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Nº17 Año 8 Octubre 2016 La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

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Nº17Año

8

Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

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La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

Sumario

Portada: Hna. Lina María Ortiz Téllez, ctsj (Chile) 1

Editorial 3

Pizarra Artística La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Hna. María Ángeles Domínguez Carrera, ctsj (España) 4

Las Fundadoras Hoy PUENTES. La misericordia de Dios en la vida de Teresa Toda Hna. Soledad Martínez Castellanos, ctsj (España) 5

Hemos Visto y oído La misericordia ensancha el corazón Hna. Socorro González González, ctsj (República Dominicana) 8

Al habla con... La Hna. Cándida Perxachs Sábe. Hna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj (España) 10

Clamor de vida para la misión El Carmen Teresiano, un oasis de misericordia Hna. Zoraida Pérez Alzate, ctsj (Colombia) 12

Póster La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Hna. María Ángeles Domínguez Carrera, ctsj (España) 14

Desde Nuestro Derecho La vida religiosa de las Hermanas Carmelitas Teresas de San José nace de la misericordia y se hace misericordia Hna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj 16

Mirando Nuestro Mundo Nuestro carisma nos llama a la perfección de la caridad Hna. Patricia Gómez Ruiz, ctsj (Mozambique) 18

Ecos de la Iglesia Jesús hace visible un amor abierto a todos Hna. Aba Rose Boah, ctsj (Costa de Marfil) 20

Punto de vista Y tú, ¿qué piensas? Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj (España) 22

Lee, ríe, juega Puede interesarte 25

Humor Hna. Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj (Costa de Marfil) 26

Pasatiempo Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj (Rep. Dominicana) 27

Revista: CarmelitasTsj Año 8 Número 17 Octubre 2016Edita: UndanetDiseño y maquetación: Desiderio Guerra© Hermanas Carmelitas Teresas de San José

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La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

Editorial

Jesucristo es el rostro de la misericordia de Dios, por lo que al contemplarlo en los evangelios podemos en-

contrar la manera cómo actúa Dios en favor de los hombres.

Si nos detenemos un poco en el itinerario vivido por Jesús a lo largo de su vida pú-blica, es posible descubrir que su acción misericordiosa está enmarcada en un encuentro que sugiere personalización. La ac-ción misericordiosa se realiza en el encuentro de dos personas: Dios y cada ser humano, con nombre e historia propia.

El acto misericordioso de Dios, en Jesús, se traduce en miradas amorosas, caricias reconfor-tantes, palabras de esperanza, milagros que ratifican la fe de quien los recibe, llanto por la pérdida del amigo y por la Ciu-dad que está lejos de su Padre, alegría por el encuentro y la fiesta, opción por el pobre y los medios sencillos… cada persona podrá desde la realidad de su existencia y su relación personal con Jesucristo describir los ras-gos de la misericordia que hace visible un amor abierto a todos, como lo expresó el Papa Fran-cisco en la audiencia general del 06 de abril de 2016.

Dios continúa valiéndose de hombres y mujeres en el mundo, quienes, siguiendo a Jesucristo y en permanente discipulado, se hacen trasparencia de mise-ricordia para sus hermanos con actitudes y acciones trasforma-doras de realidades inhumanas

y de esclavitud, que denuncian los sistemas de opresión y peca-do que conviven con los brotes de las semillas del Reino de Dios que se van sembrando en los distintos lugares de la tierra, favoreciendo el crecimiento humano y espiritual de las per-sonas marginadas y excluidas.

La relación permanente con Je-sús del Evangelio va calando, en el interior de cada persona, que su modo de ser misericordia del Padre tiene que ver con la op-ción libre de tomar la condición de los desheredados de la tierra, hasta morir en la cruz por cada uno de nosotros.

La misericordia y la aceptación del sufrimiento a causa de que los otros tengan vida en abun-dancia van de la mano. Por esto la misericordia sólo viene de

Dios y se manifiesta en Jesús como Dios. Ser misericordiosos como el Padre, es un don que nace del encuentro personal con el Señor y del conocimiento in-terno de su acción en el corazón de cada persona. Cuando una persona desprende misericordia, tendrá que decir como Pablo: no soy yo es Cristo quien vive en mí.

El anclaje de las experiencias hu-manas misericordiosas está en la identificación con Jesucristo en el sufrimiento máximo vivido en su pasión, muerte y resurrección. Son las experiencias dolorosas y redimidas por Jesucristo, las que han generado a lo largo de la historia los movimientos solida-rios, fraternos y amorosos que continúan sanando y salvando la vida de tantos hermanos y hermanas nuestros.

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4 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Hna. María Ángeles Domínguez Carrera, ctsj

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Pizarra artística

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5Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

La Palabra “Misericor-dia”, (de las raíces la-tinas “misere”: miseria, desdicha, y “cordis”:

corazón) es un vocablo común en el Evangelio y actualmente resulta muy habitual a los oídos de todos los católicos del mun-do, especialmente en el marco celebrativo del Año Jubilar con-vocado por el Papa Francisco, ya próximo a concluir. Es tam-bién para nosotras, Carmelitas Teresas de San José, una imagen auditiva inherente a nuestra identidad: la experiencia origi-naria que se encuentra en el co-razón de lo que somos.

“Misericordia” es una palabra que revela el ser de Dios: “Sean misericordiosos, como su Padre

del cielo es Misericordioso” (Lc 6, 36). Como expresión de Dios, es también espejo del anhelo más genuino de todos los seres humanos, ya que “siempre tene-mos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz”1.

No obstante, a fuerza de es-cuchar y repetir el vocablo, las personas corremos el riesgo de que se nos haga tan común, que termine perdiendo la fuer-za vital que busca despertar y movilizar. El anuncio que Jesús hace invita y desafía el corazón de una humanidad en búsque-da permanente de gestos que acercan y humanizan, pero paradójicamente, ella misma ge-

nera sufrimiento y rupturas en todos los niveles.

Somos las personas concretas, en los momentos concretos de nuestra historia personal y co-mún, quienes abrimos a Dios la brecha a través de la cual esa naturaleza suya y búsque-da nuestra, puede expresarse y construirse, tocando y transfor-mando lo que somos y lo que nos ha tocado experimentar.

Como –afortunadamente- Dios no se da por vencido, establece entre Él y nosotros “puentes”, a través de los cuales su gratuita solidaridad radical con nuestras miserias más profundas2, termi-na abrazando nuestra verdad y transformando en misericordia

Hna. Soledad Martínez Castellanos, ctsj

PUENTES La misericordia de Dios en la vida de Teresa Toda

Las Fundadoras Hoy

1 Misericordiae Vultus, 3.2 Cf. II Asamblea General: Nuestra Misión, 2.2, p. 22.

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 20166

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todosLas Fundadoras Hoy

PUENTES. La misericordia de Dios en la vida de Teresa TodaHna. Mª Soledad Martínez Castellanos, ctsj

esas experiencias humanas de sufrimiento, sinsentido y rup-tura tan comunes a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares, en versiones tan diversas. Nuestra madre Te-resa Toda constituye una imagen viva de cómo el Ser de Dios-Mi-sericordia, es capaz de tender puentes entre experiencias extre-mas de la vida, empujándonos a la Vida con mayúscula, y a dar vida. Descubramos estos tres, en un breve recorrido:

I) Del sufrimiento al realismo: el puente de la confianza.

Teresa Toda es joven cuando la realidad de la vida la despierta de golpe y destroza su sueño de un

hogar constituido y feliz. Corre el 1847: ningún esfuerzo suyo, ni los consejos de familiares y amigos impidieron que después de tres meses de haberse casado con quien pensó sería su com-pañero de vida, viera ahogado su deseo con el dolor del abuso físico y emocional, que más tar-de tocará incluso, la inocencia de la hija que espera. El sufri-miento la encara con el realismo de la vida, que con frecuencia confronta nuestra confianza en Dios. Teresa redescubre en su fe, la conciencia de ser “hija”. Esa experiencia de la vida que bro-ta del amor, le devuelve el valor para ponerse de pie y salvaguar-dar su dignidad. Su mirada fue cambiando, no podía ser la mis-

ma. Sin embargo, en el sabor amargo del fracaso, sintió que era incondicionalmente amada. El signo era la vida: la que ella misma amaba y llevaba dentro de sí -como un regalo y como en-cargo-, a pesar de tantos eventos dolorosos que se sucedieron en su historia.

II) Del realismo al compromi-so: el puente de la gratuidad.

Teresa Toda sale de Ruidecanyes en el otoño de 1848 apoyada por su círculo familiar inmedia-to, buscando empezar de nuevo. Probablemente, la apretada si-tuación familiar y el incómodo cuchicheo de los vecinos del poblado, hicieron más difícil el

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 7

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Las Fundadoras Hoy

PUENTES. La misericordia de Dios en la vida de Teresa TodaHna. Mª Soledad Martínez Castellanos, ctsj

continuar adelante. Ella y los su-yos descubren que a veces, para poder seguir adelante hay que saber dejar atrás.

Ya en Tarragona, se abre el tiem-po de releer el sufrimiento y de permitirse sanar. La suya es una sanación que se va fraguando con lentitud, en las expresiones significativas de su fe alimenta-da y cuidada con la oración, la escucha de la Palabra, los sacra-mentos y la cotidianidad vivida en clave de caridad. En ella, la sanación va llegando también a través de la opción valiente de cuidar la vida que se le ha en-cargado en la persona de su hija, Teresa Guasch. La suya es bási-camente una familia de mujeres solas en una época de muchos prejuicios sociales. Teresa no se acobarda, replegarse en sí mis-ma, no se vuelve para ella una opción. En la catedral de Ta-rragona, encuentra en el doctor José Caixal y Estradé, un testi-go de lo que Dios va haciendo en ella y con ella, y alguien con quien caminar en la búsqueda de lo que Dios quiere.

En 1868, el estallido de la Re-volución en Barcelona, la pone nueva vez frente al realismo de la vida y de cara a las conse-cuencias de las incomprensiones y el egoísmo que se siembra en-tre los hombres. La orfandad que aparece como consecuencia de este conflicto político, hace especialmente desolador aquel panorama: como ocurre muchas veces, los más pequeños e ino-

centes terminan siendo los más afectados. Teresa enfrenta de nuevo la dureza que miran sus ojos. A ella le remueve su propia fragilidad, la experiencia de su fracaso. Sin embargo, contrario a lo esperable no se justifica ni se esconde. Tampoco se desen-tiende. No puede. Su corazón abrazado y levantado por la mi-sericordia de Dios, se deja tocar sin miedo.

Sabe a ciencia cierta que no está en sus manos la solución defini-tiva a esta nueva situación que urge y en la misma medida expe-rimenta con fuerza, que el Señor no le pide grandezas. Le pide tan solo compasión: la misma que ella ha experimentado de Él y que siembra en su corazón el anhelo grande de la entrega. Teresa Toda no se permite espa-cio ni para la amargura ni para el resentimiento. Aprendió en el sufrimiento y en el desamparo, que el amor verdadero moviliza, sin depender de gratificaciones ni plantear condiciones.

III) Del compromiso al ca-mino: El puente de la

esperanza.

Tres décadas de camino, de aprendizajes y de discernimien-to, fraguan en Teresa Toda la conciencia innegociable de que Dios camina con ella y que cuen-ta con ella para ser portadora de su misericordia y testigo de ella en y desde la Iglesia. Teresa es consciente de su pequeñez. Co-noce sus fuerzas y posibilidades

y sabe que son muy pocas, pero no se hace problema por ello. La ternura y la fortaleza que ha re-cibido y acogido, le cambian el horizonte para siempre. La suya, podía equipararse a la experien-cia de quien escribe y canta el Salmo 130: “Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos alta-neros…”.

De ahí que, en la conformación de la primera comunidad de Carmelitas Teresas de San José, subyace esta conciencia intensa de que es el don de la vida en lo pequeño y en los más pequeños y frágiles de nuestros entornos concretos, lo que hace y hará posible el sueño del Reino de Dios3. La experiencia de la mise-ricordia de Dios, visible a través de tantos signos y a pesar de los contratiempos, genera desde el origen de nuestra familia reli-giosa, la esperanza contra toda esperanza.

El “Todo por amor” tantas veces repetido por la Madre Toda, encierra la hondura de este compromiso de construir puentes a través de los cuales, el Señor continúa abriendo caminos de misericordia, in-tegrando opuestos, haciendo germinar la esperanza. ¡Cuán-ta falta nos hacen esos puentes! Nuestra venerable Madre, nos mira y anima. Que acojamos con confianza y asumamos con determinación este hermoso encargo.

3 Cf. Constituciones 1887, 6.

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8 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

Durante este año he-mos hablado mucho sobre misericordia, pero ¡qué emocio-

nante es cuando puedes par-parlo en el diario vivir!, ya sea porque la misma realidad te lo exige o porque el lugar y la mi-sión ensanchan el corazón.

El Papa francisco en su Audien-cia General del 17 de agosto de este año 2016, en el Aula Pablo VI del Vaticano, exhortó a los fieles a ser “signo visible de la misericordia de Dios”, para que descienda “la comunión y la paz entre los hombres y la comunión de los hombres con Dios”.

Es que la misericordia nos pone en comunión con toda la huma-nidad, nos encamina, por los caminos de la paz y la justicia y nos lleva a construir un mundo más justo y más humano, donde el amor sea visible.

El Evangelio de Lc 10, 30-35 en el texto del Buen Samaritano nos dice “Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia ca-balgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.” Nos recuerda las actitudes que ensanchan el corazón. Aquellos que hacen vi-

sible el amor que no tiene lugar, ni tiempo, ni costo…

Vivir en una zona fronteriza nos pone a diario en actitud de no pasar de largo, de no ver como normal el dolor, la mise-ria, la incertidumbre. Es abrir no solo los ojos, sino también el corazón, un amor que no tiene color, que no tiene tiempo más que para la entrega solidaria, un amor que mira más allá de donde todos ven; y es todo esto en lo que vemos visible la mise-ricordia entrañable heredada de nuestro Padre Dios y de nuestras Madres Fundadoras. Ellas son un ejemplo visible de ese amor abierto a todos.

Tres aspectos fundamentales po-demos rescatar de su experiencia:

• En primer lugar el amor ini-cia en la familia “Teresa Toda vuelca su amor sobre su hija, un amor tierno, fuerte, total. La quiere naturalmente y más to-davía, espiritualmente. Su gran tesoro, su único tesoro, la rea-lización de sus sueños… Puede este rasgo presuponer una cade-na. (A Merced de Cristo 161).

• Amor a Dios, que se traduce en: “El silencio, la oración y su disponibilidad entera a Dios florecen en una fuerte consagra-ción para la misión específica en la Iglesia. El Dios que les habla

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Hemos visto y oídoLa misericordia ensancha el corazón

Hna. Socorro González González, ctsj

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 9

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

muy claramente no solo en la oración, sino también en la rea-lidad concreta en que viven.

• Mirar con ojos nuevos y comprender los designios de Dios: “La Evangelización de las huérfanas. Ha iluminado su in-teligencia y ha puesto brasas en su corazón para hacerle com-prender la razón de su vida, de su fracaso matrimonial, de la huida y desaparición de su mari-do y el don de su hija. ¿Cuántas niñas, como la suya, privadas de sus padres?” (A Merced de Cris-to 179).

Teresa Toda y Teresa Guasch, no se quedaron en el ver la realidad de tantas niñas huérfanas que habían quedado por la guerra, dejaron que esta realidad tocara su interior y buscaron una solu-ción, entregando allí su propio corazón.

Vivir en Elías Piña es vivir a diario, la misericordia en tan-tas realidades que vemos en los Centros Educativos que acom-pañamos, tantas carencias que llegan a nuestra escuela, niños con hambre, muchos otros que viven sin sus padres y tantos sin una identidad porque fue-ron traídos pequeños del vecino país (Haití). Son tantas las reali-dades, sin contar lo que vamos descubriendo al recorrer las ca-lles de este empobrecido pueblo fronterizo.

Todo esto es una invitación a cada una de las que vamos ha-ciendo vida en esta comunidad a ensanchar el corazón. Nuestra

Iglesia católica se encuentra en este momento en una nueva pri-mavera y la misericordia va por ese camino de hacer visible ese amor que de tantas formas he-mos recibido, en nuestra entrega generosa y en ese amor que es capaz de abrirse a todos.

Este lugar y la presencia de nuestra congregación aquí es signo visible de un amor abierto a todos, que se expresa en ter-nura, en acogida, en sencillez, en servicio, en comunión… en tantos gestos que nos hacen vi-vir con un corazón en constante apertura a acoger no solo la cul-tura, sino también a entender y a agradecer esta vivencia.

Ensanchar el corazón en este pueblo es descubrir una Iglesia que opta por lo humano, por la fe, una iglesia que acoge a todos y que reúne, descubrir aquí una gran familia que camina unida y que busca nuevos caminos.

Un amor abierto a todos los que somos capaces de escuchar, sen-tirnos cercanas a todos y salir al

encuentro de este pueblo senci-llo. Que nos evangeliza con su acogida.

¡Necesitamos tener el Corazón Ensanchado! El corazón necesi-ta espacio abierto, no calculado, naces de nuevo cuando aprendes a ensanchar el corazón y sobre todo cuando aprendes a vencer pequeñeces, calamidades y abrir el corazón a todos.

Es la experiencia que podemos vivir a diario cuando acogemos la misericordia entrañable de Dios, que diario se nos hace vi-sible y que nos compromete a seguir abriendo el corazón para amar con generosidad a todos sin distinción.

Ojalá cada Carmelita Teresa de San José llegue a proclamar con su vida esta frase del Papa Francisco dicha en su homilía de Cuaresma en el año 2005“Se-ñor haz mi corazón semejante al tuyo. De ese modo tendremos un CORAZON fuerte y MI-SERICORDIOSO, vigilante y generoso”.

Hemos visto y oído

La misericordia ensancha el corazónHna. Socorro González González, ctsj

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10 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Al habla con...

Nació el 10 de di-ciembre de 1919 en Sant Esteve de Palautordera, pro-

vincia y obispado de Barce-lona. Fue consagrada el 15 de octubre de 1940. En su vida ha vivido en lugares tan diversos como: El Morell, Reus, Azua (República Dominicana). Se ha dedicado a: la enseñanza y for-mación de las Novicias desde 1959 a 1970, a llevar la Palabra allí donde ha estado.

• Un color: El rojo• Una película: La de Santa Teresa• Una flor: La azucena• Una cita bíblica: Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Jn. 13,34• Un sueño: Aprovechar bien el tiempo que el Señor me está regalando.• Un paisaje: Una pradera verde esmaltada de flores silvestres• Una comida: La paella• Una obra de misericordia: Dar de comer al hambriento• Una preocupación: Que terminen las guerras y que to-dos podamos vivir en paz.

- En este año jubilar de la Mi-sericordia el tema elegido para este número de nuestra revista es: “La misericordia hace visible un amor abierto a todos”. Tú que acabas de celebrar tus Bo-das de Diamante, ¿qué piensas sobre esto?Que el Amor de Dios acoge a todos sin distinción y que así debe ser el nuestro hacia todos con los que nos relacionamos.

- ¿Cómo has experimentado la misericordia de Dios en tu vida? Que fue Él el que me convirtió por puro amor y misericordia.

La Hna. Cándida Perxachs SábeHna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 11

- ¿Qué señales has encontrado en tu diario vivir en las que has reconocido el amor misericor-dioso de Dios? Cuando he sido perdonada, al re-cibir ayuda en mis necesidades, con todas las atenciones de las hermanas de la comunidad, en la corrección fraterna etc...

- ¿Qué imagen bíblica crees tú que representa mejor la miseri-cordia de Dios? En la parábola del Hijo Pródigo

- Después de tantos años de vida como consagrada ¿qué les dirías a las Hermanas más jóvenes so-bre lo que es realmente esencial como mujer consagrada? Que vivan en la presencia de Dios siempre “Contemplativas de la acción”.

Ante cualquier dificultad en la vida “Poner los ojos en el crucifica-do, y todo os parecerá poco”.Amar y perdonar siempre.Practicar la humildad y la genero-sidad siempre.

- ¿Qué importancia ha tenido en tu camino de religiosa la miseri-cordia divina? La misericordia divina ha sido grande en mi vida: me ha llama-do, me ha consagrado sin mérito de mi parte, por puro amor mise-ricordioso.

- ¿Recuerdas en particular algún momento en el que has sentido de manera transparente la mira-da misericordiosa del Señor en tu vida?Sí, he sentido la mirada misericor-diosa de Dios varias veces en mi

vida, la que más recuerdo fue en los ejercicios espirituales al final del aspirantado que fue para mí el inicio de mi conversión para Dios.

- ¿Qué mensaje quieres lanzar a las Hermanas Carmelitas Te-resas de San José allá donde se encuentren? Que vivamos todas siempre con-tentas y alegres, pues nuestros nombres están escritos en las ma-nos de Dios.Que llevemos la Buena Noticia del Amor y la Misericordia de Dios a nuestros hermanos.

Muchas gracias por tu atención y aporte. Hasta la próxima Her-mana.

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Al habla con...

La Hna. Cándida Perxachs SábeHna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj

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12 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

Clamor de vida para la MisiónEl Carmen Teresiano, un oasis de misericordia

Hna. Zoraida Pérez Alzate, ctsj

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

En el marco del año de la misericordia son mu-chas las reflexiones que la Iglesia ha presentado

a través de sus ministros y me-diadores. Hablar de la “miseri-cordia como el amor que llega a todos”, es hacer un pare en la vida institucional; en la misión encomendada y revisar cómo vivimos la misericordia hecha amor en nuestro quehacer coti-diano.

Partimos del hecho de reconocer que nuestra misión es netamen-te educativa y como colegio católico la Evangelización es el centro y la Pastoral el queha-cer de la misma, constatamos que nuestra familia se esmera por vivir en un clima fraternal, de ayuda y mejoramiento con-

tinuos. Todos apostamos por un clima institucional enmar-cado en los valores propios de la institución; contemplación, sencillez, solidaridad, justicia y libertad. Lo hacemos reali-dad a través de estrategias que nos lleven al encuentro con el otro y con Jesús. Dentro de estas actividades vale la pena resaltar la semana de la solida-ridad, realizada en cuaresma, cuyo objetivo es entrar a revi-sar nuestro compromiso como cristianos y dar a los hermanos más necesitados parte de lo que tenemos y somos. La campaña se realiza durante quince días, una semana de motivación y los días restantes de recolección de aportes voluntarios por parte de los padres de familia y sus hijos, así como de los maestros

y demás personas allegadas a la Institución. Durante esa semana se vive un ambiente de fiesta, de compromiso real y de preocupa-ción por el otro. Revisamos las donaciones y se organizan los elementos que se consideran se pueden mejorar; se reparten en-tre los estudiantes quienes en sus casas los arreglan y traen para ser dignos de compartir. Una vez organizadas las donaciones, se procede a llamar a las personas o fundaciones para entregar el material recolectado; esta entre-ga se hace con los estudiantes, ellos son, quienes con alegría y entusiasmo colaboran para que esta obra se haga realidad.

Celebramos como familia las fiestas patronales y eclesiales y aquí nos unimos a la escuela

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 13

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Clamor de vida para la Misión

El Carmen Teresiano, un oasis de misericordiaHna. Zoraida Pérez Alzate, ctsj

Teresa Guasch, acompañamos a esta comunidad haciéndonos presente en algunas de sus ac-tividades y realizamos visitas misioneras, culturales, recreati-vas y lúdicas a la escuela como compromiso básico de fraterni-dad y proyección social. De igual manera, compartimos vida con las personas de la tercera edad en el ancianato Rudesindo Soto, de las Hermanitas de los Pobres y desamparados. Allí ayudamos a arreglar a los ancianos, se ha-cen juegos de mesa y se colabora con el aseo. Compartir este tra-bajo nos ensancha el corazón y nos permite ir fortaleciendo nuestro sentido de solidaridad por el más necesitado.

¿Qué amor es el que nos une?, el que nos lleva a salir al encuentro con Jesús que vive en el otro, a disfrutar de la cotidianidad en el colegio, partidos entre estu-diantes, profesores, fiestas para celebrar la vida, fiestas para unir-nos como familia y celebrar la fe, porque todo se celebra, fe, vida y logros, producto del esfuerzo y el trabajo en equipo, como familia Carmelo Teresiana.

¡Haced Todo por Amor! (T.T.) Es la consigna máxima de nues-tra misión, que impulsamos en nuestro quehacer diario por-que estamos convencidos que el amor lo puede todo, cambia las vidas de las personas, nos capacita para asumir retos y nos fortalece en la esperanza. Cuánto amor se desborda, amor puro y desinteresado el que ma-nifiestan los estudiantes ante las dificultades de sus compañeros, el dolor de sus familias y de los

maestros. Amor solidario que se hace presente cuando un suceso por pequeño que sea toca a una persona de nuestra comunidad, amor que se hace celebración, amor que nos lleva a agradecer que somos bendecidos por Dios, porque a pesar de las cosas no agradables, contamos con un grupo fuerte que nos ayuda a su-perar y caminar. Nos sentimos cauce y misericordia del amor de Dios, porque nos cubre a to-dos, es un amor que sale de los límites, haciendo del colegio un lugar agradable, un oasis para estar, para vivir y compartir.

Retomando las palabras del Papa Francisco en la primera audiencia 2016, cuyo énfasis fue la misericordia, habla de ésta como actitud de ternura, ha-ciendo la analogía, con el amor

de una madre por su hijo, ese es nuestro reto vivir un amor puro, así nos sentimos en casa (colegio), bendecidos por Dios, a pesar de la dificultades vividas, amados por Él, porque estamos en un núcleo que nos fortalece en el amor, y enviados a vivir dicho amor en la realidad más cercana, nuestras familia, y com-pañeros.

Somos una familia educativa de puertas abiertas, en donde el calor humano se ve en el trato interno, una familia que quiere ser testimonio del amor y de la misericordia de Dios en su en-torno, que busca la felicidad de cada uno de sus integrantes, por eso nos sentimos, orgullosos de ser Carmelo Teresianos, porque nuestra vida, gestos y acciones son expresión de misericordia.

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Hna. María Ángeles Domínguez Carrera, ctsj (España)

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16 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

El Capítulo VI de las Constituciones de Her-manas Carmelitas Te-resas de San José, está

dedicado a la vida comunitaria. La lectura de cada uno de los artículos que lo componen, nos permite apreciar cómo se va desgranando un modo de vida, que va configurando el ser de cada hermana según los senti-mientos y afectos de Jesucristo. No sólo a modo de imitación, sino de comprensión experien-cial de lo que significa tocar el misterio de la encarnación en la propia vida. Esta manera de configuración necesariamente unifica todas las dimensiones del ser de cada hermana al pun-to de experimentar la miseri-cordia de Dios en su vida.

El seguimiento de Jesucristo como Hermana Carmelita Teresa de San José, es una experiencia de amor que la introduce en el mis-terio de la Trinidad para vivir en comunión con Ella y de la misma manera, entrar en comunión con las hermanas, para dar testimo-nio de fraternidad y comunión de vida1. Esta es una de las distin-tas manifestaciones de la misión que la Iglesia encomienda a cada persona que desea vivir la vida religiosa, como expresión de la misericordia encarnada.

Esta fraternidad y comunión de vida, se engendra y se en-carna en la Eucaristía, signo de unidad y vínculo de caridad. Asemejarse a Jesucristo desde estas dos dimensiones de la vida comunitaria exige confianza en Dios, para dejarse moldear en las diversas circunstancias y re-conocer que la vida religiosa es un camino de fe. Por lo tanto, es preciso orar personal y comuni-tariamente, saborear y dejarse enseñar, como discípulas a los pies de Jesús, por su Evangelio. La fraternidad y la comunión de vida requieren indudablemente un estilo de vida familiar, carac-terizado por la sencillez y unión de corazones, al estilo de la fa-milia de Nazaret2.

La diversidad de culturas y per-sonalidades, que conforman las distintas comunidades es un don del Espíritu, que le ofrece a la vida fraterna el desafío de vivir la caridad fraterna y la unión de corazones. En la cotidianidad de la vida, cada hermana ha de afrontar estos desafíos con el tra-to respetuoso, en cordialidad y franqueza, dominando cualquier tipo de aversión o envidia, sobre-llevando los defectos y el carácter de las demás. Quizá lo que más ayuda, para poder vivir la ca-ridad y la unión de corazones,

es la oportunidad de compartir las penas y las alegrías como la mayor prueba de que el camino de seguimiento no se realiza en solitario, ni con una gran dosis de ascetismo, sino con la posibi-lidad de abrir el corazón y tener la gracia de contar con oídos disponibles para escuchar en la palabra y vida de la otra persona, que el Espíritu aletea en su cora-zón, de la misma manera que lo vivieron María e Isabel en ese encuentro en el que se mezclo el gozo y el sufrimiento.

La estima mutua, el afecto y el cariño nacen del conocimien-to profundo, de la novedad que ofrece una vida en el Espíritu, para ello es necesario, encontrar-se desde aquello que Dios está realizando en cada una, en su vida consagrada, y en la comu-nidad3. Desde esta perspectiva el acompañamiento de cada her-mana en su itinerario vocacional se abrirá a la posibilidad de escu-char o de ofrecer, las sugerencias adecuadas para vivir mejor su ser de consagrada y si fuera el caso, estaría disponible para pedir per-dón y darlo en el momento que fuese necesario4.

Una vida de caridad fraterna y de comunión de vida fortale-ce y sostiene a las hermanas en

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Hna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

La vida religiosa de las Hermanas Carmelitas Teresas de San José nace de la misericordia y se hace misericordia

Desde nuestro derecho

1 Cf. C 46 y 552 Cf. C 473 Cf. C 50 - 514 Cf. C 52-53

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 17

aquellas situaciones, en las que la aceptación de los inevitables sacrificios que exige la vida de comunidad, dadas las limita-ciones humanas. Los fracasos, incomprensiones y decepciones se pueden sobrellevar y ser im-pulso para dar testimonio de la configuración con Cristo5.

La vivencia fraterna sustentada en las condiciones anteriormen-te expuestas, necesariamente tendrá que dar como fruto una

vida evangélica capaz de acogida y hospitalidad, a toda persona que entre en contacto con las hermanas en particular o en comunidad. Es así como las her-manas u otras personas que se acerquen a la comunidad, en calidad de visitante o por moti-vos de enfermedad o cualquier otra circunstancia, encontrarán cordialidad, servicio, consuelo, solicitud y cuidado6.

Hasta el último momento de su vida, gracias a la comunión de vida y el amor fraterno, una hermana podrá sentir la mano tendida de una comunidad que la apoya y fortalece con sus ora-ciones de modo que asociada al misterio pascual de Cristo pue-da regresar a la Casa del Padre.

La Congregación, sensibilizada ante la realidad de finitud y la experiencia pascual de herma-nas, bienhechores y familiares, está comprometida en la ora-ción constante por todos los que se han asociado a la vida eterna7.

La misericordia en la vida religiosa de las Hermanas Car-melitas Teresas de San José, se fundamenta en el deseo pro-fundo de asimilar en la propia vida los sentimientos y afectos del Hijo, rostro de la misericor-dia de Dios, viviendo en plena confianza y acogiendo la volun-tad del Padre, desde la hondura del conocimiento interno de su presencia generadora de vida en abundancia.

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Desde nuestro derecho

La vida religiosa de las Hermanas Carmelitas Teresas de San Josénace de la misericordia y se hace misericordia

Hna. María del Socorro Henao Velásquez, ctsj

5 Cf. C 53-546 Cf C 55-597 Cf C 60

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18 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

“No es el color, es el Amor”

Poner la mirada en el hermano, es abrirse a la mirada misericordiosa de Dios. Y para poner

nuestra mirada en los otros, es necesario no sólo abrir los ojos, sino también el corazón, ese co-razón nuevo que Dios promete transformar en corazón de car-ne (Ezequiel 11,19).

Cuando llegué a esta tierra de Mozambique, comencé a escri-bir de manera personal sobre los rostros con los que iba en-contrándome día a día, después de un tiempo, dejé de hacerlo porque caí en cuenta que no ne-cesitaba escribir sobre ellos, sino

acogerlos, y la mejor forma de hacerlo era compartir la vida con ellos.

La misericordia de Dios se hace visible desde el encuentro per-sonal con Él, y sólo desde Él, se puede acoger la vida sencilla de nuestros hermanos, la vida que en medio del dolor y la muerte (porque en esta tierra la muerte es algo tan cotidiano) confía y lucha por vivir, y vivir bien.

Es verdad que este país se en-cuentra en una situación política y económica difícil, al igual que muchos otros lugares del pla-neta, dónde la economía es el depredador más voraz, los ex-tranjeros que tienen los recursos

económicos, poco a poco van consumiendo todos los recursos naturales y produciendo nue-vas y más pobrezas. Contentan a la gente con nuevas tecnolo-gías y productos importados, lo cual hace que los precios de los artículos básicos aumenten, principalmente la comida; y es así, como el pueblo paga las con-secuencias de la modernidad. Cada día se ve en las noticias el desfile de presidentes y jefes de Estado que pasan por este país con el pretexto de ayudar des-interesadamente. Europa, Asia o América, no importa de qué con-tinente se recibe la inversión, lo que importa es que esa inversión no llega nunca a los sectores mar-ginados, y cuando la población descubre que no le alcanza para comprar comida, todos tienen la misma respuesta: es porque el dólar subió, el dólar es quien está causando estos estragos en nues-tra sociedad. Será el dólar, será el euro, lo que importa es que la gente pasa hambre.

Nuestro carisma nos llama a la perfección de la caridad hasta el perfecto holocausto, mediante el ejercicio de las obras de miseri-cordia, principalmente con los más pobres. (C 75). Creo que mirar esta realidad como Car-melita Teresa de San José, me dispone para vivir plenamen-te día a día nuestro Carisma, aprender a morir a todo lo que creo que soy, ideas, estructuras, conocimientos… aprender a aprender de una cultura nueva, una cultura que parece un solo

Mirando nuestro mundo desde...Nuestro carisma nos llama a la perfección de la caridad

Hna. Patricia Gómez Ruiz, ctsj

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

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color: negro; pero que en el fon-do esta colmada de diferentes matices, tantos como los amane-ceres y atardeceres de esta tierra. Considero que no hay mejor lu-gar para vivir el Anonadamiento y la Infancia Espiritual que esta comunidad intercultural, donde se habla tres o cuatro lenguas distintas además del portugués como lengua oficial; donde ser extranjero es poseer dinero y recursos, donde el color de la piel hace que todas las miradas se posen sobre ti, dónde del ár-bol seco vuelve a surgir la vida, y una vida que da abundancia para seguir sosteniendo a este pueblo. Aprender a vivir, no sólo a mirar esta realidad, me hace pensar cada día en las palabras de Jesús: “cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40), palabras que aco-gieron nuestras Fundadoras de manera singular en las niñas y jóvenes de su tiempo, aprender a acoger la fragilidad de nuestros hermanos para hacerla nuestra, para amarla.

Nuestro documento del 25º Ca-pitulo General “Místicas de la Acción” expresa lo siguiente: «Hemos sido convocadas por Dios Padre para extender y con-solidar su Reino y lo hacemos configurándonos con Cristo en su abandono y confianza en el Padre, en su obediencia radical a su voluntad y proyectando su misericordia a los pobres y nece-sitados, con ternura de madre». Por eso pienso, ¿qué pinta esta comunidad perdida en el sur del Continente Africano? Justamen-te eso, intentando extender y

consolidad el Reino, dando color a las cosas pequeñas de nuestra vida cotidiana, dando color a lo que parece uniforme, dando color y animo a la vida de nues-tros jóvenes en el Hogar y en la escuela, aprender con ellos y re-cordarles que, en medio de las dificultades económicas de sus familias, son privilegiados por el Amor y esfuerzo que ellos reali-zan para ofrecerles educación.

Nuestra comunidad aquí en Ma-comía, es signo visible de que el Amor y la Misericordia de Dios están abiertos a todos. Nuestros jóvenes vienen de diferentes et-nias, tienen distintas religiones, y en el Hogar, son capaces de vivir en armonía unos con los otros; acompañarse y cuidarse cuando están enfermos o tienen que ser hospitalizados, son capaces de ayudarse con las tareas y traba-jos de casa y escuela, trabajan duro la tierra, transportan agua desde el pozo todos los días, para cubrir las necesidades básicas de higiene y limpieza personal, va-loran la oportunidad que tienen de aprender a trabajar y estudiar al mismo tiempo. Nuestras her-manas, durante estos doce años han gastado su vida para que esto sea hoy una realidad, pien-so en ellas y puedo ver la sonrisa de nuestras Fundadoras, una sonrisa de alegría porque su sue-ño continúa siendo expresión del amor misericordioso de Dios en esta tierra, con los pobres y pequeños. Ese amor abierto a todos que Jesús nos recuerda to-dos los días en su Palabra.

“Las Carmelitas Teresas de San José, estamos llamadas a

reproducir en medio del mun-do, a Jesucristo, revelador de la ternura de Dios para con el ser humano. Esta actitud de mise-ricordia debe ser el alma y la inspiración de nuestro servicio a los hermanos” (Místicas de la Acción, pág. 28). Doy gracias a Dios por esta llamada, una llamada que me propone estar dispuesta día a día, una llamada para aprender a revelar la ternu-ra de Dios desde mi fragilidad, con mis hermanas, los jóvenes de nuestra misión, los pequeños del preescolar, los profesores y personas de la comunidad. La misericordia es la actitud con la que Jesús continúa inspirando nuestro servicio desinteresado, enseñándonos que es amando como se abre el corazón a nues-tros hermanos más pequeños.

Termino con las palabras que elegí como título de este artícu-lo, “no es el color, es el Amor”. Es el Amor Misericordioso del Padre el que nos hace abrir la propia existencia para ser en el mundo expresión de su miseri-cordia.

«No te importe la raza, ni el co-lor de la piel, ama a todos como hermanos y haz el bien»

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Mirando nuestro mundo desde...

Nuestro carisma nos llama a la perfección de la caridadHna. Patricia Gómez Ruiz, ctsj

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20 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

El hombre es un ser hu-mano que se construye, un ser que se hace y se perfecciona, en fin, un

proyecto. Este proyecto no pue-de realizarse sin el AMOR. Un amor que brota de las profun-das entrañas de Dios: la mise-ricordia. Así desde la creación, Dios no ha dejado de decir al hombre, a todos nosotros los seres humanos que por mu-cho que pequemos, nos seguirá amando igual. No es lo que se traduce en su gesto de vestir a Adán y Eva, cuando estuvieron desnudos como consecuencia de su desobediencia (cf. Gen3, 1-24). ¡Quien podría imaginar al leer el libro de Samuel 2 ver-sículo 1 a 25 que David seria perdonado! A nivel humano es imposible como él mismo res-pondió al profeta. Pero de ahí surge el bello salmo 50 que to-dos rezamos para pedir el per-

dón de Dios “misericordia Dios mío por tu bondad…”

Dios es bueno, es amor, un Dios con entrañas de misericordia. Su misericordia es estar abierto a todos. En ello todos, blancos, negros, africanos, americanos etc. Buscan reflejar. Pero ¿cómo reflejar a un Dios invisible?

Este refrán “la palabra se hizo humanidad y acampó en la tierra de los hombres…” no es nada más que la respuesta a nuestra pregunta. Y más aún, nos da la certeza de que “desde entonces todo el ser humano lleva aden-tro la semilla del amor”. Ahí reside todo el sentido del tema “la misericordia hace visible un amor abierto”. Con gratuidad fuimos amados y con la misma gratuidad hemos de amar a to-dos. De otra manera diríamos: el amor “se paga con amor”.

Dios nos ama tanto que no es capaz de reservar para Él toda su riqueza. Se hace visible a toda la humanidad en amor eterno. ¿Habrá más misericordia que entregar totalmente su hijo úni-co, hasta el perfecto holocausto, para salvarnos?

• Jesús: el rostro y culmen de la misericordia de Dios

Al inicio del año de la miseri-cordia, las primeras catequesis del Papa nos recordaban que el evangelio es una muestra del amor puro, gratuito y absolu-to. Quien dice Evangelio dice la vida de Jesús. Podríamos refor-mular diciendo toda la vida de Jesús - vida de misión, pasión y muerte- es el culmen del amor misericordioso de Dios. Un amor que llega al culmen con la muerte en cruz de Jesucristo, hijo de Dios y salvador de los hom-bres. Ya desde el comienzo de su misión se coloca en la fila de los pecadores, para recibir el bau-tismo de Juan, mostrándonos así su compasión, su solidaridad con la condición humana. En el Jordán, ninguno pudo entender el gesto, sólo Dios Padre sabía lo que hacía y por qué lo hacía, afirma: “este es mi hijo, el ama-do, mi predilecto” (Mc 1, 11), ratificando con la unción del Es-píritu, el camino que el Señor ha tomado.

En la cruz, contemplamos este gran misterio de amor. En ella, el inocente muere por los cul-pables y, desde ella, suplica al

Ecos de la IglesiaJesús hace visible un amor abierto a todos

Hna. Aba Rose Boah, ctsj

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 21

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Ecos de la Iglesia

Jesús hace visible un amor abierto a todos Hna. Aba Rose Boah, ctsj

Padre el perdón para todos, “sin excluir a nadie”. Jesús ha lleva-do nuestro pecado sobre su cruz y, cuando nos confesamos arre-pentidos, tenemos la certeza de su perdón. Por eso no debemos temer reconocernos pecado-res como nos invita el papa. La iglesia y todos nosotros que la conformamos, estamos llama-dos a actuar con misericordia.

Jesús hizo y sigue haciendo vi-sible un amor abierto a todos. ¡Ninguno está excluido! Razón por la cual el santo papa nos invita a “salir a las periferias”. A dejar nuestro confort para acoger a los más necesitados. Gestos que muchos de nuestros antepasados lo entendieron y lo hicieron vida. Entre ellos nues-tras Madres Fundadoras.

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22 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Punto de vista

Las palabras del Papa Francisco sobre la misericordia divina nos aportan otra visión a la dogmáti-ca, puesto que valora la necesidad y la existencia de esta compasión en nuestra vida diaria, en nuestros actos más cercanos. A partir de es-tas dos máximas como guía, y con el vehículo indispensable del amor, podemos poner en marcha este gran reto que Dios y Jesús nos han puesto en el camino. Los cristianos, como Jesús, debemos dar ejemplo y ser empáticos con las necesidades de nuestra sociedad a partir de la trans-misión de los valores que nos aporta la fe. Esta es la mejor manera de ha-

cer visible la misericordia de Dios, la cual se resuelve toda en amor al prójimo.

Sin lugar a dudas, no hay misericor-dia y amor más grande que vivir la espiritualidad desde la empatía, el servicio y la entrega incondicional a los demás. Con la esperanza de crear un mundo más justo y sin ba-rreras sociales, con la certeza de que Dios nos acompaña en cada uno de nuestros actos, con benevolencia si erramos y con satisfacción si ha-cemos lo correcto. En la vida diaria debemos abrir los ojos al mundo y estar atentos a las diferentes reali-

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

Mª Paz Granados Pérez Profesora de Educación Secun-daria Obligatoria. Reus(España)

Docente del Colegio El Carmen de Tarragona

Nuestras madres encarnaron muy bien en su vida la invitación del papa de “salir a las periferias”. Comprendieron que Dios les invitaba a “reproducir en medio del mundo, a Jesucristo, revelador de la

ternura de Dios para con el ser humano. Una actitud de misericordia que debe ser el alma y la inspiración de nuestro servicio a los hermanos” (Mística de la acción p.28). Nosotras las Carmelitas Teresas de San José podemos afirmar haber recibido mucho de Dios y decir que Él ha sido grande con nosotras. La misericordia, rosto puro de Dios, es el vértice de nuestra misión; ¿Qué más esperamos de Él? Dios ha revelado su ser entero a nuestras Madres y a la Congregación. Es tiempo de gozar y vivir la misericor-

dia, revelando al mundo entero “las entrañas de Dios padre-madre”.

“Después de haber reflexionado sobre la misericordia de Dios en el Antiguo Testamento, hoy comen-zamos a meditar sobre cómo Jesús mismo la ha llevado a su realización plena. Una misericordia que Él ha expresado, realizado y comunicado siempre, en cada momento de su vida terrena. Encontrando a las multitudes, anunciando el Evangelio, sanando a los enfermos, acercándose a los últimos, perdo-nando a los pecadores, Jesús hace visible un amor abierto a todos: ¡nadie excluido! Abierto a todos,

sin fronteras. Un amor puro, gratuito, absoluto. Un amor que alcanza su culmen en el Sacrificio de la cruz. Sí, el Evangelio es realmente el «Evangelio de la Misericordia» porque ¡Jesús es la Misericordia”

PAPA FRANCISCOAUDIENCIA GENERAL

Miércoles 6 de abril de 2016

1. ¿De qué manera en el entorno donde vives y desarrollas tus actividades, La misericordia hace visible un amor abierto a todos?

2. Describe ¿cuáles son, en el país donde vives, las realidades que deberían ser objeto de la misericordia de quien vive como discípulo de Jesús y tú, ¿cómo crees que se podrían atender?

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016 23

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La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos Punto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

dades actuales como: el sufrimiento humano o los problemas provocados por la globalización (la división —cada vez más evidente— entre ricos y pobres, el paro, el desconcier-to político o todas las dificultades económicas que pasan las familias). La virtud de compadecerse y de ser misericordiosos con todos los seres humanos, ayuda a los cristianos a ser capaces de aportar la luz nece-saria a toda problemática social: es decir, una visión abierta y real del quehacer humano, donde la fe y nuestros valores deben ser el centro que impulse nuestros actos con el fin de mejorar un mundo en el que el consumismo y el egoísmo son el ti-món de un barco que ha perdido el rumbo. Indudablemente es un reto que los cristianos no podemos dejar a un lado, puesto que forma parte de nuestra realidad más profunda.

Jesús ha conquistado mi corazón, me ha hecho entender que con su mira-da de amor solo quiere sumergirnos en el misterio de su salvación. Así,

la misericordia de Dios se hace vi-sible en las pequeñas comunidades cuando compartimos el maravilloso don de la fe, haciéndonos cristianos evangelizados y evangelizadores. He comprendido que el amor de Dios está abierto a todos cuando mi vida se vuelve canal de bendición: sien-do oído que percibe el sufrimiento humano, siendo ojo que descubre el rostro sufriente del enfermo y el po-bre, siendo la mano que sirve, siendo los pies que los visita y siendo la con-ciencia para que juntos despertemos al compromiso social.

Vivo en Colombia, soy madre de un niño con síndrome de Down y he estado frente al sufrimiento de personas con enfermedades largas y ruinosas. El evangelio ha taladrado mi existencia, por eso estoy convenci-da que la gran obra de misericordia que un discípulo de Jesús puede hacer es evangelizar al otro. El discípulo deberá amar y conocer muy bien a su Maestro, permitirle a Jesús que lo humanice y así todas sus acciones serán misericordiosas. Erradicar de sí toda indiferencia ante el dolor, la pobreza y la discriminación. No resistirse a que el Espíritu de Jesús mueva amorosamente sus entrañas. Concretamente, asumir con otros discípulos el compromiso de la justi-cia social, reuniendo ayuda humana y material para llevar “una manito de Dios” a quien lo necesite.

El pueblo donde vivo se llama Te-quila Jalisco (México), la mayoría de las personas nos conocemos. La solidaridad aún se ve, por ejemplo, en los grupos de jóvenes que realizan distintas actividades para apoyar a diversas causas solidarias, la parro-quia tiene un comedor donde acuden personas que no tienen qué comer, reúne despensas para las familias más necesitadas; en el Colegio donde trabajo se promueve un ambiente ar-mónico y de familia, en el cual entre compañeros somos capaces de apoyar-nos no sólo en lo referente al trabajo sino también en las necesidades hu-manas y espirituales. A los alumnos se les forma con un sentido de amor al prójimo y misericordia de tal ma-nera que ellos responden a su corta edad con pequeñas acciones que dan muestra de su generosidad; por ejem-plo, el grupo de infancia misionera realiza campañas de recolección de ropa, dinero o despensas para soco-rrer a distintas causas, hacen visitas a enfermos y al Asilo de ancianos; el alumnado también da muestras por si mismos de socorrer a quien lo nece-site. Comparto que en una ocasión les

Ma. Adriana Macías Campa

Fraternidad “Sitio de Jericó” y profesora en el Colegio Luis Navarro. Tequila, Jal., México

Adriana María Bedoya GallegoDiscípula Misionera de la Casa del Padre. Medellín - Colombia

Coordinadora Nacional de las Fraternidades Carmelitas de Colombia

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Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 201624

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todosPunto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

planteé a los alumnos la necesidad, en particular, de unos niños de pre-escolar, de una comunidad cercana, los cuales dejaban de asistir a clases por falta de zapatos; así que algunas alumnas se movilizaron y en el mis-mo Colegio hicieron una campaña de recolección de zapatos y ropa, un acto generoso y desinteresado, creo que esa experiencia marcara sus vidas.

La misericordia en nuestra sociedad se tendría que ver reflejada en pro-gramas sociales, que en verdad sean un apoyo, por ejemplo, programas que económicamente respondan a las necesidades de los más desprotegidos, ancianos, madres solteras, enfermos con algún padecimiento crónico; exis-ten programas, pero están llenos de burocracia y corrupción.

También pienso que la labor de la iglesia tendría que ser más directa en el sentido que defiendan las in-justicias sociales sin importar las consecuencias pues Jesús defendía las buenas causas aun cuando ello le generará problemas.

En la iglesia se promueve la for-mación de grupos de oración y de formación cristiana, pero tal vez de-bemos de enfocar todos los grupos a llevar el mensaje de Jesús de manera más práctica y, obviamente siendo modelos ejemplares de cristianos que viven la fe y no sólo se forman en la fe. Tal vez, como dijo Jesús, no debemos ser personas tibias, de las que decimos que “creemos en la iglesia, que somos cristianos”, sólo porque lo decimos, pero no llevamos a la práctica con las labores de misericordia y mucho menos que en ocasiones se nos olvide que aprendimos los 10 mandamien-tos para bien de la humanidad y no sólo para pasar el catecismo.

Seguir a Cristo no es fácil, pero sin duda será gratificante… “Bien-aventurados los que sigan a Cristo desde sus obras”.

En el entorno donde vivo y desarro-llo mis actividades, pienso que la misericordia hace visible un amor abierto a todos:

• Mediante una vida sencilla y ge-nerosa, en una pastoral de conjunto donde se implementa las líneas pas-torales de la diócesis, basado en el lema trienal: “Una Iglesia Discípu-la, Profética y Misionera.

• Visitando a las comunidades, re-forzando la idea de que la misión eclesial, de ser testigos de la miseri-cordia es tarea de todos y cada uno de los bautizados.

• Siendo testimonio de fraternidad, comunión y unidad en medio de la comunidad.

• En una Evangelización que pro-mueve los valores humanos, éticos, culturales y religiosos como signo de la presencia del Reino en medio de una sociedad en crisis.

• En la vivencia de un cristianismo en permanente renovación median-te la escucha y vivencia de la Palabra de Dios, el dialogo, la justicia, la ho-nestidad…

• En síntesis, una misericordia ex-perimentada y vivida interiormente que se manifiesta en el testimonio de vida y en la lectura creyente de los signos de los tiempos.

En mi País (Mozambique) las rea-lidades que deberían ser objeto de la misericordia como discípulo de Jesús son:

El conflicto armado que vive mi país hace más de un año provocado por el autoritarismo y la intoleran-cia de las fuerzas políticas. Desde el Evangelio de la misericordia se nos invita a trabajar por el diálogo y la tolerancia y la paz, sensibilizando a las comunidades, ayudando a mirar la realidad con sentido crítico y a manifestarse pacíficamente contra toda acción violenta tanto del parti-do de la oposición como del partido en el poder.

La grave crisis económica que vive el país, causada por la deuda pú-blica contraída por el gobierno a espaldas del pueblo mozambique-ño. Buscando y promoviendo el bien común, siendo solidarios con los más pobres, humillados, desprotegidos y marginados por la sociedad, denun-ciando las injusticias, intentando ser transparentes y honestos frente a toda responsabilidad que se nos confía.

Padre Carminho Arcanjo Frango CareroSacerdote Diocesano de la Diócesis de Pemba

Administrador Parroquial de la Parroquia San Juan Bosco de Macomía . Distrito de Macomia/ Provincia de Cabo Delgado/ Mozambique

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25Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Reflexiona, ríe, juegaPuede interesarte...

Anunciad es la última de las cuatro cartas que la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apos-tólica, inspirándose en el Magisterio del Papa Francisco, dirige a todos los religiosos y religiosas con ocasión del Año de la Vida Con-sagrada. La carta recuerda que el corazón de los consagrados debe estar, por su propia naturaleza, «en salida» hacia los demás. Por su vocación todo religioso y religiosa son elegidos para anunciar a Cris-to al prójimo, identificándole con cada hombre y mujer que encuen-tran a diario en su camino. La carta incluye una serie de preguntas del Papa Francisco que invitan a todos los cristianos a reflexionar sobre cómo vivimos y cómo anunciamos la Buena Noticia.

Recurso para orar

Betania: Casa de Encuentro, forma parte de cinco fichas que introducen a la persona orante en el icono que motivó a la vida re-ligiosa de América Latina y el caribe durante el trienio 2012-2015.

Como Vida Religiosa estamos llamadas y llamados a ser mujeres y hombres del encuentro, a “ser encuentro”. El acontecimiento de “Aparecida” nos invita constantemente a vivir desde, en y para el en-cuentro con Cristo y con las/os hermanas/os. Es una invitación muy del Espíritu, porque estamos hechas/os para la comunión, para la alteridad, para trascendernos, para encontrarnos. La soledad es una realidad personal, terrible y hermosa al mismo tiempo, pero que en la medida que la acogemos como algo ineludible en nuestras vidas, aprendemos a vivirla como capacidad de encuentro, como apertura al otro y como soledad habitada por el infinitamente Otro, “que es más íntimo a mí que yo mismo” (San Agustín).

Puede descargarse en la página http://www.clar.org/

Película: me before you (antes de ti) Director: Thea Sharrock

Louisa “Lou” Clark (Emilia Clarke), una chica inestable y creativa, reside en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Vive sin rumbo y va de un trabajo a otro para ayudar a su familia a llegar a fin de mes. Sin embargo, un nuevo trabajo pondrá a prueba su habitual alegría. En el castillo local, se ocupa de cuidar y acompañar a Will Traynor (Sam Claflin), un joven y rico banquero que se quedó paralítico tras un accidente.

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26 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Reflexiona, ríe, juegaHumor: “Para vos nací”

Hna. Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj

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27Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº17 • Octubre 2016

La misericordia del Señor hace visible un amor abierto a todos

Reflexiona, ríe, juegaPasatiempo

Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj

• Colorea el dibujo y busca la frase siguiendo las pistas de los números:1- A2- E3- I4- O5- U6- M7- S8- Q9- L10- R11- D12- C13- N

Frase: “ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __”. 7 5 6 3 7 2 10 3 12 4 10 11 3 1 2 7 6 1 7 3 13 6 2 13 7 1 8 5 2 2 9 6 1 10

• Frase teresiana sobre la misericordia: acude a V 19, 15 y transcribe tan bella expresión de la Santa en el óvalo:

• Encuentra las seis diferencias:

Solución: 1. Rueda carrito del niño, 2. pliegues vestimenta de Jesús, 3. barrote ventana, 4. pala que sostiene uno de los niños, 5. llaga mano derecha de Jesús y 6. hebilla zapato niña del extremo derecho.

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Octubre 2016© Hermanas Carmelitas Teresas de San JoséNº17Año

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