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RESEÑAS Y NOTAS | 101 La ceremonia de iniciación ocurrió así: La pequeña Patricia Lee Smith camina de la mano de su madre. El paseo por el parque junto al río culminará en una reve- lación que pondrá en marcha la capacidad de asombro de la niña y definirá su trayec- toria vital. Los recuerdos, escribirá más de medio si g lo más tarde, resultan borrosos, “seme- jantes a huellas dactilares en platos de cristal, de un viejo cobertizo para barcos, una glorie- ta circular, un puente de piedra con arcos”. En la superficie del amplio lago, don- de desemboca el río presenció “un milagro sin gular”: Un largo cuello curvo se alzó de un ves- tido de plumas blancas. “Cisne”, dijo su madre al percibir la emo- ción de la infante asombrada. “El ave golpeteó el agua resplandecien- te con sus grandes alas y alzó el vuelo”. La palabra cisne, que pronunció su ma- dre, recuerda Patricia Lee, “apenas dio fe de su grandeza ni transmitió la emoción que me produjo. Su imagen me generó un de- seo para el que no tenía palabras, un deseo de hablar del cisne, de decir algo acerca de su blancura, la naturaleza explosiva de su movimiento y la lentitud con que había ba- tido las alas”. El cisne entonces se fundió con el cie l o, mientras la niña se esforzaba en encontrar palabras que expresaran tal noción. “Cis ne, repetí, no enteramente satisfecha, y sentí un cosquilleo, un anhelo curioso, impercepti- ble para los transeúntes, mi madre, los ár- boles o las nubes”. Había nacido en ella la poesía. Desde entonces, el corazón, la mente, los sentimientos, vivencias y la respiración completa de Patricia Lee Smith están regi- dos por la poesía. Patti Smith. Con ese nombre la conoce el mundo. Bajo ese apelativo palpita entre nosotros una de las personas más intensas, intere- santes, sensibles e inteligentes que definen el camino correcto de la creación artís t ica: el de la honestidad. Sesenta años después de aquella revela- ción de infancia, Patti Smith continúa bus- cando las palabras que satisfagan su deseo de decir, de narrar la blancura, la naturaleza explosiva del cisne y decir con mil palabras gritadas en borbotones a toda velocidad, la lentitud con la cual el ave bate sus alas. El cisne funge a manera de metáfora de la vida misma. Cuando tuvo sesenta y cuatro años, a diferencia del declive físico que anuncia- ron The Beatles con su canción When I’m sixty four, Patti Smith publicó, en cabal go- zo de su po ten cia vital, sin mengua alguna, el li bro Just Kids (Bloomsbury Publishing Plc) prime ro en Londres, después en Nue va York, lue go en Ber l ín y después en Espa ña (con el tí tu l o Éra mos unos niños, en la edi- torial Lumen). Hermoso testimonio del cisne y de la muerte del cisne: “fue el verano en que mu- rió Coltrane… Los hippies alzaron sus bra- zos vacíos y China hizo detonar la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fue - go a su guitarra en Monterey… Fue el vera - no del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida: fue el verano en que co - nocí a Robert Mapplethorpe”. En Just Kids, Patti Smith narra su vida con Mapplethorpe pero también cuenta el vuelo del cisne entero. Es en la primera página de ese libro don - de relata su ceremonia de iniciación an te el asombro de la vida. A la intensidad de sus vastas experien- cias vitales, Patti Smith suma ya dos visitas a México, luego de periplos previos por este territorio, donde ha calcinado la noche con su canto, su música, su poesía. Como en la noche del 5 de mayo de 2012, a sus sesenta y cinco años de edad, cuando rindió home naje a sus muertos y a todos los vivos que presenciamos el ritual: Su voz tan cercana al rugido, tan próxi- ma a la guturación, tan a punto del mur- mullo lo mismo que a la reverberación de los tonos graves de su voz y sus agudos sos- tenidos en el filo del precipicio. Su canto tan pleno de coraje, de ternu- ra, de quejido y protesta, de indignada ocu- pación del alma. Su voz que acurruca, plie- ga y revienta en puñetazo. Hela allí, hierática y sencilla. Tan feroz como una leyenda viva y tan frágil como una flor, no de jardín botánico sino fiera vegetal del desierto calcinado, incinerado por la pasión. Hela allí, íngrima y valiente, como un sueño cumplido. Patti Smith en concierto, en la explanada del Museo Anahuacalli bajo una luna llena y una bruma leve que acari- cia los gritos de una multitud que la acla- ma y corea con ella todas sus canciones. Cual puberta, a sus sesenta y cinco años de edad se cimbró e hizo trepidar a los más de tres mil cuerpos y todos los espíritus que con- vocó sobre el templete donde reptó, saltó, ca- m i nó, flotó, su cabellera crines indomables, sus muslos centauros, pegasos, corceles y con su banda y con el público rebotando de ale- gría, se escuchaba bajo su música encanta- da el trepidar de una manada de bisontes en celo que hicieron temblar las flores de un jardín entero. Escuchemos: canta con la misma impre- sionante potencia y modula la voz mejor que La poesía de Patti Smith Pablo Espinosa

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Page 1: La poesía de Patti Smith - Revista de la Universidad de ... · en la explanada del Museo Anahuacalli bajo una luna llena y una bruma leve que acari - cia los gritos de una multitud

RESEÑASY NOTAS | 101

La ceremonia de iniciación ocurrió así:La pequeña Patricia Lee Smith camina

de la mano de su madre. El paseo por elparque junto al río culminará en una reve-lación que pondrá en marcha la capacidadde asombro de la niña y definirá su trayec-toria vital.

Los recuerdos, escribirá más de mediosi glo más tarde, resultan borrosos, “seme-jantes a huellas dactilares en platos de cristal,de un viejo cobertizo para barcos, una glorie -ta circular, un puente de piedra con arcos”.

En la superficie del amplio lago, don -de desemboca el río presenció “un milagrosin gular”:

Un largo cuello curvo se alzó de un ves -tido de plumas blancas.

“Cisne”, dijo su madre al percibir la emo -ción de la infante asombrada.

“El ave golpeteó el agua resplandecien-te con sus grandes alas y alzó el vuelo”.

La palabra cisne, que pronunció su ma -dre, recuerda Patricia Lee, “apenas dio fe desu grandeza ni transmitió la emoción queme produjo. Su imagen me generó un de -seo para el que no tenía palabras, un deseode hablar del cisne, de decir algo acerca desu blancura, la naturaleza explosiva de sumovimiento y la lentitud con que había ba -tido las alas”.

El cisne entonces se fundió con el cie lo,mientras la niña se esforzaba en encontrarpalabras que expresaran tal noción. “Cis ne,repetí, no enteramente satisfecha, y sentí uncosquilleo, un anhelo curioso, impercepti -ble para los transeúntes, mi madre, los ár -boles o las nubes”.

Había nacido en ella la poesía.Desde entonces, el corazón, la mente,

los sentimientos, vivencias y la respiracióncompleta de Patricia Lee Smith están regi-dos por la poesía.

Patti Smith. Con ese nombre la conoceel mundo.

Bajo ese apelativo palpita entre nosotrosuna de las personas más intensas, intere-santes, sensibles e inteligentes que definenel camino correcto de la creación artís tica: elde la honestidad.

Sesenta años después de aquella revela-ción de infancia, Patti Smith continúa bus -cando las palabras que satisfagan su deseode decir, de narrar la blancura, la naturalezaexplosiva del cisne y decir con mil palabrasgritadas en borbotones a toda velocidad, lalentitud con la cual el ave bate sus alas.

El cisne funge a manera de metáfora dela vida misma.

Cuando tuvo sesenta y cuatro años, adiferencia del declive físico que anuncia-ron The Beatles con su canción When I’msixty four, Patti Smith publicó, en cabal go -zo de su po ten cia vital, sin mengua alguna,el li bro Just Kids (Bloomsbury PublishingPlc) prime ro en Londres, después en Nue vaYork, lue go en Ber lín y después en Espa ña(con el tí tu lo Éra mos unos niños, en la edi-torial Lumen).

Hermoso testimonio del cisne y de lamuerte del cisne: “fue el verano en que mu -rió Coltrane… Los hippies alzaron sus bra -zos vacíos y China hizo detonar la bombade hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fue -go a su guitarra en Monterey… Fue el vera -no del amor. Y en aquel clima cambiante einhóspito, un encuentro casual cambió elcurso de mi vida: fue el verano en que co -nocí a Robert Mapplethorpe”.

En Just Kids, Patti Smith narra su vidacon Mapplethorpe pero también cuenta elvuelo del cisne entero.

Es en la primera página de ese libro don -de relata su ceremonia de iniciación an teel asombro de la vida.

A la intensidad de sus vastas experien-cias vitales, Patti Smith suma ya dos visitasa México, luego de periplos previos por esteterritorio, donde ha calcinado la noche consu canto, su música, su poesía.

Como en la noche del 5 de mayo de 2012,a sus sesenta y cinco años de edad, cuandorindió home naje a sus muertos y a todos losvivos que presenciamos el ritual:

Su voz tan cercana al rugido, tan próxi-ma a la guturación, tan a punto del mur-mullo lo mismo que a la reverberación delos tonos graves de su voz y sus agudos sos-tenidos en el filo del precipicio.

Su canto tan pleno de coraje, de ternu-ra, de quejido y protesta, de indignada ocu -pación del alma. Su voz que acurruca, plie -ga y revienta en puñetazo.

Hela allí, hierática y sencilla. Tan ferozcomo una leyenda viva y tan frágil comouna flor, no de jardín botánico sino fieravegetal del desierto calcinado, incineradopor la pasión.

Hela allí, íngrima y valiente, como unsueño cumplido. Patti Smith en concierto,en la explanada del Museo Anahuacalli bajouna luna llena y una bruma leve que acari-cia los gritos de una multitud que la acla-ma y corea con ella todas sus canciones.

Cual puberta, a sus sesenta y cinco añosde edad se cimbró e hizo trepidar a los más detres mil cuerpos y todos los espíritus que con -vocó sobre el templete donde reptó, saltó, ca - mi nó, flotó, su cabellera crines indomables,sus muslos centauros, pegasos, corceles y consu banda y con el público rebotando de ale - gría, se escuchaba bajo su música encanta-da el trepidar de una manada de bisontes encelo que hicieron temblar las flores de unjardín entero.

Escuchemos: canta con la misma impre -sionante potencia y modula la voz mejor que

La poesía de Patti SmithPablo Espinosa

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102 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

hace treinta, cuarenta años: modula, mas-tica, escupe, digiere, traga, abre el diafragmaentero y lanza al ombligo de la noche eseresorte invisible que se ubica un milisegun -do antes del grito: un andar de hamaca quese vuelve temblor trepidatorio a lo largo yancho del número infinito de notas gravesque caben en su tesitura de contralto, quepuede viajar hacia soprano y cuando en loalto de la noche suelta su melena despeina -da en un falseto, en un trinar de aves ate -ridas, el mundo vuelve a cobrar sentido ensu epicentro ígneo, porque la señora PattiSmith está imprecando al universo: “¡Seanlibres, sean fuertes! ¡Resistan!”, nos grita,nos impele, nos impreca.

Y el público en medio de su embelesocorea, grita, gime los versos que ella deja enblanco para que los circunstantes, coofician -tes de tan intensa ceremonia, se conviertanen coro griego de una antitragedia épica confinal feliz: la lucha social, la conciencia declase, el compromiso. El resistir. Patti Smith,indudable artista de pensamiento progre-sista, de izquierda aunque convierta los afa -nes libertarios en un mero discurso ecolo -gis ta, pero ella sigue siendo la creativa de sutiempo, la colaboradora del Movimiento

Ocupa Wall Street, la enarboladora de con -signas: “El pueblo tiene el poder / el poderde soñar / de mandar / de rescatar a la tie-rra de las manos de los tontos / porque estádecretado que el pueblo es el que manda”.

Y pasa entonces del mantra hacia el su - surro, atraviesa el valle de las notas gra-ves, roncas broncas rocas rodantes, paraculmi nar el verso con un escupitajo. PattiSmith escupe al suelo mientras canta dela misma manera en que lo hizo su cama-rada punk Adam Yauch durante años alfrente de los Beastie Boys, hasta morir, ha -ce apenas unos días.

A él y a otros de sus amigos, compañe-ros de ruta, dedica Patti Smith sus versos.

Un concierto celebratorio dedicado alos espíritus que moran ya en otro plano di -mensional, por igual que a los vivos, saltan -tes y bailantes, gritantes y cantantes: más detres mil personas coreamos bajo la luna lle -na: “People have the power / the power todream, to rule / to wrestle the earth fromthe fools / but it’s decreed the people rule”.

El público de aquella noche decretó suposesión de la noche, porque la noche nospertenece: pintores, prosistas, poetas, mú -sicos rupestres, monjes budistas, jóvenes,

muchos jóvenes y todos celebramos un ri -tual comunitario dirigido por una maestraque iniciaba suave, muy suaves sus cariciasvocales mientras su excelente banda, diri-gida por Kenny Laye, hacía saltar y cambiarde ubicación a las constelaciones, bajo elfaro de luz cobalto que salía, zumbante, delbajo inenarrable del maestro Tony Shana-han y bajo esos influjos tan pesados en elsubsuelo, tan ligeros en su vuelo, tan hon-dos en su sumergimiento; la señora PattiSmith aceleró, una y otra y otra vez, el rit mode sus melódicos berridos, acrecentó la llamacalma de sus gritos de embeleso, puso a gi -rar en vértigo las solfas sucias que salían de suboca y que limpiaba con sonoro escupitajoblanco sobre el piso, mientras las notas recu -peraban su vuelo nuevamente y el públicopara entonces ya era presa de un frenesí tanincandescente que los juntó, más de tres mil,y los hizo uno, como resul tado de la alqui-mia de un concierto du ran te el cual los me -gatones de energía que desplegó esta damade sesenta y cinco años anudada en nitrogli -cerina estallaban por el aire percutido poresas finísimas partículas de alma que vola-ban convertidas en notas musicales.

El cisne en vuelo.

Patti Smith

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RESEÑASY NOTAS | 103

En cada concierto de Patti Smith po de -mos observar su asombro frente al vuelo so -lemne del ave.

Cada vez que pisa un escenario lleva con -sigo la poesía, que la habita.

Toda la poesía. Y la narrativa. Y su ofi-cio de pintora y su mirada de fotógrafa y sudisciplina de escritora y su corazón de actrizy su condición de madre.

En su disco Trampin’, por ejemplo, ce -lebra la bendición de ser madre y canta: “I’mtrampin’, trampin’ / Tryn’a make heaven myhome” y ese par de versos constituyen lacanción entera y los repite en susurros co -mo un mantra y elige el gospel como el gé -nero adecuado para esa pieza nacida de sucorazón y sus entrañas.

Patti Smith en escena es una pira. Unaflama que se extiende hacia adelante, a to -das direcciones.

Y en sus ojos, en esa mirada de niña, ensu risa de niña podemos leer la poesía en -tera de sus autores/tutores/mentores/pa dresfundacionales: en primer lugar Arthur Rim-baud y también William Burroughs y AllenGinsberg y William Blake y muchos ami-gos muertos, como Roberto Bolaño, a quienen sus dos visitas a México ha saludado de -dicándole canciones.

La muerte del cisne: la presencia de lamuerte es una constante en la vida de PattiSmith. La muerte de su pareja, Robert Map-plethorpe, en 1989 y luego la muerte de suesposo, Fred Sonic Smith, en 1994, y en se -guida el fallecimiento de su hermano, ToddSmith, y poco después Richard Sohl, quefue tecladista del Patti Smith Group.

En Just Kids habla del tema: “no sientoninguna necesidad de justificarme por seruna de las pocas supervivientes. Hubierapreferido verlos triunfar a todos, que alcan -zaran el éxito. Al final, fui yo quien teníauno de los caballos ganadores”.

La vida dura: antes de vivir en el Chel-sea Hotel (inmortalizado por la canción deLeonard Cohen), ella y Mapplethorpe tu -vieron que dejar su vivienda luego del ase-sinato de un joven delante de su puerta.

Lo dejaron casi todo, “salvo lo más va -lioso para nosotros: nuestros portafolios”.Por veinte dólares, el refugio era un cuartode hotel asqueroso: “la habitación hedía aori nes y a líquido fumigador, y el papel pin -tado se desprendía de la pared como la piel

muerta en verano. No había agua corrien-te en el lavabo corrido, sólo alguna que otragota que caía durante la noche”.

Violencia, peligro, adversidad por do -quier. Pero estaba la poesía. La poesía co -mo una respuesta frente a la muerte.

Arthur Rimbaud, escribió Patti Smith,“encontró el fin de su aventura terrestre” alas diez horas, el 10 de noviembre de 1881:“Devociones. A Arthur Rimbaud. Él fuejoven. Fue el joven maldito. Fue una divi-nidad maldita... Mala semilla de ira dora-da... Cabellos rubios enredándose en turespiración vital. Hidrógeno blanco. Rim-baud. Salvador de los científicos olvidados:los alquimistas. La alquimia de la palabra.El poder de la palabra. Rayos del amor. Dis -paros en el altar. Ceremonias obscenas...Rimbaud bendito. Rimbaud herido. Rim-baud: ángel con mangas de pelo azul. No.Luz sin sombra. Rimbaud fue un canto ro -dante, ¿son todos los profetas perseguidos?Fue un joven tan maldito”.

Cuando cumplió sesenta y cinco años,Patti Smith dio a conocer un nuevo dis co,Banga, que parece ser una continuaciónde Horses, cuya pieza culminante se titu-la “Elegie”, que en Just Kids la describe así:“en ‘Elegie’ los re cordamos a todos, pasa-dos, presentes y fu turos, a todos los que ha -bíamos perdido, estábamos perdiendo yperderíamos”.

Y frente a eso, la resistencia, la misiónnacida de instantes iniciáticos, como el quenarra enseguida: “el 2 de septiembre de 1975,abrí las puertas del estudio Electric Lady.Mientras bajaba la escalera no pude evitarrecordar la vez en que Jimi Hendrix se ha -bía parado a hablar con una tímida mucha -cha... Desde que entré en la cabina de voztenía estas cosas en mente: mi gratitud alrock and roll por haberme ayudado a so -brellevar una adolescencia difícil. La alegríaque experimentaba cuando bailaba. La fuer -za moral que adquirí al responsabilizarmede mis actos”.

Es así como en Banga rinde elegía a losque ha perdido recientemente luego deperder en periodos duros a otros más.

En este nuevo disco dedica canciones/ré -quiem a Maria Schneider, a los fallecidos enel tsunami que azotó a Japón en 2011, al ci -neasta ruso Andrei Tarkovski y a Amy Wine-house de manera dramatúrgica, en la pieza

“This is the girl” (“this is the blind that tur-ned in wine / this is the wine of the house itis said”).

El título “Elegía” emparenta la inten-ción musical de Patti Smith con la pavana,el treno y por extensión el réquiem, pero enella los géneros mortuorios devienen refle-xiones vitales.

La pieza que da título al disco es la úni -ca que asciende en tono hacia el estilo punk.Banga es el nombre que puso el escritor Mi -jail Bulgákov al perro que acompaña, la -drando toda la eternidad, sentado junto asu amo, Poncio Pilatos, quien purga culpaeterna por lanzar al sacrificio al hijo del diosde los cristianos, bautizados en la pie za ini -cial del disco, y que está dedicada a Amé-rico Vespucio.

Este disco fue concebido en alta mar,a bordo del buque Costa Concordia, en elque Patti Smith y Lenny Kaye convivieroncon artistas célebres que fueron filmadospor Jean-Luc Godard para su película FilmSocialism.

Antes, en París, donde Patti Smith mon -tó una exposición con sus obras, uno de susamigos le dijo: “tienes que leer esto”: Elmaestro y Margarita, de Bulgákov.

Y no sólo leyó “eso” sino toda la obradisponible del escritor soviético, y viajó aRusia para visitar los lugares donde sucedeesa novela, que por cierto ya había transi-tado de mano a mano rockera antes: Marian-ne Faithfull se la regaló a su entonces espo-so, Mick Jagger, y como consecuencia deesa lectura nació la canción Sympathy forthe Devil.

Otro de los momentos culminantes delálbum Banga es la alucinante pieza “Cons-tantine’s Dream”, titulada así por el frescode Piero della Francesca, otro autor que laseñora Smith tomó como objeto de refle-xión, investigación y análisis durante otrabuena temporada.

El álbum entero traza puntos de con -tac to y sistemas convergentes con BruceSpringsteen (coautor con Patti Smith delclásico “Because the Night”) en una citamusical inserta en la introducción de lapieza “April Fool”, a partir de textos deNikolai Gogol.

Y también entabla contacto con otrogran maestro: Neil Young, cuya obra “Afterthe Gold Rush” cierra este disco/can ta ta/

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ora torio/elegía en punk mayor, en un coroenternecedor con los hijos de Patti: Jesse yJackson.

Banga se titula también la gira que tra -jo de regreso a Patti Smith.

La noche del viernes 10 de mayo de2013 fue la nave del retorno de la poesíay puso a mil seiscientas personas en deli-rio, frenesí de rock durísimo, versos cal-cinados, corales de guitarras, tam tam detambores em bravecidos, un par de escupi -tajos desde la bemba de la maestra y helaahí: la poesía, desnuda y límpida, densa ytransparente:

Es un sueño, sólo un sueño y se desva-nece como un cuervo de helio y luces deplatino, una pantalla de radar con rayos pla -teados moviéndose en el cielo como navesoscuras y él levanta las manos y exclama: soyyo, soy yo, te doy mis ojos, levántame, íza -me, llévame arriba y me levanta, me levan-ta, me levanta...

Casi dos horas de delirio.Patti Smith inició su recital con “Kim-

berly” para culminar esa ignición volcánicacon “Rock N Roll Nigger” para nunca pa -rar la intensidad.

Hubo tres incrustaciones ígneas en es -ta segunda visita de la señora Smith:

Primera, la intensidad subió el termó-metro a tope desde que ella apareció en esce -na: hierática, divina, y nunca decayó esaenergía, por el contrario, continuó in cres-cendo interminable.

Impresionante, la energía vital de PattiSmith a sus sesenta y seis años. Además detomar agua constantemente, mojar lenguay gargan ta con buches, cantar mientras tejedos tren citas laterales en su salvaje cabelle-ra, antes del sprint final del concierto rea-liza un par de asanas: yoga en el escenario,para restaurar y durar.

Segunda incrustación ígnea: la eleccióndel repertorio trazó un recorrido por su opusomnia, sin detenerse en resquicio alguno, ytodos esos rincones oscuros resultaron ilu-minados como un callejón que ha sido to -mado por asalto por las musas, mientras elpúblico deliraba. El público, a quien la dio -sa nombraba desde el púlpito “el pueblo”que tiene el poder y ese pueblo es el futuroy el futuro es “¡ahora!”, todo esto gritadocomo un himno incandescente, mesméri-co y enardecedor.

Tercera incrustación ígnea: su recitacióncantilada, berreada, lanzada entre escupi-tajos, de su hermoso/intenso/despiadadopoema Birdland, además de la hermosa me -lopea de Neil Young: “It’s a Dream”.

La poesía de Patti Smith en Birdland:Su padre murió y le heredó un peque-

ño rancho mientras una caravana de ca -rros abandona la escena y el muchacho vioentonces a su padre ascender en una naveoscura, sus brazos en cruz, con el controlde todo porque ya no era humano, ya no erahumano y entonces el rostro del pe queñobrilló con tan desnudo júbilo que el sol sederritió en sus párpados y sus ojos eran co -mo dos soles, blancos párpados, ópalos blan -cos observándolo todo con una claridad queresultaba demasiada y entonces vio que yano había caravana funeraria ni nave oscu-ra alguna y le dijo: padre, no me dejes aquí,levántame, ízame, llévame arriba y él le -vantó sus brazos y exclamó: soy yo, soy yo,te doy mis ojos y lo izó, lo izó, lo izó...

Todo esto en un estrépito de aullido deguitarras, tremor de notas semia gudas/ci ber -néticas, furor de tambores y un delirio gene -ralizado del público que aclamaba cada gri -to, cada gemido, cada berrido ensimismadode la pitonisa que escupió otra vez al sueloy enseguida tomó una rosa blanca que pen -día del tam tam de la batería, la estrujó en tresus puños y arrojó los pétalos al suelo, comouna ofrenda budista mientras el epicentrodel Plaza Condesa se estremecía en aullidosdelirantes, entre los gemidos de la diosa dela poesía que deliraba frente a todos.

A este furor siguió el corear frenéticodel público con “Free Money”, bailó y sal -tó co mo un tumulto de fantasmas, con lapieza siguiente, “Ghost Dance”, se cobi-jó “Benea th the Southern Cross”, se des-lizó al heavy metal de “Night Time” conguiños a Black Sabbath, para enseguida hil -vanar, sin tregua (“We Ain’t Got NothingYet”) y luego “Born to Lose” y luego “Pushin’Too Hard”, para sumergirse de nuevo en lapoesía, aho ra a cargo de Neil Young, en la -bios de Patti Smith:

Despierto de mañana y escucho la mú -sica de las aves sobre el tejado y el sol em -pieza a remontar el techo y los alambiquesdel río rojo atraviesan mi ciudad natal, tam -baleándose en el camino. Es un sueño, sóloun sueño, que se desvanece, es tan sólo un

recuerdo y un avión deja un rastro en elcielo azul vacío y las aves jóvenes piden sualimento y el tren sale de la estación comoen un sueño, sólo un sueño que se va des-vaneciendo...

Y enseguida vuelven a eruptar todos losvolcanes, porque la noche nos pertenece,la noche pertenece a los amantes y ense-guida se orina en un río e invoca nuevoshimnos porque Jesús murió por los peca-dos de alguien, que no soy yo.

Patti Smith sonríe, saluda como lo ha -ce una niña, se ríe como una niña dulce ytierna y enseguida escupe y termina elrecital y regresa con su banda para que suhijo, Jackson, se luzca con un riff intrépi-do y ladra como Banga, el perro que pusoMijail Bulgákov a ladrar durante toda laeternidad y ladra también Lenny Kaye ensu guitarra y ladra Tony Shanahan desde elbajo y el teclado y ladra Jay Dee Daugh -erty desde la batería y ladra todo el públicoy aullamos todos de placer en el delirio cuan -do suena “Banga”.

Patti Smith y sus músicos eslabonan cua -tro piezas de regalo: “Banga”, “People Havethe Power”, “Babelogue” y “Rock N RollNigger” y Patti suelta muros de sonido ensu guitarra eléctrica como cascadas de gra-nito puro, géiseres hirvientes, lava volcáni -ca, magma y esmegma y rompe una cuerdade su guitarra y tritura la siguiente y desga-rra otra más, como si extrajera las tripas deLa Elegida en sacrificio a las deidades pa -ganas y rompe la siguiente cuerda de su gui -tarra mientras ella, la pitonisa, grita “¡Vivala Vida!”. Para coronar el frenesí, el deliriopoético de esta noche inolvidable y ese úl -timo grito quedarán anidados en la guitarrayaciente, tumbada en el suelo como un re -cordatorio de cuando Jimi Hendrix le pren -día fuego a su guitarra para terminar el con -cierto y ella, la noche del 10 de mayo de2013, la que dejó tirada en el piso, desfalle -cida, la poeta Patti Smith, quedó vi bran docomo una campana tibetana.

Cae la noche, caen los párpados del solquemando el manto níveo de la bruma.

Cae para levantar de nueva cuenta elvuelo.

Patti Smith en México. Delirio. Poesíaen estado puro.

El cisne ha realizado nuevamente su mi -lagro singular.