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La política, idiotas, la política

36Agricultura Familiar en España 2010

Con 50 años de historia y la etiqueta jus-tificada de ser la más común de las po-líticas comunes, la PAC se enfrenta aho-ra a un enésimo debate sobre su futuro, que yani siquiera se denomina “reforma” (porque el tér-mino está muy devaluado de tanto usarlo) sino“horizonte” o “estrategia”, con un límite tempo-ral que llega a 2014 y que produce algo de vérti-go, dada la velocidad de los cambios actuales.

Como buena política común, la PAC se ve for-

zada a este debate porque se autoobliga con supropio calendario, derivado de las perspectivasfinancieras para el periodo 2014-2020. Que sehable primero del presupuesto es una garantía,pero la discusión a 27 será sustancialmente dis-tinta a la discusión de las perspectivas financie-ras anteriores, sobre todo el análisis de fondoseguirá siendo qué PAC necesitamos y paraquién.

Hablamos de un debate político de máximonivel, que frente a reformas anteriores tambiénincorpora otra novedad: la capacidad de codeci-sión del Parlamento Europeo. El poder real de lamáxima representación democrática en Europanos garantiza un escenario más complejo y conseguridad más enriquecedor que el habitual re-parto de intereses nacionales que aflora en losConsejos de Ministros. La transversalidad políti-ca producirá, sin duda, cambios desconocidospara la lógica de decisión anterior.

Aunque estamos todavía, en todo caso, enuna fase muy incipiente de reflexiones y posicio-namientos previos, sin propuestas concretas dela Comisión Europea, el protagonismo real delParlamento Europeo y la complejidad general delmomento, en el que la crisis lo condiciona y con-tamina todo, marcarán un nuevo modo de ac-tuar en el acquis comunitario.

No hay más que observar el empeño recientede la Presidencia española de la UE, que ha con-seguido que la cumbre de Jefes de Estado y deGobierno celebrada en Bruselas en junio, comocierre del semestre, aprobase la “Estrategia Eu-ropea 2020”; y que en su componente agrariatuvo ya un precedente con el documento presen-tado en la reunión informal de ministros de Agri-cultura celebrada en Mérida a finales de mayo.

La influencia española en la definición de la“Estrategia Europea 2020” se ha convertido asíen el hecho más relevante del semestre de pre-sidencia europea. Y también se ha dejado notarla mano de España en el documento finalmenteaprobado en junio respecto a propuestas inicia-les, porque la agricultura ha pasado de tener unamínima presencia en las estrategias europeas aformar parte del entronque decisorio del futuro.

Es verdad que normalmente no es fácil tras-ladar al conjunto de la sociedad la trascenden-

Fernando MoraledaDiputado socialista porCiudad Real. Portavoz

en la Comisión Mixta deCambio Climático

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07Moraleda:Maquetación 1 24/06/10 11:03 Página 36



cia de este tipo de “papeles”, que manejan lostérminos con mucha habilidad, concretan pocoo nada, y se explican y entienden mal en unabreve noticia de prensa o televisión.

Sin embargo, los grandes cambios en la in-tegración europea han arrancado siempre condocumentos “estratégicos”, que a medio plazose convierten en norma y en políticas reales, ynos condicionan –¡de qué manera!– nuestra vi-da y nuestro futuro.

Por ello debemos valorar la trascendencia dela “Estrategia Europea 2020”. Intenta, en primerlugar, marcar un nuevo modo de actuar comorespuesta a la crisis global provocada por los des-manes especulativos del sistema financiero. Ymarcar una respuesta desde la política, desde larepresentación democrática supraestatal que te-nemos en la Unión Europea. Sin olvidar nuncaque este modelo europeo es único en la historiapolítica que compartimos, además de ser la re-gión del mundo donde nace y se desarrolla elEstado del bienestar.

Y la misma trascedencia tiene en el ámbitoconcreto de la política agraria y de desarrollo ru-ral, donde las orientaciones estratégicas conver-tidas en concreciones presupuestarias y regla-mentarias serán muy superiores a la historia demedio siglo de la PAC.

Una vuelta inteligente a los orígenes

La “Estrategia Europea 2020” habla de creci-miento inteligente, sostenible e integrador. Y losmismos términos aparecen en el documento pre-sentado en el Consejo agrícola informal de Méri-da. Son valores o direcciones estratégicas no sólopara el futuro agroalimentario europeo sino, antetodo, del modelo de sociedad futura europea.

Se trata, pues, de poner en valor la funciónsocial, territorial y económica que ejercen los hom-bres y mujeres que viven y trabajan en el campo,cerca de 14 millones de personas en toda la UEdedicados directamente a la agricultura y la ga-nadería, y otros 5 millones en las industrias deprimera transformación. Esta es la mejor razónpara defender, como en el origen de la PAC, unanueva PAC para una nueva sociedad europea.

Un objetivo que no hace sino retomar la filoso-fía fundacional de la Política Agracia Común, muymatizada en los últimos 20 años por las reformasdestinadas a “desmantelar” mecanismos regula-dores del mercado y abandonar la obligación depolíticas comunes por la comodidad ego ísta dedar protagonismo a las demandas nacionales. En

este sentido, la Comisión y sus últimos comisariosde Agricultura no serán recordados por hacer másEuropa.

La crisis global ha ayudado a destapar todaslas vergüenzas de este modelo fracasado y porello ahora hay que volver a “reinventar” la PAC,utilizando nuevas palabras para explicar viejasideas y repetir antiguos objetivos como los decohesión y modulación, entendida ésta como re-parto justo de recursos públicos entre aquellosque realmente los necesitan y merecen.

Y en este juego de palabras nuevas hay untérmino que me resulta especialmente destaca-ble, cuando se habla de “Gobernanza reforza-da” y no sólo aplicada al sector agrario; porqueno deja de ser paradójico que la mayor concen-tración mundial de poder institucional y gestióndemocrática se vea obligada a comprometerse así misma a reforzar la gobernanza, se entiendeque para poner “orden” en los “mercados”.

Es momento de retomar la iniciativa

En las tomas de posición de partida que se es-tán realizando en la actualidad se incluye tam-bién un documento muy relevante del Grupo dela Alianza Progresista de Socialistas y Demócra-tas en el Parlamento Europeo, con el que han fi-jado su posición de partida ante el debate sobreel futuro de la PAC.

Los socialistas europeos afirman con buencriterio que “entre las numerosas líneas diviso-rias políticas que siempre han caracterizado lasdiferencias entre progresistas y conservadoreshay una que persiste. Los primeros son, por logeneral, quienes anticipan y guían los procesosde reforma ambiciosos, mientras que los segun-dos sólo se ponen a ello cuando se ven obliga-dos por la emergencia de crisis o por exigenciasexternas. La reforma de la PAC de los quince úl-timos años ha seguido más bien el segundo ca-mino. Creemos que ha llegado el momento deretomar la iniciativa y desempeñar el papel devanguardia que nos corresponde, proponiendouna agenda agrícola ambiciosa para los próxi-mos decenios”.

Nadie duda que la PAC se encuentra en unaencrucijada. Pero no todos nos enfrentamos aella desde premisas iguales. Los colectivos pro-gresistas (políticos, parlamentarios, sindicales,sectoriales…) siempre hemos liderado el empu-je hacia una Europa mejor y ahora volvemos atener esta responsabilidad. Por ello, los socialis-tas europeos reafirman la importancia de la fun-

▼La “EstrategiaEuropea 2020”habla decrecimientointeligente,sostenible eintegrador. Y losmismos términosaparecen en eldocumentopresentado en elConsejo agrícolainformal deMérida. Sonvalores odireccionesestratégicas nosólo para el futuroagroalimentarioeuropeo sino, antetodo, del modelode sociedad futuraeuropea




ción desempeñada por los agricultores euro-peos y la necesidad de una Política Agraria Co-mún fuerte, capaz de superar los nuevos retos yproponer un nuevo proyecto, ambicioso y trans-parente. Un “nuevo pacto” entre el mundo agrí-cola, la industria en las fases anteriores y poste-riores al sector, la investigación y el desarrollo, y,especialmente, los ciudadanos que son al mis-mo tiempo contribuyentes y consumidores, so-bre una elección de sociedad compartida.

La agricultura sigue siendo un sector estra-tégico y no puede contemplarse como un sectoreconómico más. La función primordial de la agri-cultura es alimentar a los hombres y las muje-res. Y la UE debe seguir gestionando esta res-ponsabilidad común, lejos de cualquier formade renacionalización y/o cofinanciación.

La nueva política agraria común deberá ba-sarse en el tríptico legitimidad / equidad / efica-cia. Legitimidad de los recursos públicos com-prometidos y aceptados por el contribuyente,equidad en la asignación de los fondos euro-peos entre los 27 Estados miembros, dentro decada país y entre los agricultores y regiones, yeficacia en el buen uso de los fondos públicos,teniendo en cuenta que la solidaridad es paranosotros uno de los valores que están en la basede la UE.

Una PAC reorientada para servir a los 500millones de ciudadanos europeos y valorizar laagricultura de cada país, defendiendo nuevosmodelos de producción agrícola sostenible entodo el territorio de la Unión Europea y capaz de

responder a los grandes retos medioambienta-les (cambio climático, escasez de recursos, con-taminación de las aguas, degradación de los sue-los, etc.). Sin olvidar que la PAC no puede dejarde participar en el desarrollo de los territoriospara crear empleo en las zonas rurales.

El debate se terminará centrando, ademásde la ficha financiera global de la PAC, en cuáldebe ser el modelo del futuro para las ayudasdirectas, qué instrumentos de gestión de mer-cados hay que utilizar y qué peso real tendrá lapolítica de desarrollo rural. En tal sentido, es pre-ciso reflexionar y concretar un nuevo modelo derelación profesional entre productores e indus-trias. Mi opinión es que la industria española noencontrará la rentabilidad en los bajos preciospagados a las agricultores y ganaderos, sino ensu propio esfuerzo en I+D+i, que nos permitadar el salto de nuestra actual dimensión cuanti-tativa a una industria moderna de nuevos pro-ductos de calidad y con mayor presencia en elmercado exterior. Estoy también convencido deque un marco contractual estable entre produc-tores e industrias es el complemento adecuadoa la política de investigación y desarrollo que es-tas últimas deben hacer. La distribución agroali-mentaria tendría así un marco estable de pre-cios con sus proveedores sin recurrir a métodosque distorsionan la competencia.

Lo que se plantea es la necesidad de cam-biar el modelo actual re-reformado, que ha idoperdiendo el sentido y desdibujando la foto fijasobre la que se han hecho las reformas. A cam-

▼Nadie duda que laPAC se encuentraen unaencrucijada. Perono todos nosenfrentamos a elladesde premisasiguales. Loscolectivosprogresistas(políticos,parlamentarios,sindicales,sectoriales…)siempre hemosliderado el empujehacia una Europamejor y ahoravolvemos a tenerestaresponsabilidad




bio se trata de pasar a un nuevo sistema que de-bería marcar el “contrato agroalimentario” conla sociedad; en definitiva, reconociendo su pa-pel como creadores de empleo y conservadoresde los recursos naturales.

En el fondo, con la jerga y las nuevas inquie-tudes del siglo XXI, no dejar de ser un volver alos orígenes, tras comprobar amargamente queel modelo de economía social de mercado quedisfrutamos en Europa no es sinónimo de la “eco-nomía de los mercados”, entendidos como ungran espacio global en el que el ordenamientode la actividad económica parecía haberse con-vertido en un estorbo a eliminar.

Ha sido necesario explotar para enfrentarnosa recomponer las piezas y constatar la enormefragilidad de un sistema que no sólo no está sien-do capaz de corregir los desequilibrios mundia-

les entre países y grupos sociales, sino que ade-más ha puesto en serio riesgo de supervivenciaa lo que suponemos como conquistas irrenun-ciables del “primer” mundo, incluida la seguri-dad alimentaria, entendida como disposición dealimentos para todos, con precios justos para to-dos, los que los producen y los consumidores.

Creo que es obligado plantear algunas ideassobre el cambio climático y su relación con laagricultura, en coherencia con mi dedicación ac-tual a estos temas como diputado socialista enel Parlamento español.

Es obvio que el cambio climático, y en gene-ral las políticas ambientales de conservación yuso racional de la biodiversidad y los recursosnaturales, están cade vez más presentes comoelemento de referencia dentro del objetivo de eco-nomía sostenible y, por supuesto, de una agri-cultura también sostenible. Desde luego, lo sonen todas las conclusiones recientes del ConsejoEuropeo, del G-8 y del G-20.

También es evidente, aunque hay quien seresiste a verlo, que la agricultura debe adaptar-se a los efectos del cambio climático, aun no co-nociendo en su totalidad el alcance y profundi-dad de los mismos. El panel intergubernamentalde expertos de Naciones Unidas nos alerta delavance de las zonas áridas, la mayor variabili-dad de las rutinas climatológicas y la mayor di-fusión de elementos patógenos fito y zoosanita-rios. La agricultura debe adaptarse a estos cam-bios y la PAC debe dar respuestas concretas antelos efectos del cambio climático.

Porque la excusa de la crisis y la necesidadpermanente de mejora de la productividad no sonrazones para evitar una actitud positiva y com-prometida de la actividad agraria en la lucha con-tra el cambio climático, en la que de entrada apor-ta beneficios ambientales por su papel en la fija-ción de CO2 y el secuestro de carbono.

En fin, es el momento de la política y de po-ner nuevos sillares para un edificio que necesitarehabilitarse por antiguo, pero no modificar sunaturaleza ni sus aspiraciones originarias de pre-servar un modelo europeo más lleno de éxitosque de fracasos. El riesgo es que quienes hanprovocado los problemas, denunciando la inge-rencia de la política en los mercados, tengan aho-ra más capacidad de decisión en las “solucio-nes” porque no sepamos o no podamos dotar-nos de la iniciativa política necesaria para volvera hacer avanzar el progreso social en el mundorural europeo. ■

▼La industriaespañola noencontrará larentabilidad en losbajos preciospagados a losagricultores yganaderos, sino ensu propio esfuerzoen I+D+i, que nospermita dar elsalto a unaindustria modernade nuevosproductos decalidad y conmayor presenciaen el mercadoexterior


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