la religión de israel

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Traducción del capitulo 1 del libro: The Religion of Israel, from Its Beginnings to the Babylonian Exile.

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Page 1: La religión de Israel

La religión de Israel. De sus orígenes al exilio babilónico

De Yehezkel Kaufmann, (Traducido y resumido por Moshe Greenberg)

Capítulo 1

EL PROBLEMA BÁSICO

La historia antigua del pueblo de Israel es la de una lucha continua contra el

politeísmo y la idolatría que reinaban no sólo entre sus vecinos paganos sino

también en su seno. No se sabe cuando se impuso definitivamente el

monoteísmo, y además la Biblia no recoge datos sobre la naturaleza y significado

del paganismo, aunque no hay duda de la relación histórica entre éste y la

evolución de la religión de Israel.

Los estudios bíblicos muestran que la adoración de Yahvé como único dios de

Israel no anuló el reconocimiento de los dioses de otros pueblos. La pregunta es

cuándo se transformaron el henoteísmo y la monolatría originales en el

exclusivismo monoteísta del pueblo de Israel. También cómo se llegó a repudiar el

origen y la naturaleza del culto de esos otros dioses.

Los dioses paganos están muy relacionados con las fuerzas de la naturaleza y se

materializan en objetos naturales o fabricados que son adorados como portadores

de la divinidad. También tienen personalidad y son los protagonistas de la épica y

la mitología.

En el cercano oriente de tiempos bíblicos el politeísmo estaba muy desarrollado y

extendido entre las élites religiosas y a nivel popular. Cada elemento de la

naturaleza tiene su deidad y cada dios su historia personal o teogonía en la que

las cualidades sexuales son un elemento esencial. Pero qué sabríamos de estas

historias míticas si no contáramos con otra fuente que la Biblia. En la Biblia sólo

encontramos nombres y referencias aisladas de dioses nacionales, y la adoración

de imágenes queda limitada a fetichismo.

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Page 2: La religión de Israel

Aparte de algunas breves referencias en los libros de Números, Jueces y Reyes a

los dioses paganos como entidades vivas, pronto triunfa la concepción transmitida

por el judaísmo helenístico al cristianismo de los dioses paganos como espíritus y

demonios. A veces aparecen como meras personificaciones de ídolos, sin

embargo no faltan referencias a dioses vivientes y activos en cuya acción confían

sus creyentes. Hasta ahí la referencia bíblica a estos dioses ya que ni sus roles

sexuales ni su influencia en la vida de los pueblos es aludida. Ni siquiera hay

referencia al concepto de diosa. En lo referente al culto del “señor de los cielos”,

su condena aparece aislada de las de los cultos de otras deidades celestes y de

dioses terrenales.

Está la cuestión de si el triunfo del culto de Yahvé sustituyó a los mitos como lo

hizo con los ídolos, ya que se suele considerar a los motivos mitológicos dispersos

en el texto bíblico como restos del pasado pagano. En la Biblia los enemigos de

Yahvé son siempre parte de relatos mitológicos israelitas y los dioses paganos

nunca aparecen como contrapartes activas. Sí aparece un Yahvé que dirige su ira

contra los ídolos de los dioses de las naciones. Este hecho sólo se puede explicar

por el desconocimiento de la mitología pagana en el tiempo bíblico.

Los dioses de las naciones en la narrativa

Todas las referencias en las historias de la creación, en la historia antigua de

Israel y en las historias de batallas con naciones vecinas, mencionan a los dioses

paganos asociados a ídolos no representados sino personificados. En ese sentido

los ídolos son fuentes de impureza.

Historias como la del becerro de oro (Éxodo 32), muestran la condena bíblica a la

idolatría caracterizada como fetichismo ya que el pecado prototípico del pueblo de

Israel y del rey de Babilonia no es adorar a la imagen de un dios sino considerar a

la imagen como el dios mismo.

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Page 3: La religión de Israel

Del mismo modo, en la historia de Nabucodonosor (Daniel 3), vemos que incluso

en época persa y helenística la actitud judía hacia el paganismo está marcada por

la creencia de que los paganos adoran a ídolos-fetiches.

La polémica contra la idolatría

La guerra contra la idolatría ocupa una buena parte de la literatura bíblica y su

análisis muestra que:

- Nunca se niega la existencia de los dioses de los paganos.

- No se prohíbe la creencia o difusión de mitos.

- Los escritores de la Biblia no emplean motivos mitológicos en sus

polémicas.

- El argumento único contra el paganismo es su condena como fetichismo de

“madera y piedra”. El ídolo no cobija al dios sino que es el dios mismo.

Se concibe la idolatría como la creencia en los poderes mágicos y divinos

contenidos en algunos objetos de fabricación humana y que pueden ser activados

mediante rituales. En ese sentido la Biblia ofrece una visión superficial del

paganismo.

Por ejemplo, la literatura profética no se refiere a las mitologías y ni siquiera niega

la existencia de los dioses paganos, reduciendo el fenómeno a fetichismo. En las

sucesivas condenas de la idolatría de Israel y otros pueblos, no aparecen tampoco

referencias al politeísmo. En Amos, Isaías, Micaél y Jeremías aparecen ejemplos

de esta concepción.

En Ezequiel aparecen referencias indirectas a la mitología pagana extranjera, por

ejemplo en la lamentación de Tammuz, pero no se desarrolla el tema y ni una sola

vez se argumenta contra los mitos paganos. Ezequiel recupera la tradición

idolátrica del pueblo de Israel que asocia a la influencia perniciosa de otros

pueblos pero caracteriza igualmente el paganismo como fetichismo.

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Page 4: La religión de Israel

El ejemplo más claro de la polémica contra la idolatría aparece en el segundo

Isaías, mostrando al mismo tiempo la visión bíblica del culto pagano. El rico caudal

de descalificaciones y burlas repite el mismo tema de la condena al fetichismo

pagano. Pese a que el autor emplea motivos mitológicos y es reputado conocedor

de su entorno politeísta, no usa el mito pagano en su argumentación. En toda esta

literatura los ídolos y las imágenes parecen ser los únicos rivales de Yahvé.

La idolatría en las leyes

El Pentateuco también presenta al paganismo como fetichismo. Por otra parte, no

contiene ninguna ley que ataque la creencia en dioses paganos o la difusión de

sus mitos, sino que se limita a condenar la fabricación y culto de “otros dioses”. En

dos casos (Éxodo 22 y Levítico 17) se condena la adoración de otras entidades

divinas pero se trata siempre de demonios israelitas, nunca de dioses foráneos.

Cuando se trata de paganismo, las descripciones refieren siempre a objetos

inanimados y se ordena su destrucción como forma de combatir la idolatría.

Puede ser que la polémica tomara esta forma para combatir en los hechos las

formas del fetichismo popular. Pero la Biblia no logra enfocar la esencia del

politeísmo que es, a final de cuentas, la creencia arraigada en varios dioses. En

ese sentido, no sólo falta una negación explícita de su existencia, sino que

tampoco se repudia sus mitos. La Biblia desconoce la estrecha relación entre los

dioses y la magia, la base cósmico-mitológica del culto pagano y el valor simbólico

de las imágenes.

El problema básico

Israel nunca estuvo aislado de las creencias paganas y los escritores bíblicos

debían saber más del paganismo de lo que reflejan sus escritos. Sin embargo, la

argumentación contra el fetichismo parece mostrar que las influencias extranjeras

en las creencias israelitas no incluyeron materiales mitológicos, y que, la lucha

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Page 5: La religión de Israel

contra la idolatría, no incluyó el combate del politeísmo mitológico. Todo ello invita

a revisar la visión convencional de las influencias extranjeras en la religión de

Israel en tiempos bíblicos, e incluso el carácter de la idolatría israelita en el mismo

periodo.

La Biblia no niega la existencia de otros dioses, más bien los ignora (en contraste

con las posteriores polémicas filosóficas, cristianas y judías); no se preocupa por

condenar la mitología. La persistencia de elementos mitológicos fosilizados en el

relato bíblico tampoco debe esconder el hecho de que, la ausencia de mitología,

es una diferencia básica entre la religión de Israel y el paganismo y confiere a

aquélla su trascendencia universal.

La ignorancia bíblica del significado del paganismo es el problema principal, pero

también aporta la pista más importante para entender la religión bíblica, pues nos

ayuda a entender el abismo que la separa del paganismo, y es un elemento

fundamental de la historia de la religión de Israel.

Capítulo 2

LA RELIGIÓN PAGANA

La idea fundamental: Designamos como paganas a todas las religiones de la

humanidad salvo a la israelita y sus derivados: el Cristianismo y el Islam.

El paganismo ha tomado muchas formas, pero si hay algo que lo caracteriza, es la

idea de que existe una esfera de la vida previa a la existencia de los mismos

dioses, que les da origen y de la que dependen, y cuyos designios deben

obedecer. Los dioses pueden gobernar a los hombres pero están limitados por esa

fuerza original y de esa dicotomía radical nacen, además de la religiosidad

pagana, la mitología y la magia.

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Page 6: La religión de Israel

El mito es el cuento de la vida de los dioses en el que éstos, son sujetos de

acciones y objetos de la acción de fuerzas iguales o superiores a ellos. La

limitación de su poder viene determinada por teogonías en las que incluso el

“padre” de todos los dioses proviene de una fuerza previa. La paternidad nunca

significa poder universal, sino un mandato limitado por fuerzas superiores. Los

dioses son personificaciones de una o varias fuerzas germinales de la fuente

primordial al igual que el agua, el cielo, la luz, la oscuridad, la vida, etc. La

existencia de una multiplicidad de poderes independientes emparentados por un

origen común es característica primordial del politeísmo más que la existencia de

muchos dioses.

Esta multiplicidad se manifiesta en las dicotomías del bien y del mal y de lo

sagrado y lo impuro que generan permanentes conflictos entre fuerzas gemelas.

Los dioses están sometidos a las fuerzas naturales y a su condición sexual, por lo

que hay dioses y diosas que se desean, se emparejan y engendran,

condicionando de ese modo los ciclos naturales. Además los dioses envejecen,

enferman, mueren, son resucitados, comen, inventan, etc.

La magia es la expresión práctica del paganismo, lo mismo que la mitología su

expresión poética. Es el resultado de la interacción entre la esfera de la fuerzas

divinas y las fuerzas metadivinas. Los paganos usan la magia para activar esas

fuerzas más allá de los aspectos religiosos del culto a los dioses.

Esta dicotomía fundamental nunca fue articulada o formulada de manera abstracta

como una visión sistemática del mundo, pero se encuentra en todas las religiones

paganas y en cada estadio de su desarrollo. Conocerla es imprescindible para

entender la posición particular de la religión de Israel en la historia de la cultura.

Los dioses y sus mitos

Cosmogonías: Los elementos básicos de toda cosmogonía pagana son:

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Page 7: La religión de Israel

- La esfera primordial que contiene la semilla de todos los seres vivientes.

- La teogonía: que habla del nacimiento de los dioses, sexualmente

diferenciados y procreadores.

- La creación del cosmos: a partir de la misma sustancia primordial que los

dioses.

- Otros actos de creación.

Ejemplos de estos elementos se encuentran en la cosmogonía sumeria; en las

diferentes cosmogonías babilónicas; en la egipcia y en los cuentos de la creación

cananeos. Quizá la expresión más típica del pensamiento pagano la encontramos

en la India en sus variadas cosmogonías, que corresponden a diversos ciclos y

periodos literarios. Otras cosmogonías paganas similares son la griega, la

gnóstica, las chinas, la japonesa, y la germánica. Las aguas primordiales suelen

jugar un papel protagónico y son recurrentes elementos como las luchas fraticidas

y parricidio.

Lo mismo ocurre con otras cosmogonías como las aborígenes australianas,

africanas y americanas. Se ha hablado, sin suficientes pruebas, de la existencia

de monoteísmos primitivos que degeneraron en mitologías politeístas (Andrew

Lang) pero, en cualquier caso, no se puede hablar de una única vía de progreso

religioso para todas las culturas. Parece más plausible que la religión tenga

diferentes orígenes.

La marca del monoteísmo no es la noción de un dios creador, eterno, benigno y

todopoderoso que encontramos en muchas concepciones paganas, sino la idea de

un dios que es el origen de todo ser, que no está sujeto a ningún orden cósmico,

que no emerge de ninguna esfera preexistente y es libre de las limitaciones de la

magia y la mitología. Los dioses supremos de muchas tribus primitivas no reúnen

estas características.

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Page 8: La religión de Israel

Los dioses creadores de muchas religiones paganas no lo son de todas las cosas,

ni existen aisladamente del universo ni de otros dioses o seres creadores. Su

eternidad no está asociada a una primacía causal o a la libertad de necesidades y

procesos vitales básicos. La subordinación de estos dioses a la esfera metadivina

no se suele expresar en las escasas teogonías sino por sus necesidades externas

de fortalecimiento y subsistencia.

Schmidt cree que las mitologías de estos dioses supremos tribales, son producto

de la decadencia de estas religiones, pero ocurre que en estos casos el dios

supremo no es objeto del culto principal que descansa en rituales mágicos y

totemsK, y que las mitologías no parecen ser el producto de una decadencia sino

más bien la expresión de la evolución de ideas fundamentales y originales.

Los dioses y la materia: aunque el deseo de los dioses juega un papel

preponderante en las cosmogonías, éste siempre es superado por el poder de la

materia; la naturaleza innata del orden primordial. Los dioses son concebidos en la

sustancia terrenal, emergen de ella y son sujetos de su naturaleza. Contienen un

espíritu fuerte heredado de la sustancia primordial dentro de la cual se expresa,

pero este espíritu es independiente del dios y su voluntad, y muchas veces lo

sobrevive.

Los dioses además son dependientes de lo externo a ellos; necesitan comer y

beber o hacerse de determinadas sustancias que son fuente de energía divina o

mágica (el soma de la India, el néctar y la ambrosía de Grecia). A veces hay

herramientas que son consideradas como la fuente del poder divino y que son

transferibles, como por ejemplo las tablas del destino de Babilonia o las armas

mágicas de muchos dioses. El poder de los dioses finalmente depende de las

misteriosas fuerzas que habitan en la materia.

Los dioses y la inevitabilidad: La inevitabilidad gobierna el universo y a los

dioses que forman parte de él. El nacimiento, la procreación, la muerte, son

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Page 9: La religión de Israel

propiedades innatas de la sustancia terrenal. Los dioses, los mitos y la magia por

igual están sometidos al dictado de la inevitabilidad y el destino. Estas nociones

aparecen en la astrología babilónica, el pensamiento hindú (Rita, principio del

orden universal), persa (Asha) o griego (ananké y moira).

Otro reflejo del mismo concepto es la creencia de que los dioses y el mundo están

sometidos a tiempos prefijados y ciclos. La vida, el día y la noche, las estaciones,

todas son concebidas como reguladas por la inevitabilidad y en muchos casos se

habla del paso necesario por varias edades predeterminadas previas a la

destrucción o regeneración del mundo. En algunos casos, a través del estudio de

los astros, el paganismo se acerca a una concepción matemática y científica del

universo.

La sabiduría de los dioses: generalmente aparece asociada al conocimiento de

ese destino universal externo a ellos y no sometido a su voluntad. Es una

característica particular de algunas deidades, no necesariamente de los dioses

supremos, obtenida junto a otros poderes y externa al dios. Los dioses pueden

incluso adquirir nuevos conocimientos mediante procesos de aprendizaje.

Los dioses y el mundo: La idea de que los dioses salen de la misma esfera

universal que los demás seres, difumina los límites entre ellos y el mundo del ser

humano y otras criaturas. Esto se refleja en la mitología y en el culto. Así, por

ejemplo, resulta difícil diferenciar entre el culto a la naturaleza y el culto a los

dioses de la naturaleza. Se empezó adorando a los fenómenos naturales para

acabar adorando a dioses de la naturaleza, que resultan ser símbolos de esos

fenómenos. Y este culto natural se extiende a otros elementos animados (plantas,

animales…) e inanimados (piedras, montañas…). El mejor ejemplo lo ofrece el

totemismo.

Del mismo modo, los dioses y los seres humanos aparecen genéticamente

emparentados y a veces son difíciles de distinguir o de plano llegan a formar

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Page 10: La religión de Israel

parejas mixtas, muy abundantes en la mitología griega. Así, está muy extendida la

creencia entre los pueblos paganos de que descienden de los dioses, o al menos

de determinados grupos o individuos dentro de la colectividad.

De la continuidad de las esferas divina y humana nace la idea de la apoteosis, o

posibilidad de deificación, bien en vida como en el ejemplo clásico de los faraones

de Egipto y los emperadores romanos, o después de la muerte, como ocurre en

las religiones mistéricas del cercano y el lejano oriente.

Sociedad y moralidad: Los dioses paganos son guardianes de un orden social en

el que juegan papeles importantes como fundadores, ancestros, reyes,

legisladores o guardianes de la justicia. La teoría moderna da mucha importancia

al elemento social dentro de a evolución de las religiones. Robertson Smith ha

aplicado este modelo a la religión de Israel, pero en realidad ni los elementos

sociales ni los morales alteran el carácter básico de los dioses paganos, ya que

éstos nunca trascienden el orden natural del que son parte y, en la práctica,

acaban reflejando las divisiones sociales de la esfera humana de la que forman

parte (dioses tutelares…), incluso bajo el dominio de dioses étnicos dominantes

(Roma…) que sin embargo no generan religiones monoteístas.

La moralidad no es vista por los paganos como expresión de la voluntad soberana

de los dioses, sino como parte del orden superior que gobierna a los mismos

dioses. La moral forma parte de las leyes de la naturaleza y no son

necesariamente los dioses principales los que se encargan de regirla. El pecado y

el castigo están interrelacionados por naturaleza por formar parte del mismo orden

cósmico. Los mismos dioses paganos están sometidos a fuerzas e impulsos

maléficos, al pecado y a sus consecuencias: el castigo, la expiación y la

purificación.

El summum del paganismo: Las religiones de la India -Brahmanismo y budismo-

expresan con una claridad sin parangón la idea de que los dioses están sujetos a

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Page 11: La religión de Israel

un orden trascendental, lo mismo que a un sistema de leyes y fuerzas inmutables.

Lo divino y lo mundano son parte de una misma realidad primordial y la idea de la

apoteosis alcanza su culminación con dioses y hombres buscando alcanzar la

esfera de gozo que trasciende a ambos.

(…)

Capítulo IV

LA RELIGIÓN DEL PUEBLO

El carácter no pagano de la religión popular

Se intentará responder a las preguntas de si la religión popular de Israel fue

nacional, limitando el dominio de Yahvé al pueblo y territorio de Israel y si esa

religión fue mitológica en términos paganos. Dado que se considera a la extinción

de las creencias míticas como el origen de la religión bíblica, esta es la pregunta

principal pues buscamos saber hasta cuando prevalecieron el mito y la magia en

la religión popular de Israel.

La imagen de Yahvé en las leyendas- En la Biblia no encontramos trazos de un

combate a concepciones mitológicas de dioses paganos ni del propio Yahvé, sino

un combate a la idolatría centrado en las prácticas, ritos y culto. Desde la leyenda

de la creación nos encontramos con materiales míticos totalmente asimilados por

una historia esencialmente monoteísta sobre cuyo carácter genuinamente popular

no debemos dudar.

La magia, la adivinación, los sueños y la profecía- La magia y la adivinación

no aparecen mencionadas entre los pecados de Israel, y la interpretación de

sueños siempre aparece asociada a extranjeros. Del mismo modo no hay rastro

de un choque entre los profetas bíblicos y concepciones previas que vieran a los

profetas como individuos poseídos por espíritus o dioses.

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Page 12: La religión de Israel

El Culto- Tampoco hay referencias a sacerdotes que usaran encantamientos o

conjuros mágicos. La Biblia simplemente ignora el peligro de la impureza que tanto

importa en los cultos paganos, y simplemente deriva que todo el posible daño y el

peligro provienen de la esfera de Yahvé. Se menciona la adoración de los sátiros y

la necromancia pero como parte de un sustrato pagano israelita y nunca como los

entes autónomos maléficos del paganismo.

Por las polémicas y acotaciones de los escritores bíblicos, sabemos que el Pueblo

creía en los sátiros y en la eficacia de la magia y de los sacrificios a Yahvé. Hubo

adoración a ídolos y un componente orgiástico en el culto, pero no encontramos

condenas de ritos mágicos o encantamientos, ni oposición a rituales de base

mitológica. Tampoco una condena de la creencia en el sacrificio como

alimentación del dios, muy extendida entre los pueblos paganos vecinos. Los

profetas simplemente desechan el valor del sacrificio.

Fiestas- Parece que tampoco se practicaron rituales de base mítica en las fiestas,

ya que no aparecen condenadas por los autores bíblicos.

Tierra impura- En Amos 7 y Hoseas 9, aparecen referencias a una concepción

de las tierras paganas como impuras frente a las tierras puras de Yahvé, que sólo

puede ser de raíz popular dada la tendencia universalista de los profetas. Sin

embargo, esto no quiere decir que se acepte la existencia de otros dioses para los

territorios paganos sino una concepción de lo sagrado limitada a un pueblo y un

territorio, muy diferente de las de pueblos paganos vecinos. En la Biblia la

impureza de tierras paganas no es fuente de daño, sino la consecuencia de la

ausencia de lo sagrado vinculado exclusivamente al culto de Yahvé. Esta

circunscripción peculiar de Israel es otro rasgo del monoteísmo popular.

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Page 13: La religión de Israel

Universalismo y monoteísmo

Hay una concepción, sustentada en algunos pasajes que parecen restringir el

poder de Yahvé a su tierra y los asuntos de su pueblo, de que la religión popular

temprana de Israel fue politeísta y monolátrica. Según esta concepción, el

universalismo posterior sería el producto de la literatura profética, pero parece que

esta visión deriva de la dificultad para distinguir entre los variados significados del

universalismo religioso.

El universalismo en religión puede significar que el dominio de una deidad es

universal (universalismo en esencia), o que su revelación lo es (universalismo de

la manifestación). El monoteísmo es universalista en el primer sentido dada su

creencia en que hay un solo creador y gobernante del mundo. Sin embargo esto

no implica que el dios se tenga que revelar a todos o que no pueda elegir a un

grupo entre todos.

El culto temprano de Yahvé parece restringido a la tierra santa en la que se revela

aunque se manifieste y gobierne en todas partes. Parece que al israelita que sale

de su tierra no le queda más remedio que adorar a otros dioses. Encontramos la

expresión más característica de esta idea en el libro de Jonás, en el

Deuteronomio, en Jeremías y en las escrituras sacerdotales, donde el extranjero

residente en tierra sagrada debe aceptar las leyes de Yahvé, aunque no sea

israelita y donde al no israelita fuera de Israel incluso se le debe impedir el culto de

Yahvé.

El hecho de que no se concede a los dioses paganos capacidad para actividad

alguna, demuestra que no se ve a las tierras extrañas bajo los designios de otros

dioses, sino simplemente tierras impuras donde florece el culto de ídolos. La

limitación territorial y nacional de Yahvé se refiere a su auto revelación, a su favor

y a su culto, no a su gobierno. Este parece ser el rasgo distintivo del monoteísmo

popular israelita previo a la literatura profética.

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Page 14: La religión de Israel

El argumento de la historia

La religión de la Biblia no se presenta sobre una base filosófica, sino histórica. Las

bases de los atributos del Dios de Israel son sobre todo históricas. Las leyendas

del Éxodo muestran la justificación del culto basada en la experiencia histórica del

Pueblo. Las leyendas bíblicas y el monoteísmo aparecen como patrimonio común

del pueblo y de los escritores de la Biblia. El culto de Yahvé no es la religión

exclusiva de una élite, como en las grandes religiones paganas, sino el producto

de un importante impulso popular.

La naturaleza de la idolatría israelita

El problema del triunfo del monoteísmo- El periodo de la idolatría termina con

la destrucción del templo y el exilio babilónico. Un espíritu de arrepentimiento

invade al Pueblo y provoca un enorme cambio en los corazones. La mayoría del

Pueblo, incluyendo a la élite social y religiosa, “retorna” a su Dios y abandona la

idolatría para siempre, en un proceso autónomo de recuperación sin parangón.

Este fenómeno sólo se puede explicar por la existencia previa de un profundo

monoteísmo popular.

Sin embargo, durante el periodo de Jueces, el pecado más recurrente del pueblo

parece ser la idolatría de dioses extranjeros a través de la adoración de ídolos, y

del señor del cielo que da como resultados los exilios primero de Israel y después

de Judea.

La revisión crítica de las referencias bíblicas sobre la idolatría muestra que

probablemente no estuvo tan extendida entre el pueblo y que fue más bien el

producto de influencias extranjeras importadas por las élites. En los textos bíblicos

parece que la extensión del pecado de idolatría y de la decadencia moral es más

una necesidad historiográfica que un fenómeno extendido.

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Page 15: La religión de Israel

La idolatría: dogma y realidad- A la luz de la esencia del monoteísmo descrita

más arriba, parece que la Biblia tiende a confundir la forma (el culto de ídolos, la

magia, la necromancia, etc.) con el fondo. De hecho, en los relatos más antiguos

aparecen prácticas y elementos idolátricos (la adoración de imágenes, la erección

de pilares, el uso de epítetos paganos para nombrar a la deidad, el sacrificio

humano…) que después pueden o no ser prohibidas.

La prohibición bíblica de adorar a otros seres sobrenaturales no es condición para

el monoteísmo, cuya base es la creencia en la existencia de un solo Dios. Su culto

puede tomar la forma de adoración de seres intermediarios como ocurre en las

otras religiones monoteístas. La evolución hacia la exclusividad del culto de Yahvé

parece también un producto de la evolución religiosa en tiempos previos al relato

bíblico que no se impone hasta ese momento. La pregunta en términos históricos

es si Yahvé fue adorado en Israel junto a muchos otros dioses, si fue asociado a

un panteón mitológico y si la idolatría israelita fue genuinamente sincretista.

La adoración de dioses extranjeros- En Jueces y Samuel aparecen ejemplos de

idolatría de Yahvé y de la adopción de nombres extranjeros en su adoración,

práctica que después será prohibida por fanáticos celosos del importante tema de

los nombres de Dios. Pero a lo largo de todo Jueces nos encontramos con una

poderosa corriente de la fe de Yahvé, diferente a la posterior, de la Ley y los

Profetas.

Durante el reinado de Salomón nos encontramos con la primera evidencia de culto

a dioses paganos foráneos, introducido a instancias de las esposas extranjeras del

rey, pero parece que después de su reinado estos espacios de culto fueron

erradicados. Otros ejemplos de idolatría en Reyes I, parecen hacer referencia a

cultos paganos privados y a ídolos legítimamente considerados como símbolos de

Yahvé.

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Page 16: La religión de Israel

La primera vez que se establece un culto público de un dios extranjero en Israel y

Judea fue durante los reinados de Ahab y Jezabel en el primer caso y de Talía en

el segundo. Esta introducción provoca en Israel una rebelión dirigida por los

profetas, y un conflicto que culmina con la muerte cruenta de la reina y la

destrucción definitiva de la influencia pagana en el reino, lo que indica que ésta no

tenía raíces muy profundas.

En Judea, en los mismos tiempos, la influencia del culto a Baal parece ser aun

más débil y estar restringida a los muros de Jerusalén y la influencia de Talía.

Posteriormente encontramos algunos ejemplos de idolatría ligados a la influencia

asiria y fenicia y especialmente a la conversión al paganismo de Manases, que

provoca de nuevo una reacción violenta. Sin embargo no hay evidencia de una

fuerte implantación en sectores populares que nunca aparecen ligados a los

defensores del paganismo.

Tampoco parece plausible un sincretismo Baal-Yahvé, producto de la influencia de

Canaán que habría necesitado de la participación de los dos cultos. Al contrario

nos encontramos con cultos independientes y antagónicos en el tiempo de Jezabel

y después.

La naturaleza de la idolatría popular- La idolatría popular, repetidamente

denunciada en los textos bíblicos, existió pero fue de naturaleza monoteísta y

producto de vestigios idolátricos del pasado. Yahvé era Dios sin perjuicio de que el

pueblo creyera en la influencia de ídolos, amuletos, encantamientos y ritos

paganos. Así, por ejemplo, se encuentra gran cantidad de amuletos en las

excavaciones de la Palestina israelita. Lo que sí hubo fue formas paganas de

adoración a Yahvé. Así es, en general, la idolatría popular descrita por los profetas

literarios.

De todas formas es necesario distinguir el ámbito público, donde la influencia de la

elite es decisiva, del ámbito privado donde aparecen ritos idolátricos, como los del

culto de las mujeres a la “reina del cielo”. Sin embargo parece que todas esas

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prácticas fueron toleradas en la medida que no fueron una contradicción o

amenaza al culto del Dios único Yahvé.

Este es el motivo de que la batalla bíblica contra la idolatría esté centrada en el

ámbito del culto. Los escritores bíblicos dan por sentada su comunión de fe

monoteísta con el pueblo de Israel, y buscan que el pueblo actué en consecuencia

desechando la adoración a los no-dioses. Para ello invocan leyendas sobre los

actos sagrados y esperan que el pueblo extraiga consecuencias para el culto. Se

presupone un punto de vista monoteísta que desecha mitologías ajenas a las

leyendas populares de Yahvé y, por tanto, no es necesario combatir a otros dioses

sino a objetos de culto. De este modo resulta imposible ver un genuino sincretismo

en la idolatría israelita.

La ausencia de una iconografía nativa o del desarrollo nativo de cultos paganos

demuestra que el paganismo no es una fuerza creativa en la historia de Israel. La

idolatría israelita fue un fenómeno vulgar, mágico, ritual, fetichístico que nunca

alcanzó la intensidad de una fuerza cultural. El hecho de que la Biblia nunca

ponga atención al carácter simbólico de las imágenes y las considere dioses en sí

mismas, muestra la impresión parcial causada por la idolatría y lo lejos que se

encontraba Israel de un entendimiento profundo de las creencias paganas.

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