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La Nueva Era: un reto para las Iglesias LUCIO DEL BURGO (Miami) INTRODUCCIÓN En noviembre de 1989, paseando por las calles de Nueva Orleans, pude observar de cerca a los seguidores de la Nueva Era. En plena vía pública se estaba curando a una persona. El pacien- te, sentado en una silla, daba la sensación de que estaba concen- trado. Se le practicaban masajes. Otro le imponía las manos. Este mismo hecho se podía ver en varios lugares de la calle. Muy cercana a este grupo, una señora con una mesa y una silla vacía esperaba un futuro cliente para poder responder a sus problemas por medio de las cartas. No estoy hablando de barrios bajos sino de la zona céntrica de la ciudad. Cualquier persona que entre en una librería podrá observar un estante dedicado a la Nueva Era; una surtida bibliografía está a su servicio. El campo es muy variopinto. Lo mismo se puede constatar en las tiendas de música. Estos locales ofrecen abun- dantes discos, cintas, etc., sobre este tema. Y como la sociedad consumista americana aprovecha cualquier resquicio para incre- mentar sus ventas, los grandes almacenes presentan ropa con esta nueva etiqueta (New Age). Ante esta avalancha de publicaciones y ofertas, es difícil hacer una síntesis de toda esta realidad, movimiento, corriente o como se quiera llamar. Nuestra pretensión es dibujar un telón de fondo REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 50 (1991), 9-24

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La Nueva Era: un reto para las Iglesias

LUCIO DEL BURGO

(Miami)

INTRODUCCIÓN

En noviembre de 1989, paseando por las calles de Nueva Orleans, pude observar de cerca a los seguidores de la Nueva Era. En plena vía pública se estaba curando a una persona. El pacien­te, sentado en una silla, daba la sensación de que estaba concen­trado. Se le practicaban masajes. Otro le imponía las manos. Este mismo hecho se podía ver en varios lugares de la calle.

Muy cercana a este grupo, una señora con una mesa y una silla vacía esperaba un futuro cliente para poder responder a sus problemas por medio de las cartas. No estoy hablando de barrios bajos sino de la zona céntrica de la ciudad.

Cualquier persona que entre en una librería podrá observar un estante dedicado a la Nueva Era; una surtida bibliografía está a su servicio. El campo es muy variopinto. Lo mismo se puede constatar en las tiendas de música. Estos locales ofrecen abun­dantes discos, cintas, etc., sobre este tema. Y como la sociedad consumista americana aprovecha cualquier resquicio para incre­mentar sus ventas, los grandes almacenes presentan ropa con esta nueva etiqueta (New Age).

Ante esta avalancha de publicaciones y ofertas, es difícil hacer una síntesis de toda esta realidad, movimiento, corriente o como se quiera llamar. Nuestra pretensión es dibujar un telón de fondo

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 50 (1991), 9-24

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a los restantes artículos y en particular al que trata de explicar el Documento de la Santa Sede sobre la oración y las técnicas orientales l. En efecto, en esta nueva sensibilidad hay un gusto especial por todo lo que suene a oriental y está muy relacionado con la interiorización.

"El interés que han suscitado en estos años diversas formas de me­ditación ligadas a algunas religiones orientales y a sus peculiares modos de oración, aún entre los cristianos, es un signo no pequeño de esta necesidad de recogimiento espiritual y de profundo contacto con el misterio divino" (n. 1).

"Actualmente algunos recurren a tales métodos por motivos tera­péuticos: la inquietud espiritual de una vida sometida al ritmo sofo­cante de la sociedad tecnológicamente avanzada, impulsa también a un cierto número de cristianos a buscar en ellos el camino de la calma interior y del equilibrio psíquico" (n. 2).

APROXIMACIÓN A LA NUEVA ERA

En este primer apartado intentamos describir lo que es este movimiento y sus notas más características.

Un tiempo nuevo

Los que escrutan la situación mundial nos hablan de un tiem­po nuevo, de una nueva era y de un punto crucial. Nos encontra­mos en un momento tan significativo y de tales dimensiones que sólo se presenta una vez en muchos milenios. "Se trata de una nueva concepción del hombre que empieza a surgir. .. Estamos presenciando una transición, muy significativa por cierto, que supone un paso adelante en la evolución del ser humano" 2.

1 Cfr. La oración cristiana: encuentro de dos libertqdes, Carta de la Con­gregación de la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, Madrid, 1990.

2 H.-M. ENOMIYA-LASSALLE, ¿A dónde va el hombre?, Santander, 1982, p. 24. Cfr. IOEM, Vivir en fa nueva conciencia, Madrid, 1987; O. FRIEoRlc. New Age Harmonies, en "Time", December 7 (1987) 62-69; L. JAROFF. Figh­ting against Flimjlam, en "Time", June 13 (1988) 70-72; B. ALEXANOER. Theology from the Twilight Zone, en "Christianity Today", September 18 (1987) 22-26; 1. HEXHAM-K.-P. HEXHAM, The Soul of the New Age, en "Christianity Today", September 2 (1988) 17-21; M. NEGRI, Age-old Problems ofthe New Age Movement, en "The Humanist", March-April (1988) 23-26;

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Nuestro mundo está caracterizado por los avances técnicos. En estos últimos años han aparecido más inventos que en todo el resto de la historia. A pesar de todas estas facilidades que ofrece el campo de la ciencia, el hombre de nuestros días se encuentra atrapado y ahogado por el desarrollo material. Se posee todo y falta el sentido de la vida. Los autores de la Nueva Era nos repiten insistentemente que el materialismo ha llegado a su fin y que está naciendo la era de la interioridad y del espíritu. Lo religioso y lo místico pasa a ser una categoría familiar para todos estos grupos. Y lo más curioso es que en estos círculos se dan cita hombres de ciencia, psicólogos, filósofos y líderes espirituales. Todos nos hablan del ocaso de la racionalidad y de la aparición de una nueva conciencia.

Esta nueva dimensión se caracteriza por la conciencia integral. Es necesario superar la pretensión de que el conocimiento racio­nallo explica todo. Esta manera de pensar y actuar nos ha llevado a un callejón sin salida. Lo mental es importante, pero no único y exclusivo. Están aflorando otros elementos, lo mágico y lo místico, como caminos de acceso a la realidad. No se trata de marginar lo cognoscitivo sino de darle su justo puesto en la com­prensión de la realidad. Del despotismo de la racionalidad esta­mos pasando a su relativismo.

En el campo de la fe esta nueva dimensión tiene enormes consecuencias. "La presentación conceptual de las verdades reli­giosas muchas veces ya no satisfacen ni a los cristianos más sin­ceros. De ahí que muchos ya no busquen salida en el estudio de la teología sino en la experiencia de la fe, buscándola por distintos caminos. Se trata de un fenómeno típico de nuestro tiempo, que no debería enjuiciarse como paso atrás porque en el fondo es un adelanto ... Al reducir nuestro mundo al ámbito de lo mentalmen­te perceptible, probablemente no estemos percibiendo sino una tercera parte de la realidad" 3.

A. DOWD. The New Agefor Libraries, en "Library Journal", July (1989) 44-50. Amplia bibliografía. Se puede encontrar una pequeña reseña de cada libro con sus características más importantes. V ARIOS. Chop Wood, Carry Water: A Cuide to Finding Spiritual Fulfillment in Everyday Life, Tarcher, 1984; P. NARVÁEZ. El regreso de la espiritualidad: Nueva Era, en "ABC dominical (Blanco y Negro)", 25 febrero (1990) 30-34.

3 H.-M. ENOMIYA-LASSALLE. ¿A dónde va el hombre?, p. 75; Cfr. A. WIl.­SON. Holistic Spirituality, en "Spirituality Today"40 (1988) 208-219; S. GUE-

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Así pues, la nueva conciencia debe integrar todos los elemen­tos de la vida humana: lo mágico, lo mítico y lo mental. Esta unidad aplicada a las ciencias y las artes acarrea una transforma­ción en la que se conmueven muchos cimientos. Y es que hemos endiosado tanto el conocimiento mental que ponerlo en tela de juicio nos lleva a un cambio en el que no sabemos dónde podre­mos aterrizar.

La meditación, camino hacia la nueva conciencia

Los autores de la Nueva Era están convencidos de que el paso a la nueva conciencia es algo urgente. Esta nueva dimensión se está haciendo presente en los distintos campos de la vida humana, aunque todavía no se ha instalado de una manera definitiva. Algunas voces significativas, como el presidente del Club de Roma, nos hacen pensar. Estas son sus palabras:

"Todas las religiones, conceptos, principios, puntos de vista, supo­siciones, tabúes y escalas de valores que regulan nuestra vida están anticuados y han perdido fiabilidad. Pero la humanidad tiene que comprender la gravedad del peligro para poder entrar en razón"4.

"El hombre nuevo con toda seguridad encontrará caminos insospe­chados que ahora todavía ignoramos. Desde este punto de vista, el hombre o bien da el paso a la nueva conciencia o está condenado a desaparecer" 5.

Gracias a esta nueva conciencia el ser humano percibirá lo espiritual como algo connatural a su propio ser, es decir, será un místico. La verdad es que da reparo pronunciar esta palabra en una sociedad como la nuestra en la que cada vez más aumenta el número de indiferentes o de gente que únicamente espera un mayor bienestar. Sin embargo, estos nuevos profetas intuyen un cambio tan espectacular en el desarrollo humano como el que aconteció cuando el animal pasó a ser pensante. Estamos en los albores; queda un largo camino que andar para que el hombre se convierta en un ser espiritual.

RRA, La terapia musical en la Nueva Era, en "Armonía" 20 (1985) 12-22; M. AGUILERA, Dos de los movimientos musicales posmodernos: Hip Hop y New Age, en "Crítica" 777 (1990) 36-37.

4 Citado por H.-M. ENOMIYA-LASSALLE, ¿A dónde va el hombres?, p. 75. 5 Ibíd., p. 123. Cfr. J. SCHWARTZ, Manual de meditación, Barcelona,

1984.

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El sendero que nos introduce en la nueva conciencia es la meditación que hoy ejerce tanto atractivo en las sociedades des­arrolladas. La aceptación de los métodos orientales ha tenido eco en las iglesias cristianas. En realidad, la oración y la meditación han estado presentes en las comunidades cristianas. Lo que sucede es que en estos ambientes se ponía el acento en la reflexión, ocupando el entendimiento y la voluntad un papel preponderante. Sin lugar a dudas, estos caminos han producido sus frutos. La nueva conciencia integral, holÍstica y global carga las tintas sobre la meditación-intuición. "El nivel de la razón y la voluntad no es el núcleo de la persona, ni su principio unificador. Mientras la meditación se mantenga en el nivel reflexivo-volitivo, la persona no está fomentando, ni puede alcanzar, su unidad interior, ni se posibilita el acceso al centro desde el que la razón y la voluntad deben dejarse mover y actuar para cumplir la función a ellos asignada en el todo humano al que pertenecen"6.

N o es fácil para el hombre de nuestros días el camino interior. Estamos acostumbrados a vivir en la superficie de la realidad. La orientación de nuestra sociedad se queda en la periferia y hemos perdido la capacidad de concentración. Por el contrario, la medi­tación profunda nos acerca a la realidad por dentro. Esta expe­riencia es difícil de explicar si no se la ha tenido. Los que se han aproximado nos cuentan que este camino interior les ha hecho renacer de nuevo y que su existencia cotidiana adquiere un nuevo sabor en los detalles más insignificantes.

Es interesante, a este respecto, el libro de Shirley MacLaine. Su carrera artística y cinematográfica se han iluminado por su viaje interior, que para ella es lo más importante de su vida. Sus publicaciones narran sus experiencias personales; de aquí viene el éxito de todas sus obras. De uno de sus libros hemos tomado el siguiente párrafo:

"Estoy pasando desde mi sensación de impotencia para ayudar a cambiar el mundo, a una posición que reconoce que hay un poder dentro de mí y dentro de cada uno de nosotros, tan imponente que, cuando se utilice, podría dar como resultado una transformación del mundo. N o es sólo posible, sino necesario, y parte de la próxima etapa de nuestra evolución y desarrollo es realizar (literalmente, "hacer real")

(, S. GUERRA, La meditación y la Nueva Era, en "Revista de Espirituali­dad" 45 (1986) 248-249.

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ese poder. Evidentemente, no soy la única persona consciente de este método para producir el cambio.

Está teniendo lugar un despertar. Individuos de todo el mundo utilizan su fuerza interior para comprender quiénes son y usar ese conocimiento para elevar sus vidas y sus circunstancias una octava más alta de felicidad y productividad. Compartir la búsqueda y las técnicas de la misma, es únicamente una parte de la ayuda que nos podemos dar"7.

Shirley expone este viaje interior como lo más fascinante de su vida. Sus relaciones personales han adquirido más profundidad y sinceridad. Incluso la percepción de su propio cuerpo contiene una nueva perspectiva. Para llegar a esta meta recomienda la meditación. De una forma sencilla y clara narra la manera de concentrarse y practicar la interiorización. Aunque no se siente ligada a las iglesias, sin embargo, en sus libros aparece el nombre de Dios.

RAíCES DE LA NUEVA RELIGIOSIDAD

En esta parte de nuestro trabajo estudiaremos los fenómenos que están provocando este movimiento. Existe una serie de co­rrientes de pensamiento que alimenta las ideas y actuaciones de los partidarios de la Nueva Era. Profundizar en la fuente de donde brota esta nueva mentalidad nos lleva a un mejor conoci­miento del tema.

Solución ante la crisis actual

Los autores de la Nueva Era hablan de una crisis mundial que afecta a todos los aspectos de la vida. La magnitud de esta situa­ción llega al borde de lo caótico. La primera amenaza que pesa sobre el hombre de nuestros días es la carrera de armamentos. En el negocio de las bombas están en juego millones y millones de dólares. Si a esto añadimos las armas nucleares el panorama resulta más sombrío.

"Dejando a un lado el peligro de una guerra nuclear, el ecosistema global y la posterior evolución de la vida en el planeta se hallan seria-

7 SH. MACLAINE, Dentro de mí, Barcelona, 19904, p. 54.

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mente comprometidos y abocados posiblemente a un desastre ecológi­co en gran escala. El exceso de población y la tecnología industrial han contribuido en algunos aspectos a la gran degradación del entorno natural, del que dependemos totalmente para vivir. Como resultado de ello, nuestra salud y nuestro bienestar se hallan seriamente amenaza­dos. Las grandes ciudades del mundo están cubiertas por una asfixiante niebla tóxica de color ocre"8.

Si a estos problemas añadimos la contaminación del agua y los alimentos por diversos productos tóxicos, la situación resulta más alarmante. En realidad, nunca el hombre se ha preocupado tanto por su salud. A pesar de este cuidado, las enfermedades de nuestra civilización hacen sus estragos. Ahí están los achaques cardíacos, el cáncer y el sida; sin dejar a un lado los crímenes violentos, las enfermedades mentales y el interés por los cultos religiosos extraños. "Todos estos indicadores han sido observados en nuestra sociedad durante la última década. En las épocas de cambio cultural estos síntomas han surgido generalmente de una a tres décadas antes de la transformación central, aumentando en frecuencia e intensidad al aproximarse la transformación y deca­yendo después de que ésta se realiza" 9.

Ante esta percepción mundial se empieza a vislumbrar un cambio de valores. De la admiración por las grandes empresas se pasa a la estima de lo pequeño, del crecimiento tecnológico al crecimiento interior, del consumo al atractivo de una vida senci­lla. Nuestra cultura, orgullosa del pensamiento científico, empieza a sentir sus debilidades. En todas las ramas del saber humano se ve la necesidad de dar paso a la intuición, la imaginación y el mito para llegar a una comprensión más honda de la realidad. Y es que el entendimiento nos ofrece una visión fragmentada de las cosas mientras que el conocimiento intuitivo se basa en una ex­periencia inmediata. Los adeptos de este movimiento hablan del pensamiento holístico, palabra que se repite sin cesar, para ex­presar la totalidad y globalidad de la realidad. El todo se hace presente en escala en cada una de las partes. En fin, durante muchos siglos los físicos han utilizado su ciencia para ofrecer una visión mecanicista del mundo. Como si el mundo fuera una gran

8 F. CAPRA. El punlo crucial, Barcelona, 1985, p. 23. Este libro es funda­mental para la comprensión de la Nueva Era. En sus últimas páginas contiene abundante bibliografía.

9 lbíd., p. 27.

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máquina. Esta noción era transplantada a todas las ciencias hu­manas. Hoy la física moderna se da la mano con el misticismo.

"La concepción integral de la vida es una concepción espiritual en su esencia más profunda y por ello coincide con muchas ideas propias de las tradiciones místicas. El paralelismo entre la ciencia y el misticismo no se limita a la física moderna, sino que actualmente lo podemos hacer extensivo con igual justificación a la nueva biología integral" In

En este sentido la figura de Pierre Teilhard de Chardin ad­quiere la máxima actualidad. Teilhardune de modo admirable sus conocimientos científicos con su teología. La teoría de Teil­hard de Chardin presenta un gran paralelismo con las nuevas concepciones de la ciencia. "Con el nuevo enfoque integral apli­cado al estudio de los organismos vivientes, sus ideas aparecerán bajo una nueva luz y es probable que contribuyan de manera más significativa al reconocimiento general de la armonía que existe entre las ideas de los científicos y las de los místicos" ll.

Psicología transpersonal

Tanto en los Estados Unidos como en Europa está naciendo una nueva psicología. Esta corriente trata de armonizar una vi­sión integral de la vida con las tradiciones místicas. Es interesante la descripción que nos hace F. Capra de esta rama del saber:

"La psicología transpersonal se ocupa, directa o indirectamente, del reconocimiento, comprensión y realización de estados de conciencia no ordinarios, místicos o transpersonales, y de las condiciones psico­lógicas que obstaculizan estas realizaciones transpersonales. Por con­siguiente, sus intereses están muy cerca de los de ciertas tradiciones místicas y, de hecho, algunos psicólogos transpersonales están tratando de formular un sistema conceptual que conjugue la psicología con la búsqueda espiritual. Estos psicólogos y psiquiatras se han colocado en una posición radicalmente diferente de la de la mayoría de las princi­pales escuelas occidentales de psicología, que siempre han manifestado una tendencia a considerar cualquier tipo de religión o de misticismo como arraigado en la superstición primitiva, en aberraciones patológi­cas o en una desilusión colectiva de la realidad inculcada por el sistema familiar y por cultura" 12.

10 IbU, p. 353. 11 Ibíd., p. 355. 12 Ibíd., pp. 432-433. Cfr. K. WILBER, The Atman Project. A Transperso­

na/ View of Human Development, Wheaton, 1980.

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Esta forma de conciencia no tiene cabida en las categorías lógicas e intelectuales. De aquí que a la hora de expresarse eche mano del mito como forma más adecuada de describir la rea­lidad.

Las experiencias transpersonales, según los autores de la Nue­va Era, comprenden un panorama muy amplio. "Prescindiendo de que los conceptos de trascendental y trascendente se emplean casi siempre de manera confusa, suele sintetizarse hoy día senci­llamente en el concepto de trascendencia todo lo que no.cae bajo el alcance de la razón, es decir, lo que pertenece al terreno de la parapsicología (la percepción extrasensorial como, por ejemplo, la telepatía, la clarividencia, la consulta con los espíritus de los difuntos, la experiencia de la cercanía extrema de la muerte, etc.), al terreno de la meditación y de la mística (concienciación del más íntimo fondo del alma humana), al campo de la metafísica (penetración del espíritu humano, con todo acto de conocimiento y de libertad, en el conjunto de la realidad) y, finalmente, lo perteneciente al ámbito de la teología" 13.

Como puede verse el campo es tan amplio y los temas son tan plurales que es imposible abarcarlos en unas páginas. Lo cierto es que estos "nuevos creyentes" son muy aficionados a todo lo que escapa al control de la mente. En este sentido la literatura es abundante.

El esoterismo

La nU,eva religiosidad admite de buen grado esta tradición milenaria como forma de explicar los fenómenos que escapan a la penetración humana. En el campo del esoterismo entrarían la cartomancia, la astrología, los alquimistas, la cábala, etc. "El esoterismo encierra un doble elemento: la tendencia a la interio­ridad, a aquello que es ulterior, más profundo, a una nueva conciencia y la iniciación, es decir, un rito que desvela este acceso hacia el interior" 14.

13 M. KEHL, Nueva Erafrente al cristianismo, Barcelona, 1990, pp. 54-55, 14 J. SUDBRACK, La nueva religiosidad, Madrid, 1990, p. 109. Este libro

es interesante a la hora de tener un juicio cristiano sobre este movimiento. En español tenemos varias revistas que nos introducen en este mundo: "Año Cero", "Más allá" y "Su futuro". En sus páginas se anuncian libros, casettes,

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Todos estos grupos pretenden llegar a una iluminación por medio de maestros. Estos son personas que han pasado por di­versas reencarnaciones y se hallan en un plano más elevado, más espiritual. Por amor a los humanos permanecen en la tierra para enseñar el nuevo camino.

En segundo lugar, todo ser tiene una capacidad de evolución. Se empieza por lo más primitivo, el reino mineral, hasta llegar al reino de los humanos. Todo este proceso se lleva a término por medio de reencarnaciones. Estas se dan incluso en la vida de las personas, para llegar ascendiendo en lo espiritual, hasta conseguir una liberación de todos los desórdenes de la vida. Esta teoría de la reencarnación está siendo muy acogida por nuestra sociedad. Incluso personas bien documentadas hablan de todo esto con gran convicción. A veces basándose en hechos concretos de la vida, lógicamente interpretados a su modo.

En tercer lugar, estas corrientes de esoterismo tratan de en­contrarse con las fuerzas misteriosas del universo. Son estudiadas y enseñadas como técnicas. La existencia de tales fenómenos, como la telepatía, la lectura del pensamiento, no puede ponerse en duda. Lo que ocurre es que en muchos casos son truco y engaño.

Por último, en la Nueva Era tienen una gran audiencia las experiencias en el umbral de la muerte. Varios libros en los que se narran casos concretos han dado la vuelta al mundo. Se habla de personas que estaban muertas, pero que volvieron a la vida. Tal experiencia ha sido tan decisiva que ha supuesto un cambio moral. En este campo la palabra autorizada de J. Sudbrack puede ser muy iluminadora:

"La objeción de fondo contra la nueva religiosidad, la acusación de que, con una tozudez dogmática, secuestra muy apresuradamente todo en favor de la propia visión del mundo y evita el diálogo abierto con la ciencia, adquiere en este campo de la muerte y de la vida más peso aún. Aquí, en efecto, entran en escena los problemas más íntimos y últimos del hombre, cuya solución superficial puede tener consecuen­cias muy graves" 15.

cursos y noticias de actualidad relacionadas con el tema. efr. J. VERNETTE.

Le Nouvel Age, Paris, 1990. 15 J. SUDBRACK, La nueva religiosidad, p. 111.

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Lafascinación de las religiones orientales

Está a la vista el influjo tan notorio de todo lo que suena a oriental. Revistas, obras de divulgación, libros de bolsillo han invadido el mercado de Occidente. También en este sector ha entrado la sociedad de consumo y se percibe con frecuencia mu­cha superficialidad. El talante de Oriente no lo hacemos nuestro con la lectura de un libro o de un artículo. La mentalidad de un pueblo y la forma de actuar son fruto de siglos y tarea de una paciente espera.

Tenida en cuenta esta observación, el hecho incuestionable es que este mundo espiritual resulta atrayente para el hombre del progreso. Son varios los motivos que lo inducen a este encanto. En efecto, "las religiones orientales son llamadas religiones de la experiencia, colocándolas así en contraste con las religiones ju­deocristianas del libro. Verdad es que ni el cristianismo es una religión de la no-experiencia ni el budismo (incluido el zen) y el hinduismo dejan de ser religiones del libro. Todo lo contrario. No obstante, puestos a acentuar aspectos, la distinción puede considerarse válida. Hoy se busca la experiencia; la experiencia y no el adoctrinamiento; la experiencia y no la enseñanza; la expe­riencia y no sólo la sed de experiencia. Y se cree que las religiones orientales la ofrecen" 16.

Una experiencia de unidad como hemos explicado más arriba. Unidad entre el objeto y el sujeto, de tal manera que llegan a identificarse y se evita el peligro de la dispersión y del análisis escalofriante a que llega el mundo intelectual de Occidente. Una experiencia que es fuente de sabiduría y conocimiento. Hasta el punto que esta tarea resulta lo más importante de la existencia y es la vida de las religiones orientales. En contraposición, el pro­greso occidental ha subrayado el hacer, la actividad y la transfor­mación del mundo.

Un tercer elemento que atrae a los seguidores de la Nueva Era es la meditación. Sin duda alguna, la interiorización se ha des­arrollado mucho más en las religiones orientales que en el cristia­nismo. Y es que los orientales han visto en el viaje interior un fin en sí mismo, por eso han elaborado abundantes métodos. A este. respecto es interesante leer un capítulo del libro de M. Ferguson,

16 Ibíd., pp. 98-99.

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cuyo título es bien sugestivo: "La aventura espiritual: la conexión con la fuente". De él hemos tomado el siguiente testimonio de un político de Washington:

"Se había afianzado en mi vida sin yo quererlo ni buscarlo ... algo estaba apareciendo y creciendo ... Empecé a encontrar a Dios en los demás, luego sentía a Dios dentro de mí, después sentía algo de mí mismo dentro de quienes sentían de alguna forma a Dios, luego sentía que tanto los otros como yo estábamos en Dios ... Hasta mis tareas políticas resultaron beneficiadas" 17

Otras influencias

Es difícil precisar el amplio horizonte de la Nueva Era. En este apartado vamos a señalar otras corrientes o filosofías de la vida que se dan cita en esta nueva religiosidad.

Sin duda, el taoísmo está presente con su movimiento cíclico. De hecho, F. Capra, gran exponente de la Nueva Era, cita repe­tidas veces a los filósofos chinos. Estos "veían la realidad, cuya última esencia llamaban Tao, como un proceso de fluctuación y cambio permanente ... La principal característica del Tao es la naturaleza cíclica del movimiento continuo ... Los sabios chinos definieron la estructura de este concepto mediante el simbolismo de dos polos opuestos -el yin y el yan-, dos puntos extremos que limitan los ciclos de transformación" 18. En el yin entrarían los siguientes valores: lo femenino, lo sensible, lo intuitivo y lo sintetizante. El yan aportaría: lo masculino, lo exigente, lo racio­nal y lo analítico. La cultura occidental siempre ha cultivado el yan, mientras que los orientales han preferido el yin. Lo que nos ha llevado a la crisis actual ha sido el subrayar exclusivamente lo racional y sus derivados. Por el contrario, armonizar ambos va­lores puede producir un mayor equilibrio. De aquí viene el atrac­tivo de la filosofía china.

El culto a la'naturaleza y la defensa de la ecología, uno de los grandes signos de los tiempos, ha impactado también a la nueva

17 M. FERGUSON. La conspiración de acuario, Barcelona, 19852, p. 424. Esta obra es fundamental y muy citada por los autores de la Nueva Era. En las últimas páginas se ofrece amplia bibliografía. En un apéndice se pueden encontrar centros de la nueva religiosidad tanto en España como en el extran­jero.

18 F. CAPRA, El punto crucial, p. 37.

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religión. Revistas especializadas nos hablan de las propiedades curativas de las plantas y aconsejan una vida más natural. Esta actitud puede oxigenamos del alto componente químico que con­tienen los alimentos y nos puede proporcionar un ambiente más agradable y respirable. Pero hay un gran peligro. Los cultos vudú y las curaciones inexplicables llevadas a cabo por curanderos'se están generalizando. Estados de trance, el mundo de los espíritus y el uso de poderes que resultan inexplicables aparecen cada día con más frecuencia. Es cierto que determinados individuos, debi­do a cualidades particulares, a la iniciación y al ejercicio, han desarrollado fuerzas de la naturaleza que están presentes y que se han quedado dormidas. Pero también es muy real que en todo este campo hay mucho engaño. El hecho es que al adentrarse en la literatura de la Nueva Era uno se encuentra con todo este fenómeno: curaciones sorprendentes, inexplicables a la ciencia y realizadas por medios naturales. No se descarta en estas sanacio­nes la intervención de la oración y el estado especial de la persona que interviene en este evento.

EN DIÁLOGO CON LA NUEVA ERA

Como todo movimiento, la Nueva Era contiene elementos positivos y negativos. En realidad esta parte de nuestro trabajo tendría que ser más extensa. Nos centraremos en lo más esencial.

No condenar

El nuevo estilo de la Iglesia no debe ser la condenación, sin antes pacientemente observar, examinar a fondo y comprender desde dentro la nueva mentalidad que se está abriendo paso en nuestra sociedad. Es interesante tener en cuenta el consejo de san Agustín en su tratado "Sobre la doctrina cristiana":

"Los egipcios no poseían sólo ídolos y cosas de ningún valor, que el pueblo de Israel debía detestar y rehuir; poseían también vasos y aderezos de oro y plata, así como vestidos e indumentos. Y por man­dato de Dios, no por arbitrio propio, el pueblo se adueñó de ellos cuando salió de Egipto para hacer mejor uso de los mismos ... Así también la doctrina de los paganos no son sólo productos de la fantasía

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y de la superstición; no son sólo lastre embarazoso, fruto de un trabajo superfluo, que cada uno de nosotros debe detestar y evitar cuando bajo la guía de Cristo sale de la sociedad de los paganos. Aquéllas comprenden también las artes liberales, que sirven a la verdad, y algu­nos preceptos morales utilísimos, que conducen al culto de Dios ... Ellos (los paganos) no se han agenciado por sí solos este oro y esta plata, sino que lo han sacado de algunos minerales de la divina provi­dencia, que actúa en todas partes" 19.

Esta regla de oro debe tenerse muy presente. Hay que enjuiciar la nueva religiosidad desde una perspectiva positiva. A fin de cuentas es la mentalidad del Vaticano II al contemplar las diver­sas religiones:

"La Iglesia católica nada rechaza de lo que en estas religiones hay de verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y vivir, los preceptos y doctrinas, que, aunque discrepan en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella verdad que ilumina a todos los hombres" (N.A. n.2).

Experiencia de Dios

Existe un reto que hay que afrontar con valentía porque está en juego el futuro. Muchas personas abandonan las Iglesias ins­titucionales por falta de experiencia de Dios. Estas mismas per­sonas ven con simpatía todos estos movimientos porque aprecian y enseñan los caminos de la interioridad. Sin embargo, el cristia­nismo ha legado a la humanidad un rico tesoro. Aquí tendrían que tomar la palabra los grandes místicos de la Iglesia que se han hecho presentes en su historia a través de los siglos. Estos creyen­tes de vanguardia están en la más candente actualidad, incluso entre los partidarios de la Nueva Era.

Pero, al mismo tiempo, la nueva religiosidad quiere medir todo con el metro de la experiencia, de aquí la manía de experien­cia. En este sentido los escritos de los místicos nos pueden aclarar

19 Citado por J. SUDBRACK. La nueva religiosidad, p. 149. Cfr. c.-V. ANDERsoN, Pruning timejor Shirley MacLaine?, en "The Christian Century", February 25 (1987) 182-183; Under jire. Two Christian leaders respond to accusations oj New Age mysticism, en "Christianity Today", September 18 (1987) 17-21; D. GROOTHUlS. Conjronting the New Age, en "Christianity Today", January 13 (1989) 36-39; J. GROSS. Vatican Orders aYear oj Si/enee jor a New Age Catholic Priest, en "The New York Times", October 21 (1988) 9.

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las situaciones. Ellos nos recuerdan que las obras y los frutos adquieren un valor primordial. Y es que en las experiencias espi­rituales pueden entrar en juego diversas esferas emocionales de la persona humana y pueden ser tomadas estas emociones como fruto del Espíritu. Por eso, la aceptación de la cruz, la sencillez y la humildad pueden ser criterios básicos para conocer la autenti­cidad de todo camino espiritual. Este sería el pensamiento de aquellos que se han acercado en profundidad a todas estas co­rrientes:

"Aplicado al campo de la nueva religiosidad, esto significa que cuan­do la experiencia es el criterio fundamental omnideterminante de la religiosidad, el ansia de experiencia se transforma fácilmente en "manía de experiencia", porque, en efecto, sobre ésta hay que construirlo todo. Su faltapuede fácilmente ser interpretada como carencia perso­nal de relevancia ética. Cabe entonces preguntarse si una manía de experiencias no pueda tener efectos semejantes a los de la búsqueda de drogas; en ambos casos se trata de una absolutización de la experien­cia" 2o,

En definitiva, es capital la experiencia como algo fundamental en la religiosidad del futuro, pero no tiene que polarizarse y excluir otros elementos. También aquí tiene que haber un equili­brio, el sabor y el saber tienen que caminar juntos y complemen­tarse entre sÍ.

Jesucristo, palabra divina del Padre

Uno de los grandes méritos de la Nueva Era es que ha sacado a la luz pública el tema de la interiorización y meditación. Hemos vivido unos años en los que estas realidades se miraban con cierta sospecha, podían evadir a los creyentes de los problemas concre­tos de la vida. En este movimiento las palabras religiosidad, inte­rioridad, meditación, viaje interior, aventura espiritual... se pro­nuncian con la mayor naturalidad y sin ningún reparo.

Hemos expuesto más arriba que el camino hacia la nueva conciencia es la meditación. Con frecuencia, los autores de la nueva religiosidad al describir la realidad interior emplean los

20 J. SUDBRACK, La nueva religiosidad, p, 201. Cfr. S. Ros GARCfA. Mís­tica, en "Teresianum" XL (1989) 551-572; S,-M, ALONSO, A propósito de la Mística, en "Vida Religiosa" 69 (1990) 144-151.

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siguientes términos: poder, fuerza interior, energía, yo superior, centro del alma, espacio interior. .. Raras veces se refieren a un tú personal que en la oración cristiana es la persona de Jesucristo. En este sentido son iluminadoras las palabras del Documento sobre la oración:

"Todos los fieles deberán buscar y podrán encontrar el propio cami­no, el propio modo de hacer oración, en la variedad y riqueza de la oración cristiana, enseñada por la Iglesia; pero todos estos caminos personales confluyen, al final en aquel camino al Padre, que Jesucristo ha dicho ser. En la búsqueda del propio camino, cada uno se dejará, pues, conducir no tanto por sus gestos personales cuanto por el Espí­ritu Santo, que le guía, a través de Cristo al Padre"21.

CONCLUSIÓN

Es fascinante la literatura sobre la Nueva Era. Sin duda, hay muchas intuiciones que resultan altamente sugestivas y que supo­nen un cambio radical en la mentalidad y en la praxis. Las pre­guntas serían interminables; en la última parte hemos formulado algunas. Lo que es evidente es la atracción que está teniendo el movimiento entre los jóvenes y no tan jóvenes. Las Iglesias ten­drían que escuchar los retos. Condenar esta corriente resulta fácil, pero así no se consigue nada. Lo más interesante es el diálogo como forma de enriquecimiento y como camino de evan­gelización.

21 La oración cristiana ... , n. 29.