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  • La mimesis conversacional en el

    Dilogo de la lengua

    de Juan de Valds

    por Ana VIAN HERRERO

    (Universidai Conplutense de Madrid)

    El dilogo mantiene una convencin muy frecuente a lo lar-go de toda su historia : se presenta como transcripcin de unaconversacin realmente acontecida. Y ahi reside, precisamente,su riqueza l i t e ra r ia , pues se convierte asi , metafricamente, enmodelo reducido de toda comunicacin l i t e ra r ia (1). La definicin

    (1) E. Kushner, Le rle structurel du "locus amoenus" dans les dialogues dela Renaissance, en CAIEF, 34, 1982, pp. 39-57 ; M. Le Guern, Sur le genre dudialogue, en L'automne de la Renaissance (1580-1630) (Paris, Vrin, 1981), pp.141-148. Me ocupo de ello en Fabula y Dilogo en el Renacimiento : confluenciade gneros en el "Coloquio de la mosca y la hormiga" de Juan de Jarava, enHomenaje a Francisco Lpez Estrada (en prensa).

    Este trabajo se concibi inicialmente como segunda parte de otro hoy enprensa en el volumen de Edad de Oro (La ficcin conversacional en el dialogorenacentista). Lo que slo pretenda ser una ejemplificacin de los razona-mientos in ic ia les , ms tericos, acab por adquirir una extension que aconse-jaba hacerlo independiente. Sin embargo, e l sustento en e l que este anlisisse fundamenta sigue encontrndose a l l , por lo que remito a aquella lecturay resumo aqui slo unos puntos de partida imprescindibles.

    VIAN HERRERO, Ana. La mimesis conversacional en e l "Dilogo de la lengua" de Juan de Valds. En

    Cr i t i cn (Toulouse), W, 1987, pp. ^5-79.

  • 46 Ana VIAN HERRERO Criticn, 40, 1987

    c l a s i c a de H i r z e l , "e ine Err te rung in Gesprchform" (d i scus inen forma de coloquio) ( 2 ) , es t i l porque marca l a s d i s t a n c i a se n t r e d i logo y conversacin ( 3 ) , a l a vez que i n v i t a a i n v e s t i -gar l o s r e c u r s o s usados por los au to re s para c r ea r en e l l e c t o rde una obra e s c r i t a l a impresin de f a m i l i a r i d a d de una conver-sacin d i s t e n d i d a que t r a n s c u r r e en e l espacio y en e l tiempodel receptor.

    Con el fin de ejemplificar esa convencin retrica, acudi-r a un texto paradigmtico, el Vi.aZ.OQO de.la.te.ngua.de Juan de Val-ds, por ser una de las obras que ms claramente expresan la"diffrencia", pero tambin el parentesco y la ambigedad del"hablar al escreuir", que evocaba Pedro de Navarra (4) y que tan-to gust a los renacentistas. Evocar los procedimientos de mime-sis conversacional que Juan de Valds introduce para lograr va-rios efectos de dramatismo e inmediatez escnica, ilusin de in-timidad entre los interlocutores, familiaridad y distensin pro-pias de una charla, y circunstancias y emotividad que la envuel-ven.

    Un enfoque como ste contribuira tambin a considerar lavertiente l i t e r a r i a de un autor y una obra casi sistemticamenteasediados desde perspectivas colindantes con la l i te ra tura , que,centradas en estudiar el valioso elemento informativo del texto,desatienden el elevado soporte a r t s t i co de este VtoQO y, en ge-neral, de la prosa valdesiana (5).

    (2) R. Hirzel, Der Dialog (Hildesheim, G. 01ms Verlag, 19632), I, p. 7.

    (3) Ibd., p. 2 : "Zwar ist jeder- Dialog ein Gespr'ch, aber nicht umgekehrtjedes Gesprach ein Dialog" ; "Es ist daher allerdings nur eine Art des Ges-prchs..." (p. 7).

    (4) P. de Navarra, Dilogos de la diffrencia del hablar al escreuir (Tolosa)J . Colomerio, 1565) ; reed. D. 0. Chambers (1968).

    (5) C. Barbolani, en la precisa introduccin a su edicio'n del Dilogo de lalengua (Madrid, Ca'tedra, 1982), pp. 11-102 (y bibliografa en pp. 103-113),reivindica la necesidad de atender a la vertiente l i teraria de Juan de Valds(p. 12). La posicin que se despreocupa del valor ar t s t ico del texto llegaa uno de sus ltimos editores, J . M. Lope Blanch (Madrid, Castalia, 1985),pp. 9-10 (ver C. Barbolani, introd. c i t . , p . 50). Un interesante artculo deI . Lerner insiste ahora en la misma direccin : El discurso literario del"Dialogo de la lengua" de Juan de Valds, en Actas del VIII Congreso de laA.I.H. (Madrid, Istmo, 1986), pp. 145-150. Mi inters es abordar aqu la apor-tacin especfica de esta obra a l gnero del dilogo humanstico, algo a loque C. Barbolani dedica menor espacio (pp. 53-62 de su introd. c i t . ) . No hepodido consultar el artculo de M. Marzano, Le forme del "Dialogo de la len-gua" di J. de Valds, en SLSp, 1968-1970, pp. 25-58.

  • EL DIALOGO EN JUAN DE VALDES 47

    1 . LA CREACIN DEL MARCO

    El texto carece de prlogo, por lo que los d is t in tos deta-l l e s sobre espacio, tiempo y circunstancias del encuentro se de-ducirn, como en los dilogos de Luciano y de Erasmo, de la pro-pia charla de los personajes. La tcnica ms importante es laacotacin, con los d is t in tos tipos conocidos (6), ya que el V-ia-ogo de la lengua es un texto prdigo en rasgos dramticos.

    Sabemos por acotacin descriptiva de Marcio, la ms abun-dante en esta obra, el pasado y el presente del dilogo, y lacaracterizacin in ic ia l de los interlocutores (7) :

    [...] Bie.n 04 devA acon.dan. como, al tiempo que. agola ka doaoi panX&te deita tierna pana. Roma, noi puomeXUtu a todo> tni&que. comervanadei y e.ntn.zten.nade nuestra ami&tad, como av&ii hecho,con vue&t/iai continuai contai. Agobia iabed que., dupui de. vo do,noio&LOi noi concenXamoi deita. maneta, que quaZquiena de. noiotrot, quene.

  • 48 Ana VIAN HERRERO Criticn, 40, 1987

    Tambin por acotacin desc r ip t iva de Valds sabemos quePacheco es mi l i t a r :

    PACHECO. Vo O pnometo , i no fSuee coia contnanla a mi pn.o(ziiin

    VALVES. Tambin Via Julio Cuan, de. vuz&tna pKofft&iin, peno no tuvopon. coia contn.aM.a a zlla. con ta pluma en ta mano ucnvinde noche lo quz con ta tana kazia de da, de man&ta quz tapno^za-in no O ZCUCL. No av&Li odo dezin que tai letnaino embotan ta tana ? (Pp. 48-49 ; los subrayados son mos).

    Y por el mismo procedimiento pone broche al encuentro Val-ds - in t e r locu to r :

    PUZ yo o dzxo pzman hasta oy zn ocho dla& que, ptaTnndo aVio,, noi ton.nan.imoi a juntan, aqu y oonatiuAeoM uta canUznda. Ago-n.a ya u nota de. n. a Npotu. Haztd qut not> dun ruutnai cavatgadu.-na& y vmonoa con V-ioi, que. a m tanto, cana me ha co&tado ta cotuda-,podn. de.zt que. na iido pan con dotoi. [Pp. 1&1-1&2) . (9)

    Una acotacin enunciativa se desprende de una orden oexhortacin extensa de Marcio :

    ...y ondjtnadt lo quz ha de. hazzn. mi.zntn.ai, yo voy a llaman, aValdi , quz ta \>zo paeo>i muy pzn&atLvo. Pzno minad quz mandi quzzl cae/io itz a a puznta pana que, -C vneAz alguno, iza quizn {fiz-nz, diga que. no tetamos aqu, ponquz no noi Zitonuzn ; y [...} man-dad que loi mooi Z ponen a jugan hazia la panXe. de. ta mon, ponquzde otna manzna no hanamoi nada. [Pp. 5/-5Z).

    Por e l l a confirmamos que Valds no es ta en la s a l a , sinoque t r a s su mutii ( " . . . Hazedlo a s s , y entre tanto me s a l l i r yoal ja rd n a tomar un poco de a i r e " , p . 50), se encuentra en eljardn ; nos informa de que la casa es t s i tuada a o r i l l a s delmar ; de que hay personajes a los que no vemos (el casero, losmozos). E implcitamente es l c i t o deducir que se t r a t a de lamansin de Coriolano, pues es quien ejecuta la orden de Marcio.

    (9) En general, la acotacin descriptiva abunda al principio y al fin de losdilogos, en el momento en que los autores crean el marco. Otros ejemplos devisualizacin imaginaria a base de deixis o adverbios en p. 183 (MARCIO :"[ . . . ] Aurelio, daca lo que as escrito. Veis aqu anotado...") y p. 88 (VAL-DS : "Essa es cosa que no se puede ensear sino teniendo un libro castellanoen la mano. Tenis aqu alguno" ?).

  • EL DIALOGO EN JUAN DE VALDES 49

    Por acotacin implcita sabemos que Marcio se ha redo,cuando Valds le pregunta : " De qu os res ?" (p. 75).

    Tambin hay en este dilogo distintos tipos de acotacinenlazada : su funcin ms frecuente es la de nexo entre las dis-tintas partes de la argumentacin ; para otorgar una estructuraunitaria a una informacin que aparenta ser vertida de modo azo-roso y libre :

    VALUES. (...] V quanto a loi vocablo* , A btn 04 aco*d>, ya. he. d -dicho todo lo que ay que. dnzii.

    MARCIO. i Qundo ?

    1/A.PES. Quando dixe. que. la lengua ousteLla.no. comi&te. piindpalmznteen vocabloi latinoi [...] y en vocabloi atbigoi o y en algunoi poco* i

    MARCIO. Ya me. acueAdo, pena ay que. rfeztt ur y m& dinsJj>. (P. 777) .

    En otro momento, al principio del dilogo, una acotacinenlazada sirve para explicar al lector algo que l ignoraba yque va a condicionar todo el desarrollo de la charla : ha tenidolugar otra conversacin por la maana (es decir, fuera del tiempoficticio del Vilogo), que justifica y hace verosmil de una solavez las circunstancias de este encuentro :

    MARCIO. [...] toinemot, a hablan, en lo que comna a. de.ziio uta maPa-na.

    VALVES. Ha me acueAdo de qu coia queAii d&zA.

    MARCIO. i Cmo no ? No O acondU que M dixe. cmo, de aquztlo que.aviamcu, platicado, me. ena. ve.ni.da a la mmoiia ana honesta cu->iioidad, en la quoi muchob diai ha deMeo platican, con vo& f

    i/ALOES. Va me acueAdo ; no tenia coa mai olvidada. (P . 39) .

    De este pasaje determinante deducimos (adems de la macha-cona insistencia en la condicin hablada de su encuentro) queValds no puede negarse a la discusin, aunque sea a regaadien-tes, porque este dilogo nace de un compromiso previo : por lamaana l mismo ha aprendido mucho ("os avernos respondido a todolo que nos avis preguntado" p. 39), con lo que ahora, en justacortesana ilustrada, tiene que corresponder a sus contertuliosaclarndoles cuantos pormenores de lengua hayan suscitado suscartas enviadas desde Roma.

  • 50 Ana VAN HERRERO Criticn, 40, 1987

    2 . LOS INTERLOCUTORES