la revolución industrial
DESCRIPTION
Tema sobre al revolución industrial para el curso de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de BachilleratoTRANSCRIPT
2. LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
Una revolución es un cambio social profundo y brusco (en poco tiempo). La revolución industrial supuso el cambio que supuso el paso de una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura de subsistencia a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
Tuvo su origen en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII y se extendió por Europa en el siglo XIX.
1. Causas de la revolución industrial.
1.1 La revolución demográfica.
El crecimiento de población se disparó. En siglo y medio se triplicó la población inglesa.
La natalidad se mantuvo alta favorecida por el adelanto de los matrimonios y por la mejora de la dieta.
La mortalidad descendió notablemente gracias a la mejora de la dieta (al perfeccionarse la agricultura y los transportes) y a los avances higiénicos y sanitarios (como la vacuna contra la viruela). Este descenso de la mortalidad fue muy importante en las edades infantiles.
La revolución demográfica propició el despegue de la industria al aumentar la demanda y facilitar una mano de obra abundante.
1.2 La revolución agrícola.
Se paso de una agricultura de subsistencia a otra de mercado, incrementándose la productividad.
La agricultura y ganadería incrementaron su producción al crearse grandes explotaciones de tierra mediante las leyes de cercamientos (enclosure acts).
Además se introdujeron novedades técnicas: sistema de Norfolk, maquinaria agrícola, abonos químicos,...
Sembradora creada por Jethro Tull (siglo XVIII).
El desarrollo agrario propició el despegue de la industria al suministrar excedentes de materias primas, capital y mano de obra para trabajar en las fábricas.
1.3 La acumulación de capital.El desarrollo industrial demandó importantes sumas de capital, especialmente para la compra de la nueva maquinaria. Este capital fue acumulado por los burgueses mediante el comercio marítimo colonial (especialmente a través del comercio de esclavos).
1.4 Las innovaciones tecnológicas.
Los inventos en Inglaterra se vieron favorecidos por las estrechas relaciones entre científicos y fabricantes. El sentido práctico de la formación impartida en universidades e instituciones británicas (como la Royal Society of London) facilitaron los intercambios entre ciencia e industria.
1.5 La revolución política.
La monarquía parlamentaria establecida tras las revoluciones inglesas del siglo XVII dio el poder legislativo al Parlamento, que creó leyes a favor de los negocios.
Se abolieron: los señoríos feudales (lo que facilitó la aparición de grandes explotaciones agrarias compradas por empresarios emprendedores), los gremios (lo que permitió la aparición de competencia entre manufacturas privadas del mismo oficio) y las aduanas interiores (que abarataron los costes del transporte de productos). Se estableció el monopolio del comercio con las colonias.
Estas medidas favorecieron la iniciativa privada, siendo los empresarios los que introdujeron los cambios industriales en la producción, al buscar el máximo beneficio.
Texto: Causas de la industrialización inglesa
En relación a nuestra población y a la superficie de nuestro país, tenemos una extensión de costas superior a las de cualquier otra nación, lo cual nos asegura la hegemonía y la superioridad en el mar. El hierro y el carbón, esos nervios de la producción, nos proporcionan en la gran competición de la industria una ventaja sobre nuestros rivales. Nuestro capital sobrepasa en mucho al que ellos disponen (…). Nuestro carácter nacional, las instituciones libres que nos administran, nuestra libertad de pensamiento y de acción, una prensa sin cortapisas que difunde todos los descubrimientos y todos los avances de la ciencia, se combinan con nuestras ventajas naturales y físicas (...).
ROBERT PEEL, Discurso al Parlamento, 1846.
2. La primera revolución industrial (1770-1840).
2.1 La producción industrial.
Se caracteriza por:
- Mecanización del trabajo (uso de máquinas).
- División del trabajo (especialización en una tarea).
- Aparición de fábricas (grandes establecimientos para la producción).
- Desarrollo de nuevas fuentes de energía e innovaciones técnicas (máquina de vapor, telar mecánico,...).
2.2 Nuevas fuentes de energía: el carbón mineral.
El carbón vegetal (producido a partir de la quema de madera) era insuficiente para satisfacer un aumento de la demanda de combustible, por lo que este fue sustituido por el carbón mineral o hulla.
El carbón mineral, especialmente el coque, tenía un mayor poder calorífico y era abundante en algunas regiones inglesas. Su uso impulsó el desarrollo de la minería.
El uso del carbón provocó la contaminación de las zonas industriales, aumentando las emisiones de dióxido de carbono.
2.3 El motor de la revolución: la máquina de vapor.
El motor que se desarrolló durante esta etapa fue la máquina de vapor, patentada por el escocés James Watt en 1769.
La máquina de vapor permitía mover otras máquinas mediante el calentamiento de agua por medio del carbón. Tuvo numerosas aplicaciones como numerosas máquinas textiles o la locomotora de vapor.
En esta época también se usó la energía hidráulica para mover las nuevas máquinas.
2.4 Principales sectores industriales.
La industria textil del algodón fue el motor de los cambios porque era una materia prima barata y abundante (traída de las colonias británicas en América e India) y al ser más resistente era más fácil su mecanización que la lana, el tradicional producto textil británico.
En el Antiguo Régimen se fabricaba a mano el hilo del algodón mediante la rueca (un huso).
El desarrollo de la máquina de hilar “Spinning Jenny” de James Hargreaves en 1764 y otros inventos posteriores, como la “Mule Jenny” de Samuel Crompton (1779), permitieron aumentar enormemente la producción de la hilatura.
Al mismo tiempo se desarrollaron nuevas máquinas de tejer para absorber la producción de hilo, sustituyendo al tradicional telar manual.
Entre las nuevas máquinas de tejer destacó la lanzadera volante de John Kay (1733) y el telar mecánico de Edmund Cartwright (1785).
La industria algodonera se concentró en la región de Lancashire, sobre todo en las ciudades de Manchester y Liverpool. Además impulsó el desarrollo de otros sectores como la agricultura, la industria metalúrgica, la minería y el ferrocarril.
La siderometalurgia también experimentó notables avances en este período. Se mejoró la producción de hierro con el uso del carbón de coque en los hornos. Además mediante el pudelado y el laminado, patentados por Henry Cort en 1783, se obtuvo hierro más puro con menos carbono y se fabricaron planchas de hierro.
2.5 La revolución de los transportes.
Hacia mediados del siglo XVIII el transporte se seguía basando en el uso de animales de tiro y barcos de vela.
La Revolución Industrial impulsó la construcción de canales y la mejora de caminos y carreteras (construyéndose una red radial en torno a Londres).
Sin embargo, las grandes innovaciones en el transporte se debieron al uso de la máquina de vapor en el ferrocarril y la navegación.
El ferrocarril, basado en el transporte sobre vías, existía desde la Edad Antigua, empleándose animales o la fuerza humana para su movimiento. Se utilizó en las minas.
Richard Trevithick creó la primera locomotora de vapor para arrastrar un tren (1804). George Stephenson construyó las primeras locomotoras que funcionaron con éxito en 1825.
En 1830 se inauguró la primera línea férrea regular de pasajeros y mercancías entre Manchester y Liverpool.
El ferrocarril impulsó la industrialización: al favorecer la industria siderometalúrgica y la ingeniería civil (creando puentes y túneles), al facilitar el transporte de mercancías pesadas, al acortar el tiempo de los viajes, al abaratar el precio de las materias primas y productos, al potenciar la creación de grandes sociedades de capital y al fomentar la movilidad de las personas.
Durante el siglo XIX la lineas ferroviarias se extendieron por toda Europa, lo que mejoró las comunicaciones.
Por su parte, la navegación a vapor fue impulsada en 1807 por Robert Fulton que inauguró en 1807 en Nueva York el primer barco de vapor comercial.
Los primeros barcos de vapor, construidos en madera, incorporaron una rueda de palas y posteriormente una hélice. La necesidad de hacer escalas para recargar carbón y las velocidades limitadas, provocaron que se tardara en sustituir a los barcos de vela.
2.6 El desarrollo de las comunicaciones.
Desde la segunda mitad del siglo XVIII el Estado impulsó el desarrollo y modernización del correo, facilitando la comunicación entre administraciones, la articulación de mercados nacionales y el desarrollo de la prensa.
Los grandes avances en el correo fueron la invención del sello postal y el aprovechamiento de las mejoras en el transporte, especialmente del ferrocarril.
El otro gran avance en las comunicaciones fue el desarrollo del telégrafo. Primero se desarrolló una red de telegrafía óptica usada para transmitir mensajes militares de forma rápida. Para ello se usaron señales ópticas mediante la transmisión de señales visuales difundidas de unas a otras estaciones.
Más adelante, en 1833 se desarrolló en Sajonia la primera línea de telegrafía electromagnética, usando señales eléctricas para la transmisión de mensajes de texto codificados a través, por ejemplo, del código Morse. Esto facilitó una comunicación casi instantánea entre grandes distancias, facilitando el desarrollo económico y de la prensa de información.
2.7 El desarrollo empresarial y financiero.
El desarrollo industrial produjo enormes beneficios, lo que aumentó la acumulación de capital por parte de la burguesía británica que fue la que impulsó el desarrollo industrial e invirtió sus ganancias en las propias industrias.
Las primeras empresas fueron de carácter familiar. Algunos sectores, como el ferrocarril y la minería, exigieron grandes inversiones que llevaron al desarrollo del Banco de Inglaterra y otros bancos privados como prestamistas.
Además aparecieron las sociedades anónimas, empresas formadas con el capital de varias personas que participan con su dinero en la empresa a través de las acciones. Estas acciones comenzaron a comprarse y venderse en la bolsa de Londres en función de las expectativas de ganancia de cada empresa.
2.8 La teoría económica: el capitalismo liberal.
A finales del siglo XVIII el escocés Adam Smith formuló en su libro Ensayo sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776) la teoría económica del capitalismo liberal.
En su obra Adam Smith defendió la propiedad privada, la autorregulación del mercado (libre mercado) y la no intervención del Estado en economía.
Otros autores desarrollaron la teoría liberal. David Ricardo formuló la teoría del valor (el valor de un bien depende de sus costes de producción) y Thomas Malthus sostuvo que la población crecía a un ritmo geométrico mientras los alimentos lo hacían de forma aritmética.
2.9 La expansión de la industrialización.
Durante la primera mitad del siglo XIX otros países comenzaron a industrializarse, aunque con retraso respecto a Reino Unido, siendo impulsadas sus industrias por el Estado (a diferencia del predominio de la iniciativa privada en Gran Bretaña).
Bélgica desarrolló su industria gracias a su riqueza minera, siendo beneficiada también por su independencia en 1830, la creación del banco Société Générale, y el desarrollo ferroviario.
Francia tuvo una lenta industrialización. La falta de grandes propietarios agrarios emprendedores, al repartirse la tierra entre los campesinos, dificultó la mecanización del campo. Además se mantuvo una importante producción artesanal y la población creció a un ritmo pausado. La industria se desarrolló en el noroeste y en torno a Lyon centrándose en productos de lujo como la seda.
Alemania hasta 1840 fue un mosaico de Estados soberanos lo que dificultó su industrialización. No obstante, en 1834 se creó una Unión Aduanera (Zollverein). Alemania era rica en hierro y carbón (Ruhr, Silesia,...), lo que junto con una política proteccionista y un avanzado sistema educativo impulsó un fuerte desarrollo industrial.
En otros estados europeos la industrialización fue más puntual y menos dinámica. En Italia se concentró en el tercio norte, en España en Cataluña y País Vasco, en el Imperio ruso en San Petersburgo y Moscú y en el Imperio austro-húngaro en torno a Praga y Viena.
En el nuevo estado americano, Estados Unidos, la industria se desarrolló sólo en la costa atlántica y no sería hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando conseguiría acelerar su desarrollo industrial hasta superar a Reino Unido.
3. La sociedad industrial: la sociedad de clases.
3.1 Una sociedad urbana e industrial.
Durante el siglo XIX la industrialización favoreció un proceso de urbanización de Europa. A comienzos del siglo sólo el 7 % de la población mundial vivía en núcleos de más de 5.000 habitantes, pero en 1900 era ya el 25 %.
Destacó el crecimiento de ciudades como Londres, que pasó de cerca de un millón de personas en 1800 a más cuatro millones y medio en 1900.
El crecimiento urbano acelerado provocó miseria en los nuevos barrios obreros, construidos en la periferia junto a las industrias y sin servicios básicos como alcantarillado, agua corriente, iluminación o escuelas.
Estos barrios contrastaron con los Ensanches, nuevos barrios residenciales donde se estableció la burguesía. Estos barrios fueron construidos de forma planificada rodeando los centros históricos, presentando grandes avenidas, zonas verdes y transporte.
3.2 La sociedad de clases.
Las revoluciones liberales de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX acabaron con la sociedad estamental al establecer la igualdad ante la ley. Por ello la nueva sociedad industrial se organizó en clases sociales, grupos a los que se pertenecía en función de la riqueza.
Dentro de la sociedad de clases, se distinguieron tres clases sociales, según la riqueza y propiedades que se tuvieran.
La cúspide de la nueva sociedad de clases estaba formada por los más ricos: la antigua nobleza (aristocracia) y la alta burguesía. A lo largo del siglo XIX la aristocracia fue perdiendo su influencia política y económica frente a la alta burguesía.
La alta burguesía basó su primacía en la propiedad y la riqueza obtenida por el impulso de las actividades industriales o por las rentas obtenidas de la agricultura o por la venta de terrenos urbanos. El estilo de vida opulento de este grupo se basó en el de la antigua nobleza, pero a diferencia de esta, la alta burguesía dirigía sus negocios y dedicaba menos tiempo al ocio.
La burguesía media y baja formó las “clases medias”, dedicadas a las profesiones liberales (medicina, derecho, educación, ingeniería...), al trabajo como funcionarios o a pequeños negocios. Adoptaron un modo de vida más austero que la clase alta, dedicando casi todo su tiempo al trabajo.
Por último hay que destacar que la industrialización provocó el surgimiento de un nuevo grupo social: los
trabajadores de la industria, también conocidos como clase obrera o proletariado. Este grupo se formó con antiguos artesanos y campesinos emigrados.
Las condiciones de trabajo de los obreros eran muy duras: largas jornadas laborales de 12 horas de media; bajos salarios; malas condiciones ambientales (elevada temperatura, escasa luz,…); inexistencia de seguros de enfermedad, desempleo o jubilación; disciplina estricta con castigos corporales y multas; despidos frecuentes; y ausencia de derechos laborales y sindicales.
Además, también trabajaban mujeres y niños, pero recibían salarios inferiores a los de los hombres por el mismo trabajo. La escolarización infantil era poco común y la legislación protectora de la infancia fue escasa, destacando en Reino Unido la Factory Act de 1833 que prohibió el trabajo a los menores de nueve años.
Texto: El trabajo infantil
En nuestras fábricas de algodón se emplea niños principalmente, traídos como rebaño de los establecimientos de caridad. Nadie los conoce ni tienen por ellos el menor interés. Encerrados en departamentos reducidos, donde es pestilente el aire por las emanaciones grasientas de las luces y las máquinas, los aplican a un trabajo que dura todo el día y que muchas veces se prolonga hasta muy avanzada la noche. Estas circunstancias, el desaseo y los cambios frecuentes de temperatura que experimentan al entrar y salir, son origen de una multitud de enfermedades y particularmente de las afecciones nerviosas tan comunes en estos talleres.
FERNANDO GARRIDO, Historia de las clases trabajadoras. El proletariado, 1870.
Fuera del trabajo, las condiciones de vida de los obreros no eran mejores, pues vivían en viviendas insalubres, pequeñas y hacinadas, estando situadas en los pobres y periféricos barrios obreros.
Texto: Condiciones de vida de los obreros
Si queréis saber cómo se aloja, id, por ejemplo, a la Rue des Fumiers (calle del estiércol) (…); entrad, agachando la cabeza, en una de esas cloacas abiertas sobre la calle y situadas por debajo de su nivel (…). De cada lado del pasadizo, y por consiguiente por debajo del suelo, hay una habitación sombría, grande, helada, cuyas paredes rezuman agua sucia; que recibe la ventilación por una especie de ventana semicircular de dos pies en su mayor altura. Entrad, si el olor fétido que se respira allí no os hace retroceder. Tened cuidado, porque el piso desigual no está empedrado ni enladrillado (…). Y ved esos tres o cuatro lechos, mal sostenidos (...). No hay necesidad de armarios en esas casas.
ANGE GUEPÍN, Nantes au XIXe siécle, 1835.
Dentro de las clases bajas también se incluían los campesinos, pues la mayor parte de los mismos siguieron sin tener propiedades trabajando como arrendatarios (personas que trabajaban tierras alquiladas) o jornaleros (personas que se les pagaba por día trabajado). Su alimentación era escasa.
4. Orígenes y desarrollo del movimiento obrero.
4.1 Orígenes del movimiento obrero.
Las malas condiciones de trabajo en las industrias llevaron a los obreros a organizarse en asociaciones de trabajadores. Los antecedentes de las mismas fueron los gremios.
En Reino Unido el primer movimiento obrero destacado fue el ludismo (desarrollado entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX). Fue un movimiento de rechazo por parte de los artesanos a las nuevas máquinas textiles que amenazaban con privarles de su puesto de trabajo. Fue liderado por el mítico Ned Ludd, y se basó en la quema y destrucción de máquinas y materias primas.
Posteriormente aparecieron sociedades de socorro mutuo formadas por obreros que buscaban crear cajas de solidaridad para tener seguros ante enfermedades. También se empezaron a desarrollar asociaciones obreras que reivindicaban derechos laborales (trade unions o sindicatos), siendo declaradas ilegales en sus orígenes.
En 1838 se presentó al Parlamento británico la Carta del Pueblo en la que se reclamaba el sufragio universal como medio para permitir la participación política de los trabajadores. Este hecho dio lugar al cartismo, movimiento obrero que reivindicó derechos políticos.
4.2 Ideologías obreras.
Las reivindicaciones de mejoras en la vida de los obreros dieron lugar a ideologías obreras (conjunto de ideas que analizaban la realidad de la clase obrera y buscaban transformarla).
Los primeros pensadores del movimiento obrero se conocen como socialistas utópicos. Buscaban acabar con las desigualdades sociales a través de la promoción de reformas sociales como la creación de una tecnocracia industrial (Saint–Simon), de falansterios o cooperativas autosuficientes (Fourier), o de cooperativas oberas (Owen).
Los alemanes Karl Marx y Friedrich Engels sentaron las bases del marxismo, cuyas ideas fueron expuestas en el Manifiesto comunista y El capital.
Marx y Engels defendieron que a lo largo de la historia se ha cambiado de modo de producción a través de la lucha de clases entre opresores y oprimidos.
El marxismo defendió la supresión de la sociedad de clases mediante la conquista del poder por el proletariado (a través de la revolución o un partido socialista), que impondría una dictadura que daría paso a una sociedad comunista en la que los medios de producción serían colectivos y no habría propiedad privada ni clases sociales, siendo el Estado innecesario.
La otra gran teoría revolucionaria de base obrera fue el anarquismo. Sus principales teóricos fueron los rusos Mihail Bakunin (Dios y el Estado) y Piotr Kropotkin (La conquista del pan).
Los anarquistas rechazaron todo tipo de autoridad (religiosa, económica, política,…), lo que les llevó a oponerse a Dios, al capitalismo y al Estado. Los anarquistas defendieron la rebelión espontánea contra el capitalismo y el Estado, señalando que los medios debían ser adecuados a los fines, defendiendo la acción directa.
Los anarquistas criticaron la necesidad de una dictadura del proletariado, pues defendían que la revolución debía destruir inmediatamente el Estado.
4.3 La Primera Internacional.
El escaso éxito de los movimientos obreros nacionales condujeron a un intento de organización internacional. En 1864 se fundó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional bajo el lema “proletarios del mundo uníos”.
La Internacional se organizó mediante secciones locales y federaciones nacionales integrando tanto a marxistas como a anarquistas. Sin embargo, en un congreso de 1872 se expulsó a los anarquistas, dividiéndose la misma en dos internacionales que acabaron disolviéndose.