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  • 7/26/2019 La Nocion de Espacio Publico y La Configuracion de La Ciudad Fundamentos Para Los Relatos de Perdida Civilidad

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    Polis31 (2012)Lo pblico. Un espacio en disputa

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    Hctor Berroeta Torres y Tomeu Vidal Moranta

    La nocin de espacio pblico yla configuracin de la ciudad:fundamentos para los relatos deprdida, civilidad y disputa

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    Referencia electrnicaHctor Berroeta Torres y Tomeu Vidal Moranta, La nocin de espacio pblico y la configuracin de la ciudad:

    fundamentos para los relatos de prdida, civilidad y disputa , Polis[En lnea], 31 | 2012, Publicado el 12 diciembre

    2012, consultado el 25 marzo 2016. URL : http://polis.revues.org/3612 ; DOI : 10.4000/polis.3612

    Editor : Centro de Investigacin Sociedad y Politicas Pblicas (CISPO)

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    Hctor Berroeta Torres y Tomeu Vidal Moranta

    La nocin de espacio pblico y laconfiguracin de la ciudad: fundamentos

    para los relatos de prdida, civilidad ydisputa

    Introduccin

    Las historias sobre el origen del Espacio pblico no tratan del pasado: nos hablan de las

    preocupaciones y ansiedades que habitan en nuestros ordenes sociales presentes

    (Deutsche, 2001: 312).1 La visin del espacio pblico como un espacio de construccin de ciudadana y encuentro

    social, est anclada a la reflexin poltica acerca de lo pblico-privado; accesibilidad,transparencia y libertad. El anlisis del espacio pblico es una cuestin que involucra unaspecto discursivo y filosfico, pero que tambin se expresa en el lenguaje de los planificadoresy arquitectos, que de una u otra forma refiere a aspectos de la promocin o el control de lasociabilidad y el encuentro social que se produce en la construccin de la ciudad (Borja &Muxi, 2001; Salcedo, 2002).

    2 En este trabajo presentamos una revisin de lo que planteamos como relatos sobre el espaciopblico. En los dos primeros aparatados abordamos los aspectos centrales que distinguenlas diversas aproximaciones sobre el componente comunicativo del trmino o lo que mshabitualmente se denomina esfera pblica y su expresin en la conformacin morfolgica de laciudad. Distinguiremos dos visiones acerca del espacio pblico que segn Weintraub (1995),se encuentran en la base de los distintos desarrollos conceptuales: la versin Clsica, de estirpegreco-romana-republicana, y la visin Moderna, ligada a las prcticas sociales que se dan enla ciudad multifuncional y compacta.

    3 Estas dos visiones son el sustrato sobre el que se articulan las lecturas especficas respecto a laesencia, configuracin y proyeccin del espacio pblico en la ciudad actual. Distinguiremosestas diversas lecturas, organizando sus discursos en tres grandes relatos: el relato de unespacio pblico perdido, el de un espacio pblico como espacio de construccin de civilidady el de un espacio pblico como espacio de control y disputa.

    4 La lectura transversal de estos contenidos, nos deja asentada la comprensin de que el espaciopblico est constituido por esta doble dimensin, poltica y urbana. No es posible entenderuna sin la otra. La visin clsica o moderna del discurso poltico, no se comprende sinsu correlato fsico en la historia de la ciudad, mientras que los diversos relatos, no sonlegibles sin su vinculacin al discurso poltico que los sustenta. En consecuencia, el modoen que organizamos y practicamos el espacio pblico urbano, es tambin el modo en que

    (des)construimos un discurso societal.

    Las nociones de espacio pblico y su correlato en la ciudad

    La versin clsica

    5 Existe consenso (Ferry, J., Wolton, D. et al., 1995; Habermas, 1994; Arendt, 1958; Rabotnikof,1997) en situar en la Grecia clsica la primera distincin entre lo pblico y lo privado en laconfiguracin de las ciudades-estado. Es a partir de los griegos que la democracia, y por tanto,la propia poltica se vinculan a un espacio de convivencia especfico el gora dondese consiguen las decisiones mediante la discusin pblica, las que luego se establecen comocondiciones necesarias para la convivencia civil. A partir de la consolidacin progresiva delmodelo democrtico griego, se van construyendo en torno a este espacio diversos edificiosdedicados al bien pblico y al ejercicio democrtico. Transformando al gora en el centropoltico de la ciudad (Goitia, 1970).

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    6 La concepcin griega acerca de lo privado, lo pblico y lo poltico, concibe lo pblico comolo propiamente poltico, es decir, la expresin del hombre libre que alcanza su trascendenciahistrica a travs de su expresin en un lugar comn, situacin que es posible al estar libre delas obligaciones de la vida cotidiana; en tanto lo privado, corresponde a los bienes cosas,animales y personas de un dueo y que por tanto, se encuentran privados de derechospolticos.

    7 El espacio pblico desde este planteamiento es el lugar de la expresin pblica del inters

    comn, donde el ser humano busca los lazos compartidos y la diferenciacin. En cambio elespacio privado es aquel en que se asegura la reproduccin de la vida. Lo pblico remite ala accin y al discurso; lo privado, a la reproduccin y al trabajo. Lo pblico es lo aparente ymanifiesto; lo privado, lo oscuro que debe ser ocultado, sustrado a la mirada de los dems.Lo pblico es el espacio de la libertad, de la capacidad de inicio de algo nuevo; lo privado, elmbito de la necesidad, de la reproduccin (Arendt, 1958: p.71).

    8 En el tipo de racionalidad subyacente en la nocin de Espacio Pblico que plantea Arendt, lapoltica se basa en la pluralidad de los hombres y en su posibilidad de estar juntos, la libertades la condicin de conformacin del espacio pblico, lo que a su vez configura el mundo comodiverso. La visin de fondo que aqu se sustenta, es la idea de que los hombres son sujetosplurales y nicos, capaces de expresar un pensamiento diverso (Sahui, 2002). Se reivindica la

    singularidad de los hechos concretos, donde la responsabilidad es identificable. Se valora laopinin ms que la verdad, sobre la base de que el mundo siempre es observado desde unnmero infinito de posiciones diferentes, a las que corresponden los ms diversos puntos devista en un flujo de argumentos totalmente inagotables (Arendt, 1958: 59), desde ah se apelaa la nocin de sentido comn como criterio de validez en contra de la racionalidad universal.Se refiere al pre entendimiento compartido por una comunidad, que se expresa en un lenguajecomn como parte de una cultura y modo de vida compartido. Es decir, lo adecuado est dadopor los acuerdos de una comunidad y sus horizontes de valores, siempre que estos no atentencontra la pluralidad que define el espacio pblico. Por tanto, la racionalidad se conceptualizacomo una razn prctica que distingue lo correcto de lo incorrecto desde un marco comunitarioy no racional objetivo; nocin que se asocia fuertemente a la idea de pertenencia, identificaciny cultura compartida, propias de la constitucin de un sentido de comunidad.

    9 En suma, desde esta posicin se entiende la poltica dentro del espectro de racionalidadintersubjetiva que en una comunidad dada nos constrie a pensar desde el lugar del otro, aejercer nuestra imaginacin representativa de ah que la idea de espacio pblico se significacomo un espacio de relaciones entre individuos quienes, a travs del discurso y sus acciones,contribuyen a modelar el mundo comn como un horizonte de entendimiento y encuentrociudadano (Sahui, 2002: 261-262).

    10 Desde esta perspectiva la coincidencia entre la dimensin poltica y urbana del concepto esclara. En el gora no existe soporte de mediacin alguno, el intercambio discursivo entre losciudadanos se da cara a cara en un espacio de encuentro y de toma de decisiones sobre losasuntos de inters colectivo, el Espacio pblico en la polis griega se expresa colectivo, abiertoy manifiesto. Lo jurdico-poltico se ejercita pblicamente en el gora. La res-pblica es lo

    que pertenece al pueblo que no refiere al patrimonio de uso pblico, sino a la gestin, es decir,es el pueblo quien administra lo pblico, no es el acceso en s, es una comunidad de derechobasada en la utilidad comn, que se distingue de lo privado del patrimonio y del comercio(Rabotnikof,1997).

    11 Sin embargo, es necesario clarificar que no se trata de un espacio marcadamente inclusivo,sino ms bien, altamente elitista, exclusivo del ciudadano miembro de la polis. Las minorasno participan de l, es un espacio marcadamente homogneo, monofuncional, cuya capacidadpara la formacin de sociabilidad y convivencia es restringida. Como seala Habermas En laciudad-estado griega plenamente formada, la esfera de la polis, comn al ciudadano libre, estestrictamente separada de la esfera oikos, en la que cada uno ha de apropiarse aisladamente delo suyo (...) El orden poltico descansa, como es sabido, en una economa esclavista de forma

    patrimonial. Los ciudadanos estn descargados del trabajo productivo (...) La posicin en laPolis se basa, pues, en la posicin del oikodspota.(Habermas, 1994: p.43).

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    12 En la alta y baja edad media se dan cuenta de formas organizativas y urbanas distintas,aquellas cuya dependencia es directa del poder seorial o propio de la autorganizacin,donde la ciudadana se instala como derecho individual al servicio de la organizacin. Adiferencia del gora, la plaza pblica medieval no posee un marco arquitectnico que separeel espacio pblico de los barrios residenciales, las calles se ligan directamente con ellas y laspropias construcciones marcan sus lmites. Alrededor de la plaza se disponen los edificioscomunitarios principalmente los edificios municipales y religiosos.

    13 La ciudad se caracteriza por ser una unidad compacta e interrelacionada, donde cada elementopertenece a la trama general; edificios, plazas y calles se disponen en un juego de llenosy vacios que articulan las funciones urbanas (Mumford, 1979). Se trata de un urbanismoorgnico (Delfante, 2006; Benevolo, 1993) que responde ms a las necesidades y funcionesque a la planificacin terica, consiste fundamentalmente en un proceso de adaptacin, de unorden natural donde no existe una supeditacin formal en la edificacin. En general, en laEdad Media se desarrollan grandes proyectos arquitectnicos asociados al Imperio y la Iglesia-Estado, se dan en paralelo la construccin de las grandes catedrales gticas y la construccinde una metafsica de la creacin en el terreno de la filosofa y la teologa. El gobierno urbanomedieval no es el producto de una aplicacin doctrinal, sino de razonamientos espontneos,exigidos por nuevas condiciones de vida. Condiciones que como refleja Busquets (2004)

    llevarn a que la articulacin de poderes se complejice en la baja edad media. Ya no se tratarexclusivamente de una visin sagrada de intermediacin real entre Dios y los hombres, seexpresarn ms los papeles y atributos distintivos de las personas y sus oficios, generndosenuevas estructuras de gobierno que desde esta visin darn paso al renacimiento.

    14 El componente ms caracterstico de la morfologa de la ciudad son sus murallas de proteccin,estas no slo inciden profundamente en su desarrollo urbano, sino que adems determinanla conformacin de un orden poltico y administrativo que se consolida con la creacin delAyuntamiento. Dos aspectos que marcan el desarrollo urbanstico y ciudadano de la ciudadson el derecho a vender y comprar libremente el suelo urbano, lo que propicia un tipo deedificacin autnoma y favorece el desarrollo mercantil y el derecho a la ciudadana para loshabitantes de la ciudad, fenmeno que rompe con el derecho seorial y propicia la generacinde un lazo comunitario.

    15 En relacin al tipo de espacio pblico poltico o de esfera pblica, Habermas (1994) expresala indiferenciacin medieval entre las categoras de lo pblico y lo privado, tal cual lasentendemos actualmente o como se expresaban en el periodo clsico, seala me parece msclarificador entender que las facultades privadas y pblicas de dominio se mezclan en unaunidad inextricable, de modo que ambas emanan de un poder unitario, estn adheridas a latierra y pueden ser tratadas como legtimos derechos privados (Idem, 1994: P 45), de estaforma se entiende que el sentido de la publicidad representativa hace referencia a que elsoberano y sus estamentos estn para representar a su propio dominio, en una posicin queno es para el pueblo, sino ante el pueblo. En consecuencia el seor feudal esta por sobrede la distincin pblico-privado, posee un estatus que lo instituye como la corporizacin deun poder superior, es as que el derecho pblico y privado forman una masa indistinta y

    homognea (Radbruch, 1951), como ocurre por ejemplo en las relaciones de vasallaje que seencuentren normadas por el derecho pblico.

    16 En el espacio pblico de la edad media se destaca el sentido de lo abierto y accesible enoposicin a lo particular. Se expresa en la distincin entre espacios de uso comn y espaciosde uso reservado o particular. Existe una publicidad representativa separada de las cuestionescomunes que opera como manifestacin encarnada del poder en el estatus seorial. Sinembargo, a pesar de que la figura del soberano era absoluta, existan lmites jurdicos que eraninsuperables. La razn pblica estaba ligada a una razn comunitaria asociada al gobierno dela ciudad, donde las prioridades de las instituciones pblicas y el gobierno se encontraban porencima de los intereses privados de los ciudadanos (Rabotnikof, 1997).

    17 Como seala Rabotnicof la construccin del estado y el desarrollo del mercado irn perfilando

    el sentido moderno de la escisin entre esfera pblica y privada. (Rabotnicok, 1997: p. 138).

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    La versin moderna

    18 El espacio pblico moderno es una creacin de la ilustracin, como seala Koselleck, elprincipio rector ser la inversin de la afirmacin de Hobbes, la verdad, y no la autoridad,hace la ley (Koselleck en Ferry, 1995: p.15).

    19 La ciudad durante el Renacimiento experimenta un crecimiento importante. El poder absolutono slo crea nuevas infraestructuras defensivas cuarteles y arsenales sino tambinconstruye obras educativas y solidarias escuelas, hospitales, hospicios, bolsas, teatros,museos, etc. Aparecen los primeros jardines privados que progresivamente se convertirn enespacios pblicos.

    20 El desarrollo tiene lugar principalmente en los barrios cntricos donde predominan palacios,monumentos y hermosas plazas que ganan significativamente con la creciente valoracindel artista y la proyeccin geomtrica, sin embargo, producto de una exacerbada migracincampo-ciudad y la consecuente especulacin del suelo, se genera una edificacin cada vezms densa, que afecta fundamentalmente a los barrios pobres. Las condiciones de vida de estesector empeorarn progresivamente, hasta llegar al contexto infrahumano alcanzado por laciudad industrial de inicios del s. XIX que Federico Engels (1845) describe con certeza.

    21 Lo pblico pasa a ser lo colectivo, que se contrapone al mbito privado entendido como loeconmico y lo religioso. La conformacin de un entramado pblico dirigido al bien colectivo

    (autoridades, edificios, servicio, etc.) va a delimitar por oposicin lo que es de inters privado.22 Es en el siglo XVIII cuando se decantan las ideas ms innovadoras para la configuracin

    de la ciudad moderna que se harn efectivas en el siglo siguiente (Busquets, 2004). Unaforma de pensar la ciudad racional de forma variada y ordenada superar definitivamentela catica ciudad medieval. Se recurre a una metfora mdica para transformarla apelandoa cuestiones sanitarias, de orden social y de seguridad, con medidas tales como sacar loscementerios fuera de la ciudad; la creacin de nuevas plazas para conseguir ventilacin yasoleo; la reorganizacin de los mercados; la instalacin de fuentes y la segregacin de lascalles para el trnsito de carruajes y peatones; son propuestas por Pierre Patte, para Pars, enel 1765.

    23 Por otra parte, como describe Fernndez Christlieb (2004), durante el siglo XVIII estalla

    la sociedad de los cafs, espacio necesario por el crecimiento y despersonalizacin dela ciudad como efecto del mercantilismo y la migracin. En estos lugares se produce lacomunicacin libre, centrada en los problemas del buen gobierno de la ciudad, los nuevosespacios suscitan el inters de las autoridades por utilizar la prensa de acuerdo con losobjetivos de la administracin (....) para dar a conocer rdenes y disposiciones. Se convirtieronlos destinatarios propiamente por vez primera en pblico (Habermas, 1994), claro est queeste pblico no es el del hombre comn de los bajos barrios, sino el de un grupo social ilustrado,de una nueva capa burguesa funcionarios gubernamentales, mdicos, juristas, curas oficialesy profesores, como apunta Habermas, es un pblico de lectores.

    24 La Declaracin de derechos del hombres y del ciudadano de 1789 viene a consagrar la libertadde pensamiento y difusin de ideas, la tolerancia y la igualdad ante la ley y libertades de

    asociacin y movimiento, principios que consolidan una nueva relacin entre lo pblico y loprivado. Se instaura as una publicidad crtica, surgida en el seno de lo privado, que somete ajuicio permanente el quehacer estatal. Se conforma lo que se conocer posteriormente comosociedad civil.

    25 Es a partir de este marco que se articula la propuesta Habermasiana de esfera pblicaburguesa cuyo principio crtico es la publicidad, es decir, el ideal kantiano de que lasopiniones personales de individuos privados podan desarrollarse en el medio de unaopinin pblica a travs de un proceso de debate racional-crtico abierto a todos y librede dominacin(Thompson, 1996: p.4). Esta propuesta de Habermas en el valor crticode la publicidad opera como principio normativo para la constitucin de una democraciadeliberativa. Esta idea de un espacio deliberativo, refuerza la nocin de un espacio pblicoen el que los sujetos comparten y dialogan cara a cara en un contexto de igualdad. La prensa

    y los medios de comunicacin aportan los contenidos y estimulan la conversacin Burguesa.Como seala Thompson (1996 p.10) la esfera pblica fue constituida por encima de todo por

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    medio del habla, en la contraposicin de argumentos, opiniones y puntos de vista diferentesdel intercambio dialgico de palabras habladas en un espacio compartido.

    26 La accin deliberativa del espacio pblico se orienta desde la razn, que no es otra cosaque la capacidad discursiva de los sujetos ilustrados e informados con criterio. Como planteaBoladeras (2001) la subjetividad burguesa se funda en el inters por descubrir los secretos dela naturaleza humana asociados a la idea de humanidad ilustrada, en la que se asocia raznhumana y naturaleza humana.

    27 Rabotnicof (1997) define a la esfera pblica planteada por Habermas segn tres caractersticas:a) Burguesa, en tanto son los propietarios independientes, cuyo estatuto coincide con lacalificacin en trminos de educacin, los que participan en la generacin de una voluntadcolectiva a travs de un proceso de comunicacin racional libre de dominacin; b) Liberal,en tanto los derechos que aseguran la autonoma de esta esfera, en conjuncin con los queaseguran el mbito de autonoma individual, consolidan al mismo tiempo la esfera pblica yprivada de la sociedad civil y se erigen en barreras para la intromisin del poder pblico y c)Democrtica o potencialmente democrtica, en el sentido de que el poder burocrticamenteorganizado es controlado y equilibrado por una esfera pblico-poltica que, emergiendo dela sociedad civil, penetra en el estado en la forma del parlamento (Rabotnicof, 1997 p. 145).Habermas (1994) plantea un espacio pblico que se caracterizara por ser un espacio de

    expresin de una publicidad crtica al servicio de una sociedad civil reguladora del aparatoestatal y de sus formas de organizacin.28 Sin embargo, esta concepcin del espacio pblico no escapa a la misma crtica planteada a la

    visin clsica, tambin se cuestiona que se trate de un espacio exclusivo para quienes tenanlos medios, el conocimiento y la validacin cultural para participar, dejando excluidos de la obreros, campesinos y mujeres entre otros grupos sociales. Otra crtica importante es laposicin central y determinante que ocupa el consenso racional en la construccin del discursodemocrtico.

    29 Esta apuesta por una racionalidad normativa en el discurso moderno del espacio pblicotiene efectos directos sobre la organizacin, diseo y los usos del espacio pblico urbano, seexpresa por ejemplo en las normativas de convivencia que comienzan a instaurarse en diversasciudades europeas apelando a un consenso racional de usos adecuados e inadecuados, mismoargumento con el que se justifica el creciente control policial del espacio urbano.

    30 En sntesis, en esta nocin de espacio pblico, siguiendo a Rabotnicof (1997), desde unaposicin normativa se vuelven a reunir los tres sentidos de lo pblico: lo comn, laaccesibilidad y lo pblico propiamente tal. En el primer sentido, la racionalidad asociadaal ejercicio de lo pblico permitir la integracin social a partir de la determinacin de losbienes y garantas pblicas, las que se establecen a partir de normas generales comunes atodos los ciudadanos. En relacin a la apertura, esta estara asegurada en tanto se tratara deuna esfera independiente de la del mercado y asegurada por la capacidad representativa deun determinado crculo social homogneo, existira un alto grado de control por parte de losciudadanos hacia quienes tienen el poder, lo que asegurara la transparencia.

    31 La forma de organizacin de la ciudad cambia radicalmente durante el siglo XIX, el uso del

    espacio como lugar de representacin del poder soberano da paso a lo que Foucault (2005)llama organizar un espacio analtico, eliminar la circulacin difusa propiciando el controlselectivo y disciplinar del habitante urbano. Las ciudades industriales de fines del s. XVIIIy principios del XIX se ven marcadas por las transformaciones tecnolgicas asociadas aldesarrollo industrial y la nueva relacin entre el Estado y los privados determinada por elliberalismo de Smith y la economa de David Ricardo. Como plantea Delfante La posicin,siempre desfavorable, de la fuerza de trabajo con respecto al imperio del capital y a una baseestructural inmutable, tiene influencia sobre la forma de la ciudad, porque la propiedad delsuelo y de los bienes de consumo se convierten en capital y en mercanca (Delfante, 2006: p.273) lo que genera la profunda crisis social y el escenario de caos descrito por Engels (1845).

    32 Como efecto de las crecientes movilizaciones sociales emergen respuestas de reordenamiento

    de la ciudad. Eugene Georges Haussmann en Pars entrega el modelo funcional para reformarla ciudad Europea. Se llevan a cabo grandes instalaciones y servicios: alcantarillado, red

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    hidrulica, alumbrado a gas, transportes pbicos, escuelas, hospitales, mercados y parques.La red viaria es modificada construyndose nuevas calles anchas y rectas, desapareciendo losbarrios pobres y el entramado de callejuelas tan utilizado en los disturbios revolucionarios,para favorecer el movimiento policial. Las intervenciones de Hussmann no slo modificarnel entorno fsico de la ciudad sino tambin afectarn directamente su forma de gestin. Semarca una separacin taxativa entre el espacio pblico y el privado, cuya consecuencia es elusufructo privado de las transformaciones realizadas por el estado y las dificultades histricas

    de manutencin de estos espacios, como seala Benevolo la renta inmobiliaria, que extraeriqueza de la esfera pblica y la acumula en la privada, acenta el contraste entre ambosespacios (Benevolo, 1993, p.185).

    33 Para Delfante (2006) el XIX es un siglo que marca un quiebre con la concepcin tradicionalde la ciudad, el marco ya no es el valor arquitectnico del espacio, sino la organizacin urbanacomo conjunto, determinada por las relaciones sociales y econmicas.

    34 En este contexto de transformaciones tiene lugar el declive de la esfera pblica burguesatal como la presenta Habermas, dos son los factores de base: primero, la separacin entreEstado y Sociedad Civil que se descompuso en cuanto el Estado se hizo ms intervencionistay responsable de la administracin de los bienes ciudadanos, en la medida que los gruposde inters se impusieron en el proceso poltico; segundo, la transformacin y la desaparicin

    de las instituciones que albergaron la esfera pblica burguesa, la mutacin de las prcticasculturales que provocan el declive de los salones y casas de caf y la transformacinde la prensa peridica en una empresa comercial al servicio del lucro individual y ladominacin de masas. Esto ltimo a decir de Habermas (1994) es el elemento central de latransformacin de la publicidad crtica en una publicidad manipuladora dirigida a la masaconsumidora. la publicidad burguesa, a medida que va configurndose de acuerdo con las

    public relations, recobra caractersticas feudales: los portadores de la oferta desarrollan todauna pompa representativa ante los atentos clientes. La publicidad imita ahora aquella aura deprestigio personal y de autoridad sobrenatural tan caracterstica en otra poca de la publicidadrepresentativa (Habermas, 1994: p.222). Por tanto, se est en presencia de un sistema deaclamacin plebiscitara de una masa despolitizada, donde la mayora de la poblacin quedaexcluida de la participacin poltica y sometida a la voluntad de los grupos socialmentedominantes.

    35 En la segunda mitad del XIX y la primera del XX se producen los grandes y radicalesenfrentamientos de clase, se pasa a la sociedad de masas y a la cultura tecnolgica. Secrean formas nuevas de acumulacin de capital que suscitan cambios importantes en lasociabilidad; se consagra el voto universal; y se diluye la separacin entre lo pblico y loprivado (Boladeras, 2001). Por tanto, la nocin de opinin pblica cambia de sentido ya nose trata del concepto normativo de una opinin formada con la razn, sino ms bien se refierea una masa segmentada de opiniones particulares en la que se expresan intereses divididos yhasta conflictivos(Ferry, 1995: p. 17) se pasa de una sociedad de masas a una sociedad demedios que a decir de diversos autores (Ferry 1995; Wolton, 1995) configuraran una nuevanocin de Espacio Pblico.

    36 La ciudad se concibe desde la idea de fragmento, una concepcin topolgica del espacio quesurge de las transformaciones tecnolgicas en el campo de la comunicacin y el transporte,desarrollo que se puede analizar en diversos ciclos; primero en la primera mitad del sigloXIX ligado a la mejora de la red viaria y a los comienzos del transporte ferroviario; segundo,en la segunda mitad del siglo XIX, ligado al pleno desarrollo de las redes ferroviarias y deltelgrafo; el tercero, en la primera mitad del siglo XX, ligado al desarrollo de autopistas y ala radio; y el cuarto, al desarrollo de la electrnica y la telemtica en la segunda mitad del s.XX (Secchi, 2005).

    La versin contempornea

    37 La ciudad del siglo XXI resulta ms difcil distinguir an, dado que las actividades humanas,

    inicialmente localizadas dentro de las ciudades, ahora se extienden ampliamente en elterritorio, consumiendo reas rurales y naturales. El transporte y otras redes de infraestructura

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    construidas para conectar estas actividades dispersas, despacio pero inexorablemente unen lasciudades pequeas y grandes, para crear un continuo urbano (Consejo Europeo de Urbanistas,2003).

    38 En este contexto de desarrollo acelerado de las tecnologas y expansin del capitalismoneoliberal emergen nuevos negocios asociados a la circulacin meditica. Estos medios,especialmente la televisin, se transforman en actores sociales que se redefinenprogresivamente como actores polticos en alianza con los poderes poltico y financiero

    (Cisneros, 2003). Esta nueva estructura meditica entre privados, estado y sociedad civilser denominada por los expertos como un Nuevo Espacio Pblico articulado a partir de lasdinmicas de mediacin de la actividad poltica producto de la difusin de los medios masivosde informacin y representacin poltica.

    39 Este Nuevo Espacio Pblico corresponde al marco meditico gracias al cual el dispositivoinstitucional y tecnolgico propio de las sociedades post-industriales es capaz de presentar aun pblico los mltiples aspectos de la vida social (Ferry, 1995). Siendo el pblico todosaquellos que pueden percibir y comprender los mensajes difundidos, no se restringe a unadelimitacin de ciudad o estado, ms bien se trata de un intercambio entre sociedades.

    40 Desde esta nocin, el espacio pblico corresponde al marco meditico en el que se presentan alpblico los distintos contenidos de la vida social. Entendiendo por meditico, lo que mediatiza

    la comunicacin de las sociedades consigo misma y entre s (Ferry, 1995). En consecuencia, loque cualifica al espacio pblico son los soportes de comunicacin que posibilitan la difusinmasiva de algn contenido, por tanto, una opinin colectiva slo accede al espacio pblicocuando es capaz de llegar a un pblico amplio a travs de algn medio de comunicacin queasegura su participacin. Es decir, la nocin de espacio pblico ya no se refiere al orden de lojurdico o sociopoltico, sino ms bien al mbito de la divulgacin.

    41 Desde esta posicin el espacio urbano de libre acceso y de tenencia pblica, ya no seranespacios pblicos propiamente tal, ms bien seran medios para acceder al verdadero espaciopblico que son los medios de comunicacin.

    42 Para Ferry (1995) en la sociedad actual el espacio pblico se ha ampliado horizontal yverticalmente. En la primera direccin el incremento cuantitativo del pblico receptor, ya no setratara slo de un cuerpo electoral especfico circunscrito a un estado nacin, son considerados

    pblico todos aquellos sujetos capaces de recibir y comprender un mensaje. Respecto a laampliacin vertical, se dara tanto por la capacidad que tiene el espacio pblico de fortalecerla identidad colectiva a travs de la apropiacin de la historia en la actualizacin del pasado deuna sociedad, como por la inclusin de nuevos contenidos que se instalan en el espacio pblico,eventos que antes eran considerados propios de la esfera ntima actualmente se presentan comocontenidos que alcanzan el inters general.

    43 Esta perspectiva nos plantea que el eje central del espacio pblico poltico se ha desplazadodesde la publicidad crtica al espacio de la opinin pblica. Esto quiere decir que no toda lacomunicacin poltica se encuentra integrada en el espacio pblico, es posible distinguir; unacomunicacin poltica de las masas, sustentada en las interacciones directas, cara a cara, quesi bien no logran alcanzar el espacio pblico si pueden incidir en la construccin de la opinin

    pblica; y por otro lado las minoras privilegiadas cuentan con informacin de contenidopoltico que maneja intencionadamente en secreto y que a pesar de no ser parte del dominiode la opinin pblica, tienen por lo general la capacidad de incidir en las decisiones polticas.A decir de Ferry (1995) estamos ante una subversin del reino de la crtica por un reino de laopinin, es decir, el espacio pblico poltico ya no est regulado por los principios universalesde la tica y el derecho, ha dejado de estar orientado por un ideal argumentativo o deliberativocomo dira Habermas, se encuentra dominado por las reacciones a las opiniones difusas dela sociedad civil. En consecuencia la accin poltica responde ms al control de la opininpblica que se visibiliza en la comunicacin poltica los sondeos que a una accin racionaly representativa.

    44 Para Rabotnicof (1997) se estara en presencia de un espacio pblico que dista sustancialmente

    del espacio pblico ilustrado y que se sita en un complejo esquema de sociedad civil. Enrelacin al sentido de lo abierto, de lo accesible se trata de un espacio que tiende a ser de

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    un acceso masivo en su condicin de soporte meditico, sin embargo, en su dimensin deespacio poltico es restringido a los actores polticos y a los medios, el ciudadano comn quedaexento de una participacin activa, su accin es pasiva como receptor de la informacin. Conrespecto a la transparencia en oposicin a lo secreto, la privatizacin y concentracin de losmedios articula una dinmica selectiva de manipulacin poltica y empresarial que condicionaradicalmente los contenidos que emergen o no a la luz pblica.

    Los relatos del espacio pblico en la ciudad actual:Perdida, civilidad y disputa

    45 Desde un punto de vista urbano, en la discusin actual se mantiene la referencia a loscontenidos de dilogos libres y entre iguales, propios de la visin Habermasiana y Arendtiana,desde la cual se busca dar forma a las caractersticas deseables del espacio urbano como unlugar de encuentro social y de usos mixtos.

    46 En el relato genrico de los administradores se mezclan dimensiones sociales, polticasy urbansticas bajo premisas ideales de igualdad y democracia. Indiferenciadamente, setransita por propuestas societarias o comunitarias, reclamando la construccin de espaciosrepresentativos y a la vez convivenciales, que por su sola edificacin resultan garantes de lasociabilidad democrtica. La categora espacio pblico es utilizada en un doble sentido: por

    una parte, en un sentido muy tradicional y operativo, como el espacio abierto de la ciudad (lascalles y las plazas), sin ms contenido terico que el supuesto de que es en el espacio abiertodonde la sociedad se rene y reconoce; y por la otra, adscribiendo automticamente para eseespacio abierto todas las cualidades sociales y polticas que las teoras del espacio pblicoponen en circulacin (Gorelik, 2008: P.44).

    47 Si se consideran las funciones sociales y las capacidades reales que tiene todo proyecto urbano,las consecuencias para la construccin de ciudad de esta indiferenciacin son particularmenteparadjicas y amenazantes. Los gestores urbanos se amparan en este relato superficialde civilidad y democracia para justificar sus intervenciones privatizadoras y coercitivas,obviando el sustrato ideolgico-normativo del espacio pblico. Como plantean Dixon, Leviney McAuley (2006), la libertad y la diversidad en el espacio pblico estn limitadas, tanto por

    variables de seguridad, como por imperativos culturales de orden y decoro moral.48 Sin embargo, los lmites y posibilidades del espacio pblico en la ciudad contempornea, han

    sido analizados por visiones tericas ms especficas. En ellas se examina la capacidad de laciudad para sostener los valores (utpicos) que sustentan las nociones del Espacio Pblico quedescribimos en los apartados anteriores. Estas reflexiones tienen en comn, plantear su propiavaloracin de los contenidos democrticos que la ciudad permite, describir las condicionesespecficas en que esto tiene lugar y analizar el modo en que se construye y gestiona laciudad actual. Ordenamos estos relatos en los siguientes tres tipos de visiones: el EspacioPblico Perdido; el Espacio Pblico como Construccin de Civilidad y el Espacio Pblicocomo Espacio de Control y Disputa.

    El Espacio Pblico Perdido

    49 Corresponde a los planteamientos que describen la prdida del espacio pblico democrtico enla sociedad contempornea y que denuncian la emergencia de fenmenos de privatizacin, enlo que se ha llamado la disolucin de la ciudad. Se cuestiona fundamentalmente la capacidadcohesionadora del sistema de espacios pblicos, y la creciente privatizacin urbana, cuyasmanifestaciones ejemplares, se encuentran en la substitucin de las calles y las plazas por unconjunto de artefactos urbanos de dominio privado y la transformacin del paisaje urbano porfenmenos de homogenizacin de la ciudad, hipervigilancia y control espacial.

    50 El supuesto de base de esta perspectiva es que el espacio pblico en algn momento fue unlugar de expresin democrtico, donde predominaban la diversidad de usos y el encuentrosocial (Salcedo, 2002; Gorelik, 2008), hiptesis desde la cual se contrasta la actual situacin dela ciudad contempornea. Sennett (1974), uno de los exponentes ms celebres de esta posicin,lo resume muy bien cuando seala: la ciudad ha servido como foco para la vida social activa,para el conflicto y el juego de intereses, para la experiencia de la posibilidad humana, durante la

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    mayor parte de la historia del hombre civilizado. Pero precisamente esa posibilidad civilizadase encuentra hoy adormecida (Sennett, 1974: p.416)

    51 En su libro El declive del hombre pblico, este socilogo norteamericano explica queel proceso de individuacin, que caracteriza a la sociedad contempornea, ha instalado lacreencia actual de que los significados sociales son generados por los sentimientos de los sereshumanos individuales, fenmeno que ha originado la destruccin de lo pblico en desmedrode lo privado.

    52 Ideales como libertad, igualdad, tolerancia y respeto a la diferencia, que fueron seas deidentidad de la perspectiva democrtica en la que surgi la ciudad, han sido reemplazadosgradualmente por la fragmentacin y la separacin estricta de los espacios, avalada poruna seguridad cada vez ms sofisticada y estructurada sobre el aumento de la desigualdad.Estrategias que introducen transformaciones en el paisaje urbano que afectan patrones decirculacin, hbitos y rutinas relacionadas con el uso de las calles, del transporte pblico, delos parques y de los espacios pblicos en general (Caldeira, 2000:297).

    53 Estos cambios en las formas en que se configura real y simblicamente la ciudad y lavida pblica, componen un conjunto de fenmenos socio-urbanos que desplazan el eje dela convivencia de lo pblico a lo privado; emergen espacios pseudopblicos que vienen areemplazar los entornos de sociabilidad tradicionales, la calle es reemplazada por corredores

    o tneles peatonales (Boddy, 1992), el mercado, por los centros comerciales (Crawford, 1992)y los barrios, por comunidades cerradas (Atkinson & Flint, 2004); nuevas formas de controly seguridad modifican las dinmicas de sociabilidad posibles en la ciudad (Davis, 2003) ylas estrategias de mercado, asociadas a estticas globales, homogenizan los entornos urbanos(Sorkin,1992).

    Espacio pblico como Espacio de construccin de civilidad

    54 Esta posicin sostiene que el Espacio pblico es el espacio principal del urbanismo, de lacultura urbana y de la ciudadana, de cuya calidad, multiplicacin y accesibilidad dependeen buena medida el progreso de la ciudad. Esta perspectiva, que sin negar los fenmenos yconsecuencias que la visin de la perdida describe sobre la ciudad, reivindica la necesidad

    de proyectar un mejor y ms pertinente espacio pblico. La revisin de la literatura nossugiere que es posible identificar dos trayectorias distintas al interior de este mismo enfoque,la tradicin que llamaremos Norteamericana y la tradicin que denominaremos Europea.

    55 La tradicin Norteamericana se funda en dos antecedentes especficos. Primero, un fuertecuestionamiento al enfoque de la prdida, en el que se cuestiona la creencia que presenta estavisin acerca de la existencia de un pasado mtico donde el espacio pblico fue completamenteabierto, democrtico e inclusivo, capaz de acoger a una diversidad siempre activa de usuarios(Brill, 1989). Segundo, un reconocimiento a la particularidad de la idiosincrasia y lascondiciones de vida en Estados Unidos que marcan un desarrollo urbano distinto al europeo.En Estados Unidos se celebra la individualidad como rasgo distintivo del carcter nacional.La vida pblica norteamericana no est asociada a las concentraciones urbanas, sino ms biena la vida de barrio, a las asociaciones privadas y a los medios de comunicacin. La poblacines dispersa, segmentada y estratificada, lo que reduce la diversidad y la densidad en un mismolugar, factores necesarios para que la vida pblica se desarrolle en la calle, en las plazas oparques como ocurre en Europa.

    56 Partiendo de esta base, la tradicin norteamericana se orienta a la necesidad de adaptarel espacio pblico a las nuevas formas y funciones que demanda la vida pblica actualen Norteamrica, destacando que estos cambios han producido un fuerte resurgimiento delespacio pblico, materializado en una mayor diversidad de entornos y soportes comunicativos(Brill, 1989; Carr, Francis, Rivlin y Stone, 1992). Estas nuevas funciones y demandas,asociadas fundamentalmente a cambios producidos en el balance entre la vida pblicay privada, como consecuencia de una serie de transformaciones culturales, tecnolgicas,polticas y econmicas, fundan nuevos valores y estilos de vida que, a su vez, demandan nuevas

    formas de diseo y de gestin de los lugares (Ibid, 1992).

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    57 Desde esta posicin se plantea que los principales motivos que han de orientar la generacino regeneracin de espacios pblicos son promover una mejorar en la calidad de vida desus usuarios. Se debe proveer de bienestar pblico a travs de la generacin de zonas parael esparcimiento, el relajo y la recreacin; mejorar visualmente las ciudades mediante elembellecimiento del diseo urbano; incrementar y preservar paisajes naturales que pugnencon la degradacin ambiental; y favorecer el desarrollo econmico asociado a la venta deproductos, servicios orientados a los usuarios y el alza inmobiliaria.

    58 Estos objetivos, ms la necesidad de responder a demandas, cada vez ms estratificadas ysegmentadas de reunin en la vida pblica, han materializado respuestas urbansticas quedesde esta tradicin son considerados como nuevas tipologas de espacios pblicos: centroscomerciales, recintos feriales o parques temticos (Carr, et al., 1992), as como un fuerte intersen la construccin de parques.

    59 La Tradicin Europea a diferencia de la Norteamericana, no slo comparte el diagnstico,sino tambin los supuestos, que plantea el discurso de la prdida, sin embargo, se niega aparticipar de sus designios pesimistas. Borja (2003) lo describe del siguiente modo, no nosencontramos ante la crisis de la ciudad, sino ante el desafo de hacer ciudad; ejercer el derechoa la ciudad por parte de los ciudadanos es lo que hace a la ciudad viva en el presente, capaz dereconstruir pasados integradores y proponer proyectos de futuro movilizadores (Borja, 2003:

    p. 32). Para esta tradicin, ms all de ser un recurso que provee bienestar, el espacio pblicoes la condicin bsica para la existencia de la ciudadana (Hassenpflug, 2002). El derecho aun espacio pblico de calidad es un derecho humano fundamental en nuestras sociedades.

    60 Los antecedentes de este planteamiento se encuentran en el cuestionamiento a la Cartade Atenas y la subsecuente revalorizacin de la ciudad tradicional y de sus componentescolectivos: calles, plazas, manzanas cerradas, etc., (frente a la negacin o el papel abstractodel espacio pblico y a la proliferacin de bloques en los esquemas del urbanismo moderno)(Monclus, 2003). Estos cuestionamientos se proyectan en lecturas urbanas que revelan unrenovado inters por la ciudad existente, como la arquitectura de la ciudad (Aldo Rossi,1992), y la reconstruccin de la ciudad europea. La ciudad europea se plantea ante todocomo la centralidad de lo poltico, de los asuntos comunes y del espacio pblico, la identidadde la ciudad europea es el espacio que la sociedad civil produce y que al mismo tiemporequiere (Hassenpflug, 2002: p. 16).

    61 Esta tradicin se orienta a la revalorizacin de la ciudad histrica (sobre todo, la delsiglo XIX y principios del XX), la reivindicacin de los espacios pblicos tradicionales(calles, plazas, parques) y a la integracin de urbanismo y arquitectura (Monclus, 2003).A juicio de Hassenpflug (2002), la reconstruccin de la ciudad europea intenta corregirlos fenmenos urbanos que se produjeron durante el siglo XX, el reemplazo de callespor vas para automviles, de plazas y parques por lugares de estacionamiento, de frontisarquitectnicamente ricos por fachadas homogneas prefabricadas y de espacios pblicos porotros funcionales que habra conducido a procesos de suburbanizacin.

    62 Esta reaccin a la estrategia urbana modernista consolid progresivamente el proyecto urbanocomo una alternativa arquitectnica al planeamiento generalista, los problemas urbanos son

    abordados mediante proyectos especficos, especialmente de recuperacin de espacio pblicoy equipamientos (Lpez de Lucio, 2000). Se trata de un renovado inters por el papel y laformalizacin del espacio pblico, por el que se plantea la necesidad de recuperar calles,plazas y espacios vacos, dotar de centralidad y monumentalizar la periferia urbana. Losobjetivos de estas actuaciones sobre el espacio pblico son mejorar la calidad urbana, perotambin implementar una visin pragmtica, donde el espacio pblico se concibe comoocasin de proyectos econmicamente viables y con un proceso de gestin relativamentesencillo (Monclus, 2003).

    63 Si bien los valores y los fundamentos para mejorar el diseo y la administracin del espaciopblico varan entre las tradiciones, existen coincidencias importantes. Ambas visiones(Nortemericana y europea) atribuyen al espacio pblico una capacidad para estimular el

    comercio y para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de clase media integradaen la ciudad; plantean la necesidad de incorporar las demandas y necesidades de los propios

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    usuarios, con estrategias participativas que incorporan a los ciudadanos en la construccin dela ciudad.

    El Espacio pblico como espacio de control y disputa

    64 Se sustenta en una visin crtica de la concepcin romntica de un espacio pblico igualitarioy accesible, posicin desde la cual se analiza la disputa entre el control de lo urbano y lasubversin de las prcticas de apropiacin. Esta perspectiva plantea que el espacio pbliconunca ha sido un lugar armnico y completamente accesible, se seala que siempre ha sido unlugar donde se han dado dinmicas inestables y procesos de exclusin.

    65 Las dinmicas inestables y los procesos de exclusin se fundan en una lgica de control ydisputa entre la estructura normativa de la sociedad hegemnica y las prcticas de accinde sujetos y colectivos con diferentes tipos de lazos con esa sociedad. Certeau (2006)describe bien la esencia de esta relacin: Una sociedad estara compuesta de ciertasprcticas desorbitadas, organizadoras de sus instituciones normativas, y de otras prcticas,innumerables, que siguen siendo menores, siempre presentes aunque no organizadorasde discurso, y aptas para conservar las primicias o los restos de hiptesis (institucionales,cientficas) diferentes para esta sociedad o para otras (Certeau, 2006: p.56).

    66 La materializacin de esta disputa en la ciudad, Delgado la sita entre la polis y la urbs,

    es decir entre el orden poltico, relativo a la administracin y la proyeccin centralizadassobre la ciudad, y la urbanidad propiamente dicha trnsitos y coaliciones temporales de lostransentes, resultado en gran medida del trabajo de una sociedad sobre s misma (Delgado,2001: p.154). Por tanto el espacio pblico es visibilizado como en un permanente conflictoinestable.

    67 Desde esta visin el espacio pblico slo se constituye como tal cuando es apropiado por losusuarios, un espacio slo es pblico mediante un trabajo de cualificacin que remite a losmomentos de accin y a las estructuras prcticas de la experiencia (Joseph, 1999). Es decir,las caractersticas fsicas, slo se constituiran en espacio pblico en el momento en que sonapropiadas.

    68 Michel de Certeau (Certeau, Giard, & Mayol, 2006) explica estos procesos de apropiacin

    utilizando como metfora la lectura, la prctica en el espacio pblico es como la lectura deltexto geomtrico de la planificacin urbana y la arquitectura funcionalista desde el consumidorcultural, es decir, el transente pasa a ser el ejecutor de un acto creativo de rememoraciny significacin del espacio basado en trayectos y mapas, que establece una diferencia entrelugar y espacio, donde el primero vendra a ser la disposicin geomtrica de objetos enrelacin y el segundo, un cruzamiento de movilidades, de operaciones que se actualizanen una contingencia circunstancial, y que instituyen un lugar practicado. Es el poder de losciudadanos, en cualquier situacin social y estructural, para transformar crticamente los usosy significados del espacio propuestos por los productores (Salcedo, 2002).

    69 Este repertorio sobre el valor de la apropiacin, se funda en la reivindicacin de un derecho ala ciudad (Lefevbre, 1973) que le corresponde a todo habitante en cuanto sujeto que interactasocialmente dentro del marco urbano y que reafirma la exigencia de una presencia activa. Estederecho del ciudadano sera efecto de la segregacin de todo aquello que no tiene participacinen los privilegios polticos, y a partir de lo cual se hace legtimo reivindicar el derecho aapoderarse, encontrar y reunir; lugares y objetos que respondan a determinadas necesidadesno tenidas en cuenta y a determinadas funciones menospreciadas. Este derecho a la ciudadencuentra su condicin de expresin natural en el espacio pblico, es en l donde se buscarevertir una situacin de necesidad o privacin, opcin poltica antagnica o un modo noreglado de recrear vnculos de sociabilidad, en un juego de confrontacin entre pblicos ycontra-pblicos que reproducen o desafan la concepcin dominante de las relaciones sociales(Mitchell, 1995).

    70 Como bien plantea Di Masso (2009), desde esta posicin, el ncleo ontolgico del espaciopblico es la dialctica dominacincontestacin, poder y resistencia, ordentransgresin,

    entre pblicos y contrapblicos en situacin de desigualdad. Este autor, hace una exhaustiva

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    revisin de las caractersticas y distinciones que adopta esta dialctica en el espacio pblico ysus diferentes acepciones, en el marco de los discursos que l denomina conflictivista.

    71 Un primer aspecto que distingue son los diferentes papeles que desempea el espacio pblicoen esta dialctica de confrontacin. Citando a Burte (2003) seala que el espacio pblicopuede ser objeto, escenario o precipitador de los conflictos o incluso las tres al mismo tiempo.Es decir, puede operar como objeto de conflicto por uso y ocupacin, control y disputaen actividades consideradas (in)aceptables e (in)adecuadas, segn la legitimidad de ciertos

    pblicos a ocuparlos o tomar decisiones sobre l. Como escenario el espacio pblico esuna plataforma para manifestar el disenso poltico, as como para el despliegue de violenciaurbana sobre personas, inmuebles o mobiliario. Por ltimo como precipitador, el espaciopblico puede transformarse en el depsito simblico de la memoria colectiva que condensasignificados y valores que expresan luchas pasadas ocurridas en el espacio pblico y queforman parte de la identidad y del pasado local.

    72 Una segunda distincin es la identificacin de dos tipologas de conflictos, blandos y duros,segn sea la posicin que ocupan los actores involucrados en la sociedad de referencia donde seproduce el conflicto. Denominar conflictos blandos a aquellos que se derivan de la diversidadsocial, generalmente asociados a conflictos por concepciones normativas dispares, pero quese producen entre usuarios en igualdad de condiciones y estatus en el derecho a la ciudad. Se

    trata de usos incompatibles por contexto material o moral. Mientras que los conflictos duros,sern aquellos que se vinculan a la desigualdad social, donde hay una asimetra en el derecho ala ciudad entre los usuarios. Estos cuestionan directamente la calidad democrtica del espaciopblico, los lmites de la ciudadana y los procesos polticos de exclusin social que operansobre el territorio.

    73 A partir de esta concepcin Di Masso (2009) va ms all y plantea que se puede hablarde una relacin asimtrica entre pblicos fuertes y pblicos dbiles, segn sea el estatusde su condicin real o simblica de ciudadano. En consecuencia, muchos de los juicios deinadecuacin de determinados comportamientos en el espacio pblico, y las consecuentesprcticas formales e informales de censura y represin, funcionan como subterfugios para lareproduccin de prcticas de discriminacin social (racista, xenfoba o clasista).

    74 Los grupos dominantes estn siendo capaces, hoy en da, de excluir al resto de los actoressociales del uso de ciertos espacios a travs de la creacin de enclaves en los que el discursodel espacio pblico como lugar de encuentro social y construccin de ciudadana se mantiene,pero se restringe slo a ciertos segmentos de la sociedad. El espacio pblico es un lugar deexpresin y ejercicio del poder, pero que es experimentado como tal slo por los oprimidos;para el resto, tal como en la modernidad, es el espacio de construccin ciudadana y dilogosocial (Salcedo, 2002).

    75 Por tanto, desde esta posicin se considera necesario concebir al pblico como una nocinplural y contestada, defendiendo que los derechos ciudadanos a usar el espacio pblico debenbasarse en reafirmar identidades, revertir desigualdades y preservar diferencias.

    76 En suma y segn Di Masso (2009): El conflicto en el espacio pblico es necesario tanto paravisibilizar la injusticia de la exclusin como para socavar su gramtica dominante. Es en este

    sentido que el espacio pblico es el escenario material para el cambio social y, siendo as,es un termmetro de la calidad democrtica de una sociedad que debe ser capaz de aceptar yafrontar el conflicto urbano desde sus races estructurales.

    Conclusiones

    77 En la concepcin clsica, el mbito pblico es el espacio de la comunidad poltica, sefundamenta en la ciudadana y se expresa en una activa participacin colectiva en la toma dedecisiones. Su encarnacin fsica y social es la polis (autnoma, deliberativa y democrtica),materializada en el gora como espacio de discusin y confrontacin. La visin moderna,ligada a la ciudad industrial europea, el espacio pblico reduce su intensidad participativa ycoincide con la trama de calles y plazas de la ciudad, es una red de espacios en la que tienelugar la convivencia colectiva cotidiana, marcada por la coexistencia inmediata de individuosy actividades, de proximidad fsica y distancia social, en un juego permanente de tensiones

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    en las que emerge la representacin como forma de participacin poltica. En su versincontempornea existe una dramtica separacin entre los actores polticos, los grupos de podery los ciudadanos comunes. Hay un gran desequilibrio entre los distintitos grupos de inters,la esfera relacional se encuentra cooptada por los medios de comunicacin y el espacio de laciudad se segrega, controla y homogeneza.

    78 La distincin de esta trayectoria conceptual y urbana del espacio pblico, parafraseando aDeutsche (2001), no nos despeja las incertidumbres sobre las preocupaciones y ansiedades

    de nuestros ordenes sociales presentes, slo nos devela un repertorio de lecturas posibles, mso menos crticas, ms o menos optimistas, ms o menos transformadoras del orden socialdominante.

    79 En este sentido la lectura del espacio pblico como un espacio de control y disputa, nos pareceun marco sugerente para analizar y comprender los fenmenos recientes de perturbacin delorden social dominante, que han tenido lugar en distintos lugares del mundo, a travs de lamanifestaciones de las denominadas multitudes inteligentes (Rheingold, 2002). Movimientosque utilizando soportes de comunicaciones electrnicos, han vuelto a hacer coincidir en unnuevo sentido, la dimensin comunicativa con el correlato urbano del espacio pblico.

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  • 7/26/2019 La Nocion de Espacio Publico y La Configuracion de La Ciudad Fundamentos Para Los Relatos de Perdida Civilidad

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    Para citar este artculo

    Referencia electrnica

    Hctor Berroeta Torres y Tomeu Vidal Moranta, La nocin de espacio pblico y la configuracin dela ciudad: fundamentos para los relatos de prdida, civilidad y disputa ,Polis[En lnea], 31 | 2012,Publicado el 12 diciembre 2012, consultado el 25 marzo 2016. URL : http://polis.revues.org/3612 ;DOI : 10.4000/polis.3612

    Autores

    Hctor Berroeta Torres

    Universidad de Valparaso, Valparaso Chile. Email: [email protected] Vidal Moranta

    Universitat de Barcelona, Barcelona Espaa. Email: [email protected]

    Derechos de autor

    Polis

    Resmenes

    Como cualquier constructo social, la nocin de Espacio Pblico es fruto de un procesosociohistrico, su definicin es diversa y segn su uso se presta para la identificacin dediferentes situaciones. En este texto se revisan las diversas nociones del espacio pblico ensu dimensin comunicativa y se describen los elementos de correspondencia en la ciudad

    construida. Este ejercicio se plantea como marco comprensivo para situar una propuesta deorganizacin de los relatos actuales con que el discurso de lo urbano comprende y acta sobrela ciudad. Se argumenta la identificacin de un discurso del espacio pblico como perdido, elde un espacio pblico como espacio de construccin de civilidad y el de un espacio pblicocomo espacio de control y disputa. Se concluye la importancia de develar estos discursos yla pertinencia de utilizar el relato del control y la disputa para analizar las recientes luchassociales.

    La notion despace public et la configuration de la ville: lesfondements pour les rcits de perte, de civilit et de dispute

    Ainsi que toute construction sociale, la notion dEspace Public est le fruit dun processussocio-historique, sa dfinition est multiple et selon son usage, elle se prte lidentificationde diffrentes situations. Ce texte reprend les diverses notions de lespace public dans sadimension communicative et dcrit les lments de correspondance dans la ville btie. Cetexercice correspond ltablissement dun cadre comprhensif pour situer une propositiondorganisation des rcits actuels travers lesquels un discours de lurbain comprend et agit surla ville. Il permet didentifier un discours de lespace public (pens) comme perdu, celui dunespace public (conu) comme espace de construction de civilit et celui dun espace public(conu) comme espace de contrle et de dispute. En conclusion, limportance du fait de rvlerces discours et la pertinence de lusage du rcit du contrle et de la dispute sont analyses pouranalyser les rcentes luttes sociales.

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    The notion of public space and the shaping of the city: A frameworkfor the stories of loss, civility and dispute

    As any social construct, the notion of public space is the result of a socio-historical process; itsdefinition is diverse, and according to its use it is appropriate for the identification of differentsituations. In this paper we review the different notions of public space in its communicativedimension and describe the elements of correspondence in the built city. This exercise arises asa comprehensive framework to situate a proposal of organization of current discourses throughwhich urban discourses understand and act upon the city. It discusses the identification of adiscourse of public space as a lost space, of public space as construction of civility and of publicspace as a space of control and dispute. It concludes stating the importance of uncovering thesediscourses and the adequacy of using the narrative of dispute and control to analyze recentsocial struggles.

    A noo de espao pblico e na configurao da cidade: a base parahistrias de perda de civilidade, e disputa

    Assim como qualquer construo social, a noo de espao pblico o resultado de umprocesso scio-histrico, sua definio diversa, e de acordo com sua utilizao estiverprevista a identificao de situaes diferentes. Neste artigo analisamos as vrias noes deespao pblico na sua dimenso comunicativa e descrevemos os elementos de correspondnciana cidade construda. Este exerccio colocado como um quadro global para fazer umaproposta de organizao dos relatos atuais com que o discurso do urbano compreende e agesobre a cidade. Discutemos a identificao de um discurso do espao pblico como perdido, doespao pblico como espao de construo da civilidade e do espao pblico como um espaode controle e disputa. Conclumos a importncia de descobrir esses discursos ea adequao douso da relato da disputa para controlar e analisar recentes lutas sociais.

    Entradas del ndice

    Palabras claves :espace public, sphre publique, ville, espace urbainKeywords :

    public space, public realm, city, urban spacePalabras claves :espacio pblico, esfera pblica, ciudad, espacio urbanoPalavras-chaves :espao pblico, esfera pblica, Cidade, rea urbana

    Notas de la redaccinRecibido: 15.02.2012 Aceptado: 11.03.2012