la llamarada
DESCRIPTION
Notas sobre la obra de Enrique LaguerreTRANSCRIPT
![Page 1: La llamarada](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022071711/568c49551a28ab491693c6bb/html5/thumbnails/1.jpg)
Historia de la Literatura Puertorriqueña
Dr. Melvin L. Torres González
Escuela Secundaria, U. P. R.
Notas sobre La llamarada, de Enrique Laguerre
1. Fue publicada en julio de 1935. Laguerre comenzó a escibir la obra en 1934, en
la casa de su familia en el Barrio Aceitunas de Moca, cerca de las haciendas que
sirven de escenario principal a la obra.
2. A 75 años de su publicación, el valor histórico de la obra sigue siendo de
primera, ya que retrata la explotación de los obreros de la caña. Además, sirve
de marco de referencia para comparar el Puerto Rico de esta época y el Puerto
Rico de la época actual.
3. La obra sirve de modelo a las generaciones actuales, no sólo por el carácter
idealista y soñador del personaje, sino por el sentido de la justicia, la conciencia
social ante el sufrimiento humano, y el deseo de conservar el acervo de
tradiciones patrias.
4. La novela se identifica con la “novela de la tierra”, tendencia de la novela
hispanoamericana de trascendencia internacional. A esta tendencia pertenecen
La vorágine (1924), de José Eustacio Rivera, Don Segunda Sombra (1926), de
Ricardo Güiraldes y Doña Bárbara (1929), de Rómulo Gallego. Esta novela
plantea la influencia determinante de la tierra en el carácter de sus habitantes: la
naturaleza (barbarie) se impone sobre el hombre (la civilización) y contribuye a
su explotación y su destrucción.
5. Laguerre le añade a esta tendencia la penetración sicológica de los personajes y
las preocupaciones éticas de los mismos. En la obra, la civilización, representada
por la central y la industria de la caña, explota al campesino, el hombre de la
tierra, lo explota y lo reduce a bagazo. A través de la obra, Juan Antonio Borrás
![Page 2: La llamarada](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022071711/568c49551a28ab491693c6bb/html5/thumbnails/2.jpg)
rechaza los valores de la civilización representados por la central, y busca la
sensibilidad espiritual en la naturaleza y el paisaje.
6. Al publicarse en 1935, La llamarada representó las siguientes innovaciones en
la novela puertorriqueña:
a. Pone la novela puertorriqueña a la altura de las grandes novelas
hipanoamericanas de la tierra.
b. Anticipa la futura trayectoria histórica de la novela hispanoamericana, al
añadir la dimensión sicológica y ética a los personajes.
c. Rompe con el naturalismo literario que retrataba un mundo enfermo y
decadente.
d. Retrata la realidad puertorriqueña en todas sus dimensiones: histórica,
topográfica, paisajista, costumbrista, sicológica y social.
e. Eleva la descripción del paisaje a su máxima expresión poética.
f. Resalta los elementos nacionales, estimulando la formación de una
conciencia colectiva de identidad nacional.
g. Introduce una nota nota de optimismo y esperanza, superando el
pesimismo y la desesperanza de la novelas anteriores.
7. La llamarada se desarrolla en el área de Isabela, Aguadilla, Moca y Aguada y las
haciendas cañeras corresponden a La Reforma (Santa Rosa) en Isabela, y
Labadie Irurena (Palmares), en Moca. El Palacete Labadie Irurena (el palacete
de los Moreau) se ve desde la carretera 2, y puede visitarse. Camino al palacete,
se pasa por dos árboles de mangó, el “mangosal de los capataces” de la novela.
Utuado(el pueblo de Juan Antonio) y el Colegio de Agricultura y Artes
Mecánicas (la ciudad colegial) son otros dos referentes geográficos de la novela.
![Page 3: La llamarada](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022071711/568c49551a28ab491693c6bb/html5/thumbnails/3.jpg)
8. Al invadir a Puerto Rico en 1898, los norteamericanos provocaron la ruina de la
industria cafetalera y protegieron a la industria cañera. Estados Unidos controló
la industria de la caña mediante las corporaciones absentistas. Mediante el
control económico de la industria, los propietarios puertorriqueños se vieron
pronto en la ruina. Las condiciones de vida de los obreros eran deplorables. Sin
tierras, sin ingresos suficientes incluso para comprar alimentos, sin atención
médica y a merced de los explotadores extranjeros, de los lideres obreros que los
traicionaban y de los políticos que los usaban, los obreros agrícolas, jinchos,
anémicos y enclenques, luchaban por sobrevivir.
9. Elementos de la novela
a. El fuego y su símbolo: metáfora de la llamarada de odio; el fuego como
práctica agrícola y de venganza; el fuego como destructor de sueños y
esperanzas.
b. El agua como elemento destructor y de purificación.
c. El buey como símbolo de la esclavitud, la mansedumbre, la docilidad.
10. Simbolismo de las cinco partes:
a. Surcos abiertos: la mente abierta de Juan Antonio a la nueva
experiencia de la caña;
b. Mientras la caña crece: el crecimiento de Juan Antonio como ser de
conciencia social;
c. Mala Yerba: la crece en la caña, pero también en el corazón de Juan
Antonio, al alinearse con los explotadores;
d. Incendio: el que consume a la caña, y también a Juan Antonio, por la
fiebre y por el odio:
![Page 4: La llamarada](https://reader036.vdocuments.co/reader036/viewer/2022071711/568c49551a28ab491693c6bb/html5/thumbnails/4.jpg)
e. Regreso: es el único que tiene que ver con el protagonista, quien se
aparta de la caña y regresa a la montaña a darle sentido a su vida.
11. Estructura y estilo.
a. La novela está dividida en cinco partes. Cada parte funciona como un
corte en el tiempo. Los protagonistas, el cañaveral y Juan Antonio, sirve
de elementos unificador.
b. La trama se desarrolla en dos años, aproximadamente.
c. La estrucutura es circular, con un final abierto.
d. El punto de vista es múltiple: primera persona (diario), tercera persona,
el protagonista como autor del libro.
12. Aspectos costumbristas
a. Se aleja del costumbrismo anterior, para crear un costumbrismo
lingüistico, sociológico, folcklórico y telúrico.
b. Enlaza los elementos culturales indígenas, negros (Ña Saturna) y criollo.
c. El costumbrismo de la novela es realista, no idealista ni idealizado.
d. La novela es un homenaje al jíbaro, sus sufrimientos, su angustia, sus
tradiciones y, sobre todo, su lenguaje.