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E L U C I D A R I O 175 LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN), A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES La propiedad de los montes en Sierra Morena Occidental (Jaén), a través de algunas fuentes documentales R E S U M E N A B S T R A C T EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZ / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ Área de análisis Geográfico Regional de la Universidad de Jaén INTRODUCCIÓN A diferencia de lo que sucedió en la mayor parte de los espacios serranos andaluces, las ten- siones privatizadoras relacionadas con los mon- tes enclavados en la porción occidental jiennen- se de Sierra Morena (MAPA 1), se manifestaron a finales del siglo XVI, esto es, con casi tres siglos de antelación respecto a esos otros ámbitos mon- tanos. La masiva privatización de tierras baldías que entonces tuvo lugar se ciñó, fundamental- mente, a la porción localizada sobre el interflu- vio Jándula-Yeguas. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, tras el desencadenamiento de la desamortización civil de Madoz, la privati- zación afectó a la inmensa mayoría de los mon- tes que integran el área de estudio, individuali- zados y excluidos desde entonces de cualquier posibilidad de uso público. Esta situación se mantuvo hasta la finalización de la guerra civil española, momento a partir del cual el Estado puso en marcha una nueva política de control territorial que se concretó, por un lado, en la adquisición de numerosos predios rústicos de especial significado estratégico y, por otro, en el establecimiento de acuerdos (consorcios, conve- nios, etc.) con los propietarios privados para una gestión conjunta de sus fincas. La nueva fase en la evolución de la propiedad, a la que asistimos en estos momentos, tiene que ver tanto con la supresión de algunas de esas fórmulas contrac- tuales de colaboración entre la administración pública y la propiedad privada; como con la per- manencia en manos del Estado de un grupo de montes que no fueron transferidos en su día a la Comunidad Autónoma de Andalucía. Se realiza un estudio diacrónico de la propiedad forestal en los municipios emplazados en la porción más occidental de Sierra Morena en la provincia de Jaén. El objetivo es aclarar los momentos y circunstancias de unos procesos que han supuesto, a grandes rasgos, un trasiego masivo de tierras desde el Estado y los Ayun- tamientos a los particulares, en un primer momento; y de éstos al Estado y la Comunidad Autónoma de Andalucía, con posterioridad. En definitiva, se explica el origen de la situación actual, marcada por la impor- tancia de la gran propiedad pública. In this work, we make a diachronic study of the forest property in the municipalities located in the most western portion of Sierra Morena, in the province of Jaén. The objective is to clarify the moments and circumstances of processes of a massive earth transfer from the State and the City councils to the individuals, at a first moment; and of these to the State, later. Therefore, the origin of the present situation is explained, marked by the importance of the great public property. ELUCIDARIO. Nº 1 (Marzo 2006). págs. 175 a 236 Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá E

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ELUCIDARIO

175

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

La propiedad de los montes en Sierra Morena Occidental(Jaén), a través de algunas fuentes documentales

R E S U M E N

A B S T R A C T

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZ / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Área de análisis Geográfico Regional de la Universidad de Jaén

INTRODUCCIÓN

A diferencia de lo que sucedió en la mayorparte de los espacios serranos andaluces, las ten-siones privatizadoras relacionadas con los mon-tes enclavados en la porción occidental jiennen-se de Sierra Morena (MAPA 1), se manifestarona finales del siglo XVI, esto es, con casi tres siglosde antelación respecto a esos otros ámbitos mon-tanos. La masiva privatización de tierras baldíasque entonces tuvo lugar se ciñó, fundamental-mente, a la porción localizada sobre el interflu-vio Jándula-Yeguas. A partir de la segundamitad del siglo XIX, tras el desencadenamientode la desamortización civil de Madoz, la privati-zación afectó a la inmensa mayoría de los mon-tes que integran el área de estudio, individuali-zados y excluidos desde entonces de cualquierposibilidad de uso público. Esta situación semantuvo hasta la finalización de la guerra civil

española, momento a partir del cual el Estadopuso en marcha una nueva política de controlterritorial que se concretó, por un lado, en laadquisición de numerosos predios rústicos deespecial significado estratégico y, por otro, en elestablecimiento de acuerdos (consorcios, conve-nios, etc.) con los propietarios privados para unagestión conjunta de sus fincas. La nueva fase enla evolución de la propiedad, a la que asistimosen estos momentos, tiene que ver tanto con lasupresión de algunas de esas fórmulas contrac-tuales de colaboración entre la administraciónpública y la propiedad privada; como con la per-manencia en manos del Estado de un grupo demontes que no fueron transferidos en su día a laComunidad Autónoma de Andalucía.

Se realiza un estudio diacrónico de la propiedad forestal en los municipios emplazados en la porción másoccidental de Sierra Morena en la provincia de Jaén. El objetivo es aclarar los momentos y circunstancias deunos procesos que han supuesto, a grandes rasgos, un trasiego masivo de tierras desde el Estado y los Ayun-tamientos a los particulares, en un primer momento; y de éstos al Estado y la Comunidad Autónoma deAndalucía, con posterioridad. En definitiva, se explica el origen de la situación actual, marcada por la impor-tancia de la gran propiedad pública.

In this work, we make a diachronic study of the forest property in the municipalities located in the mostwestern portion of Sierra Morena, in the province of Jaén. The objective is to clarify the moments andcircumstances of processes of a massive earth transfer from the State and the City councils to the individuals,at a first moment; and of these to the State, later. Therefore, the origin of the present situation is explained,marked by the importance of the great public property.

ELUCIDARIO. Nº 1 (Marzo 2006). págs. 175 a 236

Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Universidad de Jaén

Análisis Geográfico Regional

Fuente: Elaboración propia.

Sierra Morena occidental, provincia de Jaén.Localización del área de estudio.

Mapa 1

0Km

15

Santa Elena

Aldeaquemada

Baños de la Encina

Marmolejo Andújar

Vva. dela Reina

La Carolina

El Centenillo

El Guindo

Virgen de la Cabeza

1. VICISITUDES PATRIMONIALES

ANTERIORES A LOS PROCESOS

DESAMORTIZADORES DEL SIGLO XIX.

1. 1. La temprana privatización de los montesen la porción septentrional del términode Andújar.

Por encontrarse a una considerable distanciade la ciudad de Andújar y por la manifiestainhospitalidad del territorio, los montes localiza-dos en la porción más septentrional del términode Andújar, en el que también se hallaban inte-grados los actuales términos de Marmolejo yVillanueva de la Reina, se clasificaron como bal-díos desde el momento mismo de la conquista cas-tellana de este territorio, y como tales vinieronutilizándose hasta que se produjo su privatización.En el sistema de propiedad de la tierra que carac-terizó a los concejos castellanos, tenían la consi-deración de baldíos, tal y como ha señalado José

Manuel Mangas, determinados bienes raíces que go-zan de la categoría de cosas vacantes y no susceptiblesde apropiación, cuyo uso y disfrute se reserva a la colec-tividad, y que por hacerse en régimen de aprovecha-miento libre y gratuito («de balde») no cuestan nada(Mangas Navas, 1981, 131). El dominio sobre losbaldíos lo ostentaba el Rey, que era quien podíaautorizar cualquier modificación en el uso(adehesamiento, por ejemplo) o en la propiedadde estos bienes (ensanchamiento a sus expensasde los patrimonios concejiles o particulares).

Amparándose en esta facultad, a partir delos años centrales del siglo XVI, Felipe II puso enmarcha un amplio programa de venta de tierrasbaldías, cuya finalidad última no era otra querecabar fondos con los que poder paliar la pre-caria situación financiera de la Hacienda Real,al borde de la quiebra debido a las aventurasimperiales del monarca castellano (Wassberg,1983a). El programa se inició en la provincia deGuadalajara en 1557 y no llegó a tierras de Jaénhasta 1569, en que un comisionado de la mo-

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

narquía inició los trámites para averiguar losbaldíos que radicaban en los términos de Úbeday Quesada, cuyas ventas hacían presagiar ungran volumen de ingresos. Hasta finales de si-glo, prácticamente, se estuvieron vendiendo lastierras que integraban este patrimonio en unagran parte de los municipios jiennenses, a losque acudieron hasta trece jueces para cerrar lasoperaciones. En conjunto, Jaén fue la provinciaespañola donde mayor éxito alcanzó este pro-grama. El valor de las ventas superó los trescien-tos millones de maravedíes, lo que equivale casial 18 % del valor total de lo vendido en el país.Después de Jaén, Córdoba fue la segunda pro-vincia española en importancia por el montoeconómico alcanzado por las ventas, aunque elvalor de lo vendido tan sólo equivale, aproxi-madamente, a la mitad del alcanzado en Jaén.

Las noticias acerca de este proceso en SierraMorena occidental nos las proporciona el yamencionado David Wassberg, en un trabajo con-sagrado específicamente a la provincia de Jaén(Wassberg, 1983 b). En el listado municipal deventas que ofrece este autor, Andújar figura contan sólo cinco transacciones de baldíos, cuatrode ellas debidas al Juez Gerónimo de Fuentes,por un valor ligeramente superior a los tres mi-llones de maravedíes, y la restante a los Licen-ciados Avoz y Obregón, por un importe de812.000 maravedíes; en Baños de la Encina, adiferencia de Andújar, se realizaron muchas másventas, hasta un total de 87, aunque el valor al-canzado por éstas fue de tan sólo 624.177 mara-vedíes. Esos simples datos ya nos demuestran elsentido tan diferente que tuvo el proceso en unoy otro lugar.

Vista de Sierra Morena desde la cuenca del Jándula.

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Ciñéndonos al caso de Andújar, el texto deWassberg resulta bastante contradictorio ya quemientras en la estadística municipal que ofrecetan sólo asigna a Gerónimo de Fuentes tres ven-tas en Andújar por valor de 3.162.187 mara-vedíes, en el texto, cuando se refiere a este Juezafirma literalmente: No sabemos cuanto tiempo es-tuvo en el negocio, ni podemos decir exactamente cuantovendió debido a las deficiencias en la documentación.Pero vendió por los menos 10.687.496 maravedies decolmenares en 54 ventas. Nos parece que vendió mu-cho más. Si agregamos unos datos dudosos que tene-mos (con posibles repeticiones) las ventas suman14.973.419 maravedies en 205 ventas. Pero aun estonos parece conservador para la provincia pues se in-cluyen sólo los colmenares de Andújar, y éstos no eranlos únicos de la provincia (Wassberg, 1983b, 23-24).

Para solventar estas y otras dudas que susci-ta el artículo citado, hemos tenido que recurrirdirectamente a la fuente que manejara en su díael prestigioso historiador norteamericano. Porella sabemos, en efecto, que Felipe II, medianteInstrucción dada en 1572, comisionaba a Geró-nimo de Fuentes para vender los colmenares exis-tentes en el término de la ciudad de Andújar. Selo comunicaba de este modo:

Don Felipe (...) a nos Geronimo de Fuentesnuestro criado saved que aviendo sido ynformadoque en el termino de la ciudad de Andújar haciala parte de Sierra Morena avia ciertos montes yespesuras de jarales y otras malezas en mas dediez leguas en largo y ocho en ancho en que aviamucho numero de sitios de Colmenares queposeyan algunos vecinos de la dicha ciudad desdeynmemorial a esta parte y los vendian y desponyandellos a su voluntad y tenian sus territorios divi-didos en apartados sin que en cada estancia dellosse pudiese poner otros Colmenares algunos aun-que el aprovechamiento y corta de la madera yleña de los dichos montes hera comun a todos losvecinos de la dicha ciudad y que por ser la tierratan montañosa y cercada de espesura no se podianaprovechar della para pasto de ningunos gana-dos y que si se desmontase y abriese y cortase lamaleza y espesura frutificaria yerva por ser tierradispuesta para ello e aver abundancia de aguas yque los dueños de los dichos Colmenares dejavande desmontar los sitios dellos porque como hera

comun el aprovechamiento de los dichos montesno querian gastar su hacienda en esto para quelo gozasen otros y que siendonos servido de prohi-bir y mandar que otra ninguna persona sino losdueños de los dichos Colmenares pudiesen apro-vecharse del pasto y bellota y tierras de labor esecas e valdias de lo que asi desmontase cada unoen el distrito pues agora no lo cava nayde y que lopudiesen adehesar cada uno lo de su pertenenciay limite hellos lo desmontarian a su costa dejandola leña madera pesca corcho carbon ceniza granay todos los demas aprovechamientos de la dichasierra comunes para todos los vecinos de la dichaciudad y su tierra como al presente lo son y concondicion que no se pueda hacer leña de chapa-rro encina alcornoque quegigo ni fresnos en lossitios de los dichos Colmenares pues en la dichasierra ay mucha abundancia de leña de otrosmuchos montes porta con de los quales nosservirian con una buena cantidad de maravediespara ayuda a nuestras necesidades sin daño niperjuicio de la dicha ciudad y vecinos della antescon beneficio que resciviria dello1.

Los colmenares se venderían de forma prefe-rente a quienes ya venían poseyéndolos, siem-pre que estuvieran dispuestos a satisfacer el pre-cio fijado oficialmente por los mismos. En casocontrario, cualquier vecino podría adquirirlos porla cantidad estipulada: También se dejaba claroese extremo en la Instrucción:

Colmena tradicional de corcho.

1 Archivo General de Simancas. Contadurías Genera-les. 360.

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

...e hagais pregonar publicamente que todasy qualesquier personas que tubieren los dichos Col-menares y los que ansi mismo pretendieren yquisieren comprarlos de nuevo parezcan ante vosansi parescidos e abiendoos ynformado y entendi-do y visto por vista de ojos los suelos y sitios quecada uno tiene y del tamaño que son y la calidady vondad dellos según el sitio donde estuvieren tra-taseis y concerteis con ellos el precio que cada unoa de dar por lo que asi posee y por tenerlo en pro-piedad y adehesarlo con las condiciones y limita-ciones y de la manera que de suso esta dicho y nodando los dichos dueños lo que fuere puesto se-gún la relacion que tuviere del valor de cada sitiode Colmenar tratareis con las otras personas quequieran comprar los dichos sitios de Colmenaresy concertareis con ellos según a los plazos que os

pareciere y ansi concertado el dicho precio recibireisy cobrareis dellos los maravedies que ubieren dedar y pagar lo qual hecho les dareis y otorgareisen nuestro nombre cartas de venta en forma delos suelos y sitios que cada uno tubiere2.

Aunque la documentación de la que se haextraído esta información, como ya advirtieraWassberg, es muy confusa, hemos podido de-tectar un total de sesenta asientos de ventas debaldíos, cuyo importe global asciende a13.227.500 maravedíes (Cuadro1), es decir, prác-ticamente la misma cantidad que el investiga-dor norteamericano asigna como valor total alas más de doscientas ventas a las que se refiere.

Francisco Villar

Doña Ana de Valencia, Mujer que fue de Diego de Carvajal

Doña Marina de Casso, Viuda

Doña María Jurada, Viuda de Juan Pérez de Valenzuela

Juan Pérez de Valenzuela

Pedro Jiménez de Córdoba, El Viejo

Juan Criado de Párraga

Sebastián Ruiz de Jándula, Clérigo de la Iglesia de Santa María

Juan y Alonso de Mesa

Miguel de Albarracín

Juan Serrano de Cárdenas

Luis Palomino

Bartolomé de Lucena, Bachiller

Sancho Serrano, Prioste de la Hdad. de los Colmeneros

Blasco Álvarez, Regidor en 1572

Luis Salcedo Serrano

Alonso Álvarez

Doña Olalla de Ventosillo

Manuel de Mestanza, Escribano del Concejo en 1572

NOMBRE INVERSIÓN (MARAVEDÍES)

Cuadro 1.- Compradores de baldíos.

2 Ibidem.

131.250

281.250

176.250

70.000

75.000

112.500

160.000

131.250

187.500

100.000

240.000

93.750

75.000

140.000

187.500

150.000

93.750

140.000

187.500

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Rodrigo Criado

Gómez de Cardenas

Guiomar Palomino y Teresa de Cárdenas

Antonio de Cavalera, Clérigo en 1572

Andrés Criado

Sebastián de Aguilera

Francisco Martínez Maroto

Francisco Criado hijo de Gonzalo Criado

Bartolomé Villar y otros

Pedro de Cárdenas Lucena

Toribio de Valtodano Regidor en 1572

Pedro Garrido Manero y Francisco Fernández

Alonso de Valtodano Regidor en 1572

Alonso Pérez de Santamaría Regidor en 1572

Manuel de Cárdenas

Manuel de Quero

Toribio de Valtodano Alférez Mayor en 1572

Luis de Cárdenas el rubio

Alonso de Albarracín

Juan Alonso de Piédrola

Manuel de Cárdenas

Pedro Franco

Doña Mayor Jurado, viuda de Juan Sirvente de Cárdenas

Francisco Pérez Herrador

Juan de Villar de Vago

Alonso de Mestanza Carabajal

Juan Alonso de Reynoso

Francisco Pérez de Vargas

Alonso de Mestanza Carabajal

Concejo, justicia y corregimiento de la ciudad de Andújar

Diomedes de Valdivia

NOMBRE INVERSIÓN (MARAVEDÍES)

93.750

127.500

97.500

120.000

93.750

112.500

100.000

75.000

127.500

225.000

200.000

93.750

262.500

150.000

525.000

100.000

450.000

600.000

452.500

618.750

450.000

298.750

160.000

93.750

93.750

93.750

300.000

487.500

131.250

1.661.250

225.000

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Fuente: Archivo de Simancas. CC Generales. 360

Conocer la filiación de los compradores noresulta nada fácil, aunque creemos que merecela pena profundizar en ese aspecto, ya que mu-chos de los descendientes directos de quienes ac-cedieron a la propiedad de la tierra en aquellosmomentos nos los volveremos a encontrar du-rante mucho tiempo, prácticamente hasta el díade hoy, entre los mayores propietarios que do-minan no ya sólo la estructura de la propiedadde la tierra en el municipio de Andújar, sino tam-bién en Jaén y Andalucía. El grupo más nume-roso de cuantos se beneficiaron con las ventasformaba parte de la vieja oligarquía local quecontrolaba todos los resortes del poder político yeconómico de la ciudad desde el momento de laReconquista, gracias a las abundantes mercedesconcedidas por los monarcas castellanos, a loscuales les habían servido o habían luchado a sulado en las múltiples guerras internas y exterio-res que por entonces sacudían al país. Apellidoscomo Pérez de Vargas, Palomino, Escabias, Agui-lera, Párraga, Cárdenas, Albarracín, Pérez deValenzuela, Sirvente, Reynoso o Piédrola, figu-raban en la relación de varones señalados en ar-mas y letras que ha tenido en todos tiempos la ciudadde Andújar, la cual daba a conocer el historiadorlocal Antonio Terrones en 1657 (Terrones Ro-bles, 1996). Todas estas conspicuas familiasiliturgitanas poseían colmenares en la fracciónserrana del término que destinaban de un modo

preferente a la fabricación de cera, con la queiluminaban sus fabulosas mansiones urbanas yatendían al culto de sus propias capillas, sin des-preciar el comercio que podían efectuar con talproducto. Recordemos, a estos efectos, que laactividad productiva derivada de las colmenasalcanzó su máximo apogeo durante el siglo XVIy la primera mitad del XVII, momento en queAndújar se configuró como uno de los principa-les centros apícolas de la Península Ibérica. Enun Acta del Cabildo iliturgitano fechada el 31 deenero de 16873, se aseguraba que en el términose habían llegado a contabilizar algunos añosantes hasta cuarenta mil colmenas, cuyos exce-lentes rendimientos proporcionaban a sus due-ños vna porzion mui conziderable de dinero». La mielse exportaba hacia las ciudades de Jaén y Granada entanto que la cera «la sacauan para Castilla los lenzerosy anguezes que cargauan requas y auia personas quetenian por tratto el almazenar la zera juntando muibuenas pilas...

Algunas de estas personas llegaron a acapa-rar una gran cantidad de tierra, al menos si te-nemos en cuenta el gran desembolso económi-co que realizaron en su adquisición. Así, porejemplo, Toribio de Valtodano, Alférez mayor dela ciudad, invirtió 987.500 maravedíes en la com-

Diomedes de Valdivia

Diomedes de Valdivia

Diomedes de Valdivia

Juan de Quero

Benito Pérez de Vargas

María Jurada

Alonso de Cárdenas Regidor

Convento de monjas de Santa Clara de Andújar

Total

NOMBRE INVERSIÓN (MARAVEDÍES)

3 Archivo Histórico Municipal de Andújar. Actas capi-tulares del 31 de enero de 1687.

70.000

75.000

293.750

375.000

243.750

35.000

75.000

150.000

13.227.500

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

pra de tres colmenares, lo que lo convierte en elmayor comprador individual de todo el térmi-no. Algo menos, 975.000 maravedíes, gastóManuel de Cárdenas en la compra de dos colme-nares. Si a estas les sumamos las adquisicionesefectuadas por otros Cárdenas (Gome, Pedro,Luís y Alonso), la suma rebasa los dos millonesde maravedíes, lo que nos da idea del poder eco-nómico de esta familia. Otros grandes compra-dores fueron Juan Alonso de Piédrola (693.750maravedíes en dos compras), Diomedes de Val-divia (663.750 maravedíes en cuatro compras),los Pérez de Vargas, Francisco y Benito, (731.250maravedíes en dos compras) o los Quero, Ma-nuel y Juan, (475.000 maravedíes en dos com-pras).

En algunos casos, las compras efectuadas porestos pudientes individuos y clanes familiares sevieron envueltas en una fuerte polémica, quellegó a desembocar, incluso, en los tribunales dejusticia. El más afamado, y dilatado en el tiem-po, de los pleitos seguido por este motivo, fue elque enfrentó a la Cofradía de Nuestra Señora dela Cabeza con Juan Alonso de Piédrola y Peñuela,cuyo inicio se remonta al 10 de enero de 1573.Su resolución no se produciría hasta 1945, o sea,casi cuatro siglos después. El contencioso man-tenido se centraba en la pertenencia de las de-hesas situadas junto al Santuario de la Virgen dela Cabeza, adjudicadas a Piédrola por Gerónimode Fuentes ante el desconocimiento de la Cofra-día de que la venta se iba a llevar a cabo. Dehecho, ésta ya venía usufructuando esas tierrasdesde muchos años antes y era lógico que hicie-ra postura por ellas para asegurarse su propie-dad. Durante siglos el conflicto se mantuvo abier-to por la negativa sistemática del Marqués delCerro de la Cabeza, heredero de Piédrola, y desus sucesores, a avenirse con la Cofradía matriz4.

Junto a estos oligarcas, también accedierona la propiedad de la tierra en aquellos momen-tos otros colmeneros más humildes que se dedi-caban profesionalmente a esta actividad y seagrupaban en la Cofradía y Hermandad de SanLorenzo, creada en 1502 con el fin de defendermejor sus intereses. El propio Prioste de la Her-mandad, Sancho Serrano, figuraba entre los

compradores aunque con una cifra de tan solo140.000 maravedíes. También debían de ser pe-queños colmeneros Bartolomé Villar y otros docesocios que compraban un colmenar por valor de127.500 maravedíes; o Francisco de Villar, queempleaba 131.250 maravedíes en la compra deotro colmenar.

Por último, el Ayuntamiento de Andújar fuequien más gastó en la compra de colmenares, yaque llegó a invertir la nada despreciable canti-dad de 1.661.250 maravedíes en la adquisición,entre otros, de algunos de los más extensos bal-díos localizados en la porción septentrional deltérmino que formaba límite con la provincia deCiudad Real. Aunque no pueden determinarsecon exactitud las causas que llevaron a realizartan importante esfuerzo inversor, es muy pro-bable que la compra de baldíos estuviera moti-vada por el deseo de los munícipes de seguirposeyendo bienes rústicos en los distintos ámbi-tos territoriales del término, a partir de los cua-les no solo se garantizara la trasterminancia anualdel ganado del vecindario, sino también la ex-tracción de otro tipo de recursos imprescindi-bles en la vida cotidiana (aprovisionamiento demaderas y leñas para la construcción y el hogar,fabricación de carbón, etc.).

En definitiva, la venta de baldíos sentó lasbases de la estructura de la propiedad de la tie-rra en la fracción serrana del término, que des-de entonces aparecerá dominada por un reduci-do grupo de familias iliturgitanas asentadas so-bre extensos predios, gracias a los cuales pudie-ron seguir exteriorizando durante siglos su om-nímodo poder económico, político y social.

Dando un gran salto en el tiempo, a media-dos del siglo XVIII el Catastro del Marqués de laEnsenada no viene sino a confirmar lo que yasabemos. Esta magnífica fuente de información,

4 La solución definitiva a este conflicto, como hemosdicho, no llegó hasta 1945, momento en que la SociedadAnónima Monturque, propietaria de la finca, decidió ven-der a la Cofradía de la Virgen de la Cabeza, representadapor el Director General de Regiones Devastadas, la Dehesadel Cerro de la Cabeza al precio simbólico de 100 pesetas lafanega (Torres Laguna, 1959).

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

a diferencia de la anterior, nos permite hacer unseguimiento mucho más exhaustivo de la pro-piedad privada y precisar los dominios por losque ésta se extendía, pues junto al nombre delpropietario, el Catastro ofrecía el de las fincasque le pertenecían con su correspondiente cabi-da superficial. La reconstrucción del mapa de lapropiedad privada, en cualquier caso, entrañalos riesgos derivados de la cambiante denomi-nación histórica de los predios, que en algún casohace prácticamente imposible su actual locali-zación.

Entre los propietarios privados, cuya rela-ción detallada se ofrece en el Cuadro 2, el grupode mayor relevancia social y el que más tierrasacaparaba, estaba integrado por los representan-

tes de distintas casas nobiliarias radicadas en laciudad de Andújar a mediados del XVIII, cuyosascendientes directos figuraban entre los com-pradores de baldíos en tiempos de Felipe II. Es-tos no sólo habían conseguido mantener intac-tas sus propiedades hasta esos momentos, sinoque, en algunos casos, las habían incrementadode forma sustancial por medio de toda clase dealianzas matrimoniales, muy comunes en la altasociedad iliturgitana de aquellos tiempos. Enocasiones, incluso, tales alianzas desbordaban elámbito iliturgitano para extenderse por otrospuntos de la provincia, lo cual acababa confi-riendo a estas casas nobiliarias un inmenso po-der económico y social sobre extensas porcio-nes del territorio jiennense (Palomino León,1996).

Cuadro 2.- Propietarios privados de montes a mediados del siglo XVIII.

Fernando del Rincón 5.062

Juan de Cárdenas Ponce 9.061

Roque Jiménez 4.433

Alonso Valenzuela 3.842

Marqués del Cerro 4.920

Conde de la Quintería 27.868

Juan Delgado 5.348

Hdos. de Joaquín Armijo 3.032

Ana Chircoya 2.811

Marqués de la Merced 15.937

Francisco de Cárdenas Manrique 3.234

Colegio de la Compañía de Jesús 7.110

Pedro de Quero 5.270

Juan de Vargas 9.046

María Beatriz de Piédrola 4.152

Juan de Ortiz 2.616

Proindiviso (Antonio Valenzuela, Juan de Vargas y Conde de la Quintería) 7.719

PROPIETARIO Nº depropiedades

Extensión(fanegas)

7

6

3

9

4

19

3

2

3

10

3

5

5

5

2

3

2

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ELUCIDARIO

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

PROPIETARIO Nº depropiedades

Extensión(fanegas)

Fuente: Catastro de Ensenada. Respuestas Generales.

El más importante de estos nobles era, sin duda,el Conde de la Quintería, propietario de 19 de-hesas que ocupaban 27.868 fanegas, lo que equi-valía, aproximadamente, a la mitad de toda lasuperficie que poseía en el término de Andújar,cifrada en 36.271 ha5. Al margen de otras con-notaciones, lo que nos demuestra este hecho,muy frecuente por lo demás entre los grandespropietarios iliturgitanos, es la estratégica distri-bución de la gran propiedad entre los diferentesdominios bioclimáticos del término, lo que po-sibilitaba una correcta gestión de la explotaciónganadera (desplazamiento anual desde lasrastrojeras a los pastaderos de altura), amén deotro tipo de complementariedades imprescindi-bles para la empresa agraria.

Descendiente de la familia Cárdenas –en1734 ostenta el título Manuel de Cárdenas Pa-lomino y en 1745 Diego de Cárdenas Miranda–y emparentado con los Valdivia6, las propieda-des del Conde de la Quintería se extendían portoda la zona del Encinarejo, a uno y otro ladodel Jándula, donde poseía las dehesas La Tina-

juela, Valmayor, Valhondillo, Cabrera Alta, Ca-beza del Asno, Las Pilas, Pie de Asno, Enjambra-dero, Navamuñoz, Enjambradero inmediata alsitio de los Atalayones, Valdecamellas, Torde-navas, Cobatillas, Don Benito, Peña Caballera,Raso de Valtierra, Pino y Barranco de Ortiz, Val-delasvaras, Malabrigo y Torbiscales. Además deeste patrimonio que ostentaba a título individual,disponía, en régimen de proindiviso con Anto-nio Valenzuela y Juan de Vargas, de dos dehe-sas, Fontanarejo y Los Escoriales, la primera delas cuales figuraba como la más extensa de cuan-tas existían en el término de Andújar, con 5.899fanegas.

5 Eso hacía del citado Conde el tercer gran propietariode Andalucía, después de la ciudad de Almería (56.231 ha)y del Conde de Fuentesauco, cuyas propiedades en el tér-mino municipal de Jódar afectaban a 47.557 ha (Artola,Bernal y Contreras, 1978).

6 Así lo afirmaba el propio Conde en un litigio sobre lapropiedad de sus fincas mantenido 1734, en el que alegabaser descendiente de Gome de Valdivia, comprador de bal-díos a Gerónimo de Fuentes.

Diego Messía 4.080

Antonio Valenzuela 2.516

Antonio Messía 3.232

Francisco Escamilla 2.000

Convento de San Juan de Dios 1.489

García Sirvente Pérez de Vargas 1.528

Hermanos Cañete 3.080

Manuel de Vago 1.168

Marqués de Villalta 3.762

Cofradía de ancianos de Andújar 1.028

Manuel Valenzuela 600

Manuel Vago y Cofradía Parroquia Santa María 2.000

Total 147.944

2

4

2

1

1

1

1

1

1

1

1

1

108

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ELUCIDARIO

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Otros grandes propietarios pertenecientes ala nobleza iliturgitana eran el Marqués de la Mer-ced, el Marqués del Cerro y el Marqués de Vi-llalta. El primero de ellos, descendiente de unarama de la familia Piédrola, poseía diez dehesas:Traperos, Camarmas, Suelo Viejo, Carriso, Huel-gas de Valtierra, Malabrigo, Merced, Navarrodri-go, Ambroz y Fuente del Villar, que ocupabanuna superficie conjunta de 15.937 fanegas.

El Marqués del Cerro ostentaba el título con-cedido por Carlos II a Diego Alonso de Tavira en1698. Descendiente directo de Juan Alonso dePiédrola Peñuela al que ya hemos aludido cuan-do hacíamos referencia al litigio que mantuvosobre las propiedades del Cerro del Cabezo, po-seía las dehesas Nava la Virgen, Valdominos,Valguejigos y Arroyo del Peñón, con una cabidatotal de 4.920 fanegas.

El Marqués de Villalta, por último, disponíade tres dehesas bajo una misma linde, Colodre-ras, Posada Vieja la Baja y El Pizarro, que ocu-paban una extensión de 3.762 fanegas.

Casa del Conde de la Quintería (La Quintería. Villanueva de la Reina).

Emparentados directamente con estas casasnobiliarias, aunque a mediados del siglo XVIIItodavía no disfrutaban de título alguno, apare-cían distintos propietarios a los que también de-bemos considerar como herederos del patrimo-nio que habían adquirido sus antepasados en elsiglo XVI. Sus apellidos ya los hemos visto: Cár-denas, Valenzuela, Quero, Vargas, Messia, etc.El mayor de estos hacendados era Juan de Cár-denas Ponce, dueño de seis dehesas, Alardilla,Sahornil, Mingorramos, Tamujar, Malcasado yCharco de la Anea y Cobatillas, que ocupaban9.061 fanegas. Le seguía en el escalafón Juan deVargas, dueño de cinco dehesas (Poyuelo,Atalayones, Navas de Pedro Vagar, Nava de Mar-tín Velasco y Escoriales), con una cabida algomenor: 9.046 fanegas. Para no hacer más largaesta relación baste con reseñar, para finalizar, aPedro de Quero, propietario de las dehesasCándalo, Barranco, Valdelagrana, Valdeleche yMartingordo, todas las cuales ocupaban algo másde cinco mil fanegas, exactamente, 5.270 fane-gas.

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Una serie de propietarios individuales, sinapellidos de abolengo, conformaban un tercergrupo cuyas propiedades no eran nada desde-ñables. Sirvan como ejemplo Fernando del Rin-cón, propietario de siete dehesas con 5.062 fa-negas; Roque Jiménez, residente en Arjonilla,que poseía 3 dehesas con 4.433 fanegas; o JuanDelgado, vecino de Higuera de Calatrava, due-ño de tres dehesas con una cabida conjunta de5.348 fanegas.

Por ultimo, distintas instituciones tambiénestaban incluidas en el Catrasto de Ensenadacomo grandes propietarias de tierras. Curiosa-mente, la única de éstas que aparecía entre loscompradores de baldíos, el Convento de Monjasde Santa Clara, había desaparecido del listadode propietarios en Andújar a mediados del XVIII.En su lugar lo hacían la Cofradía de Ancianos deAndújar (1028 fanegas), el Convento de SanJuan de Dios (1.489 fanegas), la Cofradía de laParroquia de Santa María (2.000 fanegas), o elColegio de la Compañía de Jesús (7.110 fane-gas). En todos los casos se trataba de nuevos pro-pietarios que habían accedido a tal condición,por distintos procedimientos, en algún momen-to del siglo XVII o primera mitad del XVIII.

El caso mejor documentado es el de la Com-pañía de Jesús, que figuraba en el Catastro deEnsenada en un lugar preeminente debido a laextensión de tierras que poseía en sus cinco de-hesas, cuatro de las cuales se localizaban en ElContadero (Rebuelbe, Rincón, Asconilla y Ro-dadero), además de la dehesa Navalasborricas.Esta gran propiedad tenía su origen en la dona-ción testamentaria hecha por Francisco Pérez deVargas en 1606, con el fin de que la Compañíapudiera instalarse en Andújar y crear un colegiodestinado a impartir clases gratuitas a todos loshabitantes de la ciudad. Con las rentas proce-dentes de los bienes legados (rústicos, urbanos ycensos redimibles), pudo atenderse durantemuchos años el pago de los maestros, de formaque la institución creada tuvo continuidad enAndújar hasta el momento en que se decretó laexpulsión de España de la Compañía y se pusie-ron en venta todos sus bienes.

Gracias a un interesante trabajo de Francis-co Luis Vico, sabemos que la dehesa Navalasbo-rricas se vendió al Marqués del Puente de la Vir-gen por 3.500 reales, una cifra completamenteirrisoria para las 1.200 fanegas de tierra que sereconocían de cabida en 1768 (2,9 reales la fa-nega). Pensemos que un sólo pie de olivo de losmuchos que se vendieron tras la desapariciónde la Compañía, costó, por termino medio, en-tre 50 y 150 reales, y que la fanega de tierra depan sembrar se vendió a 857 reales (Vico, 1983).

El adjudicatario de la dehesa del Contaderono lo conocemos, puesto que su venta se dilatódebido a ciertos problemas legales, aunque sí sa-bemos que pujaron por ella Francisco de PaulaValenzuela y Ana Serrano. Sea cual fuere el re-sultado final, lo cierto es que las cantidades ofer-tadas por ella, 28.000 y 18.000 reales, respecti-vamente, no difieren mucho, en lo que a la apre-ciación de la tierra se refiere, de lo sucedido enNavalasborricas. La mejor de las posturas, la deFrancisco de Paula Valenzuela, ofrecía por cadauna de las 3.900 fanegas poco más de 7 reales,mientras que Ana Serrano rebajaba aún más eseprecio hasta situarlo en los 4,6 reales por fanega.

Además de este aspecto, el estudio de Viconos permite conocer otro no menos importanterelativo a la composición de los bienes rústicosheredados por la Compañía de Jesús. A falta dedatos correspondientes a otros grandes hacen-dados iliturgitanos, creemos que estos puedenayudarnos a comprender mejor las característi-cas que definían a los grandes propietarios quese habían hecho con el control de la Sierra deAndújar tras la Reconquista. Su patrimonio te-rritorial, como puede apreciarse en el Cuadro 3,estaba compuesto, además de por las cinco de-hesas ya mencionadas, situadas en la parte másáspera del término, por un número importantede hazas de tierra calma (336 fanegas) y por oli-vares, viñas y huertas cuya extensión era mu-cho menor, aunque una buena parte de las mis-mas se localizaban sobre los mejores suelos de lavega del Guadalquivir. Esta complementariedadera la que guiaba el funcionamiento de la granpropiedad tanto en sus aspectos agrícolas comoganaderos.

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Dehesas

Olivares

Tierra calma

Viñas

Huertas

Colmenas

Cuadro 3.- Patrimonio territorial de la Compañía de Jesús en Andújar.

Fuente: Vico (1983). Citado en bibliografía. Elaboración propia.

Clase1.606

(fanegas)1.757

(fanegas)1.768

(fanegas)

A lo largo de los casi dos siglos que perma-necieron los jesuitas en Andújar, la herencia te-rritorial recibida permaneció prácticamente in-variable. No obstante, sí pueden observarse cam-bios significativos en la distribución superficialde la misma, con una tendencia creciente a dis-poner cada vez de más tierras cultivadas y me-nos extensión de dehesas. Este cambio, que de-bió ser muy semejante al que experimentaronotras grandes propiedades en esta misma época,estuvo motivado por la baja rentabilidad de lasdehesas en comparación con los olivares o lastierras de sembradura que podían obtenersemediante la roturación de las mejores porcionesdel monte mediterráneo. Es muy probable quela Compañía cediera estas tierras en arrenda-miento y que fueran los arrendatarios quienesse encargaran de ponerlas en cultivo, abonandoanualmente a la propiedad la renta establecidapor el usufructo.

Por lo que respecta a los bienes de propiosincluidos en este dominio, el conjunto más vo-luminoso estaba integrado por las dehesas Sar-dina, Vedrio, El Risquillo y Mingonegro, conti-guas todas ellas y enclavadas en la porción másseptentrional del término, lindera con la provin-cia de Ciudad Real. Más al sur, a occidente delSantuario de la Virgen de la Cabeza, las dehesasPeñarrubia y Almohadilla también formabanparte del rico patrimonio municipal iliturgitanoy cumplían a la perfección las funciones asigna-

das por el Cabildo. Todos estos predios los habíaadquirido el Ayuntamiento de Andújar a Geró-nimo de Fuentes en el momento de ponerse enventa los baldíos del término. La existencia deun Censo con el que estuvieron grabados du-rante siglos los bienes de propios del municipio,el famoso Censo de Jedler, pudiera tener su ori-gen en el crédito recibido por la ciudad para ha-cerse con el control de este grupo de baldíos.

Camino de acceso al monte Sardina.

La presencia de este reducto de propiedadpública, especialmente importante en los confi-nes de Sierra Morena, no podía tener otra justi-ficación, como ya se ha dicho, que garantizar latrasterminancia del ganado riberiego del térmi-no y facilitar la extracción de otro tipo de recur-sos tremendamente útiles para los vecinos. En

(número) 5

(pies) 4.132

336

5

2

(número) 168

6.930

153

95

16

6

5.100

193

692

10

6

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

este sentido, estas dehesas cumplían unas fun-ciones complementarias a las que desempeña-ban el conjunto de bienes de propios enclava-dos en las inmediaciones de la ciudad, muchomás proclives a su arrendamiento o cesión confines agrícolas.

Desde su adquisición, sin embargo, todosestos bienes de propios se vieron sometidos a lasfuertes presiones privatizadoras que desplegabanlos grandes propietarios colindantes con ellos.Algunos de estos, como el Marqués de la Mer-ced, llegaron incluso a usurpar tierras de la De-hesa de la Sardina a partir de una de sus propie-dades contiguas, la Dehesa de la Fuente del Villar.Por ello, en 1801, el Ayuntamiento de Andújarse veía en la obligación de iniciar conversacio-nes amistosas con el citado noble para que de-volviera al caudal de propios de la ciudad las tie-rras que le había arrebatado de una forma com-pletamente ilegal7.

En la porción suroccidental del interfluvioJándula-Yeguas, integrada actualmente en elmunicipio de Marmolejo, las dehesas Santa Isa-bel, La Cabrera y Piedras Bermejas, así como elbaldío de Valdelipe, también formaban parte delpatrimonio rústico del Ayuntamiento iliturgita-no, que dispuso de ellas hasta el momento de lasegregación de Marmolejo. La conflictividad ori-ginada por el aprovechamiento de estos bienes,determinó durante siglos las tensas relacionesentre la ciudad de Andújar y el lugar de Mar-molejo, pues los vecinos de uno y otro términoaspiraban a aprovecharse de esos bienes de for-ma excluyente.

Todos estos montes se hallaban perfectamen-te conectados entre sí y comunicados con la ciu-dad de Andújar y las vecinas tierras manchegasa través de una tupida red de sendas y caminosque todavía era apreciable en los planos que selevantan del término durante el último cuartodel siglo XIX, cuando se procede a la elabora-ción del Mapa Topográfico de España. De entretodas estas vías de comunicación, que en senti-do perpendicular o paralelo al valle del Guadal-quivir surcaban la sierra, sobresalía una por suantigüedad y elevado tránsito. Reconvertida en

carretera en la mayor parte de su trazado (Ca-rretera Andújar-Puertollano), la vía que actual-mente secciona el Parque Natural de la Sierrade Andújar en dos mitades, era conocida comoCordel de Puerto Suelta (Corchado Soriano,1963). Procedía de las villas manchegas deMestanza y Solana del Pino y cruzaba el Puertodel Hontanar hasta el Cerro de la Cabeza, desdedonde se dirigía hasta Andújar.

1. 2. Propios y baldíos en Baños de la Encina.

Las noticias sobre los montes de Baños de laEncina no son tan abundantes como las de An-dújar aunque sí pueden rastrearse más en el tiem-po. Sabemos, por un trabajo de Juan Muñoz-Cobo, que el conjunto de estos montes se asig-naron a la villa de Baños en 1246, momento enque el Concejo de Baeza, de quien dependía, leconcedió término privativo a este lugar enclava-do en Sierra Morena (Muñoz-Cobo, 1977). Apartir de aquella concesión y de otras que se rea-lizan en fechas inmediatamente posteriores,empiezan a diferenciarse los montes en dos gran-des grupos en cuanto a su sistema de aprovecha-miento. La mayor parte de estos conformabanlos baldíos del término, aunque a todos los efectostenían el carácter de bienes comunales y comotales podían ser utilizados de manera libre y gra-

Cordel de Puerto Suelta (Carretera Andújar-Puertollano).

7 Actas del Ayuntamiento de Andújar. Sesión del 31de octubre de 1801.

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

tuita por el vecindario. Por el trabajo ya citadode David Wassberg, sabemos que en siglo XVI seprodujeron un total de 87 ventas de suertes detierras en esta zona, todas ellas debidas al juezDiego de Argote, que arrojaron un valor de624.177 maravedíes (Wassberg, 1983 b). Si secompara con lo sucedido en Andújar, fácilmentese comprueba que debieron ser, por tan alto nú-mero y escaso valor, pequeñas porciones de mon-te, que bien se encontraban ya ganadas para laagricultura o bien se destinaban a posadas de col-menares, pues en todo este término también de-bió alcanzar una gran relevancia la apicultura.

Por otro lado, desde finales del siglo XIII, lavilla disponía de una dehesa del Concejo, Nava-morquí, a la que sucesivamente se incorpora-rían como bienes de propios otras tres dehesas:Llano (o del Santo Cristo), Corrales y Navarre-donda. Todas ellas constituían el grupo de dehe-sas cerradas, que gestionaba y administraba di-rectamente el Ayuntamiento y que, por reglageneral, se arrendaban anualmente a los gana-deros trashumantes.

El Catastro de Ensenada es mucho más pre-ciso a la hora de informarnos sobre los diferen-

tes montes que integraban el término. Según losdatos que hemos extraído de él (Cuadro 4), amediados del siglo XVIII se contabilizaban enBaños de la Encina un total de diez dehesas depropios, que ocupaban las inmediaciones delnúcleo urbano y se extendían sobre 6.211 fane-gas, a las cuales habría que añadir 49.564 fane-gas de tierras baldías localizadas en la porciónmás septentrional del término, limítrofe conAndújar y con las villas manchegas de Mestanzay El Viso.

Navamartina

Nava del Rey

Llano

Corrales

Cuarto de la Jarilla

Navarredonda

Navamorquí

Almadenejo

Cuellos

Cerromojuela

Baldíos

Total

Vista de Sierra Morena (Interfluvio Jándula-Rumblar)

Cuadro 4.- Bienes de propios de Baños de la Encina a mediados del siglo XVIII.

Fuente: Catastro de Ensenada. Elaboración propia.

Extensión (fanegas)MONTE

163

129

300

250

69

3.500

400

400

500

500

49.564

55.775

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Cada una de estas dehesas proporcionabandistintas utilidades tanto al vecindario como asus ganados (Cuadro 5). Incluso podían aprove-charse de ellas los ganaderos trashumantes (me-

rino) y los del municipio de Bailén, queusufructuaban de manera exclusiva dos dehe-sas de los propios de Baños.

Cuadro 5.- Utilidades de las dehesas de propios de Baños de la Encina a mediados del siglo XVIII.

NOMBRE UTILIDADES

Navamartina Monte bajo, herbaje (vacuno y cabrío) y bellota

Nava del Rey Monte bajo, herbaje (vacuno y cabrío) y bellota

Llano Monte bajo, herbaje (merino) y bellota

Corrales Monte bajo, herbaje (merino) y bellota

Cuarto de Jarandilla Monte alto, bajo, herbaje y bellota (renta de Miranda)

Navarredonda Monte alto, bajo, herbaje (merino) y bellota

Navamorquí Monte alto, bajo, herbaje (merino) y bellota

Almadenejo Monte alto, bajo, herbaje (yeguar) y bellota

Cuellos Usufructúa los pastos Bailén

Cerromojuela Usufructúa los pastos Bailén

Fuente: Catastro de Ensenada. Elaboración propia.

En cuanto a los baldíos, también formabanparte del caudal de propios del municipio, si bienpor encontrarse muy alejados del casco urbanoel Ayuntamiento no ejercía ningún tipo de con-trol sobre esta fracción territorial. De hecho,cuando las actas capitulares y otros documentosoficiales aluden a la sierra para referirse a estaparte del término, se advierte claramente quesu uso era comunal y que cualquier vecino po-día acceder al disfrute de sus bienes sin autori-zación expresa del Concejo y sin ningún tipo decontrapartida económica por su utilización. Esono sucedía, sin embargo, con las dehesas máscercanas a la población, arrendadas sistemática-mente a ganaderos trashumantes o utilizadaspor el ganado del vecindario, pero siempre pre-vio pago de la tasación correspondiente (Herr,1991).

Intercalada en esta amplia masa de bienesmunicipales, se encontraban numerosas suertesde tierra sobre las cuales el vecindario sólo teníael dominio útil pero no la propiedad. Su rela-ción también la ofrecían las Respuestas Genera-les del Catastro de Ensenada. Las denominadas

huertas de sierra, a cada una de las cuales se leasignaban 16 fanegas de extensión, se localiza-ban en la Aliseda, Tembladeros, Saz, Argamasi-lla, Carvajal, Morquihuelo, Ornillo, Barbuda yHuerta de Espinosa. Por su parte, las vides, queocupaban una extensión de 130 fanegas, se en-contraban en los sitios de Burrucal, Marquesa,Aliseda y Arilla. Por último, las tierras de labor,sembradas esporadicamente, se encontraban enla Atalaya, Doña Eva, Parrilla, el Pinto, Nava-rredonda, Loma de Villas, Era de don Juan, Ma-risanta, las Lavores, Juan de las Bacas, Majadi-llas, Morquihuelo, Cuellos y Llanos.

También toda esta zona se encontraba sur-cada por infinidad de caminos, de los cuales elmás importante comunicaba Hoyo de Mestan-za, a través del valle del Jándula, con la Veredade la Plata o Camino de Andalucía. El camino,en su parte más septentrional, servía de líneadivisoria entre Baños de la Encina y lo que pa-sados los años llegaría a ser el término munici-pal de Villanueva de la Reina, para caer por LosEscoriales hasta la ciudad de Andújar (actualcarretera de Los Escoriales y El Centenillo).

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Carretera de Los Escoriales a El Centenillo.

1. 3. La colonización carolina y la asigna-ción de montes en las Nuevas Poblaciones.

Junto con las suertes y demás enseres agrí-colas repartidas a título individual, la Instruc-ción de Carlos III, mediante la cual se establecíael Fuero de las Nuevas Poblaciones8, determinabaque a cada Feligresía o Concejo se le asignaríauna dehesa boyal para la suelta y manuntención delas yuntas de labor; pero los pastos sobrantes de estasDehesas, si los hubiere, no se podrán arrendar, y ser-virán para baqueriles del Ganado vacuno de cria, ycerril; para reponer con él las yuntas, sin que la Mesta

8 Real Cedula de su Magestad, y señores de su Conse-jo, que contiene la Instrucción y fuero de población, quese debe observar en las que se formen de nuevo en la Sie-rra Morena con naturales, y extrangeros Católicos (1767).Madrid. Oficina de Don Antonio Sanz.

Magaña

Santa Elena

Ocho Casas

La Fernandina

Las Correderas

La Carolina

Isabela

Navas de Tolosa

Venta Nueva

La Alisesa

Miranda del Rey

Aldeaquemada

Vista Alegre

El Portazgo

Universidad

de Jaén

Poblamiento carolino a principios del s. XIX.

0 14Km

Fuente: Elaboración propia.

Aldeaquemada

La Carolina

Santa Elena

Mapa 2

Universidad de Jaé n

Análisis Geográfico Regional

ni otro algun Ganadero pueda adquirir posesión, niintroducir otra especie diversa de Ganados, acotandosey amojonandose estas Dehesas boyales, y colocandolasen un parage, que además de tener aguas para abre-vadero, este á mano para todos los Lugares, que com-ponen el Concejo, si fuera posible.

La existencia de estos espacios de uso co-mún resultaba fundamental para el funciona-miento del nuevo sistema agrario que tratabade implantarse, ya que a cada colono, según elFuero, estaba previsto asignarle una pareja debueyes y otras cabezas de ganado menor (cincoovejas, cinco cabras, cinco gallinas, un gallo yuna puerca de parir), cuya alimentación debíaestar permanentemente asegurada no sólo paragarantizar la colaboración de los animales en lasduras faenas que se realizaban en las explota-ciones agrícolas, sino también para contribuir alsustento de la familia campesina.

Fuente: Elaboración propia.

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Cuadro 6.- Dehesas boyales asignadas tras el Fuero de Población.

En virtud de esta disposición, a cada una delas Nuevas Poblaciones se le asignó una DehesaBoyal de diferente extensión, en función, lógi-camente, del número de colonos que estaba pre-visto instalar y del contingente de animales queera preciso atender. En los tres municipios que

estudiamos (MAPA 3), el tamaño de las Dehe-sas Boyales fluctuaba entre las más de mil dos-cientas hectáreas de Hueco de Martín Amigo (LaCarolina) y las cerca de quinientas de Colladode los Jardines (Santa Elena) (Cuadro 6).

Fuente: Archivo municipal de La Carolina. Elaboración propia.

MUNICIPIO NOMBRE Extensión (ha)

La Carolina Hueco de Martín Amigo 1.204

Santa Elena Collado de los Jardines 477

Carboneros Fuenlabrada 644

Guarromán Dehesa Boyal 1.159

Aldeaquemada Navalacedra 902

Dehesas boyales tras la colonización.

0 14Km

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía. Elaboración propia.

Collado de

los Jardines

Navalacedra

Hueco de

Martín Amigo

Universidad de Jaén

Análisis Geográfico Regional

Mapa 3

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Precisamente en este último municipio seregistró la única modificación importante en laasignación de Dehesas respecto a lo previsto ini-cialmente. Los vecinos pudieron comprobar muypronto que la Dehesa del Tamaral, calificadacomo Boyal, resultaba muy poco apropiada parael sustento del ganado vacuno, por lo que solici-taron el cambio de la misma por una serie desuertes distribuidas a distintos colonos en el Co-llado de los Jardines. En compensación, a loscolonos se les entregaría la Dehesa del Tamaral,mucho más proclive al cultivo agrícola. La In-tendencia aceptó la propuesta y desde ese mo-mento la Dehesa Collado de los Jardines y suensanche de Cañada Bellosa se disfrutaron comoDehesa Boyal, siendo utilizadas por el vecinda-rio de Santa Elena de manera libre y gratuita.

En estas dehesas no sólo pastaban los bue-yes sino también el resto de los animales de tirodel vecindario (caballos, mulos y asnos). Su censoen 1784 alcanzaba unas dimensiones de ciertaconsideración ya que en las cinco feligresías secontabilizaban un total de 1.091 bueyes, 169caballos, 116 mulos y 327 asnos (Ruiz González,1986). Estas dehesas ocupaban, obviamente, sólouna pequeña porción de la superficie montuosade los municipios que estudiamos, pues en lostres casos sus términos penetraban en la porciónmás escabrosa de Sierra Morena. Los montes queallí se localizaban cumplían otras funciones yproporcionaban una serie de utilidades que re-sultaban tan perentorias como la disponibilidadde pastos para el ganado de los colonos.

Ante todo, los montes constituían un mag-nífico espacio de reserva, dispuesto a ser rotura-do y puesto en cultivo en el momento en que sedisparara la demanda de tierras agrícolas, bienpor la llegada de nuevos colonos, bien por la in-suficiencia de las tierras ya labradas para cubrirlas demandas alimenticias de la población. Exis-tían en el interior de los montes porciones muyapropiadas desde el punto de vista topográfico yedáfico a las que podía recurrirse en cualquiermomento, ya que eran capaces de soportar unuso agrícola continuado con sólo aplicar sobreellas unas buenas dosis de esfuerzo humano y

animal en su desmonte y posterior preparaciónpara la siembra.

Los montes servían, por otro lado, para elsostenimiento de la cabaña ganadera local deovino, caprino y cerda, Los ganados del vecin-dario podían acceder a estos espacios de maneralibre y gratuita. Los pastos sobrantes de cada lo-calidad solían arrendarse a ganaderos trashu-mantes procedentes en su gran mayoría deGuadalajara, Cuenca y Teruel, que desde siglosantes ya venían utilizando estas sierras comoinvernadero.

Del resto de utilidades que proporcionabanlos montes a los colonos, la más extendida debióser la extracción de leñas. Tanto las denomina-das leñas muertas o rodantes, como las proce-dentes de la poda del arbolado, proporcionabancalefacción a los hogares en los duros mesesinvernales y se empleaban durante todo el añoen el cocinado de alimentos. De ahí que la ma-yor parte de los hogares dispusieran de leñerasen las que se apilaban cuidadosamente los tron-cos y el ramaje recolectados diariamente por loscampesinos. Su extracción resultaba libre y gra-tuita siempre que su destino fuera el consumodoméstico.

Lo mismo sucedía con el carbón vegetal quese fabricaba a partir del ramaje de encinas, al-cornoques, quejigos, brezos o madroños. Enhornos al aire libre denominados boliches, se ibadepositando el ramaje recolectado, que final-mente se recubría con una capa de tierra. Entrediez y quince días, según el volumen de biomasaacumulada, permanecía ardiendo el boliche, quese apagaba por sí mismo y daba origen al carbónvegetal (Urquijo, 1986).

Mucho más esporádico resultaba el aprove-chamiento de la bellota y de la corteza de losalcornoques. La primera servía para alimentar alas pequeñas piaras de cerdos integradas en lasexplotaciones de los colonos. La crianza de estosanimales resultaba vital pues de sus carnes, ela-boradas artesanalmente de múltiples formas,dependían los aportes proteínicos de la dieta fa-miliar. La corteza de los alcornoques, por su lado,se empleaba en la elaboración de colmenas, otra

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de las actividades arraigadas en los montes, asícomo en la fabricación de sillas.

La supresión del Fuero de las Nuevas Poblacio-nes, que se produjo definitivamente en marzode 1835, obligaba a los Gobernadores Civiles delas provincias afectadas a formar, en el plazo dedos meses, una memoria razonada en la que,entre otras cosas, debían señalarse a cada térmi-no los terrenos ó fincas que deba poseer como Propios,y de los que hayan de considerarse comunes ó de comunaprovechamiento, como dehesas boyales y otras9. Aun-que los Ayuntamientos de cada término se cons-tituyeron de forma casi inmediata, la asignaciónde bienes rústicos, en la que debía participar laDiputación Provincial, se demoró todavía variosaños, lo que originó un notable perjuicio eco-nómico a las arcas municipales y la queja uná-nime de todos los municipios, que achacaban atal anomalía el origen de las múltiples deficien-cias en la administración local (CamachoRodríguez, 1985). El propio Gobernador Civil dela provincia, en un escrito remitido a la Diputa-ción Provincial en 1837, calificaba de sumamentecritica la situación en que se encontraban lasNuevas Poblaciones, las cuales habiendoseles qui-tado los fueros y privilegios de que gozaban, han que-dado de peor condicion que los demas Pueblos de laProvincia, porque teniendo iguales cargas carecen delos derechos que estos por la inmediata, enbarazosa yhasta perjudicial dependencia que tienen de Adminis-tradores de la Hacienda Nacional que á cada paso lospone en los mayores conflictos segun los antecedentesque en su comprobacion obran en este GobiernoPolitico, y con las que se estan haciendo odiosos aque-llos empleos Municipales, sin embargo de que por lo

mismo he procurado dispensarles toda la Proteccionque esta en mis atribuciones, recomendandoles ademasá la Yntendencia en los diferentes casos que han ocu-rrido, pero de cualquier modo, debiendose nivelaraquellos Pueblos con los demas, escito el celo de laCorporacion central para que se sirva tomar enconsideracion este negocio10.

Para acabar con tal estado de cosas, en fe-brero de 1839, la Diputación Provincial, a ins-tancias del diputado Genaro Martín Lanzas,nombró una comisión que en union con el SeñorYntendente de la Provincia hicieran el señalamientode los bienes de propios, Comunes y de la Haciendaentre los que el Gobierno poseia en cada uno de estosPueblos11. Las conclusiones de la Comisión se hi-cieron públicas a mediados de 1837 y en ellas seasignaban a cada municipio una serie de bienesrústicos de diferente categoría jurídica (Cuadro7). Como se observa, cada municipio continuódisponiendo de una dehesa boyal para sustentodel ganado del vecindario, así como de variasdehesas más en concepto de bienes de propios.Además de los reseñados, los vecinos de La Ca-rolina podían disfrutar del fruto de la bellota delas dehesas Castillejo y Fuente la Araña, sitas enGuarromán, y los vecinos de Santa Elena deidéntico fruto en las dehesas Fuenlabrada yCerrillos de la Cruz de Carboneros.

9 Real decreto de 5 de marzo de 1835 suprimiendo elfuero de población y sus incidencias del modo que se ex-presa.

10 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2869/16.

11 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2840/1.

Cuadro 7.- Asignación de montes tras la abolición del Fuero.

MUNICIPIO

Aldeaquemada Chortal y Galayos Propios

Aldeaquemada Desesperada Propios

Aldeaquemada Cañada del Cambrón Dehesa Boyal

Aldeaquemada Navazo y Porroso Propios

Aldeaquemada Barranco de los Tejos Propios

Aldeaquemada Estrecho de las Carretas Propios

Categoría jurídicaMONTE

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Las dehesas boyales, como su propio nom-bre indica, estaban consagradas al sustento delganado boyal del vecindario, que gozaba de lafacultad de utilizarlas en todo tiempo de mane-ra gratuita. Excepcionalmente, los pastos sobran-tes podían subastarse a ganaderos locales oforáneos siempre que así lo acordara el Ayunta-miento.

Los bienes de propios, por su parte, se arren-daban anualmente a todo tipo de ganaderos yproporcionaban unos suculentos ingresos queiban a parar directamente a las arcas municipa-les. Las subastas de pastos podían realizarse paratodo el año o bien sólo para la invernada. En esteúltimo caso, el veranadero se reservaba para losganados del vecindario, sin que tuvieran quesatisfacer precio alguno por tal utilidad. Las fe-chas que comprendía el aprovechamientofluctuaban de un monte a otro, incluso dentrodel mismo municipio. En las dehesas Hueco deMartín Amigo (La Carolina) y Cañada del Cam-brón (Aldeaquemada), los pastos de verano po-día aprovecharlos el ganado de los vecinos entreel 3 de mayo y el 29 de septiembre.

Frecuentemente, como ya venía siendo ha-bitual en la zona, los pastos de invierno eran re-matados por ganaderos trashumantes proceden-tes de los Montes Universales. La única excep-ción que hemos podido constatar es la de

Fuente: Archivo de la Diputación Provincial de Jaén. Elaboración propia.

MUNICIPIO

Aldeaquemada Cerro de Venta de Santiago Propios

Aldeaquemada Abujeta de Martín Pérez Propios

La Carolina Hueco de Martín Amigo Dehesa Boyal

La Carolina Navamartina Propios

La Carolina Puntal Propios

La Carolina Barbuda Propios

Santa Elena Collado de Jardines Dehesa Boyal

Santa elena Cuarto de Magaña Propios

Santa Elena Cuarto de Santo Domingo Propios

Santa elena Cañada Bellosa Propios

Santa elena Los Calderones Propios

Categoría jurídicaMONTE

Aldeaquemada, cuyas dehesas, al menos entre1840 y el momento de su privatización, se arren-daron frecuentemente a ganaderos de cabríomanchegos, concretamente de La Solana (Ciu-dad Real).

Para facilitar la concurrencia a las subastasde los ganaderos trashumantes, en 1843 el Ayun-tamiento de La Carolina decidía celebrar estas el25 de marzo y 25 de abril12. Era este un buenmétodo no ya para asegurarse el arrendamientosino para obtener un mayor volumen de ingre-sos puesto que los trashumantes eran quienesmás alto pujaban por los pastos. Cuando las su-bastas se demoraban y no era posible la presen-cia de los dueños del ganado, estos contaban conel apoyo de apoderados locales a los quefacultaban para pujar y cubrir los tipos propues-tos por los Ayuntamientos. Estas personas eranlas mismas que luego solían emplearse comomayorales mientras el ganado permanecía en lospastaderos de invierno.

La fuerte presión que ejercía sobre el mer-cado de pastos la demanda de los ganaderos tras-humantes, permitía la realización de excelentesnegocios a los dueños de los pastaderos. Así pa-recieron entenderlo los gobernadores civiles que

12 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2822/2.

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se suceden en la provincia a mediados del XIX,cuando decidieron obligar a algunos Ayunta-mientos al arrendamiento de los pastos de lasDehesas Boyales para el invernadero. En el casode Santa Elena, para evitar las previsibles pro-testas del vecindario por este hecho, se procedióa la incautación de la dehesa Collado de los Jar-dines en 1848. Desde entonces, como los res-tantes bienes de propios, fue sometida a arren-damiento anual por la Administración de Fincasdel Estado. Pero ni siquiera esa intervención hizoacallar a los vecinos, que en 1852 reconocíanque a consecuencia del arrendamiento se ha per-judicado intensamente la riqueza de este Pueblo esen-cialmente agricola y concluira por la total estincion delas Labores de Bacuno tan utiles como economicasunicas que se emplean para la agricultura en estePueblo13. A pesar de las protestas la situación nocambiaría hasta unos años después.

En 1851 el Gobernador civil de turno obli-gaba al Ayuntamiento de La Carolina al arren-damiento de la dehesa Hueco de Martín. Lamáxima autoridad provincial entendía que estaera la forma más eficaz de cubrir con ingresosciertos el déficit que presentaban los presupues-tos municipales. Para la corporación y tambiénpara la Diputación provincial, que siempre es-tuvo a su lado en esta cuestión, la medida gu-bernativa no sólo era contraria a derecho sinoque había afectado de forma severa al desarro-llo de la cabaña ganadera local. De hecho, afir-maba, ante la imposibilidad de acceder a lospastaderos comunes, muchos colonos se habíanvisto obligados a abandonar sus suertes por faltade yuntas de vacuno que pudieran auxiliarlesen el trabajo agrícola14.

Junto a los trashumantes, algunos potentesganaderos locales también solían concurrir a lassubastas y hacerse con el arrendamiento de losmontes más próximos a sus localidades de ori-gen, especialmente cuando el aprovechamientode los pastos comprendía todo el año. Los dosejemplos más llamativos que hemos registradoson los de Martín de Cózar y Martín Noguera,ganaderos de La Carolina y Santa Elena, respec-tivamente, quienes resultaron adjudicatarios deuna buena parte de las subastas de pastos de sus

términos municipales. Se trata, en ambos casos,de ganaderos que disponían de enormes caba-ñas cuya alimentación no estaba garantizada conlos pastos que ofrecían las dehesas boyales y te-nían que recurrir a la compra de otros pastaderospara asegurar la viabilidad de sus empresas.

A veces, cuando hacían acto de presencia lasinfluencias políticas, ni siquiera se cumplía conla formalidad de las subastas. Así lo hacían saberdos ganaderos de Aldeaquemada a la DiputaciónProvincial en 1841. Se quejaban estos de que losCuartos Dehesas y Baldios de Pastos y hoja de su ter-mino, han sido arrendados sin convocar al Pueblo ylimitrofes; á precios tan bajos que no cubren la mitadde su valor quedandose los Concejales con parte de ellos,y el vecindario sin tener apenas donde mantener susganados, y haciendo ademas subarriendo á los foraste-ros15. Por ello reclamaban al organismo provin-cial que se tomaran medidas que evitaran el malmanejo de sus representantes. Pedidas aclaracionesal Ayuntamiento de Aldeaquemada, éste afirma-ba que seguía una tradición inaugurada precisa-mente por uno de los denunciantes cuando ocu-paba la Alcaldía del municipio. Ante tal estadode corruptela, la Diputación exigía al Ayunta-miento que de ahora en adelante convocara enla forma debida las subastas de las dehesas depropios de la localidad.

Otro conflicto asociado a la utilización de lospastos que emergió durante estos años tuvo quever con la desaparición de las viejas mancomu-nidades existentes durante el período de vigen-cia del Fuero. Algunos Ayuntamientos no teníanningún interés en mantener tales servidumbrespuesto que afectaban negativamente a los nive-les de ingresos de su caudal de propios. Así lohacía saber el Ayuntamiento de La Carolina enel momento de denegarle la entrada en su tér-mino a la vacada de Carboneros. Manifestaba lacorporación carolinense que no accedía a tal pre-

13 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2840/1.

14 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2840/1.

15 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2781/4.

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tensión porque ademas del perjuicio que se deja infe-rir ocasionan mas de seiscientas reses de Bacuno, seha tocado por la esperiencia que por ello no se hanvendido los pastos de las Dehesas de propios en dichosanteriores años que ya al presente producen mil y qui-nientos reales y cuya cantidad tendria que repartirseentre estos vecinos si se havian de cubrir las cargasmunicipales16. A pesar del pronunciamiento mu-nicipal, los vecinos de las Aldeas de La Fernan-dina y de Isabela sí eran partidarios de la pre-sencia de la vacada de Carboneros en los mon-tes de La Carolina, puesto que ellos se aprove-chaban durante el invierno de los pastos de estetérmino. En justa correspondencia, por tanto,debía dejárseles entrar ahora a los ganaderos devacuno en el término al que pertenecían ambasaldeas. Ante el cariz que tomaban los aconteci-mientos, el Ayuntamiento de La Carolina pedíaa la Diputación que vigilara este asunto y actua-ra con contundencia si fuera preciso.

El otro gran aprovechamiento ofertado porlos montes en estos momentos fue la leña, cuyaextracción comenzó a tasarse como cualquierotro esquilmo, derivándose de ello unos sucu-lentos ingresos para las arcas municipales. So-bre todo cuando ésta se demandaba para com-bustible por la floreciente industria minera. Elloimplicaba realizar extracciones voluminosas, porlas cuales los Ayuntamientos cobraban una can-tidad determinada por cada unidad de medida.El Ayuntamiento de La Carolina encontró unmedio excepcional de negocio en la venta debarda de los montes de propios a la CompañíaGeneral de Minas de España. Sólo en 1858 sevendieron a la citada empresa más de 225.000cargas de este producto, lo que supuso para lasarcas municipales unos ingresos superiores a los40.000 reales17.

Las compañías mineras radicadas en Linarestambién demandaban madera para fortificaciónde las galerías y otras necesidades de la explota-ción. En este caso, sin embargo, las reticenciasde los Ayuntamientos a conceder la extraccióneran mayores, sin duda porque ello comportabala tala del arbolado y, en definitiva, la pérdidade capital. No obstante las reiteradas negativasde las autoridades municipales se fundamenta-

ban casi siempre en el hecho de que las instala-ciones no se encontraban en su término. Esa si-tuación llevó al inspector de las minas linarensesa denunciar ante la Diputación Provincial en1843 la negativa del Ayuntamiento de La Caro-lina a conceder licencias de cortas en sus mon-tes públicos. Entendía que con ello no sólo sefrenaba el fomento y desarrollo que naturalmente hade esperimentar tan interesante industria, sino quetambién se auspiciaba la destrucción de los mon-tes por las cortas desautorizadas que necesariamentetienen que hacer los mineros18. La Diputación, fi-nalmente, ordenaba al Ayuntamiento que for-mara el oportuno expediente sobre estas solici-tudes y que lo resolviera de acuerdo con el pro-cedimiento administrativo.

Además de estos aprovechamientos de enor-me trascendencia económica, los montes siguie-ron proporcionando al vecindario otro tipo derecursos (maderas, bellota, corcho, etc.), cuyaextracción solían autorizar los Ayuntamientos sinponer ningún tipo de cortapisas.

Aunque las dehesas boyales y montes depropios estaban custodiados permanentementepor un servicio de guardería que se sufragabadesde las arcas municipales, éste se vio conti-nuamente desbordado por la fuerte presión queejercía el conjunto del vecindario sobre dichosbienes; desde los labradores más humildes hastalas poderosas autoridades locales, todos encon-traban en el patrimonio público una magnificafuente para obtener algún beneficio personal. Deahí que, antes de su privatización, una porciónsustancial de ese rico patrimonio presentara sig-nos alarmantes de deterioro ecológico y una fuer-te reducción superficial.

Los ataques más contundentes a la integri-dad territorial procedían generalmente de los in-dividuos con mayor poder, autoridades provin-ciales o locales que no dudaban en ejercer su

16 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2781/6.

17 Libro de intervención de la Depositaría de propiosde La Carolina. Archivo Histórico de La Carolina.

18 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2822/6.

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influencia para apoderarse de extensas porcio-nes de superficie pública. Uno de estos casos lorememoraban ante la Diputación provincial va-rios vecinos de la aldea de Navas de Tolosa en1842. En el escrito que remitían a este organis-mo señalaban que en 1830 el Intendente PedroPolo de Alcocer había donado graciosamente asu sobrino un pedazo de terreno que formaba partedel Hegido con la espresa condicion de plantarlo deOlivas en un plazo determinado lo que ni entonces nidespues ha verificado de modo que nulo el obgeto dela concesion ésta debe serlo y quedar la tierra ádisposicion del Comun para los diferentes usos de sudestino19. Requerido el Ayuntamiento de La Ca-rolina para que manifestara su opinión sobre elasunto, contestaba que la acción de Polo le pa-recía inmoral ya que los vecinos no pudierondefenderse en aquel momento de semejanteatropello ni contrariar las disposiciones arbitrariasdel Yntendente por no haber mas ley que su voluntad.Por todo lo anterior consideraban muy conformeá justicia que el mencionado terreno vuelba á el usoáque estaba destinado del que se pribó á los vecinosarbitrariamente no dejando el suficiente para el des-ahogo de sus Yuntas y ganados.

2. LAS SUCESIVAS DESAMORTIZACIONES

DECIMONÓNICAS.

Con ser importantes los procesos deprivatización del patrimonio público que tuvie-ron lugar en Sierra Morena occidental durantelos siglos XVI a XVIII, en modo alguno puedencompararse con los que se sucedieron a lo largode la centuria decimonónica. En este siglo se vana liquidar, a veces a precio de saldo, la prácticatotalidad de las tierras que aun permanecían enmanos de los Concejos en tanto que bienes depropios. El traspaso de ese importante patrimo-nio a manos de nuevos propietarios locales yforáneos, contribuirá a modificar de forma deci-siva la estructura de la propiedad de la tierra,dominada a partir de entonces en todo el ámbi-to que estudiamos por la gran propiedad priva-da, tanto de origen aristocrático como burgués.Frente a ella, una legión de pequeños propieta-rios servirá de soporte al sistema, afianzándolo

y consiguiendo que sobreviva al paso del tiem-po hasta llegar casi indemne a nuestros días.

La periodización de este dilatado proceso deprivatización decimonónico, viene marcada porla aparición de la Ley de desamortización gene-ral, promovida por Pascual Madoz y promulga-da el 1 de mayo de 1855. Antes de ponerse enmarcha la compleja maquinaria diseñada porMadoz, distintos montes públicos ya habían pa-sado a manos privadas al amparo de alguno delos mecanismos que entraron en funcionamientodurante la primera mitad del XIX. Aunque lasuperficie privatizada en este período resulta in-significante si se la compara con la que se priva-tizaría tras la Ley de Madoz, las estrategias des-plegadas y los resultados obtenidos en esta des-amortización olvidada, como la ha calificado elprofesor Jiménez Blanco (1996), resultan delmáximo interés, por lo que conviene estudiar-los con un cierto detenimiento.

Por su parte, la Ley de 1855 tuvo una reso-nancia espectacular en todo el macizo de SierraMorena que fue, con diferencia, el ámbito pro-vincial donde mayor calado tuvieron las tesis deMadoz. Dentro de ese gran espolón montañoso,los municipios que nos ocupan alcanzaron muypronto una gran relevancia tanto por la canti-dad de tierras que se vendieron y el montanteeconómico que se obtuvo por ellas, como por lapropia mecánica de las ventas, que favoreció lapresencia en las subastas de todo tipo deespeculadores, dispuestos siempre a hacer unbuen negocio a costa de los bienes que hastaentonces habían pertenecido a las comunidadeslocales.

2.1. El arranque de los procesos de privati-zación durante la primera mitad de sigloXIX.

A través de una profusa normativa legal, elproceso privatizador de los montes en esta por-ción de Sierra Morena fue ganando en impor-

19 Archivo Histórico de la Diputación Provincial deJaén. Legajo 2834/1.

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tancia a medida que transcurría la primera mi-tad de la centuria decimonónica. El primer hitolegislativo de cierta importancia en relación coneste proceso lo constituye el Real Decreto de 4de enero de 1813, que, a grandes rasgos, pre-tendía reducir a propiedad particular los terre-nos baldíos o realengos y de propios y arbitrios,con el fin de fomentar el crecimiento económi-co a través de la puesta en cultivo de nuevastierras. Las ventas proyectadas servirían parapaliar el déficit presupuestario acumulado poralgunos Ayuntamientos durante la Guerra de laIndependencia, al tiempo que con ellas se facili-taría a muchos jornaleros sin tierra el acceso a lapropiedad de este bien tan demandado.

La norma fue muy bien acogida por el Ayun-tamiento de Andújar, que en mayo de ese mis-mo año remitía un escrito a la Regencia, instala-da en Cádiz, solicitando enajenar una parte de lasfincas de sus propios en cantidad de 300 mil reales20.La caótica situación financiera de las arcasiliturgitanas, agobiadas tradicionalmente pornumerosas cargas, a las que ahora habían veni-do a sumarse las derivadas del abastecimiento alas tropas acantonadas en la ciudad o de pasopor ella, empujaban al cabildo a tomar una de-cisión tan drástica. Pocos meses después, sinembargo, se frustraban todas las esperanzas dela corporación al desestimar la Regencia la pro-puesta realizada.

El concejo iliturgitano no se arredró por ladecisión y pocos años después, en su afán porbuscar solución a la crisis hacendística, puso enventa tres grandes dehesas pertenecientes a lospropios del municipio. La dehesa Rincón delJándula, con 659 fanegas de tierra, se vendió en1818 a Ana María Velluti, Marquesa del Cerro ypropietaria de un extenso patrimonio territoriallindero con esa finca. Por otro lado, la dehesaAlbardillas, con 720 fanegas, fue adquirida en1822 por Matías de Pablo Blanco, otro gran pro-pietario del término. Finalmente, la dehesaFuente de la Encina, con una cabida de 1.022fanegas, se privatizó en 1825 mediante el siste-ma de venta a renta y censo, accediendo a las suer-tes los vecinos de la ciudad.

Los resultados de este primer proceso priva-tizador, como sucedería con todos los restantes,tuvieron un significado muy diferente ya que,como se ve, por un lado contribuyeron a refor-zar la gran propiedad existente mediante unaampliación de su base territorial; y, por otro,colaboraron de forma decisiva a la ampliaciónde la masa de pequeños propietarios.

Hay que esperar a la promulgación de la RealOrden de 24 de agosto de 1834, para ver comoarrecian las presiones privatizadoras esgrimidaspor las diferentes corporaciones municipales dela zona. Dicho texto legal facultaba a los Ayun-tamientos para enajenar parte de su patrimoniomunicipal mediante la venta en metálico delmismo, o por medio del establecimiento de al-gún tipo de censo enfitéutico o redimible. En elexpediente incoado al efecto, las corporacionesharían constar la naturaleza y las condicionesde conservación en que se encontraba la finca,el dominio que los Propios tuvieran sobre ella ylas ventajas que pudieran derivarse de su enaje-nación, sin olvidar la tasación que se hiciera delpredio tanto en venta como en renta. Una vezformado el expediente, el Ayuntamiento debíaremitirlo al Gobernador Civil de la provinciaquien, previo consentimiento de la Contaduríade Propios, habría de dar su aprobación, devol-viéndolo acto seguido a los cabildos para dar lu-gar a la subasta al mejor postor (Artº 2)21. Laenajenación sólo podría ejecutarse una vez quequedara suficientemente probado el dominiopleno del monte por parte del Ayuntamiento;dominio que ineludiblemente pasaba por la rea-lización del preceptivo deslinde. Puesto que elobjetivo prioritario de la norma no era otro quedotar a las arcas públicas de recursos moneta-rios, en otro de sus artículos se prohibía la adju-dicación de una finca en venta real cuando elvalor del remate no hubiera alcanzado las dosterceras partes del aprecio. En el caso de las ven-tas de montes con arbolado realizadas a censo

20 Archivo del Congreso de los Diputados. Legajo 17,Nº 165.

21 Sólo en el caso de que existieran discordancias en-tre algunas de las instituciones citadas sería sometido a laautorización de Su Majestad.

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enfitéutico, se procedería a tasar por separadosuelo y vuelo. En todo caso el arbolado habríade ser enajenado en venta real.

Esta Real Orden constituía una magníficaoportunidad para enjugar el déficit de las ha-ciendas locales, cuya crisis económica, lejos deremitir tras la Guerra de la Independencia, sehabía ido recrudeciendo poco a poco hasta des-embocar en una alarmante situación financieraa mediados de los años treinta. A este respectopueden resultar ilustrativas las consideracionesque hacía el Ayuntamiento de Marmolejo alGobernador Civil a finales de 1834, denuncian-do las críticas y amargas circunstancias por las queatravesaba la localidad, derivadas del constanteaumento de los gastos frente a una disminuciónparalela en los ingresos, consecuencia de la faltade licitadores o de la disminución sustancial delas tasaciones en las subastas para el arrenda-miento de los bienes de propios. Los remediosque proponía la corporación para paliar el ries-go, más que probable, de quiebra de las arcasmunicipales, pasaban por la imposición de unaserie de arbitrios, entre los que se encontraba elarriendo de los baldíos, hasta entonces bienesde uso libre y gratuito, o bien la enajenación delos montes públicos que poseía el municipio22.

Esta última, sin duda, fue la opción elegidacon más frecuencia por los Ayuntamientos, yaque les permitía disponer de liquidez de forma

inmediata, en caso de que la venta se efectuaraa censo real, o bien les aseguraba anualmente lapercepción de un volumen fijo de ingresos, cen-so reservativo, del que nunca antes habían po-dido disponer.

Tal y como ya había ocurrido con anteriori-dad, Andújar se erigió muy pronto en el másproclive y activo de los municipios a la hora deaprovechar las oportunidades que se derivabande la Real Orden de 1834. No obstante, los pri-meros bienes de propios sometidos a venta, deacuerdo con aquella orden, no iban a ser terre-nos montuosos sino una serie de pequeñas fin-cas que ya venían labrándose, caracterizadas porsu excelente localización en los ruedos próxi-mos a la ciudad y por las cualidades agronómi-cas del suelo. Ello favorecía su uso agrícola con-tinuado, especialmente para la plantación decereal de secano, lo que auguraba unas magnifi-cas perspectivas de negocio a la operación pri-vatizadora. Durante 1837, el Ayuntamiento deAndújar, previa autorización de la DiputaciónProvincial, declaraba enajenables, sacaba a su-basta y vendía un total de 107 fanegas de tierraenclavadas en seis de sus fincas de propios (Cua-dro 8). Todas ellas, como se ve, fueron adjudica-das a cuatro grandes propietarios, probablementecoordinados entre sí para la operación pues elprecio de tasación no sufrió grandes alteracio-nes en la subasta.

Cuadro 8.- Privatización del patrimonio público en Andújar. 1837.

Venta real

Censo real

Censo real

Censo real

Censo real

Censo real

Ildefonso Perales

Juan Ayllón

José de las Casas

Juan M. de Lara

Juan M. de Lara

José de las Casas

FincaSuperficie(fanegas)

Tipo decontrato Tasación Remate Rematante

Soto de Navalciruelo

Haza del Sotillo

Haza de Roturas

Haza de San Pedro (Egido)

Haza de San Pablo (Egido)

Haza Los Barrios

Total

23

3

57

14

8

2

107

23.750

6.000

28.000

9.000

6.975

1.700

75.425

16.000

9.000

28.500

12.750

9.800

1.750

77.800

Fuente: Archivo de la Diputación Provincial. Elaboración propia.

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Además de estas, también se ofrecieron parala venta 56 fanegas de la finca Santa Cecilia, queno fueron rematadas por falta de postores, y 88fanegas de la Dehesa Triana. En este caso no pudocelebrarse la subasta por estar pendiente el des-linde de la finca, requisito previo, como hemosvisto, para poder ofertarla.

La primera posibilidad de vender un montepúblico se planteó a finales de 1837, cuando elAyuntamiento decidió solicitar a la DiputaciónProvincial el permiso oportuno para enajenar elbaldío de Valdelipe, conocido también comoValdezorras, con la finalidad de destinar el im-porte resultante a la compra del material nece-sario para el equipamiento de la Milicia Nacio-nal de la localidad. Cuando sólo había transcu-rrido un mes, la Comisión Provincial decidía darsu consentimiento a la operación de venta y or-denaba al Ayuntamiento la formación del expe-diente, en el que debía quedar acreditada la ca-rencia de recursos municipales para tal fin. Elexpediente fue enviado en enero de 1838 parasu publicación en el Boletín Oficial de la Provin-cia, convocando licitadores para la subasta. Sinembargo, por razones que desconocemos, estemonte no consiguió venderse, pues con la de-nominación de dehesa de Valdezorras aparece-ría años más tarde en la documentación muni-cipal.

Algo parecido sucedió cuatro años despuéscon la dehesa de Cerrada. En este intervalo detiempo los problemas económicos del Ayunta-miento se habían vuelto cada vez más difíciles,casi insoportables, debido a que desde el sigloXVI gravitaba sobre Andújar una pesada losa, elCenso de Jedler, que tenía hipotecadas casi porcompleto a las arcas municipales. De estas te-nían que salir anualmente cantidades desorbi-tadas que debían abonarse en concepto de rédi-tos del censo, lo que condicionaba claramentecualquier actuación municipal. Esta era la razónfundamental que alegaba la Corporación en1842, a la hora de pedir a la Diputación Provin-cial poderes para intentar la venta de la dehesade Cerrada, situada en el término de Marmolejopero perteneciente a los Propios de Andújar. Enopinión de los miembros del Ayuntamiento, la

mejor fórmula de ingresar fondos en metálicopasaba por dividir este monte de 561 fanegas ensuertes y enajenarlas una a una en pública su-basta para sacar mejor partido de los licitadores y re-matándolas á su vencimiento á los mas ventajosos23.Así se trataban de cubrir los 172.188 reales quese debían por los réditos del censo correspon-dientes a 1841. La Diputación contestaba la pe-tición en los mismos términos a como había ve-nido haciéndolo en los últimos años, es decir,facultando al Ayuntamiento para la formacióndel expediente de venta de la citada dehesa. Sinembargo, al convocar un mes después la subas-ta, se descubría un inconveniente que acabaríaparalizando la venta: la finca se encontrabaarrendada con anterioridad a un ganadero veci-no de Villa del Río y no se le podía desahuciar.La existencia de este arrendamiento a largo pla-zo, formalizado a través de la correspondienteescritura, unido a la premura de tiempo paraconseguir fondos suficientes destinados a solven-tar las necesidades financieras del Ayuntamien-to, provocó que ese mismo año, en otra sesióncapitular, el cabildo reconsiderase la convenien-cia de vender este monte. Pero la intención pri-vatizadora no se abandonaría en ningún caso.Acto seguido se proponía la enajenación de ladehesa Cerrillo del Alcaide, de 480 fanegas deextensión, finca que en opinión de los muníci-pes podría alcanzar una alta cotización en su-basta al encontrarse bien localizada y disponerde tierras de una aceptable calidad.

Como podemos observar, los intentos delmunicipio por vender una parte de su patrimo-nio municipal chocaban una y otra vez conmultitud de impedimentos que no hacían sinoincentivar a la Corporación a proponer repeti-damente la enajenación de nuevas dehesas depropios; o bien a dar su conformidad a cualquierofrecimiento de compra que partiera de un par-ticular solvente. Es este el caso de la solicitud decompra a censo que realizaba a finales de 1843

22 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Leg. 2874/12.

23 Libro de Actas del Ayuntamiento de Andujar. Se-sión del 23 de mayo de 1842.

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EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Francisco Trigueros, ganadero local de lanar ycabrío, sobre la dehesa de Torbiscales. La Comi-sión Provincial de la Diputación aprobó de in-mediato la venta de acuerdo con los contenidosde la Real Orden de 24 de agosto de 1834, dan-do así comienzo las operaciones de deslinde ytasación de la finca pretendida, que arrojaronuna cabida de 520 fanegas y un valor de 30.000reales. Anunciada la subasta en Andújar y po-blaciones vecinas, tal y como prescribía la Ley, acomienzos de 1844 comparecían ante el Ayun-tamiento dos propietarios limítrofes para protes-tar por no haber sido informados de la ejecu-ción del deslinde. Solventado este problema, lafinca era rematada un año después por JuanPablo de Montes en 70.000 reales, quien la ce-dió inmediatamente a Juan de Vargas Machuca,uno de los personajes más relevantes de la so-ciedad iliturgitana. Este la adquirió a censoreservativo teniendo que abonar anualmente el3 % del valor de remate, es decir, unos 2.100reales. Las protestas efectuadas por otro granpropietario, Ildefonso de Lara, denunciando antela Diputación la escasa transparencia que, a sujuicio, había presidido el proceso de subasta, de-terminaron la suspensión cautelar de la licita-ción en tanto no se hubiera realizado un nuevodeslinde de la finca. Una vez cubierto este re-quisito, volvía a convocarse nueva subasta y porsegunda vez se veía frustrada, al aparecer comorematante el teniente de alcalde Juan de Vargasy Vera, imposibilitado como miembro capitularpara adquirir finca pública alguna. Lo cierto detodo este complejo proceso es que el Ayunta-miento de Andújar, por uno u otro motivo, es-taba condenado a no poder vender, a pesar desus irrefrenables deseos, ningún monte de titu-laridad municipal.

El carácter fallido de las ventas anterioresseguía sin desanimar a los ediles iliturgitanos.Muy al contrario, en los meses finales de 1842volvían a asumir una propuesta de compra dedos vecinos de Villanueva de la Reina sobre ladehesa Navamorquí, enclavada en ese términomunicipal pero incluida entre los Propios deAndújar, con el objeto de reducirla á cultivo24. Laoportunidad de vender un predio como este de

suelos de buena calidad, inclinó al Ayuntamien-to a decidirse por la venta de la dehesa en suer-tes de 40, 30 y 20 fanegas con el fin de lograrmayores ventajas por los muchos aspirantes que poreste medio se presentarían ó interesarían en la subas-ta25. A pesar de ello, la corporación mantenía dosgrandes temores: el primero, que durante la su-basta no aparecieran licitadores solventes y ca-paces de dar por cada suerte su valor real, y elsegundo, que una vez roturada la dehesa y pues-ta en cultivo agrícola, fuese abandonada para talfin tras las primeras cosechas, quedando asídevaluada una propiedad que habría de pagarsea través de censos. En el momento de la subastala dehesa fue a parar a las manos de JuanNepomuceno de Gil, quien la adquirió a censoreservativo por 161.100 reales, con un canonanual de 4.833 reales. Quedaba así consumadala primera enajenación efectiva de una fincamunicipal en Andújar después de aparecer laReal orden de 1834.

La privatización de la dehesa del Cerrillo delAlcaide a mediados de los años cuarenta, pre-senta connotaciones muy diferentes, pues a pe-sar de que se vendió siguiendo los preceptosmarcados por la Real Orden de 24 de agosto de1834, la fórmula seguida se asemejaba muchomás a los repartimientos que durante esa mis-ma época estaban teniendo lugar en toda la pro-vincia, sobre todo después de la promulgacióndel Real Decreto de 4 de febrero de 1841 sobrerepartos de tierras a militares y braceros. Efecti-vamente, aunque se decidía practicar la venta acenso, el Ayuntamiento había acordado la divi-sión del monte en pequeñas suertes para facili-tar su reparto entre los vecinos de la ciudad quedispusieran de medios suficientes para afrontarlos gastos derivados del desbroce del terreno yla posterior plantación de estacas, dando de estaforma a la finca un valor del que hasta ahorahabía carecido, y proporcionando trabajo a nu-merosas personas. Múltiples fueron las causaspor las que se decidió su venta con arreglo a la

24 Libro de Actas del Ayuntamiento de Andújar. Se-sión del 5 de septiembre de 1842.

25 Archivo Municipal de Andújar. Acta del 16 de sep-tiembre de 1842.

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orden de agosto de 1834: se trataba de una fincasituada en torno al Camino Real, cueva de mal-hechores que no hacía sino poner en peligro laseguridad de los transeúntes; la renta que ofre-cían sus pastos era corta; los ganados que entra-ban a aprovechar la finca causaban importantesperjuicios a las propiedades colindantes, etc. LaDiputación aceptó el reparto del monte entre lasclases más menesterosas, pero con la condición derealizar el repartimiento a través de una venta acenso26. Pero las reticencias municipales conti-nuaban al insistir en la idea del repartimiento,ya que de otra manera se verían beneficiadoslos propietarios más importantes. Así lo expre-saba el Ayuntamiento:

... no dejo de conocer que su venta á Censo yen Suertes produciría á caso mas ventajas al pre-citado Caudal, pero á el mismo tiempo tubo pre-sente, y le decidieron al reparto, los perjuicios quehabían de inferirse á el común de vecinos y aun ála causa publica en la venta por que en efecto poreste medio vendría el terreno, á no dudarlo, ámanos de ricos propietarios con exclusión de aque-llas clases que en principios de economía políticadeben protegerse y auxiliarse ... Por estas y otrasconsideraciones, no menos obvias, el Ayuntamien-to insiste en el reparto en Suertes de la Dehesa ...bajo las bases siguientes:

1ª Que el presupuesto ó fundamento para elcanon de las Suertes, según sus respectivas clases,ha de ser el mayor que halla producido la referi-da Dehesa en uno de los cinco años últimos delarriendo y no el común del quinquenio.

2ª Que las Suertes deberán ser de 4, 6, y 8fanegas.

3ª Que aquellas habrán de repartirse á per-sonas de pequeñas fortunas pero con las suficien-tes á garantir la obligación de descuajarlas ó fo-mentar un Chaparral en ellas ó plantarlas de viñaú olivar en el termino de dos años, sin que en estetiempo puedan tampoco enajenarlas, pues la ideadominante del Ayuntamiento fue y es interesaren la propiedad á ciertas clases y aficionarlas altrabajo, para desterrar de este modo la ociosidady los males que le son inherentes.

El reparto deberá anunciarse, y por cierto ter-mino recibir las solicitudes que correspondan se-gún las bases ya establecidas ... de que si el nume-ro de aspirantes excediese al de aquellas se tirará

un Sorteo por la Corporación, quedando agracia-dos los que la Suerte designe, único medio de evi-tar las quejas que por otro concepto se ofreceríanirremisiblemente27.

Las disputas quedaron zanjadas al imponerla Diputación sus tesis, si bien recogiendo unaadvertencia del Ayuntamiento en el sentido deintentar evitar, en la medida de lo posible, la acu-mulación en pocas manos de las suertes vendi-das, siguiendo el método de la adjudicación acada comprador de dos de ellas como máximo.A mediados de 1845 se conocía el resultado dela enajenación de la dehesa Cerrillo del Alcaide:las 412 fanegas de que se componía el montequedaron divididas en 58 suertes, y de una tasa-ción inicial de 121.025 reales se pasó a un valortotal de remate de 309.205 reales, cantidad quesuponía unos ingresos anuales para el Munici-pio de 9.276 reales derivados de la imposicióndel 3 % del censo. La Diputación, poco después,aprobaba definitivamente el expediente de ven-ta, momento a partir del cual la antigua dehesacomenzaría a poblarse de estacares de olivo.

Como ya hemos dicho, Andújar tambiénhabía solicitado en 1844 a la autoridad provin-cial la enajenación de dos dehesas de propiosmás, Santos y Cortijuelos, descuajadas hacía yatiempo por el vecindario y muy apropiadas parasu puesta en cultivo permanente. Además, en elcaso de la dehesa de Santos se reproducían cir-cunstancias similares a las que tuvieron lugar conmotivo de la privatización del monte Cerrillo delAlcaide, al chocar los intereses del municipio,empeñado en repartir las suertes entre el vecin-dario, con las pretensiones de compra de algu-nos individuos. Cursada la petición al Goberna-dor, éste, tras consultar con la Diputación, mos-traba su apoyo a toda empresa enajenadora,siempre que antes se hubiera demostrado la uti-lidad de la acción, sin que le importara realmentela fórmula a seguir.

26 La misma autorización se hacia extensible a otrasdos dehesas de propios, Cortijuelos y Los Santos, cuya ventatambién tenía solicitada el Ayuntamiento por encontrarsecercanas a la ciudad, y estar en su mayor parte descuajadas.

27 Libro de Actas del Ayuntamiento de Andújar. Se-sión del 3 de septiembre de 1844.

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A pesar de este pronunciamiento, lo ciertoes que ninguna de las dehesas lograron vender-se. Habría que esperar hasta 1854 para asistir ala enajenación de la última dehesa que se ven-dería en este período, Soto de Bostezar, que conuna cabida de 33 fanegas se vendía al acaudala-do e importante político local Antonio Candalija,por 11.360 rs.

En Marmolejo, los resultados del procesoprivatizador sí favorecieron claramente a la frac-ción más menesterosa del vecindario, ya quetanto la parte de la dehesa Cerrada enclavadaen el término como la dehesa Ormazal se ven-dieron íntegramente repartidas en pequeñassuertes a las que aquellos pudieron tener accesoen el momento de la venta.

La decisión de enajenar en venta y por suertesentre los vecinos las cinco dozavas partes que compren-den unas 350 cuerdas de tierra de propios de la dehe-sa nombrada de Cerrada, se comunicó por el Ayun-tamiento de Marmolejo a la Junta Provisional

de Gobierno en 184028. No se propuso la ventade la totalidad de la dehesa por dos razones: pri-mero, porque sólo la mitad correspondía aMarmolejo y, segundo, porque el resto de lamisma resultaba improductiva para el destinoque se le quería dar una vez privatizada, la plan-tación de olivar. Siguiendo el procedimiento con-tenido en la ya tantas veces repetida Real Ordende agosto de 1834, tuvo lugar el aprecio de ladehesa tomando como base 120 reales por fane-ga, de lo que resultaba un valor total de salidade 42.000 reales, suficientes para cubrir los gas-tos ocasionados por los 108 milicianos allí esta-blecidos. Posteriormente, y tras la aprobación delexpediente por la Junta de Gobierno, la Corpo-ración nombró una comisión encargada de pre-sentar el proyecto de división del monte en suer-tes de 8, 4 y 2 fanegas. El reparto de las suertesarrojó, finalmente, los resultados que se mues-tran en el Cuadro 9.

Cuadro 9.- Reparto de suertes de la Dehesa Cerrada (Marmolejo). 1840.

Menos de 5 fanegas 32 112

De 5 a 10 fanegas 20 154

De 11 a 15 fanegas 2 28

Más de 15 fanegas 4 80

Total 58 374

Tamaño Número de suertes Fanegas

Fuente: Archivo de la Diputación provincial. Elaboración propia.

28 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Leg. 2863/1.

29 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Leg. 2863/1.

El montante económico total al que ascen-dieron los remates se elevó hasta los 47.424 rea-les, algo menos de lo que se había previsto(58.160 reales). Lo peor, sin embargo, no fueeso; fue que el destino que se pensaba dar alproducto obtenido de las ventas quedó frustra-do toda vez que algunos municipios censualis-tas que habían prestado dinero a Marmolejo,como Alcaudete, pidieron a la Diputación queen el expediente de venta se incluyera el grava-men que suponían los débitos contraídos por lacorporación marmolejeña. La Diputación, reco-

giendo las protestas de Alcaudete, acordó el día27 de julio de 1841 aprobar la venta en suertesde la dehesa Cerrada, y poniéndose en arcas los46.000 reales de vellón de la finca se destinarán ex-clusivamente al pago de atrasos por réditos de los Cen-sos que afectan al Caudal, según el convenio y tran-sacción habida entre el deudor y acreedores29.

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La dehesa Ormazal, por su parte, decidióprivatizarse a comienzos de 1841. Las causas alas que obedecía esta decisión ya eran conoci-das: debe reducirse á dominio particular, por las ven-tajas que de ello resultarían al Común y aun á losfondos públicos por la extinción de censos gravosos alvecindario y al caudal por las vejaciones que ocasionala falta de recursos para llevar adelante sus réditos30.El proyecto de enajenación contemplaba la di-visión del monte en 25 suertes de 12 fanegas,50 suertes de 4 fanegas, 100 suertes de 2 fane-gas y 100 suertes de 1 fanega, con el fin, se ase-guraba, de facilitar á los vecinos el lleno de sus deseospor tierras en que desarrollar su interés agrícola. Alobjeto de cumplir con los requisitos legales, elSíndico presentó el correspondiente certificadode pertenencia de la dehesa al caudal común dela villa, que se remontaba a mediados del sigloXVII. Los peritos municipales, por su parte, ci-fraron en 802 las fanegas de tierra de que cons-taba la finca, pobladas en su mayor parte demonte bajo y algunas encinas. En cuanto a lacalidad de las mismas, éste fue el resultado:

— 140 fanegas destinadas a pastos y suscep-tibles de labor aunque á costa de la roza de algunascoscojas y retamas. Se valoraron a 350 reales porfanega, que hacían un total de 52.500 reales.

— 300 fanegas también ocupadas por pas-tos, por ser de inferior calidad podríandedicarse al cultivo de vid y olivar. Suvalor, 200 reales por fanega, daban untotal de 60.000 reales.

— 362 fanegas de inferior calidad. Su valorsería de 100 reales por fanega –36.200reales– más 5.200 reales de las 1.300 en-cinas existentes.

Entre las numerosas ventajas que, en opi-nión de la Corporación, ofrecía la enajenación,se destacaba que dará extensión á los estrechos limi-tes de su propiedad puesto que pertenece á forasteroscasi toda la del termino: la porción que se destina ásembradura con el esmerado cultivo vendría á ser efi-caz: la que se descuaje para olivar con ese beneficio yla plantación podrá reportar una riqueza en ese ramorespetable, y como las propiedades tengan impuestoun arbitrio ... de aceite ... sería para el fondo un in-

greso de consideración el que le resulta, obteniendo elpublico dos beneficios el uno por el aumento de su ri-queza territorial y el otro por el de la procomunal bas-tante á soportar todas sus cargas Municipales, y si bienpor de pronto ha de carecer de los productos de la De-hesa por la Venta Real su valor aplicado á la extin-ción de Censos que sufre, le exonera de tan penosa obli-gación que se impuso la Villa para hacer fondos con-que emanciparse de Andújar, de los que se le mandóponer en el banco hoy Español de San Fernando76.000 rs, por lo cual y los cuantiosos gastos que le haocasionado las repetidas reparaciones del puente so-bre el Guadalquivir ha venido el Caudal á un estadode insolvencia31.

La celeridad mantenida durante el procesode señalamiento y adjudicación de suertes nodejaba lugar a dudas. Entre finales de junio ymediados de octubre estaba concluido el expe-diente para la enajenación, que se sujetó a lassiguientes condiciones:

1ª Hacerse en Venta Real.

2ª Invertir su producto, con la autorizaciónnecesaria, en redimir los Censos que gravitansobre el caudal de propios.

3ª No admitir postura que no cubra las dosterceras partes del precio de la tasa.

4ª Que las Encinas lo sean á los adquirientesdel terreno por el precio máximo.

5ª Ser de cuenta de los compradores los cos-tos del Expediente, Escritura, copias papel.

6ª Dirigir al Ayuntamiento cualquier recla-mación que se suscite y si fuese desatendida eva-cuarla ante la Diputación provincial.

En este caso no conocemos los resultadosdefinitivos de las ventas, aunque no debierondiferir mucho de los que ya vimos en la DehesaCerrada.

Las setenta u ochenta fanegas de la dehesadel Ormazal que quedaron sin subastar, por su

30 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Leg. 2838/9.

31 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Leg. 2838/9.

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mala calidad, fueron solicitadas a la Diputacióna principios de 1842 por Manuel Gómez Osorio,vecino, voluntario nacional y regidor del Ayun-tamiento. Consultado éste por la Diputación,contestó que el terreno solicitado se halla destinadopara pasto, descanso y abrevadero de los ganados porcuya razón no se comprendió en el amojonamiento ydivisión de las suertes de la Dehesa Ormazal á quecorresponde con merito a la falta de egidos que hay enel Pueblo pues en dicho caso los ganados quedaríanreducidos al transito de los Caminos. A una nuevapregunta de la Diputación sobre si efectivamen-te esa porción de dehesa había estado siempredestinada a esta función, el Ayuntamiento con-tinuó manteniendo que siempre ha estado y estádestinado para desahogo de los ganados y para pastodel que se registra para el abasto de carnes de aquelvecindario, y si no se vendió junto al resto delmonte fue por su mala calidad y aspereza, al noser útil más que para abrevadero del ganado delcomún de vecinos de la villa.

Pese a las argumentaciones del comprador,quien mantenía que no resultaba imprescindi-ble para el ganado vecinal puesto que ya existíaun camino que conducía a la Sierra, sin olvidarque Marmolejo disponía aún de grandes exten-siones de baldíos a dos leguas del pueblo paradescansadero y pasto de dicho ganado, la Dipu-tación, en el informe que había de remitir al Go-bernador, denegó el día 15 de marzo de 1844 lasolicitud de compra, en una actitud que desdeluego no resultaba muy común dentro de la lí-nea general de actuación que hasta entonceshabía caracterizado a esta institución provincial.

Sin embargo, sólo habrían de transcurrircuatro meses antes de que la Corporación de em-barcase en un nuevo gasto, la construcción deuna sala de sesiones, para que se diera el vistobueno a la venta de 42 fanegas más, divididasen 30 suertes y que proporcionaron, al enaje-narse en venta real, unos ingresos inmediatosde 13.760 reales, cantidad muy superior a los3.892 reales de tasación. Estos terrenos, queanteriormente habían sido clasificados como im-productivos, pasaban ahora a convertirse, al igualque el resto de la extinta dehesa, en jóvenes ex-plotaciones olivareras.

Tras este largo proceso de desmembraciónde la dehesa del Ormazal, sólo permaneceríancomo bienes de propiedad municipal una estre-cha franja de terreno a orillas del Guadalquivir,con el objeto de permitir el tránsito del ganado.

El tercer gran ejemplo de actuación munici-pal en el ámbito que estudiamos, el de Villanuevade la Reina, reviste caracteres bien diferencia-dos del resto de poblaciones vecinas. Durantelos años cuarenta el Ayuntamiento puso en prác-tica varias fórmulas de privatización del patri-monio público, siendo la vía del repartimientola más extendida, pero sin olvidar las ventas de-rivadas de la puesta en ejecución de la orden de1834. Concretamente, bajo esta modalidad seenajenan pequeñas porciones de monte, siem-pre para destinarlas al cultivo, adquiridas siem-pre por un solo comprador y que alcanzaríanunos precios de remate bastante elevados.

Las ventas comenzaron a principios de 1838,cuando el Ayuntamiento se vio forzado a des-prenderse de una porción de 7 fanegas de tierraperteneciente a la dehesa de las Huertas, sobran-tes de un reparto en suertes efectuado con ante-rioridad. El motivo no era otro que la necesidadde satisfacer un crédito relativo a los sueldosmunicipales. Apreciada la fanega a 772 reales,se alcanzó una cotización de 5.406 reales, y so-metida a subasta quedó rematada en Martín deÚbeda por dos reales más.

La segunda venta estuvo motivada, lo mis-mo que la anterior, por la urgencia en acometeruna nueva inversión municipal, en este caso laconstrucción de un barco que cruzase el Gua-dalquivir. Afectaba simplemente a 3,5 fanegas,que además fueron divididas para su venta enparcelas de 0,5 fan. En este caso, la tasación re-sultó algo más baja pues cada fanega se aprecióen 500 reales aproximadamente, pero el rematehizo subir su cotización hasta los casi 700 rea-les/fanega hasta un total de 2158 reales, que-dando en manos de otro vecino de la localidad,Diego Calero.

Un año más tarde, volvía a ponerse a la ventael sobrante de un monte repartido entre los ve-

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

cinos años antes. En 1836 fue dividida en suer-tes y privatizada la dehesa de Cerro Cantero, que-dando un resto de 34 fanegas próximo al arroyoLos Santos bajo dominio público, como veredapara el tránsito de ganado. Sin embargo, variosvecinos se interesaban ahora por esta porciónde dehesa alegando que su uso pecuario estabasiendo mínimo por lo que no tenía sentido man-tenerla como vereda; el objetivo no era otro queplantarla de olivas como se ha verificado en las suer-tes linderas de referida Dehesa, con lo que los co-lindantes, que ya se habían introducido ilegal-mente, podrían así redondear las pequeñas suer-tes de 2 fanegas que adquirieron en 1836-37.

Una vez la Diputación había dado luz verdeal expediente de venta, los peritos municipalespasaron a valorar la parcela en 5.344,5 reales, arazón de 157 reales por fanega, cantidad clara-mente inferior a la que habían arrojado las ven-tas anteriores. Esta parcela, como se preveía,quedó rematada en 1843 por un real más en uncomprador que inmediatamente la cedió a losdueños de las suertes linderas.

La proximidad a fincas que se hallaban encultivo volvía a ser la razón por la que se priva-tizaban nuevas porciones de monte; sin embar-go, en estos momentos surgirían nuevos obstá-culos derivados de la propia naturaleza de losterrenos que pretendían enajenarse; nos encon-tramos con terrenos baldíos, de uso público, perocuya propiedad no había quedado nunca clarifi-cada a pesar de los intentos que desde la Corpo-ración de llevaron a cabo para hacer suyas unasconsiderables extensiones de terreno.

En este contexto, la Diputación, en tanto querepresentante del poder central en las provin-cias, se revelaría como celosa guardiana de unaspropiedades cuya titularidad correspondía porley al Estado. Así, y ante los intentos del Ayun-tamiento de Villanueva de la Reina de privatizarun terreno montuoso denominado las Navas dePedro Bagar, la Diputación pondría en principioun obstáculo de carácter técnico -la necesidadde practicar un deslinde con dos dehesas priva-das que la circundaban-, para después denegardefinitivamente la solicitud alegando que se tra-

taba de un terreno perfectamente definido comorealengo.

Si con las Navas de Pedro Bagar no huboéxito, sí lo hubo en la privatización de una pe-queña finca próxima al río, situada en el parajede la Torrecilla, cuyo dominio no quedaba claro.A principios de 1843 un vecino solicitó ante laCorporación la adquisición a censo enfitéuticode 9 fanegas, argumentando que este terrenobaldío se encontraba infrautilizado al permane-cer como un erial, poblado de monte pardo yretamas, y motivo de constantes denuncias alestar rodeado de olivares y ser foco de malezas yanimales dañinos.

El carácter realengo de la finca impidió suventa en un primer momento al alegar la Dipu-tación que el Ayuntamiento no tenía facultadespara enajenar un terreno cuya pertenencia co-rrespondía al Estado. Sin embargo, y a pesar detodas las reticencias mostradas por la Diputación,poco después la finca quedaba rematada en ventareal por 1.625 reales –su tasación había sido de1.300 reales– que se destinarían, como casi siem-pre, a cubrir el déficit de las arcas del munici-pio32.

Para finalizar, hemos de hacer referencia alo acaecido en Baños de la Encina, el municipioque más resistencia puso a la privatización delpatrimonio municipal con anterioridad a 1840.Buena prueba de ello nos la ofrece el hecho deque hasta esa fecha no hayamos encontrado do-cumentación alguna que nos transmita un cam-bio de opinión dentro de la corporación de Ba-ños en el sentido de favorecer la enajenación desus bienes patrimoniales. En aquellos momen-tos casi centrales de la centuria decimonónicalas cosas iban a cambiar radicalmente debido ala deplorable situación económica del munici-pio, que había tenido que prescindir, incluso, deuna parte del personal municipal, ante la impo-sibilidad del Ayuntamiento de hacerse cargo delos atrasos pendientes:

32 Archivo Histórico de la Excma. Diputación Provin-cial de Jaén. Legajos 2871/9, 2854/1 y 2855/18.

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...no encuentra esta Corporación resorte sinola venta de alguna de las fincas de este patrimo-nio común; este debe considerarse como un parti-cular Hacendado; cuando uno de esta clase se ayaen este caso, echa mano de las propiedades y ena-jenación de alguna, para alejar y pagar a susacreedores; parece que en este caso nos hayamoscon estos propios, ningún inconveniente de ellopodrá haber, según sentir de esta Municipalidad,cuando, dicho patrimonio aunque lleva el nom-bre de propios, es todo su terreno propiedad desus vecinos, comprado por dos veces a la Corona,desde la hoja del árbol, hasta la china del río; asíse expresan sus Escrituras, no solo del termino quehoy posee, sino muchísimo del que obtienen lasNuevas poblaciones de Sierra Morena

A partir de 1841, y aprovechando las opor-tunidades que ofrecía la orden de 24 de agostode 1834, las dependencias de la Diputaciónjiennense comenzaron a recibir numerosas soli-citudes de campesinos bañuscos en demanda deparcelas montuosas de propiedad pública con lafinalidad de hacerlas cultivables. En cuanto alprocedimiento seguido, como siempre el primerdestinatario era el Ayuntamiento, quien una vezrecibida la petición la evacuaba al Síndico delpueblo, personaje que desde el primer instantese había mostrado partidario de la roturación deunas tierras que a su modo de ver se encontra-ban infrautilizadas, no sin antes sacar a subastalos predios e imponer un 3 % anual en forma decanon. De esta forma, sólo en el mes de diciem-bre de 1841 se solicitaron, y fueron aprobadaspor la Diputación, un total de 3 parcelas de 6fanegas cada una.

Pero no sólo se privatizaron y roturaron lastierras más cercanas al núcleo urbano –tierrasque en su mayor parte, y bajo la misma fórmu-la, constituían desde hacía décadas explotacio-nes de carácter privado–; en parajes mucho másalejados, como las inmediaciones de las minasdel Guindo y con la pretensión de hacer unahuerta, en el mismo año se concedían 5 fanegasde tierra inculta.

Frente a la ficción estadística que más tardecomentaremos, que nos decía que el 100 % delsuelo municipal tenía carácter público, la reali-dad nos muestra algo bien diferente, y es que la

mayor parte de los terrenos cultivables situadosen suelos de campiña ya se encontraban en sumayoría privatizados. A partir de ahí, los pro-pietarios van a aprovechar la aparición de lasdisposiciones desamortizadoras para, a lo largode los años cuarenta y con la aquiescencia de laCorporación local –que obtenía los beneficios de-rivados de la imposición del 3% de canonanual sobre el valor de remate de las parcelesenajenadas–, aumentar y redondear sus explo-taciones agrícolas a costa de los montes públicosde Baños de la Encina.

Así al menos lo expresaban a finales de 1843varios vecinos, como Ildefonso Herreros, quienpedía al Ayuntamiento una porción de 12 fane-gas situadas en el paraje de los Llanos, próximoal término municipal de Guarromán, para plan-tarlo de olivas respecto a que linda á posesiones de supropiedad y ser a propósito para ese objeto. Siguien-do este mismo procedimiento, en pocos mesesllegaron a enajenarse cuatro fincas más, locali-zadas tres de ellas en Los Llanos, dos de ellascon una cabida de 12 fanegas, otra con 6 fane-gas y una última de 8 fanegas en la Cuesta de losSantos.

No obstante, tanto en este como en otroscasos las intenciones del Ayuntamiento se en-contraron con las reticencias mostradas por laDiputación, para quien estas porciones de mon-te público debían considerarse bienes comuna-les, por lo que según la orden de 1834, el Muni-cipio no tenía capacidad alguna para enajenarhasta tanto no demostrase con documentosacreditativos que se trataba de bienes de pro-pios. Y es precisamente ahí cuando la habitualestrategia municipal varía: lo que hasta ahoraera considerado como propiedad del común devecinos pasaba a convertirse ahora en propie-dad municipal, ya lo fuera como bienes de pro-pios, ya como bienes arbitrados; todo dependíade los intereses de cada momento:

Pero de los demás terrenos lo hizo como Pro-pios suyos para utilizarse de ellos bien en pastosplantíos viña con solo la ritualidad de usarlos conconocimiento de la Autoridad municipal; y así seven convertidos infinidad de terrenos procomu-nales en pingues heredades que han sacado de la

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

miseria á algunas familias ... Por cuyas razonesla Excma. Diputación en 1º de Septiembre de 1842respetó el derecho de propiedad que Baños tieneal disfrute de su termino gratuitamente sin trabani restricción alguna: porque en otro caso seríaatentar directamente contra la propiedad indivi-dual: ya que fue despojado de los que hoy poseeCarolina y sus Poblaciones bajo su indemniza-ción que no ha tenido efecto.

Oficialmente, entre 1840 y 1846 se privati-zaron en Baños de la Encina un total de 13 par-

Cuadro 10.- Privatización de montes en Baños de la Encina. 1840-1846.

celas que ocupaban una superficie de 150,5 fa-negas de excelente calidad y muy próximas alnúcleo urbano (Cuadro 10). Cada una de ellasfue a parar a manos de vecinos diferentes, quede inmediato las desmontaron y pusieron encultivo, ensanchando así unas propiedades delas que ya disponían desde antiguo y a las quehabían accedido por mecanismos de compra muysemejantes.

Fuente: Fuente: Archivo de la Diputación provincial. Elaboración propia.

1841 El Guindo Monte 5

1841 Desconocido Monte 6

1841 Desconocido Monte 6

1843 Desconocido Monte 6

1843 Los Llanos Dehesa 12

1843 Los Llanos Dehesa 12

1843 Los Llanos Dehesa 12

1843 Los Llanos Dehesa 6

1843 Cuesta los Santos Dehesa 8

1844 Desconocido Monte 32

1846 Cañada Ancha Monte 5,5

1846 Desconocido Monte 31

1846 Desconocido Monte 10

Total 151,5

Superficie (fanegas)Año Paraje Clase

Además de todas las ventas que acabamosde reseñar, realizadas al amparo de las distintasnormas legales, en distintos momentos históri-cos se produjeron otras ventas de montes o frac-

Cuadro 11.- Otras ventas de montes en Sierra Morena occidental.

ciones de estos de desigual extensión que fue-ron a parar a manos tanto de los potentes ha-cendados locales como de los campesinos me-nos pudientes (Cuadro 11).

Marmolejo Rincón de Gamonal 14 Suertes de 1 fanega

Villanueva de la Reina Medianil 127 Suertes de 2 fanegas

Marmolejo Mirabueno 34 y 11 cels. Suertes

Baños de la Encina Campiñuela 18 3 suertes de fanegas

Municipio Monte Fanegas Tipo de venta

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2.2. La desamortización civil de Madoz

Las sucesivas ventas de montes o porcionesde estos que tuvieron lugar durante la primeramitad del siglo XIX, apenas tienen relevancia, almenos desde un punto de vista cuantitativo, sise las compara con las que se produjeron tras laentrada en vigor de la Ley de desamortizacióncivil de Madoz, promulgada el 1 de mayo de1855. Como se sabe, el artículo primero de esanorma declaraba en estado de venta, entre otros,los predios rústicos pertenecientes al Estado, adistintas Corporaciones Civiles y a los propios ycomunes de los pueblos. Una propuesta tan ambi-ciosa como esta, que ya había suscitado nume-rosas controversias desde el momento en que seconocieron las intenciones gubernamentales, eslógico que siguiera siendo contestada aun des-pués de hacerse oficial mediante su publicaciónen la Gaceta de Madrid. En este sentido, uno delos colectivos que más duramente criticó la me-dida fue el de los Ingenieros de Montes, cuyaprimera promoción hacía pocos años que habíasalido de las aulas de la Escuela especial deVillaviciosa de Odón. Aunque sus posiciones yalas hemos resumido en otro lugar (AraqueJiménez, 1997), conviene advertir que los Inge-nieros, como no podía ser de otro modo, centra-ron sus discrepancias, única y exclusivamente,en aquellas cuestiones que podían afectar a losmontes como partes integrantes del patrimoniorústico. Desde esa perspectiva no se consideraba

Baños de la Encina Guindo 5 Un solo lote

Andújar Navamorquí 760 Un solo lote.Juan Nepomuceno Gil

Andújar Torbiscales 520 Un solo lote. Juan de Vargas

Andújar Cerrillo del Alcaide 412 58 suertes

Baños de la Encina Cañada Ancha 5 Un solo lote. Nicolás Ortiz

Andújar Santa Cecilia 52 Un solo lote. José Jiménez

Baños de la Encina Juan de la Nava 30 Un solo lote. Andrés Miguel

Andújar El Sotillo 2 Un solo lote.Lorenzo Quintanar

Municipio Monte Fanegas Tipo de venta

Fuente: Archivo de la Diputación provincial. Elaboración propia.

procedente, en absoluto, impulsar el traspaso amanos privadas de unos espacios que desempe-ñaban todo un conjunto de funciones ecológicasy sociales fundamentales, mucho más relevan-tes, sin duda, que el débil papel económico quepodían ejercer a la hora de superar el atraso his-tórico español.

Las conclusiones más importantes a las quellegaban los distintos informes emitidos sobre elparticular hacían especial hincapié en la necesi-dad de preservar en manos públicas determina-dos tipos de montes que bien por su situación,bien por las especies que los poblaban o por suextensión, no era prudente venderlos a la ini-ciativa privada, que en su afán de resarcirse cuan-to antes de la inversión efectuada, procederíana desmontarlos y roturarlos con los consiguien-tes problemas de erosión y avenidas torrencialesque ello podía traer aparejado.

Para conocer en su justa medida el número,la extensión y características, tanto de los mon-tes que convenía enajenar como de los que de-bían preservarse en manos públicas, se procedióa la formación de una Clasificación General de losmontes públicos, la cual vio la luz en 1859 y cons-tituye, por ello, el primer documento estadísticode esta naturaleza elaborado en nuestro país. Losresultados correspondientes a los municipios queestudiamos son los que se muestran en el Cua-dro 12. Como se observa, en los siete términosmunicipales se clasificaron un total de 102 mon-

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tes públicos, la mayor parte de ellos pertenecien-tes a los Ayuntamientos, que ocupaban una su-perficie de 81.661 has., lo que venia a equivaleral 37 % de la extensión conjunta de todos losmunicipios. En relación con esta última cues-tión, conviene llamar la atención sobre lo acae-cido en el término de Baños de la Encina, dondela Clasificación ofrecía una extensión conjunta

de todos sus montes que superaba a la del pro-pio término municipal33. Se trataba, sin duda,de un error muy generalizado en esta fuente,que no sólo se realizó sin las suficientes garan-tías técnicas a la hora de precisar la superficie delos montes, sino también con demasiada premu-ra de tiempo, lo que sin duda contribuyó a ge-nerar esta clase de errores.

Cuadro 12.- Montes públicos. 1859.

Ayuntamientos

Aldeaquemada

Andújar

Baños de la Encina

La Carolina

Marmolejo

Santa Elena

Villanueva de la Reina

Total

Estado Total% MunicipiosMunicipios

7

7

Nº Nº NºHas. Has. Has.

3.895

7

19

52

4

1

5

7

95

7.689

11.273

47.466

4.160

2.575

3.058

1.545

77.766

7

26

52

4

1

5

7

102

7.689

15.168

47.466

4.160

2.575

3.058

1.545

81.661

63,0

15,9

100,0

20,6

14,5

21,0

7,5

37,0

Al margen de estas cuestiones, la Ley deMadoz, en su artículo noveno, contemplaba laposibilidad de solicitar la exceptuación de lasventas de todos aquellos terrenos que fueran deaprovechamiento común, siempre que así lodeclarara el Gobierno, oído el Ayuntamiento yla Diputación provincial respectiva. Esta fue unade las pocas vías de escape que se dejó a los Ayun-tamientos que aspiraban a seguir poseyendo unaparte o la totalidad de su patrimonio rústico.

Baños de la Encina, el Ayuntamiento quedisponía de un patrimonio público más exten-so, fue uno de los primeros municipios españo-les en solicitar la excepción de la totalidad desus bienes de propios en concepto de aprove-chamiento común. Aunque puede incitar a laconfusión la mezcla de ambos términos, propiosy comunes, cuando se leen detenidamente lasrazones que argüía el apoderado del Ayunta-miento ante el Gobierno, se disipan todas lasdudas. En efecto, según se alegaba en ese infor-me34, los montes que poseía la villa de Baños no

Fuente: Clasificación General de 1859. Elaboración propia.

debían considerarse incluidos entre los pertene-cientes al caudal de propios, ya que eran de lapertenencia esclusiva de sus vecinos, que por carecerde tal Caudal de propios, y con el obgeto de suplirlo,separaron algunas dehesas y le dieron esa aplicacionpara atender con los productos que rindiesen á los gas-tos municipales cubiertos hasta entonces por medio derepartos vecinales, que de este modo se propusieronevitar ó disminuir. Estos bienes privativos de losvecinos, continuaba exponiendo el informante,debían salvaguardarse ya que con ellos se ga-rantizaba la existencia misma de la población,desde el momento en que por las especiales con-diciones de su término ésta se dedicaba casi ex-

33 En realidad, lo que sucedió en Baños de la Encinafue que la Clasificación consideró como públicos una seriede montes que nunca antes se habían considerado comotales. Es muy posible que fueran parajes que se hallabande otros montes públicos y que al asignarles una superficiese duplicara la extensión contabilizada, dando así lugar alerror aludido.

34 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2842/1.

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clusivamente a la cría de ganados, para los cualesno cuentan con otros pastos que los que producen lasdehesas que en comun disfrutan utilizando tambien ápoca costa las arbitradas, cuando la escasez de pastosde las demas, ó la abundancia de los ganados asi lohacen necesario. Privar de estos bienes al vecin-dario, por contra, ocasionaría perjuicios muy con-siderables que no bastaría á compensar la indemni-zacion que se les otorgara cualquiera que ello fuese; ysu consecuencia natural, seria cuando menos la deca-dencia de aquel importante ramo de la industria agri-cola tan digna de atencion y tan recomendada por losbuenos principios económicos aplicables á nuestro país.Esas dehesas, pasando á poder de estraños, ó en ma-nos de particulares dejarian de proporcionar el ausi-lio que hoy prestan, y de que necesitan aquellos veci-nos limitados al aprovechamiento en comun de las quecuentan en su termino; por que nadie podría impedirque sus nuevos poseedores les diesen diverso destino, óque sin cambiarlo, las dieran á criadores forasteros opor ultimo que ecsigiesen por su aprovechamiento cre-cidas rentas, todo con imponderable daño de los veci-nos. Por todo lo anterior, se suplicaba a la Reinaque los bienes que aparecían bajo la inadecuadadenominación de propios no se sujetasen a lasleyes de desamortización y que se reafirmara asus legítimos poseedores en el dominio que des-de hace siglos habían venido disfrutando.

Mucho más contradictoria fue la posiciónmantenida por el Ayuntamiento de Andújar.Haciéndose eco del debate parlamentario queprecedió a la Ley de Madoz, en febrero de 1855el pleno de la corporación daba el visto bueno ala enajenación de las dehesas Maroteras, Santosy Cortijuelos, con el fin de atender a la ejecu-ción de distintas obras municipales (ampliacióndel cementerio, reposición de empiedros, fuen-tes y cañerías), y á redimir el Censo y ruinosísimogravamen de Jedler y sus caídos; cuya eliminacion dela lista de cargas de esta Ciudad sería saludada porsus havitantes, como el mas notable y veneficioso detodos los actos de su administracion35. Sin embargo,cuando se anunciaron para su venta las dehesasCerrillos y Maroteras, a finales de 1856, el Ayun-tamiento se apresuró a solicitar su excepción enconcepto de dehesas boyales, imprescindiblespara la alimentación del ganado de labor del

vecindario y absolutamente necesarias para el soste-nimiento de la agricultura en dicha población36. Laconfirmación de que una de estas dos dehesas,Maroteras, había sido declarada exceptuada dela desamortización no se produjo hasta 1865, porlo cual este monte público aparecía en la Clasifi-cación de 1859 como enajenable. Es esta otramuestra más de las imprecisiones del documen-to y del afán privatizador que guiaba al Gobier-no, que ni siquiera en un caso de duda comoeste, contemplaba la posibilidad de que el mon-te pudiera quedar al margen del proceso des-amortizador.

La resistencia de los Ayuntamientos de lasNuevas Poblaciones al proceso privatizador semanifestó legalmente mediante la solicitud deexcepción en concepto de dehesas boyales deaquellos montes que habían venido utilizándo-se como tales desde el momento en que se pro-mulgó el Fuero de Población. Tal posibilidad secontemplaba en la propia Ley de desamortiza-ción civil, así como en el resto de la legislaciónque surgió tras la aprobación de esta Ley37. Am-parándose en esa normativa, los Ayuntamien-tos solicitaron el reconocimiento de tal condi-ción para alguno de sus montes y lograron pro-bar ante las instancias pertinentes que los mis-mos cumplían con todos los requisitos necesa-rios para ser exceptuados de la venta. No fue,pues, una decisión graciosa del Ministerio deHacienda la que mantuvo al margen del proce-so desamortizador las dehesas boyales de lasNuevas Poblaciones, sino la persistencia de lasdiferentes corporaciones locales, empeñadas enreservar para sí una parte del patrimonio queles había pertenecido durante casi un siglo.

35 Actas del Ayuntamiento de Andújar. Sesión del 11de febrero de 1855.

36 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2840/1.37 Especialmente en la Ley de 11 de junio de 1856,

cuyo artículo primero decía: Además de los bienes com-prendidos en el artículo segundo de la Ley de 1º de mayode 1855, se exceptúan de la venta decretada por la mismaLey, la dehesa destinada o que se destine de entre los de-más bienes del pueblo al pasto del ganado de labor de lamisma población.

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

En La Carolina el expediente de excepciónde la dehesa Hueco de Martín Amigo se inicióen agosto de 1855, acompañándose al mismodistintos certificados en los que quedaba proba-do el uso comunal del predio desde el momentode la creación de las Nuevas Poblaciones hasta1852, en que el Gobernador Civil de la provin-cia ordenó sacar a subasta los pastos de dichadehesa para aplicar su producto a cubrir el défi-cit del presupuesto municipal. Acogiéndose a estaexcepcional circunstancia, el Fiscal de Haciendaentendía que no debía exceptuarse la mencio-nada dehesa en razón de que no ha estado constan-temente destinada al aprovechamiento común38. Unaño después, sin embargo, la Diputación Pro-vincial resolvía el expediente considerando que ladehesa en cuestión fué designada para el aprovecha-miento común, no solamente al tiempo de la creaciónde las nuevas poblaciones, sino también después queestas se redujeron al fuero común; considerando igual-mente que en el Gobierno de provincia no residíanfacultades para distraer de su primitiva aplicación lamencionada Dehesa; y por ultimo teniendo presentetanto por haber resistido el Ayuntamiento la ordendel Gobierno de Provincia, como por la ilegalidad dela misma, puede decirle con fundamento que ni dehecho, ni de derecho ha salido de su primitiva aplica-ción la Dehesa de Martín Amigo, el Cuerpo centralopina que el Gobierno de S. M. debe considerarla deaprovechamiento común y mandar por lo tanto se ex-ceptúe de la enajenación39.

Casi al mismo tiempo que La Carolina, lacorporación municipal de Santa Elena instruíaexpediente para justificar la propiedad que po-seía el común de vecinos de la dehesa Colladode los Jardines. En su testimonio los vecinos afir-maban que desde siempre habían estado viendoy disfrutando la dehesa en cuestión para el ga-nado del común en concepto de dehesa boyar,que lo mismo habían oído decir á sus mayores, que dedicho derecho han hecho uso por mas de 60 años sinoposición alguna hasta hace siete años que se les des-pojo sin causa por la Administración de fincas del Es-tado de la Provincia, y últimamente que también lesconsta los daños y perjuicios que se han seguido y si-guen á la agricultura por haber privado á aquelloslabradores y vecinos de la expresada Dehesa, pues con-

tinuando así concluirá de extinguirse la Vacada delcomún por falta de pastos40. Por las mismas razo-nes que en La Carolina, el Fiscal de Hacienda seoponía a la excepción de la dehesa. Pero tam-bién de idéntica forma a lo que había sucedidoen la capital de las Nuevas Poblaciones, la Dipu-tación Provincial dictaminaba que debía excep-tuarse la dehesa Collado de los Jardines:

En vista de lo expuesto en los citados informes yde cuantos documentos obran en el Expediente; consi-derando que la Dehesa en cuestión fue designada parael aprovechamiento común, no solamente el tiempo dela creación de las nuevas poblaciones, sino tambiéndespués que estas se redujeron al fuero común; consi-derando igualmente que en el Gobierno de provincia,no residían facultades para distraer de su primitivaaplicación la mencionada Dehesa; y por ultimo tenien-do presente que tanto por haber resistido el Ayunta-miento la orden del Gobierno de provincia, como porla ilegalidad de la misma, puede decirse con funda-mento, que ni de hecho, ni de derecho ha salido de suprimitiva aplicación la Dehesa Collado de los Jardi-nes, el Cuerpo Central opina, que el Gobierno de S.M.debe considerarla de aprovechamiento común, y man-dar por lo tanto se exceptúe de la enajenación41.

En Aldeaquemada el expediente instruidose centró en la Dehesa Nava la Cedra y su agre-gado Cañada del Cambrón. A principios del mesde octubre de 1855 se remitió al promotor fiscalde La Carolina la exposición del Procurador Sín-dico del Ayuntamiento en la que éste manifes-taba que dicho monte había venido utilizándosepara la suelta y manutención de las Yuntas de labor,sin que los pastos sobrantes pudieran arrendarse puesque debían aprovecharse para Baqueriles; por haberlaposeído sin interrupción desde la fundación de lasNuevas poblaciones de Sierra Morena, y por otras ra-zones que aduce42. Asimismo se incluía la declara-ción de varios testigos que afirmaban que se infe-rirían grandes perjuicios a la agricultura si se privase

38 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2842/1.39 Ibidem.40 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2841/3.41 Ibidem.42 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2841/3.

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á los mismos de ese recurso por que su principal ri-queza consiste en la labor43. Por último, un infor-me del Ayuntamiento confirmaba lo expuestopor el Procurador Síndico y los demás testigos,manifestando que la Dehesa y su agregado fue crea-da con suertes que dieron los colonos y que su aprove-chamiento por el común de vecinos data de mas de 85años; que los documentos que lo corroboran deberánobrar en el Archivo del Gobierno Civil de Provincia44.

De nada o de casi nada sirvieron las recla-maciones de los Ayuntamientos. La Clasificaciónde 1859 incluía entre los enajenables la mayorparte de los montes públicos de la zona, excep-tuando de la venta tan sólo dos montes en eltérmino municipal de Andújar y uno en SantaElena (Cuadro 13). La razón fundamental quedeterminó la inclusión de estos montes entre losenajenables estuvo relacionada con el tipo deespecies vegetales que los poblaban. Aunque seprodujo una fuerte resistencia del colectivo de

Cuadro 13.- Montes públicos enajenables tras la desamortización. 1859.

Ingenieros de Montes a las pretensiones inicial-es del Ministerio de Hacienda, finalmente aca-baron triunfando las tesis gubernamentales, queconsideraban que debían venderse todos aque-llos montes que no estuvieran poblados de abe-tos, pinabetes, pinsapos, pinos, enebros, sabinas,tejos, hayas, castaños, avellanos, abedules, ali-sos, acebos, robles, rebollos, quejigos y piornos.Como es fácilmente observable en la Clasifica-ción, en ninguno de los montes a los que nosreferimos figuraban tales especies, ni entre lasdominantes, ni entre las subordinadas, por lo quequedaba expedito el camino para su privatiza-ción. Y todo ello porque no se respetó la reglaque declaraba a los alcornocales, encinares, mes-tizales y coscojales como montes de dudosa ventay sujetos, por consiguiente, a previo reconoci-miento. De haberse hecho, a buen seguro queun mayor número de montes se hubieran ex-cluido de la venta inmediata.

Ayuntamientos

Aldeaquemada

Andújar

Baños de la Encina

La Carolina

Marmolejo

Santa Elena

Villanueva de la Reina

Total

Estado Total% montesMunicipios

5

7

Nº Nº NºHas. Has. Has.

2.929

2.929

7

19

52

4

1

4

7

94

7.689

11.273

47.466

4.160

2.575

2.581

1.545

77.289

7

24

52

4

1

4

7

99

7.689

14.202

47.466

4.160

2.575

2.581

1.545

80.218

100,0

93,6

100,0

100,0

100,0

67,1

100,0

94,4

Fuente: Clasificación General de 1859. Elaboración propia.

En Andújar, como decimos, se exceptuarondos montes de titularidad estatal, Peñascar deMorales y Zumacares. Pertenecían ambos a losbaldíos del término, que desde tiempo inmemo-rial habían venido utilizándose de forma comu-nal por el vecindario, tanto para el pastoreo desus ganados como para la extracción de leñas.En Santa Elena, por su parte, se consideró ex-ceptuado el monte Collado de los Jardines, per-teneciente al Ayuntamiento de la localidad, que

acabaría incluyéndose, a finales de siglo, en elCatálogo de Montes de Utilidad Pública.

En los restantes municipios se ofertaron asubasta la totalidad de los montes públicos exis-tentes, lo que provocó la perdida de todo el pa-trimonio territorial que Ayuntamientos y veci-

43 Ibidem.44 Ibidem.

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ELUCIDARIO

215

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

nos habían acumulado durante siglos. Formal-mente, por tanto, los resultados de la desamor-tización fueron prácticamente idénticos en to-das las localidades. Sin embargo, si se atiende alos aspectos internos de este proceso (forma queadoptaron las ventas, tipo de propietarios queconcurrieron a las mismas, etc.), se observandiferencias sustanciales entre unos y otros queaconsejan analizar de una forma diferenciada almenos aquellos casos más significativos.

2.2.1. Las ventas de los bienes de propios deAndújar.

En el Boletín Oficial de Ventas de BienesNacionales y, en algunos casos, en el Archivo deProtocolos Notariales de la ciudad de Andújar,existe información, a veces parcial, sobre el pro-ceso desamortizador que afectó a la totalidad delos montes que contemplaba la Clasificación de1859, excepto Piedras Bermejas y Torbiscales(Cuadro 14). Por estas fuentes sabemos que unabuena parte de las tierras que se vendieron en laporción del término más cercana al Guadalqui-vir, se repartieron en suertes antes de la opera-

ción para facilitar de este modo su adquisición.No queremos decir con esto que se estuvierapensando en propiciar el acceso a la propiedadde la tierra de los más menesterosos; más biense trataba de una estrategia comercial a travésde la cual se esperaba estimular la demanda paraobtener el mayor rendimiento económico posi-ble a cada operación. De hecho, si analizamoscon detenimiento el proceso que siguieron lasventas en dehesas como Barrios, Cortijuelos,Santo Domingo o Naranjo podemos comprobarcomo los adquirentes se repiten de forma siste-mática: todos ellos eran grandes hacendados re-sidentes en el municipio. Para unos, la desamor-tización representaba una magnífica oportuni-dad de acceder a la condición de propietarios deunas tierras fértiles y aptas para ser cultivadasde manera inmediata; para otros, las nuevas ad-quisiciones servían para ensanchar sus ya de porsí extensos patrimonios territoriales sobre tierrasmuy productivas que auguraban unos excelen-tes rendimientos. A todos, en definitiva, benefi-ciaba el buen precio y las comodidades de pagobajo las cuales se efectuaron las ventas desamor-tizadoras.

Cuadro 14.- Ventas desamortización civil de Madoz. Andújar.

Atalaya

Isletón de Nav.

Entredicho

Tinajuela

Valdelipe

Alarcones

Almohadilla

Barrios

Cerrada

Cerrillos Altos y Bajos

Cortijuelos

Risquillo y M.

Naranjos

Peñarrubia

Peñas Bermejas

Lisedilla y Portichuelo 1

Luis Ruano. Ganadero

F. Trigueros. Ganadero

Antonio cobos

Nicolás Talero

Mateo Tuñón

Vecinos de Andújar

63 suertes

A. Ramírez. Ganadero

Aureliano Bernete

Suertes

Mateo Tuñón y Lara

Pedro Fernández

Francisco Garzón. Ganadero

MonteCabida(fags.)

Cabida(Has.)

Año VentaTasación

reales Remate Comprador

451

42 6 (stes.)

(11 stes.)

374

146

1.965

766

64

583

309

228

205

1860

1860

1862

1860

1860

1858

1860

1860

1871

1860

1859

73.800

20.220

20.228

277.911

121.050

80.520

4.607 pts.

36.000

16.335

100.000

210.000

81.520

4.607 pts.

60.100

30.000

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ELUCIDARIO

216

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

En el primer grupo podemos encuadrar, en-tre otros, a Francisco Trigueros, un potente ga-nadero local que consiguió hacerse con el con-trol de todas las suertes en que quedó divididala dehesa Santo Domingo (1.288 has. según laClasificación de 1859), y con una buena partede la dehesa Naranjos. Todo ello sin contar ladehesa Entredicho, que se vendió en un únicolote (451 fanegas) que también fue a parar a susmanos.

Por lo que respecta a las casas nobiliarias pre-sentes en el municipio desde tiempo inmemorial(Conde de Gracia Real, Conde de la Quintería,Marques del Puente), o a sus allegados (entreellos figura un político de proyección provincialcomo Antonio Candalija) y parientes más próxi-mos (Ildefonso Pérez de Vargas, Alfonso de Var-gas, Juan de Vargas Machuca), también pode-mos comprobar como se beneficiaron de este tipode venta en suertes. La masiva concurrencia decompradores elevó considerablemente el preciode los lotes que se ofrecieron a subasta, lo quesupuso un gran beneficio para las arcas de unEstado siempre ávido de recursos económicos.

A medida que nos alejamos del Valle delGuadalquivir, los montes privatizados se vendie-ron en un sólo lote, si bien, a semejanza de losanteriores, fueron a parar a las mismas manos:las de los grandes hacendados locales y, en al-gún caso, también forasteros. De nuevo volve-mos a encontrarnos entre los compradores a dis-tintos ganaderos locales, sin duda los que mejorconocían las calidades de las dehesas que se po-nían en almoneda a unos precios considerable-mente diferentes unos de otros. Así, mientras

Lisedilla y Portichuelo 2

Santo Domingo

Santos

Sardina/Vedrio

Torbiscales

Valdezorras

Raimundo Ortiz

Francisco Trigueros

Antonio Ruiz

Fernando Herrero

MonteCabida(fags.)

Cabida(Has.)

Año VentaTasación

reales Remate Comprador

265

96

1.962

175

1860

1858

1859

1860

22.500

366.600

36.090

59.000

34.011

139.530

850.100

50.300

265

(stes.)

(stes.)

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

que en las dehesas Sardina y Vedrio el valor dela fanega alcanzó los 433 reales, arrojando suventa un monto total de 850.100 reales, el ma-yor de todos los conocidos en la zona, en Lisedi-lla y Portichuelo (primera parte), tan sólo se ele-vó a 113 reales. La extensión y calidad de lastierras para el pasto del ganado están en el ori-gen de estas enormes divergencias, aunque nopuede olvidarse la revalorización que sufrieronalgunas fincas en el proceso de subasta. El ejem-plo más ilustrativo nos lo proporcionan las yaaludidas dehesas de Sardina y Vedrio, cuya tasa-ción inicial no era comparativamente la más carade los montes de Andújar, pero, sin embargo,alcanzó un valor de remate muy superior al do-ble de lo previsto.

Evidentemente estos valores resultaban pro-hibitivos para la inmensa mayoría de los hacen-dados del término, que hubieron de limitarse apujar por aquellos montes que alcanzaban unmenor valor de tasación. De nuevo nos encon-tramos a Francisco Trigueros y a otros grandesganaderos locales, como Luis Ruano Vargas,Antonio Ramírez o Francisco Garzón Casas, en-tre los adquirentes de montes desamortizados enesta porción septentrional del municipio que aunquedaba por privatizar. Si la compra de tierrasen las inmediaciones del Guadalquivir ya habíaresultado muy ventajosa para los intereses par-ticulares, la venta de las dehesas solo puede ca-lificarse de auténtica ganga, al alcance del bolsi-llo de cualquier mediano ganadero. Veamos al-gunos ejemplos:

Las dehesas Lisedilla y Portichuelo se habíanarrendado durante el invernadero de 1854, mo-

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ELUCIDARIO

217

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

mento en que los pastos alcanzan su máximovalor, por 1.320 reales. La tasación inicial de lafinca a efectos desamortizadores alcanzó algo másde doce veces ese valor y su remate se multipli-có por veintitrés; Cerrillos altos y bajos se subas-taron para pastos durante el invernadero de 1844por 6.720 reales. El valor inicial de la finca parasu venta se multiplicó por dieciocho y fue rema-tada por un valor treinta y una veces superior.Esto quiere decir, sencillamente, que en un pla-zo de tiempo comprendido entre veinte y trein-ta años, en el peor de los casos (recordemos queel cálculo lo efectuamos en relación con el pre-cio de la invernada, o sea, para seis meses), cual-quier ganadero podía amortizar la inversión efec-tuada. Como atractivo añadido no hay que des-preciar las facilidades dadas por la normativadesamortizadora para la compra de las fincas,que podían adquirirse en cómodos plazos paga-deros anualmente.

2.2.2. La pérdida del patrimonio municipal deBaños de la Encina.

Por múltiples motivos, la desamortización enBaños de la Encina tuvo unas connotacionesmuy diferentes a las de Andújar. Ante todo, porel número de fincas que se pusieron en venta ypor la extensión que ocupaban las mismas, todolo cual hace de este municipio uno de los casosmás singulares de la provincia de Jaén. De los52 montes que reseñaba la Clasificación de 1859,(51 si consideramos la duplicidad de Camare-nas), hemos obtenido datos correspondientes a45 de ellos45. En conjunto, la superficie puestaen venta ascendió a 24.484 has. y 20.813 fane-gas. Si utilizamos el índice de conversión pro-puesto por Felipa Sánchez (Sánchez Salazar,1988), para este municipio (1 fanega igual a 0,48has.), la superficie total que salió a subasta as-cendió a 34.474 has.

A diferencia de lo que sucedió en Andújar,en Baños de la Encina no se registró ningún casode venta de montes fragmentados en suertes, conlo cual se redujo considerablemente la posibili-dad de que concurrieran a las subastas la inmensamayoría de los vecinos. A la postre, como luego

veremos, esa decisión constituyó un craso errordebido a los frecuentes y graves conflictos quesuscitó la presencia de nuevos propietariosforáneos. Tampoco aquí se advierte un predo-minio tan nítido de los grandes hacendados lo-cales a la hora de optar a la compra de los mon-tes desamortizados, sin duda porque el númerode estos era considerablemente menor y no exis-tía entre ellos fortuna capaz de hacer frente alvolumen de tierras que se puso en venta, máxi-me si tenemos en cuenta las fuertes tensionesespeculativas que desató el acontecimientodesamortizador. Los compradores de montes queconcurrieron de forma mayoritaria a las subas-tas de los montes de Baños de la Encina eranauténticos profesionales, que sólo aspiraban aobtener los mayores rendimientos económicosen el más breve plazo de tiempo posible. Desdeluego, entre sus objetivos no figuraba el accesoal nuevo estatus de gran propietario que podíahaberles deparado la desamortización.

La forma de operar de todos ellos era biensencilla: pujaban en la primera subasta por unacantidad que podía duplicar o triplicar el preciode salida de la finca en cuestión. Si no encontra-ban otra persona a la que ceder los derechosadquiridos, se limitaban a no hacer efectivo elpago correspondiente al primer plazo de la deu-da contraída, con lo cual la venta se declarabafallida. En las subastas sucesivas el precio de ta-sación iba disminuyendo paulatinamente hastaalcanzar valores muy inferiores a los iniciales.En ese momento hacían acto de presencia en lassubastas aquellas empresas de mayor solvenciaeconómica, que eran, a la postre, las que resul-taban adjudicatarias de los bienes que se habíanpuesto en almoneda. El patrimonio acumuladopor tal procedimiento se iría vendiendo poste-riormente a medida que las condiciones delmercado lo demandaba y los precios de la tierralo aconsejaban. De este modo sus poseedoreslograban acumular unos pingües beneficios.

45 En algunos casos los montes que la Clasificación con-sideraba de forma individual se agruparon para la venta.

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ELUCIDARIO

218

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Los dos mayores compradores de montesdesamortizados en Baños de la Encina fueronAntonio Cabanilles y la sociedad compuesta porlos señores Gómez y Mac Pherson, domiciliadostodos en Madrid. Entre los dos grupos lograronacaparar el 40 % de toda la superficie vendidaen el municipio, lo que da una idea de su im-portancia. Merece la pena que nos detengamosen el estudio pormenorizado de las estrategiasdesplegadas por ambos ya que así podrán en-tenderse mejor las verdaderas claves del nego-cio.

Antonio Cabanilles, a través de doscesionistas profesionales que conocían a la per-fección los mecanismos de las subastas, José Sotoy Domingo Rivola, compró, entre 1860 y 1861,

Alcornocalejo

Arrebolares

Barranquillo

Belmaras

Culebras

Iñestares

Monasterios

Total

Monte Superficie(has.)

Tasacióninicial

Primerremate

Precio final

Cuadro 15.- Bienes adquiridos por Antonio Cabanilles en Baños de la Encina.

siete dehesas con una cabida total, reducidas lasfanegas a hectáreas, de 7.476 has. (Cuadro 15).El valor conjunto de la tasación inicial, por elque salieron a subasta, se elevaba hasta los392.202 reales y fueron adquiridas todas ellaspor 183.075 reales, lo que significa un ahorrosuperior al 50 % del valor de tasación. En loscuatro casos en que se adquirieron los montesdespués de una primera venta fallida, por nohaber hecho efectivo sus compradores el primerplazo que marcaba la legislación, el ahorro re-sulta aún mayor ya que el valor del primer re-mate ascendía a 341.300 reales y la venta se pro-dujo por 109.120 reales, esto es, apenas un ter-cio de lo que habían ofertado sus primitivos com-pradores.

1.216

1.536

1.152

1.069

1.159

480

864

7.476

50.000

61.302

42.100

83.500

58.000

57.100

40.200

392.202

90.000

Sin postor

Sin postor

91.100

101.200

59.000

Sin postor

22.060

29.080

20,875

31.040

31.040

25.010

24.000

183.075

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

La sociedad integrada por Gómez y MacPherson, a través del intermediario Pablo Goya,también compró siete dehesas con una cabidaligeramente superior a las 6.000 has. (Cuadro16). Todas ellas fueron adquiridas después de quese declararan fallidas las primeras ventas por faltade pago de sus adquirentes. En este caso el ne-gocio no fue tan boyante como en el anterior,

pues la diferencia entre el precio inicial de tasa-ción (792.700 reales) y el de adquisición(717.430 reales) apenas supuso un ahorro del10 %. Tampoco es tan abultada la diferenciaentre el valor alcanzado por estos bienes en laprimera subasta fallida y el que resultó finalmen-te, que equivale a un 25 %.

Arroyo Hondillo

Chuscaderos

Monte Superficie(has.)

Tasacióninicial

Primerremate

Precio final

640

1.224

100.200

200.800

136.000

230.000

90.180

180.720

Cuadro 16.- Bienes adquiridos por Gómez y Mac Pherson en Baños de la Encina.

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ELUCIDARIO

219

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

El tercer gran comprador de bienes desamor-tizados en Baños de la Encina fue José María dePalacio, un conocido político jiennense y hom-bre de influencia en los círculos de poder madri-leños, que llegó a ser Comisario Regio de Agri-cultura a mediados del siglo XIX. Desde 1851, almenos, este hacendado venía mostrando sus in-terés por adquirir las dehesas Almadenejos, Co-rrales, Yeguas, Llano y Doña Eva. Como quieraque pasaba el tiempo y el Ayuntamiento de Ba-ños no contestaba a su petición, Palacio pedía ala Diputación que intercediera ante la corpora-ción para resolver con urgencia el expedienteen el que estaba personado. A finales de 1851contestaba el Ayuntamiento manifestando quela enajenación solicitada no era conveniente porquela titulada dehesa de Doña Eva no tiene tal carácterni pertenece al patrimonio de aquellos propios y si álos terrenos pertenecientes al vecindario, siendo de igualcondición las dehesas llamadas de Los Corrales,Almadenejos, Lleguas y del LLano, pues aunque estascuatro últimas se titulan de propios es porque com-pradas por el vecindario y Ayuntamiento á la Coronael termino y jurisdicción, destinaron dichas fincas parala cría de Yeguas y para con sus productos subvenir álas cargas municipales en vez de gravámenes de otroespecie ó repartimientos vecinales, concurriendo ade-más la circunstancia de que las dehesas de Corrales ydel Llano están situadas á corta distancia del pueblo,en términos que las tapias de las casas, lindan con lasmojoneras, y de enajenarse quedaran privados los ve-cinos de una propiedad é imposibilitados de poder sa-lir á la Sierra... razones que llevan al Ayuntamientoa no remitir los datos que sobre el valor en venta y

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

Fuenblanquilla

Mariscales y Tembladeros

Nava la Gallina

Pascual Ibáñez

Peñón del toro y Camarenas

Total

Monte Superficie(has.)

Tasacióninicial

Primerremate

Precio final

480

864

480

720

1.610

6.018

79.200

100.000

75.000

75.000

162.500

792.700

85.100

105.000

125.000

96.900

170.000

948.100

71.280

90.000

71.500

67.500

146.250

717.430

renta, la cabida o la clase de finca pide la Diputación,máxime cuando no puede pagar ni siquiera a los peri-tos tasadores46.

La Sección de Propios de la Diputación, exas-perada ya ante la férrea oposición municipal, lle-gó a ordenar al Alcalde de Baños de la Encina,bajo amenaza de una multa de 1.000 reales, queinstruyera de una vez por todas los expedientesde venta. Pero ni siquiera esa amenaza hizo re-troceder a la corporación, que alegaba, entreotras cosas, que las ventas podrían suponer unimportante perjuicio al vecindario al privarle deldisfrute de los productos que los montes ofre-cían. Pues bien, el mantenimiento de esta acti-tud iba a costarle al pueblo una multa de 1.000reales, y junto a ella la amenaza de la Diputa-ción de proceder por la vía judicial. Efectivamen-te, las veladas amenazas realizadas por la admi-nistración provincial obligarían finalmente a laCorporación a enviar a comienzos de 1852 uninforme en el que se incluía la valoración de lasdehesas solicitadas. Así las cosas, José María dePalacio tuvo que esperar hasta 1858 para adqui-rir la dehesa Corrales por 75.100 reales, un 56% más de su valor de tasación (Cuadro 17). Mástarde, en 1859, adquirió la dehesa Juan Estebanpor 94.200 reales (un 25 % superior a su apre-cio), y en 1860 compró Garbancillares y DoñaEva, en las que invirtió 265.900 reales, esto es,casi el doble de su valor de tasación. El conjuntode la superficie adquirida ascendió a 2.400 has.

46 Archivo de la Diputación Provincial. Legajo 2878/16.

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ELUCIDARIO

220

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

y 1.482 fanegas, en las que invirtió la nada des-preciable cantidad de 435.200 reales. A diferen-cia de los otros compradores, en este caso no se

hizo tan buen negocio, al menos aparentemen-te, pues todos los bienes se adquirieron a un pre-cio superior al de tasación.

Cuadro 17.- Bienes adquiridos por José María de Palacio en Baños de la Encina.

Corrales

Juan Esteban

Doña Eva

Garbancillares

Total

Monte Cabida(Has.)

Año deventa

Tasación Remate

194

1.288

1.482

1858

1859

1860

1860

48.000

75.000

90.225

45.000

258.225

75.100

94.200

160.400

105.500

435.200

Cabidafanegas

1.500

900

2.400

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

El resto de hacendados que compraron mon-tes en Baños de la Encina lo hicieron en unacuantía muy inferior a los anteriores (Cuadro18). Es muy posible, incluso, que algunos de es-tos compradores también formaran parte delgrupo de cesionistas profesionales, aunque nos seha podido averiguar el destinatario final de lasventas. Otros, en cambio, sabemos que adqui-rieron directamente las fincas ofertadas, bien

para ensanchar sus propiedades, bien para dis-poner por primera vez de extensos predios, ba-ratos y pagaderos en cómodos plazos. En esteúltimo grupo figuran distintos ganaderos loca-les y trashumantes, a los que se presentó unamagnífica oportunidad para acceder a la propie-dad de unos pastaderos que hasta entonces ha-bían venido arrendando de forma sistemática.

Alarcones y Juan Simal

Almadenejos

Atalaya

Carvajal y Enjambradero

Cascajoso y Víboras

Posada del Castaño

Cielo Abierto

Cuesta del Gatillo

Dueñas

Llano

Llanos

Morquihuelo

Nava las Huesas

Navalcardo

Parrilla

Retamón

Aureliano Bernete

Manuel Sanz

Pedro Sanz

S. Salvatierra

Benito de Osuna

Luis Hernández

Luis Hernández

José T. Lanzas

Pedro Pousibet

Antonio Rentero

Diego Ortega

Martín Salido

A. Bernete

G. Garrido

Conde de G.R.

MonteCabida(fags.)

Cabida(Has.)

Año Venta Tasación Remate Comprador

2.800

2.000

1.000

1.500

813

1.792

273

960

1.170

1.224

644

1.030

224

642

110

1860

1858

1859

1861

1861

1861

1861

1860

1860

1856

1861

1860

1860

1861

1860

1862

112.500

50.000

81.250

154.868

42.050

21.600

28.575

60.000

45.000

33.975

22.950

27.000

18.045

40.640

30.012

140.100

60.000

125.000

154.868

60.100

35.900

22.350

70.000

90.000

101.000

60.170

67.100

26.100

151.000

30.017

Cuadro 18.- Ventas desamortización civil de Madoz. Baños de la Encina.

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ELUCIDARIO

221

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

En todo caso, la riqueza y complejidad delproceso desamortizador en Baños de la Encinamerece un estudio mucho más detallado que nosólo sirva para identificar con precisión la natu-raleza de los compradores, sino también paradeterminar la evolución posterior de las fincasadquiridas y, en definitiva, el proceso de con-centración de la propiedad en el término.

2.2.3.- Las ventas en las Nuevas Poblaciones.

En los tres municipios que habían formadoparte de las Nuevas Poblaciones hasta la supre-sión del Fuero, también salieron a subasta todossus montes públicos tras la desamortización, conla excepción ya señalada del monte Collado delos Jardines, que continuó en manos del Ayun-tamiento de Santa Elena. Los mecanismos y las

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

Salida de las Yeguas

Selladores y Tembladeros

Valbueno

Vallejones

Yeguas

Inocente Ruiz

José Soto

Gallo Gallego

Inocente Ruiz

MonteCabida(fags.)

Cabida(Has.)

Año Venta Tasación Remate Comprador

2,427

1.290

1869

1875

1862

1882

1885

7.512 esc.

26.025 pt.

19.613

11.250 pt.

54.000

8.155 esc.

45.040

11.300 pt.

55.000

840

960

400

estrategias desplegadas en el proceso de ventano difieren gran cosa de lo acaecido en Baños dela Encina. Aquí también es posible detectar lapresencia de primistas, esto es, individuos queactuaban por cuenta propia o a nombre de ter-ceros, los cuales, para resultar adjudicatarios delas fincas subastadas, ofrecían unas cantidadesexcesivamente desorbitadas respecto al valor detasación. Si no encontraban comprador para esasfincas, dejaban de abonar el primero de los pla-zos estipulados y la subasta se declaraba nula, loque implicaba volver a repetirla en los meses si-guientes. En cinco de los seis montes que se ven-dieron en Aldeaquemada, para los cuales dispo-nemos de datos (Cuadro 19), se puede detectarla presencia de este tipo de compradores profe-sionales, cuyos nombres solían repetirse de unassubastas a otras

Monte Fecha Adjudicatario

Cañada del Cambrón 13-II-1859 Pedro Sola17-III-1859 Eladio López16-IX-1859 Lorenzo Lechuga

Chortal y Galayos 13-II-1859 Pedro Sola11-X-1859 Pedro Palacios21-XI-1859 José Laguna14-V-1860 Manuel Gutiérrez

Desesperada 17-IV-1859 Jacinto Fernández

Estrecho de las Carretas 20-IX-1860 Andrés Jurado

Navazo y Porroso 13-II-185911-X-1859 José Laguna

Cuadro 19.- Ventas fallidas desamortización civil de Madoz. Aldeaquemada.

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

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ELUCIDARIO

222

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

Respecto a los adjudicatarios finales de lasventas, tampoco estamos muy seguros de quetodos los que figuran en el Cuadro 20 lo fueranrealmente. Conociendo la filiación de algunosde ellos y sus formas de operar en otras ocasiones(Guillermo Garrido, por ejemplo), es fácil deducirque una vez declarados adjudicatariostransfirieron la titularidad de las fincas adquiridasa quienes a la postre resultaron ser sus

verdaderos propietarios, obteniendo a cambio deello un porcentaje del valor total de la venta enconcepto de comisión. En otros casos, como porejemplo el de Eugenio Marín, está claro que fueel destinatario final de la finca adquirida, en laque durante muchos años pastaron sus vacadasde ganado bravo, origen de una de las castas deltoro de lidia español.

Barranco de los Tejos

Cañada del Cambrón

Chortal y Galayos

Desesperada

Estrecho de las Carretas

Navazo y Porroso

Monte Año deventa

Tasación Remate

27.500

84.000

171.000

150.000

8.750

43.500

55.100

100.000

30.100

11.550

44.650

Guillermo Garrido

Ramón Soriano

Valentín Montes

Eugenio Marín

Nicolás Peña

Cabida(Has.)

554

277

4.012

553

361

1.030

Cuadro 20.- Ventas desamortización civil de Madoz. Aldeaquemada.

Comprador

Fuente: Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales. Elaboración propia.

En los otros dos municipios de las NuevasPoblaciones, de los que no poseemos tantos da-tos, nos volvemos a encontrar entre los compra-dores a José María de Palacio, adjudicatario delas dehesas Barbuda y Puntal, ambas en La Ca-rolina. Estas adquisiciones más las efectuadas enBaños de la Encina le llevaron a convertirse enuno de los mayores propietarios de la zona du-rante la segunda mitad del siglo XIX. Aunquemucho más modesto, José Chico, residente,como Palacio, en Jaén, también compró dos de-hesas en ese mismo término (Angeletar y Cuar-to del Castellar), cuyo precio resultó mucho másbajo que la media de la zona, lo que le permitióhacer un buen negocio con la operación.

Finalmente, en Santa Elena tan sólo hemospodido conocer el nombre de dos de los compra-dores, el ya mencionado Guillermo Garrido, quese hizo con la finca Cañada Bellosa, y ToribioMiguel, adjudicatario de la dehesa Santo Domin-go. Probablemente también en este caso ambosactuaban en nombre de algunos ganaderos loca-les o trashumantes, interesados en hacerse conel control de algunas de las dehesas desamorti-

zadas. Si tenemos en cuenta los precios inicialescon los que salieron a subasta pública, hemos deconvenir en que no era un mal negocio la adqui-sición de estas fincas, cuya amortización podíaconseguirse en poco más de una década, períodoque tenían los adquirentes para abonar las diezanualidades en que se repartía su valor total.

3. REFORZAMIENTO DE LA PROPIEDAD

PÚBLICA TRAS LA GUERRA CIVIL.

El final de la guerra civil española marca tam-bién la conclusión del proceso de privatizaciónde los montes que se había iniciado casi cuatrosiglos antes, al tiempo que señala el inicio deuna nueva etapa de signo radicalmente diferen-te a través de la cual el Estado se irá haciendocon la propiedad de un número de montes cadavez mayor, que acabará convirtiéndolo en elmayor propietario de la zona. Esta nueva etapa,desde luego, no puede entenderse sin explicar,aunque sólo sea brevemente, las consecuenciasque trae aparejada la puesta en marcha de lapolítica hidráulica española.

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ELUCIDARIO

223

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

En efecto, el Plan provisional de obras hidráu-licas, aprobado por Real Decreto de 25 de abrilde 1902, contemplaba a esta porción jiennensedel macizo mariánico como una de las principa-les zonas andaluzas de cara al emplazamientode distintos embalses y canales de riego, capacesde abastecer con sus aguas las extensas campi-ñas y vegas béticas. El hecho de que aquí tuvie-ran su origen algunos de los afluentes más im-portantes del Guadalquivir, no podía pasar des-apercibido a los primeros planificadores hidráu-licos españoles, que veían en la regulación delas cabeceras de esos ríos la solución a muchosde los problemas seculares que padecía Andalu-cía. En concreto, el Plan preveía la construcciónde tres grandes embalses sobre los ríos Jándula,Yeguas y Sardina que irían ubicados, respectiva-mente, en las cerradas del Saltadero del Fraile,de Piedras Blanquillas y de las Cárceles. Ade-más, se proyectaba la creación de dos grandescanales de derivación, uno del río Jándula, cer-ca de su confluencia con el Guadalquivir, y otrodel río Yeguas, junto a la Loma de Candelas, cuyafinalidad era dar riego a 20.000 has. de los tér-minos municipales colindantes con Andújar, tan-

to de la provincia de Jaén como de la de Córdo-ba. Por otro lado, contemplaba la construcciónde un pantano sobre el río Rumblar, en la cerra-da de La Lóbrega, y un canal de derivación delmismo río, que partiría del puente de Zocueca,destinado a regar 10.000 has. de las campiñas yvegas situadas entre Sierra Morena y la margenderecha del Guadalquivir. Por último, entre lasobras proyectadas también figuraban dos pan-tanos, el de La Cimbarra y el de Malagón, am-bos sobre el río Guarrizas y en las cerradas delmismo nombre, que vendrían a dar riego a 7.000has. de los términos municipales de Linares,Jabalquinto, Ibros, Lupión y Torreblascopedro.

3.1. Adquisición de montes.

Ante semejante panorama hidráulico, en lainmediata posguerra comenzó a aplicarse unapolítica que tenía como eje central la adquisi-ción por el Estado de numerosos montes a par-tir de los cuales la Administración pudiera em-pezar a disponer de una base patrimonial de re-levancia en las cuencas de alimentación de aque-

Embalse del Rumblar (Baños de la Encina).

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ELUCIDARIO

224

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

llos embalses que ya estaban construidos(Jándula, Encinarejo y Centenillo), o que se en-contraban en fase de finalización (Rumblar). Elobjetivo que guiaba semejante acción no era otroque proceder a la repoblación forestal inmedia-ta de los predios adquiridos, evitando de estemodo que los arrastres provocados por la ero-sión dejaran inservibles en poco tiempo unasobras que habían supuesto un enorme esfuerzoinversor.

Uno de los dos modelos seguidos en la cons-titución de esa base patrimonial del Estado con-sistió en la adquisición inicial de un monte degran dimensión al que se fueron agregando, porcompras sucesivas efectuadas con posterioridad,otros montes contiguos que formaban coto re-dondo con el primero. Así se crearon las cuatrograndes masas de montes de Lugar Nuevo, Sella-dores-Contadero, Despeñaperros y El Chortal,que hoy figuran entre las más extensas no ya sólodel macizo mariánico sino de toda Andalucía.

Adquisiciones de montes por el Estado en el sectoroccidental del área de estudio. 1940 – 1992.

Fuente: Elaboración propia.

0 14Km

La Renegada

Coto Valquemado

El Centenillo I,IILos CamarenesEl Cardenal

Selladero-Contadores

Lugar Nuevo

Suelos Viejos

Universidad de JaénAnálisis Geogr áfico Regional

Mapa 4

La formación del monte que actualmenteconocemos como Lugar Nuevo se inició en 1943con la adquisición a la Marquesa de Cayo delRey y al Conde de Casal de la finca que acabódando nombre a toda la masa, cuya superficieascendía a 3.822 has. (Cuadro 21). Poco después,en noviembre de 1945, se compraba la DehesaSanta Isabel, también conocida como La Cente-nera (1.330 has.), enclavada en el término mu-nicipal de Marmolejo, lo mismo que la DehesaLa Cabrera (1.089 has.), que se adquiría a me-diados de los años cincuenta. Durante esa déca-da se compraron, además, Las Bogas y Valdelipe

Bajo (1.152 has.), Valdelipe Alto (568 has.) y ElCoscojal (600 has.). En los años sesenta sólo seregistró la adquisición de la Dehesa de la Virgende la Cabeza (705 has.), que se encontraba enmanos de la Dirección General de Arquitecturadesde la inmediata posguerra. El proceso se ce-rró tras la adquisición en 1992 del monte PiedraBermeja, comprado a Manuel Valenzuela Can-dalija y Alicia Guardiola Atienza. De esta forma,la masa montuosa de Lugar Nuevo forma en laactualidad un coto redondo de más de nuevemil hectáreas de extensión.

Fuente: Elaboración propia.

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ELUCIDARIO

225

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Lugar Nuevo

Las Bogas y Valdelipe Bajo

Valdelipe Alto

El Coscojal

Dehesa Virgen de la Cabeza

Dehesa Santa Isabel

Dehesa La Cabrera

Piedras Bermejas

Total

MonteAño de

adquisiciónSuperficie

(Has.)Precio

(pesetas)

1943

1951

1951

1952

1963

1945

1954

1992

3.982

1.152

604

600

347

1.222

1.175

502

9.424

1.500.000

1.000.000

426.375

619.135

694.820

598.190

1.800.000

75.000.000

81.638520

Cuadro 21.- Constitución del monte Lugar Nuevo. 1943-1992.

Fuente: ICONA y Sánchez Martínez (1998).

Palacio de Lugar Nuevo (Andújar).

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ELUCIDARIO

226

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

En el caso de Selladores-Contadero el pro-ceso fue muy semejante al de Lugar Nuevo aun-que difiere ligeramente en su cronología ya queaquí, con la excepción del monte El Contadero(4.465 ha), comprado en octubre de 1944 aquien había sido su propietario hasta esos mo-mentos, la compañía eléctrica Mengemor, y deSelladores y Tembladeros (2.278 ha), que se ad-quirió en 1951 a Explotaciones Agrícolas y Urba-nas, el resto de los montes que forman la masase compraron todos a lo largo de los años seten-ta (Cuadro 22). En 1973 se adquirían Los

Vallejones (1.284 has.) y Navalcardo (866 has.)a Francisco Sánchez Polaina y los hermanosMarín Matut, respectivamente. En 1976 pasabaa manos del Estado el monte El Lentisquillo(1.924 has.), comprado a Pilar Sotomayor, y en1978 se permutaba Solana del Rosario por otrapropiedad de la sociedad Navaelsach (52 has.).En conjunto, por tanto, a lo largo de todos estosaños ha llegado a conformarse una masa conti-nua de montes con una cabida conjunta de10.629 has.

Cuadro 22.- Constitución del monte Selladores-Contadero. 1944-1978.

El Contadero, Manzano y Lancha

Selladores y Tembladeros

Los Vallejones

Navalcardo

El Lentisquillo

Solana del Rosario

Total

MonteAño de

adquisiciónSuperficie

(Has.)Precio

(pesetas)

1944

1951

1973

1973

1976

1978

4.266

2.278

1.283

866

1.924

52

10.629

563.617

900.000

15.800.000

11.800.000

40.000.000

0

69.063.617

Fuente: ICONA y Sánchez Martínez (1998).

A estas dos grandes masas de montes, queaún continúan en manos de la Administracióncentral ya que no fueron transferidas en su mo-mento a la Comunidad Autónoma47, hay queunir otras dos, de mucha menor extensión quelas anteriores, pero igualmente ilustrativas delproceso de control territorial seguido por el Es-tado en el extremo oriental del área de estudio,dentro de los términos municipales de Santa Ele-na y Aldeaquemada. Nos referimos, por un lado,a la masa de Despeñaperros, cuya formación seinició en 1958 a partir de la adquisición del mon-te Las Correderas (1.060 has.), y continuó a lolargo de la década de los sesenta y buena partede los setenta, durante las cuales se adquirieronlos otros 9 montes que conforman actualmente

la masa, cuya superficie supera las 4.000 has.(Cuadro 23).

47 Dependientes en sus primeros años del PatrimonioForestal del Estado, pasaron a manos del ICONA tras lacreación de este organismo. En la actualidad están adscri-tos al organismo autónomo Parques Nacionales.

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ELUCIDARIO

227

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Cuadro 23.- Constitución del grupo de montes de Despeñaperros. 1958-1975.

Las Correderas

El Hornillo

Dehesa Calderones

Cañada Enmedio II

Cañada Enmedio y Mesa del Rey

Dehesa San Rafael y San José

Cañada de las Norias

Yeguas

Dehesa San José y San Rafael

Las Lomas A-G

Total

MonteAño de

adquisiciónSuperficie

(Has.)Precio

(pesetas)

1958

1961

1962

1963

1964

1966

1972

1972

1975

1962

1.060

664

1.034

5

55

398

13

702

60

111

4.102

1.700.000

1.462.389

1.500.000

14.000

140.328

1.785.354

0

6.600.000

968.492

254.944

14.425.507

Fuente: ICONA y Sánchez Martínez (1998)

La otra masa creada, El Chortal, surgió a raízde la adquisición de la finca de ese nombre y deotra denominada La Desesperada, compradasambas en 1961. A estas se les unieron otras cua-

tro fincas compradas en los años sesenta y se-tenta que hoy forman un predio de 2.494 has.(Cuadro 24)

El Chortal

La Desesperada

El Ibreño

Cerro Munera

Huerta del Chortal

El Lentisco

Total

MonteAño de

adquisiciónSuperficie

(Has.)Precio

(pesetas)

1961

1961

1962

1963

1973

1973

467

594

455

500

4

474

2.494

1.400.000

1.141.000

1.000.000

1.500.000

32.252

4.396.015

9.469.274

Cuadro 24.- Constitución del monte El Chortal.

Fuente: ICONA y Sánchez Martínez (1998).

Al margen de estas masas, a lo largo de to-dos estos años también se adquirieron otrosmontes que, a diferencia de los anteriores, o bienno formaban coto redondo entre sí, o bien, si loformaban, no llegaban nunca a alcanzar unaextensión reseñable. Una buena parte de ellosse transfirieron en su momento a la Comunidad

Autónoma. Lo más llamativo de estos predios essu contrastada extensión, pues como puede verseen el Cuadro 25, varía desde las 5 has. de Paradade las Carretas, o las 9 has. de La Renegada, a las2.641 has. de Coto Valquemado, las 1982 has.de El Puntal o las 1.955 has. de Dehesa Magaña.

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ELUCIDARIO

228

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

En casi todos estos casos, el expediente deadquisición de las fincas se iniciaba tras la ofertavoluntaria de sus propietarios al Patrimonio Fo-restal del Estado, cuyo cuerpo técnico procedíaa valorar la oferta y formalizar la compra, siem-pre que ésta no supusiera un desembolso supe-rior a 500.000 pta. En caso de que la aprecia-ción resultase superior a esta cantidad, era pre-ceptiva la autorización expresa del Ministerio deAgricultura para poder adquirir el predio(Sánchez Martínez, 1998).

3.2. Consorcios y convenios.

El otro mecanismo empleado en la recom-posición del mapa de montes públicos consistióen el establecimiento de consorcios o conveniosespecíficos entre la Administración forestal y lospropietarios privados de los montes. Medianteestos actos contractuales, los propietarios cedíanal Estado sus fincas con el fin de que por los ser-vicios técnicos se procediera a la repoblación fo-restal de las mismas. Los gastos que comporta-ban tales trabajos corrían, en su totalidad, a car-go de la Administración forestal, que acababaconvirtiéndose en copropietaria del vuelo crea-do en la finca consorciada o conveniada, en tan-to que el suelo seguía perteneciendo a su legíti-

Cuadro 25.- Adquisiciones de montes por el Estado. 1944-1972.

Andújar

Andújar

La Carolina

Aldeaquemada

Andújar

Baños de la Encina

Santa Elena

Santa Elena

Santa Elena

La Carolina

Total

MunicipioAño de

adquisiciónSuperficie

(Has.)

1944

1946

1951

1955

1957

1959

1963

1968

1972

1972

86

9

1.982

616

2.641

1.061

5

1.437

1.955

156

9.948

Monte

La Lancha

La Renegada

El Puntal

Los Tejos

Coto Valquemado

Montes del Centenillo

Parada de las Carretas

La Aliseda

Dehesa Magaña

El Conchinchino

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Elaboración propia.

mo propietario. En el momento en que tuvieralugar el aprovechamiento maderable de la masacreada, el Estado percibiría un porcentaje delvalor total obtenido mientras que al propietariodel monte se le reservaba el resto. El estableci-miento de estos porcentajes de participación os-ciló, según los montes, entre el 30-35 % del va-lor obtenido para el propietario del suelo y el65-70 % para el propietario del vuelo.

Repoblación forestal al norte de Andújar.

En la zona que estudiamos se efectuaron untotal de 24 consorcios con propietarios indivi-duales, sociedades y Ayuntamientos, que afec-taron a la nada despreciable extensión de 17.307has. (Cuadro 26). El proceso se inició a media-

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ELUCIDARIO

229

LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

dos de los años cincuenta aunque la mayor par-te de los consorcios se firmaron durante las dé-cadas de los años sesenta y setenta, coincidien-do con el momento de mayor efervescencia dela política de repoblación forestal en este ámbitomontañoso. Para entender este hecho hay quetener en cuenta que entre 1956 y 1959 se habíadecretado la utilidad pública, necesidad de urgenteocupación y repoblación forestal de un amplio con-junto de montes situados en las cuencas de re-cepción de los embalses del Jándula, Yeguas, yRumblar (Sánchez Martínez, 1998). En tal cir-

cunstancia, los propietarios de los predios notuvieron otra opción que aceptar los consorciosque les ofrecía el Estado, aunque algunos de ellosno estuvieran de acuerdo ni con la forma de ce-sión de las fincas, ni con los métodos empleadosen la repoblación forestal de las mismas. De he-cho, en algunos casos los consorcios sólo afecta-ron a aquellas porciones de los montes que seconsideraban imprescindibles para la ejecuciónde los trabajos de repoblación, reservándose suspropietarios el dominio útil sobre el resto de lasfincas.

Cuadro 25.- Adquisiciones de montes por el Estado. 1944-1972.

Baños de la Encina

Aldeaquemada

Baños de la Encina

Baños de la Encina

Santa Elena

Santa Elena

Andújar

Marmolejo

Andújar y Marmolejo

Baños de la Encina

Andújar

Andújar

Andújar

La Carolina

Andújar

Andújar

Andújar

Baños de la Encina

Baños de la Encina

La Carolina

La Carolina

Santa Elena

Baños de la Encina

Aldeaquemada

Total

Municipio Año deadquisición

Superficie(Has.)

1954

1955

1958

1958

1961

1962

1963

1963

1964

1964

1965

1965

1966

1966

1972

1972

1972

1972

1974

1974

1974

1975

1976

NC

541

501

260

1.327

640

70

294

187

475

410

108

122

76

8

3.660

3.522

652

43

923

1.139

1.080

203

416

650

17.307

Monte

Dehesa del Santo Cristo

La Hoz de las Tasajeras

Dehesa Mariscala y Remediadora

Nava el Sach

Las Tinajuelas

El Charcón

Suelos Viejos 1

Posada Vieja y Pizarro

La Aliseda

Carvajal y Cascajoso

Valdezorras

El Adelfar

Suelos Viejos II

Ruedo de las Navas

El Fontanarejo

El Risquillo

Sombrerones de Rojas

Almorronales

El Manto

El Cantuesal

La Barbuda

Mesa del Rey

La Agujeta

Dehesa Navalacedra

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Elaboración propia.

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ELUCIDARIO

230

EDUARDO ARAQUE JIMÉNEZJOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ MARTÍNEZ

El aterrazamiento, la tala o quema de la ve-getación preexistente y el peculiar sistema desembrado de los pinos, además de que eran pocoeficaces desde el punto de vista de la reforesta-ción del territorio, alteraba sustancialmente elhábitat de la fauna salvaje, que acababa desapa-

Almorronales

Carvajal y Cascajoso

Nava el Sach

La Agujeta

El Manto

El Fontanarejo

El Risquillo

Suelos Viejos

Sombrerones de Rojas

La Aliseda

Posada Vieja y Pizarro

Valdezorras

El Adelfar

La Parrilla

Dehesa del Santo Cristo

Consorcios de montes efectuados en el sectoroccidental del área de estudio. 1940 – 1992.

Fuente: Elaboración propia.

0 14Km

Universidad de Jaé nAnálisis Geográfico Regional

Mapa 5

reciendo de la zona afectada. Desde otra pers-pectiva, los extensos cercados que precisaban lasnuevas plantaciones de pinatos, como afirmabaun insigne cazador, corta todos los viajes, impide elacceso a bebederos, baños y picaderos, y a ellas van amorir bastantes animales (Urquijo, 1981, 194).

El convenio fue la otra fórmula jurídica em-pleada por el Estado para el control del territo-rio mariánico. En este caso, no obstante, sólo seefectuaron dos convenios que afectaron a sen-dos montes de Santa Elena, El Problema (227has.), firmado en 1979, y El Santo y CañadaBellosa (1.027 has.), que se firmó en 1993.

4. LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN LA

ACTUALIDAD.

El mapa de montes públicos que se fue con-formando desde los años cuarenta del pasadosiglo, ha experimentado ligeras modificaciones

en los últimos años, motivadas, esencialmente,por la rescisión de algunos de los consorcios yconvenios que se formalizaron durante las últi-mas décadas entre la propiedad privada y la Ad-ministración forestal. Hasta el momento esa des-vinculación ha afectado a un monte de propie-dad municipal, Dehesa de Navalacedra (650has.), perteneciente al Ayuntamiento de SantaElena, y a cuatro montes de particulares, dos deellos en Baños de la Encina, Almorronales (43has.) y Dehesa Mariscala y Remediadora (260has.), y otros dos en Santa Elena, El Problema(226 has.) y Las Tinajuelas (640 has.). Por otrolado, se hallan pendientes de rescisión los mon-tes El Risquillo (3.522 has.), de Andújar, y El

Fuente: Elaboración propia.

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ELUCIDARIO

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

Charcón (69 has.), de Santa Elena. Es muy posi-ble que en los próximos años se acentúe estatendencia rescisionista y aumente el número depropietarios privados que deciden acabar con loscontratos que hasta ahora habían venido man-teniendo con la Administración del Estado. Lasrazones son de muy distintas índole pero en to-dos los casos a través de este acto rupturista sepone de manifiesto el deseo de los propietariosde asumir directamente la gestión de sus pre-dios sin tener que soportar ningún tipo deintromisiones.

La otra modificación en el mapa de montespúblicos, que es de esperar se produzca en lospróximos tiempos, tiene que ver con la titulari-dad de las dos grandes masas de Lugar Nuevo ySelladores-Contadero, actualmente en manos delEstado pero reclamadas ambas por la Junta deAndalucía casi desde el mismo instante en quetuvo lugar el proceso de transferenciascompetenciales al ente autonómico. En su díatales predios fueron utilizados regularmente porla Jefatura del Estado para su propio asueto, asícomo para atención de invitados ilustres (Jefesde Estado y de Gobierno), sobre todo cuandoestos eran aficionados a la caza mayor. Por estarazón no se traspasaron al ente autonómico. Hoydía, cuando, al parecer, estas fincas han dejan-do de cumplir con esa finalidad protocolaria yrecreativa, o tan sólo la cumplen de manera es-porádica, ya no tiene sentido la permanencia enmanos del Estado de estos predios, por lo quehabría que proceder de manera inmediata a sutransferencia a la Comunidad Autónoma anda-luza.

Este acto administrativo es tanto más nece-sario por cuanto ambas masas montuosas for-man parte esencial del Parque Natural de la Sie-rra de Andújar, una figura de protección creadaal amparo de la legislación autonómica de con-servación de la naturaleza (Ley 2/1989, de es-pacios naturales protegidos de Andalucía), cuyagestión corresponde a la Consejería de MedioAmbiente de la Junta de Andalucía. Lugar Nue-vo y Selladores-Contadero no sólo representanmás de la cuarta parte de la superficie total so-metida a protección, sino que además han re-

sultado decisivos a la hora de la delimitación delParque Natural. De hecho, las líneas fronterizasde este espacio que no se han hecho coincidircon los límites de la provincia, se ajustan al perí-metro de ambas masas, excepto una pequeñaporción del flanco oriental, que se ha trazadosiguiendo el cauce del río Jándula. Tales circuns-tancias hacen preciso unificar los criterios degestión de la totalidad de los montes públicosque forman parte del espacio protegido. Y ellosólo es posible, obviamente, si esas masas se ha-llan en manos de una sola Administración.

Independientemente de las dos cuestionesapuntadas, la propiedad pública sigue desempe-ñando hoy un papel central en Sierra Morenaoccidental. Acabamos de señalar su importanciaa la hora de la delimitación del Parque Naturalde la Sierra de Andújar y podemos decir lo mis-mo del otro Parque Natural existente en la zona,el de Despeñaperros. La inmensa mayoría de lasuperficie de este espacio protegido está integradapor la masa de montes que le da nombre al Par-que, a la que antes nos referimos, así como pordos montes de lo que es propietario el Ayunta-miento de Santa Elena (El Charcón y Collado delos Jardines), más una porción del monteconsorciado Las Tinajuelas. En cuanto al ParajeNatural de la Cascada de la Cimbarra, la tercerafigura de protección presente en el área de estu-dio, toda la superficie por la que se extiende (534has.) se halla dentro de los límites del monte depropiedad municipal Dehesa de Navalacedra,cuyo consorcio, como acabamos de exponer, lorescindió el Ayuntamiento de Aldeaquemada acomienzos de 2002.

El desarrollo de la política andaluza de espa-cios protegidos sobre estas masas de titularidadpública, ha permitido en los últimos años poneren marcha estrategias de conservación de la na-turaleza que afectan a especies tan emblemáticascomo el lince o el lobo, uno de cuyos últimosreductos andaluces se encuentra en estas sierras.La colaboración entre la Administración públicay los propietarios privados de montes ha resul-tado decisiva, como en su día lo fueron los con-sorcios para la repoblación forestal, a la hora de

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establecer estrategias efectivas de gestión deambas especies animales en peligro de extinción.En un futuro inmediato esas acciones deben re-dundar, a no dudarlo, en un crecimiento con-trolado de sus poblaciones y en una mejora sus-tancial de sus condiciones de vida.

Por otra parte los espacios protegidos estánposibilitando el desarrollo de nuevas activida-des turísticas asociadas al contacto directo delhombre con la naturaleza. Si hasta hace muypocos años toda la infraestructura y losequipamientos turísticos se localizaban en laperiferia de Sierra Morena48, especialmente juntoa la carretera nacional IV (actual Autovía deAndalucía), tras la creación de los Parques Na-turales han empezado a surgir nuevos estableci-mientos turísticos, sino en su interior sí, al me-nos, en su inmediata área de influencia, los cua-les tratan de aprovechar por todos los medios elfuerte atractivo social que despiertan este tipode enclaves.

En todos los casos se trata de establecimien-tos de pequeñas dimensiones, gestionados deforma familiar, que responden perfectamente alas características más usuales del denominadoturismo rural. Aunque existen notables diferen-cias de unos a otros en cuanto a tamaño, formasy volúmenes, por regla general se hallan muybien integrados en el entorno y no originan nin-gún tipo de impacto paisajístico. De un modoparticular ello es así en aquellos casos en los quese ha procedido a la rehabilitación del viejo ca-serío rural para adaptarlo a las nuevas funcio-nes turísticas.

La Administración pública, por su parte, tam-bién ha colaborado en la promoción y difusiónde las nuevas actividades recreativas. En un pri-mer momento su intervención se centró en ladotación de algunos miradores y pequeñas áreasde recreo dentro de los montes de su propiedadenclavados junto a los más importantes cursosde agua que discurren por la zona, segregandopara este fin pequeñas parcelas especialmenteapropiadas para ello. De este modo se trataba deconcentrar a los visitantes e impedir su disper-sión por los montes en aquellos momentos del

año de máximo peligro de incendios. El únicoinconveniente que presentan algunas de estasáreas recreativas reside, precisamente, en la au-sencia de agua durante los meses centrales delestío, lo que hace disminuir considerablementesu atractivo.

Tras este primer paso, se han producido otrosde mayor envergadura en cuya creación se hacontado con la colaboración de las Administra-ciones local y provincial. Ello ha permitido con-formar una importante red de equipamientos deapoyo al turismo que permite a los visitantesconocer de una forma mucho más certera losentornos por los que se desplazan. Como actua-ción más reciente que afecta a una gran parte delos montes públicos, hay que señalar la creaciónde múltiples senderos señalizados, aptos para lapráctica de todo tipo de deportes de bajo impac-to, a través de los cuales el visitante puede en-trar en contacto con unos espacios que hasta hacemuy pocos años habían permanecido completa-mente aislados.

Respecto a los montes privados, su aprove-chamiento fundamental desde hace años se ha-lla vinculado a la caza mayor, una actividad queya era conocida y practicada en la zona desdetiempo inmemorial pero que sufre una fuerteexpansión durante los años cuarenta del pasadosiglo y, sobre todo, a partir de la década de losaños setenta. En estos momentos casi todos losmontes de propiedad privada del área de estu-dio se encuentran acotados, lo que ha converti-do a esta porción de Sierra Morena en uno delos mayores y mejores cazaderos de la PenínsulaIbérica. En 2002 se encontraban registrados enla zona 81 cotos de caza mayor que ocupabanuna extensión de 146.098 has. Como hecho mássignificativo hay que reseñar la enorme concen-

48 El único foco tradicional de localización de infraes-tructura turística en el interior de Sierra Morena orientallo encontramos en las inmediaciones del Cerro del Cabe-zo, donde la multitudinaria romería que se celebra el últi-mo domingo del mes de abril dio origen a todo tipo deestablecimientos consagrados a la pernoctación y manu-tención de los romeros. Incluso durante algunos años semantuvo abierto un Parador Nacional de Turismo junto alSantuario de la Virgen de la Cabeza.

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tración superficial que registraban los trece co-tos de mayores dimensiones, los superiores a3.000 hectáreas, los cuales acaparaban el 47,6% de toda la superficie acotada. Frente a estos,los cotos de menores dimensiones, los inferioresa 1.000 hectáreas, a pesar de representar al 43,2% del número total de cotos, tan sólo acogían el16,4 % de la superficie. Como decimos, esta es,sin duda, una situación singular que no tieneparangón en ningún otro ámbito de Sierra Mo-rena, donde el tamaño medio de los cotos sueleser muy inferior a los de nuestra zona de estu-dio. En la porción cordobesa de este macizo, laotra gran zona de mayor especialización cinegé-

tica de Andalucía, los cotos inferiores a 1.000hectáreas contabilizados en 1986, no sólo eranlos más abundantes (54,6 % del total) sino quecontrolaban un tercio de la superficie dedicadaa caza mayor (Cuadro 27). Si a estos les añadi-mos los comprendidos entre 1.000 y 2.000 hec-táreas, el predominio resulta manifiesto ya quesu representación se eleva hasta el 89,1 % delnúmero total de cotos y afecta al 71,2 % de lasuperficie acotada (Mulero Mendigorri, 1995).

Las especies de caza mayor más abundantesson el ciervo, gamo, jabalí y muflón, si bien estaúltima, a diferencia de las restantes, sólo estápresente en una mínima parte de los Cotos. El

NAVA DE PEDRO BAGAR CUESTA DEL

GATILLO

QUINTO LOS CUELLOS

CERRILLOS Y SANTO DOMINGO

CERRAJEROS

LOS CHOPOS DEL ENCINAREJO

LUGAR NUEVO

ROSALEJILLO Y CASTORANO

MONTEALEGRE ROSALEJO

DEHESA DE LA ALISEDA Y VALHONDILLO

LOS ATALAYONES

CANTINA

VALDELAGRANA LA NUEVA

LA LISIADILLA

NAVARRODRIGO

SARDINA

NAVA MUÑOZ ESTE

VALDELAGRANA

NAVA EL SACH

DEHESA MARISCALA Y REMEDIADORA

BELMARAS

ARREBOLARES

BARRANCO DE SAN MIGUEL

CABEZA PARDA

CARVAJAL

CONTADERO-SELLADORES

EL CENTENILLOEL FONTANAREJOEL LENTISQUILLO

EL OJUELO

EL PANIZAR

EL POYUELO

EL RAPAO

EL RISQUILLO

EL TAMUJAR

FUENTE DEL VILLAR

INIESTARES

LA CENTENERA

LA MERCED

LA NAVARRALA VIRGEN

LAS TAPIAS

LOS ALARCONES

LOS ESCORIALES

MINGORRAMOS

NAVALAHIGUERA

NAVALSNO NUEVO

NAVALTORNO

PUERTO ALTO

PUERTO BAJO

ROSALEJO

TAGARILLAR

VALQUEMAO

VALTRAVIESOVENTAQUEMADA ALMOHADILLA

NAVALENTISCO

GORGOGIL

HORCAJUELO

GORGOGIL

HORCAJUELO

LOS POUSIBELES

Cotos de caza mayor en el sector occidental del área de estudio. 2002.

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Delegación de Jaén. Elaboración propia.

0 14Km

Universidad de Jaén

Análisis Geográfico Regional

Mapa 6

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sistema de caza usual en la zona es la montería,en la que el cazador se ayuda de grandes rehalasde perros encargadas de levantar las piezas, a lasque se dispara desde los puestos que han corres-pondido a cada escopeta mediante sorteo.

Tamaño Número %Superficie

(Has.)%

500-1.000 has.

1.000-1.500 has.

1.500-2.000 has.

2.000-3.000 has.

Más de 3.000 has.

Total

35

17

8

8

13

81

43,2

21,0

9,9

9,9

16,0

100

23.949

19.865

13.426

19.337

69.521

146.098

16,4

13,6

9,2

13,2

47,6

100

Cuadro 27.- Estructura superficial de los cotos de caza mayor. 2002.

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Delegación provincial de Jaén. Elaboración propia.

La rentabilidad económica de esta actividades muy elevada. Los propietarios privados de loscotos, bien directamente, bien a través de em-presas especializadas, establecen unos precios porla participación en las monterías que fluctúan

Cañada del Cambron Oregonoso

Tentadero

El Navazo

La PizarraAMA

Santa Ana

Navalacedra

La Hoz de las Tasajeras

Chortal

Collado de los Jardines

El Santo

Las Tinajuelas Sur

Navamartina

Despeñaperros

Los Miranda

La Aliseda

El Vidrio

Origuillo

El Hueco

Las Cañadas

Padre SantoVista

Alegre

El Manto

El Puntal

Cotos de caza mayor en el sector oriental del área de estudio. 2002.

Fuente: Consejería de Medio Ambiente. Delegación de Jaén. Elaboración propia.

0 9Km

Universidad de Jaén

Análisis Geográfico Regional

Mapa 7

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LA PROPIEDAD DE LOS MONTES EN SIERRA MORENA OCCIDENTAL (JAÉN),A TRAVÉS DE ALGUNAS FUENTES DOCUMENTALES

considerablemente en razón de varios factorestales como el tipo de especies susceptibles de caza,el cupo de especies que pueden ser abatidas porcada cazador, el tiempo que lleva la finca sinmontearse y la calidad de los trofeos que espe-ran obtenerse. En la temporada 2000-2001, se-gún datos ofrecidos por varias empresas encar-gadas de la organización de monterías que ope-ran en la zona, los precios por puesto oscilaronentre las 550.000 pesetas de Valdelagrana laNueva (para un cupo de 3 venados y 1 muflón)

y La Cantina (para un cupo de 3 venos y 2ciervas); y las 385.000 pesetas de cada una delas manchas de caza establecidas en el cotoTamujar (para un cupo idéntico de 3 venados).Ante semejante negocio, es lógico que hayandesaparecido casi por completo de los montestodos aquellos aprovechamientos que podíanentrar en conflicto con el ejercicio de la caza,bien porque implicaban una alteración de loshábitats cinegéticos, bien porque podían entor-pecer el libre desenvolvimiento de la caza.

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