la noche boca arriba - j. cortázar

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  • 8/3/2019 La noche boca arriba - J. Cortzar

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    Y salian en ciertas epocas a cazar ene-migos; le llarnaban Ia guerra florida'.

    A mitad del largo zaguan del hotel penso que debia sertarde, y se apuro a salir a la calle y sacar la motocicleta delrincon donde el portero de allado le permitia guardarla. En lajoyeria de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegariacon tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba entre los altos ~edificios del centro, y el -porque para s f mismo, para ir pen-sando, no tenia nombre- monte en la rnaquina saboreando elpaseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento frescole chicoteaba los pantalones.Dejo pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de

    comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entra-ba en la parte mas agradable del trayecto, el verdadero paseo: unacalle larga, bordeada de arboles, con poco trafico y amplias villas'que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas dernarca-das por setos bajos. Quiza algo distraido, pero corriendo sobrela derecha como correspondia, se dejo llevar por la tersura, porla leve crispacion de ese dia apenas empezado. Tal vez su invo-I Las gu e rr a s f lo r id a , 0 Xochiyaoyot i (del nahuatl: xocbi : ' flor ' ; yao: ' guerra' ) eran un tipo deguerra ritual propiode los pueblos aztecas del Valle de Mexico, en los siglos anteriores a laconquista. Consistia en el acuerdo entre varias ciudades para organizar combates en los quese capturaban prisioneros de ambos bandos que eran sacrificados ritualmente. Por 1 0 general,estas guerras se realizaban en epocas de sequia extrema.2 Con la palabra villas se hace referencia a las casas alejadas del centro de la ciudad, rodeadaspor jardines.

    III

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    JULIO CORTAZAR

    luntario relajamiento le impidio prevenir el accidente. Cuandovio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada apesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones faciles.Freno con el pie y la mano, desviandose a la izquierda; oyo elgrito de la mujer, y junto con el choque perdio la vision. Fuecomo dormirse de golpe.Volvio bruscamente del desmayo. Cuatro 0 cinco hombresjovenes 10 estaban sacando de debajo de la moto. Sentia gusto

    a sal y sangre, le dolia una rodilla, y cuando 10 alzaron grito,porque no podia soportar la presion en el brazo derecho. Vocesque no paredan pertenecer a las caras suspendidas sobre el, 10alentaban con bromas y seguridades. Su unico alivio fue of r laconfirmacion de que habia estado en su derecho al cruzar laesquina. Pregunto por la mujer, tratando de dominar la nauseaque le ganaba la garganta. Mientras 10lIevaban boca arriba hastauna farmacia proxima, supo que la causante del accidente notenia mas que rasgufios en las piernas. Uste la agarro apenas,pero el golpe le hizo saltar la maquina de costado ... , Opiniones,recuerdos, despacio, entrenlo de espaldas, a s f va bien, y alguiencon guardapolvo dandole a beber un trago que 10 alivio en lapenumbra de una pequefia farmacia de barrio.La ambulancia policial llego a los cinco minutos, y 10 subie-

    ron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con todalucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shockterrible, dio sus sefias al polida que 10 acornpafiaba. El brazocasi no le dolia; de una cortadura en la ceja goteaba sangre portoda la cara. Una 0 dos veces se lamia los labios para beberla. Sesentfa bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto ynada mas. El vigilante le dijo que la motociclera no pareda muyestropeada. Natural, dijo el. Como que me la ligue encima ... ,Los dos se rieron, y el vigilante le dio la mano allIegar al hospitaly le deseo buena suerte. Ya la nausea volvia poco a poco; mien-tras 10 llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellon del

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    LA NOCHE BOCAARRIBA

    . do ba i 0 arboles llenos de pajaros, cerra los ojos ylondo, pasan . J 1 ; d 3 Pero 10ruvieron largo ratodcseo estar dorm1do 0 c hro~rmalalloando una ficha quitandole. olor a oSp1t , en "en una p1eza con . gr1sa'ceay dura. Le mOV1an. ., d 1 con una carnisala ropa y v1stten 0 0 . 1 doli era. Las enfermeras bro-cuidadosamente ~l bra~o, s~~;~~~biera sido por las contraccio-meaban todo el nernp ,~ id bien casi contento.d 1, habna senti 0 muy ,

    nes e estomago se al d di veinte minutes despues, conLo llevaron a la s a e ra 10, ob 1 echo como una lap idad ' h' da puesta so re e pla placa to avia ume . AI de blanco alto yr 1 1 de operac10nes. gUlen 'negra, paso a a sa a . 1 d fia Manos de1 r puso a mirar a ra iogra .delgado, se e acerco y sle b . t10'que 10 pasaban de una. 1 dab an a ca eza, smmUJ~r e acomoEl h bre de blanco se le acerco otra vez, son:c~mtlla a otr~. Te brillaba en la mano derecha. Le palmeonendo, con a go que ~ . arado arras.la mejilla e hizo una sen.a a algUlen p b lleno de olores y el

    Como suefio era cun~so porquelestaa apantano ya que ala~ b 1 Pnmero un 0 or ,nunca sona a 0 ores. 4 bias marismas5 , los temblade-izquierda de la calzada ,em~~a ~ el olor ceso. y en cambiorales" de donde no volvia na 1e. ero como la noche en quef . ompuesta Y oscura ,vino una raganc1a c 1 Y todo era tan natural, renia'h do de os aztecas.se mOV1a uyen d ban a caza de hombre, y suque huir de los aztecas a de an a d en 10 mas denso de lab bili d d la e escon erseunica pro all a era d 1 estrecha calzada que soloselva, cuidando de no ap~rtarse e aellos, los motecas7, conoC1an.

    I' .do volat il al tamente mflamable , t ransparen-3 EI cloroformo cs , a temperatu:a amblebnte'dulli lquE~1l l pasado, era utilizado como anesteslco." 't lCOS y sa or u cc. Ite de olor caractenstiCO a CI rd' nes: en primer lugar, como a, I en dos e sus acepclo ,. d4 La palabra calzada se usa en e cuento ( donde circula el motociclista); en segun II di d entre dos aceras porParte de l a c a e compren I a I' I 0' n de vehfculos y personas.'\' d para a circu aCIlugal como carruno UtllZa a I b las proxlmldades de la costa, par, de aguas sa 0 res, en5 Una marisma es un terreno pantanoso, ,

    I db cadura de un no. A10 general junto a a esem a bundante en turba y cubierto de cesped. causa6 Un tembladeral es un terre?o pantanosod, a da sabre el.istencia let lembla cuan se ande su escasa cons ' blo i nradc por Cord.zar en este cuento.7 Los motecas son un pue a mve 33- -

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    Lo que mas Ie torturaba era el olor, como si aun en Ia abso-luta aceptacion del suerio algo se rebelara contra eso que no erahabitual, que hasta entonces no habia participado del juego.Huele a guerra, penso, tocando instintivamente el purial depiedra atravesado en su cenidor8 de lana tejida. Un sonido ines-perado 10 hizo agacharse y quedar inmovil, temblando. Tenermiedo no era extrafin, en sus suefios abundaba el miedo. Espero,tapado por las ramas de un arbusto y 1 a noche sin estrellas. Muylejos, probablemente del otro lado del gran lago, deb ian estarardiendo fuegos de vivac", un resplandor rojizo tenia esa partedel cielo. EI sonido no se repitio. Hab r a sido como una ramaquebrada. Tal vez un animal que escapaba como el del olora guerra. Se enderezo despacio, venteando10 No se ofa nada,pero el miedo seguia allf como eI olor, ese incienso dulzon dela guerra florida. Habia que seguir, llegar al corazon de Laselvaevitando las cienagas. A tientas, agachandose a cada instantepara tocar eI suelo mas duro de la calzada, dio algunos pasos.Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpi-taban a su lado. En el sendero en tinieblas, busco eI rumbo.Entonces sintio una bocanada horrible del olor que mas tenua,y salto desesperado hacia adelante.-Se va a caer de la cama -dijo eI enfermo de al lado-.No brinque tanto, amigazo.Abrio los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los venta-

    nales de la larga sala. Mientras trataba de sonrefr a su vecino,se despego casi fisicamente de la ultima vision de la pesadilIa.EI brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas.Sintio sed, como si hubiera estado corriendo kilometros, perono querfan dade mucha agua, apenas para mojarse los labios

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    8 Un cei i idor es una faja, cinta, correa0corde! con que se cine el cuerpo por lacintura.9 El vivac ese! paraje donde las tropas pasan la neche a cie lo descubier to.10 En el tcxto, la palabra ucn t e ar serelaciona con laacci6n de algunos animales detomarel vientocon el olfato. Recordemos que e!moteca esperseguido como en la cacer ia de un animal.

    LA NOCHE BOCAARRIBA

    ti bre 10 iba anando despacio y hubieraYhacer un buche. La e bg b e1placer de quedarse. pero sa orea aPodido dorrnirse otra vez,. h d el dialogo de losd 1 O)OS escuc an 0despierto, entorna os d~s d 'd uando en cuando a algunaL respon len 0 e c l Iadotros enrermos, . bi 0 que pusieron a a 0V 11gar un carnto anc 1pregunta. 10 e bi 1 c oto con alcohol a cara

    nfermera ru ia e IT dde su cama, una ell ' na gruesa aguja conecta a conanterior del muslo y e c avofiu lleno de liquido opaline!'.b bia hasta un rasco 1un tu 0 que su . t de metal y cuero que e'd" vmo con un apara 0 hUn me lcO )oven '6 al a cosa". Caia la noc e,. '1 b no para yen rear gun d dajusto a raz~ sa d b1andamente a un estado on ey la tiebre 10 iba arrast.ran 0 d melos de teatro", eranr relieve como e gelas cosas teruan un. ugnantes: como estarI I z hgeramente rep ,rea1es y du ces y a a vbe .d pensar que sin embargo en Iaviendo una pelicula a urn a y

    calle es peor; y quedarse. '11 ald de oro oliendo a puerro, ~. de maravi oso cOdVino una taza. , recioso que to 0 una apio, a perejil. Un troc1todde pan, mas p EI brazo no le dollafi d .. n 0 poco a poco. .banquete, se ue esm1gaJ~ donde 10habian suturado, chirnabanada y solamente en 1a ceja, ,. d Cando los ventanales dea veces un~ punzada caliente ~ r~~la:~1 ~curo, penso que no leenfrente viraron a manchas d ., odo de espaldas, perodif il d irse Un poco mcom, ., 1iba a ser 1I1C ormi . los labi secos y calientes sintio e1 1 por os a lOSreal pasarse a engua ., d felicidad abandonandose,sabor del caldo, y SUSplfO e , hacia sf todas las sensa-fu onfusion un atraer dtPrimero e una c bot d nfundidas. Compren ta. t nte em ota as 0 co 1 . 1ciones por un ms a 1 'dad aunque arriba e ere 0b . do en p ena oscun , Lque esta a cornen boles era rnenos negro que el resto. ad d de if 0 es era men h d'cruza 0 e co~as ali de la calzada. Sus pies se un tancalzada, penso. Me s

    azulado con reflejosque brillan con los colores del arcoiris.1! Opal ina es de color entre blanco y, .6n arterial.. I " tr para controlar su pres! .12 El medico lea Jusro e tensiome 0 . do para mirar el escenano en. d bl de alcance aprop!a3Los g em el os d e te at ro son anteojos 0 es, 3'un espectaculo determinado.

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    )UL1U ,-....JKi\LA:{

    en un colchon de hojas y barro, y ya no podia dar un paso sinque las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas.Jadeante, sabiendose acorralado a pesar de la oscuridad y elsilencio, se agacho para escuchar. Tal vez la calzada estaba cercacon la primera luz del dia iba a verla otra vez. Nada podia ayu-darlo ahora a encontrarla. La mana que sin saberlo el aferraba elmango del pufial, subio como el escorpion de los pantanos hastasu cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenaslos l;bi.os musito la plegaria del maiz que trae las lunas felices, yla suplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes mote-cas. Pero sentfa al mismo tiempo que los tobillos se Ie estabanhundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad delchaparral desconocido se le hada insoportable. La guerra floridahabia empezado con la luna y llevaba ya tres dias y tres noches.Si conseguia refugiarse en 1 0 profundo de la selva, abandonandola calza~a ~ a s alIa de la region de las cienagas, quiza los guerrerosno le slgUleran el rastro. Pense en los muchos prisioneros queya habrian hecho. Pero la cantidad no con taba , sino el tiemposagrado. La caza continuaria hasta que los sacerdotes dieran lasefial del regreso. Todo tenia su numero y su fin, y el estaba den-tro del tiernpo sagrado, del otro lado de los cazadores.

    Oyo los gritos y se enderezo de un salto, pufial en mano.Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas~oviendose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra erainsoportable, y cuando el primer enemigo le salto al cuello casisintio placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya 1 0rodeaban las luces, los gritos alegres. Alcanzo a cortar el aire unao dos veces, y entonces una soga 1 0 atrapo desde arras.-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mi me

    pasaba igual cuando me opere del duodeno". Tome agua y va aver que duerme bien.14 E1 duod eno esla primera porcion del inrestino delgado, que eomuniea directarnenre eon elestornago.

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    LA NOe llE BOCA ARRIBA

    ffiI

    Allado de la noche de donde volvia, la penumbra tibia dela sala le parecio deliciosa. Una lampara violeta velaba en 1 0alto de la pared del fondo como un ojo prot~ctor. Se oia toser,respirar fuerte, a veces un dialogo en voz b:p. To~o era gratoy seguro, sin ese acoso, sin ... Pero no quena segulf pensandoen la pesadilla. Habfa tantas cosas en que entret,enerse. Se pusoa rnirar el yeso del brazo, las poleas que tan comodamente se1 0 sostenian en el aire. Le habian puesto una botella de aguamineral en la mesa de noche. Bebio del gollete, golosamente.Distinguia ahora las formas de la sala, las treinta camas, l~sarmarios con vitrinas. Ya no deb fa tener tanta fiebre, senti afresca la cara. La ceja le dolfa apenas, como un recu~~do. Se .viootra vezsaliendo del hotel, sacando la moto. ~Quien hubierapensado que la cosa iba a aca?ar asf?~rataba de ~jar ~l mornen-to del accidente y le dio rabia adverur que habfa ahi como unhueco, un vado que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque yel momento en que 1 0 habfan levantado del ~uelo, ~n desmayoo 1 0 que fuera no le dejaba ver nada. Y al mlSm? nempo teruala sensacion de que ese hueco, esa nada,. habfa dur~do unaeternidad. No, ni siquiera tiempo. mas bien co.mo s: en ~sehueco el hubiera pasado a rraves de algo 0recornd? distanciasinmensas. El choque, el golpe brutal contra el ~avlme~to. D.etodas maneras al salir del pozo negro habia sentido cast un ali-vio mientras los hombres 1 0 alzaban del suelo. Con el dolor delbrazo roto, la sangre de la ceja partida, l~ contu~ion en la ~odi-Ila: con todo eso, un alivio al volver al dia y sennrse sostenido yau~iliado. Y era raro. Le preguntarfa alguna vez al medi~o de ~aoficina. Ahora volvia a ganado el suefio, a tirarlo despacio haciaabajo. La almohada era tan blan~~, y e~ su garganta afiebradala frescura del agua mineral. Quiza pudiera descansar de veras,sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lampara en 1 0alto se iba apagando poco a poco.

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    JULIO COIUAZAR

    Com~ dormia de espaldas, no 10 sorprendio la posicion enque. volvfa a reconocerse, pero en cambio el olor a humedada p~e~ra rezumante" de filtraciones, le cerro la garganta y l~o?hgo. a comprender. Iniitil abrir los ojos y mirar en todasdirecciones; 10 envolvia una oscuridad absoluta Q . d. ., 1 . UlSOen e-rezarse y SI~tlO as sogas en las mufiecas y los tobillos. Estabaestaqueado en el suelo, en un piso de lajas helado y hum d~I fr? le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con d me~t';:;us co ;orpemente el contacto con su amuleto, y supo que se10 h~bIan arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegariapOdl~ salvarlo del final. Lejanamente, como filtrandose entrelas ?Iedr~ del calabozo, oyo los atabales" de la fiesta. Lohabfan trafdo al teocalli", estaba en las mazmorras del ternploa la espera de su turno.

    . Oyo gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otrognto, a~abando en un quejido. Era el que gritaba en las tinie-blas , gnt~ba porque e.staba vivo, todo su cuerpo se defendiacon el gnto_ de 10 que iba a venir, del final inevitable. Pense ensus co~paneros que l~enarian ot~as .mazmorras, y en los queascendfan ya .los peldanos del sacrificio, Grito de nuevo sofoca-damente, cast no podia abrir la boca, tenia las mandibulas aga-rrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran [enta-mente, ~on un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos10sacudio como un latigo, Convulso, retorciendose, lucho porzafarse de las cuerdas que se le hundian en la carne S bd hI is f .urazoerec 0, e mas uerte tiraba hasta que el d 1 hib ' 0 or se IZO mto-era le y tuvo que ceder. Vio abrirse la doble puerta yel olorde las antorchas le llego antes que la luz. Apenas cefiidos con el

    15 Rd' ,16 ezumar es ejar pasar a traves de los poros 0 grietas gotas de algun liquido.Estaquear es torturar a alguien amarranda sus extrernid d . destacas. a es con nras e cuero entre cuatro

    17 Un atabal es un tamb - .8 . or pequeno 0 tambonl que suele tocarse en fiestas publicas,El teocall i es el templo de los antiguos nabuas de Mexico.

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    taparrabos de la ceremonia, los acolitosl9 de los sacerd~tes se leacercaron mirandolo con desprecio. Las [uces se reflejaban enlos torsos sudados, en el pelo negro [leno de plumas. Cedieronlas sogas, y en su lugar 10 aferraron manos c~ient~s, durascomo bronce; se sintio alzado, siempre boca arnba, nroneadopor los cuatro acolitos que 10 llevaban por el pasadizo. Losportadores de antorchas iban delante, a1umb:ando vagarr;e_nteel corredor de paredes mojadas y recho tan baJo que los acohtosdeb ian agachar la cabeza. Ahora 10 llevaban, 10 llev~ban, era elfinal. Boca arriba, a un metro del recho de roca viva que pormomentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando envez del techo nacieran las estrellas y se alzara frente a ella esca-1inata incendiada de gritos y danzas, seria el fin. E1 pasadizo noacababa nunca, pero ya se iba a acabar, de repente oleria el aire1ibre lleno de estrellas, pero todavia no, andaban llevandolo sinfin en 1apenumbra roja, tironeandolo brutalmente, Y el no queria,pero como impedido si le habian arrancado el amuleto que era suverdadero corazon, e l centro de 1avida.Sal io de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo rasodulce, a 1a sombra b1anda que 10 rodeaba. Pense que debiahaber gritado, pero sus vecinos dormian callado~. En 1.amesade noche, 1abotella de agua tenia algo de burbuja, de Imagentrans1ucida contra la sombra azulada de los ventanales. [adeo,buscando el a1ivio de los pulmones, el olvido de esas imagenesque seguian pegadas a sus parpados. Cada vez que cerraba losojos las vela formarse instantaneamente, y se enderezaba aterra-do pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto,que la vigilia 10 protegia, qu~ pronto iba a a~a~e~er, con ~1buen suefio profundo que se nene a esa hora, sin Imagenes, sinnada ... Le costaba mantenet los ojos abiertos, la modorra eramas [uerte que el. Hizo un ultimo esfuerzo, con 1amano sanaesbozo un gesto hacia 1a botella de agua; no llego a romarla,19 Los aco l i t os son los que ayudan al sacerdote en una ceremonia religiosa.

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    sus dedos se cerraron en un vado otra vez negro, y el pasadizoseguia interminable, roca tras roca, con subitas fulguracionesrojizas, y el boca arriba gimi6 apagadamente porque el techoiba a acabarse, subia, abriendose como una' boca de sombra, ylos acolitos se enderezaban y de la altura una luna menguanteIe cay6 en la cara donde los ojos no querian verla, desesperada-mente se cerraban y abrian buscando pasar al otro lado, descu-brir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que seabrian era la noche y 1aluna mientras 10subian por 1aescalinata,ahora con la cabeza colgando hacia abajo, yen 10alto estaban lashogueras, las rojas column as de humo perfumado, y de golpevio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivende los pies del sacrificado que arrastraban para tirarlo rodandopor las escalinatas del norte. Con una ultima esperanza apret6los parpados, gimiendo por despertar. Durante un segundocrey6 que 10 lograrfa, porque otra vez estaba inm6vil en lacama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olia la muerte ycuando abri6 los ojos vio la figura ensangrentada del sacrifica-dor que venia hacia el con el cuchillo de piedra en la mano.Alcanz6 a cerrar otra vez los parpados aunque ahora sabia queno iba a despertarse, que estaba despierto, que e l sueiio mara-villoso habia sido el otro, absurdo como todos los sueiios; unsueiio en e l que habia andado por extraiias avenidas de una ciu-dad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardian sin llama nihumo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo suspiernas. En la mentira infinita de ese sueiio tambien 10 habianalzado del suelo, rambien alguien se [e habia acercado con uncuchillo en la mano, a el ten dido boca arriba, a e l boca arribacon los ojos cerrados entre las hogueras.

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