la seguridad en asociaciÓn · ... la cooperación actual y futura con dichos países se fundamenta...
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L A SEGURIDAD EN ASOCIACIÓN
L A S E G U R I D A D E N A S O C I A C I Ó N
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Prólogo
Este folleto trata de explicar los principios básicos subyacentes y los mecanismos fundamentales de
la Asociación Euroatlántica. Para ello se centra en cinco esferas de actividad —diálogo y cooperación
en materia de seguridad, operaciones de apoyo de la paz, reforma de la defensa, preparación
ante desastres y cooperación en materia de ciencia y medio ambiente— que muestran cómo se
fortalece la seguridad euroatlántica mediante la Asociación y ponen de relieve que la cooperación
reviste una importancia práctica y auténtica para los países Socios. Las actividades de la Asociación
pueden considerarse factores que tienen una repercusión positiva en las reformas y en el desarrollo
de las estructuras democráticas, así como en la participación de los países Socios en proyectos de
cooperación multinacional como miembros de la comunidad internacional más amplia.
Resultaría imposible hacer justicia y recoger en una sola publicación toda la gama de actividades
en las que los países Socios trabajan conjuntamente con la OTAN. Dichas actividades incluyen no
sólo las conocidas operaciones de apoyo de la paz en los Balcanes y en Afganistán, sino también la
cooperación en muchas otras áreas como la lucha contra el terrorismo, la reforma de la defensa,
los aspectos económicos de la seguridad, la preparación contra los desastres, el control de las armas,
la logística, la defensa aérea, la gestión del espacio aéreo, el armamento, la educación y la formación,
la ciencia y el medio ambiente, y los programas de información.
La OTAN también ha fomentado unas relaciones especiales con dos países Socios (Rusia y Ucrania),
y con siete países que participan en el Diálogo Mediterráneo. Además, está explorando posibilidades
de cooperación con países de la amplia zona de Oriente Próximo mediante una iniciativa presentada
en la cumbre de Estambul de junio de 2004. Aunque dichas relaciones no se tratan de forma
específica en el presente folleto, la cooperación actual y futura con dichos países se fundamenta en
muchas de las actividades y mecanismos desarrollados en el marco de la Asociación Euroatlántica.
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Nota: las referencias a la ex República Yugoslava de Macedonia en esta publicación aparecen marcadas con un asterisco (*) que hace referencia a la siguiente nota: Turquía reconoce a la República de Macedonia por su nombre constitucional.
Créditos fotográficos: la OTAN tiene los derechos de autor de todas las fotografías, a menos que se indique lo contrario.
Índice
4__Orígenes y evolución de la Asociación
8__Mecanismos fundamentales
14__Diálogo y cooperación sobre seguridad
18__Mapa de la OTAN y los países Socios
L A SEGURIDAD EN ASOCIACIÓN
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20__Operaciones de apoyo a la paz
24__Reforma de la defensa
29__Preparación y respuesta ante desastres
33__Seguridad, ciencia y medio ambiente
L A SEGURIDAD EN ASOCIACIÓN
36__ Una auténtica cultura de la seguridad euroatlántica
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En noviembre de 1989 se produjo la caída del muro de Berlín, acontecimiento que marcó el final de la guerra fría. Poco tiempo después, el acelerado ritmo de cambio en Europa Central y Oriental hizo que la OTAN se viera obligada a afrontar un conjunto de retos nuevos y muy diferentes en materia de seguridad. Un cambio político sin precedentes había propiciado la aparición de grandes oportunidades para potenciar la seguridad en Europa, pero no cabía la menor duda de que comportaría nuevas incertidumbres y cierta inestabilidad potencial.
¿Qué podía hacerse para aprovechar la oportunidad de encauzar las cuestiones de seguridad europea por una senda nueva y más segura tras las confronta-ciones de la guerra fría? ¿Qué pasos podían darse para restaurar la normalidad en las relaciones entre todos los países de Europa, tanto del Este como del Oeste? ¿Qué ayuda podía prestarse a los países de Europa Central y Oriental para que consolidaran su recién lograda independencia y materializaran sus ambiciones de participar plenamente como países democráticos, tanto a escala regional como
mundial, en la solución de los problemas de seguridad multinacional?
Los líderes Aliados respondieron en la cumbre celebrada en Londres en julio de 1990 tendiendo una “mano amiga” que pusiera fin a la antigua división Este-Oeste y proponiendo una nueva relación de cooperación con todos los países de Europa Central y Oriental. Se sentaron las bases para la creación en diciembre de 1991 del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte (NACC), un foro que reuniría a la OTAN y a sus nuevos Socios para debatir cuestiones de interés común. (En aquella época, el ritmo de cambio en Europa era tan rápido que en la primera reunión del NACC se produjo un acontecimiento histórico: cuando se consensuó el comunicado final, el embajador soviético anunció que la Unión Soviética se había disuelto durante la reunión y que en ese momento él representaba únicamente a la Federación Rusa.)
Este cambio radical en las actitudes se consagró en un nuevo concepto estratégico para la Alianza,
Orígenes y evolución de la Asociación
> El final de la guerra
fría brindó nuevas
oportunidades para
fomentar la seguridad
e incrementar
la cooperación.
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emitido en noviembre de 1991, que adoptó un enfoque más amplio de la seguridad. Las oportunidades de alcanzar los objetivos de la Alianza por medios políticos eran mayores que nunca. Aunque la dimensión de la defensa seguía siendo indispensable, podría darse más importancia a las cuestiones económicas, sociales y ambientales como medios para promover la estabilidad y la seguridad en el conjunto de la zona euroatlántica. El diálogo y la cooperación serían piezas fundamentales del enfoque necesario para gestionar la diversidad de los cambios que estaba afrontando la Alianza. Tras el final de la guerra fría, los objetivos principales eran reducir el riesgo de conflictos derivados de malentendidos o del diseño de los nuevos Estados, y gestionar mejor las crisis que afectaran a la seguridad de los Aliados; incrementar la confianza y el entendimiento mutuo entre todos los Estados de Europa; y fomentar las oportunidades de establecer una asociación genuina para tratar los problemas de seguridad común.
En el periodo inmediatamente posterior a la guerra fría, las consultas del NACC se centraron en cuestiones de seguridad residuales de aquella época, como la retirada de las tropas rusas de los Estados
del Báltico. También se puso en marcha la cooperación política en relación con muchas cuestiones relacionadas con la seguridad y la defensa. El NACC abrió nuevos caminos de distintas formas. Sin embargo, se centró en el diálogo político multilateral y no existió la posibilidad de que cada socio estableciera unas relaciones individuales de cooperación con la OTAN.
Eso cambió en 1994 con el nacimiento de la Asociación para la Paz (APP), un importante programa práctico de cooperación bilateral entre la OTAN y cada uno de los países Socios, que representó un gran paso adelante en el proceso de cooperación. Y en 1997 se creó el Consejo de Asociación Euroatlántico (EAPC) para que sustituyera al NACC y para aprovechar sus logros, estableciendo el camino para la creación de una asociación mayor y más operativa.
“Esta Asociación se establece como expresión de una convicción conjunta de que se puede lograr la estabilidad y la seguridad en el área euroatlántica únicamente mediante la cooperación y la acción común. La protección y la promoción de libertades fundamentales y derechos humanos, y la salvaguarda de la libertad, la justicia y la paz mediante la democracia son valores compartidos fundamentales para la asociación.”
(Asociación para la Paz: documento marco; cumbre de Bruselas, 10 de enero de 1994)
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La esencia de la Asociación y de la cooperación a escala internacional está constituida por consultas regulares y actividades de cooperación diseñadas para fomentar la transparencia y la confianza en toda el área euroatlántica. A escala bilateral, ello exige el establecimiento de relaciones de trabajo prácticas entre cada uno de los países Socios y la OTAN, personalizadas en función de sus requisitos y situaciones particulares.
El proceso de asociación implica el fomento del diálogo y el entendimiento entre todos los países implicados, que a menudo han sido antiguos adversarios provenientes de alianzas opuestas, o bien han protagonizado largas disputas regionales, territoriales, políticas, étnicas o religiosas. Las actividades conjuntas destinadas a buscar soluciones compartidas a retos comunes de seguridad han posibilitado importantes logros por lo que respecta a la superación de los prejuicios pasados y al establecimiento de una visión clara de los beneficios mutuos que puede generar la cooperación.
Desde el nacimiento de la Asociación, se han logrado notables progresos, aunque el camino tampoco ha estado exento de contratiempos y dificultades que tal vez fueran inevitables dado el complejo proceso de cambio político, económico y social que se está produciendo tanto en Europa Central y Oriental como en la antigua Unión Soviética. Los programas del EAPC y de la APP han adoptado su propia dinámica, tras los pasos sucesivos que han dado la OTAN y los países Socios para potenciar la cooperación en materia de seguridad, a partir de los mecanismos de asociación creados. Igual que la Alianza ha ido transformándose con el paso de los años para afrontar los nuevos retos de un entorno de seguridad en continuo cambio, también la Asociación ha evolucionado actualizando sus actividades y mecanismos para mantener su dinamismo y adaptarlos a las nuevas prioridades de la OTAN (véase el apartado “Mecanismos fundamentales”).
La Asociación también ha tenido que ampliarse y profundizar para satisfacer las aspiraciones de los distintos países miembros y seguir siendo para ellos una proposición atractiva. Las dos ampliaciones de la OTAN han alterado el equilibrio entre los Aliados y los Socios (véase el cuadro). En marzo de 2004, había más Aliados que Socios, y los que quedan de éstos
constituyen un grupo muy variado en el que se integran países de los Balcanes que todavía deben solucionar no pocos problemas derivados de su pasado, los países del Cáucaso y de Asia Central (importantes desde el punto de vista estratégico, pero subdesarrollados), y países no alineados de Europa Occidental. Mientras algunos están en proceso de desarrollo de sus capacidades y sus estructuras de defensa, otros son capaces de contribuir con gran número de efectivos a las operaciones organizadas por la OTAN y ofrecer a los países Socios asesora-miento, formación y asistencia en diversas áreas.
Actualmente, 20 Socios utilizan el EAPC para consul-tar regularmente con los 26 Aliados y potenciar la cooperación en cuestiones relacionadas con aspectos muy diversos de defensa y seguridad. Sus fuerzas militares suelen entrenarse y actuar conjuntamente; sus soldados participan junto con los demás en las operaciones de mantenimiento de la paz dirigidas por la OTAN; y los Aliados y los Socios trabajan juntos contra la amenaza del terrorismo. En la época de la guerra fría nadie podría haber predicho esta especta-cular evolución del panorama estratégico euroatlántico.
El objetivo inicial de la política de asociación de la OTAN era romper las barreras existentes y fomentar la seguridad mediante el diálogo y la cooperación. En la actualidad, los objetivos son mucho más ambiciosos, ya que los países Socios se han comprometido con la OTAN a afrontar los retos en materia de seguridad del siglo XXI, como el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y los estados en desintegración.
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Con el paso de los años, 30 países se han unido a la Alianza: Albania, Armenia, Austria, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Finlandia, Georgia, Hungría, Irlanda, Kazajstán, Kirguizistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Polonia, Rumanía, Rusia, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia, Suiza, la ex República Yugoslava de Macedonia*, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.
Asimismo, se mantienen relaciones especiales con Rusia y Ucrania desde 1997, año en que se firmó el Acta Fundacional sobre Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad entre la OTAN y Rusia, y la Carta de Asociación Específica entre la OTAN y Ucrania. Desde entonces, las relaciones con Rusia se han intensificado con la creación en 2002 del Consejo OTAN-Rusia, en cuyo seno los Aliados y Rusia se reúnen como iguales. En noviembre de 2002 se dieron diversos pasos para profundizar y ampliar la relación entre la OTAN y Ucrania con la adopción del Plan de Actuación OTAN-Ucrania, que apoya los esfuerzos en materia de reformas emprendidos por este último país en aras de la plena integración en las estructuras de seguridad euroatlánticas.
Diez países Socios han pasado a ser Aliados: la República Checa, Hungría y Polonia se unieron a la Alianza en 1999, seguidos de Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia en 2004. Tres países candidatos están trabajando actualmente para prepararse para una futura integración: Albania, Croacia y la ex República Yugoslava de Macedonia*.
Bosnia-Herzegovina y Serbia y Montenegro también esperan unirse a la Asociación para la Paz y al Consejo de Asociación Euroatlántico. La OTAN apoya sus aspiraciones pero ha establecido unos requisitos previos entre los que destaca la cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, en especial por lo que se refiere a la detención de Radovan Karadzic y Ratko Mladic, los principales sospechosos de presuntos crímenes de guerra. Mientras tanto, la OTAN está apoyando la reforma de la defensa en Bosnia-Herzegovina. Ya existe una cooperación limitada en materia de seguridad con Serbia y Montenegro que incluye la participación de funcionarios civiles y militares en cursos de orientación de la OTAN destinados a familiarizarles con la Alianza en cuestiones de gestión de crisis, operaciones de apoyo a la paz y cooperación tanto civil como militar.
ALIADOS Y SOCIOS
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1991 Primera reunión del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte
1994 Presentación del programa Asociación para la Paz (APP); Establecimiento de misiones de los Socios en
la OTAN; Creación de la Célula de Coordinación de la
Asociación en el Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE)
1995 Establecimiento de un Centro de Coordinación Internacional en el SHAPE
1996 Los países Socios participan en una fuerza liderada por la OTAN y creada para aplicar el acuerdo de paz de Bosnia
1997 Primera reunión del Consejo de Asociación Euroatlántico (EAPC) en Sintra (Portugal);
En las cumbres posteriores de la OTAN y el EAPC celebradas en Madrid (España), se potenció el papel operativo de la APP
1998 Creación del Centro Euroatlántico de Coordinación de Respuestas ante Desastres y de la Unidad de Respuestas ante Desastres
1999 Tres Socios (República Checa, Hungría y Polonia) se integran en la OTAN;
El diálogo y la cooperación se incluyen en el
Concepto Estratégico de la Alianza como partes de sus tareas de seguridad fundamentales;
En la cumbre de Washington se acuerda potenciar más la APP y fortalecer su papel operativo;
Los países Socios despliegan tropas como parte de la Fuerza para Kosovo liderada por la OTAN
2001 El 12 de septiembre se reúne el EAPC para condenar los ataques terroristas a Estados Unidos y se compromete a combatir el azote del terrorismo
2002Una exhaustiva revisión propicia el fortalecimiento del EAPC y la APP en la cumbre de Praga;
Se presenta el Plan de Actuación de la Asociación contra el Terrorismo
2003 Los países Socios contribuyen con tropas a la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad dirigida por la OTAN en Afganistán
2004 Siete Socios (Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia) pasan a ser miembros de la OTAN;
Se realizan nuevos progresos para el fortalecimien-to de la Asociación en la cumbre de Estambul;
Se presenta el Plan de Actuación de la Asociación para el Desarrollo de Instituciones
de Defensa
HITOS DE LA ASOCIACIÓN
Mecanismos fundamentalesLa OTAN celebra consultas regulares con sus Socios a través del Consejo de Asociación Euroatlántico (EAPC), que establece el marco político general para las relaciones con los Socios. Cada Socio, de forma aislada, también puede establecer una relación con la Alianza mediante la Asociación para la Paz (APP), un programa de actividades prácticas en el que los Socios pueden elegir sus propias prioridades en materia de cooperación. Estos dos mecanismos de asociación se han convertido en piezas clave de la estructura de seguridad euroatlántica.
Se han hecho progresos para profundizar más en la cooperación entre Aliados y Socios en las cumbres de Madrid (1997), Washington (1999), Praga (2002) y Estambul (2004). Dichas iniciativas se basaban en los principios y los valores compartidos que subyacen en la cooperación, y pusieron de manifiesto el compromiso continuo en pos de la consecución del objetivo básico de la Asociación: fortalecer y ampliar la paz y la estabilidad en la región euroatlántica y más allá de ella.
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Consejo de Asociación Euroatlántico
El Consejo de Asociación Euroatlántico reúne a los miembros de la OTAN y a los Socios, 46 países en total, en un foro multilateral de diálogo habitual y consultas sobre cuestiones relacionadas con la política y la seguridad. También sirve como marco político para las relaciones bilaterales establecidas entre la OTAN y los países que participan en la Asociación para la Paz.
La decisión adoptada en 1997 de crear el EAPC reflejó un deseo de ir más allá de los logros alcanzados por el Consejo de Asociación Euro-atlántico para crear un foro de seguridad en pos de una asociación reforzada y más operativa. El nuevo foro se creó para adaptarse a las relaciones cada vez más sofisticadas que se estaban estableciendo entre los Socios en el seno del programa APP y en el contexto de la operación de mantenimiento de la paz en Bosnia-Herzegovina, donde en 1996 se habían desplegado tropas de 14 países Socios para trabajar junto con las fuerzas aliadas. Ello complementó los pasos dados en paralelo para fortalecer el papel de la Asociación para la Paz, incrementando la implicación de los países Socios en la toma de decisiones y en la planificación en todo el espectro de actividades de Asociación. La creación del EAPC también abrió el marco de la Asociación, establecido originariamente para lograr el compromiso de los países del extinto Pacto de Varsovia, de manera que se pasó a incluir a países no alineados de Europa Occidental.
Además de las consultas a corto plazo realizadas en el EAPC sobre cuestiones actuales de política y seguri-dad, se realizan actividades de consulta y cooperación a largo plazo en relación con muchos otros aspectos, entre los que se incluyen las operaciones de gestión de crisis y de apoyo de la paz; problemas regionales; el control de armamentos y cuestiones relacionadas con la proliferación de armas de destrucción masiva; el terrorismo internacional; temas específicos de defensa como la planificación y la elaboración de presupuestos, políticas y estrategias; los planes de emergencias civiles y la preparación ante desastres; la cooperación en materia de armamento; la seguridad nuclear; la coordinación civil y militar en materia de gestión del tráfico aéreo, y la cooperación científica.
El EAPC tiene a su disposición una amplia gama de opciones, en función de los temas debatidos, que permiten celebrar reuniones de todos los Aliados y Socios, o bien crear grupos de trabajo más reducidos pero de carácter abierto. Esta flexibilidad resulta esencial para su éxito.
La mayoría de los países Socios han establecido misiones diplomáticas en la oficina central de la OTAN en Bruselas, lo cual facilita la comunicación regular y permite celebrar una consulta siempre que ésta es necesaria. El EAPC celebra reuniones mensuales de embajadores y anuales de ministros de asuntos exteriores y de defensa, así como de jefes de estado mayor, y ocasionalmente celebra alguna cumbre. A partir de 2005, un nuevo Foro de Seguridad del EAPC de alto nivel se reunirá anualmente para debatir cuestiones importantes en materia de seguridad y estudiar cómo pueden abordar mejor dichas cuestiones la OTAN y los países Socios.
> El secretario general de la OTAN dirige las reuniones
del Consejo de Asociación Euroatlántico.
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Asociación para la Paz
Sobre la base de la cooperación práctica y el compromiso con los principios democráticos que sustentan a la propia Alianza, el objetivo de la Asociación para la Paz es incrementar la estabilidad, reducir las amenazas contra la paz y establecer unas relaciones reforzadas en materia de seguridad entre cada uno de los países Socios y la OTAN, así como de los países Socios entre sí.
La esencia del programa de la APP es la asociación de carácter individual establecida entre cada país Socio y la OTAN, individualizada según sus necesi-dades concretas y aplicada conjuntamente con arreglo al nivel y al ritmo elegidos por cada gobierno participante. Mediante la Asociación para la Paz, se ha desarrollado un conjunto completo de herramien-tas para respaldar la consecución de sus fines y objetivos y llevar sus ideas a la práctica. Los instrumentos y las iniciativas que se han desarro-llado, descritas a continuación, establecen un marco de trabajo para las acciones bilaterales y multi-laterales, y ofrecen a los Socios unos programas eficaces y transparentes para apoyar su compromiso con la OTAN.
La base formal de la Asociación para la Paz es el documento marco, donde se establecen las obligaciones concretas de cada país Socio, que suscribe diversos compromisos políticos de largo alcance para preservar las sociedades democráticas; mantener los principios del Derecho internacional; cumplir las obligaciones impuestas por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Acta Final de Helsinki y los acuerdos internacionales de desarme y control de armas; abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra otros Estados; respetar las fronteras actuales, y resolver las controversias de forma pacífica. También se alcanzan compromisos específicos para promover la transparencia en la elaboración de los planes y presupuestos de la defensa nacional con la finalidad de establecer un control democrático sobre las fuerzas armadas, y para desarrollar la capacidad de actuar conjunta-mente con la OTAN en operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz. El documento marco también consagra el compromiso por parte de los Aliados de consultar con cualquier país Socio que perciba una amenaza directa a su integridad territorial, su independencia política o su seguridad (mecanismo que utilizaron, por ejemplo, Albania y la ex República Yugoslava de Macedonia* durante la crisis de Kosovo).
Los países Socios eligen las actividades individuales en función de sus ambiciones y capacidades que se remiten a los Aliados en un documento de presentación. A continuación se desarrolla y se acuerda un Programa de Asociación Individual entre la OTAN y cada país. Estos programas bianuales se elaboran a partir de un amplio menú de actividades, en función de las necesidades y los intereses concretos de cada país. La cooperación se centra especialmente en tareas relacionadas con la defensa, su reforma y la gestión de sus consecuencias, pero incide prácticamente en todos los campos de actividad de la OTAN, incluida la planificación y la política de defensa, las relaciones civiles y militares, la educación y la formación, la defensa aérea, las comunicaciones y los sistemas de información, la gestión de crisis, y los planes de emergencias civiles.
> Croacia suscribió el Documento Marco de la
Asociación para la Paz en mayo de 2000.
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En la cumbre de Washington celebrada en abril de 1999 se presentaron iniciativas importantes para potenciar el enfoque operativo de la Asociación para la Paz y la implicación de los países Socios en la planificación y la toma de decisiones dentro de la APP. Ello incluyó la introducción de un Concepto de Capacidades Operativas y un marco político-militar. También se presentó un Programa de Mejora del Adiestramiento y la Formación para ayudar a reforzar las capacidades operativas de los países Socios mediante la formación y la educación de sus ejércitos.
Se ha creado el Concepto de Capacidades Operativas para mejorar la capacidad de las fuerzas de la Alianza y los Socios de participar conjuntamente en operaciones de la APP dirigidas por la OTAN. Su objetivo es aportar una mayor flexibilidad a la capacidad de reunir grupos de fuerzas específicos para montar y apoyar operaciones de APP dirigidas por la OTAN. Por ello se centra en las fuerzas y capacidades potencialmente disponibles para dichas operaciones. La mejora en las relaciones de trabajo en tiempos de paz que se están estableciendo progresivamente entre los organismos y el personal de los Socios y de la Alianza, y entre las formaciones de los Aliados y los Socios, facilitan la integración de dichas fuerzas en unidades dirigidas por la OTAN. En la cumbre de Estambul se estipuló que, como parte de la aplicación del Concepto de Capacidades Operativas, los estándares de interoperabilidad y sus correspondientes evaluaciones se armonizarían con los existentes en la OTAN.
El marco político-militar establece los principios, modalidades y directrices para la participación de los Socios en las consultas políticas y la toma de decisiones, en la planificación operativa y en los acuerdos de mando. En Estambul se hizo especial hincapié en la necesidad de adelantar la intervención de los Socios en el proceso de adopción de decisiones. Se están aplicando las provisiones de este documento marco en todas las operaciones dirigidas por la OTAN con participación de Socios y también se utilizan como directriz general para sus contribuciones en otras actividades de la OTAN, como ejercicios y fundaciones de la APP.
Para lograr una mejor integración de los países Socios en el trabajo cotidiano de la Asociación se han
establecido elementos de Estado Mayor de la APP, dirigidos por funcionarios de estos países, en diferentes cuarteles generales de la OTAN. Una Célula de Coordinación de la Asociación ubicada en el mando operativo de la OTAN, cuya base se encuentra en Mons (Bélgica), ayuda a coordinar los ejercicios y la formación de la APP. Además, un Centro de Coordinación Internacional ofrece instalaciones donde reunirse y elaborar planes para todos los países que no forman parte de la OTAN pero que contribuyen con tropas a las operaciones de mantenimiento de la paz dirigidas por ella (véase la página 23).
Para garantizar que las fuerzas de los Socios puedan colaborar mejor con los ejércitos de la OTAN en las operaciones de mantenimiento de la paz, se facilitan unas directrices de interoperabilidad o requisitos de capacidad con arreglo a un Proceso de Planificación y Análisis (PARP) de la APP. Dicho proceso ha contribuido notablemente a mejorar la colaboración de los países Socios en operaciones de apoyo a la paz dirigidas por la OTAN en los Balcanes y Afganistán. El mecanismo PARP está modelado sobre la base del propio sistema de planificación de fuerzas de la OTAN y se ofrece a los Socios de manera opcional. Los objetivos de planificación, u Objetivos de la Asociación, se negocian con cada país participante y se realizan unos análisis exhaustivos para cuantificar los progresos. Con el paso de los años los requisitos del PARP se han vuelto más complejos y exigentes, y cada vez guardan una relación más estrecha con las mejoras que han introducido los propios Aliados. Los Socios también utilizan el PARP para crear fuerzas armadas eficaces, asequibles y sostenibles, así como para promover unas reformas más amplias en materia de defensa. Por ejemplo, este mecanismo desempeñó un papel fundamental en la reforma global de la defensa ucraniana (véase la página 25).
Diversas iniciativas de la Asociación ayudan a los Socios a gestionar las consecuencias de la reforma de la defensa, principalmente la política de la Funda-ción de la APP (véase el cuadro de la página 28), que brinda un apoyo práctico a la destrucción segura de minas antipersonal y los excedentes de armas, así como para el reciclaje del personal militar y la conversión de las bases militares.
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Mayor cooperación
En la cumbre de Praga de noviembre de 2002 se lograron nuevos avances para intensificar la cooperación entre la OTAN y los países Socios. Un análisis exhaustivo del EAPC y de la Asociación para la Paz recomendó fortalecer el diálogo político con los Socios y potenciar su implicación en la planificación, realización y supervisión de las actividades en las que participan.
En Praga se introdujo un nuevo mecanismo de cooperación: el Plan de Actuación de la Asociación. El primero que se desarrolló fue el Plan de Actuación de la Asociación contra el Terrorismo (véase la página 15). Otra iniciativa fue el Plan de Actuación Individual de la Asociación (IPAP), que, en vez de elegir de entre un menú de actividades, permite a la Alianza personalizar su asistencia a los países Socios interesados que han solicitado un apoyo más estructurado para sus reformas internas, especial-mente en materia de defensa y seguridad, en función de sus circunstancias y necesidades específicas (véase el cuadro).
Tras los avances logrados en Praga, en la cumbre de Estambul de junio de 2004 se dieron nuevos pasos
para reforzar la Asociación Euroatlántica y personalizarla más con objeto de solucionar cuestiones temáticas esenciales y tratar las capacidades y las necesidades concretas de los Socios. Se presentó un Plan de Actuación de la Asociación para el Desarrollo de Instituciones de Defensa para animar y apoyar a los Socios a crear unas instituciones de defensa eficaces y respon-sables desde el punto de vista democrático (véase la página 24).
Las oportunidades de los Socios para aumentar sus contribuciones a las operaciones dirigidas por la OTAN se incrementarán implicando lo antes posible en el proceso de adopción de decisiones a los países que contribuyen con tropas y ofreciendo más posibilidades para las consultas políticas. Además, se potenciará el Concepto de Capacidades Operativas y se ofrecerá a los Socios la oportunidad de estar representados en el Mando Aliado de Transformación, que es el respon-sable de promover y supervisar la continua transforma-ción de las capacidades y las fuerzas de la Alianza. Ello permitirá promover una mayor interoperabilidad militar entre la OTAN y las fuerzas del país Socio, así como la transformación de la defensa al tiempo que se preservan las capacidades y las funciones operativas en constante evolución de la OTAN.
> Un helicóptero suizo de la
KFOR vuela hacia Pristina
(Kosovo): la promoción de la
cooperación en las operaciones
de mantenimiento de la paz
dirigidas por la OTAN es una de
las prioridades de la Asociación. © S
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También se adoptó la decisión de hacer especial hincapié en lograr el compromiso de los países Socios en dos regiones importantes desde el punto de vista estratégico: el Cáucaso (Armenia, Azerbaiyán y Georgia) y Asia Central (Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán). La OTAN ha nombrado un representante especial para ambas regiones, así como dos funcionarios de enlace. Su papel consiste en ayudar y brindar asesoramiento en lo referente a la aplicación de aspectos relevantes de los Planes de Actuación
Individuales de la Asociación, en la medida en que sea necesario, y de los Planes de Actuación de la Asociación para el Desarrollo de Instituciones de Defensa, así como cooperación centrada en el mecanismo del PARP.
Más información:www.nato.int/issues/eapc/index.htmlwww.nato.int/issues/pfp/index.html
PLANES DE ACTUACIÓN INDIVIDUALES DE LA ASOCIACIÓNLos Planes de Actuación Individuales de la Asociación (IPAP) se presentaron en la cumbre de Praga de noviembre de 2002 y están abiertos a países que tienen la capacidad y la voluntad política de intensificar su relación con la OTAN. Dichos planes son bianuales y están diseñados para reunir los distintos mecanismos de cooperación mediante los cuales un socio interactúa con la Alianza, agudizando el enfoque de las actividades para brindar un mejor apoyo a sus esfuerzos de reformas nacionales.
Un IPAP debería establecer claramente los objetivos y las prioridades de cooperación del socio en cuestión, y garantizar que los distintos mecanismos utilizados se corresponden directamente con dichas prioridades. La OTAN facilitará asesoramiento concreto y específico para cada país en lo referente a los objetivos de las reformas. Un diálogo político más intenso sobre cuestiones
relevantes puede ser parte integral de un proceso de IPAP. Los IPAP también facilitarán la coordinación de la asistencia bilateral proporcionada por los Aliados y los Socios, así como los esfuerzos de coordinación con otras instituciones internacionales pertinentes.
Los objetivos cubiertos se enmarcan en las categorías generales de cuestiones políticas y de seguridad; cuestiones militares, de defensa y seguridad; información pública; ciencia y medio ambiente; planificación de emergencias civiles, y cuestiones administrativas, de recursos y de protección en materia de seguridad.
En noviembre de 2004, Georgia se convirtió en el primer país que suscribió un IPAP con la OTAN. Actualmente se están elaborando IPAP con Azerbaiyán y Uzbekistán. Armenia también ha manifestado su interés por elaborar un plan de ese tipo.
> La Asociación
Euroatlántica se reforzó
aún más en la cumbre de
Estambul celebrada en
junio de 2004.
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A medida que evoluciona el entorno de seguridad, también lo hace la Asociación Euroatlántica para tratar un conjunto de cuestiones de seguridad que revisten una importancia fundamental tanto para los Aliados como para los Socios. Se celebran intercambios regulares de puntos de vista sobre la evolución de la situación de seguridad en los Balcanes y en Afganistán, donde hay desplegadas conjuntamente fuerzas de mantenimiento de la paz de Aliados y Socios. Se están adoptando iniciativas para promover y coordinar la cooperación política y el intercambio de conocimientos en áreas esenciales como la lucha contra el terrorismo y para abordar cuestiones relacionadas con la proliferación de armas de destrucción masiva y armamento ligero y de pequeño calibre.
Muchos retos en materia de seguridad se superan mejor colaborando estrechamente con los países vecinos. El EAPC y el programa APP también ofrecen un marco de trabajo para el fomento y el apoyo de la cooperación en cuestiones fundamentales entre países Socios a escala regional y subregional, especialmente en el sudeste de Europa, el Cáucaso y Asia Central.
Lucha contra el terrorismo
La lucha contra el terrorismo es una de las prioridades actuales de la OTAN. Los ataques del11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos hicieron que la OTAN invocara por primera vez el Artículo 5 (la cláusula de defensa colectiva del tratado fundacional de la Alianza). En la reunión urgente celebrada al día siguiente, la OTAN y los embajadores de los países Socios condenaron incondicionalmente los ataques y prometieron realizar todos los esfuerzos necesarios para combatir el azote del terrorismo.
Diálogo y cooperación sobre seguridad
“Estamos consternados por estos actos de barbarie y los condenamos de manera incondicional. Estas acciones han constituido un ataque a nuestros valores comunes. No permitiremos que dichos valores sean puestos en peligro por quienes han tomado el camino de la violencia. Nos comprometemos a realizar todos los esfuerzos necesarios para combatir el azote del terrorismo. Permanecemos unidos en nuestro convencimiento de que prevalecerán los ideales de asociación y cooperación.”
(declaración del EAPC, 12 de septiembre de 2001)
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La solidaridad expresada ese día por los miembros del EAPC ―desde América del Norte y Europa hasta Asia Central― y la cooperación que ha quedado patente desde entonces en la campaña contra el terrorismo demuestran que las iniciativas de Asociación de la OTAN han sembrado la semilla de una auténtica cultura de la seguridad euroatlántica.
La determinación compartida de unir fuerzas contra la amenaza terrorista adoptó una forma concreta con la presentación de un Plan de Actuación de la Asociación contra el Terrorismo en la cumbre de Praga. Dicho plan de actuación establece un marco de trabajo para la cooperación y la posibilidad de compartir los conocimientos en dichas áreas mediante consultas políticas y medidas prácticas. Ello es importante para lograr un mejor intercambio de conocimientos y una mayor cooperación en áreas como la seguridad de las fronteras, los ejercicios y la formación relacionada con el terrorismo, y el desarrollo de capacidades de defensa contra ataques terroristas o para gestionar las consecuencias de un ataque de ese tipo (véase la página 32). También fomenta el trabajo para garantizar la seguridad física y la destrucción segura de los excedentes de municiones y armas ligeras y de pequeño calibre, como los lanzagranadas y los lanzamisiles portátiles.
Control de la proliferación
Armas de destrucción masiva
Uno de los principales retos en materia de seguridad del siglo XXI es la respuesta a la proliferación de armas de destrucción masiva. El diálogo de la OTAN con los Socios desempeña un papel esencial en la consecución de los objetivos de no proliferación de la Alianza. La confianza y el convencimiento son necesarios para que los esfuerzos de no proliferación tengan éxito, y ello sólo puede conseguirse mediante la apertura y la transparencia.
Mediante consultas con los Socios, la Alianza trata de incrementar el entendimiento mutuo y la cantidad de información compartida en cuestiones relacionadas con la proliferación. Dichas consultas, que abordan los esfuerzos tanto políticos como de defensa e implican a los ministros de defensa y asuntos exteriores, contribuyen a fomentar la confianza.
Además, varios países Socios tienen una sólida experiencia en la preparación ante contingencias relacionadas con las armas de destrucción masiva y, por consiguiente, pueden reforzar y contribuir nota-blemente a los esfuerzos comunes en dicha área.
Varios seminarios y grupos de trabajo han abordado cuestiones específicas. Entre los temas tratados destacan los debates en profundidad sobre “Ántrax: lecciones aprendidas” que pusieron de relieve algunos de los principales puntos de planificación de contingencias derivados de la experiencia de otoño de 2001 en Estados Unidos y otras partes del mundo. Otro tema lo han constituido los problemas asociados con los peligros industriales para el medio ambiente y otros retos de carácter médico-operativo.
> La proliferación de armas de destrucción masiva
supone un gran reto en materia de seguridad de cara
al siglo XXI.
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Los comités del EAPC sobre los posibles riesgos asociados con las armas biológicas y químicas han permitido a los Socios intercambiar información y realizar unas prácticas más eficaces. Se debatieron la investigación y el desarrollo de nuevas capaci-dades y los equipos diseñados para protección contra las armas de destrucción masiva, facilitando la comprensión de los mejores medios para incrementar la preparación global.
Los expertos de armamento de la OTAN y de los países Socios han tenido la oportunidad de debatir los aspectos políticos y de intercambio de conoci-mientos en materia de proliferación de armas de destrucción masiva. Las consultas se centraron en algunas de las principales tendencias en cuestión de proliferación e incluyeron presentaciones de países que no forman parte del EAPC (como China, Japón, Israel y Corea del Sur) sobre perspectivas regionales. Los Socios han intercambiado información acerca de cómo controlar las exportaciones y la aplicación de iniciativas recientes de no-proliferación, como la Resolución 1540 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los miembros de la Alianza también han informado a los Socios sobre las actividades de la OTAN en el área concreta de la defensa química, biológica, radiológica y nuclear (CBRN), y más específicamente sobre la creación y el despliegue del Batallón de Defensa CBRN de la OTAN.
Actuación contra las minas y el armamento ligero
Los peligros derivados de la proliferación de armas de guerra baratas e indiscriminadas se han convertido en un problema que cada vez preocupa más a la comunidad internacional. Las armas ligeras son fáciles de adquirir y de utilizar, y provocan el agravamiento y la prolongación de los conflictos armados. Con demasiada frecuencia, los civiles son los objetivos y víctimas de este incremento de la violencia. De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas y otras fuentes, de los cuatro millones de muertos provocados por las guerras durante la década de 1990, el 90% eran civiles y el 80% de ellos, mujeres y niños. Se calcula que hay más de 500 millones de armas ligeras y de pequeño calibre en todo el mundo, o lo que es lo mismo, una por cada 12 personas. Dichas armas están implicadas en más de 1.000 muertes diarias. En el caso de las minas antipersonal, se calcula que hay enterradas unos 100 millones de ellas en todo el mundo. De media, explota una mina terrestre cada 22 minutos y el número total de personas muertas y mutiladas anualmente por su culpa asciende a 26.000.
Se han presentado iniciativas multilaterales a escala mundial, regional y local para contener la proliferación de armas ligeras y para tratar la necesidad de una acción humanitaria contra las minas. La OTAN y los países Socios tratan de complementar dichos esfuerzos utilizando la
> La proliferación
de armas ligeras y
de pequeño calibre
es uno de los focos
de preocupación
internacional.
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experiencia político-militar de la Asociación para superar esos retos en la zona euroatlántica.
El EAPC ha establecido un Grupo de Trabajo Ad Hoc sobre armamento ligero y de pequeño calibre y acción contra las minas para crear un foro de intercambio de información sobre el mejor modo de controlar la venta de dichas armas, por ejemplo, mediante controles de exportación nacionales y mecanismos de cumplimiento. El programa de la APP también trata de fomentar la formación en materia de gestión de arsenales y almacenamiento seguro, eliminación y destrucción de existencias, así como recogida de armas y su destrucción durante las operaciones de mantenimiento de la paz. Además, se está facilitando asistencia personalizada a aquellos países que la solicitan.
La cuestión de las minas terrestres está siendo tratada por ese mismo grupo de trabajo así como en el seno del programa de la APP. Se han organizado seminarios y comités centrados en aspectos concretos del problema. Además, aunque los Servicios de Acción de las Naciones Unidas contra las Minas han sido los principales responsables de la retirada de las minas in situ, la OTAN y las tropas de los países miembros desplegadas en las operaciones de mantenimiento de la paz en los Balcanes y Afganistán han prestado ayuda de forma habitual a las organizaciones civiles en sus esfuerzos de retirada humanitaria de minas. En los Balcanes se han limpiado de minas 26 millones de metros cuadrados y en Afganistán las fuerzas de la ISAF están ayudando en la retirada de minas terrestres en el Aeropuerto Internacional de Kabul y en otros puntos de su área de operaciones.
En 2000 se estableció un mecanismo de Fundación de la APP (véase la página 28) con la finalidad de canalizar los fondos de las naciones donantes para apoyar la destrucción de minas terrestres anti-personal. Hasta diciembre de 2004 se han destruido más de dos millones de minas antipersonal y se prevén más proyectos en el futuro. Desde entonces, el alcance de la política de la Fundación se ha ampliado para cubrir la destrucción de la munición sobrante y de las armas ligeras y de pequeño calibre.
> Las fuerzas de paz de la OTAN y de los países
socios suelen apoyar operaciones humanitarias de
retirada de minas.
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PAÍSES MIEMBROS DE LA OTAN
Bélgica (1)
Bulgaria (2)
Canadá (3)
República Checa (4)
Dinamarca (5)
Estonia (6)
Francia (7)
Alemania (8)
Grecia (9)
Hungría (10)
Islandia (11)
Italia (12)
Letonia (13)
Lituania (14)
Luxemburgo (15)
Países Bajos (16)
Noruega (17)
Polonia (18)
Portugal (19)
Rumanía (20)
Eslovaquia (21)
Eslovenia (22)
España (23)
Turquía (24)
Reino Unido (25)
Estados Unidos (26)
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PAÍSES SOCIOS
Albania (27)
Armenia (28)
Austria (29)
Azerbaiyán (30)
Bielorrusia (31)
Croacia (32)
Finlandia (33)
Georgia (34)
Irlanda (35)
Kazajstán (36)
Kirguizistán (37)
Moldavia (38)
Rusia (39)
Suecia (40)
Suiza (41)
Tayikistán (42)
Ex república Yugoslava de Macedonia* (43)
Turkmenistán (44)
Ucrania (45)
Uzbekistán (46)
* Turquía reconoce a la República de Macedonia por su nombre constitucional.
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Los países Socios han desempeñado un papel fundamental en las operaciones de apoyo a la paz dirigidas por la OTAN en los Balcanes y en la actualidad están realizando una contribución esencial a sus misiones en Afganistán. La participación de los países Socios en dichas operaciones mejora la seguridad tanto en la zona euroatlántica como en otras regiones. Gracias a ellas, sus fuerzas ganan experiencia práctica en el trabajo con las fuerzas aliadas para ayudar a restaurar la estabilidad en zonas en crisis. Ello también permite aligerar el peso que supone el incremento de misiones para los miembros de la Alianza. Además, la implicación de los miembros en una operación dirigida por la OTAN pone de relieve un amplio consenso internacional para ayudar a gestionar crisis e impedir la proliferación de la inestabilidad.
Se han utilizado soldados de muchos países Socios para trabajar junto con las fuerzas de la OTAN, los cuales han aprendido cómo opera la Alianza en circunstancias complejas y difíciles. Eso, más que cualquier otro factor individual, ha sido esencial para la mejora de las relaciones y el fomento de la confianza y el entendimiento entre unas fuerzas militares que hasta el final de la guerra fría formaban alianzas hostiles que luchaban entre sí en un continente dividido. Actualmente, la OTAN y los países Socios están trabajando conjuntamente in situ para superar los retos que plantea el siglo XXI.
La misión en AfganistánLa OTAN viene dirigiendo la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad (ISAF) en Afganistán desde agosto de 2003. La fuerza encabezada por la ONU tiene como misión ayudar a las autoridades afganas en sus esfuerzos de llevar la paz y la estabilidad al país, que se está recuperando de dos décadas de guerra civil, e impedir que los terroristas vuelvan a utilizarlo como base de operaciones.
El mandato original limitaba las operaciones de la ISAF a Kabul y las zonas limítrofes, pero se ha ampliado más allá de la capital en virtud de un nuevo mandato de las Naciones Unidas. La presencia de la ISAF se ha extendido gradualmente hacia el norte del país mediante la creación de Equipos Provinciales de Reconstrucción, que son equipos de personal civil y militar que trabajan en las provincias para extender la autoridad del gobierno central y para facilitar el desarrollo y la reconstrucción. En otoño de 2004 se llevaron a cabo los preparativos para llevar la presencia a otras regiones situadas al oeste de Kabul. Además, se desplegaron tropas adicionales durante ocho semanas para apoyar el proceso electoral en la recta final de las elecciones que se celebraron en octubre de 2004.
Operaciones de apoyo a la paz
> Los países socios están realizando una
contribución fundamental a la Fuerza
Internacional de Apoyo a la Seguridad
en Afganistán. © F
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En septiembre de 2004 diez países Socios participaban en la ISAF, algunos de ellos aportando fuerzas especializadas muy valiosas como policía militar y equipos de retirada de minas. Además, los países Socios de Asia Central han servido de instrumento para garantizar el aspecto logístico de las fuerzas de la ISAF, ya que los equipos deben atravesar varios países Socios para llegar a Afganistán. Las relaciones consolidadas mediante la Asociación para la Paz han sentado las bases para que los Aliados suscriban acuerdos bilaterales para el transporte de material por dichos Estados y para el establecimiento de bases destinadas a las fuerzas y al abastecimiento en su territorio. Por ejemplo, Alemania y Uzbekistán han formalizado un acuerdo sobre la utilización del aeródromo militar de Termez, cerca de la frontera con Afganistán, para garantizar un puente aéreo a Kabul y las regiones del norte de Afganistán; Países Bajos y Kirguizistán han suscrito un acuerdo que permite a los aviones de combate F-16 holandeses operar desde el aeropuerto de Bishkek; y Francia ha alcanzado un acuerdo similar con Tayikistán que le autoriza a disponer de un centro de operaciones logísticas en Dushambé. Dada la diversidad étnica de Afganistán, varios Socios de Asia Central también tienen influencia en importantes organismos locales y pueden utilizarla para apoyar los objetivos de la ISAF.
El tipo de asistencia que facilitan los Socios a la ISAF, una operación bastante alejada del perímetro tradicional de la OTAN, es una de las razones por las que la Asociación es tan importante para la Alianza.
Operaciones en los Balcanes
Desde el despliegue inicial de la primera misión de mantenimiento de la paz de la Alianza en Bosnia-Herzegovina, los países Socios han sido parte integrante de las operaciones de apoyo a la paz dirigidas por la OTAN en los Balcanes. Con el paso de los años, hasta el 10% de las tropas que participan en operaciones de apoyo de la paz dirigidas por la OTAN en Bosnia-Herzegovina y el 18% de las tropas de mantenimiento de la paz que integran la Fuerza para Kosovo (KFOR) han sido contribuciones de los países Socios y de otros países que no son miembros de la OTAN.
Bosnia-Herzegovina
Tropas de 14 países Socios formaron parte de la Fuerza de Implementación (IFOR) que se desplegó en Bosnia-Herzegovina tras la firma del Acuerdo de Paz de Dayton el 14 de diciembre de 1995. Con un mandato de las Naciones Unidas para aplicar los aspectos militares del acuerdo de paz, la misión de la IFOR consistía en garantizar el fin de las hostilidades; separar las fuerzas armadas de las entidades recién creadas en un país devastado por la guerra (la Federación de Bosnia-Herzegovina y la Republika Srpska); y proceder a la transferencia territorial entre ambos territorios.
La IFOR fue sustituida por una Fuerza de Estabilización (SFOR), más pequeña, en diciembre de 1996. Además de evitar la reanudación de las hostilidades y de fomentar un clima en el que pudiera avanzar el proceso de paz, la misión de la SFOR incluía el apoyo a los organismos no guberna-mentales implicados en los esfuerzos de la
> Un soldado sueco de la SFOR y su perro buscan
minas enterradas.
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comunidad internacional de construir una paz duradera en la región. Las tropas de mantenimiento de la paz ayudaron a los refugiados y a las personas desplazadas a regresar a sus hogares y contri-buyeron a reformar las fuerzas militares bosnias. Conforme mejoró gradualmente la situación en cuestión de seguridad, el número de efectivos encargados del mantenimiento de la paz en la región se redujo progresivamente de los 60.000 desple-gados originalmente a unos 7.000 en 2004.
La operación dirigida por la OTAN en Bosnia-Herzegovina finalizó en diciembre de 2004, cuando las responsabilidades de mantenimiento de la seguridad se transfirieron a una misión de segui-miento dirigida por la Unión Europea. El exitoso cumplimiento de la misión de la SFOR demuestra lo acertado de adoptar una perspectiva amplia y a largo plazo del mantenimiento de la paz y la reconstruc-ción. Asimismo, confirma la paciencia y la persis-tencia que han mostrado los Aliados y los países Socios en toda la región de los Balcanes durante la última década, y que siguen mostrando en relación con Kosovo.
La retirada de la SFOR no ha significado el final del compromiso de la OTAN en Bosnia-Herzegovina. La OTAN ha conservado su propia oficina central militar en el país, que se ocupa de ayudar a las autoridades bosnias en la reforma de la defensa y la preparación del país para su integración en la Asociación para la Paz. También está trabajando en cuestiones de contraterrorismo, detención de sospechosos de crímenes de guerra y recopilación de información.
Kosovo
Una fuerza de mantenimiento de la paz dirigida por la OTAN desplegada en la provincia serbia de Kosovo, tras la campaña aérea aliada de 78 días de duración contra diversos objetivos en la República Federal de Yugoslavia, había obligado al régimen de Milosevic a aceptar las exigencias de la comunidad internacional de retirar las fuerzas serbias de Kosovo, a poner fin a la represión contra las personas de etnia albanesa y a permitir el regreso de los refugiados.
La conclusión de un Acuerdo Técnico Militar entre la OTAN y los comandantes yugoslavos permitió a la Fuerza para Kosovo (KFOR) desplegar en esta
provincia en junio de 1999 en virtud de un mandato de las Naciones Unidas. Su misión consiste en impedir el renacimiento de las hostilidades, establecer un entorno seguro y apoyar el esfuerzo humanitario internacional y el trabajo de la Administración Provisional de la Misión de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK).
En el despliegue inicial de la KFOR participaron en total 43.000 efectivos. Sin embargo, las reducciones pro-gresivas han recortado dicha cifra a menos de la mitad. En octubre de 2004, la fuerza de 18.000 efectivos estaba integrada principalmente por tropas de los países miembros de la OTAN, nueve países Socios y otros dos países que no forman parte de la OTAN (Argentina y Marruecos).
En estrecha cooperación con la UNMIK, la KFOR está ayudando a crear un entorno seguro en Kosovo en el que la ayuda internacional pueda fomentar el crecimiento de la democracia. La reconstrucción civil está en curso y se ha restablecido en la provincia cierto grado de seguridad y de vida normal. Sin embargo, tal como demostró el brote de violencia interétnica en marzo de 2004, todavía hay retos importantes y sigue siendo necesaria la continuidad de una sólida presencia militar en Kosovo.
Trabajo en equipo
Uno de los principales objetivos de la Asociación para la Paz es crear fuerzas de países Socios capaces de trabajar conjuntamente con las fuerzas de la OTAN en actividades de mantenimiento de la paz (véanse también las páginas 10-11). Los ejercicios militares y los programas bilaterales ayudan a estos países a crear fuerzas con capacidad para participar en actividades de mantenimiento de la paz junto a las de la OTAN. El aprendizaje de un mismo idioma, el inglés, y el desarrollo de la interoperabilidad son cuestiones que revisten especial importancia. Sus fuerzas militares se están adaptando cada vez más a las normas operativas de la Alianza para ayudar a garantizar la eficacia en el terreno y cada vez van adaptando más procedimientos y sistemas compatibles con los que utiliza la OTAN. En ese sentido, el Concepto de Capacidades Operativas desempeña un papel fundamental. Una Célula de Coordinación de la Asociación, creada en el SHAPE
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en 1994, apoya a los mandos estratégicos de la OTAN en la coordinación de los ejercicios y la formación de la APP.
La participación de los Socios y otros países que no forman parte de la OTAN en operaciones de apoyo a la paz dirigidas por la Alianza está regulada por lo establecido en el Marco Político-Militar y se ve favorecida por el Centro de Coordinación Internacional creado en el SHAPE en octubre de 1995 para ofrecer información e instalaciones de planificación a todos los países que contribuyen con tropas y que no forman parte de la OTAN. La participación específica de los diferentes Estados está sujeta a un acuerdo financiero y técnico, suscrito entre cada país que contribuye con tropas y la OTAN, una vez valoradas las contribuciones propuestas a dichas operaciones. Cada país Socio es responsable del despliegue de su contingente y de facilitar el apoyo necesario para permitir que éste funcione de manera eficaz. En algunos casos, también se proporciona apoyo bilateral por parte de un país miembro de la OTAN.
Aunque la mayoría de los países que no forman parte de la OTAN y contribuyen con tropas a las operaciones de mantenimiento de la paz dirigidas por la OTAN pertenecen al programa de la APP y proceden de Europa, hay varios países que contribuyen con tropas de otros continentes y algunos de ellos no tienen relaciones formales con la Alianza. Dentro de Sud-américa, Argentina ha contribuido a las unidades de mantenimiento de la paz de la SFOR y la KFOR, y Chile también ha contribuido a la SFOR. Entre los países que participan en el Diálogo Mediterráneo de la OTAN, Jordania y Marruecos han contribuido a la SFOR y la KFOR, y tropas de mantenimiento de la paz egipcias han formado parte de fuerzas dirigidas por la OTAN en Bosnia-Herzegovina. Otro país árabe, Emiratos Árabes Unidos, también ha aportado un elevado contingente a la KFOR. Desde el sudeste asiático, Malasia ha colaborado tanto con la IFOR como con la SFOR. Y, como parte de los programas de intercambio con Reino Unido, soldados australianos y neozelandeses fueron enviados por sus países para participar en la fuerza de mantenimiento de la paz en los Balcanes. Un pequeño equipo de soldados neozelandeses también forma parte de la ISAF.
Fuerzas rusas de mantenimiento de la paz
Durante más de siete años, hasta su retirada de la SFOR y la KFOR en el verano de 2003, Rusia aportó los mayores contingentes de un país no perteneciente a la OTAN a las fuerzas de mantenimiento de la paz en los Balcanes, donde los soldados rusos trabajaron junto con los Aliados y otros soldados de países Socios en apoyo de los programas de la comunidad internacional para construir un entorno de seguridad y estabilidad en la región.
Las fuerzas rusas de mantenimiento de la paz desplegaron en Bosnia-Herzegovina por primera vez en enero de 1996 y allí formaban parte de una brigada internacional en el sector norte, realizando patrullas diarias y controles de seguridad, y ayudando en las tareas humanitarias y de reconstrucción. Tras haber desempeñado un papel diplomático vital en la tarea de asegurar un final al conflicto de Kosovo, a pesar de las diferencias en relación con la campaña aérea de la OTAN de 1999, las tropas rusas desplegaron en junio de 1999 en Kosovo, donde trabajaron como parte de las brigadas internacionales en el este, el norte y el sur de la provincia, al tiempo que ayudaron a dirigir el aeródromo de Prístina y a facilitar instalaciones y servicios médicos.
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Con el final de la guerra fría, desapareció la amenaza de la confrontación Este-Oeste. Ya no se necesitaban ejércitos masivos ni grandes arsenales de armas y municiones. Muchos vieron como ventaja de la paz una reducción del gasto de defensa. Sin embargo, la introducción de reformas en materia de defensa no resulta ni barata ni sencilla. Además, la OTAN y los países Socios pronto tuvieron que afrontar nuevos retos de seguridad y debieron adaptar sus fuerzas armadas al entorno de seguridad cambiante, lo cual acarrearía inevitablemente consecuencias económicas.
Los países miembros de la OTAN han ido reduciendo gradualmente sus niveles de personal militar, equipamiento y bases, y transformando sus fuerzas para que sean más capaces de satisfacer las necesidades actuales en materia de defensa. Muchos países Socios están comenzando este largo y difícil proceso, a menudo con escasos medios y unos conocimientos limitados. Afrontan una ingente tarea de reestructuración y reciclaje de sus fuerzas militares, que forman parte de un entorno enormemente militarizado y ya no son asequibles ni apropiadas en el contexto del cambio democrático. Al transformar las fuerzas armadas, una cuestión esencial es el desarrollo de capacidades que les permitan realizar contribuciones eficaces a las operaciones de gestión de crisis y de mantenimiento de la paz en la zona euroatlántica. Otro aspecto importante de la reforma de la defensa es garantizar que sus consecuencias se gestionen de forma adecuada.
Una de las contribuciones principales de la Asociación para la Paz ha sido el Proceso de Planificación y Análisis (PARP, véase la página 11) de la APP, con sus mecanismos de establecimiento de objetivos y análisis, complementados por programas elaborados de forma bilateral entre la OTAN y cada país Socio, que permiten a los países que integran la Alianza y a los Socios de Europa Occidental compartir conocimientos y ofrecer asistencia para resolver los grandes problemas conceptuales y prácticos de reforma de la defensa.
Apoyo a la reforma general de la defensa
Creación de instituciones eficaces
El hecho de contar con instituciones de defensa estatales eficaces y eficientes bajo control civil y democrático es fundamental para la estabilidad de la región euroatlántica, y esencial para la cooperación internacional en materia de seguridad. En reconoci-miento de ello, en la cumbre de Estambul de junio de 2004 se presentó un nuevo Plan de Actuación de la Asociación para el Desarrollo de Instituciones de Defensa, aprobado por los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros del EAPC.
Este nuevo mecanismo pretende reforzar los esfuerzos de los países Socios para crear y fortalecer institu-ciones de reforma y reestructuración de la defensa con el fin de satisfacer las necesidades internas y los compromisos internacionales. Define objetivos comunes para el trabajo de la Asociación en esta área, fomenta el intercambio de experiencias relevantes y ayuda a personalizar y a concentrar programas de asistencia en materia de seguridad y defensa.
Algunos de los objetivos del Plan de Actuación son: acuerdos eficaces y transparentes para el control democrático de las actividades de defensa; participación civil en el desarrollo de medidas de defensa y seguridad; supervisión legislativa y judicial eficaz y transparente del sector de la defensa; valoración más completa de los riesgos en materia de seguridad y de los requisitos de defensa nacionales, adaptados al desarrollo y el manteni-miento de capacidades interoperables y asequibles; optimización de la gestión de los ministerios de defensa y otros organismos que tengan estructuras de fuerzas asociadas; cumplimiento de las normas y prácticas internacionales en el sector de la defensa, incluidos los controles de las exportaciones; procedi-mientos financieros, de planificación y de asignación de recursos eficaces y transparentes en el sector de la defensa; gestión eficaz de la defensa; gestión eficaz del gasto de defensa y de las consecuencias socioeconómicas de la reestructuración de la defensa; prácticas y estructuras de personal eficaces
Reforma de la defensa
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y transparentes en las fuerzas de defensa, y cooperación internacional eficaz y buenas relaciones de vecindad en cuestiones de defensa y seguridad.
La aplicación del Plan de Actuación conllevará la máxima utilización de las herramientas y los mecanismos existentes del EAPC y la APP. Los mecanismos del PARP se utilizarán como instru-mento principal para llevar a cabo los objetivos del Plan de actuación y éste se adaptará de manera que cumpla su función. Su aplicación eficaz requiere el desarrollo de una comprensión común de los estándares y los conceptos relacionados con la defensa, la gestión de la defensa y la reforma de la defensa. Para alcanzar esta interoperabilidad “conceptual” se necesita una elevada inversión en educación y mayores esfuerzos para compartir conocimientos y experiencias relevantes entre Aliados y Socios. Un caso concreto: Ucrania
El programa de cooperación que la OTAN ha establecido con Ucrania en materia de reforma de la defensa es más amplio que el que se ha llevado a cabo con cualquier otro país Socio. Demuestra la amplia gama de actividades de cooperación disponibles para los países Socios en dicha área.
Cuando Ucrania declaró la independencia en 1991, heredó partes de la estructura militar y de las fuerzas armadas de la extinta Unión Soviética. Ucrania pidió a la OTAN apoyo para transformar su legado de la guerra fría en una fuerza más pequeña, moderna y eficaz, capaz de satisfacer las nuevas necesidades del país en materia de seguridad y de respaldar el papel elegido por Ucrania como contribuyente activo a la estabilidad y la seguridad en Europa. Las prioridades de la OTAN en esta materia son fortalecer
el control democrático y civil de las fuerzas armadas de Ucrania y mejorar su interoperabilidad con las fuerzas de la OTAN.
Tras integrarse en la Asociación para la Paz en 1994, los crecientes contactos y la cooperación con la OTAN permitieron a Ucrania beneficiarse enorme-mente del asesoramiento y la ayuda práctica. La cooperación se intensificó en 1997 con la firma de la Carta de Asociación Específica entre la OTAN y Ucrania. Un año después, se creó un Grupo de Trabajo Conjunto sobre la reforma de la defensa para facilitar las consultas y la cooperación práctica en cuestiones de reforma del sector de la defensa y la seguridad. Y en abril de 1999 se estableció una Oficina de Enlace de la OTAN en Kiev para apoyar dichos esfuerzos de reforma de la defensa.
La participación en la Asociación para la Paz resulta beneficiosa para los esfuerzos en materia de reformas en Ucrania y tiene como finalidad mejorar la interope-rabilidad. El mecanismo del PARP es especialmente importante ya que ha ayudado a identificar los requisitos fundamentales de los objetivos de planifi-cación de la defensa. Un elemento crucial ha sido la asistencia técnica y el asesoramiento ofrecido para realizar un análisis de la defensa, que ha ayudado a Ucrania a dibujar un plan para su reforma. Dicho análisis es un proceso complejo, objetivo y razonado que trata de identificar los requisitos en materia de defensa de un país en función de su política de seguridad nacional, pretende equilibrar dichos requisitos con los recursos disponibles, y genera propuestas para que las fuerzas y las capacidades ofrezcan el máximo valor a cambio de lo que pagan los contribuyentes. El resultado de un análisis ofrece el marco de trabajo conceptual para nuevas reformas que, por definición, requerirán un esfuerzo constante durante un periodo más largo.
> El presidente del Comité Militar
de la OTAN (centro) visita Kiev
(Ucrania), en febrero de 2004,
para comprobar los progresos en la
cooperación militar y en la reforma
de la defensa.
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Otros aspectos fundamentales de la cooperación incluyen la ayuda a Ucrania a crear un nuevo concepto de seguridad y doctrina militar, unos planes y presupuestos de defensa más eficaces y transparentes, y el fortalecimiento de las relaciones cívico-militares, incluyendo el creciente papel de los civiles en las estructuras de defensa ucranianas. También se están apoyando sus esfuerzos de reestructuración y transformación mediante un asesoramiento estructurado sobre la reducción y la conversión de los ejércitos, así como la profesionalización de las fuerzas armadas y la creación de fuerzas de reacción rápidas. Las actividades no se limitan a las fuerzas armadas o al Ministerio de Defensa, sino que también abarcan a las fuerzas de seguridad fronteriza ucranianas y a las tropas vinculadas al Ministerio del Interior.
La formación y el adiestramiento son elementos clave del proceso de transformación de la defensa. Los funcionarios ucranianos de alto rango participan regularmente en cursos abiertos a países Socios en la Escuela de Defensa de la OTAN en Roma (Italia), y la Escuela de la OTAN en Oberammergau (Alemania). El personal militar también obtiene experiencia práctica trabajando con fuerzas de países de la OTAN y otros Socios en distintas actividades y ejercicios militares.
Para ayudar a Ucrania a gestionar las consecuencias de la reforma en materia de defensa, la OTAN ha financiado y organizado unos cursos de idiomas y de gestión en cooperación con el Centro de Coordinación Nacional de Ucrania, encargado de la adaptación social de los soldados excedentes. Además, la colaboración de algunos países Aliados a los proyectos de desmilitarización se está canalizando a través del mecanismo de la Fundación de la APP (véase la página 28).
Gestión de las consecuencias de la reforma de la defensa
En el momento de poner en marcha reformas de la defensa, es esencial que se den los pasos necesarios desde el principio para controlar las consecuencias y limitar cualquier efecto secundario negativo. El personal militar que pierde su trabajo
precisa ayuda para reintegrarse en la vida civil. El cierre de las bases militares puede tener una repercusión muy importante en las comunidades y las economías locales, lo cual hace que sean imprescindibles los planes de desarrollo de dichos lugares. Los arsenales de armas y municiones sobrantes y obsoletas comportan notables riesgos en materia de seguridad y peligros ambientales, y es preciso proceder a su eliminación de manera segura.
La OTAN ha presentado diversas iniciativas para facilitar asesoramiento y experiencia a los países Socios en dichas áreas. Aunque sólo puede aportar fondos limitados para proyectos y programas, trata de ayudar a obtener financiación adicional trabajando y compartiendo información con otros organismos internacionales y organizaciones no guberna-mentales, así como con diversos Estados que deseen ofrecer asistencia bilateral. Reciclaje de los soldados
Más de cinco millones de soldados han abandonado las fuerzas armadas de los países Socios desde el final de la guerra fría. Hay una necesidad urgente de ofrecerles posibilidades de reciclaje y un puesto de trabajo alternativo. A principios de 2000, la OTAN ofreció ayuda a los países Socios para reciclar al personal militar y facilitar su reinserción en la vida civil.
Se formó un equipo de expertos de la OTAN para ofrecer a las autoridades nacionales asesoramiento, análisis y orientación en materia de política y pro-gramas de reciclaje. Las actividades organizadas incluían tanto asesoramiento a los militares que están a punto de abandonar sus puestos sobre cómo buscar un trabajo o abrir un negocio, como ense-ñanza de idiomas y apertura de centros de reciclaje.
En el sudeste de Europa, donde se espera cerrar 3.000 emplazamientos y bases militares y se calcula que 175.000 personas habrán perdido su trabajo en 2010, existe un notable interés en dichos programas. Rumanía y Bulgaria (que por entonces todavía eran países Socios) fueron los primeros que se benefi-ciaron de este tipo de ayuda; hasta 2004, unos 20.000 funcionarios de cada país habían participado en los programas de reciclaje. Albania, la ex República Yugoslava de Macedonia* y Serbia y Montenegro están estudiando las distintas
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Apoyo al personal desmovilizado
En funcionamiento desde marzo de 2002, el Centro OTAN-Rusia para la reinserción laboral del personal militar desmovilizado está ayudando a abordar los aspectos sociales de la reducción del ejército ruso facilitando ayuda en materia de formación y reintegración al personal militar desmovilizado de toda Rusia. Este Centro, con base en Moscú, amplió en 2003 sus actividades a las provincias y abrió oficinas locales en Yaroslavl, San Petersburgo, Chita, Perm, Kaliningrado y Rostov del Don.
El Centro ha creado páginas web para ofrecer información práctica sobre la formación y las posibilidades de empleo, así como asesoramiento sobre cómo abrir un pequeño negocio. También ofrece cursos directos de formación, instruye a especialistas en reinserción y organiza confe-rencias para intercambiar información acerca de dichas cuestiones. Tras sus primeros 18 meses de funciona-miento, ya había preparado a 210 instructores que ahora se dedican a actividades de reinserción y había comenzado la formación de otros 200 estudiantes en áreas como la informática, la gestión y la contabilidad.
posibilidades en esta área. Además, la OTAN apoya las iniciativas de reciclaje en Rusia y Ucrania.
Conversión de bases militares
En virtud de una iniciativa de la OTAN para la conversión de emplazamientos militares en el sudeste de Europa, un equipo de expertos de la OTAN está ofreciendo asesoramiento y recomenda-ciones para ayudar a las autoridades nacionales a buscar nuevas utilizaciones productivas para las bases que van a pasar a ser de uso civil. La iniciativa también trata de promover la cooperación regional y el intercambio de información entre los países partici-pantes, entre los que hay varios países Socios y dos nuevos miembros de la OTAN: Albania, Bulgaria, Croacia, Moldavia, Rumanía, Serbia y Montenegro, y la ex República Yugoslava de Macedonia*.
Varios proyectos piloto están ayudando a establecer un enfoque estratégico de los cierres de las bases militares y el desarrollo de los emplazamientos. Las prioridades esenciales son garantizar la limpieza del entorno y fomentar la creación de empleo y la diversificación de las economías locales en las zonas en las que las bases militares son la principal fuente de puestos de trabajo. Algunas bases se están reconvirtiendo para su uso, por ejemplo, como complejos residenciales, centros educativos, centros sanitarios, cárceles y parques o reservas naturales.
Destrucción de minas, municiones y armas
La Fundación de la APP (véase el cuadro de la página 28) ayuda a los países Socios a destruir de forma segura los arsenales de minas antipersonal, municiones y armas ligeras y de pequeño calibre sobrantes. Se elaboran proyectos específicos con cada país para garantizar que el proceso de destrucción es seguro, no resulta perjudicial para el medio ambiente y cumple con los estándares internacionales. En la medida de lo posible, los proyectos tratan de utilizar recursos e instalaciones locales para reducir los costes operativos y formar a la población local en el proceso de destrucción, ayudando así a crear puestos de trabajo y enseñando nuevas habilidades.
Gracias a dichos proyectos, hasta principios de 2005 se habían destruido en Albania aproximadamente 1,6 millones de minas antipersonal; en Moldavia se habían eliminado 12.000 minas terrestres y 7.000 toneladas de municiones sobrantes y de combustible para misiles; en Ucrania se habían eliminado 400.000 minas antipersonal; en Tayikistán se habían destruido 1.200 minas terrestres; y en Georgia se habían desmantelado más de 300 misiles. Ya se han planificado nuevos proyectos de desmilita-rización para Albania, Azerbaiyán, Bielorrusia, Serbia y Montenegro, y Ucrania.
La política de la Fundación de la APP se estableció originalmente en septiembre de 2000 como un meca-nismo para ayudar a los países Socios a destruir de forma segura las reservas de minas antipersonal. En este sentido, pretendía ayudar a los países firmantes a aplicar el Convenio de Ottawa sobre la prohibición del uso, almacenamiento, producción y transporte de minas antipersonal y sobre su destrucción.
A partir del éxito de varios proyectos de destrucción de minas, la Fundación ha ampliado su alcance para incluir otros proyectos de desmilitarización dirigidos a la destrucción de armas ligeras y de pequeño calibre. Más recientemente, la utilización de la Fundación se ha ampliado para ayudar a los países Socios a gestionar las consecuencias de la reforma de la defensa mediante iniciativas como el reciclaje y la conversión de las bases militares. También pueden crearse Fundaciones a favor de los países del Diálogo Mediterráneo.
En el marco de la Fundación, los miembros de la OTAN trabajan con cada país Socio para identificar y llevar a la práctica proyectos específicos. En cada caso, un país de la OTAN o un país socio asume el papel principal en el patrocinio y desarrollo de la propuesta de proyecto, así como en la búsqueda de posibles donantes. Se espera que el país Socio que se beneficia directamente del proyecto participe en esta tarea de forma activa y brinde el máximo apoyo posible al proyecto dentro de los medios limitados de los que disponga. Los expertos de la OTAN ofrecen asesoramiento y orientación.
La financiación procede de países miembros y Socios de la OTAN y es de carácter voluntario. Las contribuciones también pueden incluir equipamientos o donativos en especie. Normalmente, la Agencia de Mantenimiento y Abastecimiento de la OTAN, con sede en Luxemburgo, es el organismo ejecutor de los proyectos y el responsable de la aplicación de los aspectos técnicos y financieros.
Más información: www.nato.int/pfp/trust-fund.htm
FUNDACIONES DE LA ASOCIACIÓN PARA LA PAZ
Destrucción de misiles antiguos
Unos 300 misiles antiaéreos antiguos se han destruido de forma segura en Georgia gracias al proyecto de la Fundación de la APP finalizado a principios de 2005. Los misiles almacenados en las bases de Ponichala y Chaladid se desmantelaron, se retiraron sus cabezas y se transportaron a otro lugar para explosionarlos de forma controlada.
El proyecto incrementó notablemente la seguridad en las zonas en las que estaban almacenados los misiles y también impidió la contaminación ambiental que dichas armas habrían causado en otra situación.
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Los desastres, provocados o naturales, pueden producirse en cualquier momento y todos los países deben estar preparados para afrontar las consecuencias de una catástrofe. Las grandes emergencias civiles también comportan un riesgo potencial para la seguridad y la estabilidad. Aunque cada país es responsable de afrontar las emer-gencias que se produzcan en su territorio y atender a las víctimas, la magnitud y la duración de una situación catastrófica puede rebasar la capacidad del país afectado y sus repercusiones pueden exten-derse más allá de sus fronteras. Por ello, es fundamental la cooperación internacional para afrontar situaciones de emergencia y fortalecer las capacidades de respuesta.
Los países de la OTAN ya llevan años cooperando en materia de preparación y respuesta ante desastres (lo que en la OTAN se denominan “planes de emergencia civil”). Dicha cooperación se amplió para incluir a los países Socios en la década de 1990 y constituye el principal componente no militar de las actividades de la Asociación para la Paz. A partir de una propuesta de Rusia, en 1998 se creó un Centro Euroatlántico de Coordinación de Respuestas ante Desastres (EADRCC) para coordinar las respuestas de los países del EAPC ante desastres ocurridos en la zona euroatlántica.
Promoción de una coordinación eficaz
Las respuestas eficaces ante los desastres requieren la coordinación de las instalaciones de transporte, los recursos médicos, las comunicaciones, las capacidades de repuesta ante desastres y otros recursos civiles. Todos los países son responsables de garantizar la aplicación de planes a escala nacional para afrontar emergencias. Sin embargo, dado el posible carácter transfronterizo de algunos desastres y la necesidad de ser capaces de responder de forma eficaz a las peticiones de ayuda internacional, es indispensable la cooperación y la planificación a dicha escala.
La cooperación entre la OTAN y los países Socios en materia de planificación de emergencias civiles incluye actividades como seminarios, comités, ejercicios y cursos de formación, que congregan a personal civil y militar de diversos niveles de los gobiernos local, regional y nacional. Otras organi-zaciones internacionales, como la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Agencia Internacional de la Energía Atómica también son participantes importantes, al igual que otras organizaciones de ayuda no gubernamentales.
Gracias al desarrollo de los planes de contingencia, los procedimientos adecuados y el equipo necesario, así como los ejercicios y la formación comunes, la OTAN y los países Socios han sido capaces de coordinar la asistencia de manera eficaz, a través del EADRCC, en respuesta a varios desastres naturales. Entre dichos desastres cabe citar las inundaciones en Albania, Azerbaiyán, la República Checa, Hungría, Rumanía y Ucrania; los terremotos en Turquía; los incendios forestales en la ex República Yugoslava de Macedonia* y Portugal, y las situaciones climáticas extremas que se produjeron en Moldavia y Ucrania.
Preparación y respuesta ante desastres
> Trabajadores de la Media Luna Roja participan en
un ejercicio de la Asociación para la Paz.
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Asistencia en casos de inundaciones
La parte occidental de Ucrania ha sufrido 13 grandes inundaciones durante el último siglo. La OTAN y los países Socios ayudaron a Ucrania tras las graves inundaciones ocurridas en 1995, 1998 y 2001.
Desde 1997, en virtud de un memorando de entendi-miento en materia de planificación de emergencias civiles y preparación ante desastres, un gran programa de cooperación en dicha área ha estado produciendo beneficios prácticos directos a Ucrania. Uno de los principales objetivos ha sido ayudar a Ucrania, cuyas regiones occidentales suelen sufrir graves inundaciones, a prepararse mejor ante dichas emergencias y a gestionar sus consecuencias de una forma más eficaz. Diversos ejercicios de la APP, incluido uno llevado a cabo en la región ucraniana de Transcarpacia en septiembre de 2000, permiten probar distintos procedi-mientos de ayuda en caso de desastres, como la realización de un reconocimiento aéreo, la evacuación de las víctimas y el despliegue de equipos de purificación del agua. Además, un proyecto piloto finalizado en 2001 reunió a más de 40 expertos en inundaciones y emergencias de doce países diferentes
para elaborar unas recomendaciones prácticas destinadas a instaurar un sistema de advertencia ante inundaciones y respuesta en la zona de la cuenca del río Tisza.
En junio de 1998 se creó un Centro Euroatlántico de Coordinación de Respuestas ante Desastres (EADRCC) en la sede central de la OTAN, sobre la base de una propuesta realizada por Rusia. El Centro, que está operativo las 24 horas del día, actúa como foco de información compartida y coordina las respuestas de la OTAN y de los países Socios ante desastres ocurridos en la zona euroatlántica. También organiza ejercicios de emergencias civiles a gran escala, cuyo objetivo es poner en práctica la respuesta a situaciones de desastres naturales y provocados simulados, así como acciones de gestión de las consecuencias tras un ataque terrorista con agentes químicos, biológicos o radiológicos.
El Centro colabora estrechamente con organismos internacionales que desempeñan un papel fundamental en la respuesta ante desastres internacionales y en la gestión de sus consecuencias —la Oficina para
la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas— y otras instituciones.
Se anima a los países a suscribir acuerdos bilaterales o multilaterales para tratar cuestiones como las regulaciones de los visados, los acuerdos de cruce de fronteras, los acuerdos de transporte, las inspecciones aduaneras y el estatus del personal. Dichas medidas evitan retrasos burocráticos en el momento del despliegue de los elementos y los equipos de ayuda en el lugar en que se ha producido el desastre. También se han alcanzado acuerdos para la creación de una Unidad Euroatlántica de Respuestas ante Desastres, que está integrada por una mezcla de elementos nacionales que los países tienen preparados para ponerlos rápidamente a disposición en cuanto se produzca un desastre.
Más información: www.nato.int/eadrcc/home.htm
CENTRO EUROATLÁNTICO DE COORDINACIÓN DE RESPUESTAS ANTE DESASTRES
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Ayuda a los refugiados
Aunque originariamente se creó para responder a desastres naturales y tecnológicos, la primera tarea del EADRCC consistió en colaborar en la organización de una operación de ayuda a los refugiados, cuando creció la preocupación internacional por la crisis humanitaria en la zona de Kosovo en 1998. Al final del año, el conflicto desatado entre las fuerzas policiales y militares serbias y las fuerzas albanokosovares había provocado entre la población de etnia albanesa muchas muertes y más de 300.000 desplazados.
El EADRCC se involucró inmediatamente tras su creación a principios de junio de 1998, cuando el ACNUR solicitó ayuda para transportar 165 toneladas de artículos de primera necesidad a los refugiados de Albania. Durante los meses siguientes, conforme evolucionó la crisis, se sentaron unas bases sólidas para la cooperación entre el EADRCC y el ACNUR. El personal del EADRCC también realizó varios viajes a la región para entender mejor la situación. Ese trabajo de campo permitió intensificar y ampliar la implicación en la operación de ayuda cuando la crisis se agravó en la primavera de 1999 con el lanzamiento de los ataques aéreos aliados y la expulsión forzosa de cientos de miles de personas de etnia albanesa por parte de las fuerzas serbias.
El Centro sirvió como foco de información compartida entre los países del EAPC y ayudó a coordinar las respuestas a las solicitudes de asistencia. Se enviaron artículos de ayuda como productos y equipos médi-cos, equipos de telecomunicaciones, calzado y ropa, así como tiendas para más de 20.000 personas. El EADRCC también canalizó la ayuda a la región pro-cedente de países no Socios como Israel, que aportó un hospital de campaña completamente equipado y con todo el personal necesario, y Emiratos Árabes Unidos, que ayudó a reacondicionar el aeródromo de Kukes, en la región nordeste de Albania.
Se facilitaron aviones, helicópteros, equipos de carga y asesoramiento logístico para colaborar en el transporte y distribución de la ayuda. El EADRCC también desempeñó una función importante en la coordinación de los vuelos humanitarios prioritarios reuniendo a los principales profesionales del ámbito de la gestión del tráfico aéreo para establecer los procedimientos adecuados y asignando expertos de tráfico aéreo a la Célula de Coordinación Aérea de las Naciones Unidas.
El EADRCC actuó, asimismo, como interlocutor con otros organismos de la OTAN y ajenos a la Alianza en nombre de los dos países más afectados por la crisis (Albania y la ex república Yugoslava de Macedonia*) exponiendo y explicando problemas concretos. Uno de dichos problemas era la necesidad urgente de establecer mecanismos que permitieran la evacua-ción a terceros países, que actuaron como válvula de seguridad humanitaria cuando se intensificó la crisis de los refugiados.
> El Centro Euroatlántico de Coordinación de
Respuestas ante Desastres apoyó las operaciones de ayuda
a los refugiados durante la crisis de Kosovo.
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Ejercicio de “bomba sucia”
En octubre de 2003 se llevó a cabo un ejercicio que simulaba una respuesta internacional a un ataque terrorista que utilizara una “bomba sucia” (dispositivo de dispersión radiológica) en Piteşti, Rumanía (país que en aquel momento era Socio). En él participaron unos 1.300 rumanos y 350 efectivos internacionales.
Preparación ante ataques terroristas
Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 pusieron de relieve la urgencia de la cooperación para prepararse ante posibles ataques terroristas contra poblaciones civiles mediante la utilización de armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares (CBRN). El Plan de Actuación de la Asociación contra el Terrorismo (véase la página 15) fomenta el hecho de compartir información sobre este asunto y de participar en la planificación de emergencias civiles para valorar los riesgos y reducir la vulnerabilidad de las poblaciones civiles ante el terrorismo y las armas de destrucción masiva.
Se ha acordado un Plan de Actuación sobre Planes de Emergencia Civil para ayudar a las autoridades nacionales a mejorar su preparación de ante posibles ataques terroristas con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares. La OTAN y sus países Socios han preparado y actualizan continuamente un inventario de capacidades nacionales que estarían disponibles en caso de que se produjera un ataque de ese tipo. Se trata de un planteamiento global que incluye desde la asistencia médica hasta la capacidad de detección radiológica, identificación de laboratorios o evacuación médica aérea. Se están
elaborando inventarios de los artículos más necesarios que podrían precisarse. El trabajo para mejorar los procedimientos de cruce de fronteras tiene como objetivo garantizar que la asistencia pueda llegar lo antes posible en caso de emergencia.
Se están estableciendo los estándares mínimos de formación, planificación y equipamiento. Regular-mente se organizan ejercicios de campo en el marco de la Asociación para la Paz con la finalidad de garantizar que los países trabajan conjuntamente con la mayor eficacia posible si se produce un ataque terrorista y es preciso gestionar las consecuencias. Eso implica específicamente mejorar la inter-operabilidad de los distintos equipos que deberían abordar cuestiones médicas y de primeros auxilios, así como de descontaminación y limpieza. Otro aspecto fundamental objeto de análisis es la búsqueda del mejor modo de gestión de la información pública en situaciones de emergencia de tanta tensión.
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Dos programas de la OTAN reúnen periódicamente a científicos y expertos de la Alianza y de los países Socios para abordar problemas comunes. La colaboración es una tradición entre los científicos y un requisito indispensable para el progreso. Las redes creadas también tienen el objetivo político de fomentar el entendimiento y la confianza entre comunidades de distintas culturas y tradiciones.
El Programa para la Seguridad a través de la Ciencia del Comité Científico de la OTAN pretende contribuir a la seguridad, la estabilidad y la solidaridad entre los países, aplicando la ciencia para resolver los problemas. Apoya la colaboración, la conexión mediante redes y la creación de capacidades entre los científicos de la OTAN, los países Socios y los países del Diálogo Mediterráneo. El Programa para la Seguridad a través de la Ciencia concentra su apoyo a la colaboración en la investigación de temas relacionados con la defensa contra el terrorismo o la respuesta a otras amenazas a la seguridad. También promueve el intercambio y transferencia de tecnología para ayudar a los países Socios a abordar sus prioridades concretas.
El programa del Comité sobre los Retos de la Sociedad Moderna (CCMS) trata los problemas del medio ambiente y la sociedad reuniendo a organismos nacionales para que colaboren en estudios a corto y largo plazo en dichas áreas. Ofrece un foro único para compartir conocimientos y experiencias sobre aspectos técnicos, científicos y políticos relativos a cuestiones sociales y ambientales entre la OTAN y los países Socios, tanto en el sector civil como en el militar. Su trabajo está marcado por una serie de objetivos prioritarios relacionados con la seguridad.
Aplicación de la ciencia a la seguridad
Defensa contra el terrorismo
La lucha contra el terrorismo se ha convertido en una prioridad fundamental tanto para los Aliados como para los Socios. La OTAN está apoyando la investi-gación científica centrada en la búsqueda de métodos eficaces de detección de armas o agentes químicos, biológicos, radiológicos y nucleares, así como de mejora de la protección física contra ellos. También se está fomentando la investigación a los efectos de mejorar las posibilidades de destrucción segura de dichas armas, de descontaminación y de respuestas, incluidas las tecnologías químicas y las vacunas.
Se están organizando grupos de trabajo y seminarios para reunir a los científicos con la finalidad de analizar diversas cuestiones como la reducción de la vulnerabilidad de infraestructuras críticas (incluidas la energía, las comunicaciones, el transporte y los equipos de mantenimiento con vida); la protección contra el ecoterrorismo y el ciberterrorismo; la mejora de la seguridad en las fronteras; la lucha contra el tráfico ilegal, y la creación de medios más eficaces para la detección de explosivos.
También se están estudiando cuestiones más amplias —como la comprensión de las raíces del terrorismo, las consecuencias sociales y psicológicas que acarrea, y cómo fortalecer la resistencia de las poblaciones a la amenaza terrorista— con el objetivo de elaborar recomendaciones políticas.
Respuesta ante otras amenazas a la seguridad
Aunque obviamente menos peligrosas, otras fuentes de posibles amenazas a la seguridad y la estabilidad incluyen la escasez de recursos no renovables y la degradación ambiental —como la desertificación, la erosión del terreno o la contaminación de vías
Seguridad, ciencia y medio ambiente
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fluviales comunes— que pueden propiciar disputas regionales o internacionales. La resolución de dichos problemas suele exigir no sólo conocimientos específicos, sino también una actuación multilateral. Para satisfacer dicha necesidad, la OTAN apoya proyectos y estudios que promueven la aplicación de las mejores prácticas científicas e implican a los países más afectados.
El mundo también sería un lugar más seguro si fuera posible prever los desastres naturales, mitigar sus efectos o, mejor aún, evitarlos. Ésa es un área de interés fundamental para muchos Socios. La OTAN ha llevado a cabo varios proyectos dirigidos a reducir la repercusión de los grandes terremotos en términos de pérdidas humanas, daños materiales y trastornos económicos y sociales. Dichos proyectos buscan las formas de incrementar la resistencia de los edificios a los terremotos, por ejemplo, o conllevan la recopila-ción de datos sobre las características sísmicas y geológicas de una región para elaborar los mapas de riesgo sísmico, que ayudan a los planificadores urbanísticos a decidir qué tipo de edificio se puede construir en cada lugar. También se están promo-viendo proyectos dirigidos a desarrollar sistemas más eficaces de gestión de las inundaciones y su detección temprana.
Ayuda en caso de terremoto
Los terremotos cons-tituyen una grave amenaza en zonas muy pobladas de Asia Central. En un proyecto patrocinado por la OTAN, científicos turcos especializados en terre-motos están ayudando a sus colegas de Uzbekistán y Kirguizistán a elaborar
mapas de riesgo de las capitales (Tashkent y Bishkek). Dichos mapas se utilizarán como herramienta para tomar decisiones en relación con la planificación urbana y reforzar los edificios existentes en la actualidad.
El carácter transfronterizo de los problemas ambientales ha llevado a la comunidad internacional a adoptar un papel activo en la puesta en marcha de proyectos ambientales no sólo para lograr un mayor desarrollo social y económico, sino también para promover la seguridad y la estabilidad. Dichos proyectos son un elemento principal del programa del Comité sobre los Retos de la Sociedad Moderna (CCMS) y una pieza importante del Programa para la Seguridad a través de la Ciencia.
En 2002 se dio un importante paso adelante para promover la relación entre las cuestiones ambientales y la seguridad y la estabilidad con la presentación de una Iniciativa conjunta sobre Medio Ambiente y Seguridad (ENVSEC) elaborada por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. La iniciativa se centra en las regiones vulnerables, como los Balcanes, el Cáucaso y Asia Central.
Dado que el Programa para la Seguridad a través de la Ciencia y el programa CCMS están implicados en la promoción de la seguridad mediante la cooperación científica y ambiental con los países Socios en dichas regiones, ahora están asociados con el ENVSEC. Las actividades se coordinan, la información se comparte y los resultados se ponen en conocimiento de las auto-ridades pertinentes de la región, todo lo cual hará que las actividades logren una repercusión mucho mayor.
MEDIO AMBIENTE Y SEGURIDAD
Daños sísmicos en todo tipo de edificios
residenciales en Bishkek
Canales, ríos Lagos% de edificios destruidos
0‹ 10%10-20%20-30%30-40%40-50%50-70%70-85%85-95%› 95%
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La confianza de la sociedad moderna en el abastecimiento garantizado de comida y en unos medios de información seguros y fiables significa que debe protegerse su disponibilidad. Éstas también son áreas principales de estudio en el marco del esfuerzo para lograr una sociedad más segura.
Comunicaciones
Los científicos confían en el acceso a la información para mantenerse al corriente de los últimos avances y descubrimientos. Sin embargo, no todos los científicos y comunidades académicas han conse-guido beneficiarse de la llegada de la era de la información o aprovechar el potencial de Internet. Además, la ausencia de un monopolio de la informa-ción suele considerarse un requisito previo indis-pensable para el desarrollo de la democracia y la sociedad civil.
Con objeto de remediar dicha situación, el programa científico civil de la OTAN ha aportado a diversos centros educativos y de investigación de los países Socios la infraestructura necesaria para acceder a Internet.
Se han construido redes metropolitanas para mejorar el acceso a Internet de las comunidades académicas en las regiones orientales de Rusia y en Ucrania, así como redes nacionales en Moldavia, Rumanía y la ex República Yugoslava de Macedonia*. El mayor y más ambicioso proyecto patrocinado por la OTAN en esta área es la Autopista Virtual de la Seda, que ofrece acceso a Internet vía satélite a las comunidades académica y científica del Cáucaso Meridional y Asia Central.
La Autopista Virtual de la Seda
El proyecto Autopista Virtual de la Seda se presentó en octubre de 2001 (su nombre hace referencia a la gran ruta de la seda que unía Europa con el Lejano Oriente y permitía el
intercambio de mercancías, cultura e ideas). El proyecto ofrece acceso a Internet a las comunidades académica y científica de ocho países Socios del Cáucaso Meridional y Asia Central (Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) y en 2004 se amplió a Afganistán.
Una tecnología de satélites vanguardista a un precio relativamente moderado conecta actualmente a Internet a científicos y académicos de los países participantes a través de una señal común de satélite. La subvención de la OTAN ha financiado el ancho de banda del satélite y la instalación de diez antenas parabólicas. Otros patrocina-dores han contribuido a este proyecto con aportaciones en especie. Con una inversión de 3,5 millones de dólares estadounidenses en un periodo de cuatro años, este proyecto es el de mayor envergadura que ha patrocinado el programa científico civil de la OTAN.
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La constante evolución del enfoque adoptado por la Alianza ha resultado enormemente beneficiosa para ayudar a alterar el entorno estratégico en la zona euroatlántica. Mediante la promoción del diálogo social y la interoperabilidad militar, la Asociación está ayudando a crear una auténtica cultura de seguridad euroatlántica, que supone una firme determinación para trabajar conjuntamente en pos de la resolución de problemas fundamentales en cuestión de seguridad, tanto en el seno de la comunidad de naciones euroatlántica como más allá de ésta.
Gracias a la cooperación práctica centrada en la preparación de las fuerzas militares de los Aliados y Socios para que trabajen juntas, soldados de la OTAN y de países Socios están sirviendo codo con codo en los Balcanes y en Afganistán. Además, la Asociación está facilitando un marco de trabajo para que los Aliados y Socios respondan conjuntamente a la amenaza del terrorismo y afronten los problemas principales, como la proliferación.
Mediante el fomento y el apoyo de la reforma de la defensa en muchos países Socios, la Asociación también está contribuyendo a su transformación democrática. Está ayudando a construir unas fuerzas armadas y otras instituciones más modernas, eficaces y responsables desde el punto de vista democrático. Además, está colaborando con estos países en la gestión de las consecuencias sociales y materiales de dichas reformas.
En ese sentido, los ciudadanos de los países miembros y Socios de la OTAN se están beneficiando directamente gracias a la cooperación práctica en una amplia variedad de ámbitos, como la preparación ante desastres y la cooperación científica y ambiental.
La Asociación ya ha ayudado a diez países a prepararse para las responsabilidades que comporta ser miembro de la OTAN, y la puerta de la Alianza sigue abierta a nuevos miembros. Pero la Asociación también ofrece un marco de trabajo único para los países no alineados de Europa Occidental que no
pretenden convertirse en miembros, para contribuir a la seguridad euroatlántica sin comprometer los principios de su política exterior y de seguridad.
Los retos que afronta la seguridad euroatlántica están variando. Las amenazas cambiantes, incluido el terrorismo y los Estados desestructurados, tienen una doble vertiente interna y externa, así como un carácter multinacional. Mientras que en la importante región desde el punto de vista estratégico de los Balcanes persiste la amenaza contra la estabilidad, los acontecimientos en Afganistán han demostrado que se ciernen nuevas amenazas contra nuestra seguridad común procedentes de la periferia de la zona euroatlántica. Dada esa situación, la seguridad y la estabilidad internacional cada vez dependerán más, por un lado, de las reformas internas y, por otro, de una amplia cooperación internacional. Es imposible que exista una cooperación eficaz en materia de seguridad sin unas instituciones y unas doctrinas básicas democráticas. La Asociación Euroatlántica debe desempeñar un papel funda-mental en ambos sentidos.
A medida que los Aliados y los Socios siguen creciendo juntos, incrementan su capacidad de superar retos compartidos mediante respuestas comunes, construyendo un entorno de seguridad para las generaciones venideras sobre la base de la comprensión y la cooperación.
Una auténtica cultura de la seguridad euroatlántica
“Ahora que celebramos el décimo aniversario, podemos echar la vista atrás y apreciar todos los logros conseguidos. La Asociación Euroatlántica ha sido un catalizador de transformación interna
y de cooperación internacional en materia de seguridad a una escala que carece de precedentes históricos. La OTAN siempre ha permanecido en el centro de dicho esfuerzo. La Asociación
siempre se ha situado en el centro de las actividades de la OTAN. Ha ayudado a los Aliados. Ha ayudado a los Socios.
Ha ayudado a lograr la democracia y la paz.”
El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, destaca el décimo aniversario de la Asociación para la Paz en un discurso
ante el Consejo de Asociación Euroatlántico pronunciado el 14 de enero de 2004.
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