la pasión del hombre por la mar es tan antigua como la historia del hombre mismo

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La pasión del hombre por la Mar es tan antigua como la historia del hombre mismo. Desde la Edad de piedra, nuestros antepasados comenzaron a flotar con la ayuda de troncos, procediendo luego a ahuecarlos, siendo estas precarias canoas las primeras embarcaciones propiamente dichas. El primer medio de impulso probablemente fueron los brazos de aquellos improvisados marinos dando paso casi inmediatamente al empleo de remos cortos, los cuales poco a poco fueron mejorando sus formas para hacer más eficiente el avance. Luego de esto al hombre primitivo se le ocurrió la idea de unir dos o más troncos para formar balsas que se favorecían de las corrientes para desplazarse, y cuyo mayor aporte fue sin duda la aparición del timón como sistema de direccionamiento de aquellas embarcaciones, que prevalecieron por muchísimos años. En una etapa más reciente de la historia del hombre, hace al menos unos cinco mil años, los Egipcios, y los Fenicios se convirtieron en las primeras civilizaciones constructoras de barcos de las cuales se tiene noticias. Existe una leyenda que atribuye la aparición del primer mecanismo combinado de propulsión (remo y vela) a los caprichos de Cleopatra, de quien cuentan que disfrutaba navegar por el Nilo, y ordenó se construyeran unos aparejos para que le cubrieran del Sol. Sin embargo es muy posible que dicho invento fuera muy anterior dados los indicios de velas rudimentarias elaboradas por cavernícolas con juncos entretejidos y pieles. Este sistema combinado de remo y vela fue exitosamente aplicado por las Galerías Noruegas “Birremes”, (con dos hileras de remos), poco antes de la aparición de los Vikingos, quienes al perfeccionar sus embarcaciones haciéndolas largas y estrechas con proas que simulaban dragones, efectuaron incursiones en la costa norte de Europa, islas Británicas y el Mediterráneo, internándose incluso hasta el tormentoso Atlántico Septentrional. Fueron los griegos quienes perfeccionaron las velas adicionando a las velas cuadradas transversales, unas velas triangulares o latinas con las cuales los navegantes dominaron el viento casi por completo: en su dirección, en ángulo con él, y a veces incluso en su contra. El desarrollo y supremacía de los imperios dependía cada vez mas del poderío naval, las acciones bélicas hicieron común el empleo de naves de mayor envergadura, con galeras de hasta ciento sesenta bogadores en disposición de “Trirrenes” (tres hileras de remos). Sin embargo la época de los remos tenía sus días contados, dando a lugar al perfeccionamiento de las velas, lo cual influyó de manera definitiva en la propulsión naval por razones de orden social, y por la importancia de las nuevas maniobras de orden bélico cada vez más separadas de la costa, y por ende con requerimientos de mayor autonomía. Alrededor de 1780 se incursionó en el empleo del vapor el cual movía unas grandes ruedas de paletas ubicadas en la medianía de las unidades en ambos costados. Estos primeros vapores eran en realidad veleros a los cuales se había adicionado motores de

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Page 1: La Pasión Del Hombre Por La Mar Es Tan Antigua Como La Historia Del Hombre Mismo

La pasión del hombre por la Mar es tan antigua como la historia del hombre mismo.

Desde la Edad de piedra, nuestros antepasados comenzaron a flotar con la ayuda de

troncos, procediendo luego a ahuecarlos, siendo estas precarias canoas las primeras

embarcaciones propiamente dichas.

El primer medio de impulso probablemente fueron los brazos de aquellos

improvisados marinos dando paso casi inmediatamente al empleo de remos cortos, los

cuales poco a poco fueron mejorando sus formas para hacer más eficiente el avance.

Luego de esto al hombre primitivo se le ocurrió la idea de unir dos o más troncos para

formar balsas que se favorecían de las corrientes para desplazarse, y cuyo mayor aporte

fue sin duda la aparición del timón como sistema de direccionamiento de aquellas

embarcaciones, que prevalecieron por muchísimos años.

En una etapa más reciente de la historia del hombre, hace al menos unos cinco mil

años, los Egipcios, y los Fenicios se convirtieron en las primeras civilizaciones

constructoras de barcos de las cuales se tiene noticias.

Existe una leyenda que atribuye la aparición del primer mecanismo combinado de

propulsión (remo y vela) a los caprichos de Cleopatra, de quien cuentan que disfrutaba

navegar por el Nilo, y ordenó se construyeran unos aparejos para que le cubrieran del Sol.

Sin embargo es muy posible que dicho invento fuera muy anterior dados los indicios de

velas rudimentarias elaboradas por cavernícolas con juncos entretejidos y pieles. Este

sistema combinado de remo y vela fue exitosamente aplicado por las Galerías Noruegas

“Birremes”, (con dos hileras de remos), poco antes de la aparición de los Vikingos,

quienes al perfeccionar sus embarcaciones haciéndolas largas y estrechas con proas que

simulaban dragones, efectuaron incursiones en la costa norte de Europa, islas Británicas

y el Mediterráneo, internándose incluso hasta el tormentoso Atlántico Septentrional.

Fueron los griegos quienes perfeccionaron las velas adicionando a las velas cuadradas

transversales, unas velas triangulares o latinas con las cuales los navegantes dominaron

el viento casi por completo: en su dirección, en ángulo con él, y a veces incluso en su

contra.

El desarrollo y supremacía de los imperios dependía cada vez mas del poderío naval,

las acciones bélicas hicieron común el empleo de naves de mayor envergadura, con

galeras de hasta ciento sesenta bogadores en disposición de “Trirrenes” (tres hileras de

remos). Sin embargo la época de los remos tenía sus días contados, dando a lugar al

perfeccionamiento de las velas, lo cual influyó de manera definitiva en la propulsión naval

por razones de orden social, y por la importancia de las nuevas maniobras de orden bélico

cada vez más separadas de la costa, y por ende con requerimientos de mayor autonomía.

Alrededor de 1780 se incursionó en el empleo del vapor el cual movía unas grandes

ruedas de paletas ubicadas en la medianía de las unidades en ambos costados. Estos

primeros vapores eran en realidad veleros a los cuales se había adicionado motores de

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vapor. Pero estos primeros pasos fueron ampliamente rechazados por los marinos de

velas, quienes descalificaban estos avances argumentando que dichas naves eran

desaseadas, muy ruidosas y de poca confiabilidad motivado a la vulnerabilidad de las

ruedas de paletas, lo cual se convertía en un escollo significativo para propósitos bélicos.

Entre 1870 y 1880, se produjeron de manera casi simultánea varios

perfeccionamientos vertiginosos, primero con la introducción de mejoras en las

disposiciones y formas de las ruedas de paleta, y posteriormente con la aparición de las

hélices en la llamada época dorada de los vapores. Es en esta época en donde se dejó de

usar vapor en motores de émbolo, siendo introducida la turbina de vapor. Los precursores

de esta época fueron Jouffroy, Robert Fulton y Charles Dupuy. Los vapores que marcaron

la historia fueron el Savannah (el primer vapor en cruzar el Atlántico), el Clemont (la

primera nave enteramente a vapor), el Great Western (la nave más bella y poderosa de su

época, la cual con cincuenta y dos pasajeros entro al puerto de Nueva York a los catorce

días de haber zarpado de Bristol (Inglaterra) con una velocidad media de ocho nudos),

entre otros.

El Great Western, vapor de ruedas de paletas de sesenta y seis

metros de eslora - lo diseñó el ingeniero Isambard K. Brunel. En

1838 entró en el puerto de Nueva York con ciento cincuenta y

dos pasajeros a los catorce días de haber zarpado de Bristol

(Inglaterra). Su velocidad media fue de ocho nudos.

A finales del siglo XIX, e inicios del XX, prosperaron los grandes trasatlánticos, se

ensayaron y probaron novedosos diseños de elementos de propulsión, y se usaron

medios alternativos de energía para generar el movimiento, entre los cuales el más

popular ha sido el motor Diesel, el cual siguen siendo actualmente el de mayor empleo.

El próspero siglo XX dio a luz sorprendentes avances en diseño y construcción de

naves, con aumento de la eficiencia de las maquinarías implementando turbinas a gas y

teniendo su máxima expresión en las inmensas posibilidades brindadas por la energía

nuclear, permitiendo elevar las capacidades de velocidad y autonomía a niveles que sólo

habían sido soñados por visionarios como Julio Verne.

El futuro de la propulsión naval es la energía nuclear, pero para quienes todavía no

disponen de este recurso, como en los comienzos, el futuro tiende a la aplicación y

empleo de sistemas combinados cada vez más eficientes, aprovechando las fortalezas de

cada sistema y compensando las debilidades. Actualmente se hace referencia a los

sistemas CODOG (Combined Diesel or Gas), CODAG (Combined Diesel and Gas),

COGAG (Combined Gas and Gas (Rankine)), COGLAG (Combined Diesel Electric and

Gas Turbine), los cuales se adaptan a diversas necesidades, incluso se hace referencia al

sistema WARP (Waterjets and Refined Propellers) denotando la enorme importancia que

ha ido adquiriendo el elemento propulsor.

Page 3: La Pasión Del Hombre Por La Mar Es Tan Antigua Como La Historia Del Hombre Mismo

COSAG COMBINACIÓN VAPOR Y TURBINA DE GAS

CODAG COMBINACIÓN DIESEL Y TURBINA DE GAS

CODOG COMBINACIÓN DIESEL O TURBINA DE GAS

COGAG COMBINACIÓN TURBINA DE GAS Y TURBINA DE GAS

COGOG COMBINACIÓN TURBINA DE GAS O TURBINA DE GAS

CODAD COMBINCIÓN DIESEL Y DIESEL

CODLAG COMBINACIÓN DIESEL ELECTRICA Y TURBINA DE GAS