la isla

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CUENTO. LO QUE NUNCA SUCEDIÓ... (¿o sí?.) En un lugar desconocido del mundo existía una maravillosa isla desierta. Campos fértiles, bosques espesos, ríos y lagunas, aves y animales de esos que llamamos domésticos (aunque allí no había nadie todavía para domesticarlos) La isla estaba perdida en la inmensidad del océano. Los barcos que pasaban lejos no le prestaban atención. Había muchas más islas en aquel archipiélago. Además las costas rocosas y los terrenos áridos de las orillas no dejaban descubrir la belleza y fecundidad que se encontraba en su interior. Así era la isla. Hasta que…

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CUENTO.

LO QUE NUNCA SUCEDIÓ... (¿o sí?.)

En un lugar desconocido delmundo existía unamaravillosa isla desierta.Campos fértiles, bosquesespesos, ríos y lagunas, aves yanimales de esos quellamamos domésticos (aunqueallí no había nadie todavía

para domesticarlos)

La isla estaba perdida enla inmensidad del océano.Los barcos que pasabanlejos no le prestabanatención. Había muchasmás islas en aquelarchipiélago.

Además las costas rocosas ylos terrenos áridos de lasorillas no dejaban descubrirla belleza y fecundidad quese encontraba en su interior.Así era la isla.

Hasta que…

Cierta noche detempestad, una nave sefue a pique cerca de suscostas. Unos pocosnáufragos consiguieron

llegar a la isla, que desde ese momento dejó de serdesierta.

Al explorarla quedaronmaravillados.

-“Intentemos vivir aquí- sedijeron - Tal vez ennuestra tierra piensen quenos hemos ahogado comolos demás y nadie nosbuscará”

No les fue difícil construir unas chozas con troncos ypalmas. Más fácil aún les resultó encontrar comida entre

aquella generosa naturaleza.

Empezaron a organizar la vida,sin problemas, porque todostenían a mano lo necesario sintener que disputarse nadaentre ellos. Aquello parecíaque iba a durar mucho tiempo.

Y duró, pero…

Pero un barco de turistasque pasaba por lasproximidades, divisó a lolejos unas columnas dehumo en la isla. Seacercaron con curiosidad.Atravesaron losalrededores áridos hasta llegar donde los náufragoshabían construido un feliz poblado.

Gracias a losturistas, la famade aquella islacorrió por todaspartes yempezaron a

aparecer nuevos habitantes. Fueron bien acogidos por losprimeros pobladores que les ayudaron a construir suscasitas. La convivencia y las fiestas crearon una aldeafeliz. Así fue aumentando la fama de aquella isla, yatrayendo a más habitantes, hasta que…

Una noche, varios de los vecinos con más experiencia sereunieron:

“¿Se dan ustedes cuenta deque está viniendo demasiadagente a la isla?.... A este pasova a faltar terreno y sustentopara todos”.

Los demás estuvieron de acuerdo:” Tenemos que asgurarnuestra vida y nuestras posesiones“ Hicieron un plan.Reunieron madera yalambres de espino,

y separaron con cercaslos mejores terrenos paraellos. Una extensión muchomayor de lo que podía

necesitar cada uno.

Cuando amaneció el siguiente día,los demás habitantes de la isladescubrieron asombrados que laparte mejor, la más fértil, había

quedado rodeada por alambradas, protegiendo el lugardonde tenían sus casas algunos de los primeros habitantesy sus amigos.

Además, para que no quedase ninguna duda, sobre lasalambradas habían colocado unos carteles:

Los que habían quedado fuera de aquella cerca sepusieron muy nerviosos. Intentaron dialogar entre ellos,pero, primero algunos y luego todos, corrieron a buscarpostes, ramas, alambres, cuerdas… Lo que encontraron.

Cada uno montó así otracerca en torno a su casita,eligiendo el mejor terreno ylo más grande posible.

Cada uno puso su cartel:

Pero en la isla hubo muchosotros habitantes, más lentos,más débiles, o menos hábiles,que sólo pudieron encontrartierra árida, rinconespedregosos casi sin

vegetación.

Muchos de aquellos que se habían quedado sin lugaradecuado para vivir, sin cultivos para comer, se acercarona la gran alambrada central quejándose y protestando:

“¡Ustedes hanacaparado muchoterreno, más del quenecesitan!. ¿Qué va aser de nosotros?¡Tenemos derecho avivir!.

Los que estaban dentro de la alambrada les contestaron:”

- Lo sentimos mucho -Nosotros hemos sido máshábiles y rápidos. Arréglenseustedes como puedan”

-“¡Pero los que estamos fuera también tenemos derecho acomer , a tener nuestra casa y campos que sembrar!.”

Los de dentro se juntaron a deliberar. Al final lesrespondieron: “lasolución es fácil:trabajen para nosotros.Les daremos algo decomida para quepuedan vivir”...

Los desposeídos agacharonla cabeza resignados yaceptaron servir a los dedentro, que se convirtieronen sus jefes y a veces en susamos exigentes. Pero en loscorazones de los sin tierracrecía la indignación. Por la noche, al volver de su trabajo,se juntaban para buscar el modo de destruir esaalambrada y poder conseguir tierras y alimento.

Los dueños se dieron cuenta enseguida de que algotramaban los de fuera.

-“Debemos tener mucho cuidado – comentaron- paradefender nuestrasposesiones”

Entonces buscaron a losmás fuertes y agresivos delos de fuera y lespropusieron:

-“Les vamos a dar permiso para entrar en nuestraalambrada.Solamentedeberán hacer un nuevotrabajo que lespagaremos bien”. (Lesrepartieron, bastones yarmas de distinto calibre)– “Se trata de defender

nuestras alambradas de modo que nadie se atreva aentrar para apoderarse de lo nuestro”.

Los convocados dudaron un poco ante la propuesta.Dentro de ellos algo les remordía por abandonar a susvecinos, pero la posibilidad de conseguir más comida y

mejor vivienda lesdecidió.

Al día siguiente los defuera vieronasombrados quealgunos de susantiguos compañerosaparecían allí dentro,bien armados,

defendiendo la barrera.

Sin embargo los quequedaban fuera siguieronbuscando cómo destruir laalambrada que veían comouna gran injusticia.

Pero los que vivían tan bien dentro dela cerca, habían buscado espías quecontrolasen lo que allá fuera sucedía.

Al darse cuenta de que seguían inquietos, protestando,pensaron cómo tranquilizar aaquellos rebeldes. Llamaron,entre los de fuera, a quienes lesparecieron más listos yestudiosos, con más deseos de

aprender y deinfluenciar a los demás.Les dijeron: “Ustedesson personasinteligentes y en esta

isla hace falta cultura y educación. Vamos a prepararlespara que sean buenos maestros, buenos periodistas,buenos comunicadores, que eduquen a nuestros hijos ytambién a esos ignorantes que andan por ahí afuera.

Organizaron pues centros de formación para enseñar asus alumnos a ser obedientes, a seguir los consejos de losdueños de la Isla, a creerseque tendrían mejor vida sirespetaban las alambradas yseguían las normas quedesde allí dentro les

comunicasen

Así empezaron a utilizarcualquier medio informativo oartístico para convertir a susalumnos y oyentes en personassometidas y dóciles.

No todos aceptaron. Había rebeldes que seguían con susprotestas.

Los de dentro siguieronpensando nuevas estrategiaspara calmarlos: “Hemosintentado – se dijeron –someterles con las armas:(por el miedo), y con la

escuela y los medios de comunicación: (por las ideas)

Nos falta algo: el espíritu.Construyeron entoncesvarios templos según lasreligiones que habían vistopracticar a los de fuera.Adornaron esos templos con

imágenes, símbolos, libros sagrados bellamenteencuadernados.

Los dueños buscaron quienes lespredicasen y les dijeran: “queridoshermanos: este mundo espasajero. Esta isla no es la mejor.Hay otra isla allá, en los cielos, queles está reservada a quienes aquísean obedientes, sumisos,

trabajadores y cumplan todo lo que les manden

Así los de corazón religioso,cuando se sentían agobiados ytenían ganas de rebelarse, ibanal templo o miraban al cielo y,entre las nubes, les parecía veresa isla celestial que les estabaesperando. Entoncesagachaban sumisos la cabeza yseguían aguantando todo loque les hacían y mandaban los dueños de la isla.

También sucedió que, entre loshijos de los que vivían tan bien,protegidos por la alambrada,algunos muchachos ymuchachas de corazón

compasivo e inquieto, contemplando la masa de pobregente por los bordes de la isla, sintieron vergüenza de serprivilegiados. Reflexionaron y prometieron que, cuandofueran mayores quitarían la alambrada. Para preparase,mientras tanto, estudiaron en las escuelas y universidades

que sus padres les ofrecían.Pero cuando terminaron susestudios, en aquellas escuelas

les habían quitado sus ideas románticas de justicia y¡también ellos siguieron trabajando para hacer másfuertes las alambradas!. Solo algunos y algunas jóvenestuvieron el valor y la “locura” de salirse de las alambradaspara vivir con los pobres de fuera y ponerse de su parte.

También sucedió locontrario: Algunosjóvenes, entre lospobres de fueraconsiguieron becas, conlas que pudieron entrar

a estudiar dentro de lasalambradas. Allí dentro seinstalaron tan bien, que seolvidaron de sus familiares ycompañeros y de la pobreza ysufrimiento en que ellos vivían.

Pero… no todos los fuertes,listos y piadosos fueron así.

Algunos de los fuertes seconmovieron por el abandonoy pobreza de aquella gente, ysalieron con los de fuera.

También algunos de los quetenían conocimientos, quepodían hablar bien y manejarlos micrófonos, las emisoras…meditaron en lo que sucedía yse decidieron a salir paraponerse al servicio de los de fuera. y…algunos de

los piadosos se dieroncuenta de que su líder,aquel que les habíaayudado a conocer a Dios,había sido compasivo yjusto, había tenido una

vida pobre, y por defender a los de fuera había muertocondenado fuera de las murallas.

Entonces avergonzados de sus privilegios se marcharon avivir y trabajar con losde fuera. A algunostambién eso les costó lavida.

Además sSucedió algo extraño: surgieron líderes concualidades de mando,que organizaron a los defuera para destruir lasalambradas ytransformar la vida de laisla. Algunos de esoslíderes fueron

rápidamente eliminados. Los dirigentes los apresaron o losmataron.

Otros, más violentos y astutos, consiguieron derribarparte de las alambradas y anunciaron que la isla se iba a

repartir entre todos loshabitantes. Pero muchos deaquello líderes terminaronlevantando otra alambrada asu conveniencia

mientras los pobres de fuera siguieron… fuera.

Y así siguió todo… Pero no siguió igual.

Porque un día, animados porverdaderos líderes que losrespetaban y los escuchaban,en aquella isla se fueronuniendo mujeres y hombres

de todas partes. Eran campesinos y gente de ciudad,albañiles, maestros, periodistas, poetas, amas de casa,enfermeras, religiosos y gente que no conocía ningúnDios, músicos, médicos, pastores, pintores, gente sintrabajo, científicos y otros que no habían podido ir a laescuela… Todos convencidos de que se podía transformaraquella isla, unieron sus fuerzas y su amistad; se fueronacercando juntos a las alambradas,y…y………………………………………………….

Pues no les puedo decir qué sucedió, porque todavía no losé.

Tal vez esta historia no sea másque un cuento. Sólo se me ocurreplantearles algunosinterrogantes por si me pueden

ayudar, o les pueden servir a ustedes mismos. Lespregunto:

1.- ¿Conocen ustedes algún sitiodonde suceda esta historia de la islaque les he contado?

2.-Si la conocen y si viven en ella,ustedes… usted mismo: ¿dónde piensaque está : fuera o dentro de la alambrada?

y -, tanto si están dentro como fuera-¿piensan ustedes que se podría haceralgo para destruir las alambradas?o…¿dejamos que todo siga igual?.

Juan Robinson.(Náufrago perdido en una isla habitada)

Narración inspirada en el video “Historia de la Isla”, producido por ECOE deMadrid