la muerte de dios en el orden significante

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  • 7/24/2019 La Muerte de Dios en El Orden Significante

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    La muerte de Dios en el orden significante

    Sergio Rojas

    Esa mente vaciada de realidad,

    dedicada a urdir la manera de descifrarsu dolorosa y definitiva verdad

    D. Eltit:El Padre Mo

    No se trata de hacer de la literatura la ilustracin de ciertas ideas o problemas

    filosficos, sino que nos interesa su inscripcin en la reflexividad moderna que ha

    puesto en cuestin la unidad del mundo y del sujeto. A este respecto, resulta

    especialmente importante aquella narrativa quems all de sus contenidos- ensaya la

    alteracin del orden del discurso haciendo emerger del trabajo del lenguaje y sus

    recursos representacionales. En este itinerario, podemos reconocer el ejercicio escptico

    con el que Descartes inaugura filosficamente la subjetividad moderna. El desenlace de

    aquella suspensin de las creencias en la literatura contempornea se expresa, por

    ejemplo, en la alteracin de la diferencia temporalentre el orden del significado y el

    orden del significante.1 La narracin se desarrolla progresivamente en un plano de

    inmanencia del lenguaje llevando al lmite sus recursos, buscando una salida desde el

    lenguaje, no slo hacia el mundo cuya trascendencia quisiera restituir, sino tambinhacia el mismo sujeto del discurso, que pareciera hablar desde una ausencia en el

    origen. El concepto filosfico de muerte de Dios sirve aqu para nombrar el lugar

    vacante de la trascendencia respecto del lenguaje. En esta direccin, esbozamos un

    anlisis de la obraEl Padre Mo(1989), de la escritora chilena Diamela Eltit.

    El pensamiento crtico contemporneo ha puesto en cuestin la idea de que el

    sujeto puede relacionarse consigo mismo como puro soporte de la duda sobre el mundo,

    en esta especie de aprehensin vaca de s mismo que es el cogitocartesiano. Como sesabe, un momento fundamental del proceso cartesiano lo constituye la figura del genio

    maligno en lasMeditaciones Metafsicas, de Descartes. ste conjetura la existenciade

    un ser todopoderoso que se empea en engaar al sujeto respecto de la existencia misma

    Texto ledo en el Seminario Internacional de Filosofa y Educacin, Ctedra UNESCO de Filosofa, 8 al13 de enero de 2007, Mesa IVLenguajes de encuentro: Filosofa y Literatura(jueves 11).AuditorioRolando Mellafe de la Facultad de Filosofa y Educacin, Universidad de Chile.1La evidencia tranquilizadora en que debi organizarse y en la que debe an vivir la tradicin

    occidental, sera la siguiente. El orden del significado nunca es contemporneo del orden del significante;a lo sumo es su reverso o su paralelo, sutilmente desplazado. Jaques Derrida:La Gramatologa, SigloXXI, Mxico, 1986, p. 25.

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    de un mundo, como correlato real de las representaciones. Pero, para qu querra este

    dios de segunda mano engaar al hombre? No tiene un propsito determinado, porque

    el genio maligno es parte de una estrategia del propio sujeto para reconocer aquellas

    ideas cuya verdad no depende de la existencia del mundo. El genio maligno es, pues,

    una fortaleza del sujeto escptico.

    Habra en la filosofa moderna del sujetoya en la escena fundacional del cogito

    de Descartes- la intuicin de que la subjetividad del yo no puede simplemente coexistir

    con el ser del mundo; porque, en tanto que autoconciencia, no es una cosa entre las

    cosas (sino ms bien aquello articula a las cosas entres, en el espacio y en el tiempo, en

    un mundo). La conciencia y el mundo no podran ser simplemente contemporneos.

    El principio de la subjetividad cartesiana: Pienso, luego, existo, afirma que la

    existencia del sujeto consiste en que se da cuenta de s, en cuanto que repara en la

    posible diferencia entre sus representaciones y las cosas en ellas representadas. Porque

    esa diferencia debe ser siempre y en cada caso cubierta (en cierto sentido reparada)

    por la actividad del propio sujeto: pienso que.

    El genio maligno propuesto por Descartes hacia el final de la Primera

    Meditacin (un momento fundamental en la historia filosfica de la muerte de Dios)

    genera un universo paranoico, en que el sujeto se considera asediado por fuerzas

    extraas, que pretenden usurpar precisamente su condicin de sujeto, no aniquilndolo,

    sino por el contrario, hacindolo sujeto. El sujeto (ahora como un yo) quiere

    precaverse respecto de esa escena que le falta y en donde l mismo podra haber sido

    producido. Entonces, en su vocacin de apodicticidad debe dejar de creer. El sujeto

    comienza a definirse incluso por esa capacidad de dejar de creer. Precisamente en esta

    capacidad se expresa la expansinde la subjetividad moderna. Podemos leerla en el

    clebre pargrafo 125 sobre la muerte de Dios en La Ciencia Jovial, de Nietzsche:

    Cmo fuimos capaces de beber el mar? Quin nos dio la esponja paraborrar todo elhorizonte? Qu hicimos cuando desencadenamos esta tierra de su sol? Hacia dnde se

    mueve ahora? Hacia dnde nos movemos nosotros? Lejos de todos los soles? No

    caemos continuamente? Y hacia atrs, hacia los lados, hacia delante, hacia todos los

    lados? Hay an un arriba y un abajo? No erramos como a travs de una nada infinita?

    No nos sofoca el espacio vaco? No se ha vuelto todo ms fro? No llega

    continuamente la noche ms noche?2Imposible no recordar aquel pasaje del Canto I de

    2F. Nietzsche:La Ciencia Jovial, Libro III, traduccin de Jos Jara, Monte Avila, Caracas, segundaedicin, 1992, p. 115.

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    Altazor, en que Huidobro parece referir el nacimiento de la subjetividad moderna:

    Ests perdido Altazor / Solo en medio del universo / Solo como una nota que florece

    en las alturas del vaco / No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza / En

    dnde ests Altazor?3

    La muerte de Dios es, pues, la borradura del horizonte por obra del hombre.

    Todo el pasaje describe el desplazamiento de los lmites hasta su desaparicin. Pero esto

    significa tambin desbordar los lmites conforme a los cuales es posible la experiencia

    de una alteridad trascendente. Lo humano se expande, usurpa los lmites como vaco,

    porque ya no se escucha otra cosa que a s mismo, hablando en la oscuridad (Beckett).

    Pero el hecho escribe Nietzsche- es demasiado grande para nosotros. () Nunca

    hubo un hecho ms grande. Entonces no puede ser comprendido (todava), ni siquiera

    como un hecho.

    Lo que se describe es el poder transformador (alterador) de lo humano sobre el

    mundo, sin resistencia, tcnicamente indiferente a la gravedad de las cosas. Se trata de

    un poder del cual el hombre no podra ser sujeto. Esta es la catstrofe. En la frase Dios

    ha muerto escribe Heidegger-, la palabra Dios, pensada esencialmente, representa el

    mundo suprasensible de los ideales, que contienen la meta de esta vida existente por

    encima de la vida terrestre y as la determinan desde arriba y en cierto modo desde

    afuera.4Es como si la materialidad del mundo hubiese nacido para servir a la puesta en

    obra de un orden que le antecede. El mundo sera portador en su seno de esta diferencia

    jerrquica que le da sentido. Ahora, suprimida la efectividad del mundo sensible, la

    existencia cae en el rgimen de los medios. No existe ya un fin ltimo que articule

    desde afuera y desde arriba- la existencia, sin embargo ese lugar sigue estando all,

    vacante.5

    La obra de arte no intenta simplemente reponer el sentido, tampoco se trata de

    repetir que la existencia carece de sentido. El arte pone en obra desde hace tiempo el

    trabajo de comprender el mundo, la usurpacin inteligente del mundo, y expone

    tambin la desmesura, de esa inteligencia, pues el sujeto moderno no slo debe

    3V. Huidobro:Altazor, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1997, p. 17.4M. Heidegger: La frase de Nietzsche Dios ha muerto, en Caminos del Bosque, traduccin de HelenaCorts y Arturo Leyte, Alianza, Madrd, 1998, p. 164 (subrayados nuestros).5Una forma dbil del nihilismo se expresa como atesmo, en la simple negacin de la existencia de Dios,

    creyendo entonces que ahora es el hombre quien ocupa el lugar del sujeto. En esto consistiraprecisamente no comprender el hecho de que Dios ha muerto: que la historia ya no es la historia delhombre, de la realizacin de su idea.

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    comprender su objeto, sino tambin producirlo.6 El arte sirve a la experiencia de la

    catstrofe como desmantelamiento del sujeto moderno: su diseminacin como discurso

    fragmentado, astillado.

    En ocasiones la subjetividad es arrojada hacia el lenguaje, para poner en obra su

    muerte, su dolor, su desmesura en el orden significante que prolifera sin solucin de

    continuidad. No nos referimos al deseo de escribir sobre algo, sino de involucrarse

    con el lenguaje mismo. Es precisamente la lectura que hace Diamela Eltit del discurso

    de el Padre Mo: es Chile, dice Eltit. Entre los aos 1980 y 1985 la escritora

    Diamela Eltit, acompaada de la artista visual Loti Rosenfeld, realiza una investigacin

    sobre la ciudad y los mrgenes. Se trataba, segn ella misma seala, de salidas a la

    ciudad sin un programa estructurado, buscando situaciones de vagabundaje para

    pensar rdenes crticos que transgredan pasivamente la vocacin institucional por el

    refugio en el espacio privado. En esta bsqueda, conocen en 1983 a un vagabundo que

    encarna la fatalidad de manera muy singular. Este individuo padece una enfermedad

    psiquitrica que se expresa en un habla interminable. Eltit caracteriza el hecho: Su

    vertiginosa circular presencia lingstica no tena principio ni fin. El barroco se haba

    implantado en su lengua mvil hacindola estallar. Acaso de trataba de un

    esquizofrnico paranoide, expuesto a las malas intenciones de los dems, imaginando su

    existencia amenazada por perseguidores con poderes telepticos. Eltit lo nombra como

    el Padre Mo, pues esta expresin cruza intermitentemente su palabrera psictica.

    Los aos 1983, 1984 y 1985 realizan tres grabaciones, una en cada ao, y en 1989 Eltit

    decide su publicacin.

    La retrica del Padre Mo ensaya comprender su propia aniquilacin, su despojo

    y depravacin: yo fui planeado, por lo que le estoy hablando, por cmplices sin

    miramientos, al ser planeado por asesinato y enfermo mental y depravado por el trago,

    por lo que le estoy hablando yo (...).7 Pero el discurso no tiene fin, tampoco uncomienzo. Desarrolla en su habla un universo paranoico. Comprender el mundo es

    suponer un plan de usurpacin de cosas e identidades. En el universo del Padre Mo

    slo hay operaciones (legales, econmicas, policiales, administrativas, mdicas). No

    existe el deseo, tampoco el odio ni el amor. No hay ningn tipo de sentimientos. Ha

    necesitado eliminar los afectos para comprender el mundo y aquietarse? Se trataba de

    6Es lo que Heidegger ha desarrollado enEl origen de la obra de arte, con el privilegio de la tercera

    interpretacin analizada del ser cosa de la cosa: la relacin forma / contenido, mediante la cual seala quees en el ser til que el ser cosa de la cosa se retira con la comprensin de la cosa como objeto.7Diamela Eltit:El Padre Mo, Lom, Santiago de Chile, 2003, p. 45 (Tercera Habla).

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    comprender precisamente esa falta de afectos? Aqu los nombres no designan

    identidades, pues asistimos a un sostenido desplazamiento del sujeto: El mismo seor

    Pinochet es el seor Colvin, es el mismo jugador William Marn de Audaz Italiano, el

    mismo. l es el seor Colvin, el seor Luengo, el rey Jorge, uno de ellos, el retirado, ya

    que ustedes lo vieron con bote en el Hospital Siquitrico.8Se trata, en todo caso, de un

    discurso cruzado por la figura del poder.

    El lenguaje no corresponde slo al discurso de un sujeto soberano, autocentrado

    que se comunica y expresa, sino que busca un objeto perdido (que en ltimo trmino

    podra ser el propio yo), prdida que le exige hablar indefinidamente. Lucidez que

    desborda los lmites subjetivos del lenguaje, para entonces poner en obra al lenguaje

    mismo.

    El Agente K9 haba sido encargado por la Polica Biolgica de controlar la Plaga delos Enanos desconectndolos de la Estacin de Control Central: El Cerebro Insecto de Minraudencerrado en un cilindro de cristal del que salen hilos fros hasta un conjunto de mquinascalculadoras suministrando instrucciones al Enano de la Muerte en La Calle El cerebro estrodeado por Guardianes Cangrejo cargados desde el Dolor Termodinmico y el Banco deEnerga- Los Guardianes Cangrejo no pueden ser atacados directamente puesto que estndirectamente cargados de ataque K9 haba combatido con los Guardianes Cangrejo y saba loque pasaba si llegaban a clavar sus garras en tus centros nerviosos.9

    Pero heme aqu, yo que estoy aqu, que no puedo hablar, que no puedo pensar, y quedebo hablar, por consiguiente pensar un poco tal vez, no puedo hacerlo slo en relacin

    conmigo que estoy aqu, en relacin con aqu donde estoy, pero puedo hacerlo un poco,bastante, no s cmo, no se trata de eso, en relacin a m que estuve en otra parte, que estar enotra parte, y en relacin a esos lugares en donde estuve, donde estar.

    10

    Tenemos que llevar a los locutores y a los periodistas, para ir confirmando esto de losdomicilios en los cuales estoy yo al cabo, adonde viven esas personas o conviven con laspersonas que estn relacionadas con los compromisos e las garantas del pas. Y ustedes no seconfen en eso, porque todo hombre est planeado cercano a estos asuntos. Este hombre tieneinformes de las personas que observan por el televisor, o las personas indicadas para la tcticaempleada.

    11

    El sujeto cree que llega al lenguaje desde s mismo, pero no puede retornar,porque ha salido de spara poder recin comenzar a hablar desde s. No es posible

    comenzar absolutamente desde s, precisamente porque se comienza hablando. El sujeto

    ha llegado al lenguaje para recin encontrarse, para saber qu es lo que tendra que

    decir, y para saber recin quin habla. Pero el sentido no sera traducible a escritura si

    no fuera de alguna manera ya lenguaje, pensamiento que ha salido de s para hacerse

    8Ibid., p. 23 (Primera Habla).9

    William Burroughs:Nova Express, traduccin de Martn Lendnez, Bruguera, Barcelona, 1980, p. 88.10S. Beckett:El Innombrable, Alianza, traduccin de R. Santos Torroella, Barcelona, 1979, p. 45.11El Padre Mo, pp. 48-49.

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    or, que ha salido por lo tanto para retornar inmediatamente. As se podra interpretar el

    siguiente pasaje de El Innombrable: no desespero de poder un da salvarme sin

    callarme. Y ese da, no s por qu, podr callarme, podr acabar, lo s. () acabar es de

    desear, acabar sera maravilloso, quien quiera que yo sea, donde quiera que yo sea,

    donde quiera que yo est.12Esperanza de salvarse hablando, no mediante el discurso,

    sino en el discurso, sin tener que abandonarlo y en eso tener que abandonarse como

    sujeto de discurso, que es la posibilidad misma de ser sujeto. El pasaje de Beckett

    expresa el deseo de conquistar en el lenguaje la posibilidadde callarse, como el hecho

    supremo de la soberana: ser sujeto del silencio, esperanza de que todava pueda

    continuar el sujeto cuando sea el silencio definitivo. Porque el sujeto no tendr que

    buscarse en el lenguaje, no tendr que hablar para saber quin es: habr coincidido el

    sujeto del enunciado con el sujeto de la enunciacin. Pero esta diferencia es la condicin

    misma del lenguaje, que es tambin la condicin del sujeto: No se trata de saber si

    hablo de m mismo de manera conforme con lo que soy, sino si cuando hablo de m, soy

    el mismo que aquel del que hablo.13No podemos decir que no son el mismo sujeto,

    sino que no es posible saberlo, o que para poder generar el efecto de un saber al

    respecto, ha sido preciso generar la ilusin de un sujeto fuera del lenguaje, esto es, un

    sujeto que guarda silencio mientras se habla de l. Un sujeto silente bajo la cadena

    significante.

    El discurso, el habladel Padre Mo puede ser literatura contempornea porque

    corresponde a una potica de la subjetividad descentrada, que parece desplegarse en el

    espacio (en un mismo y nico lugar, vaco) antes que en el tiempo. La cuestin esttica

    aqu es la siguiente. Si bien se trata de una subjetividad psiquitricamente enferma,

    podemos interrogar por las condiciones formales que hacen posible su desplazamiento,

    su desterritorializacin lingustica, su estado de sostenida alteracin. Interrogamos,

    pues, por unapotica del delirio. No se trata de considerar el discurso enfermo comosi fuese un discurso literario, sino de que la catstrofe de la subjetividad es una

    posibilidad reservada en el lenguaje. El enfermo habla. No slo eso: habla sin parar. Su

    relacin con el lenguaje es, pues, esencial a su enfermedad. Se mantiene hablando, pero

    mantenerse hablando es mantenerse en qu? Forma y contenido se han hecho

    indiscernibles. Habla indefinidamente con la esperanza de informar ese universo

    12S. Beckett, op. cit., pp. 50-51.13J. Lacan: La instancia de la letra, enLectura estructuralista de Freud, Siglo XXI, p. 201

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    confabulador? Informa ese universo para poder hablar indefinidamente? Su habla,

    registrada y transcrita, tiene un claro viso de literatura contempornea.

    Qu es lo que hace posible que Diamela Eltit firme El Padre Mo en el lugar

    vaco del autor. Eltit firma para poner en circulacin esa habla. Su verosmil es la

    literatura misma. Podra pensarse que se trata de una especie de ready-made literario,

    pero en sentido estricto se trata del ingreso del discurso psictico en la literatura. Porque

    en la literatura contempornea, lo psictico ha devenido un recurso para la produccin

    de un discurso descentrado, ms cercano al habla que a la escritura, en que el texto se

    presenta ms bien como registro de un cuerpo significante no escrito (literatura no-

    nata). En la inmediatez a s mismo que implica el habla, an no extraada en los

    grafos del signo, no encontramos un sujeto, tampoco un mundo. Ms bien encontramos

    retazos de un universo diseminado en informaciones parciales -de odas- acerca del

    poder, un universo en el que todo se relaciona con todo.14

    Hay en el habla del Padre Mo una ausencia absoluta del nombre Dios. Acaso

    esta sera nuestra hiptesis- todo el discurso est precisamente en lugar de Dios, se

    despliega en su ausencia, no en su supuesta inexistencia, sino ms bien en su vaco,

    en su silencio. La expresin Dios (ha) muerto nombra esa vacancia, esa ausencia.

    Entonces Dios es la medida del discurso. El habla del Padre Mo es slo trnsito.

    Significante vaco que, en su insistente desplazamiento, genera el efecto de una salida

    permanentemente aplazada. En 1989 Eltit reflexiona y escribe: Es Chile, pens. Es una

    pena, pens.

    14 Reconocemos ese desplazamiento de la escritura al habla, por ejemplo, en Kafka, en Bernhard, enPinget, en Donoso, en Eltit. Monlogos, soliloquios, diarios de vida, cintas magnetofnicas.Aproximndose al verosmil de un registro de habla, la escritura prolifera sin trmino en la inmanencia de

    la cadena significante, porque se despliega en el mbito vaco de una subjetividad que desespera enausencia de lo Real, en la falta del horizonte que opere al fin como lmite.