la música en la labor misionera - coro

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 PARROQUIA NTRA. SRA. DEL PERPETUO SOCORRO PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL REDENTORISTA JUMIRE AREQUIPA L MÚSIC EN L L BOR MISIONER Apreciados cohermanos redentoristas, misioneros laicos y lectores: presento a ustedes un cordial saludo en Cristo Redentor desde la Provincia de Bogotá. Aprovecho la oportunidad que se me ha ofrecido por estos medios, para invitarlos a reflexionar un momento a cerca del papel que desempeña la música en nuestra labor misionera, teniendo en cuenta lo que nos enseña nuestra Iglesia y la propia experiencia personal de unos cuantos años como misionero, en los que, de manera sencilla y sabiendo algo de música, he percibido la importancia de interpretar un instrumento musical en las distintas labores, encuentros y ámbitos eclesiales. La música forma parte del engranaje de la liturgia, siendo esta última “La cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde brota toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor. ” (Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctu m Concillium No. 10). Y el fin de la liturgia de la Eucaristía, nos lo recuerda el mismo numeral, es la glorificación de Dios, para que de ella misma brote hacia nosotros la gracia y se obtenga eficazmente la santificación de los hombres en Cristo. Si bien en la liturgia y demás actividades de la Iglesia la música no es lo fundamental, a lo largo de la historia se ha demostrado que sí es un gran medio para crear un ambiente propicio en el momento de los encuentros de la comunidad cristiana que se reúne para orar, celebrar la Eucaristía y manifestar su fe. La música, cuando forma parte la liturgia, es a ella que está supeditada: acompañando momentos específicos, animando, propiciando un ambiente acorde al tiempo y al rito litúrgico, etc. Sin embargo, es necesario recordar que igual importancia tienen los espacios de silencio, los cuales no pueden ser reemplazados por canciones o melodías. Acerquémonos de nuevo a las palabras del Concilio Vaticano II: “La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne. La música sacra, por consiguiente, será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo la ma yor solemnidad de los ritos sagrados. Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico que estén adornadas de las debidas cualidades.” (Concilio Vati cano II, SC. 112) En este sentido, siendo fieles al espíritu del Concilio y teniendo en cuenta nuestra identidad misionera, es conveniente dedicarnos ahora a recordar cómo la labor de la familia redentorista ha sabido valerse de la música como un instrumento valioso en la misión. ¡Cómo no hacerlo, si somos hijos de Alfonso! Es él quien compuso cánticos a Jesús y a María, con el fin de que las gentes de la época tuvieran un medio más para adentrarse en la realidad del encuentro divino con Jesús encarnado, crucificado, presente en la Eucaristía y la  predicación misione ra en la que era infaltable la de voción a nue stra Madre del Cielo. Esta herencia se ha transmitido hasta nuestros días y una característica propia es valernos de canciones que todas las personas puedan cantar, fáciles de aprender y que enfaticen en un mensaje cristiano de aliento, de alegría, de esperanza, perdón, que muestre el rostro de Dios Padre misericordioso, de Jesucristo que redime la humanidad por amor; la imagen de un Dios cercano que conquista el corazón de la persona humana con ternura y bondad; canciones que expresen amor, confianza y profundo respeto por la Virgen María. Dicho estilo debe primar (si somos fieles a nuestra espiritualidad) sobre canciones que muestren la imagen de Dios “Todopoderoso”, “Eterno”, “Justo Juez”, “Dios de los ejércitos”; también sobre canciones nostálgicas, que incitan o ahondan en la culpabilidad producto del pecado y no permiten ver la misericordia divina, ni tomar una actitud sincera de conversión. Alfonso nos enseña a tocar un instrumento, a cantar, para

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La música en la Labor misionera

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7/17/2019 La Música en La Labor Misionera - Coro

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  PARROQUIA NTRA. SRA. DEL PERPETUO SOCORRO

PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL REDENTORISTA

JUMIRE AREQUIPA

L MÚSIC EN L L BOR MISIONER

Apreciados cohermanos redentoristas, misioneros laicos y lectores: presento a ustedes un cordialsaludo en Cristo Redentor desde la Provincia de Bogotá. Aprovecho la oportunidad que se me ha ofrecido porestos medios, para invitarlos a reflexionar un momento a cerca del papel que desempeña la música en nuestralabor misionera, teniendo en cuenta lo que nos enseña nuestra Iglesia y la propia experiencia personal de unoscuantos años como misionero, en los que, de manera sencilla y sabiendo algo de música, he percibido laimportancia de interpretar un instrumento musical en las distintas labores, encuentros y ámbitos eclesiales.

La música forma parte del engranaje de la liturgia, siendo esta última “La cumbre a la cual tiende la

actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde brota toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicosse ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan para alabar a Dios enmedio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.” (Concilio Vaticano II, Constitución

Sacrosanctum Concillium No. 10

). Y el fin de la liturgia de la Eucaristía, nos lo recuerda el mismo numeral,es la glorificación de Dios, para que de ella misma brote hacia nosotros la gracia y se obtenga eficazmente lasantificación de los hombres en Cristo.

Si bien en la liturgia y demás actividades de la Iglesia la música no es lo fundamental, a lo largo de lahistoria se ha demostrado que sí es un gran medio para crear un ambiente propicio en el momento de losencuentros de la comunidad cristiana que se reúne para orar, celebrar la Eucaristía y manifestar su fe. Lamúsica, cuando forma parte la liturgia, es a ella que está supeditada: acompañando momentos específicos,animando, propiciando un ambiente acorde al tiempo y al rito litúrgico, etc. Sin embargo, es necesario recordarque igual importancia tienen los espacios de silencio, los cuales no pueden ser reemplazados por canciones omelodías. Acerquémonos de nuevo a las palabras del Concilio Vaticano II:

“La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale

entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras,constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne. La música sacra, por consiguiente,será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea expresando conmayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo la mayor solemnidadde los ritos sagrados. Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arteauténtico que estén adornadas de las debidas cualidades.” (Concilio Vaticano II, SC. 112) 

En este sentido, siendo fieles al espíritu del Concilio y teniendo en cuenta nuestra identidad misionera,es conveniente dedicarnos ahora a recordar cómo la labor de la familia redentorista ha sabido valerse de la

música como un instrumento valioso en la misión. ¡Cómo no hacerlo, si somos hijos de Alfonso! Es él quiencompuso cánticos a Jesús y a María, con el fin de que las gentes de la época tuvieran un medio más paraadentrarse en la realidad del encuentro divino con Jesús encarnado, crucificado, presente en la Eucaristía y la

 predicación misionera en la que era infaltable la devoción a nuestra Madre del Cielo.

Esta herencia se ha transmitido hasta nuestros días y una característica propia es valernos de cancionesque todas las personas puedan cantar, fáciles de aprender y que enfaticen en un mensaje cristiano de aliento,de alegría, de esperanza, perdón, que muestre el rostro de Dios Padre misericordioso, de Jesucristo que redimela humanidad por amor; la imagen de un Dios cercano que conquista el corazón de la persona humana conternura y bondad; canciones que expresen amor, confianza y profundo respeto por la Virgen María.

Dicho estilo debe primar (si somos fieles a nuestra espiritualidad) sobre canciones que muestren laimagen de Dios “Todopoderoso”, “Eterno”, “Justo Juez”, “Dios de los ejércitos”; también sobre canciones

nostálgicas, que incitan o ahondan en la culpabilidad producto del pecado y no permiten ver la misericordiadivina, ni tomar una actitud sincera de conversión. Alfonso nos enseña a tocar un instrumento, a cantar, para

7/17/2019 La Música en La Labor Misionera - Coro

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un mayor éxito de la misión, no para nuestra realización personal o para hacernos músicos famosos, alabados por la gente.

Un último comentario, apreciados lectores, va orientado hacia la idoneidad de nuestro servicio musicalen la Iglesia, en la misión: ser miembro de un ministerio musical, animar a una comunidad en la celebraciónlitúrgica en el templo, en el barrio, en la zona rural con los campesinos, con los pobres, implica preparaciónresponsable; primero, de nuestra experiencia propia de fe, de amor a nuestro Dios (oración personal ycomunitaria, acercamiento a la palabra de Dios, al mensaje de cada día) y segundo, preparación de lascanciones, desde lo poco o mucho que sepamos, con ensayos continuos que dejen la improvisación sólo paracuando el momento lo amerite.

En resumen, queridos lectores, especialmente quienes vivimos la celebración litúrgica detrás de unmicrófono y/o de un instrumento musical, recordemos siempre que nuestra labor es de gran riqueza, siemprey cuando esté llena de espíritu celebrativo y tienda a la glorificación del Señor; de lo contrario, será un adorno,una distracción, incluso un obstáculo dentro de la liturgia o peor aún, un medio para mostrarnos,vanagloriarnos y rendirle culto a una persona, más no al Dador de este don.

Ánimo y gratitud a todos los hombres y mujeres, misioneros y misioneras, que alegran el corazón de

las comunidades cristianas católicas, que trasmiten la Buena Noticia, con el don que Dios ha puesto en susmanos, en sus voces; tengan confianza en el único que nos inspira la pasión por la música y, a la vez, nosilumina lo que debemos interpretar: el Espíritu de Dios. Oremos, para que no nos pase lo del músico aquél,que en un segundo, por una desafinación, arruinó toda una predicación de san Alfonso, que en lugar determinar en un acto de conversión, terminó en un concierto de risas.

¡Hasta otra oportunidad! queridos misioneros y misioneras. Un abrazo en el Redentor y nuestra Madredel Perpetuo Socorro, desde el sol abrazador y el calor humano de la costa caribe colombiana.

Diácono Adrián Ernesto, Rojas Chiquillo. C.Ss.R.

Misionero Redentorista, Provincia de Colombia