la ilustración española y americana. 8-9-1877

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Facsímil de La Ilustración española y americana.

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  • fr

    ProvinciaG. . Extranjero..

    , * *

    P R E C I O S DE S U S C R I D I O n ,

    AO.

    Sri pesetas, 40 id. 50 id.

    S U M A R

    STMKs-rnR.

    18 pccetaa. ai id. 2S id.

    0.

    T]1I.M K3'][1K.

    10 pesetas. 11 id.

    TEXTO.C rnica RQII eral, por D. .TOKC: Fortn ti [le?, Tlroltlii, Nuestros grnbaclog, por D. Euselilo Maj-tmo;i do Velsco.Crnica de la guerra de Oriente favt- x iv) , por D. Enrique Dupuy de Lijme.De !as odicionOii ilnatniJas en el s\;\o xv : ! (Hrt. I ) , poi- D. Francisco Navarro Villoslada,A la muerto del eminente poe-ta D. G-abrie! Carola Tassara, poesa, por D. Gabriel Eatrella.Cautivos es-paoles en Cabo Blanco, por D. CesiVrco Fernandez Duro.La Velada ile los Angeles en CiWiz, por D. Jos de Navarrcte.Iiibros presentados esta Ec-daccioii por autoras 6 editores, por V.Cuadro alcgrlco de Puerto-Itico.El Tesoro morisco, historia vulgar, por 1). Jos de Castro y Serrano.Certme-nes literarios, por V.Anuncios.

    GlIiABAlios.f'yiiiiCt iliilnidii ih: la guerra l' Oi-''iili:: l otratn dti Mrkfmi'l-AU J'uc/ii, general en ioSl^ del ejrcito turco en Bulgaria ; Itetrato del coronel riL-BO llafu Kiimif, cronista do la actual guerra y encargado de os corresponsa-les en el Estado Mayor del Cuartel general ; Scldpkii: Enterramiento de Ins cn-Ijezaa y ios cuerpos de soldados TLIBOS mutilados por os turcos ; Campamento al pie do los Eolcanes ; Columna conmemorativa del paso do los Balcanes, eri-gida por el general EaacU en la altura do i'arwrzi; A travs de los Balcanes (paso de los co'responsdes do peridicos); una averia en los lalcanes; Bulgaria: Un Han en Km-inn; Fuente en el barrio turco do Akmi: Casa tur-ca en Samoiloe; Jnilzy, aldea turca abnnilonada por sus habitantes ; Exterior do ana menquita do SisloKft. (Dibujos del tiatural por nuestro corresponsal ar-tstico en el ejrcito ruso , Sr. Pellieer.)Eetrato de D. Jos Luis Pollicer, cor-responsal artlatico do L A I.USTUACION ESI'AOI.A Y AMERICANA en el Cuartel general ruso. (Dibujo de D. Alfredo Perea.)Batalla do Plewna : Ectirada de ls tropas del general ScUakoskoy bcia Eadisovo, despus del combato.Re-trato de Mr. Thouias Frico, director y empresario del Circo do Price an Ma-drid.Kucvrt-York: Perros de la tciiia Victoria y de M. Macdonna, vendidos 011 ISO.OOO pesos fuertes en la Esposicion de peiTOs celebrada por el We.'it'iniisier Kennel C'luh,Ceuta : Misa de campaa celebrada ol dia de la Virgen de frica, patroiia del regimiento Fi.io de Ceuta (De fotografa remitida por D. tionzalo Casas.)Saneamiento de las aguas sucias del Sena, en Pars ; Deposito y cana-les construidos en la pradera de Gonnevilliers para ut i l izaren el riego las aguas de las alcantarillas; Estancpie donde se verifica la depuracin qumica do las aguas sacias de las alcantarillas.Jequina vei-t!cal do vapor, de J . Hoi-mann-Lachapelle.Espailoles clebres; Sneca, copia del busto que existe en el Museo Nacional de Kiipolos.Bellas Ar tes : Federico JJarbaroja d loa pies det papa Alejandro III, cuadro do i\l. Albert Mnignan, El Vendedor de ipte, acua-rela de D. Mai-iano Fortimy.

    : ^ > S 1 ^ ^ S = -

    CRHICA GENERAL.

    Ochenta aos de edad y cincuenta y cinco de vida p-blica: no se dir de Mr. Thiers que ha sido un hombre malogrado. Naci en Marsella el 16 de Abril de 171)7, du-rante la primera repblica; muri repentinamente en San Germn el 3 de Agosto ltimo, tambin bajo el sistema republicano. Pensionado por Napolen I en el Liceo de Marsella, durante su niez : estudiante de derecho ea Ais : periodista hberal desde 1822 1830; subsecretario de Hacienda: diputado y diplomtico en los dos aos si-guientes: ministro de Gobernacin los 35 aos, y de di-ferentes carteras, alternando con su antiguo compaero y luego encarnizado rival, Mr. Guizot, durante el reinado de Luis Felipe : prisionero y desterrado despus cuando Napolen 111 dio el golpe de Estado : presidente de la re-pblica raz de los desastres de Sedan: derrotado por la Asamblea despus de haber hecho la paz con los prusianos, y candidato de los partidos avanzados enfrente del maris-cal Mac-Mahon. Tal es en compendio la vida de este hom-bre de Estado, abogado, historiador, periodista, diplom-tico y orador.

    No es la vida de Mr. Thiers ejemplo de consecuencia poltica: periodista exaltado en sus primeros aos, fu ministro conservador en tiempo de Luis Felipe, para concluir su vida al frente de los republicanos avanza-dos. De ah que sucesivamente sufriese persecuciones el odio de todos los partidos; el Gobierno legitimista prohi-bi eu peridico 1 Nacionalf poco antes de la caida de

    AO X X I . - N M . XXXill. DIRECTOR-PROPJETARIO, D. ABELARDO DE CARLOS.

    AilMINlSTIL^CinN- : CATlUrrPAS , 12 , rUTKCTPAI..

    P R E C I O S DE S U S C I C I Q U A P A G A R EN O R O .

    Madrid, 8 de Setiembre de 1877.

    Cuba y Puerto-Rico. . . . Fil ipinas Mjico y Bio rio la Plata .

    13 pesos fuertes. 15 id. 15 id.

    7 pesos fuertes, 8 id, 8 id.

    En los domas E.st.idos de Amrica fljau el precio los Bros. Agentas.

    CIINICA ILUSTRADA DE LA GUERRA DE ORIENTE.

    MEITEMET-ALf PACirA, QENBEAL ES J E F E DHL E J a u T O TURCO DE BULAli lA.

  • U 6 L A LusTiiAcroN^ ESPAOLA Y AMEIICAKA. N." Z S S I I I

    aquel rgimen: el partido orleanista le atribuye cier-ta culpa en la cada de Luis Felipe, y no'le perdona su filiacin republicana, cuando subi ltiraamente al po-der, apoyado en gran parte por el partido de los Or-leans: los imperialistas le desterraron Alemania : los republicanos de 1848 quisieron quemar su palacio, lo cual efectuaron los comunistas de Pars.

    Luis Adolfo Thiers era de muy corta estatura: te-na gran facilidad de hablar, y una habilidad extraor-dinaria para doblegar la frase su voluntad eu el dis-curso: escribia con rapidez y en estilo animado; dedica-ba muchas horas al estudio : amaba la exhibicin: era escritor brillante, pero escaso de conciencia; impopu-lar y poco amado durante la mayor parte de su vida, los partidos exaltados le preparan una apoteosis en su muerte; pero las lgrimas que se derramen en su tum-ba son lgrimas de plaidera; los sollozos que arran-que la vista de su fretro, enteramente teatrales, y el luto del pueblo ser fri y solemne como un luto de corte.

    Si como hombre poltico su vida est llena de faltas, no se puede negar que era una de las mayores capaci-dades europeas y tenia como pocos el espritu prc-tico de los negocios, un conocimiento profundo de 3a poltica contempornea, y una ilustracin universal. No es fcil decidir si su muerte, considerndole como jiombre de partido, ha sido un bien un mal para su patria: en la esfera de la intehgencia ha sido una pr-dida acaso irreparable. Su reputacin le colocaba en la lnea de los primeros estadistas de su siglo.

    Mr. Thiers era el decano do los acadmicos france-ses, pues haba sido elegido en 1833. Era Gran Oficial de la Legin de Honor y tena muchas condecoraciones extranjeras. La minuciosidad de los periodistas fran-ceses les hace llenar prrafos en averiguacin de si Thiers presinti su fin; ahora se fijan en que hace mu-cho tiempo se aletargaba fcilmente cuando su activi-dad no reciba ningn estmulo ; en que durante su es-tancia en Dieppe el ruido del m ar le molestaba; en la sensibilidad nerviosa de su odo, y en otras pequeneces. La muerte le sobrevino tan de improviso, que le sor-prendi comiendo un plato de judas, teniendo encar-gado un retrato Meissonier y proyectada una entre-vista aquella misma tarde con G-ambetta.

    El estudiante de Aix ha sido afortunado: cuando entr en Pars Thiers y su compaero el historiador Mignet, vivan juntos en un piso 6.*^ del pasaje de Montesquien: al morir, deja un palacio y dos panteo-nes de familia, uno en el cementerio del P. Lachaisse y otro en Marsella. Extrao lujo : dos tumbas para un cuerpo.

    No hay.dos peridicos franceses conformes al. juzgar Mr. Thiers. Uno le supone superior Cromwell y al primero de los Mediis; otro dice que ms le valiera no haber nacido.

    Su vida era arregladsima : su exactitud extremada. La tarde en que muri tena una cita con Gambetta: ste se paseaba en el despacho de Mr. Thiers, y al ver que no apareca, exclamaba de vez en cuando;

    Es extrao; Mr. Thiers es un cronmetro. El cronmetro se haba parado para siempre las

    seis y diez minutos. * ' *

    El viaje de la reina D.^ Isabel desde Sevilla la Granja, justificado por el deseo de visitar su augus-ta hija, restablecida ya de su dolencia, pero al cual se atribuye tambin el objeto de conferenciar con S. M. el Rey sobre asuntos interesantes para la Real familia; el regreso del 8r. Cnovas del Castillo y de algunos hombres polticos, y la cuestin arancelaria, es lo ms importante que debemos consignar en esta Crnica res-pecto de los asuntos serios del pas, que apuntamos siempre con timidez y la ligera.

    En cuanto la cuestin arancelaria promovida por las nuevas tarifas que se aplican las mercancas de pases que no tienen con nosotros tratados de comer-cio, la cual contina tratndose por la va diplomtica, su estado es el siguiente: Blgica reclama; Francia cede; Inglaterra se resiste, y los Estados-Unidos ob-servan y se callan.

    Dos reos de muerte. Moli y Aguilar, asesinos de un infeliz cochero, tienen su vida pendiente del lti-mo de los trmites legales, la gracia del indulto. Todo lo que el nimo se indigna ante el relato del crimen, el corazn se compadece en presencia del triste conde-nado, quien persiguen dos fantasmas terribles: su delito y la eternidad. Se alzar el patbulo en el Cam-po de Guardias? loguemos Dios que no, y sise cumple la sentencia, reguemos por el alma de esos des-

    'dichados. La filantropa moderna ha quitado la pena de

    muerte, en lo posible, eV dolor fsico, pero nunca po-dr quitarle el dolor moral, propio de un ser que tiene conciencia y ve llegar en plena salud, inevitablemente y por minutos, la hora de su muerte. Las leyes han borrado los castigos infam' "ates, pero una ley no escri-ta persiste en atribuir infamia morir en el patbulo

    por crmenes comunes. Es, en efecto, el ltimo abismo que puede caer el hombre que vive en sociedad: la ley no pido cuentas los parientes del reo: aqullos, sin embargo, se consideran infamados. Es el castigo ? Este no infama al inocente: lo que deshonra es el delito.

    El garrote, instrumento hoy en Espaa de las eje-cuciones capitales, era en otro tiempo equivalente la horca, pero se aplicaba solamente las mujeres y los hidalgos: en la triste y larga relacin de ajusticia-dos que conserva en sus archivos la Real Archicofrada de la Caridad y Paz de Madrid, todos los que sufrie-ron dicha pena antes de abolirse la de horca, eran mujeres tenian Don. Los nobles disfrutaban el pri-vilegio de ser degollados por delante. El instrumento que hoy se usa mata instantneamente y, por lo tanto, sin dolor.

    No pediremos la abolicin do esa pena, pero si su aplicacin tan limitada, que el patbulo sea, cuando se alce, una imponente y terrible solemnidad de la justi-cia, no un espectculo frecuente y teatral.

    *

    Estamos en plena revolucin atmosfrica. Mientras la gran depresin del Ocano, observada

    en Francia, se corra por el paso de Calais hacia el N. E. hasta tener su centro por Finlandia, parece como que ese abismo del mar se ha subido las nubes y descarga encima de nosotros. Madrid es un pueblo submarino. Eu la costa de Catalua hace grandes es-tragos un pedrisco ; las aguas amenazan inundar Pal-ma de Mallorca; Guadalajara se convierte en una isla; el ierro-carril de Aragn puede ser sustituido por una linea de vapores; Sigenza, La Granja, Vihalba, Ar-ganda y Hortaleza son pueblos de pesca eu este ins-tante, y en nuestra capital, el paseo de Recoletos es un rio.

    Entristecen las relaciones de cosechas destruidas, ohvos y vides arrancados, casas incendiadas por los ra-yos, desgracias personales, hundimientos y destrozos de que se tiene noticia poco poco. Las lneas telegr-ficas estn totalmente interrumpidas, y el agua sigue cayendo, sin compasin al labi'ador, al trajinero, los infelices caminantes. Si esto contina, Espaa ser un lago silencioso, donde slo asomarn de vez en cuando la cabeza Miss Lurline, Rosell y el inventor de los col-chones salva-vidas.

    Se ha descubierto un tesoro paleontolgico : un nue-vo ejemplar fsil del archiapterix, ave-reptil, antidi-luviano, que puede ser la vez abuelo de los avestruces y lagartos: parece que slo se conoca otro ejemplar de aquel ave primitiva, mareado en una piedra lito-grfica: su cola, tan larga como el cuerpo, tiene la forma de la cola del ratn, y veinte vertebras que dis-minuyen sucesivamente de tamao, y debi estar ador-nada de dos filas de plumas, cuyas huellas han queda-do impresas en la piedra de las canteras de Pappeneihm (Bavieraj, sitio en que se descubri el fsil. Yi el hombre aquel extrao viviente que sale hoy de su se-pulcro de piedra despus de centenares de siglos y cuya especie ha desaparecido de la tierra ? La ciencia no ha encontrado hucha humana en los terrenos por donde se arrastraba el archiapterix, procursor de las aves; las alas y plumas de stas fu moda que intro-dujeron tmidamente los reptiles en el globo, durante el perodo secundario.

    Ha muerto en la gran ciudad del Lago Salado, la edad de setenta y seis aos, Brigham el Joven, funda-dor de aqueUa poblacin, hoy cabeza de un Estado, la cual empez edificar en 1847. Brigham era el jefe actual de la secta de los mormones, fundada en 1827 por Jos Smith. Haba sido carpintero, oficio que con-tinu desempeando pesar de su cargo espiritual. Conserv toda su energa y su viveza hasta la muerte. Tuvo diez y seis mujeres, y slo la 15,'^ pidi y obtuvo el divorcio en los tribunales norte americanos.

    Si como jefe de secta le corresponde figurar entre los embaucadores de las creencias religiosas, como organi-zador y colono fu un hombre notable: la ciudad que erigi en un terreno rido y salitroso, es hoy populosa y floreciente.

    Basada en la pohgamia la nueva refigion, acudieron ella todos los escpticos quienes convenia aquel sis-tema. Por ejemplo, algim padre con diez doce hijas que esperaba salir de todas casndolas la vez con un mormon quien conviuiese tener muchas mujeres y no tener diez doce suegras. La extravagancia hizo proslitos; los inconvenientes morales hirieron de muer-te la secta, que hoy est muy dividida y en plena decadencia.

    Estis disolviendo la familia, decia un cukero un mormon,

    Todo lo contrario, la hemos embellecido, respon-da el discipulo de Smith : el mejor adorno de una casa es la mujer, y hemos multiphcado esos adornos : vos-otros enviudis en un da, y queda destruida la fami-

    ha : nosotros enviudamos y permanecemos casados la vez.

    Entendmonos, rephc el cukero : eso que lla-mis famiha, m me parece un gallinero.

    *

    # * As como el pintor estudia en los museos el arte de

    todas las pocas, as pretende un msico francs que haya una institucin para el estudio de la msica an-tigua por medio de conciertos permanentes. La idea nos parece inmejorable : lstima grande que no queden vestigios de la msica de Tubal para dar conciertos antidiluvianos; ni tengamos idea de lo que tocaron Apolo y el dios Pan en su famoso desafio musical, para dar conciertos mitolgicos : ni se hayan conserva-do los cnticos que entonaban los levitas, ni las trom-pas, citaras y panderetas con que se acompaaban, por-que serian excelentes para un concierto sacro anterior Jesucristo.

    ri No tenemos msica del porvenir ? ms natural pa-rece oir la del pasado : la del porvenir deba sernos po-co simptica, fijndonos en que una de sus piezas ha de ser el terrible toque de llamada del ngel que ha de convocar los vivos y los muertos.

    * *

    {Decoracin: sala modesta.) La noche misma de las lluvias.

    Nias, no est la noche para ir los Jardines. Ay, mam! contesta un coro triste de voces ati-

    pladas. Comprendo, nias; pero esos jvenes no se ex-

    plican, y van tomar un reuma : no lo digo por nos-otras; pero ellos estn tan delgaditos y el reuma se ceba principalmente en los huesos Desengaaos, han sido amores de verano, y nada ms.

    Se oyen algunos suspiros: la mam contina; No os desconsolis; acaso los volveremos ver en

    la primavera ; no todos caen cuando la hoja. Una nia llora, otra se sienta ante el piano, y la

    tercera canta con voz lnguida: Volvern las oscuras golondrinas y) Se oye un leve rumor en la vidriera del balcn: lue-

    go otro Sern las golondrinas? dice la ms candida de

    las nias. No: han tirado tres cartas responde la mayor,

    llena de gozo Y los tres estn en la acera de en-frente. El caso es que no sabemos cul se declara ca-da uno. Qu hacemos?

    Qu habis de hacer, hijas mas? Lo que harais si recibierais una herencia: admitirla, y hacer despus las particiones.

    * *

    Hay pleitos tan complicados, que son un curso de historia universal: los abogados necesitan ser buenos palegrafos y saber cronologa: algunos documentos deben estar escritos en celta, porque nadie los entien-de ; la tela de araa sujeta los legajos ms antiguos, y el Cid y San Isidro Labrador figuran alH como testigos: n se sabe cundo empezaron, nadie puede saber si acabarn.

    Hablbase hace pocos dias de uno de esos pleitos infinitos en que se disputa una gran hacienda un ttulo de OastiUa por los innumerables herederos de otro titulo. El poseedor referia las circunstancias del pleito un abogado, el cual le escuch con gran pa-ciencia durante una maana.

    Ha comprendido V. ? dijo el ttulo de Castilla al abogado.

    Ni una palabra, contest ste con sencillez: he contado centenares de personas que disputan Y. sn derecho, y no s ms.

    Pues bien, mi pleito es muy sencillo : se trata de saber si me pertenecen mis bienes si son bienes co-munes.

    Joa FERNANDEZ BEEMON. II 3 B - ( K * < B '

    NUESTROS GRABADOS.

    CRNICA ILUSTRADA DE LA Q-UERRA DE ORIENTE. No ignorarn nuestros lectores que el serdar Moha-

    met Mehemet-Al-Pach, general en jefe del ejrcito de Bulgaria, ha conseguido una sealada victoria el 30 de Agosto ltimo, atacando, la cabeza de 30.000 soldados, las posiciones que ocupaban los rusos sobre la orilla derecha del Lom, enfrente de Easgrad y de Eski-Djouma.

    En la plana primera de este nmero damos el retra-to de este distinguido general.

    Mehcmet-Al, cuyo nombre primitivo era Jules De-troit, naci en Magdeburg (Prusia) en 1829, y fu hi-jo de un pobre msico francs, emigrado en aquella poca; mas, escaso ste de recursos para dar aqul educacin literaria, le proporcion en Hamburgo una plaza de grumete en cierto buque alemn que zarpaba para Levante, y el joven Detroit, vctima durante el viaje del carcter brutal del capitn, se escap resuel-tamente apenas Ueg al Bosforo, en Balta Liman, y entr al servicio del benvolo Al-Pach, la saaon

  • N." XSXIII L A JLUSTRACIOK. J^SPAOLA Y y\MER_ICAlS[A. 147

    Ministro de Negocios Extranjeros y despnes gran vi-sir del Imperio turco.

    Ba 184:9, M. Detroit, que ya liabia abrazado el isla-mismo y adoptado su nombre actual, obtuvo una plaza gratuita en el Colegio Militar de Constantinopla; en 1853, terminados sus estudios, y poseyendo la per-feccin los idiomas francs, ingls, alemn y turco, fu nombrad subteniente de ejrcito ; en 1854, al es-tallar Ja guerra de Oriente, qued agregado al Estado Mayor del general Omar Pacha, con el empleo de ca-pitn, y tom parte activa en las campaas del Danu-bio y de Crimea.

    Entonces, y merced su carcter simptico, su ins-truccin y sus grandes conocimientos filolgicos, trab amistad intima con los principales generales de los ejrcitos aliados y los jefes de las comisiones milita-res del estraujero en el cuartel general de Omar Pa-ch> y especialmeate con nuestro malogrado compa-triota el general D. Juan Priin y Prafca.

    En fin, protegido siempre por l-Pacb, que le consideraba como ahijado masque como servidor, Me-hemet-AU fu nombrado mayor-general en. 1868, y ele-vado despus al cargo de muslr, teniente general, que desempea en la presente guerra.

    Figurau en otras cuatro pginas de este nmero hasta doce grabados relativos la guerra: todos ellos son reproduccin exacta de dibujos del natural, que nos ha remitido nuestro corresponsal artstico en el ejrcito ruso, Sr. Peilicer, y no exigen ciertamente, despus de las descripciones hechas en nmeros pre-cedentes, acerca del paso de los rusos ti-aves de los Balcanes, otra explicacin ms amplia que la consig-nada al pi de los respectivos grabados.

    Aadiremos nicamente que LA ILITSTIIOION E S -PAOLA Y AMERIGANA, deseando ofrecer un pblico testimonio de aprecio su inteligente y laborioso cor-responsal artstico de la guerra de Oriente, se compla-ce en presentar en la pg. 152 un fiel retrato del seor D. Jos Luis Peilicer, segn dibujo de D. Alfredo Perea, Y hacemos aqu punto : acaso otra pluma mejor cor-tada que la nuestra ofrecer al lector, en algn nme-ro inmediato, una verdica semblanza del ilustrado ar-tista que tan dignamente representa L A IIJUSTIIA-cOH ESPAOLA en el Cuartel general del Gran Duque Nicols de Rusia.

    ME. THOMAS PEIOB, empresario y director del Circo de Prico on Madrid.

    En Valencia, el 22 de Agosto ltimo, falleci repen-tinamente, victima de una apoplega fulminante, moti-vada por un hondo pesar, el inteligente empresario y director del Circo de Price de esta corte, Mr. Thomas Price,cuyo retrato figura en la pg. 156.

    Naci en Irlanda este popular artista, el 24 de Ene-ro de 1813, y cuando apenas tena doce aos de edad se haca ya aplaudir en los circos de Londres por los amantes del arte acrobtico; data principalmente su fama desde 1836, en cuya poca se distingui notable-mente como clown saltador eu la compaa del clebre Mr. Ducros, por haber conseguido dar sesenta saltos mortales, sin hacer descanso, sobre la batuda ameri-cana; dos aos despus venci en singular competen-cia, como saltador y como acrbata, al renombrado clown Mr. Korth, el artista predilecto de las damas aristocrticas de Londres, obteniendo con tal motivo la mayor ovacin que recibi durante su vida artstica; eu 184:0 trabaj en Glasgow (Escocia) con Mr. Balthy, y se present sucesivamente en casi todas las capitales de Europa, conquistando universales aplausos; en 18413 vino Madrid, con la Compaa de Mr. Paul Laribau,

    y verific su dehut en el antiguo circo de la calle del Barquillo, que era por entonces el punto de cita y re-unin de la buena sociedad madrilea, ejecutando di-fciles ejercicios introduciendo un nuevo trabajo, de-nominado Los Juegos icarios, con su hijo adoptivo Carlos.

    Decidise ms tarde Mr. Price ser empresario y director de compaa acrobtica: en 18G0 hizo cons-truir su primer circo en el paseo de Kecoletos, dndo-le su nombre, y explotle con gran fortuna, causa de la popularidad que haba alcanzado; y dos bellos circos fund despus eu Lisboa, donde era tan estimado como en esta corte, por su carcter bondadoso y sus nobles sentimientos.

    Estaba condecorado con la cruz de Isabel la Catli-ca, y el Uey Luis I de Portugal le haba hecho mer-ced de la cruz de Cristo.

    uno es muy dueo de emplear su dinero como quiera, no olvidndose de que la moral cristiana recomienda favorecer con lo suprfluo los necesitados ; pero sa-nos permitida esta observacin : suponiendo que la li-bertad de un esclavo se consiga con 500 'f, cuntos esclavos habran sido redimidos con los tres millones de reales que costaron aquellos valiosos...!, perros?

    CEUTA: M I S A I ) K CAMPANA celebrada con motivo de la festvidnd do Nuoatra Seora do Afrija.

    El pueblo de Ceuta y el regimiento Eijo de la mis-ma plaza han celebrado eu el presente ao, como en los anteriores, la festividad de su excelsa Patrona, Nuestra Seora de frica, eu los das 4 7 de Agosto ltimo, con funciones religiosas y festejos populares: Salve y Misa solemne en el Santuario de la Virgen, iluminaciones, fuegos artificiales, msicas, cucaas y otros regocijos, en los que tomaron parte, sin que ocurriera el disgusto ms leve, los vecinos de la ciudad y los militares.

    El dia 6, las nueve de la maana, se verific la inauguracin de una preciosa tienda de campaa que haba sido levantada enfrente del cuartel de la Reina, celebrndose Misa delante de la entrada, con asiten-cia de los cuerpos de la guarnicin; y este acto im-ponente se refiere el tercer grabado de la pg. ]56, se-gn fotografa que ha tenido la amabilidad de remi-tirnos D. Gonzalo Casas.

    Aquella tienda, donde se verificaron animados bai-les de sociedad en los das 6 y 7, os una elegante mar-quesina de grandes dimensiones, hecha expensas de los jefes y oficiales del regimiento Fijo de Ceuta, y en cuya direccin se ha distinguido notablemente el co-ronel del Cuerpo, Sr. D. Patricio Morales.

    'Podas las funciones pblicas fueron presididas por el Excmo. Sr. D. Victoriano de Lpez Pinto, dignsi-mo Comandante general y Gobernador civil de la plaza.

    TEES PEUROS VENDIDOS EN 'i'RES MILLONES DE UEALES.

    En la Exposicin de perros que se ha efectuado re-cientemente en Nueva-York por la sociedad denomi-nada We-sminsler Kennel Club, han sido'vendidos en 150.000 dollars los tres perros cuyos retratos damos (segn fotografa) en la pg. 15f!: dos, de la reina Victoria de Inglaterra, se adjudicaron al mejor pos-tor por 100.000 ?, y uno de Macdonna vali en la su-basta 50.000 g.

    Los yanlcees siempre exagerados: claro est que cada

    SANEAMIENTO DE LAS AGUAS SUCIAS DEL SENA.

    La prensa peridica madrilea ha llamado repetidas veces la atencin del Excmo. Ayuntamiento de esta corte, pidiendo el saneamiento de los depsitos de aguas sucias que se forman haca la parte Sud de la pobla-cin, y que, por sus emanaciones ptridas, son un pe-ligro constante para la salud del vecindario; mas no sabemos que se hayan verificado hasta el presente los estudios facultativos para realizarlo.

    La Administracin prefectoral de Pars entiende las cosas de otra manera muy distinta.

    Sabido es que las aguas sucias de las alcantarillas de la gran ciudad son recogidas por un canal subterrneo que las conduce Asnieres, ms abajo del puente del camino de hierro, resultando da esto que si las aguas del rio aparecen bastante puras eu el interior de la po-blacin, forman Ingo una corriente ftida, negruzca y grasicnta desde aquel punto hasta Saiat-Dduis y Saint-German : por eso dicen los pueblos ribereos que Pars tiene confiscado el rio para su uso particu-lar y en provecho propio.

    La administracin prefectoral, oyendo las justas que-jas de los pueblos, encarg los inteligentes 'ngeuie-ros MM. Mille y Durand-Glaye que realizasen los es-tudios necesarios para poner remedio mal tan grave; y al efecto, presentndoseles dos sistemas, dii^poner de las aguas de las alcantarillas en beneficio de la agri-cultura, clarificarlas antes de que so incorporasen al caudal del rio, dieron principio los experimentos en un pequeo campo cerca de Cllchy, eu 1866, y ls con-tinuaron en mayor escala, durante los aos sucesivos, en a pradera de Gennevilliers, entre esta poblacin, Asnieres y el Sena.

    Los dos grabados de la pg. 157 aluden estos lti-mos experimentos: el primero representa los canales de riego y el campo que se beneficia; el segundo, los es-tanques para la depuracin qumica de las aguas sucias.

    Al efectuarse el riego, las aguas entran en un ca-nal que est ms elevado que el nivel general del cam-po de los experimentos, y desde all, por medio de otros pequeos canales, pasan los surcos de las tierras, por los cuales se deslizan lentamente para favorecer el de-psito de las materias orgnicas en suspensin.

    En tres grandes estanques se verifica ademas la de-puracin qumica dlas agnasno utilizadas en el riego: arrjase en ellos sulfato de aluminio en cantidad sufi-ciente al volumen de lquido que deben recibir por es-pacio de un mes, y las aguas ya clarificadas se condu-cen por un canal hacia el Sena. Lmpianse mensual-mente los estanques, y el limo que resulta se vende co-mo excelente abono, despus de desecado.

    Estudiase ahora la posibilidad de ampliar el primer sistema, utilizando en campos y huertas la totalidad de las aguas de las alcantarillas, y si esto es practica-ble, como debemos suponer, dado el buen xito do los primeros ensayos, los beneficios del riego se extende-rn los vastos terrenos de Colombes, Rueil, Nanter-re , Sartrouville, y una gran parte del bosque de Sant-Germain.

    BELLAS ARTES. Mnccn, busto antlEfiio en el Museo nacional do ITpolea.Fednrico Bariaroja

    t !os pies del 'apa Alejandro IIf, cuadro de M. Ali)ort Maignan.M ven-dedor Ji: tupien, acuarela do Mariano ^o r tuny .

    Es el Museo Nasionale de aples, llamado antes Museo Borbnico, un riqusimo depsito de magn-ficas obras de arte: en el vestbulo principal se ha-llan cuatro colosales estatuas de Alejandro Severo, Flo-ra, Melpmene y el Genio de Roma; en la sala de pin-turas antiguas se guardan mas de'].G00 pinturas mu-rales, decorativas, procedentes de Pompeya, Horcula-no y Stabies, entre otras las que representan la vende-dora de amores, Venus llorando la muerte de Adonis, el sacrificio de Ingenia, Ariadna abandonada, la educa-cin de Aqules, una nereida dormida sobre un mons-truo, los doce 'aimos acrbatas, Teseo vencedor, Mas-sinisa y muchas ms; en las galeras primera y segun-da, esta ltima llamada de los Balbos, hay numerosas estatuas en mrmol, distinguindose entre todas las ecuestres de Marcus Nonius Balbus, padre hijo, pretores y procnsules romanos en Herculano, y las cuales fueron descubiertas en la baslica de aquella se-pultada ciudad en 1738 ; en la galera de los empera-dores se ostentan estatuas y bustos de Agripina, Julio Csar, Adriano, Antonino Po, Marco Aurelio, Domi-ciano, Trajano, Lucio Vero y Calgula, y un gran ba-o lustral de prfiro, de una pieza ; en las salas de J-piter, de Apolo, de Adonis y de Plora hay reunidas otras muchas estatuas y bajo-relieves, y en las de Tiberio y del Atlas pueden verse notabilsimos bus-tos de Periandro, de Scrates, de Eurpides, de Li-curgo, de Zenon, de Herodoto, de Tucdides y de otros hombres ilustres de la antigedad pagana.

    Eu esta ltima se halla, entre un busto de Cicern, el gran'orador romano, y otro de Homero, el insigne poeta griego, la cabeza colosal de Lucio Anneo Sneca, que reproduce (segn fotografa que ha tenido la ama-bilidad de ofrecernos nuestro querido amigo el eminen-te artista D. Martin Rico) el grabado de la plana pri-mera del Suplemento que acompaa este nmero.

    Este caracterstico busto del esclarecido filsofo cor-dobs procede de la celebrrima coleccin Faresio, y es el mismo que ha servido de modelo para los mejores retratos del desventurado maestro del emperador Nern.

    En la pg. 164, plana cuarta del Stiplemento, repro-ducimos un bello cuadro que ha presentado M. Albert Maignan en el Saln de Bellas Artes, en Pars, en el presente ao: titlase Fedarim B-xrharoja los pus del papa Alejandro IIF, y representa la memorable escena en que el excomulgado emperador de Alemania, protector del cisma de Octaviano, se presenta arrepen-tido y demandando clemencia ante el airado Pontfice, despus de la batalla naval de Lignano, desastrosa para las armas del imperio, on 1177.

    El poeta M. Dzami ha dedicado al autor de este cuadro un precioso soneto:

    Ahora, cuando el poder temporal de los Papas no existe, conviene recordar sucesos que pasarouy que la Historia guarda en sus pginas imperecederas. Enton-ces, en Vcnecia, bajo el prtico de Sin Marcos, Fede-rico Enobardo, vencido, pero no resignado, se arrodi-ll delante de aquel Papa quien l haba desterrado de los Estados de la Iglesia, y el Vicario de Cristo di-jo al monarca alemn: Acurdate, hijo mo, de esta j) enseanza : el que ve los corazones y ios juzga como dueo y seor, puede abatir el orgullo y el furor de pos reyes, y hacer que un anciano sacerdote llegue triunfar de un poderoso emperador.

    Uu siglo antes, otro emperador de Alemania, Enri-que IV, excomulgado por el Papa Gregorio VI I , ha-ba llegado al castillo de Canossa, atravesando los Al-pes y lachando con frios y nieves, para hacer peniten-cia durante una cruda noche de Diciembre eu el patio de la fortaleza, y conseguir el perdn del enojado Pon-tfice : hoy se eleva eu la montaa de Burberg (le-.Tiania), donde aun existen los torreones desmoronados del castillo que ms tarde sirvi de refugio al hu-millado penitente de Canossa, un sencillo monumento de piedra que recuerda la clebre frase dirigida por el Prncipe de Bismarck los ultramontanos alemanes, en la sesin que celebr la Asamblea nacional en 14 de-Mayo de 1872 : i No iremos i Canossa!

    Por ltimo, eu la pg. 165, plana quiuta del ;S'-plemento, dimos copiadeii7 Vendedor de tapices, una de-las mejores acuarelas del malogrado Mariano Fortuny.

    Recordamos este propsito una clebre frase de Henry Regnault, el ilustre artista francs que muri' como un hroe en el sitio de Pars, consignada por un crtico, tambin fi-ances, en uu excelente artculo con-sagrado al inmortal autor de La Vicaria:

    Ayer pas el dia con Fortuny (escriba en cierta^ ocasin un su amigo el desventurado autor de Salo-m) y aun estoy asombrado, \ Cuntas maravillas hay en su pincel! / Es el maestro de todos nosotros !

    A la sazn el eminente artista conclua la acuarela' El Vendedor de tapices, y aun no haba presentado al pblico aquel asombroso cuadro, del cual dijo el ms severo de los crticos, Thophilc Gautier: ,])[o hay ms all en la efifcra del arte pictrico!

    EuBEBio MARTNEZ DE VELASCO.

  • I i8 L A TLUSTH.ACIOIS^ ESPAOLA Y yVmE^ icAistA. - N." 55X111

    CRNICA I L U S T R A D A DE LA G U E R R A DE O R I E N T E .

    EL COROKEL UUSO HASEU KAMTF,

    cronista do li ncC.ml giierr.i y encargado do los coii-e3ponau,Ii;a en el Estado Mariir de! Cuartel gonoral.

    SOIIIPKA.ENTERRAMIENTO DE LAS CABEZAS Y LOS CUERPOS DE SOLDADOS RUSOS

    mutilados por loa turcos.

    S C H P K A . CAMPAMENTO AL PI DE LOS BALCANES. (Dibiijis dol u:i,turiil, pnr nuestro coi'rofioii^ al ai'tlstioo " el jirelty nio j Sr. rtUitior.)

  • ~ ^ f^5?. iaiiviiif!P:-;^!:;^:S!fniitg!fiWP

    APUNTES DEL PASO DE SOHIPKA. >

    1. aCHIPEA: Colnmna conmemorativa del paso de los rusos pov los Balcanes , erigida por el general Ilancli en la altura de Parowzi Zeleuskivi.S, TBAVES DE LOS BALCASES : A. Principe SctiakowEkoy.E. M. Lamotlie, corresponsal del peridico Le Temp-i, de Pars. C. II. Ivanoff, de El Xutvo Tiimj^Oje San Petcrsburgo.D. D. Jos Luis Pellicer,de LA ILSTRACIOS ESPASOLA V AMERICANA, de iladrid.E, M. Dick,de Monde Illuslr, de Pars.3. EN LOS BALCATES : Una averia.(Dibujo del natural, ^or el Sr, Pellicer.)

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  • LA JLUSTH.ACION: ESPAOLA Y AME i^CAistA. N." X S S I I I

    CRHICi DE Li GUERRA DE ORIENTE. XIY.

    Al coger la pluma para empezar este artculo, par-cenos que vamos escribir uno de los primeros de esta serie; hay en las cuestiones de guerra la misma incer-tidambre, la misma confusin en las noticias, la mis-ma multiplicidad en los movimientos de los ejrcitos, movimientos que se convierten en sucesos de trascen-dencia, quedan reducidos encuentros de avanzadas escaramuzas sin importancia, segiin el plan que al emprenderlos se propusieron los generales directores de la guerra; pero que son siempre declarados sin in-ters para la campaa por quien se retira, y abultados por quien conserva las'posiciones que ocupaba antes del combate, que las anuncia oficialmente como gran-des victorias, aunque de la pequea ventaja facticia conseguida no resolte ventaja alguna estratgica.

    Al comenzar este artculo nos encontramos, como decimos, con muchas noticias incompletas; si quisira-mos abarcarlo todo, researlo todo, teadriamos que hablar extensamente de la heroica defensa de Bayazid; del impetuoso ataque de Niksiktj; de la nueva ofen-siva de los rusos en Asia; del fia de la insurreccin del Cucaso; de los nuevos actos de valor y de fortuna de los barcos rusos Vesfa y Consiantino,- del brindis del Emperador de Rusia en honor de su amigo el de Aus-tria; del mensaje turcfilo de la Dieta de Galitzia; de los combates que tienen lugar entre el Lom y el Jan-t ra ; del reconocimiento de Skobeleff en Lowatz, en el que ese heroico general perdi tres caballos; de los preparativos de Serbia; de la agitacin en Creta; de las partidas que han aparecido ya en Thesalia, y de tantos otros importantes sucesos verdaderos falsos como el telgrafo nos anuncia continuamente.

    Dejando para dedicar ms adelante un artculo en-tero la que podemos llamar segunda campaa de 1877 en Armenia, y dejando tambin todo lo que no tiene relacin directa con los movimientos militares, simpli-ficaremos nuestra tarea, que es muy ardua, aun des-cartndole importantes cuestiones, causa de la esca-sez de noticias exactas y do la confusin y multiplici-dad de los boletines telegrficos.

    En nuestra Crnica anterior ofrecimos ocuparnos de dos asuntos, que son de. grande inters; pero las opera-ciones que en toda la lnea de combato se estn em-prendiendo hacen que slo podamos dedicarles algu-nas lneas que sean sntesis de la opinin que hemos formado de la lectura de los documentos que queramos citar nuestros lectores y que sirvan de introluccion la explicacin de los combates que con tanto encar-nizamiento se han librado en el paso del Shipka. Nues-tros lectores recordarn que las dos cuestiones que hacemos referencia son : primero, la conducta obser-vada por lo ejrcitos beligerantes, y segundo, los movimientos del cuerpo de ejrcito del general Gurko desde el 10 de Julio, dia en que se uni en lo alto del paso del Shipka con la divisin del S." cuerpo, manda-da por el Prncipe Mirsky, hasta que despus de reir el 31 la batalla de Eski-Saghra y falto de apoyo cau-sa de la derrota de Plewna, pas de la ofensiva la defensiva, y fu retirndose, seguido por el ejrcito turco de Rumeha, al paso famoso en donde tan rudos combates se han librado desde el 20 de Agosto.

    Pocas palabras diremos en lo referente las cruel-dades cometidas en el teatro de la guerra. Para formar nuestra opinin hemos acudido principalmente las noticias do origen ingls, no slo por la seriedad y honradez de sus representantes oficiales y de los cor-responsales de sus peridicos, sino porque, movidos estudiar la cuestin de Oriente, por el horror que nos causaron los asesinatos de Bulgaria, habamos de sen-tirnos inclinados en contra de Turqua y cremos prue-ba de imparcialidad considerar este asunto en docu-mentos emanados de verdicos enemigos de Rusia.

    Djspuesde examinar y leer mucho sobre este asun-to, creemos haber sacado en limpio lo siguiente: que el Gobierno turco, si no ha excitado ios bachi-buzuks, zeibecs y tcherqueses, que no son ni ms ni menos que la poblacin mahometana armada, ha tolerado y per-mitido los horribles saqueos, incendios y matanzas de esos bandidos; que el ejrcito regular ruso se ha con-ducido y se conduce noble y honradamente; que los cosacos han cometido algunos desmanes pesar de las rdenes que tenan de observar la ms severa disci-

    plina, y que los blgaros se han conducido cruelmente, aunque no tan cruelmente como el ao pasado se con-dujeron los turcos, ni como so estn portando ahora para vengarse de los crmenes blgaros. Estos han deshonrado su noble y justa causa; se han equiparado casi los musulmanes; pero su conducta es un cargo gravsimo que todas las grandes potencias y algunas de las de segundo orden echarn en cara al Gobierno del Sultn al protestar, por iniciativa de Alemania, de la conducta contraria al derecho de gentes que siguen los ejrcitos otomanos.

    Si en quinientos aos de dominacin, les dirn, ha-bis hecho de un pueblo sencillo y bueno una horda de bandidos como vosotros; si en menos de cincuenta aos, Rumania, Serbia y Grecia, que eran lo mismo al ser arrancadas vuestras garras, se han convertido en pueblos cristianos y civilizados, preciso es que no vuelvan estar sujetos vosotros los que al no sentir ms vuestro yugo y vuestro influjo han de ser lo que son sus hermanos.

    Los importantes sucesos de Plewna han hecho dar menor importancia de lo que mereca lo sucedido al Sur de los Balcanes. El dia 20 tom la ofensiva el Ba-rn Krdener, y justamente el mismo dia entraba en Eski-Saghra el Prncipe de Leuchtemberg, poniendo en comunicacin dicha ciudad con Trnova. Casi al mismo tiempo que Europa se conmova causa de los repetidos golpes que sufra el ejrcito ruso orillas del Wid, en el valle del Maritza reinaba un pnico inmen-so; Andrinpolis y Eilippolis llegaban huyendo millares de fugitivos ; los cosacos llegaban Kalofer, Karabunar y Kastovo, llevando delante de s los bachi-buzucs, purgando la comarca de tan incmodos huspedes, so foi-tificaba de prisa y corriendo An-drinpolis, Constantinopla y Galipoli, y el Sultn se preparaba establecer su corte en lrata. Pareca que haba sonado la ltima hora del imperio otomano. El pnico era, sin embargo, infundado; los rusos no ha-ban emprendido operacin alguna sera, y el ejrcito que bajo las ordenes de Suleiman baj deba defender la Ramelia iba creciendo de dia en dia con los conside-rables refuerzos que do todas partes le llegaban. A fin de Julio poda calcularse ya en 50.000 hombres del ejrcito regular y un crecido y desconocido nmero do bachi-buzucs y circasianos. Estas fuerzas estaban esca-lonadas desde Trnova del Maritza, punto deunon de los ferro-carriles de Andrinpolis Jamboli y Andri-npolis Eilippolis, hasta Slivno. Haba 10.000 hom-bros en Trnova ; 25.000 en Karabunar (1), mandados por Redjeb-baj, y los restantes entre Yeni-Saghra y Jamboli, las rdenes de Reuf-baj.

    Hasta los ltimos das del mes los movimientos del ejrcito ruso se han reducido atrevidos reconocimien-tos de caballera que destruan el ferro-carril, quema-ban las provisiones que no podan llevarse, y tenan por principal objeto amedrentar al enemigo y aislar las diferentes guarniciones y cuerpos de ejrcito para poderlos vencer ms fcilmente. El primer movimiento regular fu emprendido el dia 29 de Jubo. Ese da el general Gurko dio orden de avanzar toda la divi-sin que mandaba, repartindola en tres secciones, que deban ir converger Yeni-Saghra. La derecha, compuesta de la legin blgara, de dos bateras y de tres regimientos de caballera, sali de Eski-Saghra; en el centro, en el que iba el general Gurko, y que se compona de la brigada de carabineros tiradores, de un regimiento de cosacos y de cuatro bateras, sali de Kazanlik, y la izquierda, formada por cinco batallo-nes de infantera, dos bateras y un poco de caballera cosaca, sali de Hainkiv. Despus de una magnfica marcha de cuarenta millas, lleg Gurko al dia siguien-te la vista de Yeni-Saghra. Tan notable por lo menos como el valor desplegado en el combate de que vamos hacer mencin, fu la jornada de marcha de las tro-pas de la vanguardia. E-itas salieron de Kazanhk al rayar el d a ; descansaron tres horas en Kisla, adonde llegaron la una, y acamparon en Balabanh las doce y meda de la noche, despus de haber andado diez y siete horas, sin contar naturalmente los descansos. Cuatro horas solamente hicieron alto, y las cuatro y media de la maana se pusieron en marcha. Al llegar Gurko las siete las alturas que dominaban Yeni-Saghra, ya la brigada Boreicha, que haba salido de Hainkiv y que haba llegado unas horas antes, obliga-

    ba con el fuego de su artillera que los turcos desalo-jasen la ciudad; las posiciones que ocupaban stos frente la estacin del ferro-carril fueron tomadas la bayoneta, y la una de la tardo Gurko era dueo de Yeni-Saghra, en donde coga como trofeos tres ca-ones y destrua inmensa cantidad de provisiones de boca y guerra.

    La posesin de Yeni-Saghra es de mucho valor por la importantsima posicin estratgica que ocupa. El que es dueo de ese punto domina el ferro-carril de Jamboli Andrinpolis, y puede vigilar los pasos de las Puertas de Hierro, Elena y Sliwno. El general Gurko, que por tan enrgico esfuerzo se haba apodera-do de esa ciudad, no pudo conservarla, pues el mismo da de su victoria recibi la noticia de que Suleiman Baj, por un habilsimo movimiento, se haba interpues-to entre el destacamento de Bsk-Saghra y la ciudad de Yeni-Saghra, y que aqul estaba muy comprometi-do. Con el sentimiento de no poder conservar el fruto de su victoria y de no poder perseguir Reuf Baj, que haba quedado muy mal parado, psose Gurko en marcha el mismo dia 30, llegando las doce de la no-che Karabunar.

    Al dia siguiente avanz por DzurauH en direccin Eski-Saghra; entre dichas dos poblaciones encontr los turcos y los atac resueltamente, enviando contra ellos cinco batallones apoyados por dos bateras. Pron-to se convenci de que tena delante de s un enemigo muy superior en nmero ; los estragos que su colum-na de ataque causaron los primeros fuegos del enemigo fueron terribles; los primeros disparos cayeron 48 caballos de una batera y ocho de.la otra. Las masas enemigas, cada vez mayores en nmero, amenazaron envolver el flanco izquierdo, y lo hubieran conseguido sin la pronta y oportuna llegada de la brigada de tira-dores, que, sostenida por dos regimientos, hizo heroicos esfuerzos para evitarlo.

    Apenas libres de ese peligro, una fuertsima colum-na de caballera circasiana atac la derecha, y los rusos empezaban ya verse envueltos y tener cortada la re-tirada, cuando el prncipe Eugenio de Leuchtemberg, que haba logrado abrirse paso travs de las lineas enemigas, lleg con los regimientos de dragones de As-trakan y hsares de Kef. Era tiempo de acudir; la in-fantera vacflaba; los caones, sin proteccin, no te-nan municiones; mas los robustos dragones y los lige-ros hsares se abrieron camino y dispersaron los cir-casianos. Libres las dos alas, avanz Gurko bstala vista de Eski-Saghra, y recibi all la noticia de que los blgaros, sitiados, estaban comprometidsimos. El general, pesar de la inferioridad de sus tropas, inten-. t libertarlos, pero la llegada de nuevas fuerzas turcas le hizo desistir de su empeo.

    El 31 de Julio haba de ser fatal los rusos; mien-tras en Plewna eran derrotados los soldados de Krde-ner, Gurko emprenda una penossima retirada por el paso de Hainkiv.

    El ala derecha de su cuerpo de ejrcito, la que sali de Eski-Saghra, adelant hacia Karabunar (2), unos diez kilmetros, pero encontr al enemigo con fuerzas seis veces mayores y tuvo que replegarse. La mayor parte de la caballera y de la artillera se unieron con Gurko durante el combate del 31, como acabamos de ver, y los blgaros, despus de una defensa heroica, se retiraron por los desfiladeros del norte de Eski-Saghra Shipka, habiendo perdido a quinta parte de sus sol-dados. Hasta los turcos han hecho justicia los bl-garos : acostumbrados la esclavitud y bajar la cabeza ante el amo musulmn, eran despreciados y tenidos por cobardes. Como leones se baten esofi Migaros, ha dicho el general Mehemet Monghs baj, herido en la batalla de Geuia, que es como los turcos llaman la de Yeni-Saghra. No s si al decir eso recordarn lo que bajas otomanos tambin dijeron en otra ocasin; pero nosotros, al leerlo, recordamos una ancdota que en otro lugar hemos escrito : al entregar los austracos la cindadela de Belgrado, despus del tratado de este nombre, exclamaron los comisarios turcos al ver salir de ella, marchando marcialraente, las milicias auxi-liares serbias, en cuyas filas estaban los que en 1804 dieron el primer grito de libertad en la pennsula de los ialcanes : Vecinos, vecinos, qu habis hecho de nuestros rayas'^ Esos rayas son hoy hombres li-bres.

    (1) Entre Yeni-Saglira y Andrinpolis. (2) El que est situado entre Bski-Saghra y Yeni.Saghra,

  • N." xsxni LA LusT^ Acioist ESPAOLA Y J^,^&^lGAn^. Se haten como leones: esa frase es la primera espe-

    ranza de la regeneracin de un pueblo. Despus del combate de Eslci-Saghra, el general

    Gurko no ha podido volver tomar la ofensiva. Hasta la saciedad hemos repetido que consecuencia de la batalla de Plewna se reconcentr el ejrcito, y el de los Balcanes pas una parte Tirnova, otra Grabrowa y la caballera Selvi.

    Los veinte dias que han trascurrido entre la retira-da de los rusos los Balcaneg y el ataque del paso del Shipka, del que hablaremos con toda la extensin que nos permita el espacio de que disponemos, lo ha em-pleado el ejrcito turco en asesinar, incendiar y sa-quear los distritos que habian sido ocupados por los rosoa. Durante todo ese tiempo se ha especulado y se han hecho muchas hiptesis sobre la marcha que se-guira el vencedor del Montenegro: i r ia unirse Osman en Plewna ? tratarla de reunirse Mehemet-Ali en los valles del Lom y del Jantra ? Todo se creia, menos lo que ha hecho. Con las tropas de que dispona podia haber dejado un campamento fortificado en Ka-

    ganlik y Shipka para guardar el paso; podia haber en-viado refuerzos Filippoli para asegurar las comuni-caciones del ejrcito de Plewna, y aun le quedaba un ncleo de buensimas y aguerridas tropas que sin dis-parar un tiro podan ir al Este al Oeste por los ca-minos que hemos descrito ea nuestros artculos Y I I I y X I .

    En vez de hacer eso, despus de haber intentado en vano el IG de Agosto apoderarse de los pequeos des-filaderos que estn al Este de Shipka, ha atacado de frente este paso. En los primeros momentos esta ope-racin no pareca tener ms objeto que destruir el efec-to moral producido por la fcil captura de l por los rusos y demostrar que los soldados turcos saben tam-bin batirse atacando.

    Despus se ha visto por los movimientos de los de-mas generales turcos, que el plan de stos consiste en formar un circulo en derredor de los rusos desde Euts-chuc Plewna por Kasgrad, Eskidjumma, Osman bazar, Tirnova, Selvi y Lowatz, ir estrechndolos hasta sitiar al enemigo empujndole hacia el Danubio, y que parte de este movimiento combinado era el ata-que directo de Tirnova por el ejrcito de Pumelia (1).

    Todava no podemos juzgar el plan general de ata-que de los turcos, que se est iniciando ahora; en l vemos mucha vacilacin, porque permaneciendo inac-tivos han permitido que llegasen grandes refuerzos Shipka sin que pueda alegarse en favor de Osman y Metiemet-Al la disminucin del efectivo del enemigo que tienen enfrente; eso no es suficiente compensar las inmensas prdidas que, aun en caso de una victo-ria, haba de sufrir el ejrcito de Suleiman-baj. .. Los reconocimientos desde Lowatz y Griwitza el 21 y 22 ; el rudo combate de Ayaslar (2) el 22 ; la impor-tante batalla que dicen han ganado los turcos en Ka-rakasan, orillas del ro Lom, el da 30, todo nos ha-ce ver que empiezan importantes operaciones, que re-searemos en su conjunto.

    La que ha durado ms tiempo, y de la que tenemos ms detalles, es de la dirigida contra Shipka.

    Este paso lo conocen nuestros lectores por la descrip-cin que de l hemos dado y por el plano que public LA ILUSTRACIN en su nm. XXX. Desde Grabrowa puede irse al desfiladero eu cuatro horas y media ca-ballo ; desde la aldea de Shipka puede irse en una hora; pero en tan corta distancia hay 700 metros de desni-vel, y la pendiente Sud es cuatro veces ms rpida que la del Norte. Moltke dice en su obra que desde lo alto del desfiladero hasta Shipka la cuesta es muy dura.

    Sentimos muchsimo que el espacio de que podemos disponer no sea .bastante resear con toda la exten-sin que lo merece la tenaz defensa y el furioso ata-que del desfiladero de Shipka. En los anales del ejr-cito ruso ha de recordarse siempre el herosmo con que soldados hambrientos, faltos de sueo, diezmados por una constante lluvia de proyectiles, lanzada por un enemigo muy superior en nmero, se han mantenido en e! puesto de honor; los turcos han de envanecerse de sus soldados que, rechazados una y otra vez, han vuel-to la carga con nuevo ardor, y que no pudiendo ga-nar un dia las posiciones con diez asaltos, daban diez

    (1) Algunoa llaman este ejrcito de los lialcanes; de \Vi-diii, al dla Bulgaria occideatiil, y del Danubio, al de la Bul-garia oriental.

    (2J A unos 40 kilmetros al Kudoeste de Eaagrad.

    y nueve al dia siguiente, y que ni se cansaban ni per-dan el nimo al ver la firmeza de sus enemigos, y que ni se han acobardado al ver saltar lanzados al airo por la dinamita centenares de compatriotas, ni ante las poderosas bayonetas de la infantera, las nutridas des-cargas de los tiradores y la terrible metralla de los ca-ones.

    Al comenzar este artculo nos habamos propuesto decir algo de los combates de Scihipka; pero al estudiar tan importante suceso, al leer las dramticas escenas de la lucha, nos hemos convencido de que faltaramos un deber no escribiendo extensamente esa elocuente pgina de historia. Dia por dia, hora por hora pode-mos seguir los movimientos del ejrcito ruso, y decir los ataques en que ha tomado parte cada regimiento; pero eso no nos basta; queremos saber tambin de qu modo se han batido los turcos, cules han sido las dis-posiciones de sus generales, qu prdidas han sufrido en lo que ya ha recibido el nombre de locura heroica.

    Para suplir nuestra insuficiencia, hemos de esperar que de Bulgaria nos digan, los que siguen el ejrcito, lo que han sufrido los soldados, cmo han cado heri-dos unos generales y de dnde ha venido la bala que ha matado otros.

    Ea menester tambin, para apreciar la situacin de los ejrcitos despus de los combates, que sepamos cules han sido sus consecuencias. Es posible que al recibir nuestros lectores este nmero de L A ILUSTRA-CIN, algn telegrama, por casualidad claro y verdico, les haya dicho lo que nosotros, lejos de Madrid, de donde hemos salido un mes para buscar un poco del mucho descanso que necesitamos, no sabemos todava. El ejrcito ruso est, segn las ltimas noticias que de l tenemos, encerrado entro el Danubio, Suleiman baj, Osman baj y Mehemet-Ali. Si gana una batalla eu Plewna y el ejrcito turco do los Balcanes, diezma-do por los ltimos combates, no ayuda Osman baj mantener sus comunicaciones con Sofia, la situacin cambiar por completo. El Serdar Ekhrem se vera, pesar de las victorias que dice haber conseguido, fren-te un ejrcito superior en nmero y en organizacin, que le derrotar y sitiar Rutschuc antes de tomar sus cuarteles de invierno; pero si los rusos no ganan en este mes una gran batalla, la campaa de 1877 habr sido completamente intil.

    ENRIQUE DUPUY DE LIIB. CAdisi, i de Seticmbro

    DE LAS EDICIONES ILUSTRADAS EN EL SIGLO XVII.

    ARTCULO PRIMERO. El grabado enmadera, desdeado por nuestros gran-

    des artistas del siglo xv i , cay princip'os del si-guiente, si no en desuso, en manos de dibujantes y en-talladores de nfimo orden.

    La centuria que abraza poco ms meaos los aos de 1550 en adelante, fu brillantsima ciertamente pa-ra las letras y las artes en Espaa. Pero en estt movi-miento de nuestra civilizacin notbanse dos tenden-cias casi opuestas; sabia launa , y popular la otra : hi-ja aqulla del estudio y aficin a antigedad, ins-pirada sta por el sentimiento, carcter y genio del pueblo espaol. Dirigase la primera al i'enacimienio del arte griego y romano, siguiendo las huellas del gusto y moda de Italia, y la segunda, instintiva y es-pontneamente recoga y perpetuaba la tradicin na-cional.

    La literatura docta y erudita, servil copiante unas veces, y otras imitadora ms manos feliz de los cl-sicos paganos, nada tuvo de comn con la literatura de los romances y cantares, del teatro y novelas pica-rescas: parecen producto de dos distintos pueblos, y en realidad lo fueron de dos distintas civilizaciones. Los pastores de las glogas y novelas buclicas no ha-blan ni sienten como los personajes del romancero; ni son pastores, ni hombres, ni mucho menos espaoles. Tipos convencionales unos y otros, en aqullos se ve el esfuerzo y la potica, en stos, la poesa y la espon-taneidad. '

    En las artes se advierte, en cuanto es posible, la misma diferencia.

    Menos que ninguna de ellas se resinti la msica de la tendencia docta del Renacimiento, por la senci-lla razn de que no tena quin imitar. Los godos es-paoles fueron excelentes msicos, y San Isidoro de

    Sevilla nos habla ya del contraste que ofrecan en su tiempo los cantos profanos y teatrales con los religiosos. San Braulio, en la vida de San Millan de la Cogulla, nos dice que era costumbre entre los pastores de los siglos V y VI salir al campo con una ctara para entre-tenerse mientras apacentaban el rebao. Seve por aqu que ya existan diversos gneros; pero slo el tradicio-nal, tanto religioso como popular, pudo subsistir.

    Espaa, dice el Sr. D. Vicente de la Fuente, era uno de los pases donde la msica religiosa se haba conservado con ms pureza, sin contagiarse con los ex-travos que tan comunes eran entonces en Francia Italia, y que estuvieron para hacer abolir el canto figu-rado. Luis Vitoria, natural de Avila, fu uno de los compositores religiosos ms clebrcsdc) siglo xvi, con-temporneo de Palestrina y relacionado con l. Com-puso los coros de la Pasin, que se cantan en la Capi-lla Papal y en algunas de nuestras catedrales, aunque por desgracia deformando con impertinentes gorgori-tos la expresiva y enrgica sencillez con que caracteri-z aqul las pocas palabras que los Evangelistas pusie-ron en boca de las turbas. El cardenal Wisseman alaba aquel trabajo, al parecer pequeo, y manifiesta la par-te que cupo Pelipe I I en la conservacin del canto figurado, cuando el Papa Marcelo quiso suprimirlo en las iglesias.

    En la msica profana popular brilla tanto como en los romances el genio potico espaol.

    La arquitectura griega y romana dominaba enton-ces sin rival, despus de haber derrotado por completo la gallardsima ojival, llamada gtica, de la Edad Media. El pueblo no podia hacer monasterios del Es-corial como haca coplas y romances para cantarlos al son de la guitarra; pero las fabulosas extravagancias del churriguerismo, el gusto plateresco y la constante inclinacin de nuestros arquitectos escaparse de la lnea recta, pueden considerarse, hasta cierto punto, como protesta del gusto popular contra los fros y se-veros contornos del arte de Vitruvio y Juan de Herrera.

    Menos que ningn otro se dej arrastrar el de la pintura por la corriente del len acimiento. El espritu religioso preserv tambin del contagio nuestros grandes maestros, que supieron convertir en miel el jugo de las flores mismas que libaron en el Pind y el Ilimeto y en las mrgenes del Tiber ; pero al fin tam-bin el arte del valenciano Juan de Juanes, del divino Morales, de Alonso Cano y de Morillo pag -tributo . la moda, y se inclin, en la manera que pudo, al es-tudio y erudicin, desvindose del sentimiento popu-lar. Qu son las posturas acadmicas de los unos, los desnudos innecesarios de los otros, los ropajes fants-ticos, inverosmiles y hasta imposibles, y los violent-simos escorzos; qu son, repito, sino un apartamiento de aquella famossima y castiza escuela que cifraba en la sencilla y profunda expresin de las figuras la su-blimidad y la belleza ?

    Los artistas propiamente populares pintaban en Es-paa para mover el corazn; con el recogimiento in-terior se preparaban, como Juan de Juanes y Murillo, para tomar los pinceles ; encendan el horno de su al-ma cuando queran hacer sentir el fuego; tenan pre-sente el precepto de llorar primero para arrancar l-grimas, y se ocultaban, por decirlo as, humildes y modestos detras de la devocin que inspiraban sus cua-dros. Los artistas doctos pintaban para lucirse, forza-ban el arte y pensaban en s ms que eu el objeto de su composicin.

    S un arte recientemente inventado y que estaba todava como en mantillas, pueden aplicarse las obser-vaciones que acabamos de hacer acerca de los anti-guos, diremos que el grabado en cobre representaba la tendencia grfica de los sabios, y el de madera, com-pletamente abandonado manos del pueblo, menos an, la nfima plebe artstica, slo tuvo aplicacin la tipografa de plazas y calles.

    Eu el'ecto; con excepcin de alguna que otra obra de figuras geomtricas de signos celestes, en que el di-bujo no tiene carcter artstico, raras, muy raras son en esta poca las obras ilustradas xilogrficamente, co-mo no sean papeles y romances de ciegos.

    Algunas recuerdo, y entre ellas una edicin en 4." del Quijote, con figuras nada despreciables la cabe-za dlos captulos; pero, generalmente hablando, para encontrar el grabado en madera en el siglo xvii hay que recurrir coplas, villancicos y relaciones curiosas.

  • L A TLUSTI^AGOI E S P A O L A Y AME^icAistA, n.' xxxm

    APUNTES DE BULGARIA.

    nffaii en Kucitii.l'iieiite en el barrio turco do Ai-nnh.B. JOS LUIK PELLICER, con-Gaponsal artstico do LA Ir.usruAC'Ui.N- EgpAoi.A Y AnimcANA en el ejrcito ruso. (Dibujo da D. Alfredo Perea,;Gasa turca en Suinoi-oiii Jaidd, aldea turca abandonada por su3 liabitantes.Exterior do una mezquita de iorrt.(Dibujo del natural, por el Sr. rellicor.)

  • N XKXlll J J A jLUSTlACrO)S[ ^SPAOLA Y y^MERICAK^A. 153

    BATzVLLA DE PLKWNA.

    RETIRADA DE LAS TROPAS DEL GENERAL SOIIAKOSKOy HACIA RADISOVO, DESPUS DEL COMBATE.

  • ^M L A TL.USTHACIO ESPAOLA Y AmE^rcArA. K." xxx:iii

    tal cual escudo, orla, cabecera remate de grueso y mal trazado contorno.

    Quiere esto decir que en el siglo de los Yelazquez y Marillos, de los grandes pintores y dibujantes, ar-quitectos y plateros, broncistas y herreros propiamen-te artsticos, hubiesen caido en desuso las ediciones ilustradas con lminas?

    Todo lo contrario:. habia entonces verdadero afn por enriquecer con algn grabado hasta los libros que por su ndole y materia de que trataban lo reque-ran menos: hubo ediciones de lujo propiamente ilus-tradas al estilo moderno y en el sentido que hoy da-mos . la palabra ; pero las lminas eran todas calco-grficas. El lujo tomaba en todo la forma artstica. Artstica era la orfebrera, la ebanistera, la encuader-naoion; artsticos los adornos de hierro, de bronce y de marfil. No poda, pues, desamparar el arte la ti-pografa.

    Cmo se explica el imperio del grabado en cobre sobre el de madera, pesar de ser aqul ms lento, y sobre todo, mucho ms dispendioso, tanto por la talla trabajo del buril, como por el estampado ?

    Las causas de tan extrao fenmeno, digno en ver-dad de estudio, deben de ser generales; porque el he-cho- no se circunscribe Espaa, sino que abarca la Europa entera. El grabado en madera qued arrumba-do casi un tiempo en Alemania, Italia, Francia y Espaa: no depende, pues, su postergacin de ningu-na razn de localidad.

    A mi pobre juicio, el hecho tiene muy sencilla expli-cacin. El grabado en cobre en dulce poda vivir ya desde entonces con vida propia, independiente de los editores de libros. Los artfices que abran lminas por cuenta de los libreros estaban dedicados principalmen-te al grabado de estampas sueltas de devocin, de asuntos profanos y aun de paisaje, vistas y copias de cuadros notables. No conozco ningn grabador del siglo XVII exclusivamente dedicado ilustrar libros, al paso que se mantenan muchos artistas grabando lmi-nas, sin que se sepa que hayan ejercitado su buril ni siquiera en portadas, emblemas escudos de armas, ornato casi obligado de impresiones de cierta impor-tancia en aquella poca.

    Entre los artfices que slo grabaron estampas suel-tas, sin que me conste que trabajasen para obras tipo-grficas, citar slo Fr. Francisco Bejarano, que fi-gur principalmente en Lima; Horacio Borgiani; Ber-nardo Heylan, de Granada; Domingo Hernndez, de Sevilla ; alguno de los Arteagas, de la misma ciudad; Martn y Pedro Rodrguez, ambos de Madrid; el cle-bre Pedro Pablo Rubens; Juan Prez, sevillano y dis-cpulo de Arteaga ; Pedro de Campolargo, tambin de Sevilla y dedicado al grabado de paisaje; el pintor Metelli, bolones; Andrs Medina; Martn Roosvood, flamenco; Francisco Miguel G-oiizalez, de Sevilla, y Juan Laureano, platero y grabador al agua fuerte.

    l de maderano puede subsistir por s solo : necesi-ta el libro, como la hiedra el tronco la pared. Sin la

    Tipografa apenas tiene la Xilografa razn de ser, ni aplicacin alguna, fuera de la estampacin de los tela-res. Ahora bien: para que haya artistas que vivan del grabado en madera, es preciso que las ediciones ilus-tradas lleguen ser comunes y populares, como lo son de medio siglo escaso esta parte y lo sern cada vez ms; lo cual exige todos los adelantos en prensas, m-quinas y estampacin, que no se han conocido hasta nuestros dias, y la aficin la lectura consiguiente la baratura de los libros.

    Hay ademas otra razn potsima, aunque puramen-te tcnica.

    El grabado en madera ha de menester, dos elementos, sin los cuales es en vano aspirar la perfeccin : bue-na plancha tabla donde hacer el grabado, y buenos instrumentos para la talla. La preciosa obra de Juan de Iciar, de que hablamos en la resea de las obras ilustradas del siglo x v i , est grabada en boj, porque con otro material no se hubieran podido obtener tan admirables resultados; pero generalmente se usaba el peral para obras de esta clase. Como se deja ver, no era invencible este inconveniente, pero si podia consi-derarse como tal el de los instrumentos usados para grabar. Hoy mismo slo se conoce un fabricante de Pars que los ejecute con la perfeccin debida; en los siglos de la infancia del arte no se concibe cmo se han podido ejecutar grabados relativamente bellos y

    acabados, con los buriles de que entonces se podia dis-poner.

    Se ve, pues, que necesariamente la Xilografa tena que quedar vencida en la lucha con el grabado en co-bre, y mucho ms desde que Alberto Durero y otros artistas comenzaron valerse del agua fuerte, dejando slo el remate de las obras cargo del buril.

    Podemos clasificar los grabadores del siglo xvii que trabajaron en Espaa, en dos grupos: extranjeros y espaoles. Pertenecen al primero los siguientes:

    Patricio Caxes, natural de Arezo; Horacio Borgiani, romano; Francisco Heylan, M. Asinio, Pedro Perret, de los Pases Bajos; Pompeyo Roux, francs; Alardo de Popma, Pedro Pablo lubens, flamenco; Vicente Oarducho, italiano; Juan Schorquens, de Findes; Roberto Cordier, francs; Isaac Lievendal, Juan de Oourbes, francs; Jacinto Tabernier, francs tambin, juzgar por el apelhdo; Mara Eugenia Beer, Juan Noort Van Koot, flamenco; Metelh, bolones; Mar-tin Roosvood y Gregorio Fosman Forst-man, fla-mencos ambos.

    Hay que advertir que Flndcs en aquel tiempo era provincia espaola, y que como parte integrante de Es-paa la consideraron los reyes de la casa de Austria, y sobre todo, Fehpe I I .

    Grabadores espaoles del siglo xvii fueron Francis-co Lpez, Diego do Astor, Fr. Francisco Bejarano, Pedro Angelo, Domingo Hernndez, Juan Mndez, Bartolom, Francisco y Matas Arteaga, Martin Ro-drguez, Jos y Juan Valles, Fr. Toms de los Arcos, Ana Heylan, Pedro Rodrguez, Pedro y Marcos de Obregon, Diego Henrique, Francisco Navarro, Cri-sstomo Martnez, Francisco Antonio Ethenard y Abarca, Manuel de Olivares, Marcos Orozco, Juan Prez, Diego de Obregon, Jos Candi, de quien dudo si fu italiano valenciano; Juan Laureano, Juan de Valds y Leal, Jos Garca Hidalgo, Francisco Fer-nandez, Francisco Gazau, Juan Felipe, el licenciado Pedro Gutirrez, Pedro de Campolargo, Pedro de Vi-llafranca y Malagon, Fray Ignacio Crdenas, Andrs Medina, Francisco Miguel Gonzlez y Luisa Morales.

    Son unos sesenta entre todos, y ciertamente no ten-go la pretensin de haber dado completa la lista : diez y nueve extranjeros, reputando ya por tales i los fla-mencos, y treinta y nueve cuarenta espaoles.

    De quince de ellos ignoro si ejercitaron no su bu-ril en los libros; pero es probable que el nmero sea todava menor, porque ni yo ni nadie, al cabo de dos siglos, puede tener cabal conocimiento de todas las obras de cada grabador, ni es de suponer que ningn artis-ta se negara ilustrar obras impresas, cuando los edi-tores se lo encargaban, no ser personajes como Ru-bens, por ejemplo, pintores que podan alcanzar ms honra y provecho con los pinceles.

    Dos fueron los centros y emporios del arte en aquel siglo: Madrid y Sevilla. Madrid haba heredado de Va-lladolid con la corte tan insigne privilegio, y aqu acu-dan los artistas que los reyes hacan venir del extran-jero y las provincias, y trabajaban principalmente pa-ra el Escorial y palacio, para las iglesias y conven-tos que porfa se fundaban, y para las casas de los grandes que alrededor del regio alczar se construan. Sevilla lo deba todo su situacin de puerto de las ca-rabelas que de Amrica llegaban y de donde partan para los nuevos descubrimientos de las Indias. Las fa-milias que se marchaban de Espaa probar fortuna (y fueron tantas, que ellas debe de atribuirse la des-poblacin de la Pennsula fines de aquel siglo), que-ran llevar consigo estampas de devocin grabados de vistas que nutriesen su corazn y sus recuerdos, retratos y otras lminas de fcil trasporte, tal vez las compraban como objeto de especulacin para ven-derlas los espaoles instalados en Amrica, ricos ya, y deseosos de tener alguna memoria de su patria.

    De aqu el que en Sevilla abundasen los pintores de poca conciencia artstica, que hacan desesperar Murilio; pintores que precedan Leas Jordn en el

    /are presto, y de aqu, sobre todo, esa abundancia de grabadores de lminas de cobre, que comenzaban sus-tituir los muy costosos cuadros al leo en las paredes del hogar domstico.

    Valencia, Zaragoza, Barcelona y Granada fueron tambin ciudades artsticas: la primera, sobre todo, se ha distinguido siempre en las artes grficas. Si no fu cuna de la impronta espaola, honor que Barcelona le disputa, ha sido uno de los pueblos en que se ha im-

    preso ms y mejor, y en el grabado, sus producciones merecen honorfico recuerdo.

    Dbese tambin por completa justicia, tratndose del grabado para obras ilustradas, Felipe I I . .

    Vvia fines del siglo xvi en Ambres, ciudad en-tonces espaola, Pedro Perret Peret, abridor de l-minas en los Pases Bajos, y habindole encargado aquel monarca diez grandes planchas buril dibuja-das por Juan de Herrera sobre la obra del Escorial, fu tanto lo que le agradaron, que por Real cdula de 22 de Diciembre de 1595, altamente satisfactoria para el artista, le mand venir Madrid, con cien ducados de salario, sin perjuicio de pagarle ademas las obras que hiciese, segn se contratase con l, fuesen tasa-das y estimadas.

    Apenas lleg Perret Madrid, grab, por encargo particular, el retrato de San Ignacio de Loyola, con-cluido el cual se dedic ilustrar libros con lminas en cobre.

    Hizo el retrato de D. Gins de Rocamora y Torrano, que precede su libro intitulado Esfera del Universo, 1.599. En el mismo ao grab la portada de la obra de D. Sancho Dvila, Obispo de Jan, De la veneracin que se debe los cuerpos de los sanios y sus reliquias, estampa ingeniosa, inventada y dibujada por el pintor Luis Snchez. Grab tambin la portada de las Erli-casde Villegas, impresas en I*ajera en 1618, y la de la Conquista de las Molucas, por Bartolom Leonardo de Argensola. En lf;i9 hizo el retrato de Hernando de Herrera para las poesas del cantor de Lepante, improsas en Sevilla.

    Obras suyas, propiamente ilustradas con grabados, concense dos: la primera es la del Origen y dignidad de la caza, compuesto por Juan Mateos, ballestero prin-cipal de S. M. Las ilustraciones de este libro consisten desde luego en la portada, segn uso y costumbre en aquel tiempo, retrato del Conde Duque do Olivares caballo, y varias otras estampas de caza, y entre ellas una de grandes proporciones, dibujada por Francisco Collantes, pintor que gozaba de mucha fama ia sazn.

    La segunda obra ilustrada por Perret es la que se ' intitula Ilustracin del renombre de Grande, con diez y ocho retratos de hroes grabados por este artista.

    Al traerle Espaa Felipe I I dej sentado el pre-cedente, que felizmente respetaron sus sucesores, de sostener un grabador pensionado por la Real Casa, con cien ducados y amplas facultades para grabar libros y estampas de particulares.

    lo puede negarse, por consiguiente, Felipe I I la honra de haber hecho por el Grabado, si no tanto como por la Pintura, Escultura y Arquitectura, lo suficiente para que su nombre figure digaamente en la historia del buril en Espaa.

    La circunstancia de ser Findes la sazn provin-cia espaola obligaba al Rey considerarla y mirarla como tal. As tratamos hoy Cuba, Puerto-Rico y las islas Filipinas, las cuales no son ni han sido nunca co-lonias, sino parte integrante de la nacin espaola, provincias ultramarinas, cualquiera que sea la distan-cia en que yacen de la metrpoh.

    Hay que tener esto presente, porque Felipe II , que trajo de Ambres Pedro Perret para que proveyese la necesidad del grabado en cobre, llev la impresin de la famosa Biblia Regia las oficinas de Cristbal Plantino en Ambres, y coa ella la ocupacin de va-rios grabadores en metal y madera, que se emplea-ron en las portadas y lminas sueltas de los ocho to-mos en fho mayor que componen esta obra, cahficada por Juan Gerardo Bossio de Milagro del Orbe.

    Es evidente que si la Biblia Regia, impresa en Fin-des con los tipos orientales de la Biblia de Alcal, se hubiese publicado en Espaa, las artes grficas habran recibido grande impulso ; pero no se puede por ello ha-cer ningn cargo quien tenia que atender todas partes, y quiz con preferencia los pueblos que, mal soldados an la monarqua espaola, necesitaban de mucho cuidado y consideracin para que no se sepa-raran del dominio hispano, como al fin lo verificaron.

    Alguna influencia debi de tener en el arte del Gra-bado espaol la famosa cuestin de los libros de rezo, cuya impresin estuvo encomendada desde el siglo svi hasta el ao de 1764 la Oficina Plantiniana de Amb-res. No pudiendo hacerse en Espaa estas ediciones con la celeridad, correccin y limpieza necesarias, los monjes del Escorial, que corran con ellas, celebraron sus asientos con el ya citado famoso impresor francs

  • N." XXXII I H J^ ^ LSTR,ACIO)S^ fSPAOLA Y A M E ^ I C A ) S ( A . 155 Mr. Pantin, establecido er Flndes, y por ms que pugn contra este privilegio el Estado eclesistico por espacio de dos siglos, nada pudo conseguir hasta que el Monasterio, mediante un convenio, traslad la conce-Bort monopolio la Compaa General de Impreso-res y Libreros del Eeino.

    Como estas obras son de tanto consumo y van gene-ralmente adornadas con alguna lmina en cobre, claro es que pueden dar ocupacin uno ms grabadores;

    ' pero la verdad es que los de mbres, empleados en la imprenta de Planto y sus sucesores, no llevaban nota-ble ventaja i los espaoles, y que el nmero de stos en aquel siglo no indica falta de trabajo. Exageraba, pues, el Marqus de Grimaldi la importancia de la cuestin de los libros del Eezo para el grabado, cuando decia Carlos I I I que >dos abridores de lminas tendran en qu emplearse y con qu vivir con la ocupacin que les diesen las lminas y vietas de que estn adornados.

    Qdn duda acerca de esta exageracin ? Sesenta grabadores en cobre son muchos seguramen-

    te para un siglo: dudo yo que los hubiese en Espaa fines del siglo pasado y principios del actual; es casi seguro de que no los hay en la actualidad; pero son pocos, muy pocos para la natural salida que debieran de tener en el siglo xvri las lminas y las ediciones ilustradas con ellas, si hubieran podido abaratarse.

    riallbase este linaje de adorno, este recurso del arte, ras bien esta necesidad del espritu, en una poca de transicin. De los cuadros al leo y de las miniaturas y aguadas de los libros enormemente dis-pendiosos, y por consiguiente slo al alcance de los ricos, se pasaba los grabados, que relativamente po-dan considerai'se como baratos. Satisfacer esta inclina-cin natural en todas las familias que vivan en Espa-a, y sobre todo de las que se marchaban vivir en el Nuevo Mundo, llevando consigo la estampa del santo

    , de su devocin, el retrato do la persona querida la vista de la ciudad y paisaje lleno de recuerdos, debia dar ocupacin multitud de grabadores en cobre, por-que las planchas se gastan pronto, necesitan continuo retoque y la tirada tiene que ser corta.

    No habia, pues, necesidad de aquellos libros para que los abridores de lminas tuviesen en qu emplear-se y con qu vivir : lo que se necesitaba era populari-zar el grabado, y esto no puede conseguirse sino con el grabado en madera.

    I^ KAHCisco NAYAIIUO YILLOSLADA.

    k LA MUERTE DEL EMINENTE POETA D. &ABEIEL GARCA TASSARA.

    Claro Guadalquivir, la muerte fiera Un hijo te arrrauc, dulce tu seno. En cuya voz, que tus delicias era. Como en la voz de Osian zumbaba el trueno.

    Sobre las copas de la verde oliva Que el viejo musulmn ci tu frente. Lanz su genio con audacia altiva Nubes del Septentrin, soles de Oriente.

    Erguido en pi sobre la edad pasada, Del valor y la fe cant la historia; Que el valor y la fe con polvo y nada Erigen monumentos la glora.

    Pero al seguir con centellantes ojos De la presente edad la inmensa huella. Dudas sin fin, punzantes como abrojos. Su voz apagan armoniosa y bella.

    Y un i ay ! lanzando de dolor profundo, Que brota de una irnica sonrisa. Cree que es Luzbel el que gobierna el mundo. Sin ver Dios, que su presencia avisa.

    Luego ve ios, y torna en su delirio A ver del ngel malo las legiones, Armadas de instrumentos de martirio Que dislocan imperios y naciones.

    T all en su turbulenta fantasa. Despedazada por dolor eterno. Rasg sus vestiduras la alegra, Y su ponzoa derram el infierno

    Claro Guadalquivir, t , que al poeta En tu orilla feliz brindaste amores, Y una mansin que el vendaval respeta, Coronada de cfiros y flores;

    Si en loa combates de la vida, herido. Lanz un grito inmortal, y no le oiste, Hoy, que en el sueo eterno est durmiendo. Dale de santa paz sculo triste.

    Ay ! Yo tambin nac bajo tu cielo. Donde borda el Genil ricos verjeles, Y como l abandon tu suelo En busca de otro sol y otros laureles.

    Y como l, cruzando el Ocano, Lejos hu del turbio Manzanares, El para ver al fiero puritano. Yo para ver la perla de los mares.

    Por eso al resonar perdido el eco De su lad, que en el dolor se inspira, Oigo en mi corazn rido y seco El eco triste de mi propia lira.

    Patrio Guadalquivir! cubra la losa Del vate que espir, tu verde manto. Mil veces feliz l, que ya reposa! Ms feliz, s , que el que se anega en llanto.

    GABRIEIJ ESTRELLA.

    CAUTIVOS ESPAOLES EN CABO BLANCO.

    Cayetano Moreno, patrn del pailebot Aventura, de la matrcula de la isla de Gran Canaria, ha noticiado que hallndose con su buque fondeado sobre Cabo Blanco, en la costa occidental de frica, pescando y salando la pesca el da 11 de Enero del corriente ao, vio un hombre en la playa que gritaba y hacia seales en demanda do auxilio. Acostumbrado desconfiar de los salvajes habitantes del Sahara, que se valen do to-da clase de medios para atraer y engaar los pesca-dores espaoles, no hizo caso por.de pronto de las di-chas seales, pero con tanta insistencia las repeta el hombre, sin cesar de gritar, que fijando ms la aten-cin, creyeron todos los tripulantes del Avcnfura que era nn compatriota suyo el que los llamaba, y al punto decidieron acudir en su auxilio. Preparados dos botes, fueron acercndose la costa con la precaucin que re-comienda la conocida mala fe de los moros, aunqtre no se descubran ms de tres hombres en la playa, y po-co se cercioraron de que el de las seas era Santiago Matos, marinero de Canarias, que todos conocan, y que tripulando el pailebot Manuela haba sido cautivado poco tiempo antes.

    Aseguraba que los moros, en cuyo poder estaba, de-seaban rescatarlo y pedan en cambio algunos vveres, de que estaban muy necesitados, y anzuelos, cordeles y otros avos de pesca, protestando de su leal propsi-to, en fe del cual estaban desarmados.

    Creylo Moreno, deseoso como todos los dems de recobrar un compatriota, y envi bordo del pailebot uno de los botes para embarcar los efectos pedidos, mantenindose el otro sobre los remos corta distan-cia de la playa, haciendo repetir las condiciones del rescate. Llegados los vveres y empezando su entrega, salieron de improviso de unas matas que los ocultaban otros varios moros, que hicieron una descarga .obre la gente del bote, hiriendo dos hombres, uno de tilos en dos partes. Tirronse al agua los ms, nadando hacia el otro bote, que los recogi, y lo mismo hizo el cauti-vo Santiago Matos; mas cuatro marineros que, aturd-dos sin duda por la sorpresa, no imitaron el ejemplo, cayeron en poder de ios salvajes con el bote y todos los efectos.

    No tcnian armas los canarios y nada podan hacer por tanto en obsequio de sus compaeros, abandonn-dolos con gran sentimiento al regresar al pailebot y al alejarse con l de aquella costa inhospitalaria para dar noticia del suceso en Las Palmas, adonde llegaron el da 22 del mismo mes.

    Santiago Matos dijo que el 11 de Setiembre de 1876 se hallaba pescando bordo del pailebot Manuela en el punto de la costa llamado Yia-Lobos. No se vea nadie en tierra; la playa pareca absolutamente sola, en cuyo concepto fu ella coger marisco, acompa-ado de otro marinero llamado Antonio Cardoso, sor-prendindolos un grupo de moros, que tambin esta-ban ocultos en la maleza, que les apuntaron con los fusiles y que los tuvieron atados hasta que el pailebot dio la vela y se perdi de vista. Cardoso tena genio fuerte; no sufra con resignacin los trabajos, los in-sultos y los golpes de aquellos feroces mahometanos; y maltratando su vez uno de eUos, disparronle boca de jarro y lo mataron. Matos fu ms paciente; resisti las ms duras penahdades de la esclavitud, caminando al interior del Desierto, adonde fu vend-do un moro llamado Majin-Barba. Este lo llev Punta Gorda, en la costa, donde habia naufragado un

    vapor ingls, obligndole recoger herraje, cuerdas y cnanto poda aprovecharse, acabado lo cual su amo lo 'cambi por dos camellos otro moro, de nombre Agel, que lo Uev Cabo Blanco y lo tuvo ocupado en la pesca hasta que heg el Aveiitura.

    Cree que los moros que propusieron su rescate obra-ban de buena fe y se contentaban con los vveres que haban pedido, pues en el acto de la entrega, segn pudo comprender, apareci una mujer que fa la pro-movedora de la traicin. Como quiera que fuera, al or los tiros se arroj al agua y alcanz el bote del pailebot.

    Las diligencias hechas para el rescate de los cuatro infelices cautivos han sido infructuosas hasta la fecha. El cnsul de Espaa en Mogador, D. Jos Alvarez Prez, ha procedido con la mayor actividad, interesan-do al Jeque del Uad-Nun para el envi de emisarios al Sahara y envndolos directamente, pero en todo el pas dicen se ignora el paradero de los marineros del Aventura, y se supone que, cautivos de alguna tribu nmada, han sido llevados las inmediaciones del Se-negal. Los comisionados encontraron el cadver de un cristiano que no han podido reconocer, y que proba-blemente ser de uno de nuestros desdichados compa-triotas. Al Senega ha sido enviado el Ifach-El-Ifeusm-Ben-Hach-Laisagui-el-Jerisi para hacer nuevas dili-gencias, i Quiera Dios que tengan buen xito !

    Por ms que las autoridades de Marina de Canarias recomiendan y prohiben los pescadores la comunica-cin con la costa africana, raro es el ao en que no hay que lamentar algn suceso semejante al del Aven-tura. Esa costa fatal tiene violentas corrientes, que ar-rastran los buques del comercio hacia loa bajos, don-de perecen, cayendo las tripulaciones en manos de loa brbaros que aun no han vislumbrado los albores de la civilizacin. Todas las naciones martimas sufren do-blemente los siniestros que ocurren en ese lugar por el odio al nombre cristiano que guardan loa salvajes ma-hometanos, y las relaciones de naufragios como los de Brisson, Cochelet, Ebbarck, Riley, los asesinatos, cual el de Davidson, conmueven Europa, sin que pue-da buscar reparacin de parte de tribus nmadas, mi-serables, que, lo mismo que de sentimientos, carecen de vivienda, de vestido y aun de alimento.

    Desde Cabo Bojador Cabo Blanco, zona que principalmente concurren los pescadores de Canarias, y que se extiende de 27 21 grados de latitud orte, la costa presenta una lnea ondulosa de arena, que se extiende hacia el interior, formando otro Ocano sin l-mites aparentes, en el que tambin el viento levanta oleaje y forma innumerables colinas. Cae el sol aplomo, reverberando sobre aquel mar de arena y condensando una atmsfera abrasada que preside la inmovilidad y el silencio: imposible parece all la vida, y sin embar-go, apenas la resaca ha embarrancado un buque en los bajos, cuando aparecen la vista sobre el fondo blan-cuzco del horizonte puntos negros que se agitan y acu-den precipitados la playa, como buitres que han oli-do un cadver. Los raros arbustos que logran sostener-se en aquel suelo movedizo ; las races que quedan des-cubiertas y el marisco que arrastran las rompientes, bastan paramantener tribus errantes, que aun se con-sideran felices con la independencia en que viven, si-quiera empleen el tiempo en buscar la msera produc-cin de la naturaleza para ellas y para los camellos y cabras que poseen, y en hacer pozos en la arena para procurarse en sitios muy distantes unos de otros un agua salobre y amarga, filtrada del Ocano y disputa-da veces balazos con otras tribus.

    Algunos individuos de stas, en relacin con las que habitan ms al Norte, consgnente las de algodn azul, con que hacen una especie de saco que visten: otros se contentan con pedazos harapientos de la misma te-la, que rodean la cintura, y los ms van completa-mente desnudos, mostrando la piel dura y ennegrecida por el sol, sin ser del todo negra. Llevan todoa la ca-beza descubierta, sirvindoles de defensa un bosque de cabellos enmaraados, y la barba no menos abundante y crespa que se junta con los primeros, dejando ver apenas travs de su espesura la viveza salvaje de los ojos; mas si no cuidan de la ropa, no lea falta un fusil de chispa, cuerno para la plvora, bolsa en que guardan las balas, y un cuchillo pual, llevando to-das estas cosas colgadas del cuello, con ms una por-cin de amuletos de cuero y hueso. Observan las prc-ticas del Coran, haciendo las abluciones con arena,

  • 156 L A LUSTR^AcroH E S P A O L A Y AME^CAJSCA. N." XXXIII

    por falta de agua, y las oraciones al aire libre, con el frente al Oriente. Ss albergan en tiendas cnicas fabricadas con pelo de cabra y camello con lona do los buques perdidos.

    Las mujeres se cubren algo ms que los hom-bres, y atan , los cabellos pedaKOS de conchas de ncar y de metal, si pueden procurrselo: es-tn, como sus maridos, llenas de suciedad y mi-seria ; arman y desarman las tiendas, ordean las cabras, preparan los alimentos, tejen el pelo de cabra y ayudan los hombres en el trabajo-De ellas y de ios muchachos reciben los nufra-gos peor tratamiento, insultos, maldades refina-das, revelando la inflexin de la voz el odio con que les gritan N'sara (cristiano).

    El naufragio de un buque es acontecimiento solemnsimo. Acuden al momento, como va di-cho ; obligan los tripulantes poner en tierra lo que puede aprovecharse, sobre todo la galleta, qne devoran con ansia ; incendian el casco para extraer los metales ; reparten el botn entre los presentes, aguardando la noche para hacer ca-da cual en la arena un hoyo profundo donde ocultar su porcin, estableciendo marcas que le sirvan para encontrarla su tiempo, y poco poco truecan y negocian los objetos con gente de oirs tribus del Norte, yendo parar muchos de ellos en ltimo trmino los judos de Mo-gador.

    Los cautivos son considerados como parte muy principal de la presa. Por de pronto ios emplean

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    M R . TTtOMAR P I U C E ,

    ilircctor j cmprcfaro fX Circo c l ' i ice ; t ' i Tlcncia, el 22 de Agosto,

    en los trabajos ms penosos, que con la fuerza del sol, la falta de alimento y los golpes insultos, soportan difcilmente. Despus, les obligan grandes marchas por el Desierto, yapara ir al territorio de otras tribus ms ricas en las inmediacio-nes de! Senegal, ya para pasar el rio Dra-h en el N"orte y penetrar en los limites de ''ekna y de IJad-Nun, buscando com-prador. Ordinariamente, los pocos que re-sisten tantas fatigas llegan de mano en mano poder de alguno de los hijos de ElEotm'k, jeques que residen en Glimin y que aceptan el rescate de los cnsules europeos en Mogador, arreglando sus exi-gencias, siempre crecidas, las circuns-tancias. Cuando el Sultn de Marruecos se encarga de buena fe de las negociaciones de! rescate y estos jefes independientes las admiten, se suele sacar mejor partido, aun-que costa de dilaciones sin cuento, que

    prolongan el sufrimiento de los cautivos. El ar-tculo 3 8 del Triitado suscrito en 28 de Mayo de 1707, dice; Su Majestad Imperial se aparta de deliberar sobre el establecimiento que su Ma-jestad Catlica quiere fundar al Sur del rio Nun, pues no puede hacerse responsable de los acci-dentes desgracias que sucedieren, causa de no Hogar all sus dominios y ser la gente qne ha-bita el pas errante y ferof;, que siempre ha ofen-dido y aprisionado los canarios.

    En el artculo 22 del Tratado de l."da Mar-zo de 17)!) se lee: Si algn buque espaol naufragase en el rio Nun y su costa, donde no ejerce dominio Su Majestad marroqu, ofrece, sin embargo, en prueba de cunto aprecia la amistad de Su Majestad Catlica, valerse de los medios ms oportunos y eficaces para sacar y libertar las t