ste fatal a principios de la primavera de 1976 y, despus de que se enterr a su madre en Homeland, Polly (quien para entonces haba adquirido un autntico Aire de Misterio, a criterio de las damas del pueblo) se haba ido de nuevo.

    Segn el consenso general, esta vez se haba ido para siempre, y cuando en 1981 muri la ltima Chalmers que quedaba, la vieja ta Evvie, y Polly no asisti al funeral, el consenso pareci un hecho probado. Sin embargo, haca cuatro aos que haba regresado y abierto su tienda de costura. Aunque nadie lo saba con seguridad, pareca probable que hubiese utilizado el dinero de la ta Evvie Chalmers para financiar la nueva empresa. A quin ms se lo podra haber dejado esa vieja libertina demente?

    Los seguidores ms vidos de la comdie humaine en el pueblo (que era la mayora) se sentan seguros de que, si Polly tena xito en su pequeo negocio y se quedaba, a su debido tiempo, se les revelaran muchas de las cosas que les inspiraban curiosidad. Pero en el caso de Polly, eran numerosos los puntos que permanecan oscuros. Eso era realmente exasperante.

    Se saba que haba pasado algunos de los aos intermedios en San Francisco, pero nada ms Lorraine Chalmers haba sido endemoniadamente reservada en cuanto a su hija rebelde. Haba ido a la escuela en esa ciudad o en alguna otra parte? Diriga su negocio como si hubiese tomado cursos de administracin, y aprendido mucho de ellos, tambin, pero nadie poda afirmarlo con certeza. Cuando regres era soltera, pero, se habla casado en San Francisco o en uno de esos lugares donde podra (o no podra) haber pasado algn tiempo entre Entonces y Ahora? Nadie lo sabia, tampoco, si bien nunca se haba casado con el chico Sheehan l haba ingresado a los Infantes de Marina, haba cumplido unos cuantos servicios ah, y ahora venda bienes races en algn lugar de New Hampshire. Y por qu haba regresado Polly para quedarse despus de todos esos aos?

    La mayora se preguntaba qu habra pasado con el beb. Se haba provocado un aborto la hermosa Polly? Lo haba dado en adopcin? Se haba quedado con l? Si se era el caso, haba muerto? Estaba vivo ahora en la escuela en alguna parte y le escriba una carta ocasional a su madre? Nadie conoca esos detalles tampoco y, en muchas formas, las preguntas sin respuesta acerca del "beb" eran las ms mortificantes. La chica que se haba marchado en un Greyhound con un beb en el vientre, ahora era una mujer de casi cuarenta aos y haba vuelto, vivido y hecho negocios en el pueblo, durante cuatro aos, y nadie saba siquiera el sexo del beb que haba ocasionado que se fuera.

    ltimamente, Polly Chalmers haba dado al pueblo una nueva demostracin de su excentricidad, si es que se necesitaba: sostena relaciones con Alan Pangborn, el comisario de Castle Rock, y haca tan slo ao y medio que el comisario Pangborn haba enterrado a su esposa y su hijo menor. Esta conducta no era todo un Escndalo, pero era Excntrica, ciertamente, as que nadie se sorprendi cuando vieron a Polly Chalmers caminando por la calle Main desde su puerta hasta la de Cosas Necesarias a las diez y dos minutos de la maana del 9 de octubre. Ni siquiera les sorprendi lo que llevaba en las manos enguantadas; un recipiente Tupperware que slo poda contener un pastel.

    Era, comentaron los locales cuando lo discutieron ms tarde, muy propio de ella.

    2

    El escaparate de Cosas Necesarias ya estaba limpio de jabn y se haba colocado ah una docena ms o menos de objetos: relojes, un marco de plata, una pintura, un precioso trptico en espera de que alguien lo llenara con las fotografas amadas. Polly mir estos artculos con aprobacin y luego se dirigi a la puerta. El letrero que colgaba de ella deca ABIERTO. Cuando Polly obedeci la sugerencia del letrero, una pequea campanilla tintine sobre su cabeza sta se haba instalado despus del prestreno de Brian Rusk.

  • 26

    La tienda ola a alfombra nueva y pintura fresca. Estaba llena con la luz del sol y, cuando entr, mirando a su alrededor con inters:, le lleg un claro pensamiento: Esto es un xito. Ni un solo cliente ha pasado por esa puerta todava a menos que yo sea uno y ya es un xito. Extraordinario. Esos juicios precipitados no eran propios de ella ni tampoco lo era la sensacin de aprobacin instantnea, pero eran innegables.

    Un hombre alto estaba inclinado sobre una de las vitrinas do cristal. Cuando tintine la campanilla, levant la mirada y le sonri.

    Hola dijo.

    Polly era una mujer prctica con un criterio bien definido y a quien, en general, le agradaban sus propios conceptos, y por esta razn le result complejo el instante de confusin que la invadi cuando vio los ojos de este desconocido.

    Lo conozco, fue el primer pensamiento claro que apareci a travs de la nube inesperada. He visto antes a este hombre. Dnde?

    Sin embargo, no era as, y ese conocimiento esa seguridadlleg un momento ms tarde. Fue un dj vu, supuso, esa sensacin de recuerdo falso que afecta a todo el mundo de vez en cuando, una sensacin que es desorientadora por ser tan ilusoria y tan prosaica a la vez.

    Durante un momento o dos, qued desconcertada y slo pudo sonrerle sin mucha conviccin. Luego movi la mano izquierda piara sujetar mejor el recipiente para pastel que llevaba y por el dorso se dispar un cruel rayo de dolor hacia la mueca en dos puntas brillantes. En lo profundo de su carne pareca estar hundidos los dientes de un largo tenedor de acero. Era artritis, y le dola como el demonio, pero al menos enfoc de nuevo su atencin, y habl sin un retraso notable... aunque pens que el hombre pudo haberlo percibido, de todos modos. Los brillantes ojos castaos daban la impresin de tener una gran capacidad de percepcin.

    Hola dijo. Mi nombre es Polly Chalmers. Soy duea de la tienda de vestidos y costura a dos puertas de la suya. Puesto que somos vecinos, pens que deba visitarlo y darle la bienvenida a Castle Rock antes de que empiece el bullicio.

    El hombre sonri y se ilumin todo su rostro. Polly sinti que una sonrisa de respuesta mova sus propios labios, a pesar de que todava le dola terriblemente la mano izquierda. Si no estuviese enamorada de Alan, pens, creo que me arrojarr a los pies de cite hombre sin un quejido. Mustreme el camino al dormitorio, amo, ir con toda discrecin. Con un rasgo de humor, se pregunt cuntas de las damas que se asomaran aqu para un rpido vistazo antes de que terminara el da, se iran a casa con una pasin voraz por l. Vio que no llevaba anillo de matrimonio; ms lea al fuego.

    Encantado de conocerla, seorita Chalmers dijo, adelantndose. Soy Leland Gaunt extendi la mano al acercarse, y frunci levemente el ceo cuando ella retrocedi un pequeo paso.

    Lo siento se excus Polly. No estrecho la mano de nadie. No crea que soy descorts, por favor. Tengo artritis coloc el recipiente Tupperware sobre la vitrina ms cercana y levant las manos, las cuales estaban cubiertas con guantes de piel de cabritilla. No haba nada monstruoso en ellas, pero estaban claramente deformadas, la izquierda un poco ms que la derecha.

    Algunas mujeres del pueblo pensaban que, en realidad, Polly estaba orgullosa de su enfermedad; de no ser as, razonaban, por qu estara tan dispuesta a exhibirla? La verdad era lo opuesto, exactamente. Aun cuando no era una mujer vanidosa, su apariencia le interesaba lo suficiente para que la molestara la fealdad de sus manos. Las mostraba lo antes posible y cada vez que lo haca emerga en su mente el mismo pensamiento por breves instantes, tan breves que casi siempre pasaba inadvertido: Ah est. Termin. Ahora podemos seguir con lo que sea.

    Por lo general, la gente mostraba cierta incomodidad o desconcierto cuando les mostraba las manos. En el caso de Gaunt, no fue as. En cambio, tom en sus manos la parte superior del brazo de Polly y se lo estrech. Debi haberlo considerado como un gesto ntimo e incorrecto para ser la primera ocasin en que cruzaban palabra, pero no reaccion

  • 27

    en esa forma. La accin fue amistosa, breve, un tanto divertida, incluso. Al mismo tiempo, se alegr de que fuese rpida. Las manos de Gaunt le transmitieron una seca sensacin desagradable incluso a travs del ligero abrigo de verano que llevaba puesto.

    Debe ser difcil dirigir un taller de costura con ese problema particular, seorita Chalmers. Cmo se las arregla?

    Era una pregunta que le formulaban muy pocas personas y, con excepcin de Alan, no poda recordar a nadie ms que se lo hubiese preguntado de forma tan directa.

    Mientras pude, segu cosiendo el da completo dijo. Al mal tiempo, buena cara, supongo que dira: Ahora tengo media docena de chicas que trabajan para m media jornada y yo me de' dico al diseo. Pero todava tengo algunos das buenos esto era mentira, pero consideraba que no causaba ningn dao, puesto que, sobre todo, lo deca para su propio beneficio.

    Bien, estoy encantado de que haya venido. Le dir la verdad... sufro un caso grave de miedo al pblico.

    En realidad? Por qu? si Polly nunca se precipitaba en sus juicios sobre lugares y acontecimientos, an era ms cautelosa en sus juicios sobre las personas, y le sorprendi, incluso la alarm un poco, la rapidez y naturalidad con que sinti que congeniaba con este hombre, a quien haba conocido menos de un minuto antes.

    No dejo de pensar en la posibilidad de que no venga ni una sola persona. Ni una sola. En todo el da.

    Vendrn. Querrn ver su mercanca... parece que nadie se imagina qu es lo que vende una tienda llamada Cosas Necesarias... pero lo que es ms importante, querrn conocerlo a usted. Slo que, en un lugar pequeo, como Castle Rock...

    ... nadie quiere parecer demasiado ansioso termin el seor Gaunt. Lo s, ya he tenido experiencia en pueblos pequeos. Mi mente racional me asegura que lo que usted acaba de decir es la verdad absoluta, pero otra voz insiste en decir: "No vendrn, Leland, viejo amigo, ooh, no, no vendrn, permanecern alejados en multitudes, espera y vers".

    Polly se ri, recordando, de pronto, que ella haba sentido exactamente lo mismo cuando inaugur Cose y Cose.

    Pero qu es esto? pregunt Gaunt, tocando el recipiente Tupperware con una mano. Y Polly observ lo que Brian Rusk ya haba visto: los dedos primero y segundo de esa mano eran del mismo largo.

    Es un pastel. Y si conozco este pueblo la mitad de lo que creo que lo conozco, le puedo asegurar que ser el nico que reciba hoy.

    El seor Gaunt le sonri, claramente complacido.

    Gracias! Muchas gracias, seorita Chalmers... estoy conmovido. .

    Y ella, quien nunca le peda a nadie que usara su nombre de pila el primer da que se conocan, o incluso despus de varias entrevistas (y quien sospechaba de cualquiera corredores de bienes races, agentes de seguros, vendedores de autos que se apropiaba de ese privilegio de motu proprio), se qued perpleja al escucharse diciendo:

    Si vamos a ser vecinos, no debera llamarme Polly?

    3

    El pastel era de chocolate, como lo comprob Leland cuando levant la tapa y lo oli. Le pidi a Polly que se quedara y tomara una rebanada con l. Polly declin. Gaunt insisti:

    Con seguridad tiene a alguien al frente de su tienda, y nadie se atrever a poner un pie en