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Prof. Titular: Mario Oporto | Prof. Adjuntas: Agustina Quiroga, María de las Nieves Piovani y Cintia Rogovsky Ciclo lectivo 2021 #5 Artes Audiovisuales | Diseño Multimedial | Música Popular La Revolución Industrial

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Prof. Titular: Mario Oporto | Prof. Adjuntas: Agustina Quiroga, María de las Nieves Piovani y Cintia Rogovsky

Ciclo lectivo 2021

#5Artes Audiovisuales | Diseño Multimedial | Música Popular

La Revolución Industrial

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La Revolución Industrial

La Revolución Industrial

¡Bienvenidas y bienvenidos a esta nueva clase!

En esta oportunidad continuaremos trabajando en la génesis del capitalismo. Como ya vimos, su formación no se dio de un día para el otro, sino que implicó un largo proceso. La clase anterior vimos la llamada “acumulación originaria” que nos presenta Karl Marx, como el proceso de separación que se fue dando entre trabajadores y medios de producción en Europa. También remite al sometimiento de la población originaria en América para la producción y extracción de riquezas.

En esta clase haremos foco en las transformaciones socioeconómicas que se vivieron al calor de la Revolución Industrial en Europa, específicamente en Inglaterra.

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El mundo en esa época era pequeño en términos poblacionales. Había muy poca movilidad pues los hombres y las mujeres nacían y morían en la misma región (por ejemplo, Hobsbawm nos cuenta que en 1861, nueve de cada diez personas en los noventa depart amentos franceses vivían en el mismo que habían nacido, y asistían a la misma parroquia). Era un mundo centralmente rural, con ciertas concentraciones urbanas como Paris, Londres, y algunos

sitios en Alemania, España e Italia del norte. En el interior de los países, las concentraciones poblacionales eran las aldeas. A su vez, la sociedad era estamental, lo que significa que no había movilidad social entre los estamentos sociales. Se nacía y se moría siendo campesino, noble, señor.La principal distinción se daba entre quiénes poseían tierras y quiénes no. En la jerarquía nobiliaria -nobleza-: la condición de noble era impensable sin

poseer una gran propiedad. Los miembros de la nobleza estaban ligados verticalmente por lazos de fidelidad y dependencia. Existían las relaciones de vasallaje, basada en el consejo y la ayuda militar a los señores. Estos vínculos daban cuenta de la fragmentación del poder del rey, que si bien se encontraba en la cúspide, su poder efectivo se hallaba fragmentado en señores. En otras palabras: si el rey quería hacer la guerra dependía de la fidelidad de sus vasallos.

¿Cómo era el mundo durante este proceso de transformación?

¿cómo se vivíaen el feudalismo?

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También estaba el clero, compuesto por el alto clero (de familia noble que contaban con cargos altos, como obispos y cardenales) y el bajo clero (sacerdotes).

Los señores, dueños de las tierras, fundaban sus derechos porque las había obtenido por conquista u otorgamiento del rey. A los campesinos que trabajan sus tierras les ofrecían su protección, mediante armas. Los campesinos eran pues los productores directos de las tierras, que lo hacían para subsistir y otorgaban el excedente a los señores. Ahora bien, existía cierta estratificación en la comunidad de campesinos: los que sólo contaban con sus manos e instrumentos rústicos, los que contaban con bueyes y arados, los minifundistas, y los asalariados carentes de tierras (minoría). Esta realidad variaba de campesinos libres hasta siervos, pasando por situaciones semiserviles1.

Si bien existía el mundo de la agricultura, también estaba el mundo del comercio y de las manufacturas. Éste había crecido con la explotación colonial, y la compra de esclavos para las plantaciones en América de azúcar y algodón. Existía

1 Los campesinos eran entonces los culti-vadores del suelo. Si arrendaban una tierra le pagaban al señor una renta o parte de su cosecha. En las mejores condiciones, si era pequeño propietario de una parcela, estaba sujeto a obligaciones como pagar impuestos, obligado a vender su trigo al molino del señor, e incluso prestar servicios de trabajo forzoso, abonar impuestos por el uso del puente, y si quería vender en el mercado también debía abonar impuestos. No tenía derecho a cazar, como tampoco a construir molinos y hornos para procesar su trigo. Es más, ante las visitas de Señores reales, vivían despojos.

además un sistema doméstico de manufactura (conocido como putting-out system), en el que el mercader compraba productos del artesano o del trabajo agrícola de los campesinos -que hacían en sus hogares luego del trabajo en la tierra- para venderlos en los grandes mercados. De esta manera, el mercader tejía lazos entre aldeas y suburbios de pequeñas ciudades, y el comercio mundial. Con la revolución industrial, será este mundo el que crecerá rápidamente. Los comerciantes serán parte de la clase media en formación, junto a emprendedores y las profesiones liberales que se irán desarrollando con el crecimiento paulatino de la burocracia moderna. Esta clase, que se irá consolidando como burguesía, será la que conducirá las revoluciones en el siglo XVIII, pues no encontraba suficiente espacio para su crecimiento en la estructura social feudal. El clero y la nobleza eran la expresión

de las clases ociosas, vivían al calor del absolutismo, de rentas y consumo de bienes suntuarios. La burguesía promoverá un modelo de organización política coherente a sus necesidades, nacerá revolucionaria, cuestionando el absolutismo y promoviendo aperturas para sí en lo económico como en lo político.

Ahora bien, como sabemos las transformaciones económicas van de la mano de cambio en el plano de las ideas y pensamientos. La Ilustración, centrada en el individualismo secular, racionalista y progresivo2, junto al avance de la ciencia, tendrá aficionados entre los mercaderes, señores ilustrados, financieros, funcionarios en formación, clase media educada, fabricantes y empresarios. Este tema será trabajado en nuestro próximo encuentro.

2 Montesquieu, Voltaire, Benjamin Franklin, Rousseau, Smith, son algunos referentes.

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Para comprender en qué consiste una relación de vasallaje,les proponemos ver las siguientes escenas de Game of Thrones.

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“Nadie ha sostenido con un mínimo de seriedad queel feudalismo se prolongaría más allá del Siglo XVIII o

que el Capitalismo se consolidara más allá del Siglo XVI”Eric Hobsbawm.

¿Cuándo inicia el Capitalismo?

Por lo tanto, es un proceso que abarca las transformaciones que se vivieron a partir del siglo XVI y que se expresaron con fuerza rotunda en el siglo XVIII. Esto quiere decir que durante la formación del sistema capitalista convivían diversas modalidades de producción: la artesanal independiente, la industria doméstica y las manufacturas. Veremos que hacia fines del siglo XVIII la producción manufacturera se convertirá en la manera productiva por excelencia para la acumulación de capital. Es el año 1780 el que se ha acordado como fecha histórica del despegue -o take off- de la economía industrial, aunque sabemos que fue un largo proceso.

Ahora nos preguntamos ¿por qué en Inglaterra?

En pleno desarrollo del comercio mundial, Inglaterra implementaba políticas proteccionistas para sí mientras esbozaba para el resto del mundo el liberalismo económico. Esto lo observaremos en distintos momentos de la historia, pues muchas veces los países centrales han desenvuelto a lo interno medidas intervencionistas pero condenan esas mismas definiciones en países periféricos o semicoloniales.

Si observamos los antecedentes, en este país había habido intentos de industrialización previos, lo que fue dando una acumulación de experiencias. Sabemos que Inglaterra contaba con una ventaja comparativa por contar con buenas zonas para la cría de ganado ovino. Es por ello que exportaba lana a Holanda y Bélgica (los Países Bajos). La lana virgen, sin valor agregado, viajaba y llegaba a los tejedores flamencos, quiénes las convertían en telas y vestidos finos que

volvían a Europa, y Gran Bretaña, como manufactura textil. ¿Les resulta conocido este proceso comercial? ¿Pueden vincularlo con el modelo agroexportador?

Sin embargo, los reyes ingleses intentaron durante siglos superar esa dependencia. Eduardo III (1327-1377) realizó un primer intento de industrialización. Tomó una serie de medidas para incentivar el desarrollo manufacturero nacional. Prohibió la importación de tejidos de lana, fomentó el reclutamiento de tejedores de Brujas, Gante e Ypres, y en 1467 prohibió la exportación del hilo y paño sin abatanar (primer procesamiento de la lana). Enrique VII (1457-1509), rey de Inglaterra y Señor de Irlanda desde 1485, continuó los lineamientos de la economía de Eduardo III. Hizo uso del proteccionismo a través de subvenciones para el desarrollo de la industria. Su proyecto era dejar de exportar la lana en bruto y comenzar a hacerlo con la lana elaborada: tejidos. Asimismo, prohibió la exportación de la lana sin valor agregado y reclutó obreros con saberes especializados en los Países Bajos. Isabel I (1558-1603), en 1565 renueva y reformula la prohibición de exportar ovinos vivos y encabeza una primera revolución industrial entre 1540 y 1640 “caracterizada por inversiones en industrias nuevas como la minería, la metalurgia, las cervecerías, la refinación de azúcar, la fabricación de jabón, alambre, cristal y sal. El auge de la extracción del carbón se inicia en esta época”. El Estado británico otorgó 14.000 libras a John Lombe por su máquina hiladora de seda; 10.000 libras a Edmund Cartwright por el telar de vapor (que revolucionó la industria textil) y la máquina cargadora de lana; 5.000 libras a Samuel Crompton por su hiladora de muselina, 30.000 libras a Edward por hallar la vacuna contra la viruela. Aquí vemos la importancia

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de que el Estado invierta en ciencia y tecnología. No hay dudas de que Inglaterra construyó lo que puede ser considerado el primer triangulo ciencia-producción-poder político del mundo moderno (Gullo, 2012).

Estos antecedentes1 en Inglaterra los mencionamos para señalar que los Estados siempre intervienen en su política económica, y que aquellos hoy liberales han tenido una historia de definiciones fuertes para su desarrollo productivo endógeno.

“Cuando la elite dirigente británica hubo de elegir entre los intereses de la industria por sobre los del mero comercio (que descansaban en la libertad de importar, exportar y reexportar) y los de la industria (que reposaban en la protección del mercado interno contra productos extranjeros) prevaleció el productor doméstico” (Hobbsbawn).

Asimismo, Eric Hobsbawn (1917-2012) amplía y señala algunas condiciones que posibilitaron la Revolución Industrial en Inglaterra: por un lado, las transformaciones agrícolas que se habían generado a partir del crecimiento de las ciudades y la demanda de éstas de más alimentos. Esto llevó a racionalizar más los métodos con la rotación de cultivo.

Otro factor fueron las medidas implementadas para finalizar los cultivos comunales medievales (terrenos comunales dónde pastaban ganado y suministro de leña y pastos comunales). Alrededor de 1750 desaparecieron, y la forma parlamentaria que revistió este despojo fue la Ley de Cercados de terrenos comunales. El “movimiento de los cercados de la tierra” implicó la fragmentación de esas propiedades para la producción individualizada. Muchos campesinos no pudieron afrontar los gastos del cercado y migraron a la ciudad, como mano de obra disponible. Estos cercados reforzaron el monopolio de los grandes terratenientes, y el pasaje a la agricultura capitalista: surge el arrendatario (paga una renta) y empleo de obreros asalariados.

1 Para ampliar pueden ver Gullo, Marcelo (2012). Insubordinación y desarrollo. Las claves del éxito y el fracaso de las naciones. Buenos Aires: Biblios. Cap. 5 “Inglaterra: la patria del proteccionismo económico”.

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Finalmente, tomaremos el aporte de Max Weber (1864-1920), que nos permite ampliar las variables explicativas para comprender la Inglaterra de aquel entonces. Weber, desde la sociología, ha contribuido a explicar el desarrollo del capitalismo estudiando las prácticas culturales de los sujetos. En su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1905) el autor sostiene que el protestantismo alimentó una mirada que descalificó las formas de vida ociosas y promovió aquellas vinculadas a lo productivo. Esta ética se incorporó a la vida de los británicos, siendo una de las tantas variables que nos ayudan a comprender cómo sucedió un despegue industrial a fines del siglo XVIII. Weber toma textos de Richard Baxter (puritanismo inglés- facción radical del protestantismo) y allí encuentra que para esta corriente el trabajo equivalía al servicio al Señor y que la riqueza sólo era agradable a los ojos de Dios por ser producto de un duro trabajo y no cuando se usaba para el disfrute. Dos de las más altas virtudes de la ética puritana fueron la laboriosidad y el ahorro. Esto ha generado influencia en las prácticas culturales inglesas, y Weber lo encuentra como un factor más para explicar parte del desarrollo del capitalismo industrial.

Avance de los cercamientos de las tierras comunales, tomando la misma aldea hacia 1700 y en 1870. Como referencia pueden tomar la iglesia y el río.Imagen: M. Beaud. Historia del capitalismo: De 1500 a nuestros días.

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Industria y comercio colonial:dos caras de una monedaLas clases anteriores trabajamos cómo la conquista de América había posibilitado una acumulación que permitió luego, siglos después, un salto en lo productivo en Europa. Resulta interesante estudiar la Revolución Industrial con una perspectiva global, porque además de ver las condiciones propias de Inglaterra, debemos ver lo que sucedía en las periferias.

Mientras que en Europa se sucedía un proceso de mercantilización de

la fuerza de trabajo, es decir, el desarrollo de la relación capital-salario; en el resto de las regiones colonizadas bajo dominio europeo, permanecían básicamente bajo relaciones no-salariales de trabajo, en una cadena de transferencia de valor y de beneficios cuyo control correspondía a Europa Occidental. El capital, en tanto relación social de control de trabajo asalariado, fue sólo localizada geográficamente en Europa (entre los europeos).

Es decir, en Europa se iba saliendo de una situación servil esclavizante hacia la liberación de los hombres y de las mujeres para la producción manufacturera, en las colonias la esclavitud era moneda corriente.

El comercio y la esclavitud marchaban de la mano. En América los esclavos eran llevados a las plantaciones algodón (sur de Estados Unidos) para la industria británica (proveedores de algodón).

“Al mismo tiempo que en Europa comenzaba a gestarse la relación salarial, en América los pueblos originarios eran puestos a producir sin nada a cambio, lejos de un salario como también de la

clásica protección de algún señor, como habían tenido los siervos de la gleba. A la par, mientras Occidente producía saltos tecnológicos en la producción, los americanos vieron sofocada la

posibilidad de desarrollo. (…) El lugar que restó a los países periféricos fue el de constituir los eslabones más débiles del sistema global. Al mismo tiempo que se consolidaba la burguesía como

clase hegemónica en Occidente, se obstaculizaban desarrollos productivos en las diversas colonias. No hay que olvidar que Gran Bretaña lejos de promover la industrialización de sus trece colonias

norteamericanas, tras la Guerra de los Siete años implementó una serie de medidas impositivas que reforzaban el carácter de proveedoras de recursos hacia la metrópoli”

(Quiroga, 2019)

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TRABAJOEL TRABAJO:PRODUCTOR DE RIQUEZA

Adam Smith (1723-1790) es conocido por su célebre libro “Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones 1776). Su investigación fue publicada a fines del siglo XVIII, justamente con el comienzo de la conocida “revolución industrial”.

“Smith se propone demostrar que las formas económicas del sistema capitalista no conducen hacia una desorganización general sino que, por el contrario, el capitalismo está regido por un conjunto de leyes que aseguran la reproducción material de la sociedad y, más aún, su progreso” (Kicillof, 2010).

Señalará que existen leyes económicas en la sociedad, pero que no son ni leyes divinas ni de la naturaleza, sino que son resultado de los hombres y las mujeres (sociales). En principio, Smith discute con dos corrientes de pensamiento económico: la Escuela Mercantilista y Escuela Fisiócrata. Ante la pregunta ¿cómo se genera riqueza? cada escuela de pensamiento daba su respuesta.

Los mercantilistas explicaban que la riqueza consistía en adquirir dinero, y esto se lograba comprando barato y vendiendo caro. El superávit en la Balanza Comercial

era clave, y el comercio la actividad principal para genera riqueza. Sin embargo, esta explicación comercial no daba cuenta para Smith dónde se generaba la riqueza más allá del intercambio. La Escuela Fisiócrata, por su parte, sostenía que la riqueza se genera en la producción agrícola, porque es la única capaz de “crear algo nuevo”. Esta explicación dejaba restringida la generación de riqueza a la producción primaria, ¿qué ocurre en la industria? ¿no se genera riqueza?

Smith sostiene que la riqueza proviene del trabajo. El rasgo novedoso del capitalismo fue el incremento del volumen de la producción. La producción se vio multiplicada, y su razón fue la división del trabajo, que generó un impactante incremento de la productividad del mismo. ¿Por qué? Pues generó: mayor destreza, especialización en tareas repetitivas, reducción tiempos muertos en la jornada laboral.

Karl Marx tomará la noción de que la riqueza se genera en el trabajo, pero su análisis del sistema capitalista tendrá una perspectiva diferente. En su gran obra, El Capital, explica que la mercancía es la forma social más simple en que toma cuerpo el producto del trabajo

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TRABAJO

en la sociedad actual (es la célula de la sociedad capitalista). Para que haya mercancía, debe haber intercambio. Toda mercancía tiene un valor de uso (la utilidad que la da el hombre) y un valor de cambio. Este último posibilita el intercambio porque se abstraen los valores de usos respectivos y se busca lo común: todas las mercancías son producto del trabajo humano. Por lo tanto, Marx define como valor de cambio al tiempo de trabajo necesario promedio para producir esa mercancía (en condiciones normales de producción de destreza y de intensidad de trabajo).

Más allá de estas definiciones, lo que nos interesa focalizar aquí es que la fuerza de trabajo es también una mercancía. Pues se compra y se vende. “La fuerza de trabajo es una mercancía, ni más ni menos que el azúcar. Aquella se mide por el reloj, ésta por la balanza. Los obreros cambian su mercancía, fuerza de trabajo, por la mercancía del capitalista, por el dinero y este cambio se realiza guardándose una determinada proporción: tanto dinero por tantas horas de uso de la fuerza de trabajo” (Marx, 1849, Trabajo asalariado y capital). El salario es la cantidad de dinero que el capitalista paga a un obrero por un determinado tiempo de trabajo o por la ejecución de una tarea determinada.

En la fábrica, la mercancía fuerza de trabajo se combina con materias primas, maquinaria y bienes intermedios (energía, agua, etc) y produce nuevas mercancías. Hay algo fundamental que señala Marx: la única mercancía que posee la cualidad de ser fuente de valor es la mercancía fuerza de trabajo. ¿Por qué? Porque cuando se pone en juego su valor de uso, se producen otras mercancías. Entonces, la ganancia se origina en la

producción, cuando trabajadores hacen uso de la fuerza de trabajo. Y en ese circuito productivo, se genera un plus. La plusvalía1 es excedente que queda, pues para cubrir el valor de la mercancía Fuerza de Trabajo se necesita menos tiempo que la jornada de trabajo completa. El plusvalor aparece allí, es ese extra de horas (plusvalía absoluta) en el que el trabajador sigue produciendo ya habiendo superado el equivalente a su salario. ¿Quién se apropia de ese plusvalor? El dueño de la fábrica, el patrón, el burgués, el dueño de los medios de producción.

La plusvalía absoluta es obtenida mediante la prolongación de la jornada de trabajo, más allá del punto en que el obrero alcanza a producir el equivalente del valor de su fuerza de trabajo, y haciendo que este plustrabajo se lo apropie el capital.

La plusvalía relativa no implica extensión de la jornada laboral, sino que aumenta la intensidad del trabajo (la fuerza productiva del trabajo) a través de la incorporación de nuevas tecnologías (máquinas u organizaciones de la producción), lo que da como resultado mayor productividad en el mismo tiempo-horario.

De esta manera, Marx busca develar lo que sucede en la fábrica, señalando que el valor se genera allí justamente, y no en el plano de la circulación de las mercancías, es decir, el comercio. Por lo tanto, el sojuzgamiento ha mutado, ha cambiado el modo productivo -aunque en las leyes formales pareciera que son libres e iguales, como proclamó la revolución francesa-. En las sociedades de explotación el trabajo se vive de manera alienada, y no como autorrealización.

1 La plusvalía es el valor excedente que genera el trabajador y del que se apropia el capitalista.

Para ampliar y conocer más sobre el pensamientode Karl Marx pueden ver: “Conociendo al Capital. Capítulo VI: Karl Marx”.Canal Encuentro.

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Las condiciones laboralesComo vimos, los procesos llevan su tiempo. Recién en el siglo XIX veremos que la clase obrera se encontrará consolidada. Al inicio del desarrollo del modelo industrial los trabajadores eran heterogéneos, con diversas realidades, muchos eran niños/as también.

Las infancias cumplieron un rol en la producción, sobre todo en la industria textil, porque sus manos finas y pequeñas permitían hilar las máquinas. La categoría de “infancia” es una

construcción social, no siempre fue contemplada la niñez como el período dedicado a la educación y al juego. En el siglo XIX veremos como se van a ir organizando los sistemas educativos modernos, y con ello las escuelas destinadas a las infancias. Será entonces importante formar y capacitar a los sujetos que luego serán trabajadores. Una de las funciones esenciales de la maquinaria escolar moderna será entonces el disciplinamiento del cuerpo obrero con vistas a su inscripción en el trabajo industrial capitalista.

Las mujeres de los sectores más pobres en el siglo XVIII, se conformaron como fuerza de trabajo disponible y mal paga. Joan Scott (1991) explica que en el período preindustrial se pensaba que las mujeres cumplían con éxito la actividad productiva y el cuidado de los hijos e hijas, y el trabajo doméstico. “Se sostenía que las mujeres sólo podrían trabajar unos periodos cortos de su vida, para retirarse del empleo remunerado después de casarse o de haber tenido hijos, y volver a trabajar luego únicamente

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en el caso de que el marido no pudiera mantener a la familia. De esto se seguía su concentración en ciertos empleos mal pagados, no cualificados, que constituían el reflejo de la prioridad de su misión maternal y de su misión doméstica respecto de cualquier identificación ocupacional a largo plazo” (Scott, 1991). La mujer trabajadora, por tanto, era una anomalía en un mundo en que el trabajo asalariado.

A comienzos del desarrollo del capitalismo industrial, las mujeres fueron incorporadas en gran medida en la industria textil. Asimismo, funcionaba como ejército de reserva en otras tareas. Cada vez que los empresarios pretendían ajustar y bajar los salarios, se convocaban a esta fuerza de trabajo

más barata. Asimismo, como cuestión generalizada, las tareas domésticas y de cuidados de niñas y niños, era responsabilidad de las mujeres. Por lo tanto, las mujeres pobres se encontraban en las peores condiciones de vida, puesto que se veían explotadas en el ámbito de la fábrica, pero en la vida familiar-hogareña también se encontraban en relaciones de subordinación y disciplinamiento.

Tras las revoluciones burguesas (industrial y francesa) una nueva estructura de clases se fue poco a poco consolidando. Con el tiempo, las clases principales pasaron a ser la burguesía y el proletariado, como las ordenadoras del nuevo modo de producción. La explotación del trabajo llevó a los

obreros a la subsistencia y a los “ricos” a acumular para financiar el proceso de industrialización. La alimentación de los obreros era mala, esto -sumado al trabajo extenuante- debilitaba mucho la salud. Los desmayos frente a las máquinas eran frecuentes.

A medida que se fue consolidando el capitalismo también cambió la percepción de los cuerpos y la salud. En el feudalismo los castigos que se implementaban a quiénes cometían delitos residían en los cuerpos. Ahora, éstos comenzarán a ser cuidados para la producción. Michel Foucault (1926-1984) en “La verdad y las formas jurídicas” (1978) nos explica que el individuo que violaba la ley ya no moría en la horca, ni era marcado, o castigado en la plaza

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pública, ahora iba a la prisión, que se convertirá en el gran castigo del siglo XIX. Es más, la idea era la de colocar a una persona en prisión para corregirla y encarcelada hasta que se corrija.

Con el tiempo, ya en el siglo XIX, el sistema necesitará trazar estrategias para garantizar la fijación de los obreros al aparato de producción y a un ritmo fijo, y se hará mediante la domesticación del comportamiento y una legislación creadora de nuevos delitos (ley sobre despachos de bebidas, prohibición del juego) (Foucault, 1993).

Llevará tiempo hasta que la clase obrera se organice y pueda reclamar mejoras en sus condiciones

laborales y derechos. Cuando había deflación (caída de precios) los burgueses ajustaban en los salarios, pues no había regulaciones. Otras veces sustituían a los obreros caros (los calificados, conocedores de oficios) por mano de obra más barata, o también instalaban máquinas para mayor productividad (aunque no resolvía el tema de los precios).

Una de las primeras experiencias de resistencia de la clase trabajadora, heterogénea y sin organización, fue el “ludismo” (1811-1817). Ese nombre se debe a Ned Ludd, supuestamente un joven trabajador que en rompió un telar como protesta en 1779. Estas acciones tenían algún grado de organización, pero muy incipiente. Eran medidas por medio

de las cuales las y los trabajadores enviaban mensajes a los empresarios burgueses rompiendo las máquinas como modo de protesta frente a las condiciones laborales a las que estaban sometidos.

Aquí tenemos el inicio de otra historia, la de las huelgas y organización obrera. Piensen que así como, a lo largo de los siglos XIX y XX, la forma de producción y la organización del trabajo irá cambiando, también se modificarán las formas de protesta y de acción de la clase obrera. El ludismo incialmente, pero con el correr del tiempo la huelga, el paro, la toma de fábricas, serán las prácticas de acción colectiva que irá desenvolviendo la clase trabajadora en reclamo de sus intereses.

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CineCine

Germinal[1993] Dir. Claude Berri

Para ver las condiciones de vida de la clase obrera, y la contraposición existente entre el mundo de esta clase y el de la clase burguesa, les recomendamos la película Germinal; cuyo guión fue inspirado en la obra “Germinal” -obra literaria naturalista- del escritor francés Emile Zola que fue publicada en 1883.

EL COSECHEROJuan Quintero y Luna Monti

WORKING CLASS HEROJohn Lennon

HOMEROViejas Locas

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Lectura obligatoria

Bianchi, Susana (2013) Historia Social del Mundo

Occidental. Cap.3: “La época de las revoluciones

burguesas” (Pp. 103-117). Bernal: Univ. Nacional

de Quilmes.

Lecturas ampliatorias

Hobsbawm, Eric (1962) La era de la Revolución

1789-1848. Cap. 2: “La revolución Industrial”.

Barcelona: Crítica.

Marx Karl (1859) Prólogo a la Contribución a la

Crítica de la Economía Política.

Diseñó: Federico Etcheverry

Referencias bibliográficas

Foucault, Michel (1993). La vida de los hombres infames. Montevideo: Altamira.Foucault, Michel (1996). La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa.Gullo, Marcelo (2012). Insubordinación y desarrollo. Las claves del éxito y el fracaso de las naciones. Buenos Aires: Biblios.Hobsbawm, Eric (1962). La era de la Revolución 1789-1848. Cap. 2: “La revolución Industrial”. Barcelona: Crítica.Kicillof, Axel (2010). De Smith a Keynes. Siete lecciones de historia del pensamiento económico. Un análisis de los textos originales. Buenos Aires: Eudeba.Marx, Karl (1973). El Capital. Libro Primero, Cap1. “La mercancía”. México: Fondo de Cultura Económica.Marx, Karl (1849). Trabajo asalariado y capital.Quiroga, Agustina (2019). “El vaivén de la historia. Apuntes sobre las revoluciones burguesas”. En Oporto, Mario; Quiroga, Agustina y Rogovsky, Cintia (comp.) (2019). Historia Social Contemporánea. Una invitación a pensar desde el sur. La Plata: Papel Cosido. Facultad de Bellas Arte , UNLPScott, Joan (1991). “La mujer trabajadora en el siglo XIX”, en Duby G. y Perrot M., Historia de las mujeres en Occidente. Tomo IV, Madrid: Taurus Ediciones. Disponible en: https://www.fhuc.unl.edu.ar/olimphistoria/paginas/manual_2009/docentes/modulo1/texto3.pdf Weber, Max (2003). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Buenos Aires: Prometeo.

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