la resistencia nº9

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1 Buenos Aires, diciembre de 2013, número 9 – ISSN 2314-3797 FFyL UB A XXII - Centro Universit ario Devoto ¿Qué es La Resistencia? / Dossier Dubra / La Resistencia jurídica: El mambo de Marambio + Nueva penología / Hipótesis género delictivo / Reflexiones / Cuentos / Poesías / Pócimas / Humorbo Expresando nuestros ideales

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Revista realizada en el Taller Colectivo de Edición, Centro Universitario de Devoto, 2do Cuatrimestre 2013.

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  • 1Buenos Aires, diciembre de 2013, nmero 9 I SSN 2 314-3797FFyL UB A XXII - Centro U niversit ario Devoto

    Qu es La Resistencia? / Dossier Dubra / La Resistencia jurdica: El mambo de Marambio + Nueva penologa / Hiptesis gnero delictivo / Reflexiones / Cuentos / Poesas / Pcimas / Humorbo

    Expr

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  • Acercaron material y editaron la revistaJorge Actis Caporale, Roberto Eloy Acua, Damin Aguilera, Javier Armoa, Martn Balderrama, Sergio David Bentez, Gastn Waiki Brossio, Csar Andieu Calle Castillo, Luis Daniel Cisnero, Rubn Ezequiel Crechi, Cristian A. Cuevas, Sebastin Dalto, Derik Dvila Zabala, Alejandro C. Elvira, Lucho Esquivel, Guillermo J. Fernndez Laborda, Marcelo El Boli Gar-ca, Antonella Gaudio, Carlos Gavarotto, Jhon Gonz-lez Valbuena, Federico Gude, Mximo Huayta Vargas, Sergio Nahuel Ibarra, Rubn Daro Lujn, Toms Ma-noukian, Ricardo J. Martnez, Maury Moreno Palma, Sergio O. Muller, Jordi Navarro, Jorge Armando Patio Ardila, Gabriel Peyri, Vanina Piccione, Dante Pierani, Ariel Polio, Benjamn Damin Polio, Ayeln Pujol, Jor-ge Quintana, Norberto Maikel Romano, Diego Martn Romero, Mara Jos Rubin, Ana Luca Salgado, Alejan-dro Schmied, Horacio Senet, Luis A. Tagliapietra, Juan Patn Villanueva, Eric David Vilte, Thomas Wunsch, Arnaldo A. Zapata.

    Diseador invitado [rediseo y diagramacin]Lucas Frontera Schllibaum para vel | diseo[http://lucasfronteras.wix.com/velu]

    AgradecemosA Vanina Piccione y Mara Jos Rubin, que sumaron su trabajo y compromiso en este nmero de la revista, a tra-vs de la ctedra de Pasanta de Prctica Profesional en Instituciones Pblicas u ONG de la Carrera de Edicin.A la Ctedra Rico FADU-UBA, por su colaboracin en el rediseo de la revista.

    Dedicamos A Rubn M. Calmels esta revista, porque dio el puntapi inicial para La Resistencia.

    Esta publicacin es producto del trabajo realizado en el marco del Taller Colectivo de Edicin, como parte de las actividades del Programa de Extensin en Crceles de la Facultad de Filosofa y Letras.

    Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires

    Decano Hugo Trinchero

    Secretaria AcadmicaGraciela Morgade

    Secretaria de Supervisin AdministrativaMarcela Lamelza

    Secretario de Extensin Universitaria y Bienestar EstudiantilAlejandro Valitutti

    Secretario GeneralJorge Gugliotta

    Secretario de Investigacin Claudio Guevara

    Secretario de PosgradoPablo Ciccolella

    Subsecretaria de BibliotecasMara Rosa Mostaccio

    Subsecretario de PublicacionesMatas Cordo

    Consejo Editor Amanda ToubesLidia NacuzziSusana CellaMyriam FeldfeberSilvia DelfinoDiego VillarroelGermn DelgadoSergio Castelo

    Directora de ImprentaRosa Gmez

    Editorial de la Facultad de Filosofa y LetrasISSN: 2314-3797 De la edicin: Facultad de Filosofa y Letras, UBA, 2013Subsecretara de PublicacionesPuan 480 - Ciudad Autnoma de Buenos Aires - Repblica ArgentinaTel.: 4432-0606, int. 213 - [email protected] De los textos y las ilustraciones: sus respectivos autores

    Te invitamos a participar de nuestro intercambio de opiniones para que de esta manera no seas ms un simple lector. Dej tus sugerencias en: www.laresistenciacud.wordpress.com [email protected] Facebook: La Resistencia CUDTwitter: @laresistenciaCU

    Hay equipo

  • 1SOMOS NOSOTROSEl hijo de no s quinEl nieto de don NadieEl hermano de no s dndeEl estudiante de no s cundo

    La imagen de tapa es un collage resultante del Guiso grfico que se hizo en el CUD, en el Taller Colectivo de Edicin con el Colectivo grfico Onaire y la Ctedra Rico FADU-UBA. El afiche se present al Concurso Nacional de Afiches 30 aos. Derechos Humanos en Democracia,

    de la APDH, y result ganador del 1er premio.

  • 2Quines somos? La Resistencia somos todos

    Resistir no es negarse a tal o cual cosa; resistir es es-tar seguro de lo que se hace y del camino que se elije. Por eso, La Resistencia es el lugar donde encaminar nuestra energa, con espacio para la diversidad y la invitacin a promover el cambio de los paradigmas; es un accionar colectivo, donde el individualismo es el nico discriminado.

    La Resistencia est en todas partes. No importa la clase social, importa la actitud y la fuerza que emana desde nuestro interior y que se manifiesta de muchas maneras. Resistir es hacer. No dejes de hacerlo. Porque resistir es no dejarse oprimir.

    La Resistencia es la real fraternidad, y es lo ni-co que no nos pudieron castrar, porque solamente de-pende de nuestra propia voluntad ejercerla, estar con otros en grupo, y hacer realidad lo plural, para resistir cualquier tipo de opresin.

    La sociedad es la que se encarga de inyectarnos ese veneno morboso que nos est alejando de ella; La Resistencia es el antdoto para lograr ese equilibrio donde todos debemos ser iguales.

    Desde este lugar f luye modestamente la libertad como fruto del accionar solidario, y es la simple li-bertad de hablar, de rernos, de sacar hacia afuera lo que tenemos dentro. Somos dramas humanos, somos la muerte como protesta por la vida cegada, somos el empecinamiento en conservar la vida y el rechazo a la mentira del opresor, aunque nos quiebre la cabeza a garrotazos, aunque nos ahorque suicidndonos por el reclamo a las preguntas nunca contestadas. Cuan-do hacemos una formidable denuncia, como siempre, cae en saco roto y solo es escuchada por presos como nosotros. Pero la dignidad de La Resistencia llega a otros odos y entra por otros ojos, que es lo que ms teme el enemigo opresor.

    Como empez todo esto? Qu nos llev a meter-nos en este sombro y pattico lugar que no pensba-mos? Es que la vida nunca fue fcil, si uno nace en un lugar donde nunca sobr nada. Y ms cuando es la calle la que debe formar a un pibe: aparecen la violencia, el alcohol, las drogas y nunca el puto asistencialismo del corrupto sistema. Es entonces cuando nos paramos de

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  • 3mano contra los milicos, contra la injusticia, contra la sociedad y contra la reputa madre que los re mil pari para demostrar que existimos, que somos nosotros. Por-que en el barrio de casas bajas de chapa y madera, con agua contaminada, no se perdona ser cobarde.

    La crcel est dentro de nuestro imaginario: sus olores no se borran; los pabellones, los pasillos angos-tos dentro de los pasillos anchos, los malos tratos, las leoneras nos acompaan cada da. Pero La Resistencia significa eso: resistir desde ac, sin censura, sin lmite de expresin, porque se pasa de un tema complicado a un chiste tonto con la simplicidad con la que solo un despojado, de autodestruccin ridcula, podra hacerlo. La libertad es esa forma y sabemos que parece un con-trasentido hablar de libertad desde este lugar sombro y pattico, pero no es solo la libertad corporal a la que nos referimos; es la libertad mental que te da La Re-sistencia a travs de la revista, un espacio de libertad para poder volar sin que ninguna reja, muro o pas de alambrada puedan engrillarte.

    Si escuchamos las desagradables experiencias de otros detenidos en otros centros penitenciarios, con la misma dictadura como cuando les escriben car-tas a sus seres queridos desde estas mazmorras aun sabiendo que jams les permitirn entregarlas (porque los imbciles de los carceleros creen que al romper-las cuando las encuentran nos vencen; error: nosotros volcamos en un papel los sentimientos y las angustias, sacamos fuera cosas que tenemos dentro y nos sofo-can), los internos al escribir en La Resistencia de-cimos lo que sentimos y experimentamos esa libertad que el sistema no puede encadenar.

    La Resistencia es libertad, es el alimento del alma, ese que es poder gritar nuestra denuncia aunque ya nos hayan silenciado cobardemente. Y esa, nuestra resisten-cia, nos da al resto la fuerza y el coraje para seguir re-sistiendo hasta que las denuncias sean escuchadas; y es-cribiendo desde este espacio sabemos que lo lograremos.

    La Resistencia es un colectivo, de corta y de larga distancia, con las puertas abiertas para todo aquel que quiera participar. El viaje no se detiene, seguir aun-que se pinche una goma. Vamos por todos los barrios donde nos quieran aceptar. Aqu no hay chofer: condu-ce todo aquel que sea participativo. No importa de qu pas sos, si sos negro, rubio o coqueto. No interesa si sos cristiano o talibn, no interesa si sos de Zona Norte o Zona Sur. Estas cosas no importan. Aqu nadie va pa-rado, todos tienen su lugar, su interpretacin artstica. Solo es ocupar un lugar, aquel que nos fue negado.

    Y nuestro destino es el siguiente y para todos igual: romper los paradigmas de nuestra ignorancia hacia la metamorfosis de nuestra inteligencia.

    Por eso seguimos resistiendo: por vos, por nosotros y porque La Resistencia no es solo resistir, es algo ms

    Sergio Nahuel Ibarra

    RAP SIN TTULOEl que se quiera subir y viajar en este colectivo que mire el paisaje interior de La Resistencia, que se re-siste y hace ver al pblico que pueda llegar a tener esta revista en mano, que dentro de estar en esta si-tuacin hacemos explotar nuestro derecho de expre-sin. Debates y trabajo en grupo, ganndole al siste-ma que oprime y sabiendo que, a travs de las notas y pginas, se puede ver la realidad que democrtica-mente intentamos y resistimos, mostrar el margen y la ideologa del preso o convicto, como quieran llamarlo. Porque estamos detenidos pero nunca en pausa y por-que camos en cana y nos levantamos a la maana, tratando de atravesar una reja para conectarnos con la educacin y la gente del otro lado del muro, que con voluntad da a da vamos progresando y cada uno su mente va editando, escribiendo y derramando con la tinta en la mano, lo que en su cabeza va pensando.

    Sinceramente, algunos tienen ganas de gritar, otros seguramente reservarse y callar. Pero en La Resis-tencia vas a leer la verdad que la gente que est presa siente ganas de contar. Privados, resistimos y en las letras escupimos, pero primero sale un tema y lo deba-timos, opinamos de campaas, de abortos o el discri-mino y el nivel de la pobreza que en la villa vivimos.

    Por eso yo te escribo con ritmo y poesa, para que tambin se sienta sarpada la polica, los jueces y fisca-les. Y en contexto de encierro les mandamos lpiz al dedo y la revista no vendemos.

    Est amos detenidos, pero nunca en pausa...

  • 4Lucho Esquivel

    La libertadQu palabra tan bonita; pero no la valoramos hasta

    que no la perdemos, es algo que pensamos que siempre vamos a tener, nunca le damos la importancia que me-rece, hasta el da en que la perdemos. Nunca sabemos qu nos llev a eso ni tenemos una justificacin cierta de por qu la perdimos: solamente sabemos que la per-dimos. Ese tiempo que vamos a estar privados de ella nos va a servir para hacer una reflexin acerca de nues-tra vida, ver dnde hemos cometido errores que tal vez no tienen vuelta atrs, tiempo para pensar si realmente vala la pena perder algo tan valioso por lo que bamos a obtener de ganancia, haber sido egostas y no pensar en las personas que queremos y que son lo ms impor-tante como es LA FAMILIA.

    Podramos comparar esta prdida con la que uno tie-ne cuando un ser querido se nos va de este mundo o se aleja totalmente de nosotros de forma repentina o ines-perada. Nos da para pensar en no haber compartido con l ms tiempo, haber sacado ms provecho de l, sino que por el contrario dejamos que el tiempo pasara, pues como estaba ah no sabamos qu tan importante era; lo mismo ocurre con LA LIBERTAD. Pienso que la vida la debemos vivir al mximo da a da, sacndole prove-cho a todo lo que nos rodea junto con los seres queridos que estn a nuestro alrededor, porque no sabemos qu va ocurrir maana, porque por muy adelantada que est la ciencia hoy en da todava nadie ha podido descubrir ni sabe qu va pasar el da de maana. Por tal motivo hay que vivir el da a da al mximo y obtener el mayor provecho para fortalecernos y aprender todos los das ms y ms de la vida. LA LIBERTAD es lo ms lindo que tiene el ser humano y debemos a toda costa mantener-la porque ser libre es estar vivo, lstima que nos demos cuenta de esto en el momento en que la perdemos.

    El manantialLo que piensan tres personas frente a un manantial: El primero dice: El arroyo va lejos, recibe agua de

    otros y se hace ro. As, el hombre debe imitarlo, ocu-pndose de sus asuntos, y siempre triunfar y conse-guir riquezas.

    El segundo opina: A mi entender, esa inscripcin significa que el hombre debe preservar su alma de los malos instintos, de los deseos malos; su alma debe estar tan pura como el agua de este manantial.

    El tercero opina: El manantial da de beber a los sedientos, ensea al hombre a practicar el bien indis-tintamente, sin esperar recompensa, sin contar con el agradecimiento.

    Qu enseanza podemos sacar de estos tres pen-samientos para nuestras vidas? Sera esta: el hombre siempre debe tener el alma limpia, sin malos pensa-mientos, libre de envidia y de avaricia; debemos actuar sin llevarnos a nadie por delante y siempre pensando que todo aquello que hagamos por el prjimo debemos hacerlo con amor y no esperando un beneficio. Si lo hay, bienvenido sea, pero si algo se hizo, fue para que mejorara quien lo necesitaba.

    Con el transcurrir de nuestras vidas, siempre vamos a estar en estas situaciones, y siempre debemos actuar con la mente limpia de maldad y pensando en el bien del prjimo.

    Cuando actuemos de buena fe, siempre vamos a obte-ner un beneficio de lo que estemos haciendo, porque todo aquello que hagamos de buena fe ante los ojos de DIOS siempre nos va a recompensar fsica o espiritualmente. Esto ltimo es lo ms importante: es mejor ser rico en el espritu que en lo material, ya que lo material va y viene, mientras que lo espiritual siempre va a estar ah.

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    alecernos y aprender todos los dasa. LA LIBERTAD es lo ms lindo queo y debemos a toda costa mantener-es estar vivo, lstima que nos demos l momento en que la perdemos.

    siempre nos va a recompensar fsica oEsto ltimo es lo ms importante: es mespritu que en lo material, ya que lo mmientras que lo espiritual siempre va a

  • 5Maury Moreno

    EsperanzaComentando con franqueza la difcil situacin de

    su vida, una joven deca: Deseaba ser popular entre los muchachos, pero un da ca en la tentacin y ced al asiento trasero de un automvil. Al tiempo, tuve un hijo. Luego perd al nio que tanto llegu a amar; con tantos problemas, me sumerg en las drogas. Hoy en da soy prostituta. Y la mujer termin preguntando: Hay esperanza para m?.

    La historia inquietante de esta mujer no es nica. De un modo u otro nos representa a todos, ya sea en nuestras horas de opresin o frente a nuestras ms va-riadas situaciones problemticas. Cuntas son las per-sonas que sienten y sufren como la citada mujer! Se trata de seres que, en medio de sus angustias, ansan una salida de paz para sus corazones atribulados. Y todos se formulan la gran pregunta: Hay espe-ranza para m?. S, hay esperanza. Hubo espe-ranza para la mujer, que venci su vida libertina y hoy es una nueva persona. Sigue habiendo es-peranza para el muchacho que perdi el rum-bo, y para el adulto que suea con una vida plena y radiante, o para el que est privado de su libertad. Con esta visin positiva y op-timista iremos viendo el enorme valor de la esperanza y cmo ella puede colmar de felici-dad nuestro corazn.

    La verdadera esperanza es mucho ms que una simple perspectiva o que un mero anhelo: es la certeza de que todo lo malo puede ven-cerse y de que todo lo torcido puede endere-zarse. Es una actitud mental tan renovadora que se la llama una firme y segura ancla del alma. Es el ancla que sujeta, retiene y pacifica la vida, la que da seguridad en la tormenta, la que quita la desesperan-za del espritu angustiado La ver-dadera esperanza no se limita a una actitud mental positiva, es mucho ms que el sueo de un optimista. Tampoco est basada en las promesas halageas de los grandes lderes de la Tierra. En realidad, no existe accin alguna ni persona alguna que pueda encender una esperanza estable en el fondo del corazn. Entonces: dnde est el secre-to?, dnde est la fuente de tan elevada virtud?

    Miradas de personas han testificado que la mayor es-peranza del mundo ha sido y sigue siendo Jesucristo. l es la fuente de esperanza para el planeta y para cada uno de sus habitantes en forma indivi-

    dual. Me agrada decirte que, adems de ser nuestra mayor esperanza, Jesucristo es tambin nuestro cons-tante ayudador. As que no desmayes y no pierdas la fe: cuando en el camino de la vida la carga se nos hace pesada y tenemos dificultad para continuar, conviene recordar que nosotros tambin tenemos a nuestro lado al compaero fuerte y vencedor, Jess. l puede quitar de nuestro corazn toda carga, todo dolor, toda frus-tracin, todo fracaso. l nos alivia el peso de la vida y nos llena de renovadas esperanzas.

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  • 6Dante Pierani

    La mayor catstrofe de la historia rosarinaHola, antes que nada me presento brevemente. Mi nom-bre es Dante, soy de la ciudad de Rosario pero actual-mente estoy alojado en Capital Federal, ms precisa-mente en Villa Devoto, detenido bajo un procesamiento judicial. Sin embargo, no tard en enterarme de la tra-gedia que se desat en el centro de la ciudad (a cuatro cuadras de la casa de mi ex novia). Quiero contarles la impotencia que me da no haber podido ayudar, aunque mis familiares y mucha gente lo hicieron y eso me deja tranquilo; y lo que an me da ms tranquilidad o no s cmo definirlo, una emocin muy fuerte, tal vez es enterarme de la solidaridad de la gente y de la sociedad que dio un gran ejemplo de que los corazones sienten lo que muchas veces la razn no entiende, y es por eso que creo en Dios.

    Estoy convencido de que fue su fuerza la que uni el sentir y el pensar para convertir esta tragedia en un sinfn de gestos de solidaridad, unin y valores ticos y morales que escasean en el mundo actual.

    Y me pregunto por qu los filsofos de la Edad Mo-derna, como Descartes, y de pocas anteriores, como Scrates, tendan tanto a separar la razn de los sen-timientos o de la fe, si vemos claramente que pueden unirse para enarbolar una misma bandera, que es la de la unin y los valores.

    La corrupcinCon el paso del tiempo, los hechos de corrupcin de-jaron de ser aislados y ocurren cada vez con ms in-tensidad. Bvedas, particulares, testaferros, sobornos, sociedades fantasmas, farandulizacin de la poltica, volvieron a ser la foto obscena de una Argentina que muchos crean haber dejado atrs. Personalmente, me llama la atencin la reaccin de ciertas instituciones ante hechos de corrupcin. En lugar de hacer una au-tocrtica, de tomar medidas para transparentar la ad-ministracin y el sistema financiero, como cualquier ciudadano debe hacer ante la AFIP cuando tiene pro-piedades, autos o realiza transacciones bancarias, se de-cidi ignorar las denuncias y la investigacin judicial a travs de la sancin de la ley de control del Consejo de la Magistratura, la restriccin de medidas cautelares y la ley de blanqueo de capitales sin explicar su origen.

    Es bueno aclarar que la democracia no es el go-bierno que hace lo que quiere o lo que le parece con nuestros derechos y garantas, sino el gobierno que se desplaza dentro del marco de controles y contra-pesos establecidos en la Constitucin Nacional, lmi-te infranqueable de proteccin del individuo frente al poder. Porque, cuando el Poder Judicial dictamine es-trictamente lo que le ordena el Poder Ejecutivo, todos nosotros estaremos desprotegidos frente a las decisio-nes o caprichos del gobierno de turno.

    Otro de los puntos que cabe destacar es que pensar que la corrupcin es inocua para con los ciudadanos es un disparate: si tienen alguna duda de esto solamen-te tienen que preguntarse dnde estn los 18.700 pesos de subsidio destinados a cada persona privada de su li-bertad o adnde fue el dinero que hubiera evitado los muertos de catstrofes como la de Once o la de La Plata.

    Ilustracin colectiva de Dante, Joni, Jorge, Maury y Rubn.

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  • 7Carta a un interno de DevotoQuerido amigo:Haca mucho tiempo que no te vea y hoy, cuando

    pregunt por vos a tu familia, me enter de que ests detenido en el penal de Devoto.

    Sabs que soy tu amigo incondicional y no hace falta que te recuerde que sos un ser humano y tens derecho a equivocarte. Por eso no me interesa ni me importa saber cul fue la causa, qu destino te llev hasta ese lugar, simplemente me dieron muchas ganas de hablar con vos y ese es el motivo de mi carta, sim-plemente para que te lleguen mis palabras de aliento.

    Fuerzas, Hombre!! Cada minuto que tengas para ver el sol o el cielo, DISFRUTALOS!! AMALOS!!

    No juzgues a nadie, no te juzgues ni te culpes, hoy nada de eso te sirve, solo logrars envenenar tu alma. Solo aprend de la soledad y el dolor, y cuando estos ya sean demasiados insoportables, metete bien en tu interior, busc tu luz, tu fuerza interior que ah est, y en algo positivo TRANSFORMALOS!!

    Nosotros ltimamente no nos veamos, ni tena-mos oportunidad de conversar, pero los momentos que vivimos y pasamos juntos fueron suficientes para sentir un verdadero afecto y darme cuenta de que vos vales mucho. SABELO!!

    Busc distraerte. Si tienen biblioteca, LE; si pods hacer deportes o si hay talleres, HACELOS!!

    Si ests muy triste, pens en todos los que ac afuera te queremos, valoramos y no te juzgamos. Hoy te toca vivir una circunstancia desagradable, pero ten fe y fuerzas que todo en algn momento se va a solucionar.

    Aprend con sabidura a tener PACIENCIA, PA-CIENCIA, PACIENCIA. Cre en algo, es lo que nos sos-tiene: la creencia, la fe. El creer con positividad que todo va a pasar y, si no es pronto, pedir las fuerzas para tener la paciencia suficiente hasta que llegue tu LIBERTAD.

    Si cres en Dios, or. Cuando ests triste, or, cuan-do ests nervioso, or. Cuando creas que no tens ms fuerzas, or. Cuando sientas la oscuridad, or. Cuando te sientas solo, or. El rezar crea una concentracin en algo positivo. Es una esperanza, en una creencia, la re-fuerza y nos renueva. Yo creo mucho y voy a pedir por vos todas las veces que rece. Te voy a enviar de esta forma siempre todas mis energas positivas y mi cario.

    Atra con tus pensamientos solo lo positivo. Si te sents culpable de algo ped perdn a Dios y PER-DONATE, que eso te va a aliviar. Record que Jess muri en la cruz por todos nuestros pecados, sac tus remordimientos y LIBERATE de tu cruz.

    Si sents mucha ansiedad, respira PROFUNDO va-rias veces, que al aire entre por tu nariz, entre en tu estmago, despus a tus pulmones y exhal DESPA-CIO, lo ms que puedas por la boca, concentrate en respirar; y comenz a pensar en algo que te haga feliz, un paisaje, una foto, o un momento con un ser querido e imaginate que pronto se repetir.

    Todo tiene un fin, hay que tener paciencia para espe-rarlo, hacer fuerzas con la mente y el espritu, es lo que

    debs hacer, y no quedarte esperando sin hacer nada tampoco, porque ojo!!, que la mente es bastante traicio-nera y si dispons de mucho tiempo para pensar puede jugarte en contra, escarbando en las cosas ms oscuras y difciles que de nada te ayudarn en este momento.

    Ojal ests rodeado de buenos compaeros y guar-dacrceles, que te traten bien y que entre ustedes haya mutuo respeto, porque eso es fundamental para convi-vir en armona y poder transmitirle esa tranquilidad a tu familia, que son los que se encuentran ms deses-perados por la situacin que ests pasando.

    Si por algn motivo o circunstancia discuts o es-ts en desacuerdo con alguien, si presencis o sos vc-tima de una injusticia, antes de reaccionar como cuan-do eras adolescente, acordate de respirar profundo y repetir con tu mente diez veces la palabra PACIEN-CIA, PACIENCIA, PACIENCIA Y busc las palabras adecuadas para dar tu punto de vista sin agredir ni ofender a nadie. Busc mejorarte cada da ms, como ser pensante te sobra capacidad para saber expresarte en el momento adecuado. APROVECHALA!!

    Si te equivocs y te toca pedir disculpas, es de hombre saber reconocer tus errores y es de ms hom-bre aceptar las disculpas cuando alguien las pide por-que con vos se ha equivocado. Cuando puedas ayudar a tus compaeros, o escuchar sus problemas, HACE-LO, no hace falta que des tu opinin o tus consejos, el solo destinarle un poco de tu tiempo lo har desaho-garse y aliviar sus penas.

    Esto es una prueba, una oportunidad de aprender de tus errores. Si tens la dicha de poder trabajar, apren-der un oficio, terminar una carrera, dale para adelante, que nada te detenga. FUERZAS!! FUERZAS!! FUER-ZAS!! ARRIBA, AMIGO!! ARRIBA QUE VALES MU-CHO!! Y nunca desaproveches el tiempo que destinan para vos maestros, profesores o profesionales que inten-tan ayudarte a progresar y a mejorar.

    No todo se soluciona de la noche a la maana, pero ten fe que pronto llegar ese da en que salga el sol exclusivamente para vos.

    Espero con toda mi alma que estas simples palabras de aliento te sirvan y te ayuden en este momento para darte alivio y fuerzas como un granito de voluntad y alegra. Por ltimo, quiero recordarte que ac afuera so-mos muchos los que te esperamos, porque sos muy va-lioso para todos nosotros, as que a poner mucho huevo y voluntad para lograr que tu regreso sea pronto.

    LUZ, PAZ, AMOR, FUERZAS, ABRAZOS, PA-CIENCIA, VALOR, SABIDURIA, FE, ENTENDIMIEN-TO Y VOLUNTAD!!

    TE QUIERO MUCHO,

    Juan, tu amigo de la infancia

  • 8Gastn Brossio

    Para nuestra sociedad insaciable

    A ella, que ignora la mugre debajo de la alfombra, donde nos pisotean las botas y nadie dice nada, pues-to que, en lo concreto, somos basura. Somos el efecto de una mstica llamada sociedad, donde el derecho le corresponde solo a los ngeles, mientras que los demo-nios se queman en el infierno. Y a todo esto lo naturali-zamos por nuestra subjetividad, que marcan los medios.

    Fuimos ngeles que tuvieron la oportunidad de ve-nir a la Tierra, donde la realidad era diferente; y nos rebelamos por la falta de equidad, convirtindonos en demonios despiadados, que interrumpen el orden social solo por puro placer. No entendimos nuestro lugar y, por ende, nos convertimos en enemigos sociales: de n-geles pasamos a demonios. Y a los demonios, ni justicia

    Todas estas metforas parecen tan radicales... Pero lo cierto es que, en su gran mayora, las personas piensan as. Y pensar as es una conviccin hitleriana, por la que hoy en da bajamos a los judos, luego a los negros, luego a los homosexuales y as sucesivamente, hasta llegar a la paz social. S, la paz social! Y si ella est en riesgo, se vale de cualquier tipo de tortura, ais-lamiento, persecucin, etc.

    Cuando el miedo se instala en la sociedad, los indi-viduos son capaces de cualquier cosa. Basta con leer el Diario del ao de la peste, de Defoe, para darnos cuenta de la bajeza humana frente al fantasma del miedo!

    La inseguridad est en uno mismo; no se trata de echarle la culpa al otro. Estamos acostumbrados a mirar la mierda ajena, sin formar parte de ella y, la verdad, que no decidir sobre una cuestin es decidir, porque los problemas seguirn ocurriendo

    Seores, nos estn matando en las crceles!!! Qu hacemos? Pedimos la pena de muerte para to-dos nosotros, as terminamos con la basura social? Matamos a todos los presos, como hicieron los nazis? Les cortamos la cabeza en Plaza de Mayo? O los se-guimos torturando, para que salgan con ms rabia a la sociedad?

    Qu hacemos?

    Rubn Lujn

    La mujer de mi vidaPara Isabella Lujn

    Quisiera saber qu ests haciendo en este momento, porque yo me paso el tiempo entre estas paredes fras pensando en ti. Sabes que eres el amor de mi vida?

    S que algn da estaremos juntos nuevamente y podr volver a besarte y darte todo este amor que siento por ti. Aunque la distancia no nos permita ver-nos, s que lo que sentimos es tan fuerte como los ba-rrotes que me mantienen prisionero.

    Mi princesa... Este amor que siento por ti es ms grande que el mundo mismo. No te imaginas cmo te extrao; eres la mujer de mi vida, la mujer que cambi mi vida para siempre y lamento todos los das hacerte pasar por esta situacin. Pero quiero que sepas que to-dos los das le pido perdn a Dios, lo que menos quiero es que sufras por mi culpa. S que me amas como yo a ti y quiero que sepas que siempre te voy a amar, aun-que s que compartirs tu vida con otro hombre. Y si ese hombre te tratara mal y no te hiciera feliz, regresa conmigo: te estar esperando con los brazos abiertos y todo este amor que siento por ti, estar para con-solarte y secar tus lgrimas; tendrs todo mi apoyo incondicional.

    S que lloras a solas y que en tus oraciones le pi-des a Dios que me lleve contigo. Solo te pido pacien-cia; falta poco para poder sentir tu respiracin, tu olor, tocar tu pelo, besarte y abrazarte, mirarte a los ojos y decirte que eres y sers por siempre la mujer de mi vida, la que ms amo, la que amar eternamente, la mujer por la que dara mi vida. Y, cmo no hacer-lo?... si soy tu pap.

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  • 9J21COL

    Guerrero ContemporneoPor qu dejarnos vencer sin dar pelea? Por qu

    no perseguir nuestros sueos y/o metas? Sin importar los obstculos que se nos cruzan en el camino, soy un convencido de que lo que alimenta la vida de todos nosotros son los sueos, y de que muchos, en esa bs-queda de nuestros sueos, estamos ac por perseguir-los, y de que, por el mal manejo de un poder o por decisiones arbitrarias, terminamos siendo presos del sistema y vctimas de las autoridades.

    Son esas autoridades las que deben generar para toda la poblacin, y ms an para la menos favorecida, las herramientas para que todas las personas, sin im-portar religin, credo, ideologa, color ni sexo, puedan realizar sus sueos y metas. Estoy seguro de que, para ms de uno de los compaeros que he conocido en este lugar, estos sueos son los de poder brindar a sus familias un nivel de vida digno y de alimentar la le-yenda personal en la que se juega el papel de guerrero, pues da a da tienen que enfrentar diferentes batallas y enfrentarlas sin las mismas armas que sus rivales, que en este caso vendran a ser jueces, abogados, el Estado, el SPF. Nosotros estamos en desventaja, sim-plemente por nuestra condicin socioeconmica, por-que al sistema no le conviene que todas las personas tengamos un nivel de educacin suficiente para salir a enfrentar esa batalla que llamamos vida en igual-dad de condiciones. Por el contrario, se vale de leyes y normas para castigar y cortarles las alas de los sueos a todos los guerreros que buscamos un cambio para

    nuestras familias, que no contamos con un capital econmico fuerte como muchos de sus representantes que, amparados tras un escritorio y tras una pluma y un rbrica, nos cambian el destino, y forman gru-pos sociales destacados y exclusivos sin darnos la oportunidad de salir a luchar esa batalla en igualdad de condiciones a todos y todas.

    Es por eso que, desde esta comunidad educativa y desde esta publicacin, los invito a que utilicemos armas tan fuertes como los libros, la educacin y el arte para no hacerles el camino tan fcil; hayamos o no cometido un error, levantmonos y juntos, con un grito unsono, cambiemos el destino de nuestras familias y de nuestros seres queridos para que nuestra leyenda personal sea di-ferente y produzcamos un verdadero cambio social. E invitemos a nuestros compaeros a que se vistan con el traje de guerrero y luchemos por nuestros derechos fun-damentales, juntos, organizados y con las herramientas bsicas para ganar esta batalla que llamamos vida.

    Si tengo que luchar ser un da tan bueno para morir como cualquier otro, porque no vivo ni en el pasado ni el futuro, tengo solo el presente y eso es lo nico que me interesa, si puedes permanecer siempre en el presente sers un hombre feliz: percibirs que en el desierto existe vida que el cielo tiene estrellas y que los guerreros luchan porque esto forma parte de la raza humana. La vida ser una fiesta, un gran festival, porque ella solo es el momento que estamos viviendo (Paulo Coelho, El Alquimista).

    Ilustracin de Rubn Lujn.

  • 10

    Jorge Actis Caporale

    ReeducacinA mis ms de cincuenta aos tuve la suerte de poder ser reeducado. Cmo es esto? S, el Estado me est re-educando. El veintisis de septiembre del ao dos mil doce comenz este periplo estudiantil.

    En mi vida anterior haba ledo Alicia en el pas de las maravillas y ese era mi mundo: respetar a las autoridades, creer en la justicia, hacer lo que me hiciera feliz como tra-bajar, ser til a la sociedad, respetar a las personas, vivir en sociedad; al vivir en un Estado democrtico, participar en la eleccin de autoridades a travs del sufragio, pagar tributos al estado y tantas otras cosas. Despus de la fecha anteriormente mencionada, la vida me mostr la realidad.

    Esta vida que yo llevaba no era real, era una ficcin, como el cuento de Alicia. Viva en el mundo del revs; el mundo real es este, donde las autoridades (SPF) te ensean a perderles el respeto, donde dejs de creer en la justicia porque no existe: es nada ms que una caja a manera de es-cenario donde los hilos manejan a tteres con nombres es-tndar (secretario, fiscal, juez). Me pregunto: quin mane-jar estos hilos? Esto es concreto, alguien los maneja. Este es el mundo real, donde sigo aprendiendo cada da ms.

    Hay materias de esta nueva enseanza que me cues-tan mucho, como respetar a las personas, vivir en so-ciedad, ser til a ella, ser feliz. Ac no hay profesores de apoyo para estas materias. No obstante, me las arre-glar para superar estos escollos de concepto; aprender lo que tenga que aprender hasta poder graduarme. Esta reeducacin laica y gratuita te otorga el ttulo honorario de Hijo de Mil Putas. Cuando termine esto, mi vida anterior ser nada ms que un recuerdo.

    ExtraamientoExtraamiento, palabra sumamente extraa para m. Empec a asociar y a jugar un poco con ella, extrao o miento, extrao y miento, extrao que miento, estre-imiento dej esa bolsa de palabras, la cerr y puse el foco en una sola palabra: extrao. A ella le encuentro dos significados. Uno es el lugar donde estoy, lo extrao que me siento y, por otro lado, todo lo que extrao.

    Dej caer mi humanidad en la litera donde duermo, mi cielo est formado por infinitos rombos perfecta-mente alineados de izquierda a derecha y de arriba abajo. En l puedo moldear infinitas formas, pero nin-guna me es familiar.

    Este cielo es el elstico de la cama de mi compa-ero, que seguramente ve otro cielo distinto al mo; podr formar otras imgenes?, me pregunto. A l le resultarn familiares? Y me dije: esa es su mente; no tengo derecho a meterme en sus asuntos.

    Dej caer mi humanidad en la litera y fue cuando descubr que no solamente era mi cuerpo sino todo el a, b, c de mi vida1, o no, sino que sera parte de ella.

    Este pensamiento confuso me mostr la realidad: ese no era mi cielo, no tena estrellas, luna, brisas, ni el ruido de las olas del ro; eso es lo que ms extrao.

    Tena otra vez dos extraos; uno era el de no pertenencia y el otro el de las ausencias; me doy cuenta de lo que es el extraamiento.

    1Julio Cortzar, Rayuela.

    Jos Cannabis

    Por qu me tienen penalizada?Por estar penalizada, soy motivo de debate permanen-te, siempre en el ojo de la tormenta; si yo no tengo la culpa de existir por naturaleza.

    Hay muchas personas que tienen sus ganancias: punteros, polticos y fuerzas de seguridad que estn para garantizar los intereses de la sociedad, pero ellos cuidan sus propios intereses.

    Das pasados, en el barrio de Villa Soldati, un ado-lescente fue perseguido por la fuerza de seguridad que custodia la zona, que supuestamente tiene que prevenir la venta de estupefacientes. Pero no persi-guen al que vende, persiguen a sus consumidores, y en este caso persiguieron a un adolescente que iba en su moto hasta atropellarlo, y de esa forma lograron detenerlo. Por las lesiones sufridas, el adolescente fue a parar al hospital. En dicho nosocomio, el hospital Pieiro, no le encontraron lesin alguna. El pibe vol-vi a su casa y, a la semana, a raz de lo acontecido en su momento, muri.

    Yo me pregunto: quin paga la vida de ese adoles-cente?, el puntero, los polticos, la fuerza de seguridad involucrada o la sociedad?

    Palabras del presidente de Uruguay, Pepe Mujica: al consumidor, si lo criminalizamos, se lo entregamos precisamente al narcotrfico (http://goo.gl/qJBjPy).

    No sera todo mejor si no me tuvieran penalizada?

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  • 11

    J21COL

    Realidad paralelaEn estos tiempos compulsivos y desenfrenados en una sociedad enferma y consumista que ha sido sometida por la ambicin de las directrices polticas, ideolgicas y econmicas, los valores y la tica van desapareciendo cada da ms, nos van convirtiendo en un nmero ms de la lista. En qu clase de mundo estamos viviendo? En uno cada vez ms perverso y corrupto, nos muestran la sobrevivencia como mtodo, no es acaso esto un mo-delo occidental de dominacin legtima?

    En este orden de ideas se crean dos mundos total-mente diferentes y desiguales: uno donde las preocu-paciones de uno de los actores principales son la posesin de objetos y la estabilidad eco-nmica, sin importar las consecuencias para llegar a la posesin de dichos objetos; donde comprar es la posta: comprar ideologas, personas, inf luencias, compaas, y pasar por encima de quien sea y como sea, sin importar el dao que pueda cau-sar; donde las perso-nas y sus pensamien-tos tienen un valor de cambio; donde los que compran pretenden dominar por med io del dinero y someter a quienes no tienen po-der adquisitivo a sus leyes y tratamientos, encerrn-dolos en una realidad paralela, un avance desmedido de la modernidad y su filosofa destructiva de las rela-ciones sociales en plano de igualdad.

    En esta realidad paralela conviven dos grupos y estn en constante enfrentamiento: los dominadores y los dominados (la lucha de clases). Estos ltimos, dominados por sometimiento, sin otra eleccin, donde esta relacin establece el curso diario de la humani-dad. A diario los dominados, que no somos ms que los sectores populares, personas excluidas por color, etnia, e ideologa o clase social, estamos en un estado de supervivencia y resistencia.

    En este sector siempre hemos sido perseguidos por un Estado que con polticas e instituciones vive siem-pre disfrazando la realidad y sumindonos cada da ms en una guerra constante por la supervivencia, por un plato de comida, por un pedazo de tierra, por una oportunidad laboral, por un techo, sin ver las con-secuencias y los obstculos por los que tenemos que pasar cada persona, o que somos sometidos por los tratos inhumanos que tenemos que soportamos y por

    lo que, sin querer, terminamos sometindonos a no-sotros mismos. Estos tiempos hacen que nuestra rea-lidad est construida por un marco de guerra donde los pases desarrollados institucionalizan la violencia por medio de sus perversas instituciones militares y represivas que naturalizan las muertes y las justifican hablando del progreso, de seguridad, reforzando su modelo econmico.

    Esa seguridad que solo busca despojar de sus cos-tumbres , tierras, recursos, familiares, este plano de la realidad donde hay ms balas que libros, ms crceles que escuelas , ms centros psiquitricos que hospita-les, ms centros comerciales que centros culturales.

    En esta realidad paralela que da a da azota directa e indirectamente a todos (directa, cuando nos enlistan al ejrcito, cuando trabajamos por salarios de hambre,

    cuando nos persiguen y nos encierran, cuando nos sealan, cuando no podemos salir de nues-tro barrio), es esta reali-dad la que hace que mu-chxs tengan que salir, a afanar para llevar un plato de comida a sus familias mientras en la contracara la preocu-pacin es tener el coche ltimo modelo, tener un piso exclusivo, vivir en un country, comer en los mejores restauran-tes y mirar por encima del hombro a quienes lo ven desde afuera. En esa realidad, los pobres somos ms pobres, los ricos son ms ricos.

    Esta realidad es la lucha de clases que ha reprimido al ms dbil, o a los que menos tienen, forzndolo a desaparecer o a sub-sumirse ante el mercado y el capital, enfrentndolo a un asesino salvaje que da a da se hace ms fuerte y despiadado: EL CAPITALISMO.

    Pero nosotros, los sectores populares, los excluidos, luchamos y resistimos e impedimos el avance de ese camalen destructivo que es el estado que cambia de piel, color, lugar, pero que en esencia es el mismo.

    El delito, para ellos, est contemplado pero solo para los sectores populares, estudiantes que buscan cambiar una realidad, ejerciendo una accin direc-ta que se refleja en la accin directa por parte de los jueces hacia los pobres, porque somos nosotros los que sufrimos esa accin directa, pues no tenemos el dinero para comprar un juez, un fiscal o un representante po-ltico, y pagamos por cometer un delito del cual somos conscientes. Pero y ellos, cuando se equivocan en un juicio, una sentencia o un proyecto de ley, tienen algn tipo de sancin? No, es simplemente un me equivoqu, ya est, y siguen adelante mientras le cagan la vida no solo a una persona, sino tambin a sus familias.

    Ilustracin de Rubn Lujn.

  • 12

    J21COL

    Hasta cundo? En esta edicin, quiero enviar un saludo de apoyo a todos los campesinos colombianos que resisten al terrorismo de Estado y que estn siendo vctimas de un gobierno neoliberal pro-imperialista y paramilitar a cargo del seor Juan Manuel Santos que, junto a l-varo Uribe Vlez, han cometido y cometen los ltimos actos genocidas ocurridos en Suramrica. Es una dic-tadura militar y un gobierno que mata, tortura y re-prime al campesinado colombiano; es una dictadura disfrazada de democracia, que se ha instalado ilegtimamente, por la fuerza y por la compra de votos.

    Me pregunto: dnde estn los 1.200 falsos positivos2 asesinados por grupos paramilitares respal-dados por las autodefensas y la parapoltica, que luego fueron encontrados en fosas comunes en el pas y por cuya desaparicin ninguno de los dos ha sido conde-nado?

    Desde lejos, me duelen como propios es-tos actos terroristas porque, como ciudadano de esta nacin, crec con el conflicto como vecino y, aunque en el momento del Tratado de Libre Comercio (TLC) no haya estado viviendo en Colombia, he visto cmo el sector campesino ha sido conti-nuamente manoseado por el gobier-no de turno y por gobiernos ante-riores, que con polticas de reformas agrarias y modelos de apertura eco-nmica permiten que EE.UU. los ten-ga desnudos y subsumidos en su mer-cado. Porque este gobierno, como los anteriores, permite que EE.UU. pase por nuestro pas como Pedro por su casa, ha-ciendo lo que quiere con nuestros campesinos, que los desaparezcan y los persigan hasta el pun-to de que el ESMAD3 los reprima por manifestarse por sus derechos y por reclamar por su fuerza de trabajo que es, como dira Marx, el principal factor para obte-ner la plusvala.

    Hoy, el pueblo parece sufrir un sacudn ante este saqueo del que somos vctimas todos los colombianos y latinoamericanos en general; ese pueblo que hoy

    2Los falsos positivos son personas desaparecidas por el ejr-cito y por grupos paramilitares durante el gobierno de Uribe, personas de la sociedad civil a las cuales desaparecan, mata-ban y torturaban con el pretexto de que eran guerrilleros y ac-tores del conflicto armado.3ESMAD: Escuadrn Mvil Antidisturbios de la Polica Na-cional de Colombia.

    resiste los embates de la Polica Nacional, el ESMAD, el ejrcito y dems instituciones militares que atropellan a fami-lias que piden a gritos poder trabajar la tierra, que se oponen al modelo transgnico yanqui y que se oponen tambin a todo el saqueo del que Colombia es vctima. Es terrible que esta violencia est tan institucionaliza-da y naturalizada en mi pas que hoy el poncho y el sombrero peleen contra los fusiles, los gases bomba y las instituciones militares.

    Por la autonoma en la produccin agrcola en Amrica Latina y por la soberana latina, un saludo de camaradera y resistencia.

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  • 13

    Represin, aislamiento y mucho silencio [Mail de David]

    16 de enero de 2012 - 18:58

    Me encuentro detenido en la Unidad 6 de Rawson, crcel de mxima seguridad para condenados. Crcel en la cual la mayora somos de Bs As y lo grave es, no slo que nos separan los ms de 1500 km de distancia que desde all hay hasta ac, sino que tambin nos separa la indiferencia y el abandono que nos deja aqu aisla-dos. Vendados y querindonos conformar con un peculio y beneficio, que para que el preso se lo gane tiene que relajarse, humillarse, ser sumiso. Creo que este gobier-no viene logrando cambios positivos, pero que todava, al menos aqu, no se ha tocado ni ha tratado la enfer-medad profundamente.

    Para que el delincuente social, aquel que no ha teni-do nunca la oportunidad de reconstruir su vida, y por so-bre todo reconstruirse primeramente como ser humano, logre ser l el punto de partida del proyecto, para luego de recuperar su libertad, tener otros proyectos que ten-gan que ver con el trabajo, el ser solidario, etc.

    Pero aqu el modelo de rehabilitacin que se aplica son los palos, los engomes (encerrados en una celda) y ante tantas injusticias que uno tiene que bancar; siem-pre va a haber quien reaccione mal, y es ah donde apro-vechan, no slo para sancionar a ese pibe que reaccion mal, sino tambin para molerlo a palos y tomar la excu-sa para dejar a los otros 29 presos encerrados en su cel-da por tres, cuatro o diez das, privados de comunicacin telefnica, defecando en bolsas y orinando en botellas. Con suerte te baas una vez cada dos o tres das, todo segn cmo se hayan levantado.

    Desde que vine, ped atencin psicolgica y an es-toy esperando.

    No existe un organismo que regule estas atrocidades y nos proteja.

    Procuracin Penitenciaria apenas hace lo que puede y estn saturados de casos. Las Defensora Oficiales di-rectamente no existen. Los familiares van al juzgado y les dicen que se manejen con la Defensora, y cuando llaman por telfono a Defensora les dicen que a ellos no les pueden dar informacin; llaman al interno y te cortan el llamado cuando escuchan que la llamada proviene de un Establecimiento Penitenciario.

    Ante las denuncias que realizamos... quin nos pro-tege? Si los mismos mdicos del penal estn ah cuan-do te golpean y, los que escriben, de lo que escriben en nuestros cuerpos nunca dicen la verdad, quin va creer que ellos mismos se tiren en contra de su pro-pio sistema? Y cuando realizamos una denuncia, si slo tens rota la nariz y un par de moretones, comentan ironizando: como llamaramos a esta leccin en tiem-pos atrs o ac a vos te hicieron una brujera y se ren. No se puede pretender, que se demuestren todos los casos de tortura que an aqu estamos viviendo, si es as como aqu estn organizados, complotados y tie-nen la represin incorporada, materializada. Tendra que venir ms gente de diferentes organismos de Derechos Humanos a dar charlas para evitar que sucedan estos hechos y que nosotros tuviramos que hacer denuncias y que esto recayera, adems, as, en nosotros y toma-ramos ms consciencia de cmo todo esto funciona para poder quitarnos de encima la mano que nos oprime. As aprendemos a hacer valer nuestros derechos mediante reclamos, escritos o telefnicamente y no con fierros en las manos como ellos quieren para justificarnos.

    Necesitamos tambin que ustedes crean en nosotros. No s si hay muchos que estn aqu interesados en

    que esto cambie para mejor. Pero yo soy uno y estoy se-guro de que debe haber muchos ms, slo hay que des-pertarlos. Tambin creo que afuera hay gente que est dispuesta a ayudar. Su mirada aqu adentro rajara las paredes y poco a poco avanzaramos a esto que muchos creemos una utopa.

    Les dejo algo de Eduardo Galeano para despedirme: Cuando el Che Guevara escribi la ltima carta a sus padres. Para decir adis, no eligi una cita de Marx. Es-cribi: Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante. Vuelvo al camino con mi adarga al brazo. Na-vega el navegante, aunque sepa que jams tocar la es-trella que lo gua.

    David Dubrawww.3ddddavid.blogspot.com

    [Mail de Valeria, esposa de David]

    25 de enero de 2012 - 15:00

    A los que supieron escuchar: gracias. A los que les gano la maldita indiferencia, hoy LA REPRESION, EL AIS-LAMIENTO Y EL SILENCIO, y el maldito SERVICIO PENI-TENCIARIO se llev lo que ms amo en este mundo: a DAVID DANIEL DUBRA, mi esposo. Dicen que se ahorc:

    MENTIRAAA! David quiso ser la voz de muchos que ca-llan por miedo... y lo pag con su vida. Pero como que existe Dios que todo va a salir a la luz.

    Valeria

    'RVVLHU'XEUD

  • 14

    Gastn Brossio

    Apretando los dientesCuento en memoria de David Dubra

    Me encuentro en los buzones de un penal desconoci-do de Buenos Aires, hace ms de tres das estoy aqu. Tengo para siete das ms, me trajeron por el solo hecho de sacar un habeas corpus para mejorar mis condiciones en el encierro. Tengo diabetes y ped que la insulina me la dieran a la maana y no a la noche como estos inadaptados con regularidad me la aplica-ban. Esto me cost los diez das de aislamiento, por reclamar lo que me corresponde.

    En el parte deca que le falt el respeto a unos de los penitenciarios, ms precisamente al que abre la puerta, razn por la cual me concibi esta causa ar-mada que estoy pagando. En estos momentos me en-cuentro solo, vengo soportando con los dientes apreta-dos la paliza que, cada vez que se produce un cambio de guardia, me dedican; me quieren enloquecer, pero igual s que del otro lado de estos muros me esperan mis hijas y mi familia, es por eso que resisto la tortura fsica y psquica de estos HDP.

    Son las seis y media, s que pronto llegarn, mis dientes empiezan a sentir la presin que estoy a pun-to de aguantar. Me la paso en silencio meditando, haciendo soliloquios con mi conciencia que se quie-re tirar del barco o quizs estallar como una bomba molotov sobre el Congreso de la Nacin, cosa que no suceder: solo es mi imaginacin.

    Ah, estn, ah vienen, escucho los pasos! Mi co-razn empieza a agitarse cada vez ms rpido; aunque los pasos parecen eternos, mi pulso parece que va a estallar; trato de respirar profundo: exhalo, respiro, exhalo, respiro. Siento la puerta de entrada, la reja li-bera su candado opresor, son solo doce pasos de dis-tancia hasta mi celda. Mi puerta se abre y el dilogo comienza.

    Pentihel, Leonardo.S, encargado Mire la pared y manos atrs con voz de paisano

    medio borracho y con un palo en la mano, comienza a acercarse; contina: As que SOS pesado vos, negro! Me interroga: Avos te gusta reclamar tus derechos!!! Porteo, ahora vas a ver lo que son tus derechos

    No, encargado, solo estoy enfermo y reclam la insulina.

    Ac te vamos a curar, porteito, mir la pared, te dije! con voz imperativa

    Comienza la paliza; mis dientes siguen apretados, aguantando el temblor, trato de soportar todos los pa-los que mi debilucho cuerpo aguanta, como cataratas de aguas que pegan frente a las rocas.

    No, no, no, ya est. Basta, basta, ya est, encarga-do, ya est. Me van a matar, no!, no!

    Vos vas aprender lo que es bueno. Quers hacerte el subversivo. Tom, tom, tom palos

    Ya est, basta de pegarme, basta de pegar.

    Y en ese momento me desvanec, cual si fuera una flor muerta por la sequa.

    Cuando recobr el conocimiento, no saba qu hora era. Me encontraba mareado, con el cuerpo todo do-lorido. Unas lgrimas comenzaron a derramarse por mi mejilla; quise ser fuerte pero la tortura hace llorar hasta a Sansn. Comenc a apretar mis dientes nueva-mente: la bronca y la desesperacin se notaban en mis ojos, enrojecidos por la paliza. Mi brazo derecho tena un globo de piata, porque fue con el que me cubr la cabeza. Mis costillas estaban todas destrozadas, me costaba respirar; los muslos perecan los de Maradona en el 86. Las plantas de los pies aparentemente haban estado con los indios embroncados por la conquista del desierto. Todo era dolor, todo era bronca. Mis mi-nuciosos msculos sentan las batallas del opresor que durante tiempo, quizs siglos, abati al dbil. Y ah, solo en mi soledad, comenc a llorar con todas mis fuerzas. Odi la humanidad, odi mi existencia, odi haber nacido pobre, odi mi condicin de preso, odi todo lo que se pueda odiar, pero reflexion y perdon todo lo que haba odiado.

    Igualmente, todo segua ah, en un buzn hmedo con olor a pis y sin ganas de nada. De vuelta escuch los pasos: eran ellos. Esta vez tenan una soga en la mano, me imagin lo que iban hacer. Mis dientes co-menzaron a repetir la presin de la bronca. Pero no s por qu circunstancia me entregu, con mis manos sumisas en la espalda. Me ataron, me taparon la boca para que no gritara, luego me pusieron una capucha y la luz se me apag. Ahora estoy del otro lado, no sufro ms, tengo paz

    Los corderos no le temen al cuchillo,y ofrecen su cuello sumisamente al sacrificio.

    El texto que sigue fue publicado en medios regionales por Marth a B ardaro, profesora en Filosof a y

    Cienci as de la Educacin, de la Universidad Nacional del Nordeste, quin conoci a David.

    'RVVLHU'XEUD

  • 15

    Martha Bardaro

    En memoria de David Dubra HerreraQuin fue David? No son muchos los que lo conocieron. Se lo voy a describir: un hombre joven, inteligente, sen-sible, amante de la lectura, ansioso por seguir estudian-do, preocupado por hacer lo que estuviera en sus manos para que los pibes no hicieran las malas elecciones que hicimos nosotros. As me lo dijo muchas veces.

    A qu nosotros se refera? A los internos de la Unidad Penal 7 de Resistencia.

    David era un interno. No sabemos por qu circuns-tancias de la vida cometi un delito, y no nos interesa, que lo trajo a nuestra crcel de mxima seguridad. Y seguramente nunca lo sabremos porque haca unos me-ses haba sido trasladado a la crcel de Rawson y all lo encontraron, hace pocos das, ahorcado en su celda.

    Frente a este hecho tan espantoso, frente a la vida de un hombre sensible y solidario que qued trunca y de manera tan horrenda miles de preguntas se me agolpan en la mente: Qu pas? Qu lo llev a tomar tan drstica decisin? Tena tantos proyectos para reinsertarse en su familia y en la sociedad, para ayudar a los pibes jvenes

    Cuando la vida nos enfrenta a hechos como este creo que lo nico que podemos hacer es ejercitar el sano mecanismo de la autocrtica, y aqu otra vez se me agolpan preguntas: Pude hacer algo y no lo hice por descuido, negligencia, o por no darme cuenta de lo que es-taba pasando? Pudo el Servicio Penitenciario, por exceso de autoritarismo, por falta de personal idneo, por sacarse de encima a alguien que molestaba pidiendo que se cum-

    plieran sus derechos establecidos por ley, haberlo inducido al suicidio? Fue realmente un suicidio? Esta pregunta es fuerte porque David no pareca ser de los que bus-can la muerte. l amaba la Vida.

    Son preguntas las que estoy formulando. En todo caso, si se quiere ver en ellas alguna acusacin, yo tambin estoy incluida.

    Informes recibidos nos hacen saber que entre la ex-traccin del interno de la U7 y su ingreso al Penal de Rawson transcurrieron cinco das en los que e l preso fue paseado por lugares no identificados. Su estada en Rawson comenz con aislamiento de 23 horas diarias.

    Lo que pido, a travs de esta carta, es que las auto-ridades competentes investiguen qu pas en la lejana crcel de Rawson. Que la muerte de David no sea en vano y sirva para que se pongan en prctica las ex-celentes leyes que han salido en los ltimos tiempos para los contextos de encierro. Y que vayamos ms le-jos an: que los legisladores y las autoridades compe-tentes revisen a fondo cmo funcionan los contextos carcelarios, tanto federales como provinciales.

    Si eso no ocurre David habr muerto en vano y su muerte ser una carga de culpa que llevaremos to-dos los que, de una u otra manera, estamos compro-metidos con trabajos en las crceles.

    Por la memoria de David Dubra Martes 31 de enero de 2012Su voz est viva en lxs que seguimos luchando por un mundo ms justo.

    El 17 de enero nos lleg un mail de un pibe que es-taba preso en Rawson. Mandaba un comunicado escri-to por l, Aislamiento, represin y mucho silencio se titulaba. Le respondimos preguntndole si quera que lo publicramos en nuestro blog, dijo que s. Volvimos a escribirle para contarle que habamos subido su ar-tculo, pero no sabemos si ley ese mail. El 25 lleg un mail de su esposa. David Dubra (as se llamaba l) haba sido encontrado ahorcado en su celda.

    Llevaba cumplidos 12 aos de una condena de 15. Por buena conducta haba obtenido la libertad asisti-da, y pidi cumplirla en Marcos Paz para estar cerca de su familia. Pero como siempre ocurre, sin ninguna explicacin fue trasladado a la U6 de Mxima Seguri-dad de Rawson en diciembre. Desde que lleg empez a sufrir las diferentes violencias del encierro. Habiendo terminado un traslado que parti desde la U7 de Chaco

    y que dur cinco das a travs de un recorrido que an no fue identificado, su estada empez con 23 horas diarias de aislamiento. El mismo da en que David mu-ri se le inform a su familia que haca 20 das que es-taba autorizada la orden para su traslado a Marcos Paz.

    Fue a los pocos das de haber publicado su artcu-lo en el que denunciaba las torturas que ocurren en el encierro, la complicidad del cuerpo mdico y el olvido del Estado, que David apareci ahorcado. La investiga-cin del hecho fue ordenada por Mariano Miquelarena, secretario Penal del Juzgado Federal de Chubut; ahora habr que esperar, ajustarse a los tiempos de la justicia.

    Los hechos que denunciaba y de los que fue vcti-ma son cosa cotidiana, que pocas veces salen a la luz y que todava menos an se esclarecen. Ojal que la pelea que desde adentro mantuvo con la injusticia sea continuada por otrxs. Su esposa ya empez a su mane-ra: David quiso ser la voz de muchos que callan por miedo... y lo pag con su vida, pero como que existe Dios que todo va a salir a la luz.

    [Texto publicado en Atrapamuros (colectivo de educacin popular en crceles) www.atrapamuros.blogspot.com.ar]

  • Ilustracin de Maury Moreno.

  • 18

    Gaby Peyri

    Resistencia jurdica y costumbres naturalizadasPor qu decimos que existe la resistencia jurdica?, o por qu nos preguntamos esto?

    Por qu? En la realidad podemos percibir, sentir y padecer esta especie de deformacin jurdica que ejercen los jueces cuando construyen fallos irrisorios cargados de lagunas, vacos, dudas; veamos qu nos dice la ley, cul es su espritu?

    La ley tipifica los hechos, actos, conductas o acciones antijurdicas; o sea, los delitos penalizados. Tambin sabemos que est expresamente dirigida hacia los jue-ces y despus a la sociedad civil, segn Kelsen (filsofo del Derecho). Entonces vayamos a los pasillos del po-der judicial y observemos qu pasa dentro de cada uno de ellos y con los magistrados (palacio), porque hay muchos. Y, oh, casuali-dad!, la costumbre, como dice Zaffaroni, viene a destruir el espritu de la norma: cuan-do los responsables de ejercer y aplicar la ley se desvan de ella con una especie de fuerza o sujecin colectiva de casi to-dos los magistrados y jueces; cuando fallan y violan todo tipo de garantas jurdicas y hasta la propia Constitucin Nacional se ve totalmente de-formada y destruida; cuando uno puede leer los fallos y sus fundamentos, o sea, la descripcin de los hechos (o, me-jor dicho, de cmo ellos los ven) y los escriben atando cabos sueltos en vez de recolectar pruebas concretas y acogerse al Derecho; aplican la sana crtica y, ante cual-quier duda, adivinen!, condenan a los seres humanos a vivir o morir en prisin. Entonces, nos preguntamos: dnde est el indubio pro reo (ante la duda favorecer al reo)? Bueno, esto es solo un ejemplo muy grfico de los acontecimientos.

    Ah!, y esto no es lo peor, sino que se reproduce con el nico fin de sacar de circulacin a un sector social discriminado y marginado, atacado, que para-djicamente termina siendo funcional al mismo sector que lo atrap, lo conden y lo deposit en un sistema muy perverso, donde se agudizan las falencias y se profundizan los castigos tanto fsicos como psquicos.

    Dnde est Keynes para contrarrestar estas polti-cas neoliberales ultra capitalistas? Lo necesitamos ur-gente, que aparezca ya.

    Cristian Cuevas

    El mambo de Marambio

    Tu aullido esta vez, quiera dios, no se va a or en la prisin.

    No resulta difcil escribir cuando se trata de Alejan-dro Marambio, el nuevo viejo Director Nacional del SPF. Es que se vende solo, se presta, se pone en evi-dencia solo. Se pone en evidencia en cuanto a lo que ser su gestin al frente del SPF.

    A todos los que formamos parte del CUD, nos pica algo cuando suena la palabra

    Marambio; para colmo, tiene nom-bre de ritmo tropical, pero no: es

    el apellido del Director Na-cional del SPF. Nos pica, nos hace ruido, nos traslada a aos atrs, al perio-do 2007-2010, que fue el de su gestin an-terior al frente de la institu-cin.

    He colabo-rado en la re-daccin del co-municado que hemos sacado desde el Grupo Universitario

    Devoto manifestando rechazo y repudio a la designacin de Marambio como Director del SPF, por lo que podra hacer un cortar y pegar de ese comunicado y listo. No obstante, me voy a centrar en la entrevista que dio al pe-riodista Eduardo Anguita, autodenominado periodista independiente.

    Dicha nota sali publicada en el diario Miradas al Sur 4: casualidad o no, el mismo medio en que Hortel

    4Histricamente se habl de readaptacin. La ley de ejecu-cin habla de resocializacin. Lo que est claro es que la cr-cel, al menos en su concepto tradicional, difcilmente resociali-ce a alguien y siempre fue vista como un lugar de deterioro de la persona. Nuestro objetivo es que la persona que esta priva-da de su libertad tenga los mismos derechos que las personas que estn viviendo en libertad ambulatoria. De hecho, los ejes de nuestra gestin penitenciaria son la educacin la cultura, la salud y el trabajo, los mismos pilares de la poltica de derechos humanos que la nacin hace para el resto de la poblacin. Te-nemos que generar en el SPF el mismo nivel de inclusin que el gobierno logr en nuestra sociedad.

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    Ilustracin de Maury Moreno.

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    le dio su primera entrevista pos-asuncin como di-rector de la institucin penitenciaria en 2011. En esa entrevista, Hortel, de algn modo, anticipaba lo que sera su gestin al frente del SPF, que, hoy vale decirlo, a grandes rasgos cumpli.

    Desde ya que uno tiene toda una crtica respecto de las polticas de Hortel; no medidas, sino polticas, por-que l mismo es poltico. Bsicamente, esas polticas consistieron en otorgar ciertos beneficios y ampliar de-rechos a los detenidos, pero con la connotacin de que esas polticas fueron la base para docilitar a las masas (pan y circo para el pueblo). Es decir: gener adhesin en la poblacin carcelaria otorgando no ms que lo ele-mental, lo que corresponda; pero claro, en este contex-to de necesidades y reclamos, que se otorgue lo mnimo genera como un sndrome de Estocolmo. Ello de algn modo posibilit que tuviera una gestin ms o menos tranquila, y cuando se dice ms o menos tranquila hablamos de que baj el ndice de muertes, no que ces la violencia institucional ni las muertes violentas en las crceles eso continu, en menores nmeros respecto de la gestin anterior, pero continu.

    Claro que estas polticas, en el seno interno del SPF, tuvieron un efecto contraproducente: se hizo de la enemistad del ncleo duro de la institucin peni-tenciaria, de los viejos dinosaurios de la institucin. Y ahora ese ncleo, que se siente ms suelto, con aire, seguramente empezar a pegar una embestida contra la poblacin carcelaria, a avanzar en contra de las po-lticas de Hortel. De hecho, tras la renuncia de Hortel, no pasaron dos semanas antes de que apareciera un pibe ahorcado en Ezeiza, Matas Cejas, que haba sido trasladado de la crcel federal U7 del Chaco a la de Ezeiza a fines de junio para ser protegido, porque jun-to a su hermano haba denunciado al SPF por torturas y haba sido violado. Se va Hortel, aire para el SPF, y all apareci ahorcado. Primera factura del SPF.

    Desde ya que uno no renuncia a decir que aun du-rante la gestin de Hortel se sigui con viejas prcticas y vicios de la institucin penitenciaria. Y, est quien est, eso va a seguir ocurriendo en la medida en que no se modifique la ley orgnica del SPF Ley 2.416, una ley de la dictadura an vigente. Es necesario que la sociedad civil, las instituciones civiles, entren a la cr-cel, que el SPF solo tenga como fin la custodia externa de las crceles, que no est en contacto con los presos. Hoy, por cmo est planteado el escenario, se da un crculo vicioso que se retroalimenta. El uno es funcio-nal al otro: el preso al polica y el polica al preso.

    Esto nos remite a ciertos hitos histricos: Maram-bio, ms all de las muertes y torturas en el marco de su gestin (de enero de 2009 a enero de 2011 se pro-dujeron 78 fallecimientos de personas detenidas en las crceles federales; como dato relevante, entre octubre de 2009 y octubre 2010, once de esas muertes fueron por causas violentas)5, en el seno de la UBA tuvo su impacto: mont una causa que implic el allanamiento y cierre temporal del CUD. Sucedi que con la mili-tancia de los coordinadores externos de UBA XXII

    5Informe anual PPN ao 2009/2010.

    Juan Pablo Parchuc, Nair Repollo, Liliana Cucut, Paola Calcagno, Marcelo Langieri, entre otros, y el entonces Director de UBA XXII, Leandro Halperin el Consejo Superior de la UBA, ese elefante gigante, a instancias de una amenaza de bomba, pudo sesionar y emiti una declaracin histrica sacando un pronunciamien-to unnime de repudio al atropello y en defensa del CUD y del Derecho a la educacin pblica; esto sirvi de disparador para que se dieran distintas manifesta-ciones (vale decir que el 1 de noviembre de 2010, una semana despus de la muerte del ex presidente Nstor Kirchner, se dio la primera marcha en contra del go-bierno de Cristina Kirchner). Fue en el Ministerio de Justicia y DD.HH.; participaron distintas organizacio-nes polticas estudiantiles de la UBA como La Mella y Franja Morada Derecho. As lo recuerda el compaero Cacho Rodrguez6 : () no puedo dejar de mencionar hechos que, a pesar de no haberlos presenciado, tengo para m como imgenes, escenas imborrables (). Las dos tardes en que dos organizaciones polticas estu-diantiles histricamente enfrentadas en sus posiciones y acciones, estuvieron hombro con hombro poniendo el cuerpo junto a nuestras familias, nuestros amigos y profesores a las puertas del Ministerio de Justicia de la Nacin sosteniendo nuestro reclamo. Esto se dio junto con la FUBA, que en ese momento era presidida por Ita Hagman, familiares de detenidos, docentes y auto-ridades del Programa UBA XXII. Y no podemos dejar de mencionar que la Legislatura de la Ciudad Autno-ma de Buenos Aires declar de inters social para la Ciudad al CUD y al Programa UBA XXII.

    A la vez, y no menos importante, dio nacimiento a esta publicacin, La Resistencia, que hoy sigue firme, y ms que nunca. La primera tapa de La Resistencia es una foto tomada en esa marcha a una bandera que en-viamos los estudiantes que dice: Basta de persecucin ideolgica, que se respeten las leyes y los convenios universitarios democrticos. Esos atropellos de parte del SPF al CUD, la lucha que se lanz en ese momen-to, la organizacin de los compaeros, la adhesin de distintos organismos a nuestros reclamos y la presin que se ejerci con la huelga de hambre de siete com-paeros en reclamo del derecho a la educacin entre ellos, los compaeros Gastn Brossio, Cacho Rodr-guez y Juan Prez, fieles escritores de La Resistencia, ms la adhesin a dicha huelga del periodista Oscar Castelnovo, de FM la Walsh y de Comunicacin por la Libertad; todo ello deriv en la salida de Marambio del SPF. Llegada de Hortel y, hoy, nuevamente Acoyte.

    Ahora bien, estamos a un mes de las elecciones legislativas. Sabemos que, prima facie, el SPF no va a tomar ninguna medida extrema. No obstante, vemos cmo las fuerzas del SPF hoy se sienten menos ajusta-das y de a poco se van a ir soltando, cada da un poco ms. Se siente un clima de jolgorio por parte del perso-nal del SPF; todos esbozan: Ahora nos toca a nosotros.

    Distintas personalidades ligadas a organismos de DD.HH., entre ellos el Premio Nobel de la Paz Adolfo

    6Crceles de Mala muertes, informe anti carcelario 2010/2011, pg. 27, Agrupacin por la Libertad.

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    Prez Esquivel, ya se han expresado respecto de la designacin de Marambio, comparando su designa-cin al frente del SPF con la designacin de Milani al frente del ejrcito. Un punto en comn: rechazo y repudio. Recientemente la Liga Americana por los Derechos del Hombre (LAPDH) nos ha hecho una vi-sita en el Aula Magna del CUD y hemos elaborado una serie de puntos para trabajar en una mesa con el Ministerio de Justicia y DD.HH. de la Nacin, a efectos de trabajar distintos puntos relacionados a la situacin de crisis que atraviesan la crcel y los pre-sos detenidos en ella.

    Ahora bien, en lo que es la entrevista que ha dado, o que le dijeron que d, objetivamente no hay mucho que analizar en concreto, sencillamente porque se va a vender como el paladn de los DD.HH., declarando que lo fueron a buscar a Espaa, que por razones aje-nas a mi voluntad se dio una situacin muy particular ac en la Argentina y por pedido especfico, tanto del ministro como del viceministro de Justicia () aqu es-toy tratando de seguir con la lgica de fortalecer una mirada que era la que estbamos haciendo nosotros en este organismo internacional que era la mirada de for-talecimiento de los Derechos Humanos y la reinsercin so-cial. Esto seala el individuo cuya gestin al frente de una institucin como la penitenciaria capitaliz a ra-jatabla las peores polticas de represin, hostigamien-to, violencia, persecuciones ideolgicas y sangrientas que recuerde la historia penitenciaria. El mismo sujeto que prohibi la entrada de los organismos de DD.HH. a las crceles, el mismo que nombr a un torturador como Director de la crcel de Devoto, el mismo que daba privilegios a ex represores. En fin, a este seor ahora lo fueron a buscar, por lo que se debe sentir con mayor respaldo poltico y libertad de accin, lo que le da ms poder del que tuvo en su momento. Frente a este paradigma nos hemos manifestado preocupa-dos y nos mantenemos alertas a lo que pueda llegar a hacer Marambio de aqu en ms en su nueva gestin. No solo en lo que hace al Centro Universitario Devoto, sino tambin al resto de las crceles federales.

    Vale decir que en la nota a la que hacemos referen-cia, que dio al medio oficialista Miradas al Sur, l mis-mo habla del CUD y de las medidas que adopt en su momento, lo que le vali la destitucin al frente de la fuerza. Entre las cosas que dice es necesario resaltar que las cosas no estn como l las dej: estn mucho mejor. Cuando Marambio fue desplazado de la conduccin del SPF, el CUD se encontraba casi devastado, se haba eli-minado al resto de la poblacin de los cursos extracurri-culares, sin posibilidad para los detenidos que no eran estudiantes de las carreras de grado de poder asistir a los cursos extracurriculares (informtica, taller de pe-riodismo, taller literario, de radio, etc.), y se haba dejado a la misma poblacin de Devoto sin posibilidad de asis-tir a la asesora jurdica gratuita que brindaba y hoy brinda el CUD. Traducido en nmeros, esto signific que, de 400 internos que bajaban diariamente al CUD, de un momento a otro solo bajaban menos de 100.

    Lo dicho se desprende de la pregunta formulada por el ultra oficialista Eduardo Anguita: Marambio,

    eso pas en 2010, en el 2013 qu sucede con el Centro Universitario de Devoto?.

    A. M.: Sigue exactamente como se dej en su mo-mento, es decir, las personas estudian, no pueden in-gresar a las reas jurdicas, no pueden ingresar al rea de computacin, estn en el rea, trabajan, estudian pero no mezclamos las cosas para controlar que no se hagan secuestros virtuales, algo muy bsico.

    Estas afirmaciones de algn modo dejan al descu-bierto cules son las intenciones de Marambio para el CUD: que las cosas vuelvan al mismo estado en que estaban cuando l era director de la fuerza. Pero esto no es nada, lo ms importante son la vida, la salud, los derechos de las personas que se encuentran alojadas hoy en las crceles federales. Nos remitimos a las cr-celes del interior (Chaco, Rawson, Neuqun, Viedma, entre otras): all ms que en ningn lado funciona la poltica de silenciamiento y ocultamiento de las prc-ticas ms aberrantes del SPF, estas prcticas que de algn modo buscan docilitar al interno son avaladas, permitidas y legitimadas por Marambio, por accin u omisin. Es por ello que a las polticas de desinforma-cin, ocultamiento e invisibilizacin de parte del SPF se le contesta con denuncias, comunicados, marchas, reclamos y haciendo or las voces de los que sufren es-tos atropellos. Desde el CUD, decidimos en asamblea mantenernos alertas; sabemos que el ataque de un modo u otro va a llegar: Marambio ya se lo ha trans-mitido a un compaero en Ezeiza: Con el CUD y con Mancuso, todo mal. Eso, a Anguita y a Miradas al Sur no se lo dijo, por lo que, lejos de entrar en un estado de paranoia, nos mantenemos serenos, expectantes y dispuestos a la accin. En el 2010 ramos unos ca-verncolas, hoy somos caverncolas con herramientas legales e intelectuales. Sabemos que unidos y organi-zados vamos a poder resistir lo que venga, as sea Ma-rambio o algo peor

    Ante el cierre de la edicin N 9 de la Resistencia escribo a contrarreloj. La opinin respecto del qua tiene que estar; en mi condicin de estudiante de So-ciologa y de acuerdo al poco y humilde conocimiento adquirido podra hacer una observacin macro que abarque el contexto sociopoltico que se vive en nues-tro pas y relacionar la crisis de la institucin peni-tenciaria con los actuales procesos polticos que, no quepa duda, se relacionan ntimamente. Me queda en el debe.

    Al unsono, tal como arranc esta humilde y poco tcnica nota, pongo en una cancin del Indio Solari una expresin que para nada despreciaran los com-paeros detenidos:

    Si va a pasar algo conmigo Quiero que sea en libertad All afuera! Y nada ms! Irme y nada ms! No quiero ver ms gruesa del llavero.

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    J21COL

    Del SPF y sus funciones Primero quiero agradecer a todas las personas que

    hacen posible este espacio y que nos alientan da a da a continuar resistiendo, y saludar tambin a todos los compaeros que nos leen y a los que no, tambin, dira Xtate Bien (Portate Bien)7.

    Para empezar, debo contarles lo difcil que me re-sulta encontrar por dnde abordar estas lneas: si ha-cerlo por la invitacin a mis compaeros a unirnos para reclamar por nuestros derechos o detallando la funcin del SPF. Es claro que su funcin es la de man-tener el orden dentro del penal en materia de salud, educacin y dems, con los recursos que le da el es-tado para su funcionamiento: 18.700 pesos por mes, multiplicado por el nmero de presos que haya en cada penal. Se ve reflejado este dinero en cada uno de nosotros y en el tratamiento que recibimos? Por dn-de se desva esa cantidad de dinero? Este se debera destinar a salud, educacin y alimentacin. Propongo evaluar estos puntos uno por uno.

    Por ejemplo, abordemos el tema de la alimentacin que da a da llega a nuestros pabellones: una por-cin de carne de mala calidad y en cantidades muy pequeas y semanalmente porciones de verdura que no alcanzan para que cada uno de nosotros pueda prepararse una comida en el da. Es realmente ilgico pensar que con estas porciones una persona se puede alimentar durante su estada, durante el tiempo que sea necesario; por el contrario, es un total abuso, por no llamarlo robo, y una violacin a los Derechos Hu-manos (primer aspecto).

    Pasando a otro punto, hablaremos de la salud. Cuntos de nosotros estamos sufriendo las inclemen-cias de este sistema opresor y denigrante o hemos vis-to renegar a alguno de nuestros compaeros por una atencin de salud? Cuntos pedimos atencin y no se nos brinda y tenemos que mendigar por ella, aun cuando nuestro problema sea grave, sabiendo que es un derecho propio? Es contradictorio ver cmo uti-lizan estas herramientas para su inters. Ejemplo de ello es que da a da vemos al enfermero llevando me-dicacin, un 50% de la cual son ansiolticos que sirven para sedar y dormir, como ocurre en un centro psi-quitrico. Esta medicacin lo nico que hace es sedar a la persona, evadirla de lo que realmente pasa ac adentro y evitar QUE RAZONE SOBRE LAS ARBI-TRARIEDADES QUE SE COMETEN DA A DA.

    Por ltimo, pero no menos importante, el tema educativo. Actualmente la cobertura educativa no es completa: si bien algunos estn cursando primaria y secundaria, algunos otros quedan afuera por cuestio-nes de espacio, documentacin y trabas sin sentido que impone el SPF, IMPOSIBILITANDO EL DERE-CHO DE LA PERSONA A LA LIBRE EDUCACIN E INCUMPLIENDO SU FUNCIN DE RESOCIALIZA-

    7Xtate Bien es una banda musical de cumbia formada en Devoto.

    CIN y generando un ambiente tenso en los distintos pabellones al excluir a una parte de la poblacin del sistema educativo porque a ellos no les conviene edu-car para que se les critique su funcin.

    Y ya que estos temas estn en el tintero, abordo lo que me pareci inconveniente para empezar este escrito. Una posible solucin creo que es la que plan-te: invitar a mis compaeros a unirnos para reclamar nuestros derechos, porque la forma de hacerlo no es individualmente sino de manera colectiva y organiza-da, lo que implica una organizacin que se debe fun-damentar en la inteligencia y no en la fuerza, evitando entrar en el terreno que ellos (el SPF) quieren, que es el de la violencia y los actos que esta conlleva. No per-mitamos que utilicen esos pretextos para reprimirnos y para coartar nuestros derechos e imponernos san-ciones, girando el juego a su favor. Nuestros funda-mentos estn escritos en diferentes documentos como, por ejemplo, en la Constitucin Nacional, y estas ar-mas, que son muchos ms efectivas, van a ponernos en una posicin mucho mejor del juego y a establecer una defensa en un campo en donde ellos no pueden pasar, abusar ni ignorar, como son nuestros derechos.

    Recordemos que la educacin es un elemento libe-rador y un reflejo de libertad.

    Seor Juez:

    Si bien no sern motivos cen-trales de mis agravios, callar las circunstancias que he de apuntar implicara consentirlas o, cuando menos, pasar por despistado.

    No ha percibido un cierto tu-fillo desagradable en la actividad del SPF?

    Estamos en presencia de un/a ciudadano/a que debe reintegrarse a la vida en sociedad. Y la ley que se aplica es la que est vigente y no la que creemos que debe ser.

    Csar

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    Guillermo J. Fernndez Laborda

    La nueva penologa como estrategia de control post-disciplinario de la sociedad en el siglo XXIEn la primera dcada del siglo XXI, en su quiebre, el Capi-talismo Neo-Liberal lleva a la prctica solapadamente un nuevo paradigma de dominio, poder y control global de la sociedad que se pone en prctica en EE.UU. y en Europa. Este comenz a perfilarse en la era Reagan de los 90 ante las crisis del sistema capitalista industrial, las cuales cada vez son ms recurrentes. La consecuencia es la transicin del Estado Social al Estado Penal (Wacquant, 1999).

    Las crisis econmicas del capitalismo occidental, la concentracin del capital financiero, la alta tecnolo-ga en los medios de produccin; el imponernos como un nuevo dolo de la enajenacin, el adorar el cono de la calle del muro (Wall Street) y a sus mandantes, que nos sumergen en el caos, constituye un sndrome de Estocolmo mundial aceptado por todos, incluido el presidente de la Potencia EE.UU., que los salva luego de sumergir la cabeza de los inversores en la tina de las prdidas: los toma del cabello y emergen en medio de las olas de su cocina financiera, apaados por su gobierno, raro premio a los que se equivocan, salvn-dolos del fracaso, salvavidas que pende de los cuellos de los 7.000.000.000 de humanos restantes.

    Cmo se controla este estropicio?

    Pues con una nueva penologa como estrategia de control post-disciplinario de la Sociedad. Un gradual movimiento desde un modelo keynesiano y fordista hacia lo que algunos tericos han definido como or-den post-fordista y neoliberal, el cual se caracteriza por el alto desempleo, la creciente flexibilidad e inse-guridad laboral y la extendida vulnerabilidad social.

    Todo esto en un contexto de reforma de la asis-tencia social y de creciente desigualdad de ingresos. De este modo, conceptos como underclass, trabajado-res precarizados y exclusin social reaparecieron en los discursos econmicos, sociolgicos y criminolgicos.

    El proceso de produccin est, as, volvindose cada vez ms disperso, molecular y difuso: la movi-lidad, la f lexibilidad y la descentralizacin de la fa-brica fordista. La reduccin en el acceso a trabajos estables full-time y asegurados, sumada al embate poltico sobre los derechos sociales y la cultura de la dependencia, fomentan y producen una hipertrofia de la economa en negro y de esos circuitos productivos donde los nuevos excluidos deben buscar fuentes al-ternativas de ingresos. Sectores productivos enteros dependen ahora de mercados desregulados y sin ga-rantas, que estn con frecuencia en la frontera entre lo legal y lo ilegal (Piore y Sabel, 1984).

    Bajo el paradigma fordista, era razonable concebir al desempleo y a la exclusin social como consecuen-cias de un dficit individual. Esto se ha modificado actualmente, vemos un creciente excedente de fuerza de trabajo, representada con facilidad como clase pe-ligrosa a ser controlada.

    El Estado de Bienestar se ubica en un periodo his-trico en el que la fuerza de trabajo deba ser discipli-nada con el objetivo de insertarla en la organizacin industrial del trabajo, un sistema caracterizado por el pleno empleo, en el cual el trabajo asalariado era un efectivo acceso a la ciudadana social.

    El control penal funcion all como una mquina disciplinaria, cuyo objetivo era vencer la resistencia de la fuerza de trabajo, cubrir sus dficits, imponer su cooperacin con el sistema de produccin y promover el auto-control.

    El control social y el campo de la penalidad perte-necen a esta serie de aparatos de seguridad. La guber-namentabilidad se vincula al gobierno productivo de la poblacin como un todo, mientras que las discipli-nas se concentran en el cuerpo individual.

    Las relaciones capitalistas de produccin necesita-ban producir la fuerza de trabajo, prepararla para la cooperacin para la que pareca inapropiada, desca-lificada, insuficiente, socializada y a menudo expl-citamente reacia. La clase burguesa impuso o trat de imponer sus estndares de comportamiento sobre aquellos que eran considerados dignos de ser incluidos dentro de la sociedad pero no an de ocupar su lugar voluntariamente. Los criminales eran, en otras pala-bras, ciudadanos incompletos que podan ser comple-tados a travs de las disciplinas y la rehabilitacin.

    Administracin econmica, regulacin estatal y control social de la desviacin fueron estrategias dis-ciplinarias cuyo proyecto era preparar la fuerza de tra-bajo para la organizacin capitalista de la produccin.

    Entonces la pregunta es: Qu tecnologas de con-trol y racionalidades de poder estn surgiendo de la crisis del fordismo y del sistema de regulacin social vinculado a l?

    El control como un no saber

    La emergencia de un excedente social los margi-nales, los desempleados permanentes, los trabajadores precarizados, los trabajadores informales, etc. indica que las antiguas tecnologas disciplinarias, basadas en la tica y en la organizacin del trabajo industrial, han perdido su significado, ya que la estructura econmica en la que se basan est desapareciendo gradualmente.

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    En otras palabras, el acceso al salario, a la ciudadana y a la integracin est conectado a un requisito que est desapareciendo del horizonte de la constitucin material del post-fordismo.

    El modelo de poder que instituan las tecnologas disciplinarias estaba basado en un conocimiento in-dividualizante sobre los cuerpos, los individuos y las formas de cooperacin a las que tuvieran que ser for-zados. El complejo poder-saber en el que se basaba el control disciplinario conform un proceso de indivi-dualizacin y determin una cartografa exacta de la dinmica productiva de la poblacin. Este es un esque-ma que Foucault descubri dentro de la prisin y en la sociedad en general.

    Si el rgimen de escasez puede ser definido como el universo en el que opera el poder-saber, describiremos al rgimen de excedente post-fordista como el mbito de emergencia de un poder caracterizado por su con-dicin de no-saber. La fuerza de trabajo post-fordista, flexible, mvil y permanentemente en el lmite entre inclusin y exclusin, trabajo y no trabajo, economa formal e informal, actividades legales e ilegales, no se abre al conocimiento de los mecanismos de control y poder. Esta dificultad del lado del poder para hacer distinciones claras entre amenazas y recursos, clases peligrosas y trabajadoras, basura social y dinamita social (Box y Hale, 1986) obliga a las instituciones de control social a categorizar a sectores enteros de la fuerza de trabajo post-fordista como grupos de ries-go. Por esto implementa estrategias consecuentes de reclusin, en la capacitacin y vigilancia masiva, para seguir manteniendo el poder y el dominio social.

    En nuestro orden post-disciplinario, los indivi-duos y su concepcin desaparecen. El nuevo modelo de control emergente est, por lo tanto, incorporando estrategias basadas en el riesgo, inspiradas en la segu-ridad e impulsadas en la probabilidad, que tienen por objetivo reducir la complejidad social que esta yn-dose fuera de control: individuos incognoscibles son entonces reemplazados por categoras artificialmente construidas.

    Limitando riesgos

    El leitmotiv de la nueva racionalidad social es re-presentado por el concepto de riesgo. Cada vez ms, las nuevas tecnologas de control social y, en particu-lar, la crcel post-fordista parecen estar desempean-do la funcin de gestin de riesgos e inhabilitando a los grupos sociales que sean considerados por los me-dios de comunicacin, los polticos, la opinin pblica, y el propio sistema de justicia penal como productores de riesgo.

    Ya no ms orientado a la neutralizacin de los fac-tores de riesgo a travs de la incapacitacin de los de-lincuentes peligrosos como es el caso de la incapacita-cin selectiva, el sistema se concentrar, por lo tanto, en la gestin categorial de una porcin de riesgo que no puede ser reducida. En ese sentido, la racionalidad de control a la cual nos referimos ya no es discipli-naria sino actuarial. La nocin de actuarialismo es

    utilizada aqu principalmente como metfora de dos tendencias recientes de la poltica penal. En primer lugar, el hecho de que la delincuencia tiende a ser con-siderada, en el lenguaje tcnico de los profesionales y expertos, como un hecho normal, como un fenmeno social que no puede ser eliminado (como se crea en la poca del progresismo criminolgico); en segun-do lugar, el hecho de que categoras enteras de perso-nas, definidas por factores particulares como pobreza, exclusin social, dependencia de la asistencia social, origen tnico o nacionalidad, se convierten en objeti-vos privilegiados de la poltica penal contempornea porque son socialmente percibidas como peligrosas y amenazantes.

    La hiptesis es que estas polticas no tratan a los miembros de estas categoras mediocres como indivi-duos, desplegando estrategias inclusivas de control so-cial dirigidas a la eliminacin de las causas sociales de la desviacin, sino como partes de clases ms amplias a ser neutralizadas, incapacitadas y encerradas.

    Como consecuencia, el objetivo ya no se orienta a ofrecer programas de rehabilitacin individuales, sino a identificar y aislar a toda una clase de sujetos y evi-tar los riesgos que se considera que representan para la comunidad, excluyndolos del lugar de trabajo, el barrio, el gimnasio y otros lugares pblicos (Simn, 1987; OMalley y Mugford, 1991). El encarcelamiento masivo basado en el riesgo parece funcional de ma-nera diferente: la difusin de una racionalidad basada en el riesgo de nacimiento a un conjunto de prcticas cuyo objetivo es la desestructuracin de los indivi-duos; en otras palabras, las tecnologas actuariales no simplemente representan a los individuos: los produ-cen (Simon, 1987).

    Observacin final

    Atrapados como estn en una economa flexible y desregulada, constantemente en la frontera entre el tra-bajo y la falta de l, la actividades legales y las ilegales, los mercados formales y los informales, los sujetos de la produccin post-fordista parecen escapar a la lgica disciplinaria del control