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La poesía inédita de Enrique Loynaz Muñoz Me propongo en estas páginas hacer un estudio de las poesías inéditas del poeta cubano Enrique Loynaz Muñoz, cuyas copias me facilitó el crí- tico, ensayista e historiógrafo cubano José María Chacón y Calvo, cuando preparaba yo mi tesis doctoral sobre la vida y la obra del destacado huma- nista, para lo cual consultaba asiduamente la biblioteca-archivo de su ca- sa de Madrid. Allí se encontraba el valioso material que me fue ofrecido con el expreso deseo de que lo publicase algún día. Al morir Loynaz, Cha- cón y Calvo dedicó un articulo a su memoria en el periódico El Mundo de La Habana. En él decía: «. el poeta Loynaz, de fina y firme personali- dad, no publicó ningún libro y vivió apartado en la apariencia, al menos, de toda preocupación por su obra»’. Quizá esto se haya debido —pensamos— no sólo a la proverbial sencillez y verdadera modestia del poeta, sino al hecho comprobado de que parecía no tener fe en el valor de su poesía, que él mismo calificaba de «absurda». Los poemas de Enrique Loynaz en que he basado mi estudio suman unos 120 en total. Abarcan un período de seis años, y fueron escritos entre 1919 y 1924. Sin embargo, sus últimos poemas inéditos datan, según el critico cubano Cintio Vitier, del año 1937. No todas las poesías objeto de este análisis son rigurosamente inéditas. Dieciocho de ellas aparecen publicadas, completas, o en fragmentos, en antologías, revistas y perió- dicos, Y estas pocas muestran han sido suficientes para que algunos crí- ticos hayan podido llegar a una impresión muy positiva de su obra. Fue Chacón y Calvo quien dio a conocer las primeras poesías de Enri- ‘José Maria Chacón y Calvo, «La poesía de Enrique Loynaz». El Mundo, La Habana (julio 5,1966), 1. Anales de Literatura Hispanoamericana, Vol. IX Ni’ 10. Ed. Univ. Complutense, 1981.

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Page 1: La poesía inédita de Enrique Loynaz Muñoz · Los poemas de Enrique Loynaz en que he basado mi estudio suman unos 120 en total. Abarcan un período de seis años, y fueron escritos

La poesíainédita de Enrique LoynazMuñoz

Me propongoen estaspáginashacerun estudiode las poesíasinéditasdel poeta cubanoEnrique Loynaz Muñoz, cuyascopiasme facilitó el crí-tico, ensayistae historiógrafocubanoJoséMaría Chacóny Calvo, cuandopreparabayo mi tesisdoctoral sobrela vida y la obra del destacadohuma-nista, para lo cual consultabaasiduamentela biblioteca-archivode su ca-sa de Madrid. Allí se encontrabael valioso material que me fue ofrecidocon el expresodeseode quelo publicasealgúndía. Al morir Loynaz, Cha-cón y Calvodedicó un articulo a su memoriaen el periódicoEl Mundo deLa Habana. En él decía: «. el poeta Loynaz, de fina y firme personali-dad, no publicó ningún libro y vivió apartadoen la apariencia,al menos,de toda preocupación por su obra»’. Quizá esto se haya debido—pensamos—no sólo a la proverbial sencillez y verdaderamodestiadelpoeta, sino al hechocomprobadode queparecíano tenerfe en el valor desu poesía,queél mismo calificabade «absurda».

Los poemasde Enrique Loynaz en que he basadomi estudio sumanunos120 en total. Abarcanun períodode seisaños,y fueron escritosentre1919 y 1924. Sin embargo, susúltimos poemasinéditos datan, según elcritico cubanoCintio Vitier, del año 1937. No todas las poesíasobjeto deeste análisis son rigurosamente inéditas. Dieciocho de ellas aparecenpublicadas, completas, o en fragmentos,en antologías, revistasy perió-dicos, Y estaspocasmuestranhan sido suficientespara que algunos crí-ticoshayanpodidollegar a unaimpresiónmuy positivade suobra.

Fue Chacóny Calvo quien dio a conocerlas primeraspoesíasde Enri-

‘JoséMaria Chacóny Calvo, «La poesíade Enrique Loynaz». El Mundo, La Habana

(julio 5,1966), 1.

Analesde LiteraturaHispanoamericana,Vol. IX Ni’ 10. Ed. Univ. Complutense,1981.

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‘tOS ZenaidaGutiérrez-Vega

que Loynaz Muñoz. Las publicó, con unanota critica, en El Fígarode LaHabana,hacia 1920. Poresos años,aparecieronpoemasde Loynaz en elSuplementoLiterario del periódico La Verdad de Murcia, también poriniciativa de Chacón, quien era amigo de sudirector,JuanGuerreroRuiz.En 1924, en la revista España, de Madrid, JuanRamónJiménezpublicóun grupo de composiciones,del entoncesmuyjoven poeta, de un cuader-nillo de versos, enviadopor el polígrafo cubanoal autor de Platero ~ yo.Más tarde, en 1926, en la antologíaLa poesíamodernaen Cuba, de FélixLizaso y José Antonio Fernández’de Castro, Enrique Loynaz cerró, contrece poemas,el libro que señalóuna fecha en nuestrosanalesliterariosAsimismo, décadasdespués,Cintio Vitier, en su libro Cincuentaañosdepoesía cubana, dedicó unas páginasa Loynaz e incluyó algunos poemasinéditos hastaesafecha, más otros ya publicados.Tanto en la antologíade Lizaso y Fernándezde Castro,como en la de Vitier, la poesíade Enri-que Loynaz iba precedidade una breve introducciónmuy afirmativa, al-tamenteencomiástica.Max HenríquezUreñaen suPanorama históricodela literatura cubanaincluyó, junto a unaentusiastaapreciación,fragmen-tos de dos poemasde Loynaz. Otros críticos, como JuanJ. Remosen suResumende historia de la literatura cubanay JoséAntonio PortuondoensuBosquejohistórico de las letras cubanas,handedicadocomentarioselo-giososasuspoesías.

La fraternal amistadque, duranteaños, unió a JoséMaría ChacónyCalvo con Enrique Loynaz le permitió conocerla casi totalidadde su pro-ducción. Las cartasescritaspor Loynaz a Chacón, en su mayoríaa lápiz,durantelos añosen que esteúltimo vivió fuerade Cuba como diplomáti-co, pruebanesa amistade iluminan algunascaracterísticasde esta obrapoética. Con ellas, le enviabaLoynazsuspoesías.En muchasocasiones,selas escribiaen el texto de las mismas. Algunasde éstashansido recogidaspor mí de esacorrespondencia.

Nació Enrique Loynaz Muñoz en La Habana,en 1904, dondevivió to-da su vida, ejerciendo, esporádicamente,la abogacíacomo medio paraganarsela vida. Realizó, además,cortos viajesa los EstadosUnidos, Cana-dá y Europa. Falleció en la capital cubana,a los 63 años, en junio de1966. Hacía ya muchosañosqueel poeta,segúnreiteradasconfesionessu-yas, no escribía versos. El profesorAurelio Boza Masvidal, en un articulopublicado en la revista Universidadde La Habana,aportóestosinteresan-tes datos sobre la familia Loynaz: uno de sus antepasadosremotos, elfranciscanoSan Martín Loynaz, fue «mártir de las misionesdel Japón’>;«un descendientedel santo, de sangrevasca.., vino a La Habanacon elcondede Ricla, y se fue a vivir a Puerto Príncipe(hoy Camagúey),dondefundó una de las familias «más antiguasy de mayor abolengode la pro-vincia»; Carlos Loynaz, tatarabuelodel poeta, fue el primer amor de laAvellaneda;Enrique Loynaz del Castillo, supadre, realizó, en esaciudad,susprimerasluchas «enpro de la libertad de Cuba» y, siendoya General,

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contrajomatrimonioen La Habanacon María de las MercedesMuñoz Sa-ñudo (deunaopulentafamilia española),con la que tuvo cuatrohijos, to-dos poetas: Dulce María, la mayor; Enrique, Carlos y Flor. La familiaLoynaz Muñoz vivió primero, segúnBoza Masvidal, en una casonaun po-co misteriosa,situadaen la calle Amistadesquinaa San Rafael. Despuésse trasladóal Vedado a una curiosaresidenciacon «. . . varios pabellones,en medio de un jardín selvático, rodeadode altas rejas»2.En tal ambien-te, pasóLoynaz su infancia y su primera juventud. Esteinfluyó en la for-mación de su caráctersolitarioy dejó unafirme huella en supoesía.En lacasadel Vedado,el poetaleía susversosa los amigosmásíntimos, artistase intelectualesde la época,sin nuncapublicarlos,por lo queno pudieroninfluir en la corrienteviva de la poesíacubanade entonces,cosa que sílogró su obra poética. Inéditos aún, ademásde sus cuadernosde poemas,dejó Enrique, aseguró Vitier, un volumen de ensayossobre GuillermoMaister’ y algunoscapítulosde historia de la literatura castellana.

Si se tieneen cuentala fecha de su nacimiento(1904), y los añosenque escribió sus poesías<1919-1937>.pertenecióLoynaz, dentro de la lí-rica cubanacontemporánea,en lo cronológico, a la segundageneraciónrepublicanay, en lo estético, al postmodernismo,momentode reacciónsuperadorade esemodernismocubano«tardíoy confuso»y de «numerosasy variadasvicisitudes»,como lo denominaraCintio Vitier. Estageneraciónparticipó del movimientode renovaciónpoéticaproducidoen Cubaa par-tir del impacto sufrido por el inicio de la Guerra Mundial de 1914. Seoríentó la poesíade entoncespor «nuevasmodalidades»,al decir de MaxHenriquezUreña. En el arcoiris de expresionesdiversasde esaépoca,re-gistradaspor el crítico dominicano, situó éste a Loynazentre los «nuevosecos del intimismo». «Ante el balance trágico del mundo en llamas,— expresóHenríquezUreña— los jóvenespoetasbuscaronun refugio en elpanoramainterior, se reconcentraronen la poesíaintimista, como quienanhela, frente a los horroresdel mundocircunstante,recluirse dentro desí mismo»~. Lizaso y Fernándezde Castro lo situaronentre«los nuevos».Agruparon bajo estenombrea los poetasque habíancomenzadoa znani-festarseen los años transcurridos desde la terminación de la PrimeraGuerra mundial, anotándoles«característicasbien definidasy distintas alas de suspredecesores:una inquietud más acendrada,que no es ya pro-ducto del intelecto, sinoconnatural;una libertad sin alardesverbales,pe-ro todolo amplia y necesariapara dar expresiónasentimientoscomplejos;la ausenciade resabiosde la vieja poéticay, en fin, el retorno a las fuentes

2 Aurelio Boza Masvidal, «Dulce María Loynaz: poesía,ensueñoy silencio». Universi-dad de La Habana, 82 al 87 (enero-diciembre1949), 95.

Guillermo Maister.

Max HenríquezUi-eña. Panorama hútónto de ¿a bteratura cubana(1492-1952).Mé-x’co: EdicionesMirador PuertoRico, 1963, Tomo 11, pág. 359.

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más purasde la poesíaeterna»5.Advirtieron, en cambio, cómo Loynazseapartabade los modoshabitualescon que la mayoríade los poetasde estegrupodabaforma a la emociónpoética.Su «voz cargadade ensueño»y su«extrañasensaciónde misterio» dieron un tono peculiar a su poesía. Sin

embargo,las notasdistintivasmás generalizadaseranla inspiración tiernay ardiente en Emilia Bernal; los «acentosrománticosy delicados»en Mer-cedes Torrens; el «intimismo sereno y sencillo» en Ernesto FernándezArrondo; las «ansias de quietud y pureza»en Juan Marinello; el «suaveacentointimista» en Dulce Maria Loynaz; la incisiva y al mismo tiempotenueironía en María Villar Buceta.La generaciónde «los nuevos»,consi-deró Vitier, se atenía«. . .a la experienciaurbanadel desencantoy la iro-nía frente a la mediocridadhechade gestosdesprovistosde sustanciadelvivir republicano»~.Adaptandoal procesode la lírica cubanael esquemageneracionalpropuestopor Federicode Onís, en su clásica Antología dela poesía españolae hispanoamericana(1882-1932),del destacadocríticoanotó estastendenciasen el postmodernismode la isla: esteticismo,per-fección; sencillez lírica, preocupacióncubana; prosaísmo, sentimiento,ironía; tendenciasparnasiano-simbolistase intimistas. Situó a todos loshermanosLoynaz en la línea intimista, línea que, con sus «delicadezasysugestiones»,segúnél, cerraría«idealmente»la curva postmodernista.Pa-ra JuanJ. Remos, los intimistas formaron una «isla» y con ellos EnriqueLoynaz, quien «hunde —dijo— su pupila en el misterio..- y canta lo in-material, lo impalpable»’. El intimismo fue el asidero, la tabla de salva-ción paralos poetasque queríanevadir las realidadeshistóricasque les to-có vivir. Onísse refiere, de paso,a la zonadel intimismo al caracterizaralpostmodernismoy hablarde «delicadezade los maticesy de recogimientointerior» como fórmulas de escapede los líricos de estageneración,entrelos queseencuentranmuchosde los mejoresde aquellaépocay de toda lapoesíacubana.

Cabe, por lo tanto, aceptarlas opinionesde críticos tan autorizadoscomo Remos,HenríquezUreña y Vitier y situar a Loynazen la tendenciaintimista, líneadel modernismoesencial,cuyo triunfo definitivo vino a sí-tuarseen el postmodernismo,poseyendoésteel afán de indagacióny pre-ocupaciónfilosófica y trascendentede Martí, el misterioy la vaguedaddecorte simbolistade Silva y de Poe, el tono meditativo y reflexivo de Enri-que GonzálezMartínez y el lirismo íntimo y depuradodeJuanRamónJi-ménez, No entra, en cambio, en la poesíade Loynaz el conceptoactual

Félix Lizaso y JoséAntonio Fernándezde Castro. La poesíamodernaen Cuba (1882-1925). Madrid: Librería y CasaEditorial Hernando(S. A.), 1926, pág. 325.

6 Cinrio Vitier. Cincuentaaños depoesíacubana(1 902-1952)- La Habana: Impresores

Ucar. García,S. A. - 1952, pág. 2.Juanj. Remos. Procesohistórico de las letras cubanas.Madrid: EdicionesGuadarra-

ma, 1958, pág. 258.

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de la modernidad.No se recreaen lo feo, lo extraño, lo anormal,ni hayen él nadade lo chocanteo antiarmónicopropio del vanguardismo.No seacerca tampoco a la poesía pura. Portuondo dijo: «. . en los hermanosLoynaz, por influencia de Tagore y de JuanRamónJiménez, hay ya uninicio de poesíapura»». Peroa Loynazle falta la concienciaintelectualenel procesopoéticoy el generalprurito de la forma escuetaque predominóen la poesíapura.Es másquenadaun poetaintuitivo, impresionista,sim-bolista, intimista. La línea estéticadel modernismoesencial latenteen elautor, debidaa su especialtemperamento,origina susmotivacionesprin-cipales. Es, en definitiva, su temperamentoquien rige toda supoesíay suestilo. A la luz de éste,seanalizaránlos temasy los motivosde supoética.

Casi todaslas cartasde Enrique Loynaza Chacóny Calvo, verdaderosesquemasautobiográficos,revelan diferentesaspectosde su carácter. Enellas le confiesaal amigo de su vida enfermiza:«Yo creo queen mi niñez,hastala edadde diez años,puedohaberpasadopocomásde dossin estaren cama»9.Sobre lo mismo comenta:«Ustedsabetodo el trabajoque meda tenerque hacerun esfuerzoen la vida naturaly podrá imaginarlo quehe sufrido al sentir unavez másmi inutilidad»’». De suespíritu desadapta-do e incomprendido se expresa: «. . .inquietud de no poder ser nuncacomprensibleni aúnpara mi mismo» (mayo 11, 1922). Sobresaleuna ne-cesidadurgente y poderosade soledad y aislamiento: «.. no he podidohablarle.., de mi gran deseode soledad»(julio 5, 1925). Cuandoescribe:«Peroyo soy absurdocomo mi vida, como mi poesíay no todo aquello quedentro de ml debeser, es» (mayo 15, 1922), manifiestala sinrazónde suexistencia, y su anhelofrustrado de esencialidadcuandodice: «Mi espí-ritu, tratandode hacerseesencial,se ha deshecho;parececomo si ahorahubieseperdido la unidad, como si hubiesedejadode ser uno solamente»(agosto 16, 1922>. Estascondiciones:«Yo nadapodría gozarviviendo, To-dosmis sentidoshumanosestánmuertosy aniquilados.Tengo el presenti-miento de la inmovilidad total» (agosto 16, 1922), y estasotras: «. . .yo nohe hechoen el mundo nada, nadamás que gritar siempreeste limitadotemblor de bellezaentremis labios; y sentirmeun poco diferentea los de-másporque... he estadosiempreun pocomáscercade la muertequeellosy, sobretodo, mucho más lejosde la vida» (mayo 5. 1924), evidencian sedesasimientode todo lo terrenoy suíntima convicción de la inutilidad desu vivir. Por último, aparecesusentir doloroso: «De dónde arrancóustedel secretode mi dolor? ¿Quévoz le recordó mi espíritu enfermizo, fatal-mente,absurdamente?(septiembre25, 192~>. No habráque dejar de re-

JoséAntonio Portuondo.Bosquejohistórico de las letras cubanas.La Habana:Edito-

ra del Misterio de Educación.Editora Nacionalde Cuba, 1962, pág. 6.Citado porjoséMaría Chacóny Calvo en Ob. ch., pág. 8.

~» Encartaa Chacóny Calvo, fechadaen marzode 1925. Las fechasde las demáscar-tasserándadasentreparéntesisy a continuacióndel fragmentocitado.

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cordarcomo todo estemundo interior de Loynaz remite a susvinculacio-nescon la desoladavisión del mundodeJuliándel Casal.Cintio Vitier, enLo cubano en la poesía,resumemuy bien el sentir de Casalen «...unatristezaabrumadora,una desesperanzasin límites, una especiede ahogoangustiosodel ser...»y agrega:«El horrendodesamparo»,la inutilidad dela existencia,.., la sensaciónde estar enterrado en vida, obseden aCasal...»”. Vivencias de estirpe casalianason ese sentirse diferente, esamelancolía,esecansancioy hastío, quetambiénseadviertenen Loynaz.

Como consecuenciade sus estadosanímicos,la visión del mundodeLoynaz resultaser la propia de un temperamentoen esenciaromántico.dominadopor la angustiavital. Dijo en uno de suspoemas:«. . quédon elmío de estar triste 1 triste, con una suavetristezasin motivo!». Y en otro:«Adiós tantosrecuerdosde mi cansancio,adiós». La vida para él es «ríoestéril, «prisión», «vanos ideales», <‘mar tumultuoso de llamas y tinie-blas». Por ello se abroquelaen el silencio y hace un culto de la intimi-dad. De estetemperamento,surgeunapoesíademotivos constantes,obse-sivos, más que de temas,ya que ningún poemadesarrollalo que podría-mos llamar un tema concreto.Esosmotivos aparecenmuy entrelazadosyentretejidosunoscon otros, como soliloquiosdel poeta,segúntan frecuen-tementese diera en JuanRamónJiménez.En su obra se nota la falta decoherenciao rigor poemático,que,en beneficiode una mássutil y vigoro-sa impregnación o sugerenciapoética los hispanoamericanospudieronaprender del simbolismo. Sus versos son apuntes fragmentarios depreocupacionesobsesivas.Los motivos desbordanlos temas y el gran po-emaes, otra vez, como enJuanRamón, el resultadode toda su obra. Se-ñaló Vitier que Loynaz tenía agrupadossus versosbajo los siguientestí-tulos: Los poemasdel amor y del vino, Un libro místico, Cancionesvirgi-nales, Canto a las sombras,Miscelánea y Despuésde la vida. Aunque elautor pretendeintitular sus libros, no lo hace, individualmente, con lascomposicionesen sí. Chacóny Calvo se refirió a un cuadernillomanuscri-to del poeta titulado Poemassin nombre. Y de los 120 poemasmencio-nados, sólo 18 llevan títulos: «El jardín bajo la lluvia», «A las blancuras»,«A las casas>’, «A las chimeneas»,«Al cansancio»,«A una voz», «Invoca-ciórx», «La galería»,«Misticismo», «El jardín», «Conversación»,«La últimanoche», «Cantotriste», «La visión», «Angelo», «David», «El arpa» y «Salu-do». Estemismo hechode no rotular la mayoríade sustextoshacever queno hay en Loynazel sentidounitario de concreciónpoemática.

Es Enrique Loynaz un poetade sugerencias,un creadorde atmósferassutiles; no describeel hechoconcreto; no haceuna pintura real; no captala realidad fija, sino la impresión que de éstarecibe. Un ejemplo ilustrati-

Cintio Vitier. Lo cubanoen la poesía.La Habana: ImpresoresUcar, García, 5. A. -1958, págs. 262, 263.

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yo de esevalor de sugerenciaesestepoemaen el quetodo quedaenvueltoen luces:

He venido a buscartus ojos estatardeY no he encontradosino tu mirada,

Tu mirada queflota en el airede la hora másclara.Tu mirada entrañablequese quedósobreel jardín o sobreel aguasombríadel estanque.No tus ojos, sino la luz detu almaen mi alma!

Luz de extrañospaisajesque yo no he visto nunca,luz de extrañasmelodíasque nadieha cantadoy que ahorason una luz quecanta.Una canciónde luz quese deshaceparami corazón,en tu mirada.

JoséOlivio Jiménezafirmó: «. . .sólo a través de esaatmósfera,densayexquisitaa la vez, que lo envuelvepuedellegarsea él» ‘2, Y Vitier dijo: «Labellezasutil y el vago espantode las figuracionescrepusculares,definenesa atmósfera angustiosa,espectral, donde Enrique Loynaz ha dado suacento más inconfundible y hondo»‘~. De esa atmósfera trasciendeunmundo de oscuridades,con súbitosvislumbresde resonancias,de signosveladosy misteriosos,de inquietudesmetafísicas,creadospor su exaltadafantasía. Sensaciónde temblor, aura mística, desolacióny tristeza, irra-dian del poema;algo inconcretose escapay diluye en una forma corta ycondensada,frágil y quebradiza.Lizasoy Fernándezde Castro opinaron:«Influido sin duda por la obra deJuanRamónJiménez,la forma externaha dejado de tenersignificación, para ser sólo el vehículo imprescindibleque nos trasmitasusvariacionesde un modo invisible que parecerodear-lo, y del queel poemasecomplaceen plasmarlas impalpablesposibilida-des»“. Sus poemasson desdibujados,sin contornos,de bordes diluidos.No tienenformasfijas, como en los modernistasclásicos(Lugones,Darío).La forma es fluida, sencilla, de líneasasonantadasde variada extensión,en la que nos ha dejadono ideas o temas,sino esesentimientomístico deascensión,de elevación, ese afán de desnudezespiritual y de inmateria-lidad:

Ya que he puestomi manosobremi pechoy me queméde pronto;ya quemiré mis ojosy no vi en ellos el fulgor soñado.

12 JoséOlivio Jiménez. Lírica cubana contemporánea.Universidad de Madrid, 1955.

Tesisdoctoral inédita, pág. 153.Ob. cit., pág. 165.

‘~ Oh. cit-, pág. 386.

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Ya que bebími sangrey no hallé ni purezasni impurezas;ya que miré de cercay me vi tan lejano como antes.

Quiero ahoragozarmi nada,estarcercadc mi almay verlamucho, ¡verla y desnudarlal

El amor, la belleza, el silencio, el sueño, la soledad,el misterio, elmiedo, la noche, la tristeza, la muerte, el presentimiento,el más allá,Dios y el alma, entreotros, sonlos asuntosmásrecurrentesde la poesíadeLoynaz. Pero todosestánen función de estaconcienciade la nada,de es.ta urgenciade interiorización. El poetase ensimisma,buscaperspectivasybuceapor mundosinteriores. Se convierteasí en un visionario, en un ilu-minado, en un lúcido de un trasmundo,del cual se nutre. Ese trasmundoo supermundo,vago e irreal, tiene para él más realidad que el mundomaterial que lo rodea. En su poesíahay una constanteevasiónhacia eseuniverso que percibe, a través de su sensibilidade imaginación, con lossentidosdel alma:

Debajode lasnubes,mi almave lasestrellasbrillando todavíaen medio de la aurora.Mis ojos ya no puedenseguirlasviendoy, ahorami alma puedeverlas máscercanas,másbellas.- -

El poeta vive desasidode la realidad que lo circunda y en agónicalucha por identifícarsecon esasuperrealidad,donde esperaalcanzarlaexperienciamística. De esecosmos,lleno de misterio, le llegan vocesquelo llaman, sonidos de pasosque se le acercan, luces que lo iluminan ydeslumbran,llamaradasquedestruyensu inútil envolturacorporal,visio-nes con gestosde rescate,de puentesalvadory liberador de su alma. Pa-ra él, todo lo alto, lo puro, lo bueno,lo iluminado, estáen esetrasmundo,mientrasquetodo lo bajo, lo impuro, lo mato, lo oscuro,estáen la tierra,de la cual se sientecadavez más alejadopor su anheloconstantede expe-riencia abstracta,de plano astral. En la misma visión dualista de todo elmodernismo,las mismaslágrimas polares, los mismos dualismosantitéti-cos que se observanen la poesíade Casal y Martí. Iván A. Schumanensu Génesisdel modernismo,al hablarde las estructuraspolaresen Martí yCasal, sostieneque «. - . la antítesiscasaliananace de una pugnaentrere-alidad y sueño”, la cual le impide efectuarla síntesisque intentabaJoséMartí, quien buscaba«..,transformarla realidad crasa y materialistaenmateria noble»’~ En cambio, las polaridadesen Loynaz van cargadasde

‘> Iván A- Schullman. Génesisdelmodernismo.México: Gráfica Panamericana,E. deL. R., 1966, págs. 177, 156.

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más espiritualidadmística y tienenmenosimplicacioneséticas,por lo queen rigor el poetaes más simbolista, huye de la realidad, pero, al mismotiempo, se apoyaen ella y convierte todos suselementosen símbolosdeprocesosespirituales.En el poema«La última noche»hay una redenciónpor el espíritu de unas circunstanciasdefinibles en términos dolorosos,sombríos, negativos:nochefría, negra,sombrasmisteriosas,medrosasvi-siones, niebla nocturna, heridasdel alma, lágrimas, polvo inmundo, pe-numbra, laceriay lodo, que el poeta transforma,por la fuerzade su espí-ritu, en sensacionesbeatificas y luminosas: Calma sublime, luz, nuevassensaciones,saborde vinos, imagende lo bello, beatitud del instante,es.piritu presode fervor anhelante,inefable esenciade vagomisticismo,gra-cia, inocencia, enigmafecundo, relámpagoardiente. Loynaz quieredes-pojarsede la materia, desmaterializarse.En esteejemplo hay el deseodeseparar la realidad de su mundo interior, y todo el contenido es ladescripciónde un procesoespiritualizado:

Todose irá apartandodemi viday entrelas brumasseguiráencendidasu lámparaideal.La nocheobscurasólo tendrála luz de su figura.

Cuantopuede pasar—cuantose olvida—desapareceráparami viday, solaquedarála esenciapuradela pura ilusión todablancuraque ha deseguirmea dondequieraque andecomoun fantasmamío —a todashoras,entrelasnochesy entrelas auroras,profundo y grande.- -

En suprefiguradovuelomístico hastalas rosasse haceninmateriales:

Voy a ti dulcementepor la nocheestrelladaVoy a ti entrelasflores abiertasde mi vida:haciati: con el alma ya libre y encendida.- -

Voy a ti mientraslasrosasinmaterialesse abrenantemí silenciosasvoy; gozandoen el aire la plenitud postrera.

La materiase interponeentreél y su aspiraciónúltima y el fuego loayudaa deshacersede ella:

- - mira como se acerca la llama y nos enciende;mira como devoranuestroscuerpos;mira comosubimos —libresya— parasiempre.

Aún másexacerbadoel propósitode descorporización,sin por ello per-

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der la unidadesencial,sino más bien como un modo de acendraresauni-dad, resaltaen estosfragmentos:

Dejar deserparapodersersóloPoderserel espíritu detodoser todo incorporal.- - ser todo almay sertambiénel alma dela nada.

Diluir la materia,diluiría,y, sin embargo,ser,- - -

No es, pues,Loynaz un poetasensual.Su sensorialidadvibra sólo conlo incorpóreo:las flores lo besan«consuaroma»,el celaje «consu luz». Nodesprecialas notassensoriales,tampocose recreaen ellassino queéstasseconviertenen vías de interiorizaciónparael poeta.Se ve en estosversos:

Al besoinconscientedel augaun frescor íntimo acariciómi frente;y quedécomo enéxtasis,bajoel chorrode plata.

Y también en este poemaen el que los motivos exterioresse integranenvivenciasintimasa travésde suspercepciones:

Yo me cubrí los oídos.- -

sinembargoaún la oía.

Yo fui cenandolos ojos.sin embargoaúnla vela.

Yo no estabarespirando.- -

sin embargoaún la oía,

—Quisehuir de ella, escondennebajo la nochesombría.

Estuvebajo la toche -

- - .y ella cercatodavía.

Loynaz deseafundirse no con la materia, sino con sus emanacionescasi espiritualizadas. (¿Se trata —quizá— de un «naturalismoevolucionario»lj, emanacionesvivientes que parecentenersu propia con-ciencia,con la queél se identifica:

Mi Dios, quieroser algoinmaterial ¡Quisieraser tansólo una fuerza: un color, un sonido,una luz. - - (serun clarode lunasobreel mar>

Anhela ser absorbido por el cosmos, por las fuerzas que consideraenergíasespiritualesdel universo: «Cómo podrédiluirme todo! Todo en la

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nada / en la luz.. ./». «Hay una luz en cada cosa», afirma. En su poesíaapareceun «Angel con resplandor»,una herida«brilla como un astro»,hay un «viajero iluminado». Parael poeta esaluz lo traspasay trasciendetodo, es partede la armoníauniversalde la que quiereparticipar.Sumer-gido en el aguaexclama: «. - .sentía¡ en mi sangrela fuerzadel nudo quenos ata ¡ a la grandeza,a la pureza,a la armonía...1». Quierevivir en co-munión con la bellezaencontradaen las propiedadesde las cosas.

La naturalezaes también una presenciaconstanteen la poesía deEnrique Loynaz. Esta le sirve a diferentespropósitos:es medio de renova-ción interior, de elevacióny de purificación espirituales:

Cómosubemi alma,cómotrasciendepor eí azul del cielo!Cori qué inquietudinsomne,con quéintuitivo anheloha dejado la tierra y ha escaladola nube!

Es motivo de goce,de paz, de alegría:

¡Quédon!, qué penetranteanhelo

de gozarde la lluvia fresca,de estarsólo en la húmedatierra,

de sercon la misma alegríadel jardín bajo la lluvia.

Es un mundoquelo penetray desrealiza:

Ya no serétan obscuroconmi obscuridadde antes:

Estrellas,flores y aguasse han diluido en mi sangrehaciéndometransparentecomo eí aire.

Asimismo le inspira una concordiaespiritual, un amor, que ilustranestos fragmentosen los que parecehaber, a suvez, una aceptaciónde lamuerte,con sentimientopanteista:

Oí la voz sin miedo y sentíla grandezade la montañasobremi alma.

Fui su hijo:escarbaronmis dedossu tierra sutilmente,la estrecharonmis brazoscon amorinconsciente.Y comoyo la amabay era amadopor ella,la tierrapalpitó debajodemi pecho!

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La naturalezatiene, además,para Loynaz un sentidosimbólico, comose nota en estefragmento,dondelas estrellasson símbolosde aspiracionesideales:

Las estrellasse ocultany mi almava trasellasy lasencuentra.Lasestrellasaún resisteny mi almalasvencefácilmente. Se visteny mi almalas desnuda.- -

¡PobrecitasestrellasíOh desnudezastralfrente a mi alma!

Los elementosnaturalesmás frecuentesen la poesíade Loynaz son losque más se avienen a sus vivencias interiores y a su intención desrea-lizadora, por lo que tienen de transparente,etéreo,impalpable, lejano eincorpóreo: sombras,tinieblas, brumas,astros,nubes,estrellas,cielo, lu-na, agua, humo, etc. Se ve en estos versos: «Sobreel agua mi sombraseextendía»;«Ah, supremosdelirios de luces y sombras~»;«... mi alma ¡ seilumina con las tinieblas...»;«Sientocomo te vas volviendo de humo ¡ y tevasalejando»;«Levantosela sombrade la noche»; «. . .abiertosmis brazosala bruma , «La estrellasobreeí agua»; «. - las tinieblas invadíanla dis-tancia».La presenciaen los poemasde elementospersonificados,como losbosques,las selvas,las montañas,las aves, la tierra, los ríos y las fuentes,le dan una cierta calidadhumanaa esta naturalezacon la que, tanto elautor como los demásentesque la habitan, estánplenamenteidentifica-dos: «La tierra ibasecolmando¡ de quietud cuandopasaba»;«Está él co-mo el silencio sobreel aguadel río»; «No sabestú quecantascomo cantala fuente»; «En la selvahay tembloresde orquesta»y «Paratus ojos muer-tos por primera vez vi / las hojas de los árbolescayendosin ruido». En lapoesíade Loynaz, hay casi siempreuna naturalezaa tonomenor: la luz essólo «resplandor»,el sonido «ecoapagado»,las vocesson «suaves».La tar-de, el crepúsculo,la aurora, el amanecery, sobretodo, la noche, son lostiempos favoritos del poeta. Es este último uno de sus escenarioslíricos.La noche,portadoradel misterioy del silencio, propiciasu ahondamientosubjetivo, sus estadosmeditativos y las aparicionesque constantementepresiente:«El llegó por la nochecon los brazosabiertos»y «Hoy ha venidoel Angel de la nochea mi lado». La nochefavorece, además,como nin-gún otro elemento,la desrealización.Lo denotaestepoema:

Estabasóloenmedio de la hondanoche.Enmediode laspenumbrashondasque invadíanla estanciay yo mismoera partede la sombra,y yo mismo era partedela nada.

Apenascomprendíami propiavida. Apenaspercibíaen mi cuerposensacioneshumanassólo supeque algose inc ibay a travésde la nochese alejaba.

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Y en las estrofasque siguen, los temas del miedo, el silencio, la sole-dad, la muerte,el dolor, el misterioy el presentimiento,seenlazancon elde la noche.

¡Tuve horror al sentirme sólol Aquél silencioinc traspasabacomo la puntade una lanza—Sentíla pesadumbredela muertey me quedéflotandoen la distancia

Era muy dolorosoparami aquel absurdo:Pensarque demi mismo yo mismo me escapaba;comprenderel misterio de lasnieblas:presentirla presenciade la nada.- -

Estos mismos motivos se repiten despuésen otras poesías: «Más, yotambién iba muriendo ¡ y era una doble agoníasin estruendo»,;«. - .conanheloesperaba¡ la nocheparayermepor fin en soledad»;«Yo no sécuálsilencio penetró ni sentido, ¡ ni cuál miedo inconsciente.- »; «Ahoraamo... ¡ . - el silencio 1 de mi sueñotan sencillo».

Los seresquepueblanel mundo poéticode Enrique Loynaz nos llegancomo visiones, fantasmas,espectrospresentidos.Aparecendesdibujados,desrealizados,incorpóreos. Se acercanal poeta en forma de luces ysombraspara luego esfumarse.Más que como seres, los recibimoscomosúbitosresplandoresde aparicionesy realidadesinvisibles:

A la horaél llegabacaminando.No se escuchabael ruidodesus pasos.El flotaba enla penumbraél parecíaextasiadoenla penumbrasublime.Era algoincorporal, algotenue,algo blancoalgosólo:un resplandorcasi humano,una luz casi divina. - -

El traía comoun cantoinefableen el espíritu,

y en la manoclaridadesinefables.A mi ladono comprendíayo mismosí ya le estabamirandoo le estabapresintiendosolamente-

Es de notarcomo el autor tiene reaccionescontradictoriashacia estos

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seresque invadensu espaciopoético. A ratos, su actitud anteellos es deespectación,de intriga, de extrañezay hastade temor. Esto ocurre casisiempre al principio del poema. Otras veces, le inspiran sentimientosdecamaradería,de afecto fraternal; otrasseentristececuandola imagenso-ñadase evapora.Esta desrealizaciónla logra Loynaz, al final, con un levetoque,despuésde darnosla visión deseada.Porejemplo:

Antes habíaun fantasmaque espiabamis horasdepoetacon desvelotenaz.Debehaberseescondido,pueshacelargo tiempoque no apareceante ml ya.

Al principio, recuerdo,le temí grandementey me inquietabamuchosu presencia,másdespuésde verlo tanto junto a mí fuémedulcey acabépor decirle: «¿Quéhay?».

Hoy ha pasadoel tiempo y, al evocaren mí almaaquél espectrolleno de calorfamiliar,que me fue tan querido, yo mismome pregunto¿Acasopronto volverá?

Y al no serrespondidala preguntaenmi alma,y al ver desvanacersemi sueñoespiritual.mis ojos, quese cierran tan resignadamente,no puedendejarde llorar.

Si nos acercamosbrevementea lo queen su aspectomásexterior ofre-ce el estilo en la poesía de Enrique Loynaz, descubrimossu hondaraigambreromántica. El romanticismoesen él algo congénitodel cual nose puededesprender.Además,respondeno sólo a su temperamento,sinoa lo literario ambiental,debido a la persistenciade los módulosrománti-cosen la lírica cubanade suépoca,unidos a rasgosmodernistasque muypronto comentaremos.Esto no implica presentarlo como un espírituanacrónico: el modernismo es en Hispanoaméricala asimilación entra-ñable del másintimo y puro romanticismo,del cual se hacepartícipeLoy-naz con su hondo subjetivismo,su profunda nostalgiae inapelabletriste-za, los ambientescrepuscularesy las ansiasde liberación espiritual de supoesía. Su romanticismo se proyecta en la línea de Bécquer, peromiemtrasen la poesíade éstehay sólochispazosde anhelosde incorporei-dad y de elevación, en la del poeta cubano, es tenazy constantela perse-cución de lo intangible.

De indudable ascendenciamodernista son algunasde las caracterís-ticas de la poesíade Loynaz. Las tardíasmanifestacionesmodernistasenCuba dejarontambiénsu impronta en la obradel poeta. Allí estánlos ele-mentosparnasistas:apareceel cisne: «Quizáyo he sido algunavez cisne yhe soñado ¡ sobre la superficie de algún lago sereno»;allí las imágenesllenas de cromatismo: el crepúsculo azul, el sueño de oro, el zafir delcielo, las nubesazulosas,y el preciosismoen estefragmentodel poemati-

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tulado «El jardín», en el queusaun vocabulariode claraestirpemodernis-ta, reflejandotodoun mundosensorial,siempresublimadohacia lo espiri-tual:

Buenoseráque empiecesa cultivar las floresdel jardín de tu almahoy tan abandonado,no vaya a serdespuésya demasiadotardey crezcanespinosy cardospunzadoresdondeDios pusorosas,manantialesy olores.

En este poema se recrea en la belleza de una copa, aunque ladeshechapor estarvacía,prefiriendootra menosbella por plena de conte-nido. Nótesela filiación martianaen los procedimientosantitéticos usa-dos. Tampoco le faltan ciertas sugerenciasdecadentistascuando, porejemplo,nos habla de su gustopor el «líquido cuyo color ¡ ofuscaba/ lossentidos,en una deliciosasensaciónde placery dolor»:

Hermosaerala copa:comoun trabajorarode artífice.Brillaba con regiapedreríasobreel limpio mantel de la mesa,al sol claroque desdela entreabiertaventanadescendía,

- - Era deoro bruñido, peroestabamuy seca,muy callada,muy vacíacomoun cuerposin alma.- -

Junto a ellahabíaotra copamenosbellay menosrica y menosfulgente. - - más,guardabaun líquido embriagantecomoel que yo ansiabaen largo tiempo, un líquido cuyo olor ofuscabalos sentidos,en una deliciosasensaciónde placer y dolor.Era hermosala otra copay debajodel sol resplandecía

- - Sin embargodejé la rica pedreríay preferí la copade cristal.Recuerdo:conmi manotrémula deemociónla tuvelargo rato junto a mi corazón,despuéscerrélos ojos y la dejé vacía

Yo no sési hice bien o si hite mal. - -

Igual sucedeen estosfragmentosen que la aurorale da tema para eldesplieguede elementossensoriales(olfativos, visuales,auditivos) y de no-tas preciosistas,coloristas,impresionistas,cuya aleaciónintegraronlo máscaracterísticode la dicción modernista:

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Levantósela sombrade la nochey aparecióla auroraal besode los rayossolares,al arrullo graciosode las brisasaromadasy al himno cadentede los pájaros

Los destellosdel sol incendiaronlas nubesy las nubessangraronpolicromos torrentesdecoloresy hubo un desbordamientode luz en el espacio.

Pero aunqueLoynaz manejaestos elementosen su poesía, en la quehay hastalos tan martianosjardines de estrellas,nunca tiene una inten-ción puramenteesteticista,decorativa, formal, sino subjetiva, espiritual,trascendente.Porello, no es en la línea del preciosismoen donde$ay quebuscar la vinculación del autor con el modernismo,sino comparándolocon los cultivadoresde una líneaespiritualizaday métricamentelibre, queevita las formasrígidas,y que utiliza un versomás fluido capazde trans-mitir fácilmente la impronta espiritual. Por eso, en la poesíade Loynazsólo sepuededetectar,a modo de sugestión,la huella de aquellos poetascuyo camino ha sido también el de la constantebúsquedainterior. Lapresenciade Juan RamónJiménez, repetidamenteevidenciada,se des-cubre en su gusto por los maticesy las exquisitecesy en la concepcióndeun poemaingrávido, desnudo,breve, hechocon un mínimo de materia,en el que lo externova quedandopreterido y aún el íntimo mundosólo senos da por indicio o alusión. La influencia de EdgarAlían Poe en Loynaz,también señalada,es visible y honda,aunqueen aparienciamás lejana.Se trasluce en la atracciónque ambos autoressientenpor los ambientesirreales,ensombrecidosy oscuros,propicios a la ocultacióny a los estadospsíquicosde presentimientosy vislumbresdel más allá y del misteriode lamuerte. Con mayor o menor nitidez se nota el acercamientoa EnriqueGonzálezMartínez, consu lecciónde bellezay meditativaserenidad.A los«senderosocultos»del poetamejicanose correspondenlos «senderosinte-riores»del cubano.

Yo veníacaminandoporel bosquede mi alma y no lograbarecorrerle.- -Avanzabaentrelassombrasvirginales

Me sentíamuy alegrea travésdemis senderosinteriores

La proximidad de EnriqueLoynaz a Rubén Darío se advierteen estosfragmentosque recuerdanla pesadumbrede la vida consciente,la in-quietud profunda y la preocupación trascendentepor el destino delhombreen «Lo fatal», cuandodice que la humanidadvive:

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Ignorandosus vanosideales,sus luchaspor lasterrenasglorias y el error ancestral,de juzgarsea sí mismo grande,aún no sabiendopor cuál causaha nacidoni por cuál morirá

En ocasionesla poesíade Loynaz linda con la de otros poetasmoder-nistas. En los versos iniciales de su poema «A las blancuras»,anuncia elmismo temade Manuel GutiérrezNájera en «De blanco»:

¡Quésensacióntan suavehandespertadoen mi almalas blancuras!íCon qué fuerzastan extrañasdulcementemeatraenlas cosasblancas!

En el poematitulado «A las casas»,muestrala mismaatracciónirresis-tible queJoséAsunción Silvaen «Vejeces»por todo lo viejo.

Quédivina y poderosasensaciónhan despertadoen mi almalasviejascasasde antaño!

En estosfragmentosde dosde suspoemassucontactoesmuy inmedia-to con el Silva del «Nocturno III», por la variedadmétrica, la musicali-dad, la vaguedad,el misterio, las sugerenciassimbolistas y el vocabularioempleado:

¡Oh, aquellasnochesplenasdeinquietantesmisteriosde tenueclaridaddeluna, de murmullo de olasagitadaspor inconscienteafán.

Yo no sépor quémisterio impenetrablemi inteligenciaes másclaraen lasnochesinefablesy calladas.en lasnochessilenciosasen queel almase desprendede los cuerpos

¿Conqué divino lenguajeexpresarlassensacionessobrehumanasqueme llegan de tan lejosen las nochesinefablesy calladas?

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y estoysólo con los ojos muy abiertosa la nadaa las sombrasespectralesa las sombrasespectralesque me abrazanenel fondomisteriosode mi cuarto¿Porquémi almase ilumina con lasnieblasque la cercanen lasnochesinefablesy calladas?

Y las ansiasde evasiónhacia lugaresremotos, el deseode bogar sinrumbo fijo, identifican a Loynazcon el Juliándel Casalde «Nostalgias»:

Quisiera poseerúnicamenteun barcovelero,paraentoncesdecirte

ven conmigo

Arrastrados,no ternas,por todaslascorrientesdel mar o conducidospor la fuerzadel viento,iremos los dosjuntos y los dosnavegandosin pensaren volver, ni en llegar.

Pero a pesarde suscontactoscon el modernismo,quedaEnrique Loy-naz, segúnse ha dicho, como un postmodernistade línea intimista. Si seaceptael término de postmodernismocomo un conjunto de tensionesva-riadas, que van (segúnla sistematizaciónde Onis, y como extremosmasradicales)del lirismo intimista hastael más broncoprosaísmo,anunciodela estéticade vanguardia, Loynaz se sitúa claramenteen la primera deellas, por su imposibilidad de sustraersea los acentosmás puros y espiri-tuales del modernismoesencial.No obstanteesto, es uno de esospoetasquese aparta,aunqueexcepcionalmente,de su línea habitual, lo cual po-dría desorientaren cuantoa su ubicaciónestética,y se apoya en realida-desinmediatasde la vida cotidiana, hastaun puntoen el queel léxico ha-ce recordar al CésarVallejo de la primera época,al Vallejo de Los heral-dos negros, aúncuandosu espíritu seamuy diferente. Lo ilustra estepo-ema:

Pasa,caminante,pasa:nadieabrirá las puertasde tu casa.

¿Tu suerte?Tu vida es esa:nadiete harálugar nuncaa su mesa

No detengastu camino:nadiecosecharápor ti su vino

Sóloes tuyo el camino,el grancamino,- -

Y esteotro fragmentode imagendantesca,usadacomo símbolo de sudebateinterior:

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En vez de un cisne,envez deun águila, parécemeque fui un cuervo,un horrible cuervo, sobreun incendiosuspendido,aleteandoparano perecerquemado,aJeteandopara no sumergirmedentroaquel mar tumultuosode llamasy tinieblas.

Fuera de estasexcepcionesel poeta se recogehacia lo intimo, que loinducea vivir «.. siempreen la máspurasoledad»’~:

«Señor,deja que rece mi plegariatoda llena de pazen estahoratoda llena de pazcomo mí vidaya tan profundamentesolitaria

Resumiendo,sepuededecir que la poesíade Enrique Loynazsesingu-lanza por un lirismo de alto sentido simbólico e imaginativo, de tonosuave,evocador,nostálgicoy melancólico;por un lenguajeimpresionista,que huye de toda brillantez; por una vocaciónpor lo recóndito, lo ínexss-tente, lo soñado;por una infinita aspiracióna lo elevadoentrevistoy pre-sentido, por una atracciónirresistible hacia lo misteriosoe impenetrable;por un afán de acendradosmatices y signosocultos, donde«Las palabras—segúnChacóny Calvo— se hacencadavez másinteriores.., tienen cadavez más el valor de los símbolos»”. Este es «. - el Enrique Loynazde Cha-cón y Lorca.- - palabrapropia deshechaen sueños»‘~ según expresióndeJuan RamónJiménez, quedando,por todo ello, como el lírico intimistacubanode perfil más desdibujado,aquél en que la lozaníapoéticaparecesustentarsede un mínimo de esenciastangibles.

ZENAIDA GUTIÉRREZ-VEGAHunter College of the City University of New York

(EE.UU.)

‘6 JoséMaría Chacóny Calvo, «Plegariaenla soledad».La verdad (SuplementoLitera-

rio). Murcia, Año 11, Núm. 14 (abril 13, 1924).“ Citadopor Félix Lizaso y JoséAntonio FernándezdeCastroen Ob. cit. - pág. 386.~ JuanRamónJiménez.Españolesde tres mundos. Madrid: Afrodisio Aguado, S. A.

Editores, 1960, pág. 235.