"LA RELIGION COMO VALOR DE EXISTENCIALIDAD EN LA ANCIANIDAD" EL RELATO DE VIDA DE ANA SILVA

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque a nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No le maravilles de lo que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos; y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

San Juan, 3.1-12

Algunas Consideraciones Preliminares Antes que empezar a transitar por el intento de plasmar un testimonio, que no quede simplemente en un relato más, sino que pueda por el mismo, con la ayuda de la interpretación, constituir una evidencia social, un marco en el que se desempeñan seres humanos, cargados de la experiencia vivida y portadores de una esencia histórica, propia para ellos y dispuestos a compartirla si se les escucha, he considerado necesario hacer algunos planteamientos que fueron surgiendo a medida que se desarrollaba esta

nueva experiencia, al menos para mí, de realizar una Historia de Vida. También se hace una descripción del proceso metodológico de su elaboración. En primer lugar, hay que referirse al proceso de selección del "tema", que en cierta forma implica de per se, un esfuerzo de abstraer, de aprehender un objeto de investigación, de constituir un espacio intelectual. En éste, el investigador va a estar inmerso en una relación estrecha con el objeto y por lo tanto, no puede ser indiferente, pero, a la vez no debe facilitar con sus expresiones o conceptualizaciones el desarrollo de la trama en que participan los actores del proceso de investigación. Las Historias de Vida, pueden servir para un sin fin de propósitos cuando se trata de estudiar a los individuos en sus relaciones sociales, en su complejidad humana, en su devenir cotidiano, en su trayectoria vivida, en sus apreciaciones existenciales, en sus valorizaciones de los demás y de ellos mismos. Para efectos de este trabajo, se utilizará Historia de Vida en el sentido definitorio que Bertaux le da, es decir como relato de vida (1). Cualquiera que sea el aspecto a investigar, el objeto de estudio, es imperativo, asumir el riesgo de estar inclinado a ser hechizado por el carácter subjetivista implícito en el método, si así es considerado; no sucediendo así; si se utiliza la Historia de Vida como técnica. Ahora bien, ¿acaso es posible desarrollar la Historia de Vida como una simple técnica más de entrevista? Esta pregunta que encierra de hecho un problema epistemológico, no puede ser resuelta sino por cada investigador. Depende de él y de su aproximación al objeto de investigación, y de su afán por desarrollar, más allá de lo evidente, un conjunto o cuerpo de conocimientos, un referencial teorético para trabajos similares posteriores. En mi caso, argumentaría que el análisis de la narración, del testimonio, habiendo asumido su contenido como verdad, al menos por el sujeto interrogado, va a definir retrospectivamente el carácter de la utilización habida de la Historia de Vida. Sería antiético, pretender darle a la Historia de Vida, un carácter previo de técnica o de método, sin haber desarrollado, en la práctica un ejercicio intelectual semejante. Las acaloradas discusiones habidas en el seminario, o en otros espacios de discusión sobre este aspecto, partieron por lo general, de un desconocimiento empírico más que teórico de la Historia de Vida. A veces, parece ser que, los intelectuales son los más reaccionarios a considerar nuevas perspectivas epistemológicas. Puede que algunos paradigmas se nieguen a morir, no tanto por su incapacidad discursiva para entender la dinámica realidad social, sino más bien por el deseo de sus seguidores de poder coexistir a través de ellos, con el referente, mientras vivan, que la historia y la sociedad es inmutable, y que los cambios sólo se pueden dar si están acordes a sus expectativas paradigmáticas. La elección del tema que constituiría una referencia para desarrollar la Historia de Vida, estuvo signada por largas discusiones. Estas giraban, muchas veces, en relación a la duda que tenía el autor con respecto a: ¿sí era posible dentro de su marco habitual de investigación (la ancianidad, congo categoría vivencial y social), realizar un trabajo como el requerido? No fue hasta bien avanzado el seminario, cuando al darse algunas intervenciones de los compañeros relativas a la dificultad de lograr la representatividad por intermedio de entrevistas a un solo individuo y de cómo apreciar la significación del relato obtenido, que pude captar dos elementos que al final darían razón del tema elegido. El primero, lo constituye una situación que es universal para todos los seres humanos. No es otro que el carácter de la existencialidad. Es decir, cómo cada individuo frente a su temporalidad finita, resuelve la forma de interpretarla, y qué medios y/o ideas utiliza para darse una respuesta, que por ser, diría yo, al menos convincente, no caerá en la desesperación, ayudándole a aceptar su destino mortal. Esto, considero, resolvía en algún modo el

carácter de la representatividad, puesto que al menos, constituye una constante universalizante para la condición humana. El segundo elemento, está dado por la significación del relato, como ya se dijo. No dudaba que el individuo tenía que ser un o una anciana, pero, ¿qué consideración podría tener visos de existencialidad y a la vez ser un ente significante, que no formara un aspecto banal o por lo contrario, muy especial y único, y por ende, carente de trascendencia social para el análisis? Desde que venía investigando a la ancianidad, había notado que quienes conforman este grupo, depositan en los contenidos religiosos una confianza especial, ya como explicación de la existencia, ya como medio de entender el significado de la muerte próxima por su edad avanzada (2). Estas pueden no ser las únicas razones, pero a mi manera de ver, creo son las más presentes, sobre todo, cuando muchos de los ancianos no profesaban de manera muy fervorosa la religión en sus años más jóvenes. Al considerar este aspecto, tenía los dos elementos dados para formular y construir un objeto de investigación, al cual por su mismas características, podría dar cuenta de él: la Historia de Vida. Dicho de otra forma, "La Religión como Valor de Existencialidad" era el tema a ser abordado, como objeto de investigación sociológica, a través del relato de una persona anciana. En la bibliografía referida a Historia de Vida no encontré trabajos similares, aunque si hay referencias de trabajos realizados en el aspecto religioso (3). Se podía estudiar, entonces, la concepción de la realidad de un sujeto y de su conducta en lo social, por medio de su interpretación existencial y de la religión como vínculo, como mediación, entre lo socio-estructural, la sociedad actual venezolana, y lo socio-simbólico, que estaría constituido por los valores que la persona anciana se apropia de la doctrina religiosa profesada para dar cuenta de su inserción en la estructura social que históricamente le toca vivir. El tema, objeto ya elegido, definía, por lo tanto, un enfoque de necesariedad entre los que iban a protagonizar la investigación. Esto llevaba entonces, al difícil proceso de selección (nunca aleatoria, a mi entender) de la persona que propiciaría su relato de vida. Por otra parte, la limitación de tiempo impedía tratar de realizar relatos cruzados o lograr la saturación como proponen Montero y Bertaux (4, b). La representatividad en cuestión, dependía mucho más de la claridad transparente de la conducta de la persona a entrevistar, y que su comportamiento estuviese dentro de lo estipulado en la selección del tema, ya que de otra forma elegir un individuo sin previo conocimiento de su manera de vivir, de su proceder, de sus valores, no ayudaría mucho al momento de realizarse la o las entrevista(s). Tal como expresa Randall (6): "Si estamos familiarizados con la vida de nuestros informantes, nuestras preguntas tienen mucho más sentido y coherencia". Además, para el informante le es más sencillo entender el sentido de la confianza a ser depositada en el entrevistador. Pues, "Si el informante siente que está hablando con alguien que comprende algo de su vida y de su experiencia, le resultará más fácil entrar en confianza" (7). Estos breves lineamientos sirvieron de soporte a la hora de decidir la persona anciana. Dado que en mi grupo familiar existe una anciana que reunía en cierta forma las características, motivo de este estudio, y que, previa solicitud de su cooperación y explicación de mis propósitos, accedía a ser entrevistada en relación a la temática señalada, decidí que esta persona fuera el personaje, actor principal de la Historia de Pida a elaborar. A continuación había que enfrentarse al problema técnico en sí. ¿Qué tipo de entrevista?, ¿Cómo y cuándo realizarla?, ¿Cuántas?, ¿Cómo empezarla(s) y desarrollarla(s)? En realidad surgieron muchas más preguntas. Sin embargo, una vez que las decisiones sobre el objeto y el individuo habían sido tomadas y que el factor de tiempo era limitado, su contestación no podía exigir largas y profundas reflexiones. En tal sentido, adelantándome en cierta onda a lo que constituiría las dificultades del

análisis del relato a obtener, más que de las limitaciones que por parte del entrevistado podía ofrecer, consideré que la entrevista debería realizarse en varias oportunidades. En cada una ellas, insistiría en un aspecto en particular. Esto con el fin de utilizar el tiempo de la entrevista al máximo en términos de agotar en lo posible lo dicho en cuestión, pero, claro está, sin restringir en absoluto la libertad de expresión de la interrogada pero tampoco permitirle divagaciones sin contenido referencial a la entrevista. En dicho marco, me propuse realizar cuatro entrevistas. La primera, totalmente libre, inclusive sin recursos de grabación ni de apuntes, simplemente su objetivo era conseguir, sondear en la anciana, los aspectos más generales de su vida, creencias, actitudes. Es decir, siguiendo la recomendación de Poirier, Clapier-Valladon y Raybaut (8), poder construir un marco ambiental propicio para las próximas entrevistas, así como volver a explicar los objetivos perseguidos en la realización de su Historia de Vida. Esta primera entrevista, me reafirmó el proceso metodológico en el cual me proponía construir con su relato, la Historia de Vida. En tal sentido, ésta estaría dentro de la modalidad de lo psicosocial, y quedaría conformada a través del análisis, en tres aspectos que en conjunto darían la argumentación global del testimonio recolectado. Los aspectos son; el aspecto biográfico de la anciana, su contemporaneidad como ser anciano y por último, el componente religioso dentro de su existencia actual. En este mismo orden se llevaron a cabo las tres entrevistas restantes. Estas fueron realizadas el jueves 4, y los lunes 8 y 15 de enero del presente año. Al comienzo de cada entrevista se le dijo a la anciana cuál era el aspecto que se iba a tratar en la realización de la misma, y se le aclaraba cualquier duda o pregunta que tuviera. Cada entrevista tuvo una duración de una hora, a excepción de la última que fue media hora más extensa por considerar que lo religioso en su vida, según ella misma, tenía más que decir. En todo momento hubo un buen clima de relación entre el entrevistador y la entrevistada, e incluso en la última visita se me mostró fotografiar de ella y de su familia y amigos. En ninguna entrevista fue utilizada una lista pre-elaborada de preguntas. El autor consideró que para dar mayor libertad a la informante, las preguntas se irían haciendo a manera que surgiera la necesidad de ir concatenando la narración dentro de los aspectos señalados de nuevas, ideas que a manera de preguntas podían ser elaboradas. Después de cada entrevista, se escuchaba la grabación con el propósito de saber si la narración cumplía satisfactoriamente su objetivo. En este orden de ideas, de quedar algún aspecto o laguna que impidiera tener absoluta claridad sobre el testimonio o que por ello fuera incompleto a juicio del autor, se procedía en la siguiente, a comenzarla partiendo con preguntas referidas a estas deficiencias. A excepción de la última que, tal vez, por su duración, el testimonio fue considerado adecuado para el objetivo propuesto. Una vez recolectados los relatos, se procedió a hacer una trascripción de ellos, a fin de observar todo su contexto, y facilitar su análisis. Realizado esto, fueron extraídos del relato aquellas partes que más significación tenían para el objeto de este trabajo. El relato trascrito es aproximadamente tres cuartas partes del original. El análisis es efectuado siguiendo el orden temático de las entrevistas a fin de hacerlo coherente. Hay que destacar que este proceso no fue fácil. Llevó muchas horas proceder a darle una significación a la interpretación de los relatos. Sobre todo al darle importancia a la parte que quedó transcrita en contra de la que se omite. Se consideró necesario la extensión de este trabajo. De otra forma, su simplificación habría implicado tener que obviar la profundización del análisis. A continuación, el relato transcrito dividido temáticamente como ya se dijo y posteriormente su análisis.

La Historia de Vida de ANA SILVA: el relato y su análisis El primer aspecto del relato lo constituye la parte biográfica de la entrevistada, sigue como ya se dijo, lo relativo a su contemporaneidad como anciano y finaliza con la vigencia de lo religioso en su existencialidad. Ana Silva, nace hace setenta y cinco años en una comunidad rural de Colombia, cercana a la frontera de Venezuela. El nombre de la comunidad no es recordado por ella, ni tampoco fue posible mediante la ayuda de un mapa ubicar el lugar. Sólo recuerda que estaba cercana a Cúcuta, y por lo tanto, próxima a nuestro país. Su relato en esta parte de la entrevista está lleno de lagunas. Uno tiende a pensar que hay ciertas partes de sus primeros años que por olvido no recuerda. Esto, contradice lo que usualmente se dice y está comprobado de los ancianos, que tienen una mejor memoria lejana que reciente. En este sentido, es probable que su olvido sea más de tipo voluntario que natural. Hay que especular, que en esta dirección puede haber un olvido, que a pesar de su voluntariedad expresa, puede coexistir un olvido a propósito para no recordar ciertos episodios de carácter traumático. Sin embargo, a pesar de que no recuerde fechas y lugares, e inclusive nombres, su testimonio sobre su vida, no deja de tener coherencia ni historicidad. Su bajo nivel educativo, como el haberse desempeñado toda su vida laboral como servicio doméstico, puede influir en cierta manera en no haberse fijado en su memoria lugares, fechas, etc. Contrarresta, por otra parte, la existencia de recuerdos de aquellas personas o situaciones que influyeron en su afectividad positivamente. A manera de transcribir el relato, se especifica la respuesta y la contestación, y seguidamente el análisis temático del testimonio.

EL RELATO Primera Parte: ¿ Podría decirme dónde nació, cuándo y cómo era su familia, entonces? "Vamos a empezar por la familia. Yo en la familia, nosotros nos criamos, vamos a decir, en una aldea, en el campo. Una vida muy sana, una vida muy sana, que mi papá vivía de los terneros, de la vaquita, de sembrar la agricultura, de todo esas cosas. Nosotros no conocimos borracheras, ni nada, ni mi papá; mi papá murió de setenta años y yo no lo vi ni la primera vez ni que se tomara una cerveza; y esa enseñanza nos la dio. Se pasaba diciembre y, y siempre que la Navidad que decían que la Virgen, la Virgen, el veintiocho de diciembre, que celebrara ese día, y cuando más a lo sumo nos compraba, por ahí, unas galletitas y un vinito. Cuando sumo que conocimos eso, pero, de más nada. Una vida, una vida tan..., yo digo, yo digo ahorita que una vida tan ignorante, ¿será?, ¿ignorante?, iba a decir ignorante en esa época, ¿vida ignorante o no? Porque en el campo, no se ve tan ni se veía tanta corrupción corrupta como ahora; nos enseñaron en ese ambiente y en ese, que me corten la cabeza, pero yo, yo no estoy de acuerdo de todo esto, muchachitos ya groseros de diez años, que dicen, que ya son maestros de uno. Y nosotros nos fastidia eso, porque ¿cuándo nosotros nos criamos en esa forma? Papá nos enseñó una enseñanza que no quitáramos, no cogiéramos nada, más que fuera de ahí mismo, como decir ir aquí la nevera, hay algo, ir a cogerlo, que nosotros esperamos que las mayores nos dieran, nos repartieran, no nos debajan coger nada, nada. Ibamos, cuando íbamos a la escuela, ¡ay de que cogiéramos un pedacito de lápiz! porque enseguida yo asistía a ¿de dónde lo cogió y a quién se lo quitó?, porque habían gallinas,

y los huevos en el monte y toda esa cosa, porque más o menos, no nos criamos tan miserablemente como ahora, porque allá mi papá siempre tenía dos vacas". ¿Cómo se llamaba su papá? " Casiano Silva". ¿Y su mamá? "Teresa Silva. Entonces pues, pero ellos eran.., soy Silva, pero ellos no eran familia, de casualidad ambos fueron Silva de apellido, pero no... y así en ese tiempo, él, los viejos, todos salieron así, en esa forma como le estoy contando, en ese tiempo. No, no, no había..., y nos criaron inocentemente, vamos a decir, más bien inocente que no sabía. Una muchacha se casaba de veinticinco años y no sabía que, que, que creía que iba a dormir, como dormir con un hermano. ¿Se da cuenta? ¡Y vaya a ver las de ahorita! De doce años ya están paridas por ahí con dos muchachitos". ¿Cuándo y dónde nació? ¿Se acuerda exactamente la fecha? "Ehh, ehh, el, el 14 de Noviembre, que..?, el 21 de Noviembre, como que de 1914". "Yo nací en Colombia, pero, después me vine para acá". "Cuando estaba pequeña me gustaba jugar con los animales, con los terneros, montarnos en los terneros, y montarnos en los palos, y poner unas lazos, una hamacas para mecernos". ¿Se acuerda cómo se llamaba el pueblo o el sitio, el caserío? "Ay, eso sí, si el, como, bueno, en el, cuando, no, en el campo, cerquita había un pueblo, un pueblo que ahí nos bautizó, yo soy bautizada en ese pueblo, pero yo no viví ni un sólo día en ese pueblo". ¿Era muy grande la hacienda o el sitio donde ud. vivía? "Sí, era más bien bastantito grande" ¿Cuando pequeña no tuvo necesidades? "Nosotros de necesidades, gracias a Dios, nos triamos así, en esa aldea, vamos a decir, pero, con abundancia en ese tiempo, había de todo, de todo, no había que comprar sino la sal, el jabón, y la carne y el pan, del resto todo lo demás, antes se cosechaba para vender, allá nunca, los cambures, esos, se perdían, esos racimos tremendos, repollo, de todo, cebolla, tomate, de todo, de todo era en abundancia". ¿Cuántos hermanos tuvo? "Ay, eso no me acuerdo bien". "De hembras me acuerdo, tres y varones, como, que como tres o cuatro. Yo no me acuerdo. Ellos se fueron muriendo". "Ellos fueron muriendo, de, de enfermedad, porque ninguno fue, otra cosa, todos fueron sanos porque hay muchos herederos, herencia del corazón, herencia del cáncer, herencia

de azúcar, y entonces va la herencia corriendo, va sacando, sacando, ¿no es así? Nosotros todos, nadie murió así, de enfermedades". ¿Ud. era la menor de todos? "Sí. Yo tenía ocho años cuando mi mamá murió. Mis hermanas y hermanos estaban grandes. Mi mamá murió de las dietas. De los hijos que tenía". ¿Hubo alguno que murió joven? "Sí, joven, más bien, me acuerdo de un hermano joven, que lo mataron porque por asunto de política, porque esa gente era por allá, en ese tiempo, eran, ¿cómo le digo?, enguerrillaos, ciegos a la política". ¿Habían dos grupos, los liberales y los conservadores?, "Sí, ajá, ajá, y por eso, hacían emboscadas en los campos, iban y robaban, robaban el ganado y lo que podían, y toda esa cosa. Odios, odios que se tenían!!! Mi papá no se metía en eso. Era del partido conservador, pero, él nunca se metía pa'nada, pa'nada". ¿Cuántos años vivió Ud en Colombia antes de venirse a Venezuela? "Bueno, yo me vine bien jovencita para acá y no volví más para allá. Me vine sola. Bien joven. Yo no volví porque dije, primeramente porque me gustó aquí, y el ambiente y toda esa cosa, aquí trabajaba, aquí vivía, trabajaba en las casas de familia, vivía bien en casas buenas, trabajé en casa de uno del Congreso, en casa de Pérez Díaz, estaba él muchachito, el hijo, cuando Pérez Jiménez". ¿Era diputado, entonces? "No, todavía no. En cuando eso, cuando derrocaron a Pérez Jiménez, estaba estudiando para doctor, abogado". ¿Ese fue el sitio donde primero trabajó en Venezuela? "No, trabajé donde, donde Sarita, la que es profesora ahora, que tenía ocho meses entonces. Ella es española, la mamá es española, tenían un restaurant, ahí en Caracas. Entonces, ahí me buscaron para niñera, para cuidarles la niña. Y seguí ahí". ¿Quién la recomendó para que le dieran trabajo? "Nadie porque pasa, ahí llegaban en el transporte, llegaban, la gente mucho prefería la gente de Los Andes, porque eran muy buenas y honradas y trabajadoras y todas esas cosas. Entonces llegaron y llegué yo y me trajo un chofer y ahí...". ¿Pero de dónde vino, de Colombia la trajo un chofer o de los Andes? "De San Cristóbal. Yo estuve en San Cristóbal".

¿Cuántos años estuvo en San Cristóbal? "Yo no, eso sí, no me acuerdo. Entonces una señora me recomendó que me viniera para Caracas, porque en Caracas en las casas de familia se ganaba bien, se ahorraba: - Ud. váyase para Caracas, y allá consigue una casa de familia, y allá ahorra sus centavos, y después cuando vuelva, viene y compra una casita. Mis intenciones era de poner un puestico de venta de verduras, de algunas cosas, cuando regresara. Pasó así. Cuando me vine, me puse a trabajar donde esa señora, bueno, esa señora es como treinta y pico, treinta y cinco años, la muchacha tiene ya treinta y seis, entonces tenía ocho meses. Entonces, yo me gané, me gané con el portamiento ellos y seguí ahí, y entonces me fui donde el Dr. Pérez Díaz, que quedaba a la vuelta, porque ahí vino una prima de la señora esa, una sobrina, entonces ella cuidaba la niña. Ellos tenían un restaurant, entonces yo me puse a conseguir donde ese doctor. Después, conseguí por ahí, conseguí casa, casas buenas, después, estuve donde el doctor, este, ahorita no me acuerdo, ellos viven en el Country Club, ahí esa gente rica. El doctor tenía una oficina de abogados, este, después me acuerdo. Estuve trabajando, entonces seguí encaminándome así en casas buenas, casas de ricos, por el comportamiento, yo conseguía buenas casas". ¿Que hacía en esas casas, todos los oficios? "Bueno, depende. A veces había jardinero, cocinero, planchadora, de adentro. Yo hacía, a veces la limpieza". ¿Vivía en esas mismas casas? "A uno le daban, uy, ahí uno tenía comida, tenía ambiente. ¿Qué le hacía falta a uno? Si las mujeres de hoy en día pensaran eso, no tendrían esa vida amarrada, esa vida arrastrada como muchas llevan de esa forma. Entonces yo guardaba los centavos, yo guardaba, yo no despilfarraba nada. Me daban las salidas a mitad de semana, jueves y el domingo, o un domingo si, un domingo no, para que nos turnáramos. Entonces, total que yo lo que ganaba lo guardaba, y fui metiendo de a poquito a poquito en el banco, y ahorrando y ahorrando, yo no despilfarraba para nada, hasta que ahorré para comprarme esto, esta casa". ¿No se sintió incómoda trabajando como servidumbre? "No, yo pensaba mejor que trabajar en casas de familia que trabajar en fábricas porque yo veía a la gente que no ganaba nada y que todo era para gastar en pasajes, para gastarlo en comida. En cambio yo veía que yo, en las casas de familia, yo tenía toda la comida, desayuno, almuerzo, mi cuarto. Lo que ganaba, lo ahorraba". ¿En Colombia, nunca trabajó en casa de familia? "Sí, pero muy poquito".

¿Cuándo dejó de trabajar en casa de familia? "Bueno, eso sí hace poco, yo me vine en el ochenta y uno para acá; aquí, trabajé en una compañía de vigilantes, trabajando ahí un poquítico de tiempo, hacía la limpieza, me vine cuando la muchacha, esa que le digo, se graduó de profesora, que por cierto siempre voy a hacerle las hallacas". "Es como si fuera familia". "Estuve trabajando con ellos bastante tiempo". "Después, yo siempre frecuentaba mucho, venía y sacaba a pasear a la muchachita, porque ellos no les quedaba tiempo para el negocio, porque los españoles son muy agarrados a la plata. Yo venía los domingos, los sábados cuando me daban la salida y me la llevaba para los columpios, allá a jugar. Ella se acuerda de todas esas cosas. Entonces, cuando ya compré esto aquí en el ochenta y mío, me vine para acá y ya no volví más a trabajar. Y yo para Colombia no volví más, ¿qué iba a hacer? No tengo más gente por allá". ¿Por qué se fue de su casa, me refiero de la casa de su familia en Colombia? "A trabajar en una casa de familia. Mi papá en el campo no nos vestía. En el campo únicamente la ambición era de que hubiera para comer todo, todo, sembrar y sembrar y sembrar toda esa agricultura. Pero no se preocupaba por vestirnos, y entonces yo me vine para el pueblo". ¿Cuántos años tenía cuando se vino para el pueblo? "Estaba bien joven. Entonces, yo para acá cogí, empecé a coger para acá, para acá, hasta aquí, y pase para acá". ¿Ud. le pidió permiso a su papá para irse? "No. Me escapé". ¿Se fue con alguien? "No, bueno, con otra muchacha amiga". Cuando se vino de Colombia, ¿estaba prendida la guerra? "Eso era por allí en los campos, no era generalmente, era en los campos". ¿Por qué se vino de Colombia? "Porque allá no se ganaba nada". ¿En qué trabajaba en Colombia? "A veces trabajaba en una fábrica de tabacos. Allá no se ganaba nada. Después hacía, trabajé también en costura, cosiendo camisas que se hacían para fábrica. Después trabajé en casas de familia porque no me alcanzaba para nada. Ya tenía los muchachos y se me había ido el marido. Y más nada".

¿Cómo se llamaba la fábrica de tabaco? "Villamizar. Había bastantes mujeres. Era una fábrica grande, estaba en Bucaramanga". ¿Cuándo empezó a trabajar? ¿cuánto le pagaban? "No me acuerdo. Era una miseria. En ese tiempo se ganaba muy poquitico. No me acuerdo lo que ganaba un servicio". ¿Con quién vivía? "Con gente conocida de ahí. Y más nada, eso fue todo la vida allá. Ahora aquí sí. Trabajé en todas esas casas en Caracas. Trabajé con mucha gente, con mucha gente española, gente de las Islas Canarias, una gente muy buena. Fueron muy buenos conmigo". ¿Cuánto ganaba? "En ese tiempo ganaba, como todo estaba tan barato, tan barato todo, trescientos bolívares. Trescientos bolívares eran como ganar ahora dos mil bolívares. Tenía de todo, de sobra, gracias a Dios. Hasta le daban a uno hasta la ropa, delantal, tenía su cuarto, con su cama, sábana, todo, todo. No tenía uno que gastar nada, nada en absoluto". "El día que salía uno por allá, a que salía, lo que gastaba uno por ahí, que compraba una maltica, un café con un panqué, unas tonterías de eso, no gastaba, la maltica costaba un real, la leche un bolívar". ¿Ud. mandó plata a su familia a Colombia? "No. Nunca". ¿Cuántos hijos tuvo? "Dos, una hembra y un varón. Valerio está en Caracas. La hembra vive cerca de aquí. Primero trabajó (él) aquí, estuvo en una compañía, estudió en el INCE un curso de tornero, y después entonces como estuvo trabajando bastante tiempo aquí, se cansó en esa compañía, entonces como él aprendió otro oficio, zapatería, el trabaja eso allá en Caracas. El aprendió eso, porque no le gustaba estar al quilate de los demás. Ni la política. El se nacionalizó también, como yo y Carmela. El se nacionalizó hace mucho tiempo, entonces él, le ofrecieron puesto del gobierno, el decía que no le gustaba meterse en política: la política mía es vivir independiente, yo no necesito de eso". "El se lleva dos años con Carmela, mayor". ¿Carmela y Valerio, conocieron a su abuelo? "Ellos lo alcanzaron a conocer. Una vez que mi papá vino a Bucaramanga". ¿El esposo suyo, el padre de ellos?

"Por allá, no se ni si estará vivo, él se fue por allá con otra". ¿Ustedes se casaron?, ¿los niños nacieron en Colombia? "No. Sí". ¿Ustedes vivieron juntos, y tuvieron los dos hijos? "Sí. Me hizo un favor que se fuera con otra. Después me contaron que se había casado, después ese matrimonio no sirvió para nada". ¿Cuándo trabajaba en Bucaramanga fue que lo conoció? "Si". ¿En qué trabajaba él? "El trabajaba en zapatería". Cuando se vino a Venezuela, ¿cómo la veía en comparación a Colombia? "Bueno yo veía a Venezuela muy tranquila porque no se sentía eso de la política, de esos odios, de que yo soy liberal, que yo soy conservador. Yo odio, odio eso, la política. La política es pura destrucción". ¿Ud. estudió? "Sí. Pero muy poquito. Aquí en Caracas fue donde fui a la escuela de noche. Por cierto que por ahí tengo el certificado. Se sacaba la primaria en tres años o dos años". ¿Sacó la primaria? "No. No alcancé porque yo era muy floja y muy tapada". ¿Cuando vino de Colombia, ya sabía leer y escribir? "Un poco, un poquito, pero aquí aprendí más". ¿Cuándo Ud. trabajaba en Caracas, tenía a Carmela y a Valerio con Ud. en la casa de familia? "No. Ellos se quedaron en San Cristóbal. Valerio se vino a Caracas cuando estuvo grande y Carmela se quedó trabajando en una tienda de venta de ropas. Después también vendió en Caracas". ¿Los muchachos los crió otra gente, entonces? "Bueno..., siempre los ummm..., los ayudaba, yo les mandaba y todas esas cosas". ¿Cuántos años tenían ellos cuando se vino de Colombia, se acuerda?

"No me acuerdo". ¿Iban a la escuela? "Yo, yo, francamente no me acuerdo de ese tiempo". ¿Cuando los muchachos se fueron a Caracas, Ud. vivía con ellos? "Ya últimamente alquilé una habitación en la Av. Libertador. A media cuadra de donde hicieron ese Colegio de Abogados. Por ahí, cerquita del Caracas Hilton. Nunca viví en esos cerros, por allá. Me iba por la mañana y venía por la tarde". ¿Por qué se cambiaba de una casa a otra? "Por algunas cosas o a veces se cansaba uno. Por equis razón o las compañeras de trabajo". ¿Nunca la botaron o si? "No, no, yo casi nunca esperé que me dijeran. Antes me decían: ¿por qué se va?; yo me iba porque me cansaba por algunas cosas. Después cuando me puse, así a trabajar por día, entonces en un día trabajé en una parte, otro día en otra, y tenía completo la semana completica. Entonces la gente toda me conocía: -cuando le quede un día me lo deja a mi, porque a ud. no necesita de recomendaciones, ud. se recomienda porque ud. pueden dejarle lo que le dejen y la confianza y todas esas cosas así, vienen y que se me roban que el pañuelito, vienen a planchar, que las sábanas, que un pañuelo, que no se qué, se van llevando en el baúl, y no se qué, y esto y lo otro. Y así, todos me fueron, me decían: -cuando le quede un día me lo deja a mi. A mi me sobraba trabajo entonces. Donde quiera conseguía trabajo". ¿Nunca pasó necesidad? "No". ¿También fue conforme con lo que tenía? "Me parece mejor estar trabajando en casa de familia que como le digo que en fábricas, por ahí". ¿En cuántas casas trabajó, no se acuerda? "Bueno, también estuve trabajando con un profesor que era de medicina, él era francés, también esa casa era muy buena, tenía muchachos. Estuve en otro doctor que también le iba a hacer la limpieza, doctor Boet, era ingeniero, y esto, de las industrias, de las pequeñas industrias, toda esa cosa". ¿Nunca fue a fiestas, no bebía?

"Una vez me invitaron a la Embajada de Colombia, una fiesta que hacen todos los años para todos los residentes aquí. Le dan de todo, de todo, buena comida, y esto..., cerveza, whisky". "Nunca me gustó la bebida". "Una vez que vi fumar, se me antojó comprar medio de cigarros, ¡ay Dios mío!, me cogió un mareo, un mareo, una borrachera, ganas de vomitar, y de acostar, y dije hasta ahí llegamos". ¿No conoció más marido? "Yo no fui amiga de compinches, de esas mujeres, como hay otras. Yo a veces me provocaba ir a la playa, iba sola y me bañaba, allí hay bastante gente, yo no estoy sola, yo me meto a bañarme y ahí hay bastante gente, bueno y salgo, y me visto y cojo el autobús, y vuelvo y me vengo, en el autobús hay bastante gente. Eso era lo que yo pensaba. Yo no estuve con toda esa compinchería de malas juntas. Porque a veces las malas juntas se pierden a los demás". ¿Nunca fue coqueta? "Yo me fijaba por los demás las consecuencias". Ud. también tuvo dos consecuencias! "Bueno, pero es que hay muchas que no escarmientan nada. Tienen una chorrera de hasta diez muchachos, uno de un papá y el otro de otro. y el otro de otro, y el otro de otro y a la hora de la verdad no tienen nada". "Yo no fui, muy.., muy rochelera, vamos a decir esa palabra. A mi no me llamó mucho la atención esas vagabunderías". ¿Qué echa de menos de la juventud? "Lo primero, yo he dicho, cuando veo todos esos panoramas de las muchachas tan descarriladas, yo digo, sí yo volviera a la edad de joven, ni por un pie, que lo pensaba de casarse, a como está hoy en día la gente tanto como mujeres y hombres sin responsabilidad". ¿No se casaría, no tendría hijos? "Noo, ni, ni loca. ¿Qué es lo que va a buscar una hoy día? Hoy en día los hombres, cuando están bonitas, abrazándolas, y toda esa cosa y toda esa cosa, ¿y qué tienen para ofrecerles?, y la muchachas no ven eso". Segunda parte: ¿Cuándo empezó Ud. a sentirse anciana? "Bueno, a medida que le van a uno montándose los años". ¿Se siente como vieja, cansada?

"Hay muchas que tienen, que es que viven una vida amargada. Se sienten con todo obstinadas, hasta el aire le fastidia, todo, todo" ¿Qué es más pesado, un viejo o una vieja? "Bueno, ambos son iguales, porque hay viejos, y viejas cansonas que no se les soportan de ninguna manera". ¿Cómo se siente Ud? "Yo, yo me siento tranquila. Y otra cosa. ¿Qué saco con ponerme, que me pusiera a desesperarme?, ay, y a toda hora que lamentándome, y yo sola, sola y, y no me vienen a ver, y yo sola, y estoy obstinada, y me provoca a veces matarme; porque hay muchas de esas que..." ¿A Ud nunca le ha provocado suicidarse? "Ni lo piense el diablo" ¿Cuántos años quisiera vivir? "Ah, eso es lo que Dios tenga pensado". ¿Pero, diez, veinte, treinta, cuarenta años más? "No, no. De aquí a cuarenta años más no existe aquí esta gente que está viviendo porque vienen los juicios". ¿Van a venir dentro de poco? "Está cerquita, cerquita, cerquita". ¿El juicio va a venir después que Ud esté muerta o antes? "Después que nosotros seamos levantados. La Iglesia que he creído, esa es levantada y entonces vienen los juicios. Nosotros ya no estamos aquí. Nosotros no hemos visto nada, y le damos gracias a Dios porque cada, cada, cada...". ¿Y si Ud. presente en la Iglesia, la van a levantar, la van a destruir? "Bueno, Dios sabe cómo hacer las cosas. Porque la Biblia dice: que vendrá como ladrón a medianoche. Podemos acostarnos esta noche, tranquilos y mañana nada, desaparecieron todos, así lo dice, desaparecieron todos , y volverán todos, y la desesperación será terrible, terrible, terrible de todo la gente". ¿No tiene miedo? "Yo no. Antes si, yo era nerviosa. Antes del Evangelio, yo si me sentía aburrida. Al llegar a la casa, yo no sé, pero eso es que se lo pone el Diablo a uno. Ay, yo llegaba, abría el cuarto, me metía y sentía una tristeza, sentía una cosa. Yo viviendo sin

preocupaciones de nada, porque yo no tenía preocupaciones, de que dijera no tengo con que ir a comprar el pan, a la comida, no tengo nada, nada, como hacen muchos que eso les acarrea mucho, sino, yo llegaba y sentía una tristeza. Eso si me acuerdo". ¿Antes se sentía muy sola o muy triste? "No que me sintiera sola, sino algo, sentía una tristeza. Una cosa sin saber ni por qué. Porque yo no llegara y decir que no tuviera como comprar las cosas, yo llegaba y me pagaban todas las tardes lo que ganaba, y yo siempre tenía. Pero, entonces, ¿sabe que hacía? Enfrente había una bodeguita, entonces, me iba a comprar medio de cigarros y me ponía a fumármelos. Y ayyy, ese mareo, ese mareo. ¿Sería el diablo, el que me ponía el vicio? ¿Ahorita, no se siente así? "Nooo, no. Tranquila, tranquila. A mi me dice la gente: ¿no se siente aburrida ahí sola? Le digo vivo tranquila porque a mi nadie me está echando bromas. A vivir uno con una gente para estar peleando muchas reces". ¿Ud. peleaba mucho en la pensión?, ¿se metían con Ud.? ¿ayudaba en algo? "No, yo con nadie me metía, como yo no les daba lugar. Yo me metía en mi cuarto, cuando no estaba trabajando ayudaba a veces a limpiar el corredor, botaba la basura, todas esas cosas. Yo me iba en la mañanita y volvía en la nochecita". ¿No se siente sola? "Nooo. Más contenta. Yo creo". ¿Así como ud. que está anciana, no se siente sola? "No, no, lo que digo yo, este, lo que tengo que alentarme, mientras que esté alentada y pueda mover yo misma. No estar siendo carga pesada. Recostándose en los demás". ¿Se siente independiente? "Sí". ¿De qué vive ahora? "Bueno del alquiler. De la parte de arriba y de la habitación" Con eso, con los dos alquileres, ¿le da suficiente para vivir? "Para pagar el aseo, para pagar la luz, para pagar el agua y la comida, más nada. No, no, como le digo, no gastando, no extendiéndose uno tanto, pero si se pone uno con tanto, como está todo de caro". Así ya anciana, ¿no tiene dolencias? "No".

¿Cuándo se estaba poniendo anciana no le dio alguna enfermedad? "Bueno que a veces a uno le da un resfriado, un catarro. Hay otras que son pura dolencias, que son una carga para la hija, para las hijas, y pastillitas y pastillitas, y están ahí como yo estoy ahorita, sentada, continuamente, una carga, una carga para la familia. Y gracias a Dios que yo no les hecho carga porque ya ni siquiera vienen por aquí, a asomarse a ver". ¿Si no viene, será porque no quiere? "Precisamente. Porque no le queda muy lejos y por aquí pasa cada rato con la camioneta". ¿Ud. no tiene consuelo sobre sí misma? ¿no se compadece de estar viejita? "Bueno, yo como Dios me tenga, porque nosotros, en primer lugar después de que una está, en el Evangelio, nosotros somos transformados, cambiados, dice: -nuevas criaturas. Renacimiento, renacimiento, espiritualmente". ¿En vida o en muerte? "En vida, en vida". ¿Antes de conocer el Evangelio, como lo conoce ahora, estaba peor? "Síí". ¿Tenía enfermedades? "Bueno si, a veces, tenía, pero, con pastillas, ahora cuando uno se enferma, se siente mal le oran y uno recibe sanidad. Porque Dios es el que hace por el Espíritu Santo hace la obra. Yo tenía artritis. Yo sufría de artritis cuando estaba yo en Caracas. Y entonces a veces se me ponía esos dedos gordos, amanecían hinchados, y tomaba pastillas, y pastillas, y pastillas, pero nada, nada me hacía. Calmantes, calmantes. Iba al médico y mandaba las pastillas: tómese esto que esto le hace y vuelva otra vez. Lo que hacen los médicos. Vuelva otra vez para que me. traiga más plata. Je, je. Eso era cuando tenía como cincuenta años. Entonces, después oré en el Evangelio, yo vi la promesa, las promesas ahí están en la Biblia, dice: -Yo los sanaré. Cuando nosotros nos sentimos así, con malestar, con dolor de espalda, hace poquito estaba como con cansancio, cansancio, cansancio en la espalda, entonces, yo me oraron en..: -entonces tienes que ir al médico, que no se qué, y yo le cogí un pánico a los médicos, que yo no creo en los médicos desde el Evangelio para acá, porque tenemos el médico y arriba sanador, es el mejor sanador". Cuando vino a Valencia, ¿tenía la artritis? "Todavía. En una campaña que hubo aquí en la plaza de toros vino un evangelista muy versado de Puerto Rico, ahí se sanaban de la columna, del hígado. Entonces una noche, porque ellos le oran en la noche a Dios, le oran: - mira a los enfermos, sana los enfermos, mira los que están de la columna. Entonces, cuando ellos empiezan a

predicar, empezó a decir: -fulano se esta sanando, se sanó, el Señor lo sanó, que pase aquí a la plataforma, fulano esto. Después dice, esa noche: -hay veintidós sanados de artritis, unos que estaban ya para estar en la silla de ruedas, dentro de seis meses quedar inútiles en una silla de ruedas, que se sanaron, que pasen aquí. Yo estaba, al pie de una hermana que es una gorda, y ella me decía: -mira ehl, usted que pase. Yo sabía, como había tantísima gente, me hicieron señas: - esa blanquita que pase, esa que está al lado de la gorda. Y después se me desapareció el mal. Se me desapareció y no volví a tenerlo". "Bastantes viejitas, más viejitas que yo, como dicen chuchumecas, y viejas y viejas, veintidós se sanaron esa noche". ".„tremendas sanidad de Dios, Dios mío, eso hay una cosa espantosa; de distintas mujeres, esas mujeres del malvivir, que tienen en la vagina enfermedad: -que se está salvando fulana de tal; que tenía derrame de sangre, que no se qué, que no le dé pena, pase, pase, que el Señor la salvó, dele gracias porque si no le vuelve a venir otra vez. Tremendos milagros. Hombres que sufrían de la próstata. Uy, una catorcera de hombres' que pasaron, bastantes, que recibieron sanidad, que hacia tiempo que estaban enfermos y que iban al médico, médico, y nada, nada". ¿No le tiene miedo a la muerte? "Tampoco. Nosotros no le tenemos miedo". ¿Y antes? "Antes sí le tenía miedo a la muerte. Y.., muchas cosas, muchas cosas. Qué va a pasar esto, nosotros sabemos que paraVenezuela porrevelaciones y por sueños de los misioneros y evangelistas, sabemos que Dios les ha revelado y les ha mostrado lo que viene para aquí, para Venezuela vienen cosas terribles, terrible, va a haber una guerra civil, esto, el hambre, la peste. Nosotros ya lo sabíamos, esto del dengue". ¿Ningún hermano le ha dado dengue? "No. Porque Dios le habló a Dios a ellos en la noche: - Yo soy Jehová, tu Dios, que les llamó, que ungieran y que eso, que nos pasarían las enfermedades por encimita. Y ahí está, esta peste que viene, esta. pestilencia, nosotros lo sabíamos hace tiempísimo". ¿Ud. se reúne con otros ancianos, tiene amigos? "Yo amigos así que no sean evangélicos, no tengo casi nada". ¿No le provoca visitar a alguien? Visitar si, visitar cuando por orden de Dios, como dice la Biblia. Visitar a los enfermos". "La Biblia dice que nosotros ya no somos del mundo. Vivimos aquí en este mundo, pero nosotros no participamos en las cosas del mundo. Yo no voy allá a las fiestas. Primero porque Carmela lo ve a uno, así como no se qué". ¿Será por ser anciana o evangélica?

"Porque soy evangélica, porque no participo en las cosas de las tinieblas, como ella está en las tinieblas, no le ha resplandecido la luz, cree que ella es más que todo el mundo, y está equivocada". ¿Eso es por la religión o por su carácter? "Por ambas cosas". "Valerio no es evangélico. Pero él es más comprensible, no lleno de ira, de soberbia". Entonces Carmela la respeta como anciana, pero ¿le falta el respeto como evangélica? "Me eché de enemiga a Carmela porque no me hablaba nada, porque tinieblas son tinieblas. Dijo que me había metido en una religión que no era la católica, que no iba a dejar su religión. Una religión muerta, muerta, ella está en tinieblas. Ella no quiere entender las cosas de Dios. No me hablaba casi ninguno. Que no podía enseñar eso. No quería que le hablara de eso nada". ¿Y ahora, sigue igual? "Bueno, ella con no darle a uno la palabra para hablar, con eso basta". ¿Pero ella tiene una Biblia allá, yo se la he visto? "Pero dice: -que fariseos e hipócritas. La Biblia le dice a los judíos: -fariseos e hipócritas, mucho me aman de labios y el corazón cómo lo tienen". `Todo enemigo de Dios odia el Evangelio". ¿A quién quiere más de sus nietos? "Yo los quiero igual a todos". ¿Y quién la quiere más de su familia, quién es menos fariseo? "Fariseos son iguales todos. Yo le voy a decir. Yo voy allá. ¿Qué tal abuela? Pero, de ahí no pasa. Ellos nunca dicen: -voy a asomarme donde mi abuela, si está enferma, si comió, que no se qué". Si no tuviera la religión que ud. profesa ¿como estaría ahora?, ¿estaría mejor? "No. No estaría mejor porque yo estaba en tinieblas. Me faltaría la paz, la tranquilidad, la paz y la tranquilidad la da Dios, no el hombre". ¿Dios no existía antes? "Pero no, andaba en el pecado. Andábamos creyendo en doctrina de hombres. Rezando Padre Nuestro, Ave Marías y toda esa cosa. Eso era una falsa doctrina. Nos enseñaron de chiquiticas. Yo decía cuando me predicaron el Evangelio, que yo me quedo con la religión católica, la religión que mi papá me enseñó. Me sentiría infeliz porque es una religión hueca y vacía. No hay Espíritu Santo que es quien le da a uno la vida".

Ahora otra gente que no sea evangélica, ¿no puede sentirse feliz practicando su religión? "Entregándose a Jesucristo, si. Igualito que nosotros". "Uno mismo no se transforma. Uno mismo no se puede salvar, no puede darse esa vida espiritual, esa vida tranquila. Sin Jesucristo no somos nada". Al llegar ud. a anciana, ¿no cree que Dios le soluciona mejor sus problemas porque ya no tiene tantas preocupaciones cotidianas como cuando era joven? "Eso no es porque sea anciano sino es general para el niño, para el más grande, para el más viejo, para el más joven, para todo el mundo". ¿Hasta el Presidente de la República se puede sentir aliviado? "Pongamos una cosa. Esos políticos se arrepienten, reconocen que son unos pecadores y reciben a Jesucristo como único salvador, reciben una transformación, Dios les perdona toda esa inmundicia que han hecho, extorsiones y todo, todo, todo, y viven una vida tranquila, entonces pueden gobernar, pueden mandar dirigidos por Dios". ¿Cuál es el político más corrupto y malo de Venezuela? "Bueno, ahí, ahí, yo creo que ahorita no se puede escoger ninguno, que Dios me perdone. Yo quisiera que ud. tenga tiempo y lea la Biblia, el libro de los proverbios, después de los salmos, que dice de Salomón. Cuando el rey David murió, Salomón era hijo de David y entonces Dios le traspasó el reino a él para que él mandara en todas las naciones. Entonces Dios le dice a él que pidiera lo que quisiera, que El le daba, no le pidió más que le diera inteligencia y sabiduría para regir todas esas naciones, para gobernar porque estaban igualito como están ahora o a lo mejor peor, en guerras de todo, de todo, de todo estaban, entonces le pidió inteligencia y sabiduría para gobernar esas naciones y mire como no le pidió dinero, no le pidió nada, Dios lo bendijo tan grande, tan grande que lo hizo riquezas, y riquezas y empezó a trabajar contra las naciones y se reconciliaron todas las naciones y creció, crecieron todas las naciones, y empezaron como decir, como decir un intercambio de comercio. Si estos hicieran así, sería lo mismo. Cambiaría Venezuela del todo, del todo, del todo". ¿Si utilizaran la inteligencia o actuaran en nombre de Dios, cuál de las dos? "Se arrepintieran, recibieran a Jesucristo como único salvador. Entonces ellos le oran a Dios, y Dios es el que mete la mano y arregla y empieza a tener comercio, relaciones con todas las naciones, y sería mil veces mejor que Venezuela cuando estuvo en la buena". ¿Ud. nunca pensó que cuando llegara a anciana iba estar sola, desvalida? "Yo no me ponía a pensar. Yo no me ponía a pensar que...". ¿Nunca le tuvo miedo a la ancianidad?

"... que ay, que, que cuando yo llegue a esto, como muchos que se ponen, el Diablo es el que les maquina todas esas cosas; y mire qué vas a hacer y qué vas hacer, y esto, y esto, no se qué, y cuando eso es que están enfermas, se matan". "Yo digo que algunas cogen como estoy yo ya sola aquí, cogen eso, que estoy sola, que estoy sola, mire que los nietos no me vienen a ver, mire que Lolita no me toma en cuenta, mire que no se qué, y eso lo cojo a pecho, lo cojo y lo cojo y lo cojo y el Diablo me está maquinando, maquinando la mente, el Diablo me está matarrando la mente hasta que llego a hacer y me encuentre aquí muerta un día". ¿Ud. cree que ha vencido a Satanás? "Está vencido. Bien vencido". Tercera parte: ¿Cómo se transformó? ¿Cómo se convirtió en evangélica? "El asunto es que me predicaron. En una campaña en el Nuevo Circo y ahí fue que donde estaban predicando. Yo tenía una curiosidad de que Dios me estaba llamando. Veía que ya no recibía nada, que era una iglesia muerta, muerta y vacía. Yo no creía en eso, protestantes, eso me maquinaba a mí la mente: - yo voy a ir a ver qué es, a ver cómo, por qué esas se salieron de la católica. La Biblia dice que la palabra entra por el oír y por el oír, la palabra. Entonces yo llegué allá, empezaron el servicio, oraban y cantaban, himnos. Había como cuatrocientos personas en la iglesia..., no era en el Nuevo Circo, jóvenes, niños de toda clases, viejos, jóvenes, de todo. Entonces yo decía, cuando empezaron a predicar y a decir: - gloria a Dios, aleluya! alabado sea el nombre del Señor! bendito sea el Señor! gloria a Dios!. Y entonces yo dije: - aquí si parece que hablan de Dios no como en la católica, porque es el Espíritu Santo que está ahí haciendo, y entonces, yo, yo me estaba saturando del poder del Espíritu Santo, en la Iglesia Católica nunca oía eso, no sentía eso, y las oraciones, y oraban y oraban y oraban, oraban a Dios, orando, orando y entonces esto era un Domingo, la campaña empezaba el Lunes, y entonces el Lunes yo estaba viendo una novela y dije voy a ir al Nuevo Circo a ver que hay allá, sí me gusta me quedo. Cuando llegué allá, sentí una cosa, como un ambiente saturado, una cosa que no era como en el mundo que es pura groserías, pura asquerosidad, un ambiente distinto y cantando los himnos, alabanzas a Dios, y entonces vino la predicación. Para terminar lo último dijo: -el que quiera recibir a Jesucristo como único salvador que es El que perdona los pecados y El es que murió en la cruz en el calvario por todos los pecadores y será salvo y el que no, no quiere creer, será nueva criatura. Y entonces hizo el llamado. El Espíritu Santo es el que está trabajando en el corazón de la persona, a todos, al ladrón, sea lo que sea. Cuando dijeron el que quiera bajar, yo bajé enseguida sin dudarlo un segundo. Entonces, de ahí salimos a la luz , de las tinieblas a la luz". ¿Qué piensa Ud. de la Venezuela de hoy?, ¿cómo la ve?, ¿qué problemas tiene el país? "Lo que yo pienso y lo que veo, esto, todo esto se está encerrando en profecías de Dios que se están cumpliendo. Ya estamos, como dicen en las carreras de caballos, en la recta final, que vienen los juicios de Dios. Porque no somos nosotros quienes lo decimos, es la Biblia. La Biblia es la palabra de Dios. Esto viene, en general, en todo el mundo no

en Venezuela. Es mundial. Guerras, terremotos, hambre, pestilencia, todo esto lo dice en Mateo 24. Como uds. no leen la Biblia, no se enteran, no le dan importancia ninguna pero el mundo se está desmoronando de a poquitico. La sociedad está en un hueco. Y ellos no entienden, no entienden". ¿Quiénes son ellos? La sociedad y los gobernantes, los mandantes dicen: -ay, esto; y la gente, la gente clase media, el pobre: -ay, esto; y le echan la culpa al gobierno. Y el gobierno no hace nada. No hace nada. Pero, no se dan cuenta que eso es profecía de la Biblia. Porque hambre, guerra, terremotos, todo eso no lo estamos viendo? Para Venezuela, han dicho que vienen guerras. Dios ha dicho, que le habla a un cristiano que está en comunión con Dios directamente. Le muestra las cosas, lo que viene todo. Que tanta desesperación, que la gente correrá, buscando donde meterse, porque esto ya es juicio de Dios por el pecado. El pecado ha subido hasta arriba el cielo, el robo, el crimen, los políticos como haciendo de las suyas, todo lo que les está dando las ganas, hacer como ellos les viene. En Eclesiastes, hay que meterse con la Biblia que dice: - ay!, de aquellos que oprimen al pobre, ay! de aquellos que se les meta su vida; como decir Lusinchi y esta otra, que se llevó todo ese montón de dinero, que asaltó los pobres, que se han todo ese dinero, ay!, de aquellos, esos se les llega su hora, porque ante Dios, dice que Dios no puede ser burlado, Dios lo sabe todo, todo, todo, todo, todo lo sabe. Nosotros no nos extraña nada, nada, nada, absolutamente, porque si sabemos todo lo que, este dengue nosotros sabíamos que venía pestilencia. Que esto era el principio, el principio. ¿Lo está viendo? La gente no cree, dicen que eso siempre lo ha habido. Buscan su salida. Pero, ay, de ellos. La sociedad está viviendo en una cosa terrible, como dicen en un callejón sin salida. Problemas por todas las partes. Si dejaron el carro aquí afuera, allá en las quintas, dos o tres pistoleros lo están esperando, que se baje, están matando, lo oímos en una parte u otra, que mataron un ministro. Todo eso se está acumulando y se está cumpliendo, se está cumpliendo". ¿Quién tendrá la culpa de esa descomposición? "Cada uno. Por su pecado. Y por eso va a tomar la rienda como cuando en el Antiguo Testamento cuando hubo Sodoma y Gomorra..., así mismo, va ser ahora, por el pecado, se les predica, las campañas se les predica para eso, no entienden, se burlan; pero es palabra de Dios. Se les está hablando de lo que viene, diciéndoles que va a ver esto, no quieren oír, allá ellos, con Dios no se van a burlar. De nosotros se burlan, no importan que se burlen, pero de Dios no se van a burlar ninguno, nadie". ¿Ud. ha oido algo sobre la invasión de Panamá? "Yo estoy más empapadita que uds. Nosotros sabíamos antes de pasar esto porque se había dicho que venía, todas esas cosas que vienen para todos esos países, las guerrillas y toda esa cosa. Eso se sabía". Pero, ¿quién tiene la culpa; de eso? "Ellos mismos porque no quieren. Primero..., yo no sé como explicarle. La mitad viene del pecado y la otra mitad de no refrenar cada uno las cosas. Porque, pongamos un ejemplo. Yo tengo cinco o seis hijos, y yo no los supe refrenar desde chiquitos,

enseñarles una vida recta, una vida correcta, y si yo soy la primera cabecilla de eso, qué les puedo enseñar? Si yo, vamos a poner, y el marido que tenga, esto es un ejemplo que yo estoy poniendo, vivimos viviendo una vida asquerosa, sucia y cochina, qué les voy a enseñar a los hijos. ¿Qué les voy a reprender si ellos están viendo la conducta de nosotros y la de los vecinos y de todos los que nos rodea, se da cuenta? Así mismo pasa en esas naciones. Los mismos gobernantes, todos estos caudillos para enriquecerse ellos mismos y oprimir el pueblo, oprimir el pobre, oprimirlo, oprimirlo, sacar y sacarle y no tienen derecho a reclamar nada, porque ellos sí tienen derecho a enriquecerse a costilla del pobre y hacer lo que les da la gana". ¿Ud. aceptaría que Estados Unidos invadiera a Venezuela para derrocar a un presidente corrupto? "Nosotros no estamos con la violencia, porque Dios es un dios de paz". ¿Y cómo se puede arreglar este país entonces? "Que se arrepintieran y se reconociera a Jesús como único salvador, y se compondría todo, todo a las mil maravillas". "Que se arrepintieran todos los gobernantes, que dijeran: -estábamos errados, nosotros estábamos muuuy equivocados, y empiezan a llamar a la gente, que colaboren y arreglan todos esos problemas, y empieza a haber trabajo, trabajo, trabajo y abundancia y abundancia porque son bendiciones de Dios. El que se mete con Dios recibe bendiciones y el que está con el Diablo está zarrandeado hasta lo último". ¿Ud. votó en estas elecciones nacionales pasadas, se recuerda por quién? "No me acuerdo por quien voté, como dicen por llenar la fórmula por que también es un mandato de Dios que dice respetar las autoridades terrenales". Pero, ud. no cree mucho en ellas. "Unicamente por cumplir". Había un candidato que era evangélico, ¿por qué no votó por él? "Si me acuerdo. No voté por él porque Dios ordena que nosotros no estemos metidos en esos negocios, como dicen ni es chicha ni es limonada. Dios nos llama es a servirle, no a que que andemos en yugo con los..., umm..., cómo dice la Biblia, con los..., umm..., con las tinieblas, vamos a decir, porque ahí dice: - huye! salte de ahí!; nosotros ya no somos tinieblas, nosotros ya somos luz". ¿Supongamos que Lusinchi se arrepiente y se quiere quedar con todo el dinero, Ud. cree...? "Nono. Mire, allá en Israel con un cobrador de impuestos, se llama Zaqueo, eso está en la Biblia en Mateo, capítulo 19, y dice que era un cobrador de impuestos y que cuando Jesucristo pasó por ahí predicando, como cuando están los políticos haciendo campañas electorales que va multitud de gente, como era chiquito se subió arriba de un árbol, quería verlo y quería verse con El, cuando le dijo: - Zaqueo, bájate aprisa que me

conviene hablar contigo. Se bajó y fue y lo llevó a la casa, y allá habló, allá encontró la salvación, se arrepintió, reconoció que era un ladrón, que le robaba a todos los impuestos. Entonces, ahí se entregó y se convirtió mucha otra gente. Entonces dijo: - yo era eso; reconoció: - entonces yo devuelvo la cuarta parte, de lo que había robado. Aquí, tiene esto, Zaqueo, no solamente él, Lusinchi y Blanca Ibañez, todos los que han robado, han robado y han robado y han robado, se convirtieran, serían otras personas. Transformados, regenerados por Dios. Por el Espíritu Santo, porque El es el que hace la obra, no nosotros. La obra que hacemos es predicar y decirles por qué son las cosas". ¿Se recuerda el 27 y 28 de Febrero8 ¿dónde estaba? "Sí. Estaba aquí. Veía todas las camionetas pasar y el ejército: Nosotros (los vecinos) salimos a mirar". ¿Ud. no saqueó nada? "Nosotros ya somos transformados, no nos vamos a robar ni una cajita de fósforos porque eso para nosotros es abominación. Ningún hermano agarró nada". ¿Qué pensó en esos momentos? "Bueno, nosotros sabíamos. Que todo se cumple. Que legiones, influencias diabólicas, satánicas, porque todos esos que se estaban robando. Después que vino el predicador, dijo que todo esto estaba influenciado de puros demonios, diabólico, satánica, toda esa mortandad que hubo en Caracas, en Caracas es que los llevaban por camiones, y que iba a venir después otra vez, que iba a venir y que sería peor que lo acabo de pasar, y eso está anunciado". ¿Ud. está preparada? "Y yo,...yo me preparo...". ¿Tiene muchas cosas guardadas ahí en la nevera? "Yo me preparo con Dios. Que Dios nos cuide, nos guarde y nos libre de todas esas cosas. ¿Qué más vamos a hacer? Que nosotros no pasaremos hambre, nos proveerá de alguna manera. Y ay de aquellos que se les ha predicado tanto, tanto, tanto tiempo, tiempo y no han querido oír, roen oídos sordos y no quieren oír nada, no quieren con Dios nada y están rebeldes, tanto la juventud hasta los viejos". ¿Cuántas veces le han robado a Ud.? "Dos. Una en Caracas y la otra en Valencia". ¿Qué te quitaron? "En Caracas me agarraron la cartera, pero el ladrón la botó por ahí. No cargaba sino la Biblia y el dinero, el libro de cantos, alabanzas, no llevaba nada. Después como al mes me avisaron que fuera a la casilla de policía, que me la llevaron ahí, que la habían encontrado, dio la casualidad que en esos dos días antes había pedido el gas y por el número de la puerta, fueron a la casa, que fuera a buscar la Biblia".

"Aquí, fue cerca del terminal, por ahí hay una banda de puros ladrones que los llaman "Los Corazoncitos", puros jóvenes, entonces yo me fui por esa calle, era en la tarde, como esta hora, entonces un muchacho se me presentó en chore, amarillo y una camisita, le pregunté por una dirección, pero él me vio el reloj, yo no sabía que era ladrón, entonces siguió adelantico, haciéndose el tonto, a lo que dio la esquina para doblar, se regresó enseguida, no se me vino a la cabeza nada, de la malicia del ladrón, se me devolvió y me jaló el brazo, yo no dejé que me quitara el reloj, pero le metió el tirón y le reventó la cadena, y entonces me mandó al suelo, ay, todavía siento el dolorcito. Carmela le tocó llevarme esa noche al médico en una silla de ruedas porque el dolor era terrrible, terrible, terrible, entonces, él salió corriendo, mire, porque Dios dice, que nosotros estamos rodeados de ángeles y Dios nos cuida, cuando él me pegó el tirón y el reloj cayó al suelo, yo no me di ni cuenta que el reloj cayó al suelo y la cartera cayó al suelo, yo no me podía parar, entonces habían ahí otros y le dijeron -no hombre, no hombre, no seas sinvergüenza, deja esa señora quieta; pero él salió corriendo cuando yo le dije, porque dicen que el Espíritu Santo por medio de la boca de uno fue él que le habló, le digo yo LADRON; ese hombre fue como si se le metiera una estocada, salió volando como loco. Pasó así". Cuando va al templo de noche, ¿no le da miedo? "No, porque nosotros sabemos que estamos protegidos de todas las legiones de demonios". "Nosotros nos encomendamos a Dios y no nos pasa nada". ¿Y por qué le pasó la otra vez? "A otra que uno le dijo: -dame el reloj, entonces ella le dijo:- mire, arrepiéntete en el nombre de Jesucristo!, ladrón!, no te voy a dar el reloj; salió volando cuando le dijo esas palabras. Es el Espíritu Santo de Dios que habla por nosotros". ¿Y eso solamente es efectivo en Uds.?, ¿si a mí me pasa eso, no puedo yo hacer lo mismo? "Porque Ud. no tiene el Espíritu Santo, Ud. no se ha arrepentido. "Ud. tiene que recibir a Jesucristo como único salvador. La Biblia lo dice: -recibirás el poder del Espíritu Santo; y en el momento que Ud. hizo voto con Dios y se arrepintió, entonces recibe, es regenerado, recibe el poder del Espíritu Santo y entonces Ud. puede reprender el demonio, defender, orar y clamar, y no le pasa nada". Sí eso es así, ¿la policía deberían ser todos evangélicos? "Muchas veces los policías nos dicen: - oren por nosotros; y nosotros oramos por ellos". "Una vez estaban haciendo una recogida por ahí, y nosotros no teníamos ni la cédula ni traímos nada, lo único que les mostramos fue la Biblia: -ah, uds. son evangélicos!, sigan. Ellos saben que nosotros ya salimos de esa etapa". Análisis del relato En primer lugar, la Historia de Vida o el relato de Ana Silva, en lo que se refiere a sus experiencias vividas en la primera parte de la entrevistas, dejan muchos momentos y

espacios vacíos. No pueden ser resueltos al momento de la transcripción. El texto no recoge en su totalidad las entrevistas realizadas sino en aproximadamente tres cuartas partes de la entrevista en global. Las partes omitidas fueron en su gran mayoría irrele-vantes o meras repeticiones de aspectos nombrados. Pareciera ser tarea fácil poder interpretar la vida de una persona que no ha tenido trascendencia ni social ni histórica. Todo lo contrario. Constituye un reto de no pequeñas proporciones el poder singularizar socialmente toda una vida que, de una u otra forma, pareciera ser lineal. Extraer del relato anterior, aquellos momentos o lugares que expresan una universalización de normas, estructuras, relaciones sociales es una tarea onerosa intelectualmente. Ana, como ya se dijo, nace y pasa parte de su juventud en un medio rural colombiano. El tiempo no parece transcurrir para ella ni para su familia. Los cambios en ese medio social, al menos como ella lo recuerda, estuvieron dados por la muerte de su madre y su huida. Inclusive, el estado de convulsión social y política en que le toca vivir sus primeros años como ella refiere, y aún más, matizado con la muerte de un hermano, no muestra que le haya marcado más allá del rechazo a la actividad política. A ella, no le toca vivir la Guerra de los Mil Días que se desarrolló ente 1899 y 1903, pues su nacimiento ocurre mucho después, pero, no por ello deja de ser testigo de luchas entre Liberales y Conservadores a nivel del campo. No es posible obtener de su relato más información que la referida a actos qué más de ser característicos de una guerra civil, parecen ser de rivalidades entre familias politizadas en ese ambiente. Para Ana ha transcurrido mucho tiempo desde que abandona su familia. Su memoria parece fallar o no quiere develar algunos episodios que darían más pistas para esclarecer de un forma más precisa las estructuras sociales en que vivió. La familia en que crece, no muy numerosa para un medio rural, no asemeja desenvolverse en un estado de pobreza. Refiere la abundancia de alimentos, producto de la misma actividad agrícola y pecuaria desempeñada por su padre. Crece, según sus palabras, en una familia respetuosa de la moral, con un alto contenido religioso católicamente normativo, en donde se cumplen los preceptos de esta doctrina. En su familia no se observan excesos. Dice estar sólidamente constituida. Su aldea, que da a entender estar situada en forma dispersa y alejada de un gran centro urbano, debería ser una típica población rural, en donde el cura constituiría un líder de esa comunidad. Como ella misma expresa, crece en medio muy ignorante, fuertemente influido por las tradiciones y costumbres familiares. Hay poca desviación en ese medio para poder tener una vida social enmarcada dentro de actividades de alta dinamicidad. No adquiere formación escolar, y prácticamente es analfabeta hasta su integración, como sucedería después, como servicio doméstico en residencias de lujo en Caracas. Su grupo familiar, como eje mediador, en esa panorámica social, le permite crecer sin necesidades, al menos del tipo más esencial, como son alimentación y vivienda. Su vida afectiva no es intensa. Criada como la menor de todos y sin madre, no asoma en su alocución recuerdos de gran afectividad, pero, por otra parte, no hay rencor, odio o desprecio expreso por los suyos. Sin embargo, una vez que abandona su, grupo familiar, más nunca regresará. Es un intento por olvidar o por no participar jamás en un medio, sino pauperizado, sí desprovisto de elementos que. le permitan un desarrollo autónomo, vital, social, reinvindicador como mujer. Es probable que en esa estructura social de tipo rural, machista, sin educación, competitiva día a día por el sustento, la mujer, como ella, se viera sometida a tener que abandonar sus ilusiones, conciencia, su deseo de enmacipación en aras de lograr su supervivencia. En un país del continente latinoame-ricano, de poquísima estabilidad social, empobrecido por la guerra civil, y enfrentado, como Colombia lo estaba a los Estados Unidos por la pérdida de Panamá, junto con la

baja de los volúmenes y de los precios de sus principales productos de exportación en los años subsiguientes debido a la Gran Depresión de los años 29, no habían muchas posibilidades de crecimiento social e individual para la mujer campesina. Ana no escapaba de esa realidad económica y social. Al llegar a la adolescencia, sus necesidades no sólo contemplan el sustento diario, como mujer joven y plena, busca un mejor futuro, diferente del que le puede ofrecer una estructura socialmente organizada en torno a la rigidez que condiciona la explotación agrícola del minifundio. La ausencia de la madre desde temprana edad, considero que es muy importante en la decisión de abandonar su hogar. El padre, presumiblemente autoritario y rudo, sus hermanos y hermanas mayores con destinos, ya probablemente definidos. No le dedican tiempo, atención y ni le ofrecen alternativas válidas para convencer o tal vez hacerla reconsiderar su deseo de huida, aunque ella no lo hubiese expresado explícitamente. Su fuga, su evasión es porque "mi papá en el campo no nos vestía". Esta frase contiene algo más que la simple negación de ropa. Significa que Ana no quería conformarse con lo que le proporcionara su familia, en todo caso centrada en la figura dominante paterna. Pero, de la servidumbre que podía configurarse como una hembra trabajadora del hogar en su círculo familiar pasa a otro tipo de servidumbre. Su primera experiencia laboral y la del resto de su vida, hasta hoy, en su ancianidad será ser servicio doméstico. Hay muchos rasgos en su relato para considerar que uno de sus principios ha sido la libertad de elegir a donde ir, donde estar. Sin embargo, su trayectoria parece tener una confrontación constante entre su práctica social y laboral, y la de estar siempre subyugada a unas condiciones de vida que le imponen los demás. Otra experiencia que marca lo anterior está dada por la vivida en la fábrica de cigarros y la de camisas. Recuerda con exactitud el nombre de la fábrica de cigarros. Ella en ambas es una obrera, que por su referencia en cuanto al pago que le dan, no alcanza para satisfacer al menos sus aspiraciones. No obstante, su nivel de comparación establecido siempre será con la remuneración como servicio, el cual a mi juicio es generalmente menor que el de una obrera. Esto implica necesariamente algunas consideraciones adicionales al del estricto salario. Para comenzar son bien conocidas las condiciones de trabajo a que son sometidas las mujeres en las fábricas, inclusive la discriminación aún existe en nuestra sociedad y en algunas más desarrolladas económicamente. Situándonos en los años cuarenta, en los cuales pienso que se vio envuelta en esa experiencia, diría que aparte de un salario ínfimo, las fábricas no le aportaban nada más. Por el contrario, el trabajar como doméstica le facilitaba, en cierta forma gratis (ella no lo vió nunca como una remuneración expresa) vivienda, comida y hasta cierta protección familiar, sintiéndose querida y respetada por una gente extraña que sin ser familia le daba derecho a cohabitar en un medio social que de otra forma jamás hubiese en su hogar paterno soñar en conocer, como fue el estar viviendo en zonas residencialmente privilegiadas de Caracas. Ana comienza de nuevo a trabajar en casas de familia cuando el marido se le va y la abandona con los dos niños. Sin una base económica, viviendo en condiciones difíciles para poder mantenerlos y en una sociedad sumida nuevamente en las pugnas internas entre los Liberales y Conservadores, decide venir a Venezuela. No hay mención ni fechas ni de los lugares que sirvieron de puente en su migración. Frente a una Colombia cada vez más convulsionada, sin preparación, sin ayuda de familiares o amigos, ve en Venezuela una salida como tanto otros inmigrantes. Venezuela para los años cuarenta comienza a sentir la prosperidad petrolera. Ha salido del marasmo de la dictadura Gomecista y abre sus puertas a los extranjeros. Ana atraviesa la frontera y se constituye en una inmigrante más. Viene con sus dos hijos y comienza a trabajar en lo que sólo,

prácticamente, sabe. Ayudada por la proximidad de la frontera no tiene dificultades para venir. No queda claro en su relato cuáles fueron las vicisitudes por las que atraviesa. Aunque se hicieron las preguntas pertinentes, no hubo respuestas. ¿Por qué ese vacío en su relato? No se puede caer en especulaciones. Lo vivido en esos momentos no deja de ser su historia, su devenir interior. Las dificultades, tal vez las barreras encontradas, pudieron ser franqueadas a través de episodios que para ella misma haya que o prefiera ocultar. No es una auto sanción moral. Más bien, considero que los individuos se aferran a lo positivo como mecanismo de seguridad mental. La inexistencia de fechas hacen imposible ubicar lo preciso de su historia. Estas comienzan a tener, coincidencialmente, presencia al establecerse en Caracas. Poco cuenta de su estadía en Cúcuta y después en San Cristóbal, en donde todavía en la actualidad tiene amigos. Precisamente, en esta última ciudad se crían sus hijos. Se vuelven adultos. Nunca más volvió a San Cristóbal. Siempre en ella hay una lucha por el futuro. El pasado queda enterrado con los caminos andados. Su destino es singular, sin gente que la rodee. Visitas ocasionales a una amiga en Caracas, antigua patrona. Su primer hogar en Caracas. El primer sitio donde consigue integrar sus deseos de emancipación económica y afectividad. Con una familia, que ve crecer, formar parte de un proyecto como es la hija de la' señora, y como lo es ahora el nieto de ésta. Con una familia, curiosamente de inmigrantes. No todos los inmigrantes son parecidos socialmente en Venezuela. El sueño de tierra de promesas para todos ellos no se materializa por igual. Ana, al igual que muchos y muchas venidos de otros países latinoamericanos, pasan a ser la servidumbre, la mano de obra barata, el ejército de reserva, el lumpen de otros que en sus países serían, de haberse quedado, una clase desposeída. La migración no es una aventura, la quimera de oro, el paraíso, El Dorado, no es un horizonte parejo. Si bien desde el exterior a Venezuela, todos lucen iguales en sus míseras condiciones que los obliga a salir por la hambruna, la guerra o la pertenencia ideológica sostenida a pesar de la represión, al llegar al país hay una suerte echada. Prosperan españoles, italianos, portugueses, árabes, chinos e inclusive algunos venidos de los países del cono sur. No sucede igual con colombianos, peruanos, ecuatorianos y trinitarios. Diríase que la estructura de la migración en su inserción social venezolana va a reproducir una suerte de cierta semejanza a la disposición de la geopolítica actual. Así, Ana es servidumbre de los que hubieran sido servidumbre en sus países de no residenciarse en Venezuela. La vida de Ana transcurre en diferentes casas de familia. Su acceso a las clases más altas de Caracas, al trabajar en casas de zonas como el Country Club y otros lugares le permite una existencia cómoda, pero, apartada de sus hijos. Tiene que deshumanizarse por su trabajo. No le permiten la compañía de sus lujos. Los deja en San Cristóbal. Los visita ocasionalmente. Vuelve a reunirse con ellos cuando ya son totalmente adultos. La familia se une nuevamente. Hay cooperación entre ellos y se comienza a estrechar los lazos que por necesidad estaban separados. Hay que notar que en el relato nunca aflora que el motivo o razón de trabajar era para criar o levantar a los hijos. Hay una insistencia permanente en que se trabajaba y se aceptaban esas condiciones con miras a comprar una casita, a tener comodidad dentro de la limitación impuesta por la falta de instrucción. No habrá más compañero en la vida. Se rechaza totalmente la idea de conseguir un hombre que la acompañe o la ayude. El abandono de que fue objeto la marca para siempre. Las amigas serán pocas y tenidas en términos de conveniencia. Las relaciones sociales de ella serán escasas y de mínima afectividad. Se utiliza el trabajo en forma

honesta para ganar credibilidad y se va ascendiendo como servicio doméstico al tener cada vez mayor oportunidad de estar en mejores casas, "casas buenas, casas de ricos". Pasan los años, y cansada, pero no amargada, ni inconforme con su situación, Ana comienza a trabajar por día en diferentes familias. Puede sostener una habitación para ella y los suyos, compartiendo los gastos entre ellos. No dura mucho esta convivencia. Los hijos hacen su vida por su lado y encontramos a Ana sumida nuevamente en la soledad. Los cambios en el país son rápidos, comienza el boom petrolero y la nación se inunda de dólares. Ha ahorrado lo suficiente. Es en este momento que Ana logra su meta. Aconsejada por su hija compra una casita en Valencia. La acomoda y la alquila, pero sigue trabajando en Caracas. Ya no es joven. El tiempo ha transcurrido y la ancianidad llega. Toda una vida al servicio de los demás. Quedan muy pocos recuerdos de la infancia, de la juventud, de su país, de su familia. Volver la mirada al pasado y encontrar que todo ha sucedido con rapidez. Como pasan las cosas en Venezuela. El país se transformó, las grandes autopistas, los aeropuertos, los viajes al exterior, el ofrecimiento agónico de las grandes urbes, los nuevos inmigrantes. Llega la generación de servidumbre de relevo para la nueva burguesía emergente. Ana transcurre los últimos años previos a su ancianidad dentro de esta panorámica social. Hoy, al recordar esos tiempos, argumenta que el desarrollo del país se le debe a Pérez Jimenez y Betancourt. Los demás, nada. El capital de su vida pertenece a su pasado, como el país al petróleo formado hace miles de años. Viene sin nada como la Venezuela Gomecista, crece con ella, y se convierte en anciana al igual que Venezuela que pierde su gran oportunidad con la abundancia de recursos de los años setenta. Ana avejentada, Venezuela sin más futuro que el optimismo si es el que les queda de sus habitantes, atraviesan las dos los años finales. Los de la primera, los de su vida. Los de la segunda, los del siglo por irse y de la oportunidad de haberse fortalecido socialmente. La comparación puede ser forzada. Pero el individuo es una expresión singuiarizante de épocas. Los seres humanos, aún en su expresión atomicista, solos, no dejan de ser un reflejo y condición de procesos sociales. Dialéctica del tiempo y de lo social. Expresión universal del orden y del caos en lo individual y en lo general. Hasta donde se ha analizado el relato biográfico es posible encontrar que su vida tiene mucho en común con la evolución del país en los términos propuestos, demostrando así, la concepción de una dialéctica relacional de Ferranoti (9), del individuo totalizado y al mismo tiempo, en su tiempo, universalizador de su época. La retotalización de su singularidad en el universo social, deviene de su reproducción, al insertarse en una sociedad específica. Los dos sentidos son sendas heurísticas que convergen en un proyecto de comprender, a la vez existencia singular y trascendencia universal. La segunda parte del análisis se vincula perfectamente como continuación de la primera. Viene el presente como esencia de la conjunción entre la horizontalidad vivida de Ana y lo vertical sentido por ella. Su época personal está ya matizada por toda una existencia. Le toca, ahora vivir su ancianidad, el período más largo de la existencia humana en donde todos los días se parecen a las tardes de los domingos. La tristeza. La soledad no buscada sino impuesta. Lo lento en el hablar, en el caminar, en el pensar, en aprender, en sentir sensorialmente. Todo esto como contra del deseo de querer, de amar, de compartir, de enseñar, de ser oído, de tener y dar ubicación a los que nos rodea. Para Ana, la ancianidad no es su condición presente de vida, pero sí de su existencia. Los años le cayeron encima, pero no se sintió llegar a vieja. Su transformación no fue biológica, al menos así lo siente ella. Su verdadero cambio fue el espiritual. Ver a Ana como anciana es unir su dimensión temporal con su fe. Mientras que en su relato biográfico anterior, la religión profesada era un adorno, por decirlo así, en su actualidad, dudo que sin el auxilio doctrinario de su creencias evangélicas pudiera sentirse dentro

tranquila y en paz con su realidad familiar y social. No es una anciana sola y desesperada. Quiere a los suyos a pesar de ser rechazada fuertemente por su religión. Comprende, o mejor dicho sobrelleva ese estigma como un auténtico apostolado. Su mundo actual está partido en dos. El mundo de los no creyentes que no han recibido a Jesucristo y el de su grupo. Ellos, "nosotros" para Ana, están con ella. Se siente parte integral de ese pequeño conjunto de individuos que profesan su religión. Sin embargo, para ella, su congregación, siento yo, no va más allá de las cuarenta o cincuenta personas que se reúnen casi a diario. Su visión solamente se amplía, en cuanto a la dimensión cuantitativa de su congregación cuando hay grandes concentraciones. Su identificación con los evangélicos pentecostales está conformada por el sentido grupa] de su realidad más inmediata. No se ve ella dentro de un grupo de miles. Difícilmente puede ubicar otros grupos dentro de Valencia. Ana siente que todo lo bueno que le está sucediendo, e inclusive los percances que ha tenido, víctima de la inseguridad social, han sido sorteados felizmente por la intervención del Espíritu Santo. Su fe es grandiosa. Constituye su razón de ser. Constituye el mecanismo, medio, tamiz para comprender su existencia, su inserción en la sociedad. No cuenta con ninguna ayuda oficial o privada. De no ser por esa idea fija de tener para su futuro, un lugar propio donde vivir, hoy dependería estrictamente de su hija o hijo, quién sabe si de ambos. Si bien ella no manifiesta que su vejez le preocupara cuando era joven, siempre ahorró, trabajó para ello. Su independencia económica le ha ayudado, junto con una salud bastante aceptable para los años con que cuenta, a sentirse bien. No necesita de los demás. Siente la falta de atención y de cariño expreso por parte de los suyos, pero, esta ausencia de calor y afecto es sustituida por la pertenencia e identificación del grupo que constituye su congregación ("Cristo Salva"). Se ve superior física y espiritualmente a otros ancianos. Tiene fuerza, carácter, ánimo, voluntad de vivir sin importarle que el fin pueda estar cerca, sea su muerte o los "juicios" que han de venir. Su rasgo de temporalidad como mortal depende de Dios, ella no puede hacer nada. No obstante es cuidadosa con su alimentación y nunca comete excesos. Lucha expresamente contra la idea del menosprecio que le pueden dar los demás o ella misma. Incapaz de autosugestionarse con su debilidad como anciana. No ve conflicto con los que la rodean sino a través de la profesión de su fe. Ha habido un mutuo rechazo. Para ella, inconscientemente, no nota que también ella se aparta de los suyos, pero, en cualquier momento tiene disposición a ayudarlos. Sólo les pide auxilio cuando realmente su fuerza física la abandona o los problemas superan su capacidad, como en el caso del ladrón u otras circunstancias que han tenido que ver con asuntos legales con sus inquilinos. En Ana hay una lucha interna, no a nivel de conciencia entre el bien y el mal, sino de la interpretación que de ella hace. Su interior está permanentemente en contra de Satanás. Es un enemigo externo a ella. Si de existir desesperación, frustración, amargura, soledad, sentimiento o deseos de suicidio, tristeza, obstinación, aburrimiento, todo ello es producto del Diablo, "me está maquinando, maquinando la mente...".. Así, hay un constante enfrentamiento entre su condición de anciana, de persona, de su naturaleza humana en contra de su abatimiento transmutado en la figura de Satanás. No proviene de ella su debilidad o su angustia existencial, llega por intermedio de la entidad diabólica. En ese forcejeo, Ana sale triunfando. La religión le da conciencia de su entereza. Le proporciona armas, vías, soluciones, argumentos, mecanismos, razón, lucidez, entorno, barreras, frontera, territorio y realización. Satanás "Está vencido. Bien vencido". La inexorable lucha entre el yo y el mi. Se presenta en Ana, la dualidad. Su interioridad tiene la característica que le atribuye el modelo de interaccionismo simbólico de Mead

(10). Su existencialidad es conjunción de lo vivido y sentido. De lo expresado y vuelto a interpretar. Del flujo continuo entre lo captado del medio social y lo apropiado internamente. De lo que se procesa y lo que se vuelca a la sociedad. Ana se apropia de un universo simbólico (11), pero, no del orden institucional que provee la significación social, lo pertinente y adaptado de la interacción social, sino del divinamente legitimado en la Biblia. La religión y su manual para iniciados y novatos constituye la historia de referencia, el orden de la relación que hay que comprender para subsistir en la sociedad ilegible para Ana. Su lectura social, viene en primera instancia a través de su concepción dual de ella misma. Antes en las tinieblas y hoy en la luz. Antes en su diario y cotidiano trajinar de ser social. Hoy en su dimensionalidad terminal donde la sociedad, el grupo no evangélico, no forma parte de ella. Ellos no son simbólicamente una expresión de la institución "región". Ellos conforman su mundo. Están en él para expresarse no para ser expresión. Ana y su grupo son un ser objetivizador de una realidad social. Se convierten en jueces no sólo de ellos mismos al estar sujetos a los mandatos de la Ley de Dios sino que se erigen en conciencia colectiva para interpretar su momento vivencial pasado, presente y futuro, en los términos y categorías dialectizadas disponibles en las sagradas escrituras. No hay incompatibilidad con el universo establecido socialmente. Inclusive hay que cumplir con las leyes del hombre. Las hay con el universo real y no simbólico de lo escrito en la Biblia. Ellos hacen su análisis hermenéutico no para destruir con sus acciones el mundo establecido. Lo realizan día tras día para diferenciarse de él. Ser aparte, pero, no pueden estar aparte. Este antagonismo, en donde se forma parte de la historia, pero no se puede salir de ella; necesita de una historia, de un relato distinto al que se objetiviza con los sentidos, pero, se interpreta con la luz divina. Surge un proceso consecuente de conceptualización para mantener ese universo simbólico (12). Se procede, entonces, a revisar permanentemente la existencia dentro del orden social legitimado por los otros. Para ellos, Ana y su pequeño grupo constituye eso el universo sólido, entendido, empíricamente sustanciado con su fe. Está legitimado. Su legitimación es superior. No tiene fallas. Su intemporalidad no puede entrar en discusión y es de allí que ellos no pueden estar sujetos a "pestilencias". Ana, en la tercera parte del relato manifiesta su concepción de la sociedad, digamos que su meta ideología. No es una concepción ideológica simple y llana. Su visualización del mundo está mucho más allá de la fase rutinaria de la interpretación mundana. Su ideología está iluminada. No le pertenece terrenalmente. Apropiada a través de una doctrina, ella ve el mundo como Dios. No como los hombres a través de teorías y hechos, repudiables o no socialmente. La secularización de la interpretación del universo social sólo necesita de mediadores iguales que ella, pero más iluminados. No hay lugar para la razón. Sólo la luz. Las tinieblas están ahí. En la razón en el juicio humano. En la relación hombre-hombre, como individualidades sociales. La resurrección no es social. Tiene que venir después de los juicios. No puede existir en este orden. Por lo tanto interpretar el mundo no es cuestión de los humanos. Pertenece a los dioses. En el Evangelio, inclusive a un solo Dios. Donde la expresión histórica es el Espíritu Santo; en la conspicuesencia humana es Dios en Jesús, su Hijo; y Dios en sí, el Juez universal; el Padre, el Sagrado repatidor de lo existente y del existir. Tríptica dualidad de compromiso de la interpretación que hace Ana del bien y el mal en su cotidianidad. Su conversión de católica a evangélica se da en momentos que como ella dice se sentía que la doctrina católica "...era una Iglesia muerta, muerta y vacía". Se siente saturada del Espíritu Santo y ante la fascinación que le provoca al ver el estado colectivo de histeria, es llamada a recibir a Jesús. Sin dudarlo, así lo hace. Desde ese momento en

Ana se opera una transformación. Su transformación. Ella se vuelve sobre sí misma. Los momentos de tristeza y frustración vividos en la soledad de su habitación en la pensión enfrentada al imbatible paso del tiempo biológico, no aparecerán más como producto de su existencia cotidiana. Al fin, tiene los elementos idóneos para ella que le permitirán explicar su existencia. Las dudas desaparecerán y el mundo de la luz se hará presente. Lograrlo no fue fácil, por eso, luchará por mantener sus creencias en contra de la sociedad y de los suyos propios. Siempre a partir de ese instante será su lucha. La sociedad vive en pecado. El gobierno está formado por corruptos que no se apegan a la enseñanzas de la Biblia. La interpretación holística hecha a través de la Biblia da cuenta de todos los procesos sociales y de sus consecuencias, de sus actores y mediadores, del desarrollo histórico. Los actos de corrupción son el producto de vivir con Satanás. De rechazar a Jesús como único salvador. No hay fenómeno social, político, económico, cultural, de orden nacional o internacional que Ana no pueda argumentar sirviéndose de su religión como mediación entre la individualidad de su práctica diaria y la sociedad total. Su razón no está formada por lo cotidiano de este mundo sino por la imperecedera palabra de Dios. Antes de su transformación, Dios existía, pero, su materialización en Ana no se había dado porque ella vivía en tinieblas. Es decir, no tenía los instrumentos metodológicos de la objetivación de su mundo. No tenía razón epistemológica. Hoy, sí puede interpretar, conocer, discutir, sentirse que forma parte de un universo porque puede explicarlo. Puede juzgarlo. Como juez puede dictar sentencia y puede absolverlo. La utopía puede darse. La paz y la tranquilidad, la armonía universal se puede lograr hoy mismo. Ya no es una ignorante, pues, por su creencia doctrinaria se le ha proporcionado los elementos heurísticos para dar cuenta de la realidad temporal. Su existencia es mediada y a la vez mediadora de su época por la razón evangélica. Su religión es el centro de existir. Sin ella no tendría lugar en este universo. Viviría en tinieblas. No tendría la paz y la tranquilidad que "la da Dios, no el hombre". Tiene al Espirítu Santo. Ya ha salido de "esa etapa". La religión en Ana no sólo constituye una mediación. Es más que eso La transforma. Por la característica apropiada en su valor de existencialidad la hace su paradigma de cotidianidad. Es indudable, que no a todos los de su grupo les sucede igual. En forma básica usan los mismos preceptos, pero, la apropiación que hacen ellos debe estar filtrada por la existencia de cada quien. Cada individuo es un universo social singularizado. De ahí, que Ana, la religión en su forma doctrinaria que profesa le ha servido de soporte existencial y a la vez de mediación de lo socio-simbólico con lo socio-estructural. Al hablar con Ana, sí se hace en forma desprejuiciada de los valores que uno tenga, de las creencias, de la ideología que uno pueda poseer, es muy posible que la visión del mundo, en la interpretación que ella hace, tenga la razón. No es posible, sin embargo, aceptarla. Puede uno tender a creer que es una fanática, que sus argumentos carecen de logicidad o de racionalidad científica. Pero, en la relación establecida a través de las entrevistas y una vez terminado el análisis de su testimonio, puede uno estar inclinado a pensar que la descomposición que ella menciona se debe a la existencia del pecado. ¿Acaso la sociedad , al menos no sería más justa, si el hombre respetara los mandamientos? Un trabajo de esta naturaleza envuelve a su autor. La experiencia vivida da pie a las múltiples reconsideraciones que se deben hacer del objeto de estudio. No me siento hechizado por la religión, a pesar de la pregunta anterior. Solamente, es una manera de aceptar que cada quien puede tener y vivir conforme con una explicación de la realidad, si esa le permite categorizar, conceptualizar y acrisolar el sentido de coherencia que debe poseer lo cotidiano para no enajenarse consigo mismo, al menos.

BIBLIOGRAFÍA (1) Bertaux, D. "L'approche biographique: Sa validité méthodologique, ses pontentialités". Cahiers Internaciounax de Sociologie. Vol. LXIX,1980. p. 200. (2) Pollner, M. "Divine relations, social relations, and well-being". J. Health Soc. Behav. Marzo, 1989. 30(1). pp. 92-104 (3) Bertaux, D. Op. cit. p. 204 (4) Montero, M. "Memoria e Ideología. El uso de metodologías alternativas en el estudio del nivel psicólogico de la ideología". Ponencia presentada en el IV Seminario de CLACSO. Caracas, 23 al 27 de Mayo de 1988. p. 7 (5) Bertaux, D. Op. cit. p. 208 (6) Randall, M. "Testimonios" en Historia Oral. Dimensión Educativa. Aportes (22). Bogota. s/f. p. 81 (7) Randall, M. Ibid. (8) Poirier, J.; Clapier-Valladon, S. y Raybaut, P " Les récits de vie. Théorie et pratique". Puf. Le Solciologue. Paris.1983. p. 75 (9) Ferranoti, F. "Histoire et histoires de vie". Librairie des Méridiens. Paris.1983. p. 59 (10) Schwartz, H y Jacobs, J. "Sociología cualitativa. Método para la construcción de la realidad". Cap. 2, p. 44. Limex Venezolana. (11) Berger, P. y Luckmann, T. "La construcción social de la realidad". Amorrortu Editores. Cuarta Edición. Buenos Aires. 1976. p. 132 (12) Ibid. p. 141