la rebelion de las ratas i - el enigma de los sapos
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http://www.bubok.com.mx/libros/194584/La-Rebelion-De-Las-Ratas-I--El-Enigma-De-Los-Sapos Acompaña a Jesús y Gordo en sus patéticas aventuras en un mundo que los odia, intentando vivir a sus maneras y en la incansable búsqueda de venganza contra un inusual villano.TRANSCRIPT
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La Rebelión De Las Ratas I
EL ENIGMA DE LOS SAPOS
Por Alberto Burgos
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NOTA INFORMATIVA
La presente nota informa que en el Registro de Propiedad Intelectual de Safe Creative consta la inscripción de derechos de propiedad intelectual de la obra y/o prestación titulada "La Rebelión De Las Ratas 1 - El Enigma De Los Sapos":
Fecha y hora de registro: 7 de marzo de 2013 16:28 UTC
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La presente nota informativa ha sido emitida el día 7 de marzo de 2013 a las 16:29 UTC a instancias de Alberto Burgos.
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Dedicatoria
Esta historia fue escrita con toda la inexperiencia que un escritor fracasado y principiante pueda tener. Esta historia seria imposible sin el apoyo económico paternal y la cantidad de estupideces que hacia junto a mis amigos en los albores de la juventud. Aunque la historia es ficticia, el carácter de los personajes y algunas situaciones planteadas en este libro se basan en la realidad. Gracias por sus estupideces a: Alberto Ramirez Carranza, Eduardo Olivas Beltran, José Luis Gomes Ponce, Al Cachora al cual solo conosco como Ramses, y con especial gratitud a Cristina Mendoza Ruiz y Esther Camacho, que estuvieron a la par del desarrollo de la historia desde el principio.
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ÍndiceCapítulo 1: La Condena Del Inocente..................................................................................................5
Pastizales & Demonios..................................................................................................................12El Obeso Enigma...........................................................................................................................27Invierno Infernal............................................................................................................................54El Huésped Del Gran Árbol...........................................................................................................63Sapos & Coyotes............................................................................................................................71El Vago O El Sapo.........................................................................................................................79Un Misterioso Caramelo................................................................................................................86
Capítulo 2: La Ciudad Del Terror.......................................................................................................94Héroes y Delincuentes.................................................................................................................112Los Saltos de los Sapos................................................................................................................128Tras Las Pistas Del Punk.............................................................................................................137Fuerza Protectora Animal............................................................................................................155La Barba Del Policía....................................................................................................................169
Capitulo 3: Los Hijos De La Muerte................................................................................................178Conspiraciones Ajenas.................................................................................................................196El Padre, El Hijo & El Sapo........................................................................................................205El Circo Mortal............................................................................................................................221Una Pista Inconclusa....................................................................................................................231El Error Imperdonable.................................................................................................................239
Capítulo 4: La Corrección Del Pecado.............................................................................................250El Pecador....................................................................................................................................263Interacciones Inesperadas............................................................................................................271El Croar Del Sapo........................................................................................................................288El Roedor De La Ventana............................................................................................................299El Demonio Del Sector 3.............................................................................................................308Penas Inconclusas........................................................................................................................317
Capítulo 5: La Gira De La Perdición................................................................................................326Cachoras, Punks & Obesos..........................................................................................................341Punk En El Metro........................................................................................................................354La Confusión Del Renacuajo.......................................................................................................374Reencuentro Mortal.....................................................................................................................383Algunas Revelaciones..................................................................................................................393Cacería De Anfibios.....................................................................................................................410
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CAPÍTULO 1: LA CONDENA DEL INOCENTE
17 de noviembre de 1992
Envuelto en una pequeña cobija roja con rayas negras, rodeado de basura y
un nauseabundo aroma, iba un pequeño niño de no mas de dos años, vibrando
por el movimiento del camión de la basura que lo transportaba. Ignorando
su destino, rodeado de desgracias, y fuera del conocimiento del mundo, el
inocente niño se estremeció dentro del contenedor; sin nadie que pudiera
ayudarlo, esperaba un frió y aterrador futuro.
Después de recorrer su ruta, el camión marchaba hacia el basurero para
vaciar su carga. El niño astutamente destapo su rostro para poder
respirar y no morir asfixiado.
Recientemente había visto a sus padres morir. Su madre fue asesinada por
su padre, y este después de lanzarlo a la basura se dio un tiro. El
camión se detuvo y el pequeño infante se sacudió de un lado a otro
rebotando contra la basura.
-¡Hay que vaciar en la zona profunda idiota! -dijo una voz afuera.
-Métete dentro primero, inútil -dijo una segunda voz.
-Dame a tu esposa y lo discutimos -respondió el primer sujeto.
-¡Ja!, ¿para que? -se jacto el segundo-, no sabrías que hacer con una
mujer.
-Ya déjate de idioteces y terminemos esto. ¡Hay una nueva puta y quiero
estrenarla!
-Claro, claro -dijo el otro-, ¡como digas!
Repentinamente el motor se encendió de nuevo y comenzó el viaje otra vez.
Unos kilómetros mas tarde el camión se detuvo en un lugar solitario,
alejado de la sociedad. Un sonido agudo y repetitivo se escucho en el
lugar, el camión iba en reversa; después sonó el forcejeo de la
maquinaria que trataba de levantar la carga y al niño junto a ella.
Comenzó a caer junto a la demás basura.
-¡Apresúrate retardado! -dijo uno. Tengo hambre.
-¿Yo que? -dijo otro-, tu eres el que opera la carga.
Terminaron de descargar y dieron marcha de regreso a la ciudad. El pobre
niño estaba solo en el basurero, intentando desesperadamente escapar de
su encobijada trampa, a empujones y jalones logro liberarse y se arrastro
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para bajar de la enorme montaña de basura.
Justo al bajar de la montaña de basura comenzó a observar su nuevo
entorno, montañas y montañas de basura que cubrían la vista y el
horizonte, desechos médicos por doquier, y un aura verdosa que rodeaba
los desperdicios sin mencionar el profundo aroma.
Ratas, cucarachas y otros animalejos merodeaban por allí. El pequeño se
arrastro en busca de civilización, era listo para ser un niño de no mas
de dos años, observaba todo en busca de humanos, mas no había rastro
alguno más allá de sus desperdicios.
Horas después el niño se detuvo un momento a descansar, pero algo anómalo
interrumpió sus intenciones. Vio un sombra extraña que se proyectaba en
las altas montañas de basura, escucho extraños gruñidos y alaridos a su
alrededor, no pudo ver lo que era. Las montañas de basura cubrían su
vista, asustado vio como la sombra paso de nuevo, pero no estaba sola,
más sombras seguían a la primera, era un grupo de algo que aparenta ser
feroz, y cada vez los sonidos se acercaban más.
Desesperado observo paranoico a su alrededor, alerta y en espera de eso
que rondaba entre las montañas de basura, que al parecer lo acechaba. El
animal desconocido se aproximo, el niño miraba hacia el frente en espera
del ataque; pero repentinamente un jadeo resonó detrás de él, una sombra
lo cubrió, algo le tapo la luz y un fuerte escalofrió lo acompaño.
Paralizado de miedo intento lentamente voltear hacia arriba, pero un
chorro de saliva cayo sobre su rostro, una rápida lengua recorrió su
cara, ¡era un perro!, y traía cachorros consigo; ¡era una perra!. El niño
estaba espantado puesto que nunca había visto un perro en su vida...o por
lo menos no tan de cerca. La perra comenzó a olfatearlo, y el pequeño a
llorar. El animal estaba interesada en su aromático pañal; lo tomo
delicadamente y lo arrastro a su madriguera.
La perra tenia tres cachorros, los tres parecían algo torpes, tenían un
ojo desviado al igual que su madre, y el hocico algo torcido y babeaban
mucho. Paso la tarde observando como la perra amamantaba a sus
cachorros...y el tenia hambre. La desesperación causo que se acercara a
la perra con intenciones de probar la leche, pero de pronto una voz se
escucho no muy lejos de ahí.
-¡Perra!, ¿donde estas? -dijo la voz.
Asustado, se escondió detrás de la perra. Sin aviso un extraño sujeto se
asomo por la entrada de la madriguera.
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-¡Oye, sal de ahí! -era un hombre de barba larga-, ¡es mi perra! -el
infante quedo silencioso mirando al sujeto, el hombre lo analizo
largamente-, ¡oh, eres un niño pequeño! -dijo amistosamente al fin-,
parece que no sabes hablar, ven aquí, no tengas miedo -el pequeño no
confiaba en el extraño de rara apariencia, pero por su situación decidió
que no tenia nada que perder, se acerco al sujeto-. Hola pequeño -dijo el
hombre-, me llamo me llamo José, pero me dicen Cuachi, ¿qué haces aquí?,
¿por qué estás solo?, ¿cómo te llamas?
El niño miro detenidamente al sujeto, este tenia el cabello largo,
enredado y cenizo, tenia una barba larga y pegajosa, y llevaba ropa
andrajosa y agujereada, era aparentemente un vagabundo.
-¡Santos caracoles mágicos! -exclamo José cómicamente-, olvide que no
sabes hablar -el pequeño, aliviado por tener de nuevo a alguien de su
especie, por fin pudo bajar la guardia-. ¿Que te parece si vamos a mi
casa? -dijo Cuachi-, aquí está sucio y huele a perro -y voltio hacia la
perra-, sin ofender querida.
Jesús sin reprochar se fue junto al vagabundo.
Mientras tanto en una cabaña abandonada no muy lejos de el lugar en que
el vago encontró al pequeño niño, el humo de un cigarro circulaba
danzante por los vientos del lugar. Un hombre de complexión robusta y
quijada tosca se encontraba sonriendo, observando a un niño que estaba
inconsciente frente a el.
-Despierta pequeña alimaña -dijo el sujeto sacudiendo al niño. Sofocado
por el humo y la humedad, el niño despertó en plena incomodidad, a
dolorido.
-¡Se lo que intentas hacer demonio! -pronuncio valientemente el niño
después de recuperar el sentido.
-¿Demonio? -pregunto el hombre.
-¡Eres el Demonio del Pastizal! -respondió el niño.
-Oh, ahora se por que sabes lo que te haré -dijo con sarcasmo el sujeto
riendo entre dientes.
-¡Se lo que pretendes! -grito el niño-, ¡pero no pasara!, no eres un
demonio real, solo un hombre perverso -y en un ágil movimiento el infante
saco una pequeña cuchilla hecha con un vidrio y un pedazo de madera
sujeta por cordones.
-El valor no te servirá de nada, si no puedes ver -dijo el sujeto y las
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luces se apagaron instantáneamente.
-¿Por que haces esto? -pregunto el niño confundido-, ¡déjame ir!
-¡No hagas preguntas! -murmuro el sujeto entre la total obscuridad-, ¡no
exclames!, ¡los niños no deben hacer eso!, solo empeora todo...es mejor
ignorar las cosas.
-Sal de donde estés -desafío el niño blandiendo al vacío su navaja, con
su nula visión-, ¡cobarde!, enfréntate a mi si es que eres un hombre.
-¿Cobarde? -pregunto reflexivo la voz siniestra-, no pequeño, es solo que
tu terror me divierte, me hace sentir bien.
-¡Sal de ahí rata cobarde! -insistió valientemente el pequeño, alerta,
escuchando.
-Ya basta de conversación -dijo el hombre, camino en silencio hasta el
niño, y se poso frente a el, a la altura de su rostro y escupió humo de
cigarro para confundirlo, lo rodeo y lo sujeto por detrás. -¡No
preguntas! -susurro el hombre mientras lo sujetaba con firmeza al
aterrado niño. Recuerda eso, tendrás que aprenderlo por las malas; al
igual que yo -y lo asfixio hasta hacerlo perder el conocimiento.
De regreso en el basurero. Tras cruzar una serie de montañas de basura y
largos caminos áridos o cubiertos de hierva maliciosa; el bebe y Cuachi
llegaron a una especie de comunidad a las periferias del basurero, se
divisaban un par de cabañas y lugares poco comunes donde habitaba la
gente. Un grupo de personas arrepientas, sucias y descuidadas,
aparentemente todos vagabundos, se encontraban cálidamente reunidos
alrededor de una fogata. El niño se aventuraba en un nuevo lugar
peligroso y engañoso, difícil. Pero por ahora no tenia otra opción.
Cuachi lo llevo a su choza, limpio su rostro y le dio un poco de agua.
-¿Por qué estás aquí pequeño? -pregunto José-, no logro explicarme como
un pequeño bebe como tu termina en este basurero, ¿a donde ha llegado la
humanidad?; supongo que deberías tener hambre, ¿qué se supone que come un
niño como tú? -y se detuvo unos segundos a pensar-, creo que leche, pero
no creo conseguir eso, quizá deba llevarte con la jefa para que diga que
puedo darte de comer.
Cuachi llevo al niño con su líder, una mujer madura de unos treinta y
cinco años, algo obesa pero experimentada, los vagos recurrían a ella por
consejo. Lo llevo a la cabaña mas grande y “elegante” del basurero,
estaba más ordenada y era superior a las otras.
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-¿Cómo esta, jefa? -pregunto José cordial y confiado, la mujer lo miro
extrañamente, tenia un rostro rechoncho y severo-, realmente necesito
expresarle mis intenciones directamente, no tiene caso dar explicaciones
de mas; encontré a este niño, pero no hay con que alimentarlo, me parece
demasiado pequeño como para comer carne de rata, creo que necesita leche,
¿que puedo hacer?
-Tienes razón viejo Cuachi -dijo la mujer serenamente-, pero dime ¿vez
alguna vaca por aquí?, no hay ninguna mujer amamantando hijos de momento,
no estamos como para tener a un niño más en esta comunidad; suficiente
con mi hijo. Debes desacerté de él -y lo miro fríamente a los ojos-,
déjalo donde lo encontraste.
-Disculpe pero no -dijo Cuachi indignado reacio a la fría crueldad de la
mujer-, ¡lo siento no pienso hacerlo!, este niño llego a mí por algo, no
pienso abandonarlo.
Ambos guardaron silencio por unos minutos, ambos miraban al pequeño. El
ambiente estaba tenso, ella velaba por el bien de la comunidad y Cuachi
en ese momento, por el bien del niño. De pronto el bebe comenzó a reír
tiernamente.
-¡Bien! -exclamo ella rindiéndose a la risa del niño-, si así lo deseas
este niño será tu responsabilidad desde este momento; tú te encargaras de
alimentarlo y deberás trabajar el doble hasta que el crezca; por ahora la
única fuente de leche es la perra con cachorros que se encuentra a las
afueras de nuestro territorio, es la única opción.
-¡Es verdad! -dijo Cuachi haciendo memoria-, ahí mismo fue donde lo
encontré; espero que Perra lo acepte, se llevaban bien cuando los
encontré. Gracias jefa -salio corriendo en busca de la perra-. Bien
niño...evaluemos tu situación -conversaba con el niño durante el camino-,
ahora eres prácticamente mi hijo, ¿cierto?; te criare como al hijo que si
tuve...pero que me saco a patadas de mi casa y me abandono en el
basurero. Espero hacerlo mejor contigo, y también espero que tu no me
patees. Tengo una duda, ¿cómo te llamas?
El niño quedo en evidente silencio. -No sé por qué te pregunto -continuo
José mientras sostenía al niño y lo analizaba-, no puedes hablar, supongo
que me gusta conversar. veo que tienes un brazalete...dice Jesús, ¿ese es
tu nombre?, supondré que sí, ¿porque tendrías un brazalete así, si ese no
fuera tu nombre?
Jesús soltó una carcajada tierna y abraso confiado a su nuevo y oloroso
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padre. Cuachi lo llevo de regreso con la perra y lo acerco para que
tomara la leche, sin ninguna otra opción, Jesús se amamanto de la perra.
José decidió presentarlo ante la comunidad esa misma noche, una pequeña
cena fue planifica para recibir al pequeño.
Era extraño cuan amables eran estas personas, a pesar de su modo de vida.
Para el resto del mundo la comunidad estaba llena de seres primitivos y
agresivos, pero eran realmente unos vagos organizados.
El gran banquete incluía en el menú: latas viejas de frijoles, unas ratas
asadas capturadas cerca del arroyo y mas exquisiteces culinarias que solo
en la basura se pudiesen encontrar, todo un manjar para alguien que no
tiene otro recurso.
Jesús fue presentado a la comunidad de vagabundos, y casi de inmediato se
hizo amigo del pequeño hijo de la jefa, un año mayor que el,
aparentemente. Todo salio bien.
Casi al atardecer en la cabaña, con el extraño sujeto. Un leve destello
de luz entraba por la ventana.
-No, no, no mi querido sapo, ¡esto no es mi culpa! -gritaba el sujeto a
un pequeño muñeco de felpa que tenia en frente, parecía un sapo, era de
color verde obscuro y tenia una media sonrisa bordada. El humo del tabaco
circulaba en la habitación obscura, tan solo visibles las hebras grises
de humo. El hombre sintió remordimiento y culpa, por primera vez-. ¡No
soy un monstruo! -continuo gritando, pero no parecía dirigirse al
muñeco-, ¡no!, ¿madre?, ¿estas ahí?, no era mi intención molestar. ¿Todo
fue mi culpa? -y regreso con el muñeco-, dime querido sapo -mientras lo
sujetaba, después apretó con fuerza al muñeco de felpa- ¡tu estabas ahí!,
tu sabes lo que paso. ¡Dime que no fue mi culpa! -exclamo con
desesperación- ¿recuerdas?, como la sangre corría por su rostro, tenia
cristales clavados sobre su pecho, el metal tan solo la atravesó,
golpeo...mato -balbuceo hasta acabar en un penoso silencio. Todo fue mi
culpa querido sapo -dijo después de un instante de silencio-, todo es a
causa mía.
El cuerpo del niño se encontraba desnudo recostado incómodamente en el
suelo. El sujeto, cual su nombre era Hector, levanto al niño y lo saco de
la cabaña. Era su nueva víctima. Lo arrastro por el suelo y salto una
pequeña valla construida en medio de los amplios pastizales que cubrían
los campos aledaños al basurero. Lo cargo sobre su hombro después de
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cansarse de arrastrarlo y se adentro pastizal adentro. Buscaba un lugar
donde arrojar su cuerpo. Camino un par de kilómetros y abandono al
infante cerca de la comunidad de vagabundos, pues era de su placer
imaginar que encontrarían el cuerpo. Regreso sonriendo a su cabaña,
satisfecho.
Hector tenia alrededor de treinta años, un poco mas. El no había vivido
toda su vida en este lugar, acababa de llegar a vivir a los pastizales,
pero ya los conocía pues los visito con frecuencia tiempo atrás. El venia
de la ciudad y escapaba de la justicia. Había decidido refugiarse en las
sombras de las colinas oculto por los pastos y el constante silbido del
viento.
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Pastizales & Demonios
02 de abril de 1998
Las colinas se alzaban y caían, el campo crecía y se acortaba, el arroyo
crecía y se secaba, pero el pequeño Jesús solo crecía. Seis años después.
Como rata en brama, el tiempo corría veloz por ahí, ahora Jesús tenia ya
casi ocho años, o al menos eso pensaba Cuachi; aprendió a caminar y
hablar; creció sano y fuerte gracias a la leche de perro y por qué Cuachi
fue un buen padre para él.
Jesús se convirtió en el mejor amigo de el hijo de la jefa, al cual todos
llamaban Gordo, era el niño más obeso de toda la comunidad, después de
todo por su poción social tenia ciertos privilegios, pero a pesar de eso,
él era noble e ingenuo, podría decirse que un poco tonto.
Jesús era tímido, tan solo hablaba con tres seres de toda la comunidad:
Cuachi, Gordo; y su madre sustituta, la perra que lo amamanto. Perra,
como la llamaban, solo Perra, aun seguía con vida, sus crías ya eran
adultas e independientes; ahora estaba al lado de Jesús casi todo el
tiempo, era como su mejor amiga, además de una madre ínter-especie,
situación curiosa, el tomo ese mismo cariño por ella.
Gordo por otro lado tenia amistad con casi todos los de la comunidad; era
un poco retardado, normalmente se pasaba el tiempo recostado en el suelo,
gritando, y con una mancha de orina en sus pantalones, pero ¿qué importa
cuando vives en un basurero?, ¿Qué importa cuando eres un vagabundo?,
¿Qué importa cuando a nadie le importas?, era una libertad abrumadora.
En la comunidad había una leyenda, la cual los adultos utilizaban para
controlar a los niños tal cual lo harían los adultos de cualquier otro
lugar, decían que existía una bestia en los pastizales que llegaba y
atacaba a media noche. Eso se llevaba a los niños, ellos llamaban a la
extraña bestia el Demonio del Pastizal, supuestamente violaba a los niños
y los dejaba como advertencia para los de la comunidad de vagabundos.
La comunidad era un lugar extrañamente hermoso, parecía una granja
cualquiera, con sus campos y sus construcciones clásicas, rodeado de
belleza natural, y enormes montañas (de basura) al horizonte además de la
contaminación. Había días en la primavera en que la humedad y el calor
del sol, alzaban un poderoso hedor que incomodaba a todos; los días de
verano eran mas cómodos, a pesar del calor la peste estaba controlada. En
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otoño los pastizales cambiaban su color y los arboles perdían hojas,
transformando totalmente el paisaje convirtiéndolo un extenso territorio
café; en invierno por su parte estaba atestado de ratas, que robaban su
comida, y aveces...las convertían en comida.
La comunidad dependía de un riachuelo cercano para sobrevivir. El cual,
para su fortuna corría en dirección al basurero, ya que de modo contrario
sus aguas les llegarían contaminadas, la mayoría de los vagos eran
habidos pescadores por mera necesidad y empirismo. Solían criar gallinas
y roedores para su alimentación; dependían también fuertemente de la
recolección en el basurero y en el pastizal, de donde sacaban semillas,
nueces y otras cosas; el basurero los mantenía en contacto con la
civilización citadina.
Los vagos habían adoptado sus propias costumbres y tradiciones, tenían ya
generaciones viviendo aislados del mundo y este de ellos; la mayoría de
los que habitaban ahí eran fugitivo, desamparados, personas en quiebra,
en fin...desafortunados. A pesar de que en la civilización fuesen
delincuentes, o malas personas, o simplemente inútiles, en la comunidad
todos desempeñaban un papel, en el cual aportaban algo, ya sea para
comida, vestimenta o vivienda.
Era un día como cualquier otro, Jesús y Gordo jugaban tranquilamente al
fútbol en un pequeño llano cerca de su comunidad; había arboles alrededor
y estaban rodeados de yerba alta aparte de un pequeño sendero para
regresar a sus casas. Por alguna extraña razón tenían la sensación de que
algo los vigilaba; quizá era por el miedo que les inculcaron acerca de
esa bestia que atacaba a los niños. Ellos se pasaban el balón unos a
otros, Jesús se entusiasmo de más, golpeo muy fuerte la pelota y esta
cayo más allá de la cerca que rodeaba el claro, cruzando más allá de la
yerba alta.
-Yo voy Jesús -dijo Gordo.
-Está bien, ten cuidado con el Demonio del Pastizal, a mí me contaron que
le gustan los niños gordos, como tú.
-Si claro -dijo Gordo ahora desanimado mientras Jesús reía-, eso es pura
basura para que te duermas temprano; no puedo creer que creas en eso, mi
madre dice que es mentira.
Gordo salto la barda para buscar el balón, camino temeroso por entre la
yerba alta y la seca arbolada; mentía al respecto de no tener miedo.
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Mientras caminaba, escucho el sonido del crujir de una rama seca, tal
como aria un antílope en una sabana africana él se asusto de muerte y
retorció su cuello en todas dirección en busca de la fuente del sonido.
-¿Jesús?, ¿estás ahí? -pregunto asustado.
Pero nadie le respondió, escucho pasos corriendo tras el, nervioso volteo
ágilmente para ver, mas no logro ver nada-, ¿Jesús? -volvió a preguntar-,
esto ya no es gracioso, déjame en paz.
No obtuvo una respuesta, continuo caminando cuando logro ver el balón,
con el miedo en el pecho corrió veloz por el, se dio la vuelta pero
detrás escucho el sonido de la yerba moverse, giro rápidamente pero de
nuevo no vio nada. Se sentía vigilado y automáticamente se torno
paranoico.
-¡Gordo!, apresúrate -grito Jesús de la nada detrás de la seguridad de la
baya de madera-, no tengo tu tiempo idiota. Gordo se tranquilizo y se
dirigió hacia el claro con el balón en sus manos, al ir saliendo de la
yerba alta escucho de nuevo el sonido de una rama crujir. Corrió asustado
hacia Jesús y le contó el suceso.
-No seas tonto -le dijo Jesús una vez que finalizo de contar
dramáticamente que escucho el crujir de una rama-, tú mismo dijiste que
el Demonio del Pastizal no existe, es un mito,.
-No Jesús, es verdad -alego convencido-, el Demonio del Pastizal existe.
-No Gordo -dijo Jesús tranquilamente tratando de razonar con el-, pudo
haber sido cualquier cosa, no te preocupes; quizá solo fue paranoia, con
miedo puedes creer en lo que sea.
Un gruñido como el motor de un auto se entono de entre la yerba alta,
esto llamo inmediatamente sus atenciones y los puso en alerta, el sonido
de algo galopando se escucho creciente en dirección a ellos.
-¡El Demonio del Pastizal! -gritaron los dos aterrados. En medio de los
gritos salio una rata bastante grande corriendo de entre la yerba alta y
la perra de Jesús persiguiéndola. Ambos soltaron una carcajada nerviosa.
Aun asustados decidieron dejar el campo por mera cautela y regresaron a
sus respectivas casas.
-Gordo -dijo Jesús-, creo que por las dudas es mejor que regresemos.
Gordo se despidió sin más y tomo su camino, Jesús y Perra por su lado
también.
Ya de noche, en la ciudad. Hector bebía alcohol en la comodidad y calidez
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de su departamento. El tenia un pequeño cuarto, el numero veinte. Estaba
localizado cerca del centro de la ciudad. En una colonia muy antigua en
la que actualmente solo habitaban ancianos, y el.
-Hoy, mi querido sapo -dijo al muñeco con nostalgia-, es el aniversario
numero treinta y cinco de su partida, treinta y cinco años que comencé mi
destino, tiempo estando solo, tiempo huyendo, tiempo luchando...tiempo
sin mi madre. Lo único que aun me ata a sus recuerdos, eres tu mi
querido, un pequeño sapo de felpa, aveces imagino que aun conservas su
aroma, mas no es otra cosa que mi engañosa imaginación -y olió
profundamente al muñeco-; ¿quisiera deshacerme de ti? -dijo mientras lo
sostenía con fuerza- aun lo dudo, no estoy preparado para ello -y lo
lanzo al suelo-, quizá eso libere al monstruo que hay en mi, al que con
tanto esfuerzo eh logrado contener con efectos mínimos. No dudes de cuan
peligroso puedo llegar a ser, tu me has mantenido al margen y no se que
seria de mi si no estuvieras. Al menos, por ahora hay que celebrar mi
querido sapo -suspiro-, un bello puro colombiano, algo de alcohol y quizá
mas tarde una presa, una víctima. ¡Feliz cumpleaños mama!, feliz -dijo en
total influencia del alcohol-, vamos querido sapo, alguna inocente presa
ha de andar libre por los campos esperando a ser atrapado.
Tomo al muñeco y se levanto tambaleando a duras penas y con el alcohol al
máximo en su sangre condujo hasta el basurero, aparco y camino por el
sendero a la comunidad. Valiente y confundido, Hector olvido el camino.
Mareado y desorientado se aventuro por el pastizal lejos del sendero.
-¿Que demonios pasa aquí?, ¿donde esta el maldito sendero?...¡maldición!
-cuestionaba y maldecía al viento. Camino y camino convaleciente a lo
profundo del pastizal, llegando a la parte mas remota, donde las luces de
la ciudad ya no se distinguían-. Sabes querido sapo -dijo mientras
caminaba casi a ciegas por la yerba alta, los efectos del alcohol se
desvanecían-, creo que estoy perdido.
De la nada, cayo al suelo y rodó por una cuesta de alrededor de un metro
y cayo al arroyo. Había llegado al borde sin percatarse. Arrastrado por
la corriente recorrió algunos metros por el agua, golpeándose por las
rocas hasta que llega a un claro donde solían pescar los vagos, se
arrastro por el borde y logro ver un sendero...
Gordo contaba a su madre lo que le había sucedido, tenia que desahogarse
antes de dormir. El era muy apegado a su madre.
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-Madre -dijo en un tono dulce y exasperante-, hoy en la mañana Jesús y yo
fuimos atacados por el Demonio del Pastizal, tuve miedo.
-No hay tal demonio -dijo irritada su madre- ya te lo eh dicho niño
gordo, ya duérmete.
-¡Pero mama! -replico-, yo lo escuche, estaba en el campo.
-Hay muchas cosas en el campo hijo -dijo ella fingiendo paciencia-, pero
te aseguro que demonios no hay.
-Pero mama -insistió-, ¿por que existe la leyenda?, debe haber una
razón...yo sentí la maldad cuando estaba en el campo.
-No Gordo -dijo ella indiferente-, no era la maldad, era la humedad de
tus pantalones, seguro te orinaste de nuevo; y las leyendas existen para
evitar estas conversaciones, ve a dormir ya hijo.
Luego de apaciguar a Gordo, ambos se dispusieron a dormir...
Hector se tambaleaba enfriado por las heladas aguas del riachuelo, siguió
el sendero del llano a la comunidad, donde se encontraban los niños que
solía cazar.
-Maldita sea, mi querido sapo -dijo-, nunca tuve problemas y parece que
hoy, el día de mi madre...todo sale mal. Se deslizo con la mente un poco
mas despejada por el frío hacia las cabañas, con la cabeza a dolorida y
un malestar generalizado además de varias contusiones.
Gordo escucho ruidos fuera de la cabaña, su madre roncaba a su lado.
Abrió los ojos como platos, casi parecían iluminar la cabaña. Había algo
afuera.
-Madre, madre -dijo Gordo asustado agitando a la regordeta mujer-,
despierta.
-¿Que quieres Gordo idiota? -pregunto molesta.
-El Demonio del Pastizal está fuera -murmuro en tono misterioso.
-No molestes tonto -dijo ella despreocupada-, ha de ser algún borracho,
déjame dormir. Se volteo para ignorarlo. Gordo miro a su alrededor
asustado y alerta, preparado para cualquier ataque de el Demonio del
Pastizal.
-Sabes querido sapo -dijo Hector al muñeco, jadeando y cansado-, ya estoy
viejo para esto -el alcohol se desvanecía y merodeaba por una de las
cabañas de la comunidad-. Feliz cumpleaños mama -dijo de la nada mientras
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intentaba caminar, aun mareado, un pequeño guijarro descontrolo todo su
plan, cayo al suelo y quedo dormido después de una serie de gemidos de
incomodidad.
-Mama, creo que hay alguien afuera -dijo Gordo a su adormilada madre, la
cual no tenia interés en los asuntos de su hijo.
-Ya cállate Gordo -le dijo refunfuñando-, seguro no es nada...alguna rata
o algo.
-¿Como sabes? -pregunto Gordo en un murmullo exaltado-, ¿y si es el
Demonio del Pastizal?
-Esta bien hijo -dijo ella con una misteriosa serenidad-, si así lo
deseas, así es. -y miro de forma extraña a su hijo- ¡El Demonio del
Pastizal esta a fuera!
-¡El Demonio del Pastizal! -grito Gordo aterrado.
La mujer soltó una carcajada incomoda.
Hector abrió los ojos sorprendido por los gritos.
-¿Me han descubierto mi querido sapo? -pregunto mientras se levantaba-,
¡tiempo de correr!.
Tomo al muñeco empolvado del suelo y huyo a toda velocidad.
-¡Ya cállate Gordo! -grito furiosa la mujer y le dio una fuerte bofetada
al aterrado niño-, no hay nada ahí fuera, ahora duérmete o te quebrare el
cráneo, ¡hijo de tu puta madre!. Gordo no dijo mas.
Llego el siguiente día, y el sin haber dormido, cansado y paranoico.
Jesús amistosamente se reunió con él para jugar. Se pasaban el balón el
uno al otro.
-¡Anoche Jesús! -exclamo Gordo como si tuviera una historia trascendente
que narrar.
-¿Anoche que? -pregunto indiferente mientras le regresaba el balón.
-¡Anoche sucedió! -respondió Gordo.
-¿Perdiste tu virginidad anal? -pregunto Jesús prestando poca atención.
-No idiota -respondió molesto-, escuche merodear al Demonio del Pastizal
fuera de mi casa -y detuvo el balón.
-Si...viene por ti Gordo -dijo burlescamente-, por tu gordo trasero.
-¡Tengo miedo Jesús! -exclamo asustado-, ¿seré su siguiente víctima?
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