La Terapia Floral aplicada a los animales

El primer animal que traté con Flores de Bach por un problema de conducta se llamaba Nora y de esto hace ya diez años. Nora presentaba agresividad por protección de recursos que se manifestaba con gruñidos, cada vez que alguna persona se acercaba a su propietaria. El hecho de intentar morder a un vecino hizo que Nora se convirtiera en mi primer cliente de “cuatro patas” a quien traté con Flores de Bach. Esta oportunidad me condujo al siguiente planteamiento: ¿Con qué Flores de Bach debía tratar a Nora? ¿Las mismas que utilizaría para una persona posesiva? Era básico escoger esencias que gestionaran su desconfianza y sus celos, así como la baja tolerancia hacia todo aquel que entrara “en su terreno” y también esencias que modularan su posesividad y, especialmente, su descontrol emocional frente al estímulo externo que le provocaba la conducta agresiva. Estas consideraciones me llevaron a escoger Chicory, Holly, Vine, y Beech.

Unos 3 días después de tomarlas, le salieron eccemas en la piel y pequeñas zonas de alopecia. Le añadí Crab Apple a su preparado y esperé su evolución.

Tras una semana, administrándole oralmente estas cinco esencias florales, su conducta agresiva mejoró considerablemente. Tan sólo en ocasiones mostró pequeños signos de agre-sividad. Normalmente señales de aviso de no acercamiento.

A pesar de responder tan rápidamente al tratamiento, y sea dicho de paso esto me sor-prendió (en humanos normalmente es más lento), le continué dando las esencias durante dos meses más, consiguiéndose así la total remisión del problema de conducta.

La rápida resolución del caso de Nora me llevó a plantearme una nueva cuestión: ¿Un animal responderá, siempre, al tratamiento floral con más rapidez que un humano? Los animales viven las emociones de una forma más lineal, sin amplificación mental, sin análisis intelectual y sin necesidad de integrar o aceptar la emoción vivida. La sienten y la expresan en el momento, de forma plena e intensa. Estos factores podían explicar el por qué Nora había respondido tan rápidamente al tratamiento. Lamentablemente, con todos los casos que traté posteriormente al de Nora, no obtuve el mismo nivel de respuesta, especialmente en el complejo problema de la agresividad. Esto me llevó a la conclusión que en muchos casos, para modificar una conducta anómala, son imprescindibles, además de las esencias Florales, pautas de educación canina. Sin olvidar, tampoco, que algunos problemas de con-ducta tienen su raíz en un problema físico y que por tanto el diagnóstico veterinario es útil y necesario.

Todas estas consideraciones me llevaron a la decisión de estudiar educación canina que, bajo mi punto de vista, es una herramienta indispensable para abordar los problemas de comportamiento animal. La incorporación de pautas de conducta en el tratamiento de un animal podríamos compararlo al marco terapéutico que se utiliza al entrevistar a una perso-na, donde el terapeuta ayuda al paciente/cliente a revisar, modificar o cambiar el sistema de creencias erróneo que posiblemente lo llevó a “enfermar”.

Para ayudar a un animal, se ha de pensar como un animal y no como un ser humano. En ocasiones, en nuestro desconocimiento, intentamos entender los comportamientos de los animales proyectándonos en ellos. Por este motivo, en cualquier terapia para tratar pro-blemas de conducta, hay que considerar siempre qué parte de responsabilidad tienen los propietarios o el ambiente donde vive el animal en el comportamiento anómalo de éste. Hay que averiguar también si se cubren sus necesidades básicas (salidas, juegos, tiempo que le dedicamos…), el tipo de vínculo con el propietario, su condición de raza y la morfología, etc. En este aspecto, insisto, son primordiales e indispensables las directrices de un etólogo o de un educador canino que enseñe y eduque también a los propietarios y, por qué no, a nuestra sociedad actual. En definitiva, éste es uno de los grandes objetivos de la educación canina en nuestro país.

En el año 2003 se nos brindó, a mi mujer y a mí, la oportunidad de iniciar otra importan-te vía de estudio de cómo aplicar las Flores de Bach a los animales, al empezar a colaborar como voluntarios de SEDIBAC (Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia Floral del Dr. Bach de Cataluña) en una protectora de animales abandonados cercana a Lleida.

Al cabo de poco tiempo de participar en este voluntariado, nos dimos cuenta que la falta de recursos humanos (pocos voluntarios frente al número de animales, más de 80 en aquella época) hacia inviable administrar las Flores de Bach a todos los animales que presen-taban un problema de conducta y decidimos centrar nuestro trabajo en los casos urgentes (normalmente animales que llegaban a la protectora desnutridos, asustados y con signos de maltrato), en las adopciones y en los animales que estaban en casas de acogida a la espera de ser adoptados. El objetivo del tratamiento floral en estos dos últimos casos consistía fundamentalmente en facilitar la adaptación del animal a su nuevo hogar, para así evitar “devoluciones” innecesarias. Entre otras, les administramos: Walnut, Star of Bethlehem, Rock Rose, Mimulus, Holly (si el animal había de convivir con otro animal o con niños), Chicory y Heather.

Como cualquier voluntario de la protectora pudimos vivir de cerca el maltrato animal por parte de los cazadores y también constatar que, en las zonas rurales, el perro es tratado como una herramienta más. En el tratamiento de estos animales consideramos Flores de Bach que hasta ese momento no habíamos contemplado: Elm, Sweet Chestnut, Olive,

Gorse, Mustard, Centaury y Hornbeam junto a las esencias ya utilizadas para el descon-trol emocional (Rock Rose, Star of Bethlehem, Cherry Plum y Mimulus).

En la actualidad estoy administrando Larch en conductas agresivas y en vocalizaciones excesivas con óptimos resultados y estoy investigando el uso de esta esencia en los perros detectores y de búsqueda, por el nivel de estrés y demás condicionantes a los que están sometidos, entre otros la frustración.

También he empezado a investigar el uso de Honeysuckle en animales maltratados y asustados que presentaban importantes niveles de estrés y que a pesar de recibir tratamien-to para gestionar el pánico y el trauma vividos, así como la desconfianza consecuencia de su historia de pasado, no acababan de mejorar. Estos animales con la toma de Honeysuckle han empezado a confiar de nuevo en el “ser humano” en tan solo unos pocos meses. Ho-neysuckle era utilizada inicialmente en animales con infantilismo. El infantilismo también puede ser observado en otras especies. Este es el caso de una águila adulta del Cim d’ àligues (centro dedicado al estudio, muestra, cría y vuelo de aves rapaces) que permanecía en una jaula, sin poder participar en las demostraciones de vuelo, porque adoptaba una posición corporal que correspondía a una etapa de crecimiento anterior.

Respecto a la manera más eficaz de administrar las esencias florales a un animal quisiera remarcar que la administración directa (de un frasco gotero de color ámbar, succionaremos el equivalente a 4 gotas y las aplicaremos directamente en la boca del animal) es la aplica-ción oral más habitual y efectiva. El número diario de tomas dependerá de cada caso. Lo habitual es administrar 4 gotas, 4 veces al día. En animales que han sido maltratados es re-comendable administrarles las 4 gotas, de 6 a 8 veces al día. Si queremos obtener resultados permanentes en estos casos graves de maltrato y tortura, la duración del tratamiento no ha de ser inferior a los 6 meses.

Otra vía de administración de las esencias es la aplicación indirecta. Durante varios años mi dinámica de trabajo ha consistido en añadir de 15 a 20 gotas del frasco gotero en el recipiente donde bebe habitualmente el animal. A pesar de ver resultados alentadores, he

constatado que la efectividad de la aplicación indirecta respecto a la aplicación directa es bastante inferior. Una de las hipótesis que explicaría la menor efectividad de la aplicación indirecta es el efecto de la dilución. Por tanto sólo recomiendo esta aplicación cuando el recipiente donde bebe habitualmente el animal no excede de 200 ml. Hay tratamientos donde la posibilidad de administrar las cuatro tomas mínimas, espaciadas a lo largo del día, es complicado para el dueño. En este caso recomiendo combinar la aplicación directa con la aplicación indirecta.

Durante todos estos años de investigación, los animales me han permitido también ad-quirir la sólida certeza de que las esencias florales no son placebos. Las esencias florales funcionan, a pesar de que algunas mentes cartesianas, apelando a su criterio científico, se otorguen el derecho y la obligación de desacreditar lo que ellos califican de terapias farsan-tes, sin tan siquiera haberlas probado. Los animales, al igual que los bebés, los niños y las plantas, están exentos del efecto placebo. Gracias a su respuesta rápida y tan positiva al tratamiento floral, tanto en la aplicación oral como en la local, podemos seguir aprendiendo y afirmando que la terapia floral del Dr. Bach es válida y de gran ayuda para aliviar el sufri-miento de cualquier ser vivo.

Me pregunto, al igual que otros compañeros/as de profesión, si las personas que desa-creditan y cuestionan cualquier Terapia que no se puede demostrar científicamente, pero sí empíricamente, se informaron correctamente de lo qué es y lo que representa la terapia Floral a nivel mundial, o simplemente reflejan su opinión subjetiva, fruto de una experiencia personal no satisfactoria en el uso de estos remedios. Si esto fuera así, me gustaría añadir que cuando alguien critica la eficacia y la capacidad de resolución de cualquier tipo de tra-tamiento, convencional o alternativo, especialmente si la crítica destructiva está basada en una opinión o en una experiencia personal, no ha de olvidar que el “éxito o el fracaso” de un tratamiento depende también del nivel teórico-práctico del profesional que lo prescribe y de la duración del tratamiento. La experiencia me ha demostrado que en numerosas oca-siones es necesario e imprescindible tratar al animal durante 6 a 12 meses, especialmente en animales maltratados, abandonados y con falta o pobre socialización.

Finalmente me gustaría remarcar que las Flores de Bach forman parte del sistema sani-tario cubano desde 1998 y que son utilizadas en muchos países con resultados más que alentadores. En la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas se ha formado el Grupo Cubano de Investigación del Sistema Diagnóstico-Terapéutico de Edward Bach (GC-Bach), con el objeto de investigar, desde el método científico, el sistema creado por Edward Bach. Para dar a conocer los resultados de investigaciones, estudios de casos o monografías, han cumplido un viejo anhelo con la publicación de Cuadernos de Investigación I, que se puede descargar desde la página

http://www.sedibac.org/temas/Cuadernos%20de%20Investigacion%201.pdf

Enric HomedesAutor del libro Manual de

Flores de Bach aplicadas a los animales.