La Retaguardia (Estudiantes, becarios y docentes no

reconocidos independientes)

en

Movimiento Universitario de Estudiantes y Trabajadores

CONTRA LA DESPOLITIZACIÓN Quienes venimos impulsando las asambleas por carrera, las asambleas generales, la intervención en los excluyentes órganos institucionales y, sobre todo, dando la pelea por politizar la facultad y salir de la inmovilidad para empezar a cambiar las cosas, decidimos conformar La Retaguardia, un espacio abierto y horizontal, conformado por estudiantes independientes, docentes precarizados y trabajadores de los servicios, con una política crítica y de izquierda, cuestionando TODOS los dispositivos despolitizadores y disuasivos que rigen en nuestra facultad. La participación en la política universitaria es fundamental, ya que en las definiciones políticas se determina el devenir de nuestra vida académica, y por lo tanto, nuestra vida social, económica, cultural, laboral, vocacional, etc. Sin embargo, detrás del pretendido vanguardismo de la mayoría de las agrupaciones políticas, se esconde un dirigismo berreta, que pretende reemplazar la participación efectiva con una representatividad delegativa que desalienta la intervención real, con cursos y actividades que no ofrecen verdaderas salidas a las falencias que tienen nuestras carreras, con un electoralismo agresivo que es, en realidad, un llamado al voto pasivo y despolitizado. La despolitización no es, como podría parecer, la falta o ausencia de políticas, no es un vacío, es una verdadera política activa, que mantiene en la inmovilidad a los sujetos que componen la comunidad educativa. Quienes invocan permanentemente a un supuesto Movimiento Estudiantil, esconden su complicidad con la Inmovilidad. Los primeros responsables de esta situación son la gestión universitaria y sus agrupaciones afines (La Cámpora, MILES, Franja Morada y otras). Para ellos la inmovilidad es el mejor recurso para aplicar el ajuste educativo en curso, expresado en la proliferación de posgrados privados en la universidad pública, la acreditación de carreras a la CONEAU (organismo menemista controlado por el Banco Mundial que pone a las carreras al servicio de empresas privadas), la -consecuente con esto último- negación de una discusión profunda sobre los planes de estudio, la falta de bandas horarias, la precarización laboral de los docentes y no docentes que sostienen la Universidad, muchos de los cuales trabajan incluso de forma completamente gratuita, etc., etc., etc. Sin embargo, quienes hoy conducen los distintos centros de estudiantes, no constituyen un factor de organización y movilización para nadie, ni mucho menos de formación y politización. Han incorporado y naturalizado, a veces de manera más sutil, a veces más bochornosa, las políticas de la despolitización. Este año hubo 9 Asambleas de música, en las cuales elaboramos proyectos y propuestas, debatimos acerca de los planes de estudio, las falencias materiales, las cuestiones particulares de cada carrera y hasta de cada aula, sin dejar de lado la política universitaria e incluso la situación nacional. La conducción del CEBA fue solo a dos, y habló nada más que en una. Esta política fue igual para Asamblea de Audiovisuales, de formación más reciente, y ni hablar de que en las otras carreras no impulsaron ningún proceso de organización o de las Asambleas Generales, maniobradas hasta el último minuto. Los reclamos históricos de los estudiantes son conocidos: bandas horarias, albergue estudiantil, boleto universitario (que gracias a una movilización que rompió con la inmovilidad hoy cuenta con media sanción), triplicación del presupuesto, pase a planta de todos los trabajadores, reforma de los planes de estudio, democratización de la Universidad, etc. Los intereses de las autoridades (kirchneristas, radicales, derechistas y progresistas que gobiernan juntos) van, sin embargo, para otro lado. Todo esto mientras vemos día a día cómo aumenta el costo de vida, y somos testigos de despidos, suspensiones y represiones por todos lados. Pero los años pasan y no tenemos hoy una facultad organizada y movilizada capaz de enfrentar esto. ¿No es hora de dejar de ser tan boludos? ¿A quién le da la cara para decir que enfrenta al Gobierno Nacional ajustador si ni siquiera es capaz de mover una Asamblea en la facultad? En vistas de esto, la voluntad de participación no puede quedar reducida a las actitudes de tal o cual organización: el primero que debe cuestionarse es aquel que decide no intervenir. Salir de la inmovilidad es responsabilidad nuestra. De todos. El voto pasivo no sirve. No aceptes una campaña por los votos. Nada reemplaza a la organización, la deliberación y la movilización.

La Retaguardia (independientes en asamblea)

BECAS Y SERVICIOS Actualmente los servicios de las diferentes facultades de la UNLP funcionan con trabajo precarizado, encubierto

por un cínico sistema de becas de trabajo gestionado por el gremio estudiantil. Es cínico ya que los bajos sueldos

son los que garantizan una copia barata o un menú económico y aumentarlos implicaría encarecer los servicios

para el conjunto de los estudiantes. De esta manera se evidencia que recae sobre los becados, la responsabilidad

de mantener la normalidad de los servicios más allá de sus posibilidades reales.

Los centros de estudiantes se desenvuelven entonces como simples administradores de la miseria, acoplándose

perfectamente a un esquema que posibilita a la Universidad desligarse de incluir en el presupuesto ordinario a los

servicios. De esta manera, las autoridades ningunean la condición de estos espacios como una herramienta

fundamental de la educación pública.

Algunas organizaciones políticas sostienen que incluir en el presupuesto los servicios debilitaría la independencia

y la autonomía del centro de estudiantes y pondría en riesgo el control sobre estos espacios. Si este miedo es real,

lo único que evidenciaría es una conducción que ha claudicado su independencia por una cómoda complicidad

con las autoridades, perjudicando al movimiento estudiantil. Olvidan que si la autonomía y la independencia son

necesarias lo son precisamente para la lucha. Y es de esta manera que se debe mantener la fotocopiadora y el

bufet bajo control y gestión del centro de estudiantes.

Son también estas agrupaciones las primeras en sofocar la discusión defendiendo este sistema de becas,

amparándose en confusos discursos sobre la autogestión que, como las cooperativas promovidas por el gobierno,

no hacen más que ofrecer una versión sofisticada de explotación.

Es su propia actitud de preservación la que imposibilita empezar a discutir sobre los servicios y por ende pensar

cuales son las tareas fundamentales que un centro de estudiantes debe llevar adelante, como son emprender

campañas reales que denuncien y enfrenten el vaciamiento de los planes de estudio, la falta de presupuesto, el

avance de la CONEAU y el problema de las bandas horarias.

Por otro lado, este panorama favorece a aquellas agrupaciones que constantemente atentan contra el interés de

los estudiantes, aliadas de las autoridades y que invariablemente disponen de mayores recursos. Son estás

agrupaciones (como Bellas Artes x El Cambio, el Miles y Franja Morada) quienes desean que el eje sea sólo el

buen funcionamiento de los servicios y no lo que implican políticamente. Ni hablar que con ellos, la

independencia de los servicios se perdería completamente (llegando incluso a privatizarlos) ya que tan sólo se

dedican a reproducir sumisamente los lineamientos de la gestión.

Los becados quedan entonces presos de una situación sin salida, incapaces de pronunciarse sobre su propia

condición y de sentir que tienen derecho al reclamo. La fugacidad del puesto laboral dificulta la acumulación de

experiencia que permita desnaturalizar la beca como lo que es: no una ayuda económica sino un término

ambiguo y vacío que justifica todo tipo de atropellos laborales, bajísimos sueldos, inexistencia de coberturas de

cualquier tipo y condiciones de trabajo lamentables. Sin olvidar la violencia que implica que un becado no sea

reconocido como un trabajador.

De esta manera las becas de trabajo engrosan el espectro siempre original de la flexibilización laboral que incluye

a los docentes no reconocidos que trabajan sin percibir sueldo alguno; a los eternos no docentes precarizados; al

efasto siste a de e as de e perie ia la oral a los e plotadores pla es Arge ti a Tra aja . Todos sostie e a la Universidad y posibilitan que camine en un estado de falsa normalidad que se derrumbaría sin le quitáramos

la pieza clave: una precarización estructural.

Ningún cambio es posible si se llevan adelante discusiones inconducentes y aisladas con agrupaciones que están

más preocupadas por preservarse que por evidenciar y combatir a los verdaderos responsables: las autoridades

del Rectorado y el Estado.

Por eso, es imperioso que discutamos y participemos en la construcción de servicios realmente independientes,

que se sostengan con trabajo digno y sea gestionado por los estudiantes.

De otro manera, seguiremos pagando con trabajo precario no reconocido, un gremio agotado y fotocopias caras

el desfinanciamiento aplicado por un Estado que, mientras gasta millones en subsidios a empresas privadas y en

el pago de deudas ilegítimas, sigue eludiendo sus responsabilidades para con la educación pública.

La Retaguardia (independientes en asamblea)

Los espacios del C.E.B.A

El problema sale a la luz cuando los compañeros de Cronopios, en sus discursos y acciones, tienden a confundir el

ol ue les o espo de o o ag upa ió estudia til: se la o du ió del Ce t o de Estudia tes se e sí el Ce t o de Estudia tes so dos e p esio es ue u a puede sig ifi a la is a osa. A e os ue…

El proceso asambleario iniciado este año tiene, desde que comenzó, una deuda sin saldar: la de poner en claro

que hoy en día el C.E.B.A no tiene espacios de participación política por fuera de los límites de la agrupación que

lo conduce.

Este juego es, además, aceptado por el kirchnerismo, que se mantiene por fuera y sin reconocer el valor de

nuestro gremio, a la espera de ganar una elección que le permita manejar el Centro de Estudiantes con criterios

todavía peores.

Cuerpos de delegados, vocalías, secretarías, comisiones de debate y demás posibles instancias de participación

abierta están esperando la decisión política de convocar de verdad al movimiento estudiantil.

Desde M.U.Es.Tra te invitamos a reinventar esos espacios y que no pertenezcan a una agrupación sino al conjunto

de los estudiantes que deciden apropiarse de ellos. Es algo que tenemos que hacer independientemente de las

elecciones y las conducciones de turno.

Sobre la veda En la situación actual de la facultad, la carrera electoralista demuestra que los votos están vacíos de significado.

Las agrupaciones Cronopios y Bellas Artes x el Cambio, que hace años fomentan un desinterés político

generalizado, resumiendo su imagen en la guerra de aparatos (el partido de rugby en el hall), ambos se muestran

hoy a favor de la veda.

Por culpa de sus propias políticas, la propuesta de veda se usa para captar votos. Hoy lo que lucra es esta medida

y la concepción del estudiante como mero usuario se reproduce día a día: desde los partidos mencionados que

of e e se vi ios ool ea do po ese a i o afi idad ep ese ta ió pasiva; hasta la falta de espeto a los estudiantes donde el único momento en que realmente importa es en la época electoral.

El estudiante se convierte en un voto, en una economía de las elecciones donde el cliente siempre tiene la razón.

El que mejor especula gana. Como ejemplo de ello, una parte de Estudiantes al Frente, el mismo día que voto a

favo de la veda, epa tía vola tes de título ¿Po ué Bellas A tes el Ca io uie e veda ele to al: E p i e lugar, es sorprendente que las agrupaciones ligadas al PJ, que movilizan lo más podrido de su aparato en las

ele io es pa a a ed e ta a las ag upa io es de iz uie da, de p o to se posi io e e o t a de la viole ia … indudablemente, la campaña tiene un interés particular para estas agrupaciones. Quieren que las elecciones se

desa olle si i gú de ate políti o . La a io a pe a e te sólo es posi le ua do se sa e ue, g a ias a la despolitización, nadie va a percibir nada.

Hay que ser claros: participar no es firmar un planilla a favor de la veda a los mismos que se cagan a piñas en el

hall. Esa es la política de la representatividad pasiva, y con una amenaza implícita: si no hay veda te vas a tener

que bancar la violencia que yo mismo protagonizo año tras año.

No podemos tolerar eso y en este momento, en el que los estudiantes independientes comienzan un camino de

afirmación y formación como sujeto político, ninguna prohibición al debate puede ser positiva. Si la característica

principal del voto, sea a la lista que sea, es la pasividad, ese voto es lo mismo que la nada.

La Retaguardia (independientes en asamblea) 11111110000