la ovejita negra

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LA OVEJITA NEGRA Era una mañana muy fría, Karla como todos los días se había levantado muy temprano para prepararse su desayuno porque debía ir a la escuela, sus padres aun dormían, la noche anterior habían llegado muy cansados del trabajo así que Karla para no molestar a su mamá la ayudaba con el desayuno. Aunque sabía que debía apresurarse para no llegar tarde, a pesar de que nadie en la escuela se preocupaba por ella incluso no tenía amigos, todos se burlaban de ella porque nunca sus padres la iban a dejar a la escuela, aunque a ella no le importara, sabía que sus padres la querían mucho y que por su trabajo no podían estar con ella. Durante el receso siempre se sentaba en un rincón para ver a los niños jugar, muchos se acercaban a ella con la intención de molestarla, ella sabía que era la ovejita negra del salón, excluida y sola. Cierto día a la escuela llego una compañera nueva llamada Matilde, la cual se hizo muy amiga de Karla juntas siempre convivían en el receso platicando y jugando entre ellas mismas. Karla por su parte ya no se sentía tan sola sabía que había alguien a la que consideraba su amiga y que se preocupaba por ella. Pero aun en la vida de Karla faltaba algo, ella lo sabía pero no lo había podido descubrir. Un día Matilde la encontró llorando y le pregunto qué le sucedía, ella por su parte le respondió que no era del todo feliz pues la ausencia de sus padres era más evidente con el paso del tiempo. Así que Matilde decidió ir a hablar con los padres de Karla para pedirles que le prestaran un poco más de su tiempo y que descubrieran lo maravillosa que era. Sus padres al ver el gesto tan bueno y noble de la pequeña decidieron tomarle la palabra y destinar un poco más de su tiempo a su pequeña hija que tanto lo necesitaba. Así que desde ese momento Karla ya no se sintió más la ovejita negra… Liliana Solano Sanchez 1° A primaria

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Page 1: La ovejita negra

LA OVEJITA NEGRA

Era una mañana muy fría, Karla como todos los días se había levantado muy

temprano para prepararse su desayuno porque debía ir a la escuela, sus padres

aun dormían, la noche anterior habían llegado muy cansados del trabajo así que

Karla para no molestar a su mamá la ayudaba con el desayuno. Aunque sabía que

debía apresurarse para no llegar tarde, a pesar de que nadie en la escuela se

preocupaba por ella incluso no tenía amigos, todos se burlaban de ella porque

nunca sus padres la iban a dejar a la escuela, aunque a ella no le importara, sabía

que sus padres la querían mucho y que por su trabajo no podían estar con ella.

Durante el receso siempre se sentaba en un rincón para ver a los niños jugar,

muchos se acercaban a ella con la intención de molestarla, ella sabía que era la

ovejita negra del salón, excluida y sola. Cierto día a la escuela llego una

compañera nueva llamada Matilde, la cual se hizo muy amiga de Karla juntas

siempre convivían en el receso platicando y jugando entre ellas mismas. Karla por

su parte ya no se sentía tan sola sabía que había alguien a la que consideraba su

amiga y que se preocupaba por ella.

Pero aun en la vida de Karla faltaba algo, ella lo sabía pero no lo había podido

descubrir. Un día Matilde la encontró llorando y le pregunto qué le sucedía, ella

por su parte le respondió que no era del todo feliz pues la ausencia de sus padres

era más evidente con el paso del tiempo.

Así que Matilde decidió ir a hablar con los padres de Karla para pedirles que le

prestaran un poco más de su tiempo y que descubrieran lo maravillosa que era.

Sus padres al ver el gesto tan bueno y noble de la pequeña decidieron tomarle la

palabra y destinar un poco más de su tiempo a su pequeña hija que tanto lo

necesitaba. Así que desde ese momento Karla ya no se sintió más la ovejita

negra…

Liliana Solano Sanchez 1° A primaria