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LA JUSTIFICACION POR LA FE Resumen de la Leccion de Escuela Sabatica para el sabado 19 de Septiembre de 2009 Jose Magdiel Guerra

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LA JUSTIFICACION   POR  LA FE

Resumen de la Leccion de Escuela Sabatica para el sabado 19 de Septiembre de 2009

Jose Magdiel Guerra

JUSTIFICACION: Probanza que se hace de la inocencia o bondad de una persona, de

un acto o de una cosa, FE: Seguridad, aseveración de que algo es

cierto.

 La fe es la constancia de las cosas que se

esperan y la comprobación de los hechos que no se ven. Heb 11:1

 El pueblo adventista como pueblo de Dios, es

consiente que en cielo se realiza por la humanidad un Juicio ( Daniel 7:10) primero por la casa de Dios ( 1 pedro 4:17), esta convicción de este suceso en el

santuario celestial la podemos definir como fe, pero esta fe no es la que salva la que salva es aquella fe

donde colocamos todo en manos de Cristo para que en este juicio el nos represente.

Podemos resumir que la justificación por la fe es la seguridad de que el hombre será santificado por la gracia de

Dios y la seguridad que este tiene en su Hijo la cual es guiada a través del   E. S, en el proceso que se lleva en su

contra para declararlo justo.“...que por la fe…, hicieron justicia, alcanzaron

promesas” (Hebreos 11: 33).

LA JUSTIFICACIÓN – JUSTICIA IMPUTADA

 IMPUTADO: La palabra se divide en dos.El prefijo "IM" significa "adentro" o "dentro de".

La raíz "PUTADO" significa "establecer una cuenta" o "considerar ponerlo en la cuenta de".

El conjunto significa "póngase dentro de la cuenta de" o "considerado para ponerlo en la cuenta de"

Sabiendo que nuestra Justicia es como trapo de inmundicia, que no hay nada bueno en nosotros, ante

el cielo tenemos una cuenta muy grande, pero si vamos al trono de gracia en oración con fe

inmediatamente nuestro pecado es borrado, en otras palabras nuestra deuda es puesta en la cuenta de

Cristo, quedando así sin deuda delante del cielo, en este momento se realza la reconciliación entre Dios y

el hombre

“Esta relación espiritual puede establecerse únicamente por el ejercicio de la fe personal. Esta fe debe expresar de nuestra

parte una suprema preferencia, perfecta  confianza y  entera  consagración. Nuestra voluntad debe entregarse  completamente  a  la  voluntad  divina.  Nuestros 

sentimientos, deseos, intereses y honor deben identificarse con la prosperidad del reino de Cristo y el honor de su causa,

recibiendo nosotros constantemente la gracia de Él y aceptando Cristo nuestra gratitud. “Cuando se ha formado esta

intimidad de la conexión y comunión, nuestros pecados son puestos sobre Cristo, su justicia nos es imputada. Él fue hecho pecado por nosotros, para que pudiésemos ser hechos justicia de Dios en Él. Tenemos acceso a Dios por Él; somos aceptos en

el Amado” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 74).

EL PERDÓN DE DIOS ES MÁS QUE UN ACTO JUDICIAL

Al auto judicial también se le denomina sentencia interlocutoria, que se refiere a toda aquella decisión judicial que resuelve una controversia incidental suscitada entre las partes en un juicio. Se distingue de la sentencia definitiva en que ésta resuelve el asunto principal objeto del litigio. En este sentido, la razón por la que se denomina interlocutoria es porque sus efectos jurídicos en relación con las partes son provisionales, en el sentido de que pueden modificarse sus consecuencias a través de la sentencia definitiva.

Antes de la sentencia definitiva, el hombre se ha llegado al trono de gracia para acceder al perdón de su alma, pero

no solo consiguen este perdón a través de este acto judicial, si no que va mas allá

del mismo, su alma ahora es redimida  y donde hubo pecado sobre abundo la

gracia.

 “Pero el perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen. Cuando Dios promete que ‘será amplio en perdonar’, añade, como si el alcance de esa promesa fuera más de lo que pudiéramos entender… El perdón de Dios no

es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es 

también una  redención del pecado. Es  la efusión del amor redentor que  transforma el corazón. David  tenía el

verdadero concepto del perdón cuando oró ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro

de mí’ Salmo 51:10. También dijo: ‘Cuanto está  lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras

rebeliones’ Salmo 103:12” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 98).

LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

La justificación por la fe es la seguridad de que el hombre será santificado por la gracia de Dios y la seguridad que este tiene en su Hijo la cual es guiada a través del   E. S, en el proceso

que se lleva en su contra para declararlo justo.La fe es la convicción de algo, este algo para nosotros es creer que Cristo realiza una labor por nosotros en el cielo, y la única forma de yo ser salvo por su labor, es vivir bajo su obediencia sincera y seguir sus caminos, reconociendo que el es el único

que puede imputar si justicia sobre mi cuenta pendiente con el cielo, aclarando así que si la ley me juzgo y me condeno desde mi nacimiento Cristo me hace renacer cuando yo creo en el y

vivo por el convirtiéndome en uno de sus hijos .

La única forma en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede presentar a Dios los méritos de Cristo, y el

Señor coloca la obediencia de su Hijo en la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del

hombre, y Dios recibe, perdona y justifica al alma creyente y arrepentida, la trata como si fuera justa, y la ama como ama a

su Hijo. De esta manera, la fe es contada como justicia y el alma perdonada avanza de gracia en gracia, de la luz a una luz

mayor”.Las personas se acercaban a Jesús con fe. Esta fe que ellos tenían en el era precisamente el origen de solución, cada

problema colocado al  salvador era un Grito desesperado por alcanzar más que una sanación de una enfermedad, era el

medio perfecto para alcanzar también la cura para el alma y el perdón de sus pecados.

“.... el centurión amaba tiernamente a su siervo, y deseaba grandemente que se restableciese. Creía que Jesús podría sanarle. No había visto al Salvador, pero

los informes que había oído le habían inspirado fe... En la enseñanza de Cristo, según le había sido explicada, hallaba lo que satisfacía la necesidad del alma. Todo

lo que había de espiritual en él respondía a las palabras del Salvador” (El Deseado de Todas las

Gentes, pág. 283).

LA NATURALEZA DE LA FE

SALVADORA

Naturaleza: Esencia y propiedad característica de cada ser. Salvadora: que salva = Cristo.

Quiero aclarar que Cristo no tomo nuestra naturaleza, expresión que he oído en varias oportunidades en nuestras congregaciones, sino que se despojó a sí mismo, tomando

forma de siervo, hecho semejante a los hombres; (Filipenses 2:7). En otras palabras el solo utilizo

nuestro caparazón esa fue la única semejanza, la naturaleza  es una esencia del ser y esa esencia del ser

incorruptible es la  Cristo, pero que nunca fue utilizada para no tener ventaja sobre el pecador, si no que se hizo como

humano viviendo como el y siendo tentado en todo, la naturaleza del hombre es vendida al pecado puesto que en

el solo hay maldad.

El creer en Dios no garantiza la respuesta de una fe, los demonios creen en el y tiemblan, pero esto no es fe, muchos de nosotros sabemos, conocemos y vemos consecuencias al estar alejados de Dios pero esto

tampoco es fe, fe es depender de el saber que va a responder nuestras necesidades, como la mujer que sabia que con solo tocarle una parte del vestido seria

salva, o como los endemoniados que esperaban y sabían que el que estaba frente a ellos los salvaría, así sus palabras fueran otras. En otros hoy esta la misma

dependencia para cada prueba, se encuentra la misma solución Cristo quien ahora nos da de su naturaleza

Divina, porque venció en a nuestra naturaleza y ahora entrega la suya para darnos perdón.

Pero cuando la mujer enferma extendió la mano para tocarle, creyendo que sería sanada, sintió la virtud sanadora. Así es

también en las cosas espirituales. El hablar de religión de una manera casual, el orar sin hambre del alma ni  fe viviente, no

vale nada. Una  fe nominal en Cristo, que  le acepta simplemente como Salvador del mundo, no puede traer sanidad al alma. La fe salvadora no es un mero asentimiento intelectual a la verdad. El

que aguarda hasta tener un conocimiento completo antes de querer ejercer  fe, no puede recibir bendición de Dios. No es

suficiente creer acerca de Cristo; debemos creer en Él. La única  fe que nos beneficiará es  la que  le acepta a Él como Salvador personal; que nos pone en posesión de sus méritos. Muchos

estiman que la fe es una opinión. La fe salvadora es una transacción por la cual los que reciben a Cristo se unen con Dios mediante un pacto. La fe genuina es vida. Una fe viva significa

un aumento de vigor, una confianza implícita por la cual el alma llega a ser una potencia vencedora” (El Deseado de Todas las

Gentes, págs. 313, 314).

Es peligroso considerar que la justificación por la fe pone mérito en la fe. Cuando aceptamos  la  justicia de Cristo como

un regalo, somos  justificados gratuitamente mediante la redención de Cristo. ¿Qué es fe?  ‘La certeza de lo que se

espera, la convicción de lo que no se ve’ (Heb. 11: 1). Es el asentimiento de  la mente a  las palabras de Dios, que ciñe el corazón en voluntaria consagración y servicio a Él, quien dio el entendimiento, enterneció el corazón, y tomó la iniciativa para atraer la mente a fin de que contemplara a Cristo en  la

cruz del Calvario. La  fe es rendir a Dios  las  facultades  intelectuales, entregarle  la mente y  la voluntad, y hacer de Cristo  la única puerta para entrar en el reino de los cielos”

(Fe y Obras, pág. 24)

La aplicación de una fe sincera, la dependencia de Dios seguirá siendo nuestra fortaleza, como la tubo Abraham que sin conocer el

furo visualizo a Cristo Crucificado y entendió que el era la única esperanza teniendo así esperanza contra esperanza.

Si estáis dispuestos a ser llevados a la deriva con la corriente del mal y a no cooperar con los instrumentos celestiales para restringir la transgresión en vuestras

familias y en la iglesia, a fin de que pueda enseñorearse la justicia eterna, no tenéis fe. La fe obra por el amor y purifica el alma. Mediante la fe, el Espíritu Santo obra en el corazón para producir allí la santidad. Pero esto no puede hacerse, a menos que el instrumento humano colabore con Cristo. Sólo podremos ser hechos idóneos para el cielo mediante la obra

del Espíritu Santo en el corazón, pues debemos tener la justicia de Cristo como nuestro salvoconducto si hemos de tener acceso al Padre. A fin de que tengamos la justicia de Cristo, necesitamos ser transformados diariamente por la

influencia del Espíritu para ser participantes de la naturaleza divina”

UN DON QUE DEBE CRECER

Don: Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo

recibe.Este preciso don, o reglo de Dios debemos aumentarlo, la única manera de hacerlo es pedirle a Dios que lo haga, entre mas aumentemos nuestra fe mayor será la gracia del cielo para con nosotros, mayormente seremos bendecidos y mas cerca estaremos del lugar a donde queremos llegar

“A fin de que el hombre sea justificado por la fe, la fe debe alcanzar un punto donde domine  los

afectos e  impulsos del corazón; y mediante  la obediencia, la fe misma es hecha perfecta” (Fe y Obras, pág. 104). “Tienen que hablar de  la  fe,

vivir  la  fe, actuar por  fe, para que puedan crecer  en  la  fe. Ejercitando  esa  fe  viviente,  crecerán hasta  ser hombres  y mujeres fuertes en Cristo

Jesús” (Fe y Obras, pág. 80).  

Solicitemos el favor del cielo y en oración y ayuno pidámosle FE, que es lo que no tenemos