la leyenda del verdadero amigo

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La leyenda del verdadero amigo Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO. Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA. Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

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La leyenda del verdadero amigo

Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un

determinado punto del viaje discutieron. 

El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: 

HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO. 

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. 

El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el

amigo. 

Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: 

HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA. 

Intrigado, el amigo preguntó: 

¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una

piedra? 

Sonriendo, el otro amigo respondió: 

Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del

olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase

algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde

viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás![/align][/b][/font] 

El saco de plumas 

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo,

todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. 

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a

ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: 

"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo

hacerlo?", 

a lo que el hombre respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y

pequeñas y suelta una donde vayas". 

El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de

plumas y al cabo de un día las había soltado todas. 

Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", a lo que el sabio

contestó: "Esa es la parte más fácil. 

Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. 

Sal a la calle y búscalas". 

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no

pudo juntar casi ninguna. 

Al volver, el hombre sabio le dijo: 

"Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el

viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya

está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo,

pues no hay forma de revertir lo que hiciste".

"Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón".

El árbol triste 

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser

cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos

rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un

árbol 

profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era. 

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano: 

- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es? 

- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?. 

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como

los demás, se sentía cada vez más frustrado. 

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación

del árbol, exclamó: 

- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres

sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás

quieran que seas... sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y

dicho esto, el búho desapareció. 

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se preguntaba el árbol

desesperado, cuando, de pronto, comprendió... 

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior

diciéndole: 

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera

porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar

cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión:

cúmplela. 

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo

cual estaba destinado. 

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el

jardín fue completamente feliz. 

Yo me pregunto al ver a mi alrededor... 

- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? 

- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas? 

- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer? 

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar... 

No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa

esencia de nuestro ser. Démonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes

amamos.

Decidir y ser constantes:

En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un

chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para

encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus

compañeros. 

Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño

inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad

inferior de su cuerpo y lo llevaron urgente al hospital del condado. 

En su cama, el niño horriblemente quemado y semi inconsciente, oía al médico que

hablaba con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que

podía pasar, en realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo. 

Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría. 

De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió. 

Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando

despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores

de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya

que estaba condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus

piernas. 

Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido. 

Caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz.

Sus delgadas piernas colgaban sin vida. 

Finalmente, le dieron de alta. 

Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control,

nada. 

No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca. 

Cuando no estaba en la cama, estaba confinado una silla de ruedas. 

Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco. 

Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped

arrastrando las piernas. 

Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran

esfuerzo, se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco,

decidido a caminar. 

Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al

cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas. 

Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su

persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, 

primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después

correr. 

Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr.

Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista. 

Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de

sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven

determinado, Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el

kilómetro más veloz el mundo!

Glenn Cunningham

Ten el valor y la fuerza para tomar tus decisiones y ser constante a la hora de darles forma.

Eres feliz?... 

En cierta ocasión, durante una elegante recepción de bienvenida al nuevo

Director de Marketing de una importante compañía londinense, algunas

de las esposas de los otros directores, que querían conocer a la esposa

del festejado, le preguntaron con cierto morbo: Te hace feliz tu esposo,

verdaderamente te hace feliz? 

El esposo, quien estaba en ese momento no estaba su lado, pero sí lo

suficientemente cerca para escuchar la pregunta, prestó atención a la

conversación e incorporó ligeramente su postura, en señal de seguridad,

y hasta hinchó un poco el pecho

, orgullosamente, pues sabía que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado

durante su matrimonio. 

Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la esposa respondió con un rotundo 

- No, no me hace feliz. 

En la sala se hizo un incómodo silencio como si todos los presentes hubieran escuchado la

respuesta de la mujer. 

El marido estaba petrificado. 

No podía dar crédito a lo que su esposa decía, y menos en un momento tan importante para

él. 

Ante el asombro del marido y de todos, ella simplemente se acomodó enigmáticamente sobre

su cabeza su elegante chalina de seda negra y continuó: 

- No, él no me hace feliz... Yo soy feliz....! 

El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. 

- Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad. 

Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues si mi felicidad

dependiera de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de la tierra, estaría en

serios problemas. 

- Todo lo que existe en esta vida cambia continuamente: el ser humano, las riquezas, mi

cuerpo, el clima, los placeres, etc. 

Y así podrían decir una lista interminable. 

- A través de toda mi vida, he aprendido algo: 

- Yo decido ser feliz y lo demás son "experiencias o circunstancias", lo amo y el me ama, muy

a pesar de sus circunstancias y de las mías. 

- Él cambia, yo cambio, el entorno cambia, todo cambia; habiendo amor y perdón verdadero, y

observando esos cambios, (los cuales tal vez puedan ser fuertes o no, pero existen), hay que

enfrentarlos con el amor que hay en cada uno de nosotros, si los dos nos amamos y nos

perdonamos; los cambios serán sólo "experiencias o circunstancias" que nos enriquece y que

nos darán fortaleza, de lo contrario, solo habremos sido parejas de "paso". 

- Para algunos divorciarse es la única solución; (... en realidad es la más fácil...) 

El amar verdaderamente, es difícil, es dar amor y perdonar incondicionalmente, vivir, tomar las

"experiencias o circunstancias" como son, enfrentarlas juntos y ser feliz por convencimiento. 

Hay gente que dice: 

- No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor,

porque me insultaron, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró! 

Pero lo que no sabes es que puedes ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor,

tengas o no dinero, aunque alguien te haya insultado, o alguien no te amó o no te haya

valorado. 

Ser feliz es una actitud ante la vida y cada uno decide!... 

Ser feliz... depende de ti!

"El error más grande" 

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando

de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos. 

No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para

seguir avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se

estanca y se pudre en la laguna. 

No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la

que por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida. 

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se

equivoca aquel que por temor a equivocarse no acciona. 

No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel

que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido. 

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí

mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente. 

Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres, sino por aquello

que hayas buscado honestamente.

El ciego 

Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera

que, escrito con tiza blanca, decía: 

"POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO". 

Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas

monedas en la gorra. 

Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. 

Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. 

Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba

llena de billetes y monedas. 

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y

sobre todo, qué había escrito. 

El publicista le contestó: 

"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras". 

Sonrió y siguió su camino. 

El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: 

"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA"

Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte mejor de esa manera. 

Te deseo un Feliz Día... y ten en mente que todo cambio, renueva día a día tu vida... 

Lo difícil es encontrar nuevas estrategias para lograr respuestas diferentes. 

Decía Einstein: 

"Si hace lo que siempre ha hecho, obtendrá los resultados que siempre ha obtenido" 

Bastante obvio, tanto que se nos olvida... 

El loco 

En un pueblo rodeado de cerros habitaba un loco, la gente del pueblo le llamaba así:

"EL LOCO", ¿y porqué le llamaban así?, ¿Qué acaso hacía cosas disparatadas, cosas

raras, cosas diferentes a lo que hacen la mayoría de las personas, al menos en ese

pueblo?. 

La gente al verlo pasar se reía y se burlaba de él, humildemente vestido, sin

posesiones, sin una casa que se dijera de su propiedad, sin una esposa ni unos hijos;

*un desdichado*, pensaba la gente, alguien que no beneficiaba a la sociedad, **un

inútil** comentaban otros. 

Más he aquí que este viejo ocupaba su vida sembrando árboles en todas partes donde

pudiera, sembraba semillas de las cuales nunca vería ni las flores ni el fruto, y nadie le

pagaba por ello y nadie se lo agradecía, nadie lo alentaba, por el contrario, era objeto de

burla ante los demás. 

Y así pasaba su vida, poniendo semillas, plantando arbolitos ante la burla de los demás.

Y he aquí que ese ser era un gran Espíritu de Luz, que poniendo la muestra de como se

deben hacer las cosas, sembrando, siempre sembrando sin esperar a ver el fruto, sin

esperar a saborearlo. 

Y sucedió que un día cabalgaba por esos rumbos el Sultán de aquellos lugares,

rodeado de su escolta y observaba lo que sucedía verdaderamente en su reino, para no

escucharlo a través de la boca de sus ministros. 

Al pasar por aquel lugar y al encontrarse al Loco le preguntó: _ ¿Qué haces, buen

hombre? 

Y el viejo le respondió: _ Sembrando Señor, sembrando. 

Nuevamente inquirió el Sultán: _ Pero, ¿cómo es que siembras?. estás viejo y cansado,

y seguramente no verás siquiera el árbol cuando crezca. ¿Para qué siembras

entonces? 

A lo que el viejo contesto: _ Señor, otros sembraron y he comido, es tiempo de que yo

siembre para que otros coman. 

El Sultán quedo admirado de la sabiduría de aquel hombre al que llamaban LOCO, y

nuevamente le preguntó: 

_ Pero no verás los frutos, y aun sabiendo eso continuas sembrando... Por ello te

regalaré una monedas de oro, por esa gran lección que me has dado. 

El Sultán llamo a uno de sus guardias para que trajese una pequeña bolsa con monedas

de oro u las entregó al sembrador. 

El sembrador respondió : _Ves, Señor, como ya mi semilla ha dado fruto, aún no la

acaba de sembrar y ya me está dando frutos, y aun más, si alguna persona se volviera

loca como yo y se dedicara solamente a sembrar sin esperar los frutos sería el más

maravilloso de todos los frutos que yo hubiera obtenido, porque siempre esperamos

algo a cambio de lo que hacemos, porque siempre queremos que se nos devuelva igual

que lo que hacemos. Esto, desde luego, sólo cuando consideramos que hacemos bien,

y olvidándonos de lo malo que hacemos. 

El Sultán le miró asombrado y le dijo : _ ¡Cuánta sabiduría y cuánto amor hay en ti!,

ojalá hubiera más como tú en este mundo, con unos cuantos que hubiese, el mundo

sería otro; más nuestros ojos tapados con unos velos propios de la humanidad, nos

impiden ver la grandeza de seres como tu. Ahora me retiraré porque, si sigo

conversando contigo, terminaré por darte todos mis tesoros, aunque sé que los

emplearlas bien, tal vez mejor que yo. ¡Qué Alá te Bendiga!. 

Y terminado esto, partió el Sultán junto con su séquito, y el Loco siguió sembrando y no

se supo de su fin, no se supo si termino muerto y olvidado por ahí en algún cerro, pero

él había cumplido su labor, realizó la misión, la misión de un Loco. 

Reflexión: 

Este cuento sirve para ilustrarnos lo que muchos seres hacen en este mundo, pero

callados, sin esperar recompensa y he aquí que se requieren muchos locos en el

mundo, seres que repartan la Luz, que den la enseñanza, que sean guías en este mundo

tan hambriento de la enseñanza espiritual.

El pescador 

Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño

cuando llegó un bote con un solo pescador. 

Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al

pescador por la calidad del pescado y le preguntó ¿cuánto tiempo le había tomado

pescarlos? 

El pescador respondió que sólo un de poco tiempo. 

El americano luego le preguntó ¿porqué no permanecía más tiempo y sacaba más

pescado? 

El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de

su familia. 

El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo? 

El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta

con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra

con mis amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada". 

El americano replicó, "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más

tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos

del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota

de botes pesqueros. 

En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías, hacer directamente a un

procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora. 

Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. 

Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa

en expansión". 

El pescador preguntó, ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso? 

A lo cual respondió el americano, "entre 15 y 20 años". 

"¿Y luego qué?" 

El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. 

"Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender

las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones. 

"Millones ... y ¿luego qué?" 

Dijo el americano: "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde

puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu

mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus

amigos". 

El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?" 

MORALEJA: 

Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que

muchas veces no vemos. 

La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por aquello

que no tenemos. 

"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" 

¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO!

¿Que es la riqueza? 

¿Que es la riqueza? 

A dos grupos de personas se les hizo la siguiente pregunta: 

¿Qué es la riqueza? 

El primer grupo contestó de la siguiente manera: 

Arquitecto: tener proyectos que me permitan ganar mucho dinero. 

Ingeniero: desarrollar sistemas que sean útiles y muy bien pagados. 

Abogado: tener muchos casos que dejen buenas ganancias y tener un BMW. 

Médico: tener muchos pacientes y poder comprar una casa grande y bonita. 

Gerente: tener la empresa en niveles de ganancia altos y crecientes. 

Atleta: ganar fama y reconocimiento mundial, para estar bien pagado. 

El segundo grupo contestó lo siguiente: 

Preso de por vida: caminar libre por las calles. 

Ciego: ver la luz del sol y a la gente que quiero. 

Sordo: escuchar el sonido del viento y cuando me hablan. 

Mudo: poder decir a las personas cuánto las amo. 

Inválido: correr en una mañana soleada. 

Persona con una enfermedad terminal: Poder vivir un día más. 

Huérfano: Poder tener a mi mamá, mi papá, mis hermanos, y mí Familia. 

“No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mide tu riqueza por aquellas cosas que

no cambiarías por dinero”

 

El Tazón de madera 

El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le

temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta

en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el

alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo de y cuando

intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se

cansaron de la situación. 

-Tenemos que hacer algo con el abuelo, dijo el hijo. -Ya he tenido suficiente. Derrama la

leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo. 

Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del

comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de

comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón

de madera. 

De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en

sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo. Sin embargo, las únicas palabras que la

pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o

la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. 

Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de

madera en el suelo. Le preguntó dulcemente: -¿Qué estás haciendo? 

Con la misma dulzura el niño le contestó: -Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro

para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos. Sonrió y siguió con su

tarea. 

Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla.

Las lágrimas rodaban por sus mejillas y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto,

ambos sabían lo que tenían que hacer. 

Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa

de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna

razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se

caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel. 

Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan

y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia

proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa

actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres inteligentes se percatan que

cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de su hijo. Seamos

instructores sabios y modelos a seguir. 

He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la forma en que maneja tres

cosas: un día lluvioso, equipaje perdido y luces del arbolito enredadas. 

He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas

a extrañar cuando ya no estén contigo. 

He aprendido que aún cuando me duela, no debo estar solo. 

La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca cómo los hiciste sentir.

La ventana del hospital 

Dos hombres, seriamente enfermos, ocupaban la misma habitación en el hospital. A

uno de ellos se le permitía estar sentado una hora todas las tardes para que los

pulmones drenaran sus fluidos. Su cama daba a la única ventana de la habitación. 

El otro hombre tenía que estar tumbado todo el tiempo. Los dos se hablaban mucho. De

sus mujeres y familiares, de sus casas, trabajos, el servicio militar, dónde habían

estado de vacaciones. 

Y todas las tardes el hombre que se podía sentar frente a la ventana, se pasaba el

tiempo describiendo a su compañero lo qué veía por la ventana. Éste, solamente vivía

para esos momentos donde su mundo se expandía por toda la actividad y color del

mundo exterior. 

La ventana daba a un parque con un bonito lago. Patos y cisnes jugaban en el agua

mientras los niños capitaneaban sus barcos teledirigidos. Jóvenes amantes andaban

cogidos de la mano entre flores de cada color del arco iris. Grandes y ancestros árboles

embellecían el paisaje, y una fina línea del cielo sobre la ciudad se podía ver en la

lejanía. 

Mientras el hombre de la ventana describía todo esto con exquisito detalle, el hombre al

otro lado de la habitación cerraba sus ojos e imaginaba la pictórica escena. 

Una cálida tarde el hombre de la ventana describió un desfile en la calle. Aunque el otro

hombre no podía oír la banda de música- se la imaginaba conforme el otro le iba

narrando todo con pelos y señales. Los días y las semanas pasaron. 

Una mañana, la enfermera entró para encontrase el cuerpo sin vida del hombre al lado

de la ventana, el cual había muerto tranquilamente mientras dormía. Se puso muy triste

y llamó al doctor para que se llevaran el cuerpo. Tan pronto como consideró apropiado,

el otro hombre preguntó si se podía trasladar al lado de la ventana. La enfermera aceptó

gustosamente, y después de asegurarse de que el hombre estaba cómodo, le dejó solo. 

Lentamente, dolorosamente, se apoyó sobre un codo para echar su primer vistazo fuera

de la ventana. Finalmente tendría la posibilidad de verlo todo con sus propios ojos. 

Se retorció lentamente para mirar fuera de la ventana que estaba al lado de la cama.

Daba a un enorme muro blanco. El hombre preguntó a la enfermera qué había

pretendido el difunto compañero contándole aquel maravilloso mundo exterior. 

Y ella dijo: - Quizás sólo quería animarle.

Siete frases para mejorar la comunicación con la familia

 

1.- Te Amo 

Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar que alguien le diga:

“te amo”. Atrévete a decirlo a la otra persona, a tu cónyuge, a tus padres, a tus

hermanos, a tus hijos, si es que nunca lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado. 

2.- Te Admiro 

En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que merece

reconocimiento: Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de que se nos

reconozca algún logro o meta alcanzada… ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto

a alguien? 

3.- ¡Gracias! 

Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay mejor forma de

decir a una persona que es importante lo que hace por nosotros, que expresarle un

¡gracias!, no en forma mecánica, sino con pleno calor humano. 

4.- Perdóname, me equivoqué 

Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que ofenda o

perjudique a otras personas, aprende a decir con madurez: “perdóname, me

equivoqué”. 

5.- Ayúdame, te necesito 

Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra fragilidad o necesidad

de otros, estamos en un grave problema. No te reprimas. ¡Pide ayuda! Que también son

muy importantes las palabras. 

6.- ¡Te escucho…háblame de tí! 

¿Cuántas veces le has dicho a algún miembro de tu familia: “A ver, háblame, qué te

pasa?”. Tal vez muchos problemas y mal entendidos se resolverían si tan sólo

escuchásemos lo Que nos tratan de decir. 

7.- ¡Eres especial! 

Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos significan para ti.

Pagado con un vaso de leche 

Un joven que pagaba sus estudios trabajando de vendedor ambulante, sentía hambre

pero no tenía dinero para almorzar. Decidió vencer la vergüenza que le daba mendigar y

pedir algo de comer en la próxima puerta que tocase. No obstante, perdió su nervio

cuando una hermosa joven le abrió la puerta. En lugar de pedir comida pidió solo un

vaso de agua. 

Ella, sin embargo, se apiadó de el y le trajo un vaso de leche. El se lo tomó tímidamente

y preguntó, -¿Cuanto le debo? 

-No me debe nada, respondió ella. -Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por

hacer un favor. 

-Entonces le agradezco de corazón, respondió el joven. 

Aquel joven llamado Howard Kelly se fue de aquella casa, no solo sintiéndose

fortalecido en su cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad. Antes del

incidente estaba pensando en rendirse y renunciar. 

Muchos años mas tarde aquella joven, ya mayor, se enfermo gravemente. Los doctores

locales estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron al hospital de una gran

ciudad donde practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad. 

Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo de

procedencia, inmediatamente se levantó y fue a verla. La reconoció inmediatamente.

Volvió a su oficina resuelto a hacer todo lo posible para salvar su vida. La lucha fue

larga pero la señora se salvó. 

Por su parte la señora andaba muy preocupada sabiendo que el precio de su estancia

en el hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor envió órdenes que le

pasaran a el la cuenta final. Después de examinarla escribió un mensaje al pie de la

cuenta antes de que fuese enviada a la señora. 

Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus días

pagándola. Finalmente miró y cual fue su asombró cuando leyó al pie de la lista de

enormes cifras: 

Todo Pagado por completo con un vaso de leche. 

Firmado: Dr. Howard Kelly.

Para pensarlo 

Hoy tenemos edificios más altos y autopistas más anchas, pero temperamentos más

cortos y puntos de vista más estrechos. 

Gastamos más, pero disfrutamos menos. 

Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. 

Tenemos más compromisos, pero menos tiempo. 

Tenemos más conocimientos, pero menos criterio. 

Tenemos más medicinas, pero menos salud. 

Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. 

Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado. 

Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y

conocer a nuestro vecino. 

Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior. 

Tenemos mayores ingresos, pero menos moral. 

Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría. 

Con más comida, pero menos nutrición. 

Son días que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. 

Son tiempo de casas más lindas, pero más hogares rotos. 

Por todo esto, propongo que de hoy en adelante, no guardes nada “Para una ocasión

especial”, porque cada día que vivas es una ocasión especial. 

Busca a Dios, aprende a conocerle, lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin

fijarte en las malas hierbas. 

Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, come tu comida referida, visita los

sitios que ames. 

La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para sobrevivir. 

Usa tus copas de cristal, no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas

de hacerlo. 

Las frases “Uno de estos días”, “Algún día”, quítalas de tu vocabulario. Escribamos

aquella carta que pensábamos escribir, “Uno de estos días”. 

Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos. 

Por eso, no retardes nada que agregaría risa y alegría a tu vida. 

Cada día, hora, y minuto son especiales… y no sabes si pudiera ser el último… 

Si estas tan ocupado y no puedes tomarte unos minutos para mandar este mensaje a

alguien que tu quieras, y dices a ti mismo que lo enviaras “Uno de estos días” piensa

que “Uno de estos días” puede estar muy lejos.

Manejo de la tensión 

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso con agua y

preguntó al auditorio: 

-¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua? 

Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó: 

-No importa el peso absoluto. Depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo. Si lo

sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré DOLOR

en mi brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una

ambulancia. Pero es exactamente el MISMO peso, pero entre más tiempo paso

sosteniéndolo, más pesado se va volviendo. 

Y concluyó: 

-Si cargamos nuestros PESARES todo el tiempo, luego, más temprano o más tarde, ya

no seremos capaces de continuar, la carga se irá volviendo cada vez MAS PESADA. Lo

que tienes que hacer es DEJAR el vaso en algún lugar y descansar un poco antes de

sostenerlo nuevamente. Tienes que dejar la carga de lado periódicamente, ¡de la forma

que sea! 

-Es reconfortante y te vuelve capaz de continuar. Entonces, antes de que vuelvas esta

noche a tu casa, deja afuera el pesar, en un rincón. No lo lleves a tu casa. Mañana

podrás recogerlo otra vez, al salir.

-La vida es corta… ¡Aprovéchala! 

Los dos sacos

 

Hay una antigua leyenda acerca de tres hombres, cada uno de los cuales, cargaba dos

sacos, sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas. 

Cuando al primero de ellos le preguntaron que había en sus sacos, el dijo: -Todo cuanto

de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al

poco tiempo olvidado. El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que

me han acontecido y, en mi andar, me detengo con frecuencia, saco esas cosas y las

examino desde todos los ángulos posibles. Me concentro en ellas y las estudio. Y dirijo

todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas. 

En consecuencia, como el primer hombre siempre se estaba deteniendo para

reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, lo que

lograba avanzar era muy poco. 

Cuando al segundo hombre le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos sacos, el

respondió: -En el saco de enfrente están todas las buenas acciones que he hecho. Las

llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que todo mundo las vea.

Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo consigo a

dondequiera que voy. Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez,

pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos. 

Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: -El saco que llevo al

frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos

bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco

muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco

“lejos de ser una carga” me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis

espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse

todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que a veces pienso

acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y se perdieron para

siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso el trayecto.

Leyenda de una mujer

 

Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de

una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía: -”Entra y toma todo

lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Pero recuerda algo: después que

salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero

no te olvides de lo principal…” 

La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las

joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su

delantal. La voz misteriosa habló nuevamente. -“Tienes solo ocho minutos…” 

Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia

fuera de la caverna y la puerta se cerró…..Recordó, entonces, que el niño quedó

adentro y la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la

desesperación… ¡para el resto de su vida!. 

Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este

mundo y una voz siempre nos advierte: “Y No te olvides de lo principal!” 

Y lo principal son los valores espirituales, la oración, la vigilancia, la familia, los amigos,

la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo

principal siempre se queda a un lado….

Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial ” Los tesoros del

alma!”. Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo, pasa rápido y que la

muerte llega inesperadamente. 

Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las

lamentaciones. 

Ahora….piensa por un momento que es lo principal en tu vida…… 

“Que cosa extraña es el hombre: Nacer no pide, Vivir no sabe, Morir no quiere“

Las siete maravillas 

Un grupo de estudiantes de geografía, estudiaban las Siete Maravillas del Mundo. Al

término de la clase, se les pidió hacer una lista de las que ellos consideraban deberían

ser actualmente las Siete Maravillas del Mundo. 

A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguiente: 

Las Pirámides de Egipto. 

El Taj Mahal. 

El Gran Cañón. 

El Canal de Panamá. 

El Empire State. 

La Basílica de San Pedro. 

La Muralla China. 

Mientras se hacía la votación el maestro notó, que una estudiante permanecía callada y

no había entregado aún su lista. Así que le preguntó si tenía problema para terminar de

hacer su elección. 

La muchacha tímidamente respondió. -Si, un poco. No podía decidirme pues son tantas

las maravillas. 

El maestro dijo: -Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte. 

La muchacha titubeo, y después leyó, Creo que las Siete Maravillas del Mundo son: 

Poder tocar. 

Poder saborear. 

Poder ver. 

Poder escuchar. 

Titubeando un poco continúo: 

Poder sentir. 

Poder reír. 

Y… Poder amar. 

Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto. 

Es muy sencillo para nosotros poder ver muchas de las hazañas del hombre y

referirnos a ellas como maravillas, cuando a veces pasan desapercibidas las maravillas

que Dios hizo por nosotros y que son sencillamente “comunes”. 

¡Que hoy te acuerdes de aquellas cosas que son realmente Maravillosas!

¿Las 7 Maravillas? Quizá hay otras "menos comunes"...

El Sol y El Viento 

El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. 

La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el

camino avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra

él. 

-Vas a ver – dijo el viento - como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus

vestiduras. 

Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacían, el hombre más

oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando. El viento encolerizado,

descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa.

Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa. 

Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que

se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro. 

-Ya ves - le dijo el Sol al Viento - como con la bondad se consigue más que con la

violencia. 

Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones.

Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr

nuestros objetivos. Pero no nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con

esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Siempre una sonrisa puede lograr

mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el

lugar de los demás para comprobarlo. ¿Preferimos una sonrisa o un insulto?…

¿Preferimos una caricia o una bofetada?… ¿Preferimos una palabra tierna o una

sonrisa irónica?… Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que

nosotros… Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que

nos gustaría ser tratados… Así veremos que todo será mejor… Que el mundo será

mejor… Que la vida será mejor…

El hombre y el mundo 

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a

encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de

respuestas para sus dudas. 

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El

científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.

Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el

objetivo de distraer su atención. 

De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo ¡Justo lo

que precisaba!. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo

de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: -”Como te gustan los rompecabezas, te voy a

dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie”.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así.

Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. -”Papá,

ya hice todo, conseguí terminarlo”. 

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible

que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería

el trabajo digno de un niño. 

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados

en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? 

-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo? 

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para

recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre… 

Así que dí vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que si sabía como

era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al

mundo.

¿Existe el Mal? 

Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta: - ¿Dios creó todo lo

que existe? 

Un estudiante contestó valiente: -Sí, lo hizo. - ¿Dios creó todo? -Sí señor, respondió el

joven. 

El profesor contestó: -Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y

bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces

Dios es malo. 

El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber

probado una vez más que la fe Cristiana era un mito. 

Otro estudiante levantó su mano y dijo: - ¿Puedo hacer una pregunta, profesor? 

-Por supuesto, respondió el profesor. 

El joven se puso de pie y preguntó: -¿Profesor, existe el frío? 

- ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío? 

El muchacho respondió: -De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física,

lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es

susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que

dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta

de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no

existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos

calor. 

-Y, ¿existe la oscuridad?” continuó el estudiante. 

El profesor respondió: -Por supuesto. 

El estudiante contestó: -Nuevamente se equivoca, señor. La oscuridad tampoco existe.

La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no;

incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios

colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad

no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz

de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la

cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el

hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente. 

Finalmente, el joven preguntó al profesor: -Señor: ¿existe el mal? 

El profesor respondió: -Por supuesto que existe. Como lo mencioné al principio,

vemos violaciones

, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal. 

A lo que el estudiante respondió: - El mal no existe, señor… o al menos no existe por si

mismo. 

-El mal es simplemente la ausencia de Dios… es, al igual que en los casos anteriores un

término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios…. no creó el mal.

No es como la fe o el amor, que existen, como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de

que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando

no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz. 

Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado. 

EL JOVEN SE LLAMABA ALBERT EINSTEIN

El Tiempo: La mejor expresión de amor 

Es posible evaluar la importancia que le asignamos a algo considerando el tiempo que

estamos dispuestos a dedicarle. Cuanto más tiempo le dedicamos a algo, más evidente

resulta la relevancia y el valor que tiene para nosotros. Si quieres conocer las

prioridades de una persona, fíjate en cómo usa el tiempo. 

El tiempo es el regalo más preciado que tenemos porque es limitado. Podemos producir

más dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le

estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar.

Nuestro tiempo es nuestra vida. El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu

tiempo. 

No es suficiente decir que las relaciones son importantes: debemos demostrarlo en

nuestras acciones, invirtiendo tiempo en ellas. Las palabras por sí solas nada valen:

“No solamente debemos decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio

de lo que hacemos”. Las relaciones exigen tiempo y esfuerzo. Amor se deletrea así: 

La esencia del amor no es lo que pensamos o hacemos o aportamos a los demás; antes

bien, es cuánto entregamos de nosotros mismos. A los hombres, en particular, les

cuesta entender esto. Muchos dicen: !Te Quieren a Tí!. Quieren tu ojos, tus oídos, tu

tiempo, tu atención, tu presencia, tu interés: Tú Tiempo. 

El mejor regalo de amor no son los diamantes ni las rosas ni los dulces. Es brindar tu

concentración. El amor se concentra tanto en otra persona que por un instante uno se

olvida quien es. La atención dice: 

Siempre que dediques de tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio, y el sacrificio es la

esencia del amor. 

ES POSIBLE DAR SIN AMAR, PERO NO SE PUEDE AMAR SIN DAR. 

AMAR ES ENTREGARSE: DEJAR DE LADO MIS PREFERENCIAS, COMODIDAD,

OBJETIVOS PERSONALES, SEGURIDAD, DINERO, ENERGÍA Y TIEMPO PARA EL

BENEFICIO DE LOS DEMÁS. 

Recuerda siempre esto: 

EL MEJOR REGALO QUE LE PUEDES DAR A ALGUIEN ES: 

“TU TIEMPO”