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La mujer y el agua NACIONES UNIDAS División para el Adelanto de la Mujer Departamento de Asuntos Económicos y Sociales Edwina Sandys Febrero de 2005 PUBLICACIÓN ENCAMINADA A FOMENTAR LA APLICACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE BEIJING Y LA PLATAFORMA DE ACCIÓN

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La mujer y el agua

NACIONES UNIDAS

División para el Adelanto de la MujerDepartamento de Asuntos Económicos y Sociales

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Febrero de 2005

PUBLICACIÓN ENCAMINADA A FOMENTAR LA APLICACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE BEIJING Y LA PLATAFORMA DE ACCIÓN

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La mujer en el 2000 y después Febrero de 2005

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Introducción

Agua y desarrollo: una crisis que se agrava

Es un hecho ampliamente recono-cido que el mundo se encuentra anteuna crisis del agua cada vez más grave,que afecta al bienestar de millones delas personas más pobres del mundo.El rápido crecimiento demográfico, laurbanización, la intensificación agrícolay el cambio climático (por ejemplo, elcalentamiento atmosférico) son todosellos factores que contribuyen a unamayor competencia y escasez de re-cursos hídricos. A pesar del masivo au-mento de los servicios de abasteci-miento de agua en los últimos deceniosy de las nuevas soluciones técnicas sos-tenibles y de bajo costo para muchosaspectos del suministro hídrico, millo-nes de personas sufren todavía enfer-medades relacionadas con el agua ycon las cargas físicas, sociales y eco-nómicas asociadas a la escasez. Variasiniciativas internacionales tratan de ha-cer frente a este problema mundial me-jorando la gestión de estos recursos yestableciendo objetivos para ofrecer su-ministros a un número cada vez mayorde personas en el contexto general dela mitigación de la pobreza y de la sos-tenibilidad ambiental. La mayor partici-pación de la mujer y la adopción de en-foques que tengan en cuenta lascuestiones de género se considerancada vez más una condición necesariapara el logro de esos objetivos. En elcontexto de la preocupación mundialpor mejorar la ordenación de los re-cursos hídricos (en el que se englobatambién el saneamiento y la enseñanzade la higiene), en el presente docu-mento se intentan los siguientes obje-tivos:• Demostrar con argumentos la im-

portancia de un planteamiento de laordenación de los recursos hídricosque tenga en cuenta las cuestionesde género;

• Examinar los progresos en ese sen-tido y extraer enseñanzas de la ex-periencia;

• Determinar algunos de los principa-les desafíos y oportunidades parauna ordenación de los recursos hí-dricos equitativa en función del gé-nero;

• Proponer recursos útiles para la in-corporación de la perspectiva de gé-nero en la ordenación de los recur-sos hídricos.El agua es un elemento crítico para

las posibilidades de subsistencia y elbienestar de la población mundial, peromillones de personas sufren los efec-tos de la falta de acceso al agua pota-ble, de insuficiente disponibilidad deagua para la producción de alimentosy de la contaminación y el cambioambiental. La constante mejora de laordenación de los suministros hídricoses un elemento decisivo en la mitiga-ción de la pobreza y para garantizar unfuturo sostenible a millones de perso-nas con medios de subsistencia vul-nerables que se encuentran en entor-nos marginales. Los efectos de la faltade equidad en el acceso y de la malaordenación son inmensos. Según in-formaciones de las Naciones Unidas,1.100 millones de personas (uno decada seis miembros de la poblaciónmundial) carece de acceso a agua potable mejorada, y 2.400 millones nodisponen de saneamiento. En conse-cuencia, la carga de mortalidad y mor-bilidad relacionada con la falta de su-ministro de agua es alta: según lasestimaciones, la mortalidad sería de tresmillones de personas al año, siendo mu-chos más los millones que sufren en-fermedades relacionadas con esa si-tuación. La mayoría de quienes se venafectados son niños de menos de cincoaños de edad, que sufren enfermeda-des diarreicas1.

El agua es fundamental para la pro-ducción de alimentos. Si bien la ma-yoría de la agricultura es de secano, laagricultura de regadío aporta el 40% delos alimentos mundiales y consume el75% de los recursos de agua dulce detodo el mundo2. Los suministros deagua dulce se ven cada vez más ame-nazados por el crecimiento demográ-fico, el cambio en los estilos de vida(mayor uso de agua per cápita) y la con-taminación. Este desgaste de recursosse ve multiplicado por otros aspectosdel desarrollo humano. El drenaje delos humedales con fines agrícolas, lapérdida de árboles por actividades dedesmonte y la erosión de los suelos in-fluyen en los ciclos naturales del aguay pueden contribuir a aumentar las inun-daciones y las sequías. Los más afec-tados por estos cambios suelen vivir

en zonas ecológicamente marginales;por ejemplo, el 41% de la poblaciónmundial vive en cuencas fluviales ca-racterizadas por el consumo intenso yel desgaste de recursos hídricos. Laspersonas más pobres de estas zonassuelen depender de manera despro-porcionada de los recursos naturales, ysus medios de vida pueden sufrir de-terioro cuando cambia el acceso a di-chos recursos.

A lo largo de los dos últimos dece-nios se ha ido comprendiendo cada vezmejor que las soluciones técnicas porsí solas son insuficientes para garanti-zar a la población mundial acceso equi-tativo y seguro a los recursos hídricos.Además, el acceso al agua dependede los derechos jurídicos, las relacio-nes sociales, las culturas y costum-bres, los derechos a la tierra, el con-trol de los recursos (incluida la manode obra) y la disponibilidad de institu-ciones reguladoras apropiadas. Esteconvencimiento ha generado una ma-yor atención a la gestión de los sumi-nistros de agua y en particular a plan-teamientos basados en la comunidad.Normalmente se supone que las cues-tiones de género se incorporan auto-máticamente en los planteamientosparticipativos basados en la comuni-dad, aunque, como se pone de mani-fiesto en el presente documento, noocurre así necesariamente.

Política internacional:de la asistencia social al buen gobierno y la

mitigación de la pobreza

En los pasados decenios se ha ob-servado un cambio en la atención al pa-pel de la mujer y a las relaciones degénero en relación con el agua. Las pri-meras políticas e intervenciones adop-taron un enfoque basado en el bienestarsocial, que consideraba a las mujeresy a los niños como los principales re-ceptores y beneficiarios de la mejorade los suministros de agua. No obs-tante, desde mitad de los años ochentase llegó a un nuevo consenso norma-tivo sobre la gestión de los recursos hí-dricos en distintas reuniones interna-cionales en que se consideró muyespecialmente la necesidad de garan-tizar la eficiencia y eficacia del abaste-

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cimiento de agua3. Ello fue en parte larespuesta a un cambio en el clima ma-croeconómico que favorecía el ajusteeconómico y una revisión del papel delEstado, y a los fallos observados en lasdisposiciones gubernamentales ante-riores, basadas en la oferta, con el ob-jeto de atender las necesidades de lospobres. El consenso de los años no-venta se expresó en forma de una se-rie de principios rectores cuyo propó-sito era configurar la planificación ygestión de proyectos y programas4.

En el pasado decenio esos “princi-pios rectores” olvidaron su insistenciainicial en la fijación de precios y la dis-tribución para centrarse más en la ne-cesidad de una visión más holística dela gestión de los recursos hídricos. LaGestión Integral de los RecursosHídricos es un planteamiento intersec-torial que responde a las crecientes de-mandas de agua en el contexto de unossuministros finitos. Se trata de un plan-teamiento que trata de garantizar la or-denación coordinada del agua, la tierray los recursos afines con el fin de in-crementar al máximo el bienestar eco-nómico y social sin poner en peligro lasostenibilidad de los peligros ambien-tales5. Los elementos fundamentalesde esta política son los siguientes:• El agua debería tratarse como un bien

económico, social y ambiental;• Las políticas de abastecimiento de

agua deberían centrarse en la orde-nación de dicho recurso y no sóloen el abastecimiento;

• Los gobiernos deberían facilitar yhacer posible la ordenación soste-nible de los recursos hídricos, in-cluida la elaboración de un marcoregulador;

• La ordenación de los recursos hí-dricos debería limitarse en lo posi-ble;

• Debería reconocerse que las muje-res desempeñan un papel funda-mental en el suministro, en la ges-tión y en la salvaguardia del agua.

Nuevas consideracionessobre la mujer y laigualdad de género

En las iniciativas y declaraciones nor-mativas internacionales más recientes,la atención a la mujer se ha conside-

rado como elemento crítico para me-jorar la ordenación o gestión del aguaen un contexto global de mitigación dela pobreza. En el Segundo Foro Mundialdel Agua celebrado en La Haya (2000)se reconoció que las mujeres, ademásde ser los usuarios principales del “aguadoméstica”, utilizaban el agua en su pa-pel fundamental de producción de ali-mentos y que ellas y los niños eran losmás vulnerables a los desastres rela-cionados con ese recurso6. El Foro llegóa la conclusión de que la participaciónde la mujer mejoraría el sistema de ges-tión. Como las mujeres soportan la parteprincipal de la carga de la mala gestión,se las podría potenciar con una partici-pación mayor y más eficaz.

En la Conferencia Internacional so-bre el Agua Dulce celebrada en Bonnen 2001, la declaración sobre políticasdestacó la necesidad de un enfoque ba-sado en el género con participacióntanto del hombre como de la mujer, almismo tiempo que se proponía que de-bía reforzarse el papel de la mujer enlas esferas relacionadas con el aguapara lograr tal objetivo7. Se hizo espe-cial hincapié en la igualdad (incluida laigualdad de género) en la declaracióndel Tercer Foro Mundial del Agua, ce-lebrado en Kyoto en 2003. Con el finde conseguir agua limpia e inocua paratodos, muchos gobiernos se encuen-tran con problemas de gestión y ne-cesitan un enfoque basado en la orde-nación integrada de los recursoshídricos, con planteamientos transpa-rentes y participativos que tengan encuenta las necesidades ecológicas y hu-manas. En la Declaración Ministerial seafirmaba lo siguiente: “Con respecto ala gestión del agua, debemos asegurarla buena gobernabilidad, haciendo es-pecial énfasis en enfoques basados enla familia y las comunidades vecinales,encarando la equidad en la distribuciónde beneficios, con debida considera-ción a las perspectivas en favor de lospobres y el género en las políticas delagua. Debemos estimular más la parti-cipación de todos los interesados y ase-gurar la transparencia y responsabilidadde todas las acciones”8 (la cursiva hasido añadida).

Otras declaraciones normativas yreuniones internacionales en que se hatratado un amplio espectro de objeti-vos, desde la erradicación de la pobrezahasta la sostenibilidad del medio am-

biente, se han ocupado tanto del aguacomo de la igualdad de género. LosObjetivos de Desarrollo del Milenioadoptados en la Cumbre del Milenio ce-lebrada el año 2000 en la Sede de lasNaciones Unidas en Nueva York incluíanlos de “promover la igualdad entre losgéneros y la autonomía de la mujer” y“garantizar la sostenibilidad del medioambiente”. Una de las metas dentrodel objetivo de garantizar la sostenibili-dad del medio ambiente es “reducir ala mitad, para el año 2015, el porcen-taje de personas que carezcan de ac-ceso a agua potable”9. En la CumbreMundial sobre el Desarrollo Sostenible,celebrada en Johannesburgo (2002), seadoptaron compromisos para promoverla potenciación y la emancipación de lamujer e incorporar la igualdad de gé-nero en todas las actividades especifi-cadas en el Programa 21, en los Obje-tivos de Desarrollo del Milenio y en elPlan de Aplicación de la Cumbre10.

Cada vez se reconoce más clara-mente que la mujer debe desempeñarun papel importante en la ordenacióndel agua y que este papel podría re-forzarse mediante la estrategia de in-corporación de la perspectiva de gé-nero. Ésta puede definirse como “elproceso de evaluación de las conse-cuencias para las mujeres y los hom-bres de cualquier actividad planificada,inclusive las leyes, políticas o progra-mas, en todos los sectores y a todoslos niveles y como una estrategia des-tinada a hacer que las preocupacionesy experiencias de las mujeres, así comolas de los hombres, fueran un elementointegrante de la elaboración, la aplica-ción, la supervisión y la evaluación delas políticas y los programas en todaslas esferas económicas y sociales, a finde que las mujeres y los hombres sebeneficiaran por igual”11.

En la política sobre el agua, la in-corporación de la perspectiva de gé-nero está justificada por motivos de efi-ciencia y eficacia; un planteamiento queincorpore las cuestiones de géneroayuda a garantizar que los suministrosse aporten y gestionen de manera mássostenible. Se argumenta también quela incorporación de la perspectiva degénero ayuda a potenciar a la mujer y,por tanto, contribuye a los objetivosmás amplios de la igualdad dentro dela sociedad, con sus consecuencias ne-gativas en la mitigación de la pobreza

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y la inclusión social. En las siguientessecciones se consideran algunas de es-tas ideas con mayor profundidad y seseñalan algunas de las principales re-percusiones para la ordenación de losrecursos hídricos.

Importanciade las perspectivas

de género en la ordenación

de los recursos hídricos

Definición de las perspectivas

de géneroAunque muchas declaraciones nor-

mativas se centran todavía en la mu-jer, por su situación de desventaja, otrasargumentan que es ineficaz considerara las mujeres aisladamente de sus re-laciones sociales más amplias. La pre-ocupación por la mujer se ha ampliadohasta adoptar una perspectiva de gé-nero que considera las relaciones en-tre los hombres y las mujeres y la formaen que éstas configuran el acceso a losrecursos, la participación en la toma dedecisiones y el ejercicio del poder den-tro de los hogares y las comunidades.Si las mujeres se encuentran en situa-ción de desventaja y de subordinaciónen sus relaciones con los hombres, paracambiar esa situación es preciso cam-biar las opiniones y acciones tanto delos hombres como de las mujeres. Elanálisis de género considera las rela-ciones entre los hombres y las muje-res no en cuanto diferencias biológica-mente determinadas de sexo, sino encuanto diferencias socialmente confi-guradas de funciones y expectativas,que son culturalmente específicas peroque pueden evolucionar y cambiar a lolargo del tiempo. Por ello el conceptode desarrollo en función del género estábasado en la idea de que es posiblepromover cambios en las relaciones degénero en favor de divisiones más equi-tativas del trabajo y el poder entre elhombre y la mujer y de que se puedenformular intervenciones que facilitenese proceso. En el caso de la ordena-ción de los recursos hídricos, por ejem-plo, este planteamiento trata de con-

seguir una división equilibrada entre elhombre y la mujer en las siguientes es-feras: acceso a la información, trabajofísico, aportaciones de tiempo y dinero,toma de decisiones, acceso a los re-cursos y beneficios y control de los mis-mos. Este planteamiento tendría encuenta: • Las diferencias entre los intereses

de los hombres y mujeres, inclusodentro del mismo hogar, y la formaen que éstos se superponen o en-tran en conflicto y cómo se nego-cian;

• Las convenciones y jerarquías quedeterminan la situación del hombrey la mujer en la familia, la comuni-dad y la sociedad en general, quemuchas veces dan lugar a la subor-dinación de la mujer;

• La diferencias entre las mujeres ylos hombres basadas en la edad, lariqueza, la étnica y otros factores;

• La forma en que las funciones yrelaciones de género cambiancomo consecuencia de las ten-dencias socioeconómicas y tecno-lógicas12.Varios argumentos que se esbozan

más adelante respaldan la adopción delenfoque de género en la ordenación delos recursos hídricos.

Promover la eficacia de los proyectos

Varios estudios han considerado lasrelaciones entre la adopción de un plan-teamiento que tenga en cuenta las cues-tiones de género o la incorporación dela perspectiva de género en la planifi-cación y programación y el logro de laeficacia y sostenibilidad de los proyec-tos. Estos estudios destacan el efectopositivo que se consigue en los pro-yectos cuando se adoptan plantea-mientos basados en la participación yque tengan en cuenta las cuestionesde género. Es más probable que lasinstalaciones sean técnicamente apro-piadas, estén convenientemente situa-das y se utilicen y mantengan de formaadecuada cuando se consulta tanto alas mujeres como a los hombres.Cuando los planteamientos que tienenen cuenta las cuestiones de género pro-mueven la participación e inclusión detodos los miembros de la comunidad,los recursos hídricos se utilizan mejory los beneficios consiguientes son,pues, mayores13. Entre esos beneficioscabe citar una considerable reducciónde las enfermedades relacionadas conel agua, con los consiguientes efectos

Un ejemplo de Nepal revela laslamentables consecuencias deolvidar las necesidades de gé-nero en la planificación de losproyectos. En este caso la inter-vención tuvo como resultado in-voluntario un aumento de lacarga de la mujer:

“En todas las comunidades im-plicadas en la investigación so-bre Nepal, las mujeres se queja-ron de que el tiempo derecolección de agua había au-mentado significativamente (sehabía multiplicado por cuatro ocinco) después de recibir los ser-vicios mejorados de abasteci-miento de agua. Ello se debe aque las tomas de agua y los po-zos se encuentran junto a los ca-minos, donde las mujeres nopueden bañarse libremente nilavar con comodidad la ropa uti-

lizada durante la menstruación,por temor a ser vistas por loshombres. Para evitarlo, las mu-jeres de la aldea de Hile en elNepal oriental... llevan el aguahasta sus casas varias veces aldía, lo que significa que tienenque consumir una cantidad con-siderable de energía. En tres al-deas... las mujeres tenían que es-perar hasta el anochecer pararealizar esas actividades... Todasestas mujeres se quejaban tam-bién de que los agrimensores nohabían contado con ellas a lahora de diseñar las tomas deagua ni los pozos”.

Fuente: Shibesh Chandra Regmi yBen Fawcett, “Integrating genderneeds into drinking water projects in Nepal”, Gender and Development,vol. 7, No. 3 (1999), pág. 2.

Peligros de excluir a las mujeres del diseño de los proyectos

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de menos pérdidas de tiempo produc-tivo debidas a la enfermedad, mayorasistencia escolar de los niños y me-nos carga de atención y tiempo de lasmujeres, que puede dedicarse a otrasactividades.

Debido a las divisiones del trabajoenraizadas en el género, el hombre yla mujer pueden tener diferentes co-nocimientos locales acerca de los re-cursos naturales, e incluso diferentespreocupaciones respecto a la cantidady calidad de agua disponible. Si se in-troducen estos distintos intereses enel diseño y ordenación de los sistemasde abastecimiento se conseguirá pro-bablemente un aprovechamiento máseficaz e inclusivo, y por tanto mayoresbeneficios. Por ejemplo, las mujeres,en cuanto encargadas del suministrode agua doméstica sufren de maneradesproporcionada cuando se producenaverías en las instalaciones, y por ellopueden ser las encargadas del mante-nimiento más fiables. No obstante, debido a las relaciones de género do-minantes en sus contextos socio-económicos específicos, es posibleque las mujeres tengan también difi-cultades para ejercer esas funcionesde manera eficaz, debido a la falta demovilidad, fondos y tiempo. Un plan-teamiento que tenga en cuenta lascuestiones de género identificaría es-tos obstáculos y adoptaría medidaspara superarlos.

Potenciación e igualdadLa potenciación de la mujer es ne-

cesaria para garantizar la igualdad so-cial y de género, y permitiría a las mu-jeres controlar sus propias vidas,combatir individual y colectivamente losaspectos opresivos de los sistemas so-ciales y mantener relaciones con loshombres basadas en la igualdad. Estosobjetivos amplios y ambiciosos estánrelacionados con otras metas más ins-trumentales, como garantizar un sumi-nistro de agua eficiente. Los efectosdel abastecimiento del agua mejoradopueden traducirse en beneficios tangi-bles para la mujer: mejor salud, mástiempo disponible para otras activida-des y mayor potencial productivo. Todosestos resultados pueden servir de basepara una mayor igualdad en la vida co-tidiana. Además, la mayor intervención

y la mejor capacidad de participar en latoma de decisiones y en la gestión delos recursos pueden ampliar las opor-tunidades de la mujer para contribuir ala transformación de las desigualdadessociales.

Sin atención específica a las pers-pectivas de género, los proyectos pue-den reforzar las desigualdades y dife-rencias entre el hombre y la mujer auncuando en ellos se preste atención ex-presa a la participación de la mujer. Porejemplo, las primeras iniciativas en quese hacía hincapié en el acarreo de aguaquizá hayan servido para reforzar la de-sigualdad de género en la distribucióndel trabajo doméstico. Para impulsar losobjetivos de la igualdad, la perspectivade género debería compaginarse conun análisis social más amplio y una va-loración de las dimensiones de poderdentro de las comunidades.

Un enfoque que tenga en cuenta lascuestiones de género ayuda a superaralgunas limitaciones de los plantea-mientos participativos en las interven-ciones en pro del desarrollo. La expe-riencia revela que los enfoquesparticipativos no tienen necesariamenteen cuenta la perspectiva de género ode poder; la participación local puedeverse dominada por los ancianos, laspersonas adineradas, los pertenecien-tes a determinadas castas o grupos ét-nicos y por los hombres. De hecho, esposible que las mujeres prefieran abs-tenerse de participar habida cuenta desu carga de trabajo, las normas cultu-rales que les impiden desplazarse o in-tervenir en las reuniones y las relacio-nes de respeto y deferencia hacia losancianos y los hombres. No obstante,hay pruebas de que cuando los plan-teamientos participativos se combinan

Un estudio realizado enZimbabwe ponía de manifiestoque si la sensibilidad sobre lascuestiones de género no se com-bina con el análisis social la gestión comunitaria del abaste-cimiento del agua no lleva au-tomáticamente a la inclusión nia la igualdad. Se reconocía quelas mujeres deberían desempe-ñar un papel cada vez más im-portante en la ordenación de losrecursos hídricos y que los co-mités encargados de los pozosdeberían estar integrados fun-damentalmente por mujeres. Noobstante, “las mujeres pobres te-nían menos probabilidades deser elegidas para ocupar cargosen los comités encargados de lospozos o en los comités de desa-rrollo de las aldeas. Cuando sepreguntaban cuáles eran los cri-terios utilizados para elegir a laspersonas que debían ocupar car-gos de responsabilidad, la po-blación local repetía muchas ve-ces dos requisitos: 1) Alguien aquién pudieran respetar (por suposición, influencia, capacidadde trabajo o habilidad para lo-

grar el consenso en las cuestio-nes difíciles) y 2) Alguien conrecursos, como una bicicleta odinero en efectivo, para poderrepresentar la aldea en la sedede distrito en caso necesario. Lasmujeres pobres en general tie-nen menos acceso al abasteci-miento de agua y más limita-ciones por lo que respecta altiempo y los recursos de manode obra que las demás mujereso los hombres. Suelen tener peorsalud y sus hijos tienen mayorriesgo de contraer enfermedadesrelacionadas con el agua. Porello, son las que más podrían be-neficiarse de las mejoras quepermitan aproximar el abaste-cimiento de agua a sus hogares.No obstante, son las que menosprobabilidades tienen de parti-cipar en la toma de decisionescolectivas que pudieran conse-guir esos resultados”.

Fuente: Frances Cleaver,“Incentives and informalinstitutions: gender and themanagement of water”,Agriculture and Human Values, vol. 15, No. 4 (1998), págs. 347-360.

Necesidad de perspectivas de género para incluir el análisis social y de la pobreza

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con la atención a las cuestiones de gé-nero, por ejemplo, al identificar los es-pacios adecuados y las formas de arti-culación más indicadas para facilitar laparticipación de la mujer, se pueden su-perar algunos de estos obstáculos a lainclusión14.

Desafíos a la aplicación

de un enfoque de género

Hay muchos informes de proyectosen los que las mujeres parecen estarparticipando plenamente y beneficián-dose del mayor abastecimiento deagua. Cuando esto ocurre, las mujeresaprenden nuevas técnicas y prácticasde gestión, ya que cada vez intervie-nen más en la toma de decisiones enlos hogares y en las comunidades yconvierten los proyectos relacionadoscon el agua en oportunidades de ge-neración de ingreso o de desarrollo, conbeneficios para ellas y para sus fami-lias15.

No obstante, el progreso es irregu-lar. En muchos niveles de la gestión delos recursos hídricos no se ha alcan-zado todavía en forma significativa laparticipación de la mujer y la atencióna la igualdad de género. A mediadosdel decenio de 1990, un examen de losdocumentos de política revelaba queen un número significativo de ellos no

se hacía todavía mención expresa delas perspectivas de género, mientrasque en estudios anteriores se obser-vaba que, a no ser que estuvieran es-pecíficamente orientados a las muje-res, eran pocas las mujeres que sebeneficiaban de los proyectos de abas-tecimiento de agua16. Gran parte delprogreso que se ha realizado se con-centra en las áreas que, en opinión delos responsables de la planificación, es-tán más naturalmente asociadas conlas mujeres, en particular el abasteci-miento de agua para los hogares y desaneamiento. Los intentos de ampliarel papel de la mujer en el sector delriego y el drenaje encuentran otras di-ficultades; por ejemplo, algunas cues-tiones más amplias relacionadas con latierra y los derechos de acceso17. Enel plano internacional, la participaciónde la mujer en los temas relacionadoscon los recursos hídricos se ve tam-bién limitada, ya que este campo deespecialización aún está dominado porlos hombres. Hay todavía mucho mar-gen para actividades y estrategias en-caminadas a ofrecer a las mujeres unaposibilidad real de participar junto conel hombre en la gestión de los recur-sos hídricos.

En los planteamientos normativoscontinúa habiendo cierta tensión entrela preocupación por la eficiencia y porla igualdad. Si bien el principio de ma-yor intervención de la mujer ha sido engeneral aceptado en el sector de los

recursos hídricos, hay considerables di-vergencias entre las distintas organiza-ciones. La preocupación predominantees todavía el logro sostenible de unadistribución eficiente del agua, más quela potenciación de la mujer, la igualdado cambios sociales de mayor alcance.Así, por ejemplo, mientras que el BancoMundial hace hincapié en la participa-ción de la mujer en aras de un plante-amiento basado en la demanda, la efi-ciencia y la eficacia y la sostenibilidadde las intervenciones18, el OrganismoSueco de Desarrollo Internacional(OSDI) insiste en el objetivo de la igual-dad19. Un examen reciente de 71 polí-ticas, leyes y reglamentos sobre el aguarevela que los instrumentos que se cen-tran fundamentalmente en la eficienciay la eficacia, en general definen lo quelas mujeres pueden aportar a este res-pecto, mientras que los que se orien-tan hacia fines más amplios, como laigualdad y la mitigación de la pobreza,resaltan la conveniencia de un equili-brio del papel del hombre y la mujer20.

Ordenación de los recursos

hídricos en el contextode unos medios de subsistencia

complejosEn esta sección se consideran los

aspectos de los medios de subsisten-cia que configuran las relaciones de gé-nero y el acceso a los recursos hídri-cos. Entre las preguntas que convieneformularse al considerar la gestión delos recursos hídricos desde una pers-pectiva de género cabe señalar las si-guientes:• Cómo y para qué utilizan los recur-

sos hídricos el hombre y la mujer;• Cómo se dividen entre el hombre y

la mujer, entre ricos y pobres, lascontribuciones para mejorar el abas-tecimiento de agua (mano de obra,tiempo, pagos y aportaciones en es-pecie);

• Quién toma las decisiones sobre losrecursos hídricos;

• Cómo se distribuyen entre los hom-bres y mujeres de diferente edad,riqueza, religión y grupo étnico losgastos y beneficios de una ordena-

La mujer en el 2000 y después Febrero de 2005

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Un proyecto de “Ordenación decuencas hidrográficas y género”ha adoptado un planteamientodinámico para conseguir unamayor intervención de la mujeren la ordenación de los recursoshídricos. Este proyecto, coordi-nado por CARE-El Salvador(Cooperativa para las remesasamericanas a Europa) y tresONG locales han promovido alas mujeres como líder, capaci-tándolas como promotoras de lacomunidad y administradorasde compañías en pequeña es-cala. Se ha alentado a las muje-res a que ocupen cargos en las

juntas de dirección de varios sis-temas de abastecimiento deagua. Mediante la capacitacióny la participación en la gestión,las mujeres han adquirido co-nocimientos agrícolas técnicosy están realizando tareas que enel pasado se han consideradoadecuadas sólo para el hombre.

Fuente: N. Maharaj (2003), TheGender Approach to WaterManagement: Lessons Learnt fromAround the Globe, Alianza delGénero y el Agua/Centro para elagua, la ingeniería y el desarrollo,pág. 12.

La participación en la gestión permite a las mujeres adquirir nuevos conocimientos prácticos

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ción equitativa de los recursos hí-dricos;

• Cómo se pueden institucionalizar en-foques de género equitativos.

Agua para la naturaleza,agua para las personas,agua para los alimentos

Para adoptar un enfoque de génerose requiere un análisis holístico de losrecursos y de las relaciones y contex-tos en que transcurre la vida de las per-sonas. El “sector del agua” se ha di-vidido durante muchos años entre lospreocupados por el abastecimiento deagua doméstico (agua para beber y la-var y para la higiene); el agua produc-tiva (sobre todo agua para la produc-ción de alimentos en tierras de regadíoy también para ganadería), y los objeti-vos ambientales (mecanismos de res-puesta frente a las inundaciones, miti-gación de la sequía, ordenación de losmanglares y de las cuencas hidrográfi-cas, etcétera).

A pesar de la aceptación de la ne-cesidad de una ordenación integrada delos recursos hídricos, muchas inter-venciones continúan limitándose a losaspectos subsectoriales. Lo que inte-resa todavía a los planificadores de lasactividades de riego es la producciónagrícola, lo mismo que a los responsa-bles de la salud les preocupa sobre todola calidad y cantidad del agua utilizadaen el hogar en cuanto unidad repro-ductiva. Esta sectorialización no reflejafielmente la forma como las personasorganizan su vida. Los medios de sub-sistencia tanto rurales como urbanosestán integrados por procesos com-plejos y mutuamente relacionados, quemuchas veces dependen del género yde otras relaciones sociales. Las mu-jeres pueden considerar el canal deriego un lugar idóneo para lavar la ropao que el suministro de agua potable esfundamental para sus huertos o para elmantenimiento del ganado menor.Estas preocupaciones de la mujer nose recogen con frecuencia, sin em-bargo, en los procesos de planificación.Un enfoque atento al género puede ayu-dar a determinar las complementarie-dades existentes entre diferentes usosdel agua y facilitar la ordenación inte-grada de los recursos hídricos. Una

breve descripción de los diferentes in-tereses en el sector del agua permitiráilustrar algunas de esas relaciones.

Desde hace tiempo, las mujeres hansido objeto de consideración en el sub-sector del agua para fines domésticos,y ese papel central está basado fun-damentalmente en la idea de su misión“natural” como gestoras del hogar.Durante muchos años se ha conside-rado que las mujeres eran las princi-pales extractoras de agua21, las promotoras fundamentales de compor-tamientos higiénicos entre los niños ylas que más podrían beneficiarse conun mejor abastecimiento de agua,puesto que ello supondría una mitiga-ción de la carga de sus faenas do-mésticas. En el decenio de 1980, granparte de la labor asociada con el DecenioInternacional del Agua Potable y delSaneamiento Ambiental destacó el sec-tor del agua como “sector de la mu-jer”, habida cuenta de las responsabi-lidades de ésta y de la división deltrabajo en el hogar22. Gran parte de losestudios identificaron las múltiples fun-ciones públicas y privadas de la mujeren la ordenación del agua doméstica,describieron con detalle la complejidadde la interacción del uso del agua porla mujer y destacaron la necesidad deplanificación dentro de un contexto so-cial. Las mujeres han desempeñado di-versas funciones en este sector, comoencargadas de la salud en las zonas ru-rales, educadoras de higiene, cons-tructoras de letrinas locales y especia-listas en abastecimiento de agua. Noobstante, el subsector del agua parausos domésticos ha tardado en ampliarsu orientación a las preocupaciones pro-ductivas de la mujer y a la intervenciónde los hombres en los aspectos delagua y el saneamiento relacionados conla salud y la higiene.

La preocupación por las perspecti-vas de género no se ha incorporadohasta hace poco en el sector del riego,junto con el reconocimiento del impor-tante papel de la mujer en cuanto agri-cultoras y productoras de alimentos23.No obstante, hay problemas para in-corporar el análisis de género en elriego, que ha sido durante muchotiempo un sector altamente técnico. Laplanificación del riego está basada enplanteamientos de infraestructura e in-geniería centrados en la construcciónde los sistemas, el mantenimiento ade-

cuado de la infraestructura, la distribu-ción del agua y la reducción de las fu-gas. Se ha insistido sobre todo en losusuarios en cuanto agricultores y en elaumento de la producción agrícola. Losprogramas de transferencia de la ges-tión del riego alientan a los agricultoresy comunidades rurales a gestionar di-chos suministros, con especial atencióna formular sistemas de racionamientoy distribución que sean viables. La ges-tión local, realizada con frecuencia a tra-vés de comités de riego o asociacio-nes campesinas, normalmente estádominada por los hombres. Algunos es-tudios han puesto de manifiesto las es-trategias que las agriculturas tienen queemplear para poder atender sus nece-sidades de riego, como robar el agua,tomarla por la noche y utilizar a fami-liares varones como promotores paraconseguir acceso a ella24. El acceso alagua de riego depende también muchode los derechos sobre la tierra (en quelas mujeres suelen encontrarse en si-tuación de desventaja) y del control so-bre la mano de obra. Muchas tierras deriego son trabajadas por mujeres y ni-ños, pero sin embargo son los hom-bres quienes dominan la toma de de-cisiones sobre la distribución del aguay muchas veces comercializan los be-neficios obtenidos y determinan losusos de los recursos en efectivo ge-nerados.

Hasta ahora se ha insistido poco en las perspectivas de género en lossubsectores del “Agua para la natura-leza”25, aunque es un hecho bien co-nocido que los hombres y las mujerespueden tener intereses distintos en lamitigación de la sequía, la protecciónfrente a las inundaciones, la ordenaciónde manglares, bosques y pesquerías.Por ejemplo, en las comunidades pes-queras puede ocurrir que los hombrespesquen en aguas de altura o en lasgrandes masas de agua continentales,mientras que las mujeres practican lapesca en aguas próximas a la costa, ylas actividades de elaboración del pes-cado realizadas por la mujer pueden es-tar insuficientemente reconocidas. Enlos decenios de 1980 y 1990 algunas“ecofeministas” defendieron que los in-tereses de género de la mujer coinci-den con los de la conservación ambientaly que su comprensión instintiva de lanaturaleza hace de ellas las gestoras“naturales” del medio ambiente26. No

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obstante, esta opinión de que las mu-jeres son primordialmente las adminis-tradoras “naturales” del agua de usodoméstico y que por ello la carga de laresponsabilidad de dicha gestión (y desus resultados) debería recaer sobreellas es problemática cuando se analizaen el contexto de la igualdad de género,de ahí que tal enfoque haya dejado pasoa una concepción más matizada segúnla cual los hombres y las mujeres tie-nen diferentes prioridades e ideasacerca de los recursos naturales y queesas diferencias marcan su participaciónen la ordenación.

En las zonas de degradación am-biental y de alta migración de mano deobra masculina, por ejemplo, las muje-res asumen la responsabilidad primariade la producción de alimentos, y porello los cambios registrados en el ac-ceso a la tierra, el abastecimiento deagua y la disponibilidad de mano deobra pueden afectarles de manera des-proporcionada. Las familias rurales po-bres suelen depender en gran medidade los recursos de propiedad, como lasfuentes de agua, las tierras de pasto-reo y los bosques, como fuentes de ali-mentos, combustible y forraje. La con-cesión de títulos y el acceso a los

recursos naturales muchas veces es-tán condicionados por el género y porotras relaciones de poder. Una pers-pectiva de género podría cooperar aanalizar cómo los derechos sobre la tie-rra, los derechos de uso y el controlsobre la mano de obra ayudan a de-terminar la inclusión y exclusión de di-chos recursos, sobre todo en momen-tos de presión ambiental y catástrofesnaturales. Por ejemplo, en Bangladesh,la respuesta de las víctimas de las inun-daciones a veces consiste en venderprecipitadamente sus activos. Se hacomprobado que las mujeres se en-cuentran en mayor riesgo de pérdidaseconómicas a largo plazo relacionadascon las inundaciones que los hombres,ya que sus activos, como las joyas ylos utensilios del hogar, se devalúan enesas circunstancias y consiguen pre-cios más bajos que los activos de loshombres, como son los aperos agríco-las y los animales27.

La perspectiva de género permitetambién ir más allá de los usos del aguay otros recursos, para considerar las re-laciones sociales que sitúan a la genteen posición de ventaja o desventaja.Estudios recientes han utilizado técni-cas de análisis social y de género para

ir más allá de la identificación de lasvulnerabilidades independientes de lasmujeres y los hombres y tratar de com-prender cómo aprovechar las interde-pendencias de los medios de subsis-tencia dentro de las comunidades parareforzar su capacidad de resistenciafrente a las catástrofes naturales28.

División del trabajo en la ordenación

de los recursos hídricos

Los malentendidos acerca de las fun-ciones de género son muchas veces re-sultado de excesivas simplificaciones so-bre la naturaleza del hogar. Para unenfoque basado en el género es condi-ción imprescindible una comprensiónadecuada de la dinámica de los hoga-res, ya que ésta ayuda a poner de ma-nifiesto cuestiones como quién asignay controla la mano de obra dentro delos hogares, cómo se negocian los de-rechos y el acceso a la tierra y a otrosrecursos, quién controla los recursos enefectivo y cómo se consigue el equili-brio entre actividades productivas y re-productivas dentro de los hogares.

Un ejemplo útil para ilustrar la nece-sidad de considerar la dinámica de los ho-gares más claramente es el de las acti-vidades relacionadas con el agua dentrode los hogares, entre las que se incluyesu recogida, almacenamiento, raciona-miento y utilización. El análisis de géneroha puesto de manifiesto la triple carga dela mujer: 1) las mujeres son las principa-les responsables de la labor reproductiva(cuidado de los niños y de los ancianosy encargadas de la alimentación del ho-gar, la salud y las necesidades básicas);2) las mujeres intervienen también fuer-temente en el trabajo productivo en ca-lidad de agricultoras, jornaleras o trabaja-doras en otras empresas generadoras deingresos, y 3) las mujeres muchas vecesrealizan trabajos comunitarios volunta-rios29. En relación con la supuesta fun-ción de las mujeres como principalestransportadoras del agua, se ha insistidosobre todo en determinar cómo reducirel tiempo que se dedica al acarreo deagua acercando las fuentes de suminis-tro al hogar, con lo que se incrementaríael tiempo disponible para tareas de de-sarrollo social o más productivas.

La atención al papel de la mujer en

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El mar Aral, en Kazajstán yUzbekistán, que en el pasado erauno de los mayores mares in-ternos de agua dulce del mundo,se está ahora contrayendo de-bido a una utilización insoste-nible del agua. Se considera quela gran difusión del monocultivodel algodón apoyado por el ré-gimen soviético ha sido la causade un proceso de absorción ex-cesiva, mineralización y conta-minación química del agua. Hayuna fuerte relación entre los pro-blemas ambientales y la malasalud de la población local, so-bre todo las mujeres y los niños.Por ejemplo, en Karakalpakstán(Uzbekistán), las tasas de ane-mia, partos y defectos al nacerson todas ellas más altas que elpromedio nacional. Las tasas demortalidad infantil son excep-

cionalmente elevadas y muchosniños sufren dermatosis, diarreay enfermedades respiratoriasagudas. Las ONG que trabajanen la región han promovido unplanteamiento integral para re-solver el problema, en el que seincluye la integración de las po-líticas agrícolas, ambientales ysanitarias y la movilización dela mujer para comprender lascausas de su mala salud y cola-borar colectivamente para cam-biar su medio ambiente y me-dios de subsistencia.

Fuente: Organización de Mujerespara el Medio Ambiente y elDesarrollo, “Women respond to ashrinking Aral Sea”, http://www.wedo.org/ehealth/respond.htm

Degradación ambiental, medios de subsistenciay efectos sanitarios en función del género

Page 9: La mujer y el aguaLa mujeren el 2000y después Febrero de 2005 2 Introducción Agua y desarrollo: una crisis que se agrava Es un hecho ampliamente recono-cido que el mundo se encuentra

la economía de los hogares es útil, y lamayor visibilidad del trabajo domésticode las mujeres es fundamental paracomprender los obstáculos que debensuperar. Pero un análisis de género de-tallado requiere la comprensión tanto delas diferencias específicas de género enlas actividades relacionadas con el aguacomo de la interdependencia en que sebasan. Deberían considerarse, por ejem-plo, las siguientes cuestiones: • ¿Quién trabaja realmente con el agua

en el hogar? ¿Se delega este trabajoa las esposas más jóvenes, a los jó-venes de uno u otro sexo o a los ni-ños?

• ¿Quién puede controlar la mano deobra de otros en el hogar?

• ¿Realizan las niñas más actividadesde recogida de agua que los niños,y en caso afirmativo, cuáles son lasconsecuencias sanitarias y sociales?

• ¿Qué diferencia hay entre la manerade entender las actividades relacio-nadas con el agua entre los hom-bres y las mujeres: qué importanciase da al tiempo y al esfuerzo físicoimplicados?

• ¿Cómo se negocia un equilibrio en-tre las diferentes necesidades de re-cursos hídricos y las demandas deasignación de la mano de obra delhogar?

• ¿Se recompensa de manera distintaa los hombres y a las mujeres porel trabajo técnico/de gestión rela-cionado con el abastecimiento deagua? ¿Quién realiza el trabajo re-munerado y quién lo hace volunta-riamente?

• ¿Cómo cambia la división del trabajoen función del género en respuestaa los cambios económicos y am-bientales?Algunas de estas preguntas se abor-

darán en las secciones siguientes. Enésta se considera sobre todo las dife-rentes prioridades en cuanto al tiempodedicado a la recolección de agua.

En este sector muchas veces seafirma que la mejora del abastecimientode agua, y en particular su aproxima-ción al hogar y mayor fiabilidad, dan lu-gar a cambios en la división de trabajoen función del género. Al mejorar elabastecimiento de agua, el tiempo y laenergía ahorrados por las mujeres pue-den dedicarlos a actividades producti-vas, e incluso a iniciativas generadorasde ingreso, a la participación en la toma

de decisiones comunitarias, a prepararmejor los alimentos (con efectos posi-tivos en la nutrición infantil), a la aten-ción y educación de los hijos o a la re-ducción de las tareas domésticas de lasniñas, que así podrían ir a la escuela30.

No obstante, convendría evitar unaaceptación acrítica de estos supuestos.Aun cuando el recorrido para la reco-lección de agua sea más corto, las mu-jeres pueden recoger más agua, y porlo tanto, su carga en este sentido nocambia. El tiempo ahorrado en la re-colección de agua no se destina nece-sariamente en la forma que decida lapropia mujer. Ésta a veces carece dela oportunidad de toma de decisionesy de acceso a materiales y mercadospara realizar actividades generadoras deingresos. A veces les es difícil partici-par en reuniones públicas, aunque ten-gan tiempo para ello. Además, el tiempoahorrado por las mujeres a veces setiene que destinar a deberes socialesen favor de otros miembros de la fa-milia, como la atención a los padres oa los padres políticos.

La provisión de suministros adicio-nales de agua no reduce necesaria-mente por sí sola la carga del trabajorelacionado con este recurso. Las in-vestigaciones sobre la recolección deagua para usos domésticos y su utili-zación en África oriental (comparandolos datos publicados en 1972 y los deun estudio de seguimiento de 1997) re-vela que, a pesar de un aumento delas instalaciones disponibles, las muje-res hacen ahora recorridos más largosy gastan bastante más tiempo haciendocola para recoger agua que en el de-cenio de 1970. La presión demográfica,la poca fiabilidad de los suministros ylas presiones económicas han dadotambién lugar a un aumento del nú-mero de niños que van a buscar agua,así como un incremento del número dejóvenes varones que utilizan agua delos suministros “domésticos” para fi-nes comerciales31.

Diferentes interesesy negociaciones basadas

en el género

Las estructuras sociales y los su-puestos culturales muchas veces ha-cen que los hombres sean considera-

dos como jefes del hogar. No obstante,una comprensión más nítida del carác-ter negociado de la economía del ho-gar ha permitido entender mejor el po-tencial y las limitaciones de las mujeresque ejercen la capacidad de elección yla autoridad dentro de los hogares.Debido a las diferentes situaciones delas mujeres y los hombres en los ho-gares y a las divisiones de la mano deobra en función del género, las muje-res y los hombres pueden ocuparse delos diversos aspectos del abasteci-miento de agua.

En lo que respecta al uso del agua,no es muy útil considerar que los in-tereses de la mujer son totalmente di-ferentes de los del hombre ni pensarque el hogar tiene intereses unitariosindiscutibles. Lo que ocurre más bienes que se negocian las diferentes prio-ridades de los hombres y de las muje-res y que se llega a compromisos paragarantizar que el hogar atienda sus ne-cesidades fundamentales de agua.Estas negociaciones tienen lugar tantodentro del hogar como en público, enel lugar de la toma de agua y en lasreuniones comunitarias.

Según investigaciones realizadas enzonas rurales de Zimbabwe, el hombrey la mujer llegan a compromisos sobreel uso del agua en los pozos públicosdonde las mujeres recogían agua parafines domésticos, y los hombres paraabrevar al ganado32. Las diferencias degénero en la prioridad otorgada al aho-rro de tiempo significaban que las mu-jeres tuvieran preferencia sobre el ga-nado para recoger agua en las horas demayor actividad. Por el contrario,cuando se estaban realizando tareasfundamentales en relación con el ga-nado, como la inmersión antiparasitariade los animales, las encargadas de re-coger agua para usos domésticos te-nían que esperar a que se bombearaagua suficiente para realizar el baño an-tiparasitario del ganado.

El resultado de este compromisopuede variar según el contexto y el lu-gar. Carney documenta un ejemplo in-teresante de mujeres de Gambia queindividual y colectivamente redujeronsus actividades en las explotaciones delos maridos cuando un proyecto paramejorar la producción de arroz de re-gadío aumentó su carga de trabajo sinque en contrapartida mejoraran sus de-rechos sobre la tierra33. No obstante,

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hay muchos otros casos semejantes alrecién citado en que las mujeres no pue-den negociar sus intereses dentro delhogar ni tramitar sus reclamaciones pormedio de las instituciones comunitarias.Esta variabilidad de la capacidad de ne-gociación por parte de la mujer pone demanifiesto la necesidad de comprendermejor cómo se toman las decisiones encircunstancias determinadas, cómo par-ticipan los hombres y las mujeres en latoma de decisiones y cómo influyen enel proceso y en los resultados.

Derechos, acceso y estructura social

Se necesita mayor margen para ne-gociar los intereses de la mujer dentrode los hogares y en el uso de los re-cursos comunitarios. No obstante, hayserias preocupaciones acerca de la ca-pacidad de la mujer de mediar en estesentido. La fuerza negociadora de la mu-jer puede depender fundamentalmentede la estructura social y jurídica de losderechos en la que tienen lugar las ne-gociaciones. El acceso de la mujer alagua y su labor de administración no exis-ten en el vacío: dependen de otras rela-ciones y estructuras sociales, relacionesde familia y matrimonio, casta y clase.

Las relaciones maritales pueden de-

sempeñar un papel importante a la horade definir el acceso de la mujer a losrecursos y la capacidad de actuar au-tónomamente, sobre todo cuando vi-ven con la familia del esposo o en laciudad natal de éste. Otros ejemplosrevelan cómo las mujeres regantes nopueden participar plenamente en sugestión por la imposibilidad de heredaro de poseer tierra de regadío, mien-tras que las mujeres urbanas pobressufren una desventaja paralela, puespocas veces disfrutan de tenencia se-gura de sus viviendas, aunque tienenla responsabilidad de recaudar recur-sos en efectivo para pagar el agua yel saneamiento.

Mujeres, agua y salud

Vinculación entre el agua, el saneamiento,la salud y las prácticas

de higiene

Pueden conseguirse claros benefi-cios mejorando el acceso al agua y elsaneamiento, entre ellos la reducciónde la mortalidad y morbilidad relacio-nadas con el agua y los efectos positi-vos en la productividad, el desarrollo in-

fantil y la calidad de vida. La labor de atención de la mujer mu-

chas veces se ve incrementada por en-fermedades relacionadas con el agua,con lo que se intensifica su carga detrabajo, se reduce el volumen de aguaque pueden recolectar y se limita eltiempo que pueden destinar a trabajaro a participar en acciones comunitarias.Además, el efecto del SIDA (aunque nosea una enfermedad relacionada con elagua) es de tal alcance que influye entodas las capacidades del hogar y limitacada vez más la participación activa delas personas en el uso y gestión de losrecursos hídricos. Por ejemplo, enSudáfrica, las mujeres que atienden aotros miembros de la familia se en-cuentran físicamente sobrecargadaspor la necesidad de recoger más aguapara bañar a los enfermos. En las zo-nas urbanas, la pérdida de empleo y deingresos del hogar debido a la enfer-medad puede significar la incapacidadde pagar los servicios públicos (agua yelectricidad) y, con el tiempo, perder elsuministro34.

En este contexto, un análisis de gé-nero ayuda a ver cómo los efectos sa-nitarios de los recursos hídricos reper-cuten de distinta manera en las mujeresy en los hombres, en las niñas y en losniños. Por ejemplo, las infecciones ocu-lares son especialmente comunes enlas zonas con escasez de agua, dondela imposibilidad de mantener buenasprácticas de higiene es un factor im-portante de ceguera y de tracoma enlos niños. La ceguera afecta también alos principales encargados de cuidarloscuando se infectan por contacto, y alparecer ésa es la razón por la que la ce-guera afecta de manera desproporcio-nada a las mujeres en todo el mundo35.El paludismo, enfermedad relacionadacon el agua que provoca considerablemorbilidad y mortalidad en África, afectaespecialmente a la mujer durante el em-barazo. Las mujeres embarazadas y conpaludismo tienen mayor probabilidad depadecer anemia, lo que da lugar a ries-gos más altos de mortalidad materna.Los niños nacidos de madres con pa-ludismo tienen mayor probabilidad detener bajo peso al nacer y, por lo tanto,de vulnerabilidad ante otras infeccionesy enfermedades36.

Otro ejemplo de desventaja de gé-nero es el efecto sanitario que tiene enla mujer la actividad relacionada con el

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Las relaciones de patriarcadopueden hacer que las mujeresocupen una situación subordi-nada en el matrimonio, en la fa-milia y en las relaciones con lasestructuras y las normas comu-nitarias, como ilustra el si-guiente ejemplo de la RepúblicaUnida de Tanzanía.

“Una campesina se lamentabade los malos tratos recibidos porsu marido y por la primera es-posa de éste. Las dudas sobre lapaternidad de su hijo la hacenvulnerable en el matrimonio yno tiene ningún control sobrelos recursos del hogar. Vende sumano de obra para tener ropa yalimentos adicionales para ella

y para su hijo, y sólo gracias asus vecinos puede contar con saly jabón. Le gustaría que su pa-dre devolviera los 25.000 cheli-nes de la dote y poder separarseentonces de su marido, pero elpadre dice que ya no tiene esedinero. Ella confiesa que “nosabe cómo explicar” su situaciónal presidente del poblado, quepodría intervenir en su favor; laúnica solución que le queda,pues, es seguir donde está y acep-tar la situación”.

Fuente: “Sustainable Managementof Usangu Wetland and itsCatchment Project (SMUWC), FinalReport: Rural Livelihoods, 2001”.http://www.usangu.org/reports/rurallivelihoods.pdf

Género y límites en la autonomía de la mujer

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agua. Cuando las niñas y mujeres car-gan el agua en la cabeza, ello puedetener efectos físicos muy negativos enellas. En las zonas rurales es frecuenteescuchar que los hombres realizan “tra-bajos pesados”, como las labores dedesmonte, dando a entender que lasmujeres hacen trabajos relativamenteligeros. De hecho, los cubos de aguaque se transportan en la cabeza pue-den pesar hasta 40 kilos, y se ha com-probado que la ergonomía del trans-porte del agua tiene efectos nocivostanto en el correcto desarrollo como enel deterioro de la columna vertebral, loque da lugar a deformidades, artritis ylesiones37. El consumo de energía ne-cesario para la recolección de aguapuede tener efectos negativos en laspersonas con escasa ingesta nutri-cional. En un estudio realizado enZimbabwe se estimaba que la labor derecolección del agua requería más del30% de la ingestión diaria de caloríasper cápita38.

No obstante, todas las consecuen-cias sanitarias asociadas con los pro-blemas de abastecimiento de agua norecaen sólo sobre la mujer. En el Áfricasubsahariana, los niños padecen másesquistosomiasis que las niñas debidoa que por encargarse del ganado en-tran más frecuentemente en contactocon suministros de agua contaminadoscon el parásito que provoca la enfer-medad.

En Asia meridional, la división deltrabajo en las actividades de riego sig-nifica que las mujeres no manejan pla-guicidas por temor a los efectos nega-tivos en su fecundidad. Los efectossecundarios negativos del uso de pla-guicidas y las muertes relacionadas conplaguicidas son, por lo tanto, muchomás numerosas entre los hombres39.Estos ejemplos ilustran la importanciade las consideraciones de género alexaminar los medios de subsistenciaen relación con los recursos hídricos ylas diferencias existentes en cuanto alos riesgos. Mientras que las mujeresquizá tengan que sufrir en general lasmolestias de un abastecimiento insufi-ciente de agua y las labores relaciona-das con ese recurso, las funciones delos hombres acarrean también a ellosciertos riesgos para su salud. El análi-sis de género ayuda a identificar y com-prender estos riesgos e ilustra cómo elavance hacia la igualdad de género

puede suponer beneficios tanto para elhombre como para la mujer.

Género y saneamientoLa mejora del saneamiento está fuer-

temente vinculada con el logro de losbeneficios sanitarios asociados al abas-tecimiento del agua salubre, ya que con-tribuye a reducir el riesgo de transmi-sión feco-oral de enfermedades. Losservicios de saneamiento bien utiliza-dos, junto con la educación sanitaria yel mayor uso del agua, contribuye a re-ducir la morbilidad un 26%, y la mor-talidad causada por enfermedades dia-rreicas un 65%40. En la Cumbre Mundialde 2002 sobre Desarrollo Sostenible ce-lebrada en Johannesburgo (Sudáfrica)se estableció como objetivo reducir ala mitad, para 2015, el 40% de la po-blación mundial que carece de servi-cios adecuados de saneamiento41.Posteriormente, esta propuesta se re-forzó al incorporarla a los Objetivos deDesarrollo del Milenio. Varias cuestio-nes sociales y de género se relacionancon el logro de éste y de otros objeti-vos similares.

El saneamiento es considerado fre-cuentemente una responsabilidad de lamujer en el hogar, y por ello es más pro-

bable que las mujeres carguen con loscostos de construir letrinas, algunas ve-ces en oposición a los hombres. Muchasveces las mujeres se preocupan tam-bién por la seguridad de los niños en lasletrinas, mientras que los hombres seinteresan mucho más por contar con su-ministros adecuados de agua para la-varse después de defecar, agua que su-ministran las mujeres. Las solucionestécnicas “mejoradas” como las de des-carga manual, introducidas con fre-cuencia en las zonas urbanas de altadensidad, pueden representar nuevascargas para la mujer, que debe acarrearel agua adicional necesaria para ello42.

Varios estudios han puesto de ma-nifiesto que las preferencias y concep-tos de uno y otro género no están sim-plemente relacionados con la situacióneconómica y la división del trabajo, sinocon la manera de entender la morali-dad y la buena conducta. Las percep-ciones culturales de lo que es un com-portamiento decente en los serviciosde saneamiento pueden ser tambiéndiferentes según el género. Por ejem-plo, en algunas culturas las mujeres seresistirían a usar las letrinas si se lespueden ver los pies por debajo de lapuerta o cuando no pueden entrar aellas con privacidad. Puede conside-rarse impropio asimismo para una mu-

Los estudios sobre las interven-ciones en el sector del agua ydel saneamiento revelan que lasmujeres tienen una gran preo-cupación por la privacidad; enpaíses como la India, donde elsaneamiento no es un servicioampliamente extendido entrelos pobres, la defecación al airelibre junto a los caminos o entierras abandonadas parece sermenos problema para los hom-bres que para las mujeres. Éstasmuchas veces prefieren esperarhasta el anochecer, con efectosnegativos en su comodidad y bie-nestar. Un estudio realizado enCamboya, Indonesia y Viet Namrevelaba que las mujeres valoranmás que los hombres la exis-tencia de letrinas en los hoga-

res y reconocen un mayor nú-mero de beneficios del sanea-miento mejorado, que van desdela comodidad y privacidad hastala creación de un entorno do-méstico más limpio. El benefi-cio de las letrinas domésticasmás valorado por los hombresera la capacidad de utilizar losexcrementos como fertilizanteen las explotaciones agrícolas.

Fuente: Mukherjee, N. (2001),“Achieving sustained sanitation forthe poor: Policy lessons fromparticipatory assessments inCambodia, Indonesia and Viet Nam”,Jakarta, Indonesia, Water andSanitation Programme for East Asiaand the Pacific. http://www.wsp.org/pdfs/eap_achieving.pdf

Preferencias específicas de género en el saneamiento

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jer compartir la letrina que use su sue-gro. Cuando no se tienen en cuentaesos aspectos, a veces lo que se con-sigue es que las mujeres no hagan usode las letrinas. Por ello, la planificacióntécnica de los proyectos al respectodebe tener en cuenta las diferenciasculturales en las relaciones de géneroy el comportamiento consiguiente.

Como se ha visto antes, las solu-ciones técnicas no bastan por sí mis-mas. Por ejemplo, algunas iniciativasde educación sobre higiene y sanea-miento tratan de reducir las enferme-dades transmitidas por el agua incul-cando a los niños prácticas higiénicas.Para ello se construyen letrinas esco-lares y lavabos así como campañas desensibilización pública. La asociación delas preocupaciones por la higiene conla necesidad de empleos y servicios de la mujer puede lograr una mayoraceptabilidad de las intervenciones,como ilustra el ejemplo de arriba.

No obstante, la experiencia de-muestra que estas intervenciones pue-den tener efectos diferentes según elgénero, que deben tenerse en cuentaen el diseño y en la aplicación. Con de-masiada frecuencia se confía a las alum-nas la tarea de limpiar las letrinas, lo

que no sólo reproduce un patrón in-justo de división del trabajo sino que aveces las expone a violaciones y agre-siones sexuales. Se sabe de niñas queno utilizan las letrinas escolares porquelas consideran sucias y peligrosas.Aproximadamente una de cada diez ni-ñas africanas en edad escolar no va ala escuela durante la menstruación, ola abandona al llegar a la pubertad porfalta de instalaciones de saneamientolimpias y que respeten su intimidad43.

Los ejemplos citados ponen de ma-nifiesto que lo que son unos serviciosadecuados puede variar según las cul-turas y entre el hombre y la mujer. Estaidea se confirma al examinar los tes-timonios de la solidez de las creenciasculturales de la mujer con respecto alas causas de las enfermedades diarreicas de los niños. Kaltenthaler hademostrado que en Botswana las ideasde la mujer sobre las causas de esetipo de enfermedades en sus hijos no respondían a criterios técnicos44.Comportamientos socialmente inacep-tables, como el adulterio de la madre,la ingestión de alimentos inadecuadosy el cambio climático, eran, según susexplicaciones, factores más determi-nantes que el suministro de agua lim-

pia y el lavado de las manos antes depreparar los alimentos.

La función primaria de la mujer en laenseñanza de la higiene y su mayor in-terés en el saneamiento no deberían seruna justificación automática para dar prio-ridad a las mujeres en la selección demiembros para mejorar los servicios. Porejemplo, cuando el crédito se orienta se-lectivamente a las mujeres para ayu-darles a construir letrinas lo que se puedeconseguir es reforzar una situación in-justa de reparto de responsabilidadespara la prestación de dichos servicios.Un programa de educación sanitaria enMéxico orientó inicialmente esos mate-riales hacia las mujeres y utilizaba fotosde mujeres y niños en sus campañasde promoción. Después de una revisióny de los comentarios recibidos de hom-bres y mujeres, se preparó un segundofolleto que mostraba a hombres y mu-jeres realizando tareas de atención y re-lacionadas con la higiene. Tanto los hom-bres como las mujeres declararonpreferir la versión revisada45.

Economía de la ordenación

de los recursos hídricos:pagar el agua

Algunas iniciativas recientes han he-cho hincapié en los mecanismos de dis-tribución de costos como parte impor-tante de los planteamientos basadosen la demanda. Los pagos aceptadospor los usuarios en concepto de pres-tación de servicios y mantenimiento delas instalaciones de abastecimiento deaguas parece garantizar el compromisode los usuarios con una utilización ade-cuada, ofrecerles un sentimiento de“propiedad” con respecto a las insta-laciones y superar las actitudes de de-pendencia generadas por el abasteci-miento de agua realizado por el Estadoo los organismos de desarrollo. Se con-sidera que un alto nivel de “disponibi-lidad a pagar” por la mejora del abas-tecimiento de agua, expresado confrecuencia por la mujer, indica un ma-yor compromiso por el uso y ordena-ción sostenibles. Los pagos se obtie-nen de las comunidades en forma deaportaciones en efectivo para cubrir elcosto de abastecimiento y manteni-miento (sobre todo en las zonas urba-

En el valle Fergana, en el Asiacentral, la población local, trashaber participado con éxito enactividades de mejora del abas-tecimiento del agua potable,quiere ahora mejorar sus baños.Como decía una mujer, “nuestrosueño es poder bañarnos unavez por semana”. Con ayuda devarias ONG, cuatro mujeres em-prendedoras iniciaron un pro-grama para construir y admi-nistrar baños públicos en dosaldeas. Estos baños permitiránreducir las preocupaciones porla salud y al mismo tiempo cre-arán también empleo para lasmujeres desempleadas de ambasaldeas. Las personas desfavore-cidas (como ancianos, huérfa-nos y madres solteras) estarán

exentas de la cuota nominal. Enrepuesta a los intereses declara-dos por las mujeres, cada bañoincluirá un anexo de peluque-ría. Como estos servicios se hanconstruido teniendo en cuentalas necesidades de las mujeres,se prevé que el uso de los bañosserá elevado, con lo que se re-ducirán los casos de dermatosis.Se dispondrá también de un va-lioso centro de coordinaciónpara ulteriores campañas rela-cionadas con la salud.

Fuente: “Community WaterManagement in Kyrgystan andUzbekistan: Strengthening the Roleof Women”. http://www.Columbia.edu/cu/musher/International%20Fellowship%20files/Gungoren

Integración de los intereses de la mujer en la gestión de los servicios de higiene

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nas) o en forma de aportaciones demano de obra (en particular en las zo-nas rurales).

Como ocurre con otros aspectos delabastecimiento del agua, el pago deésta tiene repercusiones diferentes se-gún el género. Los pobres, en general,están discriminados por los mecanis-mos de mercado y tienen mayores cos-tos de oportunidad para conseguir ac-ceso al agua en una economía demercado. Las mujeres pueden encon-trarse especialmente desfavorecidas,ya que en general perciben sueldos másbajos por su trabajo remunerado (in-cluido el trabajo eventual), disponen demenos control sobre los medios de pro-ducción y los recursos en efectivo enel hogar y tienen acceso limitado a losmercados para la venta de su produc-ción46. Es muy posible que las muje-res defiendan que se cobren tasas porel uso del agua, ya que muchas vecesson ellas las que tienen que encargarsede acarrearla, y normalmente en el ho-gar son consideradas las responsablesde su abastecimiento. No obstante, lastarifas están basadas con frecuencia enel ingreso del hogar, cuyo control nodepende necesariamente sólo de la mu-jer. Si ésta es responsable de pagar elagua con sus propios recursos, sus múl-tiples desventajas en la generación deingresos hacen pesar sobre ella unacarga adicional.

Si las mujeres pobres tienen verda-deras cortapisas para pagar en efectivoel abastecimiento del agua, muchas ve-ces no están en mejores condicionesde aportar mano de obra. En otros ca-sos, los proyectos, reconociendo losobstáculos existentes para obtener in-gresos en efectivo, especifican que lacomunidad aporte mano de obra en vezde hacer pagos en efectivo. Se suponeque la mano de obra es un recurso dis-ponible incluso para los más pobres. Laverdad es que las mujeres tienen mu-chas veces dificultades para aportarmano de obra. En el caso citado se va-loran los costos de oportunidad de re-nunciar al trabajo eventual remuneradopara contribuir al suministro comunita-rio con mano de obra. Hombres y mu-jeres, ricos y pobres, se encuentran ensituaciones muy diferentes para efec-tuar esa contribución. Por otro lado, eltiempo de la mujer se infravalora siste-máticamente, como ilustra el ejemplodel recuadro siguiente, de una inter-

vención relacionada con los recursos hí-dricos, para apoyar el desarrollo rural dela India.

Las características de género de losmercados y su inserción en las rela-ciones sociales de desigualdad obligana preguntarse si el hecho de cobrar elagua puede contribuir a la igualdad degénero. Hay sólidos argumentos de efi-ciencia y sostenibilidad a favor de lacontribución de los usuarios. Algunosmantienen que una perspectiva de gé-nero puede ayudar a contrarrestar o amejorar los efectos negativos de las ta-rifas cobradas por el agua. Al respecto,en relación con el abastecimiento delagua en las zonas urbanas se sugiere47:• Utilizar tarifas ponderadas, con exen-

ciones para los más pobres; • Decidir las tarifas a través de comi-

tés integrados por hombres y mu-jeres;

• Capacitar a las mujeres para que pue-dan realizar labores remuneradas de

instalación de tuberías y de fonta-nería;

• Dar a los hogares pobres la oportu-nidad de compartir las conexiones sino pueden pagarlas individualmente;

• Emplear a mujeres como vendedo-ras de agua, lo que les permitiría ob-tener ingresos y favorecería un sis-tema de distribución y de preciosmás equitativos;

• Ofrecer créditos a los grupos de mu-jeres para instalar servicios de abas-tecimiento de agua;

• Ofrecer subvenciones cruzadas enlas que los grandes consumidorespaguen más y los pequeños consu-midores paguen menos, préstamospara poder pagar las tasas de cone-xión durante un largo período detiempo (10-20 años) y ajustar la fre-cuencia de los pagos a los sistemasvariables de percepción de ingresosde la población pobre.

Tras considerables debates entrelas comunidades y el personal(en relación con un proyecto enla India), se decidió pagar un sa-lario a la población local que tra-bajaba en los servicios de abas-tecimiento de agua. Los salariosse fijaron en el 50% del salariomínimo estatal para la mano deobra no especializada, y el otro50% se suponía que representa-ría la contribución de los miem-bros de la comunidad en formade lucro remanente. El salarioacordado de 25 rupias diarias re-sultó ser al equivalente al que sepagaba a los trabajadores agríco-las eventuales (que era la mitaddel salario mínimo oficial). Loshogares pobres que dependían deeste trabajo eventual como fuentede ingresos consideraban que elpago era razonable. Los hogaresen mejor situación económica nonecesitaban los ingresos resul-tantes del trabajo comunitario ydejaron éste para los hogares máspobres. En el caso del agua de

riego obtuvieron considerablesbeneficios materiales a lo largode los años siguientes, sin costoninguno. Los hogares más po-bres, cuyas tierras de regadío eranescasas o nulas, soportaron unaparte mayor de los costos inicia-les mediante sus aportaciones demano de obra y no pudieron ob-tener beneficios notables a largoplazo. En algunas aldeas, inclusolos pobres se resistían a trabajarpor los salarios ofrecidos, ya quepodían ganar mucho más traba-jando en otros lugares, aunqueveían con buenos ojos que las mu-jeres de sus hogares trabajaranpor ese salario más bajo.

Fuente: Ian Tod, Akhilesh Parey,Ragubendra P. S. Yadav, “How canwe design water resourcesinterventions to benefit poorerhouseholds?”. Documentopresentado al Foro Alternativo delAgua, Universidad de Bradford,mayo de 2003. www.brad.ac.uk/acad/bcid/GTP/altwater.html

Pagar el agua con trabajo (India)

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Perspectivas de génerosobre el sistema

de gestión del agua

La preocupación actual por la parti-cipación de los usuarios en una mejorgestión del agua incluye entre sus ele-mentos la conveniencia de incluir a másmujeres en las instituciones de gestiónde los recursos hídricos. Con este fin,muchas políticas y directrices de pro-yectos indican que se seleccione es-pecíficamente a mujeres para ser miem-bros de los comités de ordenación delagua y actuar como presidentas y te-soreras48.

Los argumentos en favor de la in-tervención de la mujer son numerosos.Sus obligaciones cotidianas de buscary utilizar el agua hacen que tengan ma-yor conocimiento sobre las fuentes deeste recurso y estén interesadas en sufiabilidad, lo que significa que puedenser administradoras motivadas. En loslugares con una fuerte migración demano de obra masculina, las mujerespueden ser la mayoría de los miembrosde la comunidad habitualmente dispo-nibles, con lo que se garantizaría la con-tinuidad y coherencia de la gestión. Seargumenta también que las mujeres

pueden representar mejor las opinio-nes e intereses de otras mujeres y evi-tar que la gestión de los recursos hí-dricos esté dominada sólo por lasprioridades de los hombres. Además,la idea generalizada de las capacidadesy características de la mujer se utilizacon frecuencia en apoyo de su inter-vención; las mujeres son más fiables,más preocupadas por la comunidad ymás altruistas que los hombres.

El reconocimiento del potencial dela mujer como administradoras y la im-portancia de su intervención en los pro-cesos públicos de toma de decisioneses una novedad que se recibe con sa-tisfacción, aunque debería haberseapreciado mucho antes. El ejemplo dearriba ilustra cómo la participación dela mujer en las campañas en favor demejores servicios puede conseguir re-sultados impresionantes para todos losmiembros de la comunidad.

No obstante, los enfoques de géneromuchas veces se aplican de forma ru-tinaria y testimonial, que no contribuyeprecisamente a fomentar los objetivosde igualdad y eficacia. Un análisis de laparticipación, de los procesos de tomade decisiones y del funcionamiento delas instituciones basado en el géneronos ayuda a comprender por qué mu-

chos esfuerzos del pasado han conse-guido sólo la participación parcial de lamujer y por qué los resultados no sonnecesariamente favorables para ellas.

Consolidar el papel de la mujer

Existe el peligro de perpetuar los mi-tos y estereotipos sobre las caracterís-ticas esenciales de la mujer, los cualesno sólo ignoran las diferencias entre lasmujeres sino que además consolidansu marginación en áreas en que pue-den ejercer poco poder o influencia.

En el sector del abastecimiento deagua, por ejemplo, muchas veces serepite que la mujer desempeña mejorque los hombres las funciones de te-sorería en los comités de abasteci-miento de agua49. Esta afirmación pa-rece estar basada en la idea popular deque las mujeres suelen ser más fiablesy seguras, más conscientes de las necesidades comunitarias y menos propensas a gastar en consumo per-sonal que los hombres. No obstante,un análisis de género revela una expli-cación más compleja de por qué y cómoalgunas mujeres pueden ejercer la autoridad como tesoreras. Dikito-Wachtmeister ha observado que la in-mensa mayoría de los tesoreros de co-mités de agua que ella estudió enZimbabwe eran mujeres que se resis-tían a confiar el dinero a los hombrespor temor a que se lo gastaran en cer-veza50. Pero observa también que lasmujeres que fueron elegidas como te-soreras eran en general mujeres deedad avanzada y de buena situacióneconómica cuyos maridos no bebían oestaban empleados. Las mujeres comunicaban que en el caso de los ma-ridos con empleo se podría exigir el di-nero al hombre si la mujer lo malver-saba. Aun cuando fuera verdad que lasmujeres poseen naturalmente un ca-rácter más fiable y que por ello puedenser mejores tesoreras, es dudoso queactuar como tales promueva necesariay automáticamente la igualdad de gé-nero. En la aldea india estudiada porJoshi, Lloyd y Fawcett, la diligente yentusiasta tesorera del comité de aguay saneamiento era la más decidida de-fensora de excluira a las mujeres decasta baja de la aldea de todos los be-neficios del proyecto51.

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En Ucrania, la ONG ambientalMAMA-86, dirigida por mujeres,ha tratado de mejorar el abaste-cimiento de agua en Odessa.MAMA-86 se esfuerza por fomen-tar una responsabilidad mayoren mejorar la gestión de los re-cursos hídricos entre las autori-dades locales y los consumido-res, sobre todo con el fin deacabar con las fugas ruinosas.En su campaña en favor del aguapotable, MAMA-86 ha conse-guido emprender iniciativas deahorro del agua y ha organizadoactividades educativas, ha insta-lado contadores de agua y ha negociado con las autoridadesservicios más asequibles de repa-

ración y fontanería. Emprendiótambién medidas jurídicas con-tra la compañía de abasteci-miento de agua cuando ésta decidió aumentar las facturas delos consumidores un 100%. Estaexperiencia revela que los con-sumidores pueden conseguirmejores servicios de abasteci-miento de agua mediante solu-ciones técnicas reproducibles yde bajo costo y el uso decididode los procesos democráticos.

Fuente: Red de derechos humanosde las mujeres, “Entrevista conJennifer Francis”, Alianza del Géneroy el Agua (Jennifer Francis).http://www.whrnet.org/docs/interview-francis-0310.html

Las mujeres hacen campaña para mejorar el abastecimiento de agua

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Costos de la participación

La forma preferida de gestión delagua en el ámbito local es el estable-cimiento de grupos de usuarios, comi-tés responsables de los pozos, asocia-ciones de riego, etcétera. La insistenciaen estructurar la gestión del agua me-diante comités y contratos y el interéspor una mayor intervención de la mu-jer en ellos representan una solucióneficiente y un buen instrumento de po-tenciación. El análisis de género nosayuda a comprender tanto los costoscomo los beneficios de la participaciónde la mujer en esas actividades y cómosu intervención representa un apoyo oun obstáculo a su potenciación en tér-minos generales.

La participación en la toma de deci-siones públicamente y en las activida-des colectivas tiene costos y benefi-cios obvios en forma de tiempo yesfuerzo, que afectan de manera dife-rente al hombre y a la mujer. En el casode las personas más pobres, los cos-tos de oportunidad de esa participaciónpueden ser prohibitivos. Muchos ho-gares pobres sobreviven contratandosu mano de obra en forma eventual. Simedia jornada dedicada a una reuniónsignifica que tienen que renunciar a me-dio día de trabajo remunerado, no esprobable que esas personas estén dis-puestas a participar en la reunión. Losproblemas de tiempo para la mujer, so-bre todo para la mujer pobre, y los efec-tos limitadores que ello tiene en su par-ticipación ya se han señalado.

El problema de los largos retrasos ala hora de sustituir las bombas y de re-parar los pozos cuando los hombres seencargan de ello ha dado lugar a unaintervención activa de las mujeres. És-tas señalan con frecuencia los obstá-culos culturales a su movilidad comorazón para no asistir a las reuniones,sobre todo si ello significa recorrer lar-gas distancias o estar de noche fuerade casa, aunque a veces se valen deellas para evitar el trabajo en la gestiónde los recursos hídricos. Las mujeresque eran miembros de los comités en-cargados de los pozos en Zimbabwegeneralmente se resistían a aceptar lashoras extraordinarias, los gastos y lasmolestias que acarreaba desplazarse abuscar expertos en bombas o a co-

municar las averías a las oficinas de dis-trito, y achacaban sus responsabilida-des domésticas y las ideas “tradicio-nales” sobre la inconveniencia de viajarsolas como argumento a su favor y paraque los hombres (varones jóvenes) seencargaran de hacer esas gestiones.Por contra, estas mismas mujeres pa-recían no tener inconveniente en ir so-las a la iglesia, al mercado, a las bodasy funerales y a visitar a los familiaresde la ciudad52.

La cultura de los comités

y los obstáculos a la articulación

Los comités y asociaciones oficialesestán basados en formas públicas detoma de decisiones y en la confronta-ción transparente de cuestiones comoel acceso, la distribución y el raciona-miento. Sin embargo, hay pruebas so-bradas de que las personas pobres, yen particular las mujeres, dependentanto de las relaciones recíprocas parala obtención de sus medios de subsis-tencia, que no es probable que partici-pen en los debates libre y espontá-neamente. Existen ciertas razones. Porejemplo, tienen que contar con sus ve-cinos más adinerados para que las con-traten como trabajadoras estacionales,para que les ayuden con alimentos enmomentos de escasez, para que lespermitan tener acceso a los recursos ypara que les presten aperos y utensi-

lios, por lo que estas relaciones de pa-trocinio generan resistencia a enfren-tarse abiertamente a los vecinos auncuando las decisiones que se adoptensean claramente injustas. Esta tenden-cia a evitar los conflictos la refuerzanmuchas veces las razones culturales devivir en paz y armonía y las duras con-secuencias en que incurrirá quien rompaese equilibrio.

El aumento del número de muje-res y un equilibrio mayor de hombresy mujeres en los comités de gestiónde los recursos hídricos son objetivosdeseables, pero la presencia de mu-jeres en ellos no debería interpretarseautomáticamente como una garantíade igualdad de género. Las estructu-ras y normas sociales hacen que aun-que las mujeres participen, no se sien-tan capaces de hablar en público enpresencia de los hombres, sobre todosi ello significa también disentir de lasopiniones e intereses de ellos. Porotro lado, a veces existen normas ba-sadas en el género sobre la manerade hablar en público. Cuando las mu-jeres intervienen en foros públicos esfrecuente que hablen como delega-das por otras mujeres, mientras quelos hombres hablan a título personaly representan sus propios intereses.Un caso de la República de Tanzaníaque aparece en la página siguientepone de manifiesto cómo estos obs-táculos a la comunicación abierta sepueden superar con medidas espe-ciales que permiten consultar por se-parado a hombres y mujeres antes dereunirlos en una negociación pública.

El siguiente ejemplo ilustra las di-ficultades de conseguir la partici-pación de todas las mujeres. Unestudio llevado a cabo por miem-bros de comités de mujeres deZimbabwe reveló de qué forma lariqueza, el parentesco y el matri-monio ayudaban a definir qué mu-jeres eran lo bastante “respetadas”como para representar a las de-más en la ordenación de los re-cursos hídricos. Una joven decla-raba: “Se supone que yo no puedodesempeñar un papel importante

en reuniones donde participanmujeres de más edad, ya que se-ría una falta de respeto. Soy unamujer joven con pocos años dematrimonio, lo que significa queno puedo hablar con frecuenciani tomar la iniciativa en estas ma-terias”.

Fuente: Mercy S. Dikito-Wachtmeister,“Women’s Participation in Decision-Making Processes in Rural WaterProjects: Makoni District, Zimbabwe”.Tesis doctoral, Universidad deBradford, 2000, pág. 221.

Superar los obstáculos de género a la expresión de las propias opiniones (Zimbabwe)

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Mitos de la comunidad e intereses comunes de todas las mujeres

En el ejemplo antes citado, aunquelas mujeres fueran capaces de actuarcomo un grupo unitario para conseguirsus intereses, no se debe suponer quesus intereses comunes sean siempremás fuertes que sus diferencias en elabastecimiento de agua. De hecho, elplanteamiento basado en el géneropuede fracasar si se supone que todaslas mujeres comparten los mismos in-tereses. Las diferencias de poder y si-tuación se aplican a las mujeres lomismo que a la relación entre hombresy mujeres, y las mujeres con patrimo-nio y poder mayores pueden controlarlos procesos participativos y conseguirque en ellos se defiendan sus propiosintereses.

La gestión en la práctica La mayor atención a la participación

de la mujer en las instituciones oficia-les relacionadas con el agua oculta mu-

chas veces las funciones de tipo másinformal que desempeñan en la prác-tica a través de las actividades cotidia-nas y las relaciones sociales. Muchasveces es en este contexto informaldonde se determina el acceso a los re-cursos, se establecen las relaciones degénero y de poder y se reproducen ocombaten las desigualdades. Para lasmujeres puede ser más fácil, menoscostoso en términos de tiempo y es-fuerzo y más eficaz participar en la ges-tión del agua de manera informal, a tra-vés de las redes sociales y los contactosy actividades cotidianas. Cuando las mu-jeres se reúnen en un pozo para reco-ger agua, sus conversaciones sobre elracionamiento y el acceso deberían in-terpretarse como parte de la gestión.Los ejemplos son muy numerosos. Noobstante, la gestión a través de estasredes sociales no es necesariamentemás equitativa que la que se realiza pormedio de los comités. Por ejemplo, enun caso se observó cómo una mujerde Zimbabwe recogía agua después deque el encargado de la misma la hu-biera “cerrado”. La relación que ella te-nía con él por matrimonio y su buenareputación le permitían eludir las nor-

mas más fácilmente que a otras per-sonas53. En la República Unida deTanzanía los encargados de una bomba,que debían cobrar el agua a los usua-rios, sólo hacían “estimaciones” delgasto cuando no había una supervisióndirecta. Algunas estimaciones se ba-saban en prejuicios sobre el uso en de-masía del agua por los pastores y lasmujeres que se dedicaban al pastoreo,por utilizar “demasiada” agua, en elsentido de que la cargaban sobre as-nos en vez de transportarla en la ca-beza54. Whilst Cleaver documenta elcaso de un hombre de Zimbabwe queno consiguió tener acceso para su ga-nado a un pozo del que las mujeres ex-traían agua potable55, y House men-ciona el caso de una mujer de Tanzaníaque esperaba a que los hombres ter-minaran de abrevar el ganado para po-der acceder al agua potable56. Dikito-Wachtmeister cita un debate sobre laeficacia de un miembro del comité delagua57. El debate no tuvo lugar en unareunión, sino junto al pozo, cuando lasmujeres recogían el agua. Finalmente,Joshi, Lloyd y Fawcett han descritocómo las prácticas sociales basadas encastas excluían del acceso al agua auna mujer de la casta baja aun cuandolas políticas nacionales, las estructurassociales y las normas de los proyectosla autorizaban a ello58.

Para que los planteamientos de la or-denación del agua basados en la dife-rencia de género resulten útiles debenir más allá de los comités y de las reu-niones. Las negociaciones tienen lugaren diversos contextos, y es importantecomprender cómo las normas de gé-nero configuran el acceso cotidiano alagua, el poder y la toma de decisiones.

Tensión entre eficienciae igualdad

En las intervenciones relacionadascon el agua puede haber cierta tensiónentre el deseo de conseguir un resul-tado (mejorar el suministro de agua ogarantizar su uso y gestión sostenible)y el objetivo de impulsar metas socia-les más amplias, como la potenciaciónde la mujer, la igualdad de género y lainclusión de los marginados. En la India,un proyecto basado en la participación,y que teóricamente debería tener encuenta las consideraciones de género,

La mujer en el 2000 y después Febrero de 2005

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Un miembro del personal de unproyecto de abastecimiento deagua en la República Unida deTanzanía ha facilitado la si-guiente información: “Losmiembros del equipo modera-dor pedimos a la reunión que sedividiera en dos grupos, de hom-bres y mujeres, por separado...En esos grupos las mujeres delproyecto actuaron como mode-radoras del grupo femenino ylos hombres hicieron otro tantoen el grupo masculino. Nos de-dicamos casi una hora a facili-tar el debate en los grupos.Resultaba muy interesante com-probar que las mujeres interve-nían muy activamente en sugrupo y que adoptaban decisio-nes muy firmes para mejorar lagestión del plan. De hecho, lasdecisiones adoptadas por elgrupo de mujeres fueron muy

útiles para preparar el contenidobásico del plan de gestión delproyecto. En la reunión generalel equipo ofreció a la represen-tante de las mujeres la oportu-nidad de expresar sus opinionesy pareció muy confiada. En sumayoría, los hombres de la reu-nión estuvieron de acuerdo conlas decisiones adoptadas por lasmujeres y respetaban lo que expuso aquella mujer que no es-taba interviniendo a título in-dividual sino como represen-tante del grupo”.

Fuente: Sarah House, “Easier to say,harder to do—Gender, equity andwater”, págs. 7-8. Documentopresentado al Foro Alternativo delAgua, 1-2 de mayo de 2003.Bradford Centre for InternationalDevelopment, University of Bradford.http://www.bradford.ac.uk/acad/dppc/GTP/House.pdf

Superar los obstáculos de género a la expresión de la propia opinión (República Unida de Tanzanía)

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contribuía a reforzar la marginación delas mujeres pobres en tanto no teníaen cuenta la interrelación entre las cas-tas y con las diferencias de género ycómo ello producía múltiples aspectosexcluyentes del abastecimiento delagua. El personal sobre el terreno ad-mitía que insistir en la representaciónde las mujeres dalit (casta inferior) enel comité del agua habría provocado laoposición de la comunidad de la castasuperior dominante en la aldea y habríaimpedido el objetivo de terminar el pro-yecto a tiempo59. Otro proyecto de laIndia alentaba la participación de “mu-jeres de prestigio” en las estructurasde gestión de los recursos hídricos, yaque era más probable que se realizarala labor prevista60.

La instauración de un enfoqueatento al género y con conciencia so-cial para la planificación de los recur-sos hídricos implica un proceso deaprendizaje que requiere considerabletiempo y reflexión autocrítica por partede los profesionales del desarrollo. Elcambio social progresivo es un cam-bio constante que hace necesario re-visar constantemente los métodos yplanteamiento.

Aprovechando su experiencia con unprograma de abastecimiento de agua enla República Unida de Tanzanía, House(2003) señala las siguientes metodolo-gías prácticas para conseguir la partici-pación de las mujeres y los grupos mar-ginados en la toma de decisiones:

• Conseguir que los equipos de pro-yecto se comuniquen con todos losgrupos fundamentales de las co-munidades por separado cuandohaya pruebas de exclusión;

• Apoyar los debates abiertos sobrelos temas difíciles entre represen-tantes de los grupos minoritarios ymayoritarios;

• Aplazar las reuniones cuando no hayamujeres o estén en minoría;

• Examinar con franqueza e investigarcon cada una de las mujeres por se-parado por qué no participan en lasreuniones;

• Alabar públicamente a las mujeresque manifiesten sus ideas en un foroabierto, como medio de reforzar suconfianza;

• Apoyar y capacitar a las mujeres ya los hombres para que ocupen pues-tos importantes en los comités;

• Alentar a las mujeres y a los hom-bres que representan a las comu-nidades a que supervisen clara-mente la participación de los gruposfundamentales en la comunidad;

• Incluir debates sobre la igualdad degénero en todas las actividades decapacitación comunitaria;

• Incluir a las ancianas y a los ancia-nos de todos los grupos en los pro-cesos de toma de decisiones sobrecuestiones delicadas.

Remuneración de la mujer por

su trabajo en relacióncon el abastecimiento

de agua Las actividades relacionadas con el

agua se han examinado hasta ahoracomo una actividad voluntaria (en laque se consumen tiempo y mano deobra) para la planificación, construc-ción y gestión del abastecimiento deagua. Hay pruebas abundantes de unadiferencia de género en lo que res-pecta a las actividades remuneradasy sin remunerar. Cuando los hombresparticipan, muchas veces lo hacen enpuestos remunerados y casi siempreespecializados, como mecánicos de bomba, técnicos, constructores deletrinas, etcétera, mientras que sealienta a las mujeres a encargarse delas tareas no remuneradas, como lasde responsables de la bomba o

Una mujer de una aldea deTanzanía, al evaluar el proyectode abastecimiento de agua, ex-plicaba los motivos por los queun enfoque de género permitíaesperar resultados positivos tantoen la eficacia como en la igual-dad. Se expresaba así: “Deberíaisdecirles que tienen que conti-nuar ayudando a las mujeres ya los hombres a trabajar juntos.Me gustaría contarles mi expe-riencia personal. Soy miembrodel comité del agua, y antes mimarido no me permitía asistir alas sesiones de capacitación.

Luego de que asistió a algunasactividades de educación sobreel género ya permite que yo tam-bién reciba capacitación. Inclusopreparaba la comida a los niñoscuando yo estaba en cursos decapacitación”.

Fuente: Sarah House, “Easier to say, harder to do—Gender, equityand water”, pág. 10. Documentopresentado al Foro Alternativo delAgua, 1-2 de mayo de 2003. Bradford Centre for InternationalDevelopment, University of Bradford.http://www.bradford.ac.uk/acad/dppc/GTP/House.pdf

Cambio positivo en la situación de género gracias a un proyecto de abastecimiento de agua

En Honduras, algunas mujeresde barrios urbanos de bajos in-gresos han adquirido y organi-zado sus propios puntos de ventade agua, con las debidas licen-cias. Esta venta es una fuente deempleo a tiempo parcial paramujeres solteras pobres con hi-jos; los costos del agua son fijosy los excedentes se utilizan enproyectos para los mismos ba-rrios, por ejemplo, para mejorar

el abastecimiento. El agua se uti-liza para generar ingresos re-sultantes de actividades como laproducción de cerveza, cafete-rías y una lavandería.

Fuente: Espejo, N., “Gender and the management of drinking water in low income urban communities in Latin America”, La Haya, PaísesBajos, Centro Internacional deAbastecimiento de Agua ySaneamiento (IRC), 1993.

Utilización del agua para la generación de ingresos

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miembros del comité del agua. Si seaumenta la participación de la mujersólo en estas faenas, lo que se con-sigue es reforzar la desigualdad degénero en la división de los recur-sos y en los beneficios resultantes.Por ello, algunos proyectos tratan deaumentar el número de mujeres querealizan labores remuneradas, obje-tivo acertado tanto por motivos deeficiencia como de potenciación. Ensu función de constructoras de po-zos, técnicas de mantenimiento yvendedoras de agua, las mujerespueden contribuir a garantizar la fia-bilidad de los suministros y a su gestión eficiente. Los objetivos depotenciación se consiguen ofrecién-doles la posibilidad de ganarse la

vida. Gracias a la capacitación y laremuneración, las mujeres puedentener mayor independencia y ejercermayor autoridad en los hogares y enla comunidad, y ello puede tenerefectos secundarios beneficiosospara la comunidad en términos másamplios.

Dar promoción a la mujer en acti-vidades remuneradas dentro del sec-tor del abastecimiento de agua suponeuna atenta consideración de las exi-gencias que se plantean a la mujer, lasideas dominantes sobre su conductaadecuada y la dinámica de la interac-ción entre hombres y mujeres. Ellotiene repercusiones en la labor que re-alizan y en el entorno en que la llevana cabo.

Incorporación de la perspectiva

de género en la gestiónde los recursos hídricos

Poner en práctica la conciencia de género

¿Cómo se puede traducir en accio-nes prácticas con resultados tangiblesen la eficiencia y en la igualdad de gé-nero la conciencia sobre la complejidadde las cuestiones relacionadas con elgénero y el agua? Las estrategias deincorporación de la perspectiva de gé-nero suponen cambios en las institu-ciones para conseguir una mayor sen-sibilidad sobre estos temas en todoslos niveles y en todas las actividades.

La transformación de los compro-misos en realidades prácticas del sec-tor del abastecimiento del agua es degran importancia. Aunque cada vez sereconoce más la trascendencia de loscomponentes sociales de las interven-ciones, los aspectos técnicos y eco-nómicos continúan ocupando un lugardominante y muchas veces se consi-dera que su aplicación es más rápida ysencilla. No puede darse por hecho quela existencia de una política de igual-dad de género sea suficiente para con-seguir la plena participación de la mu-jer en los programas de abastecimientode agua o que las consideraciones degénero se tengan siempre en cuenta.En términos generales, hay una dife-rencia significativa entre el contenidode las políticas y su aplicación, debidoa que el análisis de género no es to-davía parte sistemática e integrante delas intervenciones en este sector.

En muchos casos, los documentosde política de género suelen ser de-masiado generales y contener expre-siones vagas que ofrecen poca orien-tación sobre cómo ponerlos en práctica.Ello puede agravarse por la interven-ción de especialistas de género, cuyaorientación se formula en términos ge-nerales más que dando consejos con-cretos orientados a la acción. Expre-siones como “debería adoptarse unaperspectiva de género” o “deberían es-pecificarse todas las cuestiones rela-cionadas con el género” no aclaran quées lo que se pretende ni cómo se pue-

Es importante que las condi-ciones de trabajo remuneradosean socialmente adecuadas ycompatibles con las responsa-bilidades familiares y socialesde la mujer. Cuatro mujeres deZimbabwe recibieron capacita-ción para la construcción de po-zos, en asociación con los hom-bres, y fueron enviadas atrabajar en la zona de montebajo por períodos de tres meses.Un examen de su labor descu-brió que se habían conservadolas funciones específicas de cadagénero, ya que los hombres in-tegrantes del equipo excavabanlos pozos y las mujeres se de-dicaban a cocinar y limpiar lastiendas. Además, las mujeresconsideraban que no era ade-cuado compartir las tiendas conlos hombres y que los abrigosque habían recibido no eranadecuados, ya que daban de-masiado calor y eran demasiadoestrechos en las caderas y el pe-cho. Cuando se formaron equi-pos sólo de mujeres, se queja-ron de no tener la debidaprivacidad debido a la excesivafrecuencia con que las visitabanlos supervisores. Se quejaban

también de los pagos irregula-res e insuficientes, ya que te-nían que interrumpir frecuen-temente la excavación de lospozos y regresar a casa paraatender sus deberes familiares.Después de consultar a las co-munidades locales, se ofreció alas mujeres capacitación para quepudieran realizar trabajos remu-nerados como constructoras deletrinas, en vez de dedicarse a ex-cavar pozos. Las mujeres podíanconstruir letrinas en sus aldeas oen las proximidades, donde po-dían completar el trabajo másrápidamente y, por lo tanto, nohabría tanto retraso en el pago.En ese caso no había necesidadde abandonar la casa y las téc-nicas de albañilería podían em-plearse también en otros proyec-tos de construcción remunerados.

Fuente: Nomathemba Nyoni, citadoen “Mainstreaming Gender in WaterManagement: a Practical Journey toSustainability: a Resource Guide”,págs. 63-64. Nueva York, Programade las Naciones Unidas para elDesarrollo, 2003. http://www.undp.org/water/genderguide

Concepto de trabajo remunerado en función del género

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den poner en práctica. Las cosas secomplican más aún cuando la docu-mentación de los proyectos se refiereen términos vagos y generales a la “co-munidad”, los “usuarios” y los “consu-midores”, en vez de hacerlo específi-camente a las personas desde el puntode vista social, como “mujeres pobres”,“mujeres adineradas” o “dirigentes lo-cales”.

Se necesitan mecanismos para fa-cilitar la divulgación y aplicación de unapolítica de género a través de organi-zaciones competentes tanto en la sedecentral como sobre el terreno. Entreesos mecanismos se incluyen las de-claraciones normativas y los compro-misos presupuestarios, los procedi-mientos relativos al aprendizajeinstitucional, la responsabilidad y la ren-dición de cuentas, las metodologías deplanificación y evaluación, la política depersonas y la capacitación y la recopi-lación de datos. Por otro lado, las prue-bas disponibles revelan que estas ini-ciativas funcionan mejor dentro de unmarco jurídico que reconozca expresa-mente los derechos humanos y dondehaya organismos consolidados que pro-muevan la aceptación de esos dere-chos. Un instrumento importante es laConvención sobre la eliminación de to-das las formas de discriminación con-tra la mujer61.

Existen ya varios manuales que fa-cilitan la incorporación de la perspec-tiva de género en el sector del abas-tecimiento de agua (véase la selecciónde fuentes bibliográficas que apareceinfra en la página 22). En los siguien-tes apartados se considerará breve-mente la necesidad de un cambio ins-titucional, las consecuencias para elproceso de planificación de proyectosy programas, la capacitación y la ne-cesidad de colaborar constantementecon otros organismos en el contextojurídico y político general.

Cambio institucional Para reflexionar sobre la igualdad de

género, la estructura social y la partici-pación se requieren distintos conoci-mientos prácticos y procesos para pla-nificar los aspectos técnicos de laordenación de los recursos hídricos. Adiferencia de lo que ocurre en la inge-niería, no hay un programa concreto ni

diseños comunes técnicamente ade-cuados para el análisis social. La com-prensión del análisis de género requiereel examen de motivaciones y relacio-nes humanas complejas que se mani-fiestan de diferentes maneras, segúnel contexto, y que cambian también conel tiempo. Las opiniones sobre los con-ceptos de igualdad de género depen-den de la subjetividad del individuo, quea su vez es modificada por la educa-ción, las experiencias y las normas dela sociedad donde viva el individuo. Estasubjetividad se aplica a los encargadosde la planificación y ordenación de losrecursos hídricos tanto como a los usua-rios del agua.

Cada vez se comprende mejor quela adopción de políticas de género fir-mes dentro de las organizaciones re-quiere procesos de autorreflexión crí-tica en todos los niveles, lo cual facilitauna conciencia mayor de género entretodo el personal y permite comprobarsi la organización funciona teniendo encuenta los criterios de género. La res-ponsabilidad en este terreno se limitacon frecuencia a una unidad específicao a uno o dos funcionarios compro-metidos que se ocupan del tema concelo encomiable pero que algunas ve-ces están marginados por el resto dela organización. Es necesario adoptarmedidas para aumentar la representa-ción de los funcionarios que promue-ven planteamientos que consideran lascuestiones de género. Ello se puedeconseguir mediante procedimientos decontratación y selección y actividadesde capacitación y fortalecimiento de lacapacidad, para garantizar la presenciade un número mayor de mujeres enpuestos de gestión. No obstante, nodebe darse por supuesto que todas lasmujeres promoverán automáticamentela igualdad de género. El valor de loshombres como defensores de políticasde igualdad de género se reconoce cadavez más, ya que algunas veces sus pro-puestas son consideradas con menosreticencia por otros hombres. En un re-ciente informe del Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo so-bre la incorporación de cuestiones degénero en la gestión de los recursoshídricos se presentan listas de com-probación muy útiles para evaluar lascompetencias del personal de gestiónpara promover planteamientos basadosen la equidad de género62.

Planificación y evaluación

La necesidad de un planteamientobien pensado se ve reforzada por lasenseñanzas aprendidas a través de es-tudios de organizaciones que tratan deadoptar planteamientos participativos yde los avances en el análisis sobre laplanificación y ordenación del desarro-llo63. Thompson observa que las orga-nizaciones pueden adoptar mejoresplanteamientos participativos cuandoaportan a sus actividades un enfoqueflexible y basado en el “aprendizaje”.Ello supone que las intervenciones seconsideran como experimentos que re-quieren una adaptación constante a lascircunstancias; el personal directivo semostraría favorable a los planteamien-tos innovadores y experimentales y con-sideraría los “fracasos” como fuentede enseñanzas útiles para intervencio-nes futuras. Los principios basados enla participación deben aplicarse al fi-nanciamiento externo y a las organiza-ciones encargadas de la ejecución asícomo a los socios locales. Es conve-niente una planificación y ordenacióndel desarrollo que haga hincapié en losplanteamientos basados en el “pro-ceso”, que son intervenciones a máslargo plazo y más flexibles, basadas confrecuencia en principios rectores ge-nerales más que en actividades riguro-samente especificadas.

Existen manuales, directrices y “ma-teriales” para ayudar a los encargadosde la planificación a integrar las consi-deraciones de género en todas las fa-ses de las intervenciones en pro deldesarrollo. Esos instrumentos consti-tuyen un recurso útil que combina de-bates generales sobre conceptos conlistas concretas de cuestiones que de-ben plantarse y técnicas que han deutilizarse para facilitar planteamientosbasados en la equidad de género. Unejemplo de esa orientación es el delOrganismo Sueco de Cooperación parael Desarrollo Internacional (OSDI), queredactó las preguntas concretas que de-berían formularse en cada fase del ci-clo de proyectos y que incluye temasque van desde cómo preparar la con-sulta y cómo se utilizan los indicadoresespecíficos de intervención desglosa-dos por género hasta la comprobaciónde cómo se asignan los presupuestos

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para garantizar planteamientos basadosen la igualdad de género64. Estos re-cursos son muy valiosos, pero convienedestacar que sólo son prácticos si seutilizan en forma autocrítica y reflexivay se adaptan a los contextos específi-cos en vez de utilizarse como listas decomprobación mecánicas. Estas listasy otras orientaciones tienen pocos efec-tos prácticos si no se han distribuidoadecuadamente entre el personal.

La recopilación y utilización de da-tos influye de manera decisiva en elmodo de evaluar los efectos de los plan-teamientos basados en el género paraordenar los recursos hídricos. A pesarde los llamamientos hechos en los do-cumentos normativos en favor de es-tadísticas desglosadas por sexo y de lasupervisión de las pautas de inclusióny exclusión en función del género, mu-chas veces estos datos no se recopi-lan, elaboran o utilizan de forma siste-mática. Parece que los responsables dela formulación de políticas están firme-mente convencidos de que lo que senecesita son datos estadísticos (datos“fidedignos”), debido quizá al caráctertécnico de gran parte de las activida-des de planificación del agua. Entre losdatos cuantitativos podría incluirse elnúmero de servicios ofrecidos, el nú-mero de mujeres en los organismos detoma de decisiones, el tiempo/esfuerzoahorrado de los hombres y mujeres me-jorando los recursos hídricos, y la es-pecificación del mayor uso del agua yla reducción de las enfermedades re-lacionadas con este recurso. Otros co-mentaristas han propuesto, en cambio,que lo que hace falta es la informaciónsobre los procesos que pueden influiren algunas de las cuestiones más cua-litativas de las intervenciones y rela-ciones de género. Se necesita con ur-gencia información más específicasobre la toma de decisiones en los ho-gares y sus consecuencias, las prácti-cas relacionadas con los medios de sub-sistencia y la negociación pública yprivada de las funciones de género; se-rían útiles con ese fin tanto los datoscualitativos como los cuantitativos. Laexperiencia revela que los estudios decasos descriptivos y la información so-bre los procesos, preparados por el per-sonal sobre el terreno, pueden ayudara revelar parte de la dinámica de la de-sigualdad de género y el uso del aguay ayudar también al personal a em-

prender un proceso crítico de autorre-flexión y sensibilización.

La incorporación y examen siste-máticos de estos datos y de las expe-riencias generadas al tratar de aplicarenfoques de género pueden ayudar enlos procesos de evaluación y determi-nación de los efectos y favorecer elaprendizaje institucional.

CapacitaciónSe cita con frecuencia la capacita-

ción como elemento esencial para pro-mover un análisis de género eficaz den-tro de las organizaciones. El objetivo noes tratar de conseguir que todos y cadauno de los miembros sean expertos engénero, sino más bien garantizar quetodo el personal disponga de los ins-trumentos conceptuales y analíticospara poder realizar estudios sociales yde género. Por ejemplo, para los en-cargados de la gestión de los recursoshídricos podría ser muy útil compren-der por qué las diferencias y las desi-

gualdades de género son importantesen situaciones específicas, determinarcuándo se requieren medidas concre-tas, saber adónde recurrir para contarcon ayuda y personal especializado adi-cional y poder aplicar instrumentos es-pecíficos65. Entre las sugerencias parala capacitación en diversos niveles seincluye la necesidad de sensibilizar atodo el personal sobre las diferenciasde género, la capacitación en técnicasde análisis social y la preparación de lamujer en las esferas en las que estáinsuficientemente representada, en par-ticular las funciones técnicas y de di-rección. Se insiste también en la im-portancia de orientar estas actividadesde capacitación hacia los hombres, queluego podrian convertirse a su vez enformadores y moderadores en las cues-tiones relacionadas con el género66.Para aumentar las “competencias degénero” en el sector del abastecimientodel agua se requieren procesos per-manentes, más que esfuerzos esporá-dicos, y por lo tanto este objetivo debeincorporarse en las actividades de de-

Un ejemplo interesante de aná-lisis de género lo ofreceWaterAid, ONG que utilizó dis-tintos métodos, muchos de ellosbasados en la participación, paraexaminar los efectos de su laboren cuatro países durante un pe-ríodo de diez años. Se optó porrenunciar a los métodos de eva-luación convencionales, en quelos efectos de los proyectos se de-terminan principalmente me-diante medidas mecánicas de in-sumos y productos. En cambio,los proyectos se situaron dentrodel contexto social de la comu-nidad y los efectos se midieronutilizando una combinación dedatos cualitativos y cuantitati-vos. Se ayudó a los miembros dela comunidad a elaborar y exa-minar una serie de indicadoresclave que revelaban los efectossociales, económicos y sanita-rios conseguidos por el proyecto.Una de las enseñanzas deriva-

das de este proyecto fue que losresponsables de la planificaciónhabían dejado de lado algunosaspectos que tenían gran im-portancia desde el punto de vistadel género, como el hecho deque un mejor abastecimiento deagua mejoraría la higiene de lamujer durante la menstruacióny después del parto. La inicia-tiva permitió al personal del pro-yecto y a los miembros de la co-munidad reflexionar sobre losefectos de las intervenciones ensus propias vidas. La metodolo-gía utilizada durante el estudiose integró luego en orientacio-nes sobre la evaluación de losefectos, que utilizarían otros fun-cionarios del programa.

Fuente: Impact AssessmentGuidelines, primera edición(WaterAid, Londres, 2002) y VickyBlagbrough, “How WaterAid LookedBack”, Waterlines, vol. 22, No. 1(2003), págs. 19-21.

Técnicas innovadoras de evaluación basadas en la participación

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sarrollo del personal y fortalecimientode la capacidad.

Un aspecto fundamental de la ca-pacitación en materia de género es me-jorar la capacidad de los especialistasen esta materia para que puedan co-municarse con quienes no lo son y hacerlo en forma objetiva. Ello revisteespecial importancia en el sector mul-tidisciplinario del abastecimiento delagua. Además, las intervenciones con-seguirán mejorar resultados cuando es-tén asociadas con otras iniciativas com-plementarias, por ejemplo, en sectorescomo la educación, el desarrollo co-munitario y la generación de ingresos.Los testimonios disponibles parecen in-dicar que los cambios en los derechoslegales de las mujeres (a tener títulosde propiedad de la tierra, a heredar ya gozar de representación, por ejem-plo) no consiguen necesariamente losresultados deseados si no van acom-pañados de una fuerte promoción demedidas positivas y prolongadas conese fin. Deere y Leon han consideradoque en varios países de América Latinalos cambios jurídicos para garantizar es-tos derechos de la mujer han tenidoefectos poco claros en su control realsobre la tierra y el agua67. Este controlse ha conseguido con gran eficaciacuando los cambios han ido acompa-ñados de fuertes campañas de pro-moción que han mantenido estas cues-tiones en el primer plano de la vidapolítica y de las medidas normativas.

Conclusiones

En la gestión de los recursos hídri-cos los planteamientos atentos a las di-ferencias de género son aconsejablespara el logro de la eficacia, la equidadsocial y la igualdad de género. No esprobable que las metas perseguidas,como las formuladas en los Objetivosde Desarrollo del Milenio en relacióncon el agua, puedan alcanzarse si las

perspectivas de género no se integranen las actividades de planificación y eje-cución. Los planteamientos capaces deconseguir suministros de agua más fia-bles, sostenibles y bien administradosson imprescindibles para conseguir elacceso de todos al agua, y para lograrel mantenimiento de este recurso te-niendo en cuenta la necesidad de res-petar el equilibrio ecológico y las ne-cesidades de las generaciones futuras.No obstante, los objetivos sociales yeconómicos (como la eliminación de lapobreza, la potenciación de los gruposmarginados, la mayor capacidad de re-sistencia de la población vulnerable yla gestión adecuada de los recursos porquienes los utilizan) sólo se consegui-rán si el centro de atención se ampliaa las cuestiones sociales y a las rela-ciones de poder. Por ello, la adopciónde enfoques de género significa quehay que revisar la ordenación de los re-cursos hídricos de varias maneras.

En primer lugar es imprescindible re-conocer la necesidad de cooperaciónintersectorial. Los medios de subsis-tencia de las personas no se dividenen subsectores, por lo que no es pro-bable que se consigan resultados po-sitivos imponiendo separaciones artifi-ciales en la ordenación de los recursoshídricos para diferentes usos. Un en-foque de género ayuda a superar al-gunas de las divisiones subsectorialesartificiales, ya que obliga a considerarlas vidas de las mujeres y los hombrescomo un todo, teniendo en cuenta lainfluencia que pueden tener las normasy prácticas de género.

En segundo lugar, la sensibilidad alas cuestiones de género requiere unplanteamiento de aprendizaje flexiblepara las intervenciones en favor del de-sarrollo. Lo mismo que las condicionesnaturales y los usos del agua varían deun lugar a otro, las normas y expecta-tivas de género difieren también segúnel contexto. Los planteamientos pre-

concebidos para la planificación y ges-tión de los proyectos no pueden tenerloen cuenta, por lo que los organismosde desarrollo deben prestar atención ala formación y fortalecimiento de la ca-pacidad con el fin de establecer un plan-teamiento reflexivo y flexible sobre laordenación de los recursos hídricos enel plano local. Las relaciones de géneropueden cambiar y cambian a lo largodel tiempo, y si se adoptan plantea-mientos de aprendizaje basados en laparticipación, es posible que los orga-nismos respalden y faciliten esos cam-bios de manera progresiva.

En tercer lugar, las relaciones de gé-nero repercuten también en las insti-tuciones de desarrollo, que deben pres-tar atención a la forma como dichasrelaciones influyen en su propio fun-cionamiento y en la ordenación local delos recursos hídricos. Para ello habráque considerar el tipo de datos recopi-lados, el desglose del personal en fun-ción del género y la necesidad de ac-tividades de capacitación para lograr unamayor conciencia de género dentro decada organización.

Para el análisis de género en la ges-tión de los recursos hídricos se nece-sitan marcos que contemplen las rela-ciones sociales y de género y losservicios de infraestructura para super-visar las iniciativas colectivas e indivi-duales y reconocer la autonomía y lainterdependencia de los intereses demujeres y hombres. Este planteamientono se conseguirá probablemente si serecurre sólo a listas de comprobación,y en cualquier caso el análisis de gé-nero no es algo que se pueda hacer deuna vez para siempre. Requiere másbien una constante reflexión sobre dequé manera el desarrollo asume la di-versidad, la complejidad y el cambio,sin renunciar a los objetivos generalesde una vida equitativa y digna para to-dos.

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del sistema de las Naciones Unidas, Informe del ConsejoEconómico y Social correspondiente a 1997 (DocumentosOficiales, Quincuagésimo segundo período de sesiones,Suplemento No. 3 (A/52/3/Rev.1), pág. 33.12 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003).http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf13 Bruce Gross, Christine Van Wijk, Nilanjana Mukherjee,Linking Sustainability with Demand, Gender and Poverty:a Study in Community Managed Water Supply Projects in15 Countries (Centro Internacional de Abastecimiento deAgua y Saneamiento/Banco Mundial, Washington, DC,2000). http://www.wsp.org/pdfs/global_plastudy.pdf.Deepa Narayan, “The contribution of people'sparticipation: Evidence from 121 Rural Water SupplyProjects”, ESD Occasional Paper No.1, Banco Mundial,Washington DC, 1995.14 Andrea Cornwall, “Whose voices? Whose choices?Reflections on gender and participatory development”,World Development, vol. 31, No. 8 (2003), págs. 1325-1342.15 Frances Cleaver y Roberta Kessler, Gender andWater Review (University of Bradford, 1998). TheGender and Water Development Report 2003: GenderPerspectives on Policies in the Water Sector (Centropara el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianza delGénero y el Agua, Loughborough, 2003).http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf. Programa de las NacionesUnidas para el Desarrollo, “Mainstreaming Gender inWater Management: a Practical Journey toSustainability: a Resource Guide”, Nueva York, 2003.16 Deepa Narayan, “The contribution of people'sparticipation: evidence from 121 rural water supplyprojects”, ESD Occasional Paper No.1, Banco Mundial,Washington DC, 1995.17 Lawrence Haddad, John Hoddinott y HaroldAlderman (editores), “Intrahousehold resource allocationin developing countries: models, methods and policy”(Johns Hopkins University Press, Baltimore, Maryland,1997). Ruth S. Meinzen-Dick y Margreet Zwarteveen,“Gendered participation in water management: issuesand illustrations from water user associations in SouthAsia”, Agriculture and Human Values, vol. 15, No. 4(1993), págs. 337-345.18 “Water Resources Management: a World Bank PolicyPaper” (Banco Mundial, Washington, DC, 1993).19 “A Gender Perspective in the Water ResourcesManagement Sector: Handbook for Mainstreaming”(Organismo Sueco de Desarrollo Internacional,Estocolmo, 1997). http://www.sida.se/eng/bistand/warer/gender/general.html.

20 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf. 21 David J. Bradley, Anne U. White y Gilbert F. White,Drawers of Water: Domestic Water Use in East Africa(The University of Chicago Press, Chicago, 1972). JohnThompson, “Drawers of water: 30 years of change indomestic water use and environmental health in EastAfrica, summary report”, Instituto Internacional para elMedio Ambiente y el Desarrollo, Londres, 2001.http://www.earthprint.com o en http://www.drawersofwater.org).22 Mary L. Elmendorf y Raymond B. Isley, “Public andprivate roles of women in water and supply andsanitation programmes”, Human Organisation, vol. 42,No. 3 (1983), págs. 195-204.23 Margreet Zwarteveen, “Linking Women to the MainCanal: Gender and Irrigation Management”, GatekeeperSeries, No. 54, Instituto Internacional para el MedioAmbiente y el Desarrollo, Londres, 1995. http://www.iied.org/docs/gatekeep/GK54.pdf. Kathleen Cloud, “IrrigationWater Management, Gender and Water ResourcesManagement” (informe de un seminario del OSDI,Estocolmo, Suecia, 1-3 de diciembre de 1993).24 Margreet Zwarteveen y Nita Neupane, “Free riders orvictims: Women's nonparticipation in irrigationmanagement in Nepal's Chhattis Mauja irrigationscheme”, Research Report No. 7, Colombo, Sri Lanka,Instituto Internacional para el Manejo del Agua, 1996.http://www.iwmi.cgiar.org/pubs/pub007/REPORT07.PDF.Els Upperman, “Gender relations in a traditional irrigationscheme in northern Tanzania”, en Colin Creighton y C. K. Omari (editores), Gender, family and work inTanzania, Ashgate, Aldershot, 2000, págs. 357-379. 25 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf. 26 Vandana Shiva, “Women's water rights”, Waterlines,vol. 17, No. 1 (1998), págs. 9-12. 27 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf28 Angus Graham, “Gender mainstreaming guidelines for disaster management programs: a principled socio-economic and gender analysis (SEAGA) approach”.Documento preparado para la reunión del Grupo deExpertos de las Naciones Unidas sobre Gestión del

La mujer en el 2000 y después Febrero de 2005

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medio ambiente y mitigación de los desastres naturales:una perspectiva de género, Ankara (Turquía), 6-9 denoviembre de 2001. http://www.un.org/womenwatch/daw/csw/env_manage/documents.html29 Caroline Moser, Gender Planning and Development:Theory Practice and Training (Londres, Routledge, 1993).30 Shibesh Chandra Regmi y Ben Fawcett, “Integratinggender needs into drinking water projects in Nepal”,Gender and Development, vol. 7, No. 3 (1999), págs. 62-72.31 John Thompson, “Drawers of Water: 30 Years ofChange in Domestic Water Use and EnvironmentalHealth in East Africa, a Summary Report” (InstitutoInternacional para el medio Ambiente y el Desarrollo,Londres, 2001). http://www.earthprint.com o http://www.drawersofwater.org.32 Frances Cleaver, “Incentives and informal institutions:Gender and the management of water”, Agriculture andHuman Values, vol. 15, No. 4 (1998), págs. 347-360.33 Judith Carney, “Women's land rights in Gambianirrigated rice schemes: Constraints and opportunities”,Agriculture and Human Values, vol. 15, No. 4 (1998),págs. 325-336.34 Dean Peacock, “Men as partners: Promoting men'sinvolvement in care and support activities for peopleliving with HIV/AIDS”. Documento preparado para lareunión del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas(División para el Adelanto de la Mujer) sobre el papel delos hombres y los niños en el logro de la igualdad entrelos géneros, 21-24 de octubre 2003, Brasilia (Brasil).http://www.un.org/womenwatch/daw/egm/men-boys2003/EP5-Peacock.pdf35 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf.36 Africa Women's Initiative (2003), Health Care Issues.http://www.redcross.org/services/intl/awi/healthcare.asp37 Ben Page, “Taking the strain—The ergonomics ofwater carrying”, Waterlines, vol. 14, No. 3 (1996), págs.29-31.38 Assefa Mehretu y Christ Mutambirwa, “Genderdifferences in time and energy costs of distance forregular domestic chores in rural Zimbabwe: A case studyof the Chiduku communal area”, World Development,vol. 20, No. 11 (1992), págs. 1675-1683. 39 Ethan Michelson, “Adam's rib awry? Women andschistosomiasis”, Social Science and Medicine, vol. 37,No. 4 (1992), págs. 493-501. Brinda Rao, “Women and water in rural Mahararastra”. Environment andUrbanisation, vol. 3, No. 2 (1991), págs. 57-65.40 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector

(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf.41 http://www.johannesburgsummit.org42 Ibídem.43 Ibídem.44 Eva Kaltenthaler y Bo S. Drasar, “Understanding ofhygiene behaviour in two villages in Botswana”, Journalof Diarrhoeal Diseases Research, vol. 14, No. 2 (1996),págs. 75-80.45 “Mainstreaming Gender in Water Management: aPractical Journey to Sustainability: a Resource Guide”(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,Nueva York, 2003). www.undp.org/water/genderguide.46 Frances Cleaver y Diane Elson, “Women and water resources: continued marginalisation and newpolicies”, The Gatekeeper Series for Environmental and Development's Sustainable Agriculture Programme, No. 49 (1995), págs. 3-16. 47 Van Wijk, Christine, 1998, citado en Alianza delGénero y el Agua, 200348 Véase Alianza del Género y el Agua, 2003, “Reviewof 71 water policies, acts and regulations”, págs. 29-32.49 Van Wijk-Sibesma, “Gender in water resourcesmanagement, water supply and sanitation: roles andrealities revisited”, Technical Paper No. 33-E, Cruz RojaInternacional, La Haya, 1998.50 Mercy S. Dikito-Wachtmeister, “Women's Participationin Decision-Making Processes in Rural Water Projects:Makoni District, Zimbabwe” (tesis doctoral, Universidadde Bradford, 2000).51 Deepa Joshi, Mary Lloyd y Ben Fawcett, “Voicesfrom the village: an alternative paper for the AlternativeWater Forum”, documento presentado al Foro Alternativodel Agua, Universidad de Bradford, 1-2 de mayo de2003, http://www.bradford.ac.uk/acad/dppc/GTP/Joshietal.pdf52 Mercy S. Dikito-Wachtmeister, “Women's Participationin Decision-Making Processes in Rural Water Projects:Makoni District, Zimbabwe” (tesis doctoral, Universidadde Bradford, 2000).53 Frances Cleaver, “Moral ecological rationality:institutions and the management of common propertyresources”, Development and Change, vol. 31, No. 2(2000), págs. 361-383.54 Sustainable Management of Usangu Wetland and its Catchment Project (SMUWC), 2001.55 Frances Cleaver, “Incentives and informal institutions:gender and the management of water”, Agriculture andHuman Values, vol. 15, No. 4 (1998), págs. 347-360.56 Sarah House, “Easier to say, harder to do—Gender,equity and water”, documento presentado al ForoAlternativo del Agua, 1-2 de mayo de 2003, Bradford

Febrero de 2005 La mujer en el 2000 y después

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Centre for International Development, Universidad deBradford. http://www.bradford.ac.uk/acad/dppc/GTP/House.pdf57 Mercy S. Dikito-Wachtmeister, “Women's Participationin Decision-Making Processes in Rural Water Projects:Makoni District, Zimbabwe” (tesis doctoral, Universidadde Bradford, 2000).58 Deepa Joshi, Mary Lloyd y Ben Fawcett, “Voicesfrom the village: An alternative paper for the AlternativeWater Forum”, documento preparado para el ForoAlternativo del Agua, Universidad de Bradford, 1-2 demayo de 2003. http://www.bradford.ac.uk/acad/dppc/GTP/Joshietal.pdf59 Ibídem.60 The Gender and Water Development Report 2003:Gender Perspectives on Policies in the Water Sector(Centro para el agua, la ingeniería y el desarrollo, Alianzadel Género y el Agua, Loughborough, 2003). http://www.genderandwateralliance.org/reports/GWA%20Annual%20Report.pdf61 Resolución 34/180 de la Asamblea General, de 18 de diciembre de 1979. 62 “Mainstreaming Gender in Water Management: APractical Journey to Sustainability: a Resource Guide”

(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,Nueva York, 2003). www.undp.org/water/genderguide.63 John Thompson, “Participatory approaches ingovernment bureaucracies: facilitating the process ofinstitutional change”, World Development, vol. 3, No. 9(1995). Frances Cleaver y Tom Franks, “The challengesahead—Water resource management for the nextmillennium”, editorial en una edición especial deWaterlines, vol. 16, No. 4 (1998).64 Helen Thomas, Johanna Schalkwyk y Beth Woronuik,“A Gender Perspective in the Water ResourcesManagement Sector: Handbook for Mainstreaming”,Organismo Sueco de Desarrollo Internacional, WaterResources, No. 6, Estocolmo, 1996.65 “Mainstreaming Gender in Water Management: aPractical Journey to Sustainability: a Resource Guide”(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,Nueva York, 2003). www.undp.org/water/genderguide.66 Caroline Sweetman (editor), “Men's involvement ingender and development policy and practice; beyondrhetoric”, Oxfam Working Papers (Oxfam, Oxford, 2001).67 Carmen D. Deere y Magdalena León, “Gender, landand water. From reform to counter-reform in LatinAmerica”, Agriculture and Human Values, vol. 15, No. 4(1998), págs. 375-386.

La mujer en el 2000 y después Febrero de 2005

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Publicaciones

Estudio mundial sobre el papel de la mujer en el desarrollo Mujeres y migración

En el Estudio mundial sobre el papel de la mujer en el desarrollo, 2004, publicación estelar del Departamento de Asuntos Económicosy Sociales de la Secretaría de las Naciones Unidas, se examinan las cuestiones fundamentales relacionadas con las mujeres yla migración internacional. La migración de mujeres ha sido siempre un componente importante de la migración internacional.Para comprender los costos y consecuencias de este fenómeno es imprescindible una perspectiva de género, a pesar de quela escasez de datos pertinentes representa un obstáculo para evaluar plenamente las repercusiones de la migración internacio-nal en la mujer. Las mujeres migrantes cooperan al desarrollo económico de su país de destino y del país de origen con el en-vío de remesas, el perfeccionamiento de sus conocimientos profesionales y su contribución a mejorar el nivel de instrucción ycapacitación de la siguiente generación. Muchas veces las mujeres migran en calidad de familiares dependientes de otros mi-grantes o para casarse con alguien que vive en otro país. Varios instrumentos internacionales consideran específica o global-mente los derechos de los migrantes. Numerosas leyes nacionales sobre la emigración y la inmigración de migrantes volunta-rios incluyen disposiciones discriminatorias que afectan a la protección de las mujeres migrantes. Las mujeres y jóvenes refugiadasse encuentran con problemas especiales en lo que respecta a su protección jurídica y física. La trata de personas para la pros-titución y el trabajo forzoso es un campo de criminalidad internacional en crecimiento más rápido y un delito de cada vez ma-yor preocupación para la comunidad internacional. La migración internacional influye en las funciones de género y en las opor-tunidades de la mujer en los países de destino. Algunas naciones tienen leyes que perjudican particularmente a las mujeresmigrantes, aunque también a las mujeres del país que se casan con extranjeros. La migración puede repercutir profundamenteen la salud y en el bienestar tanto de las mujeres migrantes como de las que se quedan en el país cuando migran sus cónyu-ges. El Estudio mundial de 2004 analiza algunas cuestiones fundamentales sobre la migración de la mano de obra, la formacióny reunificación familiar, los derechos de las mujeres migrantes, los refugiados y las personas desplazadas y la trata de mujeresy muchachas. Se formulan algunas recomendaciones que si se adoptasen mejorarán la situación de las mujeres migrantes, delas refugiadas y de aquellas objeto de trata.

No. de venta: E.04.IV.4 • ISBN 92-1-130235-8 • Precio: 19,95$USA

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Manual para parlamentariosLa Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer

y su Protocolo Facultativo

El Manual, preparado por la División para el Adelanto de la Mujer del Departamento de Asuntos Económicos y Socialesde la Secretaría de las Naciones Unidas, en colaboración con la Unión Interparlamentaria, ofrece una presentación ex-haustiva de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y su ProtocoloFacultativo. En él se presentan los antecedentes y el contenido de la Convención y del Protocolo Facultativo y se des-cribe el papel del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, garantía de aplicación a nivel nacional.Se proporcionan ejemplos de prácticas adecuadas y una reseña de lo que pueden hacer los parlamentarios para promo-ver la aplicación efectiva de la Convención y alentar el recurso al Protocolo Facultativo. También se proponen instrumen-tos modelo y materiales de referencia que pueden facilitar la labor de los legisladores.El Manual se publicará en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.

No. de venta: S.03.IV.5 • ISBN 92-1-130226-9 • Precio: 18,95$USA

Los pedidos procedentes de Norteamérica, América Latina y el Caribe y Asia deberán dirigirse a:

United Nations PublicationsRoom DC2-853, 2 UN PlazaNueva York, NY 10017, USATeléfono: (212) 963-8302Número gratuito 1-800-253-9646 (sólo en América del Norte)Fax: (212) 963-3489Correo electrónico: [email protected]

Los pedidos procedentes de Europa, África y el Oriente Medio deberán dirigirse a:

United Nations PublicationsSales Office and BookshopCH-1211, Ginebra 10, SuizaTeléfono: 41 (22) 917-2614Fax: 41 (22) 917-0027

Febrero de 2005 La mujer en el 2000 y después

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El diseño de la portada es una adaptación de “Marina 26” (1997), por Edwina Sandys.

Este número de La mujer en el 2000 y despuésha sido preparado por la División para el Adelanto de la Mujer,

Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, en colaboración con la Sra. Frances Cleaver, consultora.

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Publicado por la División para el Adelanto de la Mujer/DESA • Impreso por la Sección de Reproducción de las Naciones Unidas en papel reciclado • 04-66504—Mayo 2005—1M

División para el Adelanto de la MujerDepartamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría de las Naciones Unidas

Recursos de información en Internet

División para el Adelanto de la Mujer: http://www.un.org/womenwatch/daw/Examen y evaluación: http://www.un.org/womenwatch/daw/Review

Comisión sobre la Condición Jurídicay Social de la Mujer: http://www.un.org/womenwatch/daw/csw

Convención sobre la eliminación de todas las formas

de discriminación contra la mujer: http://www.un.org/womenwatch/daw/cedawInformación sobre países: http://www.un.org/womenwatch/daw/country

Reuniones y documentación: http://www.un.org/womenwatch/daw/documentsLa mujer en el 2000 y después: http://www.un.org/womenwatch/daw/public/w2000

Publicaciones: http://www.un.org/womenwatch/daw/publicNoticias: http://www.un.org/womenwatch/daw/news

Calendario: http://www.un.org/womenwatch/news/calendar

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