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(Marcos 4:26, 29) LA SEMILLA QUE CRECE POR SI SOLA Predicador: Darko Díaz / Colaborador: Cristian Grandón Introducción Esta parábola habla del reino de los cielos y de una semilla, la cual representa la palabra de Dios e ilustra como se da el crecimiento del Reino de los Cielos. Cristo está ilustrando, en cierta manera, lo que está ocurriendo desde que comenzó a predicar el Reino de Dios, hasta su segunda venida. I. Recordando la parábola del sembrador En Marcos 4:13, Jesús nos está diciendo que si no entendemos la parábola del sembrador, no entenderemos las otras. Cristo nos habla de un sembrador que esparció la semilla en diferentes terrenos: 1. Junto al camino. Representa a las personas que en el momento de recibir la palabra, viene satanás y se lleva lo que se sembró en sus corazones. Se refiere a las personas que no entienden lo que escuchan. 2. Entre pedregales. Representa a los que oían la palabra e inclusive la recibían con gozo, pero después se quedaban en la superficie. Al no tener raíces profundas, morían rápidamente. Cuando llega la aflicción y la persecución por causa de la palabra, abandonan el camino e inclusive algunos quedaban resentidos con Dios. 3. Entre espinos. Personas que reciben la palabra, pero el ofrecemiento del mundo, sus engaños y los deseos materialistas, la ahogan. 4. Terreno fértil. Semilla que producía al treinta, al sesenta y al ciento por uno. II. La semilla del terreno fértil Creemos que esta parábola le da continuidad a la del sembrador, pues están en el mismo capítulo, tiempo y grupo de enseñanza. Algunos creen que el sembrador es Cristo, pero la mayoría está de acuerdo en que está hablando de un hombre que plantó la semilla, que predicó la palabra. Entonces, ¿qué querría Cristo enseñarnos en relación al reino de los cielos en esta parábola?. Vemos: 1. En el proceso de la redención de la evangelización hay una participación del ser humano. Dios provee la semilla, pero alguien tiene que ir: nosotros. ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:13-15). 2. El poder de germinar de la semilla, no está en el sembrador. Él planta la semilla, pero tiene que confiar en algo que no está en sus manos. Creo que una de las mejores iglesias es la de Tesalónica (1Tes1:7-8). Pablo señala que la fe de ellos estaba creciendo y siendo esparcida a través de Macedonia y en Acaya; su fe era tan genuina, que no tuvo nada que decirles al respecto. Pablo pasó en Éfeso 2 a 3 años, pero en Tesalónica estuvo 3 semanas y se fue, sin poder regresar; ¿a quién les dejó?, solo la palabra sembrada. Esta palabra tiene un poder de germinación por si sola, pues Dios es quien hizo crecer la semilla que Pablo sembró en tres semanas (Marcos 4:28, Jer 23:29).

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Page 1: LA SEMILLA QUE CRECE POR SI SOLA - UCB Micalvi€¦ · II. La semilla del terreno fértil Creemos que esta parábola le da continuidad a la del sembrador, pues están en el mismo

(Marcos 4:26, 29)

LA SEMILLA QUE CRECE POR SI SOLA Predicador: Darko Díaz / Colaborador: Cristian Grandón

Introducción Esta parábola habla del reino de

los cielos y de una semilla, la cual representa la palabra de Dios e ilustra como se da el crecimiento del Reino de los Cielos.

Cristo está ilustrando, en cierta manera, lo que está ocurriendo desde que comenzó a predicar el Reino de Dios, hasta su segunda venida. I. Recordando la parábola del sembrador En Marcos 4:13, Jesús nos está diciendo que si no entendemos la parábola del sembrador, no entenderemos las otras. Cristo nos habla de un sembrador que esparció la semilla en diferentes terrenos: 1. Junto al camino. Representa a las

personas que en el momento de recibir la palabra, viene satanás y se lleva lo que se sembró en sus corazones. Se refiere a las personas que no entienden lo que escuchan.

2. Entre pedregales. Representa a los que oían la palabra e inclusive la recibían con gozo, pero después se quedaban en la superficie. Al no tener raíces profundas, morían rápidamente. Cuando llega la aflicción y la persecución por causa de la palabra, abandonan el camino e inclusive algunos quedaban resentidos con Dios.

3. Entre espinos. Personas que reciben la palabra, pero el ofrecemiento del mundo, sus engaños y los deseos materialistas, la ahogan.

4. Terreno fértil. Semilla que producía al treinta, al sesenta y al ciento por uno.

II. La semilla del terreno fértil Creemos que esta parábola le

da continuidad a la del sembrador, pues están en el mismo capítulo, tiempo y grupo de enseñanza.

Algunos creen que el sembrador es Cristo, pero la mayoría está de acuerdo en que está hablando de un hombre que plantó la semilla, que predicó la palabra. Entonces, ¿qué querría Cristo enseñarnos en relación al reino de los cielos en esta parábola?. Vemos: 1. En el proceso de la redención de la

evangelización hay una participación del ser humano. Dios provee la semilla, pero alguien tiene que ir: nosotros. ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:13-15).

2. El poder de germinar de la semilla, no está en el sembrador. Él planta la semilla, pero tiene que confiar en algo que no está en sus manos. Creo que una de las mejores iglesias es la de Tesalónica (1Tes1:7-8). Pablo señala que la fe de ellos estaba creciendo y siendo esparcida a través de Macedonia y en Acaya; su fe era tan genuina, que no tuvo nada que decirles al respecto. Pablo pasó en Éfeso 2 a 3 años, pero en Tesalónica estuvo 3 semanas y se fue, sin poder regresar; ¿a quién les dejó?, solo la palabra sembrada. Esta palabra tiene un poder de germinación por si sola, pues Dios es quien hizo crecer la semilla que Pablo sembró en tres semanas (Marcos 4:28, Jer 23:29).

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La palabra también es definida como una espada (Hebreos 4:12). Llama poderosamente la atención como Pablo se despide de los ancianos de Éfeso (Hechos 20:32). Les habla como que Dios fuera una persona, un ser y la palabra otra. Esa es la forma que quiere Pablo, que la palabra no fuera independiente, si no más bien, que la palabra predicada y sembrada entre ellos y que continuarían predicando, tiene un poder tal que ellos se pueden encomendar a ella. La palabra tiene un poder intrínseco que hace que deba confiar. El sembrador hizo su trabajo, plantó y se fue a dormir, hasta que un día se despertó y la semilla estaba germinando. Otro ejemplo de esto es Felipe y el eunuco (Hechos 8:26-39). Felipe le predica, lo bautiza y desaparece, lo encomendaría al poder de la palabra que germinaría; es lo que nos dice Isaías 55:11. Cuando la palabra sale con un propósito, Dios promete que no regresará a Él sin que haya logrado ese propósito para la cual Él la envió. 3. El sembrador necesita ser paciente. La semilla tiene un proceso de germinación que yo no controlo; nosotros sembramos, pero Dios da el crecimiento. Es lo que Pablo le enseña a los Corintios (1 Corintios 3:6). El sembrador planta la semilla y luego irriga el terreno, luego Dios da el crecimiento. 4. El sembrador necesita entender. Dios ha diseñado el proceso de crecimiento del reino de Dios en orden, no va a ocurrir de otra manera, es un orden señalado. En cierta manera, Cristo anunció un orden al principio del libro de los Hechos, antes de su asención, lo cual se cumple en el capítulo 8 del mismo libro. Empieza la persecución y los que estaban en Jerusalén salen llevando la palabra de Dios a Judea, Samaria y Pablo a los confines de la tierra. El orden de Dios también se ve en la vida de Pablo, en los lugares en los cuales el Espíritu Santo le fue indicando donde debía evangelizar y plantar las iglesias.

Todas las cosas tienen un orden, entonces cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. Muchos piensan que esto es una alusión, una referencia del texto del profeta Joel cuando hablaba del tiempo de la siega, el tiempo de juicio final. El reino de los cielos está creciendo, poco a poco se está expandiendo y cuando llegue el tiempo final, el día del juicio -la hoz- es el tiempo de ese juicio final. Como dice Joel 3:13 “Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos”. El lagar es el lugar donde se llevaban las uvas y se pisaban para hace vino, donde se llevaban las aceitunas para hacer aceite. El lagar está lleno. La figura de Joel es que la mies está madura y que la maldad es grande; Dios meterá la hoz para terminar segando lo que se ha venido sembrando. Muchos piensan que eso es lo que Marcos está haciendo, usando partes de las palabras de Joel para decirnos que el reino de los cielos crecerá, se expandirá de la manera que estamos describiendo y llegará el momento cuando el fruto lo permita, en que la siega vendrá. Conclusión

Vemos la sociedad, este tiempo y lo que está ocurriendo en las iglesias con el evangelio moderno de la prosperidad.

Hay una tendencia en nosotros a desanimarnos, pero debemos recordar que las puertas del Hades no prevalecerán contra su iglesia.

Debemos recordar que la semilla está germinando, aunque no lo vea, que el programa del reino de los cielos continúa progresando de manera inalterable.

Debemos seguir sembrando la semilla. Dios está haciendo su trabajo y la siega vendrá cuando el grano esté maduro. Es mi única responsabilidad. ¿Qué tan precioso es Cristo para mí?, ¿Qué tanta pasión hay en mi corazón hacia Él?. Recuérdale a tu corazón que Cristo es precioso, que no hay nada en el mundo, que pueda compararse con Él.