la ilustracion - franco amerio

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En la historia de la filosofía de Fabro

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  • CAPTULO III

    LA ILUSTRACION

    La poca en que la Ilustracin, llegada a su madurez, domina el

    mundo europeo es propiamente la que va de las guerras de sucesin a la

    Revolucin francesa. Pero se extiende diversamente hasta abarcar todo el

    siglo xvm, que no sin razn se le ha llamado el siglo de las luces. Con

    esta denominacin se quiere indicar una mentalidad particular del todo

    confiada en el poder de la razn humana capaz de iluminar lo que antes se

    crey ser noche de la ignorancia y de la supersticin, ocasionada por el

    imperio de la tradicin y de la autoridad. He aqu las dos lneas-- de

    desarrollo del Iluminismo: por una parte destruccin de cuanto se

    fundamenta en autoridad y tradicin, por otra?reconstruccin de todo lo

    susceptible de saber y de toda la vida sobre la base exclusiva de la razn.

    Es intil recordar que se trata an de la razn abstracta, de la razn

    cartesiana.

    La ciencia y la filosofa haban contribuido a depositar en ella una

    confianza ilimitada. La primera sustituyendo las arbi-

    102

  • RA CIO NA LIS MO Y E MPI R ISMO E N LO S SI GL OS X V I I Y X VIII

    trariedades y fantasas infecundas de las cosmologas medievales y

    renacentistas por una representacin segura y precisa, cuyas primeras

    lneas se las debemos a Galileo y Newton y que, a travs de los criterios

    experimentales y los cnones deterministas, se estaba perfeccionando y

    prometa dar al hombre el seoro sobre la naturaleza que hasta ahora

    habase buscado en vano, (fia filosoffduego, basada por Descartes

    sobre el cogito, se haba rejuvenecido rompiendo con la tradicin

    antigua y medieval y haba tomado ms libres movimientos, en

    prosecucin del ideal de un saber crtico y absoluto, ya deducindolo

    geomtricamente del pantesmo de Espinosa, ya apurando de cerca el

    misterio del conocer para reducirlo, con la interpretacin asociacionista,

    a la ms simple explicacin naturalista. De este modo participan por

    igual el racionalismo y el empirismo a la formacin del clima iluminista

    y, aunque entendindola diversamente, concuerdan en hacer de la razn

    el rbitro exclusivo y omnipotente de la vida humana.

    Al lado de la Razn, el Progreso es la otra palabra mgica del siglo.

    Se hace su teora (Condorcet); pero ms que teora es fe y dogma. Esta

    fe y este dogma dan al siglo el mpetu ingenuo y el entusiasmo

    incontrolado que convierten al sabio incluso en misionero y apstol de

    la cultura y del progreso. En efecto, es caracterstica del siglo la

    sobrevaloracin del significado tico y en general, prctico de la

    cultura: las luces de la mente son fuente exclusiva de todo bienestar

    material y moral. En cierto modo retorna el antiguo concepto

    intelectualista de la virtud. Difundir las luces significa, slo por eso,

    mejorar, moralizar la humanidad: el docto, el filsofo (sinnimo a la

    postre del anterior) son los verdaderos bienhechores de la humanidad,

    los verdaderos filntropos, como se deca con palabra entonces de

    moda.

    Si esta que hemos descrito es la mentalidad del siglo, es fcil

    sorprender otros aspectos que caracterizan este mismo perodo

    histrico. Por ejemplo, es naturalista, porque hace gala de querer

    fundarlo todo sobre la naturaleza rechazando lo que la so-

    103

  • FRANCO AMERIO

    brepasa; y puesto que la naturaleza se revela en la razn, racionalismo

    y naturalismo son dos nombres para una idntica realidad. Es

    optimista, porque est persuadido de que el orden de la razn y de la

    naturaleza es el orden mejor, ms adecuado, ms benfico. No hay

    ms que conocerlo y actuarlo, quitando los impedimentos que el

    arbitrio, la tradicin, la autoridad, el prejuicio han acumulado. Es

    antihistrico y universalista, porque midiendo con el patrn de la

    razn abstracta, y por ello universal y nica, las instituciones del

    pasado mltiples y particulares, no puede menos de tenerlas por

    aberraciones y errores. Es utopista por fin, porque cree, instaurando el

    orden natural en todos los campos, poder proporcionar a los hombres

    la felicidad.

    Quien d una ojeada a la Europa iluminista no puede dejar de

    admirarse del fervor entusiasta con que por doquier los doctos

    estudian, discuten, hacen proyectos, mientras los prncipes, siguiendo

    su pauta, actan modificaciones y reformas que consiguen cambiar la

    fisonoma de sus viejos estados: es el movimiento reformador, es el

    despotismo ilustrado. Sin embargo, dos consideraciones previenen

    contra una fcil sobrevaloracin de ese fervor en el campo filosfico.

    La primera consideracin es que la filosofa del Iluminismo carece

    de compromiso y de profundidad. Los doctos, demasiado preocupados

    de la difusin y de la cantidad, no se preocupan por as decirlode

    la intensidad y de la calidad. El Iluminismo ha perdido el sentido del

    misterio que, en no menor grado que la exigencia crtica, es necesario

    a la filosofa. El sustrato teortico de la cultura iluminista est

    representado por la gnoseo- loga simplista de Condillac y de los

    idelogos, y por la metafsi ca simplista de los materialistas. Por lo

    dems se reduce a criticar el pasado: se utiliza la razn ms para

    destruir que para construir. Falta, pues, al gigantesco esfuerzo

    iluminista una adecuada plataforma conceptual capaz de fundar, ms

    all del significado histrico de los episodios, el significado eterno del

    momento espiritual que en l se trasluce.

    104

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIII

    La segunda consideracin es que el naturalismo iluminista,

    rompiendo con el cristianismo y la revelacin, se convierte en un

    naturalismo abstracto, que se forja una utpica naturaleza humana

    buena, como sucedneo de la que, histricamente ordenada a lo

    sobrenatural, est de hecho, sin este orden, vulnerada y enferma. La

    crisis de la filosofa y de la vida tal como sale del siglo iluminista, y

    que todava hoy atormenta a la humanidad, tiene sus races ms

    profundas en la negacin de la concrecin histrica del hombre, en la

    recusacin, en fin, del dogma del pecado original.

    El Iluminismo del que hemos dado el sentido general, asume

    aspectos diferentes, y aun bastantes diferentes, en los diversos pases.

    Lo trataremos separadamente, esforzndonos por poner de relieve

    solamente los elementos ms estrictamente filosficos.

    1. La Ilustracin inglesa

    El iluminismo ingls se determina con el influjo de Locke y

    Berkeley, y la filosofa de Hume ejerce un verdadero dominio,

    precedindola y acompandola una falange de escritores menores,

    que se preocupan especialmente del problema tico y religioso segn

    la direccin naturalista e inmediatista que llegara a ser tpica del siglo:

    se quiere construir una religin natural y una tica natural.

    Se dirige el primer movimiento, por una parte, a contrarrestar la

    tendencia irreligiosa de la ciencia, contra la que ya haba polemizado

    Berkeley y, por otra, a contrarrestar la degeneracin fragmentaria e

    individualista de la religin protestante; y esto con la formulacin de

    una religin nica y universal sobre la base de la sola razn, una

    religin que, por ser puramente natural, tendra que valorar el

    autntico contenido religioso de todo dogma positivo, vacindolo de

    las superestructuras reveladas o de cualquier modo autoritarias.

    Se puede considerar iniciador de tal movimiento, hacia la

    105 -

  • FR AN CO AM ERI O

    mitad del siglo XVII, a Herbert de Cherbury. Contra ste y su

    movimiento se levantaron los defensores del cristianismo, dando

    origen a un dilogo polmico que durar todo el siglo xvm. En

    defensa del cristianismo se alinearon los dos maestros de la ciencia

    Boyle y Newton: ambos no dudan de la concordia entre la ciencia y la

    religin y, profesan, como visin metafsica del universo, un tesmo

    ampliamente cristiano. Ni siquiera desdean interesarse

    expresamente por los problemas teolgicos y bblicos, como hizo

    Newton en un clebre tratado sobre el Apocalipsis. Con todo, se nota

    a veces en estos autores la tendencia a dejar en la sombra los

    elementos sobrenaturales, para dar plena acogida a las verdades

    naturales.

    Los epgonos continan en esta lnea, atenuando cada vez ms los

    elementos que no fueran puramente racionales, hasta reducir el

    contenido de la religin a pocas y evanescentes tesis en torno a la

    existencia de Dios, ser supremo providente, y a la inmortalidad del

    alma. Tesis que se salvan, ms que por su valor religioso, por su

    significado tico: el proceso de moralizacin de la religin va paralelo

    al de su naturalizacin; es decir, la religin halla justificacin

    exclusivamente en cuanto responde a determinadas exigencias

    imprescindibles del mundo moral. Finalmente todo este proceso

    desemboca en el desmo.

    Se da el nombre de desmo a toda religin natural; pero en sentido

    especfico se da este nombre a la actitud negativa y corrosiva e irnica

    en que viene a culminar esa religin natural. Es un animus nuevo: no

    es un nimo religioso preocupado por salvar un ncleo, siquiera sea

    reducido, de afirmaciones religiosas, sino un nimo escptico,

    preocupado slo de negar, criticar, con frecuencia prudente e

    indirectamente, a menudo con ardor y violencia, misterios, dogmas,

    milagros, profecas, en suma, todo lo que es religin positiva y,

    especialmente, todo lo que es revelacin y cristianismo.

    Cristianismo sin misterios es el significativo ttulo de una obra

    famosa de JOHN TOLAND (1696). Con ste, son A. Collins y M. Tindal los representantes ms

    106

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V l l Y X VIII

    conocidos de este desmo. Anticipa y prepara en Inglaterra el

    volterianismo del continente; por algo se encontraba en Inglaterra

    Voltaire al tiempo en que hacan furor los escritos destas.

    Y no se parar aqu la influencia del desmo ingls: tambin puede considerarse retoo suyo la crtica bblica del racionalismo alemn

    hasta bien entrado el siglo xix (Reimarus, Paulus, Strauss).

    Junto a los filsofos de la religin, cont Inglaterra en gran

    nmero con filsofos de la moral. Tambin ahora se trata de fundar

    una moral natural, esto es, independiente del precepto divino y de toda

    revelacin, y que tenga por fundamento ltimo la naturaleza humana.

    Entendida sta, empero, en sentido em- pirista. Es decir, se trata, en

    primer lugar, de la naturaleza humana como hecho y no como valor;

    en segundo lugar y como consecuencia, como instinto, impulso y no

    como razn y discurso. No se trata tanto de darse razn de ciertos

    valores (ticos) cuanto de poseer el mecanismo de ciertos hechos

    (ticos).

    Y el mecanismo se halla siempre que uno se remonte al hecho primitivo, estructuralestbamos para decir anatmico, que es el

    gusto esttico, el sentido moral o el instinto altruistra o como quieran

    llamarlo Shaftesbury, Hutcheson, Smith, etc. Como es claro, tambin

    Hume con su simpata se suma a este orden de ideas: no es el principio

    tico algo razonable y por tanto justificable, es un simple dato, como

    lo es la cada de los cuerpos.

    Este datoel principio moralcontribuye, contraponindose al

    principio egosta, a la maravillosa armona del universo, que nunca

    acababa de ensalzar el optimismo de los Iluministas. Escribi contra

    l B. Mandeville la celebrrima Fbula de las abejas (1705), en la

    cual, en oposicin a la moral del siglo, se sostenan dos tesis: la

    primera que la pretendida virtud de los moralistas no es virtud sino

    vicio, siendo vicio no otra cosa que el secundar la propia naturaleza y

    los propios instintos, sean cuales fueren; virtud, en cambio, el resistir

    y combatirlos. La segunda, que la sociedad extrae mayor ventaja del

    choque apasionado de los egosmos que del desinters de las virtudes:

    los

    107 -

  • FR AN CO AM ERI O

    vicios privados son beneficios pblicos. As anticip Mandeville la

    tica desinteresada de Kant y el utilitarismo de Helvetius.

    No obstante la oposicin de Mandeville, domin en el siglo la

    tica de la simpata y el sentido moral, as como domin el

    escepticismo humiano a pesar de la reaccin de Tomas Reid 1 y de la

    escuela escocesa. Reaccin en verdad del todo inadecuada a la

    potencia del adversario, porque se limitabaconsiderndolo

    vencedora sustraerle las verdades ms elementales y necesarias

    para la vida, como la existencia de Dios, del mundo externo, los

    principios morales, etc. Esas verdades no se fundaran en la razn,

    derrotada por los impactos de la crtica humiana, sino sobre esa otra

    cosa denominada sentido comn. A nadie se le encubre la

    ambigedad de este concepto que, si no se identifica con uno de tantos

    usos de la razn (uso elemental y originario) criticados por Hume, no

    puede menos de resolverse en un instinto o creencia, al modo de

    Hume.

    El hecho notable del Iluminismo ingls consiste precisamente en

    haber entendido la naturaleza humana como inmediatez ateortica y

    as, aun conservando la tradicional actitud racionalista, rompe su

    rigidez abstracta orientndose a una concepcin del espritu ms

    comprensiva y ms rica.

    2. La Ilustracin francesa

    El Iluminismo asumi en Francia caracteres peculiares, debido

    ms que al desarrollo teortico de las doctrinas al influjo del ambiente

    social, poltico, econmico, religioso, que a veces ha rebajado la

    especulacin filosfica, hacindola servir intereses extrafilosficos,

    intereses prcticos y pasionales de la poca. Bajo ese peso el

    Iluminismo francs acentu los extremos del ingls, haciendo del

    desmo un atesmo, del sentimentalismo un sensua-

    1 0 710-1796). Su obra principal es Investigacin sobre el espritu humano segn los principios del sentido comn.

    108

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIII

    lismo utilitarista, del sensismo gnoseolgico un materialismo me-

    tafsico. La confianza en la razn se trueca ahora en culto de la diosa

    Razn; la confianza en el progreso, en el dogma del Progreso; la

    utopa de la felicidad, en el criterio de la accin; los principios

    naturales, en los inmortales principios, el tringulo inmortal de la

    Razn, libert, galit, fraternit.

    El inters del Iluminismo francs es ms histrico y cultural que

    filosfico; para l la filosofa no es ms que un aliado en la lucha

    poltica y religiosa contra cualquier forma de trascendencia en la vida

    social e individual, contra la concepcin cristiana del mundo y de la

    vida. En este momento llega al mximo la anttesis Medievo-Edad

    Moderna; se la define como contraste y lucha entre las tinieblas y la

    luz, entre el prejuicio y la razn, entre el obscurantismo y el progreso.

    No ha habido poca ms anticristiana que el siglo XVIII: inici y

    continu la batalla por la laicizacin de la sociedad, de la cultura, de la

    vida, considerando al cristianismo como fenmeno puramente

    histrico en conformidad con la tesis de las religiones como

    creaciones poltico-sociales, generadoras de prejuicios y de esclavitud

    fsica y cultural, arrumbada por fin ahora con el triunfo de la igualdad

    civil y de la libertad de pensamiento. En esta lnea la relacin Iglesia

    catlica-mundo moderno resulta necesariamente una relacin de

    irreducible oposicin y la lucha contra la Iglesia se identifica con la

    lucha por el progreso.

    El prejuicio anticristiano no fue exclusivo de la cultura francesa, ya

    que siendo Francia entonces la maestra de Europa y siendo sus

    sabiosincluso por el prestigio literario de sus obras el orculo de

    los pueblos, acab toda Europa pensando como Francia. Por otra

    parte, haba recibido Francia el estmulo de Inglaterra: haba sido

    Voltaire con las Cartas sobre los ingleses el importador del

    Iluminismo.

    Voltaire2 ms que filsofo es un artista diletante, verstil y

    2 (1694-1778). Entre las obras referentes a la filosofa recordamos Carias sobre os ingleses, Diccionario filosfico. Ensayo sobre las costumbres.

    109

  • FR AN CO AM ERI O

    agudo, pero superficial. Escribi de todo: historia, crtica, literatura,

    religin, filosofa: no sin algo de razn se crey que su cerebro era un

    caos de ideas claras. En ningn campo contribuy realmente al

    progreso de los estudios, pero en todos ha dejado huella del magisterio

    inimitable del escritor, creando la actitud y el estilo brillante, seguro,

    irnico, burlador, sarcstico que result la actitud y el estilo del siglo:

    el volterianismo. De este modo, si poco o nada aport de contenido

    propiamente doctrinal al Iluminismo, por lo que hace a la forma lo ha

    dado todo. Es evidente que los sarcasmos de Voltaire, aunque tengan

    un escaso valor doctrinal, tienen una insuperable eficacia prctica. Los

    ha sembrado a manos llenas, sobre todo para hundir al cristianismo en

    el mar del ridculo. Ni extraar, si se piensa en la inspiracin ntima

    de su campaa, expresada en aquella frase que no dud, en un

    determinado perodo de su vida, asumir como lema: crasons

    linfame.

    El Iluminismo francs halla su expresin ms viva y eficaz en la

    Enciclopedia, obra colosal, destinada a iluminar, a tenor del espritu

    del siglo de las luces, la mente de los hombres, es decir, a difundir la

    nueva filosofa y, con la nueva filosofa, la nueva cultura libertadora.

    A pesar de prohibiciones y obstculos, obtuvo la obra un gran xito.

    Sus colaboradores se inspiraron en la fcil filosofa del tiempo,

    transida de sensismo y empirismo y por ende de materialismo,

    presentado bajo diversas formas, desde la incierta y sopesada de

    Diderot, hasta la utilitarista de Helvetius, la presuntuosa y pedante del

    barn de Holbach, la pseudo-cientfica y descarada de La Mettrie.

    Lleg a tales extremos la inspiracin materialista, que indispuso a

    muchos de los mismos iluministas e indujo a Voltaire y Rousseau a

    retirarse de la colaboracin. El mismo DAlembert, que escribi para

    la Enciclopedia un famoso discurso preliminar, acab por abandonar

    la direccin, la que tom para siempre Diderot. Por lo dems, los

    enciclopedistas, que dictaban leyes en todos los campos, no podan sin

    embargo contrarrestar

    lio

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E. \ LO S SIG LO S X V II Y X VIII

    en el campo de la filosofa la supremaca ejercida por Condillac.

    La filosofa de Condillac 3 no es ya el materialismo sino una forma

    coherente y blanda de sensismo: coherente en las tesis gnoseolgicas,

    blanda en los corolarios metafsicos. El Tratado de las sensaciones,

    con la ficcin de una estatua a la que se va dotando sucesivamente de

    los sentidos del hombre, se propone demostrar cmo dicha estatua

    podra adquirir, por tal modo, el entero patrimonio psicolgico

    humano. El empirismo se transforma as en sensismo, determinando el

    significado histrico de la filosofa de Condillac, aunque puedan

    encontrarse tambin en ella otros elementos de diverso valor. No dos

    fuentes de conocimiento, como quera Locke, sensacin y reflexin,

    sino una sola, la sensacin, entendida como impresin y pasividad.

    Todo el complicado organismo psicolgico proviene de sensaciones

    transformadas diversamente. No slo los hechos cognoscitivos, sino

    tambin los apetitivos; pues si la idea y el juicio son sensaciones,

    tambin la atencin es una sensacin intensa, la memoria una sensacin

    conservada, el deseo una sensacin agradable, etc. Como se ve, obtiene

    aqu el principio analtico de la mentalidad em- pirista una aplicacin

    implacable: todo compuesto es un modo de repeticin de lo simple, que

    es la sensacin.

    Este modo de entender el problema gnoseolgico, reducindolo al

    inventario de las ideas y a la excogitacin de un mecanismo

    asociativo, se llam ideologa y logr fortuna precisamente por su

    simplicidad y claridad. En realidad, simplicidad y claridad tan slo

    aparentes y engaosas, puesto que la mentalidad de la poca no quera

    profundidad ni oscuridades ni misterios. Quien le recetase la frmula

    ms simple estaba seguro del triunfo. Y as es cmo triunf Condillac

    a travs de los idelogos y fue saludado prncipe de los filsofos del

    tiempo.

    Hay que aadir que el sensismo de Condillac penetr incluso

    3 Esteban Bonnot, abate de Condillac (1714-1780), vivi en la corte de Parma de 1758 a 1767. Adems de su obra principal, El tratado de las sensaciones, recordamos Tratado de los sistemas y Lgica.

    111

  • FR AN CO AM ERI O

    en ambientes extraos y reacios al Iluminismo y hasta en los

    Seminarios, porquecon singular incongruencia teortica, pero con

    una proporcionada oportunidad prcticaprofesaba las tesis

    metafsicas del esplritualismo, ley moral, alma, Dios, y, en resumen,

    los valores espirituales y hasta aceptaba el Cristianismo. Y as

    continu creyendo Condillac que poda construir su doctrina sobre los

    cimientos del empirismo, del que cabalmente entonces deduca Hume

    la inevitable conclusin escptica.

    3. Juan Jacobo Rousseau

    An ms que en Condillac y en sus doctrinas gnoseolgicas o

    metafsicas, puede verse en Rousseau4 y en sus doctrinas polticas y

    pedaggicas la expresin filosfica ms genial de la fermentacin

    ideal del Iluminismo y la contribucin ms fuerte del mismo a la

    evolucin del pensamiento y de la civilizacin. Las ideas madres de la

    poltica y de la pedagoga de Rousseau, democracia y espontaneidad,

    despus de haber fermentado gran parte de las doctrinas y de las

    experiencias del siglo pasado, an estn muy lejos de haber agotado

    su fecundidad. Se alza Rousseau como intrprete genial y coherente

    del naturalismo y del optimismo iluministas. Presupuesto indiscutido: la bondad natural del hombre. Por

    4 Temperamento romntico, vida aventurera y andariega, polmicas y hostilidades con los ms ilustres personajes contemporneos, persecuciones y desconfianzas de parte de autoridades eclesisticas y laicas. Naci en Ginebra en 1712; de joven huy de Suiza y fue a Saboya, donde la seora de Warens lo tom a su cuidado. Enviado a Turn, volvi a huir, para detenerse despus en Pars, donde tom por esposa a una modista, y llev una vida oscura transcribiendo msica. Se hizo famoso en toda Europa al responder negativamente al concurso anunciado por la Academia de Dijon sobre Si el progreso de las ciencias y de las artes ha contribuido al desarrollo moral (1750). Sus obras principales son El contrato social y el Emilio. Este fue condenado en Francia y Suiza, y el autor se sustrajo con mucha dificultad a desagradables providencias. Cada vez ms exaltado en su mana persecutoria, pudo retomar a Francia, donde muri ocho aos ms tarde (1778).

    112

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIl l

    qu entonces y de dnde tantas miserias y tantos males? Si no

    provienen de la naturaleza, vendrn de la sociedad, que se ha

    constituido de tal manera, que neutraliza la potencia benfica y

    fecunda de la naturaleza. El problema est, pues, en construir la

    sociedad de manera que respete y potencie el orden

    natural (Contrato soc., lib. I, c. 6). Se podra objetar al prece

    dente enfoque, que no hace sino embrollar intilmente las cosas: el

    desenlace ms simple y radical delcontraste entre

    sociedad

    y naturaleza sera de hecho la abolicin de la sociedad; as razo

    narn los anrquicos y nihilistas del siglo xix. Pero Rousseau no llega

    a tanto: para l poltica es construccin y no destruccin de la polis.

    Para resolver el problema tal como lo ha planteado Rousseau, es

    menester determinar, debajo del hombre civil, los caracteres y las

    dotes esenciales del hombre natural, caracteres y dotes que la sociedad

    ha sofocado o destruido y que, por el contrario, tiene que desenvolver

    y potenciar. Estas dotes y caracteres son la libertad y la igualdad de los

    individuos: libertad e igualdad que Rousseau concibe como absolutas

    e inalienables, es decir, como integrantes de la esencia misma del

    hombre (Ib., lib. I, c. 1). En este caso el problema se reduce a hallar el

    modo de que los individuos puedan construir una sociedad sin perder

    o limitar la propia igualdad y la propia libertad.

    Trata Rousseau de resolver el problema afirmando que la sociedad

    se origina por un contrato en el que, por transferir libremente cada uno

    su libertad e igualdad, no a un grupo o a un individuocomo quera

    Hobbes, sino a toda la comunidad, no slo no pierde, sino que

    reafirma y potencia aquellas dotes, que de este modo de naturales se

    convierten en libertad e igualdad civiles (Ib., lib. I, c. 8). Al recibir

    cada uno todo lo que da, permanecen todos libres e iguales entre s,

    siendo, como individuos, sbditos slo de s mismos como

    colectividad (Ib., lib. I, c. 6). Pero slo la colectividad, el pueblo es

    soberano: la soberana es a ste tan inalienablemente inherente como

    la libertad al in-

    113

    F. II-8

  • FRANCO AMERIO

    dividuo (Ib., lib. II, c. I). La ley no es pues ms que la voluntad del

    pueblo, la voluntad general (Ib., lib. II, c. 6); y el gobierno, desde el

    burcrata nfimo hasta el ministro y el rey, no es ms que el ejecutor

    de la ley, el encargado de la administracin, responsable frente a la

    colectividad soberana (Ib., lib. III, c. 1).

    He aqu, pues, los tres dogmas de la democracia: contrato social,

    soberana popular, autoridad como mandato ejecutivo. Dichos

    dogmas, que parecan enunciar en forma cristalina verdades

    evidentes, revelan su engaosa ambigedad apenas se los somete a

    examen crtico o intentan plasmarse en la realidad de la historia. El

    mismo Rousseau es testigo de ello con los compromisos a los que tuvo

    que doblegarse en el desarrollo de tales afirmaciones. As, por

    ejemplo, se sobrentiende que el contrato es estipulado por cada

    individuo por el hecho mismo de vivir en sociedad. Igualmente que la

    clusula esencial, aunque implcita, del contrato es la de aceptar poder

    ser constreido, eventualmente, a observar la ley incluso con la fuerza

    (Ib., lib. I, c. 7). Con lo que justifica Rousseau el uso de la coaccin

    hasta con las penas ms graves, sin excluir la muerte (Ib., lib. II, c. 5).

    Por otra parte, si se mantiene el principio de soberana popular tan

    celosamente que se excluye incluso el mandato parlamentario (Ib., lib.

    III, c. 15), se devala, en cambio, el principio de la voluntad general

    hasta convertirse en la regla prctica de la mayora (Ib., lib. VI, c. 2).

    Como se ve, se trata de compromisos difcilmente justificables,

    atendidas las mximas rousseaunianas. Si se quiere justificar, por

    ejemplo, el criterio de la mayora, debe entendrselo como expresin

    de la racionalidad, que presumiblemente se revela de manera ms fcil

    a travs de aqulla. Pero, entonces, sera la racionalidad, y no la

    libertad e igualdad, la raz de su valor.

    No obstante sta y otras no pequeas incongruencias, ha sido el

    Contrato Social uno de los libros ms dinmicos y fecundos del siglo

    XVIH, inspirador y animador de tantos conceptos y de tantas

    experiencias sociales y polticas quea travs de la Revo

    114

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIII

    lucin francesamarcaron la fisonoma de la Europa del siglo xix.

    Tanto que, aun a travs de semejantes incongruencias, plante

    Rousseau del modo ms radical la crtica al arbitrarismo y al

    absolutismo y represent, si bien todava en forma paradjica, las

    instancias de aquellas orientaciones que el cristianismo antes que

    nadie haba estimado esenciales: igualdad y libertad. En el intento de

    plasmar en la esfera poltica esa libertad e igualdad, perdi su sentido

    ms profundo, que es sentido espiritual e interior, y por eso mismo

    aboc a la ilusin de confiar a un juego mecnico y exterior la tutela y

    la garanta de aqullas.

    No menos poderosa y ambigua es la pedagoga de Rousseau,

    contenida en el Emilio, una especie de novela pedaggica que propone

    el ejemplo de una educacin puramente natural para demostrar la tesis

    fundamental: que la naturaleza es ingenua y benfica, que la

    constriccin social es la fuente nica de los males. El protagonista se

    nos presenta como un joven, educado al margen de toda constriccin y

    disciplina, que crece perfecto siguiendo la nica gua segura, la gua

    de la naturaleza, los instintos y las inclinaciones naturales, la voz

    ntima de la conciencia. La sugestin de la forma y la audacia de los

    motivos aumentan el embrujo de esta obra, cuyo valor consiste

    esencialmente en una poderosa llamada a la valoracin de las energas

    ntimas del espritu y en una enrgica animadversin contra los abusos

    de una pedagoga demasiado exterior y autoritaria.

    Es en la pedagoga donde se revela mejor el sentido nuevo que

    adquieren en Rousseau el naturalismo y el optimismo ilu- ministas. Ya

    no es el mundo externo mecnicamente ideado lo que comprende el

    hombre con sus ideas y con su razn y al que domina adaptndosele

    armnicamente, sino que son las reservas misteriosas del mundo

    ntimo de la conciencia, que se expresan en el calor embriagador del

    sentimiento. Es la anttesis entre la razn, generadora de

    convencionalismos y artificios, y el sentimiento que reconquista la

    espontaneidad autntica de la naturaleza. Como puede apreciarse, las

    exigencias ateorticas, per-

    115

  • FR AN CO AM ERI O

    filadas especialmente en el Iluminismo ingls, alcanzan en Rousseau

    la expresin ms enrgica y rompen ya la envoltura del racionalismo.

    Rousseau da la espalda al Iluminismo y prepara el romanticismo; el

    anhelo (Sehnsucht) romntico es hijo del sentimiento rousseauniano.

    Pero paradojas e incongruencias vician, tambin en el Emilio, el

    significado inmediato de la obra. Tambin ahora resalta el carcter

    utopista, que es el defecto tpico de todo el pensamiento de Rousseau,

    y que se enlaza con el presupuesto del hombre naturalmente bueno,

    que desafortunadamente Rousseau acept de su siglo, aunque tuvo el

    mrito de darle un desarrollo coherente.

    Sin duda, si se pone como principio la naturaleza, no puede menos

    de proclamrsela buena: pues si, por ventura, no fuese buena, quin

    podra salvarla? Pero precisamente ste es el puntocomo ya hemos

    advertidode mxima ruptura entre la visin iluminista y la visin

    cristiana del hombre. El reclamo a la inmediatez del instinto y del

    sentimiento, y a la naturaleza como hecho, en una palabra, con que

    quisiera el Iluminismo integrar la naturaleza como razn y subsanar el

    mito del abstracto racionalismo cartesiano, acaba a su vez por tomar el

    cariz de un mito no menos abstracto ni menos artificioso.

    La necesidad de reconquistar la naturaleza concreta del sujeto

    humano, para resolver adecuadamente los problemas de la filosofa,

    abrir la senda al intento kantiano de la sntesis a priori y del

    imperativo categrico.

    4. La Ilustracin italiana

    El Iluminismo italiano se preocup ms que nada de asimilar la

    cultura francesa, bajo el influjo de Descartes al principio, bajo el de

    Condillac ms tarde. Esto sucede por haber olvidado el grande y

    vigoroso pensamiento de J. B. Vico, quien con sus instancias

    anticartesianas habra podido mantener y estimular un

    116

  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIII

    sentido crtico avizor, capaz de dar a la filosofa italiana la po- sin

    original que, por el contrario,, ha brillado por su ausencia durante

    medio siglo. Con todo, no fue se un perodo vaco y sin inters. Al

    revs, si no en otros campos, al menos en el entusiasmo por las

    investigaciones ticas, polticas, jurdicas, econmicas Italia compite

    con Francia y la supera en la actuacin de las reformas que de tales

    investigaciones derivaban.

    Si el siglo XVIII es el siglo reformador, a ningn pas se aplica mejor

    que a Italia dicha definicin, y en particular a la Italia de las nuevas

    dinastas de Miln, Parma, Florencia y Npoles. Entre los grandes

    adelantados del pensamiento reformador bastar aludir a A. Genovesi,

    para quien se instituy en Npoles la primera ctedra de economa

    poltica; a G. Filangieri, quien estudia, en la Ciencia de la legislacin,

    toda la actividad gubernativa trazando las lneas de un racional y

    perfecto organismo estatal; a C. Beccaria, quien deduce, en su

    celebrrimo De los delitos y de las penas, de los principios iluministas

    la no legitimidad de la pena de muerte.

    Este Iluminismo adquiere su significado ms vivo por el hecho de

    haber contribuido a despertar la conciencia civil de la nacin,

    presupuesto de la formacin de la conciencia poltica, actuada en el

    siglo siguiente. Sin embargo, no poda el sensismo incierto de

    Condillac pretender adecuar, como reflexin filosfica, la vida potente

    que irrumpa y emerga del renovado espritu itlico. Se empezaba as

    a madurar tambin en Italia la crisis del sensismo, que haba de

    desembocar en la filosofa nueva de Gallupi y mejor todava de

    Gioberti y de Rosmini.

    5. La Ilustracin alemana

    El Iluminismo alemn, que tuvo menor originalidad que el ingls y

    francs, se resiente del influjo de ambos. La ms amplia difusin

    corresponde a la filosofa de C. Wolff, quien, en conexin por una

    parte con la filosofa de Leibniz y de otra con la de

    117

  • FR AN CO AM ERI O

    Descartes, reafirmaba la primera, suavizando las doctrinas ms

    arriesgadas en nombre del ideal cartesiano de una razn clarificadora

    y sistematizadora. Se mantiene intacta en Wolff la confianza tpica del

    racionalismo y parece que ni siquiera sospecha la instancia crtica que

    el empirismo vena formulando. Idntica seguridad racionalista se

    advierte, a travs del desmo ingls, en el racionalismo bblico de S.

    Reimarus, que abri el camino a las sucesivas interpretaciones

    naturalistas y mticas del Nuevo Testamento, y en la religin natural

    sostenida por M. Mendelssohn.

    Contra la pretensin del racionalismo defendi, en cambio, A.

    Baumgarten en su Aesthtica publicada en 1750 la legitimidad de una

    esttica o teora del conocimiento sensible, al que se le debe reconocer

    un valor autnomo respecto del conocimiento racional: valor que

    constituye el fundamento del juicio de belleza. Con ello, contribuye

    Baumgarten al desarrollo de la filosofa moderna del arte, situndose

    por una parteaunque inconscientementeen la lnea de Vico, y

    enlazando por otra con las orientaciones del Iluminismo, que

    pugnaban por poner de relieve las reservas de la inmediatez arracional

    y de la espontaneidad no refleja.

    El pensador ms representativo del Iluminismo alemn fue E.

    Lessingu, en quien se advierte con claridad la inflexin de los

    conceptos fundamentales del Iluminismo, que del significado

    abstracto y racionalista reinante en el siglo xvm han ido

    evolucionando hacia un significado histrico y concreto, que florecer

    en el siglo siguiente. Es, pues, Lessing, por ese tpico y general

    aspecto, el precursor ms inmediato de este siglo. Vase en la unin de

    estos dos conceptos, razn y progreso, los dos dogmas ms mimados

    del Iluminismo.

    Acerca del progreso no destaca Lessing ni el trmino ni los estadios

    sucesivos, y ni siquiera canta la excelencia de uno sobre

    18 (1729-1781). Las obras de Lessing. como el Laocoonte y la Dramaturgia de Hamburgo, han ejercido gran influjo sobre el arte y la literatura alemanes.

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  • RA CIO NA LIS MO Y EMPI R ISMO E N L OS SI GL OS X V II Y X VIII

    otro, sino que resalta y canta precisamente el movimiento que

    conduce a dichos estadios y los reproduce sin identificarse con

    ninguno de ellos. La expresin paradjica de esto est en el clebre

    aplogo que caracteriza inconfundiblemente el clima del siglo

    romntico: si Dios me mostrase en una mano la verdad y en la otra la

    bsqueda inacabable, escogera esta ltima.

    Respecto de la razn, que el Iluminismo contrapona como lo

    necesario, universal y evidente, a la historia, contingente, particular,

    irracional, se esfuerza Lessing por entenderla de una manera menos

    abstracta y esquemtica, hasta conseguir adaptarse al mundo mismo

    de lo concreto histrico, compenetrndose con l. Concibe la historia

    como actuacin progresiva de la razn y por ende, como educacin

    progresiva del gnero humano. Expone esta tesis haciendo hincapi en

    el hecho religioso, acerca del cual Lessing, si permanece en el

    Iluminismo en fuerza del concepto del reino de la razn actundose en

    la religin natural, lo supera al definir las formas singulares histricas,

    las religiones positivas, como preparacin y actuacin de aqulla.

    Estas actitudes y estas personalidades, aunque importantes, de la

    filosofa alemana del siglo xvm resultan eclipsadas ante la actitud y la

    personalidad de M. Kant, quien tom del Iluminis- mo sus conquistas

    y sus instancias, replanteando todo el problema filosfico desde un

    nuevo punto de vista, desde el punto de vista del criticismo.

    El nuevo enfoque dirigir todo el curso sucesivo de la filosofa, as

    como la directriz cartesiana haba impulsado el curso de la filosofa de

    los siglos XVII v xvm. Se cierra el primer momento de la filosofa

    moderna, el momento cartesiano, y se abre el segundo momento, el

    momento kantiano.

    lis