la teoría aristotélica de las emociones. trueba c

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    TRUEBA ATIENZA, CARMEN

    LA TEORA ARISTOTLICA DE LAS EMOCIONES

    Signos Filosficos, vol. XI, nm. 22, julio-diciembre, 2009, pp. 147-170Universidad Autnoma Metropolitana - Iztapalapa

    Distrito Federal, Mxico

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Signos Filosficos

    ISSN (Versin impresa): 1665-1324

    [email protected]

    Universidad Autnoma Metropolitana - IztapalapaMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    SIGNOSFILOSFICOS, vol. XI, nm. 22, julio-diciembre, 2009: 147-170

    LA TEORA ARISTOTLICA DE LAS EMOCIONES

    CARMEN TRUEBA ATIENZA*

    Resumen: Aristteles no formul, en rigor, una teora de las emociones, pero

    encontramos algunos esbozos de ella dispersos en varios de sus tratados. La mayo-ra de los estudios en torno a su concepcin de las emociones pierden de vista que elanlisis aristtelico de las pasiones o emociones responde en cada contexto tericoa un inters filosfico particular y apunta a contestar un problema especfico, ytienden a reducir el concepto aristotlico de path a alguno de sus componentes, sintomar en cuenta las diversas aproximaciones al tema, las cuales nos dan una visinsumamente rica y compleja de las pasiones o emociones. El propsito de este artcu-lo es reconstruir la parte medular de las distintas aproximaciones al tema dispersasen el corpus y del anlisis y la discusin de las vertientes interpretativas ms acep-

    tadas en nuestros das. Analizo los diferentes componentes de las emociones, enparticular, los procesos fisiolgicos y las sensaciones de placer y dolor, y los diver-sos estados y procesos cognitivos y discuto, en especial, la lectura cognitivista extre-ma de Martha Nussbaum. Por ltimo, propongo una interpretacin cognotivistamoderada de la teora artistotlica de las emociones.

    PALABRASCLAVE: EMOCINOPASIN (path), SENSACIN (aisthsis), IMPRESIN (phantasa), CREENCIA (doxa),COGNITIVISMO

    Abstract: Strictly speaking, Aristotle did not formulate a theory of the emotions,but we find indications of one in several of his treatise. Many studies about hisconception of the emotions lose sight of the fact that the Aristotelian analysis of the

    Signos Filosficos, vol. XI, nm. 22, julio-diciembre, 2009, pp. 147-170

    RECEPCIN: 10/01/08 147 ACEPTACIN: 31/03/09

    * Profesora-investigadora del Departamento de Filosofa, Universidad Autnoma

    Metropolitana, Iztapalapa, [email protected]

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    passions or emotions in every theoretical context responds to a particular philosophicalinterest and to a specific problem, and they tend to reduce the Aristotelian concept ofpathe to one of its components without taking into account the many approaches to

    the issue, which offer up a very rich and complex perspective of the passions oremotions. My purpose is to reconstruct the core of the Aristotelian theory of theemotions based in the diferent approaches to the issue that are dispersed throughoutthe corpus, and the analysis and discussion of the more current interpretive positions.

    I analize the different components of the emotions, particularly the physiologicalprocesses and sensations of pleasure and pain, as well as diverse states and cognitiveprocesses, and I discuss the main interpretative positions, specially the extreme cognitiveperspective of Martha Nusbaum. Lastly, I offer a moderate cognitive interpretationof the Aristotelian theory of the emotions.

    KEY WORDS: EMOTION OR PASSION (path), SENSATION (aisthsis), IMPRESSION (phantasa), BELIEF (doxa),COGNOTIVISM

    Aristteles no formul, en rigor, una teora de las emociones, peroencontramos algunos esbozos de ella dispersos en varios de sustratados. El anlisis aristotlico de las pasiones o emociones res-ponde en cada contexto terico a un inters filosfico particular y apun-ta a contestar un problema especfico. As, en Del alma, el anlisis estcentrado en la relacin entre las afecciones del alma y el cuerpo, debidoa que el problema del que se ocupa all el filsofo es si hay algn acto oafeccin del alma que sea exclusivo de ella (DA 403a 10), y el caso de laspasiones es relevante y le dedica una atencin especial, a partir de lasteoras ms aceptadas en su tiempo. En tanto que en los tratados ticos,

    Aristteles se ocupa de las pasiones en el contexto de su teora de lavirtud, y enPotica en relacin con su anlisis de lo pattico trgico.

    En este ensayo me propongo reconstruir la parte medular de la teora

    aristotlica de las emociones a partir de las distintas aproximaciones altema dispersas en el corpus, sobre la base de la discusin de las vertien-tes interpretativas ms aceptadas.1 Me hubiese gustado referirme tam-

    1 La discusin de las vertientes interpretativas que gozan de mayor aceptacin entre los

    especialistas est basada en una amplia bibliografa secundaria que, si bien data en su

    mayor parte de la dcada de 1980, resulta representativa de las distintas lneas de

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    bin a las emociones producidas por el arte potica, a las cuales Aristtelesreconoce en suPotica una especificidad y un placer propio, de naturale-za esttica, ya que el tema es relevante para comprender la concepcin aris-

    totlica de las emociones en general, pero la falta de espacio me obliga adejar fuera este punto, del cual me he ocupado en otros trabajos previos(Trueba, 2004; 2002a y 2002b).

    LAS EMOCIONES COMO AFECCIONES DEL ALMA Y DEL CUERPO

    Aristteles se ocupa de las pasiones o emociones en el libro I de su trata-doDel alma, en relacin con el problema de si hay algn acto o afeccin

    del alma que sea exclusivo de ella (DA 403a 10). Las teoras ms acepta-das en su tiempo proponan dos definiciones contrarias acerca de lasemociones; para una, la de los fsicos, las pasiones eran fenmenos cor-porales, en tanto que para la otra, la de los dialcticos, eran fenmenosdianoticos o mentales (DA 403a 30). Ambas concepciones le pareceninadecuadas porque dan cuenta de una manera parcial de las emocio-nes. La primera considera solamente elprincipio material de las afecciones,en tanto que la segunda atiende slo a su principio formal (DA 403b).

    Aristteles cuestiona la concepcin dialctica de las emociones a par-tir del hecho de que: las afecciones del alma parecen darse con el cuer-po: valor, dulzura, miedo, compasin, osada, as como la alegra, elamor y el odio. El cuerpo, desde luego, resulta afectado (pschei) con-

    juntamente en todos estos casos (DA 403a 16-18).Es claro que este juicio est basado en la observacin y en hechos de la

    experiencia. El filsofo aduce, adems, el siguiente argumento contralas dos teoras rivales: la definicin es la forma especfica de cada cosay su existencia implica que ha de darse necesariamente en tal tipo de ma-

    teria (DA 403b 2-3). Este argumento se basa en su propia teora de lascausas o los primeros principios (Met. A, 983a 27ss) y en su teora de ladefinicin segn la cual sta debe enunciar la esencia de la cosa, queno se da separada de la materia (An. Post. II; Jimnez, 2006). Ambas

    interpretacin, cuya influencia sigue siendo vigorosa en nuestros das. Un estudio reciente

    acerca de la cuestin, centrado en las diferentes emociones, es la obra de Konstan, 2007.

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    teoras se vinculan con su concepcin hilemorfista de lo real. En seguidaagrega en favor de su propia tesis que

    [...] el cuerpo resulta afectado conjuntamente en todos los casos. Lo pone demanifiesto el hecho de que unas veces no se produce ira ni terror por ms queconcurran excitaciones violentas y palpables mientras que otras veces se produ-ce la conmocin bajo el influjo de excitaciones pequeas e imperceptibles porejemplo, cuando el cuerpo se halla excitado y en una situacin semejante acuando uno se halla encolerizado [Y en favor de esto mismo apunta un casoque le parece todava ms claro:] cuando se experimentan las afecciones pro-pias del que est aterrorizado sin que est presente objeto terrorfico alguno. (DA403a 18-24)

    La tesis aristotlica de que las pasiones se dan conjuntamente con elcuerpo aparece expuesta de manera sucinta en los tratados biolgicos ylos tratados ticos. La ira est acompaada del calentamiento de la san-gre cercana al corazn (DA 403b); el temor causa temblor (MA 701b 22,32), va aparejado a la palidez (EN1128b 15) y al enfriamiento del cuer-po, y el exceso de agua en el corazn y en la sangre predispone al temor(Partes de los animales 650b 27-33; 667a 14-19; 692a 22-25; Knuuttila,2004: 34); la vergenza va acompaada de calor y rubor, y los impulsoscolricos y los deseos venreos de alteraciones fsicas (EN1128b 15; 1147a15-17).

    LAS EMOCIONES Y LAS SENSACIONES DE PLACER Y DOLOR

    Aristteles sostiene que las pasiones en general van acompaadas de lassensaciones placer y/o dolor, las cuales entraan cierta alteracin o tur-

    bacin psicofsica (Cooper, 1996; Boeri, 2007). Los placeres y doloressuelen ir acompaados de calor y fro en alguna parte del cuerpo o entodo l (MA 701b 32702a 6).

    Las sensaciones de placer y dolor ocupan un lugar muy importanteen la nocin aristotlica de emocin. As, entica nicomaquea, las emo-ciones se definen bsicamente como afecciones acompaadas de placero dolor:

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    Llamo pasiones (pthi) al deseo (epithyma), la clera (org), el temor (phbos),la audacia (thrsos), la envidia (phthnos), la alegra (char), el sentimientoamistoso (phila), el odio (misos), la aoranza (pthos), la emulacin (zlos),

    la piedad (leos), y en general a todas las afecciones a las que son concomitan-tes el placer o la pena (hois hepetai hedonlpe). (EN1105b 20-23)

    La definicin anterior guarda un parecido indiscutible con el comen-tario de la Retrica 1378a 20, aunque ste no constituya propiamenteuna definicin general de las emociones:

    Las pasiones son, ciertamente, las causantes de que los hombres se hagan volu-bles y cambien en lo relativo a sus juicios, en cuanto de ellas se siguenpesar y

    placer (hois hepetai lpe ka hedon). As son, por ejemplo, la ira, la compasin,el temor y otras de naturaleza semejante y sus contrarias. (Ret. 1378a 20)

    La relacin entre las pasiones y las sensaciones de placer y dolor es unaspecto relevante de la naturaleza psico-fsica de las emociones que hasuscitado cierta discusin. Dorothea Frede (1996: 274-275) consideraque Aristteles retoma en su tratado de laRetrica la concepcin platnicade las emociones como afecciones mixtas acompaadas de placerydolor.Si bien la frmula de la Retrica (hois hepetai lpe ka hedon) apoyarasu interpretacin, la autora misma acepta, sin embargo, que el trata-miento aristotlico de las emociones, en la tica, no hace tal nfasis enla naturaleza mixta de las emociones. A mi juicio, la diferencia va msall de una mera cuestin de nfasis, puesto que la tesis aristotlica apa-rece formulada en unos trminos significativamente distintos en laticanicomaquea: hois hepetai hedon lpe (EN1105b 23). La conjuncin sirve de base para considerar que Aristteles no implica que las emocio-nes en general involucren ambas sensaciones en todos los casos. Por

    otro lado, es claro que no todas las emociones van acompaadas de unamezcla de placer y dolor. Las emociones de compasin, vergenza, te-mor, envidia, indignacin, son afecciones dolorosas y as aparecen defi-nidas en la Retrica. La vergenza (aischn), por ejemplo, es descritacomo cierto pesar o turbacin relativos a aquellos vicios presentes, pa-sados o futuros, cuya presencia acarrea una prdida de reputacin (Ret.1383b 13), y como una fantasa que concierne a la prdida de reputa-

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    cin (Ret. 1384a 23), es decir, una afeccin que resulta dolorosa paratodos, excepto para los desvergonzados, quienes la menosprecian o soninsensibles a ella (Ret. 1383b 14-15). Por otra parte, Aristteles mismo

    declara de manera expresa que el odio, a diferencia de la ira, no entraaafliccin o dolor (Ret. 1382a 13), por consiguiente, no suscribe la nocinplatnica de las emociones como afecciones mixtas en general.

    Gisela Striker aduce varios argumentos en favor de lo anterior: quebuen nmero de emociones son definidas en laRetrica como formas depena o dolor, aunque algunas de las emociones dolorosas puedan ir acom-paadas de placer como el temor aunado a la esperanza de salvacin,o la ira ante de la posibilidad y el deseo de la venganza, lo cual nosignifica que los placeres que acompaan a tales afecciones dolorosas

    constituyan en rigor un ingrediente suyo, en el sentido de sentimientosmixtos. En su opinin, en lugar de describir las emociones como unamezcla de placer y dolor, debera hablarse de mezclas de emociones (Striker,1996: 292). Su interpretacin requerira un examen ms detallado, parasopesar su pertinencia y validez, pero en principio resulta plausible.

    Es pertinente el comentario de Stephen Leighton (1996: 218-219) deque por hois hepetai hedonlpe Aristteles parece significar algo ms queun mero acompaamiento de las sensaciones de placer o dolor, y que suconcepto de emocin incluye el placer o el dolor. Como tambin su ob-servacin de que el placer y el dolor varan en intensidad y clase. Alrespecto, Leighton apunta que el dolor de la ira se diferencia de la aflic-cin de la vergenza. La observacin anterior resulta til para entenderla especificidad de las emociones, y en particular, las emociones poti-cas, como una clase especial de las emociones, al igual que la ndole delplacer y dolor peculiares que stas nos producen (Pot. 1453b 11-13;Trueba, 2004).

    A partir de las evidencias textuales y de los propios argumentos

    aristotlicos, puede concluirse que Aristteles considera las pasiones oemociones afecciones psicofsicas, asociadas con alteraciones fisiolgi-cas, y que conllevan sensaciones de dolor y/o placer.

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    LAS EMOCIONES Y LAS CREENCIAS. LA INTERPRETACIN COGNITIVISTA EXTREMA

    Aristteles le concede un lugar preponderante a las creencias en su teo-

    ra de las emociones. Muchas de las definiciones aristotlicas de las emo-ciones se relacionan con ciertas opiniones o creencias. El filsofo sostieneque algunos juicios provocan ciertas emociones y que ciertos juicios ex-cluyen ciertas emociones: la creencia de que hemos sido objeto de unagravio inmerecido excita nuestra ira (Tp. 127b 30-32;Ret. 1378a 30) yla creencia de que el sufrimiento de alguien es inmerecido, nuestra com-pasin, en tanto que la conviccin de que todos los hombres son malosimpide sentir compasin (Ret. 1385b13-19). Asimismo, sostiene de ma-nera explcita que el componente dianotico es el principio formal de las

    emociones (DA 403b). Lo anterior ha dado lugar a una interesante con-troversia en torno al papel de las creencias y la cognicin en su teora delas emociones. Las posiciones de los intrpretes difieren entre s. Algu-nos autores pretenden que la creencia es una condicin necesaria de laemocin (Leighton, 1996: 224); otros piensan que es una parte constitu-yente de la emocin (Frede, 1996: 270); en tanto que otros consideranque la creencia es una condicin suficiente de la emocin (Nussbaum,1996: 304).2 Mi revisin de la cuestin se centrar en torno a estas l-neas de interpretacin de la teora aristotlica de las emociones. Mi exa-men no pretende ser exhaustivo. Me limitar a analizar las vertientescognitivistas ms representativas, e intentar defender una interpreta-cin alternativa a partir del examen de las distintas posiciones.

    Stephen Leighton defiende la interpretacin de que para Aristteleslas creencias (doxai) son una condicin necesaria de las emociones, has-ta el punto de que llega a descartar que el deseo pasional (epithyma) seauna emocin, a pesar de que en la tica nicomaquea la epithyma figureentre las emociones (EN1105b 20). Su argumento es que la sed, el ham-

    bre y el deseo sexual, no requieren mantener ningn juicio ni constitu-yen estados razonables o irrazonables, sino que, como Aristteles sugiere,estn exentos de razn (EE1224b 2), y le parece que esto separa a la

    2 De hecho, Nussbaum sostiene estas tres tesis, pero discutir su propuesta ms adelante

    porque no comparte todas las opiniones de los partidarios de estas posiciones.

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    epithyma de las emociones, en la medida en que estar en un estadoemocional requiere juicios (Leighton, 1996: 224).

    Es verdad que en Tpicos Aristteles afirma que el juicio (hypolepsis)

    es una condicin necesaria de la emocin y pone como ejemplo la ira(Tp. 127b 3032; Knuuttila, 2004: 37), y que enDe anima seala quela meraphantasa, es decir, la impresin de algo como temible o amena-zador no es una condicin suficiente para experimentar la emocin, entanto que la creencia de que algo es temible o espantoso produce el temor:

    Cuando creemos (doxzmen) que algo es temible (deinn) o espantoso(phobern), inmediatamente sufrimos la impresin (sympaschomen) [...] perocuando meramente imaginamos (phantasa), somos como la gente que mira en

    una pintura una escena temible (dein) o excitantes (tharrala). (DA 427b 21-24)

    Sin embargo, es errnea la pretensin de Leighton de que para Aris-tteles el deseo pasional no es una emocin por el hecho de que laepithyma se basa en la sensacin y en la phantasa, no en la creencia, yde que en laRetrica la epithyma no figura entre los seis pares de emo-ciones de los que se ocupa el filsofo, ya que el propio Aristteles planteams adelante en el mismo tratado: llamo pasiones a la ira, el deseopasional (epithyma) y otras semejantes, de las que ya hemos hablado(Ret. 1388 b 33).

    El hecho de que Aristteles le conceda al deseo pasional el estatuto deemocin muestra que, para l, no todas las emociones presuponen creen-cias ni estn, en rigor, asociadas a creencias o juicios, y representa unabase para cuestionar la interpretacin de que la teora aristotlica plan-tee que las creencias u opiniones sean una condicin necesaria paratener una emocin, as como para discutir la idea defendida por algunosintrpretes de que las creencias son elementos constituyentes de las emo-

    ciones (Frede, 1996: 270; Nussbaum, 1996).Como observa Striker (1996: 289), en Retrica 1368b 32-1369a 7,Aristteles introduce la ira y el deseo como dos tipos de deseo irracionalen una lista de siete posibles causas de la accin. Respecto a las acciones

    voluntarias, esto es, las acciones que tienen su causa en uno mismo, elfilsofo seala, en efecto, que unas se hacen por hbito (di ethos) y otras

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    por impulso (di orexin), ya sea racional (logistikn) o irracional (alogon),y especifica que la ira (org) o el deseo pasional (epithyma) son impul-sos irracionales (alogos orexis) (Ret. 1369a 5). El deseo racional se orienta

    a lo quese cree o se sabe (oth) bueno, en tanto que el deseo pasional sedirige a lo que al agente le parece placentero en ese momento, sin consi-derar ningn otro criterio de evaluacin o clculo (DA 433b 5-8).

    El objeto de deseo (t orektn), dice Aristteles, es captado ya sea porla inteligencia o por la imaginacin (t nosai phantasthnai) (DA 433b12). Lo anterior entraa una demarcacin entre la facultad intelectiva yla facultad de la imaginacin. De hecho, Aristteles separa de maneraexplcita a la imaginacin de la creencia y de la conviccin en De anima428a 18-b 9, lo cual resulta relevante porque el filsofo define varias de

    las pasiones o emociones en relacin con las impresiones de laphantasa.John Cooper comenta, al respecto, que en la Retrica, Aristteles por logeneral remarca que la emocin surge de haber tenido una impresin(phantasa) de que algo bueno o malo ha pasado, est ocurriendo o estpor ocurrir, y agrega que en siete de las emociones que analiza, incluyeesta impresin en la definicin formal (Cooper, 1996: 246-247). Lo cier-to es que este hecho ha suscitado cierta discusin entre los intrpretes.

    Richard Sorabji considera que Aristteles no mantiene que los juiciosson necesarios para las emociones, y considera que stas pueden provo-carse por laphantasa solamente (Sorabji, 1993: 56-57; Knuuttila, 2004:38). Y en opinin de Striker (1996: 291), Aristteles est deliberada-mente usando el trmino impresin (phantasa), en lugar de creencia(doxa) en su definicin, en orden a remarcar que tales impresiones nodeben ser confundidas con juicios racionales. No obstante, convienetener presente que, para Aristteles, toda imaginacin (phantasa) esracional o sensible (logistikasthtik) y de la ltima participan tam-bin el resto de los animales (DA 433b 28-30).

    Aristteles define, en efecto, buen nmero de las emociones en trmi-nos de impresiones, no de creencias, y admite que algunos animales soncapaces de experimentar algunas emociones, como la epithyma y la ira(EE1225b 26-27) e incluso el temor (Knuuttila, 2004: 37). Pero la ideaaristotlica de que hay una phantasa racional y otra sensible, aunqueno est desarrollada enDe anima, sino que aparece tan slo enunciada,

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    constituye una base para defender la tesis cognitivista en unos trminosms moderados que los utilizados por los partidarios de la interpreta-cin cognitivista extrema.

    Para Aristteles muchas emociones estn asociadas con creencias yjuicios, como sera el caso de la compasin; otras como la ira, estn vincu-ladas con impresiones evaluativas (Striker, 1996: 293 y 297), un tipo derepresentaciones distintas de las creencias y de los juicios, aunque an-logas a ellos; y algunas otras, como la epithyma, se relacionan con im-presiones sensibles.

    Los defensores de la tesis cognitivista extrema consideran que las creen-cias son una condicin necesaria y/o suficiente de las emociones y unconstituyente suyo. Una de sus principales representantes, Martha Craven

    Nussbaum, sostiene que:

    [...] desde el punto de vista de Aristteles, las emociones no son fuerzas anima-les ciegas, sino partes inteligentes y discriminadoras de la personalidad, estre-chamente relacionadas con creencias de cierta clase, y por tanto sensibles amodificaciones cognitivas. (Nussbaum, 1996: 303)

    Segn la interpretacin nussbaumiana de la teora aristotlica de lasemociones: 1) las emociones son formas de conciencia intencional, estoes, se orientan a ciertos objetos; 2) las emociones se vinculan estrecha-mente con creencias y pueden ser modificadas si las creencias se modifi-can; 3) las emociones son en algn grado racionales y todas son en algngrado cognitivas y estn basadas en creencias, y pueden entonces ser

    valoradas, como las creencias, por su estatus epistmico y normativo(Nussbaum, 2003: 113-114 y 1996: 303-304); 4) las emociones son unasubclase de la rexis (Nussbaum, 1996: 306). Esto ltimo a diferencia deLeighton, quien subraya la distincin entre deseo (rexis) y emocin

    (Leighton, 1996: 230).En defensa de su interpretacin cognitivista de la teora aristotlicade las emociones, Nussbaum aduce que el deseo pasional es una formade conciencia intencional y una forma de rexis o deseo, que entraauna manera de ver a su objeto, y que proporciona al animal una premi-sa del bien a partir de la teora aristotlica de la accin animal ex-puesta enDe motu animalium (Nussbaum, 2003: 115 y 1978a).

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    Es verdad que Aristteles alude en distintos contextos a una percep-cin e imaginacin proposicional (Sorabji, 1993; Knuuttila, 2004: 45), yconsidera la percepcin sensible una especie de conocimiento, aunque

    de rango inferior que otras especies de conocimiento (Met. A), y aplica elmodelo del silogismo prctico para explicar y elucidar la conducta ani-mal (MA 7). Sin embargo, lo anterior no elimina el problema de que elfilsofo distingue la impresin del objeto placentero y su influjo en el ni-mo la epithyma, de la logistikrexin o el deseo racional, como hesealado antes.

    La aseveracin de Nussbaum de que el deseo pone la premisa del bienresulta un tanto equvoca. De acuerdo con su anlisis de la relacin en-tre la sensacin, laphantasa y el deseo, la mera sensacin es insuficien-

    te para presentar al objeto de modo que mueva al animal; la sensacinprepara una phantasa la cual, despus, prepara el deseo (Nussbaum,1978b: 255-256). Aristteles explica en De motu animalium que cuan-do actuamos de manera precipitada, movidos por el deseo y sin previadeliberacin,

    [...] la actividad del deseo toma el lugar del razonamiento o del pensamiento:Tengo que beber, dice el apetito. Aqu esta la bebida, dice la percepcin sensi-ble o laphantasa o el pensamiento. De inmediato l bebe. sta es entonces lamanera en que los animales son impelidos a moverse y actuar. (MA 701a 28-38)

    Es claro que Nussbaum tiene en mente este ejemplo cuando sealaque el deseo pone la premisa del bien, pero habra que precisar ms toda-

    va y decir que el deseo pone la premisa de lo placero.Nussbaum considera que la distincin tcnica entre la simplephantasa

    o el aparecer (phainesthai), y la creencia (doxa) o el juicio, no intervieneen el tratamiento aristotlico de las emociones (Nussbaum, 2003 y 1996).

    En este punto se aparta de la opinin de Striker y de otros autores (Striker,1996; Sorabji, 1993; Knuuttila, 2004: 36). Y si bien admite que, en efec-to, la definicin aristotlica del temor, en Retrica, hace referencia a la

    phantasa y el aparecer (phainesthai) y no hace alusin a la creencia(doxa), y reconoce tambin que el nfasis aristotlico est en el modocomo las cosas son percibidas por el agente, replica que un anlisis cuida-doso del tratamiento aristotlico de las emociones muestra que el trmi-

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    nophantasa aparece al lado del verbophainesthai y otros verbos de creen-cia, como dokei, osthai, nomizein, logzesthai (Nussbaum, 2003: 119-120). Su argumento es que al describir las emociones, Aristteles hace

    referencia tambin a una serie de reflexiones y creencias. La autora ponede relieve que el anlisis aristotlico muestra que las emociones poseenuna rica estructura cognitiva, y defiende incluso de manera enftica quelas sensaciones de placer y dolor dependen de las creencias (Nussbaum,2003: 123 y 1996: 308). Para ella, la creencia aparece en suma comouna condicin necesaria y suficiente de la emocin y una parte constitu-tiva suya.

    Si bien Nussbaum reconoce que Aristteles no expone con claridad lacuestin de si las creencias son condiciones suficientes para la emocin,

    argumenta que a lo largo del captulo sobre las emociones se encuen-tran oraciones de la forma Si ellos piensan X, entonces ellos experimen-tarn la emocin Y, lo cual sugiere que las creencias son una condicinsuficiente de las emociones. En su opinin,

    [...] podemos concluir, que a pesar de que la evidencia del punto de vista de unacondicin suficiente no es clara, Aristteles tiene que creer que al menos muchoo la mayor parte del tiempo la creencia es suficientemente causa de la pasincompleja. (Nussbaum, 1996: 310-311)

    El tiene que hace referencia a los consejos especficos que Aristtelesdirige a los oradores para que susciten determinadas emociones.

    A pesar de que no dejo de reconocer el peso de los argumentos esgri-midos por Nussabum, me parece que no son concluyentes. El hecho deque Aristteles mencione una serie de verbos de creencia al lado de la

    phantasa no prueba que la distincin entre phantasa y creencia nosea pertinente en la Retrica. Las opiniones contrarias merecen nuestra

    atencin porque si bien las propiedades enunciadas por la autora figu-ran por lo regular como constituyentes de las emociones en las descrip-ciones de Aristteles, el filsofo alude a algunos tipos de emociones queno encajan del todo con el modelo cognitivista extremo, como por ejem-plo, el deseo pasional (epithyma).

    Es patente que enRetrica y entica nicomaquea el tratamiento aris-totlico destaca el aspecto intencional de las emociones, esto es, su refe-

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    rencia a objetos o situaciones externos, pero en De anima se mencionaque a veces se experimentan las afecciones propias del que est aterro-rizado sin que est presente objeto terrorfico alguno (DA 403a 24). A

    pesar de que este comentario aristotlico es demasiado breve y no nosaporta elementos suficientes para comprender todas sus implicaciones,sirve para considerar que quiz debamos entender la intencionalidad delas emociones en un sentido menos estricto que el que Nussbaum y otrosautores le atribuyen. Si mi opinin es correcta, la concepcin aristotli-ca de las emociones podra no excluir la posibilidad de que seamos capacesde experimentar emociones carentes de un objeto intencional particular,como la angustia y otro tipo de estados de nimo frecuentes en la mo-dernidad, en contra de lo que algunos autores plantean.

    Otro punto que quisiera discutir es la tesis nussbaumiana de que lossentimientos de dolor y placer que acompaan a las emociones depen-den de las creencias y del juicio (Nussbaum, 1996: 308). El hecho deque a menudo los sentimientos de placer y/o dolor aparejados a las emo-ciones dependan de nuestras creencias y juicios, no implica que esto seasiempre as o que tenga que ser as ni que Aristteles lo haya considera-do de esa manera. Alguien puede tener la conviccin de que las corri-das de toros son una prctica cruel que debera de ser prohibida, peropuede acceder a ir a una plaza de toros luego de mucha insistencia porparte de unos amigos suyos muy aficionados, convencido de que va aexperimentar desagrado y repulsin por dicho espectculo, y sin embar-go, en los hechos, terminar experimentando una fuerte emocin placen-tera y agrado al presenciar la fiesta taurina. Esta clase de situaciones,aunque no corresponde estrictamente a lo que Aristteles llama inconti-nencia, se aproxima mucho a ella.

    Nussbaum sostiene que el cambio de creencias acarrea un cambio enlas emociones, sin concederle peso al hecho de que Aristteles mismo

    reconoce que no siempre nuestras emociones se modifican en conso-nancia con nuestras creencias. En efecto, puede ser que el temor queexperimentamos hacia las araas patonas cese una vez que nos entera-mos de que las araas patonas no son venenosas, pero lo cierto es que lafobia a las araas podra continuar, y con frecuencia as ocurre, a pesarde saber que no todas las araas son peligrosas y que esta clase especfi-ca de araas es inofensiva. La interpretacin cognitivista extrema no

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    logra explicar de manera satisfactoria el conflicto entre las emociones ylas creencias, una cuestin que Aristteles trat en su tica. En general,la perspectiva cognitivista tiende a contemplar los casos que se ajustan a

    su interpretacin, pero no toma suficientemente en cuenta otro tipo desituaciones que muestran que nuestras emociones pueden entrar enconflicto con nuestras creencias. La relacin entre las emociones y lascreencias es mucho ms compleja de lo que suponen algunos intrpretesde la teora aristotlica de las emociones y esto es algo que el propio

    Aristteles supo reconocer. Una muestra clara de ello es su anlisis de laincontinencia o akrasa en la tica nicomaqueaVII y en De anima (DA432b 26-433a 3).3

    Nussbaum plantea, por ltimo, que todas las emociones son en algn

    grado cognitivas y que pueden incluso calificarse comoverdaderas ofal-sas, segn el carcter de las creencias en que se fundan (Nussbaum,2003: 114). Me parece que esta interpretacin va ms all de la meraidea de que las emociones se basan en creencias y se acerca mucho a latesis de Robert Solomon (1980) de que las emociones son juicios. Peroeste error categorial no es imputable a Aristteles. Una cosa es que el

    3 El principio motor (ho kinn), en fin, no es tampoco la facultad intelectiva (noetikn), el

    denominado intelecto (nous) [] El movimiento (hknsis) se da siempre que se busca

    algo o se huye de algo. Pero es que ni siquiera cuando contempla algn objeto de este tipo

    ordena la bsqueda o la huida: por ejemplo, muchas veces piensa en algo terrible o

    placentero (dianoeitai phobern ti d) y, sin embargo, no ordena movimiento alguno de

    temor (keleei d phobeisthai) es el corazn el que se agita o bien alguna otra parte del

    cuerpo si se trata de algo placentero. Mas aun, incluso cuando el intelecto manda

    (epitttontos tou nou) y el pensamiento ordena (legoss ts dianoas) que se huya de algo

    o se busque, no por eso se produce el movimiento correspondiente, sino que a veces se

    acta siguiendo la pauta del apetito (epithyman), como ocurre, por ejemplo, con los que

    carecen de autocontrol (akrateis) (DA432b 26-433a 3). La cuestin de la akrasa requeriraun tratamiento aparte por su complejidad. Baste sealar que Aristteles distingue dos

    clases de incontinencia: la incontinencia impulsiva y la incontinencia por debilidad de la

    voluntad. En el primer caso, el agente sigue su deseo o impulso y precipita su actuar, sin

    previa deliberacin; en el segundo caso, el agente no acta en concordancia con su propia

    deliberacin, es decir, se aparta de su propia determinacin racional de hacer o no hacer

    algo, a causa de un deseo vehemente y contrario.

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    SIGNOSFILOSFICOS, vol. XI, nm. 22, julio-diciembre, 2009: 161-170

    filsofo sostenga que las emociones pueden ser valoradas a partir decriterios de racionalidad, tales como la sensatez, la salud y la rectitudprctica o tica, y otra muy distinta que considere que las emociones

    puedan calificarse como verdaderas o falsas. Para l, toda insensatez,cobarda, desenfreno y malhumor, cuando son excesivos, son o bien es-tados bestiales, o bien estados mrbidos (EN1149a 5). Es insensato ypatolgico temer a todo, incluso a un ratn o a una ardilla. Es claro queson ejemplos de emociones irracionales, pero Aristteles no alude a ellascomo falsas aunque puedan estar basadas en creencias falsas.

    De acuerdo con Aristteles, las emociones son racionales si satisfacenestos requisitos: a) son adecuadas a los objetos y a las situaciones quelas provocan; b) son proporcionadas respecto a sus objetos intencionales

    o sus causas, en grado, intensidad y duracin; c) son experimentadasdel modo apropiado; y d) estn orientadas a fines o bienes normativamenteapropiados. Por ejemplo, el valiente teme en la medida y en la situacinapropiados, del modo que conviene, y es capaz de responder de maneranoble y adecuada ante el peligro (EN1115b 11-13). Su tesis es que entodas las emociones, inclusive las ms vehementes, como la ira, puedehaber un exceso, un defecto y un medio (EN1108a 4-5), y el medio secalcula a partir de los cuatro criterios de racionalidad sealados.

    La tesis de que las emociones pueden ser valoradas por su estatusnormativo se vincula con la teora aristotlica de la virtud, un aspecto dela filosofa prctica de Aristteles que ha sido ampliamente estudiadopor Nussbaum misma, al igual que por Nancy Sherman, Louis AryehKosman y muchos otros autores (entre nosotros, Marcelo Boeri), quie-nes se han ocupado del tema y han destacado aspectos muy importantes.

    A continuacin, me propongo abordar esta cuestin a partir de algunospasajes de latica nicomaquea y de la discusin de la tesis de Kosman, eintentar defender una interpretacin de la teora aristotlica de las

    emociones ms moderada que la cognitivista extrema.Kosman resume as la idea aristotlica de que el arte de vivir de ma-nera apropiada incluye el arte de sentir bien, como disciplina correlativaal actuar bien (1980: 105).4 De acuerdo con la tica aristotlica, en

    4 Aristotles moral theory must be seen as a theory not only of how to act well but also of how

    to feel well; for the moral virtues are states of character that enable a person to exhibit the

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    efecto, acciones y emociones integran la disposicin o el carcter moralde las personas, en una direccin que puede ser moldeada socialmente.La paidea o formacin del individuo propicia el correcto acoplamiento

    de los sentimientos y las acciones, es decir, la conformacin de una bue-na disposicin moral. Segn Aristteles, mediante la educacin adquiri-mos la virtud, de la manera en que el citarista aprende a dominar su artecon la prctica (EN 1103a 31-32).5 Se trata de un aprendizaje que noconsiste en la simple imitacin o repeticin externa de los actos social-mente aceptados, sino de un complejo proceso de ethizacin o formacindel carcter, que comprende a la propia capacidad de sentir y evaluar demanera apropiada las circunstancias particulares (Sherman, 1989; Nuss-baum, 1996; Boeri, 2007). Ciertamente, lo anterior es posible gracias a

    la naturaleza misma de nuestras emociones o pasiones; sin embargo, esnecesario precisar ms el sentido en que las emociones se conectan conla razn, en la filosofa aristotlica.

    Aristteles sostiene en algn momento que la parte irracional delalma participa (metchousa) de la razn (EN1102b 14), pero sealaexpresamente que: no es por las pasiones por lo que se nos alaba ocensura: no se elogia al temeroso o al airado, ni se reprocha el que algu-no monte en clera por este solo hecho, sino por la manera y la circuns-tancia (EN1106a). Las pasiones, en tanto afecciones (pthei, depschein,padecer o sufrir), no son dignas de elogio o censura, en tanto que s loson, segn la manera y las circunstancias en que son experimentadaspor las personas (EN1105b 31-1106a). Por otra parte, si bien consideraque las pasiones no son impulsos ciegos, como bien han subrayado lospartidarios de la interpretacin cognitivista (Nussbaum, 1996; Sherman,1989), al mismo tiempo reconoce que algunas pasiones son ms irracio-nales y menos dciles que otras (EN1102b 30-33).

    Las opiniones de Aristteles acerca de la parte concupiscible del alma

    (epithymtikn) permiten entender mejor su idea de las pasiones o emo-ciones. El deseo vehemente (epithyma) se lanza tras el goce del objeto

    right kinds of actions. The art of proper living, we should say, includes the art of feeling

    well as the correlative discipline of acting well.5 La virtud perfecciona la disposicin natural de las personas: es propio de la virtud poner

    en obra los goces y sentimientos moralmente ms valiosos.

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    placentero en cuanto la sensacin o la fantasa se lo muestran, pero ellono impide que este impulso pueda ser moderado, de ah que censuremosel desenfreno, la intemperancia y la bestialidad, como formas de vicio, y

    elogiemos la virtud de la templanza. La clera es menos afrentosa que laincontinencia de los deseos (EN1149a 25), y se censura ms al desenfre-nado que al incontinente y entre los incontinentes, es todava menosdigno de censura el impulsivo que el que delibera y no se mantiene en sudecisin. Segn Aristteles, el elogio y la censura de las pasiones obede-ce a que tanto el deseo pasional como la ira, pese a su impulsividad, sonsusceptibles, en alguna medida, de recibir el influjo de la razn. En suopinin, la ira es ms racional que el deseo pasional, porque las perso-nas airadas se dejan persuadir, aunque se enciendan, y escuchan a la

    razn hasta cierto punto, si bien a veces la clera, a causa de su calor ypresteza natural, aunque escucha a la razn, no escucha su mandato yse precipita a la venganza (EN1140a 30). La ira

    [...] escucha hasta cierto punto a la razn, slo que la escucha a medias, almodo de esos servidores apresurados que antes de or todo lo que tiene quedecrseles, echan a correr y yerran luego en la ejecucin de la orden. (EN1149a26-28)

    El hecho de que Aristteles clasifique la ira y la epithyma como deseosirracionales (EE1225b 26-27) resulta un tanto extrao porque en la Re-trica define la ira en unos trminos que implican la idea de que la per-sona que se enoja percibe y discierne al mismo tiempo, es decir, tieneuna impresin evaluativa de la situacin: La ira es un deseo (orexis) de

    venganza, acompaado de pena causado por un desprecio manifiesto(di phainomnn oligran) hacia uno o hacia los suyos (eis autntnauto) e injustificado (m proskontos). De hecho, el propio Aristteles

    dice que

    [...] los que quieren calmar a un auditorio deben obtener [] argumentos paradisponerlos en el sentido de que aquellos contra quienes sienten ira, son talesque o bien inspiran temor y respeto, o bien les han hecho favores, o bien obrabansin querer, o bien ya estn arrepentidos de lo que han hecho. (Ret. 1380b 31-14)

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    La definicin aristotlica de la ira se ajusta sin duda a la interpreta-cin de Nussbaum e incluso la refuerza. No obstante, conviene tenerpresente que en el libro segundo de laRetrica la descripcin de la ira y

    las recomendaciones que Aristteles dirige a los oradores para apaci-guar y calmar a quienes estn airados se aviene a ciertas modalidades yciertos grados de ira que no son por completo insensibles ni refractariosa la persuasin, pero ello no quita que existen algunas pasiones y va-riantes de ira que no se ajustan a la definicin de la Retrica. El anlisisde Aristteles no pretendi ser exhaustivo y est muy lejos de serlo.

    Sherman y Nussbaum le adscriben a las emociones una funcincognitiva y prctica muy valiosa. Las emociones desempean un papelmuy importante en la percepcin moral, fortalecen nuestra percepcin

    y comprensin moral y nos proveen un sistema de motivos que facilita laadhesin a la ley moral (Sherman, 1989: 46).

    A menudo nosotros no vemos desapasionadamente, sino por y a travs de lasemociones. As, por ejemplo, un sentido de indignacin nos hace sensibles aquienes sufren un insulto o injuria injustificados, justo como un sentido de pie-dad y compasin abre nuestros ojos a las penas de un repentino y cruel infortu-nio [...] Ver desapasionadamente sin involucrar las emociones es a menudo estara riesgo de olvidar lo que es relevante. (Sherman, 1989: 45)

    Aristteles reconoce, en efecto, el valor de las emociones y les atribuyeun lugar importante en la vida buena (EN1105b 25-26). Una muestraclara de ello es que considera la insensibilidad hacia el placer y el dolorcomo una deficiencia y una clase de vicio y discrepa de quienes definenla virtud como impasibilidad (apatheas) y quietud absolutas (remas)(EN1104b 24-25). Y aunque aprecia ms las emociones positivas, comola amistad y la calma, considera apropiado airarse cuando la situacin

    lo justifica e incluso censura no enojarse cuando se ha sido objeto dealguna ofensa o ultraje, actitud que considera servil y propia de esclavos(EE1231b 17-20;EN1111a 25-33). Respecto al temor, llama dementeo insensible a quien nada teme (EN1115b 26) y aclara que el valiente estan impvido como un hombre puede serlo. Podr temer inclusive las cosasque no exceden al hombre; pero les har frente como debe y como lo dicta larazn y por un motivo noble, pues tal es el fin de virtud (EN1115b 11-13).

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    La valiosa funcin cognitiva y prctica de las emociones requiere unaapropiada educacin y conduccin temprana de nuestras maneras desentir y emocionarnos:

    La virtud moral est en relacin con los placeres y los dolores. Por obtenerplacer cometemos actos ruines, y por evitar penas nos apartamos de las bellasacciones. Por lo cual, como dice Platn, es preciso que desde la infancia se nosgue de modo que gocemos o nos contristemos como es menester, y en eso consis-te la recta educacin. (EN1104b 9-13)

    De lo contrario, las emociones pueden producirnos estados semejan-tes al sueo y la ebriedad, y en ocasiones la epithyma, en especial los

    deseos venreos, as como los impulsos colricos pueden llegar a provo-car la locura (EN1147a 15-17).6 Es claro que Aristteles, a diferencia deScrates, admite que el influjo de la razn sobre algunas emociones, enparticular el deseo (epithyma), no siempre es eficaz o duradero, y reco-noce que podemos ser arrastrados por nuestras pasiones. En tanto queScrates supone que lo superior necesariamente gobierna a lo inferior yconsidera que la superioridad del principio racional entraa su supre-maca y hegemona sobre los apetitos irracionales y la parte concupiscibledel alma. El anlisis aristotlico de la akrasa cuestiona dicho supuesto ymuestra que en ocasiones el deseo de lo placentero puede prevalecersobre nuestro deseo del bien (incontinencia por debilidad de la voluntad).

    Aristteles compara el influjo de la razn sobre las pasiones con lainfluencia de una autoridad o el ascendiente de un padre o de un amigo(EN1102b 30). La parte irracional del alma se deja persuadir por la ra-zn de manera parecida a como nos convencemos por las amonestacio-nes, los reproches y las exhortaciones de quienes respetamos y amamos.En su tica, seala que se nos educa por medio del placer o el premio, y

    la pena o el castigo, y aprendemos a disfrutar lo apropiado y a rechazarlo que se debe. Asimismo, plantea que juzgamos a las personas no slo

    6 De los que no obran por libre eleccin, dice, unos son arrastrados por el placer, y otros por

    sustraerse al dolor del deseo insatisfecho (EN1150a 25). Aristteles opina tambin que

    el que vive segn sus pasiones no prestar odos a los argumentos que traten de apartarlos

    de ellas, ni los comprender siquiera (EN1179b 29-30).

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    por sus acciones, sino tambin por sus caracteres, debido a que cadauno es responsable de alguna manera y en alguna medida de su propiadisposicin moral (EN1114b). Lo anterior no significa, como pretende

    Kosman, que los sentimientos sean deliberados y elegidos (1980: 113).7

    El propio Aristteles dice que

    [...] nos enojamos o atemorizamos no por una eleccin, sino en respuesta asituaciones u objetos que despiertan en nosotros tales emociones, de ah que nose nos alabe o reproche por sentir unas pasiones en lugar de otras. (EN1105b25-1106a 7)

    Una cosa es que Aristteles sostenga que las emociones pueden ser

    cultivadas mediante la educacin, y que sta refuerza e inhibe determi-nadas maneras de sentir, y otra muy distinta, que el filsofo considereque los sentimientos son deliberados y escogidos en el sentido en que seconsideran deliberadas o elegidas cierta clase de acciones. La teoraaristotlica distingue con claridad estas dos cosas: ser afectado por una

    pasin yactuar movido por una pasin. Lo primero le parece involunta-rio, en tanto que lo segundo involucra, a su juicio, cierta responsabili-dad por parte del sujeto (EN1111a 25).8

    A lo largo de este trabajo he cuestionado la pretensin de que, paraAristteles, las creencias sean una condicin necesaria de las emocionesy he defendido que algunas emociones se producen por creencias y/o

    juicios, como la compasin (leos), otras por impresiones evaluativas,como por ejemplo la ira (org), y otras por impresiones sensibles, comoel deseo pasional (epithyma). El filsofo reconoce sin duda un lugarimportante a las creencias en su teora de las emociones, pero l mismo

    7 Feelings are deliberate and chosen, since the hexeis from which these feelings emanate

    are deliberate and chosen, since (in turn) the actions that lead to these hexeis are deliberateand chosen, and deliberately chosen to make one the kind of person who characteristically

    will have the appropriate feelings (Kosman, 1980: 113).8 Este punto desempea un papel fundamental en su anlisis de la akrasa. Sorabji destaca

    la importancia de la distincin aristotlica entre actuar deliberadamente y actuar

    conscientemente para entender la nocin de akrasa: He insists that the actions performed

    knowingly are not preceded by deliberation (V 1135b 20)" (1980: 277).

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    apunta en contra de los dialcticos, que a veces se produce la afeccincuando el cuerpo se halla excitado y en una situacin semejante a cuan-do uno se halla encolerizado (DA 403a 18) y acepta que los animales

    con capaces de experimentar ciertas emociones en los animales en-contramos la ira y la concupiscencia (EE1225b 26-27), a pesar deque sean incapaces de tener creencias, lo cual implica que hay emocio-nes que no responden a creencias. Lo anterior sirve de base para consi-derar que la distincin entre laphantasa y la creencia es relevante paraentender la idea aristotlica de las emociones. Pero, segn he argumen-tado, esto no tiene por qu conducirnos a desechar el componente racio-nal y cognitivo de las emociones, puesto que el propio Aristteles sealaque hay una phantasa racional y una sensible (DA 433b 28-30), y le

    concede a la sensacin un estatus cognitivo. Ms bien obliga a entendersu teora de las emociones en un sentido ms moderado que el cognitivistaextremo.

    A manera de conclusin, quisiera sealar que el anlisis de los textosaristotlicos y la discusin de las vertientes interpretativas ms represen-tativas conducen a replantear la tesis cognitivista aristotlica en unostrminos un tanto distintos de las posiciones aqu criticadas, ya que

    Aristteles parece haber esbozado una teora de las emociones segn lacual las emociones son afecciones psicofsicas complejas que involucran:

    1) alteraciones y procesos fisiolgicos,

    2) sensaciones de placer y/o dolor,

    3) estados o procesos cognitivos tales como:

    a) sensaciones o percepciones (aisthsis),

    b) impresiones sensibles y/o impresiones racionales (phantasa),

    c) creencias (doxai) o juicios (hypolepsis) (ya sea una de estas

    tres operaciones cognitivas o diferentes combinaciones posi-bles entre ellas, segn el tipo y el grado de complejidad de laemocin),

    4) actitudes o disposiciones hacia el mundo y

    5) deseos o impulsos (orexis).

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    CARMEN TRUEBA ATIENZA

    SIGNOS FILOSFICOS, vol. XI, nm. 22, julio-diciembre, 2009: 168-170

    La atencin que Aristteles le dedica a cada uno de estos cinco aspec-tos de las emociones depende en gran medida de la relacin que ellosguardan con las cuestiones filosficas que l analiza y discute en los

    diferentes lugares del corpus en los que se ocupa de las emociones o hacealguna alusin a ellas, pero esto no debera llevarnos a desconocer ellugar de cada uno de los componentes de las emociones que he enume-rado. Al parecer, el filsofo concibe que ninguno de dichos componentesaislado explicara o constituira por s solo ninguna emocin y consideraque todos ellos son en algn grado elementos constituyentes de las emo-ciones. En cuanto a los componentes cognitivos de las emociones, cabedecir que stos pueden darse separados unos de otros, pero hay casosque admitiran diferentes combinaciones, segn el grado de compleji-

    dad de la emocin de que se trate. Por ejemplo, el temor podra ir acom-paado de lapercepcin de un objeto (el fuego) y de la impresin evaluativade que se trata de un peligro inminente, de la creencia de que el fuego es detal magnitud que puede acarrear un gran dao y deljuicio de que hay quehuir en este momento. Pero en cualquier caso los componentes cognitivosiran acompaados del resto de los componentes de las emociones.Retomando el ejemplo anterior, el temor por el fuego ira acompaadode la palidez y/o el temblor, la sensacin de dolor, la actitud alerta y eldeseo de salvarse. El peso especfico de cada uno de los componentes delas emociones es variable, segn la naturaleza de cada emocin y deacuerdo tambin con el talante y la disposicin de las personas, las cir-cunstancias particulares en que stas experimentan las emociones y elmodo en que han aprendido a emocionarse.

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    Carmen Trueba Atienza: Doctora en filosofa por la Universidad AutnomaMetropolitana. Profesora-investigadora titular del Departamento de Filosofa de laUniversidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa. Se ha especializado en filosofaantigua. Ha publicado numerosos artculos en revistas especializadas. Es autoradel librotica y tragedia en Aristteles (Barcelona/Mxico, Anthropos/UAM-I, 2004).

    D. R. Carmen Trueba Atienza, Mxico D.F., julio-diciembre, 2009.

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