la historia después de hegel o más allá de edipo

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  • 8/6/2019 La historia despus de Hegel o ms all de Edipo

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    La historia despus de Hegel o ms all de Edipo

    Csar Alberto Pineda SaldaaUNAM. Facultad de Filosofa y [email protected]

    Sabelio el Africano, el ms sutil heresiarca de todas lasbestias del campo, afirmaba que el Padre era l mismo SuPropio Hijo. El bulldog de Aquino, para quien palabraalguna ser imposible, lo refuta. Bueno: si el padre que notiene un hijo no es el padre, puede el hijo que no tiene unpadre ser un hijo?

    James Joyce, Ulises.

    I. La historia en el espejo

    Qu es ese ente que se niega a s mismo, que se transforma y tiene posibilidades ms all de lo queinmediatamente le da la naturaleza?, un ente que sabe que va a morir, que marca su cuerpo, el que llevaropa por encima de la piel que la naturaleza le dio, cmo llega ese ente a deciryo?, el ente que llega asuponer que el mundo exista antes de su nacimiento y que subsistir despus de su muerte. El hombreexiste en la forma de ser del para-s, autoconciente y capaz de accin sobre s mismo y el entornodespus de haber nacido como un ente indefenso, en-s, sin capacidad de accin e inconsciente de supropia existencia. Llega a esa forma de ser a travs de un proceso dialctico, descrito en toda supotencia por Hegel, pero es una dialctica cuya lgica se encuentra tambin en la historia de ese ente,en sus procesos culturales, y ms all de estos, en la forma en que la vida misma se desenvuelve laoruga cuya esencia es negarse a s misma para llegar a ser mariposa, mediando entre ambas el capullo.La dialctica para Hegel no es un mtodo sino la naturaleza misma de las cosas.

    Hay cierta lgica fractal en este planteamiento, el esquema dialctico se repite de maneraequivalente en las partes de una totalidad, cada individuo particular replica en s mismo la estructura desu tiempo histrico, de su sociedad; ello est en juego en el marco epistmico de Hegel, en su manerade pensar el mundo, del cul l mismo forma parte, como cada uno de sus contemporneos, Hegel eraun microcosmo, que integraba en su ser particular la totalidad acabada de la realizacin espacio-temporal del ser universal. Pero l era el nico capaz de comprenderse en tanto que esa integridad 1. Yesta dialctica, en su lgica fractal, se encuentra en todos los mbitos, incluido el sociopoltico, cadapueblo expresa en su gnero la humanidad y lo universal; as como las mnadas de Leibniz expresantodo el universo bajo un modo particular, as debemos encontrar en cada pueblo una realizacinorgnica del derecho absoluto2. De manera similar, el proceso que sigue la dialctica de laautoconciencia en un individuo particular es estructuralmente equivalente a la autoconciencia de unpueblo.

    Hegel descubre, o es tal vez el primero en manifestar explcitamente que toda formacinidentitaria, toda posibilidad de decir yo, de serpara-s, est necesariamente mediada por un otro, laautoconciencia es la reflexin, que desde el ser del mundo sensible y percibido, es esencialmente el

    1 Alexandre Kojve,La dialctica del amo y del esclavo en Hegel, p. 175.2 Jean Hyppolite,Introduccin a la filosofa de la Historia de Hegel,p. 60.

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    retorno desde el ser otro3. Este razonamiento dialctico sera aplicado por el mismo Hegel a la historiade la humanidad, en ello consiste su Filosofa de la historia, la que busca indagar cmo un pueblo llegaa ser lo que es despus de un proceso en el que se niega y suprime conservando Aufhebung unestado particular de cosas para pasar a uno nuevo, siempre mediado por una otredad que luego esincorporada o asimilada en alguna manera. Desde el psicoanlisis, Lacan llevara este mismo esquemaa la explicacin de la construccin del sujeto un proceso en el que entre otras cosas se accede al

    lenguaje, se forma el inconsciente y se puede formar parte de la sociedad a partir de la represin deldeseo unilateral, individualsimo, esto es posible a partir de considerar al deseo como ordenado de lamisma manera que la dialctica de la conciencia; en la dialctica de Hegel la conciencia se planteafuera de s misma como objeto independiente de ella, pero hay una contradiccin pues tambin esdependiente (al ser la conciencia sujeto), la conciencia slo es conciencia de s en el reflejo de eseobjeto (en tanto que otro) en ella misma. As tambin, la esencia del deseo slo surge gracias a estacontradiccin4.

    Dicho lo anterior, este ensayo se propone como un ejercicio de lectura, busca completar unaespecie de tringulo conceptual para despus desconstruirlo : Lacan hizo, desde la dialcticahegeliana (vrtice A), una lectura de la formacin del sujeto y su inconsciente en el estadio del espejoy el complejo de Edipo (vrtice B), mientras que Hegel ley la historia (vrtice C) desde la mismadialctica; ambas lecturas conforman dos segmentos, AB y AC, de lo que se trata ahora es de bosquejarel segmento BC, es decir, una lectura de la Filosofa de la historia de Hegel a partir del estadio delespejo/complejo de Edipo, en otras palabras, entender la formacin de la historia como la formacin deun sujeto, bajo la misma lgica fractalen la que la parte (sujeto) replica en cierta medida el conjunto(historia) o viceversa. Por lo anterior, este ensayo est escrito al menos de inicio en clave triple, habrque leer de manera paralela, al mismo tiempo, tres lneas conceptuales, cada una correspondiente a losvrtices sealados. Antes de avanzar ser necesario establecer una mnima caracterizacin del nguloB, la formacin del sujeto en Lacan, para luego aplicarlo a una lectura del ngulo C.

    El estadio del espejo es un peculiar momento en que, en palabras de Lacan, la cra de hombre,superada en inteligencia por un chimpanc, es capaz de reconocer su imagen en un espejo; iniciacuando an est poco desarrollada su motricidad y depende de otro para ser alimentado primerasanalogas: en los pueblos establecidos primitivos habra que pensar en las dificultades para eldesplazamiento, impensable cruzar el mar, y son dependientes de la naturaleza. Este proceso se vivecomo una dialctica temporal que proyecta decisivamente en historia la formacin del individuo 5, elnio se precipita de la insuficiencia orgnica a la anticipacin, la funcin del yo consistir en unaespecie de ortopdica ante esa insuficiencia y fragilidad un pueblo que sale de la precariedad einmediatez natural a la formacin cultural que implica una mnima conciencia de pasado y futurocolectivo como estrategia para sobrevivir. El momento de conclusin del estadio del espejo inaugurala dialctica que desde entonces liga al yo [je] con situaciones socialmente elaboradas6, sale de suegocentrismo inicial para situarse en sociedad, y slo entonces puede hablarse propiamente de sujeto.Es un proceso anlogo al Edipo y se realiza en tres tiempos 7: al principio hay confusin entre unomismo y el otro, el nio vive y se localiza en el otro; luego descubre que el otro en el espejo no es unser real sino una imagen, con lo que la imagen queda distinguida del otro, de la realidad del otro;

    3 Georg Hegel,Fenomenologa del espritu, p. 108.4 Jol Dor, Dialctica de la conciencia y dialctica del deseo, en Introduccin a la lectura de Lacan. El inconsciente

    estructurado como lenguaje,p. 151.5 Jacques Lacan, El estadio del espejo como formador de la funcin del yo [je], enEscritos 1, p. 90.6 Ibid., p. 91.7 Cfr. Jol Dor, Estadio del espejo y Edipo, enIntroduccin a la lectura de Lacan. El inconsciente estructurado como

    lenguaje.

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    finalmente dialectiza los momentos precedentes y adquiere la conviccin de que la imagen es suya,con lo que se preforma elyo.

    El Edipo tambin tiene tres momentos: a) al inicio el nio est prcticamente en unaindiferenciacin con la madre, se concibe a s mismo como lo que supone le falta a la madre el objetoque satisface la falta del otro, lo cual compone el concepto de falo, identificacin que elude an la

    mediacin de la castracin; b) aparece la mediacin paterna, vivida como prohibicin, frustracin yprivacin, con lo cual tiene una funcin de castrador la falta de objeto puede ser, en todo momento dela vida, de tres modos: frustracin (falta imaginaria de un objeto real), privacin (falta real de un objetosimblico) y castracin (falta simblica de un objeto imaginario), el padre surge como un otro, unposible objeto de deseo de la madre, objeto flico, hay una rivalidad imaginaria con l, pero aldesplazar este objeto flico el nio encuentra la ley del padre, de la cual tambin depende la madrepara satisfacer las demandas del nio. La direccin del deseo del nio remite inevitablemente a la leydel otro a travs de la madre8, somete su deseo a la ley del deseo del otro, de manera que el deseo dela madre depende de un objeto que supuestamente el otro (el padre) tiene o no tiene esto es el falo;el nio promueve al padre al lugar de depositario del falo, este es un padre simblico que tiene unafuncin significante:Nombre del Padre. El nio acepta que l mismo no es el falo y que no lo tiene.

    Finalmente, c) una vez que el padre es investido con el atributo flico debe demostrarlo, al ser elsupuesto depositario del falo, lo restablece en el nico lugar donde puede desearlo la madre, el niopasa de la dialctica delser(el falo) a la del tener, ahora podr codiciarlo donde se encuentra, lo queconduce a un juego de identificacin con el padre, a travs de las mediaciones anteriores terminadeseando ser como l, como el portador del falo. Es preciso dejar en claro que el falo no es un objetofsico, sino un elemento significante de algo que supuestamente falta, y se le asigna el nico lugarposible, el registro imaginario; de igual manera, el padre no es el padre fsico, es eso otro, un tercero, alo que el nio atribuye el deseo de la madre, lo que est en juego son funciones simblicas, nopresencias reales.

    Establecidos estos pequeos rasgos del estadio del espejo y el Edipo, el siguiente paso esrastrearlos en la Filosofa de la historia de Hegel, desde los pueblos primitivos hasta la realizacin delAbsoluto. En el primer estadio del Espritu identificado con frica, en su primer despertar, elhombre es conciencia natural inmediata, en relacin con la naturaleza. Por tanto, prodcese unarelacin entre ambos. Toda evolucin supone una reflexin del espritu sobre s mismo y frente a lanaturaleza9. Este primer momento equivaldra a la relacin de inmediatez con la madre, antes de todoproceso de castracin y metfora paterna, la relacin con la Naturaleza se podra leer como proyeccinde la relacin con la madre, y toda evolucin implica, en ambos casos, una separacin frente a ella.

    Los pueblos del Espritu africano dependen de la naturaleza, cuyos poderes son temidos, peroestos poderes naturales, el sol, la luna, los rboles, los animales, si bien son para ellos efectivamente poderes, no son poderes que obedezcan a una ley interna, a una Providencia10. Esta ley de laNaturaleza que obedece a un orden misterioso falo o a la Providencia dictada por Dios sera unaproyeccin posterior de la ley del Padre que no se podra dar an en este estadio del Geist. En el estadode inmediatez que Hegel adjudica a los pueblos africanos no es posible buscar o considerar que existauna ley detrs de los poderes de la Naturaleza, pues todava, en esa inmediatez, no se considera que asta le pueda faltar algo que se adjudique a otro, al padre Dios. La forma de responder y actuar es lamagia primitiva, el hombre es seor sobre estos poderes naturales. No hay que pensar aqu en una

    8 Ibid., p. 98.9 Georg Hegel,Lecciones sobre la filosofa de la historia universal, p. 163.10 Ibid., p. 184.

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    adoracin de Dios, no en el reconocimiento de un espritu universal, por oposicin al espritu delindividuo11. Si algo sale mal con la naturaleza es porque el pueblo hizo algo mal, de cualquier maneraella responde mgicamente a l; hay un egocentrismo primigenio en estos pueblos, equivalente alegocentrismo de los nios pequeos antes del proceso de castracin al mismo egocentrismocorresponde por igual el considerarse dueo de todas las circunstancias y considerarse depositario detodas las culpas cuando algo no sale bien, no hay an oposicin a un padre metafrico; en efecto,

    todos los nios y los pueblos en sus inicios, de ello dan cuenta prcticamente todos los mitos defundacin, se consideran el centro del universo o un pueblo elegido.

    Desde luego, como seala Hegel, esta soberana sobre la naturaleza es de carcter imaginario; noexiste an la nocin de la inmortalidad del alma, la cual s se encuentra en estadios posteriores delEspritu, la inmortalidad implica que el hombre es algo en s y por s espiritual, invariable, eterno 12;no es difcil notar que estas cualidades espiritual, invariable, eterno son cualidades tradicionalmenteatribuidas a Dios, quien sera metfora del padre ms especficamente metfora de la metfora delpadre, si tales caractersticas son ahora adjudicadas al alma del hombre es porque ste ha pasado derivalizar con Dios religin pagana, que ya piensa en una Providencia o voluntad divina, pero comoalgo ajeno y exterior, impuesto de manera caprichosa a codiciar lo que l tiene, el falo, como con elpadre real, y desea adoptar sus caractersticas. El nio es en-s razonable, pero este en-s le es antetodo exterior, se le manifiesta bajo la forma de la voluntad de sus padres. De la misma manera lavoluntad general aparece a los hombres privados como una voluntad que les parece extraa13.

    El hombre desde el paganismo hasta el cristianismo se preguntar a qu obedece elcomportamiento de la Naturaleza, por qu se ausenta y deja de proporcionarle lo necesario en una malaracha como la madre que se aleja, dejando de satisfacer la demanda caprichosa del nio, ausencia quees relacionada con la llegada o intervencin del padre, qu es lo que lefalta a la naturaleza?, a queley obedece? La ley de Dios ser la primera respuesta a esta interrogante. Este cuestionamiento por elfalo la ley de la Naturaleza, que obedece a Dios, lo que desea la madre-Naturaleza, llegara hastaKant, en su Filosofa de la historia los hombres no se comportan de manera netamente instintiva, perotampoco, individualmente, segn un plan racional en la historia, el filsofo debe buscar en ese absurdocurso de las cosas humanas una intencin de la Naturaleza14, la cual se cumple al nivel de la especie,no del hombre particular desear cumplir la intencin de la Naturaleza consistira de acuerdo con lodicho en desear ser o realizar lo que ella quiere, la madre, ser su objeto de deseo.

    Pero en la religin trascendente, cristiana, la llamada conciencia desgraciada, an no se haidentificado del todo con el padre ni interiorizado su ley completamente no ha concluido el Edipo,hay una divisin tajante entre la individualidad/subjetividad y la generalidad del pueblo, porque en elcristianismo hay un repliegue del individuo sobre s mismo. La libertad pblica, poltica, delpaganismo griego es sustituida por el inters del ciudadano slo en s mismo, se funda entonces elderecho privado romano. En este momento cada ciudadano no puede considerar al Estado sino comofuerza externa extraa que lo utiliza de acuerdo con sus intereses 15. En el anlisis del cristianismo deHegel, Dios no se dirige a los Pueblos o Estados sino a los individuos recordemos la distincinsolicitada por Jesucristo entre el Csar y Dios, pero as se manifiesta el espritu del cristianismo, el

    11 Ibid., p. 185.12 Ibid., p. 187.13 Jean Hyppolite, op. cit., p. 114.14 Cfr. Immanuel Kant,Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofa de la

    Historia.15 Jean Hyppolite, op. cit., p. 36.

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    que ser, a su vez, su destino, la ruptura del espritu cristiano con el Estado16.

    Ahora bien, si en el proceso del nio es la madre la encargada de dar lugar a la metfora paterna,cabra preguntarse quin es el otro que en la historia lleva a pensar en un falo ubicado allende elnio/pueblo primitivo entendido como una ley que le falta a la Naturaleza y debe estar en otro lado,Dios trascendente, probablemente sea el otro antropolgico, el encuentro con otros pueblos, quienes,

    tambin producto de la Naturaleza pues ella es todo en un inicio, rompen la inmediatez que se tenacon ella; las fallas de la Naturaleza, que tambin se manifestaran en desastres naturales seran esadiscontinuidad que rompe la inmediatez que se tena con ella. La religin pagana sera an el apego ala madre (Naturaleza), pero ya instaurado un corte o separacin; en el siguiente nivel de abstraccin,cristianismo, se obedece a la ley del padre (Dios), pero an como algo exterior.

    Curiosamente, Hegel habla de la poligamia como uno de los rasgos del Espritu en su estadoprimitivo, donde no se puede llegar a un culto religioso ms avanzado; quizs no podra habermonotesmo en un contexto poligmico, muchos padres posibles equivaldra a muchos dioses posibles,ya que, de acuerdo con lo anterior, stos son proyeccin de aquellos se podra objetar que hayreligiones monotestas donde hay poligamia, como el Islam, sin embargo hay que recordar que a pesarde las diversas mujeres, slo hay un esposo, slo un padre, y con ello un solo Dios. Para el Esprituafricano, en materia de matrimonio reina la poligamia, y con ella la indiferencia de los padres entre s,de los padres para con los hijos y de los hijos unos con otros17. En ese contexto no podra haber laproyeccin creadora de la figura de un Dios.

    En qu momento la figura de Dios es asimilada, interiorizada para que el Espritu de un pueblotermine de identificarse con l, no de manera trascendente sino inmanente y concreta? Sabemos que,siguiendo a Hegel, esto sucede en el Estado moderno. El objeto de la Historia universal es el Estado, elcual sera la manifestacin concreta del Espritu, es Dios hecho inmanencia, bajado a la Tierra. ElEstado es por lo tanto la astucia que al dejar libre a los individuos llega, no obstante, a realizarse en el juego mismo de sus libertades18. Este momento marcara la conclusin del Edipo, el hombre hainteriorizado la ley del padre, la cual ya no es una imposicin exterior, la ha hecho suya, se identificacon Dios, como el nio con el padre, cumple las leyes del Estado por su propio bien y de manera libre.La conciliacin espiritual consiste en que la personalidad individual sea depurada y transformada enla universalidad, existente en s y por s, como subjetividad en s y por s misma personal. Tal es lapersonalidad divina, que tiene que aparecer en el mundo, pero como lo universal en s y por s 19. Aquest en juego el dejar de rivalizar con la metfora paterna, Dios como enemigo, extrao que hace sufriral pueblo/nio paganismo, estructura de la tragedia, para identificarse con ella cristianismo yfinalmente interiorizar y adoptar su personalidad cuando el principio del Espritu se ve transformadoy concretado en un mundo, el cual es para Hegel el mundo germnico, en este ltimo momentosubjetividad y espiritualidad abandonan su parcialidad. El nio-pueblo ha concluido su Edipo.

    Lo anterior refuerza en otro sentido una conclusin a la que haba llegado Hegel, que laTeologa es pues el reflejo inconsciente del Mundo social histrico dado donde vive el telogo, y delideal que se forma. En consecuencia, por una parte, el estudio de una Religin nos permitircomprender el carcter esencial del Mundo en el cual esta religin es aceptada 20. En la teologa sevierte el ideal del Mundo en cada momento histrico; leer la relacin que un pueblo tiene con su idea

    16 Ibid., p. 58.17 Georg Hegel,Lecciones sobre la filosofa de la historia universal, p. 190.18 Jean Hyppolite, op. cit., p. 111.19 Georg Hegel,Lecciones sobre la filosofa de la historia, p. 208.20 Alexandre Kojve, op. cit., p. 294.

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    de Dios es leer el momento en que se encuentra su Espritu y cmo se relaciona con las leyes, y en otronivel de lectura, el propuesto en este texto, implica identificar el momento del Edipo histrico en quese encontrara un pueblo.

    En Kant puede leerse de manera excepcional el desarrollo de todo este proceso antes de,hipotticamente, concluirse en Hegel: frente a la omnipotente Naturaleza o, ms bien, a su suprema

    causa inaccesible, el hombre es una insignificancia. Pero que los que mandan en el gnero humanotambin los tomen por una pequeez y le traten en consecuencia, ya cargndole como a un animal einstrumento suyo, ya emplendole como pieza de ajedrez en sus pugnas, para que se deje matar porellos, esto s que no es una pequeez, sino genuina inversin del fin ltimo de la creacin21. Segn lodicho, la omnipotencia de la Naturaleza es una proyeccin de la figura materna, su suprema causainaccesible es el falo, atributo imaginario asignado al padre (Dios), el hombre insignificante el sujetoescindido, que ha sido castrado, ha devenido sujeto que acepta la ley del padre, el cual es aludido conelfin ltimo de la creacin. Para Kant, la esperanza del progreso no podemos ponerla positivamentesino en una sabidura que fluya de arriba abajo (la que, si invisible para nosotros, se llamaProvidencia)22. Ya no rivaliza con el padre y lo espera todo de l, pero no lo ha interiorizado parapasar a actuar como l, ste momento ocurre con Hegel que critica el formalismo de Kant, cuandoDios, elAbsoluto es trado al mundo concreto.

    En la poca de la Vernunft, que es la de Kant, hay una soberana de la Razn, porque el Mundoobedece a leyes que son las que descubre la Vernunft. Ella slo coloca los signos (Zeichen) que son laspalabras por medio de las cuales describe el Mundo (natural)23. De esta manera la poca de Kant posibilita la de Hegel, pues la Razn ha ido desentraando esas leyes y razones ocultas de laNaturaleza escritas por Dios (padre), de manera que luego sea posible identificarse con l. Sinembargo, no queda claro si esto implicara una normal identificacin con el padre, lo que implicacodiciar su falo, o bien, si desde las pocas de Kant y Hegel occidente se entiende como realportadordel falo, lo cual implicara cierto delirio patolgico esto quedara como una temtica pendiente porexplorar, aunque Spinoza, a quien se abordar ms adelante, habra dado algunas pistas para sospecharque se trata de lo segundo.

    Ahora bien, en un segundo nivel de lectura, una vez constituida la autoconciencia, en el mbitosocial la dialctica toma la forma de dialctica de Amo y Esclavo, cuando dos autoconciencias seencuentran al nivel de la historia podramos decir dos espritus, dos Volksgeists. La autoconcienciaes en y para s en cuanto que y porque es en s y para s otra autoconciencia; es decir, slo es en cuantose la reconoce24; puesto que en un encuentro de autoconciencias ambas buscan que se las reconozcaen s y para s, se desembocar inevitablemente en una lucha por el reconocimiento; un ente natural, nohumano, no puede ser instancia reconocedora, por lo que el otro tiene que ser un otro para-s, al finalde la lucha no se suprime del todo al vencido, no se le mata, sino que permanece como siervo oesclavo, porque un muerto ya no es instancia reconocedora del vencedor, quien resultar amo y seor podemos notar que el esquema dialctico se conserva: el papel mediador de un otro, tambin lanegacin del propio en-s al arriesgar la propia vida. Pero al ser esclavo el otro ya no es un igual,por loque el esperado reconocimiento por parte del otro para-s, en calidad de semejante, sigue sin cumplirse.

    Se puede observar que al concluir su ciclo edpico, el yo individual se da cuenta de su

    21 Immanuel Kant, Si el gnero humano se halla en progreso constante hacia mejor, enFilosofa de la Historia, p. 110.El subrayado es nuestro.

    22 Ibid., 116.23 Alexandre Kojve, op. cit., p. 87.24 Georg Hegel,Fenomenologa del espritu, p. 113.

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    insuficiencia, es castrado, y con ello entra a lo social; y al concluir el ciclo Amo-Esclavo el yo socialdescubre su insuficiencia, y con ello, se podra decir, entra a lo histrico. Pero al parecer Hegel noconsidera en ningn momento la posible insuficiencia del yohistrico el Volksgeist, considera queen este punto se realiza y concluye la dialctica junto con la historia. Pero, si hemos visto que elproceso dialctico se ha repetidofractalmente, de un nivel cuantitativamente menor a uno mayor, porqu no esperar que haya otro proceso que demuestre la insuficiencia, que castre al yo histrico?,

    dnde estara ese otro-mediador del proceso? Si Dios es el paradigma por antonomasia del Amo, oste es proyeccin de aquel, pues quien quiere ser Amo busca identificarse con las caractersticas delpadre-Dios el cual imper sobre la vida del hombre hasta el Renacimiento, y si el Espritu de Europaacab identificndose con l, cabe preguntarse cul fue la instancia mediadora que llev al Espritu aidentificarse con Dios en tanto que Amo; siguiendo el esquema dialctico, debi haber un otro-mediador como la madre-Naturaleza lo fue en primera instancia en este proceso, pero Hegel noparece indicar nada al respecto, y al parecer ningn europeo. Son las investigaciones de EdmundoO'Gorman las que pueden brindar algunas pistas al respecto.

    II. Amrica: orbis alterius y ahnelhuayoxochitloflor con rizomas

    El cadver de Juan Shakespeare no se pasea de noche.De hora en hora se pudre y se pudre. l reposa, libre depaternidad, habiendo legado ese patrimonio mstico a suhijo.

    La paternidad puede ser una ficcin legal. Quin es elpadre de hijo alguno que hijo alguno deba amarlo o l ahijo alguno?

    James Joyce, Ulises.

    De acuerdo con O'Gorman, hubo una profunda mudanza que implic la aparicin de Amricacomo instancia de liberacin del hombre respecto a su relacin con el universo25. Con sudescubrimiento, o ms precisamente con su invencin, se lograra el seoro del hombre, la definitivainteriorizacin del padre/Dios; tal seoro sobre la naturaleza y los temores que antes provocaba es dehecho lo que caracteriza al proyecto civilizatorio de la Ilustracin26 cabe la sospecha, preguntarse siesta bsqueda de dominio sobre la naturaleza es una normal adaptacin y estrategia de supervivenciadel hombre o si es quizs una respuesta sublimada colectiva a la prohibicin del incesto, proyectada enla imposibilidad de que la Naturaleza le de todo al hombre.

    Lo crucial en la invencin de Amrica consiste en que puso en crisis la cosmovisin que habatenido Europa durante prcticamente un siglo y medio; al irrumpir como algo totalmente inesperado eimprevisible oblig a reformular la imagen que Europa tena de s misma, a modificar la construccinde supara s. De acuerdo con O'Gorman, incluso si los normandos hubieran llegado antes que Coln aAmrica, su hallazgo no tendra ninguna significacin de relevancia histrica, pues las regionesmeridionales que habran explorado no habran ofrecido ningn nuevo espectculo de la naturaleza;Amrica no se habra mostrado en tanto que radicalmente otro, los normandos la habran visto como

    25 Edmundo O'Gorman,La invencin de Amrica, p. 7426 Cfr. Max Horkheimer y Theodor Adorno,Dialctica de la Ilustracin.

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    un pedazo de tierra ms en el mundo como muchas otras que se pueden conocer y que antessimplemente permanecan desconocidas.

    Esta transformacin de la cosmovisin se dio en torno a la discusin de dos conceptos conrespecto a la naturaleza de las tierras halladas por Coln: o rbis terrarum y orbis alterius. O'Gormanrecuerda que en el contexto medieval mundo designaba slo la parte de tierra destinada a ser habitada

    por el hombre, orbis terrarum era nicamente la isla donde viva el hombre, dada a l por Dios, y sloen ella consista todo su mundo, rodeado por ocanos inmensos y desconocidos. Si existan otrastierras con otros seres, en todo caso no seran los descendientes de Adn, no sera el mundo destinado aser habitado por el hombre, sino una cosa totalmente distinta, tal sera el orbis alterius.

    Despus de los forcejeos intelectuales que siguieron al hallazgo de Coln el mundo quedconcebido como abarcando la totalidad del orbis terrarum o la Isla de la Tierra, independientemente deque no se conociera en toda su magnitud y a pesar de que en parte quedara comprendida dentro de laszonas rticas y trridas27. De esta manera se suprimi el posible carcter de radicalmente otro quepudo haber tenido el llamado Nuevo Mundo, lo que filsofos como Levinas 28 o Derrida29 proponencomo tout autre, lo que no se puede conocer, comprender o reducir a trminos asimilables por unyo, loque no se puede asimilar ni superar en una Aufhebung; en conceptos de Levinas, lo que pudo ser Otrose redujo a trminos de Mismo, se sigui el camino de la Unidad. Tal vez despus de todo, elreconocimiento de los nuevos habitantes como seres humanos, que llev tiempo recordemos laconocida polmica entre Bartolom de Las Casas y Gins de Seplveda, ms que un acto benevolentefue el resultado ideolgico del intento de asimilar todo a un solo mundo, pues al tenerlos como hijosdel mismo Dios, era legtima la evangelizacin, asimilarlos al viejo mundo que siempre haba existido.

    En medio de la incertidumbre, cuando no se saba si Coln haba llegado a Asia o a otras tierras,Pedro Mrtir propuso el trmino novus orbis, algo de lo que no se tena conocimiento y poda serorbisterrarum o no en su momento de irrupcin, ante la incertidumbre, tal concepto fue un indecidible,para decirlo en trminos de Derrida, aunque pronto fue asimilado a lo ya conocido. Antes de todo esto,el mundo como totalidad planetaria no perteneca al hombre, era una excepcin hecha por Dios, unaconcesin. El mundo no era del hombre y para el hombre, sino de Dios y para Dios, de manera que elhombre viva en el mundo como un inquilino o siervo que habitaba una parcela que le haba sidograciosamente concedida, pero de la que no poda servirse como cosa suya, puesto que no la habahecho30. Slo cuando se ha interiorizado la ley de Dios la ciencia que descubre las leyes de laNaturaleza y se identifica con la posesin del falo anteriormente atribuido a Dios el hombre, elhombre europeo, puede tenerse a s mismo como Amo, antes el hombre viva temeroso en una isla, la Isla de la Tierra; O'Gorman recuerda que insularius significa inquilino, un siervo a quien seencomiendan las cosas alquiladas, slo eso era el hombre, no un amo.

    Amrica, de cualquier modo, implicara una crisis espiritual a la cual tendra que responder yacoplarse Europa; si la tierra encontrada era otra y sus habitantes no procedan de Adn, se provocarauna gran angustia, pues todo lo que se cra haber sabido se desvanecera; pero al mismo tiempo,permita pensar una nueva relacin con Dios y un nuevo lugar para el hombre, quien ya no sera unsiervo. La invencin de Amrica fue el primer episodio de la liberacin del hombre de su antiguacrcel csmica y de su multisecular servidumbre e impotencia 31. El proceso de invencin de Amrica

    27 Edmundo O'Gorman,La invencin de Amrica, p. 73.28 Cfr. Emmanuel Levinas, Totalidad e infinito.29 Cfr. Jacques Derrida,Dar la muerte.30 Edmundo O'Gorman,La invencin de Amrica, p. 75.31 Ibid., p. 95.

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    comprende este forcejeo conceptual, pero no slo como un debate epistemolgico, sino que estaba enjuego la auto-comprensin ontolgica de Europa.

    En su tercer viaje a Amrica, Colon encontr una masa continental en la actual Venezuela queno encajaba con las descripciones anteriores, por primera vez consider por un momento que no setrataba de Asia y se consider la posibilidad de que fuera un orbis alterius, pero esta idea era rechazada

    por los padres de la iglesia, pues implicaba serias incongruencias religiosas; en medio de esta tensinla nocin de novus orbis comenz a tener ms xito. La idea de un nuevo mundo encubre la radicalalteridad, pues el carcter de nuevo se basa fundamentalmente en que es nuevo con respecto a algo, apartir de lo cual se define; lo nuevo logra una sntesis difcil de conseguir pero conveniente: ni tanigual al mundo antiguo como para tratar a las nuevas tierras y sus habitantes como semejantes, ni tandiferente como para que fuera intocable, casi sagrado como es lo tout autre, y no le estuviera destinadoal hombre europeo tomar posesin de ella.

    Por cierto, Coln lleg a pensar que se trataba del Paraso bblico perdido por radical que sueneeso, lo integraba a una nocin ya conocida y esperada como posible, con lo que tambin se anula lasorpresa de un mundo radicalmente otro, aunque en su cuarto viaje se las arreglara para volver apensar que era Asia. En suma, el 'nuevo mundo' intuido por Coln no era propiamente eso, sino partedel mismo y nico mundo de siempre32, se mantena en el marco de las mismas concepciones ypremisas; no aceptaba el pluralismo admitido con todas sus consecuencias como haca el paganismo.Sin embargo, es lo suficientemente distinto como para poner en crisis la idea de la Isla de la Tierracomo nico lugar dado por Dios al hombre. Ya en 1504, Amrico Vespucio no concibe las nuevastierras como parte del orbis terrarum, pero tampoco como otro orbe, es decir, otra cosa pero no tanradicalmente como orbis alterius, debi comprender, pues, que se trataba de un concepto inadmisiblepor el pluralismo de mundos que implicaba, pero no pudo o no quiso arriesgarse a proponer el quesera adecuado, dada su nueva visin de las cosas33.

    Con la comprensin de un nuevo mundo descubierto, el mundo en su totalidad ya no era algodado y hecho, sino algo que el hombre conquista y hace y que, por lo tanto, le pertenece a ttulo depropietario y amo34. Es el inicio de la modernidad, con la ciencia y su conocimiento el hombre buscar apropiarse del falo atribuido a Dios sigue la pregunta de si se trata de una normalidentificacin paterna o si se le quit a Dios el falo, castrndolo, a la usanza de los dioses griegos,recordemos a Nietzsche, quien considera que Dios no solo muri, sino que el hombre lo mat. Porcierto, la ciencia no estara del todo exenta del proceso edpico descrito, el proceso de pensar sesexualiza porque es tan crucial para el infante averiguar qu hacen los padres, como tambin averiguarcmo lo hacen35 averiguar qu hacen, cmo interactan Dios y la Naturaleza, descubrir sus secretos,las leyes a que obedece esta ltima.

    Amrica se incorpor de esta manera a la historia universal pero tambin al orden jerrquico delmundo; las civilizaciones nativas no podan aspirar a ser estimadas como expresiones sui gneris deun modo peculiar de realizar la vida humana y quedaban sujetos al juicio que les correspondiera enreferencia a la cultura cristiana36, encargada de otorgarle significacin histrica a las dems. Al serNuevo Mundo, se suprimi su carcter de tout autre; en trminos de la dialctica de Hegel, se hizo deAmrica lo suficientemente similar como para ser una instancia reconocedora del seoro de Europa,

    32 Ibid., p. 113.33 Ibid., p. 133.34 Ibid., p. 140.35 Rodrigo Toscano, La teora y las teorias sexuales infantiles, enEl discurso del psicoanlisis, p. 43.36 Edmundo O'Gorman,La invencin de Amrica, p. 150.

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    pero no tan semejante como para que se considerara Amo. Amrica se convirti en el escenario pararealizar una Nueva Europa.

    Sin embargo, el esclavo no simplemente es suprimido y superado, sino que tiene un relevantelugar posible que ocupar; el esclavo no ha querido solidarizarse con la condicin de Amo, no sesolidariza tampoco con la condicin del esclavo. No hay nada fijo en l. Est dispuesto al cambio; en

    su mismo ser es cambio, trascendencia, transformacin, 'educacin'

    37

    por ello, en un intento deinterpretarlo desde su propia lgica, cuando Hegel trata de fijar la historia, darle trmino, se trataquizs de un discurso de Amo, Amrica tendra este carcter, no fijo. Como el mismo Hegel dijo, esuna tierra de futuro hecha de pura posibilidad, pero por ello mismo guardara una posibilidad decambio que quizs el viejo mundo ya no tenga. Europa haba sido esclavo antes, de Dios, con lainvencin de Amrica se hizo un nuevo Amo, restaura la ley del padre, pero con ello conserva ladialctica de dominio, del Edipo, de Amo y Esclavo, todo ello es parte de la Aufhebung que seconserva.

    El Amo, por no poder reconocer al otro que lo reconoce se encuentra en un callejn sin salida.El esclavo, por el contrario, reconoce desde el principio al Otro (el Amo). Le bastar pues imponerse al, hacerse reconocer por l, para que se establezca el reconocimiento mutuo y recproco, que slopuede realizar y satisfacer al hombre plena y definitivamente38. El esclavo debe dejar de ser esclavosuprimindose como tal, slo l est en condicin de negarse a s, no el amo, porque devendraesclavo, slo este ltimo puede comprender que una realidad fija, dada y estable no agota la existenciahumana. En este estado de fragilidad, de indecisin y ambigedad en cuanto a su identidad, que esfuente de sus traumas histricos y sus patologas, en Amrica Latina (si se considera a la Amricaanglosajona como extensin bien lograda del viejo mundo) podran residir tambin algunas otrasposibilidades.

    En cuanto a los problemas derivados de su crisis de identidad, de su sometimiento a un nuevoAmo, Amrica Latina estara en el estado de lo que Hegel denomina libertad sustancial, anterior a lalibertad subjetiva39 en la primera las leyes del Estado no corresponden a la voluntad propia, seconsidera como una imposicin externa, mientras que en la segunda implica la reflexin y apropiacinde la ley del Estado como algo que no es ajeno a ella, puesto que, si consideramos al Estado, decarcter europeo, como metfora de Dios/padre, Latinoamrica no habra acabado de identificarse conla figura del padre el europeo, mientras que la figura materna es la Amrica prehispnica, en eldiscurso comn se suele aludir a los conquistadores como ellos y a los conquistados como nosotroscon la cual tiene un conflicto, esa crisis identitaria, o identidad traumtica que han descrito,incorporando tambin nociones psicoanalticas, Samuel Ramos40 y Octavio Paz41 podramos decir queAmrica Latina se encuentra en una situacin de Edipo no concluido, un apego materno.

    Esta incorporacin a medias ni radicalmente otro ni semejante e igual al europeo, puso a losnuevos nacidos de Amrica en una situacin escindida. De acuerdo con O'Gorman el hombre colonialafirm su ser en una relacin de especie a gnero con respecto al mundo ibrico; como gnero perteneca al modo conservador ibrico, como especie tena una identidad frente al mundometropolitano; ante el desprecio del peninsular respondi con autoafirmacin autocomplaciente, assuper el criollo en su creencia el pecado de la falta de originalidad con que fue concebido, pero no

    37 Alexandre Kojve, op. cit., p. 30.38 Ibid., p. 29.39 Cfr. Hegel,Lecciones sobre la filosofa de la historia universal.40 Cfr. Samuel Ramos,El perfil del hombre y la cultura en Mxico.41 Cfr. Octavio Paz,El laberinto de la soledad.

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    sin transmitir a la posteridad iberoamericana ese amor propiae excellentiae que, puntualmente, es ladefinicin que da Santo Toms, de la soberbia42. Se atribuy superioridad moral y material conconsecuencias como un nacionalismo patolgico; pero, visto desde el psicoanlisis, en la reiteracinpatolgica lo que se reitera es una falta, un objeto perdido lo que el dicho popular conoce como dimede qu presumes.

    Ahora bien, si Amrica deba ser simplemente la Nueva Europa, esto poda hacerse de dosmaneras, como seala O'Gorman, o bien segn el modelo anglosajn o bien el ibrico. El problema desu identidad escindida se manifest en Mxico en la dicotoma/liberales conservadores, queexpresaban el deseo de tener la prosperidad de Estados Unidos pero conservando la tradicinhispnica, religiosa, sus costumbres; desde la independencia, nuestra historia se ha debatido en undilema que recuerda el de Hamlet: querer ser de un modo y no querer serlo cabalmente 43. Hamlet otra cara de Edipo, personaje del cual Lacan44 interpreta que ha asumido tener el falo, lo cual lo llevaa un alejamiento fantasioso de la realidad y a un narcisismo, no se parece esto a las consecuenciaspatolgicas que O'Gorman identifica en la identidad autocomplaciente del mexicano?

    Pero como se dijo, la irrupcin de ese otro llamado Amrica tambin implicara unatransformacin del Mundo, del Welt como escenario concreto del Espritu, una transformacin queHegel no habra tomado en cuenta. En el mundo cristiano el Dios de los cristianos es concebido segnel modelo del Emperador: el Herr der Weltes la nica persona verdaderamente real, pero no existesino en tanto que reconocido por sus sbditos45; Dios es Amo del mundo, posicin que luego ocuparel hombre, quien al inicio slo poda ocupar el orbis terrarum, cuando mundo no equivale a latotalidad del planeta, anterior al desplazamiento en la cosmovisin provocada por la aparicin delorbis alterius que es Amrica. Ahora bien, el Espritu se relaciona, es concreto en el Welt, pero elMundo en el que ahora tendra que desarrollarse cambia radicalmente con la invencin de Amrica.Esto es lo que no considera Hegel, tanto que no sabe dnde colocar a Amrica en su Filosofa de lahistoria. Por otra parte, la realizacin del Espritu consiste en concretar en su Mundo un autnticoreconocimiento mutuo superacin del Amo-Esclavo, pero su Mundo ha cambiado, ahora es todo elmundolo cual se concreta con la invencin de Amrica. De manera que el Espritu de Hegel slo seconcretara en un mundo habitado en su totalidad por seres libres. Dicho de otra manera, la nocin deWeltde Hegel an sera resultado de las comprensin que se tena antes de la irrupcin de Amrica,antes de que Mundo significara todo el mundo, aunque haya nacido tres siglos despus del hallazgo deColn una transformacin semejante no se asume de un momento a otro, y hasta la poca de Hegel nohabra sido totalmente asimilada.

    Al haber puesto en crisis la cosmovisin delEspritu europeo que imperaba hasta ese momento,la irrupcin e invencin de Amrica habra alterado el Welten el que se desenvuelve elEspritu, habrasido el otro-mediador en la dialctica que sac a este ltimo de su anterior inmediatez. Asimismo, si seacepta que ahora el reconocimiento mutuo ha de realizarse en todo el mundo, se revela la insuficienciade unyo histrico, un Volksgeist, para pasar ahora a lo que podra entenderse como un yo planetario,un Weltgeistcuyo componente Weltse refiere a la totalidad del planeta as como el nio sali de suegocentrismo inicial para entrar en sociedad, luego la sociedad en la historia en esa lgica fractal delproceso dialctico. El actual proceso accidentado e inacabado de globalizacin sera relato de estanueva construccin. Pero entonces, al construirse un nuevo yo, esta vez planetario adems de lasviolentas integraciones y supresiones de las heterogeneidades locales, tnicas y culturales en favor de

    42 Edmundo O'Gorman, Mxico. El trauma de su historia, p. 13.43 Ibid., p. 107.44 Cfr. Jacques Lacan,El seminario de Jacques Lacan, Libro 6.45 Alexandre Kojve, op. cit., p. 116.

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    una cultura global, surgira un nuevo otro, al cual habra que enfrentarse?, repetir la dialcticaAmo-Esclavo con toda la violencia que ello implica?, repetir el Edipo una y otra vez? Estamoscondenados a la repeticin de esta dialctica o se puede detenercomo quiso Hegel? Tal parece quedetenerla tanto como continuarla son ejercicios violentos, porque una reafirma el estado actual de lascosas con todas sus injusticias y la otra parece exigir la continuacin indefinida de una lucha a muerte.O bien, Se podra continuarsin ella?, son necesarios los momentos de guerra y dominacin del otro?

    Como vemos, Amrica est en una posicin interesante, con una posibilidad subversiva antealgunas estructuras del viejo mundo. Ante el conflicto de su identidad, el criollo pudo haber ahondadoe introducir grietas en la genealoga establecida, pero simplemente reclam su reconocimiento comofrondosa rama del venerable tronco del modo de ser hispnico46. En trminos de Deleuze ello pudoser una lnea de fuga con respecto a la genealoga de la autoridad construida hasta ese momento, pero pronto fue asimilada a las estructuras arborescentes47 la expresin del tronco que empleaO'Gorman es significativa. Sin embargo, lo reprimido, como en psicoanlisis, suele regresar dedistintas maneras, las implicaciones patolgicas de este conflicto de identidad seran la corrupcin,soberbia, etc., pero tambin pueden regresar como potenciales oportunidades, nuevas lneas de fugaque podran mostrar maneras posibles desalir, o al menos cuestionar, aquella dialctica edpica en quetiene que resultar un nuevoyo autoafirmativo. Las estructuras arborescentes, de acuerdo con Deleuze,son conservadoras de lo establecido, de las estructuras jerrquicas de dominio, que son a final decuentas como las relaciones genealgicas de parentesco como las de Edipo, pero desarticular estasestructuras genealgicas, arborescentes, hacia algo ms rizomtico, implicara el cuestionamientomismo de la estructura edpica, de toda la dialctica hegeliana?

    Dicho lo anterior, es necesaria una revisin de las posibilidades y patologas como en un artistabrillante cuyas genialidades se forjan con el mismo martillo y metal que sus vicios y traumasderivadas de esa crisis de identidad en Amrica, en particular la de Latinoamrica, la cual podra teneren estado larvario algunas lneas de fuga. Por qu la afirmacin patolgica de este esencialismo quedenuncia O'Gorman? Un acto fallido. Slo se re-afirma obsesiva y patolgicamente el objeto perdido:la identidad, el origen, el ark, el archivo, el padre ausente. Al no tener identidad original se construyeartificialmente una, la cual se defiende como lo ms sagrado; ese siempre listo apresto a la defensa deunos proclamados 'eternos e inmutables valores de nuestra cultura', que de ser eso no se ve por qunecesitan defenderse'48, si son eternos y esenciales, por qu se les necesita reafirmarconstantemente?, porque es un objeto perdido de deseo para el mexicano y Latinoamrica en general.

    Recordemos que la conciencia desgraciada tiene al Estado como fuerza extraa, exterior y ajena,no habra interiorizado la ley del padre; si es verdad que en Latinoamrica no hubo Reforma niIlustracin tal vez se deba a que se qued en este momento religioso, rechazo del Estado como unaforma impuesta, rechazo de la ley del padre, a quien no deja de interpretarse como el invasor, ajeno yextrao en cambio, la religin europea s habra sido apropiada por haberse vinculado con el ladomaternal-prehispnico, una mediacin que logr la figura de la Virgen de Guadalupe. Ese ha sido unode los grandes problemas de Latinoamrica, pero ahora consideraremos que tambin es unaoportunidad ese gesto barroco, no como una posibilidad ajena como su conflicto de identidadsealado por O'Gorman, al desear ser como Estados Unidos conservando su ser hispnico, sino comoalgo que se juega en su propia conformacin como entidad histrica, pero no como algo esencial einamovible, pues de lo contrario no se podra reescribir o reelaborarsu trauma histrico. En trminosde Heidegger origen es destino, y en trminos de Freud infancia es destino, pero entendido en tanto

    46 Edmundo O'Gorman,La invencin de Amrica, p. 155.47 Cfr. Gilles Deleuze y Flix Guattari, Rizoma en Mil mesetas.48 Edmundo O'Gorman, Mxico. El trauma de su historia, p. 117.

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    que horizonte de posibilidades. De acuerdo con Hyppolite, la libertad hegeliana trasciende alindividuo y su vida privada; es una reconciliacin del hombre con su destino y ese destino encuentra suexpresin en la historia49, Amrica Latina no se habra reconciliado con las circunstancias de sunacimiento la conquista, con lo cual no habra asumido las posibilidades abiertas por ese origen y suhistoria.

    Al negarse a interiorizar el Estado europeo, figura paterna al cual se suscribe Latinoamrica enel discurso pero continuamente desmiente en sus actos de corrupcin, ilegalidad, violacin dederechos, como una compulsin de repeticin en psicoanlisis, se cae en una profunda contradiccin,a veces con consecuencias trgicas: creer en el derecho sin realizarlo es la ms poderosa de lascontradicciones50, es como creer en los ideales de la modernidad, la Ilustracin y la Reforma, pero sinrealizarlos, nos esto mismo lo que haba observado O'Gorman?, una contradiccin y desgarreontolgico que habran costado muchas vidas a lo largo de los siglos XIX y XX.

    Para Hegel la libertad viviente es reconciliacin del hombre con su historia, con la cual no acabade reconciliarse el latinoamericano, es posible que la historia se presente ante l como extraa, encuyo caso hablaremos de positividad, de un vnculo exterior entre el hombre y lo absoluto. Tal es eldestino de los pueblos desgraciados de la historia 51. En la conciencia desgraciada se trata de unareligin individual, no de pueblos, constituye una huida frente a las formas del mundo; de acuerdoHyppolite separarse de su destino es su destino, el ms trgico no es esto similar al Espritu deAmrica Latina, que niega y afirma trgicamente su destino?

    Esas son algunas de las derivaciones patolgicas del nacimiento traumtico de Amrica (Latina),pero, hay posibilidades an no consideradas en ello? Como seala Heidegger en alusin a Hlderlin,ah donde est el peligro crece tambin lo que salva. O'Gorman seala que en el contexto de una crisisde occidente como la que vivimos, y con la mira puesta en un universalismo, se trata de una crisispreada de la posibilidad de una mutacin en trance de actualizarse y cuya condicin ser superar elegocentrismo nacionalista, iberoamericano o de cualquier otra especie o procedencia52, posibilidadque es slo eso, no es la nica posibilidad ni se cumplir por inercia, tambin est la posibilidad deldespotismo o la hecatombe. Latinoamrica, un pueblo de identidad frgil y que por ello ha incurridoen la reafirmacin enfermiza de sus virtudes ensalzadas y nacionalismos por momentos xenofbicospodra dar cuenta, contribuir a que cada nacionalismo egocentrista del mundo acepte la contingencia desu origen, de cualquier origen, pensando en la posibilidad de unasociedad mundial.

    Sin embargo, Hegel no era ingenuo, si, al parecer, abandon la esperanza de una integracinpacfica entre pueblos heterogneos es porque comprendi la inmensa dificultad que ello implicaba. Enun gobierno abstracto, alejado de la concrecin del pueblo, el Estado se convierte en lejano y hostil,con lo que se da un repliegue en la individualidad como sucedi en el Imperio Romano, por lo quela sola proposicin de un gobierno mundial,o una estructura semejante tiene pocas posibilidades de noser ms que un formalismo abstracto en esto recae segn Hegel la Aufklrung, incluido Kant alpostular su sociedad cosmopolita con pocos efectos prcticos. Ni el imperio, ni la federacin deEstados, pueden constituir la solucin del problema planteado por la pluralidad de espritus de lospueblos particulares53. Pero no sera slo una forma abstracta que perdera eficacia, sino queeventualmente incurre en el terror, segn Hegel, el antagonismo de la sociedad civil no se puede

    49 Jean Hyppolite, op. cit., p. 124.50 Ibid., p. 62.51 Ibid., p. 47.52 Edmundo O'Gorman, Mxico. El trauma de su historia, p. 118.53 Jean Hyppolite, op. cit., p. 98.

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    suprimir sin caer en el terrorismo totalitario54. Si an se busca una sociedad cosmopolita, no podrabasarse en una forma unificante ilustrada, es decir, en una figura paterna, ah la posible contribucinde Amrica Latina como posible desconstructora del edificio edpico.

    Si la estructura de amo, de Dios-padre, que es la estructura de Edipo, es una estructuranecesariamente de dominio, quizs un hurfano como Amrica Latina, estara en condiciones de una

    desconstruccin del padre, el amo; su inasimilacin de la ley del padre vertida como acto fallido en lacorrupcin o incumplimiento de la ley en tanto que Estado de derecho dara cuenta de estaposibilidad. Su aportacin al mundo podra ser una contribucin a restaurarlos mundos, la alteridad,que tout autre est tout autre55, en suma, que todo mundo es orbis alterius, como en un momento ellamisma tuvo la posibilidad de ser. La importancia de restaurar la nocin de orbis alterrius se inscribe enuna civilizacin mundial, quizs no en el sentido que promova Kant y que criticaba Hegel, como unaunidad abstracta que busca superar las diferencias, sino en el sentido que proponen algunos comoLvi-Strauss, como un concepto lmite, una coexistencia de culturas en la que cada una de ellas ofreceel mximo de diversidad, una coalicin de culturas en la que cada una guarda sus rasgos particulares 56;en otras palabras, ni la integracin absoluta, ni el aislamiento autista, un escenario tal no permite serpensado por una estructura poltica y de pensamiento arborescente, edpica, en la que un otro siempretiene que ser superado, integrado y asimilado en la Aufhebungpara formar una nueva identidad quedice yo.

    Ahora bien, es preciso caracterizar este hipottico cuestionamiento del Edipo, en qu consistiray qu implicaciones tendra; quizs nadie trabaj ms esta posibilidad que Deleuze y Guattari, paraquienes el Edipo es uno de los principales pilares del capitalismo, del orden establecido. La metforafamiliar del Edipo encubre que el deseo es configurado en primer lugar por variables sociales,materialmente establecidas, antes que por la circunstancia familiar, las relaciones locales con el padrey la madre; decir que el padre es primero con respecto al hijo es decir, en verdad, que la catexis deldeseo es en primer lugar la de un campo social en el que el padre y el hijo estn sumergidos,simultneamente sumergidos57. Las catexis la energa psquica que se une a tal o cualrepresentacin sociales anteceden a la catexis familiar, de manera que la familia no es determinantesino determinada. Por otro lado, el Edipo presupone la existencia del padre, pero l tambin fue hijoantes, y su padre hijo de alguien, qu fue primero, el padre o el hijo?, alguien tuvo que haberedipizado a alguien en algn momento, pero esa intervencin habra sido dada por catexis sociales. ElEdipo y la dialctica de Hegel presuponen a un padre-dios que ya estaba ah.

    Habra dos tipos de catexis social es decir, el deseo que se une o es asociado a representacionesconstituidas socialmente antes que a las representaciones familiares de padre y madre, o bien, stasltimas son en realidad construcciones sociales, las cuales constituyen dos posibles polos del delirio,que componen tambin dos formas de delirar la historia: el paranoico fascista y el esquizorevolucionario. El Edipo ya es una catexis paranoica, la cual se caracteriza porque carga la formacinde soberana central, la sobrecarga al convertirla en causa final eterna de todas las otras formas socialesde la historia58, por ello, si se tiene a la dialctica de Hegel o cualquier otra Filosofa de la historiacomo finalistas, stas incurriran en un delirio paranoico. Por otro lado, el delirio esquizorevolucionario se experimentara del modo no soy de los nuestros, desde la eternidad soy de la raza

    54 Slavoj Zizek,El sublime objeto de la ideologa, p. 28.55 Cfr. Jacques Derrida, op. cit., para la nocin de tout autre est tout autre.56 Cfr. Claude Lvi-Strauss,Raza y Cultura.57 Gilles Deleuze y Flix Guattari,El Anti-Edipo, p. 284.58 Ibid., p. 286.

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    inferior, soy una bestia, un negro59; se podra pensar que este es el reverso de los deliriosmegalmanos y autocomplacientes que O'Gorman identifica en el seno de esa crisis de identidad quecaracteriza al plano mexicano/latinoamericano, rasgos de este delirio que quizs componenposibilidades como el ethos barroco60 o el realismo mgico, propios del horizonte latinoamericano.

    Histricamente, en las formas polticas ha predominado el delirio paranoico, para el cual suelen

    ser transgresoras las excepciones esquizofrnicas, las que, sin embargo, no basta que aparezcan paratrastocar lo establecido. La lnea de fuga esquizofrnica puede desembocar en desterritorializacin obien tropieza, rebota, recae sobre las territorialidades habilitadas ms miserables del mundo modernoen tanto que simulacros de los planes precedentes61. Esto es quizs lo que habra pasado en variasocasiones a lo largo de la historia de Mxico y Latinoamrica, como propone O'Gorman, momentos decrisis en los que pudo haberse internado en la constitutiva falta de identidad,poner el dedo en la llagatraumtica, pero en lugar de ello se reafirm la pertenencia al tronco tradicional, a veces recayendo en prcticas paranoico totalitarias, como dictaduras militares o de partido. De manera similar aAhnelhuayoxochitlflor sin raz, la historia contada por Patrick Johansson62, Latinoamrica podra seruna flor con las races perdidas, arrancadas, pero en lugar de buscarlas obsesivamente o de crearartificialmente unas para reafirmarlas de manera soberbia, podra ahondar en esa ausencia de racespara crear eventualmente rizomas, una formacin que no privilegia ningn centro ni jerarqua vertical,arborescente.

    Si la piedra de toque para el psicoanlisis es el Edipo, como el mismo Freud propuso 63, es decir,no hay psicoanlisis donde se renuncia a la explicacin edpica, el esquizoanlisis es propuesto porDeleuze y Guattari como una forma antiedpica de concebir el deseo; esta perspectiva bosqueja uninconsciente hurfano y productor en su condicin de orfandad Amrica Latina estara en unacondicin singular para cuestionar el Edipo, parte de considerar al deseo como el flujo de unamquina, somos mquinas deseantes. Al inicio de la vida de la mquina deseante-beb su deseo fluyey es asociado o unido catexis a esas figuras-mquinas de las que depende su sobrevivencia, lospadres, a partir de donde se conformara la situacin edpica; pero desde el esquizoanlisis dichacatexis estara preformada por las condiciones sociales, polticas y materiales que condicionan laaparicin en circunstancias determinadas de esas mquinas deseantes-padres como se dijo al inicio deeste escrito, quizs la poligamia de un entorno primitivo sera la condicin de imposibilidad para unmonotesmo-monogamia-capitalismo.

    As, los padres y con ellos sus proyecciones dios-padre, madre-naturaleza no seran ms que laocasin fsica, un nodo donde convergen diversos flujos de la catexis social, condicionada porvariables econmicas, polticas, materiales. Para trastocar el delirio fascista paranoico del Edipo, consus consecuencias prcticas y polticas, habra que comenzar pordesmitificarla figura de los padres ylas subsecuentes metaforizaciones de stas, poner entre parntesis las investiduras como objeto dedeseo que se han puesto sobre ellos, las catexis que les dan su poder en el proceso edpico. De estamanera, podra decirse incluso que el padre y la madre no existen, son una fantasa, pues qu hace aalguien ser un padre o una madre? Si se responde con el nexo biolgico ste no consiste ms que enuna endeble, casi evanescente serie de indicaciones genticas compartidas por lo dems, a grandesrasgos, se comparte informacin gentica con todos los hombres e inclusive con muchos entes que nisiquiera son humanos, una axiomtica de informacin que no tiene existencia material, as, los padres

    59 Ibid., p. 287.60 Cfr. Bolvar Echeverra,La modernidad de lo barroco.61 Gilles Deleuze y Flix Guattari,El Anti-Edipo, p. 291.62 Cfr. Patrick Johansson, Ahnelhuayoxochitl. Flor sin raz.63 Cfr. Nstor Braunstein, Edipo viens, enEl discurso del psicoanlisis.

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    son aquellos con los que se comparte mayor informacin gentica, y por tanto, aquellos a quien ms sedebe querer, y stos a sus hijos, no sera esta una construccin inclusive etnocntrica, eglatra yviolenta con aquellos con quienes gradualmente se comparte menos informacin gentica?, ello estaraen el fondo de los conflictos e intolerancias tnicas y raciales; por otro lado, si se responde con elvnculo social, elprocurarhonesto y comprometido de los padres por su hijo, se podr ver que ste esun vnculo an ms contingente, determinado por un sistema de valores construido histricamente y

    para nada necesario, millones de nios hurfanos y desprotegidos, o los nios dbiles nacidos en laantigua Esparta dan cuenta de ello.Los padres seran entonces una construccin imaginaria del deseo.

    En cuanto a sus metaforizaciones, ya se ha dicho algo sobre dios-padre en las lneas anteriores;sin embargo, la madre-naturaleza no suele ser tan fcilmente desmitificada hablara esto de un apegomaterno en nuestra cultura, donde la madre es una construccin quasi sagrada?, ms en pases comoMxico, se habla frecuentemente de lasabidura de la naturaleza, o de la necesidad de volver a ella.Una contribucin a la desmitificacin de la naturaleza podra ir en el sentido de la idea de mutacin;los organismos en los distintos ecosistemas parecen estar interconectados de una manera tan compleja,intrincada y maravillosa que obliga a pensar en la sabidura casi mstica de la naturaleza, la misma quele dio a los peces aletas en lugar de patas, pelaje a los animales de clima fro, lenguaje a un hombreindefenso, y as hasta terminar la lista de los seres vivos, es como si la naturaleza supiera lo que cadauno necesitara. Pero una evolucin pensada desde la mutacin le quita este halo de fantasa a lanaturaleza; el entorno cambia en su constitucin inconmensurablemente compleja, como el climaparece imposible de predecir, a la manera de una ruleta o cualquier juego de azar, en lugar de pensarque la naturaleza sabe qu nmero caer y entonces pone su apuesta ah y le da mgicamente a unorganismo los medios para que sobreviva ante tal especfico cambio del entorno, una adaptacinidealizada habra que pensar que la naturaleza tiene los suficientes recursos como para apostar en casitodas las casillas no diramos todas porque por ejemplo, si la Tierra es el nico planeta habitado yfuera destruido por un gran desastre csmico, o provocado desde su interior, la naturaleza no tendrapara apostarle a esa casilla en especfico, los nmeros ganadores sern los sobrevivientes, baluartesde la llamada adaptacin, los dems sern las mutaciones, con eventuales intercambios entre s, cuyopaso por el planeta queda borrado la mayora de las veces, pero una de esas mutaciones eventualmenteganar, asegurando la continuacin de una especie o de la vida. Todas las formas de vida que vemos noseran ms que la normalizacin de algo que en cierto momento constituy una aberracin mutante, enello se basara la sabidura de la naturaleza. Por cierto, algo similar parece decir Lvi-Strauss para elcaso de la diversidad entre culturas64, a la cual entiende como una coalicin de jugadores que apuestana las mismas series en trminos absolutos, pero en diferentes ruletas e intercambiando los resultados delas combinaciones de cada uno.

    Las mutaciones seran una expresin de desterritorializacin, una de las cuales habra sido el propio Edipo-capitalista que viene a negar, superar e incorporar Aughebung el viejo ordenabsolutista que tena a Dios como centro y al Rey como su representante el Edipo que mata a Layo,Cronos que castra y derroca a Urano. Lo que estaba en calidad de elemento objetivo y pblico laTierra, el Dspota ahora es recogido, pero como la expresin de una re-terriotrializacin subjetiva yprivada: Edipo es el dspota cado, desterrado, desterritorialziado, pero se re-territorializa en elcomplejo de Edipo concebido como el pap-mam-yo de cualquier hombre de hoy65. Por ello en laactualidad una desterritorializacin podra comenzar con la desmitificacin de los padres, y de ambospor igual as como del yo, pues ste puede erigirse en nuevo pequeo amo, rey o padre, pues slocuestionar la figura paterna idealizando la materna es ya bastante edpico; esto es quizs lo que se hacecuando, suele suceder en Mxico, se habla con desprecio de ellos los conquistadores y se piensa en un

    64 Cfr. Claude Lvi-Srauss, op. cit.65 Gilles Deleuze y Flix Guattari,El Anti-Edipo, p. 314.

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    idlico nosotros, ms vinculado a la madre prehispnica ultrajada. Si Mxico y Amrica Latinacuestionan el Edipo tendr que ser desmitificando tambin sus apegos maternales a un idealizado, peroya inaccesible mundo prehispnico.

    Desde el interior del mismo psicoanlisis se han dado intentos por reconsiderar crticamente elEdipo, as por ejemplo, Nestor Braunstein llama la atencin sobre la presentacin idealizada que hace

    Freud de Yocasta, nos presenta una versin idlica de una madre sin ambivalencia, que adora a su niocomo la madona al mesas, y de un hijo Edipo Sigismund que mata a su padre pero no a su madre66.Desde esta posicin psicoanaltica el Edipo no es un punto de llegada, algo al final, sino ms bien uncontenido manifiesto que debe ser despejado; es preciso pensar que la madre no es una persona, esuna posicin del deseo ante el significante flico de la que derivan todas las caractersticas atribuidas aesa persona y todos los episodios que se pueden relatar de ella. Lo mismo para el padre67.

    El mismo Lacan habra iniciado esta lectura crtica, pues muestra que Edipo es imaginario, nadams que una imagen, un mito; y que esta o estas imgenes son producidas por una estructuraedipizante68, adems de que el padre tambin est castrado, aunque eso no lo sabe el nio, paraDeleuze la tarea de Lacan ha sido llevar el Edipo a su autocrtica. Y si Lacan es inconcebible sinHegel, es porque ste tambin habra apelado a estructuras edpicas, las mismas astucias de la razncon que se mueve la historia en su dialctica formaran parte de ello, en ese proceso que hace que deun rey nazca un rey y que de un padre nazca un padre, rostro definitivo de la astucia de la razn 69, lacual asegurara cierta continuidad a travs de la diversidad, con todas las implicaciones polticas queello tiene.

    Ahora bien, asumiendo que sea posible un estado de cosas anti-edpico, habiendo llegado a lestaramos ante un nueva formacin que dice yo tal vez un yo planetario, una vez suprimidos losegocentrismos locales apegados a una patria?, es decir, un nuevo Resultt de la dialctica, estoimplicara que las lneas de fuga abiertas habran formado una nueva territorializacin que, a su vez,operara de forma jerrquica, rechazando lo que le sea heterogneo, en lugar de imperios locales unimperio mundial, lo cual no parece cambiar nada de la vieja estructura. O, por el contrario, un mundoanti-edpico conseguira por primera vez un mundo que no slo dice yo en detrimento de lo otro?, ental caso las etapas anteriores habran puesto la base histrica para que llegara el momento en que ya nofuera necesario decir slo yo, pero en tal caso estaramos asumiendo de nuevo una teleologa en lahistoria, es decir, asumir de manera tcita o explcita que la naturaleza o la historia tienen intenciones yplanes ocultos que necesariamente se cumplen, en otras palabras, sera una nueva lectura edipizante.

    Si se asume que un hipottico orden anti-edpico es la mariposa en la cual finalmente la libertad eigualdad vuelan libres, y para la cual las tapas anteriores no fueron ms que orugas y capullos en elproceso dialctico, se asume que tal mariposa es un fin, una auto afirmacin de la yo-mariposa. Denuevo, las mismas complicaciones, quizs el problema de fondo sera la lectura teleolgica de lahistoria bajo cualquiera de sus mscaras el estado positivo en Comte, la dictadura del proletariado enMarx o el reinado definitivo de la ciudad de Dios en Agustn. Ya sealaba Spinoza que suelen loshombres formar ideas universales tanto de las cosas naturales como de las artificiales, cuyas ideastoman como modelos, creyendo adems que la naturaleza (que, segn piensan, no hace nada sino convistas a un fin) contempla esas ideas y se las propone como modelos ideales 70, atribuir intenciones a la

    66 Nstor Braunstein, op. cit., p. 91.67 Ibid., p. 92.68 Gilles Deleuze y Fliz Guattari,El Anti-Edipo, p. 320.69 Nstor Braunstein, op. cit., p. 94.70 Baruch Spinoza,tica demostrada segn el orden geomtrico, p. 284.

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    naturaleza o a la historia, y pensar que tienen un fin, que adems es siempre beneficioso para elhombre, en cuyo bien siempre est pensando la naturaleza, no sera ms que una proyeccinegocntrica vinculada con elfalo en el complejo de Edipo.

    La mariposa es un fin si se observa desde la mariposa, pero por qu no pensar que la mariposa yla oruga son el medio que tienen los capullos para hacer otros capullos? Tal vez Hegel se sinti sentado

    sobre la mariposa gigante de la historia y por ello decret que sta haba llegado a su fin, de manerasimilar a como Marx sinti que estaba retratando el capullo del comunismo. Pero las posiciones deoruga-capullo-mariposa son relativas, estn en el juego de una paralaje que depende de una Filosofade la historia determinada, o ms precisamente, en trminos de Deleuze, de la manera de delirar lahistoria. De acuerdo con Kant hay en general tres maneras de posicionarse en cuanto a la Filosofa dela historia: terrorismo entender la historia del hombre como una continua decadencia a partir de unestado idlico original, eudemonismo un progreso continuo hacia mejor, independientemente de lalongitud del proceso y abderitismo, en el que no siendo posible un incesante subir, por un lado, y unbajar tan frecuente y hondo, por otro (como un eterno oscilar), no significa otra cosa sino que el sujetopermanece en el mismo punto de reposo71; sin embargo, un punto en estricto sentido, siempre idnticoa s mismo, es imposible porque las circunstancias habrn cambiado, es ms bien un espiral, queparece avanzar pero slo est girando, en cambio, el punto niega el movimiento. Cada poca juzgadesde sus criterios a las anteriores y se considera como mejor, lo que crea la ilusin de progreso podramos hablar de un cronocentrismo para agregarlo al etnocentrismo, geocentrismo, entre otros, einclusive, en los pocos casos en que se considere como una poca peor, tambin lo habr dicho segnsus criterios, por lo que terrorismo y eudemonismo son deudores del mismo croncoentrismo. Esposible que todos los hombres de las distintas pocas se hayan adaptado a sus respectivos momentoshistricos, sido felices o desgraciados en una medida relativamente equivalente, lo nico que al parecerhabra cambiado objetivamente es la esperanza de vida y la poblacin, pero esos, de nuevo, soncriterios recientes, o en todo caso criterios de la vida misma, lo cual escapa a la historia.

    En todo caso, Kant no encuentra evidencia en la experiencia a favor de ninguna de estas tresinterpretaciones, pero se pronuncia a favor del eudemonismo desde la metafsica, por razones morales,en tanto que conjunto de ideales reguladores72, como seran Dios, unidad o progreso, los cuales sonincognoscibles en s pero han de ser presupuestos en la vida prctica por razones morales. Siguiendo lapropuesta de Kant, que estas ideas de la razn delimitan la experiencia y el entendimiento, quizs en laactualidad lo que est cambiando es la comprensin tal vez en tanto que muerte de Dios, el progresoy la unidad en tanto que ilusin, con lo que estara en juego otra tica, otra metafsica, pero tambinotra ciencia y otra poltica. En el caso que nos ocupa, estara en juego otra Filosofa de la historia, decarcter abderitista, en la que el hombre es el refugiado en un mundo sin dueo y toda idea de progreso es una ilusin visual provocada por leer, desde un cronocentrismo, el pasado o lasposibilidades futuras con criterios del presente.

    Por otro lado, el eudemonismo y las ideas de progreso suelen ser justificacin ideolgica paraactos de violencia y barbarie en el presente de toda ndole; que si la guerra, que si los guetos, todo espor el futuro y en pos del porvenir. Desde una perspectiva abderitista que saluda a Ssifo desde ladistancia habra que actuar bien hoy, sin esperar recompensas futuras sabiendo que la piedra siemprevolver a caer, y si construye un edifico anti-edpico para habitarlo sabe que en algn momentotendr que desmontarlo en una lgica ms nmada como dira Deleuze, y si no lo hace alguien ms lohar, pero quizs con el costo de la sangre. El mismo Kant bosquejaba ya en su Filosofa de la historiala necesidad de que el Estado se reforme a s mismo de tiempo en tiempo, de manera similar, quizs la

    71 Immanuel Kant, Si el gnero humano se halla en progreso constante hacia mejor, enFilosofa de la Historia, p. 98.72 Cfr. Immanuel Kant, El ideal de la razn pura, en Crtica de la razn pura.

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    mejor manera de serhegeliano sea llevando la dialctica a sus ltimas consecuencias, a veces contra elmismo Hegel o ms precisamente contra las interpretaciones simples que se hacen de l y cualquierintento de ponerle un alto a la historia, lo que constituira un flagrante derroche de pulsin de muerte,pues lejos de ser una historia de su superacin progresiva, la dialctica es para Hegel una anotacinsistemtica del fracaso de todos los intentos de este tipo73. La mariposa es virtualmente un capullopara otros capullos; si un hipottico mundo anti-edpico, o el que sea, vuelve a afirmarse en su yo y

    se tiene como fin y pinculo definitivo de la historia, si vuelve a construir centros territorializando suslneas de fuga, volver a edipizar a sus virtuales hijos, y ya se sabe la suerte que tuvo Layo.

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    73 Slavoj Zizek, op. cit., p. 29.