la teoría antropológica de los géneros

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La teoría antropológica de los géneros El western como material etnológico * ¿Es posible estudiar el universo mitológico de una sociedad altamente industrializada con las herramientas teóricas utilizadas para estudiar el universo mitológico de una sociedad primitiva? ¿Cuál es la función cog- nitiva y sociológica (ideológica) que cumple el mito en uno y otro caso? Para responder a estas preguntas -que plantean implícitamente un problema de etnocentrismo metodológico- desde una perspectiva es- tructuralista (que es la que hasta el momento ha dedicado la mayor aten- ción a estos problemas) habría que empezar por estudiar los trabajos de C. Lévi-Strauss, para después: 1) determinar la solidez de su argu- mentación cuando afirma que los mitos del hombre moderno no pue- den ser analizados con provecho aplicando el método estructuralista, y 2) demostrar que la relación entre mito e historia es, en ambos casos, muy similar. Semejante trabajo ha sido realizado por el sociólogo norteamericano Will Wright, de la Universidad de California en San Diego, quien apli- có sus resultados al estudio de un género cinematográfico: el western. En la introducción a su libro, señala el autor que todas las aproximacio- nes al estudio del western como sistema mitológico han aplicado un mé- todo funcionalista, al considerar a los mitos como una mera expresión emocional e irracional de valores sociales y conflictos psicológicos, ala *Will Wright Sixguns and Societr. A Siructural Study of the Western, University of California Press, Berkeley, 1975, 217 pp. 28

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La teoría antropológica de los géneros

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La teoría antropológica de los géneros

El western como material etnológico *

¿Es posible estudiar el universo mitológico de una sociedad altamenteindustrializada con las herramientas teóricas utilizadas para estudiar eluniverso mitológico de una sociedad primitiva? ¿Cuál es la función cog-nitiva y sociológica (ideológica) que cumple el mito en uno y otro caso?

Para responder a estas preguntas -que plantean implícitamente unproblema de etnocentrismo metodológico- desde una perspectiva es-tructuralista (que es la que hasta el momento ha dedicado la mayor aten-ción a estos problemas) habría que empezar por estudiar los trabajosde C. Lévi-Strauss, para después: 1) determinar la solidez de su argu-mentación cuando afirma que los mitos del hombre moderno no pue-den ser analizados con provecho aplicando el método estructuralista, y2) demostrar que la relación entre mito e historia es, en ambos casos,muy similar.

Semejante trabajo ha sido realizado por el sociólogo norteamericanoWill Wright, de la Universidad de California en San Diego, quien apli-có sus resultados al estudio de un género cinematográfico: el western.En la introducción a su libro, señala el autor que todas las aproximacio-nes al estudio del western como sistema mitológico han aplicado un mé-todo funcionalista, al considerar a los mitos como una mera expresiónemocional e irracional de valores sociales y conflictos psicológicos, ala

*Will Wright Sixguns and Societr. A Siructural Study of the Western, Universityof California Press, Berkeley, 1975, 217 pp.

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manera como Radcliffe-Brown y Malinowski interpretaban los mitostribales.

Dichos estudios sobre el western lo han interpretado como la satis-facción de necesidades sociales (conflicto entre la ley y la moral, la li-bertad y el progreso o el puritanismo y la violencia) o psicológicas(identificación con el héroe que se rebela contra el mundo de los adul-tos). Sin embargo, ninguno de ellos explica la popularidad del género.

Al estudiar a las formas culturales no como la consecuencia de ten-siones sociales y psicológicas , sino como un problema de comunicación,han de estudiarse sus mecanismos lógico-simbólicos, los cuales puedenorganizarse en estrategias que reintegren ` 9a experiencia que el lenguajevuelve fragmentaria y problemática" (p. 12).

Pero hasta aquí llegan las coincidencias de nuestro autor con Lévi-Strauss, del cual sólo toma el método para rechazar su teoría. Mientraspara Lévi-Strauss el mito sólo es una de las formas culturales que mues-tran la estructura mental del hombre (lo mismo que el parentesco y eltotemismo ), para Wright el mito (lo mismo que los rituales , el arte, elparentesco o la política ) comunica un orden conceptual necesario parael funcionamiento de instituciones sociales especificas , cumpliendo asíuna función ciertamente ideológica.

Es decir, en un caso se enfatiza el aspecto psicológico (estructuras men-tales), y en el otro se enfatiza el aspecto comunicativo (el significadosocial) de los mitos.

Si bien Lévi-Strauss se interesa en el origen de la estructura del mito,la única explicación que ofrece sobre la presencia de la estructura bina-ria en los mitos es que ésta es impuesta por la mente, lo cual "implicaque los mitos no son comunicaciones entre la sociedad y los individuos,sino instancias de la mente comunicándose consigo misma" (p. 20).

Al rechazar esta noción, Wright sugiere que la presencia de una es-tructura de oposiciones en los mitos se debe a que éstos requieren, paracumplir su función significativa, de significados simples y reconociblesque contribuyan a reforzar, y no a alterar, el entendimiento social. Poresta razón , el contenido de los mitos y su significado social es irrelevan-te para Lévi-Strauss.

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Para entender este significado no basta entonces con el estudio de lasoposiciones binarias, sino que se hace necesario un estudio más comple-joi el de la estructura narrativa, que debe considerar problemas tales comoel orden temporal, la relación entre causa y efecto, y su explicación. Pa-ra realizar este análisis, el autor se ha apoyado en el método originadopor el formalista ruso V. Propp, si bien la estructura narrativa de unwestern es mucho más compleja que los cuentos folclóricos de la tradi-ción oral.

Sin embargo, en uno y otro caso, las funciones que caracterizan a ungrupo de historias siempre ocurren en un orden rígido e inalterable, pues"en cada historia cada una de las funciones, es decir, cada acción, debeaparecer exactamente en la misma secuencia". Por ello, el orden tem-poral es de extrema importancia, y los problemas de interpretación sur-gidos de una alteración a esta secuencia dentro de un mismo grupo denarraciones en el western, es discutido por el autor en el capitulo sobre"El mito como una narrativa de la acción social", donde se explica cuálesson los mecanismos por medio de los cuales los individuos de una socie-dad específica interpretan las acciones narrativas en sus mitos (cosa quePropp no hizo).

La mayor parte del libro (pp. 29-123) está constituida por la aplica-ción de su método a las películas. El autor consideró dentro de su cor-pus p aquellas que aparecieron a partir de 1930 y cuyas entradas hansobrepasado los 4 millones de dólares en los Estados Unidos s Canadá.Ello constituye un total de 64 películas, clasificadas Co cuaVC-catego-rías, de acuerdo con la estructura de sus funciones narrativas: clásica(24 películas), venganza (9), transición (3) y profesional (18), con Chi-surn perteneciendo tanto a la clásica como a la profesional.

No mencionaremos aquí todas las funciones de cada trama o estruc-tura (la primera función de la trama clásica es: —el héroe entra a un gru-po social", y la decimosexta y última: "el héroe pierde o renuncia a sustatus especial"). Diremos solamente que el autor toma 4 películas decada categoría, lo más disímiles entre sí, para mostrar cómo se presentacada una de estas funciones en cada una de éstas (y otras) películas dela misma categoría.

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En toda película se presentan siempre los mismos grupos de persona-jes (los héroes, los villanos y la sociedad) y las mismas oposiciones bina-rias (dentro/fuera, buenos/malos, fuertes/débiles y barbarie/civilización);pero cada uno de ellos adquiere una significación distinta dentro de ca-da trama: en la trama clásica, el héroe trata de evitar a los villanos; enla trama de la venganza trata de evitar a la sociedad, etc.

Son estas diferencias narrativas las que proveen a la trama de su sig-nificado social específico, y no las meras oposiciones binarias en símismas.

Los siguientes tres capítulos (5, 6 y 7) están dedicados a explicar cadauna de estas tramas con relación al contexto social del que han surgidoy al periodo histórico que las acompaña, para así entender su funciónsocial. Apoyando su análisis en autores como J. Kenneth Galbraith, Jur-gen Habermas y C. B. MacPherson, se trata de explicar de qué manerala evolución de la trama "clásica" a la trama "profesional" ha refleja-do simbólicamente la evolución de la sociedad norteamericana desde suestructura de mercado inmediatamente posterior al crack del 29 hastael corporativismo que empezó a ser experimentado durante la segundaguerra, y con el cual se comprometió la administración Kennedy duran-te los sesentas.

En los capítulos finales, el autor se ocupa de rebatir el urodelo de Lévi-Strauss, argumentando que mientras para éste el mito no puede expli-car el pasado en una sociedad moderna, pues ese papel le está reservadoa la historia, olvida considerar la posibilidad de que cumpla otra fun-ción: la de mostrar analogías entre el presente y el pasado.

En una sociedad primitiva, donde no existe el pasado sino una con-cepción cíclica del tiempo, no existe la historia; ahí el mito cumple lafunción de mostrar analogías no entre pasado y presente, sino entre lanaturaleza y la cultura. Sin embargo, continúa diciendo Wright, la fun-ción del mito es similar en ambos casos: mostrar analogías que dan unsignificado a la realidad.

Por otra parte, al preguntarse por qué el mito en particular (y no eltotemismo, el arte, el parentesco o la política) reconcilia profundos con-flictos sociales al ofrecer modelos de acción, su respuesta es aparente-mente sencilla: si consideramos que los mitos son no sólo oposiciones bi-

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nanas sino en primer lugar narraciones, recordaremos que toda narraciónexplica un cambio , pues toda narración tiene principio, medio y fin (esdecir, una estructura, una manera de imponer un orden donde habíacaos), y en una narración todo evento es el principio, el medio o el finde una secuencia que explica un cambio significativo.

Para entender la función social de los mitos como narraciones, en-tonces, es necesario considerar no su simbolismo social sino el movimientode la trama: "para la narrativa, la estructura constituye el mito de lamisma manera que las reglas constituyen el juego' (p. 186).

El trabajo de Will Wright puede ser considerado no sólo como unacontribución socioantropológica a la teoría de los géneros cinematográ-ficos, sino como una original interpretación de los mecanismos de la co-municación social, al aplicar inteligentemente los modelos estructuralistasen un terreno parcialmente ajeno a aquel para el cual fueron original-mente diseñados.

Al considerar a los mitos no sólo en términos de su constitución bina-ria (análisis paradigmático) sino principalmente en términos de su es-tructura narrativa (análisis sintagmático), se demuestra que éstos cumplenuna función análoga en la sociedad primitiva y en la sociedad moderna,pues en ambos casos sirven como modelos para la acción social.

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