la medalla de san benito - guillermo castillo

49

Upload: jaster-ii

Post on 07-Jul-2016

30 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

TRANSCRIPT

Page 1: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo
Page 2: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

LA MEDALLA DE SAN BENITO

Abadiade San Benito 2005

2

Page 3: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

INTRODUCCIÓNL

a figura sublime de San Benito, domina, por decirlo así, el horizonte de los siglos y dela historia; por razón de la huella luminosa que este verdadero gigante de la vidareligiosa ha dejado

a través de los siglos; por razón de la grandeza actual, moral, social, de toda especie,tan verdadera y sublime de la Orden Benedictina; por la razón de la santificación desus miembros bajo el impulso de su Fundador; por razón de la vitalidad tan feliz y tancaracterística de la Regla y de las Instituciones benedictinas...” 1.

La Iglesia resalta la figura de San Benito y su Regla como una fuente privilegiada deespiritualidad cristiana: “San Benito brilla con tal resplandor entre la multitud de losbienaventurados del cielo, que es digno de admiración a través de todos los siglos yentre todos los pueblos; de suerte que jamás habrá otro igual en los siglos venideros.Pues este gran gigante surgió para que, cuando el mundo se extraviaba, nosdescubriera nuevos caminos. Como dice San Gregorio: 'Estuvo lleno del espíritu detodos los justos” 2. Sobresalió por su gran amor a Dios y a todos los hombres; fuegrave y pacífico, de gran autoridad entre las gentes, vencedor de sí mismo, adornadode virtudes angélicas, insigne tanto por el don de profecía como por el de susmilagros. Nuevo Abraham, engendró una gran descendencia de hombres religiosos.Nuevo Moisés, escribió una Regla y llevó a los pueblos a la soledad para ofrecer allísus cultos" 3.

3

Page 4: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Para el Papa Juan Pablo II, San Benito enseña magistralmente el camino delencuentro con Dios hasta alcanzar la más elevada santidad: “En resumen: puededecirse que el mensaje de San Benito es una invitación a la interioridad. El hombredebe adentrarse principalmente en sí mismo, debe conocerse profundamente, debedescubrir dentro de sí el deseo de Dios y las huellas del Absoluto. El carácterteocéntrico y litúrgico de la reforma social propugnada por San Benito, parecereafirmar la exhortación de San Agustín: ”No salgas fuera de ti; vuélvete a ti mismo;la verdad habita en el hombre interior” 4. San Gregorio Magno, en sus célebresDiálogos, en los que cuenta la vida de San Benito, escribe que él “habitó consigomismo bajo los ojos del Supremo Inspector” 5. Escuchemos la voz de San Benito: De lasoledad interior, del silencio contemplativo, de la victoria sobre el alboroto del mundoexterior, de este habitar “consigo mismo” nace el diálogo consigo mismo y con Dios,que lleva hasta las cimas de la ascética y de la mística”6.

1. SS Pío XI: OR nº 61, 14 de marzo de 1931. Alocución del Santo Padre al Instituto Internacional de San Anselmo.2. San Gregorio Magno: Lib. II de los Diálogos, 8; PL LXVI, 150.3. Pío XII, AAS 39 ( 1947 ) 452-456: Homilía en la Basílica de San Pablo Extramuros el 18 de septiembre de 1947.

Estos testimonios de los Papas, fundamentan, acrecientan y confirman nuestraconfianza en la intercesión de San Benito, y nos mueven a invocarle en la oración.

Patrono principal de Europa, se le invoca como "Abogado de la buena muerte", comoeficaz protector contra todo tipo de influencias del mal espíritu, y en toda tentación opeligro.

LA VIDA ESCRITA POR EL PAPA SAN GREGORIO MAGNO.

La vida de san Benito fue escrita por el Papa Gregorio Magno, en torno al año 600, unos40 años después del santo y para ello tomó testimonios y datos de los mismos monjesque conocieron en vida al fundador de Montecasino.

4. Vera Rel. 39, 72.5. Lib. II Dial. C III. PL 125.6. SS Juan Pablo II: OR 20 / 5 / 1979: Alocución a la comunidad de Montecasino.

El valor de esta vida se da por presentar a san Benito como santo porque realizó en suvida lo que vivieron tantos hombres bíblicos del Nuevo y Antiguo Testamento. Hizomilagros que lo asemejaron con ellos, tuvo dotes que Dios sólo da a sus elegidos, yfinalmente tuvo la sabiduría de legislar acerca de la vida de la gracia, tal como se da enuna familia humana, como es la comunidad de monjes.

Por otra parte, cada párrafo de esta vida, es una viva manifestación del triunfo de Cristoy de san Benito sobre el poder del enemigo, cosa que, una vez muerto, fue pasado a susepulcro y a la medalla creada unos siglos después por los monjes benedictinos.

4

Page 5: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

El lector de esta vida debe saber que se encontrará con un texto que fue considerado unode los libros más leídos por los cristianos medievales y que narra la vida de un santoescrita, a su vez, por otro gran santo y doctor de la Iglesia como fue el Papa sanGregorio.

L I B R O S E G U N D O DE LOS DIÁLOGOS,

DEL PAPA SAN GREGORIO MAGNO (+604) VIDA Y MILAGROS DELVENERABLE ABAD BENITO

Hubo un varón de vida venerable, bendito por gracia y por nombre: Benito, dotado desdesu más tierna infancia de un corazón de anciano. Adelantándose con sus costumbres a suedad, no entregó su espíritu de ninguna manera al placer sensual. Estando todavía en estatierra y pudiendo gozar libremente de los bienes temporales, ya despreció el mundo con

5

Page 6: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

sus apariencias como si fuera un desierto.

Nacido de una familia libre de la región de Nursia, fue enviado a Roma para cursar losestudios de las ciencias liberales. Pero vió que muchos en el estudio se dejaban arrastrarhacia la pendiente del vicio. El entonces, habiendo puesto el pie ya casi en el umbral delmundo, retrocedió por temor de que los modales de la vida mundana lo hicieran caer deltodo en un precipicio sin fondo. Abandonó por eso los estudios de las letras y dejó lacasa y los bienes de su padre. Deseando agradar solo a Dios, empezó a indagar lascondiciones idóneas para practicar una vida santa. Así se retiró, ignorante a sabiendas ysabiamente iletrado.

2. No pude averiguar todos los detalles de su vida, pero lo poco que voy a narrar, lo sépor referencia de cuatro de sus discípulos, o sea: de Constantino, hombre del todorespetable, y que le sucedió en el gobierno del monasterio; de Valentiniano, que durantemuchos años dirigió el monasterio de Letrán; de Simplicio, que fue el tercer superior desu comunidad, después de él; y de Honorato, que aún actualmente gobierna elmonasterio, en el que había ingresado como monje.

I. El tamiz roto y reparado.

Cuando, después de haber abandonado los estudios literarios, decidió retirarse al desierto,le siguió solamente su nodriza que lo amaba entrañablemente. Llegaron a un lugarllamado Enfide. Allí se detuvieron, invitados por la caridad de muchas personashonradas, y se establecieron junto a la iglesia de san Pedro. La nodriza de Benito pidióprestado de las vecinas un tamiz para limpiar el trigo. Ella lo dejó incautamente sobre unamesa, y por casualidad el tamiz se cayó y quedó partido en dos pedazos. En cuanto lanodriza volvió y lo encontró así, empezó a llorar desconsoladamente, porque vió roto elutensilio que había recibido prestado.

2. Pero Benito, como joven piadoso y compasivo, viendo a su nodriza anegada enlágrimas, se compadeció de su dolor. Llevó consigo los dos pedazos del tamiz roto y sepuso a rezar llorando. Al levantarse de la oración, encontró a su lado el tamiz tan intactoque hubiera sido imposible notar en él alguna señal de rotura. En seguida consolócariñosamente a su nodriza y le devolvió el tamiz en su nuevo estado íntegro, luego dehaberlo llevado consigo roto.

Toda la gente del lugar se enteró del hecho. El caso causó tanta admiración que loshabitantes del pueblo colgaron el tamiz en el pórtico de la iglesia, para que así pudierandarse cuenta todos, tanto los presentes como los de los tiempos posteriores, con quéperfección se había manifestado la gracia, desde los principios, en la vida religiosa deljoven Benito. Allí el tamiz quedó expuesto durante muchos años a la vista de todos, yhasta nuestros tiempos de los Longobardos se vió suspendido encima de las puertas de laiglesia.

6

Page 7: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

3. Pero Benito deseaba más sufrir las injurias del mundo que sus alabanzas, y fatigarsepor los esfuerzos en honor de Dios que ser ensalzado por los privilegios de esta vida.Huyó a escondidas de su nodriza y se dirigió hacia la soledad de un lugar desiertollamado Subiaco, que dista de la ciudad de Roma unas cuarenta millas. Desde allí surgenaguas frescas y trasparentes en tal abundancia, que se juntan primero en un extenso lagoy luego se deslizan formando un río.

4. Durante su marcha hacia aquel lugar, el fugitivo fue descubierto por un monje llamadoRomán quien le preguntó adónde iba. Al enterarse acerca de sus aspiraciones, guardó susecreto y le prestó su ayuda. Le dió el hábito de la vida monástica y le asistió en lamedida de lo posible.

Al llegar al lugar deseado, el hombre de Dios se retiró a una cueva estrechísima. Allípermaneció durante tres años, ignorado de los hombres con excepción del monje Román.

5. Román vivía no lejos de allí, en un monasterio bajo la regla del abad Adeodato. Perosustraía piadosamente algunas horas a la vigilancia de su abad, y en días convenidosllevaba a Benito el pan que podía quitar furtivamente de su comida. Pero hacia la cuevano había ningún camino desde el monasterio de Román, porque encima de ella, en loalto, sobresalía una enorme roca. Por lo tanto Román solía, desde la misma roca, bajar elpan atado a una cuerda larguísima, a la que ató también una campanilla para que, alsonido de ella, el hombre de Dios se diera cuenta en qué momento Román le pasaba elpan, y él entonces saliera a recogerlo. Pero el antiguo enemigo, envidioso de la caridaddel uno y de la refección del otro, al observar un día el pan que bajaba, arrojó una piedray rompió la campanilla. Sin embargo, Román no dejó de ayudarle a Benito con mediosapropiados.

6. Pero Dios omnipotente quiso que Román ya descansara de su tarea, y que la vida deBenito se diera a conocer como ejemplo a los hombres, a fin de que la luz puesta sobreel candelero resplandeciera e iluminara a todos los que están en la casa. Cierto sacerdoteque vivía lejos de allí, había preparado su comida para la fiesta de Pascua. El Señor, porsu merced y deferencia, se le apareció en una visión y le dijo: "Tú te estás preparandomanjares deliciosos, y allí, mi siervo se ve atormentado por el hambre." En seguida elsacerdote se levantó, y en la misma solemnidad de Pascua, con los alimentos que sehabía preparado, se puso en marcha hacia aquel lugar. Buscando al hombre de Dios através de las asperezas de las montañas, las profundidades de los valles y las cavidadesdel terreno, lo encontró escondido en la cueva.

7. Rezaron juntos y bendijeron a Dios omnipotente, y después de haberse sentado yentretenido en agradables coloquios acerca de la vida espiritual, el sacerdote que habíavenido, le dijo: "Levántate y comamos, porque hoy es Pascua." El hombre de Dios lerespondió: "Sé que es Pascua, porque he sido merecedor de verte." Es que, viviendoalejado de los hombres, ignoraba que aquel día era la solemnidad de la Pascua. El

7

Page 8: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

venerable sacerdote siguió insistiendo: "Ciertamente, hoy es el día pascual de laresurrección del Señor. No te conviene de ninguna manera que sigas ayunando, ya quehe sido enviado con el fin de que juntos comamos los dones del Señor omnipotente."Bendiciendo entonces a Dios, tomaron el alimento. Y así, terminada la comida y laconversación, el sacerdote regresó a su iglesia.

8. Por aquel entonces, unos pastores también lo encontraron escondido en la cueva.Viéndolo por entre los arbustos y vestido con pieles, creyeron que era algún animal. Peroal conocer más de cerca al servidor de Dios, los instintos feroces de muchos de ellos seconvirtieron a la virtud de la piedad. Así, su nombre se dió a conocer a todos loshabitantes de los lugares vecinos, y él, ya desde entonces, empezó a ser frecuentado pormuchos, que al llevarle el sustento del cuerpo, de su boca recibían alimentos de vida parasu corazón.

II. La victoria sobre una tentación de la carne.

Un día en el que estaba solo, se presentó el tentador. Una avecilla negra, vulgarmentellamada mirlo, comenzó a revolotear en torno de su cara y a acercarse importunamente aella, de modo que el hombre santo habría podido agarrarla con la mano, si hubieraquerido apresarla. Pero trazó la señal de la cruz, y el ave se alejó. En cuanto el ave sefue, le siguió una tentación de la carne tan violenta, como el hombre santo nunca la habíaexperimentado. Algún tiempo antes, él había visto a una mujer que el espíritu malignoahora volvió a presentar ante los ojos de su mente, inflamando con la hermosura de ellael ánimo del siervo de Dios de tal modo, que a duras penas podía aguantar en su pecho lallama del amor. Casi ya estaba decidido a abandonar el desierto, vencido por lavoluptuosidad.

2. Pero iluminado súbitamente por la gracia de lo alto, volvió en sí, y divisando muycerca un matorral de ortigas y espinas, se quitó la ropa y se arrojó desnudo sobreaquellos aguijones de espinas y el fuego de las ortigas. Después de haberse revolcado allídurante mucho tiempo, salió con el cuerpo del todo lacerado. Así, por las heridas de lapiel sacó del cuerpo la llaga del espíritu, transformando el placer en dolor. Al abrasarsepor el castigo beneficioso en lo exterior, extinguió el fuego ilícito en su interior. De estasuerte venció el pecado, porque invirtió el incendio.

3. Desde entonces, según él mismo solía contar luego a sus discípulos, la tentación de lavoluptuosidad quedó dominada en él de tal manera, que ya jamás volvió a experimentaren sí nada semejante. En lo sucesivo, muchos empezaron a abandonar el mundo y acudira su enseñanza. A la verdad, libre del mal de la tentación, con razón él ya pudo hacersemaestro de virtudes. Con este respecto, Moisés había ordenado que los levitas debíanprestar el servicio a partir de los veinticinco años en adelante, pero que a partir de loscincuenta fueran custodios de los vasos sagrados (ver Nm 8,24ss).

8

Page 9: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

4. PEDRO: Ciertamente, de algún modo llego a entrever el sentido del pasaje aducido.Pero te ruego que me lo expongas más claramente.

GREGORIO: Es evidente, Pedro, que en la juventud la tentación de la carne es másabrasadora, pero que a partir de los cincuenta años el ardor del cuerpo se apacigua. Losvasos sagrados son, a su vez, las almas de los fieles. Conviene por consiguiente que loselegidos, mientras aún son tentados, se humillen, sirvan y se fatiguen con atenciones ytrabajos. Pero cuando cesa el calor de la tentación, al llegar su espíritu a la paz de laedad, entonces ya son custodios de los vasos sagrados, porque llegan a ser doctores delas almas.

5. PEDRO: De verdad, estoy conforme. Pero, ya que aclaraste los secretos del pasajecitado, te ruego que continúes el relato de la vida del hombre justo que has empezado.

III. Una vasija de cristal rota por el signo de la cruz.

GREGORIO: Alejada entonces la tentación, el hombre de Dios, a la manera de unterreno cultivado y libre de espinas, produjo frutos más abundantes para la mies de lasvirtudes. A causa de la fama de su preclara santidad, su nombre se hizo célebre.

2. No lejos de allí estaba un monasterio cuyo abad había fallecido, y toda su comunidadse dirigió al venerable Benito, pidiéndole insistentemente que se hiciera su superior. El,negándose, difirió su asentimiento durante mucho tiempo, diciéndoles de antemano quelas costumbres de él y las de ellos no podrían coincidir. Pero vencido finalmente por susreiteradas súplicas, dió su consentimiento.

3. Pero él vigilaba sobre la observancia de la vida regular del monasterio, no permitiendoa nadie - igual como lo había hecho hasta entonces - desviarse por actos ilícitos delcamino de perfección, ni hacia la derecha ni hacia la izquierda. Los hermanos de quienesse había hecho cargo, empezaron, insensatamente enfurecidos, a acusarse a sí mismospor haberle pedido que los gobernara, ya que su vida torcida estaba en pugna con aquellanorma de rectitud. Dándose cuenta de que bajo su gobierno no se les permitirían cosasilícitas, se dolieron de tener que renunciar a sus costumbres, y les pareció demasiadoduro verse obligados a aceptar cosas nuevas con su espíritu envejecido. Puesto que lavida de los buenos resulta intolerable a los de costumbres depravadas, empezaron atramar de alguna manera su muerte.

4. Después de decidirlo en consejo, mezclaron veneno en el vino. Cuando el vaso decristal, que contenía la bebida envenenada, fue presentado al abad al sentarse éste a lamesa, para que lo bendijera según la costumbre del monasterio, Benito extendió la manoe hizo el signo de la cruz. El vaso, que estaba a cierta distancia, se rompió con este signo,y se quebró de manera tal, como si a ese vaso de muerte en lugar de la cruz le hubieranechado una piedra. El hombre de Dios comprendió en seguida que el vaso había

9

Page 10: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

contenido una bebida de muerte, ya que no pudo soportar la señal de la vida. Y alinstante se levantó, y con el rostro sereno y el ánimo tranquilo convocó a los hermanos yles dijo: "¡Que Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, hermanos! ¿Por quéquisieron hacer esto conmigo? ¿No les dije acaso de antemano que mis costumbres noeran compatibles con las de ustedes? Vayan y busquen un padre de acuerdo con suscostumbres, porque en adelante ya no podrán contar de ningún modo conmigo."

5. Acto seguido, volvió al lugar de su amada soledad y solo, bajo la mirada delEspectador divino, habitó consigo mismo.PEDRO: No llego a entender del todo lo que quiere decir la expresión "habitó consigomismo".

GREGORIO: Si el hombre santo hubiera querido tener sometidos por más tiempo aquienes, de común acuerdo, conspiraban contra él y eran del todo diferentes de su modode vivir, tal vez habría excedido la medida de sus fuerzas y el temple de su tranquilidad,apartando la mirada de su espíritu de la luz de la contemplación. Y fatigándose día trasdía en la corrección de todos ellos, habría desatendido sus propios quehaceres, yolvidándose tal vez de sí mismo, no se habría desempeñado en provecho de los demás.Porque, cada vez que por alguna preocupación excesiva salimos fuera de nosotrosmismos, seguimos - es verdad - siendo nosotros, pero sin embargo ya no nos hallamoscon nosotros, porque distraídos por otras cosas, nos perdemos de vista a nosotrosmismos.

6. ¿Diremos acaso que vivía consigo mismo aquel que partió a una región lejana,derrochó la herencia que había recibido, tuvo que arreglarse con uno de los habitantes deallí y apacentar los puercos, a los que veía comer bellotas, mientras le consumía elhambre? Y sin embargo, teniendo en cuenta que después empezó a pensar en los bienesque había perdido, está escrito acerca de él: "Vuelto en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mipadre tienen pan en abundancia!" (Lc 15,11ss). Si es que estuvo consigo mismo, ¿cómopudo volver en sí?

7. Por eso quisiera decir yo que este hombre venerable habitó consigo mismo, porqueteniendo constantemente fija la atención en la vigilancia de sí mismo, mirándose siempreante los ojos del Creador y examinándose sin cesar, no envileció, con ojeadas fuera de sí,la mirada de su espíritu.

8. PEDRO: En este caso, ¿cómo se explica lo que está escrito acerca del apóstol Pedro,cuando fue sacado de la cárcel por un ángel: "Volviendo en sí, dijo: Ahora sé querealmente el Señor envió a su ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuantoesperaba el pueblo judío." (Hch 12,11)?

9. GREGORIO: Hay dos maneras, Pedro, para salir fuera de nosotros mismos: o sea,que por la culpa de los pensamientos caemos por debajo de nosotros, o sea en el caso

10

Page 11: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

contrario, que por la gracia de la contemplación somos elevados por encima de nosotros.Así aquel que apacentó los puercos, cayó por debajo de sí por la divagación del espíritu yla impureza. El otro en cambio, a quien el ángel libró arrebatando su espíritu en éxtasis,estuvo sin duda fuera de sí, pero por encima de sí mismo. Ambos, por lo tanto, volvieronen sí: el primero cuando, apartándose del error de su vida, volvió hacia la sensatez de sucorazón, y el segundo, cuando volvió, desde las cumbres de la contemplación, a ser loque era antes, conforme al estado habitual de su ánimo.

Por consiguiente, el venerable Benito habitó consigo mismo en aquella soledad, encuanto se custodió dentro de los claustros de su pensamiento. Pero cada vez que loarrebató el ardor de la contemplación hacia lo alto, no cabe duda que él se dejóabandonado por debajo de sí mismo.

10. PEDRO: Es lógico lo que dices. Pero ahora te ruego que me expliques, si le estabalícito abandonar a los hermanos que una vez aceptó bajo su dirección.

GREGORIO: Por mi parte, Pedro, estimo que donde existen algunos buenos a quienes sepueda ayudar, hay que soportar con ecuanimidad a los malos que están allí reunidos.Pero donde falta en absoluto el fruto de los buenos, ya se hace inútil el trabajo que setoma por los malos, sobre todo si en las cercanías se ofrecen otras ocasiones para lograrresultados más provechosos en honor de Dios. En consecuencia, ¿para quién iba apermanecer allí por más tiempo el hombre santo como guardián, al ver que todosunánimemente lo perseguían?

11. Y a menudo sucede en el ánimo de los perfectos - no lo olvidemos - que al percatarsede que su trabajo no da ningún fruto, se van a otra parte a ocuparse de una tarea que lesreporte algún éxito. Por eso aquel eminente predicador que deseó "irse para estar conCristo", para quien "la vida era Cristo, y la muerte una ganancia" (Flp 1,23.21), queambicionaba las luchas de las persecuciones no solo para sí, sino que incitaba también aotros a soportarlas, al sufrir persecución en Damasco buscó un muro, una cuerda y unacanasta para poder evadirse, y quiso que lo bajasen ocultamente en ella (ver Hch 9,24s;2 Co 11,32s). ¿Diríamos, entonces, que Pablo temía la muerte, cuando él mismo declaraque la deseaba por amor a Jesús? Pero al ver que en aquel lugar hallaba poco fruto y unalabor pesada, se guareció para realizar en otra parte un trabajo provechoso. El esforzadoluchador de Dios no quiso quedarse en el cuartel, y fue en busca del campo de batalla.

12. Así también el mismo venerable Benito: si me prestas atención, comprenderás que élmismo abandonó allí a los rebeldes, escapando con vida, para resucitar de la muerteespiritual a una multitud de almas en otros lugares.

PEDRO: Lo acertado de lo que enseñas, lo prueban la razón manifiesta y el coherentetestimonio aducido. Pero te ruego que reanudes el hilo de la narración de la vida de estegran padre.

11

Page 12: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

13. GREGORIO: Como el hombre santo iba creciendo en virtudes y milagros en lasoledad, mucha gente se le unió en aquel lugar para el servicio de Dios omnipotente. Porlo tanto construyó allí doce monasterios con la ayuda del omnipotente Señor Jesucristo.A cada uno de ellos, después de constituir sus abades respectivos, asignó doce monjes.Pero retuvo consigo a algunos pocos, juzgando que podía formarlos aun mejor en supresencia.

14. Entonces empezaron a llegar hasta él hombres nobles y piadosos de la ciudad deRoma, ofreciéndole a sus hijos para educarlos en el temor de Dios omnipotente. TambiénEutiquio y el patricio Tértulo le encomendaron a sus hijos de condiciones prometedoras,el primero a Mauro, y el segundo a Plácido. El joven Mauro se destacaba por sus buenascostumbres y empezó a ser el ayudante del maestro. Plácido, en cambio, se hallabatodavía en su edad infantil.

IV. Un monje distraído vuelto al buen camino.

En uno de los monasterios que Benito había construído en los alrededores, había unmonje que no podía quedarse en su lugar durante la oración, sino que, apenas loshermanos se inclinaban para dedicarse a la oración, él salía afuera, y con la mentedistraída se entretenía en cosas terrenas e intrascendentes. Habiendo sido advertidoreiteradas veces por su abad, fue llevado al hombre de Dios quien a su vez lo increpóduramente por su necedad. Vuelto al monasterio, apenas si se acordó durante dos días dela amonestación del hombre de Dios. Porque al día tercero volvió a su antiguacostumbre, comenzando otra vez a divagar durante el tiempo de la oración.

2. El asunto fue comunicado al servidor de Dios por el padre, que él había constituídopara esta casa. Benito dijo: "Yo iré y lo corregiré personalmente." El hombre de Diosllegó al monasterio, y a la hora fijada, concluída la salmodia, los hermanos se aplicaron ala oración. Entonces advirtió a un chiquito negro arrastrando hacia afuera, por el bordedel vestido, a aquel monje que no podía permanecer en la oración. Al ver esto, Benito lesdijo secretamente al padre del monasterio, de nombre Pompeyano, y al servidor de DiosMauro: "¿No ven quién es el que arrastra hacia afuera a este monje?" A lo que ellosrespondieron: "No." Les dijo: "Recemos, para que también ustedes vean a quién sigueeste monje." Pasados dos días de oración, el monje Mauro lo vió, pero Pompeyano, elpadre del monasterio, no pudo verlo.

3. Al día siguiente, terminada la oración, el hombre de Dios salió del oratorio ysorprendió al monje estando afuera. Lo golpeó con una vara para curar la ceguera de sucorazón. A partir de aquel día, el monje ya no sufrió de ningún modo el engaño delchiquito negro, sino que permaneció constante en su aplicación para la oración. Así, elantiguo enemigo ya no se atrevió a influir en su imaginación, como si él mismo hubierasido castigado por el azote.

12

Page 13: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

V. El agua que Benito hizo brotar de una roca en la cumbre de la montaña.

De los monasterios que había construído en aquel paraje, tres se hallaban emplazados enlo alto de las rocas de un cerro, y resultaba sumamente penoso para los hermanos bajarsiempre al lago donde tenían que sacar el agua, tanto más porque existía un grave riesgoque daba miedo, en cada bajada por la pendiente abrupta del cerro. En consecuencia sereunieron los hermanos de los tres monasterios y acudieron al servidor de Dios Benito,diciendo: "Nos es muy penoso descender cada día al lago para sacar el agua. Por eso esnecesario trasladar los monasterios a otro lugar."

2. Benito los consoló bondadosamente y los despidió. Aquella misma noche,acompañado por el pequeño niño Plácido a quien mencioné antes, subió a la cumbre dela montaña y rezó allí durante mucho tiempo. Concluída la oración, puso como señal enaquel lugar tres piedras, y sin que nadie allí lo supiera, se volvió al monasterio.

3. Al día siguiente, los hermanos volvieron a él para recordarle la falta del agua. Benitoles dijo: "Vayan y caven un poco sobre la roca en la que encuentren tres piedras puestas,una encima de otra. Porque Dios omnipotente es capaz de hacer brotar agua hasta en lacima de este cerro, para evitarles la molestia de un camino tan penoso."

Ellos se fueron y encontraron la roca, que Benito les había indicado, ya transpirandogotas de agua. Y al cavar en ella un agujero, éste al instante se llenó de agua que surgiótan copiosamente, que aún en la actualidad sigue corriendo en abundancia, deslizándosedesde la cumbre hasta el pie del cerro.

VI. El hierro que desde el fondo del agua volvió a su mango.

En otra ocasión, un Godo con un alma de pobre se presentó para hacerse monje. Elhombre del Señor Benito lo recibió con muchísimo gusto. Un día mandó que le dieranuna herramienta parecida a una hoz, y que se llama falcastro, para que cortara las zarzasen un lugar donde debía hacerse un huerto. Aquel lugar que le habían asignado al Godopara limpiar, estaba situado directamente sobre la orilla del lago. Al cortar el Godo aquelmatorral de zarzas con todas sus energías, el hierro se desprendió del mango y cayó allago. Allí las aguas eran tan profundas que ya no quedó ninguna esperanza de poderrecobrar la herramienta.

2. Así, perdido el hierro, el Godo corrió tembloroso al monje Mauro, y contándole eldaño que había causado, hizo penitencia por su falta. De inmediato, el monje Mauro a suvez se encargó de informar al servidor de Dios Benito. Al oírlo, el hombre del Señor sefue al lago, tomó el mango de manos del Godo y lo hundió en el lago. Al momento, elhierro volvió desde la profundidad del agua y se ajustó al mango. Benito devolvió enseguida la herramienta al Godo y le dijo: "¡Hela aquí! ¡Vete a trabajar y no teentristezcas!" (ver 2 R 6,5ss).

13

Page 14: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

VII. Cómo su discípulo caminó sobre las aguas.

Un día, mientras el venerable Benito estaba en su celda, el mencionado niño Plácido,monje del hombre santo, salió a sacar agua del lago. Al sumergir descuidadamente en elagua el recipiente que llevaba consigo, él, cayendo, lo siguió también. La corriente loarrastró en seguida y lo llevó agua adentro, casi a un tiro de flecha desde la ribera. Elhombre de Dios, desde su celda, se dió cuenta al instante de lo ocurrido. De inmediatollamó a Mauro, diciéndole: "¡Corre, hermano Mauro! Porque el niño que fue a sacaragua, se cayó al lago, y la corriente ya está arrastrándolo lejos."

2. Pero, ¡cosa admirable e insólita desde los tiempos del apóstol Pedro (ver Mt 14,28s)!Después de solicitar y recibir la bendición, Mauro se fue de toda prisa para cumplir laorden de su padre. Y creyendo que caminaba sobre tierra firme, corrió sobre el aguahasta el lugar a donde la corriente había arrebatado al niño. Y agarrándolo por loscabellos, siguió corriendo también de vuelta. Apenas llegó a la ribera, vuelto en sí, miróhacia atrás y se dió cuenta de que había corrido sobre las aguas, y a lo que nunca habríapodido atreverse, lo admiró temblando como un hecho.

3. De vuelta junto al padre, le contó lo sucedido. Pero el hombre venerable Benitoempezó a atribuir esto no a sus propios méritos, sino a la obediencia del discípulo. PeroMauro, al contrario, sostenía que ello era el efecto solo de su mandato y que él no teníaparte en aquel prodigio, porque lo había hecho inconscientemente. Pero en esta amistosadiscusión de mutua humildad intervino como árbitro el niño que había sido salvado.Porque decía: "Yo, cuando fuí sacado del agua, veía sobre mi cabeza la melota del abady observaba que era él quien me sacaba del agua."

4. PEDRO: Realmente, es impresionante lo que cuentas, y ello servirá de edificaciónpara muchos. A mí, me pasa que cuanto más bebo de los milagros de este hombre tanbueno, más sed siento.

VIII. El pan envenenado arrojado lejos por un cuervo.

GREGORIO: Cuando aquella región, a lo largo y a lo ancho, ya se vió favorecida por elamor del Señor Dios Jesucristo, muchos abandonaron la vida del mundo, sometiendo laaltivez de su corazón al yugo suave del Redentor (ver Mt 11,30). Pero puesto que es lacostumbre de los malos envidiar en los demás la práctica de la virtud que ellos mismosno se animan a apetecer, el presbítero de la iglesia vecina, llamado Florencio, y que era elabuelo de nuestro subdiácono Florencio, incitado por la malicia del antiguo enemigo,empezó a sentir celos por las aspiraciones del hombre santo, a difamar sus costumbres, ya apartar de su trato a cuantos le era posible.

2. Pero al ver que ya no podía impedir sus progresos y seguía creciendo la fama de suvida, y que además por el prestigio de su reputación muchos se sentían atraídos sin cesar

14

Page 15: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

hacia una vida mejor, abrasado cada vez más por la llama de la envidia, se hacía peorcada día, porque deseaba recibir las alabanzas de las costumbres de Benito, pero sinquerer llevar su vida edificante.

Obcecado por las tinieblas de la envidia, llegó al punto de enviar al servidor del Señoromnipotente como obsequio un pan envenenado. El hombre de Dios lo aceptó con laacción de gracias, aunque no se le ocultó el mal pernicioso que estaba escondido en elpan.

3. A la hora de la comida solía venir un cuervo de la selva vecina, para recibir el pan desu mano. Cuando el cuervo vino como de costumbre, el hombre de Dios le echó el panque el presbítero le había enviado, y le ordenó: "En el nombre del Señor Jesucristo, tomaeste pan y arrójalo a un lugar que no pueda ser encontrado por ningún hombre."Entonces el cuervo, abriendo el pico y extendiendo las alas, empezó a revolotear y agraznar alrededor del pan, como si hubiera querido decir a las claras que por un lado, sí,quería obedecer, pero que por el otro no podía cumplir lo mandado. Mas el hombre deDios le ordenaba una y otra vez: "Llévalo, llévalo tranquilo, y arrójalo allí donde nopueda ser encontrado." Después de haber demorado mucho tiempo, al fin el cuervo loagarró con el pico, lo levantó y se fue. Transcurrido un intervalo de tres horas, y despuésde haber arrojado el pan, volvió y recibió de manos del hombre de Dios el alimentoacostumbrado (ver 1 R 17,4ss).

4. El venerable padre, al ver que el ánimo del sacerdote se enardecía contra su vida, seapenó más por él que por sí mismo. Pero nuestro Florencio, ya que no pudo matar elcuerpo del maestro, se enardeció en deseos de perder las almas de sus discípulos. Así, enel huerto del monasterio en el que estaba Benito, introdujo ante sus ojos siete muchachasdesnudas, que trabándose las manos unas con otras, jugaron durante mucho tiempodelante de ellos, con la intención de inflamar sus almas en la perversidad de la lascivia.

5. El hombre santo lo vió desde su celda y se sobresaltó por el temor de la caída de losmás débiles de sus discípulos. Comprendiendo que se hacía esto con el fin de perseguirlea él solo, eludió aquella ocasión para la envidia. En todos los monasterios que habíaconstruído, constituyó prepósitos con sus respectivos hermanos, y llevando consigo aunos pocos monjes, cambió el lugar de su morada.6. Pero apenas el hombre de Dios se había evadido humildemente del odio de su rival,cuando Dios omnipotente golpeó terriblemente a éste último. En efecto, cuando elmencionado presbítero, estando en la terraza, se enteró de la partida de Benito y seregocijó de ella, la terraza en la que estaba, se derrumbó, permaneciendo intacto todo elresto de la casa, y el enemigo de Benito se murió aplastado.

7. El discípulo del hombre de Dios, Mauro por nombre, estimó que debía anunciárselo alinstante al venerable padre Benito que apenas se había alejado diez millas de aquel lugar,y le dijo: "Vuelve, porque el presbítero que te perseguía ha muerto." Al oír esto, el

15

Page 16: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

hombre de Dios Benito prorrumpió en fuertes sollozos, tanto porque su adversario habíamuerto, como porque el discípulo se alegraba de la muerte del enemigo. Esta fue la causapor la que impuso al discípulo una penitencia, puesto que éste, al comunicarle una noticiatal, se había atrevido a alegrarse de la muerte del enemigo.

8. PEDRO: Lo que cuentas es admirable y del todo asombroso. Porque a mi parecer, elagua que manó de la piedra, recuerda a Moisés (ver Nm 20,7ss), el hierro que volviódesde lo profundo del agua, a Eliseo (ver 2 R 6,5ss), el caminar sobre las aguas, a Pedro(ver Mt 14,28s), la obediencia del cuervo, a Elías (ver 1 R 17,4ss), y el llanto por lamuerte del enemigo, a David (ver 2 S 1,11s). Según lo que veo, este hombre estuvo llenodel espíritu de todos los justos.

9. GREGORIO: Pedro, el hombre del Señor Benito tuvo el espíritu de Uno solo, el deAquel que por la gracia de la redención que nos fue concedida, llenó los corazones detodos los elegidos. Es El de quien Juan dice: "Era la luz verdadera que, al venir a estemundo, ilumina a todo hombre" (Jn 1,9). De El escribió también: "De su plenitud, todosnosotros hemos participado" (Jn 1,16). Porque los santos pudieron obtener de Dios elpoder de obrar milagros, pero no el de transmitir este poder a los demás. Pero Esteconcede a sus fieles estas señales milagrosas, el mismo que prometió dar a sus enemigosla señal de Jonás (ver Mt 12,39 y 16,4). En efecto, en presencia de los soberbios sedignó morir, pero delante de los humildes, resucitar, de modo que los unos vieron en Elun ser despreciable, y los otros, el objeto de su amor y veneración (ver Jn 19,37; Za12,10). En virtud de este misterio, los soberbios tienen su mirada puesta en el despreciopor la muerte, mientras que los humildes fueron hechos partícipes de la gloria del podersobre la muerte (ver Lc 1,50ss).

10. PEDRO: Quisiera rogarte que me digas ahora a qué regiones emigró el hombre santo,y si allí también obró nuevos milagros.

GREGORIO: Al marcharse a otra parte, el hombre santo cambió por cierto el lugar, perono el enemigo. Porque después sobrellevó combates tanto más difíciles, cuanto tuvo queenfrentarse en abierta lucha con el mismo maestro de la maldad.

La plaza fuerte, de nombre Casino, está situada en la ladera de una montaña alta, queparece acogerla en una dilatada hondonada y, elevándose por unas tres millas, levanta sucumbre casi hasta las mismas alturas de los cielos. Había allí un templo vetustísimo, en elque según los ritos antiguos de los paganos, la población de unos aldeanos necios rendíaculto a Apolo. En los alrededores habían crecido bosques para el culto de los demonios.Allí, todavía en aquel tiempo, una multitud enloquecida de sus adeptos inmolaba víctimassacrílegas.

11. Al llegar allí, el hombre de Dios destrozó el ídolo, derribó el altar, taló los bosques(ver Ex 34,13; Dt 7,5) y construyó en el mismo templo de Apolo un oratorio en honor de

16

Page 17: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

san Martín, y en el lugar del altar de Apolo, un oratorio de san Juan. Y con supredicación continua convocaba hacia la fe a todos los que vivían en los alrededores.

12. Pero el antiguo enemigo no podía soportar esta actitud en silencio. Se aparecía a losojos del padre, no ocultamente o en sueños, sino en clara visión. Con grandes gritos sequejaba de la violencia que tenía que padecer (ver Mt 8,29), de modo que también loshermanos oían su voz, aunque sin poder ver su figura. Pero el venerable padre contaba asus discípulos que el antiguo enemigo aparecía a sus ojos corporales en forma terroríficay todo en llamas, y que parecía amenazarlo con su boca echando fuego y con sus ojosardientes. En cambio, lo que decía lo oían todos. Primero lo llamaba por su nombre. Ycomo el hombre de Dios no le respondía, lo atacaba en seguida con insultos. Así, cuandogritaba: "¡Benito, Benito!", y al ver que no le respondía en absoluto, al instante agregaba:"Maldito y no Bendito, ¿por qué te metes en mis asuntos? ¿Por qué me persigues?" (verHch 9,4).

13. Pero vamos a ver ahora ya los nuevos combates del antiguo enemigo contra elservidor de Dios. Lo que el enemigo quería, era hostilizarlo mediante sus peleas. Perocon ellas, en contra de su agrado, le proporcionó la ocasión para nuevas victorias.

IX. La enorme piedra desplazada por su oración.

Un día, los hermanos construían las habitaciones de su monasterio, y en medio delterreno había una piedra que ellos decidieron levantar para la construcción. Puesto quedos o tres de ellos no pudieron moverla, se les agregaron unos cuantos más, pero a pesarde ello, la piedra permaneció tan inmóvil, como si hubiera estado arraigadaprofundamente en la tierra. Se les dió a entender claramente que el mismo antiguoenemigo estaba sentado sobre ella, ya que ni siquiera podían moverla las manos de tantoshombres. Ante esta dificultad, avisaron al hombre de Dios para que viniera y ahuyentaraal enemigo con la oración, para así poder levantar la piedra. El llegó en seguida, yrezando impartió la bendición, y la piedra pudo ser levantada con tanta rapidez, como sinunca hubiera tenido ningún peso extraordinario.

X. El incendio imaginario de la cocina.

Entonces, al hombre de Dios le pareció conveniente excavar la tierra en el lugar citado.Al cavar hasta cierta profundidad, los hermanos encontraron allí un ídolo de bronce. Loarrojaron provisoriamente a la cocina, y de repente se vió salir de allí una llama de fuego,y a la vista de todos los monjes pareció consumirse por el incendio toda la construcciónde la cocina.

2. Cuando los hermanos, al arrojar agua para extinguir el fuego, produjeron un granestrépito, acudió el hombre de Dios atraído por el tumulto. Al darse cuenta que el fuegoestaba en los ojos de los hermanos, pero no en los suyos propios, inclinó en seguida la

17

Page 18: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

cabeza en actitud de oración. Y a los hermanos, que vió ser víctimas de la ilusión de unfuego de pura fantasía, los advirtió que se cercioraran de que el edificio de la cocinaestaba intacto, y que hicieran caso omiso de las llamas que el antiguo enemigo habíasimulado.

XI. El joven servidor de Dios aplastado por una pared y curado.

En otra ocasión, mientras que los hermanos levantaban un poco más una pared, según loexigían las circunstancias, el hombre de Dios se hallaba en el recinto de su celda,dedicado a la oración. Se le apareció el antiguo enemigo, insultándolo y diciéndole queiba a ver a los hermanos que estaban trabajando. Rápidamente, el hombre de Diosadvirtió a los monjes por medio de un mensajero con estas palabras: "Hermanos, tengancuidado, porque en este mismo instante el espíritu maligno está dirigiéndose haciaustedes." Apenas había terminado de hablar el que llevaba el mensaje, cuando el malignoespíritu derrumbó la pared que estaban levantando, y oprimiendo a un monje jovencito,hijo de un magistrado, lo aplastó debajo de las ruinas. Todos quedaron consternados yprofundamente afligidos, no por el perjuicio causado en la pared, sino por el destrozo delhermano. Sin pérdida de tiempo, corrieron a anunciárselo al venerable padre Benito conhonda pena.

2. Entonces, el padre ordenó que le llevaran al niño destrozado. Pero no pudieronllevarlo sino envuelto en un lienzo, porque las piedras de la pared derrumbada le habíandestrozado no solo los miembros, sino incluso los huesos. El hombre de Dios mandó quelo dejasen en seguida en su celda sobre el "psiathio" - es decir, lo que comúnmentellaman estera -, donde él solía rezar. Y despidiendo a los hermanos, cerró la celda y sededicó a la oración con mayor fervor que de costumbre. ¡Y se realizó el milagro! En elmismo instante estuvo allí el muchachito, sano y salvo como antes, y Benito lo envió devuelta al trabajo, para que también él terminara la pared junto con los hermanos, despuésde que, a causa de su muerte, el antiguo enemigo había creído poder insultar a Benito.

3. A partir de estos acontecimientos, el hombre de Dios empezó a gozar también delespíritu de profecía, prediciendo eventos futuros y anunciando a los presentes lo queestaba ocurriendo en su ausencia.

XII. Los servidores de Dios que tomaron alimento contra la prescripción de la Regla.

Era costumbre en el monasterio, que cada vez que los hermanos tenían que salir paraalguna diligencia, no tomaran alimento ni bebida fuera del monasterio. Así se cumplíacon fidelidad, conforme a la prescripción de la Regla. Pero un día los hermanos salieronpara una tarea, que los obligó a demorarse hasta una hora más avanzada. En lascercanías vivía una mujer piadosa que ellos conocían. Entraron en su casa y tomaron unrefrigerio.

18

Page 19: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

2. Después de haber regresado ya muy tarde al monasterio, solicitaron como decostumbre la bendición del padre. El en seguida les preguntó: "¿Dónde han comido?" Alo que ellos respondieron: "En ninguna parte." Entonces él les dijo: "¿Por qué mienten deesta manera? ¿Acaso no entraron en la casa de aquella mujer? ¿Y acaso no comieron allítal y tal alimento? ¿Y no bebieron tal cantidad de copas?" Cuando el venerable padre lesrefirió la hospitalidad de aquella mujer, la clase de alimentos que habían tomado y lacantidad de copas que habían bebido, reconocieron todo lo que habían hecho, ypostrándose temblorosos a sus pies, confesaron su culpa. Pero él les perdonó en seguidasu falta, considerando lo que en adelante no volverían a hacer en su ausencia,convencidos de que él estaba presente, junto a ellos, en el espíritu.

XIII. El hermano del monje Valentiniano que incurrió en la misma falta.

El hermano del monje Valentiniano de quien más arriba hice mención, era un laico, peroun hombre piadoso. Para encomendarse a la oración del servidor de Dios y poder ver asu hermano, solía ir al monasterio todos los años, en ayunas, desde el lugar de suresidencia. Un día, mientras que recorría este camino hacia el monasterio, se le unió otroviajero que llevaba consigo alimentos para tomarlos durante el viaje. Y siendo ya la horaun poco avanzada, le dijo: "Ven, hermano, tomemos alimento, para no desfallecer en elcamino." A lo que aquél respondió: "En absoluto, hermano, no haré tal cosa, porque hetenido siempre la costumbre de ir en ayunas a ver al venerable padre Benito." Al recibiresta respuesta, el compañero de ruta se calló por el momento.

2. Sin embargo, cuando habían marchado otro trecho de camino, de nuevo el compañerolo invitó a comer. Pero no quiso consentir el que había hecho el propósito de llegar enayunas. Se calló nuevamente el que lo había invitado a comer, consintiendo en andar conél aún algo más sin probar alimento. Habiendo recorrido así un camino bastante largo, ycuando la hora ya un poco tardía fatigaba a los viajeros, encontraron junto al camino unprado con un manantial y todo lo que podía parecerles agradable para recuperar susfuerzas. Entonces el compañero de viaje le dijo: "Aquí hay agua, y aquí tenemos unprado y un lugar ameno, donde podemos restaurar nuestras fuerzas y descansar un poco,para poder terminar luego nuestro viaje sin inconvenientes." Y puesto que estas palabrasresultaban agradables a los oídos, lo mismo que la región a la vista, él, persuadido poresta tercera invitación, consintió y comió.

3. Finalmente, hacia el anochecer llegó al monasterio. Al presentarse al venerable padreBenito, solicitó su bendición. Pero al instante el hombre santo lo reprendió por lo quehabía hecho en el camino, y le dijo: "¿Qué te ha pasado, hermano? El maligno enemigoque te habló por boca de tu compañero, no pudo persuadirte ni la primera vez, nitampoco la segunda, pero te hizo consentir la tercera vez, y te venció al fin en lo que élquería." Entonces él, reconociendo su falta debida a su vacilante voluntad, se arrojó a lospies de Benito y empezó a llorar y a sonrojarse de su culpa, tanto más cuanto reconocióque había faltado, si bien en la ausencia del padre Benito, pero no obstante ante los ojos

19

Page 20: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

de él.

4. PEDRO: Veo que en el corazón del hombre santo estaba presente el espíritu de Eliseoquien, aunque ausente, presenció lo que estaba haciendo el discípulo (ver 2 R 5,26).

GREGORIO: Por el momento, Pedro, conviene que guardes silencio, para enterarte dehechos aun más grandes.XIV. La simulación descubierta del rey Totila.

Efectivamente, en tiempos de los Godos, su rey Totila oyó decir que el hombre santoestaba dotado del espíritu de profecía. Entonces se dirigió hasta su monasterio, y a pocadistancia se detuvo y le anunció su llegada. Cuando le fue comunicado de inmediatodesde el monasterio que viniera, él, con su mentalidad pérfida, trató de averiguar si elhombre de Dios poseía en realidad el espíritu profético. A cierto escudero suyo, llamadoRiggo, le prestó su calzado y lo hizo vestir con la indumentaria real, ordenándole que sepresentara ante el hombre de Dios como si fuera él mismo en persona. Envió para suséquito a tres acompañantes que, entre otros, solían ir en su comitiva, a saber a Vult,Ruderic y Blidin, para que, fingiendo ante los ojos del servidor de Dios que se tratabarealmente del rey Totila, formaran su cortejo. Le concedió además otros privilegios ycomitivas para que, tanto a causa de estos distintivos como de los vestidos de púrpura,pensaran que era el mismo rey.

2. Cuando Riggo, ostentando las vestiduras reales y rodeado de su numeroso séquito,llegó al monasterio, el hombre de Dios se encontraba sentado a una considerabledistancia. Al verlo llegar, cuando ya pudo ser oído por él, alzó la voz y le dijo: "Quita,hijo, quítate lo que llevas. No es tuyo." Riggo cayó al instante en tierra y quedósobrecogido de temor, por haber tenido la audacia de burlarse de aquel hombre tangrande. Y todos los que con él habían venido a ver al hombre de Dios, cayeronconsternados en tierra. Al levantarse, por nada del mundo se atrevieron a acercársele,sino que, volviéndose a su rey, le contaron temblando con qué prontitud habían sidodescubiertos.

XV. La profecía proferida acerca del mismo rey Totila.

Entonces el rey Totila vino personalmente a ver al hombre de Dios. Viéndolo sentado,desde lejos, no se atrevió a acercarse y se postró en tierra. El hombre de Dios le dijorepetidas veces: "Levántate." Pero él no se animaba a levantarse del suelo en supresencia. Entonces Benito, el servidor del Señor Jesucristo, se dirigió por sí mismo haciael rey que permanecía postrado. Lo levantó de la tierra, lo reprendió por sus acciones yle anunció con pocas palabras todo lo que le iba a suceder, diciendo: "Estás haciendomucho daño, y mucho daño ya has hecho. Reprime por fin de una vez tu maldad.Entrarás por cierto en Roma y atravesarás el mar. Vas a reinar durante nueve años, peroen el décimo morirás."

20

Page 21: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

2. Cuando el rey escuchó estas palabras, quedó visiblemente aterrado. Pidió la oración deBenito y se retiró, y desde aquel momento fue mucho menos cruel. Poco tiempo despuésentró en Roma y llegó luego a Sicilia. Pero en el décimo año de su reinado, por ladisposición de Dios omnipotente, perdió el reino junto con su vida.

3. Por otra parte, el obispo de la Iglesia de Canosa solía visitar al servidor del Señor, y elhombre de Dios sentía hacia él un afecto especial debido a su vida virtuosa. Durante unaconversación de los dos acerca de la entrada del rey Totila en Roma y de la devastaciónde la ciudad, el obispo dijo: "Este rey va a destruir la ciudad de manera tal, que enadelante ya no va a poder ser habitada." A lo que el hombre de Dios respondió: "Romano será exterminada por los bárbaros, más bien se consumirá en sí misma a causa de lastempestades, los huracanes y ciclones, igual que por los terremotos que van a sacudirla."Los misterios de esta profecía nos quedan ya más patentes que la luz, porque vemos enesta ciudad las murallas demolidas, las casas arruinadas, y las iglesias destruídas por loshuracanes, y tenemos ante la vista cómo sus edificios, desgastados por una larga vejez,se están cayendo en un montón de escombros.

4. Su discípulo Honorato, por cuya relación me enteré de este relato, asegura que élnunca lo escuchó de la boca de Benito, pero que los hermanos le habían confirmado queel santo se lo había dicho.

XVI. El clérigo que fue liberado del demonio.

También en este mismo tiempo, un clérigo de la Iglesia de Aquino se veía atormentadopor el demonio. El venerable Constancio, el obispo de su Iglesia, lo había enviado amuchos santuarios de mártires, con el fin de obtener su curación. Pero los santosmártires de Dios no quisieron concederle el don de la salud, para poner de manifiesto enqué medida Benito se hallaba favorecido por la gracia. Así, entonces, fue conducido a lapresencia de Benito, del servidor de Dios omnipotente, quien elevó sus plegarias al SeñorJesucristo y expulsó al instante al antiguo enemigo del hombre poseso. Y al que habíasido curado, le ordenó: "Vete, y en adelante no comas carne, y jamás te atrevas a recibirel orden sagrado. El día en que pretendas profanar el orden sagrado, inmediatamentepasarás a ser de nuevo la propiedad del diablo."

2. Entonces, después de haber recobrado la salud, el clérigo se fue, y como un malestarreciente suele atemorizar al espíritu, observó entretanto lo que el hombre de Dios lehabía ordenado. Pero cuando, transcurridos muchos años, habían muerto todos los quele habían precedido, y al ver que otros menores que él se le adelantaban en las sagradasórdenes, olvidado de las palabras del hombre de Dios proferidas desde hacía tantotiempo, las desatendió y se acercó al orden sagrado. Pero de inmediato tomó posesión deél el diablo que lo había dejado, y no cesó de atormentarlo hasta que le quitó la vida.

3. PEDRO: Según puedo ver, este hombre penetró incluso los secretos de la Divinidad,

21

Page 22: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

ya que llegó a saber que este clérigo había sido entregado al diablo, precisamente a fin deque no se atreviera a recibir ningún orden sagrado.

GREGORIO: ¿Cómo no iba a conocer los secretos de la Divinidad quien de ellaobservaba los preceptos, puesto que está escrito: "El que se une al Señor, se hace un soloespíritu con El" (1 Co 6,17)?

4. PEDRO: Si el que se une al Señor, forma con El un solo espíritu, ¿por qué razón elmismo egregio predicador dice en otra oportunidad: "¿Quién penetró en el pensamientodel Señor, o quién fue su consejero?" (Rm 11,34)? Esta parece ser realmente unainconsecuencia: que quien ha sido hecho un mismo espíritu con otro, ignore supensamiento.

5. GREGORIO: Los santos, en cuanto son una misma cosa con el Señor, no ignoran elpensamiento del Señor. Porque el mismo Apóstol dice también: "¿Quién puede conocerlo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo hombre? De la misma manera,nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2,11). Y parademostrar que conocía las cosas referentes a Dios, agregó: "Nosotros no hemos recibidoel espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios" (1 Co 2,12). En consecuencia,dice también: "Lo que nadie vió ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Diospreparó para los que lo aman, nos lo reveló por medio del Espíritu" (1 Co 2,9s).

6. PEDRO: Entonces, si las cosas que son de Dios, le fueron reveladas al mismo Apóstolpor el Espíritu de Dios, ¿por qué, antes del texto que cité hace unos momentos (ver Rm11,34), él dijo: "¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios!¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!" (Rm 11,33)?Pero al decir esto, se me ofrece ahora una nueva dificultad. Porque el profeta David,hablando con el Señor, le dice: "Yo proclamo con mis labios todos los juicios de tu boca"(Sal 119[118],13). Y puesto que el conocer es menos que el pronunciar, ¿por qué afirmaPablo que los juicios de Dios son incomprensibles, cuando David atestigua que no soloconoce todo esto, sino que también lo ha pronunciado con sus labios?

7. GREGORIO: A las dos de estas dificultades te respondí ya antes someramente, aldecir que los santos, en cuanto están unidos al Señor, no ignoran el pensamiento delmismo Señor. Porque todos los que siguen devotamente al Señor, por cierto están junto aDios en virtud de su devoción, pero hallándose abrumados todavía por el peso de lacarne corruptible, al mismo tiempo aún no están junto a Dios. Por eso, conocen losjuicios ocultos de Dios en cuanto le están unidos, pero los ignoran en cuanto estánseparados de El. Así, en razón de que no penetran todavía perfectamente sus secretos,atestiguan que los juicios de El son incomprensibles. En cambio, cuando se adhieren a suEspíritu y adhiriéndose - sea por las palabras de la sagrada Escritura, sea por ocultasrevelaciones - llegan a entender, en cuanto son susceptibles, saben estas cosas y lasanuncian. En consecuencia, ignoran lo que Dios calla, y saben lo que Dios les comunica.

22

Page 23: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

8. Por eso el profeta David, después de haber dicho: "Yo proclamo con mis labios todoslos juicios", en seguida agregó: "de tu boca" (Sal 119[118],13), como si dijeraabiertamente: "Pude conocer y pronunciar aquellos juicios, puesto que sé que Tú lospronunciaste. Porque lo que Tú mismo no dices, sin duda lo estás escondiendo a nuestroconocimiento." Están de acuerdo, entonces, las sentencias del Profeta y del Apóstol.Porque los juicios de Dios son incomprensibles, y sin embargo, lo que haya sidoproferido por su boca, es anunciado por labios humanos. Así, lo revelado por Dios puedeser conocido por los hombres, pero lo que El ha ocultado, no puede serlo.

9. PEDRO: A causa de la objeción de mi insignificante pregunta ha quedado manifiesta lacertidumbre de tus razones. Pero te ruego que continúes tu relato, si aún existen otrostestimonios de la virtud de este hombre.

XVII. La profecía de la destrucción de su monasterio.

GREGORIO: Cierto hombre noble, llamado Teoprobo, había sido convertido por lasexhortaciones del padre Benito. Hacia él Benito sentía una gran confianza y familiaridad,a causa de su vida virtuosa. Este hombre entró un día en la celda de Benito y lo encontróllorando amargamente. Esperando un largo rato y viendo que sus lágrimas no cesaban, yque el hombre de Dios no lloraba en la forma en que solía cuando rezaba, sino conlágrimas de congoja, le preguntó cuál era el motivo de esa tristeza tan grande. El hombrede Dios le contestó en seguida: "Todo este monasterio que he construído y todo lo quehe preparado para los hermanos, va a ser entregado a los bárbaros, por disposición deDios omnipotente. Apenas si he podido conseguir que se me conservaran las vidas de losmonjes de este lugar."

2. En aquel momento, Teoprobo escuchó estas palabras, pero nosotros vemos sucumplimiento, al saber que su monasterio ha sido destruído hace poco por las hordas delos Longobardos.

En efecto, durante la noche y mientras que los hermanos descansaban, los Longobardosentraron allí no hace mucho tiempo, y al saquear todo, no pudieron apresar en el lugar nia uno solo de los hombres, cumpliendo así Dios omnipotente lo que le había prometido asu fiel servidor Benito: que aunque entregara los bienes materiales a los bárbaros, salvaríalas vidas de los monjes. En esto veo que Benito tuvo la misma suerte que Pablo, ya quemientras que su nave sufrió la pérdida de todos sus bienes, él pudo salvar, para suconsuelo, la vida de todos los que lo acompañaban (ver Hch 27,22ss).

XVIII. El barrilito escondido y descubierto por el Espíritu.

En otra ocasión, nuestro Exhilarato quien te es conocido como hermano converso, habíasido enviado por su señor al hombre de Dios, con el fin de llevar al monasterio dosbarrilitos de madera - vulgarmente llamados "flascones" - llenos de vino. El entregó solo

23

Page 24: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

uno, escondiendo el otro mientras que recorría el camino. Pero el hombre de Dios, aquien no podía ocultarse lo que se hacía en su ausencia, recibió el uno dando las gracias,y al retirarse el joven, lo advirtió diciendo: "Fíjate, hijo, en aquel barrilito que escondiste,y ya no bebas de él, sino inclínalo con precaución, y verás lo que contiene."

Muy intrigado, el muchacho se alejó del hombre de Dios. Y de regreso, quiso cerciorarsesin dilación acerca de lo que había oído. Cuando inclinó el barrilito, salió de él deinmediato una serpiente. Entonces el joven Exhilarato, a vista de lo que encontró en elvino, se horrorizó ante la falta que había cometido.

XIX. Los pañuelos aceptados por un monje.

No lejos del monasterio estaba una aldea, en la que una buena cantidad de habitantes sehabía convertido del culto de los ídolos a la verdadera fe, gracias a la predicación deBenito.

Vivían allí también unas mujeres religiosas, y el servidor de Dios Benito procuraba enviara ellas con frecuencia algunos de sus hermanos, para exhortarlas en provecho de susalmas. Un día mandó a uno de los monjes como de costumbre. Pero el que había sidoenviado, después de haber concluído su exhortación, aceptó a instancias de las mujeresreligiosas unos pañuelos, y los escondió sobre el pecho debajo del hábito.

2. En cuanto había regresado, el hombre de Dios empezó a increparlo con vehementeamargura, diciéndole: "¿Cómo ha entrado la iniquidad en tu pecho?" El se quedóasombrado, porque ya no acordándose de lo que había hecho, ignoraba por qué se loreprendía. Benito le dijo: "¿Acaso no estaba yo allí presente, cuando recibiste de lassiervas de Dios los pañuelos y los escondiste en tu seno?" (ver 2 R 5,26). El, en seguida,echándose a sus pies, se arrepintió de haber actuado tan neciamente, y echó lejos de sílos pañuelos que había escondido en su seno.

XX. El pensamiento de soberbia de un joven, delatado por el Espíritu.

Un día, mientras el venerable padre tomaba su refección a la hora de la cena, uno de susmonjes que era hijo de un abogado, le sostenía la lámpara junto a la mesa. Mientras queel hombre de Dios comía y él cumplía su oficio de asistirle con la luz, empezó, inducidopor el espíritu de soberbia, a reflexionar secretamente en su interior y decirse en elpensamiento: "¿Quién es éste a quien yo asisto mientras está comiendo, le sostengo lalámpara y le presto mi servicio? ¿Quién soy yo para servir a éste?"

De inmediato el hombre de Dios se volvió hacia él y empezó a increparlo severamentediciéndole: "¡Haz el signo de la cruz sobre tu corazón, hermano! ¿Qué estás diciendo?¡Haz una cruz sobre tu corazón!" Y llamando de inmediato a los hermanos, ordenó quele quitaran la lámpara de sus manos, y al él le mandó que cesara en su oficio y se sentara

24

Page 25: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

allí al instante sin alterarse.

2. Los hermanos le preguntaron después qué era lo que había pasado en su corazón. Elles contó detalladamente en qué medida se había apoderado de él el espíritu de soberbia,y qué palabras había proferido secretamente en su pensamiento contra el hombre deDios. Entonces a todos les quedó manifiesto con claridad que nada podía ocultarse alvenerable Benito, en cuyos oídos resonaban aun las palabras secretas del pensamiento.

XXI. Las doscientas fanegas de harina halladas delante del monasterio en tiempo decarestía.

En otra ocasión había sobrevenido en la región de Campania una gran carestía, y la faltade alimentos afligía a todos. También en el monasterio de Benito faltaba ya el trigo, y sehabían consumido casi todos los panes, de modo que a la hora de la comida no pudieronencontrar más que cinco para los hermanos. Cuando el venerable padre los vió afligidos,procuró corregir su pusilanimidad con suave reprensión y animarlos de nuevo con lasiguiente promesa: "¿Por qué se entristece el espíritu de ustedes por la falta de pan? Hoyciertamente hay muy poco, pero mañana lo tendrán en abundancia."

2. En efecto, al día siguiente se encontraron delante de la puerta del monasteriodoscientas fanegas de harina en unas bolsas de trigo, sin que hasta el momento presentese haya podido llegar a saber, a quiénes Dios omnipotente hubiera dado la orden deregalárselas. Cuando los hermanos vieron esto, dando gracias a Dios, aprendieron que yano tenían que dudar de que podían gozar, incluso en tiempos de escasez, de laabundancia.

3. PEDRO: Dime, por favor: ¿Hay que creer que este servidor de Dios tenía el don deposeer el espíritu de profecía en todo tiempo, o bien, que el espíritu de profecía llenabasu mente solo en ciertas ocasiones?

GREGORIO: El espíritu de profecía, Pedro, no siempre ilumina la mente de los profetas,porque así como está escrito respecto del Espíritu Santo: "Sopla donde quiere" (Jn 3,8),así también hay que entender que inspira cuando quiere. Es por esto que Natán,preguntado por el rey si podía construir el templo, primero asintió y después se loprohibió (ver 2 S 7,1ss). Y por eso Eliseo, al ver a la mujer que lloraba, ignorando elmotivo, le dijo al criado que la impedía acercarse: "Déjala, porque su alma está llena deamargura, y el Señor me lo ocultó y no me lo ha revelado" (2 R 4,27).

4. Dios omnipotente lo dispone así por el designio de su gran bondad. Porque alconceder a veces el espíritu de profecía y al quitarlo otras veces, eleva las mentes de losprofetas hacia las cumbres, al par que las mantiene en la humildad, para que así, cuandoreciban el espíritu, comprendan lo que son por la gracia de Dios, y cuando en cambio notengan el espíritu de profecía, se enteren de lo que son por sí mismos.

25

Page 26: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

5. PEDRO: El peso de tus razones asevera que ello es así como tú dices. Pero te ruegoque continúes el relato de cualquier suceso que se te pueda ocurrir, respecto delvenerable padre Benito.

XXII. Los planos del monasterio de Terracina delineados en una visión.

GREGORIO: En otra ocasión había sido rogado por cierto hombre piadoso, que enviaraa sus discípulos a un terreno suyo cerca de la ciudad de Terracina, para fundar allí unmonasterio. Benito accedió a su demanda, y después de designar a los hermanos,constituyó al abad y eligió al que debía ser su prepósito. Al partir ellos, les hizo estapromesa: "Vayan, y en tal día llegaré yo, y les indicaré en qué lugar tendrán que edificarel oratorio, dónde el refectorio de los hermanos, y dónde la hospedería y todo lo queademás sea necesario." Recibida la bendición, los hermanos partieron al instante. Yesperando ansiosamente el día indicado, prepararon todas las cosas que les parecieronnecesarias para los que podían venir en compañía del padre tan estimado.

2. Pero en la misma noche del día convenido, antes del rayar el alba, el hombre de Diosse apareció en sueños al monje a quien había constituído abad de aquel lugar, y tambiéna su prepósito, y les indicó con toda exactitud los diferentes sitios, donde cada recintorespectivo debía edificarse. Al despertar los dos, se contaron el uno al otro lo que habíanvisto. Pero no confiando del todo en aquella visión, seguían esperando la llegada delhombre de Dios, conforme a su promesa.

3. Puesto que el hombre de Dios no se presentó en el día señalado, se volvieron a él contristeza y le dijeron: "Padre, esperamos a que vinieras como habías prometido, paraindicarnos lo que debíamos edificar y en qué lugar, y no viniste." El les dijo: "¿Por qué,hermanos, por qué dicen esto? ¿Acaso no vine, como se lo prometí?" Y cuando ellos lepreguntaron: "¿Cuándo viniste?", él les respondió: "¿No es que me aparecí a ustedes dos,mientras dormían, y les indiqué todos los diferentes lugares para la construcción? Vayan,y así como lo escucharon conforme a la visión, construyan cada habitación delmonasterio." Ellos, al escuchar esto, quedaron sobremanera admirados, y regresando alterreno de su monasterio, construyeron todas las dependencias así como lo habían vistoen virtud de la revelación.

4. PEDRO: Quisiera que me aclares cómo era posible que él se fuera allí desde lejos yles diera, mientras dormían, la respuesta que ellos pudieran oír y reconocer por la visión.

GREGORIO: Pedro, ¿por qué dudas, tratando de averiguar las razones del hechoconsumado? Resulta evidente, ciertamente, que el espíritu es de una naturaleza más ágilque el cuerpo. Así sabemos con certeza, por el testimonio de la Escritura, que el profetaHabacuc fue arrebatado desde Judea y colocado al instante con su comida en Caldea.Allí con ella le dió de comer al profeta Daniel, encontrándose al momento de nuevo enJudea (ver Dn 14,33ss). Si, pues, Habacuc pudo ir, en un momento, tan lejos

26

Page 27: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

corporalmente y llevar la comida, ¿por qué hay que admirarse si el padre Benito obtuvoel poder de trasladarse espiritualmente e indicar lo necesario a la inteligencia de loshermanos, mientras dormían, y que, así como aquél se fue corporalmente a llevar elalimento material, así éste se pusiera en marcha espiritualmente para llevar unainstrucción de vida espiritual?

5. PEDRO: Confieso que el acierto de tu exposición hizo desaparecer las dudas de mimente. Pero quisiera saber ahora, cómo este hombre se mostró en su manera habitual dehablar.

XXIII. Cómo unas siervas de Dios fueron devueltas a la comunión, después de sumuerte, gracias a la ofrenda de Benito.

GREGORIO: Ni siquiera, Pedro, su manera habitual de hablar estaba desprovista de laeficacia de la virtud, porque de ningún modo podían caer en vano las palabras de la bocade aquel cuyo corazón estaba pendiente de lo alto. Y si en alguna ocasión decía algo, noya ordenando sino amenazando, su palabra tenía tanta fuerza, como si la hubieraproferido no con duda o vacilación, sino a manera de sentencia.

2. Para aducir un ejemplo: No lejos de su monasterio, vivían dos religiosas de noblelinaje en una casa propia de ellas, a las que un hombre piadoso proveía en lo necesariopara el sustento material. Pero en algunos la nobleza de su linaje suele dar origen a labajeza del espíritu. Recordando que han sido más privilegiados que los demás, estánmenos dispuestos a desdeñarse en este mundo. Así las mencionadas religiosas todavía nohabían aprendido a dominar perfectamente su lengua, ni aun bajo el freno de su hábitoreligioso. En consecuencia, provocaban muchas veces con palabras ofensivas la ira delhombre piadoso, que les prestaba su ayuda en lo relativo a las cosas necesarias de cadadía.

3. El, después de tolerar estas vejaciones durante mucho tiempo, se dirigió al hombre deDios, y le explicó las veces que tenía que padecer las afrentas de sus palabras. El hombrede Dios, al oír estas acusaciones contra ellas, les hizo llegar en seguida la siguiente orden:"Corrijan su lengua, porque si no se enmiendan, las excomulgaré" (ver santa Regla,capítulos 23ss). En realidad, no pronunció ninguna sentencia de excomunión propiamentedicha, sino que habló solamente a modo de amenaza.

4. Pero ellas no modificaron en nada su conducta anterior. A los pocos días murieron yfueron enterradas en la iglesia. Y cuando en la misma iglesia se celebraba el sacrificio dela misa y el diácono cantaba con voz alta conforme a la costumbre: "Si alguien estáexcomulgado, abandone este lugar", la nodriza de ellas, que solía ofrecer por ellas laoblación al Señor, las veía abandonar sus sepulcros y salir de la iglesia. Ella vió estorepetidas veces, observando que a la voz del diácono que cantaba, ellas salían afuera yno podían permanecer dentro de la iglesia. Y le vino a la memoria lo que el hombre de

27

Page 28: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Dios les había ordenado cuando aún vivían. Les había dicho, en efecto, que las privaríade la comunión, si no corregían sus costumbres y su modo de hablar.

5. Esto fue comunicado, entonces, con gran tristeza al servidor de Dios. El entregópersonalmente sin pérdida de tiempo una donación, diciendo: "Vayan y hagan ofrecer alSeñor para ellas esta oblación, y en adelante ya no estarán excomulgadas." Desde quefue ofrecida para ellas la oblación y el diácono exclamó, según la costumbre, que losexcomulgados salieran de la iglesia, en lo sucesivo ya no se vió que ellas abandonaban laiglesia. En vista de eso se evidenció sin lugar a dudas que ellas, puesto que ya no seretiraron más junto con los que estaban privados de la comunión, habían sido admitidas aesta comunión por el Señor, gracias a la intervención del servidor de Dios.

6. PEDRO: Es verdaderamente admirable que un hombre, por más venerable y santoque fuera, y viviendo aún en esta carne corruptible, hubiera podido absolver a unasalmas que ya se hallaban ante el tribunal invisible del más allá.

GREGORIO: ¿Acaso, Pedro, no vivía aún en esta carne aquel que oía las palabras:"Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en latierra, quedará desatado en el cielo" (Mt 16,19)? Este poder de atar y desatar lo poseenahora aquellos a quienes incumbe la dirección espiritual en virtud de su fe y suscostumbres. Pero para que el hombre terreno tuviera un poder tan grande, el Creador delcielo y de la tierra vino desde el cielo. Y para que la carne pudiera juzgar también a losespíritus, Dios hecho carne a causa de los hombres, se dignó concederle este poder. Asínuestra debilidad se elevó por encima de sí misma, porque la fuerza de Dios se hizo débilpor debajo de sí.

7. PEDRO: La razón de tus palabras se expresa en conformidad con el poder de susmilagros.XXIV. El monje jovencito a quien la tierra arrojó después de su entierro.

GREGORIO: Un día, uno de sus monjes, un muchacho jovencito que amaba a suspadres excesivamente, se dirigió hacia la casa de ellos, habiendo salido del monasterio sinla bendición. Pero el mismo día, poco después de haber llegado junto a los suyos, semurió. Al día siguiente de su sepultura, su cuerpo se encontró arrojado fuera delsepulcro. Y de nuevo intentaron darle sepultura. Al otro día lo encontraron otra vezcomo antes, arrojado afuera y privado de su sepulcro.

2. Acudieron entonces rápidamente a los pies del padre Benito, y le pidieron con grandessollozos que se dignara concederle su gracia. En seguida, el hombre de Dios les entrególa comunión del Cuerpo del Señor y les dijo: "Vayan y pongan esta hostia del Cuerpo delSeñor sobre su pecho, y entiérrenlo así." Cuando lo hicieron así, la tierra retuvo elcuerpo enterrado y ya no lo rechazó.

28

Page 29: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Te darás cuenta, Pedro, del gran favor del que gozó este hombre junto al SeñorJesucristo, puesto que hasta la tierra rechazaba el cuerpo de aquel que no tenía la graciade Benito.

PEDRO: De verdad, me doy cuenta, y el hecho me llena de gran admiración.XXV. El monje que se marchó del monasterio contra la voluntad de Benito, y que seencontró con un dragón que lo acosaba en el camino.

GREGORIO: Uno de sus monjes, habiendo consentido al espíritu de la inestabilidad, noquería permanecer en el monasterio. El hombre de Dios lo corregía constantemente y loamonestaba con frecuencia, pero él de ningún modo quería permanecer en la comunidade insistía con ruegos inoportunos a que fuera dejado en libertad. Un día el padrevenerable, cansado de su impertinencia, le ordenó airado que se fuera.

2. Pero apenas salió del monasterio, se encontró en el camino con un dragón que loagredía con las fauces abiertas. Cuando el dragón hacía ademán de devorarlo, él empezó,temblando y agitándose, a gritar con toda su fuerza: "¡Corran, corran, porque este dragónquiere devorarme!" Pero los hermanos que acudieron corriendo, no llegaron a ver aldragón, pero llevaron de vuelta al monasterio al monje que temblaba y se agitaba. Esteprometió en seguida que ya nunca más volvería a abandonar el monasterio. Y desdeaquel instante permaneció fiel a su promesa. La verdad es que por las oraciones delhombre santo había visto al dragón que lo hostigaba, y que había sido aquel a quien antesseguía sin verlo.

XXVI. La curación de un leproso.

No creo tampoco que debo pasar en silencio lo que me hizo saber con su relato el ilustrevarón Aptonio. El me contaba que un esclavo de su padre había sido atacado de unaespecie de lepra - de la enfermedad de la elefantíasis -, de modo que se le caía el cabelloy se le entumecía la piel, y él ya no podía ocultar su creciente podredumbre. El padre deAptonio envió al enfermo al hombre de Dios, y al instante el esclavo recuperó su saludde antes.

XXVII. El dinero que fue restituído a un deudor gracias a un milagro.

Tampoco callaré lo que solía contar su discípulo Peregrino. Cierto día un buen cristiano,apremiado por la necesidad de cancelar una deuda, pensó que le quedaba como únicasolución acudir al hombre de Dios y exponerle la necesidad que lo agobiaba. Se fue poreso al monasterio y encontró al servidor de Dios omnipotente. Le expuso las odiosasexigencias que tenía que sufrir de parte de su acreedor a causa de doce monedas de oroque le debía. El venerable padre le respondió que no tenía las doce monedas, pero sinembargo, lo consoló en su necesidad y le dijo con amables palabras: "Vete, y vuelve otravez dentro de dos días, ya que hoy me falta lo que tendría que darte."

29

Page 30: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

2. Durante estos dos días Benito se dedicó a la oración, conforme a su costumbre.Cuando al tercer día volvió el que estaba afligido por la urgencia de la deuda,inesperadamente se encontraron, sobre el arca del monasterio que estaba llena de trigo,trece monedas de oro. El hombre de Dios mandó traerlas y se las entregó al afligidosolicitante, diciéndole que devolviera las doce y retuviera una para cubrir sus propiasexpensas.

3. Pero volvamos ahora a lo que me contaron sus discípulos a los que mencioné en laintroducción de este libro.

Un hombre sentía una mortal envidia hacia un adversario suyo, y su odio llegó a talpunto que puso veneno en su bebida, sin que aquél se diera cuenta. Aunque el veneno nollegó a quitarle la vida, cambió el color de su piel, de modo que aparecieron en su cuerpounas manchas que tenían el aspecto como de una especie de lepra. Pero cuando fuellevado al hombre de Dios, recobró al momento la salud de antes. Porque apenas el santolo tocó, hizo desaparecer de inmediato todas las manchas de su piel.

XXVIII. El frasco de cristal tirado contra las rocas y que no se rompió.

También por aquel tiempo en que la falta de alimentos afligía gravemente la Campania, elhombre de Dios había distribuído entre diferentes necesitados todo lo que había en sumonasterio, de modo que casi nada quedaba en la despensa, con excepción de un pocode aceite en un frasco de cristal.

En aquel momento se presentó un subdiácono, de nombre Agapito, pidiendoinsistentemente que le dieran un poco de aceite. En consecuencia, el hombre de Dios quese había propuesto darlo todo en la tierra para recuperarlo todo en el cielo, ordenó que sediera al solicitante el poco de aceite que había quedado. El monje que tenía a su cuidadola despensa, oyó por cierto las palabras del que se lo mandaba, pero difirió sucumplimiento.

2. Cuando poco después Benito preguntó, si se había entregado lo que él habíadispuesto, el monje respondió que no había dado nada, porque de haberlo entregado, nohubiera quedado nada en absoluto para los hermanos. Entonces, airado, Benito mandó alos otros que arrojaran por la ventana el frasco de cristal en el que se veía aún algún restoinsignificante de aceite, con el fin de que no quedara nada en el monasterio contra laobediencia. Y así se hizo.

Ahora bien, debajo de aquella ventana se abría un gran precipicio erizado de enormesrocas. Al ser tirado el frasco de cristal, cayó contra las rocas, pero quedó intacto como sino lo hubieran lanzado, de manera tal que parecía imposible que el vaso pudieraromperse ni el aceite derramarse. El hombre de Dios mandó recoger el frasco, y enterocomo estaba lo entregó al que lo había solicitado. Y entonces, después de haber reunido

30

Page 31: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

a los hermanos, reprendió delante de todos al monje desobediente, a causa de su falta defe y su soberbia.

XXIX. El tonel vacío y llenado con aceite.

Después de haber hecho esta recriminación, se fue a rezar junto con los hermanos. En elmismo lugar donde estaba rezando con ellos, se hallaba un tonel de aceite, vacío ycubierto. Y mientras que el hombre santo permanecía en su actitud de oración, la tapadel tonel empezó a levantarse, empujada por el aceite que había llenado el tonel hasta porencima del borde. La tapa, moviéndose, fue finalmente quitada del todo. El aceite,rebasando el borde del tonel, inundaba el piso del recinto en el que se habían postrado.Al darse cuenta de ello, el servidor de Dios Benito puso fin al momento a la oración, y elaceite cesó de fluir sobre el piso.

2. Entonces siguió amonestando al hermano desconfiado y desobediente en repetidasocasiones sucesivas, con el fin de que aprendiera a tener fe y humildad. Y el hermano,corregido saludablemente, se avergonzó, ya que el venerable padre había puesto demanifiesto con milagros el poder de Dios omnipotente, este poder que antes le habíainsinuado con su admonición. Así ya no se dió ningún motivo de que alguien pudieradudar de las promesas de quien, en un solo instante y en lugar de una vasija de cristalcasi vacía, había devuelto un tonel lleno de aceite.

XXX. El monje que fue liberado del demonio.

Un día, mientras que Benito se dirigía hacia el oratorio de san Juan, situado en la extremacumbre del cerro, le salió al encuentro el antiguo enemigo disfrazado de veterinario,llevando un vaso de cuerno y un lazo para atar las patas de los animales. Al preguntarle:"¿Adónde vas?", él contestó: "Me voy a ver a los hermanos, para darles un brebaje."Entonces el venerable Benito se fue a rezar. Y cuando terminó su oración, volvió deinmediato.

El maligno espíritu, por su parte, encontró a un monje anciano que estaba sacando agua,y al momento entró en él y lo arrojó al suelo, atormentándolo furiosamente. El hombrede Dios, volviendo de la oración y viendo que el anciano fue torturado con tantacrueldad, le dió solamente una bofetada, y al instante expulsó de él al maligno espíritu, desuerte que éste en adelante ya no se atrevió a atacarlo.

2. PEDRO: Quisiera saber si siempre obtenía estos milagros tan grandes en virtud de laoración, o si a veces los obraba también mediante una sola manifestación de su voluntad.

GREGORIO: Los que están unidos a Dios con la devoción de su alma, suelen obrar losmilagros de las dos maneras, conforme a las circunstancias que los exigen, de suerte quealgunas veces realizan estos signos por medio de la oración, y otras, los hacen gracias a

31

Page 32: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

su poder. Puesto que Juan dice: "Pero a todos los que lo recibieron, les dió el poder dellegar a ser hijos de Dios" (Jn 1,12), ¿por qué hay que admirarse que quienes son hijosde Dios gracias a su poder, puedan hacer milagros en virtud de este mismo poder?

3. De que están obrando los milagros según ambas maneras, lo atestigua Pedro, que conla oración resucitó a la difunta Tabita (ver Hch 9,40), y que por otra parte con sureprensión entregó a la muerte a Ananías y a Safira, a causa de su mentira (ver Hch 5,1-10). No se lee, en efecto, que hubiera rezado para que les sobreviniera la muerte, sinosolamente que les reprochó la culpa que habían perpetrado. Es evidente, por lo tanto,que a veces realizan estos milagros por su propia potestad, y otras, los hacen a causa dela impetración, ya que a éstos les quitó la vida con el reproche, y a aquélla se la devolviócon la oración.

4. Refiriéndome a lo dicho, voy a contar a continuación dos prodigios del fiel servidor deDios Benito, en los que se evidencia claramente que él podía obrar el primero en virtudde la potestad que había recibido de Dios, y el otro en virtud de la oración.

XXXI. El campesino maniatado y liberado con sola su mirada.

Cierto Godo de nombre Zalla, que pertenecía a la herejía arriana, se enardeció entiempos de su rey Totila con el odio de una bárbara crueldad contra los hombres fieles dela Iglesia católica, de manera tal que cualquier clérigo o monje que se presentaba ante él,ya no salía con vida de sus manos.

Un día, abrasado por el ardor de su avaricia, ávido de rapiña, afligió con cruelestormentos a un campesino, torturándolo mediante diversos suplicios. Vencido por lasvejaciones, el campesino declaró que había confiado sus bienes al servidor de DiosBenito, con el fin de que el verdugo, al darle crédito, suspendiera entre tanto sus actos decrueldad, y así él pudiera ganar algunas horas de vida.

2. Zalla cesó, entonces, de afligir al campesino con los tormentos, pero atándole losbrazos con fuertes cuerdas, comenzó a empujarlo delante de su caballo, para que lemostrara quién era ese Benito que se había hecho cargo de sus bienes. El campesino,marchando delante con los brazos atados, lo condujo al monasterio del hombre santo, aquien encontró sentado, solo y leyendo, junto a la puerta. El campesino dijo a Zalla quele seguía enfurecido: "He aquí al padre Benito de quien te había hablado." Fijando en élla mirada con ánimo encendido y con perversa ferocidad, creyó que podía actuar conaquel terror que solía usar. Empezó a vociferar con fuertes gritos: "¡Ea, levántate!¡Levántate, y devuelve los bienes de este campesino que has recibido!"

3. Al oír estas palabras, el hombre de Dios levantó al instante sus ojos del libro, ydespués de mirarlo, fijó su atención también en el campesino que estaba maniatado. Encuanto dirigió su mirada sobre los brazos de aquél, comenzaron a desatarse las cuerdas

32

Page 33: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

que ataban sus brazos de un modo maravilloso y con tanta rapidez, como nunca habríanpodido ser desatadas con igual celeridad mediante ninguna presteza humana. Cuandoaquel que había venido apresado, de repente se hallaba allí desatado, Zalla, amedrentadopor la fuerza de un poder tan grande, cayó en tierra e inclinó su cerviz de inflexiblecrueldad a los pies de Benito, encomendándose a sus oraciones. Con todo, el hombresanto no hizo ningún ademán de levantarse de su lectura, sino que llamó a los hermanosy les ordenó que acompañaran a Zalla adentro, para que recibiera un alimento bendecido.Cuando volvió junto a Benito, él lo amonestó que debía cesar en los excesos de suinsensata crueldad. Zalla se retiró humillado, y ya no se atrevió a exigir nada en adelantedel campesino, a quien el hombre de Dios, sin tocarlo sino solo mirándolo, había liberadode sus ataduras.

4. Aquí tienes, Pedro, lo que yo dije: que aquellos, que sirven a Dios omnipotente másde cerca, a veces pueden obrar milagros en virtud de su propia potestad. Porque el que,estando sentado, reprimió la ferocidad del terrible Godo y que con su mirada deshizo lasataduras y los nudos que sujetaban los brazos de un inocente, evidencia por la mismaceleridad del milagro, que lo que hizo, lo realizó gracias al poder que había recibido.

Pero agregaré ahora, por otra parte, cuál y qué gran milagro él pudo obtener en virtud dela oración.XXXII. El muerto resucitado.

Un día había salido con los hermanos a trabajar en el campo. Pero en el interino uncampesino, llevando en brazos el cuerpo de su hijo fallecido y estando fuera de sí por eldolor de esta pérdida, llegó al monasterio y preguntó por el padre Benito. Cuando ledijeron que el padre se hallaba con los hermanos en el campo, al instante colocó elcuerpo del hijo muerto frente a la puerta del monasterio, y alterado por el dolor, de prisase echó a correr en busca del padre venerable.

2. Pero en aquella misma hora, el hombre de Dios ya estaba regresando con loshermanos del trabajo del campo. Apenas lo divisó el desgraciado campesino, empezó agritar: "¡Devuélveme a mi hijo, devuélveme a mi hijo!" El hombre de Dios, al oír estaspalabras, se detuvo y le dijo: "¿Acaso fui yo el que te quitó a tu hijo?" A lo que aquélrespondió: "Ha muerto. ¡Ven y resucítalo!" Apenas el servidor de Dios oyó esto, seentristeció profundamente y dijo: "¡Apártense, hermanos! ¡Apártense! Esto no nosincumbe a nosotros, sino a los santos apóstoles. ¿Por qué quieren imponernos una cargaque no podemos soportar?" (ver Hch 15,10). Pero el campesino, abrumado por el dolorexcesivo, persistió en su demanda, jurando que no se iría si no resucitaba a su hijo.Entonces el servidor de Dios, sin hesitar, le pregunto: "¿Dónde está?" (ver Jn 11,34). A loque él respondió: "Su cuerpo yace frente a la puerta del monasterio."

3. Cuando el hombre de Dios llegó allá junto con los hermanos, se puso de rodillas y sepostró sobre el cuerpecito del niño (ver 2 R 4,34s), y levantándose luego, elevó sus

33

Page 34: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

manos hacia el cielo y dijo: "Señor, no mires mis pecados, sino la fe de este hombre quepide que su hijo sea resucitado, y devuelve a este cuerpecito el alma que quitaste."Apenas había terminado las palabras de la oración, cuando el alma del niño regresó ytodo su cuerpecito se estremeció de modo tal, que todos los presentes pudieron ver consus propios ojos que con el temblor, mediante un sacudimiento milagroso, habíaempezado a respirar. Entonces al instante, Benito lo tomó de la mano y lo entregó vivo ysano al padre.

4. Resulta evidente, Pedro, que no tuvo el poder de obrar este milagro. Por eso imploró,postrado, la facultad de realizarlo.

PEDRO: Consta manifiestamente que todo es así como dices, porque estás probandocon los hechos las palabras que antes propusiste. Pero te ruego que me digas si loshombres santos pueden todo lo que quieren, y si consiguen todo lo que desean obtener.

XXXIII. El milagro de su hermana Escolástica.

¿Quién podrá ser, Pedro, más grande en esta vida que Pablo, el que rogo tres veces alSeñor que lo librara del aguijón de la carne, y que sin embargo no pudo obtener lo quedeseaba? (ver 2 Co 12,7ss). En consecuencia es necesario que yo te cuente, respecto delvenerable padre Benito, que hubo algo que él deseó, pero que no pudo obtener.

2. Es que su hermana Escolástica, consagrada a Dios omnipotente desde los años de suinfancia, solía visitarlo una vez al año. El hombre de Dios, a su vez, descendía paraverla, no lejos de la puerta y dentro de la propiedad del monasterio.

Un día, ella vino como de costumbre, y su venerable hermano, junto con algunosdiscípulos, descendió a verla. Pasaron todo el día en alabanzas de Dios y en santasconversaciones, y al caer ya la oscuridad de la noche, tomaron juntos la refección.Cuando aún estaban sentados a la mesa, y mientras que entre las santas conversacionesla hora se prolongó más y más, su hermana, la mujer religiosa, le rogó diciendo: "Tesuplico que no me abandones durante esta noche, para que podamos conversar hastamañana acerca de las alegrías de la vida en el cielo." Pero él contestó: "¿Qué estásdiciendo, hermana? De ninguna manera puedo quedarme fuera del monasterio."

3. El cielo, entonces, estaba tan sereno que no se veía en él ninguna nube. La santareligiosa, al oír la negativa de su hermano, puso las manos sobre la mesa entrelazando losdedos, y apoyó en sus manos la cabeza para rezar al Señor omnipotente. Al levantar dela mesa su cabeza, los relámpagos y truenos estallaron con tanta vehemencia y seprodujo una inundación tan grande de lluvia, que ni el venerable Benito ni los hermanosque estaban con él, podían siquiera pasar el umbral de la casa donde se hallabansentados. Es que la mujer religiosa, al apoyar la cabeza en sus manos, había derramadosobre la mesa ríos de lágrimas con los que transformó la serenidad del cielo en lluvia. Y

34

Page 35: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

aquella inundación no se produjo con cierto retraso después de la oración, sino que laoración y la inundación coincidieron de manera tal que ella levantó la cabeza ya juntocon el trueno, puesto que el levantar la cabeza y la caída de la lluvia se produjeron en unmismo e idéntico momento.

4. Entonces el hombre de Dios, viendo que en medio de los relámpagos, truenos y lainundación de la lluvia torrencial no le era posible regresar al monasterio, empezó aquejarse con tristeza: "Que Dios omnipotente te perdone, hermana. ¿Qué es lo quehiciste?" Ella le contestó: "¡Date cuenta! Yo te supliqué, y no quisiste escucharme.Entonces supliqué a mi Señor, y él me escuchó. Ahora bien, sal si puedes, déjame aquí yvuelve al monasterio." Pero él no pudo salir de la casa, y no habiendo querido quedarsede buena gana, tuvo que permanecer allí contra su voluntad. Y así sucedió que pasarontoda la noche en vela, saciándose mutuamente en santa conversación sobre la vidaespiritual.

5. Por eso te decía, Pedro, que Benito había deseado algo que no pudo conseguir.Porque si nos fijamos en la intención del hombre venerable, sin duda él habría deseadoque se mantuviera el buen tiempo del que gozaba al descender del monasterio. Pero encontra de lo que él deseó, se vió, a causa del poder de Dios omnipotente, frente a unmilagro provocado por el corazón de una mujer. Y no es de admirarse de que en estaocasión pudiera más que él la mujer, que ardía en deseos de ver por un tiempoprolongado a su hermano. Porque, según las palabras de Juan, "Dios es amor" (1 Jn4,8.16), y conforme a un juicio del todo justo aquella pudo más, la que más amó (ver Lc7,42).

PEDRO: En realidad, me convence lo que dices.XXXIV. Cómo vió salir de su cuerpo el alma de su hermana.

GREGORIO: Cuando luego, al día siguiente, la venerable mujer había vuelto a su casa,el hombre de Dios regresó al monasterio. ¡Y he aquí!, cuando tres días después él estabaen el monasterio y tenía la mirada elevada hacia el cielo, vió el alma de su hermana,después de haber salido ella de su cuerpo, penetrar en forma de paloma (ver Lc 3,22) lasprofundidades misteriosas del cielo. Compartiendo con ella la alegría de su gloria tangrande, dió gracias a Dios omnipotente con himnos y alabanzas e informó a los hermanosacerca de su muerte.

2. Y al instante los envió, para que trajeran el cuerpo de ella al monasterio y lodepositaran en el sepulcro que él mismo había preparado para sí. Sucedió entonces que,de la misma manera como ellos habían vivido siempre en un solo espíritu junto a Dios,así tampoco llegaron a ser separados sus cuerpos por el sepulcro.

XXXV. El mundo entero contemplado por los ojos de Benito, y el alma de Germán,obispo de la ciudad de Capua.

35

Page 36: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

En otra ocasión, Servando, diácono y abad del monasterio que, hacía tiempo, había sidoconstruído por el patricio Liberio en la región de Campania, vino a visitar a Benito,conforme a su costumbre. Porque, siendo él también un hombre entendido en la doctrinade la gracia celestial, concurría a menudo al monasterio de Benito, con el fin de queambos en mutua conversación se transmitieran palabras consoladoras acerca de la vidaeterna, y aún no pudiendo gozar plenamente del suave alimento de la patria celestial, porlo menos lo pregustaran con sus anhelos.

2. Pero al llegar ya la hora del descanso, el venerable Benito subió a la parte superior desu torre, y en la parte inferior se instaló el diácono Servando. Una cómoda escaleracomunicaba la parte inferior con la superior de la torre. Delante de la torre había unahabitación más grande, donde descansaban los discípulos de ambos.

Mientras los hermanos aún dormían, el hombre de Dios Benito, solícito en pasar eltiempo velando, se había adelantado a la hora de la oración nocturna. Estando de piejunto a la ventana y rezando al Señor todopoderoso, vió de repente, en aquellas altashoras de la noche, proyectarse desde lo alto una luz que se difundía y ahuyentaba todaslas tinieblas de la noche, brillando con tal fulgor, que con su resplandor en medio de laoscuridad era más poderosa que la del día.

3. En esta visión se produjo, a continuación, algo del todo maravilloso, en el sentido deque apareció - como él mismo contó después - ante sus ojos el mundo entero comoconcentrado en un solo rayo de sol. Mientras que el venerable padre dirigía su miradaatenta hacia este esplendor de luz deslumbradora, vió cómo el alma de Germán, obispode Capua, fue llevada, en una esfera de fuego, por los ángeles al cielo (ver Lc 16,22).

4. Entonces, queriendo procurarse un testigo de este milagro tan extraordinario, llamócon voz fuerte al diácono Servando, repitiendo su nombre dos o tres veces. Aquél,confundido a causa del grito insólito del hombre tan santo, subió y miró, llegando adivisar solo una tenue estela de aquella luz. A él que se quedó pasmado ante tal prodigioexcepcional, le contó el hombre de Dios lo sucedido por orden de los hechos, y enseguida dió aviso al piadoso Teopropo, de la villa de Casino, para que enviara aquellamisma noche un mensajero a la ciudad de Capua, con el fin de averiguar y notificar lasúltimas novedades respecto del obispo Germán. Y así se hizo. Y el que había sidoenviado, encontró ya muerto al reverendísimo obispo Germán, e indagandominuciosamente, se enteró de que su muerte había acaecido en el mismo instante en queel hombre de Dios lo vió ascender a la gloria.

5. PEDRO: ¡Es un hecho extremosamente estupendo en todo sentido! Pero puesto queeso que has dicho, de que ante su mirada se presentó el mundo entero como concentradoen un solo rayo de sol, nunca lo he experimentado, tampoco alcanzo a imaginármelo. Ensuma, ¿cómo es posible que el mundo entero pueda ser visto por un solo hombre?

36

Page 37: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

6. GREGORIO: Fíjate, Pedro, en lo que te digo. Para el alma que ve al Creador, lacreación entera es pequeña. Aunque el alma haya visto solo una mínima parte de la luzdel Creador, se le hace insignificante todo lo creado, ya que por la misma luz de la visióninterior se ensancha el horizonte de la mente, y se dilata en Dios de manera tal que sehace superior al mundo. Más aún, el alma misma del que tiene la visión, se eleva porencima de su propio ser. Cuando en la luz divina es arrebatada sobre sí misma, se dilatainteriormente, y en su elevación, al mirar lo que queda debajo de ella, comprende quépequeño es lo que ella antes, en su estado de humillación, no podía comprender. Porconsiguiente, el hombre que observó la esfera de fuego y vió también a los ángelessubiendo al cielo, pudo percatarse de estos fenómenos sin duda solamente en la luz deDios. ¿Por qué, entonces, hay que admirarse si vió el mundo recogido delante de sí,mientras que permaneció, elevado por la luz del espíritu, fuera del mundo?

7. Pero cuando se dice que el mundo quedó recogido ante su mirada, no queremos decirque el cielo y la tierra se hubieran contraído, sino que el espíritu del vidente se habíadilatado, pudiendo ver así, arrobado en Dios, sin ninguna dificultad todo lo que está pordebajo de Dios. En aquella luz que brillaba ante sus ojos exteriormente, se proyectó ensu mente una luz interior, que por el hecho de arrebatar al espíritu del vidente hacia lasrealidades trascendentales, le mostró qué limitadas eran todas las cosas de este mundo.

8. PEDRO: Me parece que me resultó útil el no haber entendido lo que antes me dijiste,puesto que a causa de mi lentitud intelectual se hizo más prolija tu exposición. Pero yaque me hiciste comprender estos razonamientos con toda claridad, te ruego que vuelvasal tema de tu narración.

XXXVI. La regla monástica que Benito escribió.

GREGORIO: Me sería agradable, Pedro, contarte todavía muchas cosas con respecto deeste venerable padre, pero a propósito pasaré por alto ciertos detalles, ya que deseodedicarme, con la prontitud posible, a la exposición de los hechos de otros hombres. Sinembargo, quisiera que no ignores que el hombre de Dios, además de tantos milagros porlos que se destacó en el mundo, se hizo célebre también de una manera notable en virtudde la palabra de su doctrina. Porque escribió una regla monástica, importante por sudiscreción y clara en su lenguaje. Si alguien quiere conocer más profundamente su vida ysus costumbres, podrá encontrar en la misma enseñanza de la regla todos los principiosde su magisterio, puesto que el hombre santo de ningún modo pudo enseñar otra cosaque lo que él mismo vivió.

XXXVII. La profecía que de su muerte hizo a los hermanos.

En el mismo año en el que había de salir de esta vida, anunció el día de su santísimamuerte a algunos discípulos que vivían junto con él, y a otros que estaban lejos. A losque estaban presentes, les recomendó que guardaran silencio acerca de lo que habían

37

Page 38: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

oído, y a los ausentes les indicó qué clase o forma de señal se les haría en el momento dela salida de su alma del cuerpo.

2. Seis días antes de su muerte ordenó que abrieran su sepulcro. Pronto fue atacado poruna fiebre y comenzó a fatigarse por su ardor violento. Como la enfermedad se agravabade día en día, al sexto día se hizo llevar por los discípulos al oratorio. Allí se confortópara la salida de este mundo con la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor.Apoyando su cuerpo debilitado en las manos de sus discípulos, permaneció de pie y conlas manos levantadas hacia el cielo, exhaló el último suspiro entre las palabras de laoración.

3. En este mismo día, a dos de sus discípulos - a uno que se hallaba en el monasterio y aotro que estaba lejos - se hizo la revelación de su muerte mediante una misma e idénticavisión. En efecto, vieron cómo un camino adornado de tapices y resplandeciente porinnumerables lámparas, se extendía desde su celda, en dirección hacia el oriente,directamente hasta el cielo. Desde lo alto, un hombre resplandeciente y de aspectovenerable les preguntó, para quién era el camino que estaban mirando. Pero ellosconfesaron que no lo sabían. El les dijo: "Este es el camino por el cual el amado delSeñor, Benito, subió al cielo." Así entonces, de la misma manera que los discípulospresentes vieron la muerte del hombre santo, también los ausentes se enteraron de ellamediante la señal que les había sido anunciada de antemano.

4. Fue sepultado en el oratorio de san Juan Bautista que él mismo había edificado,después de haber destruído el altar de Apolo.XXXVIII. Una mujer demente curada en virtud de una parada en la cueva de Benito.

En la cueva de Subiaco, en la que Benito primero habitó, él sigue resplandeciendo hastael momento presente con milagros, si así lo merece la fe de los que se los pidan.

Recientemente ocurrió el hecho que voy a contar a continuación. Una mujer que habíaperdido el juicio y que estaba perturbada por completo, vagaba de día y de noche pormontes y valles, selvas y campos, descansando solamente allí donde la fatiga la obligabaa hacerlo. Un día, después de haber andado errante durante un tiempo muy prolongado,llegó a la cueva del bienaventurado padre Benito y se quedó allí, sin saber adónde habíaentrado. Pero a la mañana siguiente salió tan sana de juicio, como si nunca hubierasufrido ninguna perturbación mental. Y durante todo el resto de su vida conservó la saludasí recobrada.

2. PEDRO: ¿Cómo explicar lo que ocurre con bastante frecuencia, según lo quepodemos observar, en los santuarios de los mártires? Ellos no conceden sus beneficiostanto por la presencia de sus cuerpos cuanto por sus reliquias, y obran prodigios másgrandes allí donde no yacen sepultados.

38

Page 39: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

3. GREGORIO: Es indudable, Pedro, que los santos mártires pueden obrar muchosprodigios allí donde yacen sus cuerpos, así como acontece en realidad, y que realizaninnumerables milagros en favor de aquellos que se los piden con un corazón puro. Perocomo las almas débiles pueden dudar de que los mártires, para escucharlos, esténpresentes allí donde consta que no se hallan sus cuerpos, allí es necesario que obrenmayores milagros, para que así el alma débil no pueda dudar de su presencia. Pero elalma de los fieles que está asegurada en Dios, alcanza un mérito de fe tanto mayor, encuanto sabe que los mártires no yacen allí con el cuerpo y que, sin embargo, ella no serádesatendida.

4. Por eso también la misma Verdad, para acrecentar la fe de sus discípulos, les dijo: "Sino me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes" (Jn 16,7). Si consta que el Espíritu Paráclitosiempre procede del Padre y del Hijo, ¿por qué el Hijo dice que debe ausentarse paraque venga Aquel que nunca se apartó del Hijo? Pero puesto que los discípulos, habiendovisto al Señor en la carne, siempre ardían en deseos de verlo con los ojos corporales, conrazón les fue dicho: "Si no me voy, el Paráclito no vendrá", como si les hubiera sidodicho abiertamente: "Si no sustraigo mi cuerpo a las miradas de ustedes, no puedomostrarles quién es el Espíritu de Amor, y si no dejan de verme corporalmente, nuncaaprenderán a amarme espiritualmente."

5. PEDRO: Me conformo con tu explicación.

GREGORIO: Tenemos que suspender ya un poco esta conversación, si nos proponemosnarrar los milagros de otros santos. Así podremos reparar, mientras tanto, nuestrasfuerzas con el silencio.

DEL LIBRO TERCERO DE LOS DIÁLOGOS.XVI. Martín, monje del Monte Mársico.

Hace poco también, en la región de la Campania, sobre el Monte Mársico, un hombremuy venerable llamado Martín, llevó una vida solitaria, y durante muchos años vivíarecluído en una cueva estrechísima. Muchos de los nuestros lo han conocido y hanpresenciado sus acciones. Acerca de él me he enterado yo personalmente, y también porla narración de mi predecesor de feliz memoria, el Papa Pelagio, y de otros hombres muypiadosos.

9. Martín, al comienzo de su estadía en esta montaña, cuando todavía no se hallabaencerrado en la cueva, se ató el pie con una cadena de hierro, fijando la otra punta deella en una roca, para que en adelante ya no le fuera posible caminar más allá de lo que lepermitía la longitud de su cadena.

Benito, el hombre de vida venerable que ya antes mencioné, se enteró de esto. Le hizodecir por uno de sus discípulos: "Si eres servidor de Dios, no debe atarte una cadena de

39

Page 40: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

hierro, sino la cadena de Cristo." Al oír estas palabras, Martín soltó en seguida suatadura, pero jamás en lo sucesivo dirigió su pie liberado más allá del lugar al que suligazón lo había acostumbrado. Se mantuvo, sin la cadena, en el mismo espacio en el queantes había permanecido atado.

DEL LIBRO CUARTO DE LOS DIÁLOGOS.VIII. La salida del alma de Germán, obispo de Capua.

En el segundo Libro de esta obra, ya he contado que el venerable Benito - según meenteré por sus discípulos dignos de fe -, mientras que se hallaba lejos de Capua, vió amedianoche el alma de Germán, obispo de aquella ciudad, mientras que fue llevada alcielo por los ángeles en un globo de fuego. Al contemplar a esta alma durante suascensión, sintió expandirse el interior de su espíritu y vió reunido en sus ojos, comodebajo de un solo rayo del sol, a todo el universo.

IX. La salida del alma del monje Speciosus.

De la misma fuente, o sea por el relato de sus discípulos, me enteré que dos hombresnobles, dos hermanos, eruditos en las ciencias profanas y de nombre Speciosus yGregorio, habían entrado en la vida religiosa bajo la regla de Benito. El venerable padrelos alojó en el monasterio que había construído cerca de la ciudad de Terracina. Elloshabían poseído grandes riquezas en este mundo, pero para conseguir la redención de susalmas, regalaron todo a los pobres y permanecieron en este monasterio.

2. Speciosus fue enviado, para atender unos asuntos del monasterio, hacia las cercaníasde la ciudad de Capua. Un día su hermano Gregorio, mientras que se hallaba sentado a lamesa junto con los hermanos y estaba comiendo, tuvo un éxtasis. Levantando la vista vióel alma de Speciosus, que se encontraba tan lejos de él, saliendo de su cuerpo. Deinmediato se lo anunció a los hermanos y partió de prisa. Encontró a su hermano yasepultado, y se enteró que su alma había salido del cuerpo a la hora en la que él lo habíavisto.

LA CRUZ DE SAN BENITOMonseñor Martín de Elizalde Obispo de Nueve de Julio

Una de las devociones más difundidas, y no solo por la influencia de los monasteriosbenedictinos, es la Cruz de San Benito, especialmente en la forma de medalla, que es lamás frecuente. Presentaremos brevemente su significado y haremos su historia, paraatender al deseo de muchos amigos y devotos de San Benito.

La medalla

La medalla presenta, por un lado, la imagen del Santo Patriarca, y por el otro, una cruz,

40

Page 41: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

y en ella y a su alrededor, las letras iniciales de una oración o exorcismo, que dice así (enlatín y en castellano):

C rux Sancti Patris Benedicti Cruz del Santo Padre Benito Crux Sacra Sit Mihi Lux Miluz sea la cruz santa,Non Draco Sit Mihi Dux No sea el demonio mi guía Vade Retro Satana¡Apártate, Satanás! Numquam Suade Mihi Vana No sugieras cosas vanas, Sunt Mala Quae LibasPues maldad es lo que brindas Ipse Venena Bibas Bebe tú mismo el veneno.

Como se puede apreciar por las iniciales distribuidas en la cruz, a esta, el texto de laplegaria la acompaña siempre, y a la vez es una ayuda para la recitación de la misma. Eltexto latino se compone- después del título: Crux Sancti Patris Benedicti (C.S.P.B.)- de tres dísticos, queencierran una invocación a la Santa Cruz, con el deseo suplicante de tenerla como guía yapoyo, y la expresión del rechazo a Satanás, a quien se manda que se aparte - con laspalabras de Jesús, cuando fue tentado por él (Mt. 4,10) -, manifestando que no va aescuchar sus sugerencias, pues es malo lo que ofrece. Es una auténtica confesión de fe yde amor a Cristo, y una renuncia al diablo.

El bautismo y la cruz

Notemos que en este breve texto, la victoria sobre el demonio se atribuye a la cruz deJesucristo, que es luz y guía para el fiel, y que se opone al veneno y a la maldad deltentador. Es un eco de la consagración bautismal, donde se impone la cruz al neófito,quien es lavado con el agua de la regeneración y recibe la luz del Señor Resucitado;pronuncia también las palabras de renuncia al demonio y confiesa la fe.

Por ello, el cristiano que lleva la medalla no lo hace con una preocupación supersticiosapor apartar los malos espíritus, sino consciente que es por la presencia del Señor

41

Page 42: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Jesucristo y una vida conforme a la gracia, como habrá de mantener alejado al diablo ysus tentaciones. El fruto de esta devota práctica, la protección de Dios, se alcanza conuna vida que sea respuesta coherente al Evangelio. Donde está la gracia divina, no sepuede aproximar el demonio. Pero el combate contra las asechanzas y tentacionesdiabólicas no le va a faltar al fiel, pues el Maligno quiere impedir su camino hacia Dios.Es entonces que la oración, la señal de la cruz, la invocación de Cristo Nuestro Señor yde los santos, son necesarios. Escribe Dom Guéranger: No es preciso explicarlargamente al cristiano lector la fuerza de esta conjuración, que opone a los artificiosy violencias de Satanás aquello que le causa el mayor temor: la cruz, el santo nombrede Jesús, las propias palabras del Salvador en la tentación, y en fin, el recuerdo de lasvictorias que el gran Patriarca San Benito obtuvo sobre el dragón infernal 7.

El ejemplo de San Benito

El origen de la Cruz de San Benito no puede atribuirse con certeza al mismo santo. Másadelante veremos las circunstancias históricas en que aparece y se difunde esta devoción.Pero su sentido es profundamente coherente con la espiritualidad que inspiraba al Padrede los monjes de Occidente y que este supo trasmitir a sus hijos. La vocación a la vidaeterna es la llamada de Dios a la salvación en Jesucristo, y esa llamada espera unarespuesta, no solo con los labios, sino con el corazón. En la Regla escrita para susmonjes, San Benito dejó su enseñanza:Escucha, hijo, los preceptos del Maestro, einclina el oído de tu corazón; recibe con gusto el consejo de un padre piadoso, ycúmplelo verdaderamente. Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel dequien te habías alejado por la desidia de la desobediencia 8. El "trabajo de laobediencia" es la respuesta solícita del que ama a Dios y hace su voluntad; es el fruto dela caridad, del amor generoso y desinteresado. La desobediencia es el resultado de latentación en el Paraíso, donde el demonio sugirió a Adán y Eva que hicieran su propiavoluntad, satisfaciendo sus deseos y sus aspiraciones de poder. Ese pecado de nuestrosprimeros padres dejó su consecuencia en todos sus descendientes, y aunque el sacrificiode Cristo nos reconcilió con el Padre de los cielos, somos siempre deudores suyos ynacemos con la mancha original. El bautismo nos limpia del pecado original, nos hacehijos de Dios y nos da la vida de la gracia. La vocación del cristiano nace en el bautismo,y de esta manera tiene la fuerza para resistir al diablo, si es fiel y consecuente con losdones recibidos. Pero justamente necesita responder a esa vocación y a los dones deDios, con amor filial y con sus obras, sin lo cual podría ser presa de las malastentaciones. El demonio, si bien ha sido derrotado, tiende todavía sus asechanzas, yencuentra muchas veces en nosotros un oído que se deja seducir. Por eso San Benito nosexhorta a no atender a esa voz que nos sugiere cosas malas, y escuchar más bien la quenos viene de Dios, en el Evangelio y en toda la Escritura, en la Iglesia, en la oración, y através de maestros experimentados en las vías del espíritu.

7. GUÉRANGER P.: Essai sur l'origine, la signification et les privilèges de la Médaille ou Croix de Saint Benoît. Poitiers-Paris, Oudin Frères, 1879. 7. ed., p. 18.8. Regla, Pról. 1-2.

42

Page 43: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Es ante todo de esta manera que debemos considerar la protección contra el demonio,que Dios nos presta por la intercesión de sus santos. Satanás será menos fuerte contra losque viven en la comunión con Dios y se esfuerzan por obrar el bien. Y ello se debe a lavirtud del bautismo, del cual procede la vida del cristiano y donde nace y se desarrolla lavocación a la perfección y a la vida monástica. Escribe un autor: Quienquiera . . . selance resueltamente a la búsqueda de las realidades sobrenaturales, sentirá muy prontoque en él se enfrentan Dios y el diablo. Todo compromiso por Dios conlleva, pues, lanecesidad de armarse contra el ángel caído. Esto es claramente visible desde el primercompromiso cristiano, que sanciona el sacramento del Bautismo: la renuncia aSatanás va junto con el ingreso en la Iglesia 9.

9.NESMY-JEAN, CL.:Saint Benoît et la vie monastique. Paris, Ed. du Seuil, 1959, p. 52(Maîtres spirituels)

El signo de la cruz y la protección contra el demonio en la vida de San Benito

Con este signo de salvación, San Benito se libró del veneno que unos malos monjes leofrecieron: Cuando fue presentada al abad, al sentarse a la mesa, la vasija de cristalque contenía la bebida envenenada para que la bendijera, según costumbre en elmonasterio, Benito, extendiendo la mano, hizo la señal de la cruz y con ella se quebróel vaso que estaba a cierta distancia; y de tal modo se rompió, que parecía que a aquelvaso de muerte, en lugar de la cruz, le hubiesen dado con una piedra. Comprendió enseguida el varón de Dios que debía contener una bebida de muerte lo que no habíapodido soportar la señal de la vida 10. El episodio, según el relato gregoriano, debióinspirar las palabras del exorcismo referidas a la bebida que ofrece el Maligno, así comola protección atribuida a la señal de la cruz.

Los ataques del demonio también se dieron contra el abad de Casino y sus monjes: el"antiguo enemigo", muy contrariado por la conversión de los paganos de la región,atraídos por la predicación del Santo, se presentaba a sus ojos para amenazarlo yatemorizar a los suyos: Pero el antiguo enemigo, no sufriendo estas cosas en silencio,se aparecía no ocultamente o en sueños, sino en clara visión a los ojos del padre, y congrandes gritos se quejaba de la violencia que tenía que padecer por su causa, tantoque hasta los hermanos oían sus voces, aunque no veían su imagen. Sin embargo, elvenerable abad contaba a sus discípulos que el antiguo enemigo aparecía a sus ojos

43

Page 44: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

corporales horrible y encendido y que parecía amenazarle con su boca y con sus ojosllameantes. Y a la verdad, lo que decía lo oían todos, porque primero le llamaba por sunombre; y como el varón de Dios no le respondiese, prorrumpía en seguida en ultrajescontra él. Así, cuando gritaba, diciendo: "Benito, Benito", y veía que le daba lacallada por

10. S. GREGORIO MAGNO: Diálogos, libro II, c. 3(traducción de L.M. Sansegundo OSB), en: San Benito. Su vida y su Regla, Madrid1968, BAC, 2. ed., p. 183.

respuesta, añadía al instante: "Maldito y no Bendito ¿qué tienes conmigo? ¿Porqué mepersigues? 11. Estos ataques directos, estos combates encarnizados con el demonio, sonuna constante en la vida de San Benito, que le proporcionó con ellos ocasiones denuevas victorias, como dice San Gregorio poco después.

Ya en el comienzo de la permanencia en Subiaco, el demonio rompe la campanilla de quese servía el monje Román para avisar a nuestro Santo cuando debía retirar sus alimentos12. Leemos también que el demonio, en forma de una ave negra, le provoca terriblestentaciones al mismo Benito 13, y a otro monje lo distrae de la plegaria, llevándolo avagar14. A un hermano lo lleva a mostrarse soberbio, ganado por los malos pensamientosque el demonio le sugiere; significativamente, Benito, advirtiendo su turbación, lemanda:Traza una cruz, hermano, sobre tu corazón 15. Inspira al presbítero Florencioque, celoso, hostigue a Benito y sus discípulos 16, y siempre busca dificultar la vida delmonasterio, tanto en lo material, como en lo espiritual, suscitando inconvenientes de todotipo, como la muerte de un adolescente 17.

Estos episodios, relatados por el Papa San Gregorio, muestran de qué manera San Benitocombatía con el demonio, el cual lo atacaba constantemente, como adversario de todaobra buena. Un encuentro con el demonio ilustra lo dicho:Yendo un día el santo aloratorio de San Juan, sito en la misma cumbre del monte, salióle al encuentro elantiguo enemigo bajo la forma de un albéitar (o médico), llevando un vaso de cuernocon brebajes. Como Benito le preguntara adónde iba, él le contestó: "me voy a darlesuna poción a los hermanos". Fuese entonces el venerable padre a la oración, yconcluida ésta, volvió inmediatamente. El maligno espíritu, por su parte, encontró aun monje anciano sacando agua, y al punto entró en él y lo arrojó en tierra,atormentándole furiosamente. Al volver de la oración el varón de Dios, viendo que eratorturado con tal crueldad, dióle tan sólo una bofetada y al momento salió el malignoespíritu, de suerte que no osó volver más a él 18.

11. Id., c. 812. Id., c. 113. Id., c. 214. Id., c. 415. Id., c. 2016.Id., c. 817. Id., c. 11; incendio en la cocina, id., c. 10; el diablo, sentado sobre una piedra, no permite que esta sea removida, id., c. 9. También hace que se entibie el fervor de un peregrino, id., c. 13

Su mejor defensa era, con la oración, la fidelidad al Señor y la confianza en El, la

44

Page 45: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

caridad, la constancia en el bien, la práctica de la justicia. Una vida santa, por una parte,provoca la enemistad del demonio, mas por la otra, es la mejor defensa contra él, puesdonde está Dios por la gracia, no puede entrar a dominar el terrible enemigo.

18. Id., c. 30

Los monjes del desierto

No sorprende entonces que la devoción tradicional acudiera a la intercesión y al ejemplodel Santo Abad, para oponerse al demonio, con la señal de la cruz y las palabras de laoración. Pero es preciso considerar todo esto en su conjunto: los ataques diabólicosmuestran la impotencia de su autor ante el desarrollo de la fe y su afianzamiento; intentanasustar a los fieles, los tientan y solicitan, para apartarlos del buen camino. La mejordefensa contra ellos es confiar en Dios y mantenerse firme en el propósito de la fe y delbien obrar, porque donde está la gracia y la santidad, el demonio nada puede. La vidamonástica, vida consagrada a Dios en la oración, el retiro y el trabajo, es el campo de losmás duros combates contra el mal. Ya en la Vida del primero de los monjes, San AntonioAbad, escrita por San Atanasio, obispo de Alejandría de Egipto, en el siglo IV, sedescriben los combates que sufrió el solitario, y que adquieren un valor de testimonio yde ejemplo: el monje se interna en el desierto, donde habitan los demonios, paradesalojarlos de allí, y ganar esos espacios para Cristo.

El episodio narrado en el c. 30 del 2º libro de los Diálogos, que hemos transcrito másarriba, el diablo que se dirige con unas misteriosas bebidas al monasterio para tentar a loshermanos, tiene el precedente de un encuentro similar que le acaeció a abba Macario: vioa Satanás en figura humana, llevando unos pequeños envases con distintas pociones paraofrecérselas a los hermanos, que eran otras tantas tentaciones 19.

Recordemos aquí otro texto elocuente. En los Apotegmas o Dichos de los Padres deldesiertose lee la siguiente anécdota: Un hermano fue a visitar a abba Poimén, puesdeseaba confiarle sus pensamientos, pero no se animó a abrirle su corazón, a pesar de

45

Page 46: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

que lo intentó muchas veces. Advirtiólo el anciano, y le insistió que hablase, y elhermano le dijo que lo atormentaba una tentación muy fuerte de blasfemar. El anciano lerespondió: No te turbes por este pensamiento. Los combates carnales nos lleganmuchas veces por culpa de nuestra negligencia, pero este pensamiento no procede dela negligencia, sino que es una sugerencia de la serpiente. Cuando llega elpensamiento, levántate, ora y haz la señal de la cruz, diciéndote a ti mismo como si tedirigieras al enemigo: "¡Sea el anatema para ti y tu tentación! Caiga tu blasfemiasobre ti, Satanás, pues yo creo firmemente que Dios es providente con todos: ¡Estepensamiento no viene de mí mismo, sino de tu mala voluntad!"20. Las palabrasempleadas nos recuerdan la oración que acompaña a la Cruz de San Benito, las cuales,con la señal de la cruz, se confirman como el arma más eficaz para mantener apartado aldemonio y sus tentaciones.

19. Macario 3 (nº 456), en:REGNAULT, L.:Les Sentences des Pères du désert. Collection alphabétique. Solesmes, 1981, p. 174.

Origen y difusión de la Cruz y Medalla de San Benito 21

Más arriba decíamos que no se puede demostrar que la Cruz y Medalla de San Benito seremonte hasta el mismo Santo. Su difusión comenzó a raíz de un proceso por brujería enBaviera, en 1647. En el lugar de Natternberg, unas mujeres fueron juzgadas porhechiceras, y en el proceso declararon que no habían podido dañar a la abadíabenedictina de Metten, porque estaba protegida por el signo de la Santa Cruz. Se buscóentonces en el monasterio y se encontraron pintadas representaciones de la cruz, con lainscripción que ya conocemos, la misma que acompaña siempre a la medalla. Pero esasiniciales misteriosas no podían ser interpretadas, hasta que, en un manuscrito

20. X 63 (nº 667), en: REGNAULT, L.: Les Sentences des Pères du désert. Troisième recueil ... Solesmes, 1976, p. 80.21. La bibliografía moderna sobre la Cruz y Medalla de San Benito se encuentra en el Apéndice III: La medalla de San Benito, pp. 739-742, en el volumen:San Benito. Su vida y su Regla, citadoen la nota 4. Agréguense las páginas que dedica al tema el prof. A. Linage Condeen su monumentalSan Benito y los benedictinos, Braga, 1991, vol. I, pp. 82-84..

de la biblioteca, iluminado en el mismo monasterio de Metten en 1414 y conservado hoyen la Biblioteca Estatal de Munich (Clm 8201), se vió una imagen de San Benito, conesas palabras. Un manuscrito anterior, del siglo XIV y procedente de Austria, que seencuentra en la biblioteca de Wolfenbüttel (Helmst. 2º, 35ª), parece haber sido el origende la imagen y del texto. En el siglo XVII J. B. Thiers, erudito francés, la juzgósupersticiosa, por los enigmáticos caracteres que la acompañan, pero el Papa BenedictoXIV la aprobó en 1742 y la fórmula de su bendición se incorporó al Ritual Romano.

En el siglo XIX se dio un renovado fervor por la Cruz-Medalla, desarrollado en Franciapor el celo de Léon-Papin Dupont (1797-1876), llamado elsanto hombre de Tours.Hombre muy fervoroso, con muchas relaciones en los medios eclesiásticos y dotado degran generosidad y caridad, difundió la devoción por la Santa Faz, y también propagó eluso de la medalla de San Benito. En la obra ya citada de Dom Guéranger se refierengracias y milagros atribuidos a la invocación del Santo y a la medalla. La primera edicióndel escrito del abad de Solesmes data de 1862, pero es anterior, de 1849, una obrita del

46

Page 47: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

abad de San Pablo extramuros, D. Francesco Leopoldo Zelli Iacobuzzi (1818-1895)22lacual fue publicada en francés por la iniciativa de Dupont y Dom Guéranger empleó en supropio trabajo. En ella, el autor, que fue uno de los que encarnaron los esfuerzos dereforma monástica en su patria, hace la historia de la medalla, acudiendo a distintosautores, y con ella influyó en los que en Francia escribieron sobre el particular. Esconocida la importancia que el cenobio ostiense tuvo en la restauración benedictina delsiglo XIX: en él emitió la profesión Dom Guéranger, y los hermanos Mauro y PlácidoWolter, que luego establecerían la vida monástica en Beuron y Maredsous, pasaron allíparte de su período de formación.

22. CRIPPA, L.:L'abate cassinese D. Francesco Leopoldo Zelli Iacobuzzi nel centenario della morte (1895-1995), en: Benedictina 42, 1995, pp. 472-501; TURBESSI, G.:Vita monastica dell'Abbaziadi San Paolo nel secolo XIX, en: Revue Bénédictine 83, 1973, pp. 49-118. En p. 100, nota 3, cita la obrita de ZELLI IACOBUZZI:Origine e mirabili effetti della Croce o Medaglia di S. Benedetto,Roma, 1849.

También, algunos jóvenes llegaron desde Brasil, con la esperanza de profesar en Roma laRegla benedictina y trasladarse luego a su país, para incorporarse a los monasteriosexistentes, que no podían recibir novicios23. No es de extrañar, entonces, que en ese planmás vasto de renovación espiritual, desde el monasterio paulino, convertido en una suertede centro de irradiación del fervor benedictino, se difundiera juntamente la devoción a lamedalla de San Benito. De hecho, la representación más popular de la misma es lallamada "medalla del jubileo", diseñada por el monje de Beuron, Desiderio Lenz, elartista inspirador del famoso estilo que lleva el nombre de la "escuela beuronense", yacuñada especialmente para el Jubileo benedictino de 1880. Se celebraba ese año el XIVcentenario del nacimiento de San Benito de Nursia, y los abades de todo el mundo sereunieron en Monte Casino, desde donde la imagen se diseminó por todo el mundo.

Una curiosidad bibliográfica es el folleto La santa Cruz de San Benito Abad en México.primera edición castellana por Manuel M. de Legarreta. México, ImprentaGuadalupana de Reyes Velasco, 1895, que es la traducción castellana de la versiónfrancesa de la obra mencionada del abad de San Pablo, Don Francesco LeopoldoZelliIacobuzzi. En la Advertencia que la precede, y que se encuentra en la ediciónfrancesa, se dice que Dupont, el "santo hombre de Tours", conoció el original italiano, ylo hizo traducir a su lengua. De la sexta edición (1882), se hizo la primera española enMéxico, que es la que conocemos 24. En el Prólogo de ella se relatan los inicios de ladevoción benedictina en ese país, debida al celo de un sacerdote, el Padre DomingoOrtiz, desde 1878, y a la "Legión de la Santa Cruz de San Benito Abad", que el PapaLeón XIII reconoció con Breve del 20 de diciembre de 1895. Es interesante estaimplantación de la devoción, que es anterior en unos 20 años a la llegada de losbenedictinos a México.

23. TURBESSI, G., art. cit.24. Un ejemplar se conserva en la biblioteca de la Abadía de San Benito, en Luján, y lleva escrito en el frontispicioPertenece al R.P. Fr. Antolín Villanueva, quien debió adquirirla en México,donde fue uno de los primeros monjes enviados desde Silos para fundar allí.

La bendición de la medalla

47

Page 48: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

La medalla recibe una bendición, que es conferida por los monjes sacerdotes de la Ordende San Benito, con una fórmula particular. En ella, de acuerdo con el texto queacompaña la medalla, se pide a Dios que aleje el poder del diablo, en un contexto dealabanza divina, de confianza en la Trinidad por el amor del Señor Jesucristo, que ha devenir para juzgar a vivos y muertos. Se implora para el fiel que llevará la medalla, y quese ocupare en obras buenas, la salud del alma y del cuerpo, y la santidad, así como lasgracias que la Iglesia ha concedido a los monjes, con quienes se establece como unafraternidad espiritual. Finalmente, se pide a Dios que los que usan la medalla busquenevitar las insidias y engaños del diablo, con el auxilio de tu misericordia, para que sepresenten ante Ti santos e inmaculados. El texto no se limita, pues, a un solo aspecto delcombate espiritual, como sería la lucha con el demonio entendida en un sentido casifísico, sino que apunta a una comunión profunda en el amor de Dios, haciendo suvoluntad, que incluye el rechazo del mal, y poniendo en práctica con caridad generosa ypiedad los mandatos divinos.

Es de desear, entonces, que los numerosos fieles, que son devotos de San Benito, yllevan la Cruz y Medalla, para recibir con abundancia las gracias y bendiciones que Diosderrama sobre los que responden con su vida, sus pensamientos y sus buenas obras a lallamada evangélica, interiorizándose cada vez más del espíritu del Santo Padre de losmonjes, lo pongan en práctica. Así lo pide la Iglesia con la antigua oración de la fiesta deSan Benito: Oh Dios, que te dignaste llenar del espíritu de todos los justos a tusantísimo confesor Benito, concédenos a nosotros, tus siervos, que celebramos susolemnidad, que llenos de su espíritu, cumplamos fielmente, auxiliados por tu gracia,lo que hemos prometido.

(Medalla que aparece en la obra de Dom Guéranger: "Essai..." cf.supra nota 1)I N D I C E

48

Page 49: La Medalla de San Benito - Guillermo Castillo

Introducción ............................................................................... 3Vida y milagros del venerable Abad Benito ................................. 7La cruz de San Benito ............................................................. 64

Esta publicación se terminó de imprimir en Mayo de 2005 en los talleres de:

49