la sonrisa incierta · 2020. 8. 21. · la sonrisa incierta las doce puertas parte v vicente raga...
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LASONRISAINCIERTA
LasdocepuertasparteV
VicenteRaga
VicenteRaga(Valencia,España,1966)ExtractodeentrevistaenTribunaLibre
PREGUNTA:EstudióDerecho,unMáster,aprendióidiomas…paraacabardepolíticoyescritor.RESPUESTA:Jajajaja,dichoasíparecequeheidoamenos,¿verdad?Enrealidadnovivodeninguna
delasdoscosas.Serconcejalenmipueblo,Alboraya,ademásdeunorgullo,esvocacional,aligualqueserescritor.
P:¿Cómohallegadohastaaquí?R: Porque creo que hay otro relato diferente que contar. La gente está cansada de lo mismo de
siempre.Escuriosoqueestasfrasessepuedanaplicartantoalapolíticacomoalaescritura.P:¿EssuquintanoveladelasagadeLasdocepuertas?R:Essucontinuación,yunlibromuyimportantedentrodelaserie.Recuerdoamislectoresquees
necesarioleerlascuatronovelasanterioresensuorden:Lasdocepuertas.Nadaesloqueparece,Todoestámuy oscuro, Lo que crees es mentira.. He creado una historia que trascurre durante varios siglos, endiferentesnovelas.Eslaprimeravezqueescriboalgotanlargo,aunquenosoynovato.Miprimerrelatoloescribíconcatorceaños,yganóunmodestoconcursoliterarioenInglaterra.Desdeentoncesnoheparado.
Ahoraescriboartículosdeopiniónendiferentesmediosymantengounasredessocialesactivas.
Lasonrisaincierta(LasdocepuertasparteV)
AddvanzaEditorial,2019
P:¿Porquéeltítulodeestelibro?R:Eslaúltimafrase.Asíterminalanovela.P:¿Yyaestá?R:No,nimuchomenos.QuizáestasealapartedeLasdocepuertasmásreveladoradetodalasaga,
descontandodelpropiofinal,claro.Sedescubrenmuchascuestiones,desconocidashastaelmomento,quetienenunagran relevancia en el desarrollo de la historia y en la preparacióndel final, aunque la novelaterminaconunagranpregunta,quemarcarálasextaparte,tituladaRebecadebemorir.¡Casinada!
P:Seguimosconeltrasfondodelainquisiciónenlapartehistórica,yconlosmismospersonajesenlaparteactual,elsigloXXI.¿no?
R:Sí,losprotagonistasprincipalessiguensiendolosmismos,,perosedescubrenciertosdetallesdelahistoriaquemarcaránelfinaldelasaga.Esunlibroimportante.
P:¿Setratadeunanovelahistóricamás?R:Nomeatreveríaaclasificarladenovelahistórica.Esotracosa.Setratadeunanovelademisterioe
intrigaactual,basadaenhechoshistóricosreales.P:¿Aquiénvadirigida?R:Atodosloslectoresconganasdeentretenerse,desdeloscatorceaños..
AVISOMUYIMPORTANTE
EstanovelaeslaquintapartedeLasdocePuertas
Para poder disfrutar de una mejor experiencia, es neceasario respetarelordendelecturadelasnovelas:
1-Lasdocepuertas(ParteI)
2-Nadaesloqueparece(ParteII)
3-Todoestámuyoscuro(ParteIII)
4-Loquecreesesmentira(ParteIV)
5-→Libroactual
6-Rebecadebemorir(ParteVI)
7-Elenigmafinal(ParteVII)
Encadaunadelasnovelassedesvelanhechos,tramasypersonajesqueafectanalasposteriores.Sinorespetaesteorden,apesardequehayunbreveresumendelosacontecimientosanteriores,esposibleque
nocomprendaciertosaspectosdelatrama.
Primeraedición,octubrede2019
©2019VicenteRagawww.vicenteraga.com
www.lasdocepuertas.com
©2019AddvanzaEditorialwww.addvanza.es
Fotocomposiciónymaquetación:AddvanzaEditorialIlustraciones:LeyreRagayCristinaMosteiro
ISBN:978-84-1201894-3DEPÓSITOLEGAL
Quedaprohibidos,dentrodeloslímitesestablecidosenlaLey,ybajolosapercibimientoslegalmente
previstos,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,yaseaelectrónicoomecánico,eltratamientoinformático,elalquilerocualquierotraformadecesióndelaobrasinla
autorizaciónpreviayporescritodelostitularesdelosDerechosdeautor.
LascuatroanterioresentregasdelasagadeLasdocepuertasibandedicadasamifamiliaengeneral,amigosycompañerosdelcolegio.Enestaocasiónlo
quierohaceramimujerCristina.Sinsuayudayapoyotampocohubieranexistidoestasnovelas.
ÍndiceESUMENDELOSLIBROSANTERIORESDELASERIE«LASDOCE
PUERTAS»
131DEENERODE1525
2ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
331DEENERODE1525
4ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
531DEENERODE1525
6ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
731DEENERODE1525
8ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
931DEENERODE1525
10ENLAACTUALIDAD,VIERNES28DESEPTIEMBRE
111DEFEBRERODE1525
12ENLAACTUALIDAD,VIERNES28DESEPTIEMBRE
131DEFEBRERODE1525
14ENLAACTUALIDAD,SÁBADO29DESEPTIEMBRE
152DEFEBRERODE1525
16ENLAACTUALIDAD,SÁBADO29DESEPTIEMBRE
175DEFEBRERODE1525
18ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
195DEFEBRERODE1525
20ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
215DEFEBRERODE1525
22ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
236DEFEBRERODE1525
24ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
256DEFEBRERODE1525
26ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
276DEFEBRERODE1525
28ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
298DEFEBRERODE1525
30ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
3120DEFEBRERODE1525
32ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
3321DEFEBRERODE1525
34ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
3521DEFEBRERODE1525
36ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
3722DEFEBRERODE1525
38ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
3922DEFEBRERODE1525
40ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
4122DEFEBRERODE1525
42ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
4322DEFEBRERODE1525
44ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES3DEOCTUBRE
4522DEFEBRERODE1525
46ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES3DEOCTUBRE
4722DEFEBRERODE1525
48ENLAACTUALIDAD,JUEVES4DEOCTUBRE
4922DEFEBRERODE1525
50ENLAACTUALIDAD,JUEVES4DEOCTUBRE
5124DEFEBRERODE1525
52ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
5327DEFEBRERODE1525
54ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
5527DEFEBRERODE1525
56ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
572DEMARZODE1525
58ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
593DEMARZODE1525
60ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
614DEMARZODE1525
62ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
634DEMARZODE1525
64ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
654DEMARZODE1525
66ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
674DEMARZODE1525
68ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
694DEMARZODE1525
70ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
714DEMARZODE1525
72ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
735DEMARZODE1525
74ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
7531DEENERODE1525
76ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
775DEMARZODE1525
78ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
795DEMARZODE1525
80ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
815DEMARZODE1525
82ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
835DEMARZODE1525
84ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
NotapreviadelautorEnlapartehistóricadelapresentenovela,correspondientealsigloXVI,
todoslospersonajesqueaparecensonrealesyexistieronensuexactocontextohistórico.Noobstante,loshechosquesenarransonficticiosynotuvieronporquéocurrirdelamaneradescrita.Enlaparteactualdelanovela,todoslos
personajesyloshechosnarradossonficticios.Losacontecimientoshistóricosquesedescribenenambaspartessecorrespondenconlarealidad.
Entodalanovelaseutilizanlasfechasdeacuerdoconelcalendario
gregoriano.Aefectosdeclaridadyhomogeneidadnoseusaelcalendariohebreo.
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RESUMENDELOSLIBROSANTERIORESDELASERIE«LASDOCEPUERTAS»
NOTADELAUTOR:SiyahasleídolascuatronovelasanterioresdelasagadeLasdocepuertas,noesnecesarioqueleasestecapítulo,tansoloesun breve resumen de todo lo acontecido hasta ahora, aunque nunca vienemalrecordar ciertos detalles. Yo mismo lo recomiendo, igual reparas en algunacuestiónquesetepuedehaberescapado.
LosjudíosdefinalesdelsigloXIVenlapenínsulaibéricahabíanacumuladounaingentecantidaddeconocimientosenmultituddematerias,perolosteníandispersosendiferenteslugares.Anteelcarizqueestabatomandosurelaciónconlos cristianos en aquella época, y ante el temor de perder ese gran tesoro,decidieronprotegerlo,reuniéndoloyescondiéndoloenunúnicoemplazamiento.Eligieron la judería de Valencia. No era tan importante como las de Sevilla,CórdobaoToledo,porejemplo,pero,precisamenteporellolaescogieron.Teníaun tamañomedio, no erademasiado conflictivay estababien comunicada.Endefinitiva,eradiscretaencomparaciónconotrasmayores.Crearonunaespeciede confraternidad, formada por diez personas, cuya misión era preservar esetesoroatravésdelossiglos,ylollamaronGranConsejo.Eltesoroeraconocidoentreellosporelnombrede«elárbol».Sindudafueunaideamuyoportuna,yaquepocomásdeunañodespuésde
completar la tarea, en 1391, se produjo el asalto y la destrucción de más desesentajuderíasportodoslosterritoriosdelreinodeCastillaydelacoronadeAragón,quesupusieronlamuertededecenasdemilesdejudíos.Lamayoríadelas aljamas no se recuperaron jamás y desaparecieron para siempre.Afortunadamente los miembros del Gran Consejo tenían un plan de escapepreparado,quehabíanllamadoLasdocepuertas,quehacíareferenciaalasdocepuertasqueseabríanenlamurallamedievaldeValenciaafinalesdelsigloXIV.
Suobjetoeraponerseasalvoypreservarsutesorocultural.Unavezejecutadodichoplan,pasaronadesignarseaellosmismospuertas.Por si todas aquellas desgracias no hubieran sido suficientes, cien años
después de aquel desastre, en concreto el 31 de marzo de 1492, Isabel I deCastilla y Fernando II de Aragón, conocidos posteriormente como los ReyesCatólicos, ordenaron la expulsión de los judíos de todos los reinos quedominaban,deportaciónquesecompletóenelmesdeagostodeaquelfatídicoaño.El Gran Consejo que protegía el tesoro judío estaba compuesto por diez
personas,peroen realidadhabíaunundécimomiembro,quenoparticipabadelasreuniones,cuyaidentidadpermanecíasecretayquetansoloeraconocidaporelnúmerouno.ElGranConsejoseorganizabaasemejanzadelárbolsefiróticode los cabalistas. Aunque aparentemente dicho árbol contenía diez esferas osefirot,enrealidad,existíaunaundécimasefiráh,queeselsingulardelapalabrasefirot.Esaundécimasefiráh,llamadaDaat,permanecíainvisibleyrepresentabalaconciencia.Eraotraforma,enestecasonomaterialyoculta,delKeter,delaraízdelGranConsejo,desunúmerouno,queenestosmomentoseraBlanquinaMarch.Enconsecuencia,tansoloBlanquinaconocíalaverdaderaidentidaddelaundécimapuerta.Sufuncióneraserunaespeciedecopiadeseguridad.Entreelnúmerounoyelnúmeroonce teníandivididounmensajepropio,queunavezunido,conducíaa la localizacióndelárbol.Encasodecualquiereventualidad,comoladesaparicióndeunmiembroodelGranConsejoensutotalidad,teníanla responsabilidad de reconstruirlo, para la preservación de su gran tesorodurantelossiglosvenideros.
Enmarzode1500seprodujounhechodeextraordinariagravedad.ElSantoOficio de la Inquisición española descubrió una reunión del Gran Consejo eirrumpió enmitad de su celebración, provocando la desbandada de todos susmiembrose inclusolacapturadelnúmerocuatro,MiguelVives,ysuposteriorrelajaciónymuerteen lahoguera.BlanquinaMarch,queera lapuertanúmerouno,decidió,porseguridad,trasladarelárbolaotroemplazamientodiferenteyencargó el trabajo a la undécima puerta, que era el maestro cantero JohanCorbera,yaquenoeraniconocidoniperseguidoporlaInquisición.Tomóotradecisióndegrancalado,disolverelGranConsejo.Nosabíaquéconocimientospodría tener la Inquisiciónynosequisoarriesgaraponerenpeligro lapropiaexistenciadelárbol,elgrantesorojudío.Blanquina March falleció muy joven a consecuencia de la peste negra y
heredó su puesto en el Gran Consejo, como nuevo número uno, su hijo LuisVives,elgranhumanistavalenciano,españolyeuropeo,queenaquelmomentohistóricoteníatansolodieciséisaños.EntreélyJohanCorberaescondieronesetesoro cultural en una nueva ubicación. Poco después LuisVives abandonaríaEspaña,debidoa lapresiónde la Inquisición sobre su familia.Supadrequisoponerlo a salvo de su saña, que ya había conducido hasta la hoguera a buenapartedesusprimosytíos.LuisVivesseconvirtióenunafiguradefamamundialysusamigosenEspaña
intentaban que retornara con seguridad, a salvo del Santo Oficio. A pesar detodoslosesfuerzos,parecíaquehabíaunamanonegraqueleimpedíalavueltaasu país, cosa que deseaba, ya que su padre estaba enfermo y preso por laInquisiciónysushermanasnecesitabansuayuda.Todoslosintentosfracasaron.LuisVives,despuésdelasmaquinacionesdelcardenalThomasWosleyentre
otros,acabóenInglaterra,decatedráticoenlaUniversidaddeOxfordycasadoconMargaritaValldaura,hijadeespañolesyresidenteenBrujas.Paraaquelentonces,LuisVivesyahabíaabandonadodeformadefinitivasu
ideadevolver aEspaña, por ello cedió supuesto comonúmerounodelGranConsejoasugranamigo,elnobledonBertrán,queestáenFlandesconél.Ensuviaje de retorno aEspaña, en tierras francesas, el noble es emboscado por lastropasdel reyfrancésFranciscoIypresuntamentefallece.Deaquellamatanzatan solo se salva un fraile, que logra escabullirse y regresar a su convento deresidencia,enSevilla.En Valencia, en el primer cuarto del siglo XVI, el hijo de Johan Corbera,
llamado Batiste, hace amistad en la escuela con Amador, cuyo padre es donCristóbaldeMedinayAliaga,ytrabajaparaelTribunaldelaInquisicióncomoreceptordelSantoOficioyconJerónimo,unextrañoniñodeochoañosquenosabenisiquieraquiénessupadre,peroqueviveenelPalacioRealdeValenciaatodolujo,sededeltribunallocaldelSantoOficiodelainquisición.Loúnicoquesabe de su padre es que se llama Alonso y que conoce a Johan Corbera.Erróneamentesuponen,enunprincipio,quesetratadelhijodelcondedeNieblayduquedeMedinaSidoniaentreotrostítulos,denombredonJuanAlonsoPérezdeGuzmán,noblequeresideenSevilla,yaqueeselúnicoqueconoceconesenombre.Johan Corbera y su hijo se desplazan precisamente hasta Sevilla, porque
piensanqueelnobledonBertrán, antesde fallecer en la emboscadaen tierrasfrancesas,hapodidodesignarcomonuevonúmerounoa laúnicapersonaqueconsiguióhuirdelaemboscada,alfraile.CuandolleganaSevillaseencuentrancon la desagradable sorpresa de que dicho fraile se ha suicidado, y lo mássorprendente es que ha dejado una nota a nombre de Johan Corbera, aún sinconocersepersonalmente.Lanotacontieneunmensajeocultoenclave,queenprincipionocomprenden.Batiste,elhijodeJohanCorbera,sehabíaconvertidoenlaterceraundécima
puerta de laHistoria, al suceder a su padre. Sigue espiando las reuniones deltribunallocaldelaInquisición,juntoconAmadoryJero.SeenterandetodoelprocesocontraLuisVivesValeriola,elpadredelhumanistaLuisVives,einclusosontestigosdelautodefedondeesrelajadoycondenadoamorirenlahoguera.LashermanasvivasdeLuisVives,BeatrizyLeonor,sedisponenareclamara
la inquisición la injusta incautación de la dote que su madre, Blanquina, quejamás fue condenada. Se encuentran con la firme oposición del receptor, donCristóbal de Medina, padre de Amador, que, bajo ningún concepto, estádispuesto a devolver los 10.000 sueldos reclamados.Amenaza a las hermanasconrepasartodaslasnotasdelSantoOficiosobresumadreBlanquina,einclusoabrir unproceso contra ella, a pesar de llevarmuerta casi dieciséis años.Estosupone un peligro, ya que el Gran Consejo desconoce qué es lo que sabe lainquisición de ellos, y desenterrar un tema antiguo puede ser muy peligroso,comoquizálosea…Batiste Corbera descubre que el fraile que escapó de la emboscada, en
realidad,no existe, fue el verdaderonoble el que consiguióhuir disfrazadodefraile.Alfinaldelúltimolibro,Batisteconsiguedescifrarlanotadesuicidiodelsupuestofraileydescubrequeinclusosuidentidadesfalsa.Elsupuestonoble,que es el padre de Jero, es, nada más y nada menos, que su excelencia donAlonsoManriquedeLaraySolís,arzobispodeSevillay,sobretodo,inquisidorgeneraldeEspaña.ÉleslapersonaqueLuisVivesdesignócomonúmerouno,que acaba de ceder a su hijo Jerónimo. Por lo tanto, con el Gran Consejodisuelto, los únicos que son portadores de las dos mitades del mensaje queconducenalárboldeltesorojudíosonJerónimoManrique,deochoaños,comonúmerouno,yBatisteCorbera,dedoceaños,comonúmeroonce.Mientrastanto,yaenlaépocaactual,enplenosigloXXI,RebecaMercaderes
una joven de veintidós años, recién graduada en Historia y estudiante de unmáster.ParasufragarsesusestudiostrabajaatiempoparcialenelperiódicoLaCrónica, estando a cargo de la sección de relatos históricos. Para su absolutasorpresa, ha sido nominada a un PremioOndas almejorpodcast del año, porunas grabaciones que dejó cuando se fue de vacaciones, con el objeto de quefueran trascritas para su columna semanal en el periódico.Las escucharon suscompañeros de la emisora de radio y las difundieron, sin el conocimiento deRebeca.Parasorpresadetodos,tuvieronmuchísimoéxito.Hafirmadounnuevocontrato con una gran cadena de radio nacional y se ha convertido encolaboradorahabitualdeunprogramadegranéxito.Hapasadodelanonimatoalafama.Esreconocidaalládóndeva.Los padres deRebeca fallecieron en un accidente de tráfico cuando apenas
teníaochoañosdeedad.Enaquelmomentosefueavivirconsuúnicofamiliarvivo,sutíaMargaritaRivera,aquiéntodoelmundoconoceporeldiminutivodeTote. Es comisaria de policía y, hasta hace tres meses, su pareja era JoanaRamos,profesoradeRebeca en laFacultaddeGeografía eHistoria.Debido atodos los acontecimientos que ocurrieron durante el mes de mayo, se vioobligadaatrasladarseaEstadosUnidos.Lastresformabanunafamiliamuyfeliz
que,ahoramismo,estabarota.NiToteniRebecasehabíanacostumbradoasuausencia.Rebeca estudió en el colegio Albert Tatay. Desde que el grupo de amigos
terminaron sus estudios hacía cuatro años, y antes de que cada uno de ellospartierahaciaunaFacultaddiferenteparacontinuarsuformaciónoalmercadolaboral,Rebecaysuscompañerosseconfabularonparanoperderelcontacto.Sehabían criado unidos durante muchísimos años y no querían perder esacomplicidad tan sana. Así, decidieron institucionalizar una reunión semanal,todoslosmartes,enunlugarfijo,enestecasoenelpubirlandésKilkenny’senlaplazadelaReina.Cadaunoacudíacuandopodía,peroconelpasodeltiempo,inclusosehabían ido incorporandoalgrupopersonasajenasalcolegio.Fueelcamarero inglés delpub, llamado Dan, el que les bautizó como el Speaker'sClub,porque,segúnél,«muchohablarypocobeber».Charly, piloto de línea aérea, era el cachondo del grupo, junto a Fede, que
acababadeterminareldoblegradodeDerechoyCienciasPolíticas.Pertenecíaauna familia muy rica y conocida. En ocasiones se les unía a los dos elantisistemadeXavier,queeracomercialdeunaempresa.Lostresformabaneltrío calavera. Tenían mucho peligro. Almu era la amiga del alma de Rebeca,llevaban estudiando juntas desde los seis años hasta la universidad. Bonetestudiabarobóticay todospensabanquepodríapasarporunodeellos.Carlotaera la más impredecible de todo el grupo, una mente privilegiada cuyasreaccionesledabanmiedohastalapropiaRebeca,aunqueerangrandesamigas.Sumadrehabíafallecido,despuésdeunalargaenfermedad.Seacababadereincorporar,despuésdeunañodeausenciaporestudiosenel
extranjero, Carolina Antón, cuyo padre era un diplomático francés. Paracompletar el grupo, se habían unido, ajenos al colegio, Carmen, una mujerdivorciadadecuarentayseisañosquetrabajabaenelarchivodelayuntamientodeValenciaysujefeJaume,algomayorqueellayconunparecidoasombrosoaHarry Potter, segúnRebeca. También se había unido al grupoÁlvaroEnguix,propietariodeunajoyeríayparejanooficialdeCarlota.Eldía1demayosepresentóenelperiódicodóndetrabajaRebecalacondesa
de Dalmau, dos veces grande de España y lectora habitual de la sección deRebeca.Lehaceentregadedosextrañosdibujosquehaencontradoenunacajafuerteoculta,quepertenecíaa sudifuntomarido,elcondedeRuzafa.Le pidequeresuelvasusignificado,yaqueellalodesconoce.Aldíasiguientelacondesaesencontradamuertaensupalacio.DespuésdemuchasvicisitudesygraciasalaayudadelhistoriadorAbraham
Lunel,descubrenquelosdibujossondeprocedenciajudíaydatande1391,añoen que se produjo el asalto y la destrucción de la judería de Valencia. En
realidad, los dibujos representaban un plan de escape del Gran Consejodenominado Las doce puertas, que hacía referencia a las doce puertas de lamurallamedieval deValencia, Lo que todos losmiembros delSpeaker's Clubdesconocen es queRebeca es la actual undécimapuerta.Hace todo lo posiblepara hacer creer a sus amigos que aquel árbol judío, oculto desde hace seissiglos, ya no existe en la actualidad.Quiere que se le deje de buscar y así sepuedapreservarparalossiglosvenideros.Alfinaldelpresentelibro,Rebecaesconvocada a un Gran Consejo, formado tan solo por seis miembros. Todosacudencon la tradicionalcapanegraconcapucha,quenopermite reconocerasus portadores. Para su absoluta sorpresa, Rebeca reconoce la voz de dospersonas. De una ya se lo esperaba, la puerta número siete, miembro delSpeaker'sClub,perosesorprendemuchísimoalreconocertambiénlavozdelapuertanúmerocinco,quenoseloesperaba.Alfinaldeltercerlibro,lamadredeCarlotalerevela,ensulechodemuerte,
que es adoptada, y en el final del libro anterior, el cuarto, se está a punto dedescubrir una gran sorpresa que puede cambiar todo el futuro de Rebeca yCarlotay,quiénsabe,quizátambiéndelmisteriodeLasdocepuertas.
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31DEENERODE1525
—Disculpe,suexcelenciadonAlonso,perosemehacemuydifícilllamarleasícuandosiempreleheconocidocomodonBertrán.JohanseacababadeenterarqueelnobledonBertrán,enrealidad,jamáshabía
existido. Era un personaje ficticio que había creado el arzobispo de Sevilla einquisidorgeneraldeEspaña,donAlonsoManriquedeDiegoySolís,padredeJerónimo,elamigodelaescueladesuhijo.—Te lovuelvoa repetir,nime llamesexcelencianime tratesdeusted,con
Alonso será suficiente. ¡Cómo si me quieres seguir llamando Bertrán! Tantosañosatendiendoaesenombrequeyameheacabadoacostumbrado.Hastamegustacuandoloescucho.—Está bien, lo intentaré, pero comprende que semehaga difícil tutear con
tantafamiliaridadalinquisidorgeneraldeEspaña.Unapalabratuyayacaboenlasmazmorrasdeinmediato,oinclusoalgopeor,enlahoguera.—Olvídate de mis cargos y dignidades. Soy la misma persona que llevas
tratando años como don Bertrán, y nos hemos corrido algunas juergasmemorablescuándonoconocíasmiidentidadreal,asíqueparatinodeberíasertandifícil.—Pues loes.Entiendeque tuscargos imponen,ymucho.Entreotrascosas,
estásalfrentedelSantoOficioenEspaña,nadamásynadamenos.Seguramenteserálainstituciónmástemidaentodoelmundo,enlaactualidad.—Lo comprendo, pero que ello no suponga una barrera. Estoy del lado de
Luis Vives y del tuyo desde el principio, además desde bastante antes dedesempeñar loscargosactuales.¿Sabesque lleguéaestaren lacárcelpormisideas,noprecisamenteortodoxas?—¿Quédices?—sesorprendióJohan,quenoteníaniidea.—En1499eraobispodeBadajoz.Cuandofalleciólapersonaquemenombró
yaquiénledebíalealtad,lareinaIsabellaCatólica,apoyéalaCasadeAustria,
endetrimentode suviudo,Fernando elCatólico.A consecuencia de ello paséunatemporadaenlacárcel.Johanestabaasombrado.—Noteníaniidea.¿YdelacárcelcómohasllegadoaserarzobispodeSevilla
yjefedelaSupremaInquisición?—Esunahistoriamuylargaynotevoyaaburrirconlosdetalles.Amodode
resumen, fui indultadopor elTratadodeBlois en1509ymeenviaron enunamisiónespecialaFlandes.MideberconsistíaenvigilaraCarlosdeHabsburgo,quehabíanacidoenGantey residíacomopríncipeen laciudaddeBrujas.YasabesqueesnuestroactualreyCarlosI.Hicemitrabajoconeficaciaydepasolabré una gran amistad conLuisVives.En aquella época había terminado susestudiosenlaSorbonadeParísyvivíaenlaciudadflamenca,precisamenteenlaresidenciadelafamiliaValldaura,mercaderesvalencianosypadresdesuactualesposa,Margarita.Fueprofesordelenguacastellanadenuestroactualreyporunbreveperiodode tiempo, y, digamos. que nos prestábamos serviciosmutuos aplenasatisfacción.—¿Eras un espía? ¿Y Luis también? —preguntó Johan, que estaba
asombrado.—Luisnoyyotampocoexactamente,aunquesíinformabaalacúpuladela
IglesiacatólicadecómosedesarrollabanlosacontecimientosenlacorterealdeBrujas.Luismeayudóenestalabor.¿Nosquieresllamarespías?Creoquenoesla palabra adecuada, aunque supongo que algo teníamos de ellos. Desdeentoncesnosuneunaverdaderayprofundaamistad.—Es interesante —observo Johan, que no sabía si creerse lo que estaba
escuchando.—Teaseguroque loera,ymucho.AlternábamosconErasmodeRóterdam,
conTomásMoroyotrosilustrespensadores.Fueunafantásticaetapaenmivida,inolvidableyenriquecedora.Sinduda,sipudieravolvereltiempohaciaatrás,loharíasindudarlo,apesardemiposiciónsocialactual.Entiéndelo,jamássemeocurriría traicionar a Luis, ni siquiera por cuestiones relativas al judaísmo delGran Consejo, por mucho que ahora sea el líder máximo de la SupremaInquisiciónespañola.—Comprenderásqueestéabrumadoportodoloqueestoyescuchando—dijo
Johan—.Eraloúltimoqueesperabaoír.—PocoantesdequeelpríncipeCarlosdeHabsburgomarcharahaciaEspaña
paratomarposesióncomorey,laIglesiamerecompensómisserviciosprestadosconelobispadodeCórdoba.Yaestabaplenamenterehabilitadoyenunabuenaposición social. Dado que en Flandes me había relacionado con numerosaspersonalidades de todos los ámbitos a nivel europeo, digamos que continué
prestando ciertos servicios de información, en asuntos confidenciales, para laIglesiacatólica.AquínacióelfalsopersonajededonBertrán,nobledelacorte.Ya era demasiado conocido en mi identidad real para hacer determinadasgestionesdiscretas.Creoquetúmeentiendes.Johannohabíatenidonilamásremotaideadetodoloqueestabaescuchando.
LuisVives jamás le hizo partícipe de toda esta información.Estaba prestandoatenciónalrelatodedonAlonso,completamentefascinadoeinteresadoporsusdetalles.—Ahorameexplicomuchascosas,sobretodolarelacióntanestrechaquete
uneconLuis.TambiénseexplicaquetehubieranombradonúmerounodelGranConsejo.Estáclaroqueconfíamuchoentupersona.—Asíes,yesoquedesconocesunhechomuyrelevantequetevaallamarla
atención.—¡Ah!¿sí?—preguntóJohan,concuriosidad—.Despuésdeloqueacabode
escucharyanocreoquemesorprendanada.—Créeme, lo va a hacer —le dijo don Alonso, mientras le narraba las
circunstanciasdesunombramientocomonúmerounodelGranConsejo.JohanCorberacasisecaedeespaldas.
ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
—¿Qué quieres decir con que todo lo que creo es mentira? —preguntóCarlota,muypreocupada.Rebecaestabaabsolutamentearrasada.Apenaspodía reaccionar.Leacababa
de preguntar a su amiga cómo se había producido la lesión en la muñecaizquierda,quesiemprelemolestabadespuésdehacerdeporte.Carlotalecontóquetuvounaccidentecuandoteníaochoañosdeedad,viajandoenlasillitadeseguridadenelcoche,consusdostíos.SegúnCarlota,elaccidentenofuegrave.Ella estuvo tan solo un día hospitalizada y sus tíos algunos más, ya que serompieronunascostillas.—¡Rebeca,porfavor!¿Quieresreaccionar?Estáscomocatatónica—exclamó
Carlota.Rebecasepusoallorar.Carlotanosabíaquéhacerporquenoentendíaloque
leestabaocurriendoasuamiga.—Rebeca,¿qué tepasa?—preguntóCarlota,queyaestabamuypreocupada
porsuactitud.—Todoloquecreesesmentira—acertóadecir,entrelágrimas.Nolesalían
laspalabras.—Esoyamelohabíasdichoantes.Loquequierosaberesquésignificatodo
esteasunto.Noentiendonitufrasenitusreacciones.Meestáspreocupandodeverdad.Voyallamaraunmédico.Rebeca se recompuso un poco, como pudo, lo suficiente para ser capaz de
continuarlaconversación.—No necesito a un médico. Tan solo reflexiona un poco Carlota. ¿No te
parece extraño que no volvieras a ver ni a hablar con tus tíos, después delaccidente?—preguntóRebeca,conunhilodevoz.—Pues ahora que lo pienso, sí, pero, al fin y al cabo, se fueron a vivir a
Argentina,tampocoestanraro.Casiestáenlaotrapartedelmundo.Rebecanosabíacómoplantearlacuestiónconlamáximadelicadezaposible.
Erauntemaextremadamentesensible.—Escucha Carlota, tu madre, en su lecho de muerte, sí que te reveló el
nombredetumadrebiológica.—¿Quédices?Túnoestabasallí.Nomelodijo.Rebecainsistió.—Síque lohizo,aunque túno loentendieras.¿Recuerdascuáles fueronsus
últimaspalabras?Carlota se quedó en silencio durante un breve instante, intentando recordar
aquelmomento.—Estaba afectada por los fuertes calmantes que le habían administrado. Le
gustabamucho el vino, y recuerdo queme pidió tomar una copa. Luego casiperdióelconocimiento.Supongoqueseríaunaespeciedeúltimodeseoantesdemorir. Después salí de la habitación a toda prisa para avisar amis hermanos,queríaquelavieranaúnconsciente,antesdequesedurmieraparasiempre.AhoraesRebecalaquesequedóunmomentocallada.—Carlota,¿no tedascuentadequeno teestabapidiendounacopadevino
conesafrase?—lecontestóRebecamuysegura.—¿Y tú qué sabes qué frase me dijo? —preguntó Carlota, que se estaba
empezandoaenfadar—.Queyosepanotelahedicho.¿Ahoraeresadivina?Terepito,túnoestabasallí.Looíensusurros,peronomecabeningunadudadeloqueescuché.Noestoysordanitonta.—Presta atención Carlota, quizá yo no estuviera en cuerpo en aquella
habitación,perosíqueloestabaenespíritu.CarlotayanosabíaquépensardeRebeca.—¿Deverdad que te encuentras bien?Parece que la copa de vino te la has
bebidotúestamañana.—Estoymáslucidaquenunca—contestóRebeca,enuntonomuygrave.—Pues no entiendo todas las tonterías que me estás contando, no les
encuentrosentido.Rebecasepusomuyseriaysedispusoparacontarunahistoria.—Carlota, nome interrumpas lo que te voy a contar nime preguntes nada
hasta el final, ¿de acuerdo? Te aseguro que te vas a asombrar, pero quizá asíabraslosojosdeunavez.—Adelante,cuéntameloquesea.—Tus dos tíos se llamabanCatalina y Julián y viajabais en unOpel Corsa
amarillomuyantiguo,queademásteníaelfaroderechomediofundido,apenasalumbraba.Norecuerdolamatrículacompleta,peroteníalosnúmeros7858.La
sillitainfantilenlaqueibassentadaeradecolorazuloscuro,yteníaunlado,elizquierdo,medioroto,dehecho,estabasujetoalcabezalconunacintaaislantenegraqueavecessesoltaba.Lacabezasiempresetedesplazabahaciaeseladoycuandoelcochecogíaunbachehastatehacíadaño.Lasillitaibainstaladaenelladoderechodelasiento trasero,detrásdedóndese sentaba tu tíaCatalina.Elaccidente ocurrió porque os embistió otro vehículo por la parte delanteraizquierda,poresotúsufristelesionesmásleves,porqueibasenlapartetraseraderechaybiensujetaenlasillainfantil.Carlotasequedóestupefacta.MirabaaCarlotaconojosdebúho.—¿Cómopuedessabertodoeso?Estoyseguradequejamástelohecontado
—dijo,completamenteboquiabierta—.Dehecho,niatinianadie.Rebeca,meestoyempezandoaasustar.Estonoesnadanormal.¿Eresespiritistaoalgoasí?—Comoantesteestabacontando,tumadrenoteestabapidiendounacopade
vinoensulechodemuerte,enrealidadteestabaintentandodecirelnombredetumadrebiológica.—Rebeca,teveomuymal.Noentiendonadadetodoesto—dijoCarlota,que
yamostrabasignosdeevidentenerviosismo.—¿Aquétumadretedijolafrase«CataRivera»?Carlotasesobresaltódeformasúbita.—¿Cómopuedessabereso?Melodijoaloído.Noselohecontadojamása
nadie,comolodelcocheylodelaccidente.—¿No lo entiendes? No te estaba pidiendo una copa de vino, te estaba
diciendoelnombredetumadreverdadera.Ponafuncionaresamenteprodigiosaquetienes,quehoylaveoalgooxidada.Carlota se quedó en silencio por unmomento y luego la tez de su cara se
trasmutó en color blanco mármol. Parecía que empezaba a comprenderlentamenteloquequeríadecirlesuamigaRebeca.—TuspadressellamabanCatalinaRivera,másconocidacomoCatayJulián
Mercader, ¿verdad? —dijo Carlota, que ahora empezaba, por primera vez, aentenderlo.Unaslágrimascomenzabanaasomartímidamenteporsusojos.—Verdad.Por eso jamásvolviste a tenerningúncontacto con tus supuestos
tíos.Yahabráscomprendidoque,enrealidad,erantuspadres.Fallecieroneneseaccidente,aunqueati tecontaronotrahistoria,sufalsoviajeaArgentina,parajustificarquenovolvierasahablarconellosnuncamás.Carlota cada vez estaba más pálida. Ahora competían las dos a ver quién
estabamásblanca.—Entonces, ¿qué me quieres decir? ¿Qué tú y yo somos hermanas? —
reaccionóCarlotaporfin.Llevabaenunanubedesdehacíaunrato.—Esoes loque llevo intentandoquecomprendasdesdeel iniciodenuestra
conversación.¿Qué tecreesquehagoa lasnueveymediade lamañanaen tucasaconestacaradesencajada?Carlota se levantó de la silla de golpe, sin saber qué decir. Estaba
completamentedescolocada.—Nosolosomoshermanas,ademássomoshermanasgemelas—dijoRebeca
—,probablementeseparadasalnacer.Nomepregunteselmotivo,notengonilamás remota idea, y como nuestros padres están muertos, no sé si loaveriguaremosalgúndía.Rebecasiguióhablando.Parecíaqueestabapensandoenvozalta.—¿Teacuerdasdeltentempiéorganizadopormitíaenmicasaaquelsábado
porlatarde,paraloscompañerosdeLaCrónica?—¡Claroquemeacuerdo!Veníamosdecorrerporelcaucedelrío—exclamó
Carlota.—¿Quéúnicascuatropersonasestuvimosenlaterrazaenmicasa?Recuerda
que ese era el único lugar dónde el detective Richie no instaló cámaras devigilancia y grabación, para hacer un seguimiento exhaustivo de los vasos decadainvitadoypoderidentificarlos.—TansoloestuvimosTere,lagemeladeAlba,túyyo.—SabiendoquelagemeladeAlbanobebiódelvasoynodejóningúnrastro
biológico,porqueasínos lodijoellamisma,¿cuáles laconclusión lógicaa laquesellega?—Que las muestras número tres y número siete de ADN recogidas en esa
fiestasecorrespondíanconlasnuestras—contestóCarlota,cayendoenlacuenta—. El laboratorio de análisis genéticos, en realidad, certificó que somoshermanasgemelas.—Porfinlohascomprendido.Sequedaronmirandouninstante,sinsabercómoreaccionar.Almomentose
fundieronenunprolongadoabrazo.Ahoraestabanllorandolasdos,sinpoderparar.«Es curioso, sin pretenderlo, Bartolomé Bennassar me dijo que tenía una
hermana»,estabapensandoRebeca.«Lasvueltasquedalavida».Ylasquelesquedabanpordar.Seibanamarear.
31DEENERODE1525
—¿NuncatepreguntasteporquéabandonéLovainaafinalesdenoviembrede1522,enlugardeesperarmealbarcoquehabíafletadoparaelregresodeLuisVivesaEspañael3deenerode1523,apenasunmesdespués?—preguntódonAlonso Manrique a Johan Corbera. Estaba claro que su excelencia se estabadivirtiendocontandotodalahistoria.Johan se acababa de enterar, por boca del inquisidor, de la respuesta a esa
pregunta.DonAlonsofuereclamadourgentementeparaqueretornaraaEspaña,yaquele ibananombrararzobispodeSevilla,ensustitucióndefrayDiegodeDeza, que la Iglesia pretendía designarlo arzobispodeToledo.El reyCarlos Itambién pretendía nombrar a don Alonso Manrique inquisidor general deEspaña,ensustitucióndeAdrianodeUtrecht,queacababadeserelegidopapadeRoma,despuésde lasmaquinacionesdel reyespañol.SeestabadisputandounapartidadeajedrezporelcontroldelospuestosclaveenEuropayCarlosI,demomento,ibasuperandoasusadversariosconclaridad.Ensuépoca,enlacortedeFlandes,sehabíaganadosuconfianzaypretendía
recompensarlo. El propio rey mandó una misiva a Brujas, indicándole a donAlonsoquedebíaretornaraEspañaconlamayorbrevedadposible.Loscambiosibanatenerlugarenlospróximosmeses.DonAlonsonosepodíaesperaralapartida del barco. Aunque el relevo estaba previsto de inmediato, debido a ladelicadasaluddefrayDiegodeDeza,elreydecidióesperarasufallecimiento,queocurrióel9dejuniode1523.FrayDiegonisiquierallegóatomarposesióndelarzobispadodeToledo.DonAlonsoManriqueseconvirtió,enesafecha,enarzobispodeSevillaeinquisidorgeneraldeEspañaalmismotiempo.Casinada,deundíaparaotropasóaserunadelaspersonasmásinfluyentesdeEspaña,einclusodeEuropa.Johanempezósuexposición.—Sí, me lo acabas de contar. El mismísimo rey te lo ordenó y no pudiste
esperaralafechaquezarpabaelbarcodeLuisdesdeAmberes.DebíasestarenEspañaantesdelplazodellegadadelbarco.Eramuyurgente.—Asíes—contestódonAlonso.De repente, Johan se quedó callado.Miró a su excelencia fijamente con el
rostromuyserio.—Me estás mintiendo —le dijo, sin ningún rubor—. Lo que me estás
contandonopuedeserverdad.Esimposible,noguardaningunalógica.Curiosamente,donAlonsonoparecíaofendidoporlaspalabrasaparentemente
ofensivadeJohan,seguíadivertidoconlasituación.—¿Por qué crees que te he estado mintiendo?—preguntó—.Me interesan
muchotusideas.Anda,cuéntamelas.Johancomenzósureflexión.—Tú mismo has reconocido que tu relación con Luis Vives es magnífica,
¿no?—inquirióJohan.—Sí,asíes.Somosgrandesamigosdesdehacemuchotiempo.Creoquenos
profesamosmutuaadmiraciónintelectualypersonal.—EntonceslecontaríasturepentinocambiodeplanesyturetornoaEspaña
víaterrestre,enlugardeesperartealbarcoquehabíasfletadoparavolverjuntos.—Cierto.—LuisVives sedisponía a regresar aEspañaporvíamarítima,de forma
segura. En consecuencia, podía continuar desempeñando su cargo de númerouno,porquevolvíaasupaís,queeraloquedificultabasucontinuidadcomoelKeter,comolaraízdelGranConsejo.—Cierto.—Además,conlaconfianzaylaamistadqueosprofesáis,leinformaríasque
el rey Carlos I te iba a nombrar, nada más y nada menos, que arzobispo deSevillaeinquisidorgeneraldeEspaña,enapenasunosmeses.—Cierto.—A continuación, tú recibes la misiva del rey de España, y decides no
esperartealbarco, sinoatravesar territorio francés,paísconelqueestamosenguerra.Túeresunafiguraconocidayesunviajedealtoriesgo.—Cierto.JohansequedómirandofijamenteadonAlonsoManrique.—Y con todo lo que te acabo de exponer, ¿crees que considere lógico que
Luis Vives, antes de volver por una vía segura a España, sin tener ningunanecesidad,tenombreati,próximoinquisidorgeneral,comonuevonúmerounodel Gran Consejo, que ibas a volver por vía terrestre, arriesgándote a unaemboscadadelejércitofrancés,comoasísucedióenlarealidad?Escapastevivode verdadero milagro ¡Vamos anda! Tu historia es increíble, no tiene ningún
sentido.DonAlonsosequedóensilencio.LaverdadesquelosargumentosdeJohan
Corberateníantodoelsentidodelmundo,eradifícilrebatirlosdesdeunpuntodevista lógico. Sin embargo, para sorpresa de Johan, don Alonso no se habíaapuradoniunápice,seguíapareciendodivertirsecontodalasituación.Aquelloeradelomásextraño.—Muybuenaexplicación,Johan.Hashechounresumenperfectodetodoslos
hechosytodoslosacontecimientosquehanacaecidoenlosúltimosaños—dijodonAlonso.—Será todo lo perfecto que tú quieras, pero aún no has contestado a mi
pregunta.—¿Cuál?—¿Por quéme estás engañando?Esa historia no puede ser cierta.No tiene
ningúnsentidodesdeelprincipiohastaelfinal.DonAlonsoManriquesequedómirandoaJohan.—Tienesrazón,tehementido,peroestásequivocado.—¿Cómopuedotenerrazónyestarequivocadoalmismotiempo?«Cadavezestahistoriatienemenossentido»,sedijo.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
—¿Porquénomecontastenada?—preguntóRebecaasutía.Rebecasehabíapedidoeldíalibreenelperiódicoporasuntospropios.Alfin
yalcabo,trabajabamáshorasdelasquelecorrespondía,segúnsucontrato.Salió de casa de Carlota hecha polvo. Habían quedado en hablar más
tranquilamente el fin de semana, peroRebeca tenía deberes pendientes. TeníaquehablarconTote,su tía, lahermanadesumadre.Nosepodíacreerquenosupieraque teníaunahermanagemela.Necesitabadejarloclaro,por supropiatranquilidad.Ahoramismo no se encontraba nada cómoda con la situación nisiquieraensucasa.Sesentíatraicionada,ynadamásynadamenosqueporlaquecreíaqueerasuúnicofamiliarvivo,sutíaTote.Teníaqueaclararlascosascuantoantesconella.—Porquenoteconténada,¿dequé?—respondióTote,quenocomprendíala
extrañapreguntadesusobrina.—Esimposiblequenosupierasnada,eraslaúnicahermanademimadre.Tote se quedómirando a la cara a Rebeca, estaba descompuesta. Nunca la
habíavistoeneseestado.Comprendióelsentidodelapregunta.Sesentóenelsillón,casidejándosecaerdegolpe.—Porquenopodía—respondió,alfin,despuésdetomarsesutiempo.—¿Cómoquenopodías?—Rebecamostrabauntonodeevidenteenfadoen
suvoz.—Juréque jamás lecontaríanadaanadieacercadeese tema,ymenosa ti.
Créemequelolamentodeverdad,peronuncafaltoamipalabra.—¿Lojuraste?¿Antequién?—Antetumadreytupadre.—¿Cómo?—preguntoRebeca,incrédula.—Tumadredioaluzadosniñaspreciosas.Yoestuveenelpartojuntocontu
padreJulián.Lostresfuimoslosúnicostestigosdeaquello.—¿Quéocurrió?—Todotrascurrióconnormalidad.Nohuboningúnproblemamédico.Yono
me imaginabanada, sin embargo, al llegar a la habitación, les vi la cara a tuspadres.Entoncesmelocontaron.—Tecontaron,¿qué?—Queosteníanqueseparar,tansolopodíancriaraunadelasniñascomosus
padresverdaderos.Rebecaestabaalucinada.—¿Porqué?—Esomismolespreguntéyo.Alprincipiomelotoméabroma,perocuando
me fijémejor en sus caras, comprendí que hablaban completamente en serio,paramiabsolutaincredulidadysorpresa.—¿Quéterespondieron?—Queeraimposiblequeoscriaranjuntas.Julián,tupadre,medijoquenada
másenterarsequeCatalinaestabaembarazadadegemelas,yatomaronesadifícildecisión.Alminutosiguiente.—¿Eranpobres?¿Nodisponíanderecursos?Yonolorecuerdo.Totehizounapequeñamuecaensurostro,queRebecanosupointerpretar.—Tenemos una conversación pendiente acerca de ese tema, pero te puedo
garantizar que el tema económico no suponía ningún problema para haberoscriadoalasdosjuntas,nimuchísimomenos.—¿Ysustrabajos?—Esaeraunacuestiónmásdelicada.Trabajabanlosdosysusjornadaseran
muyprolongadas,perotampocojustificabaladecisióndesepararos.—Ya sé que es una pregunta delicada, pero ¿estaban en pleno uso de sus
facultades mentales? ¿Sufrían alguna enfermedad incapacitante para hacersecargodedosniñasalavez?—En absoluto. Tus padres poseían dos mentes fuera de lo normal. Eran
extremadamenteinteligentesycentrados.YasabesquetumadreCatalinaeraunasuperdotada, entre las personasmás inteligentes de todaEuropa. Ese tampocopodíaserelmotivo.—Entoncesyanosemeocurreningunaotracausa.¿Túquépensaste?—Jamás lo entendí. Cuando comprendí que hablaban en serio y que la
decisiónestabatomadaenfirme,meofrecíparacriaraunadelasdos.—¿Quétecontestaron?—Quenopodíaser,quemeolvidaradeltema.Inclusomellegaronacomentar
queyahabíanelegidocondetenimientolafamiliaadecuada.Dehecho,llevabanmesesenello.
Derepente,Rebecaselevantódelsillóndeunsalto.—Espera, espera, ahora que lo pienso bien, no es posible queCarlota y yo
seamoshermanasgemelas.Algonoestababien,noencajaba.
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31DEENERODE1525
—¿Reconoces que me has mentido? —preguntó Johan, con un tono deevidenteenfado,dirigiéndoseasuexcelenciadonAlonsoManrique.—Sí,peronoenlofundamental.EsciertoqueLuisVivesmenombrónúmero
unodelGranConsejoantesdemipartidavíaterrestreaEspaña.—Esonotienesentido,¿porquéharíaunacosaasí?—¿Deverdadquenose teocurre?—preguntódonAlonso,conunasonrisa
enigmática.Batisteestabahaciendoverdaderosesfuerzospornointervenir,peroyanose
aguantómás.Llevabaescuchandotodalaconversaciónensilencio,juntoconsuamigoJero.—Puesestámuyclaro,padre—dijo—.Yacasilohasdeducidoportimismo,
tefaltaunirlaúltimapieza.—Pueslotendrásclarotú,porqueyonoloentiendonihededucidonadade
nada—contestóJohan—,yporsupuestotampocosénadadepiezas.DonAlonsoManriquedecidiópermanecerensilencioantelaintervenciónde
Batiste.«Aquelloprometía»,sedijo.«Aseguirdivirtiéndose»,pensó.—Vamosaverpadre,túmismolohasrazonadodemaravilla.Noteníaningún
sentido que Luis Vives renunciara a continuar siendo número uno del GranConsejo…enelsupuestodequetuvieraalgunaintencióndevolveraEspaña.Johansesobresaltó.—¿Quéquieresdecir?—lepreguntó.—Padre, estámuy claro, ¿no lo entiendes?Luis jamás tuvo elmásmínimo
propósitoderegresaraEspaña.—¡PerositomóunbarcofletadopordonAlonsorumboaSantander!¡Todos
losabemos!SevioobligadoaatracarenDoverporunagalernaqueleimpidióalcapitáncontinuarelviaje.—Esoesloquenoshancontadoyloquesiemprehanqueridoquecreamos,
peronoesciertoenabsoluto.—¡Quédices!—exclamósorprendidoJohan.Derepente, IntervinodonAlonsoManriqueen laconversación.Sinninguna
dudaestabadisfrutandodetodoaquello.—Insisto,esunamaravillaobservarlamentedetuhijoBatisteenacción.Una
vezmás,tienetodalarazón.Johannoseloexplicaba.Aquellonoteníaningúnsentido.—¡Pero si estaba todo organizado y Luis había aceptado la oferta docente
universitaria!—exclamó.—Efectivamente, como tú dices, estaba todo organizado y Luis había
aceptadolaofertadocenteuniversitaria…enOxford.LaofertadelaUniversidaddeAlcaládeHenares lahabíarechazado,aunquesemantuvolaficciónporunpequeñoperiododetiempo,dequelahabíaaceptado,supongoquepormotivosdeseguridad—continuólaconversaciónBatiste.Johanestabaaturdido.Batistecontinuóhablando.—¿Noloentiendespadre?Enrealidad,LuisVivesaceptólaofertadeThomas
Wosley. DonAlonsoManrique le ayudó a arreglar todos los trámites para suviajea Inglaterra.Elbarcosiempre tuvosudestinodefinitivoenDover,noenSantander. La verdad es que lo de la galerna fue un fenómenometeorológicomuyconveniente—explicóBatiste.—¡Quédices!—Todofueunagranficcióndecaraalagalería.¿Comprendesahoraporqué
nombróadonAlonsoManrique,aliasdonBertrán,nuevonúmerounodelGranConsejo?LuisVivesjamásseplanteóvolveraEspaña,poresocediósupuestoantesdepartirhaciaInglaterra,nohaciaEspaña.La verdad es que, desde ese punto de vista, los acontecimientos ocurridos
cobrabansentido,aunqueJohanseguíaabsolutamentesorprendido.Nolopodíacreer.—Tuhijolohaentendidoenseguida—dijodonAlonso—,aunqueatiteveo
todavíadubitativo.—Es que lome estáis contandome parece casi de ficción—replicó Johan,
aturdido.—Precisamenteesoesloquefuetodo—dijoBatiste—,unaficción,ungran
teatro.DonAlonsoManrique sabía de sobra que ni siquiera siendo inquisidorgeneral deEspaña podría proteger aLuisVives si regresaba a su país, ¿no esciertodonAlonso?—Eso me temía. No podía tener todas las garantías. Ni siquiera siendo la
máximaautoridaddelainquisiciónespañolapodíaasegurarquenoapresarananuestro querido amigo común. Incluso el propio Luis me lo preguntó
directamente y no le quise engañar. Él sabía que en España no iba a estarcompletamenteseguro.Batistecontinuólaexplicación.—Su excelencia no podía permitir que pisara suelo español porque su
amigoLuisteníaelevadasposibilidadesdeacabarpresodelSantoOficio,ycontodaseguridad, relajadoyquemado.Dehecho,donAlonso intentóprotegeralpadredeLuis,llamadoLuisVivesValeriola,yloúnicoqueconsiguiófueganartiempo para que su hijo se pudiera casar antes de que quemaran a su padre.Haztealaidea,todouninquisidorgeneraldeEspañatansoloconsiguiótiempo,enfrentándosealosinquisidoresdeltribunaldelaciudad,queloqueríanquemarantes de la boda de su hijo. No lo pudo salvar, como, con toda probabilidad,tampocohubierapodidohacerloconLuisenEspaña.AhoraelsorprendidoeradonAlonsoManrique.SequedómirandoaBatiste.
«¿Cómosabíatodoeso?»,sepreguntóextrañado.MientrastantoJohansequedóobservando a don Alonso Manrique con otro tipo de mirada, claramenteenfadado.—Entonces, ¿tú eras el traidor? ¿Tú eras el saboteador? ¿Tú eras la mano
negraqueimpedíaaLuisretornaraEspaña?
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
—Pues todas las pruebas apuntan a que sois las gemelasMercader, yamecontarásporquenopuedeser,segúntú—dijoToteconseguridad,dirigiéndoseasusobrina.—Pero no puede ser por una cuestión científica—dijo Rebeca, que seguía
levantada.—¿Cuestión científica?Si lomiras bien, no sois idénticas, pero os parecéis
mucho.Tenéisuncocienteintelectualquesesaledelastablas.Esextraordinarioymuypococomún.Esverdadquetúeresmásguapa,Carlotaestáunpocomásrellenita y tú tienes un tipazo fuera de serie, pero eso es debido a que hacesmuchomásdeportequeella.Siosfijáisbien,compartísmuchosrasgosfaciales,paraempezaresosespectacularesojazosazules.—Si, hay muchas cosas en las que nos parecemos físicamente e
intelectualmente,esoesinnegable,perohayunrasgoquenocompartimosyquepuedeserdeterminantedesdeunpuntodevistagenético.—¿Cuál?—preguntóconcuriosidadTote.—Carlota es pelirroja y yo soy rubia. Si somos gemelasmonocigóticas, es
decir, procedemos de la fecundación de un solo espermatozoide en un únicoóvulo,esextremadamentedifícil,dehecho,estadísticamentecasiimposible,queellaseapelirrojayyorubia.Creoquelasposibilidadessonunaentreunmillón.Recuerdo que, no hace mucho, leí algún artículo al respecto y me llamó laatención.Totesonrióconbenevolencia.—Estáclaroquenotehasdadocuenta.—¿Dequé?—Carlotanaciórubiacomotú,noespelirrojaauténtica.Setiñeelpelodesde
bien joven, casi desde niña. Ya la conoces, desde pequeña apuntabamaneras.Quería serdiferente en todo loquepudiera al restodelmundo.Ybienque loconsiguió.—¿Nomedigasqueesteñida?—dijoRebeca,queestabamuysorprendida—.
Entodosestosañosjamásmecomentónadaninoténada.—Lohacefrancamentebien,perosi tefijasbienensupelo,y te lodigoyo
quemelotiñoytengociertaexperienciaenlamateria,senota.Nosiempretieneexactamenteelmismotono.Rebecasevolvióasentarenelsillón.—Pero eso tambiénme pasa amí, sobre todo en verano. Entre la playa, el
aguadelmaryelsol,eltonodemipelosevuelvetodavíamásrubio.—NoeslomismoenelcasodeCarlota.Yolosabíadesdehacemuchísimos
años,esinnegablequeselotiñe.Amínomeengañóniporunmomento.—Hablando de saber, entonces, ¿supiste desde siempre que Carlota era mi
hermanagemelaynomelodijistenunca?¿Cómotepudisteaguantar?—Paraempezar,tuspadresmehicieronprometerdeunamaneramuysolemne
que jamás te contaría nada.Me advirtieron, con una cara de auténtico pánico,que,sisemeocurríahacerlo,tendríanquedesapareceryjamástevolveríaavernisiquieraati.Rebecanoentendíanada.—Te estás escapando de la pregunta que te estoy haciendo, aún nome has
respondido,¿sabíasqueCarlotaeramihermanagemela?—Esapreguntarequieredeunalargarespuesta—contestóTote.—¿Larga?Puesunsíounno,nosédóndeveslalongitudaunapreguntatan
simple.Totesedispusoaexplicarse.—Aldíasiguientedelparto,Carlotadesapareciósindejarningúnrastro.Sus
registros fueron borrados en todos los ordenadores, incluso se modificó elinforme escrito del parto que emitió el médico, es como si jamás hubieraexistido.Habléconelginecólogoquelatrató.Menegóenmicaraquehubieraatendidounpartodegemelas,yesoqueyomismaestuvepresentealladosuyo.Tan solo le constaba una niña. Todas las pruebas previas al parto habíandesaparecido,ecografíasincluidas.Tuspadressalierondelhospitalconunasolahija.Tuhermanagemelahabíadesaparecido,másbiensehabíadesvanecidodetodosloslados.Fuealgoincreíble.—Increíblesequedacorto.—Nomedijerondóndeestabatuhermana,niquéhabíanhechoconella,nila
familia que la había adoptado, es decir, nada de nada.Oscuridad total. Segúnellos,nodebíasabernada.
—EntoncesnoconocíasqueCarlotaeramihermana.—Quetuspadresnomelodijerannosignificabaquenopudierasaberlo.—Pues no te entiendo. ¿Cómo podías conocer esa información si borraron
todossusrastrosynotedieronningúndato?—preguntóincrédulaRebeca.Toteselimitóasonreír.Rebecacayóenlacuenta.—Espera, espera, que tú ya pertenecías al Cuerpo Nacional de Policía en
aquellaépoca.Aúnnohabíasalcanzadoelgradodecomisaria,perosupongoquetendrías acceso a cierta información. Seguro que seguiste la pista y lograsteaveriguarquéhabíapasadoconmihermana.Totehizoungestonegativoconlacabeza.—Teaseguroquehicetodoloposibleporaveriguarlo,ynosolociñéndomea
laley,tengoquereconocerquemelasaltéenalgunosmomentos.—¿Yloaveriguasteentonces?—No. Tus padres ocultaron el rastro de una manera verdaderamente
formidableybrillante.Aúnhoyendíanomepuedoexplicarcómolohicieron.Nofuicapazdedescubrirnada,ycréemequemeempleéafondoypedímuchosfavores a compañeros. Tu hermana, más que desaparecer, parecía que nuncahubieraexistido.Fuealgocasiparanormal.—Yentonces,¿cómoloacabasteaveriguando?Totesequedómirandoasusobrinaconciertaindulgencia.—¿Sabesqueheredasteelcocienteintelectualdetumadre?Nohaynicinco
personas en España con tu inteligencia, ¿conocías ese dato? Nunca te habíafacilitadolainformaciónexactaparanocondicionarte,perotuCI,abreviaturadecocienteocoeficienteintelectualesde189,muyparecidoaldeCarlota.ApenashayunpuñadodepersonasenEspañacomotú...Nosoloeresunasuperdotadaanivel nacional, también lo eres a nivel europeo. Con todo lo que te acabo denarrar y lo que conoces por otras fuentes, ¿de verdad unamente tan brillantecomolatuyameestáhaciendoesapregunta?Nomelopuedocreer.Rebecasequedópensativauninstante,ydeinmediatoselevantódeunsalto
delsillón.—¡Claro!
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31DEENERODE1525
—PorsupuestoquehesidoesamanonegraquehaimpedidoqueLuisVivesretorneaEspaña—contestódonAlonsoManrique—,peronopor losmotivosquetúcreesahoramismo.Nisoyunsaboteadorymenosuntraidor.PodríadecirqueLuisVivesesmimejoramigo,aunquedesdeladistancia.Johan no parecía nada conforme con la exposición que había escuchado de
donAlonsoeinclusoconsuhijo,Batiste.—Me debes una explicación —le contestó Johan, enfadado. En estos
momentossesentíatraicionadoporsuamigo.—Tu hijo lleva teniendo razón toda la velada, incluso con cuestiones que
desconozcocómolaspuedesaber—respondiódonAlonso,mirandointrigadoaBatiste—.¿Noloentiendes?PorsupuestoyoeraesasupuestamanonegraqueimpedíaaLuisregresaraEspaña,pero,enrealidad,nosaboteabanada,lohacíaporsupropiaseguridad.Élestuvoperfectamenteinformadoentodomomentodemisaccionesy las aprobaba.Nada sehizoencontrade sucriterioenningunaocasión. De hecho, se podría decir que yo era un simple ejecutor de susvoluntades.—Nosésicreermeestoúltimo.Habléconélyparecíadeseosodevolvera
Valencia para ayudar a sus hermanas—dijo Johan, todavía incrédulo con lasexplicaciones.—Y las ayudó, a través de Thomas Wosley. Consiguieron convertirse en
capllevadorsdesusbienesmueblese inmueblesyaprincipiodeestemeshanadquirido, ya de forma definitiva, la vivienda de la Taberna del Gall. Ya espropiedad deBeatriz yLeonor y ha sido con el dinero deWosley.El plan hasalido según lo previsto—dijo don Alonso—. Compréndelo y asúmelo, LuisVives jamás se planteó retornar aEspaña. Se encuentra protegido y seguro enInglaterra, aunque ni su clima ni su comida le agraden. Eso son cuestionesmenoresalladodeserrelajadoyquemadoenunautodefedelSantoOficio.
—¿Yporquéyonosabíanadadetodoesto?—preguntóJohan.—¿QuétedijoLuisennumerosasocasioneslaúltimavezqueosvisteisensu
boda,enBrujas?Johanlorecordabaperfectamente.—Si, me acuerdo, que permaneciera tranquilo, que dejara que las cosas
fluyeran.Que,comoundécimapuerta,habíacuestionesquedesconocíadelGranConsejoporquenopertenecíaaél,yquenomepodíacontarnadamás.—Puesahítieneslarespuesta—contestódonAlonso.AhoraJohansedirigióasuhijoBatiste.—¿YtúcómopodíasestartansegurodequeelsupuestonobledonBertránno
habíamuertoenlaemboscadafrancesa?Esacuestiónaúnnolacomprendo.—Padre,yatelodijeynomecreíste.Ahoraestápresentesuexcelenciaylo
podráconfirmar.Lovi sentado,enelexactosillónenelqueestás túahora,elmismodíaque túpartistehaciaBrujasa labodadeLuis.Estabavivo, inclusohabléconél.Mehizoprometerqueolvidaríaque lehabíavisto,Aunasí te loconté. En ningúnmomentome creíste. Tenías, igual que yo, todas piezas delrompecabezasdelantedetusnarices,peronohassabidoordenarlas.Laculpanoesmía,padre,estuya.Sabíaslomismoqueyo.Johansequedómirandoconciertocariñofraternalasuhijo.—Estáclaroqueteheinfravalorado,ymiraqueteníamotivossobradospara
nohacerlo—dijoJohan.—En eso tienes razón —intervino don Alonso—. Batiste comprendió las
cosasconsorprendenterapidezyllegóalasconclusionesacertadas.Estoymuyorgulloso.CreoqueJerónimoyélvanaformaruntándemformidable.Nadiesevaa imaginarqueellosson losportadoresde lasdosmitadesdegranmensajequeconducealtesorojudíomilenario,elárbol.Johanseguíapreocupado.—Antesnoshasdichoqueseesperantiemposdifícilesparaelárbol.—Yasíes.BeatrizyLeonor,hermanasdenuestroamigocomúnLuisVives,
han reclamado formalmente a la inquisición la devolución de la dote que sumadre, Blanquina March, aportó al matrimonio, que eran 10.000 sueldos, almargen de algunos censales, que suponen el cobro de cantidades periódicas acambiodeuncapital.Tambiénselosconfiscaron.Hanhabladoconelinquisidordel tribunal deValencia que debe resolver el caso, donAndrés Palacios, y depalabra les dijo que les daría la razónyordenaría la devoluciónde los bienesconfiscados a Blanquina. Aunque su marido fuera quemado por hereje, ellajamás fue condenada por delito alguno, así que sus hijas tienen derecho asolicitaresadevolucióndeunaconfiscaciónquejamásdebióocurrir.—¡PeroBlanquinafueelnúmerounodelGranConsejoantesquesuhijoLuis
Vives!—Por ahí viene el peligro. El Santo Oficio conocía la existencia del Gran
Consejo desde 1499.Don Juan deMonasterio, que era inquisidor del tribunallocalenaquellasfechasyamigodenuestracausa,logrósepultarlosexpedientesenlomásprofundodelosarchivosdelSantoOficio,enestemismopalacio,perorecientementehaocurridounacatástrofedeinciertasconsecuencias.—¿Quéhapasado?—preguntópreocupadoJohan.—Quehansalidoalaluz.—¡Diosmío!—exclamóconevidentepreocupación.DonAlonsocontinuóconsuexplicación.—Tenemosdesdehaceunosdíasunnuevoreceptordel tribunal local,acaba
detomarposesión.SellamadonCristóbaldeMedinayAliaga.LopeoresquesehacomprometidoconelreyCarlosIatriplicarlosingresosdelSantoOficioestemismoaño,1525.Bajoningúnconceptodevolveráesos10.000sueldosalashermanas de Luis, antes se estudiará letra por letra todos los expedientes deBlanquina,ysiencuentraelmásmínimoindiciodelaposiblecomisióndeunainfracción,laprocesará,larelajaráylaquemará.—¡Perosiyaestámuerta!—exclamóJohan—.Lohizoen1508,hacemásde
dieciséisaños.Sufriólaepidemiadepestedeaquellaépoca.—Esoaélnoleimporta,laquemará«enestatua»o«enefigie»,expresiones
de idéntica significación.Lo que hacen es quemar una especie demuñeco, enlugardelapersonapropiamentedicha,bienporqueestabahuidadelajusticiaobienporqueyahabíafallecidoconanterioridad,queeselcasodeBlanquina.Siconocen dónde está enterrada, incluso pueden desenterrar sus huesos yquemarlospúblicamentecomosignodeherejía.—¿Yesoquéimporta?Estámuertayseguiráasí,pormuchoquequemensus
restosomuñecos.—Lo verdaderamente significativo no es que quemen un muñeco o sus
huesos, eso da igual,. ¿A quién le va a importar si, como bien dices, ya estámuerta? Lo significativo es que el señor receptor entonces sí que tendría unpretextolegalparavolveraincautarseyconfiscarsuspropiedades,comoherejecondenada, aunque sea después de muerta. Con este proceso no tendría quedevolverlos10.000sueldosqueaportóaladotematrimonialyquereclamansushijas. ¿Comprendes que no le importe si está viva omuerta? Solo le importaretenersudinero.Johansequedópensativo.IntervinoBatiste.—No sabemos qué conocimientos acumuló la inquisición acerca del Gran
Consejo,ni siquiera sabemos si conocen la existenciadel árbol.Esoes loquenosestádiciendodonAlonso.Corremoselriesgodeque,sielseñorreceptorse
haceconesosdocumentos,encuentrealgosobrenosotros.—¿Pero no nos habías dicho estaban ocultos en lo más profundo de los
archivosdelSantoOficio?¿Cómohanpodidoaparecer?DonAlonsotomólapalabra.—DonJuandeMonasterio,haceveinticincoaños, losescondióaconciencia
enunlugarremotodelarchivodelainquisición,perodonJuandeChurruca,unodelosactualesinquisidores,parecequeloshalocalizado.Nomeexplicocómohapodidohacerlocontantafacilidadyrapidez,enapenasundía.Sesuponequeesoslegajosestabancasienterrados,asalvodemiradasindiscretas.—Puesparecequeahoranoloestán—dijoJohan.—Esverdad.Dabapor supuestoquenoaparecerían jamás.Tenedencuenta
quedonJuandeMonasterioeraunapersonamuydiligenteeneldesempeñodesutrabajo,inclusodiríaquedemasiado.Esverdadqueerareservado,legustabaleerypasababastantetiempoencerradoensusaposentos,peroeramuyrigurosoensusquehaceresdiarios.—Puesnoloparecetanto,atenordelomalquelosocultó—intervinoBatiste.—Es todo unmisterio paramí, pero la cuestión es que los documentos de
Blanquinahanaparecido.Nomerecelapenadiscutirporestacuestión,ahorayano podemos hacer nada al respecto. Son muy voluminosos y hay muchainformación,aunquenisiquierayohellegadoatiempodeecharlesunvistazo.—¿Cómo que no podemos hacer nada? Habla con él y pídeselos. Eres su
superior jerárquico, además con el máximo rango posible dentro del SantoOficio—dijoJohan—.Estáobligadoaobedecerte.Nadie,salvoelpropioreyyemperador,estáporencimadeti.—Me temo que llego tarde, los expedientes ya no están en poder del
inquisidordonJuandeChurruca.Seloshaentregadoalreceptor.Selosdioaldía siguiente de que los solicitara, nadamás localizarlos en los archivos. Asícomo Andrés Palacios, el otro inquisidor, se muestra indolente con el nuevoreceptor,JuandeChurrucaparecequeleteme.AhoraJohanseempezabaapreocupardeverdad.—¡Puespídeselosalreceptorese!Tambiéneressusuperiormáximo.—Podríahacerloydeberíadármelos.Soysu jefedentrode laestructuradel
SantoOficio,perolafiguradelreceptoresuntantopeculiar.Eselencargadodelahaciendarealencadatribunallocal,ycomotal,respondeanteelreydeformadirecta.Si lepidolosexpedientesquizáconsiguieraelefectocontrario,porqueinmediatamenteinformaríaalreyquemeloshabíaentregado,yelmonarcamellamaría a capítulo para interesarse por elmotivo de esa extraña petición. Enestosmomentos,llamarlaatenciónesloúltimoquenosinteresa.—Ahora entiendo la palabra catástrofe—dijo Johan, cabizbajo—. Estamos
anteuncallejónsinsalidaynopodemoshacernada.DonAlonsocontinuóconsuexplicación.—NoexactamenteJohan,síquepodemoshaceralgo.Herecurridoaunatreta
quenospermitiráganaralgodetiempo.Johanseinteresó.—¿Quéhashecho?—Don Andrés Palacios, inquisidor local, es una persona íntegra e
insobornable.SeciñeaaplicarlasleyesrealesylasnormasdelSantoOficio,ydeahínosesale.Poresavíanadiepuedeconseguirnadadeél,nisiquierayoytodavíamenos el señor receptor, ymira que lo intentó. Por eso les dijo a lashermanasque,enuneventualpleito,lesdaríalarazón,porqueverdaderamentelatienen.—¿Entonces?—siguiópreguntandoJohan.—Heconseguidoencontrarun recoveco legalparaquedonAndrésPalacios
seveaobligadoarechazarlapeticióndelashermanas.—¡Ah!¿sí?¿Cuál?—preguntóinteresadoJohan.—Para iniciar los trámitesdedevolucióndebienesconfiscadosporelSanto
Oficioaunapersonaqueyaestáfallecida,comoeselcasodeBlanquina,tienenqueprestarsuconsentimientopersonaltodoslosherederoslegales.Lasolicitudque sehapresentadoante el tribunal local está firmada tan soloporBeatrizyLeonor,peronoporsuhermanoLuis,queyasabéisqueestáenOxford,asíquedonAndrésPalacios severáobligadoa rechazar la tramitaciónde lapetición,porimperativolegal,noporcorruptelas.—Brillante¿LosabenlashermanasdeLuis?—No, todavía no se les ha comunicado, pero don Andrés Palacios, a
indicacionesmías,hainformadoalreceptordonCristóbaldeMedina.Élyasabeque el asunto no va a ir adelante. Ahora ya no tiene necesidad de rebuscarinformaciónentrelosexpedientesdeBlanquinaMarchniestudiárselos.—¡Quéalivio!—dijoJohan—,porunmomentometemílopeor.Batistellevabaunratocallado.Ahoraintervino.—Elproblemanohaconcluido,dehecho,nisiquierahacomenzadotodavía.
Me temoque tan solohemosganadoalgode tiempo, comobienhasdicho—comentó,mirando al inquisidor—.Es verdad que nos esperanmomentosmuydifíciles.DonAlonsoManriquesequedómirandoaBatiste.—Losé,peroestamosenlasmejoresmanosposibles—dijo,mientrasmiraba
a los dos niños con ternura, pero también con firmeza—. Jerónimo yBatiste,probablementeseáislamejorparejadenúmerounoyoncedelGranConsejodetodasuhistoria,ytenéistansolonueveytreceaños.Tengodepositadasgrandes
esperanzasenvosotros,anteelretoquetenemospordelante,quemetemoquese complicarámucho.Conociendo al receptor donCristóbal deMedina, no serendiráanteelprimerinconvenientequepudierasurgir.JeroyBatistesequedaronmirandoelunoalotro.Ensurostrosereflejabala
preocupaciónqueconllevabalatremendaresponsabilidadqueibaarecaersobreellos,ademásenunfuturonotanlejano.«¿De qué están hablando?», pensaba Johan, que no entendía nada. «¿No se
habíaresueltoelproblema?».
8
ENLAACTUALIDAD,JUEVES27DESEPTIEMBRE
—¡Cómonohabíacaídoantes!—exclamóRebeca.—Duranteocholargosañosdesconocíelparaderodetuhermana,hastaquese
produjoelfatalacontecimiento.Rebecayalohabíadeducidotodo.—Carlotaibaenelcochedemispadrescuandosufrieronelaccidentemortal.
Ella pensaba que eran sus tíos. Supongo que, en un accidente con víctimasmortales,intervendríalaPolicíaNacionalolaGuardiaCivil.—Así fue. Recibí la devastadora noticia cuando era inspectora y estaba
destinadaenDenia. InmediatamentemedesplacéaValenciayhablécon todosloscompañerosdelaGuardiaCivilquellevaronelasunto—respondióTote,queteníalosojoshúmedos,rememorandoaquelladesgarradorasituación.—Supongoquetesorprenderíasporeltercerocupantedelvehículo.—Totalmente,eraalgoinesperado.—¿Y también supongo que, de forma inmediata, sospechaste que podría
tratarsedetuotrasobrina,desaparecidahacíaochoaños?—Asífue.Recabétodoslosdatosdeaquellachiquilla,quesehabíasalvado
de verdaderomilagro del accidente.Los otros dos ocupantes del vehículo, tuspadres, fallecieron a consecuencia del tremendo impacto. El coche estabadestrozado.—¿Yquéhicisteentonces?—AverigüéqueaquellaniñapelirrojasellamabaCarlotaPenella.Mepusea
investigar. Encontré muchas inconsistencias en toda la documentación oficialdesdesumismoparto.Habíadatosesencialesquenocoincidían.Paraempezar,lapartidadenacimientoerafalsa,estabaclaramentemanipulada.—¿Llegasteahablarconellaoconsufamilia?—Porsupuestoquehabléconella.Lavisitécuandotodavíaestabaingresada
enelhospital,conlaexcusadequeerapolicíayestabainvestigandolascausasdel accidente. No recordaba casi nada de lo ocurrido. Sutilmente le preguntéciertascuestiones,yenseguidamedicuentadequenoteníaniideaqueeraunaniñaadoptada.Porsupuestonoledijenadaalrespecto.—¿Yhablasteconsufamiliadeadopción?—Si, hablé con su madre. Su padre había fallecido hacía años. Estuve
valorando la posibilidad de contarle la verdad, incluso de iniciar unprocedimientopolicialyjudicialporladocumentaciónfalsificadadelaniña,alfin y al cabo, yo era su único familiar biológico vivomayor de edad. Pero lachiquillaparecíafelizybienatendida.Sumadremecausóunabuenaimpresión.Nosabíasiteníaderechoaentrometerme.Laniñayateníamásdeochoaños,noera un bebé.Además, enseguidame di cuenta de su extrema inteligencia. SinningunadudahabíaheredadolosgenesdelafamiliaRivera.—¡Pero era tu sobrina y mi hermana!—exclamó escandalizada Rebeca—.
¡Teníamosderechoaunavidaenfamilia!—Sí,perodesconocía losmotivosquehabía tenidomihermanay tumadre,
Catalina,paraactuardeesamaneraysepararosnadamásnacer.Debíandeserdemuchísimaimportancia.Aúnhoynoloshecomprendido,perosupuseque,sisetomarontantasmolestias,inclusoasumiendoelpapeldetíos,deberíaexistirunargumentodeextrematrascendenciaygravedad,aunqueyonoloconociera.Sinmásinformación,noquisecometerunaimprudencia.—¿Ynohicistenadamás?Despuésdedescubriratusobrinadesapareciday
ocultada,¿tequedastedebrazoscruzados?—¡Porsupuestoqueno!¿Porquiénmetomas?—¿Yquéesperasparacontármelo?—preguntóRebeca,queaúnparecíaalgo
enfurruñadaconsutíaporhaberleocultadotodaestainformación.—MepresentécomoMargaritaRivera,lahermanadelasupuestatíafallecida
de su hija. La verdad es que toda la familia me trató de maravilla, eranencantadores.—¿Yya está?—Rebeca estaba asombradaporque su tía se conformara con
tanpoco,unavezlocalizadaasuhermana.Totesepermitióunaligerasonrisa.—¿RecuerdasconcuantosañosseincorporóCarlotaalcolegioAlbertTatay?
—lepreguntó,conaparenteinocencia,Toteasusobrina.—Exactamente no, pero sí recuerdo que no lo hizo desde el principio —
Rebecasequedóunmomentoensilencio—.Ahoraquelopiensomejor,juraríaquefuedosañosdespués.—Clavado.Dosañosdespuésquetú.Conochoaños.—¿Quémequieresdecirconello?
—Que,desdequeseprodujoelaccidenteydescubrísuexistencia,meofrecíapagartodalaeducacióndeCarlotaasumadre.LaconvencíparaquelacambiaradecolegioeingresaraenAlbertTatay,que,enaquelmomento,sinduda,eraelmejorcolegioprivadodelaciudadcondiferencia.Rebecaseguíaasombrada.—¿TúlehaspagadotodalaeducaciónaCarlota?—¿Te sorprende? Son una familia de origen humilde que viven en el
Cabanyal,esosí,enunacasaquepareceunmuseo.Eldíaquedecidanvenderlaserán ricos. Pero en aquella época, aunque no se les pudiera llamar pobres,porque tampoco lo eran, jamás se hubieran podido permitir pagar semejantecolegio.—Esasombroso.Hevividoenlainopiatodamiinfancia.—Ynohaacabado,aúnlosigohaciendo.Mehagocargodetodosloscursos
que hace. Es tan sobrina mía como tú, aunque su madre de adopción ni sussupuestoshermanosjamáslosupieran.Nuncaselodije,peroensecreto,siempremeheocupadoyhecuidadodeellacomounasobrinamás,enlamedidademisposibilidades.—¿Ellasabealgodetodoesto?—No, pero no me atrevería a asegurarlo. Ha desarrollado una mente
prodigiosa con los años, creo que incluso superior a la tuya. Supongo que noveríanormalestarrecibiendounaeducaciónelitistaenelmejorcolegioprivadodeValencia,mientrassushermanosasistíanalaescuelapúbica.—Selopodríahaberdichosumadreadoptiva.—Laúnicacondiciónque lepuseparapagar sueducacióneraque jamás le
contaran quién era yo y todavía menos que estaba pagando sus estudios —explicóTote—.Y creoque lo cumplió, porqueCarlota jamásmedijo nadaninoté ninguna muestra especial de cariño hacia mí, más allá de las habitualessuyas,queyasonbastantesefusivasdeporsí.—¿Y por qué no supe nada de todo esto jamás? —preguntó Rebeca, que
seguíaenfadadapornohaberseenteradoantes.—Esaesunapreguntaparalaquenotengorespuesta,porquetuspadressela
llevaron a la tumba. Pero conociendo a mi hermana, algún motivoextremadamenteimportantedebióexistir.Rebecaestabadescolocada.—¿Y ahora qué haremos? ¿Tenemos que comportarnos como una familia
unidaydeberíaCarlotaveniraviviranuestracasa?Alfinyalcabo,nosotrossomossuverdaderayúnicafamilia.—Esadecisiónnonoscorrespondetomarlaúnicamenteanosotras,¿nocrees?—Sí,claro.SupongoqueCarlotatendráalgoquedeciralrespecto.
—Detodasmaneras,opinoquetododeberíaseguirigual.Piensaquiéneratumadre,Rebeca.Noeraunaciudadanacualquiera.Sisetomótodaslasmolestiasparaquelasituaciónfueraasí,creoquenodeberíamosalterarla.Nosabemoslosverdaderosmotivosdevuestraseparación,perotumadreaúnteníauncocienteintelectualsuperioraltuyo.Noeraunaidiotanimuchomenos,másbientodolocontrario.Quizá sería una temeridadpor nuestra parte sacar a la luz todo estetema, sin comprender la verdadera causa que ha conducido a esta situación.Debe de ser de extrema gravedad. Piensa que quizá estaríamos actuando conciertaimprudencia.—Ahora estás hablando como una policía, no como nuestra tía—se quejó
Rebeca.—Esquecreoquehaymuchascosasquedesconocemos,yhayquemantener
un punto de racionalidad en todo este asunto. Legalmente, mientras no sepromuevaningúnprocedimientojudicial,Carlotatieneunafamilia,yesafamilianosomosnosotras.Tienedoshermanosyunhogar,noloolvidemos.—Además, sus hermanos no saben nada por expreso deseo de su madre
adoptiva —recordó Rebeca—. Tampoco sabemos sus motivos, y, una vezfallecida,nolossabremosjamás.—Quizá la mejor idea, de momento, sea no remover nada —dijo Tote—.
Créeme que me espanta no conocer el motivo por el que actuó así. En sumomentomepareciómonstruoso,peroconocíamuybienamihermanaCatayséquetuvoquehaberunacausamuyimportante,aunquesemeescape.Teníatodalarazón.Siconocieraelmotivoaúnseespantaríamás.
9
31DEENERODE1525
—Osprometoquenoosentiendo.Acabáisdedecirquehabéisconseguidoquitar del medio al receptor don Cristóbal de Medina, y que ya no tienenecesidad de investigar a BlanquinaMarch. Entonces, ¿de qué peligros estáishablando?—preguntóJohanCorbera.—Lascosasnosontansimples,miqueridoamigo.Enestemundoenelque
vivimos, nada es blanco o negro, existe una escala de grises, y ahí estamosnosotrosahoramismo,enungrisalgooscuro—contestódonAlonso.Johanseguíasincomprendernada.—PuestendremosqueencomendarnosalaVirgen.AlonsodeManrique,derepente,pareciórecordaralgo.—Ahora que nombras a la Virgen, hay una cosa que tenía pendiente
solicitaros.HabléconfrayPedrodeMendoza,elnuevoinquisidordeSevilla,yme dijo que las propiedades que fray Bautista Tarrén dejó en el convento, esdecir, yo mismo, os las dio a vosotros, porque fuisteis los únicos que osinteresasteisporelsupuestofraile.—Asíes—contestóJohan—.Yonoqueríaaceptarlasporquenoconocíade
nadaaaquelfraileymecreíasinderechossobreellas,peroelinquisidorinsistióy, sorprendentemente, mi hijo Batiste estaba interesado en ellas. En resumen,salimos del convento de San Pablo el Real de Sevilla con seis o siete sayasarrugadas,treslibrosenunlamentableestadodeconservaciónyunatalladeunasantaextranjera.¿Noteparecenunosobjetosuntantoextraños?AlonsoManriquesonrióysedirigióaBatiste.—¿Asíqueestabasinteresadoenmisposesiones?¿Yquéconclusiónsacaste
deellas?Despuésdeunapequeñapausa,Batistelerespondió.—Bueno,loprimeroquemellamóaatenciónfuelagrancalidaddelatelade
losropajes.Aquellospañosnoparecíanperteneceraunsimplefrailedelaorden
depredicadores.LatallademaderadeSantaCatalinadeAlejandría,unavirgenymártirdelsigloIVmedejódesconcertado.Nisiquieraesunasantaespañola,peroparecíavaliosa.Sinembargo,loquemásdespertómicuriosidadfueronlostreslibros,unaBiblia,unCoránylaTorah.MevaadisculpardonAlonso,peroes inconcebible que un simple fraile tuviera en su poder aquellos tres librosfundamentalesdetresreligionesdiferentes.Esomeabriólosojosapensarqueaquelfrailenoeratal.—Tienes toda la razón, sin embargo, tanto la talla demadera como los tres
librossonmuyimportantes.PiensaqueeranmisúnicasposesionesconmifalsapersonalidaddefrayBautistaTarrén.SequedómirandoaBatiste.—Escucha,quieroqueledeslostreslibrosamihijoJerónimoyteregaloati
latallademaderadelavirgen.Esmuyimportanteyvaliosa,asíquecustódialacomomerece. Con los ropajes de fraile haced lo que queráis. La tela esmuybuena,podéisreutilizarlaparaloqueosplazca.—Asíloharé—contestóBatisteconeducación.DonAlonsocontinuóhablando.—Con respectoalGranConsejo,mihijo Jerónimoyyohemos tomadouna
decisión.Nopodemoscontrolarquecadamiembrocontinúeejerciendocomosunúmerodepuerta,nique,cuandolellegueelmomento,cadaunocedasupuestoasuhijo,asuhijaoacualquierotrapersona,durante lossiglosvenideros.Enrealidad, es una cadena que no podemos parar, así que hemos resuelto nohacerlo.ElGranConsejoseguiráexistiendo.Johanleinterrumpióensunarración.—Noloentiendo.SiBlanquinaMarchlodisolvióenmarzode1500—objetó.—Sí, pero todos sus miembros, excepto el número cuatro, siguen activos,
aunque durmientes. Ya sabemos lo que le ocurrió a la cuarta puerta, MiguelVives.FuecapturadocuandoelSantoOficioirrumpióporsorpresaenlaúltimareuniónquecelebraron.Alañosiguiente,en1501,fuerelajadoyquemadoenlahoguera por la inquisición. Sin embargo, aún quedan ocho miembros, sidescontamos a mi hijo Jerónimo como número uno, que esperarán serconvocados a reuniones, en alguna ocasión. Simplemente siguen existiendo,aunqueenlasombra.Johannoterminabadecomprenderlo.—Seguramenteseráasí,pero¿quésentidotienemantenersuexistencia?Sisu
única misión es proteger el árbol, ¿cómo lo van a hacer si desconocen suubicación? Ni siquiera tienen, cada uno de ellos, una décima parte del granmensajequeconducealárbol,comoocurríaenlossiglosXIVyXV.Hayqueserconsecuentes, en realidad no saben nada, no tienen ninguna información
relevante.Repitolapregunta,¿quésentidotienemantenersuexistencia?—Tienesrazón.Desdeunpuntodevistalógiconotieneningúnsentido,pero
mientras continúen en el tablero de juego, servirán como herramienta dedistracción.BlanquinaMarchdecidióquetansolodospersonasconocieran,cadauno de ellos, una mitad del mensaje, que, una vez descifrado, conduciría alemplazamientodelárbol,delgrantesorojudío.Ahoramismohaydospersonasque conocen su localización exacta, Luis Vives y tú mismo, Johan, porquefuisteis quiénes lo ocultasteis a instancias de Blanquina. Hay otras dos queconocen una mitad del mensaje que conduce a ese emplazamiento, Batiste yJerónimo—dijodonAlonso.Los dos hijos se quedaron mirando, un tanto acongojados. Johan tomó la
palabra.—Cuando fallezcamos Luis Vives y yo, el conocimiento quedará
definitivamentedivididoendosmensajes,queportaránnuestroshijos.Salvoqueseunanesosdosmensajesysedescifren,nadie,deformaindividual,conocerálaubicacióndelárbol,nocomoocurreahora.—Yasíesperoquesigaporlossiglosdelossiglos—dijodonAlonso.—¿Yquépensáishacer?—preguntóJohanconcuriosidad.—Nombraréaunnuevonúmerouno.—¡Pero si ya lo has hecho! Es tu hijo Jerónimo —dijo Johan, que no
comprendíaadonAlonso.—MihijoJerónimoseconvertiráenlaundécimapuerta.—¡Pero si ya lo es Batiste! —exclamó Johan, que seguía sin comprender
nada.—Serán los dos. Habrá dos números once, que serán los portadores del
mensaje. No pertenecen al Gran Consejo, con lo que, si la inquisición sigueinteresadaporsuexistencia, los llevaráauncallejónsinsalida.Mientras tantolosdosnúmerosoncepasarándesapercibidosalolargodelossiglosvenideros.Los tiempos actuales sonmuycomplicados e igual los futuros aúnpueden sertodavíapeoresparaelpueblohebreo.Asaberquélesesperaenlahistoriafutura,porque la pasada ha sido dramática, pero desconocemos que les depararán lospróximossiglos.Johansequedópensativo.—Puedeserunabuena idea.DejasfueradelconocimientodelárbolalGran
Consejoparalossiglosvenideros,perocreasdosnúmerosoncequeconocerán,unavezunidos,susmensajes,elemplazamientoverdaderodelárbol.—Esoes.Lohascomprendido.Johansequedóduranteunmomentoensilencio.—Es arriesgado, pero quizá funcione —dijo—. La única pieza que queda
sueltaesquequizáelGranConsejosepregunte,enalgunaocasión,cuálessufunción actual, al no conocer el emplazamiento del árbol, y que intentenlocalizaralosdosnúmerosonceparavolveratomarelcontroldelasituación.Esunposibleriesgo.—Ningún plan es perfecto—concluyó donAlonso—, pero hemos de jugar
conlascartasquetenemosahora.Enunfuturo,quiénsabequépuedepasar.
10
ENLAACTUALIDAD,VIERNES28DESEPTIEMBRE
—Hola,perdonalabrusquedad,pero¿quéhacessentadoenmisilladelantedemimesa?—preguntóRebeca,sorprendida.—¿Tumesa?—respondióeldesconocido,conungestodedesconciertoensu
rostro.Rebeca acababa de llegar al periódico y, para su sorpresa, su sitio estaba
ocupadoporotrapersona.—Sí,tienestuculosentadoenmisilla.LadelladoesladeFabioAstolfi,y
justo ladeenfrentede lamía, esdecir,dedondeestásahoramismo, se sientaTeresaFabregat—explicóRebeca—.Laotraestálibre.Eldesconocidonosabíacómoreaccionar.—Perdona,hoyesmiprimerdíade trabajo.Unachicaun tanto secameha
acompañadohasta aquí ymehadichoque este erami sitio. Parece que se haconfundido.—Alba —respondo Rebeca, torciendo el gesto—. No creo que se haya
confundido, la voy amatar, siempre buscando lamanera de fastidiarme, ¡quécansina!—Porcierto,mellamoFernandodelRey.—Disculpamidescortesía,minombreesRebecaMercader.Llevolasección
deHistoriaymesientojustóahí—dijoseñalandosusillaysumesa.Fernandosediocuentayselevantódeinmediato.—Perdona,acabodellegar.Tejuroquenotehe tocadonada,nisiquierahe
llegadoaabrirningúncajón.Sedieronunpardebesosamododepresentación.—Meparecequenohemosempezadodemasiadobien—dijoRebeca,conuna
pequeñasonrisaensurostro.—No, pero te juro que ha sido involuntario pormi parte. Sospecho quemi
sillaserálaquequedalibredelascuatro.—Supongo,porquenoquedaotraenestazona.Derepente,Fernandopareciócambiardeactitud.Sucaraparecióiluminarse.—Espera,¿hasdichoquetellamasRebecaMercader?—Sí,eseesminombre,¿porquémelovuelvesapreguntar?—¡Por favor! Es imperdonable no haberte reconocido. ¡Rebeca Mercader!
Eres una celebridad hasta enmi campo de trabajo. ¡Espera que cuente a miscolegasque tehe conocido enpersona!Sevan avolver locos, si esque se lollegan a creer. ¡Compañero de trabajo de Rebeca Mercader! —dijo conadmiraciónFernando.—¿Dicesquesoyunacelebridadentucampo?¿Ycuálestucampo?¿Rubias
tontas?Fernandoseechóareír.—¿Tonta?Jamástecalificaríaasí—dijoFernando,visiblementenervioso—.
Soy arqueólogo. Todos mis colegas de la Facultad beben los vientos por ti.Resulta que te acabo de conocer, te tengo justo delante de mí y en lugar deaprovechar la ocasión para intentar caerte bien, resulta que consigo justo locontrario,queteenfadescontigo.—Nomeheenfadadocontigo,¿porquédiceseso?—Porquemeatrevoaocupartusillaytumesa,ademásenmiprimerdíade
trabajo.Esdifícilhacerlopeorenmenostiempo,¿nocrees?¿Quiénpiensasqueeselidiotadelosdos?Rebecasonrióysepusocoloradaalavez.Noconseguíaacostumbrarseaser
unapersonaconocidadesdequelanominaronaunPremioOndasysalíatodaslassemanasenantena,enelprogramanacionalderadioBuenosdías,conJaviEscarche y Mar Maluenda. De todas maneras, le había hecho gracia laespontáneareaccióndeFernando.—¿TuscolegasdelaFacultad?¿Noeresunpocomayorparaeso?—¿Acaso me acabas de llamar viejo? Tengo tan solo veintiocho años. Ya
acabé el grado hace tres. Los estudios me llevaron algo más de lo normal,digamosquedisfrutédemiépocadeestudianteconintensidad,conpertenenciaalatunayjuergasincluidas,yasabesloqueesosignifica.—No lo sé, porque nunca me han interesado esos aspectos de la vida
universitaria.—Puestehasperdidolomejor.Esunalástimaquenuncahayamoscoincidido,
a pesar de estudiar en la misma Facultad, aunque yo terminé el Máster enArqueologíaelañopasado.Túeresbastantemásjovenqueyo.—Ahoraquelonombras,hasdichoqueeresarqueólogo.Estoeslaredacción
deunperiódico,¿quépintasaquí?
—Respondí a una oferta de trabajo de La Crónica. Pasé hasta cuatroentrevistas, la última con el mismísimo director del periódico, un tal BernatFornell.Hasidounprocesolargo.Resultaquemehacontratado,hoyesprimerdíaenlaoficina,comoyahabrásnotadodemanerasobrada.Rebecaestabasorprendida.—¿FornellhacontratadoaunarqueólogoparaLaCrónica?Estosíquenome
loesperaba,meresultadelomásextraño.—¿Qué tiene de extraño? Tú tampoco eres periodista, eres historiadora y
tambiéntrabajasaquí—lerespondiócontodalalógicaFernando.—Perdona,nopretendíahacertedemenos,perosiempremehaparecidoque
Fornellnoestabademasiadointeresadoporlaculturaengeneral,ymenosporlahistoria en particular. El director es más de sucesos y de acontecimientosmorbosos.Esoesloquevendeperiódicoshoyendía,segúnél.Esteesunmediode comunicación modesto, por eso me extraña que no contrate a periodistas,aunque supongo que esa frase, la delmediomodesto, ya te la habrá dicho elpropiodirectorenpersona.—¿Cómo lo sabes? —preguntó Fernando, sonriendo—. Además de
historiadora,¿eresadivina?—No,enrealidadseladiceatodoelmundo,leencantarepetirla—respondió
Rebeca,tambiénsonriendo.Oyeronaunapersonaaproximarse.—¡Caramba, Rebeca! ¡Por fin te veo ligando! La diosaAtenea ha tenido a
biendescenderalatierra,territoriodondehabitanlossimplesmortales,queselotienenquecurrar.TereacababadeaparecerconunasonrisayRebecalarecibióponiéndosede
nuevocolorada.
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1DEFEBRERODE1525
—Adelante,donAlonso,estásentucasa—dijoenuntonomuyobsequiosoJohanCorbera.DonAlonsoManriquehabíaquedadoencasadesuamigoparatratarciertos
temas,antesdesuretornoaSevilla.—Gracias Johan.La última vez que pisé tumorada aúnme conocías como
donBertrán.—Lo recuerdo perfectamente. Por cierto,me engañaste diciendo que ibas a
Lovaina a entregar enmano la carta deofrecimientode la cátedradeAntonioNebrijaenlaUniversidaddeAlcaládeHenaresaLuisVives.—Esoeracierto.Selaentregué.—Pero no tenías ninguna intención de convencerle para que la aceptara, es
más,seguroquefuejustolocontrario.—Teequivocasdenuevo.Larechazóporsímismo.Estuvimosanalizandoen
profundidad las dos propuestas educativas que tenía, y Luis en persona sedecidió por aceptar la cátedra de Oxford, en Inglaterra. Yo simplemente melimitéaejecutarsusinstrucciones.—No sé si creerte. ¿Y si hubiera decidido venir a España? ¿También le
habríasayudado?DonAlonsoManriquesequedómirandoaJohan.—SiendotanamigodeLuisVives,avecesparecequeloconocíasmuypoco.
Él jamás quiso volver a España. Tenía terror al SantoOficio, al igual que suamigoErasmoytantosotroshumanistasypensadoresactuales.Queríaayudarasushermanasyasupadrepresodelainquisición,perosinpisarsueloespañol.—PeroLuisconocía tuverdadera identidad.Sabíaquenoeraselnobledon
Bertrán.ÉlsabíaqueerasunprominentemiembrodelaIglesiacatólicaqueibaasernombradoarzobispodeSevillaeinquisidorgeneraldeEspaña.Nomecreoque no te pidiera consejo—dijo Johan, que aún estaba molesto por haberse
enteradoelúltimodelaverdaderaidentidaddedonBertrán.—Teloacabodedecir,tuvimosunaprofundaconversación.Élmepreguntósi
le podría proteger de una manera definitiva del Santo Oficio, y no le quiseengañar.No lo podía hacer.Quizá lo hubiera podido alejar del peligro por untiempo, pero seamos realistas. Todo el mundo sabe que soy un erasmistaconvencido,ytardeotempranoErasmodeRóterdamcaeráendesgraciaantelaIglesia.Esdemasiadoatrevidoensuscríticasyestáempezandoacruzarlalínearoja. Sus seguidores lo defendemos, pero como siga por ese camino todo seacabarátorciendo.Esalgoquehastayomismoveovenir.Cuandoesosuceda,yoseré uno de los primeros en caer en desgracia. Lo tengo asumido desde haceaños.—¿Faltamuchotiempoparaello?—preguntópreocupadoJohan.—PuesdependedelpropioErasmo,perome imaginoqueaúnpuedenpasar
diezoquinceañosperfectamente,almenosesoespero,porquesinomividaserácorta.Aúntienepoderososamigos,elpropiopapadeRoma,AdrianodeUtrecht,elquefueramiantecesorenelcargodeinquisidorgeneraldeEspaña,esunodeellos,perocuandoAdrianofallezca,yaveremosquéocurre—dijodonAlonsoenuntonopesimista—.Supongoquelascosascambiarányesonosafectaráatodos. Aunque no lo espero de inmediato, se ve venir en el horizonte unainvoluciónenlostiempos.Johancambiódetema.—¿Ynuestroshijos?¡Sonapenasunosniños!¿Noleshemoscargadodeuna
enormeresponsabilidad?—TuhijoBatisteymihijoJerosonunasdelasdospersonasmásinteligentes
que he conocido enmi vida, aun siendo unos niños. Suenamal decirlo, perodebemos de reconocer que, a su edad, ya son más inteligentes que nosotrosmismos. Tú no te das cuenta porque ves a tu hijo todos los días, pero meatreveríaadecirque,asumanera,esunpequeñogenio,igualquemihijo.—Puesyoaúnlosveounosniños—insistióconciertanostalgiaJohan.—Porqueloson,unacosanoquitalaotra.Perounosniñosfueradeserie.No
tequepaningunadudaqueestamosenlasmejoresmanosposibles.—¿TúlehastrasmitidodeformaexpresatumitaddelmensajeaJerónimo?—No,todavíano.Tienenueveaños,esperaréunpocoacontarleelsignificado
deciertascuestiones.—YotampocoleheexplicadonadaaBatiste.Nopuedoevitarpensarquele
estoycargandoconunaresponsabilidadamuycortaedad.—Puespiensaenmihijo—leespetódonAlonso—,quetienecasicincoaños
menos.—Enalgúnmomentotendremosqueinformarles.
—Túlohasdicho,enalgúnmomento.Dejaqueresuelvanciertosproblemasqueseavecinan,quepuedensermuygraves.Yatendremostiempomásadelante.—¿Eseeselretoalquesetienenqueenfrentarquedecíasjustoayer?—Sí,yteaseguroqueesuntemamuydelicado.—¿Nomeloquierescontar?—Sí, claro, no me importa. Conozco bien al señor inquisidor del tribunal
local. don Andrés Palacios. Se podría decir que es una de las personas másíntegrasqueheconocidoenmivida.—Peroesoesbueno,¿no?—No, en realidad ahoramismono lo es—dijo conun tonomuy serio don
Alonso.—Sigosinentenderte.Siharechazadolapeticióndedevolucióndeladotede
Blanquina March formulada por sus hermanas. El receptor don Cristóbal deMedinasehabrátranquilizado.—Comotedecía,conociendoaPalacios,metemoqueelasuntodeladotede
Blanquina aún no haya terminado. Creo que nuestros hijos desempeñarán unpapel muy importante en todo este asunto. Casi te diría que estamos en susmanos,enuntemamuygraveydelicado.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES28DESEPTIEMBRE
—¿Tevasaquedarconesacaradepasmadaomevasapresentaratuvisita?—preguntóTere.—Noesunavisita—contestóRebeca.—Entonces,¿estunovio?—dijoTere,todaemocionada.Fernandosepusocolorado.Parasupropiasorpresa,tambiénlohizoRebeca,
porterceravezenpocotiempo.—No es ni mi visita ni mi novio, es nuestro nuevo compañero de trabajo.
TeresaFabregat,tepresentoaFernandodelRey,yviceversa.—¡Ereslacuartapersona!—exclamóTere,mientrassesaludabanysedaban
dosbesos—.Porfinsedesvelaelmisterio.Esperábamostuadvenimiento,peronosabíamoscuándoseibaaproducir.—¿Miadvenimiento?¿Lacuartapersona?—preguntóextrañadoFernando—.
¿Yesostérminosquésignifican?Rebecalediolaexplicación.—Duranteelmesdeagostopasadohubounareestructuraciónenlaredacción,
sobre todo en la sala central, en la que ahora estamos. Antes compartíamosespacio dos personas, ahora lo hacemos cuatro. En la actualidad estábamostrabajandotansolotresenelespaciodecuatro.LoquequeríadecirteTeresaesque el director no nos quiso decir quién era ni cuando iba a llegar la cuartapersonadelgrupo.—Yelsegundoqueso—añadióTere.Rebecanopudoevitarreírse,aligualqueTere.—¿Me lo pensáis explicar, y así me río también? —preguntó extrañado
Fernando,quenocomprendíalasrisasdesuscompañeras.—Mejor que no—respondió Rebeca, aún con la sonrisa en la cara—. Son
cosasdemujeres.
—Buenosdíasatodos.AcababadellegarFabioalrescatedeambasamigas.—Ahorayaestamosloscuatro.FernandodelRey,tepresentoaFabioAstolfi
—dijoTere,muyjovial.—Hola,Fernando—dijoFabio,mientrassedabanlamano—.¿Aquésección
tehanasignado?—Nolosé.—¿Cómopuedesnosaberlo?HabráshabladoconeldirectorFornelly.como
periodista,tendrásalgunaespecialidad,¿no?—preguntóextrañadoFabio.—Eseeseltema.Nosoyperiodista,soyarqueólogo—respondió.—¿Arqueólogo?—exclamóTere—.Contodoslosrespetos,alfinalestovaa
parecercualquiercosamenosunaredacción.¡Siestoesunperiódico!¿Dequésirve estudiar periodismo? Con el elevado desempleo que hay en nuestrosector…—EslomismoquemehadichoRebeca,peroyomelimitéaresponderauna
ofertadetrabajo—contestóFernando.Vieron acercarse al director Bernat Fornell desde la distancia. Todos se
quedaroncalladosesperandoquellegarahastasusmesas.—Buenosdíasaloscuatro.Parecequeyaoshabéispresentado—dijoBernat
Fornell.—Sí,loacabamosdehacer—dijoTere.—Supongo que, en este momento, os estaréis preguntando por qué he
contratadoaFernandodelReyyaquésecciónlovoyaasignar.—Esoesexactamenteloqueestábamoshablandoahoramismo—siguióTere.—La contratacióndeRebeca, que no es periodista sinohistoriadora, fue un
gran éxito para el periódico y para todo el grupo. Su sección generó muchointerésdesdeelprincipio.Miintuiciónfuncionó.YasabéisqueRebecatieneunasecciónsemanalenlaradio,yesamismaintuiciónmedicequeiráamás,porquelosíndicesdepopularidadyaudienciasonmuybuenos,tanbuenosquemetemoquecadaveznuestroscompañerosdelaradioleexijanmáshorasaRebeca.Asíquehedecididoreforzaresaáreaycrearunanuevasecciónenelperiódico.Todosleescuchabanconmuchointerés.Noeranadahabitualloqueestaban
escuchando.LaCrónicaeraunperiódicomuy tradicional,con lashabitualesyordinariassecciones,quenosehabíancambiadocasidesdesufundación,hacemásdecienaños.Eldirectorcontinuóhablando.—Fernando,dependerásdirectamentedeRebeca,queserálajefadelanueva
sección.Organizarosentrevosotros.Quierodosartículossemanales,enlugardeuno.Además,tambiénquieroqueinteractuéismásconlasdemásseccionesdel
periódico. Ya os iré dando instrucciones más precisas en los próximos días.Ahoraponerosatrabajar—dijoFornell,mientrasdesaparecíahaciasudespacho,igualderápidoquehabíavenido.Cuandoloperdierondevista,TerelediounabrazoaRebeca.—¡Enhorabuena! Aunque por el tono de Fornell no lo haya parecido, te
acabandeascender,¡jefadesección!Rebecanoentendíademasiadoladecisión.Mientrasellajamáshabíapedido
ayudaparahacersutrabajo,habíaotrasseccionesenelperiódicoquelellevabanreclamando refuerzos al señor director, en sus áreas, desde hacía años. No leparecíalógico,perobueno,afortunadamenteellanodirigíaLaCrónica.SuponíaqueFornellsabíaloquesehacía.RebecasedirigióaFernando.—Loprimeroquetedigo,apesarde loqueacabasdeescucharenbocadel
director, es que yo no soy tu jefa, soy tu compañera. Me parece ridículoestablecer jerarquías entre una historiadora y un arqueólogo. Fornell es undirectorchapadoalaantigua,muyamigodelassecciones,desusjefesydesusorganigramasencolorines,peroyonosoyasí.Además,eresmayorqueyo.—Entonces,¿tuprimeraordencomojefaesquenoteconsideremijefa?—
dijoconciertasornaFernando—.Desdeluegoescurioso.—Algoasí—lecontestóRebeca,sonriendo.—Meparecequeestovaaserdivertido—dijoTere,pensandocómoseibaa
manejar su amiga con el nuevo queso. En el fondo se alegraba por Rebeca.Fernandoparecíainteligenteydivertido,ademáseratambiénbastanteguapo,notanimponentecomoFabio,peronoestabanadamal.«Aversilacolocamosdeunavez»,pensódivertida,mientraslosmirabaconunasonrisapicarona.Sinembargo,RebecanoteníalasmismassensacionesqueTere.«Aquíhaygatoencerrado»,sedijo.«Fornellmeasignaunsubordinadoqueni
hepedidoninecesito.¿Deberíapreocuparme?».Desdeluegoquedebería,aunqueaúnnolosabía.
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1DEFEBRERODE1525
—¿Nomevasadarmás informaciónacercadeese temagraveydelicadoquevanatenerqueresolvernuestrosdoshijos?—preguntóJohanCorbera.—NosomosmiembrosdelGranConsejo,nodebodartemásinformaciónque
laestrictamentenecesaria—lecontestódonAlonso.—Puesvayafastidio,megustaríaayudar.—ConfíaentuhijoBatiste,nonecesitaráayudamásquedeJero,yquizáde
alguien más, si ellos lo consideran en algún momento —respondió un tantoenigmáticodonAlonso,queestabaclaroquenoqueríahablarmásdeltema.—¿YelGranConsejo?¿Vaaseguirfuncionandosinningúnsentido?—Asíes.—¿Tampocomepuedescontarquiénseráelnuevonúmerouno,ensustitución
tuyaydeJero?—Quiénseráno.Quiénes.—¡Nomedigasqueyalohasnombrado!—Justoantesdeveniravisitarte.—¿Ytampocomelopuedesdecir?—Sí,esonoimporta.Alfinyalcabo,elGranConsejo,apartirdeahora,se
va a convertir enun elementodecorativodentrodelgranbosqueque contienenuestroárbol,nuestrotesoro.—¡Venga,quetengocuriosidad!—EstamañanaheiniciadoensunuevalaborcomoelKeter,laraíz,elnúmero
uno,laprimerapuerta,a…—Mira que te gusta verme sufrir—dijo Johan, viendo que don Alonso lo
hacíalargoapropósito.—AlcondedeRuzafa,adonRodrigodeMolina.Johansesorprendió.—¡Perosiestámediotonto!Secreequeesungrannobleynopintanadaen
la corte real, dónde no le hacen ni caso—exclamó sorprendido Johan por laelección—.Tieneairesdegrandezaenunacabezahuecaollenadeserrín,atuelección.—Ese es exactamente el perfil que buscaba. No quería ni a alguien
desconocidoniauna figuradestacada,pero síqueme interesabaque fueradebuenafamilia,paraasegurarmequeelcargopervivieraeneltiempo.ElcondadodeRuzafasecreóhaceapenascincuentaaños,perosesuponequeperduraráalolargodelossiglos.Esoesloimportanteparanosotros.Johancontinuabasinconvencerse.—Es conocido por su falta de luces—continuaba sorprendido Johan—.No
saleacazarporquelaúltimavezmatóaunsirviente.Esmedioleloyengreído.—Eso juega a nuestro favor. Se cree que lidera una gran confraternidad
secretacreadaenelsigloXIV,quecustodiaungrantesorocultural.—¡Esqueesoesprecisamenteloquehace!—exclamóJohan.—Sí,peroyasabesqueesunGranConsejovacíodecontenido.Supongoque
irátrasmitiendoelcargoentresusdescendientes,queesloqueverdaderamentenosinteresa.HabíauntemaquepreocupabaaJohan.—Comonúmerouno,¿conoce la identidaddelnúmeroonce?Porqueahora,
segúnvuestradecisión,haydos.—Por supuesto que sabe quién es el número once, es decir, tu hijoBatiste,
perono sabeabsolutamentenadadelotronúmeroonce,mihijo Jero.Siemprepermaneceráocultoytansoloseconoceránentreellos.Elsegundonúmeroonce,oficialmente,niexisteniexistirá jamás.ParaelGranConsejo tansoloexistiráuno, comoasí ha ocurridodesde1391.Esto esmuy importante, es un secretoquenosedebedesvelarjamás,niconelpasodelossiglos.—¿Crees que son necesarias tantas medidas de seguridad? —preguntó
preocupadoJohan.—No sé qué nos deparará el futuro. Viendo el pasado, me temo que nada
bueno.TampocosabemosquéharáelGranConsejo,sisereuniránono.Tenencuentaquelacadenaestárotaporelnúmerocuatro.NomecansoderecordarelenormesacrificiopersonalquehizoMiguelVivesaquelfatídico20demarzode1500.JohannoterminabadeconvencersedelplancreadopordonAlonsoManrique
ysuhijoJerónimo.—A todo caso se reunirán los tres primeros, cuando llegue al cuarto, se
romperálacadenadeconvocatoria.¿Quésentidotiene?—Eso a nosotros no nos importa. Igual hasta se reorganizan de alguna
manera.¡Ojaláocurraasíysereúnantambiéndelcincoaldiez!
—¿Porquédiceseso?—El sentido demantener el Gran Consejo activo es que interfieran con la
inquisiciónoconcualquierotroobstáculoquesepuedapresentarenel futuro,queseguroqueocurrirá.—¿Tantos problemas auguras en el porvenir? —preguntó Johan, que no
compartíadeltodolasreflexionesdesuexcelenciadonAlonsodeMendoza.—Porsupuesto.IgualahoramismoestamospreocupadosporelSantoOficio
de la inquisición,yen los siglosvenideros llegaalgúnotro iluminadoquenosdeja como simples aficionados. La historia del pueblo judío está llena desufrimientoseinclusodeintentosdeexterminio.¿Porquéibanaterminarahora?¿Porquétienequeser la inquisiciónlaúltimaenintentarlo?Metemoqueaúnnos queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar la paz. No olvides quesomoselpueblodeMoisés.Llevamossufriendomuchísimossiglos.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO29DESEPTIEMBRE
—Hola,Tote,buenosdías—dijoCarlota.RebecayCarlota sehabíancitadoparahablar con tranquilidadde todos los
sucesostraumáticosdelosquesehabíanenteradoenlosúltimosdías,estavezencasadeRebeca.—Hola, Carlota —le contestó Tote. Se dieron un abrazo. Era lo normal,
siemprelohacían,inclusoantesdequeCarlotasupieraqueerasutía.—Loprimero que tengo que decir es queme resulta todomuy extraño.En
poco más de dos semanas he descubierto que mi verdadera familia es otra.Perdonarme mi aparente frialdad, no es eso, es simplemente algo dedesconcierto. Entender que no me he hecho a la idea todavía —se explicóCarlota—,todohaocurridomuyrápidoparamí.—Tranquila, yo también estoy confundida—dijo Rebeca—. Descubrir que
tienes una hermana gemela con casi veintidós años no es algo que se puedaconsiderarnormal.Mecostaráasumirloaunqueseastú,Carlota.—¿YtúTote?¿Cómofuistecapazdeguardarelsecretodurantetantotiempo
sin contárselo a nadie? —preguntó Carlota—. Yo reconozco que no hubierapodido.—Notecreasquenohasidodifícilparamí.Jamásentendíamihermanaya
vuestropadre.Supuseque,siseatrevieronahacerunacosatantraumáticaparaellos, debían tener un motivo muy serio, aunque no me lo contaran ni yo losupiera.—¿Pensabasdecírnosloalgúndía?—siguiópreguntandoCarlota.—Esaeralagrandudaquemecarcomíapordentro.Porunaparte,osestaba
robandountiempoenlavidacomohermanas,untiempoqueyanorecuperaréis.Por otra parte, Carlota tenía su familia y vivía feliz. La situación era muycompleja. Tampoco me puedo olvidar de la promesa que les hice a vuestros
padres de no contar nada jamás. Para mí han sido unos años de muchosinterrogantes, sobre todo después de descubrir la identidad real de Carlota.Cuandonolaconocía,todoeramásfácil.—Hayunacosaquenoentiendo,conociendoaCarlotaysusupuestamente
privilegiada—dijoRebeca.—Venga,dispara.—Contuextrema inteligencia,algoparecidaa lamía,¿nosospechastenada
cuándotesacarondelcolegiopúblicoLesArenes,conochoaños,paraestudiarenelmejorcolegioprivadodeValencia,AlbertTatay?Además,tansoloati,noatusotrosdoshermanos.¿Notellamólaatención?Carlotasonrió.—Paraempezar,teconfundes.—¿Enqué?—preguntóCarlota,extrañada.—Tumente no es parecida a lamía, está varios escalones por debajo, y lo
sabes,comodiríaJulioIglesias.Yatelohedemostradoinfinidaddeveces.Rebecaserio.—Anda,noempecemosconlaeternadiscusión.Además,sitanlistatecrees,
respondeamipregunta.—Todoesmássencillodeloqueparece.—Pues explícate, que da la impresión que no te enteraste de nada con tu
supermente galáctica —insistió Rebeca, intentando picar a su amiga y ahoratambiénhermana.—Con tan solo ocho años de edad, apenas un par demeses antes del fatal
accidente,noshicieronunaspruebasdeinteligenciaenelcolegio.Recuerdoquevinieronunosprofesoresquenoconocíadenada.Nosencerraronenelgimnasiodelcolegioavariasclasesalavezynosentregaronunaseriedeejerciciosparaque los resolviéramos.Teníamosmuypoco tiempoparacadabloque,peroaunasí estuvimos al menos un par de horas. La verdad es que me parecieronauténticastonterías—dijoCarlota—Eranproblemasbastantesencillos.—¿Yluegoquepasó?—preguntóconcuriosidadRebeca.—Nada,quesefueronyyaestá.—¿Yyaestá?—Bueno, no exactamente. A las dos semanas, la directora del colegio, la
señora Meijide, me llamó a su despacho. Recuerdo que me asusté, porquesiempre que iba allí era para recibir alguna reprimenda. No recordaba haberhecho ninguna trastada últimamente, pero iba asustada igualmente. Es comorecibir una carta de Hacienda, nunca será algo bueno. No te felicitan por tucumpleañosniteregalannada.—¿Yquépasó?
—Entré en el despachoyhabía, junto a la directora, una señorayun señorvestidos con de forma impecable. La directora estaba sonriente. Aquellasituación no era nada normal. La señora Meijide me recibió con una de susfrasestípicas,cuandolegustabaimpresionarconsusupuestacultura,«hoyhaceunaurofeudodedía».—Jamáshabíaoídonadaparecido—interrumpióTote.—Nitúninadiefueradelcolegio—respondióCarlota.—¿Yesoquédiablossignificaba?—siguiópreguntando.—Quehacíasol.Lastresserieron.—Menudapedanta—recalcóRebeca—.Perocontinúa,¿quépasódespués?—Mepresentó a los dos emperifollados.Nime acuerdo cómo se llamaban,
Me dijeron que venían de no sé qué departamento de educación especial. Laverdadesquelasituaciónmepareciótanextrañaquenoleprestéatenciónenlosprimerosmomentos.—¿Y qué pasó después? ¡Venga, no te hagas de rogar!—exclamóCarlota,
impaciente.—Le pidieron a la señoraMeijide si nos podía dejar a solas. ¡Aquello era
alucinante!Los dos desconocidos estaban echando a la directora de su propiodespacho. Esperaba algún exabrupto elegante y culto como contestación, sinembargo,laseñoraMeijideabandonósudespachodeinmediatoyencompletosilencio,comounacorderita.Carlotahizounapequeñapausaycontinuósurelato.—Encuanto nos quedamos solos, la actitudde los desconocidos cambióde
forma radical. Fueronmuy amables y cariñosos en todomomento. Extrajeronunospapelesdesusmaletines,ymepidieron,conmuchaeducación,quesipodíasolucionar los ejercicios que contenían. Eranmuy similares a los de la últimavez, aunque no eran losmismos.Los volví a resolver. Esta vez nome dieronningún tiempo límite, aunque me di cuenta de que la mujer llevaba uncronómetro en sumano. Los ejerciciosme siguieron pareciendo una tontería.Acabéenpocomásdeunahora.—¿Yquétedijeron,unavezterminastedehacerloquetepidieron?—Tomaron mis papeles y se quedaron unos diez minutos en completo
silencio,repasándolos,supongoquecomprobandolosresultados.Luegosacaronotrospapelesdesumaletín.Parecíaqueestabancomprobandoalgúnlistado,almenosesomepareció.Yonoentendíanada,peromehacíagracialasituación.Llegóunmomentoenqueambossegiraronhacíamí.
—¿Yqué?—Suscaraserantodounpoema,unamezcladeasombroeinclusodiríaque
miedo.Notabaquenolessalíanlaspalabrasadecuadasparadecirme,porquememiraban,peroencompletosilencio.Parecíaquenosabíanquéhacer.Alfinal,elhombresedecidióahablar.—¿Yquétedijo?Carlotaselocontó.Totesequedóasombrada,sinembargo,Rebecaparecíamuydivertida.
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2DEFEBRERODE1525
—Toma, aquí tienes los tres libros de frayBautista Tarrén, es decir, de tupadredonAlonsoManrique—dijoBatiste.—Muchas gracias. La verdad es que no me explicó el motivo de que
mantengastúla tallademaderadeesasantaextranjeraymequedeyoconlostreslibrosdelastresreligiones.Meextrañómuchocuandomipadrelodijoayer—dijoJero—.Noséparaquédecidióunacosatanfueradelocomún.—Tu padre es una persona muy sabia y poderosa, seguro que tendrá sus
motivos.—Yalosupongo,aunqueseescapanamientendimiento.—¿De qué estáis cuchicheando, si se puede saber? —dijo Amador, que
acababa de llegar al encuentro de sus dos amigos, en lamisma entrada de laescuela.—Detonterías,paravariar—saliódelpasoBatiste.Jeroaprovechóparalanzarunapregunta,aparentementeinocente.—¿TupadreyaestámástranquiloconeltemadeBeatrizyLeonor,lashijas
deLuisVivesValeriolayhermanasdelhumanista?—preguntó.Amadorsesorprendió—¿Cómolosabes?—Despuésdeverlohacepocomásdeunasemanaatreviéndoseasoltarlesun
buen sermón a los señores inquisidores, la situación tan solo podía habermejorado —dijo Jero—. Si hubiera ido a peor, no me imagino qué hubierapodidopasarentreellos.—Pues lleva unos días de un magnífico humor—confirmó Amador—. La
verdadesqueparecehaberseolvidadodeeseasunto.Tantointerésqueparecíaque tenía, y ahora ni lo nombra. De hecho, ha apartado los expedientes deBlanquinaMarchdeencimadesumesayloshasubidoaunaestantería,entodoloaltode sudespacho.Esosolopuedesignificarqueyanoson importanteso
prioritariosparaél.Batiste y Jero se quedaronmirando.Amador se despistó hablando con otro
amigodelaescuela.—¿Se tehaocurrido lomismoqueamí?—preguntó Jero, conunacarade
pillopropiadeunniñodeochoaños.—Notesigo,¿quéquieresdecir?—preguntoBatiste,mirandoasuamigo.—Podríamos intentarentraren lacasadelpadredeAmadoryhacernoscon
esosexpedientes.Seacabaríanparasiemprenuestraspreocupacionesacercadeque pudiera averiguar algo, si en algúnmomento recuperara el interés por elasuntodeBlanquinaMarch.—¿Túsabesloqueestásproponiendo?¿Ysinosdescubren?Entoncesquizá
consiguiéramoselefectocontrario.Piénsalo,sinospillanintentandorobarlos,elpadre de Amador, don Cristóbal de Medina, podría suponer que tienen másimportancia de la que ahora mismo les está dando, que te recuerdo que esninguna. Ya has oído a Amador, están en lo alto de las estanterías de sudespacho, eso quiere decir que no tiene ninguna intención de consultarlos enbreve,oquizájamás.—Bueno, era una simple reflexión. Tampoco hace falta que lo hagamos
mañana, no es urgente, pero si surge la ocasión, es algo que nos deberíamosplantear.—¿Sisurgelaocasión?¿Ycómoesperasqueesoocurra?—Nosé,porejemplo,algúndíapodríamosproponerqueAmadornosinvitea
jugarasucasa,ademáshacerloenunmomentoquesepamosquesupadrenoseencuentreen laciudad.Comoreceptorviajabastantepor todoel reino.Nomeresultarádifícilconocerquédíasnovaaestar,yasabes, sueloescucharpor larejilladecalefaccióndemihabitación—recordóJero.—¡Estásloco!—Quizáloesté,oquizáno,perotengolasensacióndequeesosexpedientes
sonimportantes.—Esposiblequeseaasí.Amítambiénmepreocupanosaberquécontienen
esos documentos, pero entrar en casa del receptor y robar los expedientes deBlanquinaesmuydifícil.Aunquenonosdescubrieranenplenaacción, sidonCristóballosbuscaraposteriormenteynolosencontrara,¿quépensaría?—Su hijo nos describió su despacho, ¿te acuerdas? Dijo que estaba hasta
arriba de expedientes y documentos que le cubrían incluso su mesa. Quizápiensequeloshatraspapelado,—Otambiénpodríapensarquealguienseloshallevado.¿Yquiénesseríamos
los principales sospechosos si hace poco hubiéramos estado en su casa? TerecuerdoqueAmadornoinvitaanadie.
—Yaséqueesalgoarriesgado,perono séporquémeda la impresiónqueesteasuntonohaacabadotodavía—dijoJero—.Hueloelpeligroymiintuiciónnosesueleequivocar.Aunquesoloeransuposiciones,nolefaltabalarazón.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO29DESEPTIEMBRE
—¿Enserio?—preguntóTote,asombrada.—Completamente. Yo no le di ninguna importancia. Tenía ocho años, mis
preocupacioneseranotras.Laverdadesquemeimportabaunpimientoaquelloquemeestabancontando.Toteseguíaimpresionada.—O sea, para que lo entienda, te dicen que eres la segunda mujer más
inteligentedetodaEspañayentrelasveintedetodaEuropa,contansoloochoaños, que tienes un cociente intelectual que casi se sale de las tablas, ¿y tequedastantranquila?—Puessí,¿dequémeservíaconmisamigas?Silocontaba,seguroquesería
parapeor,mellamaríanlaempollona,lacerebrinaoalgopeor.Nodijenadaanadie,y lespedíaaquellosseñoresque tampoco lohicieran.Mecontaronqueteníanlaobligacióndeinscribirmeennoséquébasededatosdelgobierno,quetenían que informar a la directora del colegio y mantener una pequeñaconversación con mi madre, pero que mis compañeros no se tenían por quéenterar.—Tequedaríastranquila—dijoTote.—Mucho, porque eso era lo que me importaba de verdad. No me quería
convertirenunaatraccióndeferia.Vivíamuyfelizyyasabéisquelosniñosconesasedadespuedensermuycruelessinpretenderlo.Seguroquesisehubieranenterado.lacosahabríaidoapeor—explicóCarlota.Rebecateníaunaexpresiónmuydivertidaensurostro.Noparabadesonreír.—¿Y a ti qué es lo que te hace tanta gracia?—le espetó Carlota, que no
comprendíadequesereíaRebeca.—Acabas de decir que eras la segunda mujer más lista de España, ¿sabes
quiéneralaprimera?—lepreguntóRebeca,conmuchaguasa.
Carlotaselaquedómirando.—¡Yunamierda!Nomelocreo—contestó.IntervinoTote.—Es verdad —dijo—. Me enteré a posterioridad, pero vuestros cocientes
intelectuales eran casi idénticos, algo fuera de lo normal y muy extraño. EsciertoqueeldeRebecaeraligeramentesuperioraltuyo,perotambiéncreoque,si os hicieran otra prueba ahora, ganaría Carlota.Me da la impresión que sumentehaevolucionadomásquelatuya,Rebeca.Losiento,peropareceevidente.—¡Eso!¡Ahorapontedesuparte!Elhechoobjetivoesquetengotrespuntos
másqueella—contestóRebeca,haciéndoselaofendida.—Bueno, no empecemos a discutir, punto arriba punto abajo, que nos
desviamos del tema —puso orden Tote—. ¿Qué ocurrió a continuación? —preguntó,dirigiéndoseaCarlota.—Alosdosdíasescasosesosmismosseñoressepresentaronenmicasa.Ya
sabéisqueapenasconocíamipadreadoptivo,muriócuandoyoeraunbebé,asíquehablaronconmimadre.Leexplicaronmisituaciónylerecomendaronqueme llevara a algún colegio especial, para una educaciónmás adecuada a misfacultades.—¿Yquélecontestótumadre?—Quenoselopodíapermitir.Estabasacandoadelantelafamiliaellasolay
éramos tres hermanos. La señora le informó a mi madre que existían ciertasbecas para gente como yo, y que, si prestaba su consentimiento, las podíantramitar.Mimadredijoqueseloteníaquepensar.Cuandosefueron,recuerdoque lo comentó conmigo. Yo estaba muy a gusto en el colegio, así que, demomento,lepedítambiéntiempoparapensarlo.—¿Y cómo llegó la resolución del cambio?—preguntó Rebeca, que tenía
ciertacuriosidad.—Lociertoesqueaparquéladecisiónporuntiempo,noqueríaabordarla.No
meapetecíacambiardeentornonideamigas,peroalaspocassemanasdetodoaquello sufrí el accidente de tráfico con mis supuestos tíos. Como ya sabéis,estuveundíahospitalizadaytuvetiempodepensar.Apesardetenerochoaños,mimente ibamuchomás allá.Me imaginé que podría habermuerto en aquelpercance.Eneseprecisomomentodecidícambiardeaires,¿porquéno?Asíquecuandosalídelhospitalledijeamimadrequeaceptaralatramitacióndelabecaquelehabíanofrecido.—¿Ylohizo?—preguntóalgoextrañadaRebeca.—Sí,esomedijo,ademástodofuesorprendentementerápido.Enapenasdos
díascambiédecolegioyaterricéenaquelnidodepijos,tambiénllamadoAlbertTatay.
—¡Oye!Aunquefueraelmejorcolegioprivadodelaciudad,noéramospijos,lamayoríasomosgentecompletamentenormal,cuyospadreshacíanunesfuerzoennuestraeducación—protestóRebeca—.Porejemplo,¿túmevesamípija?—¿Deverdadquieresqueteconteste,TaylorSwift,monísimadelamuerte?
—respondióburlonaCarlota.—¡Puesterecuerdoqueeresmihermana!—leespetóRebeca.—Anda,noosalteréis.Lleváisdiezminutosdehermanasyyanoparáisde
discutir—dijoTote,intentandoponerlanotagraciosaparaqueaquellonofueraamás.Carlotacontinuóhablando.—Eso es lo queme pareció al principio Albert Tatay, un nido de pijos, al
menoscomparadoconmianteriorcolegio.Despuésyaosfuiconociendoycreoque fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Éramos y somos un grupofantástico. Me integré con mucha facilidad e hice grandes amigas y amigos,hastaeldíadehoy,ysinolvidarmedelSpeaker'sClub.Es lamejorpruebadequelaamistadhaperduradoduranteaños,inclusoalabandonarelcolegio.—Nolointentesarreglar.Esodenidodepijosmehallegadoalalma—dijo
Rebeca,haciéndoselaofendida,aunqueentonodeguasa.—¿Nomehabíaspreguntadoalprincipioporquénomehabía extrañado la
diferenciaenlaeducaciónconmisdoshermanos?Puesyaconoceslarespuesta,graciasaunabeca,graciasalvilmetal,comocasitodoenestavida—respondióCarlota.Rebecasequedómirandoasutía,quelehizoelgestodelsilencioconeldedo
índiceenlaboca.—Ahora lo entiendo —dijo Rebeca—. No comprendía que, con tu mente
galáctica, no te dieras cuenta de que estabas recibiendo una educación muydiferenteatusdoshermanos.Nomecreíaquelovierasnormal,ymásconloslimitadosrecursosdetufamilia.—Puesclaroqueno loveíanormal,peroya tienes tuexplicación.Síquees
cierto que, en aquelmomento,me llamó la atención que yo tuviera semejantecoeficiente intelectual y que mis dos hermanos, sin embargo, estuvieran pordebajode lamedia,peroelcerebroes todoununiversopordescubrir.Aunqueúltimamente se están haciendo grandes e importantes avances, sin duda es elgrandesconocidodelcuerpohumano.Totedecidiónoinformarledequehabíasidoellalaquehabíasufragadotodos
susestudios, inclusolosuniversitarios.LamadredeCarlota jamássolicitóunabeca, simplemente aceptó el dinero de Tote. Si Carlota pensaba que el dineroproveníadeunabeca,puesmejor,menosexplicacionesquedebíadaratodoelmundo.
Rebeca, como siempre que había alguna situación delicada, se quedabaobservando aCarlota.Notó esebrillo en susojos característicode sumente apleno rendimiento.Ya sabía lo que significaba aquello, aunque tampoco iba adecirnadaenestemomento.Muchossecretitosentreellasparaserhermanas.Enalgúnmomentotendrían
querevelarse..
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5DEFEBRERODE1525
—Mañanaeseldía—dijoJero.—¿Quédía?—lepreguntóBatiste.—Don Cristóbal de Medina, el padre de Amador, va a estar dos días en
Xàtiva,esdecir,novaaestarensucasadeValencia.—¿Y qué quieres decir con eso?—preguntó Batiste, aunque ya conocía la
respuesta.—Yalosabes,hemosdehablarconAmadorparaquenosinvitemañanaasu
casapara jugaracualquiercosa.Supadrenoestaráy tendremoslaocasióndehacernosconlosdocumentosdeBlanquina.—¿Aúnsiguesconesaalocadaidea?¡SidonCristóbalyasehaolvidadode
ella!—protestóBatiste.—Nosemevadelacabeza.—¿Eresconscientedelosriesgos?—Puesclaro,perotambiénsoyconscientedelosriesgosdenohacernada.Batistesequedópensativo.—Bueno, supongo que no perdemos nada haciendo un reconocimiento del
despacho del receptor. No sé si podremos llevarnos nada, pero al menosecharemosunvistazo.—Encárgatetúquenosinviteasucasa—dijoJero.—¿Qué?Osea,¿seteocurreatilaideaytengoqueseryoelquelaejecute?
¡Quélistillo!—Noesporeso.Amadoresdetuedad,tienemássentidoquelepidasirasu
casatúqueyo,quetengonueveañoscumplidoshacepoco.—Teníarazóntupadre.—¿Enqué?—preguntóextrañadoJero.—Enqueeresmuyinteligente.¡Menudaexcusamásestúpida!Erestanamigo
deAmadorcomoyo,peronotepreocupes,selopreguntaréyo.
Fueronandandohacialaentradadelaescuela.Aesashorasestabaabarrotadadegente.VieronaAmadoracercándoseporunlateraldelacalle.—Ahoraestuoportunidad,antesdequelleguealgentío—dijoJero.—Allávoy,averquéleparece.Igualleresultauntantoextraño.BatisteacudióalencuentrodeAmador.Nosabíacómoplantearleeltema,así
quedecidióimprovisarytratardehacerlolomásrápidoposible,sinrodeos.—Buenosdías.—Hola,Batiste,buenosdías.—Antes de entrar en la escuela, Jero y yo hemos estado pensando quedar
mañanapara jugar.EncasadeJero,enelPalacioReal,nosepuede.Mipadreestará en casa toda la tarde trabajando, y no podremos hacer ruido porque lemolestaremos.Situpadrenoestuvieraentucasa,¿podríamosjugarallí?Amadorsequedómirandoasuamigo,concaradesorpresa.—Curiosamente mi padre se marcha mañana dos días a Xàtiva. Tan solo
estarámimadreylasirvienta.—Entonces,¿podríamosquedarparajugarentucasa?—Supongoquesí,nomolestaremosanadie,perolotengoqueconsultarcon
mimadre.—Estupendo—contestóBatiste—.Mañananosdicesalgo,seríalatardeideal
situpadreestáfuera,asínolomolestaríamosensutrabajo.—Sí, porque cuando se encierra en su despacho no nos deja que hagamos
ningúnruido,lacasadebeestarencompletosilencio.—Poreso,mañanaquizásealatardeideal.—Loquedigamimadre—concluyólaconversaciónAmador.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
—Tengoquereconocerquemehassorprendido—dijoRebeca.—¿Porqué?—le contestóCarlota,mientras salía de su casa con lasmallas
deportivaspuestas.—Queme llamesundomingopor lamañanaparasaliracorreresalgoque
nuncame hubiera imaginado.No sé, a tomar una cerveza a la playa en algúnchiringuito aún, pero a hacer deporte jamás —dijo Rebeca, con una sonrisaguasona.—Desde que sé que somos hermanas, igual me ha imbuido el espíritu
rebequianoysehaapoderadodemivoluntad,encontrademisprincipiosvitalesmásbásicos.Temoquemehayaconvertidoenunmutante,mezcladePenellayMercader—dijo Carlota, simulando preocupación—.No sé, quizá a partir deahorasoyunaPercaderounaMenella,unaespeciedemestizaentredosrazas.—Esonotelocreesnitú—lecontestóRebeca,riéndose.—Anocheescuchabaunavozquemehablabaensueñosymedecía,«yano
eres unaPenella, eres unaMercader, tienes que recuperar el tiempoperdido yponerteacorrerya,¿aquéesperas?Rebecatellevamuchasvueltasdeventaja».Me desperté toda sudada, para mí que ya había dado alguna vuelta a lahabitacióncorriendo,sindarmecuenta,supongoquesonámbula.Miréelrelojyeranlascuatrodelamadrugada.Noeracuestióndesaliralacalleacorrerconestasmallas tan ridículas. Por eso te he llamado a una horamás normal, parahacer caso a mi voz interior. Al final, no debemos desobedecer a nuestraconciencia,podríaserpeligroso.Rebecanopodíadejardereírse.—Atodocasotuvozinteriortediríaqueeligierasunchiringuitoparatomar
unascañasundomingoporlamañana,ademástúnotienesconciencia.Mirasime fio poco de ti que no he traído ni las habituales bebidas isotónicas quesiemprellevocuandosalgoacorrer.
Carlotasehizolaofendida.—¡Miraquetienespocaconfianzaentuhermana!¡Estamosempezandomuy
mal!—Venga,menosmonsergas,¿aquéterrazaquieresquevayamos?AhorafueCarlotalaquesoltólacarcajada.—No, si al final seremos hermanas de verdad. Tenemos cierto tipo de
sincroníamental.—¿Sincroníamental?¡Déjatedeleches!Teconozcocatorceañosyayséque
tu relaciónconel deporte es, pordecirlo suave, algocomplicada.Noera fácildeducir que elmotivo de tu llamada era otromuy diferente al deporte, y aúnmenoscorrer.—¡Oye! Que podemos hacer las dos cosas, no sé, alcanzar una especie de
consenso. Nos ponemos a correr por el paseomarítimo hasta llegar al últimochiringuito,seránlomenostreskilómetros.Despuésdeesebrutaldesgaste,nospodemos sentar a reponer energías con unos calamares de playa y unas cañasbienfresquitaseisotónicas.Rebecamiraba a su amiga y ahora también hermana, sin saber si le estaba
hablandoenseriootomándoleelpelo.—¿Eseestuconceptodehacerdeporte?—preguntóalfin,sinsaberbienqué
decir.—Te aseguro que es mucho más de lo que he habré hecho en mis casi
veintidós años. Puede ser una buena costumbre dominical para conservar lasiluetaylaformafísica.—¿Perodeverdad te lo crees?—contestóRebeca—.Tengoquehacerde ti
unaauténticadeportistacomoyo,yvenirteahacerelcircuitorunning.—Casi prefiero hacer de ti una auténtica experta en cañas, como yo, y
hacernoselcircuitodetapas.Rebecasevolvióareír.—Anda,salgamosacorrerdeunavez,quesenosharálahoradecomeraquí
plantadassinhacernada—dijo,mientrasempezabaatrotarconsuavidad,aunritmomuy lento. A pesar de ser una distancia corta tampoco quería agotar aCarlota. Sabía que luego lo pasaba mal, entre las agujetas y el dolor en sumuñecaizquierda,quefuelasecuelaquelequedódelaccidenteenquemurieronsuspadres.—Llegaron con facilidad al último chiringuito del paseo de la playa de la
Malvarrosa.ParasorpresadeRebeca,Carlotanosedetuvoyseanimóaseguircorriendo.PasaronalaplayadeLaPatacona,yaenAlboraya,ysesentaronenlaterrazadelbarLamáspreciosa,unlocalquehacíahonorasunombre,conunasvistas,juntoalaplaya,deauténticoescándalo.Rebecasiemprepensabaqueera
elparaísoenlatierra.—No tendrás ninguna queja de mí —dijo Carlota, entre resoplidos—. He
echadoelrestoymehedejadolapiel.Rebecanisiquieraestabasudada.Semofódesuhermana.—Sindudahasidounesfuerzohercúleo.Anda,vamosaporesoscalamaresy
esascañas,quehayquereponersalesmineralesconurgenciaantesdequenosdéunbajón.—Eso,eso—contestóCarlota,queparecíaagotadadeverdad.Les sirvieron la cerveza y la ración que habían pedido y se quedaron un
momentomirando el paisaje.Rebeca sequedaba atontadaobservando la luzyloscoloresdelmarMediterráneo.Carlotalaviovenir.—No empieces con Joaquín Sorolla otra vez.Ya sé que se inspiró en estas
playasy en la luzdelmarMediterráneopara pintar algunasde sus obrasmásmemorables,queestánenmuseosportodoelmundo.—De acuerdo, yo no hablo de Sorolla, pero tú me empiezas a contar qué
hacemos un domingo aquí sentadas, aparte de disfrutar del entornoverdaderamenteespectacular.Calotasequedóunmomentoensilencio,comoeligiendolaspalabrasquese
disponíaadecir.—Hay algunas cuestiones que te quería comentar sin la presencia de tu tía
delante,ahoratambiénlamía.—Eso ya lo suponía, no soy idiota, la cuestión es qué cosas son esas —
preguntóRebeca,conciertacuriosidad.—Loheestadopensando.Lehedadomuchasvueltasamicabeza,casitantas
comolaniñadelexorcista.Alfinal,hedecididoquevoyaseguirconmividanormal actual, es decir, voy a seguir siendounaPenella, nounaMercader.Esmás,demomentonoquieroquenadiemássepaquesomoshermanas.ConTote,túyyoyasomossuficientes.—«Houston, tenemosunproblema»—dijoRebeca, rememorando la cita de
losastronautasJackSwigertyJamesLovell,delApoloXIII,ensuaccidentadoviajealaLuna,inclusoimitandolavozentrecortadadeunatrasmisiónderadio.—¡Ah!¿sí?¿Ycuáleseseproblema?¿Tambiénhemostenidounabajadade
tensiónenel«BusprincipalB»comoocurrióenlarealidaddelApoloXIII?—respondióCarlota,siguiendolabromahistórica.—Aúnpeor.Metemoque,enelcontrolcentraldelaNASA,alguiensabeque
somoshermanas.AhoraCarlotasesorprendiódeformavisible.—¿Nomedigas?¿TerefieresalSpeaker'sClub?—preguntóasombradaporla
analogía.
—Ytambiénmetemoquelosabedesdehacemuchotiempo.—¿Ynonoshacontadonada?—preguntóasombradaCarlota.—Supongoquetambiéntendrásusmotivos.Ytantoquelostenía.
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5DEFEBRERODE1525
—¡Harechazadonuestrasolicitud!Leonor, lahijamenordeBlanquinaMarchylahermanamenordeBeatrizy
LuisVives, estaba completamente indignada, con la cara roja de la ira que lainvadía.—¿Quédices?¡Sinosprometióquelaibaaconsiderar!—dijoBeatriz—Puesyalohasvisto,lahaconsideradoylaharechazadoalmismotiempo
—respondióairadaLeonor.—¿Cómolosabes?—Acabo de recibir esta misiva del tribunal local del Santo Oficio —dijo
Leonor,mientrasleextendíalacartaasuhermana.«A la una del día del Señor este inquisidor se ve obligado a rechazar su
petición de la devolución de la dote aportada al matrimonio por su madre,BlanquinaMarch, en el proceso seguido contra supadreLuisVivesValeriola,declarado hereje y relajado, por defecto de forma. Firmado: don AndrésPalacios,inquisidordeltribunaldelSantoOficiodeValencia».—¿Rechazada por motivos formales? ¿Cómomotivos formales? ¡Si hemos
demostradohastaelúltimosueldoquereclamamos!Elpropioinquisidorlesdioel vistobuenoanuestras cuentasde ladotey las censales—dijoBeatriz, concaradenoentendernada.—Al final tenía razón. No nos podemos fiar de ningún miembro de la
inquisición,nisiquieradedonAndrésPalacios,quedabalaimpresióndeserunapersonahonesta—dijoLeonor,queestabaindignada.—Estáclaroquenosomosnadie.Nuestrohermanoesunacelebridadyvive
entre Oxford y Brujas a todo lujo,mientras nosotras no tenemos casi ni paracomer—dijoBeatriz, que se estaba empezando a enfadar también—.Anadiepareceinteresarlenuestraexistencia.Leonorsequedómirandolacartaconmásdetenimiento,mientrassuhermana
secubríalacaraconlasmanos.Paraellaserafundamentalrecuperarladotedesumadre, era una cuestiónde simple subsistencia. Su situación económica noeranadabuena.—Escucha Beatriz, en esta carta hay algo que no tiene demasiado sentido.
Másbiennotieneninguno.Suhermanalavolvióaleer.—Pues yo la veo meridianamente clara. Rechaza nuestra petición por un
supuestodefectodeforma.Supongoqueel inquisidorhabrárecibidopresionesparamandarnosestamisiva.—Mira el comienzo de la carta, dice «A la una del día del Señor este
inquisidorseveobligadoarechazarsupetición…»Beatriznoentendíaasuhermana.—¿Yquétieneestacartadeextraña?—Quelainiciaconlahoraquehatomadoladecisión.Beatrizsequedómirandoasuhermana,sincomprenderla.—Esonoes extrañoy lo sabes.Siempre suelen indicar la fechae inclusoa
veceslahoraenlascartasdelainquisición.Desgraciadamentetenemosbastanteexperiencia. Hemos recibido multitud de ellas en el proceso contra nuestropadre,ysiempreibanconlafechaeinclusolahora.Casisiempreempiezandelamismaforma.—Loextrañonoesexactamentequepongalahora,sinolahoraensímisma.—¿Hasperdido la razón?—preguntóBeatriz,quemirabaasuhermanacon
caradenocomprendernada.—Mevoyaexplicarmejor.Estacartaestáreciénescrita,puedesobservarla
tinta.Esdehoymismo.—¿Yqué?—preguntóBeatriz,quenosabíaadóndequeríallegarLeonor.—Quesonlasoncedelamañana.AhoraBeatrizcomprendióloquéleextrañabaasuhermana.—Si lacarta lahaescritohoyyson lasonce,¿cómodicequeha tomado la
decisiónalauna?¡Faltandoshoras!Leonorestabasonriendo.—Muybien,yatevasacercandoalaresolucióndelmisterio.—¡Ah!¿sí?¿Quémisterio?—Silopiensas,tansolohayunarespuestalógicaaesapregunta.—¿Ycuáles?—preguntoBeatriz,queahorasíqueparecíainteresadaporel
asunto.—Quenohatomadoladecisiónalauna.Beatrizserio.—¡Toma!¡Menudalistilla!Esoyalosabíamos,nohacefaltadeducirnadani
serungenio.Sisonlasonceylacartalahaescritohoy,estáclaroquenopuedehabertomadoladecisiónalaunaporqueesahoraaúnnohallegado.—¿Noloentiendes?—preguntóLeonor.—Sí,claroqueloentiendo.Sehaconfundidoconlahora,estáclaro.Hastaun
inquisidor,devezencuando,puedehacerunborrón.—No,nolohahecho.DonAndrésPalaciosesextremadamentepuntillosocon
todasulabor.—¿Entoncesquéquieredecir?—Loquetedecíahaceunmomento,tansolohayunaposibleexplicación.Si
launanoeslahoraalaquehatomadosudecisión,debeserlahoraalaquenoscita,noleveoningunaexplicaciónmás.—¿Unacita?—Supongo que querrá hablar con nosotras sin notificarnos de una manera
formal.Tambiénsupongoquehabrárecibidopresiones,yquerráserdiscreto.—Definitivamente,estetemateestátrastornando—dijoBeatriz.—Simeequivocoenmideducción,¿quépuedeocurrir?¿Quénoshayamos
paseadohastaelPalacioRealenbalde?Tampocopasaríanada,asínospegaelaire.—Suponescosasmuyraras—insistióBeatriz.Notanraras.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
—¿Y en todo este tiempo, esta persona ha sabido que tú y yo éramoshermanasynohadichonada?—contestóCarlota—.Esalgosorprendente.—Hasidomuydiscreta,enelfondoporquecreoquesupondríaquenosotras,
por nuestro comportamiento habitual, no conocíamos esa información —contestóRebeca—,almenosesoquieropensar.Además,sabiendoquiénesestapersona,nomeextrañaesaactitudtaneducada.—Bueno,luegomecuentasquiénes,ahoranomedesvíesdeloquetequería
contar, que ya sabes que me disperso en las conversaciones con demasiadafacilidad,yloquepretendoquesepasesimportantedeverdadparamí.—Como tú quieras, adelante —respondió Rebeca, que veía muy seria a
Carlota.Noeranadahabitual.—Nopretendoquetetomesamalmidecisióndeseguirviviendocomouna
Penella.Mimadrebiológica,sinningúnmotivoaparente,mealejódesuvidaaldía siguientedeparirmeymimadreadoptiva, en su lechodemuerte,medijoque siguiera con mi vida normal, que no le contara nada a mis supuestoshermanos. Bueno, pues mi intención es muy simple, cumplir la voluntad deambasmadres.—Carlota,estudecisiónylarespeto.Entiendoquequierasseguirviviendoen
la casa, en la que te has criado durante toda tu vida, con los que has creídosiemprequeerantushermanos,notienesporquéjustificarte.—Sí que tengo que hacerlo, pero me daba vergüenza mantener esta
conversacióndelantedetutía.—Ylatuya.—Nomeacostumbro,tranquila,entresocuatroañoslohabréconseguido—
dijoburlonaCarlota.—Contusupermentedeberáshacerloenmilisegundos.
—Nometoqueslaspalmasquemeanimo—contestóCarlota,indicandoqueRebecasemetíaenterrenopeligroso.Eralegendariasupugnaparaverquiéneramásinteligente.—Lo que no entiendo es por qué no querías mantener esta conversación
delantedemitía.Nomecabeningunadudaqueellalocomprenderíaigualqueyoloestoyhaciendo.—Puesporsimplevergüenza,teloacabodedecir.—¿Vergüenza? ¿Tú? Imposible, no conoces esa palabra —dijo Rebeca,
sonriendoasuhermana.—Venga,queahora,porunavez,estoyhablandoenserio.—Perdona Carlota, es que no es habitual en ti tanta seriedad, disculpa de
nuevo.—¿Te crees queme tragué esa patraña de la becade estudios concedida en
apenasveinticuatrohoras,quemecontómimadrecomoungranlogro?Esonoexiste.Esarapidezesimposibleenlaadministración.Además,ahoraqueecholavistaatrás,recuerdoperfectamentecomonuestroniveldevida,aunquedeformamodesta,seelevóapartirdelaccidente,sinningunarazónaparente.Ahorayasélacausa.Rebecaintentóecharbalonesfuera.—¿Quéquieresdecir?Noteentiendo.—Puesestámuyclaro.Seguroquetutíaseenteró,araízdeltrágicoaccidente
de tráfico donde murieron nuestros padres, que tú y yo éramos hermanas.Conociendo el gran corazón que tiene Tote, no me cabe ninguna duda quehablaría con mi madre proponiéndole algún tipo de acuerdo económico parapagarmemieducaciónyalgomás.Rebeca estaba asombrada. «Es Carlota y su mente, no me debería de
sorprender»,sedijo,«perolosigohaciendo».Suhermanacontinuóhablando.—HecomprendidoquenofueningúnorganismodelEstadoquiénpagómis
estudios,enrealidadestoyconvencidadequefueTote.Siempreestuvocuidandode mí y la cuestión es que yo me daba cuenta. Era especialmente cariñosaconmigoeinclusorecordarásque,enlaetapadelcolegio,insistíaenquefueraamerendaratucasacasiadiario.—Claroquelorecuerdo,aquellosañosfueronmuyfelices.—Pues precisamente por eso me da vergüenza. Mi gratitud hacia ella es
oceánica,poresomedaciertobochorno,despuésdetodoloquehahechopormíy lo queme ha cuidado a lo largo de tantos años, además de forma anónima,comunicarlequemidecisiónesseguirviviendocomounaPenella,enmicasadetoda la vida, y no mover ningún trámite judicial para convertirme en unaMercader.
—Ellalocomprenderáperfectamente.—Con su inmenso corazón nome cabe ninguna duda de que lo hará, pero
entiendemivergüenza.Primeroqueríaquelosupierastú.Porsupuestoluegoselocontaréaelladeformapersonal.—NoesperesningúnreprocheporpartedeTote.—Y si me lo hace, lo tendré bien merecido —dijo Carlota, que ya había
cambiadosuactitudseriaporsutonohabitualjocoso—.Ahora,quehesoltadoloquequeríadecirentonorespetuosoyformal,volvamosalcalamardeplayayalascañas,quenotoquemefaltansalesmineralesdespuésdelatremendapalizaquenoshemospegadocorriendo.—¿Tremendapaliza?Todoslossábadosteesperoenelcaucedelrio.Enseis
mesesnotevasaconocer—contestóRebeca,riéndose.—Hablandode conocer, decías quehabía unapersona en el Speaker's Club
que sabía que éramos hermanas. Anda, ahora es el momento de que me loexpliques.Pideotrarondadecañas,quevamospararato.Carlotaselevantóendirecciónalinteriordellocalyvolviócondosjarrasde
mediolitro.—¿Esosoncañas?—Esquemelohaspuestomuyinteresanteynomequierolevantardelasilla
hastaqueterminesdehablar,nisiquieraparapedirmáscerveza.Rebeca se rio de nuevo. Con Carlota era difícil no hacerlo con cierta
frecuencia.—LahistoriaesuntantolargayempiezaenFrancia.—¿EnFrancia?—preguntómuyextrañadaCarlota.—Sí,voyatratardeserlomásbreveposible.Coincidíenmiúltimoviajea
MadridconnuestraamigadelcoleCarolAntón.Ella ibaaverasupadrea laembajadafrancesa,yasabesqueeselagregadocultural.Yoibaaconoceramiscompañeros de la radio del programaBuenos días, en sus estudios centrales.Teníalanochelibre,asíquequedamos.—¿Salisteisde fiesta solasporMadridynohabíaiscontadonada?¿Caroly
tú?¡Dospedazosdepibones!¡Quemaríaislaciudad!¿Dejasteiselpabellónbienalto?—No salimos de fiesta, al menos como tú crees. Carol iba aMadrid a un
homenajeaunhistoriadorfrancésamigodelafamilia,queibaatenerlugarenlaresidenciadelembajador.Algomuyformal.—Menudotostón.—Esopenséalprincipioyotambién.—¿Nomedigasqueteinvitóasemejantebodrioyaceptaste?
—Lohice.Resultaqueelhomenajeadoeraamigopersonaldemispadres,yde los tuyos también, que se me olvida decirlo. Yo lo conocía por su obrahistórica, es un famoso hispanista y había leído alguno de sus libros en laFacultad,peromisorpresafuequeélsíquemeconocíaamípersonalmente.—¿Yesocómopuedeser?—La cuestión es que me reconoció entre el púbico, según me dijo por el
tremendoparecidoquedeboguardarconnuestramadre.Ellosseconocían.Tuveuna corta pero intensa conversación privada con él y se le escapó, durante lacharla,que,enelcocheaccidentadodenuestrospadres,cuandofallecieron,ibantrespersonasensuinterior.Siemprehabíacreídoyasímelohabíancontadoqueviajabanellosdossolos.Sinsaberlo,elhistoriadorBartoloméBennassarhabíaabiertolacajadePandora.—MásbienlacajadePenella,perocontinúalahistoria,pareceinteresante.—Cuandoterminélaconversaciónprivadaconelhistoriador,nopudeevitar
preguntar a los padres de Carol por el tema que me preocupaba, ¿cuántaspersonas viajaban en el coche de nuestros padres cuando se accidentaron ymurieron?—¿Yquétecontestaron?—LohizoJacques.Dijo,conunaextrañarotundidadcompletamentefuerade
lugar, que tan solo viajaban mis padres, dos personas. Pero no es lo que mecontestó lo queme puso en guardia, sino su reacción. Estábamos sentados enunosbutaconesenormesycasiconsiguecaersemientrasintentabaresponderme.Porsubocasalíalafrase«dospersonas»,perotodosulenguajenoverbalgritabaqueBennassarteníarazón,queviajabantrespersonasenelcoche.—Muyinteresante.Aveceseresperspicazytodo.—¿SabesquenuestrospadreseranmuyamigosdelafamiliadeCarolAntón
cuando vivían en Valencia? Solían quedar con frecuencia a numerosos actossociales,inclusoacenar,muchosfinesdesemana.—Noteníani idea,aunquecreoque laconclusiónquesacasde todoelloes
queCarolAntóndebesaberquesomoshermanas,por la relaciónquenuestrasfamiliashantenidoyporlareaccióndesupadreatupregunta.—Tequieroenseñarunacosa,hetraídounafotoquetienemásdeveinteaños,
supongoqueteharáilusiónverla.Estánnuestrospadres,CatalinayJulián,juntoconlospadresdeCarol,JacquesyCarmen.Miraquiénestáenunextremodelafoto,lapropiaCarol,yasulado,yomisma.Creoquenotendríamosniunañodeedad,comomuchonueveodiezmeses.Rebeca extrajo de su mochila deportiva un sobre de plástico, y de él la
fotografía.Ladejóenlamesa.Carlotaselevantódelasilla,cómosituvieraunmuelleenelculo.Sucarase
trasmutóporcompleto.Parecíaqueseibaaponerallorar.—Sí que tenemos un problema, ymás grave del que tú te crees—acertó a
decir,conunhilodevoz.
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5DEFEBRERODE1525
—Sonlasonceycuarto.Hemosdeprepararnosparanuestracitaconelseñorinquisidor,queesalauna.—Leonor,creoquevamosahacerelridículo.Vescosasdóndenolashay.—SillegamosalPalacioRealydonAndrésPalaciosnonosestáesperando,
tampocohabrápasadonada.Nosvolvemosacasayyaestá.Pero¿ysirealmentequiere contarnos algo de forma discreta, que puede ser importante, y noacudimos?Casiprefieroarriesgarmeahacerelridículo.—Puesprepárateparaello.Yoteacompaño,peronopiensopreguntarporel
inquisidor.Lohacestú,queereslalistilladelasdos—dijoBeatriz.—Notepreocupesqueyonotengovergüenza.—Esoyalosé,nohacefaltaquemelorecuerdes.—¡Oye!Estábienquelodigayo,peronotú—dijoLeonor,riéndose.SeadecentaronyanduvieronhastaelPalacioReal.Preguntaronalalguacilde
laentradapordonAlonsoPalacios,diciéndolequeteníanunacitaconél.—Ahoraescuándonoscontestaquenos larguemos,quenohaquedadocon
nosotras—dijoBeatriz,queestabaclaramenteazorada.—Túesperayverásobrarlamagia—lecontestóLeonor,muyoptimista.Nosalíanadie.—Lamagiadelridículo—insistióBeatriz.—Incrédula.—Insensata.Mientrasseestabanintercambiandopalabrascariñosas,nosedieroncuentade
queelalguacilhabíasalidodelpalacioysedirigíahaciaellas.—Elseñorinquisidorlasrecibiráahora.Acompáñenme,porfavor—dijocon
unavozmuygrave.Beatriz no pudo ocultar su sorpresa, parecía que su hermana Leonor tenía
razón.Tampocopudoevitarqueciertotemorrecorrierasucuerpo.
—Ahoranomontes el numerito delante de donAndrés, no sea queno solohayarechazadonuestrapetición,sinoquenosencauseanosotrasporcualquierotromotivo,yasolonosfaltaríaeso,somosdelaspocasVives-Marchvivas—advirtióBeatriz.—No te preocupes por eso, no ocurrirá. Tengo la sensación que el señor
inquisidornoshacitadoporotromotivo.—¿Otromotivo?¿Quédices?—Esmuysencillo.¿TeparecelógicoquetodounseñorinquisidordelSanto
Oficiosedignearecibiralashijasdeunsucioherejerelajadoyquemadoenlahoguera, para darles explicaciones? No resulta verosímil, eso no ocurre en lavidareal.—¡Perosiesloquedecíastú!—exclamóunadesconcertadaBeatriz.—YoloúnicoquedijeesquedonAndrésPalaciosqueríahablarconnosotros
deunamaneradiscreta.Nadamás.—Noteentiendo.Sinoesparadarnosexplicacionesdelmotivodelrechazo
denuestrapetición,¿paraquépuedequererhablarconnosotras?—Paraalgomásqueeso.—¿Algomás?—Un inquisidor jamás se justifica. Hablan a través de sus edictos, de sus
sentencias y de sus autos de fe. No dan explicaciones. Está claro que tienealgunasorpresaparanosotras.—¿Sorpresa?¡Cadadíaestáspeor!El alguacil los llevó hasta delantemismo de la puerta del despacho de don
Andrés Palacios. Llamó a la puerta. Escuchó una voz de su interior decir«adelante».Abriólapuertaylesfranqueóelacceso.—Señor inquisidor, lavisitaqueestabaesperando—dijoelalguacilamodo
deintroducción.Tenía un despacho imponente, a la altura del PalacioReal. Estaba lleno de
expedientes,perotodoparecíaenperfectoorden,aunqueparalashermanasteníauntoquesiniestro,conociendodóndeestaban.—Puedensentarseenlassillas—dijodonAndrés.Así hicieron las dos hermanas. Estaban claramente cohibidas por aquel
ambientetanopresor.—Ya veo que comprendieron mi mensaje. No quería citarlas por medios
oficialesporquequedaregistro,yestáreuniónquevamosamantenerjamáshatenido lugar.No figuraráenningún libro.Ustedesnohanestadoaquíhoy,¿loentienden?—Perfectamente—contestóLeonor.Beatriz,encambio,noloentendía,peroasintióconlacabeza.
—Supongo que se habrán enfadado por la respuesta a su petición dedevolucióndeladotequesumadreBlanquinaMarchaportóalmatrimonioconsupadre,herejeimpenitente.—Le voy a ser sincera, don Andrés, me ha sorprendido muchísimo su
respuesta. De nuestra anterior reunión había deducido que nuestra peticiónestaba fundamentada en derecho, y que nos correspondía la devolución de ladote.—Me ratifico en lo que les dije en la última reunión, palabra por palabra.
Según las leyes y las normas del propio Santo Oficio, tienen derecho a ladevoluciónquesolicitan.Lacarade lasdoshermanaseraantológica.Nocomprendíannada.Elseñor
inquisidorcontinuólaconversación.—Les voy a dar una información que siempre negaré haberla pronunciado.
Poresoestareuniónnofiguraráenningúnregistrooficialdeltribunalniquedaráconstanciaalguna.Ustedesnoestánaquíhoyyjamáshanestado¿Entendido?—Entendido —dijo Leonor, que no podía evitar que su curiosidad se
apoderaradeella.—Puesprepárenseaescucharunapequeñasorpresa.Don Andrés Palacios, inquisidor del tribunal de Valencia del Santo Oficio,
empezó a darles una pequeña explicación. A medida que avanzaba laconversación,lacaradelashermanasVivessetrasmutaba.Aquello sí que era una verdadera sorpresa, y de pequeña nada de nada. Se
quedaronsinpalabras.Beatrizsequedómirandoasuhermanamenor,Leonor.«¿Cómopodíassaber
lodelasorpresa?»,pensóespantada...«¿Acasoeresunabruja?».
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
—Bienvenidos a todosydisculpadpor citarosundomingopor lamañana.Noeshabitual,perolasituaciónasílorequiere—dijoelnúmerosiete.—Veoquesomosunomás,cuentosietepersonas.¿Esoquieredecirquehas
invitadodenuevoal númeroonce?No sedeberíahacer, nopertenece alGranConsejo. Entiendo su convocatoria del miércoles pasado, por todos losacontecimientosquehabíanocurridoenelpasado reciente,peroyanodeberíavolvermás.Terecuerdoqueeratansololasegundavezenlahistoriadenuestrogrupo, desde finales del siglo XIV, que el número once asistía a un GranConsejo,ylaprimerahemosderecordarquefuelainiciacióndeSamuelPerfet,nadamásynadamenos—dijoelnúmerodiez.—Laséptimapersonaqueestáhoyconnosotrosnoeslaundécimapuerta—
contestóelnúmerosiete.Seprodujounpequeñoalborotoen la sacristíade la IglesiadeSanNicolás.
Hoynopodíanutilizarel templocompletoporqueeradíalitúrgicoydevisitasdel público en general a la llamada «Capilla Sixtina Valenciana», así que seapretaban en la sacristía del aquel templo, formidable por sus espectacularesfrescos.—Entonces, ¿quién es? Ningún extraño al Gran Consejo puede asistir a
nuestrasreuniones—dijoelnúmeroseis,casigritando.—Noesningúnextraño—dijoelnúmerosiete,muycalmado.Elllamadoextrañosepusoenpie.—Soyelnuevonúmerouno,elKeter,laraízdelGranConsejo.Otravezsevolvióaproducirunpequeñorevueloenelgrupo.—Aunquepensarais quemimadre, la condesa deDalmau, nohacía ningún
casoalostemasrelacionadosconelGranConsejo,estabaisequivocados.Unosmesesantesdesudesgraciadamuerte,meinicióentodossussecretos.Yosoysu
hijoprimogénito.Se hizo el silencio en la sacristía. Desconocían que la condesa hubiera
designadosucesor.JamássehabíainteresadoporelGranConsejo,segúntodaslasapariencias.—Sabéisqueelnúmerodos,elprofesorLunel,viveactualmenteenChile,y
piensaquenielárbolnielGranConsejoexisten.SetragóelteatroqueorganizólaundécimapuertaenlaLonja.Encuantoalnúmerotres,piensalomismo,conelagravantequenadieconocesulugarderesidenciaactual, laseñoraRivesseencuentra desaparecida. En consecuencia, nosotros siete formamos yformaremos el Gran Consejo a partir de ahora—dijo con voz muy firme elnúmero uno—. Somos los que somos, mientras no logremos localizar a másmiembros.—Conocemosalnúmeroonce.¿PorquéentretúyellanoreconstruíselGran
Consejo y el gran mensaje? —preguntó el número seis. —¿No es vuestraobligaciónhistóricadesdeelsigloXIV?—No,noloesdesdeelaño1500.BlanquinaMarch,lamadredelhumanista
LuisVives,queenaquelmomentoeraelnúmerouno,ordenóladisolucióndelGranConsejo—contestóelnúmerouno.—Pero aquello fue debido a que el Santo Oficio los sorprendió en plena
reunión.—No,lairrupcióndelainquisiciónfueunincidenteimprevisto.Blanquinaya
había tomado su decisión con anterioridad. Disolvió el Gran Consejo parasiempre. Nosotros somos una reliquia histórica que nos hemos negado adesaparecer,peroquenodeberíamosniexistir.—¿Entoncesquiéncuidaríadelárbol?—¿Pero acaso sabéis dónde está o si existe en la actualidad?—preguntó el
númerouno—.Ningunodenosotros,nisiquierayomismo,tengoningunapartedelmensajequeconduciríaanuestrotesoromilenario.Seamosrealistas,somosuna especie de confraternidad nacida el siglo XIV, que actualmente no tieneninguna funciónespecífica.Nosomos loscuidadoresdel árbol.Esverdadqueintervinisteismuyacertadamenteconeltemadelagargantillademipadre,quejamásexistió,paradesviar laatencióndelmolestogrupodeRebecaMercader,por simpleprecaución,pero laotrapartedelmensaje, ladelnúmeroonce,metemoquetambiénerafalsa.Sehizoelsilencio.—¿Entoncesquiénsabedóndeseencuentraelárbol,siesqueexiste,yquién
locuidaenlaactualidad?Sesuponequeeseeranuestrotrabajo—dijoelnúmeroocho.—Esaesunabuenapreguntaquequizádebamosesforzarnosenaveriguar—
concluyóelnúmerouno.
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6DEFEBRERODE1525
—No os quedéis ahí parados, podéis entrar —dijo Amador, que parecíacontento.AmadorrecibíaasusamigosBatisteyJeroparajugar,porprimeravezensu
casa.Alprincipiolehabíaextrañadolapetición,perojustocoincidíaconundíaquesupadreestabadeviaje,asíqueeraunamagníficacoincidencia.Conélencasa no se podía hacer ningún ruido porque le molestaba para trabajar y sequejabaenseguida.Entraronlosdosysedirigieronaungransalón.Laverdadesquelacasaera
imponente. Se notaba que su padre ganaba un buen dinero y estaba en unanotableposiciónsocial.Amadorlespresentóasumadre,quesellamabaIsabel.—Esunhonorconocerosporfin.NosabéisloqueAmadorhabladevosotros
—dijosumadre.—Esmuy amable. La verdad es que somosmuy amigos y nos lo pasamos
muybienjuntos—contestóconcortesíaBatiste.—Voy a sacaros unas pastas que acabo de cocinar y así aprovecháis y
merendáis.Acompáñemeyayúdame,hijo—dijoIsabel,dirigiéndoseaAmador.BatisteyJerosequedaronunmomentosolosenelsalón.—¿Ycómolopiensashacer?—preguntóJero.—Pensamos,hablaenplural—lecontestóBatiste.—Pues ya me contarás cómo nos arreglamos para desembarazarnos de la
madreydelhijo,ysinquesedencuenta,accedamosaldespachodesupadre.—Para nuestra desgracia, aún es más difícil. Piensa que no sabemos qué
aspectotienenesosdocumentos,nisiquieradóndeestán.—Amadordijoquesupadrelashabíasituadoenloaltodelasestanteríasde
sudespacho—recordóJero.—Túmiraestacasa.Esdeauténticolujo.Imagínateeldespachodelpadre.Si
está acorde con el resto de la vivienda debe ser muy grande. Va a ser difícillocalizar losexpedientes—reflexionóBatiste.—.Piensa,¿enloaltodedónde?¿Enquésitioexacto?—Yaveolosánimosquedas…—dijoJero.—Hayquebuscarlaocasión.Túsíguemelacorriente,aunquenoloparezca,
tengounplan.AparecieronAmadorysumadreenelsalón,portandodosbandejas,unacon
unaspastasylaotraconvasosconagua.—Antesdequeospongáisajugar,todosamerendar—dijoIsabel.Loscuatrosesentaronenlossillones.—Lasgalletasestánestupendas—dijoJero—.Deestascosasnosuelocomer
enmicasa.—¿Atumadrenolegustacocinarpastas?—preguntóIsabel.Inmediatamente Jero searrepintiódehabernombrado lapalabra«casa».No
queríadecirdóndevivíaniquiénerasufamilia,ahoraquelaconocía.—No,amimadrenolegustademasiadolacocinaengeneral,digamosqueno
se le da demasiado bien —contestó de un modo genérico, para tratar de nodespertarsospechas.—Puescómetetodaslasquequieras,quetengomás.Antesdeirteteprepararé
un pequeño cesto—dijo Isabel, pensando con buena voluntad, qué quizá Jeropertenecieraaunafamiliahumilde.Terminarondemerendarlomásrápidoquepudieron.Loquelesapetecíaalos
treseraponerseajugar.Batistehabíaideadounplanparatratardepoderaccederal despacho del padre de Amador a solas, aunque fuera tan solo por unosminutos.—Tienesunacasaenorme,senotaqueeresdebuenafamilia—dijoBatiste,
comenzandosuestrategia.—Sí,laverdadesquelaestirpeMedinayAliagasiemprehagozadodemuy
buena posición social en la ciudad —contestó Amador—. Siempre hemostrabajadoparaelrey,endiferentescargosadministrativos.AhorayasabéisquemipadreeselreceptordelSantoOficio.—Si,claroquelosabemos.Supongoquetendráundespachoimponente.—Así es, ¿queréis verlo antes de ponernos a jugar? La verdad es que
impresionaporlacantidaddelibrosydocumentosqueposee.IntervinoJero.—Amísíquemegustaría.—Puesvayamos.Caminaron por un pasillo enorme y llegaron hasta una puerta también de
grandesdimensiones.
—Mipadresiemprecierraconllavesudespacho,nolegustaqueelserviciodomésticofisguesutrabajo.BatisteyJerointercambiaronmiradasdepreocupación.Amador levantó lamano hasta una pequeña cornisa lateral. Sus amigos no
sabíanquéestabahaciendo,hastaqueextrajounallave.—Mipadrelaguardasiempreaquí.Sesuponequenadiedelacasa,incluidos
mimadreyyolodeberíamossaber,perolohevistohaciéndolovariasveces,asíqueconozcosupequeñosecreto.Tomólallaveaabriólapuerta.Sequedaronboquiabiertos.Laestanciaeramuygrandey lascuatroparedes
estabancubiertasdeestanteríasdemadera,ensumayorpartedecristalyllenasarebosar de libros. Podría haber más de dos mil ejemplares perfectamente.Aquellonoparecíaundespachodetrabajo,sinounapequeñabiblioteca.Cuando salieron de su asombro, tras un par de minutos de observar todo
aquello,reaccionaron.—Pero esto es espectacular —dijo Batiste—. Aquí hay volúmenes
extraordinarios.—Piensa que no es la biblioteca de mi padre, es la de toda mi familia,
heredada desde varias generaciones.Hay ejemplares valiosísimos, que son losqueestántraslasvitrinasdecristal.Luegotambiénhaymuchosdocumentosdetrabajodesdeelsiglopasado.AprovechandolasexplicacionesdeAmador,Batistepreguntó.—NosdijistequetupadreteníalosexpedientesdeBlanquinaMarchyquelos
habíasubidoaloalto.Aquíloaltoesmuyalto,vistalaalturadelaestancia.¿Aquétereferías?—Mi padre suele guardar los documentos que no piensa mirar de forma
frecuenteseparadosdeloslibros.Siosdaiscuenta,laúltimafilaantesdeltechodel despacho son todo carpetas llenas de documentos. Ahí guardó los deBlanquina.—Ysiluegonecesitaconsultarcualquierdato,¿cómolohace?Eltechotendrá
pormenosseismetrosdealtura,ytupadrenoesungigante—dijoJero.—Noclaro.Paraesousaesaescaleradeallí—dijoAmador,señalándola—.
Estásujetaauncarrilquedalavueltaatodoeldespacho.Empujándola,puedesaccederacualquierlugarsituadoenlapartealta.—¿Ytupadreseaclaraentretantopapel?—preguntóasombradoBatiste.—Aunque os parezca muy desordenado, mi padre lo encuentra todo
enseguida.Alprincipioyotampocoloentendía,hastaquemedicuentadequeclasifica los expedientes por orden alfabético, empezando por la A, desdeencimade sumesa,hacia laderecha.Así,másomenos, si quierebuscar algo
sabedóndedirigirseconlaescalera.BatisteyJerosequedaronmirando,probablementepensandolomismo.«¿Y cómo pensamos entrar aquí y en unos minutos encontrar lo que
buscamos?Escasiunamisiónimposible».
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO30DESEPTIEMBRE
—¿Quéquieres decir con qué tenemos un problemamás grave que el quecreemos?—preguntóRebeca,viendolacaracompletamentedesencajadadesuhermana.—Mira bien la fotografía—contestó Carlota—. Ya sé que no está enmuy
buenestadoquedigamos,perotengounavistafantástica,adiferenciadeti,quedeberíasusargafasdesdehacetiempo.—¡Pero si veo de maravilla! —la espetó Rebeca, toda digna—. No las
necesitoynomehacenfalta.—¡Ytantoquetehacenfalta!Peroclaro,entoncesyanoseríaslaTaylorSwift
monísima de la muerte. ¿No sabes que ella también las usa y le quedan deauténticafábula?—¡Idiota!—protestóRebeca,riéndose.—Anda, ve a una óptica. Eres una de esas chicas que, te pongas lo que te
pongas, tesientademaravilla.Estoysegurodequecongafasestarías, incluso,másguapa,queyaesdifícil.Creoquehastaunburkaárabeteharíatipazo.Rebeca se reía mucho con Carlota, no lo podía evitar, pero también se
impacientabaporqueeraespecialistaendispersarsedelostemasprincipalesconpasmosa facilidad, y acababan perdiendo el tiempo con cuestionesintrascendentes.—Bueno, dejemos de hablar de mi vista, que nos alejamos del asunto
principal.Aver,¿dóndeestáelproblemaenestafotofamiliar?Yonoveonadafueradelocorriente.Carlota, por primera vez desde que había visto la foto, se permitió una
pequeñasonrisa.—¿Nadafueradelocorriente?¿Enserio?Rebecavolvióamirarlaviejaydesgastadafotografía.
—Losiento,mepareceunafotofamiliardelomásnormal.Cuatropadresconsusdoshijas.—¡Porfavor,Rebeca!Mira,enrealidad,laspersonasqueaparecenenlafoto.
Nuestrospadres,esoestáclaro,aligualquelospadresdeCarolAntón.Tambiénaparecestúenunaesquina,yenlaotra…¡sorpresa!¡Estoyyo!Rebecacasisecaedelasilla.—Pero¿quédices?—apenasacertóapreguntar.—Digo que esa niñita tan mona de unos diez meses soy yo, no es Carol
Antón,comotúcreíasdeformaequivocada.—¿Cómo lo puedes saber? —preguntó Rebeca, que tenía el rostro
desencajado,comohacíaunmomentolohabíatenidoCarlota.—Enprimerlugar,porquemereconozco,apesardelestadodeconservación
de la fotografía... En segundo lugar, porque si te fijas bien, justo detrás denuestrospadres,hayotraniña,Apenasselave,parecequeestéjugandoconunrompecabezas.Esa esCarol.Y, en tercer lugar, bueno, esome lo guardo paraotraocasión,queesmuylargodeexplicar.Rebecasehabíaquedadoatónita.Nopodíaapartarlosojosdelafoto,parecía
comohipnotizada.—Nopuedeser.—Y tanto que puede ser. Lo verdaderamente peligroso es lo que demuestra
estafoto.Puedehabermáspersonasqueconozcanquesomoshermanas.Poresotedecíaquetenemosunproblemamásgravedelquecreíamos.—Desde luego —acertó a decir Rebeca, aun con sus ojos fijos en la
fotografía.Ahoraquelamirabaafondoyconmásdetalle,Carlotateníarazón,habíaunaterceraniñamediodifuminadaalfondodelahabitación.—Me parece que lo de ocultar que somos hermanas se ha complicado
bastante.—Esunamaneradedecirlo—comentóRebeca—.Másbiensehavueltouna
misióncasiimposible.—Quizádebiéramosdarleotroenfoqueatodoesteasunto—dijoCarlota,de
formasorprendente.AhoraRebeca levantó la vista de la foto y se quedómirando aCarlota. Se
sobresaltóinternamente.Teníaesosojosbrillantesquetantomiedoledaban.—¿Qué estás maquinando? Conozco de sobra esa mirada y me asusta.Me
temoquetedisponesadeciralgunatonteríaextrañadelastuyas.Carlotaserio.EstabaclaroqueRebecalaconocíamuybien.—Lo de tontería quizá sea verdad, pero más que extraño, en realidad, me
parecedivertido.—Anda,suéltalo.MeesperocualquierbarbaridadmarcaPenella.
—Esmuy simple. Si parece que no podemos ocultar que somos hermanas,porque por lo visto, lo saben más personas de las que nos imaginábamos,hagamosexactamentelocontrario—dijoCarlota,queseguíasonriendoconesepuntoenigmáticoquetantolegustabaeirritabaaRebeca.—Noteentiendo,¿Quéquieresdecir?—Dentro de diez días justos será nuestro cumpleaños. Desde la época del
colegiosiemprehemoscreídoqueeraunacoincidenciaquehubiéramosnacidoelmismodía,yahoranosenteramosque,decoincidencia,nadadenada.Esloquesueleocurrirconlashermanasgemelas,quetienenlacostumbredenacerelmismodía.—¡Notevuelvasadispersar!Anda,dime,¿quépretendeshacer?—preguntó
Rebecaconverdaderacuriosidad.—Enrealidad,algomuysencillo.Sinopodemosocultarquesomoshermanas
gemelas,comotedecíaantes,hagamosprecisamentelocontrario.Organicemosuna gran fiesta conjunta de cumpleaños por todo lo alto. Invitemos a todosnuestrosamigosy,enmediodelsarao,cogemosenmicrófonoyanunciamosatodos los presentes que somos hermanas gemelas. ¡A lo grande! ¡In style!Además, anunciaré una sorpresa enmi cuenta de Instagram para ese día, quesabesquetengotropecientosmilseguidores.Inclusomemarcaréundirectodelanuncio.¡Vaaserlabomba!AhorafueRebecalaquenopudoevitarreírse.—¡Deverdadqueestáschiflada!Pasasdelnegroalblancoenunsegundo.No
hayquiénteentienda.Carlotaparecíaemocionadapensandoenlajuergaqueibanamontar.—LashermanasMercader-Penellavanaorganizarunfiestóndelosqueserán
recordadosenlaciudaddurantemuchotiempo,algolegendario—dijoCarlota,que se había venido completamente arriba—.Vamos a descubrir nuestro ladosalvajeyoculto.Nosepodíanimaginarloocultoqueibanadescubrir,nilassorpresasqueles
esperaban.Aquello ibaamarcarelprincipiodeunnuevocamino,pero¿haciadónde?
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6DEFEBRERODE1525
—Bueno, ahora que ya habéis visto el despacho de mi padre, ¿a quéjugamos?Demomento,elplandeBatistehabíafuncionado.Amadorleshabíaenseñado
el despacho y les había explicado cómo ordenaba su padre los expedientes.Ahorafaltabaponerlelaguindaalpastel.—Conunacasa tangrandey con tantos recovecos, ¿porquéno jugamosal
escondite?Enesteespaciotangrandedebeserdivertido—propusoBatiste.Jerocomprendióelplandesuamigoyleechóunamano.—¡Muybuenaidea!Lovamosapasarmuybien.Amadornoparecíademasiadoconvencido.—Noséquépensarámimadre,iguallamolestamos.—Puesdejamossinefectolacocinayelsalón.Novaleesconderseallí,conel
restodelacasaserásuficiente.Esenorme—dijoBatiste, intentandosalvar lasreticenciasdesuamigo.—Bueno,porprobarsupongoquenopasaránada.Siqueremosseguirjugando
esmuyimportantequenomolestemosamimadre,sinonosreñiráyseacabaráeljuego—advirtióAmador.Batistecontinuóconsuplan.Noqueríaprecipitarseconeltemadeldespacho
dedonCristóbal.—Vamosallá.Jero,túseráselprimeroenencargartedeencontrarnos.Luego
loharáAmador.Tienesquecontarhastaciensinmirar,caraa lapared.Luegovienesabuscarnos.—¿Hastacien?—preguntóextrañadoAmador—.¿Noesdemasiado?—Así nos dará tiempo a ocultarnosmejor y serámás divertido el juego—
improvisóBatiste.Jerocomprendióasuamigo.Élnoibaaserquienentraraeneldespacho,lo
haríaBatistecuandoletocaraaAmadorbuscarlosenelturnosiguiente,yvisto
loenormedelahabitación,ibaanecesitartodoeltiempoposible.Empezaronajugar.Batisteseescondióenlahabitaciónqueestabaalladodel
despachodedonCristóbal,paracalcular,másomenos,elperiododetiempodelquepodríadisponerparabuscarlosdocumentos.Noeraunamaneramuyexactade calcularlo, pero no se podía esconder dos veces en el mismo sitio, podríallamar laatención,ypensabaocultarseenelpróximoturnoeneldespachodelpadredeAmadorparabuscarlosdocumentos.Jerocontóhastaciendeformadisciplinadaycomenzó labúsqueda.Apenas
tardótresminutosenencontraraBatiste.AAmadornoleencontraba,hastaquereparóenunpequeñoarmariojuntoalaentradadelacasa.Casinoseveía.Allíestabasuamigo,perolellevósusbuenosdiezminutoshastalocalizarloenaquelcubículo.—¡Heganado!—dijoAmador—.Sinollegoahaceralgoderuidoparadarte
unapista,jamásmeencuentras.—¡Estucasa!—protestóJero—,eslógicoquelaconozcasmuchomejorque
nosotros,queeslaprimeravezquevenimos.—Ahora te toca a ti—le dijo Batiste a Amador—, pero como juegas con
ventaja,deberáscontarhastacientocincuenta.—¿Tanto?—sequejóAmador.—Asínosdarástiempoaencontrarelmejoresconditeposible,tenencuenta
quenoconocemostucasa.—Bueno, venga, empiezo ya —dijo, mientras se ponía cara a la pared y
empezabaacontar.—Ahora entraré en el despacho yme pondré a buscar los documentos.No
creoquedispongademuchomásdecincooseisminutos—dijoBatiste.—Omenos—lecontestóJero.—Lo que tienes que hacer es esconderte en un lugar no demasiado
complicado, para que te encuentre en unos tres minutos. Luego estaré en tusmanos,todoeltiempoextraquemepuedasconseguirentreteniendoaAmador,esoqueganaré.Siteesposible,aléjalodeldespachoeinclusodalepistasfalsas,paraquemebusqueenotrolugardelacasa.—Lointentaré,haréloquepueda.Túdatetodalaprisadelaqueseascapaz.Jerodesaparecióporelpasillo.Batistesedirigiódirectamentealapuertadel
despachodedonCristóbal.Buscólallaveenlarepisa.Allíestaba.Abrióconelmáximosilencioquepudolaenormepuertaylavolvióacerrar.«¿Yahorapordóndeempiezo?»,sepreguntó,alvereldescomunaltamañode
aqueldespacho.Amador les había dicho que su padre guardaba los legajos por orden
alfabético, lo que ocurría es que no sabía si estarían a nombre de Blanquina
March o a nombre de Luis VivesValeriola. Se decidió a empezar por lo queparecíamásobvio,queestuvierananombredeBlanquina.Miroasualrededor.Sielordenempezabadesdelacabeceradesumesa,laB
de Blanquina no podía estar muy alejada de allí. La escalera estaba al otroextremodeldespacho.Laarrastró.Aquellohacíabastante ruido.EsperabaqueAmadoraúnestuvieraconsucuentadecientocincuentaynohubieraempezadolabúsquedaporelpasillo.Llegóconlaescalerahastalacabeceradelamesa.Miróhacíaarriba.Elvértigo.Noseacordabadeél,peroteníarespetoporlas
alturas,yeltecholeparecíaqueestabaamuchosmetrosdelsuelo,ademasiadosparasumente.«Ahora que he llegado hasta aquí, no puedo volverme atrás», se dijo, para
darseánimos,porque,desde luegoque los ibaanecesitar.Empezóa subirporlos estrechos peldaños. Llegó hasta la cima con más facilidad de la prevista.Empezóaverlosnombresdeloslegajos.AúnestabaporlaletraA.«Tengoquebajarymover laescalerahacia laderecha,desdeaquínopuedo
llegaralaletraB»,pensó.Así lo hizo. Bajó lo más rápido que pudo, desplazo la escalera hacia la
derechaintentandonohacerruido,yvolvióasubir.Fácilmentehabríanpasadotresminutos...Si Jerohacíasu trabajodedistracción,podríadisponerdeotrostrescomomáximo.Unavezenloaltodelaescalera,sepusoaverlosdocumentos.Yaestabaen
la letra B, ahora tenía que buscar los de BlanquinaMarch. Supuso que si elreceptor los había dejadohace apenas unos días, no deberían estar enterrados,sinomásbienentre losmontonessuperiores.Empezóarebuscar.Allíhabíadetodo.ABatisteleparecióunpequeñocaos.Sisesuponíaquehabíaalgúnorden,élnoloencontrabaporningúnsitio.Revisó todo lo que tenía al alcance de sumano. En ningún legajo ponía el
nombredeBlanquina,dehecho,loscubríaunacapadepolvo.Aquellazonanoparecíaquesehubieramanipuladoenbastantetiempo.Hablandodetiempo,seleestabaacabando.Nopodíavolverabajarymoverlaescaleradesitiootravez.Tenía que apañarse en la posición en la que estaba, haciendo equilibrios ytratandodenomiraralsuelo.Mientras tanto, Amador había encontrado a Jero en apenas cuatrominutos.
Eraloquehabíacalculado,másomenos,quelecostaría.Nosehabíaesforzadodemasiadoenocultarse,segúnelplandeBatiste.—¡Tepillé!—ledijoAmador,todocontento.—Perotehacostadobastante—lecontestóJero.—Nomehacostadonada,menudabirriadeesconditehaselegido.—Porquetújuegasconventaja,conocestucasa,yasabesquenosotrosno.
—¿Dónde estaráBatiste?Yahemirado en los sitiosmásobvios y no lo hevisto.Ahorahabráqueempezarporlossitiosmásestrechos.—Sí,seguramenteestaráagazapadoenalgúnsitiomuyapretado—dijoJero,
pensandoenalejarlodeldespachodesupadre.Ambossepusieronaandarporelpasillodelacasa.Amadormirabaporcada
rincónsinencontrarasuamigo.—PuesBatistesíquesehaescondidobien,nosédóndepuedeestar,noseme
ocurre.Derepente,seescuchóungranestruendo.—¿Quéhasidoeso?—preguntóAmador—.Hasonadocomosialgopesado
sehubieracaídoalsuelo.Jero, sabiendo dónde estaba su amigo, se asustó de inmediato. Aquello no
pintaba nada bien, la altura desde encima de la escalera hasta al suelo eraconsiderable.Asustadono,estabaacongojado.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
«¿El despertador se ha vuelto loco?», pensó Rebeca, cuando lo escuchóponerseenmarchaaunahoraintempestiva.No,nolohabíahecho.Hoyvolvíaaserlunes,comopasabadeformainmisericordeundíacadasemanadespuésdeldomingo.Precisamente los lunes teníaqueestaren losestudios radiofónicosalasochode lamañana,yaqueentrabaenantenaa lasnuevemenoscuarto,endirecto,enelprogramaBuenosdíasdeJaviEscarcheyMarMaluenda.Loúnicoquelefastidiabaeraelmadrugón,porquelosnerviosyalehabíandesaparecido,sialgunavezloshabíatenido.Salióalacocina.Sutíayaestabaconlastostadas.—¿Cómo loconsigues?Algúndíame tienesquecontar tu secreto—ledijo
Rebeca,conlosojosmedioscerradostodavía.—Me cuesta despertarme lo mismo que a ti, pero no me hago tanto la
remolona. Cuando suena el despertadorme levanto a la primera, no lo apagovariasvecescomotú—lecontestó,conunasonrisa.—Yademásdebuenhumor.Eresprodigiosa.—Aunquenotedescuentaporquevasmedioamodorradayconojosdechina,
medio cerrado, tú también te levantas de buen humor. Siempre lo has hecho,desdebienpequeña.—Pues comodebo irmediodormida, no consigo enterarmede lo simpática
queestoyporlasmañanas—dijo,enuntonoclaramentesarcástico.—¿Tedascuenta?EseesunrasgodebuenhumordeunaRebecaactivadatan
soloal50%.—Puesal100%deboserlabomba.Rebeca se acordó de su conversación con Carlota, ayer en la playa de La
Patacona, después de correr apenas seis kilómetros por el paseo marítimo ytomarse varias cervezas y calamares. Su hermana había decidido continuarsiendounaPenellayqueríadecírseloenpersonaaTote.
—Tía,esta semanavendráCarlotaacomeracasaalgúndíaqueotro.Ya teavisaré.¿Teimporta?—¿Quéclasedepreguntaesesa?¡Anda,vetedespertándoteya!Tuhermana
puedeveniraestacasaeldíaqueledélagana,comosinoquiereavisar.Estansuyacomotuya,ademásensentidoliteral.—¿Qué?—preguntóRebeca.Ahorasí,sutíahabíalogradoactivarlaalmenos
al75%.Yanoparecíaunachina,ahoraseasemejabaaunpersonajedeuncómicdemangajaponés,conlosojosbiengrandes.—Estacasa,enplenopaseodelaAlamedaconvistasaljardíndeLosViveros,
como comprenderás, vale un dineral. Es una vivienda de lujo, de las que losprogramasdetelevisiónamericanos,esosquetantotegustanveryqueyonolesveo la gracia por ningún lado, definen deHigh Standing o directamente unaLuxuryProperty.Yotengounbuensueldo,nomequejoenabsoluto,perojamáslahubierapodidocomprarpormispropiosmedios.—¿Quémeestásqueriendodecir?—¿Teacuerdascuándomepreguntastesieldineropodríahabersidolacausa
dequetuspadresnoospudierancriaraCarlotayatijuntas?—Claro.—Yo te contesté que no, pero que ya hablaríamos de ese tema en otro
momento.—Tambiénlorecuerdo.—Puestieneslarespuestadelantedetusnarices.EstaviviendaenLaPagoda,
uno de los edificiosmás emblemáticos de la ciudad, la compraron tus padrespoco antes de que naciereis. Jamás viviste con ellos en esta casa, ya que lohacíaisenunchaléenunaurbanizaciónpróximaalaciudad.Tumadrepreferíael campo, sin embargo, tu padre era más urbano. Cuando fallecieron, nostrasladamosaviviraestacasajuntoconmiparejadeentonces,Sandra.¿Noteacuerdas?—RecuerdoperfectamenteaSandrayquevinimosaviviraquí,perosiempre
hepensadoqueeratucasa.—Antesresidíatambiénenunabuenavivienda,peronimuchísimosmenosde
estascaracterísticas,ya tehedichoquenomelahubierapodidopermitir.Estacasaestáescrituradaanombretuyoymío,aunqueexisteundocumentoprivadode compraventa que hace propietaria a Carlota Mercader de mi mitad,reconociéndolacomosuhijabiológica.Noqueríanqueaparecieraenlaescriturapúblicanotarial,entreotrascosasporquenoexistíalegalmenteconesenombre.Yo actué de testaferro, esa palabra que está tan de moda entre los políticoscorruptos, aunque este caso no tiene nada que ver con eso. Conservo lapropiedad demi antigua vivienda, porque el día que lo decidáis, la ocuparéis
vosotras,lavenderéisoharéisloquequeráisconella.Esvuestra.Rebeca iba a sorpresa por día, y eso que desconocía que le faltaba la más
importante,dentrodeunmomento.—Tía,pormuchasescriturasydocumentosprivadosquehaya,estahasidoy
serátucasa.—Teloagradezco,peronoesasí.PoresocuandoledigoaCarlotaquetiene
las puertas abiertas siempre, que esta es su casa, lo digo en sentido literal,aunquenuncameentendierais.—Reconozcoqueesosíquetienesupuntodegracia.—Pues si teparecegraciosoel temadeestavivienda, espérate a conocerel
resto.—¡Ah!¿Quéhayresto?—Ytanto—dijosutía,conunagransonrisa.—¿Quétehacetantagracia?—Pensar lacaraquepondráscuando loconozcas.Soloesoyahacequeme
salga la sonrisa floja, no puedo evitarlo—dijo Tote, que era verdad, tenía elgestodeestaraguantándoselarisa.—¿Y en qué fecha se supone que te carcajearás demi ignorancia y yome
enteraré?—El tema económico no acaba aquí ni mucho menos, pero ya seguiremos
hablando otro día, que aún llegarás tarde a la emisora de radio si nosentretenemosconlosdetalles—dijo,mientrasselevantabadelamesayrecogíasu plato—.Ya continuaremos la conversación otro día, que aún quedan cosasmuy interesantes por contar, ahora que se ha abierto la veda. Te aseguro quealgunas te van a sorprender de verdad—dijo Tote, que no podía quitarse esasonrisatanenigmáticadesurostro.Nosepodíaniimaginarcuánto.
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6DEFEBRERODE1525
—Parecequeelruidodelacaídahasonadoeneldespachodemipadre—dijoAmador.—No, no ha sido allí. A mí me ha parecido claramente en la habitación
contigua.Sedebedehabercaídounadelashilanderasenlasaladecostura.Jero intentaba alejar a Amador del despacho, pero almismo tiempo estaba
preocupadoporsuamigo.Si,comoparecía, sehabíacaídodesde loaltode laescalera,sepodíahaberhechomuchodaño.Estabapreocupado.Entraronenlahabitaciónquehacíalasvecesdesaladecostura.—Aquí todopareceenorden.Nosehacaídonada—dijoAmador—.Voya
entrareneldespachodemipadre,creoqueelruidohavenidodeallí.Jero ya no se atrevió a decir nada más. Ahora mismo pensaba más en las
consecuenciasdeunamalacaídadeBatistequeenelhechodequelospillaranfisgando.Igualnecesitabaayuda,podíaestarinclusomalherido.Amadorsedirigióalapuertadeldespacho.Buscólallaveenlarepisa.Jero
suponíaquelallavenoestaríaallí,yaquesabíaqueBatistelahabríacogidoparaentrar.Parasusorpresa,Amadorencontrólallaveensusitio.Laintrodujoenlacerradura.—¡Quéraro!Lapuertanoestácerrada—seextrañóAmador—.Semehabrá
olvidadohacerloantes.AhoraJerolohabíacomprendido.Batistehabíatomadolallave,habíaabierto
lapuertayantesdeentrareneldespacho,lahabíadevueltoasuemplazamientooriginal, aquella repisa, por si Amador le daba por comprobarlo mientras losbuscaba. Si veía la llave allí, igual pensaba que nadie había accedido aldespacho,perosinolaencontraba,lodaríaporsupuesto.JeroyAmadorabrieronlapuertayaccedieronaldespacho.Jeronoseatrevía
niamirar.—Pero.¡quéesesto!¿Quéesloquehaocurridoaquí?—gritóAmador.
Isabeltambiénacudiódeinmediato.Habríaescuchadoelestruendoigualqueellos.Entróeneldespacho.Comobuenamadre,sureacciónfuediferente.—¡PorDiosBatiste!¿Teencuentrasbien?Norecibiórespuesta.—Parecequehaperdidoelconocimiento—dijoAmador—.Loquenosées
quehacíaallí.—Esoahoranoimporta.Hayquellamaraunmaestremédico.Parecequeno
reacciona—dijoIsabel,visiblementealterada.NohabíaterminadolafraselamadredeAmador,cuandoBatisteparecióque
recobrabaelconocimiento.—¿Quétehapasado?¿Quéhacíasallíarriba?—preguntóAmador.Batisteestabaenelsuelo,perodetrásdeunsillónvolcado,enlaparteopuesta
alamesadeldespacho.Intentóexplicarse.—Estaba escondidodetrásde este sofá.Comoestaba aburridoporquenadie
meencontraba,mehesubidoa su respaldo,pensandoqueaguantaríamipeso,peronohasidoasí.Estáclaroqueyopesomás,havencidosobremímismoymehequedadountantoaturdidoenelsuelo.—El ruidoha sonadomuy fuerte—dijoAmador,nodemasiadoconvencido
porlasexplicacionesdesuamigo.Intervinodeinmediatosumadre.—Ahora lo importante es que te recuperes. Anda, levántate y vamos a la
cocina. Te voy a examinar la cabeza, a ver si tienes alguna herida y hay quellamaralmédico.Batiste se levantó, tambaleándose un poco. Estaba mareado, le costaba
mantener el equilibrio. Acompañó a sumadre hasta la cocina. Bebió algo deaguayparecióqueserecuperaba.—Yameencuentromejor,muchasgracias—dijoBatiste.—Sí, tienes mejor color de cara. Parece que todo ha sido un susto—dijo
Isabel, más tranquila. Le observó la cabeza. Era evidente que tenía un fuertehematomaenlafrente,peronoobservóningunaheridamás.Batistenoqueríairalmédico,loúnicoquedeseabaerasalircuántoantesdela
casadeAmador.—Deverdadqueyaestoybien,semehapasadoelmareo—dijo.—No creo que haga falta llamar al maestre médico, pero si te vuelves a
encontrar mal, deberías acudir de inmediato y que le eche un vistazo a esacabeza,queparecequesehadadounporrazomuyfuerte.—Lamentoel incidente.Nomedebí subiralbordedeesesillónyprovocar
estaestúpidacaída—sedisculpóBatiste.—Por eso no te preocupes. Lo importante es que tú estés bien.Además, el
sillónestáenperfectoestado,mimaridoni loadvertirácuandomañanavuelvadesuviajeaXàtiva.—Así lo espero —dijo con toda la educación posible Batiste—. No me
perdonaría haberles causado algún daño en su casa y, especialmente, en eldespachodedonCristóbal.—Notepreocupesporeso—lerepitióIsabel.—Creoquelomejoresquedemoseljuegoporterminado—propusoJero.
—Sí,aunqueyameencuentrobien,meapetecetumbarmeenlacamaunrato.Lafrentelatengoalgodolorida.—Nomeextraña—dijoAmador—.Llevasungrangolpeenlacabeza.—No os preocupéis, ya volveréis a jugar otro día. Ahora vete a tu casa y
descansa, que es lo más importante —dijo Isabel, mirando a Batiste y sutremendohematomaenlafrente.Cuandosalierondelacasa,JerovioaBatisteconlatezmuyblanca.—Ya me contarás que ha pasado ahí dentro en realidad. Ahora no es el
momento,queteveomuymalacaraporelgolpe.—Noesporelgolpe—contestóBatiste,concaradeaterrorizado.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
—¿Tienesyalosnombres?—¿Quénombres?—preguntóextrañadaRebeca.Acababadellegaralaemisoraderadio.Despuésdelosbesosysaludos,Mara
Garrigueslehabíalanzadolapregunta,quenocomprendía.En ese momento apareció Carlos Conejos, el director de la emisora, que
RebecaconocióhacíaapenasdossemanasjuntoconFernandoLópezBajocanal,presidente nacional de la cadena, cuando se estrenó en directo, sin ella nisiquierasaberlo.—Hola,Rebeca,buenosdías.¿Teimportapasarunmomentoamidespacho?
Supongo que ya tendrás tu colaboración de hoy más que planificada, comosiempre.«Sieldirectorsupieralopocoquemepreparomisintervencionesendirecto,
medespediríaahoramismo»,pensóRebeca.—Porsupuestoquenomeimporta—contestóconeducación.Entraronensudespacho.—Anda, siéntate un momento, apenas disponemos de diez minutos como
mucho,antesdequeteempiecenareclamardesdelosestudios.Rebeca hizo caso al señor Conejos y se sentó en una silla. No pudo evitar
compararloconBernatFornell,directordeLaCrónica.Noteníannadaquever,nienlofísiconieneltratopersonal.NoesqueFornellletrataramalnimuchomenos,pero se limitabaa ignorarla lamayorpartedel tiempo,cosaque,enelfondo,agradecía.—¿Tieneslosnombres?«¡Otroconlamismapregunta!»,sedijo.—DisculpeseñorConejos,peronoséaquénombresserefiere.—¿Nadietehadichonada?—preguntósorprendidoeldirector.—Bueno,Maramehahecholamismapreguntanadamásllegaralaemisora,
siesocuenta.CarlosConejossedisgustó.—¡Cómonotecuentannada!Dentrodepocosecelebrarálagaladeentrega
delosPremiosOndas.Laorganizaciónteotorgaunaentradapreferenteparati,porsupuesto,yaqueeresunadelasnominadas,yparadosacompañantesmás.Necesitamossabersusnombres,porquenoslopidendesdeprotocolodeformainsistente.ARebecalecostómuypocodecidirse.—MargaritaRivera,queescomisariadelCuerpoNacionaldePolicía,además
desermitía,yCarlotaPenella,quees…unademismejoresamigas—contestóRebecatitubeando.Estuvoapuntodeescapárselequeerasuhermana.Teníaquementalizarse que no lo era, si no, con su habitual despiste, se podría ir de lalengua en cualquier lugar. Hasta el fiestón de su cumpleaños que pensabaorganizarCarlota,debíadeguardarelsecreto.El director interpretó de una manera equivocada, esa pequeña muestra de
titubeoalahoradedefinirasuamiga.—¿Carlotaestupareja?Noesporcotilleo,nimuchísimomenos.Siquieresni
me contestes, no me importa en absoluto, pero sí a los de protocolo de laemisora.Tenencuentaquelagalaseretransmiteportelevisión,ynospidenlosnombres de las parejas de los nominados, por los planos televisivos y esascuestionestécnicas.RebecanopudoevitarreírseantelaocurrenciadeldirectorConejos.—No.Leaseguroquesilofueraselodiría,lacondiciónsexualdecadauno
no me importa en absoluto. Simplemente es mi mejor amiga, como ya le hedicho.Sinmás.—Entonces, ¿no tienes pareja?—preguntó extrañado el director, sobre todo
observandoelbellezónqueeraRebeca—.Losnominadossuelenacudirconellasoconellos—seexplicó.—Pues yo seré la excepción. No tengo pareja ni ganas de tenerla en este
momento—dijoRebeca,pensandoque,con lascomplicacionesdesuvida,notendría tiemponideverla.Casinonotaría ladiferenciaentre tenerlaono.«Siacaso el jacuzzi demi tía», pensó, picarona. «Pero para eso no hace falta unnoviopermanente»,sedijo,jugandoconlaidea.—No te preocupes, apunto los dos nombres que me has dado. Estaréis
sentadasenlasprimerasfilasdelteatro.Tambiénacudirá,comonopodíaserdeotramanera, una representación de la emisora, entre ellos el presidente, y porsupuestoJaviEscarcheyMarMaluenda,queestaránjustoatulado.Rebecasequeríamorirdelavergüenza.—¡Perosinovoyaganar!
—Esonoimporta,lanominaciónyaesungranpremio.—Además,soyunacompletanovataydesconocidaenestemundo—protestó
Rebeca.—Deesoprecisamentequeríahablarte,mevienealpelotufrase.—¿Dequé?—preguntóRebeca,quenocomprendíaquetrascendenciapodía
tenersucomentario.—Lehascaídoengraciaatodoelmundo,ynolovoyanegar,amítambién.
Tumaneradedesenvolvertedelantedelmicrófonoescompletamenteespontáneaynatural.Atiquizáteparezcanormal,peronoesnadahabitual,ytelodigoconconocimientodecausa.Aunquenolosepas,esedonnoseaprende,osetieneono se tiene. Se puede llegar a pulir y mejorar mucho, por supuesto, peropartiendodeunabase.Losorprendentedetiesqueyavienespulidadeserie.—¿Quémequieredecircontodoesto?—Quelaemisorateproponequetengastupropioprogramasemanal.Rebecaseescandalizó.—¿Sehanvuelto locos? ¡Si llevodiezminutosenestemundoyni siquiera
soyperiodista!Unacosaeshablarunratitoalasemanademiespecialidad,deHistoria,yotramuydiferenteesdirigirunprogramaderadio.—Escucha, no sería a nivel nacional ni en la fórmula musical. Sería un
programaemitidodesdenuestraemisoralocal,soloparalaciudad.Notealteres,que no tiene nada que ver con Buenos días. La audiencia y el alcance soninfinitamenteinferiores.—Pero¿unprogramadequé?—Esaes lacuestión.Nadaquevercon laHistoria.Deesoya teocupas los
lunesporlamañana.Hemospensadoenalgúntipodetertuliajuvenil.Creoqueencajaríasperfectamenteenesepapel.Losdatosdelosquedisponelaemisoranosindicanqueflojeamosenesafranjadeedadynoshanpedidoquehagamosunesfuerzopormejorarlosporcentajesdeaudiencia.Losjefeshanpensadoenti.Porsupuestotesugeriremosnombresdetertulianosjóvenescontirónanivellocalparamontarunbuenequipo,quetúdirigirás.Derepentellamaronalapuertadeldespachodeldirector.—¡Rebeca,alestudio!—¿Y me dice esto quince minutos antes de entrar en directo para toda
España?—ledijoaldirectorConejos,concaradeasustada.—Si lo tienes chupado, lo de Javi y Mar te sale natural. Todos estamos
tranquiloscontigo.«Todosmenosyo,ahoramismo»,pensóRebeca,mientrassalíadeldespacho
deldirector,endirecciónalestudio.Cuando terminó su colaboración radiofónica, como siempre impecable y
simpática,segúnledijoMara,seleocurrióunaideamalvada.EntróahablardenuevoconCarlosConejos.
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8DEFEBRERODE1525
—¿Cómoteencuentras?—preguntóJero.—Hoyestoyalgomejor,peroelmaestremédicomehadichoquenovaya
mañanaalaescuela.—Osea,¿entotalvasaestartresdíastiradoenlacamasinnadaquehacer?
Yotambiénmeapuntaríaaeseplan.—Nocreoquelohicierassisupierasloqueduelelacabeza.Estoyhartodelos
pañosconvinagre.Nolossoportoytodalacasahuelealomismo.Creoquemerecuperarédelacabezayenfermarédelestómago.—TodoseapornosoportaralprofesorUrraca.—¡NodigasesoJero!Esunbuenmaestro,de losmejoresqueheconocido.
Tienesuscosasraras,perocomoleocurreatodoelmundo.—LodecíadebromaBatiste,queestásdemasiadosensibleysusceptible.Se
vequeelgolpeenlacabezatehadañadotusentidodelhumor.Jero había decidido visitar a su amigo, en su casa, tras faltar dos días a la
escuela.Suponíaque sedebía al tremendogolpequehabía sufridoen casadeAmador.Desdeentoncesnohabíantenidotiempodehablardeello.—¿Quélehascontadoatupadre?—preguntóJero.—Queme caí por un terraplén jugando alpilla-pilla con vosotros.Menuda
broncamehacaído,yesoquenosabelaverdad.Jeroestabaimpacienteporconocerlosdetalles.—Hablandodeverdad,¿mevasacontarquéocurrióenrealidadenelinterior
deldespachodelpadredeAmador?—Losiento,nopuedo—contestómuyserioBatiste.—¿Qué?¿Ahora,derepente,noconfíasenmí,despuésdetodo?—preguntó
algoenfadadoJero.—Noeseso.—Entonces,¿porquénomeloquierescontar?
—Nomehasescuchadobien.Nohedichoquenoquieracontártelo,sinoquenopuedo.Jero se quedó mirando a su amigo sin comprender nada. Batiste intentó
explicarse.—A consecuencia del golpe he perdido lamemoria. Tan solo recuerdo que
estaba tirado en el suelo, peronadade loquepasó con anterioridad.No sénicómohabíallegadoallí.Elmaestremédicomehadichoqueesnormal,despuésde un golpe tan fuerte en la cabeza.Me ha comentado que lo habitual es quevaya recuperando lamemoriapocoapoco.Noobstante,puede serunprocesolentoy tengoquetenerpaciencia.Inclusoesposiblequejamáslarecuperedeltodoynorecuerdeloqueocurrióenaqueldespacho,enlosmomentospreviosaperderelconocimiento.AhoraJeroteníaunaevidentecaradepreocupaciónensurostro.—LosientomuchoBatiste,nosabíaquelacaídahabíasidotangrave,sino,
notehubieramolestadoviniendoaverteatucasa,entucama.—Notepreocupes,exceptoporlamemoriayeldolordecabeza,estoybien.
Además,túnomemolestasnunca.Jero no solo estaba preocupado por la memoria y la salud de su amigo,
tambiénporlasenigmáticaspalabrasquelehabíadichocuandosalíandelacasadeAmador.—¿No te acuerdas de nada? ¿Ni siquiera de lo que me dijiste cuando nos
despedimos? Recuerdo que tu expresión era de miedo. En ese momento meextrañómucho.ABatistelecambiólacara.—CuandosalimosdecasadeAmadorynosdespedimos,medijistequenome
preguntabasnadadeloquehabíaocurridodentrodeldespachoporquemeveíasmuymalacara,yyotecontestéqueesamalacaranoeraporelgolpe—ledijoBatiste,conunapequeñasonrisaensurostro.Jerocayóenlacuentadeinmediato.—¡Idiota! ¡Me has tomado el pelo! ¡Me has tenido engañado y me he
preocupado!—dijo,dándoleunafuertepalmadaensuhombro.—¡Oye!¡Quéestásagrediendoaunconvaleciente!—¡Ymásquetemerecesporfingirunaamnesia!—¿No decías hace unmomento que había perdidomi sentido del humor a
consecuenciadelacaída?Puesparecequeloacaboderecuperardegolpe,nuncamejordicho—contestóBatiste,riéndosedesuamigo.—Tecreesmuygraciosillo,¿verdad?—Tedevuelvotumismamedicina.—Anda, déjate de rollos y cuéntamelo todo—dijo Jero, que se moría por
conocerlosdetalles.—Noesmuycomplicadodeexplicar.Entréeneldespachocogiendolallave
de la repisa.Moví la escalera hasta dónde se suponía que se encontraban losdocumentosdeBlanquina.Noacertéalaprimera,encontrélosqueempezabanpor la letraA.Tuve que bajarme de la escalera,moverla ligeramente hacia laderecha y subir. Esta vez sí que acerté con la letra, allí estaban los queempezabanporlaB.—¿LocalizastelospapelesdeBlanquina?—La cuestión es que no, y no tenía tiempo de repetir la jugada. No podía
volverabajarmedelaescaleraymoverlaotravezporqueyahabíapasadomásdecincominutos.Contaba,comomucho,conunoodosmás,dependiendodetuhabilidadparaentreteneraAmador.—¿Yquépasóentonces?—Puesquemepuseahacerequilibriosconelcuerpohaciaunladoyaotrode
la escalera, para tratar de alcanzar los legajosmás alejados, por si entre ellosestabanlosdeBlanquina.—¿Ycómoterminaste?—De bruces en el suelo, literalmente estampado.Me caí de la escalera, lo
menosdesdeseismetrosdealtura.Mediunbuengolpeenlafrente.Estuveunossegundos mareado, pero afortunadamente me dio tiempo a recuperarme y adesplazarmehastalaparteopuestadeldespacho,lomásalejadodedóndehabíanocurridoloshechos,paradespistarporsisospechabanalgo.Entoncessimuléquemehabíacaídodelsillón.Sillegáisaentrarunossegundosantes,seguroquemepilláis en plena maniobra de distracción, volcando el sillón y haciéndome elinconscienteenelsuelo.—Eso te sale de maravilla, hacerte el inconsciente. Toda esta idea era
disparatada desde el principio.No debí entrar en tu juego y permitirlo—dijoJero,conungestodeculpa—.Y,sobretodo,alfinalparanoconseguirnada.BatistesequedómirandoaJero,sonriendoabiertamente.—ValequenopudehacermeconlosdocumentosyloslegajosdeBlanquina
parallevármelosdeaqueldespacho,queeramiplaninicial,pero¿atiquiéntehadichoquelaincursiónnosirvieraparanada?Demibocanohansalidoesaspalabras.Jerosequedómirandoasuamigo,sorprendido.—Mesiguestomandoelpelo.—Ahorano,teloaseguro.—Siacabasdereconocerquetuplanfueunfracaso.—Sí,porquenopudellevarmelosdocumentosdeBlanquinacomopretendía,
ese fue el fracaso.Perono te lo he contado todo,medio tiempo a hacer algo
más.—¿Piensasseguirconestejueguecitodehacermesufrir?—preguntóJero,que
seempezabaaimpacientar.—Sufrirlovasahacercuandotedigaloqueviyleí.Le relató lo que le dio tiempo a hacer en losmomentos previos a la caída,
cuandoabrióunlegajo.Batisteteníarazón.Jerosíqueestabasufriendo,dehecho,estabaaterrorizado.AhoraentendíalacaradesuamigocuandosalíandecasadeAmador,aquella
muecadeterrorque,enaquelmomento,nolahabíacomprendido.Aquellopodíasignificarunacatástrofe.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
—Tía,tengotrescosasimportantesquecontarte.—¿Quépasa?¿Tequieresvengardeloquetehedichoestamañanadeltema
económicodelafamilia?—contestóTote,mientrasservíalacenaenlamesadelacocina.—Notecreasquemeheolvidadodeello,peroquizáseamásinteresanteque
loterminesdecontarcuandoestéCarlotapresenteenlaconversación,asídeunasolaveznosenteramoslasdos.Toteserio.Rebecanolacomprendía.—De verdad, no sé qué te hace tanta gracia ese tema. Esta mañana igual,
estabaspartidaderisaconmigo—dijoRebeca.—Esquenoestansencillo,peroyaosenteraréisporqué—respondióTote,
sinpoderparardesonreír.—Puesahorametocareírmeamí,¿tienesalgúntrajedegalapreparado?—
preguntóRebeca.—¿Quéclasedepreguntaesesa?—EstásinvitadaaasistiryadesfilarporlaalfombradelagaladelosPremios
Ondas.Vebuscandounvestidoeleganteentuarmario.Siquieresalgonuevo,tequedan tansoloXXXdíasparacomprártelo.LagalaeselXXXde la semanaqueviene.—¿Lodicesenserio?Esosíqueesunavenganzaentodaregla.Yasabesque
megustanmuypoco ese tipo de eventos, hasta los rehuyó cuandome invitancomocomisariadePolicíaenlaciudad.—Completamenteen serio.Tengodosentradaspreferentes,yyahedado tu
nombre y el de Carlota.Mi tía ymi hermana, soismis dos únicos familiaresvivos.—¿LosabeCarlota?—No,pero ledivierte la farándula,asíqueestaráencantadaencuántose lo
cuente.—Yaveoquehassoltadolamuniciónmásimportanteenlaprimeraocasión,
te has quedado a gusto. Hasta se me han quitado las ganas de cenar, de losnervios de tener que desfilar. Tú y Carlota os vais a lucir, guapísimas einsultantementejóveneslasdos,peroyoyanotengoedadparaesascosas.—Te equivocas en lo de la munición más importante. En realidad, voy de
menosamás,comounamascletàconsuritmo.Espératealterremotofinal.—Meestásasustando—dijoTote,conungestodepreocupación.AhoralaqueseriofueRebeca.—Lasegundacosaessimpáticaynoteafectadeformadirecta.Meacabande
ofrecerdirigirunatertuliaradiofónica,unavezporsemana,enlaemisoralocaldelaciudad.—¡Rebeca!¡Esoesmuyimportante!Mealegromuchísimoporti,aunque,por
otraparte,yasabesqueunaexcesivaexposiciónpúblicanoesbuena.Notienesqueolvidarenningúnmomentoqueereslaundécimapuerta.Deberíasllevarunavidadiscretayjustamentehacestodolocontrario.—Te prometo que intento llevar una vida de estudiante anónima, pero los
elementosestánencontrademí,nomelopermiten.—¡Quételocreestú!—dijoriéndoseTote—.Simplementepodríasrechazar
amablementeelofrecimientodelprogramayyaestá.—Lolleguéapensar,perosemehaocurridounamaldad.Selacontóasutía.Ahora las que se rieron, a mandíbula batiente, fueron las dos. Rebeca casi
estaballorando.—Bueno,yahorasesuponequellegaelterremotofinaldelamascletà—dijo
Tote,expectante—.¡Anda!Cuéntamelo.—Asíes,peroestorequiereunaexplicaciónmásextensa.—Notengoningunaprisa.Mehasquitadolasganasdecenarconlaprimera
noticia.Meespantalodelagalaesaconalfombrayphotocallincluidos.—¿Recuerdas cuando comentamos la posibilidad de crear un grupo de
confianza para tratar ciertos temas, ya que el Speaker's Club tenía muchosagujeros?—Lorecuerdoperfectamente,hastaelnombrequesugeriste,Losespiritistas,
enhonoralosmuertosvivientes,creoquecomentaste.—Exacto. También recordarás el Gran Consejo al que asistí, porque me
escoltaste casi hasta la puerta de la Iglesia de San Nicolás, con la pistolapreparada.Hanpasadoyaseisdíasdeaquelloynohemoshabladodeesetema.Haymuchascosasinteresantesquecomentar.—Claroquemeacuerdo,hastade laextrañaformaen laque tecitaron,con
aquel galimatías de números y letras acompañado de la capa negra y sucorrespondientecapucha.
GC25S23ISN
—Siloescribimosenverticalseentendíamejor—dijoRebeca.GranConsejo25Septiembre23horasIglesiaSanNicolás
—Lorecuerdo,laverdadesquefuistemuysagazdescifrándolo—dijoTote.—Si no llega a ser por Carlota, que identificó las tres últimas letras, no
hubierapodidoasistirporquenosabíadóndeseibaacelebrar.—Imperdonablepornuestrapartenohabercaídoen las inicialesISN.Joana
fueunade las restauradorasde los frescosdeAntonioPalominode la llamada«CapillaSixtinavalenciana».—No me lo recuerdes—dijo algo abochornada Rebeca—. Ni se te ocurra
contárseloaJoanacuándohabléisporteléfono.—Llegastarde,yalohehecho.Hablamoshaceunosdías—¡Nomehabíasdichonada!Bueno,ahoraquelopienso,tampococreoque
seademiincumbencia—dijoRebeca,pensandoqueJoanaeralaantiguaparejadesutía.Suponíaquenoeraunaconversaciónparasusoídos.—Bueno, volvamos al tema principal, que nos desviamos con demasiada
facilidad.Decías que sucedieron cosas importantes en elGranConsejo—dijoTote.—Laprincipalconsecuenciaesqueyanovamosanecesitarcrearesegrupo
deLosespiritistas.—¿Porqué?—Porque,enprimerlugar,yaheconfirmadolaidentidaddelaséptimapuerta
o número siete, como prefieras. Es la persona que me imaginaba desde elprincipio,quepertenecealSpeaker'sClub.—¿Quiénes?Rebecaledijosunombre.Totediounbrinco,noseloesperabajamás.
—¡PorDiosRebeca!¿Ylosabías?¡Estuamiga!—Queseamiamiganotienenadaquevercontodoesto.Alfinyalcabo,el
GranConsejo está incompleto, tan solo forman parte de él, seis personas, delnúmerocincoaldiez.Quizásesume,siaparecealgúndía,elnuevonúmerouno,en el supuesto de que la condesa de Dalmau designara sucesor. El dos, elprofesor Lunel, está en Sudamérica creyendo que nada existe, el tres, TaniaRives,desaparecida,y el cuatro,MiguelVives,quemadopor la inquisiciónen1501.Toteestabaasombrada.—Menudopanorama.Entoncesno tienenni ideadedónde está el árbol, ya
quenotienenelmensajecompleto,alfaltarcuatropartesdediez—observó.—En realidad tienen cero partes de diez.Ninguno tiene ninguna.No saben
nada.Suponenque,hacesiglos, sedividióelmensajeen tansolodospartesyque yo debería custodiar, como undécima puerta, una de lasmitades, pero notengonada.Yasabesquemimadre,elanteriornúmeroonce,quizáacausadesurepentino accidente mortal, no me trasmitió nada. Me imagino que nadie seespera fallecer tan joven. Supongo que dejó el tema para más adelante, y nohuboningún«másadelante»,—¿Cómo puede ser que no tengan ninguna parte del mensaje? ¿Y cómo
puedencuidardelárboldelsabermilenariosinosabendóndeestá,nisiquieratodosunidos?EsonoesunGranConsejo,esunclubdeamiguetes,esosí,conmuchasolera,desdeelsigloXIV—dijoespantadaTote.—Másomenos,asíes—dijoRebeca—,perobienquenosengañaronconla
gargantilladelconde.Estuvieronjugandoconnosotrosdurantetodounmesynonosenteramosdenada.Toterecordóotrohechosignificativo.—Pero también había otra persona, según túmismamedijiste, aparte de la
séptima puerta, que era la que había filtrado información a Tania Rives de lasupuestagargantilladelcondeydelainvestigacióndeloshechos.—Mevienealpelotucomentarioacercadelagargantillaylainvestigaciónde
loshechos—dijoenigmáticaRebeca.—¿Quéquieresdecirconeso?—Ahora viene el terremoto final de lamascletà. Piensa un poco, ¿quién lo
teníamásfácilparafiltrarinformación?—¿Quién?—preguntóTote,quenoseguíaasusobrina.—Pueslapersonaquellevabalainvestigación,¿notepareceobvio?Tote se quedó en silencio. Cuando comprendió lo que su sobrina le quería
decir,sutezsetornóblanca.—¡Nopuedeser!
—Ytanto.EslapuertanúmerocincodelGranConsejo.Rebecaleconfirmósunombre.
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20DEFEBRERODE1525
—Hemoshecholocorrecto—dijoLeonorVives.Beatrizestabaclaramenteasustada.—Nosvamosabuscarunenemigomuypoderoso.—Yalohemoshecho—afirmóLeonor.—Eso,túanímame.—También tenemos de nuestro lado a todo un inquisidor del tribunal del
Santo Oficio de Valencia, don Andrés Palacios—recordó Leonor, intentandotranquilizarasuhermana.—Quizá, pero no sé por qué da la impresión que donCristóbal deMedina,
comosimplereceptor,tienemáspoderquelospropiosinquisidoresdeltribunaldelaciudad—dijoBeatriz,quenoseleibalacongoja.—Ahorayaestáhecho,nonospodemosretractar—insistiófirmeLeonor.—Hemos obligado a trasladarse a nuestro hermano desde Oxford a Brujas
paraapenasestarunosdíasenlaciudadflamenca,yahorayaestádevueltadenuevoenOxford.Conociéndolo,estoysegurodequeparaélhabrásidotodounsacrificio.¿Creesquehamerecido lapena?—seguíapreguntandoBeatriz,quenoteníanadaclaroloqueacababandehacer.—Demomentoesapreguntanotienerespuesta,peroesesacrificioquedices
que ha hecho nuestro hermano Luis, ha sido consciente y consentido. Podríahabersenegadoynolohizo.Esenoeselverdaderoproblema.—¿Ycuáles?—preguntóBeatriz,temerosadelarespuesta.—Metemoqueenunosdíasestallarálatormentaysupongoqueseráunade
grandesdimensiones.—Eso,túasústamemásdeloqueyaloestoy.—Teestoypreparando.Hemostomado,ypor«hemos»merefieroa los tres
hermanos,tambiénLuis,unafirmedecisión.Éltambiénhasidopartícipeyestáplenamentedeacuerdoconnosotras.Enestetemavamoslostrescogidosdela
mano.Nopodemosflaquear—insistióLeonor,convozmuyfirme.—Nopodrástú,yoestoyquenosientolaspiernasesperandoesatormentaque
túdicesquevaaestallar.—Sindudalovaahacer,ynosotrasvamosaestarenmediodeella.Beatriz no sentía las piernas de verdad, y desde luego que tenía motivos
sobradosparaello.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES1DEOCTUBRE
—¡Peroesunapersonadenuestroestrictocírculodeconfianza!—exclamóTote, fuera de sus casillas—. No me lo puedo creer. ¿Estás completamentesegura?—Tía,escuchésuvozysepresentó,nomecabeningunaduda.—Aunasí,meresultaincreíble—insistíaTote.—PiensaqueelGranConsejoseorganizadeacuerdoconelárbolsefirótico
deloscabalistas.Terecuerdosusdiezesferasosefirot,Elnúmeroonce,elDaat,soyyo,laundécimasefiráh,quepermanezcoinvisiblefueradelGranConsejoyrepresentolaconciencia.Soyotraforma,enestecasonomaterialyoculta,delKeter,delaraízdelGranConsejo,poreso,enteoría,elnúmerounoeselúnicoque me debe conocer, aunque, a consecuencia de todos los acontecimientospasadosnoseaasí.—Sí,todoesolotengoclaro—dijoTote.—Puesentoncesnotedeberíahaberextrañadolaidentidaddelnúmerocinco
sisabeselsignificadoindividualdecadasefiráh.—¿Cómoquieresquemeacuerdedeaquello?Tumadreteinicióenlacábala
con tan solo ocho años porque sabía lo inteligente que eras y que ibas acomprenderunamateriatancomplejaaesatempranaedad.Yonotengoniideadetodoeso.—No hace falta ser un experto en la cábala judía para comprender ciertas
cuestiones, de hecho, tan solo durante los siglosXIV yXV losmiembros delGranConsejo fueron verdaderosmaestros. Luego la cosa decayómucho.Contener conocimientos del árbol sefirótico es suficiente para comprender ciertascuestiones,quesonimportantes—explicóRebeca.—Puesnieso—contestóTote—,yanomeacuerdodenada.
—Nopasanada,normal.Esunamateriamuycompleja,yotelorecuerdo.Laprimeraesferaosefiráh,queeselsingulardesefirot,eselKeter,queescomolaraízdelárbol, representa lacorona.Eselnúmerouno.Deélemananotrasdossefirot,Hojmá, número dos, que representa la sabiduría, yBiná, número tres,que representa la inteligencia. Estas tres sefirot son las más importantes yrepresentan el llamado Arik Anpin, o Gran Rostro. Después del Gran Rostrotenemos elZeik Anpin o Pequeño Rostro. Está formado por seis sefirot más.Hessed, número cuatro, que representa la misericordia y la bondad.Gevurá,númerocinco,que representa la Justiciay la fuerza.Tiféret, número seis, querepresentalabelleza.Netzaj,númerosiete,querepresentalavictoriadelavidasobre lamuerte.Hod, númeroocho,que representael temoryYesod, númeronueve, que representa el fundamento, la estabilidad. Para terminar, fuera delPequeñoRostro,enlaramacentral,estáMaljut,elnúmerodiez,querepresentaelreinado.Laundécimasefiráh,elDaat,quesoyyo,yatelaheexplicadoantesyyasabesquenopertenezcoalGranConsejo,quetansololoformanlasdiezprimerassefirot.—Ahora lo entiendo —dijo Tote, cuando comprendió el significado de la
quintasefiráh,Gevurá,laJusticia.—Loimportanteesquecomprendamosque,enrealidad,elGranConsejono
son nuestros enemigos. Tenemos lamismamisión, proteger el árbol judío del
sabermilenario, y elmismodesconocimientodel tema,no tenemosni ideadedónde está ese árbol, si es que todavía existe en la actualidad —intentóexplicarseRebeca.—Osea,loquemequieresdeciresquecompartimoslamismainutilidad.Rebecanopudoevitarreírse.—Noseastannegativa.Cadauno,asumanera,haintentadolomismo.Ellos
con la falsa gargantilla con la inscripción «bajo la estrella» y yo con el falsomensaje del sobre con la clave César «lujuria de seda». En realidad,perseguíamos idéntico objetivo, la protección del árbol —Rebeca seguíaintentandoconvencerasutía.Totesequedómirandoasusobrina.—¿Quémotomequieresvenderconesterolloquemeestássoltando?—Quetodosestamosenelmismoequipo,poresonohacefaltacrearningún
grupo de gente de especial confianza, que, además, nos hubiera salido rana,porqueunodeelloseraelnúmerocincodelGranConsejo.Hubiéramostenidounagujero,untopo,exactamenteigualqueenelSpeaker'sClub.—¿Quieresdecirquedeboconfiarenlaquintapuerta,apesardequemeloha
ocultadodurantetantotiempo?—preguntóTote,quenoestabanadaconvencida.—Másquenunca.Siempre lohahechopornuestrobien, aunque tengoque
reconocerque,enunprimermomento,amítambiénmecayófatallarevelaciónysentíunpuntodetraición.Cuandolopiensesunpocomejor,comomepasóamí,tesentaráunpocomejoryhastalocomprenderás.—Puesamímesiguesentandoigualdemal,pormásquelopienso.—Te acabas de enterar ahora mismo. Reflexiona unos días. En serio, te
aseguroqueestáconnosotros,yenespecialcontigo.Profético.
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21DEFEBRERODE1525
—Creía que éramos amigos —dijo Amador, así de sopetón, sin veniraparentementeacuentodenada.—¡Qué dices!—preguntó extrañado Jero—. ¡Pues claro que somos buenos
amigos!—Entonces,sisomosbuenosamigos,¿porquémeocultáiscosas?—insistió
Amador.—Sigosinentenderte—dijoJero.—Quieroquemecontéislaverdad.—¿La verdad? ¿De qué verdad estás hablando?—contestó Jero. Mientras,
Batistepermanecíacallado.Yaseimaginabapordóndeibasuamigo.—Venga,quenosoyidiota.—Esoestá claro, perono sabemos aqué te refieres conque te contemos la
verdad—siguiócontestandoJero.—Hesidopacienteyheesperadodurantediezdíasaqueme ladijeraispor
vosotrosmismos.Veoquenolohabéishecho,ysupongoquenotenéisningunaintencióndehacerlo.Yahapasadodemasiado tiempodesdequeestuvisteisenmicasa.Jerosequedócallado,yanosabíaquémásdecir.Amadorsequedómirandoa
Batisteysedirigiódirectamenteaél.—Vamosaver,estuvistetresdíassinveniralaescuelaporeltremendogolpe
quellevasenlacabeza.Amimadre,queesunasanta,lepodréistomarelpelo,peroamíno.Esegolpees imposiblequete loprodujerasconunacaídadesdemediometro,ymenosdesdeelrespaldodelsillóndeldespachodemipadre.—¿Porquécreeseso?—lepreguntóBatiste.—Os repito, no soy idiota. Para empezar, yo también me he caído de ese
mismosillónhaciendoeltonto,comotúpretendesquecreamosquetepasó,yteaseguroquenomehiceniunadécimapartedeldañoquetútienes.Insisto,ese
golpe tangraveno te lo puedes haber causadopor caerte desde apenasmediometrodealtura.—Me di con toda la frente en el suelo, que te recuerdo es de piedra—se
defendióBatiste.—Niaunquefueradelarocamásdura.Nocuelalahistoria,dejarosderollos.—¿Porqué?—insistióBatiste,—Porque, en realidad, ya sé lo que paso, hasta los detalles. Lo que
desconozcoeselmotivo—dijoAmador,mirandoalacaradesusdosamigos.BatisteyJerosequedaronsinhabla.Nosabíansieraunfaroldesuamigo,o
si realmente les había descubierto de algunamanera que, ahoramismo, no sepodíanimaginar.«¿Cómo lo puede saber si dentro del despacho estaba yo solo?», se dijo
Batiste.Decidiólanzarunórdago,aversieraciertoqueAmadorconocíaloqueocurrióaqueldía.—¡Venga! Si tan listo eres y tantas cosas sabes, demuéstralas —dijo
desafianteBatiste.—Enrealidadpensáisqueosestoyengañandoyquenosénada.Puesosvoya
demostrarqueestáisequivocados.Paraempezar,¿mepodríasexplicarporquécuandoosenseñéeldespachodemipadre,laescaleraparaaccederaloslibrosylegajossituadosenlomásalto,estabaalladodelapuerta,sinembargo,cuandoentramos,porelfuerteruidoqueoímos,estabadetrásdesumesa?¿Sedesplazósola?Batistesequedócallado.Amadorcontinuóhablando.—Resultaquemellamólaatencióndesdeelprincipio.Cuandoosfuisteisde
casa, volví a entrar en el despacho. La escalera estaba recién utilizada, teníahastalasmarcasdelasmanos.Subíhastaelfinalparaveraquédocumentaciónse accedía en esa posición exacta de la escalera y, ¡oh casualidad!, eran loslegajoscorrespondientesalaletraB.Se quedó callado, esperando una reacción de Jero o de Batiste, que no se
produjo,porquenosabíanquédecir.Amadorsiguióhablando.—Claro,unopiensa,¿porquéBatistevaaentrareneldespachodemipadre,
mover laescaleraparaaccedera losdocumentosqueempiezanpor la letraB?¿Quélegajolepodríainteresarcuyotitularempezaraporesaletra?—Amadorsequedó un momento callado, esperando una contestación de sus amigos, quepermanecíanencompletosilencio.—Pues visto que no reaccionáis, me respondo a mí mismo. Está claro,
Blanquina March. Todo el juego del escondite fue una patraña, una burdamaniobraparaaccederasudocumentaciónypoderverla.Seguramente,mientraslaleías,perderíaselequilibrioytecaeríasdelaescaleraalsuelo,queestarálo
menosaseismetros.Esacaídasíqueescompatibleconeltremendogolpequellevasenlafrenteyquetehatenidotresdíasencama.Supongoqueenlosdosotresminutosquetardamosenentrareneldespachodemipadre,tediotiempoamontarelnumeritodelsillón,quesoloselocreyómisantamadre,porquedesdeluegoyono.Además,estabaclarodesdeelprincipioqueJeroestabaaltantodetodo,consustorpesmaniobrasdedistraccióndirigiéndonosalsitioequivocadoaconciencia.BatisteyJerosequedaronmirándose.Habíansidodescubiertos.Algotenían
quedecir,nopodíanpermanecerensilenciomás.Teníanquepensaralgorápidoparaminimizarlosdañosdetodoaquello.Amadorteníarazónenestarenfadadoconellos,alfinyalcabo,lehabíanengañado,yerasuamigo.—Tienesrazónentodoloquehascontado,delprincipioalfinal—dijoJero
—.Nonoshemosportadocomoverdaderosamigoscontigo,peroparatodohayunmotivo.Batistesealarmó,«¿quévaadecireste?».Amadorsequedóesperandolasexplicaciones.Batisteestabaacobardado.—Sabes que hemos seguido el proceso de Luis Vives Valeriola, incluso
asistimosdetapadilloalautodefequelorelajaronylocondenaronamorirenlahoguera. Luego desde la rejilla de mi habitación vimos el espectáculo tanpeculiarentretupadreylosinquisidores,aconsecuenciadeladotedeBlanquinaMarch,queeralamujerdelrelajadoyquemado—estabaexplicandoJero,conunasolturaimpropiadeunniñodenueveaños—Piénsalo,eslógico,teníamoscuriosidad por ver sus legajos. No sabíamos cómo te lo ibas a tomar si te locontábamos,perodespuésdelaccidentedeBatistetodosecomplicó.—¡Y tanto que se complicó! ¡Ospillé vuestramentira!—dijoAmador, que
seguíamuyenfadado.—Ayermismo,hablandoconBatiste,decidimoscontartetodalaverdad.Pero
queríamossernosotrosquiénes tediéramos lanoticia,porqueesun temamuydelicadoysensible.«¿Quédiceellocoeste?»,pensóalarmadoBatiste.«¿Quélepiensacontar?».
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ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
RebecallegóaLaCrónicacomotodaslasmañanas,ensubicicleta.Hoyeramartes, eso significaba que debía entregar su artículo semanal para supublicaciónenlaedicióndemañanamiércoles.«¡Espera!», se dijo, «que ahora soy jefa de sección», acordándose de su
supuesto subordinado y arqueólogo, Fernando del Rey. El director Fornell ledijo,lasemanapasada,queledaríainstruccionesdecómoprocederalrespecto,peronolehabíadichonadahastaelmomento.Enrealidad,nosabíasiteníaqueseguir entregando sus artículos los martes. Se agobió un poco por laincertidumbre.Entró en la redacción.Como casi siempre,Alba ni levantó la cabeza de su
mesa.Mientras alcanzaba su puesto de trabajo, todos sus compañeros la iban
felicitandoporsuintervencióndeayerenlaradio.—Ya ha llegado nuestra estrella particular —dijo Tere, estampándole dos
besosenlacara.Fabiotambiénlafelicitó.—Yatedijequeestenoestusitio.Aunquenolocreas,lotuyoeslaradioe
inclusoquiensabesilatelevisión,enunfuturo.NomeextrañaríalomásmínimoqueFornellhayacontratadoalarqueólogoese,porquetambiénlovevenir,comoyoytantagenteenlaredacción.—¿Quéveisvenirexactamente?—preguntóRebeca,concuriosidad.—Que pronto te ofrecerán un programa de radio, primero en una emisora
localdepocoalcanceyconunaaudienciamásbienmodesta,que,sinembargo,tendrámuchoéxitoentresunichodepúblico.Luegotepropondránsertertulianaencualquierprogramanacional,paraacabardirigiendotupropiomagazine.Deahíalatelevisióntansolohayunpequeñopaso,inclusocompaginandotrabajos.Endefinitiva,quequedamuypocoparaqueabandonesLaCrónica.Fornelles
muchomáslistodeloquepareceyllevadedirectordelperiódicocasitodasuvida.Esoesloquevevenir.RebecanopudoevitarreírsedelaocurrenciadeFabio,perolarealidadesque
elprimerpasoyaestabaenvíasdesuceder,habíaacertado.—Desdeluegoquéidiotecespasanportucabeza—lecontestó.—Yotambiénopinolomismo,noesningunatontería—dijoTere.—Porcierto,¿dóndeestáFernando?—preguntóRebeca,queno loveíapor
ningúnlado.Teresesobresaltó.—¡Ostras!¡Quésenoshabíaolvidado!—¿Elqué?—Está con Fornell, y nos ha dicho que fueras a su despacho en cuánto
llegaras—dijoTere,convozapurada—.Casisenosolvidadecírtelo,perdona.NohabíaterminadolafrasecuandoRebecayavioveniraAlbaendireccióna
ella.Seadelantó.—YaséAlba.Eldirectormeesperaensudespachourgentemente.—Sí,porfavor—lecontestoAlba,conunapequeñasonrisa.RebecasequedóobservandoaAlbacondetenimiento.Aquellanoparecíala
original.«¿Seríasugemela?»,sepreguntó.«¿Paraquéseintercambiarán?».Marchó en dirección al despacho del director Bernat Fornell. Llamó a su
puerta y escuchó un «adelante» desde el interior. Entró. En una de las sillasestaba sentado su compañero Fernando del Rey. Más que sentado parecíaplantado,todorectocomosisehubieratragadounpalo.—BuenosdíasRebeca,anda,tomaasiento—dijoFornell.—Buenosdíasaambos—contestó.—Fernando acaba de llegar, te estábamos esperando para empezar la
conversación.—Puesaquímetenéis,yapodemoscomenzar—dijounasonrienteRebeca.—Elobjetivodeestareuniónesorganizarlanuevaseccióndelperiódico,taly
comoos comenté la semanapasada.Como tambiénos dije, ahora saldrándosartículossemanales.ElquesepublicalosmiércolesloseguiráfirmandoRebeca,en su línea habitual. No hace falta que le dé ninguna instrucción, ya sabe desobraloquetienequehacer,¿noescierto?—Sinoquiereningúncambio,asíes—contestóRebeca.—Cuandoalgofuncionabien,¿paraquémodificarlo?Nisiquieravoyatocar
eldíadesupublicación.—Loqueustedmande,señorFornell.—En cuanto al nuevo artículo, se publicará los viernes. Le quiero dar un
nuevoenfoque,diferentealosartículosdeRebeca.Ellasecentraencuriosidades
de personajes o hechos históricos. Sin embargo, en los artículos que firmaráFernandolosviernesquieroquehagahincapiéenmisteriosarqueológicos,perosinperdereltoquederigurosidaddeRebecay,sobretodosusfinales.—¿Qué quiere decir exactamente con esa última frase?—preguntóRebeca,
intrigada.—Como resumen general, lo que quiero es que revises lo que escribe
Fernando,almenosalprincipio—dijoFornellmirandoaRebeca.Ahoraeldirectorsegiróhaciasucompañero.—Notelotomesamal,heleídoartículostuyospublicadosenrevistasyme
gustanmucho,poresoestásenelequipodeLaCrónica,peroRebecatieneunaformadeescribirquedasensaciónderigurosidad,aunqueelacontecimientoqueesténarrandonoestéplenamenteverificadodesdeunpuntodevistahistórico.Trasmite seguridad.Además, laverdadera clavede sus escritos, si te fijas conatención, son sus finales. Consigue que el lector esté esperando el siguienteartículo.Esunodesussecretos,aunqueellanoselocuenteanadie,nisiquieraamí.«¡Carambaconeldirector!»,pensóRebeca.«Resultaque,nosololeinteresan
misartículos, sinoqueademás losanalizacon sorprendenteprecisión.Es todaunasorpresa.Vaaresultarqueesinteligentedeverdad».Rebecatomólapalabra.—SeñorFornell,ustedesunperiodistade raza.Sabeque,muchasveces,es
más complicado revisar y corregir artículos escritos por otras personas queempezar desde el principio.Nome está pidiendo una labor sencilla, cada unotienesuestilo,ysilosmezclamos,estonovaafuncionar.BernatFornellsequedómirandoaRebeca.—Miraqueesdifícil,perocadadíamesorprendesmás.Paranoserperiodista
sabesmuchomás que lamayoría demi plantilla. Curioso. En realidad, no teestoypidiendoeso.—Puesesloquemehaparecidoentender—contestóRebeca.Fornell se levantó de su silla y se puso a caminar por su despacho.No era
nadahabitual.—¿SabesporquéheelegidoaFernandodelReyynoaotrapersona?¿Sabes
porquésuprocesodeselecciónhasidoelmás largoen toda lahistoriadeLaCrónica?—preguntóeldirector.—Supongoqueseránpreguntasretóricas—dijoRebeca.—Loson.HeestadobuscandounclondeRebecaMercader.Yasabíaqueeso
eraimposible,noexistetalpersona,porqueeresúnica,peroFernandoeslomásparecidoqueheencontradoatientodaEspaña,teloaseguro.Vuestrosestilosdeescritura,vuestramanerade enfocar los temasyhastavuestra inteligencia son
extremadamenteparecidos.FernandoyRebeca se quedaronmirándose, algo cohibidospor la situación,
sinatreverseahablar.—Noosvaacostartantotrabajarentrevosotros—dijoFornell—.Osparecéis
mucho,oslopuedoasegurar.—Lointentaremos,averquéconseguimos—concluyóRebeca.Fernando no había abierto la boca en toda la reunión, y así siguió hasta el
final.—Por cierto,Rebeca, acepta la oferta deCarlosConejos en la radio. Estoy
segurodequelovasahacerdemaravilla,yesverdadquetenemosunproblemaenelsegmentodeedadquetúrepresentas.Nonosescuchamuchagentejovenen nuestra fórmula convencional. Necesita esa frescura natural que tú tienes,aunqueno te des cuenta.Tienes todomi apoyo.Esunabuenaoportunidad—concluyó la reunión el director, como siempre, sentándose en su mesa, sindespedirse,centrándoseenlospapelesqueteníadelanteydesentendiéndosedesusinvitados.«¿Quién narices es Bernat Fornell?», pensó Rebeca, mientras salía de su
despacho.«Meparecequevoyatenerqueinteresarmeporéldeunamaneramásseriaquehastaahora,ydepasotambiénporFernando».Haríabien.
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21DEFEBRERODE1525
—Hemos constituido el tribunal de Valencia del Santo Oficio de lainquisición,enversiónjuvenil—dijoJero,conunaseriedadmuypocohabitualenél,yesoquenoeralaalegríadelahuerta.Batistesequedómirandoasuamigo.«Definitivamentesehavueltoloco»,pensó,peropermaneciócalladoporque
Jeroposeíaunamentemuybrillante,pero,sobretodo,muyrápida.EnlaescuelaBatistesacabamejoresnotasqueél,peroJeroerasiempreelmásrápidoenlosrazonamientos,aunsiendovariosañosmásjoven.Jerosiguióconsuexposición.—HemosnombradoaBatisteinquisidor,yosoyelpromotorfiscalytúeres,
comonopodíaserdeotramanera,elreceptordelSantoOficio.Hemostardadodiezdíasendecírteloporquenosabíamoscómoteloibasatomar.—¿Porqué?—preguntóextrañadoAmador.—Porque, de los presentes, el único que tiene relación directa con la
inquisición, al menos su familia, eres tú —mintió descaradamente Jero—,además,enunpuestodestacado.Nosabíamossiteibaasentarbienlaidea,alfinyalcabo,tupadreytútenéiselmismocargo,enlarealidadyenlaficción.Erauntemaqueveíamosdelicadodeexplicártelo,nosabíamossiteibaagustaro te ibas a enfadar con nuestra ocurrencia.No veíamos elmomento adecuadoparacontártelo.BatisteestabaaguantándoselarisapensandoquédiríaAmadorsisupieraque
elpadredeJeroeradonAlonsoManriquedeLaraySolís,arzobispodeSevilla,pero sobre todo inquisidor general de España, es decir, la figura máxima delSantoOficioentodoelreino,ademásdeljefesupremodelpadredeAmador.—¿Porquémeibaaenfadar?Dehecho,megustalaidea,puedeserdivertida
—dijoAmador,quelehabíacambiadoelsemblante—.Nomesientosuperioravosotros porquemi padre sea una personalidad de la inquisición—mintió de
formaevidente.—Habíamospensadoempezarnuestrasinvestigacionesconelúnicocasoque
conocemosunpocomásafondo,queeseldeLuisVivesValeriolaysumujerBlanquinaMarch.HemosescuchadodebatesdelSantoOficioauténticosacercadeLuis,hemosescuchadocomoredactabanelautodefey lasentenciaque lerelajaba al brazo secular, hemos asistido a ese auto de fe y también hemosescuchado el enfado de tu padre por la reclamación de la dote de las hijas deBlanquina March. Es el caso ideal para empezar nuestro tribunal y nuestraspesquisas.porquenocomenzamosdecero.—Me parece muy buena idea —dijo Amador, que parecía que se iba
animandoconformeavanzabalaconversación.Batisteestabacallado,deslumbradoporlabrillantezdeaquelenanodenueve
años llamado Jero. Ni él mismo hubiera sido capaz de mejorar el tremendocuentoquesehabíainventadoenapenasunossegundos.Eraunpequeñogeniodela improvisaciónDetodasmaneras,apesardequeAmadorhabíapicadoelanzuelo,aúnteníalasensaciónquefaltabaunúltimoempujón.—Peroparecequeuntribunaldesolotrespersonassequedaunpococortode
miembros,quizánosfalteañadirleaalguien,porejemplo, lafiguradelnotarioescribanoodepenitencias.Necesitaremosalguienque redactenuestrasactasyqueplasmenuestrasdecisiones—dijoJero.—¿Incluiraotrapersona?—preguntóAmador,nodemasiadoconvencido.—Sí.Sabemosquete llevasmuybienconArnauRuisánchez, tucompañero
demesa en la escuela. Batiste y habíamos pensado en proponértelo para quefuera incluso tu ayudante, al igual que ocurre en la realidad. Por ejemplo, tupadre,queesunagranpersonalidaddelSantoOficiolocal,tienepordebajodeélalnotariodepenitencias,quecreoquenosdijistequese llamabaJuanArgent,¿noesasí?Parecíaque Jerohabía leído lamentedeBatiste.Ya le había introducido el
anzueloenlaboca,ahoraleestabadandoeltiróndefinitivo.Elpezhabíapicadocontotalseguridad.LavanidaddeAmadorerasupuntodébil,yaquelmocosodenueveañossehabíadadocuentaylaestabaexplotandoalaperfección.—Sí,tienesbuenamemoria,asísellama.Meparecemuybuenaocurrenciala
quehabéistenidolosdos—dijoAmador,queahoraparecíaemocionado—.Devezencuandopensáisyhastatenéisbuenasideas.Batistedecidióintervenirenlaconversación.Noresultabanormalquehubiera
estadocompletamentecalladomientrasJeroexplicabael supuesto tribunalquese acababa de inventar, y más cuándo él mismo iba a ser el jefe, el señorinquisidor.IbaadarleeltoquefinalalamaestríadeJero.—Peroparainvestigarnecesitaremosdoscosas.Porunaparte,espiaratravés
delarejilladelahabitacióndeJerolasreunionesenlasalaprincipaldelSantoOficio,deesoseencargaránuestromenudoamigo.Peroporotrapartetambiénprecisaremosdocumentación, parapoder analizarla ydictar sentencias.De esodebesocupartetú,Amador—dijoBatiste.—Noospreocupéis.Mipadreyahaperdidoelinterésporlosdocumentosde
Blanquina March, por eso los ha subido a la parte superior de su despacho,dóndealmacenacientosdeexpedientesinútilesquejamásvolveráamirarensuvida.Creoquelopuedoconseguirconfacilidad,y,sobretodo,sinqueadviertasuausencia—contestóAmador.—Esoesprecisamenteloqueintentabahaceryoeldíaquemedielporrazo
en tu casa—dijoBatiste—, lo que pasa es que nos daba vergüenza decírtelo.Pensamos en hacerlo primero y contarlo después. Pero eres demasiadointeligente para nosotros. Nos has descubierto a mitad del juego. Era unasorpresa.Amadorseinflócomounpavorealysepusoserio.—Noteníasquehabertearriesgadodeesamanera.Sihubieraishabladoantes
conmigooslopodríahaberconseguidoconfacilidad,sintantascomplicaciones,y sobre todo, sin accidentes —dijo Amador, mientras miraba a Batiste, queestabaalucinado.«No sé cómo lo hace el renacuajo este, pero ha conseguido trasformar una
desgraciadapilladaenunagranventajaparanosotros.Sinsaberlo,creyendoquejuega, Amador va a espiar a su padre y nos va a facilitar informaciónconfidencial»,sedijoBatiste,pensandoenJero.«Ytodoelloselehaocurridoentansolounossegundos,esprodigioso».«Estoy seguro de que, cuando sea adulto, Jerónimo Manrique alcanzará
honores y cargos muy parecidos a los de su padre, don Alonso, no me cabeningunaduda»,siguiópensandoBatiste.Profético.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
—DisculpaFernando,hoyesmartesytengoqueterminarmiartículoparalaedicióndemañana.¿Teimportaquemepongaconelordenadoryluego,cuandohaya terminado,hablamos?Noquieroparecerdescortés—dijoRebeca, coneltonomásamablequelesalió.—Porsupuesto.Terminaeltrabajoyluegocharlamos.Rebeca abrió el cajón de su mesa y tomó una carpeta. Se puso ante el
ordenador. Realmente el artículo lo tenía prácticamente terminado, pero leapetecíareflexionar,caraalmonitor,acercadetodoloquehabíaescuchadoeneldespachodeldirectorFornell.«Primerovoyaconcluirelartículoyluegoyapiensounpoco»,sedijo.Así lo hizo. En apenas una hora ya lo había terminado y lo envió para su
publicaciónenlaedicióndemañanadelperiódico.Disimulócomosiestuvieratrabajandoconelordenadorysepusoapensar.Teníaquereconocerqueestabadesconcertada.ConFornellyconFernando.Nosabíaquépensarexactamentedelaunión tandispardeesosdospersonajes.Laprimeraconclusiónque sacóesque tenía que investigarlos de alguna manera. En casi cuatro años en LaCrónica,sepodríadecirqueapenasconocíaaldirector,ylaspalabrasqueesteleshabíadirigidoeneldespacholehabíandejadountantodescolocada,porquedemostrabaqueélsíquelosconocía,yconrespectoaRebeca,bastantemejordeloqueellaseimaginaba.Siemprehabíatenidolaimpresióndequenosetomabaningúninterésniporellaniporsusección.Estabaclaroqueseequivocaba.«¿Para qué ha estadomeses el director Fornell buscando un clonmío?», se
preguntabaRebeca,sinalcanzaracomprenderlarespuesta.«Lograciosoesquelo que no sabe es que, en realidad, sí que lo tengo,Carlota», pensó,mientrassonreía. «Además, para clones ya tiene a las gemelas Alba en su propiaredacción».Ahora que lo pensaba mejor, tampoco es que conociera el medio de
comunicación en el que trabajaba. Jamás se había interesado por él comoempresa.«Voyaempezarporahí,porloscimientos,luegoyairésubiendo»,sedijo.Accedióalapáginawebdelperiódicoehizoclicconelratónenelenlacede
«Informacióncorporativa»dentrodelportaldetrasparencia.Veníanunmontónde datos económicos que no le interesaban en absoluto. Vio un apartado queponía«accionistas».Entróenelenlace.«¡Caramba!»,pensóRebecadeinmediato.Elperiódicoerapropiedaddeuna
sociedad anónima, que a su vez tenía tres únicos accionistas. Lamayoría delcapitalsocialdedichamercantil,un62%,estabaenmanosdeunaempresadecomunicaciónmuy conocida de ámbito estatal, que a su vez era propietaria ycontrolaba muchos medios de comunicación por toda España, tanto escritoscomoradiofónicoseinclusotelevisivos.Rebecaconocíalamayoríadeellos.«Demediomodestonada,quizáLaCrónica,deformaindividuallosea,pero
desde luego no su grupo», se dijo Rebeca, recordando la frase favorita deldirector Fornell. El segundo accionista de esa empresa, con un 20 % era unfondodeinversiónextranjero,yelterceryúltimopropietario,conelrestante18%era…—¡Estonomeloesperaba!—dijoRebecasorprendida,envozalta,deforma
involuntaria.Tere,FabioyFernandolevantaronsuscabezas.—¿Quéesloquenoteesperabas?—preguntóTere.Rebecasequedómomentáneamentedescolocada.Noqueríadecirlo,tansolo
pensarlo.—Nada, nada. Que me acabo de encontrar con una sorpresa que no me
esperaba enmi artículo de hoy.Me va a tocarmodificarlo un poco—Rebecaintentóarreglarlocomopudo.VioqueFernandolaobservaba.Noteníabuenánguloparaversumonitor,por
locualsedespreocupó.«¿Quién lo diría?», pensó Rebeca, que aún seguía sorprendida por lo que
acababadeaveriguar.«Bernat Fornell no solo es el director del periódico, también es su
propietario».Sepusoapensarenlasimplicaciones.Un18%deesegrupodemediosdebía
valerunafortuna.Eldirectoreraunhombrerico.«¿Quéhacetrabajandoenesepuestotangris?»,Rebecanolocomprendía.Desdeelprincipio,siempretuvolasensación que esa capa de aparente dejadez y falta de interés por todo, quemanifestabaeldirectorFornelldeformaconstante,eraimpostada.Eraunpapelque interpretaba alguien que debía ser muy inteligente para hacerlo tan bien,
porque tenía engañada a toda la redacción. «A todo el personal menos a unapersona,apartirdeahora»,sedijoRebeca.TecleóenGoogle«FernandodelReyarqueólogo»,averqué información le
aparecíadesunuevocompañero.Loprimerofuesutesisdoctoral.«¡Caramba,que era doctor no me lo había mencionado!», pensó sorprendida. «Me dijoexactamentelocontrario»,rememoró,Rebeca,«quelacarreralehabíacostadomuchos años porque se la tomó con calma, incluso fue tuno y disfrutó de lasjuergas universitarias». Rebeca estaba desconcertada. Parece que le habíaescondidoalgúndetalleodirectamentelehabíamentido.«¿Paraqué?»,sedecíasin comprenderlo. «¿Otro que se esfuerza en esconder sus méritos?». Estoparecíaelmundoalrevés.Empezó a leerla. Era buena. Siguió leyéndola. Buena no, muy buena. Sin
darsecuentaestuvomediahoraconella.Ahoracomprendió,enparte,loqueeldirector Fornell quiso decir en la reunión que habían mantenido hacía unmomento en su despacho. Su estilo de escritura, aunque no era igual al deRebeca, también enganchaba con facilidad. Incluso cuando aportaba aburridosdatos técnicos, lo hacía con un estilo entretenido, intercalando entre elloscomentarioscuriososydestacandoloverdaderamenteimportante.Sabíasepararelgranodelapaja.EsotambiénlohacíaRebeca.DejólatesisysiguiómirandolosresultadosdeGoogle.«¡Caramba,segunda
sorpresa!»,sedijo.Habíaparticipadoenunprogramauniversitarioexperimentalpara gente con cocientes intelectuales altos, es decir, lo que comúnmente seconocecomosuperdotados.Además,habíaescritounlibro,unaespeciedeguíaarqueológicade lapenínsula ibérica.Lobuscó enAmazony se lo compró, yatendríatiempodeleerlocontranquilidad.«Fornell no da puntada sin hilo», pensó Rebeca. «Está claro que tenemos
algunosaspectosencomún,peroesonogarantizaquenosvayamosallevarbienniqueseamoscapacesdetrabajarenequipo.Debehaberalgomás».Siguió leyendo en Google, Fernando había conseguido despertar su
curiosidad.Hizoclicconelratónenelapartadodeimágenesdelbuscador.Allíaparecíansufotodelaorlayalgunasvestidasdetuno.«¡Qué gracioso!», pensó. «Está hasta guapo, ymira que vestido de tuno es
complicado».Derepente,Rebecasecayóde lasillade formaaparatosa.Casisigolpea la
cabezaconlamesa.—¿Teencuentrasbien?—dijoinmediatamenteTere,cuandolavioenelsuelo.
FernandoyFabiotambiénseacercaron.—Sí,noospreocupéis,lasruedasdelasillamehanjugadounamalapasada
—contestó,almismotiempoquese lanzabasobreelordenadorparaquitaresa
fotodelapantalla.Fernandoseguíaobservándola.Rebecaserecompusocomopudo.Cerróelordenador.Ahoramismo,conlas
fotos que acababa de ver, no se veía capaz de mantener esa conversaciónpendiente con Fernando. Imposible. Decidió aplazarla hasta que terminara deencajar todas las piezas, que no eran pocas. Tampoco sabía, ahoramismo, nicómoreaccionar.Decidiódirigirseasucompañero.—Discúlpame Fernando, no sé quéme ha podido ocurrir. Seguramenteme
habrémareadoporunpequeñoinstante,poresomeheresbaladoconlasillaymehecaído.Mevoyairacasa.¿Teimportaqueaplacemoslaconversaciónquetenemospendientehastamañana?—Porsupuestoqueno,Rebeca.—Gracias.—¿Quieres que te lleve en coche a casa? Sé que vienes a la redacción en
bicicleta.Siestásmareada,quizánoseaunabuenaideavolverconella.—Teloagradezcodeverdad,peroyasemehapasado.Además,mevendrá
biensentirelaireenlacara.—Comoquieras,esperoquetemejores,mañananosvemos—sedespidiócon
unasonrisa.Apesardeloqueacababadeaveriguar,teníaquereconocerqueFernandoera
un encanto. Una cosa no quitaba a la otra, a pesar de que la «cosa» fueracompletamenteinexplicableeinsólita.«Sindudatengoquepensarenesasfotosperturbadoras»,pensó.«¿Quétienen
quéverentresí?».
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22DEFEBRERODE1525
—¿AceptaríaselnombramientocomonotarioescribanoydepenitenciasdeltribunaldeValenciadelSantoOficiodelainquisición?Arnau Ruisánchez se quedó mirando a Batiste como si su amigo hubiera
perdidolarazón.—¿Teencuentrasbiendelgolpede la cabeza?¿Esuna recaída?—preguntó
sorprendidoArnau.—Me encuentro perfectamente. Estás hablando ahora mismo con el señor
inquisidordeltribunaldelaciudad—ledijotodoserioBatiste.ArnausegiróamiraraAmadoryaJero,quetambiénestabanpresentesenla
conversación,buscandounaexplicaciónaaquelaparentesinsentido.—Llevar de vuelta a vuestro amigo al maestremédico cuánto antes—dijo
Arnau,quenocomprendíanada.—Seríasmiayudante.YosoyelreceptordelSantoOficio—dijoAmador.—No,elreceptordelainquisiciónenlaciudadestupadre,donCristóbal,que
parecesidiota.Noerestú.—Nonosentiendes—intervinoJero.—¿Tú también has perdido la razón? No me lo esperaba, siempre me has
parecido el más sensato de toda esta panda de descerebrados —dijo Arnau,señalandoalrestodelgrupo.—Te repito la pregunta, ¿aceptas el cargo de notario escribano y de
penitencias,dependientedelreceptorrealdonAmador?—preguntóBatiste,queteníaquehaceresfuerzosparaquenoseleescaparalarisa.—Acepto el cargo de rey. Gobernaré como Arnau I de España y también
aceptoelcargodeemperadordelSacroImperioGermánico,comoArnauI.Nocreoquehayaningúngermánicoque sehaya llamadoArnauantesqueyo,asíqueseréelprimero.Esparamíunhonor.Podéispostrarosantemí,missúbditos,igualhastaosconcedoalgúnducado.
Yanosepudieronaguantar,ytantoBatistecomoAmadoryJeroseecharonareír.—¡Idiota!—exclamóAmador—.Sisetratadeunjuego.Porsupuestoqueno
ostentamosesoscargosenlarealidad,bueno,mipadreeselúnicoquesí.Batistesonreíaporlobajo.SiAmadorllegaasaberquiéneraelpadredeJero,
lehubieradadountabardillohacetiempo.—¿Cómounjuego?—preguntóinteresadoArnau.—Sí,setratadesimularquesomoseltribunaldeValenciadelSantoOficiode
lainquisición.Batisteeselseñorinquisidor,Jeroelpromotorfiscal,túelnotarioescribanoydepenitencias,yyocomomipadre,elreceptor—dijoAmador.Arnaunoentendíanada.—¿Yquésentidotieneesejuego?—Investigaruncasodelomásmisterioso—lecontestóelpropioAmador.—¿De verdad que no me estáis tomando el pelo? —preguntó Arnau, que
seguíasincomprenderelpropósitodetodoaquello.—No, todo es real, hasta el caso que vamos a investigar—dijo Jero, que
parecíadivertido.Batiste le explicó brevemente todo el caso de LuisVivesValeriola y de su
mujerBlanquinaMarch.—Y si el caso es de verdad, ¿de dónde pensáis obtener la información
documental?¿Selavaisapedirprestadaa losseñoresinquisidoresauténticos?—preguntóArnau,queaúnnosecreíaloqueestabaescuchando.—No,losdocumentoslosvaaconseguirAmadorporquelostienesupadreen
su casa, archivados en su despacho. Y asistiremos a alguna sesión del SantoOficioenlarealidad,conlosinquisidoresauténticos—dijoBatiste.AhoraelqueseechóareírfueArnau.—Claro,yyomelovoyacreer.—¿Por qué no aceptas y ya está?—preguntó Amador—. ¿Qué tienes que
perder?—Tiempo—lecontestóArnau.—¿Ysiresultaquetegusta?—preguntóJero—.Miraconquiénvasajugar,
sabesquenossolemosdivertir.«Eneso tiene razónJero»,pensóArnau.Siemprese lopasababien jugando
con ellos, aunque lo que le estaban proponiendo ahora le pareciera algodescabelladoysinsentido.Selopensóunmomento.—Bueno,estábien.Acepto,perotansolodeformatemporal.—NoseaceptauncargodetantaimportanciacomonotariodelSantoOficio
deformatemporal—dijomuyserioBatiste—.Nopuedesrenunciaramitaddelejerciciodetucargo.
—¿Te estás escuchando? Definitivamente te han quedado secuelas deltrompazoenlacabeza.—Batiste tiene razón, debes de aceptar el cargo de forma definitiva—dijo
Jeroconvozmuygrave—.Temporalnovale.—¿Enserio?—Enserio.—¿Yporqué?—Porque vas a conocer secretos que debes jurar no revelar jamás. Eso es
incompatibleconaceptaruncargodeformatemporal—intervinoBatiste—.YasabesqueelSantoOficio sebasaenel secretode susdeliberacionesyde susdecisiones.—¿Secretos?Anda, decirme uno, por ejemplo, a ver sime lo creo y logro
entendertodaestatontería.Jeroseanticipóasuscompañeros.—Nuestrolugarhabitualdereunión.Teaseguroquetevaasorprender—dijo,
conmediasonrisa.—A ver, ¿cuál es, listillos? ¿El Palacio Real? —dijo Arnau, intentando
hacerseelgracioso.—Exactamente,ymásconcretamenteelalaqueocupaen tribunaldelSanto
Oficiodelaciudad—contestóJero,muyserio.Arnauseechóareírotravez.—Y para la próxima reunión, ¿qué creéis que esmás apropiado? ¿Quéme
pongalacoronadereyodeemperador?—preguntó,mofándosedetodaaquellahistoria,sinsentidoasusojos.Jeropermanecíaserio.—Estatarde,alassieteymediaenlapuertadelPalacioReal.Noosretraséis
porqué avisaré al alguacil Damián que llegaréis a esa hora exacta, y es muypuntilloso—dijo.—¡Oye!¿Cómosabesqueelalguacilse llamaDamián?Mipadreloconoce
—dijosorprendidoArnau.—Esunbuentipo,aunqueeseaspectodegrandoteylasmalaspulgasquese
gasta lo camufle un poco, pero a mí siempre me trata con mucho respeto yeducación—contestó Jero—. A veces las apariencias engañan. No es lo queparece.—¡Esexactamenteasí!—exclamóArnau,con labocaabiertade lasorpresa
—.¿Cómolopuedessaber?—¿Quieresconocermássecretosdenuestrogrupo?Puesalassieteymedia
enlapuertadelpalacio—sentencióBatiste.Arnausequedósinsaberquédecir.
«¿Quésignificabatodoaquello?».
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ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
—¿Quépasahoyenelpub,estándereformasennuestrorincónhabitual?—dijoCharly,nadamásllegar.Todoslosmartes,ungrupodeamigosqueeranantiguosalumnosdelcolegio
AlbertTatayyalgunosquesehabíanincorporadoconposterioridad,sereuníanenelpub Kilkenny's, en la plaza de la Reina, siempre a las siete de la tarde.Tenían su sitio reservado, un rincón en el fondo del pub, pero hoy estabaprecintado y no podían acceder. Se hacían llamarSpeaker's Club, y su rincónhabitual,comohabíacomentadoCharly,lohabíanbautizadocomoelSpeaker'sCorner,enhomenajealverdaderorincónqueencuentraenLondres,enelHydePark.Dan,elcamareroinglés,salióasuencuentrodeinmediato.—Sí,peronoospreocupéis.Oshemosreubicadoalotroladodelaescalera.
Seráunpocomás incómodoporqueel espacio esmás reducido,pero tan soloserátemporalmente.Ensu rincónhabitualhabía instaladosunosbiombosconunosadhesivosde
unaempresadereformas.Nodejabanverelinterior.—Bueno, si tan solo es por un fin de semana, nos conformaremos—dijo
Charly,conungestoguasónderesignación.—Quizáseandos—lecontestóDan—.Oalgunomás.—Yameloestásponiendodifícil.Derepente,aparecióRebeca.—¿Dedóndehassalido?—lepreguntóCharly,mientrasledabadosbesos.—Acabodeentrarpor lapuerta, loquepasaesquenomehasvistoporque
estabasdeespaldashablandoconDan.—Escierto.¿HasvistoloquehanhechoconnuestroSpeaker'sCorner?Nos
lohanclausurado.—Pareceunareforma.
—Asíes—contestóDan—,peronoospreocupéis,terminarápronto.PocoapocofueronllegandoelrestodemiembrosdelSpeaker'sClub.Todos
preguntaban lomismo, y todos recibían lamisma respuesta. Su rincón estabaclausurado temporalmente, por obras. Se acomodaron como pudieron en elnuevoespacio.Aunquemásapretados,cabíandesobra.—Rebeca,erestodaunaestrella.Ayerteescuchéenlaradio—dijoAlmu—.
¿Sabesqueen la cadena tepromocionany todo?El sábado,queestabacon laradioencendidaypusieronunacuñaanunciandotuintervenciónenelprogramadellunesdeBuenosdías.¡Unacuñatansolocontunombre!Rebecasesorprendió.—No sabía nada, nadie me lo había contado, para variar. Siempre soy la
últimaenenterarmedetodoloqueocurreamialrededor.—Además,hablascomosihubierassidolocutoraradiofónicatodatuvida—
comentóCarmen—.Nosenotanadaqueeresunanovata.—LaverdadesqueJaviEscarcheyMarMaluendaayudanmucho.Sonmuy
simpáticosconmigo.Haymuybuenambientedetrabajoyesosiemprehacequeterelajes—respondióRebeca.—TeacabarásdejandoLaCrónica—dijoFede—.Lotuyoeslaradio.—Yahablasigualqueelqueso—lecontestóRebeca,conuntonosocarrón.—¿Los quesos hablan?—preguntó Charly—.Me parece que alguien se ha
comidoalgunasetadeesasdivertidas.Rebecaserio.—Disculpad,me paso casi todas lasmañanas en el periódico y a vecesme
olvidoquenoestoyallí.MicompañeraTeresayyoapodamos«elqueso»auncompañerodetrabajoquesellamaFabio.—¡Yoloconozco!—respondiódeinmediatoCarlota—.Estáparacomérselo,
perosindejarnilapieldeceraquelocubre.—¡Carlota,queteacaloras!—exclamóCharly,riéndose.—Seguro que si lo conocieras personalmente, te acalorarías tú también—
contestó Carlota, riéndose con su amigo, imaginándose por un momento unaescenaconCharlyyFabioalavez.«Voy a borrar de inmediato esa imagen de mi cabeza, que me acabaré
acalorandodeverdad»,sedijoCarlota,quenopodíaparardereír.—¿Porquédesconvocaste la reunióndelmartespasado?—preguntóBonet,
cambiando de tema—. Hacía tiempo que no lo hacías. Sin contar la pausaveraniega,creoquefueelprimermartesquenonosreunimosenelúltimoaño,queyorecuerde.Era cierto. Rebeca la había anulado porque esa misma noche la habían
convocado a una reunión del Gran Consejo. Había comido con Carlota, y le
habíainformadodellugardesucelebración.ElGranConsejoibaatenerlugaren la monumental Iglesia de San Nicolás. Estabamuy nerviosa y no tenía elcuerpoparareunionesdelSpeaker'sClub.—Nomeencontrabamuybien—mintió—,pero,detodasmaneras,hoyoslo
voy a compensar sobradamente. Tengo algo importante que compartir convosotros.—¿Noslovasacompensar,dices?Porejemplo,¿conunbailesexyalestilode
SalmaHayekenAbiertohastaelamanecer?—saltóCharly,queestabaentodas—.Telimpiolamesaendiezsegundosparatushow,sihacefaltahastacon lalengua,yteprometoponerlamismacaradealucinadoqueTarantino,cuandoledasdebeberconelpieensuboca.—¡Yomepidoelpapeldeserpiente!—dijoFededeinmediato.Todossepusieronareír,imaginándoselaescena.—¡Yaosgustaríaavosotrosdos!—lesrespondióRebeca—.Bueno,yamí.
Unbaileasínomesale,aunquemepasaraañosensayándolo.ComoeldeUmaThurmanenPulpFiction.Estánfuerademialcance.—¡Quita,quita!Tesaldríadesobra.Detodasmaneras,yomequedoconelde
SalmaHayek—dijoXavier, interviniendo en la conversación—.Y eso que laThurman está tremenda en esa película, aunque me gustó más en su papelsecundarioenLasamistadespeligrosas.Eramuchomásjoven.—¡Qué dices inculto! —le contestó Charly—. No tienes ni idea de cine.
QuentinTarantinoyRobertRodríguezsonlospuñeterosamos.Carlota los sacó a todos de su ensimismamiento. Casi se les caía la baba
pensando en aquellas escenas tan emblemáticas de la historia del cine, por nodefinirlasdeotramanera.—No,en realidadRebeca se refiere aotranoticia—dijode repente—.Una
noticiaqueestámuypróxima,yaprácticamenteaquíallado.Rebeca se sobresaltó de un modo muy evidente. Se quedó mirando a su
amiga,ahorahermana.—¿Quéquieresdecir?—lepreguntónerviosa.CarlotasequedómirandoaRebecatambién.Creíaquesereferíaaqueibaa
anunciar el fiestón de su cumpleaños, celebrado de forma conjunta, quepensabanorganizar por todo lo alto, dónde anunciarían a sus amigosque eranhermanas, pero por la expresión corporal de Rebeca, dedujo que no debía detratarsedeesanoticia.Inmediatamentecambiódeactitud.—Tedejoquelodigastú—lecontestó,mirándolatodavíaconmásatención.
Ahoraquelohacía,Carlotalaveíamuynerviosa,algopococomúnenRebeca.«¿Quéestáocurriendodelantedemisnarices?».Lefastidiabanoenterarse.RebecasedioperfectacuentadequeCarlotahabíacomprendidoque loque
iba a anunciar no era la fiesta de cumpleaños, por eso había cambiado tansúbitamentesucomportamiento.Suponíaqueahoramismoestaríaconsumenteenebullición,intentandoaveriguardequésepodríatratar.Nienunmillóndeañoslohubieraaveriguado.
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22DEFEBRERODE1525
—Hola, Amador —dijo Arnau, que se encontró a su amigo camino delPalacioReal.—Hola,Arnau,¡nosvamosadivertir,yaloverás!Arnaunosabíaquépensar.Sus tresamigos,Amador,BatisteyJeroerande
losmásnormalesde laescuela.Noeranconflictivosnimentirososningunodelostres,sinembargo,loquelehabíanpropuestoleparecíadescabellado.EntrarenelPalacioReal,sededelSantoOficio,seleantojabaimposibleeinverosímil.Suponíaquesetratabadealgúnjuegoysimularíanqueentraban,quedándoseenelgranjardínqueestabajuntoalpalacio,ajugar.LosdosllegaronalapuertadelPalacioReal.Batistelesestabaesperando.—¡Venga, que parecéis caracoles, que no vamos a llegar a tiempo! —les
apremió.—¿NoesperamosaquellegueJero?—preguntóextrañadoArnau.—Jero ya ha llegado —le contestó Batiste, con una sonrisa de lo más
enigmática.«¿Yahallegado?¿Ydóndeestá?Sigosinentendernadadetodoestejuego»,
pensó.Se acercaron hacia el alguacil de la puerta principal. Arnau tuvo lamisma
sensaciónqueBatisteyAmadorlaprimeravezqueseacercaronaaquellamoledepersona.Esperabaque lespegaraunapatadaenelculo,encuánto losvierallegar.—Hola,Damián—lesaludóBatiste.«Ahoraescuándotocalapatada»,pensabaacobardadoArnau.—Hola,Batiste.Veoquehoyvenísconunamigonuevo,queademásconozco.
¿Cómoestántuspadres,Arnau?Aquellolodejódesarmado.Noseesperabaesareacciónporpartedelalguacil.—Muybien,graciasporpreguntarDamián.¿Ytufamilia?
—Todosbien,graciasaDios.Bueno,andaacompañarme,quellegáisunpocotardeyluegotengoproblemasconelservicio.LesfranqueoelaccesoalPalacioReal.Arnaullevabalabocaabierta,entrela
tremenda sorpresa y lo que estaba viendo delante de sus ojos. La entrada eraespectacular,conunaescalerapreciosa.—Podéis subir, Jerónimo me ha dicho que os espera en el salón de la
chimenea—dijoDamián.Los tres entraron y subieron por la majestuosa escalera. Al llegar arriba,
Arnausepusodelantedesusdosamigos.—¿Quéestápasandoaquí?—preguntó,sincomprendernada.—Yatedijimosqueelpalacio ibaasernuestro lugarde reuniones,perono
noscreíste—lecontestóBatiste.—¿YcómoqueJeronosesperaenelsalóndelachimenea?¿Quéhaceallí?
¿Hallegadoantesquenosotros?—AndaArnau, deja hacer preguntas y vamos al encuentro de Jero. Pronto
comprenderásalgunascosasquedesconoces.Arnausedejóllevar.Ibaandandoporelpasillocomounfantasma.Nodejaba
de mirar cada detalle, estaba claramente sorprendido. Batiste, que lo estabaobservando,nopudoevitarsonreír.Recordabaqueélhizolomismolaprimeravezquepasóporallí.Llegaronalapuertaquedabaaccesoalsalóndelachimenea.Laabrierony
entraron.AllíestabaJerosentadoenunodelosbutacones.—¿Porquénonoshasesperadoenlapuerta?—preguntóextrañadoArnau.—Porqueya lehabíadichoaDamiánqueosdijeraqueosesperabaeneste
salón.Además,¿paraquéibaasalirparavolveraentrar?—¿Salirparavolveraentrar?¿Esoquéquieredecir?Jerosoltólaprimerabomba.—Yovivoaquí,estaesmicasa.Arnauseloquedómirando.Noteníacaradeestarbromeando.Pensólomás
lógicoyselopreguntódirectamente.—¿Cuál de los dos inquisidores es tu padre?No tenía ni idea que tuvieran
hijos,porqueenestealadelpalacio tansolovivendonAndrésPalaciosydonJuandeChurruca.Batiste sonrió de nuevo. Jero no les podía contar la verdad y, aunque lo
hiciera,jamásleibanacreer.Jugómentalmenteconlaideadedecirlo,total,selo iban a tomar a broma. Lo pensó mejor, no debía poner a su amigo ycompañeroenuncompromiso.—Mipadreesunpoderosonoblesevillano.Yoestudioenvuestraescuelay
vivoaquí—contestóJero.Esaeralarespuestaoficialquehabíanconvenido.
—¡Caramba!Nosabíaquefuerastanrico.—Nolosoy,loesmifamilia.—Esoeslomismo.—Bueno, dejaros de tonterías y pasemos a la acción. Son casi las ocho, la
horaquesuelenempezarlasdeliberacionesdelSantoOficio—dijoBatiste.—Sí,vamosamihabitación—dijoJero.Cuando Arnau vio la estancia que Jero llamaba habitación, casi se cae de
espaldas.—¿Sabesqueestaestanciaesmásgrandeque todamicasa,yvivimossiete
personasconcomodidad?—TodaslashabitacionesdelPalacioRealsonparecidas.Lagentedicequese
le conoce como el palacio de las trescientas llaves, porque tiene trescientashabitaciones.Arnauseguíaalucinado.Jerosedirigióhacialarejilladecalefacciónyquitólostornillos,retirándola.—Anda,asómate—ledijoAmadorArnau—.Verásquesorpresatellevas.Arnaumetió la cabezaen la rejillay sequedócomounminuto.Noparecía
reaccionar.Amador,BatisteyJero,mientrastanto,sereíandelacaradesorpresaqueesperabanverasuamigocuandolevantaralacabeza.Alfinlohizo.Sucarareflejabaungrandesconcierto.—¿Cómolosabías?—dijo,dirigiéndosedirectamenteaAmador.Lostressequedaronextrañados,noesperabanesapregunta.—Cómosabía,¿qué?—lecontestóAmador.—Quetupadreibaaestarhoyaquí.—¿Mipadreestáaquí?—respondióAmador,sorprendido.—Yesonoes lomásfuerte—dijoArnau,queparecíaestupefacto.Tenía la
caradesencajada,unamezcladesorpresaydetemor.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
—Si la noticia no es el baile de Salma Hayek, todo lo demás ya no meinteresa—dijoCharly,conungestodefastidio—.¿SabesRebecaqueestaríasdeescándaloconelmismovestidoquellevabaellaenlapelícula?—Anda,dejadedecirtonterías,queloqueostengoquecontartambiéntiene
sugracia—contestóRebeca.—¿Nomedigasqueestássaliendoconelquesoesedetuoficina?—preguntó
Xavier—.ResultaqueCarlotasaleconunrollitodeveranoytúconunqueso.Podríaismontarunrestauranteamedias.Todosserieron.—No lo llaméis rollito—dijo enfadada Carlota—. Yo puedo hacerlo, pero
vosotrosno.Rebecatambiénparecíaenfadada.—¡Quépesados!¿Cuántasvecesoshedichoquenitengoparejaniganasde
tenerla?PeroahoraquenombrasalrollitodeCarlota,perdón,aÁlvaroEnguix,esnecesarioesperarlo.Nocreoque tardemucho,cierra la joyeríaa lassieteymedia,yyapasadeesahora.Estaráapuntodellegar.—Bueno,¿ysimientrastantonosbailasunpoco?—insistióCharly,almismo
tiempo que escondía su cabeza entre sus brazos, ante el posavasos que leacababadelanzarRebeca.—Eso significa que no cuela, ¿verdad? —dijo Charly, riéndose ante la
reaccióndesuamiga.En ese mismo momento entraba Álvaro Enguix por la puerta del pub
Kilkenny's.—¿Qué es lo que pasa aquí hoy?—preguntó extrañado, observando cómo
estaba cerrado, con biombos de construcción opacos, el Speaker's Corner yviendoasusamigossentadosenotrolugar.—¿Yanisaludas?—dijoFede.
—Ahoramismorepartobesosyabrazos,peromehansorprendido lasobrasenelpub.Rebecasepusoenpie.Yaestabantodos.—Nohayningunaobraenelpub—anuncióentonosolemne.—¡Quédices!Siestátodovallado,ademásnosloacabadeconfirmarDan—
dijoJaume.—Esonoquieredecirquerealmentehayaobras—insistió,ahoraenuntono
muymisterioso.—Casiprefieroquebailes,noteentiendonada—dijoCharly.—Anda, acompañarme todos. Coger vuestras pintas de cerveza, nos
trasladamos.—¿Adónde?¿Aotramesa?—preguntóCarmen.—Hasta al infinito y más allá —dijo Rebeca, imitando la voz de Buzz
LightyeardeToyStory.EsamismafraseselahabíadichoCarlotaenelmesdemayoyconsumemoriaprodigiosasupusoqueseacordaríaperfectamente.Sequedó mirándola. Tenía esos ojos brillantes tan característicos de su mente aplenorendimiento.«¿Seríaposiblequeyalohubieradescubierto?»,sepreguntó.Lodudabamucho,apesardeconocersushabilidades.TodoshicieroncasoaRebecaycogieronsusvasos.Selevantarondelamesa
delladodelaescalera.—¿Yahoradóndevamos?Elpubestá llenoynohayningúnsitio librepara
podersentarnostodosjuntos—apuntóCarmen.—Síquelohay.NosvamosanuestroSpeaker'sCornerdesiempre—contestó
Rebeca,conunasonrisadeorejaaoreja.—Perosiestáclausuradoconvallas.—Ahorayano.Levantaron la vista. La cara de todos losmiembros del Speaker's Club era
antológica, de sorpresa mayúscula. Rebeca se quedó mirando uno a uno,disfrutando del momento. Ahora que se fijaba, había uno que no parecíaasombrado,mejordicho,una.Carlota.Otravezmás.«Mierda, no hay manera de sorprenderla, ni siquiera con una cosa así de
espectaculareinesperada».
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22DEFEBRERODE1525
—¡Mehabíandichoque lapeticióndeBlanquinahabíasidorechazada!—gritabadonCristóbaldeMedina,receptordelSantoOficio.—Y así fue, yo mismo lo hice en persona—le contestó con sorprendente
calmadonAndrésPalacios,unodelosinquisidores—.Meparecequeleenviélaresoluciónasudomicilio.—Entonces,¿cómoseexplicaqueacabederecibiresteedictodeltribunal?—
dijo fuera de sus casillas el receptor, enseñándoles a ambos inquisidores unamisiva.DonAndréscogiólacartaylaleyóconparsimonia.—Yalaconozco.—¡Claroquelaconoce!¡Silafirmaustedmismo!—gritabaelreceptor,fuera
desuscasillas.—Poresolaconozco—lerespondióenuntonoalgosocarrón.—¿Acasomeestá tomandoelpelo?—preguntódonCristóbal,quecadavez
parecíamásenfadado.Sinembargo,donAndrésestabaextrañamentecalmado.Parecíainclusoqueestuvieradisfrutandoconaquelladiscusión.Los cuatro amigos, Jero, Batiste Amador y el recién incorporado Arnau
estaban asomados en la rejilla, escuchando la conversación. No sabían quéestaba sucediendo, pero aquello no se lo esperaban. Casi ni respiraban parapoderescucharmejorlasvocesynoperderseningúndetalle.—¿Quéestamosviendo?—preguntóArnau.—LasalaoficialdeltribunaldelSantoOficiodelaciudad.¿Notehabíamos
dichoqueíbamosaasistiraalgunareunión?Puesaquítienesuna—lecontestóBatiste—.Yavesquenoteengañábamos.—¡Callaros que no escucho!Esto aparenta ser importante.Mi padre parece
másenfadadoquelaúltimavez,yyaesdecir…—¿Qué última vez? —preguntó Arnau, que estaba en una nube y no
comprendíanada.—¡Cállatedeunavezyluegotelocuento!—casilegritóAmador—.Ahora
vamosaescuchar,¡todosensilencio!Laconversaciónen sala continuabaypareceque subidade tono.Ahoraera
donAndrésPalacioselqueestabahablando.—Metomélamolestiadeenviarleunacopiademiresolución.Supongoque
selaleería.—¡Pues claro que lo hice! ¡Y rechazaba la petición de las herederas de
Blanquinacontotalclaridad!—No me ha entendido y se lo vuelvo a preguntar, ¿se leyó usted mi
resolución?Oquizádebieramodificarmipregunta,¿acostumbraacomprenderloquelee?Estaba claro que don Andrés, por algún motivo que desconocían, estaba
disfrutando de la situación disparando directamente al ego del receptor, alcontrarioquedonCristóbal,queparecía,pormomentos,quefueraaabalanzarsecontraelinquisidor.—Haya paz —intervino don Juan de Churruca, que hasta ahora había
permanecido en silencio, pero era consciente del ambiente violento que serespiraba,—¿Me pide qué haya paz? ¡Si me han tomado el pelo! —insistía don
Cristóbal.—Porsuactitudnohacefaltaquecontestealapreguntaquelehabíahecho
antes. Ya veo que no se leyó mi resolución o, al menos, no la comprendió,porque si lo hubiera hecho, no se extrañaría de lo sucedido ahora —siguióhablandodonAndrés.—¿Quéquieredecir?—preguntóelreceptor.—QuelapeticióndelashijasdeBlanquinaMarchfuerechazada.—Esoyalosé,loleíconmispropiosojos.—Perofuerechazada…porundefectodeforma.Creoqueyaleexpliqué,y
ademásvieneperfectamenteredactadoeneloficioqueacabaderecibir,quenopodíatramitarsupeticiónporquehacíafaltaelconsentimientofirmadodetodoslosherederos.Sontreshermanosvivos,Beatriz,LeonoryLuisVives.Lafirmadeesteúltimonofigurabaeneldocumento,porloquenotuvemásremedioquerechazarlo,segúnestablecenlasleyesylasnormasdelSantoOficio.—Nosoyidiota.Loentendícuandomeloexplicódepalabralaprimeravez.—Perorecuerde,nosentenciésobreelfondodelasunto,tansoloinadmitíla
solicitud por no ir firmada por los tres herederos—dijo donAndrés, con unacalmasorprendente.—¿Qué me está queriendo decir? ¿Qué Luis Vives ha venido a España a
firmar ese papel? Me consta que no ha pisado suelo español porque está enInglaterra,Esonopuedesercierto.—Tieneustedrazón,esonoescierto.DonCristóbal estabaapuntode estallar.Losojosparecíanque se le ibana
salirdesusórbitas.—¿Seestámofandodemícomounvulgarysuciotabernero?—preguntóel
receptor, que ahora sí que parecía que en cualquiermomento podía arremeterfísicamentecontraelinquisidor.Don Andrés cambió súbitamente de actitud, se le adelantó, se levantó de
golpe,casideformaviolentadelbutacón,poniéndose justoenfrentede lasillaqueocupabaelreceptor.Leseñaloconeldedo,apenasaunoscentímetrosdesucara,conungestoclaramenteamenazador.Surostroreflejabaverdaderafuria.—Siseatreveatocarmeunsolopelo,ahoramismollamoalosalguacilesy
les ordenoque le encierren en laTorre de laSala.Nome conoce, y le puedoasegurarquenometemblarálamano.Noolvideniporunmomentoconquiénestá hablando y muestre algo de respeto hacia su superior jerárquico. El queparece un vulgar tabernero con sus expresiones callejeras es usted—dijo donAndrés, en un tono muy duro que no había exhibido hasta ahora—. Somoscaballeros,nogentedelpoblemenut.Compórteseconciertadignidad,siesquela tiene o la conoce, que visto lo visto, lo dudo muchísimo. Su manera deprocedermeproduceasco.DonCristóbalno se esperabaesa reacción tan furibundadel inquisidory se
quedó desconcertado por un instante, sin saber qué hacer ni qué decir, Elinquisidorhabíasidomuyduro,peroen teoría tenía razón,poseía laautoridadsuficiente para encerrarle en una mazmorra, en el momento que quisiera.Reflexionó por un instante, «¿Quién se cree que es donAndrés?», pensó conarrogancia.Apesardeladiatribaqueacababaderecibir,elreceptornosehabíacalmadoniunápice.Aúnleardíanlasentrañas.El inquisidor volvió a sentarse en su silla como si nada hubiera ocurrido.
Retomó su actitud anterior, de aparente calma y tranquilidad. Esta situaciónexasperóalreceptortodavíamás.Parecíaquebuscaraprovocarle.—No se atreverá —le contestó, rojo de la ira, pero al mismo tiempo
mordiéndoselalenguaparanoirmásalláytratardenocruzarlalínearojaquepudieraterminarconsushuesosenlacárceldelainquisición.—Póngameapruebay loveráde inmediato.Estanochedormiráencimade
unabaladepaja,esositienesuerteylasratasselopermiten.El segundo inquisidor, don Juan de Churruca, parecía acobardado por todo
aquelloydesbordadopor la situación.Si encarcelabanal receptor, tendríanunconflictode inciertasconsecuenciasconel rey,yesonose lopodíanpermitir,
entreotrascosasporquelosnombramientosdelosinquisidoresnodependíandela Iglesia católica, comomucha gente creía de forma errónea, sino del propiomonarca. Los podía cesar en cuanto quisiera, y acababa de nombrar al nuevoreceptor.Enunconflictodeesamagnitudnoestabaclarodepartedequiénsedecantaría,quizádelnuevocargonombrado,osea,dedonCristóbal.—Seamos razonables —dijo don Juan—. Esta absurda discusión no nos
conduceaningúnlugar.—Se equivoca, sí que nos lleva a un sitio. Voy a reportar al rey que han
falsificadolafirmadeLuisVives.Ustedmismo—dijodonCristóbalseñalandoadonAndrés—acabadereconocerquenohapisadosueloespañol.—Queyosepanolohahecho—seratificódonAndrés—,perocomprenderá
quemioficionoesserguardiadefronteras.—EntoncessinohavenidoaEspañanohapodidofirmar,comoheredero,el
documentodetramitacióndeladevolucióndeladotedeBlanquinaMarch,queustedacabadereactivar,amisespaldasyatraición.—Y no lo ha firmado—insistió donAndrés, que, a pesar de todo, parecía
continuardivirtiéndose.EstabajugandocondonCristóbal,ysenotaba.—Sinolohafirmadocomoherederoqueesdesumadre,¿cómomemanda
unedictoparaquealegueloqueconsidereenderechoenelasuntodeBlanquinaMarch?¿NosesuponequenosepuedetramitarsinlafirmadeLuisVives,quesiguesinconstarenlospapeles,segúnustedmismoacabadereconocer?—Por una razón muy sencilla. Ya que no lee las comunicaciones que le
mando,almenostengalavergüenzadeleerestedocumento—dijodonAndrés,acercándole a don Cristóbal una escritura notarial redactada en los territoriosespañolesdeFlandes,enconcretoenlaciudaddeBrujas.Don Cristóbal tomó en su mano aquella escritura y la empezó a leer. Le
cambiócompletamenteelsemblante,delcolorrojopasóalblanco.—Estoesunasuciayrastreramaniobra.Estoysegurodequeustedhaestado
detrásdeesteasuntodesdeelprincipio—dijo,acusandoadonAndrés.—Yaledijequemelimitabaacumpliryhacercumplirlaleyylasnormasdel
SantoOficio.Cuandoesasmismasnormaslebeneficiaronnoleoíquejarse,peroahora que le perjudican clama contra ellas. No me parece la actitud de unverdadero caballero, en realidad está más cerca de un tabernero, como ustedmismohacitadohaceunmomento.Don Cristóbal volvía a estar rojo de la ira, que le invadía por momentos.
Parecíaapuntodeestallar.—¿Cómoseatreve?Voyadarparteinmediatamentedesuactitudirrespetuosa
haciamipersonaalmismísimoreyyvoyarecomendarsudestitucióninmediata.Dehecho,voyasolicitarelcesedelosdos.Sabenquepuedoconseguirlo.Tengo
accesodirectoymás influenciasobreélque laqueustedesdos juntospodríantener jamás—dijo amenazante don Cristóbal—. Dense por destituidos en lospróximosdías,conmigonosejuegadeestamaneratanrastrera.Enesoteníarazónelreceptor.Disponíadeaccesoalreyymuchainfluencia.
DonJuandeChurrucaestabavisiblementenervioso,sinembargo,donAndrés,deformasorprendente,estabadelomástranquilo.—Todo esto no será necesario, estoy seguro de que mi compañero podrá
reconsiderar sus decisiones… —empezó a decir don Juan, a modo de torpedisculpa.DonAndrésleinterrumpió.—Sepaqueyo tambiénhagomisdeberes.Quizá leconvenga leerestacarta
antes de hacer el ridículo ante su majestad—dijo, mientras le entregaba unamisivadoblada,conelsellodelacredelConsejodelaSupremaInquisición,engrantamaño,dirigidaespecíficamenteadonCristóbaldeMedina.Elreceptorsesorprendiódeformaevidente.Tomólacartaentresusmanos,
rompió el sello, desdobló la misiva y leyó su contenido. Cuando terminó dehacerlo,selaguardóenunbolsilloysaliócomoalmaquellevaeldiablodelaestancia, sin decir ni media palabra más. Desde la rejilla, los cuatro amigosescucharon cómo don Juan preguntaba qué contenían los dos documentos, elnotarialylacartalacradaconelsellodelaSupremainquisición,peroyaestabansaliendodelasalatambiénynopudieronescucharsurespuesta.Loscuatroamigossequedaronmirando.Batiste,AmadoryJerosabíandequé
había versado la conversación, aunque no la habían entendido del todo, peroArnaunoteníaniideadenada.—¿Quésignificatodoesto?—acertóapreguntar.—QuenuestroprimercasocomotribunaljuvenildelSantoOficio,derepente
ydeformainesperada,sehavueltointeresantísimo—lecontestóBatiste.«Ymuypreocupante»,pensóJero.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES2DEOCTUBRE
ÁlvaroEnguixsacódesubolsillounaespeciedenavajayterminóderasgarlaslonasqueocultabanalgoinsólito...—¿Siemprellevasunanavajaencima?—lepreguntóRebeca,sorprendida.—Recuerdaquetrabajoenunajoyería.Tengohastapermisodearmas.Yno,
no llevo ninguna conmigo —respondió Álvaro, ante la más que evidentepróximapreguntadeRebeca.Todos se quedaron mirando, como atontados, el Speaker's Corner. «¿Qué
demonioseraaquello?».—Bienvenidos a todos, soy Borja Martínez, director de programación y
productor.—¿Productordequé?¿Denaranjas?—preguntóCharly,quenocomprendía
nadadeloqueteníadelantedesusojos.Borjaseriodelaocurrencia.—No soy del sector de los cítricos precisamente. Produzco programas de
radio,yestáisanteunestudiomóvil.Todosestabanaleladosmirandoaquelmontaje,quelesparecíamarciano.—Pero hay varios focos y dos cámaras de televisión—observóCarmen—.
Queyosepaesonoesparalaradio.RebecasepusodelantedetodoslosmiembrosdelSpeaker'sCluby tomóla
palabra.—Quizá deba daros algunas explicaciones previas. Para empezar, no me
negaréisquehasidounasorpresadeverdad.—¡Ytanto!—dijoJaume.—Bueno, pues ahora os cuento. Resulta que ayer mismo me hicieron una
nuevapropuestadetrabajo.—¡Nomedigas! ¿Pero cuántos trabajos tienesya? ¡Y luego la gente en las
colasdelasoficinasdeldesempleo!—protestóXavier.
—Enrealidad,esuntrabajonuevo,peroenlamismaempresa.Nolequitoelhueco a nadie, en realidad todo lo contrario. Tu espíritu solidario puedepermanecertranquilo.—Nolotengotanclaro—replicóXavier—,devezencuandounarevolución
vienebien.—Ayermepropusieronconducirunprogramaderadio,unatertuliajuvenilde
nuevacreación.—¡EnhorabuenaRebeca!—dijoAlmu—.Pasoapasovasprogresando.Yate
dijequeteestánpromocionando.—¡ParaelcarroAlmu!Setratadelaemisoralocalyseretrasmitirátansolo
paralaciudad,conunaaudienciapotencialbastantepequeña,nadaqueverconelmagazinenacionalBuenosdías.—Ya te dije que acabarías dejandoLaCrónica y dedicándote a la radio—
recordóFede.—Nopiensodejarelperiódico,disfrutoescribiendo.—Pues ya me contarás de dónde acabarás sacando el tiempo. Necesitarás
colaboradores—continuóFede.—Tu comentario es muy oportuno. Precisamente aquí entráis en escena
vosotros—dijoRebeca,enuntonomuyteatral.—¿Nosotros?—preguntóCharlyintrigado—.¿Quéquieresdecirconeso?—Anda,vamosasentarnosenelSpeaker'sCornery seguimoshablando—
dijoRebeca.—Noseparecedemasiadoanuestrorincónoriginal, laverdad—dijoBonet
—.Ymenoscontodosestostrastosalrededor.Carlotafuelaprimeraensentarse.—¿Ynospiensaspagarcomocontertuliosdetuprograma?—preguntó.—¿Qué?—dijoAlmu,concaradesusto—.¿Contertuliosdequé?Rebecaserio.—AlapetardadeCarlotanoseleescapaniuna.Efectivamente,hepropuesto
a la emisora que, puestos a hacer una tertulia juvenil semanal, ¿por qué nopodíamosaprovecharnuestras reunionesy trasformarlasenalgomás?Siemprenos lo pasamos muy bien. Os conozco y sé que sois capaces de hacerlo demaravilla.—Peroaveces tratamos temasqueanadiecreoque le interesen,másquea
nosotrosmismos—dijoFede.—Eneso tienes razón.La tertuliaduraría tansolounahoraynosdaríanun
tema para debatir. Cada uno podría dar su punto de vista. Cuando acabe elprogramaseguiremosconlareunióndelSpeaker'sClubconnormalidad.—Podríaserdivertido,siemprequenosdejenlibertadparaquecadaunosea
cómoesyseexpresecomoacostumbraenelclub—observóCharly.—¡Exacto,hasdadoenel clavo!Esoes loquequierodevosotros, algo tan
sencillocomoqueseáisvosotrosmismos.Tanespontáneosylibrescomoenelclub. Esa es la chispa adecuada, como diría el cantante que tanto me gusta,EnriqueBunbury,ensucancióndelmismonombre.—Peroesoserámuydifícil,contantosmicrófonosycámarasalrededor—dijo
Almu.—Elmontajedehoyesespecialporqueesunprogramapiloto.Nilosfocosni
las cámaras de televisión estarán presentes en los programas ordinarios. Hoy,simplemente,esunaprueba,paraquelosjefesveansilesgustaelformatoono—siguióexplicandoRebeca.—Osea,quenoesseguro—dijoFede.—Claro que no. Si no les gusta cómo queda la prueba, buscarán otros
contertulios e incluso otro formato, pero le conté al jefe de la emisora deValenciaqueteníaunaidea,queeraisvosotros.Nosepierdenadaporintentarlo.Silesgusta,estupendo,ysíno,puestansolohemosperdidounatardeyvividounaexperiencianueva.—¡Quénervios!—dijoAlmu—.¡Enlaradio!—Además,tambiénnecesitocontarconvuestroconsentimiento.Sinoqueréis,
ni siquiera hacemos la prueba de hoy. No es preciso tampoco que participéistodos.Sialgunonoleapetecesalirenlaradioenunatertulia,sepuedequedardetrásdelosmicrófonos,riéndosedenosotrosytomándoseunacerveza.—¿Y qué obtenemos a cambio?—preguntó Fede, como buen graduado en
CienciasPolíticasyDerecho.—Tenedencuentaqueestatertuliatendráunaaudienciamuyreducida,perosi
a los jefes les gusta el programa piloto y seguimos adelante, nos harán unpequeñocontratoacadaunodenosotros,yelpubKilkenny'snospagarátodalacerveza que queramos consumir, porque será nuestro patrocinador. Ya lo hehabladoconellosyestándeacuerdo.—¿Algodedineroycervezagratis?—preguntóFede—.¿Yaquéesperamos
para empezar el piloto ese? ¡Charly, ponte la gorra de comandante quedespegamos!
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22DEFEBRERODE1525
—Mevoyacasaya—dijoAmador—.Quiero llegarantesquemipadreyenterarmequéesloquehapasadoexactamente.SesuelejuntarconmimadreenlacocinaahablardelostemasdelSantoOficio.Contodoloqueacabodever,seguroquehoyselocuenta.SaliódelahabitacióndeJeroatodaprisa.Tendríaquecorrersiqueríallegara
sucasaantesquedonCristóbal.—Vosotros dos no os escapáis. No os dejo moveros de aquí hasta que me
expliquéisquesignificatodoesto—dijoArnau.Batistetomólapalabra.—ComoyatehabíacontadoelpropioJeroytúnotelohabíascreído,élvive
aquí,enelPalacioReal.JustodebajodesuhabitaciónestálaestanciadóndeelSantoOficiocelebrasusreunionesordinarias.Retirandolarejilladecalefacción,comoacabamosdehacer,sepuedeverlasala,aunquenodemasiadobien,perosíquesepuedeescucharloquedicen,comoyahabráspodidocomprobar.—Supongoquenoeslaprimeravezquelohacéis,¿verdad?—No, hemos sido testigos de varias reuniones del SantoOficio, de lomás
variado, pero el caso que más nos llamó la atención fue el de Luis VivesValeriolaydesumujerBlanquinaMarch.—Por eso decidisteis que fuera el primer asunto que debatiría el tribunal
juvenildelainquisición,supongo.—Exacto—continuóBatiste.—¿Ydequéhemossidotestigosexactamentehoy?—Nosabemosquéhapasado.ElreceptorypadredeAmador,donCristóbal
deMedina, noquieredevolver los 10.000 sueldosque lamujer deLuisVivesValeriolaaportóalmatrimoniocuandosecasó.Pareceque, según las leyes, elSanto Oficio no puede confiscar los bienes de las mujeres de los relajados ypenitenciados por la inquisición, si ellas no han sido condenadas también.
Blanquinajamáslofue.Comoambosestánmuertos,losherederosdelamadre,quesonsushijos,hanreclamadoestedinero.Esoestodoloqueconocemos—dijoBatiste.Evidentemente,sabíabastantemás,peronoseloibaacontaraArnau.Alfin
y al cabo, el tribunal juvenil era un pretexto para conseguir información delreceptordonCristóbal,atravésdesuhijoAmador.—¿Ycuálvaasernuestrafunción?—preguntóArnau.—Haremos las veces del Santo Oficio y, con toda la información que
consigamosreunir, tomaremosunadecisiónenestecaso—continuóBatiste—.Actuaremosigualqueloharíalainquisiciónenlarealidad.Arnauaúnestabaasombradopor todoaquello,sentíaqueestabaviviendo la
aventuradesuvida.AúnnosecreíaquepudieraestarenelinteriordelPalacioReal.—Tengoquereconocerqueestonomeloesperaba,mehabéissorprendidode
verdad.Meparecequenoslovamosapasarbien.—Yatelodijimos.ArnausegiróhaciaJero,quehabíapermanecidoensilencio.—Disculpapornocreerte.Noessencilloaceptarqueunniñodenueveaños
vivaelenPalacioRealjuntoconlosdosinquisidores.—No te preocupes, no son necesarias las disculpas. Lo comprendo
perfectamente.Ahoradebemosdeirnos,despuésdeloqueacabamosdeveresposiblequelosinquisidoressereúnanenelsalóndelachimenea.Cuandotratantemas delicados o conflictivos, a veces lo hacen para intercambiar pareceres.Tenemosquepasarporallíantesdequeelloslleguen,siesquelohacen.Peromásvaleprevenir.Jerovolvióaponer la rejillaensusitioysedirigieronhacia lapuertade la
habitación. Justocuando la ibanaabrir,oyeronunospasosaproximarseporelpasillo.Sequedaroninmóviles.Jeropególaorejaalapuerta.—Debenserlosdosinquisidores.Ibanhablandoentreellos.Hanentradoenel
salón de la chimenea, he oído como abrían la puerta — dijo, con gesto depreocupación.—¿Yahoraquéhacemos?—preguntóArnau.—Estamosbienfastidiados.Nopodemossalirdelpalaciohastaqueellosno
se vayan de allí y no sabemos el tiempo que van a estar sentados en susbutacones.—De fastidiadosnada—contestóde inmediatoBatiste, interrumpiendoa su
amigoJero.—¿Tehasvueltoloco?Nohayotrasalidaynopodemosatravesarelsalónsin
quenosvean.
—Yonoquieroatravesarelsalón.—¿Yquéquiereshacer? ¿Descolgartepor laventanadeun tercerpisopara
salirdelpalacioydarteotrotrastazoenlacabeza?—¿Otro?—preguntóArnau,quedesconocíaelasuntodelabibliotecadedon
Cristóbal.—No es eso. Yo tampoco quiero salir del palacio, simplemente quiero
escucharlaconversaciónentrelosdosinquisidores.¿Nomedigáisquenosentíscuriosidadporloquehapasado?Lostressequedaronmirando.Batistesiguióhablando.—Nospodemosacercarconsigiloypegarnuestrasorejasalapuertadelsalón
de lachimenea.Sivanadebatirel temadeBlanquina, igualnosenteramosdetodoloquehaocurrido,quedesconocemosporcompleto.Nospodríavenirmuybienparanuestrotribunaljuvenil.Prontoseconvencieronlostres.Salierondelahabitación,tratandodehacerel
menorruidoposibleyseencaminaronhacialapuertadelsalón.—Siescuchamosqueselevantandesusbutaconesysedisponenasalir,justo
aquí—dijoJero,señalandoelbustodealgunapersonalidadquenosabíanquiénera—nospodemosesconder.Quedadetrásdelapuertayencompletapenumbra,no nos verán, aunque pasen por nuestro lado, siempre que permanezcamos encompletosilencio.—Deacuerdo—dijoArnau.Batistetambiénasintióconlacabeza.Llegaronhastalapuertadelsalónypegaronsusorejas.Enesemomentonosabíanquesedisponíanaescucharalgosorprendente.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES3DEOCTUBRE
—¿UnatertuliaderadioendirectodelSpeaker'sClub?¿Quéclaselocuraesesa?—Unamuygorda,peropodríaresultardivertida.RebecaysutíaToteestabandesayunandoenlacocina.—¿Ycómofue?—Yocreoquebien,almenosasímepareciódesdedentro.Todosaceptaron
participar y estuvieron en su línea habitual. No sé exactamente qué es lo quebuscanmisjefesenlaradio.Igualaellosnolesgustaloquegrabamosayer,asaber…—¡Nomedigasquesoltasteislasbarbaridadesqueavecesmecuentas!—Siquierenunproductofrescoynatural,ahílotienen.Siloquepretendenes
unformatomásserio,conpersonajesconocidosdelasociedadvalenciana,puesno les gustará. Como diría el cantante Pau Donés de Jarabe de Palo, tododepende.De todasmaneras, amí nome importa. Soy feliz escribiendo enLaCrónica y colaborando en elmagazineBuenos días. Si cambian de idea conrespecto a este programa, tampoco pasa nada. Yo no lo he buscado, han sidoelloslosquehanvenidoapormí.—¿YquépasaráconlasreunionesdelSpeaker'sClub?—Absolutamentenada.Encasodequea los jefes lesgusteelprograma, se
emitiríadesieteaochodelatarde.Deochoanuevecontinuaremosconnuestratertulia habitual del club, ya fuera demicro.Y si no les gusta, comoya te hedicho,puesseguiremosigualquehastaahora.Enningunodelosdoscasospasaabsolutamentenada.—Bueno,¿yconrespectoalGranConsejo?Esostemasnolospodéistrataren
elprograma,nisiquieranombrarlos—dijoTote,preocupada.—El programa no funciona así. En realidad, nos dan una especie de guion
temático. Cada semana varía. Hoy, por ejemplo, en el programa piloto quehemosgrabado, la conversación ha girado en torno a la vida universitaria.Hasidofrancamentedivertido.Charly,FedeyXaviernosehancortadoniunpelo,y hasta Carmen se ha desmelenado contándonos anécdotas de su época. Creoquehaquedadobien,peroclaro,terepito,nosésiesesoesloquebuscanmisjefes.Noshangrabadoenvídeoyaudio,asíquequiéntengaquedecidir,podráformarseunaopiniónperfectamentedocumentada.—Bueno,supongoqueprontoteenterarás.Ahorametengoqueiral trabajo
—dijoTote.—Y yo también —dijo Rebeca—. Por cierto, tía, tengo una conversación
pendientecontigoconrespectoalperiódico.Aversienlacenadeestanochetelacomento.—¿Pero es importante? Si hace falta me espero, aunque llegue tarde a la
comisaría.—No,notepreocupes.Simplementeesunacuestióncuriosa,diríaquehasta
esgraciosa—letranquilizóRebeca.—¡Ah,bueno!Entoncesyahablamos.SutíasaliódecasayRebecatardóquinceminutosmás,mientrassearreglaba
un poco. Hoy debía de hablar con su nuevo compañero Fernando, en cuantollegaraalperiódico.Aparcó su bicicleta en su sitio de costumbre y subió a la redacción. Todo
aparentabalanormalidadhabitual,Albasinlevantarlavista,nisiquieraparaverquiénentrabaporlapuertaprincipal,yelrestodesuscompañerosconsusonrisatambiénhabitual.«Un día más en la oficina», pensó. «Un día más no», se contradijo de
inmediatoensuspensamientos.Hoytocabaconversaciónconelsegundoqueso.—Hola,Rebeca—saludoTere,consuhabitualsimpatía.—Buenos día a todos —también dijo Rebeca, dirigiéndose a los tres
compañeros,Tere,FabioyFernando.Noqueríademorarlomás.—Fernando, ¿te importa acompañarme a la sala de reuniones?—preguntó
Rebeca.—Porsupuestoqueno,jefa.—Nomellamesasí,quesabesquenomegusta.—Noteenfades,queerabroma,Rebeca.Llegaronalasaladereuniones,ambostomaronasientoensillasenfrentadas.
EmpezóRebecalaconversación.—YaoístealdirectorFornellayer,tenemosquetrabajarenequipo.Esonome
preocupa—mintióRebeca—,perosíquelohaceeltenerquesupervisartetus
artículos.Teloreconozco,nomegustahaceresalabor.Cadaunotienesuestilodeescrituradefinido,aunquenoseaconscientedeello.Sihaydosplumasenelmismotexto,sevaanotarytodoelartículoperderáfrescura,queesunadelasclavesdeléxito,almenosenunamateriacomolanuestra.—¿Eso significa que has leído alguno de mis escritos? —preguntó
emocionadoFernando.—Pues claro. A esta reunión tenía que venir preparada. Reconozco que
Fornell no es nada tonto.Nuestros estilos son parecidos. Leí parte de tu tesisuniversitaria, que, por cierto, no me habías contado que eras doctor en tuespecialidad.Esbuena,muybuena,loreconozco.Odiohaceryquemehaganlapelota,asíquehablocompletamenteenserio,jamásbromeoconestostemas.FernandosequedómirandoaRebeca,comoevaluándola,eintervino.—Ya sé que te puede sonar extraño, pero no me gusta alardear de ciertas
cuestiones.Coneltiempoaprendeselgranvalorquetienepasardesapercibido.Paramíesmuyimportante.«Esa frasedenota inteligencia», pensóde inmediatoRebeca, que, dehecho,
opinaba exactamente lo mismo, aunque su vida fuera por otros derroteroscompletamentediferentes.—Perdonaquetehagaestapregunta,siquieresnomelacontestes,yaquees
algopersonal—dijoRebeca.—Adelante,contigonomeimporta.—Medalaimpresióndequeeresunapersonamuyinteligente,perotratasde
ocultarlo.ErescomoeldirectorFornell,tengounasensaciónmuyparecidaconél.Nomesueloequivocarconestasintuiciones.—Esnormal—contestóFernando,conunapequeñasonrisaenlacara.—¿Porquéesnormal?—preguntóextrañadaRebeca.—Porquetienesrazón,fundamentalmentepordosmotivos.—¿Cuáles?—Elprimeroesquetengouncoeficienteintelectualaltísimo,nadamásynada
menos que 175. Te lo cuento a ti porque me lo has preguntado, pero negaréhaberlodichofueradeestasala.EstoyentrelosmásaltosdeEspaña,poresomeapuntéaunprogramaespecialuniversitario.—Esoteníaentendido.—Peroapesardeello,amísiempremehagustadolajuergaydivertirmecon
la tuna.Mis notas en la Facultad tampoco fueron nada brillantes,más bien alcontrario,flojillas.Siquieresquetedigalaverdad,micocienteintelectualmehaservidodemuypocoenlavida.—Te equivocas, y te aseguro que te lo digo con conocimiento de causa.
Simplementeleyendoloqueescribesyasenota.
Sehizounpequeñosilencioincómodoenlaconversación.Fernandocontinuó.—Yaquehasabiertolavedadelaspreguntaspersonales,megustaríahacerte
dos.Tedigolomismoquemehascomentadotú,contéstamesiquieres.—Venga —dijo Rebeca, con curiosidad—. Como tú has hecho, intentaré
responderlas.—Meextrañomuchoque,enlaentrevistaquetuvimosconeldirectorFornell,
dijeraquesehabíapasadomesesbuscandounclontuyo,yquelomásparecidoquehabíaencontradoerayo.Tengoquereconocerteque,secretamente,mesentíhalagado.¡NadamásynadamenosquealguiendecíaquemeparecíaalagranRebecaMercader!,peroenlarealidad,¿enquenosparecemosexactamente?Lehe dado muchas vueltas, y no logro ni siquiera intuirlo, al margen de quenuestrasespecialidadesuniversitariasseansimilares.Rebecasonrióantesdecontestar.—Alprincipiotampocoyoloentendía,peroahoralocomprendoalgomejor.
Para empezar, y también negaré habértelo dicho, tengo un cociente intelectualtodavíasuperioraltuyo.—¡Qué dices! ¡Pero si tengo 175! Estoy entre los treinta o cuarenta más
elevados de España. No es posible. También, a través del programa especialuniversitario,losheconocidoatodos,ytúnoestabasentreellos.Además,siesofuera cierto, ¿por qué no te apuntaste al programa como hice yo? Teníamosciertosprivilegios,ynosoloenlavidauniversitaria,tambiénenlasocial.—Por varios motivos, pero el principal es que no sabía ni que existiera.
Aunque tengo que reconocer que, de haberlo sabido, tampoco me hubieraapuntado.—¿Ycuálestucociente,sisepuedesaber?—Teaseguroque tengo,omejordicho tenía, conochoaños,uncoeficiente
intelectualde191.Fernando se levantó de lamesa de un salto, tirando al suelo la carpeta que
teníadelantedeél.—¡191! ¡Conochoaños! ¡Me tomaselpelo!Nomemientas,que séque la
mujerquemejorcocienteintelectualostentaenlahistoriadeEspaña,desdequesehacenmedicionesestándaroficiales,tieneesamismapuntuación,191.Hubootramujer que llegó a 195, pero creo que ya no está viva. 191 es elmáximoactualenEspaña.—Exacto,esapersonaquealcanzólos191lohizohacecasicatorceaños,yla
tienessentadadelantedetiahoramismo,aunquecreoque,enlaactualidad,yamehasuperado,almenos,otrapersona—dijoRebeca,pensandoensuhermanaCarlota.LacaradeFernandoreflejabaunasombromonumental.Sehabíaquedadocon
la boca abierta, aturdido y sin saber reaccionar. Se quedó mirando a Rebecafijamente.—¿Meestáshablandoenserio?¿Noleestarástomandoelpeloalnovatodela
oficina?—¿Me ves cara de bromear? Además, ¿para qué te iba a mentir? Cuando
salgamos de esta sala, también negaré habértelo dicho. Lo conoce muy pocagente.A lo sumocincoo seispersonas,yquieroque siga siendoasí.Ni se teocurracontárseloanadie.—¿Tambiéntegustapasardesapercibida?—Sí, pero me temo que, últimamente, ese aspecto no me está saliendo
demasiadobien.Parecequeeldestinosehapuestoenmicontraenestacuestión.Cuantomásmeesfuerzo,menosloconsigo.—Eso te iba a decir.Eres célebre, y no solo en la ciudad.A ti sí que te ha
ayudadoenlavidateneresecocienteintelectual,nocomoamí.—Teequivocasdepleno.Curiosamente,comoati, tampocoesquemehaya
servido demasiado. Mis notas en la Facultad también fueron muy discretas,aunqueaprobécursoporaño,auntrabajandoenLaCrónica,queesunmérito.Fernando parecía consternado. Aquello no se lo esperaba en ningún caso.
«Rebecaes lamujermás inteligentedeEspaña»,pensaba, sinpoderquitárselodelacabeza.Sequedóensilencio,sinsabercómocontinuarlaconversación.MientrasFernandoestabaperdidoensuspensamientos,Rebecarecordabaque
le había dicho, hacía un momento, que tenía dos motivos para ocultar suinteligencia, la misma sensación que tenía Rebeca con Bernat Fornell comodirectordeLaCrónica.Luegosacaríaese tema,peroahora,poralgúnextrañomotivo,teníamásinterésporconocerlasegundapreguntapersonaldeFernando.—¿Y la segunda pregunta? Dijiste que tenías dos —dijo, al fin, Rebeca,
despuésdeunincómodosilencio.Fernandosaliódesuensimismamiento.—Es cierto, pero me has dejado descolocado. No me esperaba lo que me
acabasdecontar.Yanosésiatrevermeahacerla.Ahoramismoestoyabrumado,entiéndelo.—¿Porquénomelavasahacer?¿Quétendráqueverelcocienteintelectual?
Te aseguro que esa cuestión define poco a los individuos, como he podidocomprobarenmipropiafamilia.Haycosasmuchomásimportantesdentrodelaspersonasquelasneuronas.—Comoquieras,allávalapregunta.¿Tienesparejaactualmente?
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22DEFEBRERODE1525
—Tengo que reconocer que ha habido momentos en la conversación queestabamuyasustado—escucharondeciralinquisidorJuandeChurruca—,peroteveíatantranquilo,comparadoconlaúltimavezquenosreunimosconél,quepensabaqueteníasalgúnplan,aunquenoloconseguíacomprender.Lostresamigos,Batiste,ArnauyJero,estabanconlaorejapegadaalapuerta
delsalóndelachimeneadelPalacioReal, intentandoescucharlaconversaciónentrelosdosinquisidoresdeltribunaldelaciudad.—Eseestúpidopavorealdelreceptorsecreeque,porteneraccesodirectoal
rey,puedejugarconestetribunalasuantojoyporencimadenuestraautoridad.Mientrasyoseainquisidor,desdeluegoquenolohará.—Túlohasdicho,mientras túseas inquisidor.El reynospuededestituiren
cualquiermomento y sabemos que tiene buenas relaciones con donCristóbal,además lo acaba de nombrar receptor con unos objetivos económicos muyconcretos.De todos es sabido que este tribunal, en ese aspecto, va demal enpeor.Enelañopasadoestuvimosalbordedelaquiebra.Esmáslógicoque,sitienequecesar a alguien,que seamosnosotros, antesqueal reciénnombrado,quevieneprecisamentepararesolveresosproblemastangraves.—Comprendo ladelicadasituacióneconómicadel tribunal,peroyo también
tengomiscontactos,noolvidesque,ademásdeinquisidor,heejercidomuchosañosdeasesordelSantoOficiopordiferentesrinconesdeEspaña.—Losé,perohayunacuestiónquenologrocomprender.¿Cómoconseguiste
queelpropioinquisidorgeneral,donAlonsoManrique,quenoparecetenernosendemasiadaestima,comonosotrosmismospudimoscomprobarenelprocesocontraLuisVivesValeriola,ledirigieraunamisivaenpersonaalseñorreceptor?—preguntóextrañadodonJuan—.Además,noconsuescudodearmasfamiliar,sino con el delConsejo de la Suprema Inquisición, que imponemucho, hastaamedrenta.Medamuchorespetohastaamí,yesoquesoyinquisidor.Imagínate
auncargoinferior.—Siquieresque tediga laverdad, aúnno locomprendo,ni siquieramehe
parado a pensarlo. Ahora mismo estoy tan sorprendido como tú. Tampoco loentiendo.TeaseguroquenoesperabajamásestareaccióndesuexcelenciadonAlonsoManrique.—¡Quédices!—exclamósorprendidodonJuan.—Yasabesqueyovengodefamiliadejuristas.Nopuedotolerarquehayala
más mínima irregularidad en cualquier proceso o expediente en el queintervenga.Esunacuestióndeprincipios,que,paramí,estánporencimadetodolodemás.AntesdejoelSantoOficioquecometounailegalidadaconciencia.Losiento,yosoyasí.Tambiéntedigoquesoyconsecuenteconlarealidadyséquenoeslonormalenlainquisiciónentérminosgenerales.Perocadaunoescomoes,y,comotedecía.yosoyasí,paralobuenoyparalomalo.—Sí,ya teheconocido todosestosaños,nohace faltaquemeexpliques tu
formadeserycomportarse.Perosigoteniendolamismadudaquealprincipio,¿qué ha motivado la intervención del inquisidor general de esta manera taninesperada,sobretodoenesteasuntomenor?—Puesresumiendo, lemandéporcarta larenunciaamicargo,explicándole
los motivos de mi dimisión: la injerencia de don Cristóbal de Medina en elasuntodeBlanquinaMarch,queconsideroqueesdemicompetenciaynodeladelseñorreceptor.—¡Nomedigasquehasdimitido!—dijodonJuan, convozde sorprendido
poraquellarevelación.—Sí,esperabaquemelaaceptaracomosueleocurrirenestoscasosyponer
finamimandatocomoinquisidordeltribunaldelacuidad.Confiabaenquemedestinaran a otro lugar y terminar con la pesadilla que me supone estehombrecillo, que no lo soporto. Hago verdaderos esfuerzos para que no mesaquedemiscasillas,yyavesqueapenasloconsigo.—¿Cómonomedijistenadadetudimisióncomoinquisidor?—Porsimpleprudencia,consideréapropiadoesperar lacontestacióndel jefe
delConsejodelaSupremaInquisición.Debíaesperarsurespuesta,tambiénporunacuestiónderespetojerárquico.—¿Yquéocurrió?—preguntómuyintrigadodonJuandeChurruca.—Para mi sorpresa, recibí tres misivas de don AlonsoManrique, enviadas
todasenlamismafechayconelmismolacre,coneseescudoquetantoimpone,eldelaSuprema.—¿Tres?—preguntóextrañadodonJuan—.Tansolohevistouna, laque le
hasentregadoalseñorreceptor.—Sí.Laprimeranolahasvistoporqueibadirigidaamípersonalmente.
—¿DonAlonsoManriquecontestabaatupeticióndedimisión?—Sí,larespondiódeunamanerarotunda,peroparamiabsolutasorpresa,
donAlonsomedecíaqueno la aceptaba.Era algo insólito,noentrabaenmisplanes,enningúncasomeloesperaba.Meinformabaqueteníatodosuapoyoenlaaplicacióndelasleyes,fueranenelcasoquefueran.Confiabaenmiprobidad.—¡Qué dices! —exclamó sorprendido don Juan, que iba de sobresalto en
sobresalto.—Loqueoyes.Mecomunicabaqueibaahablarenpersonaconelreyporel
asunto de Blanquina March y que no me preocupara por ello. También mesolicitaba,conasombrosaamabilidad,queaguantaradosañosmásenelcargo.Insistía en que era muy importante para él ese periodo en concreto. Meinformabaque,en1527,aceptaríamidimisión,seríarelevadocomoinquisidordelaciudadyquemetrasladaríaaotropuestodentrodelaestructuradelSantoOficio.Don Juan de Churruca estaba pasmado. Aquello era algo completamente
insólito, fuera de lo habitual. De hecho, era la primera vez que teníaconocimiento que una carta de dimisión no era aceptada. Don Andrés siguióhablando.—La segunda cartadedonAlonso ibadirigida anuestro amigoel receptor,
queeslaqueacabasdeverqueleheentregadoenlasaladereuniones.Noséqué le diría, pero desde luego nada bueno para él, a juzgar por su furibundareacción.—Esoseguro.Salióhechouna furia.Sihubierapodido,creoque tehubiera
estranguladoconsuspropiasmanos.—Esaimpresiónmedioamítambién—contestódonAndrés.Hablandodereacciones,porsimplecuriosidad,¿tehubierasatrevidoallamar
alosalguacilesyaencarcelaradonCristóbal?¿Hubierascumplidotuamenazaoeraunsimplefarol?—Nolodudesniporunmomento.Nomehubieratembladolamano,ymás
despuésderecibirlacartadeapoyodesuexcelenciadonAlonsoManrique.Esevidentequeelinquisidorgeneraltienemuchísimasmásinfluenciasanteelreyque el mequetrefe este del receptor, que parece un pavo real con la colaextendida.DonJuandeChurrucanosalíadesuasombro.—Habíashabladodetrescartas.¿Ylatercera?Los tres amigos que estaban escuchando a través de la puerta, pudieron oír
comosacabaalgodelbolsillodesujubón.—Aquílatengo—dijodonAndrés.—También tiene el escudo de lacre delConsejo de la Suprema Inquisición,
bienvisible—contestódonJuan—¿Yquédice?—preguntóconcuriosidad.—Nolosé,nolaheabierto.—¿Porqué?—PorquevadirigidaalaatencióndedonJuandeChurruca,señorinquisidor
deltribunaldelSantoOficiodeValencia.DonJuancasisecaedelbutacón.Lostresamigos,queteníanlaorejapegada
alapuerta,pudieronoírcomosetambaleabaelsillón.—¿Amí?¿Conquémotivo?—preguntóenuntonodeciertotemor—.¿Qué
metienequédecir?—Yatehedichoquenolaheabierto,nolosé.—Seguro que no ha aceptado tu dimisión porque has demostrado valentía
enfrentándote al receptor y, supongo que a su excelencia donAlonso le habrágustadotuactitud,peroconrespectoamí…—noterminólafrase.—¿Quéquieresdecir?—leinterrumpiódonAndrés.—Queme temoquevoya seryoelquevaapagar losplatos rotoseneste
conflicto.Enestacartaseguroquemecesa,lohabráhabladoconelmismísimorey.Asídejacontentosatodos.Aojosdelreceptor,másvaleesoquenada.DonCristóbal seconformaráconestadecisión,yaque, almenos,haconseguido lacabeza de un inquisidor del tribunal de la ciudad, que no se pliega a susexigencias.Alfinal,suórdago lehaservidodealgoynosevacon lasmanosvacíasenesteasunto.Noesunaderrotatotalparaél.—Me temoque te equivocas.Si lopiensasbien,no tieneningún sentido lo
queestásdiciendo.Elreceptorqueríaespecíficamentemicabezaporquesupone,ademáscon toda la razón,queyosoy lamentequeestádetrásde lamaniobramagistral que han hecho las hermanas Beatriz y Leonor Vives, junto con suhermano Luis, para reactivar sus pretensiones. Ellas no disponen de losconocimientos jurídicosparapoder idearunplandeesascaracterísticas,ydonCristóbaldeMedina,quepuedeserunpedante insoportable,enelfondonoesidiotaylosabe.Lostresamigosescucharoncomosehacíaelsilencioenlasala.Continuódon
Andrés.—Contratielreceptornotienenada,tehasmantenidoalmargenylaspocas
vecesquehasintervenidohasidosiempreintentadoponerpazenesteasunto.Terepito, don Cristóbal no tiene nada contra ti, en realidad, es una cuestiónparticular contramipersona en concreto, por losmotivosque te he contadoyconoces—seexplicódonAndrésconmuchaclaridad—.Dehecho,comohabráscomprobado, he tratado de mantenerte al margen de todo este asunto. Si lesalpicabaaalguien,quefueraamíúnicamente.—Noséquépensar—dijomuynerviosodonJuan.
—Pues hay unamaneramuy sencilla de salir de dudas, abriendo la carta yleyendosucontenido.Tampocoestandifícil.DonJuanteníalamisivaensusmanos,ynosabíaquéhacerconella.—¿Aquéesperas?Desdedetrásdelapuerta,Jero,BatisteyArnauoyeronelsonidodeunlacre
siendoroto.Denuevosehizoelsilencioenelsalón.SupusieronquedonJuanlaestabaleyendoparasímismo.Almomentoloescucharonreaccionar.—Anda,ahoraléelatú.Nosécómolohasconseguido—oyerondeciradon
Juan,conuntonodeverdaderasorpresaensuvoz.DonAndrésleyólacartaenvozalta.—«Adieciséisdíasdelmesdeseptiembredelañodelnacimientodenuestro
redentorJesucristodemilquinientosveinticinco.SuexcelenciayReverendísimodon Alonso de Manrique, el que suscribe esta carta, Inquisidor General deEspañaypresidentedelConsejodelaSupremaInquisición,ordenaymandaalseñorinquisidordonJuandeChurruca,miembrodeltribunaldelSantoOficiodelaciudaddeValencia,quesepongaadisposicióndesucompañerodonAndrésPalacios,paracuantascuestionesnecesiteyprecise, en referenciaal asuntodeBlanquinaMarch.Este inquisidor general confía plenamente en su probidad ysobradosconocimientosen lamateriaqueatañea las leyesya lasnormasdelSanto Oficio y ordena expresamente no permitir interferencias de tercerosindividuos, sean quienes sean y ostenten el cargo que ostenten. Firmado, donAlonso Manrique de Lara y Solís, presidente del Consejo de la Suprema yGeneralInquisicióndeEspaña».Denuevosehizoelsilencioenelsalóndelachimenea.—LacartavieneconelsellolacradoconelescudoespecialdelConsejodela
Suprema Inquisición y el sello personal de don Alonso Manrique. No hayningunadudadequeesauténtica.¿Porquénosdefiendeeljefesupremodeestamanera? Es algo insólito y sorprendente —dijo al fin don Juan—. ¿Tú leencuentrasalgúnsentido?—Yatehedichoqueyotampocoloentiendo.Laúltimavezquehablamosen
personaconél,conmotivodelarelajacióndeLuisVivesValeriola,tampocomediolasensacióndequelecausáramosunaimpresiónmuypositiva,másbienalcontrario.Dehecho,recordarásquenosllevamosunabuenabroncadesuparteporlafechadelautodefe.—Ytantoquemeacuerdo,¡cómomevoyaolvidar!Poresomesorprendesu
apoyotanrotundoenestamateriatanmarginal.Estoysegurodequeselashabrátenidoconelmismísimorey.—Don Cristóbal de Medina no cae bien, quiero suponer que tampoco al
inquisidor general de España. Piensa que es un nombramiento real—intentó
encontrarleunainterpretaciónrazonabledonAndrés.—Quizáesa sea la explicación.Nosotrosdesconocemos las luchasdepoder
entrelaIglesiacatólicayelreyCarlosI,aunquenoslaspodamosimaginar.—Lo que más me extraña es que el mismísimo don Alonso Manrique se
involucreenuntemamenorydetanpocatrascendenciacomoeste—concluyódonAndrés.Noerauntemamenornimuchomenos,peroclaro,esolodesconocíaelseñor
inquisidor.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES3DEOCTUBRE
—¿No tenías que contarme algo del periódico? Me lo habías dichodesayunandoestamañana—preguntoTote,justoempezandoacenarlasopadechampiñonesquehabíapreparado.A Rebeca se le habían pasado las ganas de hablar de ello, después de la
conversaciónquehabíatenidoconFernando.Sehabíaquedadoalucinadaconsuúltimapregunta.«¿Cómoseleocurrepreguntarmesitengopareja?Notenemosesaconfianza.
Que lohagaCharlyoFedeesnormal,queyanosconocemosdieciséisañosynoshemoscriadojuntos,¿peroestepollodequéva?»,pensabaRebeca.untantoindignada.Normalmente, le hubiera contestado con un simple «¿Y a ti qué teimporta?»,peroparasusorpresaseescuchóasímismaresponderconunsimple«no», más colorada que una gamba roja de Denia. No le había gustado sureacciónespontánea,poresonoleapetecíahablardetodoestetema.Por otra parte, había otra cuestión que, de forma involuntaria, después de
haberla dejado desarmada con esa última e inesperada cuestión, se habíaquedadoeneltintero.CuandoRebecalepreguntóqueledabalaimpresiónqueFernando era muy inteligente y que lo intentaba disimular, al igual que eldirectorFornell,lehabíacontestadoque«eranormal,pordoscuestiones»,perotansololehabíacontadouna,sucocienteintelectual.Despuésdelaimpertinentepregunta,laconversaciónentreellosterminódeformarepentina.«¿Cuál sería la otra, que se quedó sin responder?», pensaba Rebeca.
SeguramentenotendríaimportanciasialpropioFernandoselehabíaolvidadocontestarla,perolehubieragustadoconocerla.Rebecasaliódesuspensamientosycontestóasutía.—Sí,hahabidounapequeñareestructuraciónyrenovaciónenLaCrónica.—¿RenovaciónyLaCrónicaen lamismafrase?No lopuedocreer.Siesel
periódico decano de la ciudad, parece fosilizado. Hasta creo que su primeraediciónsaldríaesculpidaenpiedra.—No exageres tía. Es cierto que llevan como un siglo sin crear ningún
departamento nuevo y prácticamente con lamisma estructura, pero el directorFornellhadecididointroduciralgúnpequeñocambio,ymeafectaamí.—¿Nomedigas?¿Yenquéteincumbeexactamente?—Comotedecía,aldirectorselehaocurridocrearunanuevasecciónenel
periódico,que,comotúcomentabas,parecíafosilizadodesdeantesdelaGuerraCivil.Mehapuestoal frentedeellaymehaasignadoaunayudante.Lomássorprendente esqueyonohabíapedidonadade todo ello.Mehequedadodepiedra,comolaprimeraedición.—¡Rebeca! Eso parece importante, y más conociendo a La Crónica.
Últimamentetansolomedicesbuenasnoticias,¡enhorabuena!—Aúnnome felicites, porque no sé si voy a cuadrar en ese nuevo puesto.
Desconozco si valgo como jefa de sección. Una cosa es escribir artículosdivertidosacercadehechoshistóricosamiaire,quemeencantayme lopasobien,yotracosamuydiferenteestenerquesupervisaraotrapersona.Sinomegustaquemesupervisenamí, imagínate tenerquehacerloyomismaconotrapersona.Totesequedópensativa.—Demasiadovientoafavor.Hayundichomarineromuyantiguoque,aunque
algo misógino, decía: «mujer, viento, tiempo y fortuna, todo se muda». Nosvienealpelodeloqueteestáocurriendo.—¿Porquédicesesotía?—Cuandoelvientosoplademasiadoafavor,prepárateparalatormenta,eso
esloquetequierodecir.Demasiadasbuenasnoticias,espérateelgarrotazo.Rebeca se quedó pensativa porque ella también tenía esamisma sensación,
aunquesinrefránmisóginodepormedio.Intentóquitarlehierroaltema.—Tampoco son tan buenas noticias, y garrotazos te recuerdo que yame he
llevado unos cuantos últimamente, aunque siempre les haya buscado el ladopositivo.—Enesotienesrazón,aunquecuandomerefieroalgarrotazo,hablodealgo
másserio—respondióTote.—Aprovechandolaconversación,tambiéntengootracosaquecontarte—dijo
Rebeca.—Puesadelante.—Sabesque,comoeslógicoporquesomosgemelas,Carlotayyocumplimos
añoselmismodía.Faltamuypocoparaesafecha,lasemanaqueviene.—Claroquelosé,veintidósañitos,losdospatitos,omásbien,losdoscisnes.
Oshabéisconvertidoenunaparejadepreciosasjóvenes.—Esperaquetecuente.Carlotavaaorganizarunafiestadecumpleañospara
nosotrasdos,deformaconjunta.Piensainvitaramediaciudad.Yasabesqueesuna influencerde esas de las redes sociales. Tienemiles de seguidores que laleenadiario.—Esomehacemenosgracia, recuerdaqueeres laundécimapuertaydebes
tratardellamarpocolaatención,cuestiónenlaqueveoqueteestásaplicandoaconciencia,perojustoensentidocontrario.—Espera a escucharlo todo. Amitad de fiesta, quiere anunciar a todos los
asistentesquesomoshermanasgemelas.Tote se levantó de golpe de la silla, visiblemente nerviosa. Rebeca se
sorprendiódelareaccióndesutía,untantofueradelugarasusojos.Tampocoleparecíaparatanto.—Aquí tenemos el garrotazo que esperaba. Esto obliga a precipitar los
acontecimientos.—dijoTote,alterada.—¿Quéacontecimientos?—preguntóRebeca,sincomprendernada.Toteseguíadepie,sindejardemoverse.Sedirigióenuntonomuygraveasu
sobrina.—Escúchame con atención, quiero que invites a Carlota a pasar el fin de
semanaconnosotras.Noadmitasun«no»porrespuestabajoningúnconcepto.Encasocontrario,yateadviertoquenotepermitiré,aunquesealoúltimoquehagaenmivida,queasistasaesafiestadecumpleaños,quetequedemuyclaro.¿Comprendeslaimportanciadeloqueteacabodedecir?—Laverdadesqueno,peroloharésitúmelopides—dijounasorprendiday
extrañadaRebeca.—Otracosa,dilequeseprepareunapequeñamaletaparapasardosdíasfuera
desucasa—recalcóTote,mientrasdejabalosplatosenellavavajillas,todavíanerviosa.«¿Dosdías?»,pensóRebeca,extrañada.Ahorasíquenoentendíanada.
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22DEFEBRERODE1525
—¿Quéhacestanapurado?¡Parecequevengascorriendo!—ledijoIsabelasuhijoAmador,cuandolovioentrarporlapuerta,resoplando.Lefaltabaelaire,había llegado desde el PalacioReal a toda velocidad para presentarse en casaantes de su padre, que estaría al caer, porque había salido apenas un par deminutosantesqueél,delmismolugar.Amadorintentójustificarse.—Estabajugandoconmisamigos,ymehatocadocorrer—intentóexplicarse
Amador.—¡Anda!Aséateunpocoquehacesunolorasudorquetumbaaunmuerto—
leordenósumadre.Amador hizo caso a Isabel, se fue hacia la habitación donde había una
palanganadeagualimpiaconunapastilladejabón,yseaseóunpoco.Salióalsalónysesentóenunsillón.Nohabíapuestolaespaldaenelrespaldocuandooyócomoseabríalapuertadesucasa.Supadreentróenelsalón.—¿Quétehapasado?—lepreguntósumadre,cuandolovioconesacaraun
tantodesencajada.—Quemeacabandetomarelpeloenmicarayyasabesqueesalgoqueno
soporto.Amador estaba en medio de la conversación, escuchando con atención y
guardandosilencio.—¿Quién se ha atrevido a tomarte el pelo, si se puede saber?—preguntó
Isabel.—Eldemonioesedelinquisidor,donAndrésPalacios.—Perosihacenadatediomuybuenasnoticias,rechazandolapeticióndelas
herederasdeBlanquinaMarch.Medabalaimpresiónquehabíaisfirmadolapazeneseconflicto.
—Puesporesomehatomadoelpelo.Fueunasimpleestratagemaparaganartiempo y que yo me olvidara del asunto, mientras ellos maquinaban a misespaldas.—Ganartiempoymaquinar,¿paraqué?—SabesquelasleyesylasnormasdelSantoOficioobliganafirmarestetipo
depeticionesatodoslosherederos.Sifaltalafirmadecualquieradeellosnoseaceptanisetramita.—Losé,melocontaste,poresodonAndrésPalaciosrechazólaspretensiones
delashermanasVives,porquefaltabalafirmadesuhermanoLuis.—Puesahorahareactivadoelprocedimientoypretendeforzarmeadevolverle
losbienesconfiscadosaBlanquinaMarchasusdoshijas.Isabelsesorprendió.—Entonces,¿alfinalhafirmadosuhermano?—No.ParaelloteníaqueveniraEspañaynolohahecho.—Puesnoentiendonada.Sinohanfirmadotodoslosherederos,elinquisidor
estarácometiendounailegalidadreactivandoelasunto—dijoIsabelenuntonomuyfirme—.Presentaunareclamación.—Ahíestáelmeollodelacuestión.LuisVivesfirmóundocumentonotarial
en Brujas, renunciando formalmente a la herencia de sumadre Blanquina, enfavor de sus otras dos hermanas vivas. En consecuencia, desde esemomento,dejóoficialmentedeserherederolegal.Ahora,conlafirmadeBeatrizyLeonoressuficienteparareactivarelproceso,yanoseprecisalafirmadesuhermano,porquenotieneningúnderechosobrelaposibleherenciadesumadre.Isabelsesorprendióaúnmás.—SiLuisVivesviveytrabajaenOxford,Inglaterra.—PuesporlovistosedesplazóhastaBrujasparafirmar,enunanotaríadela
ciudad, ese documento y se lo hizo llegar a Beatriz y Leonor. Estas se loentregaronalinquisidor,porloquesudemandadedevolucióndeladoteyanopresentabaningúndefectoformal,porqueestabafirmadaportodaslasherederas,alquitarsedeenmedioLuisVives.Isabelestabaasombrada.—Mepareceunplanmuyelaborado.¿Esoseleshaocurridoalashermanas
Vives?Lashacíamástontas,peroyaveoquemeequivocaba.—Nosontontas,peroeseplannohapodidohabersidoideadoporellas.Está
muyclaroquetansolohapodidosalirdelamentedeunjurista.Adivinaquiénloes—dijodonCristóbal,poniéndosecoloradoporunmomento,alrecordaralinquisidor.—¡DonAndrésPalacios!—respondiódeinmediatoIsabel.—Premio.
—Perotúlotienesmuyfácil,hablaconelreyycuéntalelosucedido.Seguroqueseenfadamuchoeincluso,quiénsabe,puedellegaradestituiradonAndrésPalacioscomoinquisidordeltribunaldelaciudadymandarloaotrodestino.—Meenfrentoaunapersonamuyinteligente.Elmuyladinoyahabíaprevisto
esaposibilidad—dijo,mientrassacabadesubolsillounacartaarrugadayselaentregabaasuesposa,quesequedómirándolacondetenimiento.—LlevaelmembretedelConsejodelaSupremaInquisiciónyelsellolacrado
delmismísimoinquisidorgeneraldeEspaña.Parecemuyimportante.—Asíes.Puedesleerla,quizámecomprendasmejor.AsílohizoIsabel.—«Adieciséisdíasdelmesdeseptiembredelañodelnacimientodenuestro
redentorJesucristodemilquinientosveinticinco.SuexcelenciayReverendísimodon Alonso de Manrique, el que suscribe esta carta, Inquisidor General deEspañaypresidentedelConsejodelaSupremayGeneralInquisición,ordenaymanda al señor receptor don Cristóbal de Medina, miembro del tribunal delSanto Oficio de la ciudad de Valencia, como su superior jerárquico máximodentro de la estructura de la inquisición española, que deje de interferir enasuntos que no son de su competencia, en concreto, en la reclamación de lasherederas legales de doña Blanquina March. La persona competente pararesolver ese asunto y tomar la decisión, sea la que sea en derecho, es elinquisidoryasesordel tribunaldeValencia,donAndrésPalacios,queposeelaformaciónjurídicaapropiada.DictaminarádeacuerdoconlasleyesylasnormasdelSantoOficio.Leprohíboexpresamentecualquier labordeobstruccióny lerecuerdoquedonAndrésessusuperior jerárquicoenel tribunal local.Parasuinformación, le comunicoquehepuesto el asunto en conocimientodenuestrorey Carlos I. Espero no recibir ninguna noticia más sobre este temaabsolutamente trivial y le ordeno expresamente que cese su actividad sobrecualquierlaborquetengaqueverconesteasunto.Quecadaunotrabajedentrode sus atribuciones, funciones y competencias. No me hagan perder más eltiempoconestasmenudencias.Recuerdequelaaplicacióndelaleyylasnormasdel Santo Oficio están por encima de las personas. Firmado, don AlonsoManrique de Lara y Solís, presidente del Consejo de la Suprema y GeneralInquisición»..Isabelsequedóblanca.—Estacartaestáescritaentérminosmuyduros,¿cómolohabrálogradodon
Andrés? Que yo sepa, no mantiene una relación fluida con su excelencia elinquisidor general —dijo asombrada Isabel—. Conseguir que se hayainvolucradodeestamaneraenuntemacompletamentemenores,cuantomenos,sorprendenteeinaudito.
—Sí, desde luego que lo es —le contestó su esposo—. Yo tampococomprendo cómo lo ha logrado.DonAndrés Palacios tiene su prestigio comoasesoreinquisidorescrupuloso,hapasadoporotrospuestosmenoresendiversoslugaresdeEspaña,peronoesabsolutamentenadieen laestructurageneraldelSantoOficio. Es un personaje gris sin ninguna influencia, almenos eso creíahastaahora.Estometienetansorprendidocomoati.Noséquépuedeser,peroalgosemeescapa,ymetienepreocupado.Nomegustatenerestasensación.Ahora Isabel se quedómirando fijamente a la cara de su esposo. Le dio la
impresión que incluso se intuía un amago de sonrisa debajo de esa capa deaparenteenojo.—No te veomuy enfadado. Deberías estarlo después de un golpe tan bajo
comoeste.¿Metengoquepreocuparporalgo?Amadortambiénseextrañó.Haceapenastreintaminutossupadreestabarojo
de la ira y se lo llevaban los demonios. Ahora parecía tranquilo y relajado,inclusodiríaquesucaranoreflejabalarabiaqueselesuponía,despuésdeloshechosdelosquehabíasidotestigo.—Quiénsedeberíandepreocuparsonotraspersonas,noyo.Mevoyalimitar
aobedecerlasinstruccionesclarasyprecisasdemijefemáximo,notengootraopción,perolevoyahacercasodeformaliteral,sobretodoloquedicealfinaldeesadesagradableeinnecesariamisiva.Almismotiempoqueterminabasufrase,seechóareírdeformaestruendosa.—Esta partida acaba de comenzar —dijo entre carcajadas—, y la pienso
ganar.IsabelyAmadornoentendíannada,peroconocíandesobraasuesposoyasu
padre.Cuandovislumbrabaunapresa, ledabacazadeformainmisericorde,noseleescapabaniuna.No sabían qué estaba tramando, pero desde luego ya se podían poner a
temblarBeatrizyLeonorVives.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES4DEOCTUBRE
«Es extraño, aunque sea una perezosa impenitente, siempre me levantocontentaparairalperiódico,sinembargo,hoytengosensacionescontrapuestas»,sedijoRebeca,encuantoescuchósonareldespertador,impertinentecomotodaslasmañanas.Salióalacocina.Sutíayasehabíamarchadoatrabajar.Setomósuvasode
lechehabitualybajóaltrasteroacogerlabicicleta.Eraelritualdiario.LlegóaLa Crónica a su hora normal. Por segunda vez en casi cuatro años, entróavergonzadaenlaredacción,ylaocasiónanteriornodeberíacontar,yaquefuesuprimerdíadetrabajo.Sedirigióhaciasumesa,casiescondiendolacabeza.«¿Qué tontería estoy haciendo?», se dijo. Intentó adoptar una postura más
digna.«Casicreoqueespeor»,pensó.—Buenosdíasatodos—saludó,comoerahabitual,asustrescompañerosy
sedirigiólomásrápidoquepudoasupuestodetrabajo.Horror.Loprimeroquevio, justoenelcentrodesumesa, fueunpequeño ramode
rosasrojas,acompañadasdeunsobredelafloristeríalaVioleta.«¡Memuero!»,pensóavergonzada.Su primera reacción fue, lo más rápido que pudo, esconder el sobre de la
floristería en su bolso. No tenía ningunas ganas de aguantar la situación quesuponíaqueibaasucederenunossegundos.«Tres,dos,uno…»,pensóensilencio.—¿Tehasechadonovioporfin?—lepreguntó,amododesaludo,Tere—.Me
alegro.Esunalástimaqueunachicatanmonacomotúnotuvierapareja.Yaerahora.Ahíestabacomenzandolasituaciónquetemía.—Puessigosintenerpareja,ytambiénsigosinningunasganas—contestóen
un tono de voz más alto de lo normal, para que lo escucharan todos sus
compañeros.—Pues entonces te ha salido un admirador, porque ese ramo de rosas es
preciosoynohaaparecidodelanada.—Síqueesbonito,peronoséquiénme lohamandado.Seguramenteserán
losdelaemisoraderadio—contestóRebeca, intentandotirarbalonesfuera—.Sonextremadamenteamablesconmigo,aveceshastatengovergüenzadelobienquemetratan.—Pues abre el sobre de la floristería, que está justo…—Teresa se quedó
calladade repente—.Porunmomentomehabíaparecidoverlo juntoal ramo,peroahoranoestá.—Yonohevistoningúnsobrecuandohellegado—mintiólomejorquepudo
Rebeca.—¡Quéextraño!Yaesraroquetemandenfloreshoyendía,ytodavíamássin
remitente —dijo Tere, que no estaba del todo convencida—. ¡Un admiradorsecreto!Lashayquetienenclasehastaparaeso.Mientrasambasamigasestabanhablando,parasuespanto,Rebecavioporel
rabillodelojocómoselevantabadelamesasucompañeroFernandoysedirigíahaciaella.Esperabadiscreciónporsuparte,peroteníaquereconocerqueestabaalgoasustada.—Hola,Rebeca,teacabodemandar…«¿Quémeacabasdemandar?»,sepreguntóRebeca,enunsegundo.—…elartículoquetenemosquepresentarhoyparalaedicióndemañana,
viernes,talycomonosordenóeldirector.Revísaloyhazloscambiosnecesarios—concluyólafraseFernando.Rebecanoseaguantómásyselevantódelasilla.—¿Tienesunmomento?Tenemosquehablarenprivado—dijo,dirigiéndose
aFernando.—¿Enprivado?—seextrañóTere.Rebecaseexplicó.—Ahora, según el director Fornell, Fernando y yo formamos una sección.
Tenemosquecomentartemastécnicos.Silohacemosaquímolestaremosalrestode los compañeros.Nocreoqueos intereseescuchardatosdeHowardCarter,porejemplo.—¿Esetíoenquégrupotoca?¿Loconozco?—KV62 —respondió Rebeca, mientras veía a Fernando aguantarse la risa
comopodía.—Ahoramismonomesuenan,pero,porsunombre,parecequesuestilodebe
serungrupodemúsicaelectrónica.Iguallosheescuchadoenalgúnfestival.—Lodudomucho.KV62eselnombretécnicodelatumbadeTutankamón,y
Howard Carter fue un egiptólogo muy famoso que vivió a caballo entre lossiglosXIXyXX.FuesudescubridorenelValledelosReyes,frenteaLuxor,enelaño1922.¿Continúoonoteinteresa?Terehizoungestoderechazoconlamano.—Teníasrazón,nomeinteresa.Anda,irosalasaladereunionesahablarde
cosasdelistillos—dijoTere,sonriendotambién.Fernando y Rebeca marcharon hacía la sala de reuniones. De camino.
Fernandonosepudoaguantar.—¿QuétienequeverHowardCarterconestahistoria?¡Sielartículoquetehe
enviadonotienenadaqueverconél!—Escucha, acabo de llegar a la oficina.Ni siquierame ha dado tiempo de
encenderelordenador. ¿Cómoquieresquehaya leído tuartículo?Hedicho loprimeroquesemehapasadoporlacabeza,paraquitarmedeencimaaFabioyaTereyquepodamoshablarenprivado—contestóRebeca,mientrasabríalasaladereunionesydejabapasarasucompañero.Sesentaronenlamismaposiciónquelohicieronenlaúltimareunión.—Puestúmedirásquéquieres—iniciólaconversaciónFernando, intrigado
porlaactituddesucompañera.—Empecemos primero por el tema profesional. He tomadomi decisión. A
pesarde loqueescuchamoselotrodíaeneldespachodeldirectorFornell,nopiensoretocarningúnartículotuyo,salvoqueveaalgomuygraveenalgunodeellos,cosaquemeextrañaría.—¿Porqué?¿Noteinteresan?—Al contrario. Me interesan y mucho, por eso no los voy a estropear
metiendounaplumadiferenteenexcelentestextos.Fernandoparecíaabrumadoyconfundidoalavez.—¿Quéquieresdecirexactamente?—Que,porsupuesto, leeré todosycadaunode losartículosquemeenvíes,
antesdesupublicaciónimpresayonline.LemandaréunemailaFornelldandomiaprobación,peroserántuyosysolotuyos.Nomeinterpretesmal,noesquenoquieraperdereltiempoonotengainterés.Esjustamentelocontrario.—¿Lo contrario? —preguntó Fernando, que no acababa de entender a su
compañeraRebeca.—Escribesmuybienynonecesitasmiayuda.Porotraparte, si lasituación
fuera a la inversa, es decir, si tú tuvieras que corregir mis artículos según tupropioestilo,teaseguroquemesentaríafatal,asíqueyotampocolovoyahacer.Yatedijequeleígranpartedetutesisdoctoral,loquenotecontéesquehabíaleídotambiénotrosartículostuyos.Tengoconfianzaenti,esoestodo.Deberíassentirtehalagado.
—Caramba,Rebeca,medejas sorprendido.Noesperabaqueuna celebridadcomotúmepudieradeciresaspalabrasaunsimplenovatocomoyo.—¿Novato?Tienesmejorexpedienteacadémicoqueyo,ymesacasseisaños
deedad,yeso tambiénesexperiencia.Fornellnoesningún idiota.Mepareceevidente que está sobrecualificado para el puesto que ocupa, sin pretenderdesmereceraLaCrónica.En realidad, esunhalagoa la capacidadmentaldeldirector. Es muy inteligente y ha sabido elegir dos personas de perfiles muysimilares.Desdeluegonosomosclones,perocompartimosmuchosrasgos.Fernando no sabía qué decir. Se hizo el silencio por un momento. Rebeca
continuó.—Una vez dejadas las cosas claras en lo profesional, vamos a pasar a lo
personal—dijo, muy seria, mientras le observaba con una especial atención,intentandoexprimircadapuntodeesos191queledecíanqueteníadecocienteintelectual.—Quiero dejar una cosa muy clara. No tengo pareja ni tengo ninguna
intención de tenerla, al menos de momento. No me gustaría que los temaspersonalesenturbiarannuestrarelaciónprofesional.Fernandoseruborizó.—DisculpaRebeca.No debí preguntarte el otro día acerca de que si tenías
pareja.Noséporquélohice,igualfuealgúnreflejoligónqueaúnmequedaporahídentro,frutodemiantiguapersonalidadtunera,peromearrepentínadamásformularla. Admiro tu trabajo y jamás haría nada que pudiera entorpecer esalabor ni nuestra colaboración profesional. Te pidomil disculpas de nuevo, novolveráasucedernadanisiquieraparecido.Rebeca estaba analizando a fondo a Fernando. Le había parecido
completamente sincero.Nohabíahechoningunamenciónal ramode floresnihabíaobservadoningúngestocorporalnimiradaquepudierahacerlesospecharqueéleraelremitente.Esa cuestión era una de las pocas ventajas que le veía Rebeca a su
extraordinariocociente intelectual, la rápidacapacidaddeanálisisdel lenguajenoverbaldelaspersonas.Muchagentelollamabaintuición,peronoteníanadaque ver con la adivinación. Esa supuesta intuición no era tal, simplementeanalizaba con más claridad y rapidez que los demás determinadas palabras,gestos,movimientos,miradasyunsinfíndemensajesque,sinserconscientes,lanzábamosalairedeformaconstanteeinvoluntariaduranteunaconversación,o incluso un silencio. Ella se limitaba a recogerlos e interpretarlos. Tenía quereconocer,muyasupesar,queCarlotaaúnerabastantemásrápidaqueella.Lasituaciónleparecióextraña.Despuésdeanalizarlo,descartóaFernando.«Entonces,¿quiénmehabráenviadoelramodeflores?»,pensópreocupada.
49
22DEFEBRERODE1525
—Creoqueyaeshoradequenosretiremosanuestrosaposentos—dijodonJuandeChurruca.—Sí,yaestarde—confirmódonAndrésPalacios—,ymañananosesperaun
díaduro.Aúnestabansentadosenlosgrandesbutaconesdelsalóndelachimeneadel
PalacioReal,mientrasBatiste,JeroyArnauestabanespiandosuconversaciónatravésdelapuerta,conlaorejapegada,casisinrespirar,paranoperderseningúndetalle.Después de un pequeño silencio, oyeron movimiento de sillones. Eso
significaba que los dos inquisidores se estaban levantando y se disponían aabandonarelsalón.—Escuchar, ahoranosesconderemosdetrásdeestebustodemármol—dijo
Jero—.Nonosveránporqueestáenpenumbraycuandoabranlapuertaquedarafueradesuángulodevisión,perodebemospermanecerensilenciototal.Nonosverán,peronospodríanoír.NadamásterminarlafraseJero,lapuertadelsalóndelachimeneaseabrióy
salieronlosdosinquisidores.—¿Porquémediceseso?—preguntódonAndrés.NohabíanpodidoescucharloquelehabíacontadodonJuanconanterioridad
aesapreguntaporquesehabíanescondidoyseparadosusorejasdelapuerta.—Porqueno le hasmatado, tan solo lo has dejadoherido.Ya sabesqueun
animal herido es el doble de peligroso—dijo don Juan—.Y no es un animalcualquiera,esdonCristóbaldeMedina.—NosabemosquéponíaenlacartaquelehaenviadodonAlonsoManrique,
peroajuzgarporelcontenidodela tuya,noslopodemosimaginar—dijodonAndrés,mientrascerrabaasusespaldaslapuertadelsalóndelachimeneaconcuidado.
—¿Te lo puedes imaginar? —preguntó don Juan, mientras empezaba acaminarporelpasillo.—No es tan complicado de deducir. Piensa en lo que te decía a ti y amí.
Básicamentea ti tedecíaquemeprestaras tuapoyo,porqueyoera lapersonacompetente para resolver el asunto, y a mí me decía, entre otras cosas, queaplicaralasleyesylasnormasdelSantoOficio.Laconclusiónesobvia.—Puesseráobviaparati—lecontestódonJuan—,porqueyonolaveopor
ningúnsitio.—Meimaginoquesucartaseríaen tonomuyduro.Lediríaque lapersona
competentepararesolverestacuestiónsoyyo,quenoseinterfierayquemevoya limitar a aplicar precisamente esas leyes y normas. Más o menos algo así.Supongoque, porprudencia, también lohabrá comentadocon el reyCarlos I,paraanticiparseaunaposiblemisivadelreceptor.Alfinal,porencimainclusodel inquisidorgeneral, aunque tengaungranpoder, está elmonarca—explicódonAndrés.—¿Ytodasesasconclusioneslassacasapartirdenuestrascartas?—preguntó
sorprendidodonJuan.—Denuestras cartas y de su cara al leer la suya—contestó donAndrés—.
¿Nome digas que no observaste su gesto?Por unmomento creí que se iba aabalanzarsobremí.Teníacaradeasesino.—Puesentoncesvuelvoalprincipio.Tenmuchocuidado.Unanimalherido
comodonCristóbal,humilladocuandopensabaque teníaelasuntocontrolado,puedesermuypeligroso.Nocreoqueel temahaya terminado todavía.Nomeparece de esas personas que se rinden con facilidad.Estate preparado para uncontrataque.—No sé de dónde puede venir, pero si intenta algo fuera de sus
competencias…—oyerondeciradonAndrésalejándoseporelpasillo.Estabandemasiado lejos y ya no podían seguir escuchando la conversación, que seperdióenladistancia.Lostresamigos,quepermanecíanagazapadosdetrásdelbusto,selevantaron,
abrieron la puerta y entraron en el salónde la chimenea, que ya estaba vacío.BatistecogiódelbrazoaJero.—Arnau,continuatúsolohacialasalida,yotengounascosasquecomentarle
aJero.Notepreocupes,elalguaciltedejarásalirsinproblemas,yaloconoces—dijoBatiste.Se había hecho bastante tarde, entre escuchar la discusión de los dos
inquisidores y el receptor, además del rato que se habían visto obligados apermanecer ocultos detrás de la puerta del salón, así que Arnau no protestó.Tendríaquedarexplicacionesdelmotivodellegaraesashorasdelanocheasus
padres.Desapareció,saliendoporlaotrapuerta.SequedaronsolosBatisteyJero.Sesentaronenlossillones.—¿Quéteparecetodoloquehapasado?—preguntóBatiste.—Laverdad,noséquépensar—contestóJero.—CreoquedonJuandeChurrucateníarazón.DonCristóbalnosevaarendir,
asícomoasí,noesdeesaclasedepersonas.—Esposible, aunquecuandodonAndrés lehaamenazadocon lacárcel, su
tonodevozsehamoderadodeformanotable.Haacusadoelgolpe.—Estáclaroquetupadre,donAlonsoManrique,noshaintentadoecharuna
mano,peronosési,conbuenavoluntad,noslahaechadoalcuello.MeparecequetenemosunnuevoenemigoenlaciudadysellamadonCristóbaldeMedinayAliaga.Creoquetupadrehacreadounmonstruo.—¿DeverdadpiensasquevaaseguirconeltemadeBlanquina?—No solo lo creo, estoy seguro, por supuesto de una forma discreta.
Oficialmentenosesaltarásuscompetencias,nosearriesgaráaenfrentarseatupadre,perodentrodeellasobstaculizaráeltemaalmáximo,notequepaningunaduda.Noolvidemosquedisponedetodasudocumentación,ademásensupropiodespacho,alalcancedesumano.—Esverdad.NotieneniquesalirdesucasaparainvestigaraBlanquina—
reflexionóJero—,yenelinteriordesuviviendanadiesabeexactamenteloquehace. Se puede encerrar durante horas en ese enorme despacho que tiene yestudiarseladocumentaciónsinquenadieseentere,páginaporpáginaypalabraporpalabra.—Esunalástimaquenolapudiéramosrobareldíaqueestuvimosallíyque
terminóconmitremendotrastazocontraelsuelo,quecasimecuestalavida—recordóBatiste.—Entoncesestamosenpeligrodeverdad.Mipadreteníarazóncuando,hace
menos de un mes, en este mismo salón, nos advirtió del peligro que nosesperaba.Loviovenir,yasabíaquetodoestopodíaocurrir.Seloesperaba.—¿Teacuerdasdeestaspalabras?«Lascosasnosontansimples,miquerido
amigo. En estemundo en el que vivimos, nada es blanco o negro, existe unaescaladegrises,yahíestamosnosotrosahoramismo,enungrisalgooscuro»—dijoBatiste,mediosonriendo.—¡Esaeslacitatextualquemipadreledijoaltuyoaqueldía,cuandoJohan
nocomprendíaelpeligroquenosacechaba!—Exacto.Puesmetemoqueelgrisseestáoscureciendopormomentos.De
nosotrosdependeráaclararlo.Sequedaronensilencio,rememorandoaquelinstante.—¿Creesquedebemoshacerlelagranpreguntaatupadre?—preguntóenun
tonomuypreocupadoJero.Batisteasintióconlacabeza.—Metemoqueahoraestamosobligadosaello.Recuerdaloquetecontéylo
quepude leer, tan soloalprincipiodelprimer legajodeBlanquina.Si aquelloqueleíescierto,elasuntosepuedevolvermuygrave.—Estoyasustado—reconocióJero.—Y es bueno estarlo. El miedo no es malo en sí mismo, siempre que lo
controlemos.Temantienealertayasíhemosdeestarnosotrosahora.—Entonces,¿selopreguntarásatupadre?—Sí,loharé,aunquenosésimeresponderá.Piensaquesomosnosotrosdos
los responsablesdel árbol.Ni tupadreni elmío formanpartede la estructuraactualdelconocimiento.Esnuestraresponsabilidad,yaloescuchasteenaquellareunión—respondióBatiste.—Peroelárbolpodríaestarenpeligroinminente,ytupadre, juntoconLuis
Vives, fueron los que lo ocultaron en su actual emplazamiento.Tan solo ellosdossabendóndeseencuentraescondido—recordóJero.—Elverdaderoproblemanoesese,esquequizáelSantoOficio tambiénlo
sepa,aunqueahoramismonoseanconscientesdeello.Peroesopuedecambiarcon don Cristóbal, si se pone a investigar en serio todos los documentos deBlanquina y saca sus conclusiones. Nosotros lo sabemos porque pude leer,duranteapenasunpardeminutos,elprimerexpediente,peroquizámipadrenonospuedaoquieradecirnada.—Entonceslotendremosmásdifícil—dijoJero,conungestoderesignación.—Quizá tengaquecambiardeestrategiapara llegaralmismo lugar.Loque
está claro que necesito una respuesta demi padre. El árbol está en verdaderopeligro.CuántarazónteníaBatiste.
50
ENLAACTUALIDAD,JUEVES4DEOCTUBRE
—¿Quéprepareunamaletaparapasardosdías fueradecasaparamañanaviernes?—preguntóCarlota,congestodeevidentesorpresa—.¿Esasfueronsuspalabras?—Comosé lopuntillosaqueeres. exactamente fueronque tedijeraque«se
prepareunapequeñamaletaparapasardosdíasfueradesucasa»,siquieresmásprecisión.Esoesloquemehadichomitía,yteaseguroqueestabamuyseriayalterada.Meadvirtióquesinoaceptabaslainvitación,queyamepodíaolvidardeasistiraesafiestadecumpleañosconjuntaqueestásorganizandoensecreto—respondióRebeca.—¡Esojamás!—exclamó,casigritando.Estaban sentadas comiendo en un chiringuito de la playa de laMalvarrosa,
muycercadecasadeCarlota.—¡Mepidedeundíaparaotroquemeorganiceunasalidademicasa!¿Ysi
tengo compromisos previos? ¿No se le ha ocurrido pensarlo? Tengo una vidasocialintensa.—¡Déjatedemonsergasyescucha,Carlota!Conozcoami tía,y ahora tuya
también,deformasobrada.Yasabesquellevoviviendoconelladesdelosochoañosymedio.Teaseguroque,sealoquesealoquehaprogramado,debedesermuyimportante,quizámásqueeso.—Supongo que lo será, si te amenaza con no asistir a tu propia fiesta de
cumpleaños.Esaamenazasobraba.RebecasequedómirandoaCarlota.—Tú,quesiempretejactasdetenerunamenteanalíticaqueresuelveenigmas
aunavelocidadinsuperable,¿nodeducesnadadetodoesto?Porqueyo,todaunamortal,inferiorentodoslosaspectosaladiosaCarlota,lohehecho,ytampocomehacostadotanto.Carlotaseindignóconsuhermana.
—¡Pues claro que sé lo que pretende tu tía desde el primer segundo! —contestóenojada—.Loquemeirritanoeseso,sinolapremuradelacita.Nomegusta.Tambiéntengomiscompromisos,quetendréquecancelar,ynomehaceningunagracia.—¿Deverdadsabeselmotivo?—Ytútambién.Aversidejamosdedisimular,queningunadelasdossomos
idiotas.Dejemosdejugarlaunaconlaotra.Eraverdad.Rebecalohabíadeducido,perolehabíacostadounbuenrato,sin
embargo, Carlota parecía que lo había hecho casi en directo, en unos pocossegundos.—¿Quénosquerrácontardenuestrospadres?—preguntóRebeca.—Tutíahaconsideradoquehallegadoelmomentodequesehagalaluz,y
¡menuda luz nos espera! Estoy segura de que nos va a deslumbrar. Vamos aconocercosasverdaderamentesorprendentes—dijoCarlota.—¿Cómopuedessabereso?—preguntóintrigadaRebeca.—Evidentementenoséquécosasinteresantesserán,peromepuedoimaginar
algunas,yséqueseráncasiinverosímilesanuestrosoídos,almenosalostuyos.—¿Cómo cuáles? —le preguntó con evidente interés Rebeca, ya que su
análisisnohabíasidotanprofundo.—Porejemplo,dequéydóndetrabajabannuestrospadres,peroenlarealidad,
noenlaficción.—¡Qué dices! Eso ya lo sé yo. Ambos eran comerciales de un laboratorio
farmacéuticomuyimportante.Dehecho,allíseconocieronyluegosecasaron.Elrestoyalosabes.Carlotaseechóareír.—Yyosoyastronauta.Rebecanocomprendíaasuhermanayseenfadóporsurespuestaburlona.—Tú no has vivido con ellos y no has compartido experiencias. ¿Cómo te
atrevesconsemejanteafirmacióntantemeraria?Rebecasearrepintiódeinmediatodehaberpronunciadoesafrasetanredicha.
PodíadolerleaCarlota,sinembargo,asuhermananoparecióimportarle.—Experiencias seguro que menos que tú, pero he compartido lo más
importantedenuestramadre,queessucerebro.Poresoséquédecomerciales,nada de nada. Me sorprende que te tragaras semejante patraña. Sin duda tucociente intelectual ha ido menguando de forma evidente con el paso de losaños.¡Quélástimademujer,tanguapa,tanrubiaytantonta!—¡Nometoqueslaspalmasquemeanimo!—exclamóRebeca,alaspuertas
delaeternaypolémicadiscusión—.Averlistilla,¿quéhasdeducidoqueyonosepaya?
—Por ejemplo y, para empezar, no vamos a pasar en fin de semana en laciudad,sinoenotrolugardiferente.Rebecasesorprendió.Sutíanolehabíadichonadadeunviaje.—¿Cómo puedes saber eso?—preguntó asombrada—.No recuerdo haberte
comentadonadadeello.—Porfavor,Rebeca,¡porsupuestoquemelohasdicho!—Nometomeselpelo.Estoyseguradequeno,porquenisiquieramitíame
lohamencionadoamí.—Tu tía sí que te lo ha dicho, y tú a mí, lo que pasa es que no lo has
comprendido,contucerebroatrofiado.—Aver,explícate—dijoRebeca.—Parainvitarmeapasarunfindesemanaentucasa,cosaquetutíahahecho
infinidad de veces, jamás ha empleado la expresión «dile a Carlota que seprepareunapequeñamaletaparapasardosdíasfueradesucasa».Fueradesucasa…yfueradelavuestratambién.Elsignificadodesuexpresiónesmásqueevidente.Rebecaestabasorprendida.—Yahoramedirásquetambiénconocesellugarexactodóndenosvamosa
pasarelfindesemanalastresjuntas.—Porsupuesto,¿acasotúno?Rebecanosalíadesuasombro.—No,ycreoquetútampocolosabes,teestásmarcandounfarol.—¿Esopiensas?—preguntóCarlota,mientrascogíaunaservilleta,sacabaun
bolígrafo y apuntaba algo en ella. La dobló cuidadosamente para que no sepudiera ver su interior—. Prométeme que no la leerás hasta mañana por lamañana—decía, mientras se la entregaba—. Cuando desayunes con tu tía lapuedesabrirymarcarteeltanto.Nosoloponeellugardedestino,sinotambiéndóndequedaremosyaquéhoraexacta.Rebecalamirabaconunaexpresióndealucinada.—¿Todoesolohasdeducidodeloqueteacabodedecir?Eresunabruja.En
laEdadMediatehubieranquemado.—Nonecesitoserunabruja,soyunaMercader,aunquedentrodeunafunda
Penella.
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24DEFEBRERODE1525
—QuedainauguradalasesióndeltribunaljuvenildelSantoOficiopresididapormipersona,elseñorinquisidordonBatisteCorbera.Señoresmiembrosdeltribunal,puedenocuparsuslugares.Jero,elpromotorfiscal,Amador,elreceptoryArnau,elnotarioescribanoy
depenitencias,tomaronasiento.—Iniciamos laprimera fasedelproceso inquisitorialcontra lamemoriay la
famadeBlanquinaMarch—dijoconsolemnidadBatiste.El proceso inquisitorial era bipartito, es decir, que constaba de dos fases
separadas entre sí. Una primera sumaria o inquisitiva, que buscaba lainvestigacióndeloshechos,yunaposteriorfasejudicialensentidoestricto.Enestasegundafaseojuicio,elinquisidorseconvertíaenjuezentredospartes:elpromotorfiscalqueacusabaalosreos,yestos,asistidosenesemomentoporsusabogados.Elfiscalesgrimíaanteel juez laspruebasen lafasesumaria,contralas cuales tenía que defenderse en esta segunda fase el reo.Ahora el tribunaljuvenilseencontrabaalprincipiodelproceso.Queríanserfielesalaestructuraoriginal, así que iban a respetar sus plazos y susmomentos. Ahora tocaba laprimerafase.Durante laprimerapartedelproceso, esdecir, durante toda la investigación
criminal, el sospechoso sobre el que recaían indicios de culpabilidad ignorabaquécargosseacumulabancontraél.Apesardequelosolíanencarcelar,noseleinformaba de qué delitos se le suponía autor. La fase sumaria o inquisitiva sellevaba en secreto y, por consiguiente, el reo se hallaba en este sentido,enteramente indefenso,hasta laaperturadel juicioo segunda fasedelproceso.No era el caso que les ocupaba al tribunal juvenil, ya que Blanquina Marchllevabamuertadesde1508y,evidentemente,noseibaaenterardeloscargosensucontraenningúncaso,nienlaprimeranienlasegundafase.—Antes de iniciar el procedimiento legal, ¿alguien tiene alguna cuestión
previa que comentar? —preguntó Batiste dirigiéndose específicamente aAmador,contodalaintención.—Yo quiero hablar, si me lo permite su señoría—dijo el receptor juvenil
AmadordeMedina.—Adelante,puededirigirseaestetribunal.—Tengodosnoticias que aportar previas al iniciode este proceso contra la
memoriay famade ladifuntaBlanquinaMarch.Unaesbuenayotraesmala.Lesvanasorprender—anuncióAmador.Elpromotorfiscal,Jerónimo,tomólapalabra.—Estetribunalyalasconoce.—¿Cómo puede ser?—pregunto sorprendido Amador—. Es imposible, tan
solomimadreyyofuimostestigosdeloquemedisponíaacontar.—¿Mepermitequeselodemuestre?—insistióJero.—Adelante—concedióAmador.—LanoticiabuenaesqueelinquisidorgeneraldeEspañahaprohibidoadon
CristóbaldeMedina,verdaderoreceptordeltribunaldelSantoOficioytambiénsupadre,queseinmiscuyaenelasuntodeBlanquinaMarch.Amadorsequedóblanco.«¿Cómolopodíasaberelrenacuajo?»,pensó.Jerocontinuo.—Lanoticiamalaesqueelreceptornopretendehacercasoalasinstrucciones
recibidas,yvaainvestigarnuestromismoasunto.AhoraAmadorselevantódelasilla.—¿Acaso nos espías en secreto? Eso tan solo lo sabía mi familia, ¿cómo
puedesestarinformadodesemejantesdetalles?—Losabíatufamiliaycualquieracondosdedosdefrenteyalgodelógicaen
sucabeza—lecortóJero.—Señor receptordonAmador,vamosanecesitar suayudaparaconocer los
avances que hace su padre, para que este caso pueda progresar en su primerafasede investigación.Tambiénvamosanecesitar leerpartede losdocumentosdel caso que nos ocupa, los legajos deBlanquina de las que dispone el SantoOficio.—Enrealidadhayotramalanoticaquenoleshecontadoalosmiembrosde
este tribunal —dijo Amador—. ¿También la sabe? —preguntó ahora,dirigiéndoseaJero.Batiste y Jero se quedaron mirándose entre ellos, sorprendidos. Eso estaba
fuera del guion que habían organizado para la pantomima de esta primerareunióndel tribunal juvenil.Nosabíanquéhacerniquédecir.Al final Jerosedecidióahablar.—¿Ycuálesesamalanoticia?—preguntó—.Ladesconocemos.
—Que precisamente esos legajos de Blanquina han desaparecido, no estándóndemi padre los dejó, archivados en la letraB, en la parte superior de susestanterías. Yomismo lo he comprobado esta mañana y no he sido capaz deencontrarlas.«Yahanempezadolosproblemas»,sedijoBatiste.«Elgrissehaceoscuropor
momentos».
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—Tía, ¿adónde nos vamos a pasar el fin de semana?—preguntó Rebeca,reciénlevantada,mientrassedirigíahaciaelfrigoríficoparallenarsesuhabitualvasodelechefresca.AToteselecayólatostadadelasmanosalplato,porsupuestoporelladode
lamermelada,comosiempreacertabalamalditaLeydeMurphy.—¿Quéesloquedices?—preguntósorprendidayuntantonerviosa.—Loqueacabasdeoír.—¿Ya tiquientehadichoquevamosapasarel findesemanaenunlugar
diferenteaestacasa?—Carlota.—¿YcómolopuedesaberCarlota,siaúnnolehecomentadonadaanadie,ni
siquieraati?—Osea,queescierto.—Yonohedichoeso.—PeroCarlota tiene razón. Tu reacción y lenguaje no verbal yame lo han
confirmado—dijocontotalseguridadRebeca,mientrasabríalamanoysacabaunaservilletabastantearrugada,aúnsindesplegar.Seexplicó.—Ayerquedéconellaacomerparaadvertirledequeeste finde semana lo
pasaríamoslastresjuntas.Dijoque,porfin,seibaahacerlaluzconrespectoanuestros padres. Se rio abiertamente de mi creencia de que trabajaban decomercialesdeunlaboratorio,paraterminardiciendoqueíbamosapasarelfindesemanafueradelaciudad.ToteestabaigualdeasombradaqueloestabaRebecaayeramediodía.Tenía
losojosabiertoscomoplatos.Nopodíacreerloqueestabaescuchando.—Ahorame dirás que escribió el lugar adónde nos vamos en esa servilleta
queacabasdedejarencimadelamesa—dijoTote,atónita.
—Nosoloeso.Además,tambiénmedijoqueescribíaellugarylahoraalaquevamosaquedar.Toteyahabíadejadodedesayunar.Derepenteselehabíaquitadoelhambre.
Sisetrataradeotrapersonanohubierahechoelmásmínimocaso,peroCarlotanodejabadesorprenderle,aunqueenestaocasiónleparecíademasiado,inclusoparaunamentecomoladeella.«¿Cómopodíasaberalgoquehedecididoapenashacetreintaminutos?Acabo
decomprarahoramismolosbilletes.Estáclaroqueseestáriendodenosotras»,quisopensarTote.«Debeserunabroma».—Pues salgamos de dudas, abrimos la servilleta arrugada y leamos su
contenido—dijoRebeca—.Yoapuesto en favordeCarlota.Ya lahevisto enacciónenmultituddeocasionesymehadejadoconlabocaabierta.¿Tejuegasunmojitoparalastres,encuantolleguemosadóndeseaquevayamosaquedar?Silapetardaaciertalopagastú,siseequivocalopagoyo.—¡Acepto! ¡Qué apuesta más fácil de ganar! Te acabo de decir que hace
apenas media hora que lo he decidido. ¿Cómo lo podía saber Carlota ayer amediodía?Esimposible.Nomecabeningunadudaquesumenteesunprodigiodelanaturaleza,peronotieneunaboladecristaldebajodesucama.—Yocreoquesílatiene—respondióRebeca.—Abre de una vez la servilleta—insistió Tote, que ya se estaba poniendo
nerviosa.Rebecaladesenvolvióyladejóencimadelamesa,alavistadelasdos.«AVEValencia–Madrid,estaciónJoaquínSorolla.Salidadeltrenalas19:40.
Quedamosalas19:00ynostomamosalgoantesycharlamos».El rostro de Tote se trasmutó al blanco nuclear. Había acertado todo, casi
palabraporpalabra,loquelespensabadeciralasdos.—Esto no es nada normal—dijo con una cara difícilmente descriptible—.
¿Tienepoderesparanormales?Lopreguntoenserio,ymiraqueyonocreoenesascosas.Acabodecomprarlosbilletesahora.—Con Carlota debes acostumbrarte. La he visto resolver cuestiones
verdaderamente inverosímiles, por esoyahe aprendido a apostar siempre a sufavor.Esunvalorseguro.Nosdebesunmojitoalasdos.Toteestabalívida.Nosabíaquédecir.—Nosolohaacertadoeldestino,tambiénelmedio,lahora,yhastaloque
pensabadeciros.Notieneningunaexplicación.—Teaseguroquela tiene,aunqueahorayoesté igualdeestupefactaquetú.
Acostúmbrateynoapuestesjamáscontraella.Llevaslasdeperder,porextrañoqueteparezca.—Desdeluego—dijounaTote,queaúnestabaimpresionadaconsu«nueva»
sobrina.—Y espérate que, durante el trayecto en tren, que dura pocomenos de dos
horas,aúntevaasorprenderconmásdatos.¡Noteextrañequesepamásquetú!—Esosíqueesimposible—concluyóTote—.Carlotaaúnnohabíaninacido,
nisiquieraestabaenproyecto.—Esunhechoque sabequenosvamosapasarel finde semanaaMadrid.
Piensa cómo lo ha podido averiguar, porque yo no lo entiendo. Y si sabe eldestino,posiblementetambiénsepaelporqué.Toteestabapensativa.—Es verdaderamente sorprendente. Más que eso, es increíble. No hay
explicaciónracional.Rebecateníarazón.Apartirdelosmismosdatosdequedisponíaellamisma,
alcanzabaconclusionesfueradelonormal.LesesperabauntrayectoenAVEdelomásentretenido.—Mevoyaarreglarparairmeatrabajar—dijoTote—.Yamehasconseguido
alterarparaelrestodeldía.Venacomeracasayprepararemoslasmaletas.Rebeca se había olvidado del ramo de rosas que le había aparecido en su
mesa, en La Crónica. Con todo el trasiego de su supuesto viaje del fin desemana, sehabíaolvidadopor completode abrir el sobreydescubrir quién lehabíaremitidolasrosas.Menosmal,porqueyasololefaltabaeso.
53
27DEFEBRERODE1525
—Padre, ya sé que ya no eres la undécima puerta y que ahora esaresponsabilidad recae sobre mí, pero han sucedido ciertas circunstanciasalarmantesquecreoquedebesconocer—dijoBatiste.JohanCorberaestabacenandojuntoconsuhijo.—¿Quédices?—preguntóconcuriosidad,sinsaberbienaquéveníaaquello.—¿Teacuerdasde laconversaciónquemantuvimosenelPalacioRealhace
unmesconsuexcelenciadonAlonsoManrique?—¡Puesclaro!¿Cómoquieresquemeolvidedesemejanteacontecimiento?—¿Teacuerdas tambiénquedonAlonsonosadvirtiócontraciertospeligros
quepodríanacecharalárboljudíodelsabermilenario?—Tambiénlorecuerdo,aunqueno lo terminédecomprender.Elárbolsigue
ocultoyseguro—afirmóJohan—,desdefinalesde1508,cuandoloescondimosLuisVivesyyomismo.—Esaeslacuestión,quequizánoseaasí—dijoBatiste,mirandoalacaraa
su padre para observar su reacción.No necesitó demucho análisis para darsecuentadelaperturbaciónqueacababandecausarsuspalabras.Paraempezar,supadreselevantódeinmediatodesusilla.—¡Quéesloqueestásdiciendo!—exclamóconcaradesusto.—¿Teacuerdasdequeaprincipiosdemesmecaí jugandoalpilla-pillacon
misamigos?—¡Puesclaroquemeacuerdotambién!Estuvistetresdíasencamaporaquel
trompazoenlacabeza,entudespeñamientoporaquelmalditoterraplén.—Nomedespeñéporningúnterraplén.AhoraJohanCorberasesentódenuevoensusilla,aparentementesimulando
tranquilidad.—Apartedeque tedebería castigarde inmediatopormentirme, eso lodejo
paramásadelante.Ahoraquieroquemerespondasunapreguntamuysencilla,y
estavezsinmentiras.¿Quétienequéverelpeligrodelárbolcontucaída,fueradóndefuese?—Todo.—¿Cómoquetodo?¡Explícateya!—dijoJohan,ahoraconuntononervioso.—Enrealidadmecaídesdeloaltodeunaescalera,enelinteriordeldespacho
delreceptordonCristóbaldeMedina,ensuviviendaparticular.Johanpusocaradesorpresa.—¿Yquésesuponequéhacíasallíysubidoenunaescalera?—El inquisidor JuandeChurruca facilitóal receptor toda ladocumentación
queelSantoOficioteníaensupoderreferenteaBlanquinaMarch.Jeroyyonosasustamos e ideamos una treta. Quedamos una tarde para jugar en casa deAmador,quecomosabeseselhijodonCristóbaldeMedina.—¿Conlaintencióndebuscarlosdocumentos?—No,yasabíamosdóndeseencontraban.Deformainocente,suhijonos lo
había explicado. El problema era que había que entrar en el despacho delreceptor y subir a una escalera muy alta para poder acceder a dónde estabanarchivados,todoellosinquenadieloadvirtiera.Deallímecaí,lomenosdesdeseismetrosdealtura.Johansealarmó.—¡Tepodíashaberhechomuchomásdaño!—Sí,aunasímepeguéunbuengolpeenlacabeza.Fueunacaídamuymala
desdebastantealtura,sobreunsuelodepiedra.—¿SellegóaenterardonCristóbal?—Noestabaencasa,perocasimepillasumadreIsabelysuhijoAmador.Al
final simuléquemehabíacaídodeunsillón.El receptornose llegóaenterarjamásdenuestroincidenteensudespacho.—Menosmal.¿Ysepuedesabercuáleravuestroobjetivofinal?—Robartodaladocumentación,llevarnosloslegajosdeBlanquina.Yasabes
que desconocemos lo que hay en su interior, no sabemos lo qué averiguó elSantoOficioacercadelGranConsejoydelárboljudíoenaquellosañosquenosdescubrieron.RecuerdaqueMiguelViveseraelnúmerocuatroyfueapresadoenaquellafatídicanochedel20demarzode1500.Posteriormentefuetorturadode forma reiterada durantemeses y desconocemos el alcance completo de susdeclaracionesoconfesiones.—¿Yloconseguiste?—Evidentemente,no.Buscándolosmecaídeloaltodelaescalera.—Entoncesfracasasteentumisión.—Nodel todo.Esverdadquenopudimosrobarlos,peroalfinal localicéun
legajo con cierta información. Me dio tiempo a leer el principio de todo el
expediente,enapenasunosdosminutos.Enconcreto,eraunactadedeclaraciónbajo tortura de Miguel Vives, llevada a cabo en el año 1501. Durante eltormento, confesó una cuestión queme tienemuy preocupado.Decía que fuetestigodeunsucesomuyextrañoqueocurrióencasadeLuisVives, tuamigodelalmayantiguonúmerounodelGranConsejo,yasabes,ensucasafamiliardelacalleTabernadelGall.—¿Quédijoexactamente?—preguntópreocupadoJohan.Batisteselocontóasupadre.Encuanto loescuchó,secayóde lasilla.Lecostó levantarse.Estabapálido
comounenfermo.—Elárbolestáenpeligro—acertóadecirJohan,depiejustoenfrentedesu
hijo.—Esoyatelohabíadichoyoalprincipiodelaconversación.—Peroentoncesdesconocíaloquemeacabasdecontar—sedefendióJohan.—Escuchapadre,loquequieroesquemecontestesaunapregunta,ynome
gustaríaquememintieras.Esmuyimportante.Recuerdaque,ademásdetuhijo,soylaundécimapuerta,yencalidaddeellatehagolapregunta.—Lointentaré—dijoJohan,queaúnnosehabíarecuperado.—¿EsciertoloquedeclaróMiguelVivesbajotorturayfiguraenesaactade
la inquisiciónde1501?YaséqueLuisy túocultasteiselárbolsieteañosmástarde de esas declaraciones, en 1508, pero necesito saber si son ciertas y nosafectan en algo, porque descubren una cuestión que hasta ese momento sedesconocía,almenosparaelSantoOficio.Johanpermaneciócallado.Nocontestólapreguntadesuhijo.—Terecuerdoqueesosmismosdocumentosestán,enlaactualidad,enpoder
de don Cristóbal de Medina —recalcó Batiste—. Es posible que, mientrasnosotrosestamoshablandoahoramismoperdiendoeltiempo,éllosestéleyendoyestudiando.Necesito saberquéhayde cierto en esas confesiones.Nopuedohacer mi trabajo si me falta información. Ni Jero ni yo. Estamos muypreocupados.Johanpermanecióensilencio,mientrassuhijoloobservabacondetenimiento.
En realidad, no hacía falta que le respondiera a la cuestión. Viendo su cara,Batisteyahabíadeducidolarespuesta.—Sabesloqueestosignifica,¿verdad?—preguntó.Johanestabaenunanube.Yanoestabaprestandoatenciónasuhijo,parecía
muylejos,tantofísicamentecomopsíquicamente.—¿Dóndeestáocultoelárbol?¿LosabíaMiguelVivesen1501?¿Sigueen
ese mismo emplazamiento? Padre, necesito saberlo para poder protegerlo. Encaso contrario, tanto Jero como yo llevamos los ojos vendados y tenemos un
formidableoponenteendonCristóbaldeMedina.Sisenosadelanta,podemosperderelárbolparasiempre.Johan no podía hablar. Aquello lo cambiaba todo. A pesar de su aparente
ensimismamiento,quesimulabaevadidodeestemundo,enrealidadahorayanoloestaba.Tomóunadecisión,quenocomunicóa suhijo.Eranecesaria.Todopodíacambiarrápidamente.Habíaquepasaralaacción.—En su debido momento conocerás ciertas cuestiones —respondió
lacónicamente,dandoporterminadalaconversación.Batiste,apesardeaparentarenfadoconsupadreporevitarlapreguntaquele
habíaformulado,enrealidadyacreíaconocerlarespuesta.Selevantarondelamesa,sindirigirselapalabra.Johan redactó una carta urgente. La envió de inmediato a su destinatario.
Esperabaunarespuestainmediata.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—Esmuybueno—escuchódeciraFabio.Rebeca estaba llegando a su mesa en la redacción. Tere y Fabio tenían un
ejemplardehoydelperiódicoLaCrónica.—SindudasenotalamanodeRebeca—dijoTere.—Buenosdías,¿quéestáiscuchicheandoenmiausencia?—preguntó,cuando
llegóalaalturadeambos.—Estábamos leyendo el artículo de Fernando, que sale publicado en la
edicióndehoy.Elestiloessorprendentementeparecidoaltuyo,aunqueconotroenfoqueydeotratemática.Rebecasegiróymiróasualrededor.—NoveoaFernandoestamañana.—Como tú antes de trabajar en la radio, los viernes tampoco vendrá, ya
cumplelashorasdesucontratodelunesajueves—contestóTere—.Tieneeldíalibre.—Pues entonces, si él no está presente, lo puedo contar con libertad —
comentóRebeca.—El artículo, aunque firmado por Fernando del Rey, lo has escrito tú —
intentóadivinarFabio—.EseeselsecretodeFornell.Rebecaserio.—Osagradezcovuestraconfianza,peronoesasí,es justo todolocontrario.
No he añadido ni he quitado ni una sola coma en ese texto. El mérito esenteramentedeél.Escribeasídebien—lesdijoRebeca.—Entonces ya está claro por qué Fornell lo ha contratado. Cuenta con que
abandonesLaCrónicaenfechascercanas,caminitodelaradio—dijoFabio—.Enbreveteharánunaofertayyanotendrástiempoparanosotros.—Laofertayamelahanhecho,peroyonodejarédeescribirenLaCrónica
jamás,bueno,siemprequemelopermitaladireccióndelperiódico,claro.Yaos
lodijehacetiempoynadahacambiado.—EldirectorFornellpodrásermuchascosas,peronoesidiota.Elfichajede
Fernando,unarqueólogoquesabeescribir,cuandohayotrasáreasdelperiódicoquenecesitanperiodistasdeverdad,tienequeobedeceraunmotivomuyclaro,yelqueyotedigoeselúnicológico—insistióFabio.—Queeldirector tendrásusmotivosesevidente,peroyo, siqueréisqueos
digalaverdad,nolosllegoacomprender—contestóRebeca—.Ahoramevoyaponer a trabajar, que este fin de semana lo pasaré en Madrid y tengo queprepararmemicolaboraciónradiofónicadellunes.Rebeca se pasó toda la mañana ante el ordenador. A la una y media se
despidió de sus compañeros y se fue hacia su casa.Entró en la cocina.Su tíaToteaúnnohabíallegado.«Bueno,voyaprepararmimaletamientrastanto»,sedijo.Cuandoyalateníalista,oyócomoseabríalapuertadesucasa.Volvióasalir
alacocinayseencontróconsutía,reciénllegadadelacomisaría.Yapasabandelastresdelatarde.—Parecequesepancuándounatieneprisaporsalirmástemprano.Todoson
complicaciones de última hora—dijo Tote, a modo de saludo y con cara demalaspulgas—.Anda,vamosacomerqueyaestarde.Tote preparó una comida fría, y a las cuatro menos cuarto ya habían
terminado.—¿Yatehaspreparadotumaleta?—Sí,tía.Nohemetidoningúnvestidoformal,comolaúltimavezquemefui
aMadridporeltemadelaradio.¿Hacefalta?—¡Porsupuestoqueno!Vamosdevisita,nialaóperanianingunacenade
gala.Yonomedejoconvencercontantafacilidadparaasistiratostonesdeactosenembajadas,comohizocontigoCarolAntónlaúltimavez.—Puesentoncesmevoyadarunaduchayestarélista.TotesefueasuhabitaciónyRebecaalcuartodebaño.Sevistióysalióala
cocina.Nohabíanadie,Seasomóalsalón,yvioasutíaabriendouncajóndeunodelosmuebles,elmismodóndeguardabalallavedeltrastero.—¿Quéhaces?—preguntóRebeca.—No sé si llevármela o no.Creo que la voy a dejar en casa, es demasiado
valiosa—contestóTote.—¿Dequémeestáshablando,sisepuedesaber?TotealargóunestucheaRebeca.Yalohabíavistoenotrasocasiones,parecía
unacondecoracióndelasmuchasqueteníasutía.Habíasidounadelasprimerasmujeres enEspaña en alcanzar el grado de comisaria delCuerpoNacional dePolicía,porellodisponíadesuficientesmedallasparaocultartodaunapareddel
salón.No le gustaba hacer ostentación de ellas, salvo cuando, por obligación,tenía que llevarlas en algún acto protocolario, así que las iba dejando por loscajones,sindemasiadoorden.Rebecaabrióelestucheconcuidadoysequedómirandosucontenido.—Ya lahabíavisto.Siempremehabía llamado laatenciónpor susencillez,
perodesprendedignidadportodaspartes.¿Porquémotivoteladieron?—Esa medalla que tienes en tus manos es la más valiosa, con mucha
diferencia,delasquetenemosencasa,porque,entreotrascosas,implicalamásaltadistinciónposible.Noexisteunacondecoraciónsuperioraesa.Tansoloseotorgabaencasosverdaderamenteexcepcionales.EnEspañahaymuypocas.
—¡Caramba,tía!Nosabíaquetuvierasentupodersemejantedistinción.—Estabapensandoenllevármelaalviaje,peronolovoyahacer.Selaquería
enseñar aCarlota, porquemeveníabienpara cierta explicación, peroya se lamostraré un día que venga a casa, junto con la otra.Nome arriesgo a que sepuedanextraviar.Sondemasiadovaliosasparasacarlasapasear.
—¿Juntoconlaotra?—preguntóextrañadaRebeca.—Sí,enlacómodademicuartoguardounamuyparecida.Noesexactamente
lamisma,perosuvaloresidéntico.—¿Cuándoyporquételasimpusieron?—Nofueamí—contestóTote.Rebecanotóquelosojosdesutíaestabanhúmedos.Noestaballorando,pero
eraevidentequeestabahaciendoverdaderosesfuerzosparaevitarlo.Se fue a su cómoda y sacó otro estuche muy parecido. Rebeca lo abrió
también.Estanuevamedallaque teníaen susmanos jamás lahabíavisto.Eramuyparecidaalaanterior,loúnicoquesustituíaelcolorrojoportresfranjasdediferentes colores, blanco, azul y rojo. La estrella parecía la misma. Su tíaocultabaestamedallaalgomejor,ensupropiahabitación.—Estasmedallasselasimpusieronatuspadres—soltó,así,abocajarro.Rebecasequedópasmada.Noentendíanada.«¿Aunoscomercialesdeunlaboratoriofarmacéutico?»,pensó.
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27DEFEBRERODE1525
DonCristóbaldeMedinatambiénestabaescribiendounascartas,almismotiempo que lo hacia Johan, pero evidentemente dirigidas a diferentesdestinatarios. No tenía más remedio que obedecer las instrucciones de susuperior jerárquico, el inquisidor general don Alonso de Manrique, pero lopensabahacerensusjustostérminos,sobretodoaquellapartedesumisivaquedecía «que cada uno trabaje dentro de sus atribuciones, funciones ycompetencias. No me hagan perder más el tiempo con estas menudencias.Recuerde que la aplicación de la ley y las normas del SantoOficio están porencimadelaspersonas».Después de releerla varias veces, le encantaba esa parrafada, sobre todo la
primerapartedeella.Envióunamisivaacadaunodesussubordinadosdentrodelajurisdiccióndel
tribunallocaldelSantoOficio,coninstruccionesexpresasdetrasmitirtodaslascensalesypequeñaspropiedadesquepudieranhabérseleincautadoaBlanquinaMarch en el proceso contra su marido, Luis Vives Valeriola, en concreto enLlíria, Novelda, Alzira, Xàtiva y Gandía, así como que liquidaran algunospequeñospréstamos,comoelpropiodelaciudaddeValenciaylagobernacióndeXàtiva.TambiénmandóunamisivaalseñordeBétera,paraqueliquidarasusdeudas con la familiaVives-March de inmediato. También le habían prestadodinero a un mercader florentino de origen valenciano llamado Pere Miranda,paraconstruirunacarabelaparaelcomercioentreFlorenciayValencia.Sivendía todoa terceraspersonas,secomplicaba tremendamenteelproceso
legal de recuperación de esos bienes por parte de sus herederos legales. Lostrámitessepodríanalargarinclusoaños.Yaseencargaríaéldeeso,siempreconlaleyylasnormasdelSantoOficioenlamano,comolegustabapresumiradonAndrésPalacios.Leibaadardeprobarsupropiamedicinaentodoslosasuntosquepudiera.
Noestabaincumpliendolasinstruccionesdelinquisidorgeneral,porqueesasactuaciones se encuadraban dentro de sus atribuciones como receptor deltribunaldelainquisición,asíquenadalepodríanobjetarformalmente.En cuanto a la dote aportada almatrimonio por BlanquinaMarch, pensaba
apurar los plazos que le había otorgado el inquisidor don Andrés Palacios ycontestarleoponiéndoseaello,peroenelúltimominutoposible,para tratarderetrasaryentorpecer,siempredentrodelaley,todoelprocesoiniciadoatraicióny con la segura colaboración del inquisidor, de lamano de los tres hermanosVives.Teníaotrosplanesparaaquellos10.000sueldosdeladote,queenningúncaso
pasaban por su devolución a sus herederas, dijera lo que dijera don AndrésPalaciosoelmismísimoinquisidorgeneraldeEspaña.«NoconocentodavíaadonCristóbaldeMedina»,pensabaconmaldad.«Pero
loharánenbreveysellevaránunasorpresa».
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—¡Tardonas!Soncasilassieteydiez.—DisculpaCarlota—dijoTote—.Noshemosentretenidoconunasmedallas.EstabanenelinteriordelsalónprincipaldelaestaciónJoaquínSorolla,lugar
departidadelostrenesdealtavelocidadAVEenValencia.—¿Unas medallas? ¿Ahora os habéis vuelto religiosas de repente? Tenía
entendidoquenoosinteresabandemasiadoesascuestionesmísticas.—Y no nos interesan—respondió Rebeca—. Anda, vamos a sentarnos en
aquelbaratomaralgo.Meparecequealguiennosdebeunmojito.—¿Unmojito?—preguntó extrañada Carlota—. ¡Eso sí que es empezar el
viajeconestilo!RebecaleexplicóasuamigacómohabíaganadolaapuestaconsutíaTote.—¡Me creíste! —dijo Carlota, dirigiéndose a Rebeca—. Ya te fías de mis
deducciones, es un paso adelante en nuestro camino para ser verdaderashermanas.—Ya somos verdaderas hermanas. Y no te creí por eso, sino porque te
conozcomuchosañosysédeloqueerescapaz,aunquenofuéramosfamilia.—¿Cómo lo adivinaste? Ni siquiera había comprado los billetes del AVE
cuandoescribisteesanotaenlaservilleta—dijoTote,intrigadadeverdad.—Yo no adivino nada, no tengo una bola de cristal como seguro que cree
Rebeca,simplementemelimitoadeducirenbaseahechos,quenoeslomismo.Eneltrenosloexplicaré.Ahora,¡vengaesosmojitos!Sepidierontresylosdisfrutarondeverdad.Estabancontentasyselesnotaba.
Eraelprimerviajequehacíanjuntas,conociendoqueeranfamilia.Casinada.Al poco tiempo anunciaron su tren y su vía. Se levantaron del bar y se
pusieronenlacola,parapasarloscontrolesdeseguridad.—Esteesnuestrovagón—dijoTote.—¡Pero si es de clase preferente! —exclamó Carlota, mientras un amable
empleadoseocupabadesubirlesupequeñamaleta.—Enrealidadhecomprado loscuatrobilletesquecomponenunamesa.Así
iremos tranquilas y podremos hablar, sin mucha gente ni ruido alrededor —contestóTote.—¿YdóndenosalojaremosenMadrid?¿EnelRitz?—preguntóCarlota,con
sorna—.Yapuestosalujos…—No,perono te creas quevas tan desencaminada en cuanto al lujo—dijo
Toteriendo.—Lodecíaenbroma,enrealidadyasédóndevamosapasarelfindesemana
—lecontestó,mientrasseacomodabaenunodelossillonesconmesaenmediodelaclasepreferente.—¡Eso no me lo puedo creer! —dijo Tote—. Entre otras cosas porque ni
siquierahereservadonada.—¿HaceotromojitoenAtocha?¿Teloapuestas?—Puesclaro,esimposiblequelosepas—afirmóTote,convencida—.Estelo
vasaperderseguro.—Ya verás como no —dijo Carlota, que parecía muy divertida, mientras
tomabaunaservilletadelamesa,sacabaunbolígrafodelbolsoyescribíaunasnotas.LadoblóconcuidadoyselaentregóaTote—.Másomenosamitadviajelaabresylalees—ledijo.Rebecalasmirabadivertidas.Nosabíacómolohacíasuhermana,perosi le
hubieranpreguntadoaella,tambiénhabríaapostadoporCarlota.LerecordabaalpersonajedePatrickJaneenlaserieElmentalista,quehabíavistohacíayaunoscuantosañosyleenganchó,peroenestecasoenmujer.Unavezacomodadas,eltrenpartiópuntual,comosolíasucedercasisiempre
conlosAVE.—Podíamoscantarlascancionesdelcolecuandonossacabandeexcursión—
dijoCarlota,riéndose—.Estoesalgoparecido.LaprofesoraTotesenosllevaaMadridapasarelfinde.—Sí claro, y que se gire todo el vagón a mirarnos —contestó Rebeca,
pensando en el bochorno que hubieran podido causar en el compartimento declasepreferente.—Además, no es lo mismo. Este no es un viaje propiamente de placer,
¿verdadTote?—preguntóCarlota.—¿Ytúquésabes?—lepreguntó.—Másdeloquetepuedesimaginar.—Pues podrías empezar por explicarnos cómo sabías que nos íbamos a
Madrid,ademásjustoenestetren—dijoTote.Rebecapermanecíacallada,atentaalasexplicaciones,queleinteresabanigual
queasutía.—Eso esmuy sencillo—empezó a explicarCarlota, dirigiéndose aTote—,
peromevasapermitirqueantestecuenteotracosa.Esmuchomásimportante,yquieroquesemeentiendabien.—Claroquetelopermito,¡solofaltaría!ACarlotaselenotabaalgoemocionada.NoerahabitualenellayaRebecale
llamomucholaatenciónestaactitudtaninusualensuahorahermana.SequedómirandoaTote.—Eres una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Me has
demostradoquetienesuncorazónquenotecabeentupecho.Cuandohacealgomás de trece años descubriste que era tu sobrina, después de aquel trágicoaccidentedetráfico,tevolcasteenmídeunamaneramuyespecial,perotambiénmuyevidentehastaparaunaniñadeochoaños.Enaquelmomentonoentendíael porqué, pero una vez Rebeca, con sumente prodigiosa—dijo, mientras lamirabaconunasonrisaenlaboca—,dedujoqueéramoshermanas,comprendímuchascosas.Derepente,sehizo la luz.Tuinsistenciaenquefueraavuestracasaacasi todashoras,mieducaciónenelmejorcolegiodeValenciay tantosotrosdetallesenmivida.Nuncapodríavivirlosuficienteparaagradecertodoloquehashechopormí,ademásdeformaocultaypretendidamenteanónima,sinesperarningúnreconocimiento.—Anda, no exageres, que me vas a hacer llorar—dijo Tote, que ya tenía
algunalágrimaasomandodesusojos.—Despuésdetodoloqueacabodecontar,quelollevomuydentrodemí,en
lo más profundo de mi corazón, espero que no te duela la decisión que hetomado,queesseguirviviendocomounaPenella.Silopiensasbien,esofueloque quisieron mis dos madres, la adoptiva y la biológica. Voy a respetar susvoluntades.Hizounapequeñapausa.Carlotateníaunnudoenlagarganta.Senotabaque
lecostabacontinuarhablando.—No tengo ninguna intención de iniciar trámite alguno para cambiar mi
apellidoadoptivodePenellaporeldeMercader.Yaséquepodríahacerloconfacilidad,yaquesefalsificarondocumentos,peronoquiero.ToteestabaconmovidaporlaspalabrasdeCarlota.—Notienesporquéjustificartenilomásmínimo.Entiendotusmotivos.En
cuanto a mí, te voy a seguir queriendo exactamente igual, eres la hija de mihermana,teapellidesPenellaoMercaderRivera.—Sabíaqueloentenderías,graciasportodoloquehashechopormídurante
estosaños.Nohecomprendidosuverdaderosignificadohastahacebienpoco,perounacosanoquitaalaotra.
Se levantaron de sus asientos y se fundieron en un prolongado abrazo. Laslágrimasbrotaronenambas.Estabanemocionadasdeverdad.HastaaRebecaselehumedecieronlosojosobservandolaescena,yesoqueyaconocíaladecisióndeCarlota.—Sabesquesiempreserásbienvenidaennuestracasa,porque tambiénes la
tuya,ademásensentidoliteral—dijo,mientrassacabadeunsobreunospapeles.—¿Qué es esto? No entiendo ni papa de leyes —dijo Carlota, mientras
observabaloqueparecíauncontrato.—Eseldocumentolegalquedemuestraqueereslapropietariadelamitadde
la casa donde vivimos Rebeca y yo. Guárdatelo, ahora te corresponde a ticustodiarlo y hacer lo que quieras con la vivienda, en connivencia con tuhermana,queeslapropietariadelaotramitad.Silodesearais,podríaisvivirlasdosjuntasenella.Yotengomipropiacasa.Carlotaestabasorprendida,yeradifícilverlaeneseestado.—Estosíquenomeloesperaba—dijo,sinsabercómoreaccionar—.Como
teacabodedecir,notengointencióndecambiarnada,todovaaseguirigualquehastaahora.Yoviviréconmisdoshermanosenlacasadelaplaya,yvosotrasenlaAlameda.—¡Por fin te pillamos en algo que no sabías! —dijo Rebeca, intentando
animarunaconversaciónquesedirigíaporunosderroterosmuytristes.—Escierto.Nolopuedosabertodo,perosíqueospuedocontarcómodeduje
esteviajeysudestino—contestóCarlota,queparecíadenuevoalegre,despuésdequitarsedeencimaelpesoque le causaba loque le teníaquedecir aTote.Paraellaeramuyimportantequeloentendiera.—Eso,eso—jaleóRebeca.—Vamosallá.Paraempezar,¿enquémomentoleentraronlasprisasatutía
paraquepasáramoselinmediatofindesemanaseguidojuntas?Rebecarecordóaquelmomento.—En cuanto le dije que estabas organizando nuestro cumpleaños de forma
conjunta,yquepensabasrevelarqueéramoshermanas,enmitaddelajuerga.—¡Exacto!Estabaclaroque, antesdeque toda laciudadseenteraradeuna
cosa así, necesitaba contarnos ciertas cuestionesquenos atañían a lasdos. ¿Yquétenemoslasdosencomún?—¿Nuestrospadres?—seaventuróRebeca.—¡Premioparalalistilla!—Vale,tesigo,¿peroporquéMadrid?—Porqueeraelsitiodondetrabajaban,evidentemente,noenun laboratorio,
comotútecreístecomounaauténticaboba.Amítambiénmelodijeron,ensupapeldetíos,peroyonoloscreíniporunmomento.
—¿Porqué?—preguntóintrigadaRebeca.—¡Peroalmadecántaro!¿Sabesconquégentesecodeaban?¿Enseriounos
comercialesdeunlaboratoriofarmacéuticopodríanllevareseniveldeamigosydevida?—¿Niveldevida?Esciertoquevivíamosenunbuenchaléenlasafuerasde
laciudad,peroesoymieducaciónenelcolegioAlbertTatayfuerontodos lossignos de cierta ostentación que pude ver en ellos. Se comportaban de unamaneramuydiscretayvivíande formamodesta. ¡Sihasta conducíanunOpelCorsaamarillodelomáscutre,conmásdequinceañosdeantigüedad,ademáshechopolvo!Tú también lo sufrías,Carlota.Lasillita infantilera infame,casiunatorturadignadelainquisición.—Si,yotambiénrecuerdoaquelcoche,elYellowSubmarinequelellamaban
—contestóTote,queestabapendientedelasexplicaciones—.Eradetupadre,enélseconocieron,loconservabancomounaauténticareliquia.LacaradeRebecasetrasmutó.—¿YellowSubmarine?—repitió,concaradeespantada—.¿Enserio?—Sí,comolacanciónylapelículadeLosBeatles.Tuspadresleteníanuna
especial veneración. La primera vez que cenaron juntos sonaba esa canción.Entreelloseratodomuymágicoyespecial.Rebecaselevantódegolpe,conlaexcusadeiralbaño.Estabapálidaycon
caradedescompuesta,Aquelloeraimposible,nopodíaser,peroRebecanocreíaenlascasualidades.
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2DEMARZODE1525
—¡Nopuedenhaberdesaparecido!—dijoBatiste.—¡Pues claro que no! Mi padre habrá cogido los documentos y los habrá
bajadodesuarchivoenlasalturas,porquequerráestudiárselos,comopretendíahacerhaceapenasunassemanas.Esnormalquehayahechoeso,despuésdelosúltimosacontecimientosquehemosvivido.EltemadeBlanquinaMarchvuelvea estar de plena actualidad —se explicó Amador—. No hace falta que osexpliquemuchomás.—Pues es importante que los localices. Si es como tú dices, los legajos no
habrán salido del despacho de tu padre, los tendrá en algún montón másaccesible,quizáinclusoencimadesumesadetrabajo—dijoJero.—Pero ya no puedo hacer lo queme pedíais en un principio—se adelantó
Amador.—No,supongoqueno—contestóJero—.Esoyanoseráposible.—Llevármelosdesudespacho,ahoramismo,esmuyarriesgado.Unacosaera
cuandoestabanarchivadosen lasalturas.Allí tienecientosdeexpedientesquenomira en años, pero si los ha bajado de la parte superior de su despacho esporque se las piensa estudiar. Si me los llevo de nuestra casa, ahora mismo,notará enseguida su ausencia y en nuestra residencia, sin tener en cuenta elservicio,tansolovivimostrespersonas.Imagínatedelprimeroquesospecharía—dijoAmador.—No, ya te he dicho que ese proyecto ya no es viable. Tienes razón, las
circunstancias han cambiado totalmente—siguió Jero—.Hemos de pensar enotroplan.—Podríaslocalizarlos,yunavezencontrados,dejarlosencualquierotrolugar
desudespacho—propusoBatiste.—¿Paraqué?—preguntoAmador.—Primero, porque no las encontraría a la primera, y ello nos daría algo de
tiempo para poder estudiarlos, aunque sea papel por papel y el proceso paranosotros fuera algo más largo y latoso. Y segundo, porque al no habértelosllevado de su despacho, acabaría encontrándolos y pensando que los habríadejadoenese lugarde formaaccidental. Jamássepodría imaginarquesuhijohabíaentradoensudespachoyloshabíacambiadodesitioapropósito.Conesteplan, no te arriesgas—le dijo a Amador—, pero nos permites ganar algo detiempoparapoderiniciarelprocesodeltribunaljuvenilcontraBlanquinaMarchconalgodeventajasobretupadre.—¿Ysisospechademí?—insistióAmador.—Escucha,lostreshemosestadoeneldespachodetupadreyhemosvistola
cantidaddelibrosyexpedientesquetieneportodaspartes.¿Porquévaapensarquetúlehasmovidounosdocumentosdesitio?¿Quésentidopodríatenerparaélunacosaasí?Lomásnormalylógicoesquepensaraqueloshatraspapelado,unavezlasencuentre.—¿Ysinolohaceyseponenervioso?—preguntoAmador,quesenotabaque
leteníamuchorespetoasupadre.—Pues en ese caso te ofreces a ayudarle, y despuésdedisimular unpar de
minutos,lellevashastadóndeestánloslegajosyyaestá.Loimportanteesque,alnohabersalidodeldespacho,ademásdehaberlos localizadograciasa ti,nosospechará jamás de tu acción. Todo lo contrario, igual hasta se muestraagradecidoportuayuda.—Noloterminodeverclaro—dijoAmador,aúndubitativo.—Escucha, no es la situación ideal.De haber podido disponer de todos los
documentosdegolpe,eltribunaljuvenildelSantoOficiohubierapodidohacerunainvestigaciónmásrápidayalcanzarelveredictoconmayorceleridad,peroahora hemosde lidiar conuna situacióndiferente.De esta formaque te estoyproponiendonostocaráanalizarpapelporpapel,peronollamaremoslaatencióndetupadre,ytúestarásseguro,aúnenelpeordeloscasos.Nocorrerásningúnriesgo.—Quizá—dijoAmador,queempezabaaconvencerse.—Además, tu padre no sospecha nada, ni de ti ni de nosotros. ¿Para qué
íbamos a querer esos papeles, además tomados de los expedientes casi uno auno?Esimposiblequeseimaginenadadetodoloquetramamos.—Esoescierto—dijoAmador.—Aúnenelimprobablecasodeque,enalgunaocasión,echaraenfaltaalgún
papel, que ya sería raro con la cantidad que hay, al día siguiente lo podríasdevolverallegajocorrespondiente,ytupadrepensaríaquenolohabíavistoenunprimervistazo.Esunaoperaciónsegura.Además,ereselmásimportantedeloscuatroenestejuego,porencimademícomoinquisidor—dijoBatiste—,e
inclusoporencimadeJeroconsusaccesosalPalacioReal,pornonombraratuayudanteArnau.Yasabesquenecesitamosladocumentaciónoriginaldelcaso.Sin ella, el tribunal juvenil del SantoOficio no podría iniciar sus actuacionesjamás.Nopodríamosniempezareljuego.Amador se había terminado de convencer. Su vanidad era su punto débil,
comoentodalafamiliaMedinayAliaga.—Solo os puedo prometer que lo intentaré, siempre que localice la
documentacióndeBlanquinadentrodesudespacho—contestóAmador,despuésdepensarloporunmomento,yaconvencido—.Comolahayatrasladadoaotrositio,nopodréhacernada.—Nos sirve —dijo Jero—. No tiene ningún sentido que esté fuera de su
despacho,queessulugardetrabajohabitual,que,además,esenorme.¿Dóndeselaibaallevar,alasaladecostura?Amadorserio.—Allí solo entra mi madre y la costurera. No me imagino a mi padre ni
siquierasentadoallí.Seríaridículo.Creoquenolohahechoensuvida.—Poreso,esinimaginablequeladocumentaciónhayasalidodesudespacho.
Además, tampoco loveodevolviendo losdocumentosa losarchivosdelSantoOficio, después del numerito que montó frente a los inquisidores y de lasmolestiasquesetomóparaqueseladierandeformainmediata,cosaque,paraabsoluta sorpresa de todos, lo consiguió en tan solo un día. Insisto, nome loimagino.—No,yotampocomelopuedoimaginar—reconocióAmador.Loqueningunosepodíaimaginaresloquelesesperaba.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—¿Teencuentrasbien,Rebeca?—lepreguntóTotepreocupada,cuandosusobrina volvió del baño. Se había recuperado de la impresión que le habíancausadolaspalabrasdesutía.—Ahoramejor.Noséquémehapasado,mehaentradounrepentinomareo.—¿Noestarásembarazada?—preguntóconmaldadCarlota,mientrassonreía
concaradepícara.—Pues como no sea del Espíritu Santo, no se me ocurre de quién —le
contestóconunasonrisa.—Anda,volvamosalasexplicacionesdeCarlota,quetuinterrupciónnosha
dejadoamedias—dijoTote,quenoqueríanioírhablardeembarazos.Carlotaseanimóycontinuó.—Como os estaba contando, nuestros padres trabajaban en Madrid,
supuestamente para un laboratorio farmacéutico, pero era evidente que no eraasí.—¿Porquéestástansegura?—preguntóRebeca.—Me sobran los motivos, como diría el gran Joaquín Sabina —replicó
Carlota,ingeniosa.—Puesempiezaporelprimero—dijoTote.—Voy a comenzar por nuestramadre, Catalina Rivera. Es lamujer que ha
alcanzadouncocienteintelectualmásaltoenlahistoriadeEspañadesdequesehacen mediciones estándar, nada más y nada menos que 195. Hablaba confluidez,almenos,sieteidiomas,ademásdetenertreslicenciaturasuniversitarias,todoelloconapenasveintiúnaños.—¿Cómo sabes el dato tan preciso del cociente intelectual? Nunca me lo
comentóniescuchédecirloencasa—respondióRebeca.—Carlota tiene razón—sentencióTote—.Nohahabidoningunamujermás
inteligentequeella,almenosdemomento.Eldatoescierto.
Carlotacontinuóconlaexplicación.—Ahora vamos con nuestro padre, Julián Mercader. Aunque no tenía un
coeficienteintelectualtanalto,estabaentrelosveinteotreintamáselevadosdeEspaña.Tambiénhablabamultituddeidiomasydialectos,creoqueinclusomásquenuestramadre.Además,¿sabescuálerasulenguamaterna?—Dadoellugardesunacimiento,enSueca,supongoqueelcastellanoomás
probablemente el valenciano —respondió Rebeca—, que en esa zona es elprimeridioma.—Puesningunodelosdos.Eraelruso.Rebecasesorprendiódeformaevidente.Totediounrespingoensuasientoal
escucharaquello,noseloesperabadeCarlota.—¿Quédices?Jamásloescuchédecirniunasolaexpresiónenesalengua.De
hecho,ahoraquelopienso,laúnicapalabraqueleoídecireneseidiomaeraeldesubebidaalcohólicafavorita,vodkabienfrío—contestóRebeca.AhoraeraTotelaqueestabablanca.—¿Os importa que vaya un momento al aseo y luego continuamos la
conversación?—lesdijoasussobrinas.Selevantóydesaparecióporelpasillo.Carlotaaprovechólacoyuntura,laausenciatemporaldeTote.—Decíais que habíais llegado a la estación algo tarde porque os habíais
entretenidoviendounasmedallas.Mevoyaarriesgarconunasuposiciónquenotengo confirmada —dijo, mientras manipulaba su móvil. Se lo pasó a suhermana, mostrándole una fotografía—. No me lo tengas en cuenta si meequivoco.Carlotacontinuóhablando.—Supongoquetutíasehabráplanteadositraerseestamedallaonoalviaje.
Tambiénsupongoquelahabrádejadoencasa,porsugranvalor,peroalmenostelahabráenseñado.Poresooshabéisretrasadounpoco.ARebecacasiselecaeelmóvildelasmanos.—Portureacción,veoquenomeheequivocado—dijoCarlota.—¿Cómonariceslosabes?¡Esamedallaesjustolaquemehaenseñadoantes
desalirdecasa!—Porlaconversaciónqueestamosmanteniendo,deduzcoquenotehadicho
niaquiénperteneceniloquesignifica.—No,nolohahecho—respondiócompletamentepasmada.«Aquellorozabaloparanormal»,pensóRebeca.«¿CómopodíasaberCarlota
que su tía lehabía enseñadoesamedallahacepocomásdeunahora?Ellanoestabaallí».—Haceunratohastenidoentretusmanosunauténticotesoro.Lamedallade
laestrelladorada,quellevabaaparejadalamásaltadistinción.—EsomismomehadichoTote—contestóRebeca,todavíaconlatezblanca
porlasorpresa—,aunquenomehaexplicadomás.:—Pueshastenidoentretusmanos,nadamásynadamenos,quelamedalla
que teacreditacomoHéroede laUniónSoviética.Pertenecíaanuestropadre.Fueunadelasúltimasqueseotorgócomotal,porquecuandosedesmembrólaUniónSoviética,enelaño1991,lamedallafuesustituidaporotromodelomuyparecido.Enlugarde todaroja, lecambiaron loscolorespor losde labanderarusa,blanco,azulyrojoentresfranjasverticales.EltítulopasóadenominarseHéroedelaFederaciónRusa,conidénticoshonoresalanterior.—¡También la he visto en casa!La teníaTote escondida en un cajón de su
mesita.—¡Mira,esonolosabía!PuesresultaquenuestramadretambiénesHeroína
delaFederaciónRusa.Nomepregunteselporqué,tengoquereconocerque,enestecaso,desconozcoelmotivo.Rebecaestabaalucinada.—Pero¿cómopuedenestarenposesióndeesasaltísimasdistincionesdeese
paíssieranespañolesytrabajabanenEspaña?Noloentiendo.—No te quedes ahí, continúa el razonamiento, ¿cómo pueden poseerlas
trabajandoenunsimplelaboratoriofarmacéuticoespañol?—leanimóCarlota.—Pues yo sigo creyendo a mi madre —insistió Rebeca. ¿Te apuestas un
mojitoaquetrabajabaenunlaboratorio?—¡Hecho!—contestóCarlota—.¡Cómomevoyaponerhoy!TotevolviódecuartodebañoyobservólacaradeRebeca,quevolvíaaestar
blanca,comohaceunrato.—¿Quéhabéisestadohablandoenmiausencia?—En realidad, nada que tú no sepas—contestó Carlota—, pero tu sobrina
quizátengaalgunapreguntaquehacertemástarde,cuandoestéisasolas.«¿Soloalguna?»,pensóRebeca.Carlota continuó con la explicación que había interrumpido mientras Tote
visitabalosaseosdeltren.—Estáclaroquecuandolasrespuestasnovienenati,nosotrastenemosqueir
abuscarlas.Laacciónocurrió,ensumayoría,enMadrid,asíqueeslógicoquenostraslademoshastalacapitaldeEspaña.Encuantoalahoradel tren,eralamáslógica,porquehemosquedadoacenarconotraspersonas.ElpróximoAVEsalíaalas20:15yllegabaaMadridalasdiezdelanoche,demasiadotardeparalacena—seexplicóCarlota—.Estáclaroqueelhorariomáslógicoeraeldelas19:40. Poco después de las nueve estaremos en la estación de Atocha, horaperfectaparacenar.
Totevolvíaaestarblanca,sinembargo,Rebecaparecíadivertida.CarlotasedirigióaTote.—CreoqueestamosamitaddelcaminoaMadrid.¿Ysiabreslaservilletaque
te he dado hace un rato? A ver si he acertado dónde nos vamos a alojar enMadrid—dijo,sonriendo.—VasaperderunmojitoquemepiensotomarnadamásllegaraAtocha—
dijoTote,mientrasabríaelbolsoysacabalaservilleta—Pormuybrujillaqueseas,esedetalleesimposiblequelosepas.—Novayas tan rápida.No recuerdo laúltimavezqueperdíunaapuesta—
dijoCarlota,desafiante—,siesqueheperdidoalgunaenmivida,quecreoqueno.Toteabriólaservilleta.Leyósucontenido.Sequedóotravezblanca.Estabaclaroquenolevantabacabeza.Menudoviaje
leestabandandosussobrinas.Dejó la servilleta encimade lamesa, con su contenido a la vista, y echó la
espaldahaciaatrásdelasiento.Parecíaotravezmareada.—¿Quieres ir otra vez al cuarto de baño a mojarte la cara?—le preguntó
Carlota, con cierta sorna—.Teveomal aspecto.A este paso te vas a arruinarpagandomojitos,ynosotrasvamosaacabarmedioborrachas.
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3DEMARZODE1525
—ApartirdemañanaempezaréabuscarlosexpedientesdeBlanquinaeneldespachodemipadre—dijoAmador,aunqueaúnlequedabaenlavozuntonodeduda—¡Bien! —exclamó Jero, intentándole dar ánimos—, por fin te has
convencidodeltodo.—Noloestoy,peroentiendoquesinolosconseguimosnopodremosjugar,y
meapetecehacerlo.—Estoyconvencidodequelosexpedientesnohansalidodesudespacho—
dijoBatiste—.Debescentrarteensumesa.—Eso es lo peor. Su mesa está hasta arriba de carpetas y papeles, apenas
quedaningúnespaciolibre—protestóAmador—.Nosécómoseapañamipadreparapodertrabajarconcomodidad.—Yaséquesumesaesunpequeñocaos,yomismolavi,perositupadrese
ha tomado la molestia de volver a bajar de las alturas los documentos deBlanquina, es porque piensa revisarlos. Eso está claro. Entonces tiene toda lalógicaqueesténensumesa,oencimadealgunasillacontigua,comomuylejos.Te puedes hacer una idea, deberían estar al alcance de su mano cuando estásentadoensusilla,detrásdesumesadetrabajo.Céntrateeneseradiodeacción.—De todasmaneras, si acabo encontrando los expedientes, abriré el primer
legajoqueveaytomarélosprimerospapelesqueesténencimadeltodo.Comocomprenderéis,novoyaperderniunsegundoenhacerunaselección.—Teentiendo—dijoBatiste—.Paracomenzarserásuficiente.—Loharéporlamañana,antesdepartirhacialaescuela,yaquemipadrese
pasa un buen rato con mi madre en la cocina a esas horas y tendré algo detiempoparapoderrebuscar.—¿Ytelosvasallevaralaescuela?—preguntóJero.—¡Nihablar!Siyaestoyasustadocon loquevoyahacer, ¡imagínatesaber
quellevoesospapelestodoeldíaconmigo!CreoquehastaelprofesorUrracasedaríacuentademinerviosismo.—¿Entoncesquépiensashacerconellossilossacasporlamañanadetucasa?
—siguiópreguntandoJero.—Decaminoa la escuelapasopor lapuertade casadeBatiste.Él siempre
saleunosminutosdespuésdequeyohayaatravesadosucalle.Losdoblaré,losataré y los arrojaré por debajo de su puerta. Él es el inquisidor del tribunaljuvenilylecorrespondesucustodia.Batistehizoungestoaaprobaciónconlacabeza.Amadorcontinuó.—Quese losguardeensucasa,asínoviajan tanto.Pensarque los tenemos
queleer,perolomásrápidoquepuedalosdebodevolverasulegajodeorigen,noseaquemipadrelosecheenfalta.Esosíquepodríasignificarunproblemaserio.—Perotienesquehacerloalahoraexacta,asíyoestarépendiente.Mipadre
sesueleiratrabajarbastanteantesqueyomevayaalaescuela,nodeberíahaberpeligroquelorecogieradelsueloél—dijoBatiste.—Poresocreoqueeslamejoropción—dijoAmador.—Sí,siemprequeseaspuntual.Esprecisoquelleguesamicasaantesdeque
yolaabandone.Nopuedollegartardealaescuela.—No tepreocupes, esonopasará—aseguróAmador—.Yo tampocopuedo
llegartarde.Loquenosepodíaimaginarningunoesloqueselleganatorcerlascosas.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—«Nos alojaremos en la residencia de Jacques Antón, en la sierra deMadrid.NosesperaránenlaestacióndeAtochaJacques,CarmenyCarolparacenarjuntos»—leyóRebecalaservilletaquehabíadejadoToteenelcentrodelamesa.JacquesAntón era el agregado cultural de la embajada francesa enMadrid.
Carmen era su exesposa, estaban divorciados desde hace bastantes años, peromantenían una relación muy cordial. Carol Antón era la hija de ambos ycompañera del colegio en Albert Tatay de Rebeca y Carlota durante muchosaños.TambiénparticipabadelasreunionesdelSpeaker'sClub.Sutíaestabaestupefacta.Lahabíaleídounmomentoantesdedejarlaencima
de la mesa. No podía hablar. Parecía que había entrado en un estado casicatatónico.—¿Te das cuenta Rebeca?Nuestra tía aún no sabe que jamás debe apostar
contramí,anoserquelegusteperder.Iguallevaelrollomasoca.Rebecanocomprendíanada.—¿Qué pintan Jacques, Carmen y Carol en toda esta historia?—preguntó
Rebeca,completamenteextrañada.—Todo.Enrealidad,ellossonelorigendemuchascuestionesinteresantescon
respecto a nuestros padres—contestóCarlota—, que supongo que este fin desemanavamosaconocer.—¿Cómopuedessabertodoeso?—Tengolasmismaspiezasdelrompecabezasquetú,loúnicoquelasordeno
a mayor velocidad. Estoy seguro de que si te doy dos o tres semanas, quizáfueras capaz de intuir la respuesta tú también, sin agobiarte demasiado—dijoCarlota,enuntonoclaramenteburlón.—¡idiota!—contestóriéndoseRebeca—.Nomerestriegues tucapacidadde
análisis.Creoqueeselúnicoaspectoenquemesuperas,yporlospelos.
—¿El único?—se rioCarlota—. Te reto a que, cuando regresemos de esteminiviaje,nossometamosaunnuevotestdeinteligencia.¿Nosapostamosotromojito?—¡Hecho!—respondióRebeca,quenoteníamásremedioqueaceptarelreto,
aunquenoteníanadaclaroquelopudieraganar,comolohizoenelpasado.Silorechazaba estaba aceptando de forma implícita que Carlota le superaba. Esojamás.Tote volvió a la realidad. Se pidió un zumo de naranja para tratar de
recuperarseyvolverensí.—¿Habéisterminadodehablardevuestrastonterías?—¿Tonterías?Puesesasmismastonteríasmevanavalerunpedazodemojito
enAtocha—respondióCarlota.—¿Te importaría explicarte? ¿Cómopuedes saber todo eso? Jamás se lo he
contadoanadie—dijoasombradaTote.—No hace falta contar nada. Para eso tenemos un cerebro marca Rivera-
Mercader,comoelCoyoteyelCorrecaminos teníaninstrumentosmarcaAcme—dijo Carlota, recordando a los célebres dibujos animados del pasado muylejano.
—Notehagaslagraciosa.Explícateya—exigióTote,mientrasledabaunprimertragoalzumo.CarlotasedirigióaRebeca.—Todoesmássencillodeloqueparece.Tevoyahacerunaspreguntasmuy
facilitas y luego razonaremos juntas. Me dijiste que tu tía, aquí presente, teentregóunálbumfamiliardefotografíaspropiedaddetumadre,¿noesasí?—Sí,escierto.—Yeneseálbumdefotos,¿quiénesaparecíanconmásfrecuencia?Rebecapensóunpoco.—Bueno,mispadresyyo.—¡Vamos,esoyaloteníaclaro!Merefieroapartedevosotrostres.AhoraRebecahizounapausaunpocomáslarga.—MitíaTote,túmisma,Carlota,ylafamiliadeJacquesAntón,Carmenysu
hijaCarol.Seveque eranmuy amigos.Quedaban con cierta asiduidad, sobretodobastantesfinesdesemana.—¿Ycómoteexplicasqueunaspersonasquetrabajandesimplescomerciales
enunoslaboratoriosserelacionenconpersonasdelaaltísimasociedad,comolafamilia de Jacques Antón, que es un diplomático de alto rango y un asesorfinancieromuyrico?Aparentementevivíanenmundosmuydiferentes.Ynomedigas que sus hijas iban al mismo colegio y a la misma clase porque ya seconocíandeantesdequenaciéramosnosotras.Eseargumentonovale.
—Pueslaverdad,notengoniidea—contestóRebeca,quenuncaselohabíaplanteado.—Pues yo sí y, en realidad, tú también. Pensemos juntas, ¿cuál es la única
explicaciónlógica?—¿Quénovivieranenmundostandiferentes?—seaventuróRebeca.—¡Premio! Nuestros padres jamás trabajaron en ningún laboratorio. Primer
punto aclarado. Ahora, sigamos reflexionando. Con su extraordinariainteligencia, con su dominio de los idiomas y con sus medallas y títulos deHéroes de Rusia, nada más y nada menos, ¿a qué te crees que se dedicabanrealmente?Olvídatede los laboratoriosypiensa con lógica.Utiliza tu cerebromarcaRebeca-MercaderynounomarcaAcme.—¿Erandiplomáticosrusos?—seaventuróRebeca,poraquellodepertenecer
alosmismosmundosybuscarunpuntodeconexiónentreellos.Toteseatragantóconelzumodenaranja,tosiendodeformaestridente.Yano
sabíanicomosentarse.—Con toda probabilidad. Pertenecían almismo círculo social. Los tres, tus
padresyJacquesAntónerandiplomáticos,poresosellevabantanbienyteníantantosamigosencomún.—¿Cómo sabes lo de las medallas rusas? —pregunto Tote a Carlota,
completamente asombrada por la revelación. Se las habíamostrado aRebeca,perosindarlemásdetalles.—HéroedelaUniónSoviéticayHeroínadelaFederaciónRusa.Esoshonores
sonunaaltísimadistinciónparaotorgarlaaciudadanosextranjeros.Esmuypococomún.Susméritostuvieronqueseralgofueradelonormal,y.ensucaso,solosecomprendendesdeelcampodiplomáticoodelespionaje,quizádeesteúltimo,yaqueapesardequeposeenesosgrandes títulos,noaparecenen los listadosoficialesdelosposeedores.YnolonieguesqueloacabodebuscarenGoogle.Esotansolosucedíacuandonosepodíahacerpúblicoelmotivodeladistinción.Eran galardonados en una ceremonia privada, que semantenía en secreto. Lamedallalaimponíaelpropiopresidentedelpaís,contodosloshonores,peronosepublicabasuconcesión.Eraconfidencial.TotesequedómirandoaCarlota,conciertaadmiración.—Tusdeduccionessonsorprendentes,peronotodassonciertas.Digamosque
has acertado el cincuenta por ciento,más omenos, cosa que tienemuchísimomérito,nocreas.Metienesasombrada.—¿Meheequivocadoenalgo?—preguntóCarlota.—Por supuesto, pero para eso hemos venido a Madrid, para conocer las
verdaderasrespuestas,queestánenpoderdelafamiliaAntón.Dejemosqueseanellosquienesseexpliquen.Quizáossorprendáisytodo—dijoTote,concierto
tonodemisterio.SegiróhaciaCarlota.—Y, a pesar de tumente prodigiosa, a ti te vendrá bien especialmente una
dosisdehumildad,ydartecuentaquetambiénteequivocasentusdeducciones,devezencuando.«Yonomeequivoco»,pensótercaCarlota.Lacuestiónesque,enestaocasión,teníarazónTote,paravariar.
61
4DEMARZODE1525
Batisteestabapendientede lapuertade sucasa.Amadorhabíacomentadoayerque, estamismamañana,buscaría encimade lamesadeldespachode supadre los papeles de Blanquina, cogería los primeros del primer legajo quelocalizara,losdoblaríayataría,pondríaennombredeBatisteyloarrojaríapordebajodelapuertadesucasa.Poresoestabaatento.ElpadredeBatiste,Johan,yasehabíaidoa trabajar,asíquenohabíapeligrodequesetropezaraconlospapeles de forma accidental.El peligro era otro, la hora, ya era algo tarde. SiAmador no había encontrado la documentación, en consecuencia, tampocodeslizaríaningúnpapel,asíquenosepodíaesperareternamente,yaquecorríaelriesgodellegartardealaescuela.Amadornollegaba.«Comonoaparezcaalgopordebajodelapuertadeinmediato,memarcho»,
sedijoBatiste.Nohabíaconcluidosupensamientocuandoalgosedeslizópordebajode la
puertadeentrada.Eraunospapelesdobladosyestabanasunombre,conformehabíanconvenido.«Amadorhahechosutrabajo,talycomodijo»,pensó,mientrassubíaatoda
prisa a suhabitación, losdejabaencimadelmueble enfrentede su cama,y semarchabaatodaprisaalaescuela.Noqueríallegartarde.Apenasllegóconunmargendeunoodosminutos,peroatiempo.Batiste se pasó toda lamañana distraído, pensando en los documentos y su
contenido. Para acabar de rematar su impaciencia, el profesorUrraca le pidióqueseesperaraunmomentoalacabarlasclases,porquelequeríacomentaralgo.ABatistese le llevaban losnervios,yaquequeríahablarcuántoantesconsusamigos,paraconvocarunconsejodelSantoOficio juvenil,paraanalizarentretodossusmiembros,lospapelesqueAmadorhabíaconseguidodeloslegajosdeBlanquina.
Cuandosaliódeclase,vioaAmadoryJerohablando.Sedirigióhaciaellos.Semetióenlaconversaciónyainiciada.—¡Puesteaseguroqueno!—estabadiciendoAmador,conevidenteenfado.—Nopuedeser.—Puesloes.Batisteinterrumpiólaconversación.—¡Hola!Porsinooshabíaisdadocuenta,estoyaquí—dijo.—Hola, Batiste. Amador me estaba contando los problemas con los
documentosdeBlanquina.—¿Problemas?—preguntóBatiste—.¿Quéproblemas?LecontestóAmador.—Despuésdearriesgarmeestamañanadurantecasidiezminutosdentrodel
despacho de mi padre, no he encontrado nada encima de su mesa —dijoAmador,convozdeverdaderodisgusto.—¿Ydóndeestaban?—preguntóBatiste.Amadorselequedómirando,enfadado.—¿Esquenomeescuchascuándohablo?—Sí,claroqueteescucho.—Pues acabo de decir que no los he localizado, a pesar de arriesgarme
demasiado con el tiempo. No debo estar tanto rato dentro, pero los queríaencontrar.Batisteestabaconfundido.—¿Esoquieredecirquenomehasechadonadapordebajodelapuertaesta
mañana?—¿Estástontooqué?¿Vescómonomeescuchas?—lecontestóAmador—.
¿CómolovoyahacersiteacabodedecirquenoheencontradolosdocumentosdeBlanquina?Batisteahorasequedóblanco.—Mañanalovolveréaintentarporlassillasdealrededordesumesa,aversi
losencuentro.Comonoesténallíyanosemeocurreotro lugardóndebuscar,dentro de la inmensidad de papeles que tiene mi padre en su despacho —continuóAmador.—Mevaisadisculpar,mañanahablamos—dijoBatiste,mientrassalíaatoda
velocidaddelaescuela.JeroyAmadorselequedaronmirando,sincomprendernada.—Yaeste,¿québicholehapicadoestamañana?Estádelomásraro—dijo
Amador—.Entrequeparecedistraídoyquenoescucha…JerosequedópreocupadoporsuamigoBatiste.Síquesehabíacomportado
deunamanerauntantoextraña,yesonoeranadahabitualenél.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES5DEOCTUBRE
—¡QuéalegríaverosporMadrid!—dijoCarol,nadamásversalirdelandéndelAVEasusdosamigasysutíaTote.—Bienvenidos a la capital—dijo Jacques—.No os preocupéis por vuestro
equipaje,nuestroservicioseharácargodelasmaletas.«¿Nuestroservicio?»,pensóRebeca.«¡VayanivelMaribel!»Todossesaludaronconefusividad.Carlota,CarolyRebecasehabíanvistoel
martes pasado en la curiosa reunión delSpeaker's Club, pero Tote hacía unaeternidad que no veía a la familia Antón, sobre todo a Jacques, que vivía enMadrid. Su exesposa Carmen residía junto con su hija en Valencia, y aún sehabíanvistoenalgunaocasión,sobretodocomprandoenelMercadoCentral.—EstásestupendaTote—ledijoJacques,concaballerosidad—.Igualquela
últimavezquenosvimos.—Yaveoquetuexquisitaeducaciónnohacambiadoniunápice—contestó
Tote—.Tengoalgunosañosmás.—Antesquenada,nosvamosa tomar todosaunmojitoa la saluddeTote,
quenosvaainvitar—dijoCarlota,sonriente.—¿Yesoaquéviene?—preguntóCarol.—Mejor no preguntes y saboréalo—contestóRebeca,mientras entraban en
unlocaldelapropiaestacióndeAtocha.—Vamosacenaralgo informalaun sitioque séque leencantaaRebecay
adóndesolíamosircadavezqueestábamosjuntasenMadrid—dijoCarol—,apesardequeyo,ahora,nopuedocomerdeeso.—¿Me estás hablando de un bocata de calamares?—preguntó emocionada
Rebeca.—Exacto,yasabesqueElbrillanteestáaquíallado.Hoyesviernesyestaréis
cansadas,yatendremostiempodecomermañanaconmástranquilidadyconlaeleganciaqueosmerecéis—dijoJacques,que,aunquenoloreconoció,también
eramuyaficionadoaloscalamaresdeElbrillante.—¿Por qué dices que no puedes comer de eso?—preguntó con curiosidad
Carlota.—Porque el añopasado, durantemi estancia enParís por estudios,mehice
vegana.Nocreáisquenoosvoyateneralgodesanaenvidia.—¡Esverdad!NoslocontasteelprimerdíaqueasististealSpeaker'sClub—
recordóCarlota—, después de las vacaciones de verano. Por cierto, ¿y siendoveganapuedestomaralcohol?Teestáspimplandounmojitoquedagloria.—Nocreasquenoesuntemacontrovertidoentrelosveganos.Enprincipio,sí
que podemos, pero hay algunas bebidas alcohólicas que sus fórmulas puedenconteneraditivosdeorigenanimal.Yonollegohastaelextremodepreguntarlo.Melobeboyyaestá—dijo,riéndose.SalierondelaestacióndeAtocha,cruzaronlarondayenapenasdiezminutos
habíanllegadoalbar.Sesentaronenlabarraysepidieronunbocatacadauno,exceptoCarol,quenotomónada.Lodisfrutaroncomosiemprelohacían.CarlotasedirigióasuamigaCarol.Rebecaestabasentadaasulado.—¿Cómotehaspodidoaguantartantosañossindecirnosnada,sabiendoque
éramoshermanas?—Nolohesabidosiempre.Durantelosochoprimerosañospensabaqueerais
amigas.Conesaedad,conochoaños,apartirdelfatalaccidente,meenteréqueeraisprimas.Lodehermanasvinobastantedespués.—¿No te extrañóque tuspadres tedijeranquenocomentarasnadade todo
ello,nisiquieraqueéramosprimas?—siguiópreguntandoCarlota—.Aojosdeunaniñacomotúnotedebióparecerdemasiadonormal.—¿Cómopuedessaberesotú?—dijoextrañadaCarol.—Primero, porque jamás nos contaste nada y eso ya es raro y, en segundo
lugar, porque es lógico pensar que nuestros padres no quisieran que nadiesupiera ni siquiera que éramos familiares. Después de todo el montaje quetuvieronquehacertraselpartodelasgemelasynuestraseparación,nopodíandejarcabossueltos.CarolsequedómirandoaCarlotauntantoasombrada.Nolatratabacontanta
frecuenciacomoaRebecaylesorprendíansusdeducciones.—Sí, tienes razón. Desde los ocho años me dijeron que no contara nada.
Incluso, como ya os he dicho, durante mucho tiempo pensé que eraissimplementeprimas.—¿YcómoycuándoteinformarondequeCarlotayyoéramoshermanas?—
preguntóRebeca.—Hacerelativamentepoco.Meenteréenunanotaría,cuandotuvequefirmar
toda la documentación. Allí, en la escritura, aparecían vuestros nombres y
vuestrafiliación.Mellevéunagransorpresa.Alasalida,mefuiacomerconmispadresymeloexplicarontodo,conlapromesadeguardarelsecretohastaquellegaraelmomentoadecuado,queparecequeyaestáaquí.Nosabéiselpesoquemevoyaquitardeencima.Nohasidonadafácilocultarelsecreto,sobretodoparaunaparlanchinaimpenitenteydespistadacomoyo.—¿Unaescrituranotarialenlaqueestabannuestrosdosnombres?¿Acercade
qué?—preguntóextrañadaCarlota.—¿Vosotrasnolahabéisfirmado?—preguntóextrañadaCarol—.Yolohice
hacepoco.Puescreoquevuestrasfirmastambiénerannecesarias.—Notenemoslamásremotaideadeloquenosestáscontando,almenosyo.
LapetardadeCarlotanolosé,asaber,igualconsultaasuoráculoparticular—contestóRebeca.—Yotampocosénada,y lopeor,nisiquierame lo imagino—respondióde
inmediato,conungestopensativo—,yesosíquemepreocupa.CarolsequedómirandoalashermanasMercaderRiveraporunmomento.—Entonces,aúnnooshancontadonada,¿verdad?—¿Quéesloquenosteníanquehabercontadoexactamente?—preguntóde
inmediatoCarlota,queno legustabanadadesconocer losdetallesdecualquiercosa.—Meparecequeestefindesemanavaasermásdivertidoinclusodeloque
me imaginaba —dijo Carol, sonriente —, y os aseguro que tenía grandesexpectativas.Terminarondecenar.Alapuertadelbarlesestabaesperandounaespeciede
limusina, aunque no tan exagerada en tamaño como las ordinarias. Entraron.Cabían cómodamente seis personas, justo las que eran. El trayecto duró unoscuarentaycincominutos.Fueronentretenidoscontándoserecuerdosehistoriasdelpasado,muchosdeelloscompartidostambiénporCarol,RebecayCarlota,queseacordaban.Llegaron a lo que parecía un impresionante chalé. Una cancela se abrió
automáticamenteyentraronconelvehículoenelgaraje,queseencontrabaenelsótano. Aparcaron el coche y se dirigieron a la puerta de lo que parecía unascensor.—¿Tenéis un ascensor dentro del chalé, para vuestro uso particular? —
preguntóasombradaCarlota.InmediatamentecontestóCarmen.—Estoyoperadadelallamadatríada,esdecir, roturade ligamentocruzado,
roturadeligamentolateralinternoyelmenisco.Cosasdelesquí.Coincidióconla construcción de esta residencia, así que instalamos un trasto de estos. Porsupuesto también se puede subir a la planta principal por las escaleras, pero
cuandoteacostumbrasalobueno,teolvidasdelomalo.Entraronenelsalón.Aquelloeraespectacular,maderaportodaspartes,pero
conuntoquemodernoyelegante.Teníamuchoestilo.Carlotaentendíabastantededecoración,ysediocuentadeinmediatoqueaquellonoeraunsimplechaléenlasierra.Seríamástécnicodefinirlocomomansión,ademásdecoradaporunprofesional,eraevidente.—Ahora cadamochuelo a su olivo—dijoCarmen,mientras acompañaba a
susinvitadosasuscorrespondienteshabitaciones.Derepente,Rebecasedetuvoysequedómirandouncuadro.Soltósumaleta
ysefueaverlomásdecerca.—¡Mispadresteníanuncuadroexactamenteigualaesteensucasa!—exclamóRebeca.Carmen se acercó y la cogió por un hombro, con un gesto muy cariñoso.
Parecíahastaemocionada.
—Estás observando el inicio de todo. Este cuadro unió para siempre anuestrasfamilias,inclusohastaeldíadehoy.Espurahistoria.Cadavezquelomironopuedoevitaremocionarme,Quizásealaobradeartealaqueletenemosmáscariño,yseguramentenoestaránientrelasveinteotreintamásvaliosasqueposeemos.ARebeca leextrañó laexpresión«inclusohastaeldíadehoy»,peroyaera
tarde y no quería iniciar una conversación que intuía profunda. Estabademasiadocansada.—Mispadresteníancolgadoencimadelamesadelsalóndecasauncuadro
exactamente igual a este. También tenía esas cuatro firmas, apenasimperceptibles,enunextremo.Carmensonrió.
—Estásobservandoelmismocuadroqueteníasentucasa.Locompramostumadre y yo en Londres, hace un montón de años. Ya entonces nos costó undineral.Despuésdelfatalaccidentemelotrajeconmigo.Nocreoquehayaotroigualentodoelmundo,tenencuentaqueesunoriginalfirmadoporloscuatro.Noséquévalorpodríaalcanzarhoyendíaenunasubastapública.Supongoquesiemprehabríaalgúnseguidorchaladoquepodríapagarunafortunaporél,peronoestáenventa.Jamás.—¿Porloscuatro?—preguntóRebeca,quenoentendíanada.Carmenselequedómirando,ahoraconungestodeincredulidad.—Notienesniideaquéestáscontemplando,¿verdad?—Laverdadesqueno.Siempremegustóporsusvivoscolores.Recuerdoque
mi madre hacía que lo mirara para, mientras estaba distraída con el cuadro,aprovecharparametermelacucharaconlacomidaenlaboca.Depequeña,noeraprecisamenteunabuenacomedora.—Pues sin tú saberlo, te alimentaste en tu infancia observando un cuadro
original, firmadopor JohnLennon,PaulMcCartney,GeorgeHarrisonyRingoStarr,nadamásynadamenos.—¿Esos no eranLosBeatles?—preguntóRebeca sorprendida. ¿Qué tienen
queverconestecuadro?—Todo.ElcuadrosecorrespondeconsupelículaYellowSubmarine.Esuna
pequeñajoyadecoleccionismo.Rebecadiounrespingo.«¡OtravezYellowSubmarine!»,pensóespantada.
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4DEMARZODE1525
Batistesalióatodavelocidaddelaescuelaendirecciónasuvivienda.«Silospapelesquemehanechadoestamañanapordebajodelapuertanoha
sidocosadeAmador, ¿quién lohahecho?»,pensó.Y loque erapeorpara sucuriosidad,«¿quéserían?».Entróensucasaysedirigióasucuarto,sinmirarnadamás.—¿Quétepasa?¿Yanosaludas?—preguntósupadre,queestabahaciendola
comidaenlacocinayloviopasarcomounrayopordelantedelapuerta.—Perdonapadre,ahorabajo—dijoBatiste,mientrassubíalasescalerasatoda
prisa.Entró en su habitación. Los papeles estaban dónde los había dejado esta
mañana. Los desligó a toda prisa. Se quedó pálido. Se sentó en la cama unmomentoaintentaranalizarsucontenido,ydepasoatomaralgodeaire.Casihabíavenidocorriendodesdelaescuela.«¿Aquelloquéqueríadecir?»,sepreguntó,sinterminardecomprenderloque
teníaensusmanos.Volvióabajarlasescalerasconelpapelenlamano.Entróenlacocina.—¿Aquéveníantantasprisas?—preguntóJohan,cuandovioasuhijo.—Estamañana,pocoantesde irmea laescuela,han tiradopordebajode la
puertaunacartaaminombre.Eramuy tardeynomedaba tiempoaabrirlayleer su contenido porque no llegaba a la escuela, así que lo he dejado enmihabitaciónparaleerloahora,amediodía—sejustificóBatiste,sinhacerningunamenciónniaAmadornialospapelesdeBlanquina.—¿Yparaesocorríastanto?—preguntóJohan—.Lacartanoseibaaescapar
detuhabitación.—No,peroyasabesquesoymuycurioso.Nosuelorecibircartasaminombre
casinunca,ycomonolahepodidoabrirestamañanaporlapremuradetiempo,casinomepodíaniaguantar—intentóexcusarse.
—¿Ysepuedesaberquediceesamisteriosacarta?—Esto—dijoBatiste,dejandolacartaencimadelamesadelacocina.Ahora el que se quedóblanco fue Johan.Se secó lasmanos conunpañoy
tomólahojaparaverlamásdecerca.—¿Estoquéquieredecir?—preguntó,convozdeevidentepreocupación—.
¿Yparaquéteenvíanestoati?—Mi respuesta es lamisma a las dos preguntas, sencillamente no lo sé—
contestóBatiste.—Enrealidadmiprimerapreguntaeraretórica.Yosíqueséloquees,perono
tepuedoayudar,losiento.Encuantoalasegundapregunta,notengorespuestaparaella.—¿Nomepuedesayudar?—preguntóextrañadoBatiste.—Nodebohacerlo,perodesde luegoesalgocompletamente insólito—dijo
Johan,quesurostroreflejabaevidentepreocupación.Batisteno sabíaquéhacer.Al final resolvióquenopodíadejarun temaasí
paramañana,debíaresolverlocuantoantes.—Meparecequehoynoceno,mevoyalPalacioReal.Estolotienequever
Jerocuantoantes—dijoAmador,mientrasguardabalahojadentrodeunbolsilloysedirigíahacialapuertadesucasa.—¿PerotevanadejarentrarenelPalacioRealsinhaberestablecidounacita
con Jeropreviamente?El alguacil no tendrá instruccionesparadejarte pasar ysonmuyestrictosconlaseguridadyelprotocolo—dijoJohan.—Esposiblequeno,perotampocopierdonadaporintentarlo.—Esosí.—Además, padre, tú acabas de resumir la situación perfectamente con una
palabra, «insólita». Y las cosas insólitas no pueden esperar —dijo Batiste,mientrassalíaporlapuertaatodavelocidad.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—¡Venga tardones, terminardedesayunarquenosvamosdeexcursión!—dijoCarmen.Llamara aquelloque teníandelantede susnaricesdesayunoeraun insulto.
Rebecaseimaginabaalosreyes,alosemperadoresyloszaresrusos,sentadosalrededordeunamesa,conunserviciomuyparecido.Conaquellopodíanpasareldíaentero.Erasencillamenteespectacular.Salieron de la cocina, que era tan grande como todo el salón de casa de
Rebeca, tomaron el ascensor y bajaron al garaje. Allí les estaba esperando lamismalimusinadeayer,conelmismoconductor.—¿Esvuestra?—preguntóextrañadaRebeca.Carmennopudoevitarreírse.«¿Quéhepreguntadoque lehace tantagracia?», sedijoRebeca.Pensóque
seguramenteseríaalquiladaparaelfindesemana.—¿Adóndenoslleváisdeexcursión?—preguntóCarlota—.¿Podemoscantar
cancionescomoenelcole?—Podéis hacer lo quequeráis, aunque el trayectova a ser corto—contestó
Jacques,sonriendo.Para sorpresa de las dos, Carlota y Rebeca, entraron en lo que parecía un
polígonoindustrial.Sequedaronmirándosesincomprendernada.«¿Iban de excursión un sábado por la mañana a una fábrica dentro de un
polígono?»,sepreguntósorprendidaRebeca.«Esdelomásextraño».Lalimusinasedirigióhacíaunainmensaparcela,conloqueparecíanmultitud
de naves industrialesmás pequeñas en su interior, rodeadas de vegetación. Elcochesedetuvofrentealacancela,queseabriódeformaautomática.Habíadosguardiasdeseguridadenlapuerta,quelessaludaronconlamano.Rebeca y Carlota estaban pasmadas. Aquello no se parecía en nada a una
fábricaconvencional,habíamuchosárbolesportodaspartes,casiparecíamásun
jardínounpequeñobosqueconalgunasconstruccionesensuinterior.Nohabíaningún signo distintivo que indicara qué era aquello, salvo, encima de unpequeñojardín,lasletrasmetálicas«RivonIndustries».El coche se detuvo en la puerta de una de las naves. Salieron los seis del
vehículo. Para absoluta sorpresa de Carlota y Rebeca, había unas treinta ocuarentapersonasenelexterior,yderepente,sinveniracuento,sepusieronaaplaudir. Parecía un comité de bienvenida o algo así. A su frente estaba unhombreyunamujer.Jacquestomódelamanoaambashermanasyseacercóhacialaspersonasque
los estaban esperando, que ya habían terminado de aplaudir, para alegría deRebeca,quehabíapasadoalgodevergüenza,apesardenoentendernada.—Rebeca y Carlota, os presentó a Raúl Mármol y a Mariló Fito, jefe de
operacionesydirectoradelproducto,respectivamente.—Encantadosdeconocerlasporfin.Separecenmuchoasumadre,sobretodo
usted —dijo Raúl, dirigiéndose a Rebeca—. Es sorprendente, en realidad esidéntica.Supongoqueselohabrándichomuchasveces.—Algunaqueotra,sobretodoúltimamente.—Nonosquedemosaquíenlapuerta,pasemosalinterior—dijoMariló.Antesdeentrar,Carlotasedirigióaambos.Nosepudoaguantar.—Sinolesimporta,mesientoincómodacontantoformalismo.¿Mepueden
tutear?Pareceque tengacincuenta años,y aúnnohe llegadoni a lamitad—dijo,conunapequeñasonrisaensurostro.—Porsupuesto.¿LespareceadecuadoquelasllamemossimplementeCarlota
yRebeca?¿Lovenapropiado?—inquirióRaúl.—Nosoloapropiado,loveoestupendo—contestóCarlota—,gracias.Mientrasrecorríanaquellanave,lashermanasibanmirandotodoloquetenían
alrededor.—¿Esto qué es?—preguntóCarlota, en voz baja a su hermana para no ser
escuchadaporelrestodelacomitiva.—Notengoni idea.Jamáshabíavistoalgoasí—lecontestó, tambiénenun
susurro.Carlotanoseaguantó.—RaúlyMariló,¿seríantanamablesdeexplicarnosdóndeestamosyaquése
dedicaestaempresa?—preguntóCarlota,quelepodíasucuriosidad.—Enbrevetendrástodalainformación,notepreocupes—contestóMariló.Llegaronaloqueparecíaunasaladereuniones,peroestilocentrodecontrol
de laNASA, llena de pantallas por todas partes.En el centro había unamesainmensa rodeada de sillas que parecían encajadas a la propia estructura de lamesa.Delantedecadaunadeellashabíaunmonitoryun teclado, entreotros
trastosquenosabíanquéeran.—Graciasporlacálidabienvenida,MarilóyRaúl.Ahorayanospodéisdejar
solos.Tenemosalgunascuestionesquecomentar—dijoCarmen.—Estamos a vuestra disposición —contestó Raúl—. Si necesitáis algo de
nosotrosnotenéismásqueavisarnosporlosintercomm.TomólapalabraJacques.—Sentaros dóndequeráis, pero todos lomás juntos posible, que lamesa es
grande.Carmenyyotenemosquedarosunalargaexplicación,ymejornotenerquelevantarlavozenexceso.—Antesdeempezar,¿podríascontestaralapreguntaqueleacabodehacera
MarilóyRaúl?—dijoCarlota.—Esaeslamássencilladetodas.Estamosenunlaboratoriofarmacéutico.—¡Toma!—dijoRebeca,mientrasselevantabadesusilla—.¡Acabodeganar
unmojitoalapetarda!Estoeshistórico.Teníarazón,nuestrospadrestrabajabanenunlaboratorio.—Anda,siéntatedenuevoyesperaalasexplicacionesdeCarmenyJacques,
nocantesvictoriaquetampocoestátanclarotodavía—respondióCarlota.Nimuchomenosestabatanclaro.
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4DEMARZODE1525
—Hola,Damián—ledijoBatiste,casisinresuello,alalguacilde lapuertaprincipaldelPalacioReal.Habíahechoeltrayectocasicorriendodesdesucasa.—¿Qué haces aquí Batiste?—le preguntó—. No me han dicho que ibas a
venirhoy.Notengoningunaorden.—Porquenoloibaahacer,perohasurgidountemaurgente.Necesitoqueme
dejespasar,tengoqueveraJerónimo.—Losiento,nopuedo.—Meconoces,sabesquiénsoyyquehevenidomuchasvecesalPalacioReal,
nosoyundesconocidoparati—lointentóBatiste.—Claro que sé quién eres, pero siempre que has venido he recibido
instrucciones previas de tu amigo, el señorito Jerónimo, que, al fin y al cabo,también es uno de mis jefes, porque reside ahí dentro —dijo, señalando elpalacio.—¿Nopuedeshacerunaexcepciónporundía?—Me arriesgo mi puesto de trabajo, lo siento Batiste. Tengo instrucciones
claras y precisas de mis superiores de no permitir el acceso a nadie sinautorización previa. Ya me la juego con vosotros, porque no sé si losinquisidores están al tanto de vuestras visitas, pero por lo menos el señoritoJerónimoloapruebayresideconellos.Melimitoanohacerpreguntasniquerersabermás.Batisteestabadesesperado.ErafundamentalquehablaraconJeroestamisma
tarde.Viendoquenoibaaconvenceralalguacil,lointentódándoleotroenfoquealasituación.—¡Oye! ¿Y si yo no entro y sale él? —se le ocurrió—. Así no estarías
incumpliendoningunanorma.NadiesinautorizaciónaccederíaalPalacioReal,peromeimaginoquesíquepuedensalir.—¡Claro que pueden salir cuando quieran! Pero abandonaría mi puesto de
vigilancia,cuestiónquetampocotengopermitida—respondióDamián.—PeroesoyalohacescuandovenimosaveraJerónimoocuandocualquier
otro visitante accede al palacio. Es preciso, tienes que anunciarlos.No es unaprohibición tanclaracomolaanterior.Seguroque tienespermitidopresentaravisitantes.Esoesloquetepido.BatistevioqueDamiándudaba.Selanzócontodasuartillería.—Por favor,Damián, sabes que Jerónimo es una persona poderosa, porque
residejuntoconlosseñoresinquisidoresenelPalacioRealenelaladelSantoOficio.Measeguraréqueterecompenseadecuadamente.Tansolodilequeestoyenlapuerta.Yonomemuevodeaquí,noaccedoalinterior,asínotesaltaslasinstruccionesdetussuperioresdenopermitirentraranadiesinautorización.Noasumesningúnriesgo,yteaseguroqueleestaráshaciendounfavoraunodetusjefes,como túmismohasdefinidoaJerónimo.Así todosganamos,sinningúnriesgo.Cuando escuchó la palabra recompensa, el rostro adusto de Damián se
trasmutó por un momento. «Es cierto, tampoco pierdo nada por anunciar alseñoritoJerónimoque tieneunavisitaenelexterior,nomesalto lasnormas»,pensóelalguacil.—Espérate aquí y ni se te ocurramoverte—dijoDamián—.Vuelvo en un
momento.ElmomentoselehizoeternoaBatiste,nosabíaquéhacerniquepensar,pero
alfinal,apareciósuamigoacompañadodelalguacil.—¿Quéocurre?—preguntóalarmadoJero.Eralaprimeravezquesuamigo
sepresentabaensuresidenciasinhaberconcertadounacitaprevia.Algograveteníaquehabersucedido.—¿Teimportaquehablemosenotraparte?—dijoBatiste,mientrasmirabaa
Damián.—Claroqueno—dijoJero—,vamosapasearporlosjardinesymecuentas.ElPalacioRealestabarodeadodeunosgrandesjardines,Entraronenunode
ellos y eligieron un banco de piedra, discreto, al sol, porque ya empezaba arefrescar.—Metienespreocupado,¿quéhaocurrido?—preguntóJerodeinmediato.—SabesqueestabaesperandoqueAmadordeslizaraunospapelespordebajo
demipuertaestamañana.—Sí, ya nos ha contado en la escuela que no ha podido hacerlo porque no
localizaloslegajosdeBlanquina,esosíquemepreocupa,quedonCristóbalseloshayapodidollevaraotrolugar.—Puesestamañanaalguienhadeslizadounacartaaminombrepordebajode
mipuerta.
—¡Quédices!—exclamóJerosorprendido—,siAmadornoshadichoqueélnolohahecho.—Pues por eso he venido a buscarte, sin previo aviso —dijo, mientras le
enseñabaelpapel.—Supongoqueselohabrásmostradoatupadre.—Claro,peromehadichoquenomepodíaayudar.Enpocaspalabras,que
somos nosotros dos los responsables, los que debemos resolver los problemasahora.Jero se quedó mirando el papel durante un par de minutos, en completo
silencio.Cuandoconcluyósuanálisis,selodevolvióaBatiste.—¿Sabesloquetienesentusmanos?—No tengoni idea.Laúnica informaciónesdemipadre,quemehadicho
quesíquesabíasusignificado,peroeraunhecho insólitoynomehaqueridodecirnadamás.—Tupadre tiene razón en ambas cosas.No te lo debe decir y es un hecho
insólito.—Entonces,¿tútambiénsabesloquesignificaesepapel?—Porsupuesto,mieducaciónesespecialdesdehacemuchosaños.—¿Ymelopuedescontar,queyanomeaguantomás?—Claro.Jeroleexplicóqueteníaentresusmanos.Batistesepusoatemblar,tantoqueselecayóelpapelalsuelodeljardín.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—Me vais a permitir que comience yo las explicaciones —dijo Carmen,levantándosedelamesa.Laverdadesqueaquellassillas,encajadasfrenteaunsistema informático que debía servir para videoconferencias, eran algoincómodas por lo rígido del respaldo. Te mantenían la espalda prácticamenterecta.DirigiósumiradaaCarlotayRebeca.—Yofui laprimerade lospresentesqueconocióavuestramadre,Catalina,
sin tener en cuenta, por supuesto, a su hermana Tote. Nos llevábamos demaravilla,aunqueellafueramijefaenlacasa.—¿Trabajabaisenlamismaempresa?—preguntóRebeca.—Sí,ellaeraladirectoradeldepartamentoyyoestabaasusórdenes.Alcanzó
ese puesto con tan solo veintiún años, un auténtico récord que creo que nisiquiera hoy en día ha sido superado. Era la persona más joven de toda laplantilla con diferencia, y os hablo de una estructura de más de seiscientaspersonas,deloscuales,almenos,quinientoscincuentaeranhombres.—¡Quévergüenzadefaltadeigualdad!—seleescapóaCarlota.—Pensar que eran otros tiempos, ahora las cosas han cambiado algo.Os lo
digoparaqueoshagáisunaideadelosméritosdevuestramadre.Además,noeraunacualquieracomoyo,ellaeraunadelasjefas.Lomáscuriosoesque,apesardesugrancargadetrabajo,seguíaestudiando.Dehecho,terminóBiologíay Medicina, las últimas de sus tres licenciaturas universitarias, estandotrabajandoconmigoyenmenostiempodelrequerido.Teníasusprivilegios.«YdespuésyomecreounaestrellaporaprobarraspadoelgradodeHistoria
trabajando a tiempoparcial y de últimamona enLaCrónica», pensóRebeca,quesintióvergüenzadesímisma,pensandoenlosméritosdesumadre.Carmencontinuóhablando.—Comoyahabréisescuchadoeninfinidaddeocasiones,vuestramadretenía
una mente prodigiosa. Era capaz de hacer el trabajo de tres superdotados almismotiempoqueellos.Eratodounespectáculoverla trabajar.Lacuestiónesqueunamentecomoaquellanopodíapermanecerenjauladamucho tiempoenunmismolugar.Lasideaslebrotabanporlosporosdesupiel.Unadeaquellasideas le atrajo de una manera especial, pero para hacerla realidad necesitabafondos, dinero.Nuestros trabajos, aunque conmucha responsabilidad, estabanmalpagados.Vivíamosbien,peroeraimposibleahorrarunsolocéntimo.—¿Seiscientos trabajadores en aquellos años? Pocas empresas había en
Valenciaconesaplantilla—dijoCarlota.—SeiscientaspersonaseranlaplantillaentodaEspaña,peroennuestropuesto
detrabajoenlaciudadéramosmuchosmenos,aunqueCatalinaerajefanacionaldel departamento —contestó con una sonrisa Carmen—. Pero no meinterrumpáis,porquepierdoelhilodelaconversación.—Disculpa,continúa.—Enaquellaépoca,enValencia,yoempezabaatontearconunjovengestor
definanzasllamadoJacquesAntón,que,deformaaccesoria,tambiéntrabajabaenelconsuladofrancés,organizandoeventosculturales.Lehablédelaideademicompañeradetrabajo,ylacitóundíaensusoficinas.EnesemomentoselevantóJacquesytomólapalabra.—Ahoracontinúoelrelatoyo.ComobienhacontadoCarmen,empezábamos
asalirjuntos.YoteníamidespachoenlacalleCiriloAmorósyallíquesevinovuestramadre.Oslotengoqueconfesar,laprimeraideaquemevinoalamentefuenoatenderla.—¿Porqué?—preguntóRebeca—.¿Ibadesaliñadaoalgoasí?—¡Quéva!Tumadreeraunauténticobellezón,exactamentecomotúloeres
ahora.Llamabalaatención,aunquefueraconcualquiertrapoydespeinada,quenoeraelcaso.Nomerefieroaeso.—¿Entonces?—Pensar que toda la gente que venía a mis oficinas lo hacía con su
correspondiente dosier y abundante documentación, para intentar demostrar laviabilidaddesuproyectoyconvencermedequebuscarainversoresparallevarloatérmino.Puesbien,vuestramadrenotraíanadadenada,niunamíseracuartilladepapel.—¿Yquépaso?—preguntóinteresadaCarlota,queleestabaenganchandoel
relato.—Sesentódelantedemí,ymepregunto«¿Puedoempezar?».Estuvetentado,
como ya os he contado, de contestarle que no. Por mis oficinas pasabanauténticos chalados con proyectos de lo más pintorescos, y no me apetecíaperdereltiempoconotradeellas,aunquevinieradepartedeCarmen.
—¿Yquétehizocambiardeopiniónyescucharla?—preguntóRebeca.—No te creas que fue una decisión sencilla. Tenía sentada enfrente de mi
mesa a una joven de unos veinte años, que además era la jefa deCarmen, lachicaconlaqueestabaempezandoasalir.Nosabíacómoquitármeladeencimaconlamáximaeducaciónysutilezaposible.Eraunasituaciónbastantedelicadaycomprometida.Derepente,semeocurrióunatreta.Hizo una pequeña pausa para dar un trago de agua del vaso que tenía a su
lado.—Comoos decía, seme paso por lamente unamaldad.Al ver su edad, le
preguntéporsucurrículo.Erademasiadojoven,penséqueseríaunaestudiantemás de cualquier licenciatura, y con ese pretexto cancelar la cita.Cuandomerecitó brevemente su currículo, me entró vergüenza hasta de mí mismo.Recuerdoque lepreguntépor su edad,ymedijoveintiúnaños.Tenía sentadadelantedemíaunalicenciadaenMedicina,FarmaciayqueacababadeterminarBiología, además de trabajar de jefa de sección de Carmen. Aquello era casiincreíble,pero,apesardeloinconcebibledeaquelcurrículoconsemejanteedad,tampocofuedeterminanteparaqueconsiguieraquecaptaramiatención.—¿Yquéfue?—preguntóRebecaconcuriosidad.—Susojos.Nomeentendáismal,noporquefuerandeunazulincreíble,como
los vuestros—dijo, mirando a las hermanasMercader—.Nome refiero a suaspectofísico,sinoaloqueviatravésdeellos.Ahora,despuésdetantosaños,creoque lahubiera entrevistado igual, sin ese currículo tan impresionante, tansolo por lo que sus ojos trasmitían. Brillaban con una intensidad fuera de lonormal.Eranpuraluz.Rebeca se acordóqueeldirectordeLaCrónica,Bernat Fornell, también le
había dado elmismo argumento para contratarla en el periódico con tan solodieciochoaños,susojos...Porcierto,nadamásvolveraValenciateníapendienteuna conversación de lo más seria con el director. Necesitaba aclarar ciertascuestionesconurgencia.Jacquescontinuósuexplicación.—Catalina Rivera empezó a hablar y de inmediato me di cuenta de mi
tremendoerror.—¿Pordejarlahablar?—preguntóCarlota,extrañada.—No, por pensar que no traía ningún dosier ni documentación. Sí que la
llevaba,peronoimpresaenunpapelyencuadernada,comosolíahacertodoelmundo,con toda formadegráficosymuchoscolorines.Lo llevaba todoensucabeza.Suexposiciónfuemagistral,perfectamenteestructuradayconlosdatosadecuados.Nadadepaja,todograno.Elproyectoerafantástico,seveíadesdeelprincipio.Además, con los contactosde supuestode trabajo,penséquehabía
elevadasposibilidadesdequeaquellofuera todounéxito.Tantomeconvencióquedecidí,enesemismomomento,nobuscarningúninversorparasuproyecto.—¿Cómo? —preguntó Rebeca, que no había entendido a Jacques—. ¿No
decíasqueelproyectotepareciófantástico?—Ytanto.Nobusquéinversoresporquenosconvertimosensocios.Financié
suideaconmipropiocapital,ynosrepartimoslasaccionesdelproyectoal50%.—¿Dequéproyectosetrataba?—preguntóRebeca.—Deunlaboratoriofarmacéutico.Carlota tomó la palabra. Había algo que no le cuadraba en toda aquella
explicación.—PerdonaJacques,acabasdedecirqueelproyectopodíateneréxitoporlos
contactos que tenía mi madre en su puesto de trabajo. ¿Ya trabajaba en laindustriafarmacéuticaoenalgunaderivada?Todos menos Rebeca y Carlota soltaron una sonora carcajada. Aquella
preguntateníasugracia.—¿Nadieos ha contadodónde trabajabavuestramadre, y tambiénCarmen,
antesdehacerloparaloslaboratorios?—preguntóincréduloJacques,aunconlasonrisaenlaboca.—Nadie—contestóRebeca,muyseria—.Jamás.Jacquesselodijo.AhorafueCarlotalaqueselevantócomosituvieraunresorteenelculo.—¡Mojitodevuelta!—gritóconevidentealegría—.¡TomaRebeca!Elqueríe
elúltimo,ríemejor.—¡Esunempate!Ocomodiríaunajedrecista,entodocasotablas—replicó
Rebeca,riéndosedelareaccióndesuhermanaysorprendidaporloqueacababadeescuchar.
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4DEMARZODE1525
—¿MeconvocanaunGranConsejo?¡Perosiyonopertenezcoaél,soylaundécimapuerta!Además, lo disolvióBlanquinaMarchhace veinticinco años—exclamóBatiste.—Perorecuerdaquemipadrenombróaunnuevonúmerouno,haceapenas
unassemanas.Parecequesehadadoprisaenasumirsusfunciones—lecontestóJero.—ElcondedeRuzafaestámedio lelo.Losmatrimoniosentreprimosson lo
que tienen. No tenía por qué convocar un Gran Consejo, y menos hacerlocontigo presente, que no perteneces a su grupo. Tengo serias dudas queentendieralasexplicacionesdetupadre.Dehecho,noséporquélellamomediolelo,cuandoesidiotadeltodo.Sequedaronunmomentoensilencio.—¿Yahoraquéhacemos?¿Loconsultamosconnuestrospadres?—preguntó
Batiste.—Metemoquenopodemos.—¿Porqué?—preguntóintrigadoBatiste.—Porquelaconvocatoria,unavezdescifradalaclave,esparadentrodeuna
hora.—¡Unahora!—exclamóespantadoBatiste.—Sí,ademásyaescuchasteanuestrospadreslaúltimavezqueestuvimoscon
ellos. La responsabilidad de resolver los problemas futuros recae ahora ennosotros—recordóJero.—¿Yquéhacemos?¿DeboasistiraestaconvocatoriadelGranConsejo?Jeroestabapensativo.—Nopertenecesaél.SabemosqueelcondedeRuzafapecadesoberbio,creo
quetansoloquierehacerseelimportantedelantedelrestodemiembros.—Pero,entonces,¿acudoono?
—Nisínino—respondióJero.—¿Y eso cómo se hace?—preguntó Batiste, sin comprender a su amigo y
compañeronúmeroonce.—Puesqueyoasistiría…perodeincógnito.—Todosvamosdeincógnitoconlascapasnegrasylascapuchaspuestas.—Nomehasentendido.Dadoquesabemosdóndeycuándosevaacelebrar
lareunión,yolaespiaría,peronomanifestaríanuestrapresencia.—¿Creesqueeslomejor,estandoformalmenteinvitado?Podríaasistircomo
unmiembromás,sindespertarsospechas,yaquemehanconvocado.Mepodríaenterardetodoloqueocurresinnecesidaddeocultarmeysinlaposibilidaddeserdescubierto—seexplicóBatiste.—Sifueraotronúmerouno,igualnotecontestabalomismo,perohabiendo
elegidomipadre al condedeRuzafa, nodebes acudir comoundécimapuerta.RecuerdaquetansoloenunaocasiónentodalaHistoria,elnúmeroonceasistióa un Gran Consejo, y fue, nada más y nada menos que tu bisabuelo SamuelPerfet.Supresenciaestabaplenamentejustificadaenaquellaocasión,porquealdíasiguientedebíamorirenlajuderíadeValencia.—¿Quémequieresdecir?—QuelapresenciadelosnúmerosonceenunGranConsejosiempredeben
deobedeceramotivosmuy importantesoacircunstanciasextraordinarias.AsíseestableciódesdefinalesdelsigloXIV,ytelodigoyoquehesidonúmerouno.Me temo que el conde de Ruzafa no tenga ninguno de esos motivos,simplemente quiera pavonearse y hacerse el importante frente a los demásmiembros.—¿Túcrees?—No estoy seguro del todo, pero casi. Además, piensa que tan solo van a
acudir tres personas, los tres primeros números. La cadena está rota por elnúmerocuatro.QueyosepaMiguelVivesninombrósucesorensucargocuandoloprendióelSantoOficioporsorpresanihasidoreconstruidoelGranConsejo.Debemos de enterarnos de lo que ocurre, pero sin dar a conocer nuestrapresencianinuestraidentidad.Batisteestabapensativo.—Creo que tienes razón, ahora somos nosotros dos los portadores del
mensaje,ynoelGranConsejo.Siasistocomonúmeroonce,elcondedeRuzafaes perfectamente capaz de interrogarme o hacer cualquier pregunta indiscretaparaqueledémipartedeesemensaje.PorexpresodeseodeBlanquinaMarchyde tu padre, don Alonso Manrique, no debemos permitir que eso ocurra —concluyosureflexiónBatiste.—Además, no te olvides de una cuestión muy importante, el motivo de la
disolución del Gran Consejo. No conocemos qué sabe el Santo Oficio denosotros.Imagínatequesepresentanestanocheamitaddelareuniónyapresana todos.Queno sea a nosotros, que somos losúnicosportadoresdelmensaje.Tambiénesunacuestióndeseguridad.—Esotambiénesverdad.—Pues entonces, decidido—dijo Jero—. Hemos de darnos prisa, tenemos
cuarentaycincominutosparavercómoaccedemosallugardelareuniónylosespiamos.Nonossobraeltiempo.—Noobstante,todoloquehemosrazonado,quecreoquetenemosrazón,no
dejadesorprendermeestaconvocatoria—dijoBatiste.Parasorpresas,lasqueleesperabanalavueltadelaesquina.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—¡Nuestramadreeraunaespía!¡Losabía!—decíacomounalocaCarlota,mientrastomabanasientoenunodeesosrestaurantesdeMadridquetienesquehacer la reserva conmeses de antelación. Jacques había conseguidomesa conpasmosafacilidad.CarmenintervinoparadesinflarelglobodeCarlota.—Noéramosexactamenteespíascomoosimagináis.Nillevábamosarmasni
participábamos en misiones secretas en el extranjero, ni siquiera teníamoslicencia para matar, como James Bond. Éramos oficinistas, eso sí, no unasadministrativas cualesquiera. Nos facilitaban posibles escenarios y situacionestácticas, y nosotros teníamos que analizar y evaluar sus posibles riesgospotencialesy consecuencias, encadaunode los casos, ademásde redactar loscorrespondientesinformes.—Pareceaburrido—dijoCarlota.—Puesdeesonada,noenvanose tratabadeunidaddeanálisis,unade las
másimportantesdentrodelCentroSuperiordeInformacióndelaDefensa,másconocido por sus siglas del CESID, que luego se trasformó en el CentroNacionaldeInteligencia,oCNI.CatalinaRivera,contansoloveintiúnaños,eralajefanacionaldelaunidadyunodelosprincipalesactivosdeLaCasa,comola conocíamos nosotros. Disponía de la máxima acreditación de seguridadposible.LograciosoesqueteníabajosumandohastacoronelesdelejércitoydelaGuardiaCivil.Imaginaroslasituaciónenaquellosaños.Eraalgoinconcebibley, por quénodecirlo, hasta irónico.En los añosochentaLaCasa estabamuymilitarizada, ya que casi todos sus miembros procedían del Ejército o de laGuardiaCivil.Ahoralascosashancambiadobastanteysehaprofesionalizadoconciviles,tantohombrescomomujeres,queyahacíafalta.—¿Ycómoconseguíanuestramadremanejarsedirigiendoaaltísimoscargos
militaresqueladoblabaneinclusotriplicabanenedad?—preguntóRebeca.
—Muchomejordeloqueospodéisimaginar.Teníamuchamanoizquierda,sino hubiera sido así, algún que otro coronel habría conocido las cárcelesmilitares,arrestadoporunamocosadepocomásdeveinteaños,porintentodedesobediencia.—Sí que hubiera sido gracioso —dijo Carlota, imaginándose la escena—,
sobretodoenaquellosaños.—Porcierto,ycambiandode tema.¿Aquiénse leocurrióelnombrede los
laboratorios,tanridículo?—preguntóRebeca.—«Rivon Industries», ese fue el nombre que elegimos.Como supongo que
habréiscomprendidohacerato,«Riv»deRiveray«On»delaterminacióndemiapellidoAntón—explicóJacques,—Esoyameloimaginaba,peromesiguesonandoridículo.—¿Y cuál era exactamente la idea de nuestra madre que tanto te cautivó?
Porquemontarun laboratorio farmacéutico,por símismo, tampocomepareceuna idea de Premio Nobel—preguntó Carlota—. Lo único que hace falta esecharlebilletesamontonesybuscarbuenosespecialistaseinvestigadoresenlamateria.Endefinitiva,ungrandepartamentodeI+D+i.Jacquesselaquedómirando.—DesdeluegoRebecaesunclonenlofísicodesumadre,ytúloparecesen
lointelectual.Esunamuybuenaobservación.Labrillanteideadetumadreeramontar un imperio farmacéutico prescindiendo de ese departamento, el máscostoso dentro de la industria, y, en consecuencia, sin echarle demasiadosbilletes,empleandotumismaexpresión.—Puesyameexplicaráscómosehaceeso—insistióCarlota—.Yonoloveo
posible.—Piensaenqueeraunaépocadecambiosennuestropaís,yasabéis,lacaída
del dictador, la llegada de la democracia y con ella las autonomías. Para unavisionaria como tu madre, la palabra cambio significaba oportunidad. Noteníamos recursos para levantar una industria farmacéutica al uso, porque tansoloeninvestigaciónydesarrolloyanospodíamosarruinar.Perocomomedijotumadre,citandoalgranMigueldeUnamuno,«queinventenellos».—¿Cómo que inventen otros? No te entiendo. Una empresa farmacéutica
necesitaunpotentedepartamentodeI+D+i—insistióCarlota.—No necesariamente. La idea de tu madre era fabricar medicamentos de
dominiopúblico,cuyapatenteyahubieravencido.Porsinolosabéis,oslodigoquelaspatentesenmedicamentoslosprotegenduranteveinteaños.Pasadoeseperiodo,cualquieralospuedefabricar.Esloque,actualmente,seconocencomomedicamentosgenéricos,cuyoprincipioactivoeselmismo,peroqueyanosevendenbajolamarcadesuinventor.Tumadreusósuscontactosyconseguimos
contratosconmultituddedepartamentosautonómicosyestatalesparavenderles,a un precio muy reducido, los mismos medicamentos que compraban a loslaboratoriosoriginalesapreciodeoro.Todossalíamosganando,elcontribuyenteynosotros.Fuimosunodelospioneros,yyasabes,elquegolpeaprimerogolpeadosveces.Eraunaépocadeoportunidades.Sepodríadecirquetumadrefueunadelasprimeras«jóvenesemprendedoras»,usandotérminosactuales.—Sí que es una idea brillante—dijo Carlota, pensativa—, y además en el
momentoadecuado.—Ytanto.Ahoramismo,ademásdelafábricaquehabéisvisto,disponemos
devariasinstalacionesenAlemania,RusiayEstadosUnidos.Hemospasadodefabricar paracetamoles en un garaje a ser una pequeña multinacional de losgenéricos,enrelativamentepocotiempo.HastaCarlotaestabaasombrada.Generalmenteen lasimplicidadradicaba la
genialidad.Lasideasmásbásicaseran,amenudo,laquemáséxitotenían.Solohabíaqueverlosinventosdelafregona,unpaloconunmochoenunextremo,oel chupa-chups, otro palo, esta vez con un caramelo en la punta.Ambos eraninventosespañoles.Rebecadecidiódarungiro a la conversación.Yahabíanescuchadomuchas
cosasdesumadre,peroquedabasupadre.Nohabíanhabladoniunapalabradeélentodoelviaje.—¿YJuliánMercader?¿Quéhaydenuestropadre?—Yatardabaisensacaresetema—dijoCarmen—.Laverdadesquefueuna
historiamuybonita.—¿Yquéesperáisparacompartirlaconnosotras?—dijoRebeca,mientrasle
dabaunbocadoaalgoqueporelexteriorparecíapan,peroquedesdeluegonoloera.—Voy a tratar de ser breve—dijo Carmen—, que si no luego no como, y
veniraesterestauranteparanodisfrutarloesuncrimen.—Puesempiezacuántoantes—dijoRebeca,ynopruebesesoqueparecepan,
sinotegustalacoliflor.—Catalina,JacquesyyotuvimosquehacerunviajeaLondresparaobtener
ciertos permisos que nos permitieran exportar nuestrosmedicamentos a aquelpaís. Una vez allí, pensamos, ¿por qué no acercarnos a otras embajadas apreguntar qué trámites erannecesariosparahacer lopropio en sus respectivospaíses? A vuestra madre se le ocurrió la Unión Soviética. Soplaban vientosconvulsos en aquella época en la región, pero Catalina, como ya os ha dichoJacques, era capaz de ver orden en el caos. Así que nosmarchamos, los trespimpollos, a la Embajada de laUnión Soviética enLondres. sin tener ni ideadóndeíbamosaaterrizar,sincitaconcertadaysinconoceranadie.Enaquellos
tiempos.—¡Quévalientes!—dijoCarlota.—No,¡quéinconscientes!—respondióCarmen—.Laentradaenlaembajada
ya fue un poema, pero luego intentar hacernos entender fue toda una odisea,hastaquellegamosaldespachodeunjovenespañol,queademáseravalenciano.SellamabaJuliánMercader.—Y en ese momento salto la chispa del amor —dijo Rebeca, en tono de
cuentodehadas.—No,enesemomentocasisaltalachispadenuestradetención—respondió
Carmen.—¿Cómo?—preguntóCarlota,muycuriosa.—ElcolapsoeconómicodelaUniónSoviéticaaúnnohabíallegadoaserde
público conocimiento, pero se veía venir desde lejos. Era evidente que ibanderechitosalabismo.Yaempezabana tenerproblemasdesuministroshastadelos alimentos más básicos que ellos mismos producían, como el trigo. Habíaconstantescorteseléctricosqueafectabanhastaasuindustria.Notecuentonadadelosmedicamentos,teníanescasezhastadelosmáselementales.—Entonces llegasteis en el momento adecuado, una vez más —observó
Carlota—.Menudaoportunidaddenegocio.—Sí, salvoporunpequeñodetalle.No teníandineroparapagarnos.Nonos
podían garantizar el cobro de nuestras medicinas, ni siquiera medianteinstrumentos internacionales como cartas de pago bancarias ni cosas por elestilo.Losbancoseuropeosyateníanlamoscadetrásdelaorejayempezabananoquererdescontarniaceptarpapeldenadaquetuvieralahozyelmartilloensumembrete. Cuando les dijimos que no podíamos aceptar sus propuestas depago,que,enlarealidad,eranpropuestasdeimpago,selotomaronmuyamalycasinosdetienen.Niquedecirtienequesalimosdelaembajadalomásrápidoposibleytremendamentedecepcionados.Escierto,habíaunagranoportunidaddenegocio,peroloquenohabíaeradinero.Nuestrogozoenunpozo.—Esverdad,menudadecepción—dijoRebeca.—Enrealidadfuejustolocontrario.—¿Cómo?¿Siacabasdedecirquenoospodíanpagar?—preguntóRebeca.—Pero ahí estaba la prodigiosa mente de tu madre, que no se daba por
vencida. Volvimos a la embajada para hablar de nuevo con aquel funcionariollamadoJuliánMercader.Carlotaestabaperpleja.—¿Ypara qué?—preguntóCarlota, que no entendía nada—.Os ofrecéis a
venderlesalgoquenecesitan,osdicenquelesinteresaperoquenooslopuedenpagar,casiosdetienen,y,¿seosocurrevolver?¿Quésentidotiene?
—¿Sentido? Entre otras cosas, porque si no llega a ser por aquella alocadaocurrencia, vosotras dos no estarías aquí sentadas, delante de nosotros, ahoramismo.Niexistiríais.«Esoesverdad»,pensaronalavezRebecayCarlota.
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—¿Yahoracómoentramos?—preguntóBatiste.La reunión del Gran Consejo iba a tener lugar en el palacio del conde de
Ruzafa.AhoraestabanJeroyBatisteensupuerta,mirándolo.—Voyaintentarabrirlapuerta—dijoJero—.Túvigilaquenovenganadie.—¿Cómopiensashacereso?—Aquí,enmiactualresidenciadelPalacioRealdeValencia, tengollavesy
entroysalgocuandoquiero,nadiemevigila,peromividanohasidosiempreasí.CuandovivíaenelConventodeSevilla,noeraniremotamenteparecido.Mealojabaenunadelasceldasdelosfrailes,ytodaslasnochesmeencerrabanconllave.Piensaqueeraunniño.Yomelasapañabaparasalircuandoquería.—¿Cómo?—preguntóBatiste,asombrado.—Pues igual que voy a hacer con esta puerta, intentar manipular su
mecanismode apertura.Casi todos son iguales, una vez aprendes a abrir uno,aprendesaabrirtodos.Sacódesubolsillounaespeciedehierrosalargados.Manipulóduranteapenas
treintasegundoslacerradura,hastaqueseabrió.—Yapodemosentrar—dijoJeroconvoztriunfal—.Niseteocurracontarle
loqueacabasdeveranadie,nisiquieraamipadre.—Tranquilo,mehasdejado tan sorprendidocon tushabilidadesocultasque
no lo pienso hacer —le respondió Batiste, que aún estaba pasmado por lafacilidad en abrir unapuerta.Por supuestoque sabíaque existían los ladronesquelohacían,perojamáslohabíavistoenacción,ademáscontantafacilidad.—Ahorayaestamosdentrodelpalacio,pero¿dóndesecelebrarálareunión?
—preguntóJero.—Supongo que, como todos los palacios, tendrán un salón principal.
Conociendo lavanidaddelconde,esdeesperarque seaallí.Primerovamosahacerunapequeñainspección.
Enseguida encontraron un salón, curiosamentemuy parecido al salón de lachimenea del Palacio Real. No había nadie en su interior, pero la chimeneaestabaencendida.—Me parece que ya hemos encontrado el lugar, esta habitación espera a
alguien—dijoJero.—¿Ydóndenosescondemos?—Nohayningúnsitioquequedeocultodeltodo.—Síquehayuno,aunque tiene su riesgo—dijoBatiste,mientrasmiraba la
mesaenelcentrodelsalón.—¿Allídebajo?—dijoJero—.Cualquieraqueestirelospiesnospodrádarun
puntapiéynosdescubrirían.—Piensaquevanasersolotrespersonasenlareunión.Confiemosenqueno
aciertenconsuspies.Sedirigieronalamesa,cuyomantelllegabahastaelsuelo,yseintrodujeron
debajodeella.—Faltandiezminutospara lahorafijada,nocreoquetardenenvenir.Hace
veinticincoañosquenosereúnen.Tendráncuriosidad.Efectivamente,apenascincominutosdespuésoyeroncomoentrabagenteen
el salón en completo silencio. No se arriesgaron a asomarse por un extremoporquesupusieronquellevaríanlascapasnegrasquelescubríancompletamente,asíquetampocolosibanareconocer.Esperaronensilencioalmenosdiezminutosmás.—Buenasnochesatodoslospresentes—dijounavoz—.Esperemosunpoco
másporsiacudealgúnmiembromás.Sino,comenzaremoslareunión.BatistesedirigióaJeroenunsusurro.—ElqueacabadehablareselcondedeRuzafa,conozcosuvoz.—Me ha parecido escuchar a tres personas, no creo que acudan más—le
contestóJero,tambiénenuntonoapenasaudible.Esperaronunoscincominutosmás.—Bueno,vamosaempezarlareunión.Nospodemosirpresentando.Yosoyel
númerouno—dijoelcondedeRuzafa.—Yosoyelnúmerodos—dijootravoz,desconocida.—Yyoelnúmerotres.Batiste y Jero casi se caen de espaldas cuando escucharon aquella voz. De
milagronosesalierondelamesa.«¿Quéhaceaquí?»,pensaron,casitelepáticamente.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—Anda,noteandesporlasramasnitedesvíesdeltema.Cuéntanoscómoyporquévolvisteis a la embajada rusa, cuandohacíamenosdemediahoraquecasi os detienen en su interior —insistió Carlota, que estaba, como Rebeca,absolutamentepasmadaconelrelatoqueestabaescuchando.Carmencontinuóconlaexplicación.—RecuerdoquelasegundaveztansoloentramosenlaembajadaCatalinay
yo. Jacques se quedó fuera, ya que en esta ocasión utilizamos nuestraacreditación de los servicios de información españoles, pensando que algoayudaría,despuésdeltristeepisodioanterior.Apesardehaberempezadoconlaactividadfarmacéutica,todavíaconservábamosnuestrosantiguosempleosenLaCasa. Todo fue infinitamente más sencillo en los accesos, pero nos llevarondirectamenteantelapresenciadeunindividuoqueteníatodalapintadeseruncoroneldelosserviciossecretosrusos.—¿No os llevaron ante nuestro padre, como la vez anterior? —preguntó
Carlota.—No.Supongoque,pornuestrasacreditacionesdeseguridad,nosredirigieron
aldepartamentodeinteligenciamilitar.Nosempezamosaarrepentirdenuestralocuracasialinstante.InsistimosenquequeríamoshablarconJuliánMercaderde nuevo, pero aquelmilitar no abría la boca, se limitaba amirarnos con unaexpresión muy severa. No sabíamos siquiera si entendía lo que le estábamospidiendo.—Menudameteduradepata—comentóRebeca.—De repente, aquel individuo malcarado tomó el teléfono y marcó una
extensión. Después de una breve conversación en ruso, aparecieron otros dosgorilas por la puerta, con cara de muy malas pulgas y el aspecto de ArnoldSchwarzeneggerensusbuenos tiempos—explicóCarmen—.Aquellono teníabuenapinta.Yoyameveíaenunamazmorraoalgopeor.
—¡Quémiedodebistepasar!—dijoRebeca.—Osaseguroqueestabaliteralmentecagada,hablandomal,peroCatalinano
lo parecía, para mi total desconcierto. Mi expresión era de terror, pero la devuestramadreeradeunprofundocabreo,dehecho,parecíamuyenfadadaconaquelsupuestocoronel.—¿Enfadada?—preguntóextrañadaCarlota—.¿Yquépasodespués?—Paramitotalsorpresa,derepenteCatalinaselevantódegolpedesusillay
empezó a hablar en un rusomuy fluido con aquellos individuos y en un tonoclaramente agresivo. Ni siquiera sabía que hablara su idioma con semejantesoltura. Se llegó a aproximar a lamesa y señalar con su dedo índice a aquelcoroneldelKGB,comosifueraunmeroescolardeprimaria.Estabagritándoleensucara,rojadefuria.Nuncahabíavistoavuestramadreeneseestado.—¡Atiza,esonomeloesperaba!—comentóCarlota.—Niyo,eneseinstantesíqueestabacompletamenteaterrada.—Supongo que ahora sí que os detendrían, ¿no? —siguió preguntando
Rebeca.—Alcontrario.Elsemblantedelcoronely losgorilascambióporcompleto.
Ahoraparecíanasustadosconloquefueraquevuestramadreleshabíadichoensupropio idioma.Desaparecieronpor la puerta de inmediato, comocorderitoscaminodelmatadero, y en apenasdiezminutos estábamoshablandodenuevoconJuliánMercader.Laconversaciónfuemuybreve,ademásenruso,asíquenomeenterédenadadeloqueseestabandiciendo.—Supongoquecuandosalisteisdelaembajadatelocontaría—dijoCarlota.—Sí,claro.Medijoquesimplemente lehabía invitadoacenarconnosotros
tresesamismanoche,Carlotahizoungestodesorpresa,peroa lavezconesasonrisaburlona tan
característicaenella.—Osea,¿meestáscontandoquemimadrehabíavueltoa laembajada rusa
tan solopara ligar, llegandoaamenazarenelprocesoa todouncoronelde laKGB? —preguntó con los ojos bien abiertos—. Ahora me explico algunosmaticesdemicarácter,aunqueyonuncahellegadoaeseextremo.DesdeluegoesoesnivelDios.¡Loquemequedaporaprenderdemimadre!Carmen, Rebeca yCarol se rieron de la salida de tono deCarlota. Jacques
permanecía serio. Se notaba que no le había hecho ninguna gracia aquellaactuaciónenLondres,ensudía.Desdeluegofuemuyarriesgada.—Túya vienes aprendida de serie, no necesitasmejorar nada—le contestó
Rebeca,aunriéndose.Carmencontinuóconlaexplicación.—No Carlota, no había vuelto para ligar, por lo menos no solo para eso,
aunque ahora que lo pienso, igual me engañó un poquito—dijo Carmen, sinpoderparardereírse.—¿Yquépasoacontinuación?—preguntoRebeca,queestabaperfectamente
inmersaenlahistoria.Casiseveíadeprotagonista.—Puesnada,quedamosacenarenunrestaurantecercadeTrafalgarSquare.
Mientras hacíamos tiempo para la cena, vuestramadre y yo entramos en unagaleríadearteynosdiolalocuradecompraresecuadrodeYellowSubmarinequeyaconocéis,sobretodotúRebeca,porquelotuvisteentucasamuchosaños.Casi nosquedamos sin dineropara invitar a aquel funcionariode la embajadarusa.Menosmalqueelrestauranteerabarato.Se hizo el silencio. Todos hicieron una pequeña pausa para saborear las
sorpresas de aquel restaurante tan atípico donde se encontraban cenando esanoche.—¡Oye! Esto que parece un huevo frito con patatas es pescado —dijo
sorprendidaCarol.—Puesesperaaprobarlamerluza,enrealidadescarne—contestóJacques.—¡Venga!Dejarloscomentariosgastronómicosparaelfinal.Ahoracontinuar
conlahistoria—dijoCarlota,quelecarcomíalacuriosidad.—Puesnada,quedamosacenarypasamosunaagradablevelada.Laverdades
queJuliánMercadereraunencantodepersona.—¿Yya está?—preguntó incrédulaCarlota—. ¿Dónde está esa idea genial
que había tenido mi madre? ¿Ligarse a aquel pimpollo? Hacer el favor determinarlahistoria.—Un poco de respeto, que aquel pimpollo acabó siendo tu padre —le
respondióCarmenconunasonrisa.—Vale,vale,ungranpollo,perocontinúa.Catalinaechódegalonesy lehizounapropuestaaJuliánquesencillamente
no podía rechazar —dijo Jacques—, para nuestra absoluta sorpresa yperplejidad.Nosehabía tomado lamolestiadeconsultarloconnosotrosantes.Nosquedamosestupefactoscuandoescuchamosloqueleestabaproponiendo.—«¿Unapropuestaquenopodíarechazar?»NoséporquémesuenaaMarlon
BrandoenElPadrino.—Peor. Te aseguro que, en ese momento, no estábamos pensando en El
Padrino,sinomásbienenAnthonyHopkinsensupapeldeNormanBates,enlapelícula Psicosis de Hitchcock. Hubiéramos acuchillado a Catalina en eseinstante—intervinoJacques.—Pero¿cuálfueesapropuesta?—preguntóCarlota,quenosepodíaaguantar
más.Jacqueslacontó.
Las caras de asombró de las hermanas fueron antológicas.No comprendíannada.—¿Esoeraunabuenaidea?Nopuedeser—acertóadecirCarlota.—Oslojuro—dijoCarmen.—Convuestramadredepormedio,todoeraposible—dijoJacques—.Erade
laspocasverdadesconocidasdeluniverso.
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LostresmiembrosdelGranConsejoestabansentadosenlamesadelsalónprincipaldelpalaciodelcondedeRuzafa,mirándoselascaras.—Había convocado a la undécima puerta, pero está visto que no ha
consideradoadecuadoacudiraestareunión.«Síque lohaconsiderado,pero loquenoquiereesque tú losepas»,pensó
Batiste,mientrasmirabaasuamigoJero,quetambiéneraundécimapuertajuntoconél,mientrassonreía.EstabanespiandolareunióndelGranConsejodesdeelinteriordelamesacentraldelsalón.—¿Para qué has convocado a la undécima puerta?No pertenece al nuestro
grupo—dijoelnúmerodos.—Meparecióque,despuésdeladisolucióndelGranConsejohaceveinticinco
años,debíaestarpresenteensureconstrucción—seintentójustificarelcondedeRuzafa.—¿Quéreconstrucción?—dijoelnúmerotres—.Mirarnos,lacadenaestárota
porelnúmerocuatro.EstonoesunaverdaderareunióndelGranConsejo.Faltansietecompañeros.Estoesunabroma.Losiento,donRodrigodeMolina,peroestareuniónnotieneningúnsentido,siendotansolotrespersonas.—Bueno,esunprimerpaso—dijoelnúmerouno,intentandojustificarse.—¿Unprimerpasohaciadónde,sisepuedesaber?—insistióennúmerotres
—.Necesitamosalosdemás.—Ylosencontraremos,notepreocupes—insistióelnúmerouno.—¿Quénomepreocupe?¿Ycómopiensashacerlo?¿Colocandopasquinesen
lascalles?Elnúmerocuatroestámuerto.Lacadenaestárota.LaúnicamaneraderehacerestedesastreesreconstruirelGranConsejoentreelnúmerounoyelnúmeroonce,talycomoloprevieronnuestrosantepasadosdesdeelprincipio—dijoelnúmerotres.—Esonopuedohacerlo—contestóelnúmerouno.
—¿Entoncesdequénossirves?—respondióelnúmerotres.—¡Oye! Ten un respeto a la edad y a mi cargo. Soy el conde de Ruzafa,
grande de España —se enfadó—, y número uno, elKeter, la raíz del GranConsejo.—Perdona,perodentrodelGranConsejonoimportannilaedad,nielsexo,ni
la posición social o las situaciones económicas de cada uno. Todos somosexactamente iguales, ese fue su espíritu desde su fundación—respondió másenfadadoaúnelnúmerotres—.Noutilicestucargoparapavonearteyhacerteelimportante,quenoestamosparaperderel tiempo.Recuerdasiempreque,aquídentro,todossomosiguales.Batistenopudoevitarsonreír.—Menudorepasoleacabadepegarnuestroamigoalseñorconde—ledijoa
Jero,divertidopor lasituación—.¡Quiénlodiría!Habráquetenercuidado,yasabemosdeloqueescapazcuandoseenfada.—Entoncesdoyestareuniónporconcluida—dijoelnúmerouno,queestaba
visiblementeenojado.Pensabaalardeardesunuevasituacióncomonúmerouno,yhabíaquedadocomounfanfarrón,queesloqueera.Lehabíasalidoeltiroporlaculata.Los tres abandonaron la sala del palacio. Batiste y Jero se esperaron unos
minutos,porseguridad,ytambiénsefueron.—Nome gusta lo del número tres—reflexionó Jero—,No lo entiendo, y
cuándonoentiendoalgomepreocupo.—Amítampocomegusta—lecontestóBatiste—Porotraparte,tampococomprendoquépuedetenerquever,élosufamilia,
conelGranConsejo.Nomeloimagino.—De todas maneras, vamos a segur comportándonos igual, como si no
supiéramosnada,peroconunojoavizor.—Nadabuenovaasalirdetodoesto,metemo.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—¿Medicamentosgratis?—repitióCarlota—.Pero¿gratisdeltodo?—Gratisesgratis,peronoacabaaquílacosa.Seofrecióaconstruirunaplanta
deproduccióndelosartículosmásnecesitadosenelpropioterritorioruso,paraagilizarsudistribuciónydarempleoatrabajadoreslocales.Todoellosufragadoíntegramenteporfondosdenuestraempresa—explicóJacques.CarlotayRebecanosepodíancreerloqueestabanescuchando.—¿Acambiódequé?—preguntóRebeca.—Acambiodenada.—Peroesonoesposible,nomepuedocreer—siguióRebeca.—Pensarque,enesemomento,loqueCatalinaleestabaproponiendoaJulián
Mercader era invertir todas las reservas económicas de nuestra compañía enRusia,conelobjetivodenoganarnada.Nosquedábamossincolchónyloquees peor, sin expectativas de crecimiento. Además, no solo eso, si ocurríacualquiereventualidadenelmercado,laviabilidaddelaempresapodríaestarenserio peligro, ya que nos quedábamos sin recursos propios —continuóexplicandoJacques.—Vayamaneradeligar,alogrande—dijoCarlota—.Meestoydandocuenta
dequesoyunasimpleaficionada,comparadaconmimadre.Jacquescontinuóconlaexplicación.—Catalina lo comunicó en su trabajo, en los servicios de información
españoles,queapesardelasaparienciasmanteníanunafluidarelaciónconsushomónimosrusos.Todosdieronelvistobuenoa laoperación.CatalinaviajóaMoscúconvuestrofuturopadreyallícerrarontodoslosdetallesdelacuerdo.Enapenas seis meses, un tiempo récord, la planta de producción estaba a plenorendimiento, dando empleo y fabricando medicamentos gratis para el puebloruso.JuliánfuecondecoradoporelmismísimoMijaílGorbachovconlaestrelladoradaydeclaradoHéroede laUniónSoviética,enunaceremoniasecreta,ya
que los rusos no querían reconocer en público las tremendas estrecheces queestaban pasando en aquella época.A tumadre le concedieron la nacionalidadrusa,ademásdeconservarlaespañola.—¿Yamipadreno?—preguntóRebeca—.¿Porqué?—Porquetupadreyalatenía.—¿Mi padre era ruso?—continuó preguntando Rebeca— ¡Pero si hablaba
valencianoconacentodeSueca!Tote intervino en la conversación. Había estado muy callada, escuchando
todaslasexplicacionesqueyaconocía.—Efectivamente, tupadrenacióenSueca,perodesdesumismonacimiento
losrusosloreconocieroncomociudadanosoviético.—¿Y por qué hicieron eso? Eran tiempos convulsos como para tener esa
nacionalidad.—¿Nosabéisquiénfuesuabuelo?—preguntóTote—.Entreotrascosas,por
esohablabarusocomosupropialenguayconsiguiótrabajoensuembajadaconfacilidad.—¿Osea,nuestrobisabuelo?Nololleguéaconocer—respondióRebeca.—ClaroquenoloconocisteporquemurióenCuba,además,muchoantesde
que vosotras nacierais. Esta pregunta va para ti Rebeca, que has estudiadoHistoria,¿SabesquiénfueRamónMercader?Rebecadiounrespingo.—¿No me digas que Ramón Mercader fue nuestro bisabuelo? —preguntó
incrédulayalmismotiemposorprendida.—¿AlguienpuededescenderalatierrayexplicaraunalegaenHistoriaquién
demoniosesesapersona?—dijoCarlota.Rebecaseadelantóalasexplicacionesdesutía.—Ramón Mercader fue un militante comunista español, miembro de los
serviciosdeseguridadsoviéticosenlaprimeramitaddelsiglopasado.PasóalaposteridadpormataralpolíticoyrevolucionariorusoLeónTrotski,creoqueentornoa1940.—¡Esesíquemesuena!—exclamóCarlota.—PorquefueunodeloslíderesdelaRevolucióndeOctubre,quepermitióa
losbolcheviques tomar el poder en1917,pero cometióungranerror.Tuvo laosadíade enfrentarse aStalin, y ya sabemosqué les solía ocurrir a los que seatrevían a hacer aquella locura, que acababan bajo tierra. Ramón Mercadercumpliólamisiónqueleencomendaron,yporellocreoquetambiénesHéroedelaUniónSoviética,comonuestropadre,ademásalcanzóelgradodecoronelenlosserviciossecretosdeaquellaépoca.—¡Carambaconnuestrafamilia!—dijoCarlota—.Provenimosdeasesinosy
espías,¡demasiadonormaleshemossalidonosotras!—Normalsoyyo—discrepóRebecamirandoasuhermana—.Entucasono
meatreveríaacalificarteasí.—¿Yquépasócon«RivonIndustries»?¿Pudoaguantarladecisióndenuestra
madre?—continuóCarlota,obviandoelcomentarioburlóndeRebeca.—Aduraspenas.Lopasamosfatalalprincipio—respondióJacques.—Claro, os quedaríais sin fondos—aventuró Carlota—, supongo que casi
arruinados.Jacquesnopudoevitarsonreír.—Exactamente todo lo contrario. A pesar de que la operación fue
confidencial, en todo el mundillo de la industria farmacéutica se supo lo quehabíamos hecho. Nos empezaron a llover contratos de todos los rincones delplaneta, que simpatizaban con nuestra altruista y humanitaria acción.Disponíamos de pedidos de lugares que ni conocíamos dónde se encontraban.Casimorimos de éxito, no éramos capaces de producir todos los pedidos queteníamosencartera—siguióexplicándoseJacques,queaúnhoyendíateníacaradeasombrado.—¡Nomedigas!—dijoCarlota,atónica.Esonoseloesperaba.—Al final, la idea de tu madre había sido genial. Ella siempre decía que,
cuandohacesloquedebes,recibesloquemereces—dijoTote—.Eraunodesusprincipiosvitales.—Esafrasesiempremeladecíaamí, larecuerdoperfectamente—comentó
Rebeca,evocandolamemoriadesumadre.—¡Pues vaya si tuvo razón! En apenas seis años «Rivon Industries» había
multiplicadoporquincesutamaño,ydisponíadevariasfábricasenotrospaíses.Incluso construyó otra factoría gratis total en San Petersburgo, que le valió avuestramadreserHeroínadelaFederaciónRusa.EnaqueltiempoyasehabíadesmembradoycolapsadolaUniónSoviética.ElmismísimoBorisYeltsinselaimpuso,tambiénenunaceremoniaprivada,enelKremlin.—¡Ostras!—exclamóRebeca.—Enaquellaocasiónasistimostodoslospresentes,menosvosotrastres,que
ni siquiera habíais nacido ni estabais en proyecto —explicó Tote—. Fueemocionante.Alpocotiempo,CatalinayJuliánsecasaron.Elrestodelahistoriaya la sabéis. Tu madre se dejó el trabajo en los servicios de informaciónespañoles, Julián cesó como funcionario de la embajada rusa y, oficialmente,ambos trabajaban de comerciales para los laboratorios, que eran, en parte,propiedaddevuestramadre—dijoCarmen.AhoraintervinoJacques.—Además,elpueblorusoesmuynobleytremendamenteagradecido.Cuando
lafuertecrisisinicialpasóylasituaciónseestabilizóunpoco,nosempezaronapagar losmedicamentos, con lo que, en la actualidad, controlamosmás de lamitad de la industria farmacéutica rusa de genéricos, con acuerdos concompañíaslocales.Ahoraesnuestroprincipalmercado.Además,noospodéisniimaginarcómonostratancadavezquevamos,yesoqueyahallovidodesdelosprimerostiempos.—La magia de tu madre convirtió en grande lo pequeño. Es lo que suele
ocurrir con las personas de gran corazón y de gran visión de futuro —dijoJacques, que, después de tanto tiempo, aún parecía emocionado rememorandoaquellosañostanfelices.—Anda, terminaros los postres, que, aunque lo parezcan, no lo son, y
volvamosacasaaponerelbrochedeoroatodaestahistoria—dijoCarmen.—Másbiendediamantes—dijoJacques,enuntonomisterioso.«¿Québroche?»,sepreguntaronlashermanasparasímismas.
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5DEMARZODE1525
Batiste se levantó como todos los días, y bajó a la cocina a desayunar.Supadreyasehabía idodecasaa trabajar.Terminóenapenasdiezminutos,ysepreparólabolsaparalaescuela.Sefuehacialapuerta.Nadamásllegaraellasellevóunbuensusto.Esta vez no había unamisiva en el suelo, había dos, una de ellas bastante
voluminosa.Seatemorizódeinmediato,Recordabaquelacartadeayerleconvocabaauna
reunión delGranConsejo. Las cogió con cierto temor y volvió a entrar en lacocina.Hoynoibatanapuradodetiempocomoayer,asíquepodíaemplearesosminutosenanalizarsucontenido.ElmásvoluminosoibaasunombreylacaligrafíaexterioreradeAmador,así
que tenía claro de qué se trataba. Su amigo había encontrado los legajos deBlanquinaMarcheneldespachodesupadredonCristóbaldeMedinay, talycomohabíanquedado, lemandaba algunosdocumentosparapoder analizarlosenelSantoOficiojuvenil,eljuegoquesehabíaninventado.Esa carta estaba clara, pero el que le tenía intrigado era la otra.No llevaba
remitente ni destinatario. Tan solo era una hoja de papel doblada y lacrada.Batistenoresistiósucuriosidady laabrió.Se llevóunagransorpresa,aquelloeraalgocompletamenteinesperado.Don Alonso de Manrique convocaba a su padre y a él a una reunión de
urgencia en el PalacioReal esamisma noche.Avisaba de que era un viaje deincógnito,quetansololosabíandonAndrésPalaciosydonJuandeChurruca,losdosinquisidores,yteníanexpresasinstruccionesdenoanunciarloaningunaautoridadnicivilnieclesiástica.Pedíaabsolutadiscreción.Tansoloibaaestarunanoche,yveníaapropósitoparaestareunión.«Algo muy grave debe haber ocurrido», pensó de inmediato Batiste. «Ni
siquiera suhijo Jerosabíaayerquesupadre ibaaestarhoyen laciudad».Se
preocupó,porquenadabuenopodíatraeresareunióntanprecipitada.Dejóelpapel encimade lamesade lacocina,bienvisibleyabierto, con la
cartabocarriba,paraque,sisupadrellegabaacasaantesqueél,vieralanotadedonAlonsoManriqueyconocieralareunión.Yase lehabíahecho tarde.Tomólosotrospapeles, losdeAmador,yse los
guardó en la bolsa de la escuela.Pensóque, enunmomentodepausa, podríafisgarquéhabíaencontradosuamigo.Lepodíalacuriosidad,aunquequizánofuera prudente llevárselos consigo.Al final ganó la curiosidad a la prudencia,comocasisiempre.Saliódecasaysefuecasicorriendoalaescuela.Cuandollegó,vioatodoel
mundoenelpatio.«¡Quéraro!»,pensó,«yadeberíanestarentrandoenclase».Nadamásverlollegar,Jerosedirigióhaciaél.—¿Tehasenteradoya?—lepreguntó.—¿Dequé?—lecontestóconciertapreocupaciónBatiste.—Delasdoscosas.—¿Quédoscosas?—Te cuento la primera, que es buena.Hoy no tendremos clases, ya que el
señorUrracatienefiebres.Tenemoslamañanalibre.—Ahorameexplicoquenohayáisentradoenelinterior.¿Ylaotra?—¿Hasabiertolamisiva?—preguntóentonopreocupado.—Sí,yaheleídoquetupadreestaráestanocheenlaciudadysequierereunir
deurgenciaconnosotros.—Esalgoinsólitoeinesperado—dijoJero.—¿Sabesporquéviene?—Ni idea. Me he enterado como tú, esta misma mañana cuando me he
encontrado una carta, supongo que parecida a la tuya. Ni siquiera sabía queestabadecaminoalaciudadyesoquesiempremeavisacontiempo.—Algo ocurre, y debe ser muy grave para que tu padre se traslade de
incógnito a Valencia por tan solo una noche, para tener una reunión connosotros.Desdeluego,noesnadanormal.Derepente,vieroncómoseacercabanhaciaellosAmadoryArnau.—Calla, ya seguiremos hablando después—le dijo Jero a Batiste, antes de
quellegaranhastadondeseencontrabanhablando.—¡Hoynotenemosclase!—dijoentonomuyjovialAmador.—Sí,yanoshemosenterado.—Yahevistoque,porfin,hasencontradolosdocumentosdeBlanquina—le
dijoBatisteaAmador—.Hevistotucartajuntoamipuertaestamañana.—Sí, teníaisrazón.Noestabanexactamenteencimadelamesademipadre,
entre otras cosas porque ya no le cabenmás papeles, pero los he encontradoencimadelasillamáscercana.Estabantodosloslegajos.Comooscomenté,noqueríaarriesgarmeaquemepillara,asíqueheabiertoelprimeroyhecogidolospapeles que estaban en la parte superior.Demomento no los he cambiado desitio.Yaloharéenotraocasión.Ibaapuradodetiempo.—MuybienhechoAmador—dijoJero.IntervinoArnauenlaconversación,queparecíaanimado.—Yaqueestamañananotenemosclases,¿podríamosjugaraltribunaljuvenil
del Santo Oficio? Tenemos los documentos que ha conseguido Amador. Lospodemosanalizar,mejorocasiónnovamosaencontrar.—¡Buena idea Arnau! —dijo de inmediato el propio Amador, que había
cogidolospapelessinnisiquieramirarsucontenido.—Tendremos que pasar por tu casa—dijo Jero, mirando a Batiste—, para
recogerlosdocumentosdeAmador.—Hoytenemoslasuertedecara.Resultaquelosllevoencima,dentrodemi
bolsa.Todossemostraronvisiblementecontentos.—¿Y a qué esperamos para estudiar su contenido?—contestó emocionado
Arnau.—Debemos hacer las cosas bien, según las normas del Santo Oficio —
respondióBatiste—.Primero,hemosdebuscarunlugartranquiloydiscretoparapoderconstituireltribunal,nolopodemoshaceraquí,enmediodelacalle,alavistadetodos.—¿Ysientramosenlaescuela,ennuestraclase?—seleocurrióaJero—.No
habránadieypodemosusarlasmesas.—Noesmalaidea—dijoBatiste,pensándolo.—¡Anda,entremosya!—dijoArnau,mientrassalíacorriendohacíalapuerta.Comoeradeesperar,nohabíanadieenelinteriordelaescuela.Juntarondos
mesasysesentaronalrededor.—Quedainaugurada lasesiónordinariadel tribunal juvenildelSantoOficio
de Valencia. Preside Batiste, como inquisidor. Actúa como promotor fiscalJerónimo, como receptor Amador, y como notario del secreto, Arnau. Hoytrataremos el pleito contra la memoria y la fama de Blanquina March en suprimerafasedocumental—dijoconsolemnidadBatiste.Abriósubolsaysacólosdocumentos.SelosentregóaJero.—Como promotor fiscal, te corresponde la tarea de llevar el peso de la
acusaciónydepresentarlosdocumentosensucontra.Yodirigiréelproceso,elreceptorvelaráporlascorrectasfinanzasyelnotariodelsecretocertificaráquetodaslasactuacionessonconfidenciales.
Jerotomóelmontóndepapelesylosextendióconciertasolemnidad.Habríasieteuochohojas.Tomó laprimeray leyópara símismo lasprimeras líneas,parapodermontarsuestrategiaargumentaldeacusación.Derepente,empezóatosercomosisefueraaahogar.Parecíaquelefaltabael
aire.—¡Quéteatragantas!—dijoArnau—,¡Cuidado!Cuandoconsiguiórecuperarseunpoco, lehizounaleveseñaaBatiste,muy
discreta,paraquesuscompañerosnosedierancuenta.—Me vais a disculpar un segundo, voy a beber algo. Casi me quedo sin
respiración.—Aprovecho y voy a beber agua también —dijo Batiste—. La sesión no
quedainterrumpida,quecadamiembropermanezcaensuposición.Ambossalierondelaulaendirecciónalafuente.—¿Quépasa?—preguntópreocupadoBatisteasuamigo.—Anda, míralo por ti mismo —dijo Jero, entregándole los papeles de
Amador.AhoraelquesepusoatoserfueBatiste.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
—Habíaisdichonoséquédeunbrochequefaltaba.¿Aquéosreferíais?—preguntoCarlota,consucuriosidadpordelante.AcababandellegaraunadelasresidenciasdelafamiliaAntón,enlasierrade
Madrid.Jacquesmirósureloj.—Aúnfaltandiezminutos.Esperaremos.—¿Diez minutos para qué? —siguió Carlota preguntando, cada vez más
impaciente.—ParaponerlaspalabrasTheEndaestahistoria.Todoloqueempiezatiene
unfinal,yhoyesesedía.Alfinyalcabo,losfinalessiempresonelprincipiodealgonuevoquecomienza,conrenovadailusión.Losvalencianoslosabéismuybien con vuestras Fallas, fiestas declaradas Patrimonio Inmaterial de laHumanidad por la UNESCO, por ejemplo —explicó Carmen—. El fuegopurificador.—Noloentiendo—dijoRebeca—.¿Vamosaquemaralgo?Jacquessedirigióalasdoshermanas.—Másbienvais a poder quemarmuchas cosas a partir de ahora.Elmartes
quevienecumpliréisveintidósaños.Vosotras tenéis todaunavidapordelante,juntoconnuestrahijaCarol,aunqueellayaloscumplióhaceunmes.—ComodiríaDaniMartin,delantiguogrupoElcantodelloco,quetantonos
gustaba, Ya nada volverá a ser como antes — comentó Carol, mientras selevantaba de su sillón y les daba un abrazo a sus dos amigas, que estabanverdaderamenteperplejas.Noentendíannadadeloqueestabapasandodelantedeellas.—¿Estoesunacámaraocultaoalgoasí?—preguntóRebeca—.¿Cuálesmi
plano?¿Enquéconsistelabroma?—¿Labroma?—preguntóriéndoseCarmen—.¡Puesmenudabroma!Sonó el timbre de la puerta. Rebeca se quedó mirando por un momento a
Carlota,averquéexpresiónteníaensucara.«¡Los ojos brillantes!», pensó, enfadada. «Ella ya lo ha comprendido y yo
todavíano.Mevaaganarlaapuesta».Entróenelsalónunapersonamuyseria,deunoscincuentaaños,vestidacon
untrajeychaquetamuyformal,concorbataincluida.«¿Quiénsevisteasíunsábadoporlatarde?»,pensóRebeca.—OspresentoaAntonioRamírez,notariodelafamiliadesdeelprincipiode
lostiempos.Apesardesuaspecto,quecasipareceunenterrador,nohacefaltaque lo llaméis de usted. Lleva con nosotros desde los inicios de «RivonIndustries»ycasisepodríadecirqueesunmiembromásdelafamilia.—Por fin os conozco en persona —dijo Antonio—. Había visto vuestros
nombres en multitud de documentos, pero jamás habíamos coincidido. Essorprendente el parecido con vuestra madre, sobre todo tú, Rebeca. Eres unauténticoclon.LapropiaRebecalecontestó.—Hola,Antonio,esunplacer.Parecequeúltimamentetodoelmundoqueme
saluda me dice lo mismo de mi madre, pero ¿nos podrías informar en quédocumentos has visto nuestros nombres?Estas amables personas que tenemosalrededornuestronosehandignadoadecirnosnadadenada.—¡Oye!¿Túeres laRebecaMercaderquehablapor la radio los lunesenel
programaBuenosdías?—preguntóAntonio,que,derepente,habíacaídoenlacoincidenciadenombres,ysobretodoeneltonodesuvoz.—Sí,soyyo.—Pues tienes a mis hijos embelesados. Algún día, cuando todo esto haya
concluidodeformadefinitiva,osinvitaréamicasaparacelebrarlo,ydepasotepresentaréaunosseguidorestuyos.—PorsupuestoAntonio,loharéencantada,perosinpretenderserinsistente,y
volviendoatodoloanterior.¿Quéhaceunseñornotario,consucorrespondientemaletín, vestido de trabajo, un sábado por la tarde en la sierra deMadrid?—siguióRebeca.—Estámuyclaro,hermana.¿Tedascuentaporquétevoyaganarunmojito
en cuanto volvamos a Valencia?—respondió Carlota, en un tono claramenteburlón.—Vengo a poner el broche de honor amás de treinta años de aventuras—
contestoAntonio—.¡Yquéaventuras!—Sí, eso del broche ya lo he escuchado, perome imagino que no viene a
cerrarlaempresa,porquesino,nopareceríatodoelmundotancontento—dijoRebeca, que nadamás pronunciar la frase, cayó en la cuenta de la verdad.Sepusocolorada.
Carlotasequedómirandoasuhermana.—Veoportusojosqueyalohascomprendido.Llevasunretrasoconrespecto
amídeunosdiezminutos.Noteenfades,quenoestánadamal—dijo,otravezenelmismotonoburlón.—¿Hemosvendido«RivonIndustries»?—preguntósorprendidaRebeca.—Así es, y muy bien vendida—dijo un sonriente Jacques—. Nosotros ya
estamoscansadosdeestetrabajo.Tumadreeraelalmadelaempresaydesdesufallecimiento, ya nada fue igual. Hemos ganado mucho dinero estos años, yahora tenemosmásdelquenospodremosgastarenvariasgeneraciones, sobretodoconestaoperación.AhorasequedómirandoasuhijaCarolyalasdoshermanas.—Vosotras lleváis caminos diferentes en la vida. Cada una os dedicáis a
cuestiones que nada tienen que ver con un laboratorio farmacéutico. En elsupuestodeheredar laempresa,hubierasidounacarga,másqueunbeneficio,paralastres.Sinembargo,ahorapodréishacerloquequeráisenlavida,inclusoempezardeceroenloqueosdélagana.Endefinitiva,quemarlafalla,sieseesvuestrodeseo.Era evidente que Carol ya lo sabía, porque su cara no reflejaba sorpresa
alguna.—¿Yquésesuponequevamosafirmarahora?—preguntóRebeca,queaún
noloacababadeentender.—Puesdosescrituras—contestóCarlota—,quenoparecesmihermana.La
primera ladeventade los laboratorios,y la segundasupongoqueel cuadernoparticional de la herencia de nuestros padres, que jamás lo firmamos, pormotivosmás que obvios.No sabíamos ni siquiera que éramos hermanas hastahacepocomásdeunasemana.ElnotariosequedómirandoaCarlotaconcaradepasmado.Nolaconocíay
noestabahabituadoasusdeducciones.Abriósumaletínyextrajodosescrituras,juntoconunaespeciedeimpresosqueparecíanparaHacienda.—Nosepreocupe,siempreesasí.Nosotrosyaestamosacostumbrados—dijo
Rebeca,mientras tomaba entre susmanos la primera escritura.Empezópor elfinal,yvioqueyaestabafirmadaporCarol.—Mis padresme donaron su 50% de «Rivon Industries» hace también un
mes—seexplicósuamiga,poresofirmoyolaventa.Rebeca se fue hacia la mitad de la escritura, buscando el importe de la
transacción. Cuando lo vio, casi se cae de espaldas, y eso que estaba en unbutacónconungenerosorespaldo.—¿En serio que pagan esta cantidad por la empresa? —dijo, mientras le
pasabalaescrituraasuhermana,paraquetambiénlaleyera.
—¡Por supuesto queno!—le contestóAntonio, con rotundidad—. ¡Qué tehabíaspensado,insensata!—¡Ah!Yameloparecíaamí,jamáshabíavistotantoscerosjuntos.
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31DEENERODE1525
—¡Peroestoesimposible!—acertóadecirBatiste,cuandoselepasólatosyconsiguiósobreponersealatremendasorpresa.—Noloes,Lostienesdelantedetusnarices.—Insisto,nopuedeser,algonovabien.LosdocumentosqueAmadorhabíacogidodeldespachodesupadreeranlos
mismosqueBatistevioeldíadelaccidente,cuandosecayódelaescalera.—¿Porquéinsistestantoqueesimposible?Lostienesentusmanos—ledijo
Jero.Batisteestabapensandoatodavelocidad.—Tenemosunproblema,ungrandísimoproblema.—¿Ahorateenteras?—lepreguntóJero.—Noentiendessumagnitud.—Puesexplícamelo.—¿Sabesporquéme caí de la escaleradel despachodel padredeAmador,
donCristóbal,aqueldíasimulandojugaralescondite?—Sí,porqueperdisteelequilibrio.¡Vayapregunta!Batistehizoungestodespectivoconlasmanos.—¡Venga!,nomefastidiesquenoestoydehumor.Merefieroaporquéperdí
elequilibrio.—Puesno,nuncamelohascontado.—Resultaqueviesosmismosdocumentosenunlegajoqueconseguíalcanzar
conlamano.Yatecontésucontenido,poresotehaspuestoatosercuandoloshas empezado a leer, porquehas reconocidoque fueron losmismosquevi yoaqueldesgraciadodía.—Asíes.Hastaahítesigo—dijoJero.—Puesresultaqueperdíelequilibrioymecaídelaescaleraporquemesolté
delaúnicamanoconlaquemeasíaaella,ytansolomesujetéconlaspiernas,
queno fueroncapacesdeaguantarmipeso.El restoya lo sabes,mepeguéelgrantrastazo.—¿Yporquéhicistesemejantetontería?—preguntóJero.—Porque necesitaba las dos manos libres, una para levantar el montón de
papeles,yotraparadejarlosqueteníaenlaotramano,queacababadeleer,enlomásprofundodellegajo,lomásalejadodelprincipio—seexplicóBatiste.Jerocayóenlacuentadeloquelequeríadecirsuamigoydelmotivodesu
alarma.—Amador nos acaba de decir que ha cogido los primeros papeles de la
carpeta, sin embargo, tú los dejaste al final del legajo, no al principio—dijoJero,convozdealarmado,repitiendolaspalabrasdeBatiste.—¡Exacto!AlguienloshamovidoysolopuedeserelpadredeAmador.Eso
significaquetambiénloshaleído,posiblementeayerporlanoche.Yasabesloqueesoquieredecir—dijoBatiste,queestabapálido—.Tenemosquepasaralaacción.Elárbolpuedeestarenpeligroinminente.—De inmediato, loúnicoquesemeocurreesquehemosdevolveralaula.
Amador y Arnau ya se estarán preguntando elmotivo de nuestra tardanza enretornardelosaseos.—¿Yquéhacemos?—preguntóBatiste.—No tenemos más remedio que leer los papeles y hacer como si los
estudiamos. Llegados a este punto, ¡qué sea lo queDios quiera!No podemosocultárselos.Esosí,tenemosquedespacharelasuntolomásrapiditoposible.—Sí, parece la única opción—dijo Batiste, analizando la situación con la
máximafrialdadposible.—Notenemosalternativa.Despuésdeestareunión,desdeluegoquehemosde
pasaralaacción—dijoJero—.Además,hoymismo.Conelárbolenpeligronopodemosdemorarloniundíamás,ademássabiendoquedonCristóbal,tambiénlos habrá leído y en estosmomentos, con toda probabilidad, esté pensando lomismoquenosotros.Batisteteníalasmanostapandosucara.—Menudo día nos espera, y para rematarlo con la reunión sorpresa con tu
padreestanoche—dijo—.Parecequetodoseprecipita.—Sinceramente,nosésisaldremosdeesta—concluyóJero.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO6DEOCTUBRE
Rebecaaúnseguíaconlacaradeasombradaqueselehabíaquedadocuandovioelimportequeaparecíaenlaescrituradeventadeloslaboratorios.AntonioRamírez,elnotario,seloacababadedesmentir,esacantidadqueRebecahabíaleídonoeraelpreciodelacompraventadelasacciones.«Yameparecía,eraunaauténticabarbaridad»,pensóRebeca,mientrasmiraba
a Carlota, que tenía ahora la escritura en sus manos, y lucía una sonrisasocarrona,ladelosgrandesmomentos.El notario, intentó explicarse de unamanera sencilla, para legos enmateria
jurídica.—Lo que vamos a firmar ahora no es propiamente la trasmisión de las
acciones de la sociedad, sino, para evitar tecnicismos y que lo entendáis a laprimera,esunaespeciedepromesadecompra,dondelostrasmitentes,esdecir,vosotrastres,oscomprometéisavenderel100%delasaccionesdelasociedadalosadquirentesenunplazodeterminadoyporunimporteyaacordado.Comogarantíadequelaoperaciónllegueabuenpuerto, loscompradoresosdanunaseñal,acuentadelpreciodefinitivo.¿Loentendéis?Rebecaestabaalucinada.—Esomeparece.Entonces,esacantidadqueacabodever,¿essoloesaseñal
de la que estás hablando? —dijo, mientras abría los ojos todavía más, casiescapandoalasleyesdelafísica.—Sí,estansoloese10%delvaloracordadoporlaventadelaempresa.—¡PorDios!—seleescapóalaagnósticadeRebeca—.¡Quéaúnmefaltaba
otroceromás!—Comopasoprevioalafirmadelaescrituraquetenéisenvuestrasmanos,
hemosdeterminardelegalizarlaherenciadevuestrospadres.Afortunadamente,alhaberpasadotantotiempodesdesufallecimiento,el impuestodesucesionesestá prescrito y no hay que abonarlo. Este es el cuaderno particional. Esmuy
sencillo,vosotrasdossois susúnicasherederas,apartes iguales.Comoveréis,notieneningunacomplicación.Rebecalotomóentresusmanos.«¡OtravezYellow Submarine!», se estremecióRebeca, al empezar a leer la
escritura.Noseatrevió,demomento,apreguntarnada.Temíalarespuesta.—Debéis firmar en la última hoja, abajo del todo, en un lado. Dejarme
espacio,queyotambiéntengoquehacerlo—dijoAntonio.EstavezRebecanoquisomirarnadamás.Sefiabadelseñornotario.Estampó
sufirmaalfinaldeldocumento,aligualquehizoCarlota.Tambiénfirmaronlaotraescritura,alladodeladeCarol.—Ahora, esto os corresponde a vosotras—dijo en notario, entregándoles a
cada una de las hermanas lo que parecía ser un cheque bancario—. No ossorprendáis por el importe reducido, tan solo se correspondepor vuestra partedel10%delaescrituradelapromesadeventadelasacciones.Latramitaciónde la herencia será un proceso un poco más largo y latoso, al igual que laliquidación.Rebecasequedómirandoelcheque,boquiabierta.«¿Importe reducido?», pensó. «Si con esta cantidad yame podría jubilar y
viviracuerpodereina».SegiróhacíasuhermanaCarlotaconcuriosidad,porverelgestoqueponíaen
surostro.Siemprelegustabaobservarlaensituacionescomoesta.—Espérate almartes.Vamos a quemarValencia—ledijo envozbaja, para
evitarserescuchadaporelrestodelaspersonasqueestabanenelsalón.«Miedo me da la celebración del cumpleaños», se agobió Rebeca. «Esto
cambialascosas,ymucho»,pensó.
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—Íbamos a ver qué os pasaba, estábamos preocupados—dijo Amador—.Tardabaisdemasiado.—Nos había entrado una tos fuerte a los dos, hemos bebido y nos hemos
mojadolacara,ahorayaestamosmejor—dijoJero.TomólapalabraBatiste.—Reanudamos la sesión del tribunal del Santo Oficio juvenil de Valencia.
PresideelinquisidorBatiste.TienelapalabraelpromotorfiscalJero.Selevantódesuasiento.—Como sabéis, la acusadaBlanquinaMarch tuvo varios encuentros con la
inquisición. Ahora vamos a analizar unas de las declaraciones que hizo elhermano de su marido, Miguel Vives, que fue apresado judaizando en unasinagogaclandestinael20demayode1500.Enesasdeclaracionesnombraalaacusada.TodosestabanmuyatentosalaspalabrasdeJero.—Sabéis que a Miguel Vives se le tenía por una persona débil de mente,
medio loco. Sus vecinos así lo atestiguaron de forma unánime durante elproceso. Es de señalar que, incluso durante algunas de estas crisis, su madreCastellanaGuioret,tambiénapresadaaquellanoche,encerrabaaMiguelenunahabitacióncon llave,y aunasí se lepodía escuchargritarpalabras sin sentidoportodalacalle—explicóJero—.Enocasionesparecíaunauténticoenajenadomental.Alparecer,eraalgodepúblicoconocimientoportodasuparroquia.«Buenaintroducción»,pensóBatiste.«Desmontalacredibilidaddelacusado,
yademásloqueestádiciendoescierto».—Miguel Vives fue sometido a sesiones de tortura, observando en todo
momento lospreceptosestablecidosenelmanualpara los interrogatoriosa losacusados, redactadopor frayTomásdeTorquemada,primer inquisidorgeneralde España. Aparecen reflejados en estas hojas, y doy fe que se utilizaron los
medios de tortura correctos, adecuados y permitidos. En consecuencia, ladeclaracióndeMiguelVives,esperfectamenteválida—Jerocontinuabaconsuexplicación.La atención eramáxima.Amador yArnau estaban ansiosos por escucharla.
Parasudesgracia,BatisteyelpropioJeroyalaconocían.—YasabéisqueelSantoOficioirrumpióenplenoshabat,eldíasagradopara
los judíos, y pudo observar una sinagoga clandestina con todos sus útiles yenseresnecesarios,incluyendoloscandelabrosencendidos,losrollosdelaTorahe incluso la pequeña luz de la ner talmid, la pequeña lámpara de fuego quesimbolizaba la llama eterna para los judíos. Los intervinientes en aquellaoperación,paracapturaralosjudíosquepracticabansusritosenlaúltimagransinagogaclandestinadescubiertaenlaciudad,fueronmicolegaJuandeAstorga,promotor fiscalde la InquisicióndelTribunaldelSantoOficiodeValencia enaquellos años, estando acompañado del notario Joan Pérez, del fraile MartínXiménezydedospersonasmásdeapoyo.Laoperaciónfuetodounéxito.Entreesamismanocheylosdíassiguientes,elSantoOficioconsiguióapresaramásde treinta marranos, que es el apelativo por el que llamamos a los falsosconversos al cristianismo, que siguen practicando su antigua religión judía yobservandosuspreceptos,porsupuestoensecreto—seguíaexplicandoJero.«Lo está haciendo demaravilla», pensaba Batiste, «pero en breve le van a
pedirquelealasdeclaraciones».—Muchasgraciasseñorpromotorfiscalporestamagníficaintroducción,pero
ahora nos gustaría escuchar las propias declaraciones de Miguel Vives,obtenidas,comobienhadicho,porlosmediosreglamentarios—dijoArnau.«Yatardaban»,pensóBatiste.—El acusadoMiguel Vivesmanifestó frente a los interrogadores del Santo
Oficioqueentendíaellenguajedelospájaros.Todossepusieronareír,incluidosJeroyBatiste.—¡Pues sí que empezamos bien este proceso! —dijo Amador—. Con un
chalado.—Además,tambiéndeclaróqueconocíalossecretosdelacábalajudíaydela
ciencia oscura. También manifestó que sabía leer las estrellas y que podíapredecireldíaexactodelamuertedecadapersona.Amadorsepusomásserio.—¿Esopuedesercierto?—No lo sabemos, en estos papeles tan solo se contienen sus declaraciones
obtenidas por medio de la tortura reglamentaria —contestó Jero—, peroposiblementenosencontremosanteundébilmental,esdecir,unlocodeverdad.—Tienetodalapinta—intervinoArnau.
—Yo,personalmente,no lecreo,perocomo tribunalhemosdeescucharsuspalabrasy luegodecidir si tienenvisosde realidadono, con elmáximo rigorposible—sentencióJero,ensupapeldepromotorfiscal.—Yo tambiénme inclino por pensar que estaba loco. Continúa Jero—dijo
Amador.«Primerobjetivoconseguido»,pensóBatiste.«Hacoladolacábalajudíaenla
conversacióny nadie le ha prestadoninguna atención, bien por Jero.Además,estádandounavisiónbastantealocadadeestepersonaje.Buenapreparación,avercómosacaadelanteloquequeda».—Tambiéndeclaraqueconfrecuenciaacudíanasucasapersonaspidiéndole
elTirant.—¿El Tirant? —preguntó extrañado Amador—. ¿Se refiere al Tirant lo
Blanch,lacélebreobradeJoanotMartorellescritaelsigloanterior?¿Yesoquetienedemalo?Yolaheleídoconmipadreynosgustó.—Debodeaclararque,entrelospracticantesdelareligiónjudía,sedenomina
elTirantalLibrodelasProfecías,eincluso,enocasiones,aotrospropiosdesusritosmosaicos.Escomounapalabraenclave,elpropioMiguelVivesloexplica.NosetratadelacélebreobradecaballeríadeJoanotMartorell.—¡Ah!Ahoraloentiendo—dijoAmador.—Tambiénaparecendeclaracionescomoque«alcorraldeLluisVives,havía
amagat al fons del pou un tresor, guardat zelosament per unmoro barbat degran alҫada, amb una gran cadena d'or» —leyó textual Jero—. Me vais aperdonar,peronoentiendolalenguavalenciana.AunquesupongoqueseráotralocuradeMiguelVives,¿alguienmelopuedetraducir?—Sí,pareceunatontería.DicequeenelcorraldelaviviendadeLuisVives
habíaescondidountesoro,enelfondodelpozo,yqueloguardabacelosamenteunmoro barbudomuy alto con una cadena de oro.Otra locura—contestó deinmediatoAmador.Parasudesgracia,parecíaquesuamigosehabíainteresadoenelasunto.—EnaquellaépocaerareceptorAmadordeAliaga.Seguroquecomprobaría
laveracidaddeesasdeclaraciones juntoconelnotariode secuestros. ¿Nohayningunaindicacióndelvalordelosbienesquetasaronentodalaoperación?Jerobuscóentrelospapeles.—Sí,aquíaparecenunarelaciónysuvaloración,ademásfirmadaporAmador
deAliaga—decía,mientraslarepasaba—.NohayningunareferenciaaningúntesoroocultoencasadeLuisVives.Además, tasan la totalidaddelpatrimoniosecuestradoenpocomásdedosmilseiscientossueldos.—¡Esonoesnada!¡DetodosessabidoquelafamiliaViveseramuchomás
ricaenaquellostiempos!—exclamóAmador.
—Estáclaroquecomprobarían laveracidadde lasdeclaracionesdel locodeMiguelViveseiríanalaviviendadeLuis.Comoeradeesperar,noencontraríannialmorobarbudoconelcollardeoroniningúntesoroescondidoenelpozo.Pensarquesondivagacionesdeundemente.Amadorinsistió.—¿PeroaparecealgúnactaderegistrodelpozoencasadeLuisVives?Jerosiguiómirandolospapeles.—No,nohayningúndocumento—contestó,despuésderepasarlostodos,uno
a uno—, pero recordar que tan solo tenemos una pequeña parte del total delexpediente.ABatisteno legustabanadapordóndeestaba trascurriendo laconversación
ahoramismo.Amadorsiguióhablando.—Entonces, ¿es posible que, como parece queMiguel Vives estaba medio
loco,nohicierancasodelasdeclaracionesdeltesoroocultoenelpozo?—Nolocreo—intervinoBatiste—.Tenencuentaqueestabapresenteenel
interrogatorioelreceptor,tutíoAmadordeAliaga.Nopodíadejarpasarporaltoestadeclaración.Seguroquelocomprobó.¿Acasodudasdeél?—¿Ysinolohizo?¿Ysisigueallíescondidountesoroynadielohabuscado
porquepensabanqueMiguelVivesestabalocodeatar?—insistióAmador—Tan solo hay unamanera de salir de dudas de forma definitiva—dijo
Arnau, que estaba escuchando toda la conversación, fascinado—. Acudir a laantiguacasadeLuisVives,siesqueaúnexiste.—¡Ytanto!Haceapenasdosmeseslacompraronsusdoshermanas,Beatrizy
Leonor, como capllevadors de los bienes familiares. Lo sé pormi padre, queintervinoenlaoperacióncomoreceptor.Aúnseconservaenidénticoestado.Nofue derruida, como sí lo fue la casa de Miguel Vives, donde encontraron lasinagogaclandestina.Batistetratódeponeralgodecorduraenestetema,queseleshabíaidodelas
manos.—Escuchar,estasdeclaracionesdatande1501.Hanpasadoveinticuatroaños.
¿Deverdadcreéisquedespuésdetantotiempoaúnquedantesorosimaginariosocultosenpozosvigiladospormorosgigantesatadosconcadenasdeoro?¡Porfavor!Sonlasdeclaracionesdeunchalado,comoloquedecíaqueentendíaellenguajedelospájaros.¿Tambiénoslocreéis?—Porsupuestoqueno—contestóAmador—.Además,yalocomprobaríanen
su época, y todavía más estando mi tío como receptor, presente en todo elinterrogatorio. Ese tesoro dudo muchísimo que jamás llegara a existir, peropodríaserunabuenaaventura.Noslopodríamospasarbienunrato,ademáshoy,que no tenemos escuela. Saltamos la valla con cuidado, sin que nos vean las
hermanas,entramosyleechamosunvistazoalpozo.¡Seráemocionante!—¡Esloqueyodecía!—exclamóArnau—.Voyaporcuerdasamicasa,nos
vemosentreintaminutosenlacasadelashermanasVives,enlacalleTabernadelGall.Se fue corriendo junto con Amador. Se quedaron solos Jero y Batiste,
mirándosealascaras.Jerotomólapalabra.—Mepareceque tenemosungranproblema.Aunque tupadreyLuisVives
escondieronelárbol judíosieteañosmás tardede lasdeclaracionesdeMiguelVives,porloqueeraimposiblequeen1501conocierasuubicación,¿ysiresultaqueestáallí?¿Quéhacemos?—Conozco lacasadeLuisVivesyelpozo.Estásecodesdehaceañosyes
profundo.Tengounplan—dijoBatiste.—Puesmásvalequeseabuenoysalgabien.Nospodemosestarjugandotodo.
Yvamosaciegas.—Elúnicopeligroesquepodemostenercompañía—dijoJero,conuntono
deevidentepreocupación.—¿LashermanasVives?Esverdad,vivenenlacasa.Nospuedensorprender
enplenaacción,entrandoensupozo.—LashermanasVivesmedanigual.—Entonces, ¿a quién te refieres? —preguntó Batiste, que comprendió la
respuestaantesdeacabarlapregunta.Estabaclaro.SidonCristóbaldeMedina,elreceptoryelpadredeAmador,
había leído estosmismos documentos ayer por la noche, también podría estartentado de echar un vistazo al pozo, por si acaso. Además, conocían lonecesitadodedineroqueestaba,parapodercumplirsuscompromisosconelrey.Otroposibleproblemamás,comosinotuvieransuficientes.
78
ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
—¿Y si no lo celebramos y lo posponemos? Tenemosmucha informaciónqueprocesar.Derepente,hoynoshemosdespertadomillonarias.Nosésiseráprudente organizar una bacanal como la que creo que planeas en nuestrocumpleaños.Unasemanamásomenosdaráigual,yasíledamosunasvueltasalasunto—dijoRebeca,lavozdelaprudencia.—¡Ni hablar! ¡Ahora más que nunca! Te confieso que estaba preocupada
porque el presupuesto que acordamos se me quedaba corto. Comocomprenderás, ahora he olvidado el significado de esa palabra tan extraña,«presupuesto» —le contestó Carlota, la voz del desenfreno—, ¿Qué querrádecir?Ambasseencontrabanenlahabitaciónquecompartían,enelcasoplónen la
sierradeMadridde la familiaAntón.Estabanpreparándose lasmaletasa todavelocidad. Todos les estarían esperando, ya era tarde. En un rato se volvían aValenciaenelAVE.Sehabíandormidoyseacababandedespertar,casiunahoradespués de lo previsto. EnRebeca era normal, lo extraño era enCarlota, quesiempresedespertabasinnecesidaddeponerseningunaalarmaenelmóvil.—Además, no me encuentro demasiado bien. He dormido fatal, me duele
hastaelculo—dijoRebeca,mientrasseacariciabalapartebajadelaespalda.—Estascamassonincomodísimas,amítambiénmeduele,ademássientoun
sopor extraño en mí —contestó Carlota—. Supongo que hemos vividoemociones intensas y estamos algo estresadas. Pero hoy es domingo por lamañana,elmartesporlanocheestaremospreparadasparacorrernoslajuergadenuestravida.Noseasaguafiestas.—¿Ysilocomentamosconnuestratíaeneltren?Ellaigualvelascosasdesde
otraperspectiva.NoolvidemosqueescomisariadePolicía.—¡Nihablarotravez!Yameestoyimaginandoelsermónquenosvaaechar
en cuanto nos sentemos en el tren, que si responsabilidad, que si cabezacentrada,quenonosvolvamoslocasconeldineroquenosacabadelloverdelcielo,etcétera.—Supongoqueseráalgoparecido—reconocióRebeca.—Además, ella ya cuenta con que vamos a celebrar nuestro cumple este
martes, y la única condición que te puso, creo recordar, es que pasáramospreviamenteestefindesemanaenMadrid.Condicióncumplida,ahoranovalecambiarlasreglasdeljuegoamitaddelapartida.Esoeshacertrampas.—Nosé,igualnuestratíapensabaque,antesdedaraconoceralmundoque
somoshermanas,eraconvenientequesupiéramosquiéneserannuestrospadresyaquésededicabanenlarealidad.Esposiblequenoconocieralamillonadaquenosacabadelloverdelcielo.Reconocequeesocambialascosas.—¡Ytantoquecambialascosas!Pídetelibreenelperiódicoeldíasiguiente.
Elmiércolesporlamañanapresumoquenovasasabernidóndeestás.Rebecanopudoevitarreírse.Sediocuentadequenolaibaaconvencer,así
quedejóeltema.Unavezempaquetadaslasmaletas,salieronalsalón.Comoseimaginaban, estaban todos esperándolesmenosCarol, que entraba en el salóncasi almismo tiempo que ellas. Se pusieron a hablarmientras entraban en laenormeestancia.—Buenosdías,¿habéisdormidobien?—lespreguntó.—No —contestó Carlota—, además, nos hemos despertado casi una hora
tarde. No recuerdo la última vez que me dormí y no me desperté a la horaexacta...Esmuyraroenmí.—Laverdadesqueestanochehedormidodepena,meduelehastaelculo—
respondióRebeca.—Cadavezsenotamásquesoishermanas—dijoCarol,sinpoderevitaruna
sonrisamatutina—.QuesepáisquehabéisdescansadoencimadeunoscolchonesdelamarcasuecaHästens,fundadaenelsigloXIX.Noosdigoloquevalecadaunoporqueosescandalizaríais.Probablementemásde loqueganéisenmedioaño.—Pues he dormido como el culo, nunca mejor dicho —dijo Rebeca—.
Entiéndelo,túestásacostumbradaatenermuchodinerodesdelainfancia.Yohevividobienconmi tíaTote,peronadaparecidoa tus lujos.Yporsupuestonotengoniideadequémarcaesmicolchónnideloquevale.Notengoelgustodeconocerlo.AhoraintervinoalgoindignadaCarlota.—¡Pues imaginaros a mí! Familia humilde del barrio del Cabanyal, padre
fallecidoamuytempranaedadymadrequetienequesacar,conelsudordesufrente,atreshijosensolitario,inclusohastafregandosuelos.¿Dequémeestáis
hablando?YsinoesporlatremendagenerosidaddeTote,jamáshubierapodidoestudiar en un colegio comoAlbert Tatay. Yo sé perfectamente a qué circulosocialpertenezco,yesalmismoquesigoperteneciendohoyysiempre,aunquelleveelbolsocargadodemillones.—Te equivocas, pero túmisma te darás cuenta—contestóCarol—.Eso de
queeldineronocambiaalaspersonasesunamentiracomounacatedral.Yonohe conocido ningún caso, y os aseguro que me he codeado con multitud denuevosricos.Sémuybiendequéhablo.Unareglauniversalnoescritaesqueeldinerosiemprecambiaalaspersonas,aunqueellasnoquieran.—Puesyoserélaexcepciónaesaregla—dijoCarlota,quenoqueríacederen
unasuntoasí,queafectabaasusprincipiosmáselementales.Carol cambió de tema, tampoco tenía demasiado sentido discutir de esas
cuestiones.Eltiempoeselmejorjuez,quequitauotorgarazones.—Antesdequeosmarchéis,megustaría,conelpermisodeCarlota,hacerle
unpequeñoobsequioaRebeca.Nosésiteacordarás.—Paramidesgraciaofortuna,seguroquesí—contestóRebeca,observando
quesuamigallevabaalgoenlamano.—Esunapreguntadenota,teadviertoquenotelovoyaponernadafácil.El
primer día que asistimos al colegio, con seis añitos, nos sentaron juntas ycompartimospupitre,queerandobles,apeticióndenuestrospadres.—Puesclaroquelorecuerdo.—Esa no era la cuestión.De eso estoy segura de que te acordabas porque,
además,compartimospupitrevariosaños,nosoloeseprimercurso.Yoeraunaniñamuyinfantil,ymiprimerdíadecolegio,paramí,fueunverdaderotrauma.Meacuerdoquenomequeríasubiralautobúsymontéunbuennumeritoenlaparada.Amimadreseleocurriólabrillanteideadedarmemilibrofavorito.Meanimó a que me lo llevara al colegio y que lo mirara con mi compañera depupitre,osea,contigo.Rebecasonreía.Carolcontinuóconsuexplicación.—Recuerdoperfectamentequenoquiseguardarlonienlamochila.Lollevé
enlamanotodoeldía.Loprimeroquehice,unavezelautobúsnosdejóenelcolegioynosrepartieronporclasesypormesas,fuepedirtesiqueríasmirareselibroconmigo.Yono sabía leer apenasnada, sinembargo, túme lo leíste consolturavariasveces,repitiéndomevariasveceslapartequemásmegustaba.—Laportadadabaalgodemiedo,teníaenlapartesuperior,conletrasrojas,
sutítulo,ydebajounasilustracionesdesuspersonajes—contestóRebeca—.Senotabamuyusado.Recuerdoquehastalleguéapensarquedormíasconéldentrodetucama.—¡Lorecuerdas!—exclamóCarol.
—Pues claro, eraLos tres cerditosdeWaltDisney—dijoRebeca—.Me lohiciste leercincoveceseseprimerdíadeescuela.Meacuerdodecadaunadeellascomosifuerahoy.Hastarecuerdotuexpresión,inclusorecuerdoqueacabépintandouncerditoconmislápicesdecoloresensusprimeraspáginas.
—Toma—dijoCarol,entregándoleellibroaRebeca—.Esunregalomuypersonal.Quieroqueloconserves.Notepuedesni imaginarloagradecidaqueestuvedurantemuchosmesespor laatenciónquemeprestaste.Nome resultónadafáciladaptarmealaescuela,ygranpartedelméritofuetuyo.¿Tecreeríassitedigoquefantaseabaconqueerasmihermana?—¿Nomedigas?—dijoconalgodevergüenzaRebeca.—Eralaprimeravezquesalíadecasaparairauncolegio,piensaquejamás
fuialaguardería,losprofesoresveníanamicasa.Poresocreoquemegustabatanto el cuento de Los tres cerditos. Me identificaba con el tercero, el queconstruíaunacasadeladrilloyponíauncalderodeaguahirviendo,paraqueellobo no pudiera entrar. Era el más discreto, pero, al mismo tiempo, el másingeniosodelostres.Esecerditoerayo.Rebecatomóellibroconsusmanos.Lehabíahechogracialaobservaciónde
Carol.Lorecordabatodoperfectamente,letuvoqueleerciertaspartesdellibrodeformareiterada,sobretodolasreferentesaesetercercerdito.—Escucha,ahoraquemefijo,esunaprimeraediciónde1934,esteejemplar
nodebesernadabarato.—¿Enserioteimportaahoraeldinero?—preguntóCarol,haciendoungesto
deindiferenciayobservandolacaradesuamiga—.Puesamítampoco.—Tambiénesverdad—pensóRebeca—,perosindudatienequetenermucho
valorsentimentalparati,másalládelvilmetal.—Poresoquieroqueloconservestú.Novoyaaceptarun«no»porrespuesta,
asíqueahórrateladiscusión.Esalgosimbólicoeimportanteparamí.
«¿Por qué me regala Carol un objeto tan personal?», se extrañó Rebeca,aceptando el libro. No quería discutir con ella por idioteces, aunque tenía lasensacióndequenoloera.Despuésdeunabreveconversación,entraronlastresenelsalón.
—¿Estamos listos todos?—preguntóJacques,debuenhumor—,esunpocotarde.—Seoshanpegadolassábanas,porloqueveo—contestóTote.—Nohemospasadobuenanoche—recordóCarlota—,tengolasensaciónde
quenohedescansadonada.—Pues vayamos hasta la estación del AVE —dijo, mientras llamaba al
ascensor. Aquel detalle tenía fascinada a Rebeca. Había escuchado lasexplicacionesdeCarmen,lamadredeCarol,ylosmotivosdesuinstalación.Loque no comprendía era que tuviera capacidad para diez personas, cuando enaquellacasasololahabitaban,atemporadas,tansolotres.Apesardelascensor,aúnpensabaenellibrodeWaltDisney.
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5DEMARZODE1525
—Alahoraexactaestaban los cuatroamigosen la calleTabernadelGall,frentea lacasafamiliarde losVives-March,hoyhabitada tansolopor lasdoshermanasvivasdelgranhumanistaLuisVives.—La valla es muy alta y la calle está muy concurrida. Va a ser difícil ser
discretos—observóArnau—.Nosésipodremossaltarsinservistosporalguien.—No os preocupéis por eso—dijo Jero, mientras sacaba de su jubón una
especiedehierrosalargados.Batistelosreconoció,espantado.Eranlosmismosquehabíautilizadoparaabrir lacerraduradelpalaciodelcondedeRuzafa.Lamanipulóduranteapenastreintasegundos,hastaquecedióyseabriólapuerta.—Ya podemos entrar—dijo Jero, con la misma voz triunfal de la anterior
ocasión—.Ni se os ocurra contarle a nadie lo que acabáis de ver.Esto no haocurrido.—Prefieronosabercómosabeshacereso—contestóAmador.Accedieronalcorraldelacasa,elpatio.Estabadesierto.Enseguidavieronel
pozo.Batistetomólapalabra.Jerosupusoqueseproponíaaexplicarsuplan.—Heestadoenestacasaalgunavez.Elpozoestáseco,peroesprofundoylas
paredesestánmuyhúmedasyresbalan.Nolaspodremosutilizar.—¿Quéquieresdecir?—Pueslológicoyobvio.Hemosdedescenderyascendersujetosalacuerda.
Las dos personas quemenos pesen accederán al pozo, y los dosmás fornidosdeberánhacerelesfuerzodesubirybajaralosotrosdos.—Pues está claro quién son los más escuchimizados —dijo Arnau—. El
primeroJero,quenolevantaunpalmodelsuelo,yelsegundoerestúBatiste.Oshatocadodescender.Amadoryyosomosmásgrandesytenemosbastantemásfuerzaquevosotros.Osbajaremosyossubiremosconlacuerda.—Eselplanlógico—dijoJero,quecomprendióloqueselehabíaocurridoa
su amigoBatiste. Si el árbol estaba allí abajo,mejor que fueran ellos los quedescendieran,ynoAmadorniArnau.—Recordadqueestacasaestáhabitada.Aunquedesdelasventanasdelsalón
no se tiene visión directa sobre este pozo, cabe la posibilidad de que lashermanassalganalcorral—dijoBatiste.—¿Yquéhacemossinospillan?—preguntóAmador.Enrealidad,BatistenoestabapensandoenlashermanasVives.Suverdadero
temor es que fuera el receptor don Cristóbal de Medina el que les pudierasorprender,siseleocurríalamismaideaqueaellos,cosaqueentrabadentrodeloposible.—Si os descubren, lo primero que debéis de hacer es arrojar la cuerda al
interiordelpozoytratardealejarosdeél.—¿Paraquétenemosquehacereso?—preguntóArnau.—Para hacerles creer a las hermanas que estáis solos y que no hay nadie
dentrodelpozo.¿Quécreéisquepensaríansiosvenasuladoysujetandounacuerdaquedesciendealpozo?—Supongoquetienesrazón—reconocióArnau,pensativo.—Osreñirányostirarándelacasa,peronohabrándescubiertonuestroplan.
Dejad pasar un rato y volvéis con otras cuerdas, para rescatarnos. Nosotrosesperaremosensuinterior,encasodequeosdescubran.TomólapalabraJero.—Como ya os ha dicho Batiste, el pozo es profundo. Cuando toquemos el
fondo,porsupuestonogritaremosninadaporelestilo,osdaremosdostironesala cuerda, para que sepáis que ya hemos llegado. No podemos arriesgarnos amontar ningún escándalo con voces, aunque con toda probabilidad no seescuchendesdeelexterior.Cuandoestemoslistosparaquenossaquéis,tambiénosdaremosdostironesdelacuerda.Estadatentos.—Entendido—dijerontantoAmadorcomoArnau.Iniciaronlasmaniobrasparadescenderalinteriordelpozo.Conlopocoque
pesaban tanto Jero comoBatiste, bajaron a la vez,mientrasAmador yArnausujetabanlacuerdacontodassusfuerzasylaibanliberandopocoapoco,paraevitarundescensobrusco.A los tres minutos más o menos, llegaron al fondo del pozo. Jero dio dos
tironesa lacuerda, talycomohabíanconvenido,ysequedó tensa.AmadoryArnauhabíanentendidoqueyaestabanalfinaldeltrayectoyhabíandejadodesoltarcuerda.Noveíanabsolutamentenada,laluznollegabaalfondo.—¿Vesalgo?—preguntóJero—.Estamosaoscuras.—No, pero como ya me lo imaginaba, vengo preparado —dijo Batiste,
mientrasextraíadesujubónunapequeñalámparadeaceite.—¡Esalámparaesdelaescuela!—dijoJerocuandolavio.—De ahí la he cogido, nos va a venir de maravilla —dijo, mientras la
encendía.Sehizola luzenel interiordelpozo.BatisteyJerosequedaronmirandosu
interior.Eraunsimplepozosecoyvacío.—Aquínohaynada—dijoJero.—Aparentemente no, pero vamos a escudriñar un poco mejor. Debajo de
nuestrospiestenemosarena.Vamosaescarbarconlasmanos.Deexistiralgúntesoroaquídentro,tampococreoquelodejaranalavista.Seagacharonyempezaronacribarlaarenahúmeda,porsiencontrabanalgo
entreella.Hicieronunbuenagujero.Nada.—Vamosacomprobar,unaauna,laspiedrasdelapareddelfondodelpozo,
por si hubiera algún pasadizo oculto o algo así, quién sabe—dijo Batiste—.Tenemosquedescartartodaslasopciones.Sepusieronaello,piedraapiedra.Derepente,lesparecióescucharalgunossonidosprovenientesdelasuperficie
delpozo.—¿Hasoídoeso?—dijoJero.—Sí,¿quéhabrásido?Almomento,lacuerdaqueleshabíaservidoparadescenderalfondoydebía
devolverlesalasuperficie,cayósobresuscabezasconestrépito.—¡Apagalalámpara!—dijoJerodeinmediato.—Loshandescubierto,poresohansoltadolacuerda,comoestabaconvenido
—dijoBatiste,enunsusurro.—Vamos a acurrucarnos en un rincóny a quedarnos quietos y en completo
silencio.EsperoqueAmadoryArnauhayanhechobiensutrabajoyquiénseaque les haya descubierto, no sospeche que estamos aquí abajo —dijo Jero,tambiénenunsusurro.—Ahoraaesperaryaconfiarenquenadiedesciendaynospilleaquíabajo.Sehicieronunovilloysequedaroninmóviles.Pasómediahora.Nadiehabía
bajadoalpozonihabíanvueltoaescucharningúnsonido.Jeroinclusosehabíaquedadodormido.Batistedejóquedescansara, total, tampoco teníannadaquehacerahoramismo,másqueesperarsurescate.Después de un buen rato, Batiste se empezó a preocupar. Calculaba que
habíanpasadocomodoshoras,ynadiehabíaaparecidoporallí.DespertóaJero.—¡Menudadormidatehaspegado!—¿Cuántotiempollevamosaquí?—preguntóJero,nadamásvolverensí.
—Calculoquemásdedoshoras.—Mepareceexcesivo.AmadoryArnauyadeberíanhabervueltoanuestro
rescate.Prontoseharádenoche.—¿Ysinovuelven?—preguntóAmador.—¿Porquénoloibanahacer?Asíhabíamosquedado.Eseeraelplan.—¿Ysi loshancastigadoanosalirdecasa,porejemplo,por la trastadade
colarseenunacasaajena?—seleocurrióaBatiste—.Entoncesnadiesabequeestamosaquíabajoynadievaavenirarescatarnos,almenoshoy.Opeoraún,quehayansidodescubiertospordonCristóbaldeMedina.Nome loquieroniimaginar.—TerecuerdoqueenunratohemosquedadoenelPalacioRealconnuestros
padres.Elmíosehadesplazadoadredealaciudadparahablarconnosotros—dijoJero—.Tenemosquesalirdeaquípornecesidad.—¡Puesyamediráscómo!—exclamóBatiste—.Hasvisto loprofundoque
esestepozoylohúmedoqueestántodaslasparedesdeladrillo.Metemoque,pornuestrospropiosmedios,esimposiblequesalgamosdeaquí.—Puestenemosungravísimoproblema.—Otromásparalacolección—lerespondióBatiste—.Almenosnoestáaquí
elárboljudío,aúnpermaneceasalvo.—No estés tan seguro de ninguna de las dos cosas—dijo Jero, en un tono
claramentemisterioso.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
—Pocosfinesdesemanahabránsidotanintensoscomoeste,paravosotrasdos,entodavuestravida—dijoJacques,dirigiéndosealashermanasMercader.—Pocosno,enmicasoninguno—contestóRebeca.—Bueno,yopodríacontarvariosfinesdesemanaintensos,perosupongoque
másdeunode lospresentes sepodríaponer colorado—contestóCarlota, conesasonrisapícaratancaracterísticaenella—.Aúnmeacuerdodeaqueldíaquelearranquélosgalonesal…—¡Cállate,idiota!—lainterrumpióRebeca,riéndose—.Nonosinteresantus
hazañasbélicas.—PeroJacquesmehaprovocado,yomehelimitadoaintentarresponder—
dijoCarlota,riéndosetambién.LlegaronalaestacióndeAtocha.Lalimosinaaparcóenlapuerta,yRebecase
fijó,porprimeravez, enque lospolicíaspresentes en la zona se lopermitían,cosa impensable para el común de los mortales. «Lleva placas de matrículadiplomáticas»,sefijó.Ahoraseloexplicaba,inclusosusrisascuando,inocentedeella,habíapreguntadosielvehículoeraalquilado.Esecochazodelujoerasuvehículo oficial y habitual. No pudo evitar compararlo con el Opel Corsadesvencijadodesuspadres.«Diferentesmentalidadesfrentealdinero,supongo»,pensó.Sedespidieronconbesosyabrazos,emplazándoseparaverseenbreve,otra
vez en Madrid, cuando estuvieran cerrados todos los flecos jurídicos de laoperación.—No creo que se demoren demasiado. Los compradores suizos no tienen
ningúnproblemadeliquidezeconómica,másbientodolocontrario.Yatienenensupoderdesdehacetiempoladuediligence,esdecir,laauditoríadecompradenuestracompañía,quedemuestraquetodoestáenorden,ynuestrosabogadosy
los suyos les dieron el visto bueno a todos los documentos hace un mes.Supongo que estarán estudiando como digerir la compra, sobre todo en elmercadoruso,dondesomosunreferenteimportante,inclusopordelantedeellosennuestrosector—explicóJacques—.Nolesvaaresultarsencillo.EntraronlastresenlaestacióndeAtocha.—Ya está anunciado nuestro tren, con andén y vía. Vamos a pasar los
controlesdeseguridad—dijoTote.Asílohicieronyseacomodaronenlamesadelvagóndeclasepreferente,tal
cualhicieronenelviajedeida.—¿Sabestía?Carolmehahechounregalomuyespecialantesdeabandonar
su imponente mansión. Me ha dado el primer libro que leímos juntas en elcolegioAlbertTatay,con tansoloseisañosdeedad,Los trescerditosdeWaltDisney—dijomientrasabríasuenormebolsoydesperdigabasucontenidoenlamesa—.Mira,aquíestá.Totelotomóentresusmanos.—Pareceantiguo.—Loes,enconcretodelaño1934,ademáseslaprimeraedición.—¿Ylohasaceptado?Debisterechazarlo,nodebesernadabarato.—Tambiénlosé,peroCarolmedijoquequeríaqueloconservarayo,queera
algo simbólico... No te niego que me ha sorprendido ya que debe tener unelevado valor sentimental para ella. Me hacía gracia porque, de pequeña, seidentificabaconelcerditomásdiscreto,peroalmismotiempoelmásaplicado,elque construyeuna casadepiedra—dijoRebeca—.Ha sidoundetallemuybonito,ylaverdadesquemehaencantado,y,porquénodecirlo,tambiénmehaemocionadounpoco.Estosíquehasidoelauténticobrocheaunfindesemanaintensodeverdad.Carlota,estabacallada,escuchandolaconversación.Derepente,algopareció
llamarsuatenciónyempezóatrastearentrelosobjetosqueRebecahabíasacadodesubolso.—¿Quéhacesregistrandomiscosas?—lepreguntósorprendida,mirandoasu
hermana.—¡Quécasualidad!—exclamóCarlota—,yotambiéntengounsobredeesos.—¿Quésobre?—EldelafloristeríaLaVioleta,delaplazadelAyuntamientodeValencia.Rebeca, de repente, recordó el ramode rosas rojasquehabía recibido en la
redacción del periódico el jueves pasado, que, en un principio, atribuyó a sucompañero y arqueólogo Fernando del Rey. Con toda la intensidad y lassorpresasdelfindesemana,sehabíaolvidadoporcompletodelasfloresydelacapa.Suinstintoarácnidosepusoalertadeinmediato.
—¿Cuándorecibisteeseramoexactamente?—lepreguntóaCarlota.—Eljuevesporlamañana.Ibajuntoconunacajaqueconteníaunaprendade
lomás estrafalaria.Tengo seguidores en redes sociales de lomás extraños, detodotipodetribusurbanasqueestoysegurodequeniconocessuexistencia.Aveces recibo cosas que ni te puedes imaginar. A este chalado le dio porregalarme seis rosas rojasde tallo largoenvueltas en celofán conuna cintadecoloroscuro.Todoelloibaacompañadodeunsobredeesamismafloristería,deLaVioleta.Rebeca estaba completamente pasmada, porque el ramo que ella había
recibido era idéntico al que acababa de describir Carlota, por no hablar de laprendaestrafalaria.—¿Abristeelsobredelafloristería?—preguntóconevidentecuriosidad.—No,¿paraquéperdereltiempoconchalados?Cuandomeenvíancosasde
este tipo, van directamente a la basura. No malgasto ni un segundo en estastonterías.—¿Conservas,enestecaso,elsobreylacaja?—siguiópreguntandoRebeca.Carlotaempezóarecelardeesaespeciedeinterrogatoriodesuhermana.—¿Yatiquemoscadehapicado?¿Quéesloqueocurreconestetema?Tus
preguntas me parecen un tanto extrañas—dijo Carlota, que no entendía estesúbitointerésporunaverdaderatontería,delasquerecibíaadecenastodoslosaños.—Porfavor,contéstame.Luegoprometoexplicarme.Calotasequedóunmomentopensativa.—No,aúnnoloshetirado,nohetenidotiempo.Dehecho,metíelsobreen
mibolsoparaarrojarloalabasura.Creoqueaúnlodebollevarencima—dijo,mientras loabríay,despuésde rebuscarunpocoensu interior, sacóunsobre,tambiéndelafloristeríaLaVioleta.Totenoentendíanada.—¿Mevaisaexplicarenalgúnmomentoaquéestáisjugando?Lodigoporsi
meapeteceparticipar.Pusieron los dos sobres de la floristería La Violeta uno enfrente del otro,
encimadelamesa.—¿Nosvamosaquedarmirándolosolosvamosaabrir?—comentóCarlota,
que,aunquenoentendíanada,seimponíasudesbordantecuriosidad.—Adelante tía, ¿no querías participar? Te cedemos el honor, abre los dos
sobresdelafloristería—dijoRebeca,queyaintuíasuinterior—.Apuestoaquesucontenidoesidéntico.—¿Idéntico? —dijo sin comprender nada Carlota—. ¿Cómo puedes saber
eso?¿Tenemosadmiradorescomunes,ahoraquesomoshermanas?
—DéjamequedisfrutedeunminutodedesconciertodelagranCarlota,quetodo lo conoce —dijo Rebeca, intentando rebajar la tensión, aunque sinconseguirlo.Toteabrióelprimersobreysequedócompletamenteblanca.Abrióelsegundo
y, como había deducido Rebeca, su contenido era exactamente igual que elanterior.Estabavisiblementedescompuesta.Carlota no entendía nada, y esa sensación no le gustaba. No estaba
acostumbrada.—¿Cómosabíasqueibanaseriguales?—lepreguntódeinmediatoaRebeca
—.Además,mevasacontarporquénotehassorprendidoniunápiceconsucontenido,quenotehequitadolavistadurantetodalaoperacióndeapertura.Esevidente que la única explicación posible es que ya lo conocieras antes deabrirlos,asíqueempiezaadesembuchardeinmediato.Tote se quedó mirando a sus sobrinas, y antes de que Rebeca dijera una
palabra,latomóella.—Enrealidad,laqueosdebounaexplicaciónsoyyo.—¿Tú? ¿Por qué? —dijeron Rebeca y Carlota casi a coro—, si hace un
minutonosabíasnadadelossobres…
81
5DEMARZODE1525
—¿Quéhoraes?—preguntódonAlonsoManrique.—Lassieteycuarto—lecontestóJohanCorbera.—Esmuyextrañoqueseretrasenquinceminutosnuestrosdoshijosalavez,
ambossonmuypuntuales.—Además,hoynohahabidoescuela,elmaestroestáenfermoyBatistenose
hapasadoniporcasaacomer.Esraro.DonAlonsosepreocupódeinmediatoalconoceresedato.—Nosabíaquenohabíahabidoescuela,acabode llegara laciudadapenas
haceunahora,peroelserviciomehadichoqueJerónimotampocohavenidoacomeralpalacio.—¿Nosdebemospreocuparenserio?—preguntóJohan.—Nolosé.Yonopuedodarlavozdealarma.Sesuponequenoestoyaquí
hoy,sinoenZaragoza.—Esperaremos quince minutos más para dar la alarma yo mismo —dijo
Johan,queempezabaaestarmásquepreocupado.Se quedaron en silencio por un momento. Secretamente ya no estaban
preocupados, ya empezaban a tener cierto temor. Nada bueno presagiaba estaausenciadesushijos.—No me aguanto más —dijo Johan, un poco antes de las siete y media,
levantándosedelsillón—.Conozcoamihijo,jamásllegaríatardeaunareunión,ymásconmediahoraderetraso.Estáclaroquealgoleshaocurrido.DonAlonsoasintióconlacabeza.Seleveíamuypreocupadotambién.—Voyadarlaalertaalosalguacilesdelpalacioyqueellosseencarguendel
resto —continuó Johan, mientras se dirigía hacia la puerta del salón de laschimeneas.EnesemomentosetropezaronenlapuertaelpropioJohanquequeríasalir,y
BatisteyJeroquequeríanentrarenelsalóndelachimenea.Veníanmuysucios
yconlasmanosensangrentadas.Johanlescedióelpaso,mientraslosmirabadearribaabajo.—¿Qué es lo que os ha pasado? —preguntó alarmado, sin saber cómo
reaccionaranteloqueestabaviendo.—Déjanosprimeroquenossentemosenlossillones,quenopodemosnicon
nuestras almas —dijo Batiste, con voz de casi extenuado—, y ahora oscontaremostodalahistoria.—¡Claro!Pasadysentaros—dijodonAlonso,tambiénalarmado.Así lo hicieron. Su apariencia física era lamentable. Tenían heridas en las
manos y en los pies, además de llevar sus ropajes completamente sucios yrasgados.Suaspectogeneral eradeplorable.Lamayoríadepordioseros teníanmejor presencia que ellos. Se sentaron los cuatro, alrededor del fuego, el ensalóndelachimeneadelPalacioReal.—¿Quéhaocurrido?—preguntóJohan,quenosepodíaaguantar.—¿Desdelaúltimavezquenosvimosoenlasúltimashoras?—contestóJero
conotrapregunta,conciertasorna.Supadreloobservóseveramente,conesasmiradasqueatraviesanlapielyte
lleganalcorazón.—Desdeelprincipio,porfavor—contestóenuntonomuyfrío.Senotabaque
noestabamuycontentoconloqueestabaobservando.—AyermeinvitaronaasistiraunareunióndelGranConsejo—dijoBatiste.DeinmediatodonAlonsoselevantódesusillón.—¡Mira queme lo imaginaba! ¡Ese idiota del conde de Ruzafa! Parece un
pavoreal,igualfueunerrorelegirlecomonúmerounodelGranConsejo.Yameestoyarrepintiendo.—Tranquilopadre,quetantoBatistecomoyonosapañamosparaasistirala
reuniónsinqueellossedierancuenta—respondióJero.—¿Cómohicisteiseso?—preguntódonAlonso.Jeroleexplicócómosehabíanapañadoparaquenadieadvirtierasupresencia.
TambiénlescontóquereconocieronlavozdelnúmerotresdelGranConsejo.—Cada díame sorprendesmás Jero. Creo que con tan solo nueve años ya
estásaunnivelpeligrosamenteparecidoalmío.Miedomedaráscuandocrezcasun poco más—contestó don Alonso—. Hasta yo me tendré que cuidar de tialgúndía.Johansehabíaquedadoconundato.—Dicesqueconocistelavozdelnúmerotres,¿quiénera?Suhijolecontestó.AhorafueJohanquiénselevantódelsillón,sinpoderaguantarse,claramente
aturdidoporlarevelación,Sinembargo,donAlonsosesentóconunapequeña
sonrisaensurostro.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
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Carlotaestabapasmada,elcontenidodeambossobresdelafloristeríallevabaescrito el mismo mensaje, idéntico letra por letra y número por número.Tampococreíaenlascasualidades.—Medaigualquiéndelasdoshable,peroquierounaexplicaciónya—dijo
Carlota.—Tía, permíteme que empiece yo, si quieres luego continuas tú —dijo
Rebeca—.Creoque,despuésdeesto,hemosdeponertodaslascartassobrelamesa.Esmuygrave.—Ytanto—contestóTote,queparecíaconsternada—.Tuhermanasemerece
conocertodalaverdad.—¿Osimportadejardehablarenclaveentrevosotrasyexplicarmeestasnotas
idénticas?—insistióCarlota.Rebecasedirigióasuhermana.—¿Te acuerdas de nuestra excursión nocturna a la Lonja, con mi tía aquí
presente,AbrahamLunel,TaniaRivesysumarido,antesdelverano?—¡Puesclaroquemeacuerdo!—¿Recuerdasqueencontramoselárbol judíodelsabermilenario,quedebía
estar oculto dentro de un arcón que desenterramos, pero que estabacompletamentevació?—Porfavor,Rebeca,estabaallí,¿cómonomevoyaacordar?—Puesfuetodofalso,unteatro.—¿Quéquieresdecirexactamente?—preguntóCarlotaextrañada.—Queesenoeraelemplazamientodelárbol.—¡Ah!¿no?¿Ycuáleraentonces?—Esonolosé.
—¿No lo sabes? ¿Qué me estás intentando decir?—preguntó Carlota, queteníasucerebroaplenorendimiento.—¿TeacuerdasdeaquellareunióndelSpeaker'sClubenelmesdemayo, la
quecelebramosenmicasaynoenelpub?—¡Cómolavoyaolvidar!Allísedescubriótodoelpastel.Joana,tuantigua
pareja—dijomirandoaTote—,confesóserlaundécimapuerta.Sehizounpequeñosilencio.ElcerebrodeCarlotaestabaaplenorendimiento,
susojosladelataban.—¡Venga! ¡No me fastidies! —dijo mirando directamente a los ojos de
Rebeca.—Metemoquesítefastidio.—¡Entonces me engañasteis como una idiota! Y hablo en plural, porque
viendolacaradeTote,deduzcoqueellatambiénlosabía.—Sí,yotambiénloconocía,perotodoeranecesario.Joanaera,enrealidad,el
número doce, la duodécima puerta, y se sacrificó porRebeca, que siempre hasidoelverdaderonúmeroonce.Erasuobligaciónyasíloasumió,peromiralasconsecuenciasquetodoellotrajodespuésparanosotras—explicóTote.—Losientomucho,supongoquesufriríasmucho,alfinyalcabo,rompióuna
familiafeliz—intentóconsolarlaCarlota.—Asífue—dijoTote,aunvisiblementeafectada,apesardelpasodeltiempo.CarlotasegiródenuevohaciaRebeca.—¿YporquénosconvocaelGranConsejo,esosrestosqueaúnquedanpor
ahí,aunareunión,atiyamí?Atiloentiendoporque,aunquenopertenecesalGranConsejo,meacabasderevelarqueereslaundécimapuerta,pero¿porquéamí?Rebecasesobresaltó.—¿CómosabesquenosconvocaelGranConsejo?Carlota se quedómirando conungestode cierta indulgencia a suhermana.
Cogióunodelosmensajesextraídosdelsobredelafloristería.
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Tomóunaservilletadeencimadelamesayescribió.GranConsejo11Ooctubre
23horasIglesiaSanNicolás
RebecayTotenosalíandesuasombro.—Parecementiraque,aestasalturas,aúnossorprendáis.Porcierto,Rebeca,
¡quécasualidad!,lareunióntendrálugarenelmismositiodondeempezabastumáster—dijo Carlota en un tono claramente sarcástico—. No sabíais lo quesignificaban las iniciales ISN en una anterior convocatoria del Gran Consejo,¿verdad?—Estáclaroquenotepuedoocultarnada—lecontestóRebeca,sonriendo.—Todo lo contrario, lo has hecho de maravilla y me descubro ante ti. No
sabía,hastaahoramismo,queeraslaundécimapuerta.Mehasengañadocomoaunaboba,yesosignificaquetienesunamenteparecidaa lamía, lo tengoquereconocer.Jugasteconmigo,sobretodoaqueldíaenlaLonjayesonoesnadasencillo—dijoenun tonodepreocupaciónCarlota—.Nomedicuentade tusmaquinaciones. Ahora, con la distancia, lo veo claro, pero, en el fragor de labatalla,nomeenterédenada.Eresbuena,muybuena.—Mecostómuchoesfuerzo,notecreas.Estabaconstantementependientede
ti.Losdemássabíaqueestabanpredispuestosacreerseelpequeñoteatrilloquemonté,perodetinoestabatansegura.—Puesmeengañaste,yereslaprimerapersonaquelohaconseguidodurante
muchísimotiempo.—Te veo un gesto de preocupación. ¿Acaso temes por el mojito que nos
hemos apostado? —preguntó en tono de broma Rebeca, intentando quitarlehierroalasunto,viendoquesuhermanaseponíademasiadoseria.—En absoluto, pero nuestros cocientes intelectuales van a quedar más
igualadosdeloqueyosuponíaenunprincipio—contestóCarlota.Rebecacontinuóhablando.—Volviendoaltema,yaquehasdescubiertoquenoshanconvocadoalasdos
aunareunióndelincompletoGranConsejo,loquenoalcanzoacomprenderespor qué te convocan a ti, Carlota. Creen que, en la actualidad, existen dosnúmeros once que, cada uno de ellos, dispone de una mitad que conduce alárbol,yaqueellos,comoGranConsejo,notienenningunainformación,Yosoyunadelasdosundécimaspuertasynotengoningunamitaddelmensaje.Porlaconvocatoria, podemos deducir que creen que tú, Carlota, eres la segundaundécimapuerta.
Sehizoelsilencio—Metemoqueyotengolarespuestaaesapregunta—dijoTote,muyseria—.
Oshabíadichoalprincipioqueosdebíaunaexplicación.Las hermanas se quedaron mirando a su tía, con un gesto de evidente
curiosidad.Totelocontóenapenasunminuto.—¡No fastidies!—acertó a decirCarlota, sin llegar a creerlo—. ¡Eso no es
posible!—Metemoquesíloes—lecontestóTote.Rebecaestabaensilencio,sehabíaquedadosinpalabrasantelarevelaciónde
sutía.Jamásselohubieraimaginado.Aquellosíqueeraunagranbombaynolodel
GranConsejo.
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5DEMARZODE1525
—¿OtromiembrodelainquisiciónenelGranConsejo?—exclamoaturdidoJohan—.Estoyanoloconsideronadanormal.—Teaseguroquenonosconfundimos,reconocimosperfectamentesuvoz—
respondióBatiste.—No,sinodudodevuestrapalabra.Loqueplanteoesquepodríamosechar
elcierredefinitivoalGranConsejoy traspasar sus funcionesalConsejode laSuprema y General Inquisición. Casi ni se notaría la diferencia. Son casi losmismos.DonAlonsoparecíadivertido.Johan,sinembargo,amedidaquedigeríadelo
queseacababadeenterar,seibaenfadandocadavezmás...Continuóhablando.—Portumediasonrisaytuausenciadesorpresa,deduzcoqueyalosabías—
dijo,dirigiéndoseasuamigoelinquisidorgeneral.—¡Pues claro que lo sabía!—contestó con firmeza don Alonso—. No te
olvides que he sido, hasta hacemuy poco, número uno delGranConsejo. Terecuerdo, unavezmás, que túnohaspertenecido a él jamás, ¿cómo lo ibas asaber?—¿Ytambiénloreconocisteporsuvoz?—Noexactamente—contestóenigmáticoelinquisidor.Johansequedópensativoporunmomento.Cuandocomprendióloquepodría
estarinsinuandodonAlonso,pasódelenfadoalaindignación.—¿Nome estarás diciendo que tuviste algo que ver con su nombramiento
comonúmerotres?DonAlonsovolvióasonreír.—Aciertas de nuevo. Utilicé mis influencias para colocarlo en el Gran
Consejo.Johannocomprendíanada,estabaaturdido.—¿Yparaqué?
—Mejor tenerlo como aliado que como enemigo. Piensa en todo lo que haocurridoúltimamenteeigualloentiendesunpocomejor.—Laverdadesqueledaalgodesentidoaalgunascuestiones,perosigosin
comprendercomounapersonadesuposiciónpuedeperteneceralGranConsejo,ymenosporinfluenciastuyas.—Te repito que más vale tenerlo cerca y a nuestro servicio. Créeme que
jugarásupapelenelfuturo,yserámuyimportante.—Loque túdigas,nomerece lapenadiscutircontigo.Siemprevasunpaso
pordelantedemí,odos.—Simplemente estoy intentando jugar una partida de ajedrez muy
complicada.Detodasmaneras,mañanaporlamañanahablaréconelcondedeRuzafa, antes de partir de la ciudad, para que deje de hacer tonterías.No nospodemos permitir más incidentes, y menos creados por nosotros mismos. Yatenemossuficientesconlosajenos.Sehizoelsilencioenlasala.Alpocoreanudólaconversación.—Ahoracontinuarlahistoria,¿dedóndevenísconsemejanteaspecto?Estáis
heridos.¿Quéoshapasado?Esoesloverdaderamenteimportante,ynoelGranConsejo.Jero se lo contó brevemente. Su excursión al pozo de la residencia de la
familiaVives, loquehabíanmaquinadoparadescendersolosBatisteyél,y loquehabíaocurridodespués,quesusamigosArnauyAmadorloshabíandejadoabandonados en el interior. Todavía no sabían qué había ocurrido en lasuperficie. Suponían que los habían descubierto, pero no habían vuelto arescatarlos,comohabíanconvenido,encasodequeocurrieracualquierincidenteimprevisto.—¿Ycómohabéisconseguidoescapardeallídentro,vosotrosdossolos,sin
ayudadesdeelexterior?—preguntódonAlonsoconcuriosidad.—Laspiedrasdelasparedesestabanhúmedasyllenasdemusgo.Intentamos
escalar,peroera imposible.Cadatresocuatrometros,nosresbalábamosynoscaíamos sobre el fondo. Nos dimos cuenta que así jamás lo conseguiríamos,hastaqueaBatisteseleocurriólaideagenial.—¿Cuál?—preguntóinteresadodonAlonso.—Muy simple, aprovechar los elementos que teníamos a nuestro alcance e
intentarbuscarlesunautilidad.—¡Perosinoteníaisnada!—exclamoJohan.—Te equivocas padre—contestó Batiste—. Disponíamos de la cuerda que
habíanarrojadoalinteriordelpozonuestrosamigos.Conella,cortándolaconlallamadelalámparadeaceitequehabíamostomadoprestadadelaescuela,nosfabricamosunaespeciedeguantesycalzadoqueseagarrabanalaspiedrasdel
pozo.Conlacuerdaquenossobrónosatamos,yemprendimoselascenso.Noscostó más de dos horas y algún susto que otro, pero al final alcanzamos lasuperficie,lasalidadelpozo.Esosí,tenemoslasuñasdelasmanosydelospiesdestrozadas,peroconseguimosnuestroobjetivo.Sino llegaa serporeso, aúnestaríamosensuinterior,porquenadieacudióanuestrorescate.DonAlonsoestuvoapuntodeponerseaaplaudir.—Sensacional.Unagranidea.Sindudaestáisalaalturadeloqueseespera
devosotros.Batiste estaba muy serio. Habían logrado escapar de un gravísimo
contratiempo,peronohabíanllegadohastaelPalacioRealparaeso.—Sí,peronohemosvenidoestanocheparacontarosnuestras intempestivas
hazañas.Noshasconvocadodeurgenciaydeimprovisoporotromotivo—dijoBatiste, mirando a don Alonso—, y estoy seguro de que debe ser muyimportante.Hasvenidodeincógnitoynisiquieralosabíatupropiohijo.DonAlonsosequedómirandoaBatiste.Sentíaunaespecialadmiraciónpor
aqueljoven.—Escierto.Novoyaperdereltiempoconintroduccionesinnecesarias.Voya
iralgrano,JohanmeenvióunamisivaacercadelasuntodeltesorodelafamiliaVives,custodiadoporunnegrobarbudoconunacadenadeoro,quehabíasleídoeneldespachodelreceptor.BatistesacóunenvoltoriodesujubónyselodioadonAlonso.—PrecisamenteestossonlosdocumentosoriginalesdelSantoOficiodeaquel
interrogatorio,haceveinticuatroaños.CuandoestuveeneldespachodelreceptordonCristóbaldeMedinalospudeleer,luegomecaídelaescaleraenmiintentoporsepultarlosalfinaldellegajo.—Buena idea—dijo donAlonso—, aunque te costara un buen golpe en la
cabeza.—Sinembargo,estamañana,cuandoAmador,elhijodel receptor,abrióese
mismo legajo, estaban otra vez al principio. Eso significa que don Cristóbalhabía estado mirando los papeles de ese mismo expediente, y en concreto elinterrogatorio a Miguel Vives, porque yo lo dejé al fondo de todos losdocumentosy repito, estamañanaestabanalprincipio.Si las lees,parecen lasdeclaracionesdeundementesometidoatortura,perocuandoelreceptorhueleeldinero, también se vuelve loco, me lo imagino casi comoMiguel Vives. ¡Unpozoconuntesoroensuinterior,nadamásynadamenos!Seleabriríanlosojosdeparenparencuantololeyera.DonAlonsoManrique y Johan Corbera se quedaronmirando. Teníanmala
cara, con pronunciadas ojeras incluidas. Se notaba que no habían dormidodemasiadoúltimamente.
—Hay algo que os debemos contar y que ahora debéis saber, dados losacontecimientos que acaban de acontecer. Anda, hazlo tú Johan, que fuisteprotagonistaenprimerapersona—dijodonAlonso.Johanselevantódelbutacón,hablabamáscómodoestandodepie.—Elárbolculturaldelsabermilenariojudíonoestáescondidoenelpozode
la casa familiar de Luis Vives, como ya habéis podido comprobar vosotros,ademáshoymismo.—¡Nomedigas!¡Vayanoticiaquenosacabasdedar!—dijoJero,concierta
sorna.—Déjame acabar. No está escondido allí ahora, pero… sí lo estuvo en el
pasado.AhoralasexpresionesdeBatisteyJerocambiaronporcompleto.—¿Cuándo?—preguntóextrañadoysorprendidoBatiste.—Tansolofueduranteunosmeses,mientrasLuisVivesyyodecidíamossu
emplazamientodefinitivo.Nopodemosestarsegurosdequehayaquedadoalgúnrestodeélensu interior.EsmuydelicadoquedonCristóbaldeMedina tengaesainformación,aunqueseguramentenosepainterpretarla.Peronodejadeserpeligrosoypreocupante.—Poresopodéisestar tranquilos.Rebuscamospor todoel fondodelpozoy
revisamoscadapiedradelasparedes,porsihubieraalgúnpasadizosecreto.Nohabía nada de nada —dijo Jero—. Estuvimos un buen rato dedicado a ello,tampocoteníamosmuchascosasquehacerallídentro…—Puesesunverdaderoalivio—contestódonAlonso.De repente, Batiste sacó del bolsillo una especie de piedra oscura y se la
entregóasupadre.Johan la tomóentresusmanos.La limpióunpoco,yaqueestaba cubierta de polvo.Era una piedra preciosa de color azul, sin acabar depulir.—Pareceunzafiroamediotrabajar—dijoJohan,mientrasselopasabaadon
Alonso, que sacó una especie de lupa. Se puso a observarla con másdetenimiento.Derepente,selevantódelsillóndegolpeyseacercóaJohan.Lemostró el borde de la piedra, señalándole una zona en concreto, en la partepulida.Ambos se quedaron completamente blancos. Se sentaron en sus respectivos
butacones,sindecirnimediapalabra.—¿Quéesloqueocurre?—preguntóJero.Nadielecontestaba.—¿NolepensáisresponderaJero?—dijoBatiste—.¿Nolepensáiscontarla
verdad?Al final, don Alonso le dio a su hijo la piedra azul, que la observo con
detenimiento.—Aunqueamediotrabajar,esmuybonita.¿Pertenecealtesoroquelafamilia
Vivesguardabaenelpozoelsiglopasado?—preguntóJero.—Miraenelextremomástrabajado,enunadelasesquinas.JerosefijóenesapartedelapiedraqueleindicabaBatiste.—Noveonadaquemellamelaatención.Siesalgoimportante,losiento,no
lopillo.—Tienesbuenavista,fíjatemejor—insistióBatiste.Jeroafinólamirada.—Aquí hay algo grabadominúsculo, parecen unas iniciales, pero apenas se
distinguen.Diríaquepone«J.A.».Don Alonso y Johan seguían sin reaccionar. Estaban sentados en sus
respectivosbutacones,peroconlamiradaperdida.—Una joya, un orfebre y las iniciales «J.A.». Ahí tienes tus piezas. Ahora
encájalasensusitioyresuelveelrompecabezas—ledijoBatisteasuamigo.AlprincipioJeronolocomprendió,peroalpocotiempotambiéncayóenla
cuenta.«¿Quéconsecuenciasteníaaquello?».
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO7DEOCTUBRE
—¡Sabíaquemeocultabasalgo,pero jamásme imaginéque fueraeso!—exclamóRebeca.—¿Porqué sabías que te escondía algo?—preguntó con curiosidadTote—.
Meesforcéporocultarlaverdadycreíaquelohabíaconseguido.—Nofueculpatuya.Recordarásqueunaveztepreguntésiconocíasquemi
madreeralaundécimapuerta.Mecontestastequeno.—¡Claro!¡Cómoloibaareconocer!—Peroloquetúnosabíasesquemipropiamadremeconfesóquetúestabas
al tanto de todo. Sabía que no me decías la verdad, aunque no entendía elporqué.Ahoracomprendoelmotivo.—Pues sí, había ciertas cosas que no podía contar, por vuestra propia
seguridad—afirmó Tote—. Vuestros padres se tomaron muchas molestias enocultar todo este asunto.Lamento no haber sido sincera del todo, pero esperoqueahoracomprendáiselporqué.—Losmotivos estánmás que claros—dijoCarlota—.No te preocupes por
eso,tía.—Apesardeque lohas contado tú, ypor supuesto te creo,me resulta casi
increíble—dijoRebeca,aúnconcaradepasmada.—¿Qué probabilidades estadísticas hay de que ocurra una cosa así? —se
preguntabaCarlota.—Pues supongoqueunaentreochoonuevemilmillones,másomenos—
contestóRebeca.—Era una pregunta retórica, querida hermanita. Esa respuesta también la
habría podido dar yo —dijo Carlota en un tono algo soberbio—. Son loshabitantesdelaTierra,arribaoabajo.—¿Yenquémomentodesusvidasnuestrospadresseenterarondequeambos
eran las undécimas puertas? — le preguntó Rebeca a su tía—. Me puedoimaginarlaescena,supongoquenolopodríancreer.Sequedaríanestupefactosysinsaberreaccionar.—Seenteraronmásomenosalmismotiempodesaberqueibanaserpadres
degemelas,devosotrasdos.—¡Ostras!Selesvendríaelmundoencima—dijoRebeca.—Supongoque,enesemomento,tomaronladecisióndesuvida,renunciara
una de sus hijas, yme tocó amí—dijoCarlota, que notaba la tristeza en susojos.Toteintervino.—Julián,vuestropadre,mecontóquelodecidieronenelmismomomentode
enterarse,peroamínomelodijeron.Loquerecuerdoperfectamenteescuandomecomunicaronsuresolución,enlahabitacióndelhospital,despuésmismodelparto.Imaginaroslasituación,fueunauténticodramafamiliar.MeacuerdoquemihermananodejódellorarenunasemanayJuliánperdióelpocopeloquelequedaba.—¿Ynointentastehacernada?—preguntóCarlota.—¡Ytantoquelointenté!Meofrecíacriaraunadelasdos,hastalespropuse
trasladarmedeciudadalaotrapuntadelpaíssieranecesario,perosenegarondeformarotunda.Alegaronqueasínosedeshacíandelpeligroparavosotras,quedebían alejaros de verdad, no solo físicamente. Una de la dos tenía quedesaparecercomoMercader,noquedabamásremedio.Dehecho,hicierontodoslostrámitesamisespaldas,supongoporquesabíanquenoestabadeacuerdoconla decisión que habían tomado, y que, además, era policía y quizá pudieradescubrir tuparadero,cosaquenoqueríanqueocurriera,siemprepensandoenvuestraseguridad.—¿Ylohiciste?—preguntóCarlota—.¿Mebuscaste?—Lointentépor todos losmediosamialcance,peronoconseguíaveriguar
nada. Ya se lo conté a Rebeca, me empleé a fondo, pero no obtuve ningúnresultado.Carlotasimplementesehabíaevaporado.Recordadquevuestramadretrabajóen losserviciosde inteligencia,estoyseguradeque recurriríaaalgunaamistad de aquella época. Hasta el fatal accidente de tráfico no me enteré,cuandoyateníasochoaños.Elrestodelahistoriayalaconoces.Carlotacontinuóelrazonamiento.—AhoraestáclaroqueelGranConsejohadescubiertoquesomoshermanas,
yhadeducidoloquenuestrospadresqueríanevitaratodacosta.—¿Cómolohanpodidosaber?—preguntóTote.—Supongoque,para laorganizaciónde la fiestadenuestrocumpleañosdel
martes que viene, contactarías conmuchas personas que ya sabrán que somos
hermanas—dijoRebeca.—Puesclaro,porejemplo,laempresadevinilosdeTorrent,queporciertose
llama como mi apellido, conoce que somos hermanas a la fuerza. ¡Si van aprepararunagranfoto!Tambiénelpirotécnicoyalgunaspersonasmás.—¿El pirotécnico? —preguntó sorprendida Rebeca —. ¿Pero qué festival
piensasmontar?—Si antes tenía peligro, espérate a ahora…—contestó Carlota, sonriendo,
aunquedeunamaneraextraña.—Pueslainformación,porcualquiercanal,hallegadoalGranConsejoantes
de tiempo,poresonoscitana lasdosaunareunión.Ya tepuedes imaginarelmotivo.Apesardelaconversación,Carlotaparecíaextrañamenteida.Respondíacasi
deformaautomática.Derepente,parecióvolverensíehizounareflexión.—Aunque me he criado sin mis padres biológicos, ahora, por fin, puedo
alcanzaracomprendersudecisión.NuestramadreCatalinasesabíavigiladaporelGranConsejo.Sidescubríanquesumarido,JuliánMercader, tambiéneralasegunda undécima puerta oculta, lo lógico sería pensar que sus hijas gemelasheredarían la responsabilidad y se convertirían, a su muerte, en las dosundécimaspuertastambién—reflexionóCarlota—.Esoesloquequeríanevitaratodacostaconnuestraseparaciónymidesaparición,comounaMercader.delmundo.Rebecasequedómirandofijamentea lacaradesuhermana,deunamanera
muydirecta,fijamenteasusojos.—Yo sí que soy la undécimapuerta, te lo acabode contar, pero ¿tú lo eres
también?—lepreguntó—,porqueesoexplicaríaydaríasentidoamuchascosas.Carlota se quedó mirando a su hermana y le sonrió de forma incierta, sin
contestarle.
FindelaparteVLasonrisaincierta
ContinúaenlaparteVIRebecadebemorir
SERIEDENOVELASLASDOCEPUERTASTodasdisponiblesenAmazon
1-Lasdocepuertas(ParteI)
2-Nadaesloqueparece(ParteII)
3-Todoestámuyoscuro(ParteIII)
4-Loquecreesesmentira(ParteIV)
5-Lasonrisaincierta(ParteV)
6-Rebecadebemorir(ParteVI)
7-Elenigmafinal(ParteVII)
ParalosautoressonmuyimportanteslasopinionesenAMAZON,nosayudanaseguirescribiendo.
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