la historia de pastoral nuestro...
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“que prediques la Palabra...” 2 Timoteo 4:2
ÓRGANO FORMATIVO E INFORMATIVO DEL SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA MEXICANO
MARZO / 2012
La Consejeríaen la labor
Pastoral
La Historia de nuestro Seminario
Hispanosalcanzando
al Mundo
“que prediques la Palabra...” 2 Timoteo 4:2
DIRECTORIO
Director: Misael Pascual López
Editora: Dinorah B. Méndez Ortiz
Diseño Editorial: Adán R. Fuentes Barrera
Distribución y Publicidad:Edgar A. López De la Paz
Lizbeth J. Azcorra Robledo
DIRECTORIO DEL S.T.B.M.
Presidente de la C.N.B.M.: José Trinidad Bonilla Morales
Vicepresidente de Educación Teológica: Elías Salvador Ramírez López
Presidente de CoEducate: Susana Irene Blake de Ramírez
Director: Daniel Jiménez TorijaDecano Académico: Misael Pascual López
Administrador: Fernando Hernández Zepeda
“ Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor,
y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,
es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios,
y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre
por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”.
(2 Corintios 4:5-11)
ÓRGANO FORMATIVO E INFORMATIVO DEL SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA MEXICANO
MARZO / 2012
EDITORIAL Por Misael Pascual
Misael Pascual López
Los Seminarios y la educación
El Seminario es un lugar especializado (aunque no exclusivo) para el aprendizaje de disciplinas académicas y prácticas que luego
se emplean para el ejercicio del ministerio en cualquiera de sus formas.
Teológicateológica
En mi experiencia personal, las palabras que siguen del
Dr. Alejandro Treviño en su libro El Predicador, hace algunos años
atrás fueron determinantes para mi decisión de estudiar en el
Seminario Teológico Bautista Mexicano: “Ahora bien, para esta
preparación intelectual, siempre es mejor que el joven antes de
intentar predicar, haga un curso completo de estudios en un
seminario que esté bajo la dirección de profesores competentes.
No hay razón en estos tiempos para atreverse a predicar antes de
haber obtenido una buena preparación. El que lo hace, nunca
será gran cosa como predicador y siempre lamentará no haberse
preparado debidamente para tan difícil misión.”1
Ahora, después de casi una década de haber egresado, continúo
valorándo las palabras del Dr. Treviño porque estoy convencido
de que son una expresión que sintetiza la insoslayable
responsabilidad de capacitarse que todo siervo de Dios debe
tener.
El Seminario es un lugar especializado (aunque no exclusivo) para
el aprendizaje de disciplinas académicas y prácticas que luego se
emplean para el ejercicio del ministerio en cualquiera de sus
formas. El pueblo evangélico en general reconoce que las
instituciones de educación teológica existen para formar a los
ministros con los conocimientos, habilidades y actitudes
necesarios para capacitar a las iglesias a fin de que éstas cumplan
de manera eficaz la misión de extender el reino de Dios en sus
respectivos contextos.
Estos espacios educativos constituyen también un lugar idóneo
donde se genera la reflexión, producto de la interacción de
docentes y estudiantes de donde a su vez resultan proyectos
prácticos en bien de la obra.
Así mismo, la educación teológica tiene ante sí un enorme
desafío: constituir siempre el ámbito genuino donde se procesa,
o al menos se gesta a la manera de un “semillero” la teología que,
en palabras de Orlando Costas, es el producto de la misión de la
iglesia. Para el mismo Costas, una de las dimensiones del
testimonio de la iglesia es el ministerio docente, donde la
educación teológica es una forma especializada de dicho
ministerio. Mediante esta tarea, también se forma a la iglesia.2
En este marco resulta triste recordar afirmaciones disonantes desde el púlpito de algunos egresados que asumen que nada de lo aprendido en el Seminario les ha sido útil en su desempeño ministerial. Aún más, los hay quienes presumen haber vendido o regalado sus libros y quemado sus notas. Por fortuna, los que así piensan son los menos. La inmensa mayoría no deja de reconocer la invaluable ayuda que representa la educación formal en el Seminario.
Pero cumplir con la expectativa que se tiene de los Seminarios,
supone una estrecha vinculación entre las iglesias y estas
instituciones, a fin de que la formación de los ministros
corresponda a las necesidades eclesiásticas de acuerdo con su
contexto histórico y sociocultural particular. Permanecer
vigilantes de este aspecto evitará que los Seminarios teológicos
sean simples centros de educación religiosa, indiferentes a la
realidad social en la que se encuentran inmersos. Se espera que
su quehacer educativo se encuentre estrechamente relacionado
con la vivencia social de su entorno. Formar a hombres y mujeres
capaces de proponer estrategias para la solución de
problemáticas diversas de la sociedad es un imperativo que estos
centros educativos no deben descuidar. Siendo tal la
responsabilidad de los seminarios, no podemos menos que orar
a fin de que estas instituciones sigan egresando mujeres y
hombres de Dios que al servirle a Él en la extensión de su reino
interpreten “rectamente la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
y el mensaje del Evangelio sea relevante al mundo circundante.
¡Qué prediques la Palabra! (2 Timoteo 4:2).
1 Alejandro Treviño, El Predicador (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1987), p. 34.2 Orlando E. Costas, “Educación Teológica y Misión” en Nuevas Alternativas de Educación Teológica (Buenos Aires: Editorial Nueva Creación, 1986), pp. 10, 11.
“...para formar a los ministros con los conocimientos, habilidades y actitudes
necesarios para capacitar a las iglesias...”
las instituciones de educación teológica existen
OPERACIÓN JESÚS Es un manual de guerra que nos lleva durante
42 días de la mano del Capitán Jesús para vencer
en la batalla de la fe. Nos presenta un plan
sencillo a través del nombre de J.E.S.Ú.S.
Júntate con Jesús todo el día
Enseña de Jesús a otros
Sigue el ejemplo de Jesús
Únete al proyecto de Jesús
Sirve en el Cuerpo de Jesús
…Y mantén en la mira de tu vida a Jesús.
Primero Dios
Presenta el mismo desafío que Jesús hizo a sus discípulos
cuando dijo: “Ninguno puede servir a dos señores… mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estás cosas
os serán añadidas” Mateo 6:24 y 33.
Estos devocionales han sido escritos por jóvenes que nos invitan a
establecer una intensa comunión con Dios hasta ponerlo antes que
cualquier circunstancia de nuestra vida.
La Revolución Fundamental Te ayudará a encontrar los principios y valores que te permitirán revolucionar tu vida, serás guiado a implementar estrategias del reino de Cristo que te ayudarán a cambiar tu entorno: tu familia, tu comunidad, tu iglesia y el mundo.
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Trabajar la noción de que el duelo es un proceso natural del vivir, es un elemento indispensable en la labor de la
consejería. Hacerle comprender al aconsejado que se puede estar atravesando por un duelo es el primer paso hacia la
recuperación.
Continua del número anterior...
La Consejería en laLabor Pastoral labor
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:27)
d) DepresiónComo respuesta ante una pérdida aparece la depresión, estado de sensación de vacío, con fuertes sentimientos de desamparo y soledad, desesperanza, profunda tristeza e impotencia. La persona deprimida tiende al aislamiento social y es incapaz de disfrutar experiencias agradables. Se pierde sentido a la vida y frecuentemente es acompañada de mucho cansancio, trastornos del sueño, mala digestión y diversas clases de malestares físicos.
La depresión forma parte del proceso curativo del duelo y es necesario hacer notar que ésta no durará para siempre, sino que es una gama amplia de sentimientos encontrados, que son totalmente naturales en una situación de pérdida. En esta etapa se tiene que aclarar todos los sentimientos que se están experimentando y hacer notar el sentido real de lo que se ha perdido: compañía, ternura, cariño, comunicación, y la posibilidad de mostrar amor profundo hacia la persona que se ha ido.
Durante la elaboración del duelo se experimentará periodos más intensos de depresión, así como de otros momentos donde aparentemente se alejará tal depresión. Estos vaivenes poco a poco se irán superando a medida que el duelo se está asimilando. Es importante hacer saber que no hay que poner resistencia a estos sentimientos pero tampoco dejarse hundir en ellos. Es muy útil animar a llorar y expresar dolor cuando haga falta y decirle a la persona que es normal que esté deprimida. Es poco útil decir “ya no llores”; “no te preocupes ya se te pasará” y expresiones de este tipo. La simple compañía, el silencio y la solidaridad respetuosa pueden dar mucho apoyo. La depresión desaparecerá cuando haya cumplido su propósito que básicamente se refiere desarrollar cualidades de carácter para aceptar la vida sin la persona amada y re-significarse.
e) AceptaciónLa aceptación es básicamente un proceso mental. Se empieza a dar cuando se comprende cabalmente que la persona amada ya no está presente, que nunca regresará y que se tiene que empezar a vivir sin su presencia. La aceptación se da cuando se empieza a vivir en el presente sin estar apegado al pasado. Puede haber el sentimiento de que no se está de acuerdo con lo ocurrido, pero se aceptan las cosas tal como son. Quizá la realidad no nos guste, no estemos de acuerdo con ella, no nos convenzan la manera del devenir de las cosas, pero se empieza a aceptar la realidad. “Recobrarse de una pérdida significa acabar o desprenderse totalmente. Recobrarse de la muerte de una persona no es eliminar el amor o los recuerdos; significa aceptar su muerte, que disminuyan el dolor y la pena, y sentirnos libres para
4ocuparnos de nuevo de nuestra vida”.
Cuando una persona acepta la nueva realidad, empieza a desprenderse del pasado, y empieza también a dar forma a la nueva vida. Se es consciente de la inmanencia de la muerte, la vida se recompone y se reorganiza para emprender una nueva significación del diario vivir. Se acepta que ya había llegado el momento final para nuestro ser querido y que nada podría haber evitado ese desenlace. Por supuesto que desde nuestra perspectiva podríamos decir que no era tiempo para ese momento final, sino que hubiéramos deseado que las cosas fueran diferentes. Habrá que hacer frente a muchas resistencias para aceptar la nueva realidad pero se comprenderá que las cosas han cambiado para siempre. Analizar que tarde o temprano todos vamos a tener el mismo fin ayuda a empezar a comprender lo finito de nuestra propia vida.
Aquí es donde también se comprende súbitamente todo lo que representaba la persona que se ha ido y de percibir la gratitud con la que miramos todo lo que ella aportó a nuestra vida. Nos separamos de ella pero seguimos conservando nuestro amor profundo por ella.
Es poco útil decir “ya no llores”; “no te preocupes ya se te pasará” y expresiones de este tipo. La simple compañía, el silencio y la solidaridad respetuosa pueden dar mucho apoyo.
4 Cobo, Carlos, El valor de vivir (Madrid: Ediciones Libertarias, 1999).
“Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. (Romanos 15:5-6)
f) AsimilaciónLa asimilación es básicamente un proceso anímico, donde sentimientos y emociones van tomando una nueva perspectiva de las cosas y donde nuestro estado de ánimo empieza a recuperarse de la pérdida tenida. Es un proceso que requiere paciencia y comprensión por parte de los que están alrededor de los dolientes. El inicio de esta etapa siempre es muy difícil pues empieza revisando y organizando las pertenencias de la persona que ya no está y decidiendo qué se va a hacer con ellas. Esta tarea ayuda a asimilar la realidad de su ausencia al desprenderse de todo aquello que le pertenecía. Las cosas frecuentemente se pueden repartir entre los familiares más cercanos. Otras más se podrán regalar o donar a alguna institución o biblioteca, en caso de libros; o bien, se pueden desechar en caso de que sean cosas que ya no se puedan usar. Aunque a algunas personas les puede llegar a costar mucho trabajo este tipo de desprendimiento, es preferible esta decisión en lugar de guardar las cosas indefinidamente o de conservarlas intactas pretendiendo que todo continúe igual, como si nada hubiera pasado. En algunos casos, la asesoría profesional puede ser de gran provecho para ayudar a superar esta etapa crítica en la superación del duelo.
g) ResoluciónLa resolución se verifica a medida que se empiezan a manejar mejor los pensamientos, comportamientos, sentimientos y emociones, después de aceptar y asimilar que el ser querido ya no está. La persona se re-signa. La resignación tiene más que ver con una re-estructuración de la vida, una re-educación, re-dimensionamiento, re-orientación, re-significación, es decir, una re-signación. Re-signare quiere decir dar nuevo signo, un nuevo significado y propósito a la vida por las experiencias que se están pasando no importa cuán adversas sean. La resignación se logrará a partir de una aceptación, asimilación y de la resolución a vivir con un nuevo estilo de vida.
Es un proceso que requiere paciencia y comprensión por parte de los que están alrededor de los dolientes.
La resolución se verifica a medida que se empiezan a manejar mejor los pensamientos, comportamientos, sentimientos y emociones, después de aceptar y asimilar que el ser querido ya no está.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios”. (2 Corintios 1:3-4)
NUEVO ESTILO DE VIDAIr avanzando en cada etapa se realiza a través del sufrimiento. El valor de la experiencia del sufrimiento no radica en el sufrimiento per se, sino en la actitud que se tiene frente al mismo: es la cualidad de carácter que se desarrolla para soportar tal sufrimiento. Hay dos clases de sufrimiento: el sufrimiento estéril y el sufrimiento que lleva a la madurez. Una persona que no avanza y sólo se justifica o se autocompadece, se hace víctima de su propio sufrimiento estéril. Sufrir y resolver tener un nuevo estilo de vida, desarrolla madurez. Sufrir con propósito trae crecimiento y fortaleza interior. Aceptar la pérdida, aclarar sentimientos y reconocer la propia depresión, es la base para ya no resbalar y volver a caer en el fondo de ese foso de la depresión en intentos por salir. Para lograrlo se deben tomar decisiones con la cabeza y con el corazón.
Resumiendo: la aceptación es un proceso intelectual y la asimilación es un proceso emocional. Juntos logran llegar al momento de resolver salir de la depresión y tomar la decisión de asumir un nuevo estilo de vida. Poco a poco, nuevamente, se va percibiendo un sentimiento de que la vida vale la pena vivirse y que cada quien tiene la oportunidad que cumplir el propósito para el cual se le ha otorgado el regalo de la vida. Por ello todo ser humano tiene la capacidad de transcender su sufrimiento y enfrentar un nuevo estilo de vida. Se resuelve vivir con una nueva perspectiva, nuevas cualidades de carácter, y una nueva visión sobre el propósito de vida que el ser amado cumplió con su muerte, y el reto de cumplir el propio propósito para prepararse cuando se tenga que afrontar la propia muerte
ConclusiónAcompañar a los que sufren por la pérdida de un ser querido es una de las experiencias más difíciles que se tiene que realizar en la labor pastoral. Acompañar durante el duelo a los creyentes es una labor que se debe realizar con fe y profunda convicción, pues la Palabra de Dios nos da confianza y profunda certidumbre de fe, en la esperanza que tenemos en la vida eterna por la resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
El tener seguridad de salvación y confianza en la vida eterna después de la muerte es lo que trae paz al corazón de quienes sufren una pérdida. Siempre podemos acompañar también a los no creyentes durante la elaboración del duelo; explicar cada una de las etapas del mismo, hacerles comprender la etapa por la que se está pasando, y ayudarles a asumir las etapas que tienen que resolver más adelante.
La gran diferencia que tenemos respecto a los que no son creyentes en Cristo Jesús es que ellos no tienen seguridad de una vida eterna con Dios. Sin embargo, podremos dar testimonio al tener la oportunidad de compartir nuestra fe en el Señor. La paz en el corazón, el consuelo, la esperanza y la fortaleza viene del Dios. Sólo es Él quien puede dar la paz que sobrepasa todo entendimiento. Las palabras de Jesús nos dan confianza: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).
¡Que Dios nos ayude en nuestra labor pastoral al desarrollar el ministerio de acompañar a los sufren!
Ricardo Mian Castillo es Licenciado en Psicología egresado de la UNAM. Actualmente es pastor de una Misión Bautista en Tláhuac en el D.F.
La paz en el corazón, el consuelo, la esperanza y la fortaleza viene del Dios. Sólo es Él quien puede dar la paz que sobrepasa todo entendimiento.
La Historiade nuestroSeminario
RESUMEN HISTÓRICO DEL SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA MEXICANO
El 3 de Octubre de 1917 es la fecha en que el Seminario Teológico Bautista Mexicano comenzó sus labores en Saltillo, Coahuila. Fue un esfuerzo importante de cooperación entre la Convención Nacional Bautista Mexicana, la Junta Foránea de la Convención del Sur de los EEUU, y la Junta Doméstica de los Bautistas del Norte. Sin embargo, hay otros que consideran dicho comienzo en 1901 en Torreón, Coah. ¿Por qué existen estas diferencias? La respuesta depende de la pregunta que se formule. Así, existen tres preguntas a contestar: ¿Cuándo comenzó la educación teológica en México? ¿Cuándo comenzó la primera institución teológica? Y finalmente, ¿Cuándo comenzó el Seminario Teológico Bautista Mexicano?
1
(1) John MacArthur. Liderazgo (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2006).
historia
La educación teológica en México comenzó en 1888 con el “Instituto Zaragoza” que era parte del Instituto Madero en Saltillo y a la vez con cursos informales en el Estado de Nuevo León. Estos cursos se impartían en tiempos intensivos de estudios con la participación de varios pastores.
La primera institución teológica fue “El Instituto Teológico de Torreón” con el Hno. A.C. Watkins como director. La obra comenzó en Julio de 1901 con la ayuda de Jorge Berúmen Mixim de Zacatecas. Pero ésta no fue la única institución antes de la Revolución. También, el Hno. Mahón comenzó clases teológicas con “El Instituto Central” en Toluca en 1906. En 1908, el Hno. Alejandro Treviño O. en la ciudad Monterrey comenzó “La Escuela Teológica de Monterrey” patrocinado por la Junta Doméstica de Nueva York. Todos estos intentos se pueden considerar como precursores del Seminario Teológico Bautista.
En 1910 la Convención Nacional acordó pedir a las dos juntas norteamericanas unir sus esfuerzos para comenzar una nueva institución. Sin embargo, a causa de la Revolución Mexicana no fue posible llevar a cabo el plan. Todos los registros históricos concuerdan en que todas las instituciones teológicas se cerraron durante este tiempo. En 1914, los misioneros de la Junta del Sur sostuvieron una reunión en San Antonio, Texas donde aprobaron la idea de cooperar para establecer un Seminario único. Volvieron a reunirse en El Paso, Texas en 1917, y fue ahí donde tomaron la decisión final de comenzar la nueva institución. Designaron al Hno. Jorge H. Lacy, antes profesor en el Instituto de Torreón, para representarlos. Por su parte, la Junta Doméstica del Norte escogió al Hno. A. B. Rudd como su representante en el Seminario.
El día 3 de Octubre de 1917, en la casa pastoral de la PIB de Saltillo nació el Seminario Teológico Bautista Mexicano. A finales de año había una matrícula de 21 estudiantes. Los hermanos Lacy y Rudd compartieron la dirección de esta institución que todos vieron como algo nuevo. A veces lo expresaron como “se unificaron los esfuerzos,” y en otras afirmando que “las otras instituciones desaparecieron.” En el registro de estudiantes todavía guardado en los archivos del Seminario aún dice “Año Uno.”
En 1918, se dice en El Atalaya “terminamos nuestro primer año”. En Octubre de 1919, Lacy escribió “estamos en nuestro tercer año de estudios.” En 1942, celebraron con una edición especial de La Luz Bautista, “Una edición dedicada al STBM en su 25º aniversario.” No fue sino tiempo después que se intentó decir que el Seminario y el Instituto de Watkins eran lo mismo, o que aquél era continuación directa de éste. Sin embargo, no parece que alguien de aquel entonces lo vio así; los historiadores del momento no lo vieron así, y no veo ninguna razón histórica para decir que fue así. Si acaso, se podría decir que el Instituto Teológico de Torreón de 1901 con Watkins y la Escuela Teológica de Monterrey de 1906 con Alejandro Treviño fueron importantes precursores del STBM. Pero el Seminario Teológico Bautista Mexicano fue un esfuerzo unido de las dos juntas y la CNBM, aprobado en 1910 pero iniciado hasta 1917.
“...y la CNBM, aprobado en 1910 pero iniciado hasta 1917”.
el Seminario Teológico Bautista Mexicano fue un esfuerzo unido de las dos juntas
En 1918, se dice en El Atalaya “terminamos nuestro primer año”. En Octubre de 1919, Lacy escribió “estamos en nuestro tercer año de estudios.” En 1942, celebraron con una edición especial de La Luz Bautista, “Una edición dedicada al STBM en su 25º aniversario.” No fue sino tiempo después que se intentó decir que el Seminario y el Instituto de Watkins eran lo mismo, o que aquél era continuación directa de éste. Sin embargo, no parece que alguien de aquel entonces lo vio así; los historiadores del momento no lo vieron así, y no veo ninguna razón histórica para decir que fue así. Si acaso, se podría decir que el Instituto Teológico de Torreón de 1901 con Watkins y la Escuela Teológica de Monterrey de 1906 con Alejandro Treviño fueron importantes precursores del STBM. Pero el Seminario Teológico Bautista Mexicano fue un esfuerzo unido de las dos juntas y la CNBM, aprobado en 1910 pero iniciado hasta 1917.
En 1910 la Convención Nacional acordó pedir a las dos juntas norteamericanas unir sus esfuerzos para comenzar una nueva institución.
En 1918 llegó para formar parte del cuerpo docente el hermano Pánfilo Prieto. En enero de 1920, el hermano Alejandro Treviño llegó como Director del STBM. En 1922 abrieron una Escuela Preparatoria para varones para dar un curso literario. Con el crecimiento de la matrícula de las dos escuelas comenzaron a buscar nuevos edificios. Compraron 75 hectáreas con el nombre de “Campo Redondo.” El hermano J. H. Benson sirvió como el constructor y en el año lectivo 1925-26 comenzaron a usar los edificios. Este lugar que contaba con salones de clase, un internado, y la biblioteca, era mucho muy completo para ese tiempo.
Con el reconocimiento de la Escuela Preparatoria por parte del gobierno, ambas instituciones tuvieron que separarse. En Julio de 1929, el Consejo tomó la decisión de cambiar el Seminario a Monterrey, y nombraron otra vez al hermano Treviño como Director. Se quedó en esta ciudad hasta 1932 cuando debido a las crecientes tensiones financieras decidieron clausurar la Escuela Preparatoria. El Seminario se trasladó una vez más a Saltillo y tomó el nombre de “Instituto Fronterizo de Estudios Superiores.” En 1934, la Junta Doméstica del Norte decidió retirar su apoyo por los problemas financieros que estaba sufriendo debido a “La Gran Depresión Económica” de los EEUU. El hermano Alfredo Lerín tomó la Dirección. Sin embargo, el STBM continuó operando durante los años 1934-35 no obstante los ingresos reducidos de la Junta Foránea del Sur y la CNBM. Con la entrada en vigor de las nuevas leyes sobre la educación en México y sin el reconocimiento oficial del estado de Coahuila, el seminario se cambió una vez más a Monterrey, N.L.
Debido a todos los problemas, se decidió cerrar el Seminario y trasladarlo a San Antonio, Texas. Hubo una invitación de parte de la Asociación Bautista de esa ciudad, la Junta Doméstica de la Convención del Sur, y la
Junta Foránea de la Convención del Sur, para abrir una escuela teológica en la ciudad. El Hno. Lerín, presentó unas recomendaciones a la CNBM en 1935, pidiendo la aceptación de la oferta de los hermanos de los EEUU. La Convención aceptó tales recomendaciones, nombrando a Ernesto Barocio, Moisés Arévalo, y Feliciano Contreras para integrar la “Comisión de Asuntos Educativos.” Estos hermanos tuvieron la responsabilidad de escoger a los jóvenes que recibirían las becas de parte de la CNBM. Acordaron también la cantidad de $1,500.00 M.N. para apoyo en becas. Aún en esas circunstancias, el Seminario fue la obra cooperativa de varios grupos.
En Septiembre de 1936 iniciaron labores en San Antonio con el Hno. Benson como Director. Se estableció allá por primera vez un internado para señoritas que deseaban estudiar en el Seminario. En 1938 se cambiaron una vez más a El Paso, Texas. En 1941 el Dr. Muirhead llegó como Director del Seminario. Algunos de los profesores en aquel tiempo eran: Los hermanos Lerin, A.C. Müller, Abel P. Pierson, Jonás García, el Dr. W. L. Johnson y la Srta. Mary Lou Dunn.
En 1943 llegó W. J. Webb como Director. Fue bajo su dirección que en 1946, con la mejoría de las condiciones económicas y sociales de México, el Seminario vio la posibilidad de radicar una vez más en México, regresando a Torreón. Por dos años funcionó el Seminario bajo el nombre “Centro Cultural Bautista de Estudios Superiores.” La PIB de Torreón abrió sus puertas al STBM donde permaneció hasta 1953.
“...el Seminario vio la posibilidad de radicar una vez más en México, regresando a Torreón”.
en 1946, con la mejoría de las condiciones económicas y sociales de México,
Hno. Pat Carter en la colocación de la primera piedra, del actual edificio del STBM.
Boleta firmada por el Doctor Alejandro Treviño como Director del STBM en Monterrey.La misma corresponde al Hno. Manuel Urbina, quien fuera pastor en Nuevo León y Texas.
El hermano Santiago Crane llegó a ser Director de la Institución en 1948. En 1953 comenzaron la Iglesia Bautista Calvario y las nuevas instalaciones del Seminario, ocupando entre las dos instituciones toda una manzana en una nueva zona de la ciudad de Torreón. El inmueble fue dedicado durante el período 1955-56. En 1953-54, el número de los estudiantes llegó a 51, lo más alto en la historia del Seminario hasta aquel momento. Durante la mayor parte de esta década se ofrecieron seis cursos de estudio, con el grado máximo de Bachillerato. En el año escolar 1959-60 comenzó el plan de estudios de Licenciatura. Los profesores eran: Abel Pierson, Marian Sanders, Ervin Hastey, Alfredo Müller, Felisa Díaz, Juan Arellano, William Clawson, y Roy Lyon.
El hermano Van Gladen asumió la dirección de la institución en 1961. En el año escolar 1964-65 la CNBM participó nuevamente en el nombramiento de dos de los miembros del Consejo de Administración integrado en total por 6 miembros, el resto siguieron siendo nombrados por las Juntas Extranjeras. En 1967 renunció el hermano Gladen, y Patricio Carter tomó su lugar. Ya se había hecho un estudio de la posibilidad de cambiar la sede del Seminario a la Ciudad de México y con esta idea, en el verano de 1969, se adquirió un terreno de 10,000 metros en el Fraccionamiento Lomas Verdes, Estado de México. De esta manera, el Seminario llegó a su lugar actual en 1974.
Como una parte del Plan de Integración entre la CNBM y la Misión Mexicana, en Enero de 1977 el Seminario y las instalaciones fueron integrados como un programa de la CNBM, retomando lo que había sido una de las metas
“ofreciendo tres especialidades: Educación Teoológica, Educación Cristiana, Ministerios Pastorales y Consejería”.Durante la dirección del hermano Cipriano Palacios se inició por primera vez un programa de Maestría,
del Seminario cuando comenzó en 1917. El Hno. Carter renunció a la dirección del Seminario en Mayo de 1983.
Durante tres años el Dr. Ricardo Gárrett fungió como Director. Una de las decisiones importantes de la CNBM al terminar el período del Dr. Gárrett fue la de buscar a un director nacional. Así, en Agosto de 1987 llegó el hermano José Bonilla, el primer director nacional desde los tiempos del Hno. Alfredo Lerin. Uno de los acontecimientos importantes de este tiempo fue el desarrollo de un plan cooperativo con el Seminario Teológico “Southwestern” de Fort Worth, Texas, para que la Facultad Nacional pudiera lograr los estudios de la Maestría. Durante el año escolar, 1993-94 se logró tener 127 estudiantes, el mayor número en la historia del Seminario.
Posteriormente han fungido como directores titulares los hermanos Luis Manuel Sánchez, Emilio Escobar Picasso, Cipriano Palacios Saucedo, y a partir de Agosto 2004, Daniel Jiménez Torija. Durante la dirección del Hno. Palacios se inició por primera vez un programa de Maestría, ofreciendo tres especialidades: Educación Teoológica, Educación Cristiana, y Ministerios Pastorales y Consejería. En Mayo de 2004 concluyó la primera generación integrada por 22 graduados. En la actualidad, de las Maestrías mencionadas, sólo sigue vigente el programa de Maestría con énfasis en Ministerios Pastorales y Consejería. Durante la gestión actual, sobresale el inicio de dos nuevos énfasis en los programas de n ivel l icenciatura: Mis iones Transculturales y Ministerio Juvenil.
Quiero terminar con una cita del artículo del Hno. Lacy sobre el Seminario en 1919. Además de decir “estamos… en el tercer año de nuestros trabajos…” dice lo siguiente:
Ideales y propósitos. Nuestros ideales son muy elevados. No queremos que nuestro Seminario ocupe un lugar secundario con respecto a las demás denominaciones o al de la unión inter-denominacional de toda América Latina. Queremos que sea el primero en importancia entre todos los Seminarios Bautistas de habla española. Deseamos ver venir estudiantes, no únicamente de todas partes de la República Mexicana, sino de América Central, de Puerto Rico, de las Filipinas y de diferentes partes de la América del Sur. Extendemos nuestras manos de invitación a todo joven llamado de Dios al ministerio que quiera venir con nosotros y hacemos a la vez la misma invitación a todos, sea mexicano o latinoamericano que viva en los Estados Unidos. No podemos conformarnos con que ocupe nuestro Seminario un lugar secundario; si alguna vez ocupara este lugar trabajaríamos con todos nuestros esfuerzos para vencer las dificultades a fin de que ocupe el puesto anhelado.
“...toda la Palabra de Dios, y por lo tanto, creemos que debemos tener la mejor institución que se pueda, para que un joven pueda prepararse pasa serun ministro de Dios”.
los bautistas tienen el sistema más perfecto de doctrina; que interpretan más bíblicamente
Creemos que los bautistas tienen el sistema más perfecto de doctrina; que interpretan más bíblicamente toda la palabra de Dios, y por lo tanto, creemos que debemos tener la mejor institución que se pueda, para que un joven pueda prepararse pasa ser un ministro de Dios. (p.8, El Atalaya, 30 de Octubre, 1919).
Como Institución, Convención Nacional, como profesores, como estudiantes que han pasado por las aulas, que permanezcamos fieles a los ideales, que seamos una institución de calidad reconocida, de entrega infatigable, de dedicación firme, que adelantemos y fomentemos la obra del Señor aquí en México, luchando juntos por el Seminario Teológico Bautista Mexicano.
¡Que prediques la Palabra!
Miguel McAleer Tringali,5 octubre 1993Actualizado a Marzo 2012Por Dinorah B. Méndez
“...que seamos una institución de calidad reconocida, de entrega infatigable, de dedicación firme, que adelantemos y fomentemos la obra del Señor...”
Hispanos alcanzando
al mundo David Sills
Los cristianos hispanos son la mejor esperanza para llevar el evangelio al mundo islámico.
mundo
También, encima de ser opuesta la evangelio, la cultura musulmana es muy distinta de las del Oeste porque no es solamente una religión, es la vida entera e integral. El ritmo de vida, su hospitalidad tradicional, la familia extendida, y la red de la relaciones chocan con la cultura norteamericana con su velocidad de vida, competencia, privacidad y derechos personales que enfatizan el individualismo. En los EE.UU. no entendemos los derechos de las mujeres como los musulmanes lo hacen. En nuestra cultura las mujeres públicas usan blusas sin mangas, faldas hasta las rodillas, y no se cubren la cabeza. Un estilo de vestir así sería escandaloso en la gran mayoría de culturas musulmanas. Cuando los musulmanes conocen la cultura Americana a través de la propaganda de su país o por medio de programas de televisión como Amas de Casa Desesperadas u otra novela similar, piensan que el cristianismo es inmoral en comparación con el Islam. Por eso, no consideran la conversión al cristianismo como un avance moral sino como rebajar la moralidad
de una manera seria y vergonzosa a los ojos de los musulmanes. Por esto, están vigilantes contra la amenaza y el avance del cristianismo.
Sin embargo, los cristianos hispanos pueden evitar la gran mayoría de los estereotipos que las culturas m u s u l m a n a s a s o c i a n c o n e l c r i s t i a n i s m o estadounidense.
(1)
(2)
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14)
Los cristianos hispanos son la mejor esperanza para llevar el evangelio al mundo islámico. La razón para decir algo tan audaz no es solamente que muchos hispanos son cristianos sinceros que aman al Señor y quieren ver cumplida la Gran Comisión. La verdad más importante es que los hispanos tienen en común muchas características culturales, lingüísticas, y aún físicas con los musulmanes árabes.
Los musulmanes viven en los países del mundo más hostiles en cuanto al evangelio. Las culturas islámicas se basan en el honor y la vergüenza en vez del sistema de culpa e inocencia de culturas como la de Estados Unidos. Por eso, cuando un musulmán se convierte al cristianismo, la comunidad entera sufre la vergüenza y no solamente el individuo. La única manera de purgar la vergüenza y recuperar el honor requiere que la familia y/o comunidad castigue al que la trajo. Por eso, perecen en matanzas de honor las solteras embarazadas o los cristianos que se convierten del Islam a Cristo.
Por desgracia, las familias de las víctimas muchas veces son los que exigen y cumplen esta sentencia tan rígida. Un misionero informó que la duración de vida de los conversos nuevos en Somalia es solamente de 45 días. Países así han prohibido la entrada de cristianos de ministerio abierto como los misioneros. Los estadounidenses sufren aún más escudriñamiento porque muchos ciudadanos de los países islámicos creen que todos los norteamericanos son cristianos.
También, encima de ser opuesta la evangelio, la cultura musulmana es muy distinta de las del Oeste porque no es solamente una religión, es la vida entera e integral. El ritmo de vida, su hospitalidad tradicional, la familia extendida, y la red de la relaciones chocan con la cultura norteamericana con su velocidad de vida, competencia, privacidad y derechos personales que enfatizan el individualismo. En los EE.UU. no entendemos los derechos de las mujeres como los musulmanes lo hacen. En nuestra cultura las mujeres públicas usan blusas sin mangas, faldas hasta las rodillas, y no se cubren la cabeza. Un estilo de vestir así sería escandaloso en la gran mayoría de culturas musulmanas. Cuando los musulmanes conocen la cultura Americana a través de la propaganda de su país o por medio de programas de televisión como Amas de Casa Desesperadas u otra novela similar, piensan que el cristianismo es inmoral en comparación con el Islam. Por eso, no consideran la conversión al cristianismo como un avance moral sino como rebajar la moralidad
de una manera seria y vergonzosa a los ojos de los musulmanes. Por esto, están vigilantes contra la amenaza y el avance del cristianismo.
Sin embargo, los cristianos hispanos pueden evitar la gran mayoría de los estereotipos que las culturas m u s u l m a n a s a s o c i a n c o n e l c r i s t i a n i s m o estadounidense.
La razón para decir algo tan audaz no es solamente que muchos hispanos son cristianos sinceros que aman al Señor y quieren ver cumplida la Gran Comisión.
número de sus creyentes crece. El crecimiento de la Iglesia en el Sur Global, es decir los países de América Latina, el África, y Asia, ha resultado en un fenómeno que se llama la Iglesia Sureña. Hay más cristianos viviendo en estas regiones que en toda Europa y los EE.UU. juntos. La iglesia en estos campos misioneros tradicionales ya ha madurado y ha llegado a ser una fuerza misionera. Los cristianos en estos países han oído al Espíritu Santo llamándoles a las misiones y quieren obedecer Su llamado.
Muchos cristianos hispanos a quienes Dios llamó a las misiones en el pasado no obedecieron. La razón principal fue la falta de recursos económicos por causa de la pobreza en algunos países. Cuando observaron los vastos recursos que los bautistas habían empleado a través de la International MissionBoard (Junta Internacional de Misiones, agencia misionera de los Bautistas del Sur de Estados Unidos), pensaron que incursionar en la obra misionera era una empresa imposible.
Sin embargo, como los hispanos han obedecido el llamado de Dios, ellos se han dado cuenta que no es necesario copiar lo que esta Junta ha hecho.
“Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. (Marcos 8:34-35)
En el año 711, los moros del norte de África cruzaron el estrecho de Gibraltar y vivieron en la península Ibérica. La lucha española para expulsarlos continuó hasta 1492 cuando se conquistó el último bastión. Durante los 800 años de compartir el territorio se compartieron muchos aspectos más también: filosofía, idiomas, y a veces sangre.
Muchas palabras españolas tienen raíces árabes. Por ejemplo ojalá viene de la frase árabe o Alá. Muchas ideas occidentales latinas tienen sus raíces en el pensamiento y cultura Árabe como el álgebra, algunos estilos de arquitectura, y aún conocimiento médico en ciertos casos. También, las características físicas que muchos Latinos comparten con los Árabes les ayudan en el proceso de asimilación. Fácilmente se puede ver el argumento que estos aspectos comunes permiten una adquisición más fácil para los hispanos en las culturas árabes musulmanas. Sin embargo, muchas de las barreras culturales exigen capacitación transcultural para tener un ministerio eficaz.
Los hispanos tienen muchos desafíos culturales en su adaptación a las culturas nuevas. Muchos hispanos han aprendido esta lección cuando inmigraron a los EE.UU. o a cualquier otro país. Son veintiuno los países que hablan español como idioma principal y cada uno tiene muchas culturas distintas entre sí. He facilitado talleres para los hispanos en los EE.UU. para ayudarles a reconocer y ministrar entre las culturas hispanas en las comunidades donde viven. Las diferencias incluyen estilo de liderazgo, preferencias en la comida, música, e interacción y cada una puede causar choques y conflictos en las iglesias hispanas multiculturales.
Las realidades políticas en el siglo 21 dificultan los ministerios de los estadounidenses en el mundo Árabe. Los estadounidenses se ven como enemigos en países Árabes muchas veces por causa de la política externa de los EE.UU. Aun más, históricamente los EE.UU. se han identificado como un país cristiano y por eso muchos Árabes consideran a cada estadounidense como cristiano, de la misma manera en que muchos de nosotros hemos pensado de los Iraquíes como musulmanes hasta hace pocos años.
Otra razón por la cual los hispanos son una esperanza brillante en el futuro de las misiones cristianas es que el
Los hispanos tienen muchos desafíos culturales en su adaptación a las culturas nuevas.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24)
Los hispanos tienen mucho que ofrecer a la iglesia de Cristo en todo el mundo. Los teólogos hispanos ofrecen una perspicacia particular a la comunidad de eruditos cristianos por causa de su trasfondo cultural que les permite ver aspectos de la verdad que los demás no ven. Los obreros cristianos hispanos en los EE.UU. pueden evangelizar, discipular y capacitar a los miles y miles de inmigrantes que han llegado y siguen entrando a ese país. Como misioneros hispanos, tienen una ventaja que les permite vivir en la cultura árabe, influenciar a los musulmanes, y hacer avanzar el Reino de Dios entre ellos de maneras que nadie más lo puede hacer.
Dios ha bendecido a los hispanos con un idioma bello, una herencia rica, y muchos regalos preciosos más. Muchos ya utilizan sus dones para hacer avanzar el Reino y glorificar el nombre de Cristo. Un tercio del mundo de hoy sigue esperando oír el evangelio por primera vez. ¡Vamos a proclamárselo!
David Sills es profesor asociado de misiones cristianas y antropología cultural en The Southern Baptist Theological Seminary. Ha viajado por el mundo predicando, enseñando, y guiando equipos misioneros por más de veinte años y sirvió como misionero a Ecuador con la Junta Internacional de Misiones de la Convención de los Bautistas del Sur. Es también profesor visitante del programa de Ministerios Transculturales del Seminario Teológico Bautista Mexicano.
Por ejemplo, cuatro secretarias mexicanas sentían una gran carga por la obra misionera y oraban diariamente por los misioneros. Un día, una de las secretarias informó a las demás que el Señor la había llamado al c a m p o m i s i o n e ro . L a s d e m á s s e c re ta r i a s voluntariamente ofrecieron el 25% por ciento de su sueldo para ayudar la cuarta secretaria. De esta manera, la misionera se fue al campo misionera con 75% por ciento de su sueldo anterior, y las demás vivieron también con el 75% de su sueldo. Las que enviaron y la enviada obedecieron el llamado de Dios, y así, ahora una misionera más sirve en el campo misionero.
En países así, los misioneros tienen que encontrar una razón legítima para estar en el país cuyo gobierno permite el acceso. A veces dichos misioneros obtienen sus visas como maestros del inglés, profesionales de computación, negocios, o profesionistas agropecuarios. Actualmente hay una pareja hispana que está sirviendo en un país Islámico con eficacia. Ellos obtuvieron su visa para establecer un restaurante mexicano. Su restaurante tiene mucho éxito y la pareja comparte el Evangelio en las relaciones naturales como parte de un trabajo aprobado por el gobierno del país. Este acceso creativo no fue solamente el medio para entrar legalmente al país, también este ministerio de “hacedor de carpas” provee los ingresos que ellos necesitan para sobrevivir económicamente. De esta manera, el restaurante les provee una entrada legal y su sostén económico.
REFLEXIONES de un ministro mayor
sobre el valor del Seminario
reflexionesGeno Robinson
Traducido y Adaptado por el Dr. Andres Flagg Wettin
Soy un hombre mayor, aunque con poca experiencia en el pastorado. Durante 30 años serví al Señor como ministro
bautista. Trabajé con universitarios y adultos, tanto casados como solteros, así como con sus líderes. Como supervisor y
consultor viajé dando ponencias y conferencias, y al mismo tiempo escribía para revistas cristianas. También ministré en
iglesias locales como pastor interino, dirigiéndolas mientras encontraban al pastor titular. Por lo regular, estos compromisos
duraban cuando mucho seis meses y consistían principalmente en predicar los domingos y miércoles de cada semana.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24)
sino equiparlos para amar a Dios y habilitarlos para solucionar
sus propios problemas. Mi encomienda fue predicar la
Palabra de Dios de tal manera que la gente pudiera oír,
entender, y obedecerla.
El pastorado me recordó que “el tiempo del Seminario” es el
tiempo y lugar en que un aspirante a ministro del evangelio
enfoca sus pensamientos en la preparación. El Apóstol Pablo
pasó tiempo en el desierto preparándose para su ministerio
activo (Gálatas 1:17). Es muy bueno que sigamos su ejemplo.
Además, la vida es complicada; son muchas nuestras
responsabilidades. Si no tenemos cuidado, estas
complicaciones y responsabilidades pueden provocar que
aspectos importantes en la vida queden fuera de
consideraciones serias en nuestra vida como ministros. Por
ello, debemos ser intencionales en prepararnos para el
ministerio ya que las habilidades no vienen sobre nosotros
por accidente. Debemos decidir obtenerlas y luego actuar. La
sabiduría del rey Salomón se aplica a los hombres que aspiran
a servir a Dios como pastores: Si el hacha pierde su filo, y no se
vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica
en la acción sabia y bien ejecutada. (Eclesiastés 10:10).
El Seminario ayuda a agudizar el entendimiento de
la Palabra de Dios
El tiempo del Seminario es el propicio para que el hombre de
Dios aprenda a interpretar rectamente la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2:15). Es la oportunidad de afilar sus herramientas
ministeriales para poder cumplir con el mandato bíblico de
equipar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para
edificar el cuerpo de Cristo (Efesios 4:12). Equipamos a los
santos cuando primeramente nos equipamos a nosotros
mismos; cuando aprendemos a proclamar el evangelio y
enseñar la Palabra de Dios de una manera correcta e
informada. Manejar correctamente la Palabra de verdad es
nuestro desafío (2 Timoteo 2:15).
Hace seis años, cuando tenía 61 años de edad, comencé un
interinato en una iglesia en Sacramento, California. Desde el
principio querían que fungiera como pastor de tiempo
completo. Luego de un año de ser su pastor interino, sentí la
necesidad de permitir que ellos me consideraran como
candidato al pastorado de la iglesia. Después del dialogo
necesario, me invitaron para ser su pastor. Ahí serví al Señor
hasta que Él me liberó de ese compromiso hace apenas unos
días.
Comencé el pastorado equipado con estudios académicos
completos a nivel Universitario y de Seminario, y con una vida
llena de experiencia. Me respaldaban también otros estudios
superiores y mi preparación personal; contaba con un vasto
conocimiento teórico así como la experiencia de haber
asistido a talleres y conferencias y haber dirigido muchos de
estos eventos para líderes de iglesias.
Contaba con la experiencia práctica de trabajar
de cerca con la gente, tanto en el papel de
supervisor como en el de supervisado.
No obstante lo anterior, cuando comencé a pastorear, me di
cuenta que mis planes previos no sobrevivieron en su primer
encuentro con la realidad de la iglesia. Predicar resultó ser
más difícil de lo que imaginé. La gente también era más
complicada. Las personas tenían creencias y actitudes
diferentes a las mías. Los líderes de la iglesia, aunque
apoyaban a su pastor, tenían una autoridad bien reconocida
en la iglesia además de un concepto del pastorado diferente
del mío. La edad de estos hermanos fluctuaba entre los 70 a
poco más de 90 años. Habían conocido muchos programas e
ideas bautistas. También tenían que recuperarse de
experiencias negativas del pasado.
De esta manera, al concluir este pastorado de seis años,
reafirmo la importancia de mis estudios en el Seminario y su
valor en mi ministerio. Aprendí en la iglesia que la gente ama a
Dios, pero también está preocupada por los detalles,
problemas y cuestiones de sus propias vidas. Tienen sus
propias ideas y preferencias. La lección más dura que tuve que
aprender fue que mi función no era solucionar sus problemas,
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24)
Nuestra meta es atraer a las personas a Dios, no distraerlas de
su Palabra.
El Seminario clarifica lo que creemos los bautistas y
porqué lo creemos
Los bautistas sostenemos una serie de doctrinas y verdades
muy profundas. Creemos que éstas emanan directamente de
las Escrituras ya que nuestros antepasados fueron guiados
por el Espíritu Santo. Habiendo estudiado la Palabra,
expresaron sus creencias y las escribieron. Luego, pasados los
años y hasta el día de hoy, estos mismos creyentes continúan
proclamando fielmente el Evangelio. Algunos inclusive fueron
perseguidos y sufrieron por creer estas verdades
“encomendadas una vez por todas a los santos.” (Judas 3).
El Seminario nos enseña lo que creemos como bautistas, y
porqué lo creemos. Nos enseña lo que costó a aquellos que
fueron antes de nosotros y lucharon por la libertad de creer la
Biblia y vivirla en la vida cotidiana. Estudiar nuestra historia
nos ayuda a apreciar los costos y las contribuciones de esa fe.
Saber lo que creemos y porqué lo creemos nos da fuerzas
mientras enfrentamos los conceptos equivocados que el
mundo tiene sobre nuestro Dios y nuestra fe. Nos ayuda a
responder a los desafíos y conocer aspectos sobre las
religiones dominantes en nuestro entorno. Nos permite
desafiar los errores de las falsas religiones que a menudo
tocan nuestras puertas.
Es posible que una persona lea la Palabra de Dios y reciba el
mensaje de Dios para su vida al mismo tiempo. Un estudio
más informado, sin embargo, permitirá al Espiritu Santo
revelar verdades más profundas al estudiante. El Seminario
provee las herramientas para ayudar al pastor a ser un
receptor sensible de las verdades que el Espíritu Santo quiere
comunicar para ser enseñadas.
El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en Hebreo.
El Nuevo Testamento fue escrito en Griego. La experiencia del
Seminario pone el lugar y la necesidad de disciplina para
estudiar y aprender a usar esos idiomas. Un pastor preparado
en un Seminario aprende a leer la Escritura en esos idiomas, o
por lo menos, a encontrar las ayudas necesarias para
entender su significado.
Cada libro de la Biblia está lleno de las necesidades de
aquellos que lo recibieron primero. Su significado más
correcto se encuentra al descubrir su propósito original. El
Seminario nos enseña la historia y el trasfondo cultural del
pueblo hebreo y de la iglesia primitiva para que podamos
entender la Escritura en su contexto original. Los judíos no
vivieron en un vacío ni histórico ni cultural. El Seminario nos
ayuda a entender la historia antigua y los hechos que Dios usó
para guiar y disciplinar a su pueblo. Los temas que estudiamos
nos permiten aprender “en grande” sobre la guía de Dios a su
pueblo en toda la historia. Nos ayuda a ver su gran plan de dar
la vida eterna a todos aquellos que invocan el nombre de
Jesús.
Si el mayor ministerio público de uno es comunicar el
Evangelio a través de la locura de la predicación, entonces el
seminario es el mejor lugar para aprender esta habilidad. Ahí
recibimos ayuda para pulir nuestras habilidades como
lectores públicos de la Escritura y proclamadores del
Evangelio. Debemos poder decir en voz alta lo que hemos
pensado y preparado sin hábitos raros o de mal gusto.
Sobre todo, conocer las doctrinas y creencias
de nuestra fe nos equipa para proteger a los miembros
de nuestras iglesias de las falsas doctrinas y
de la mala información.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24)
Pastoral, Liderazgo en la Iglesia, Psicología, y Administración
de la Iglesia. De manera informal, sucede cuando profesores y
alumnos dialogan en los salones, pasillos y en la mesa.
La capacitación ministerial plantea ideas e información que
serán de gran valor en el futuro. Quizá estas ideas no se
ocupen semana tras semana, pero en algún momento, en
algún lugar, el pastor echará mano de los recursos que
aprendió. Quizá no seamos conscientes de estarlos utilizando
porque uno es entrenado en maneras que van mucho más allá
de la mera información. Mucho de lo que aprendemos en el
seminario está tan adherido a nosotros como el hecho de
saber andar en bicicleta o frenar el coche ante un semáforo
rojo.
El Seminario nos capacita para relacionarnos con
otros grupos cristianos
Si una nube nos quita de la vista una montaña, eso no quiere
decir que la montaña no exista. Sólo quiere decir que no
podemos ver la montaña. El entendimiento bautista sobre la
historia es semejante a esto. Quizá no nos damos cuenta de
que existe la montaña, o en este caso, que existe una historia
amplia de todos los grupos que dicen ser cristianos. Sin
embargo, sí existen y tienen su historia. El Seminario nos
entrena para apreciar toda la historia del cristianismo que nos
antecede. Conocer la historia nos ayuda a saber relacionarnos
con otros evangélicos y otros grupos de una manera
informada y con perspectiva cristo-céntrica.
Cuando estudiamos la historia del cristianismo y las creencias
de otros grupos, aprendemos a contestar sus preguntas y
también las preguntas de nuestros hermanos de la iglesia
cuando éstas surgen. De esta manera, somos capaces de
discernir sobre cuáles grupos comparten los mismos valores
básicos y creencias con nosotros (quizá con diferencias
menores), y cuáles son grupos o iglesias que engañan y
corrompen a los cristianos nuevos en la fe.
El Seminario aumenta nuestras habilidades de
liderazgo.
Es fácil pensar que dirigir una iglesia consiste nada más en
predicar la Palabra. Aunque esto es una parte importante del
pastorado, no lo es todo. Los pastores deben tratar con
personas de todas las edades y experiencias. Algunos van a
ser más prósperos que el pastor, otros lo van a ser en menor
medida. Algunos serán fáciles de dirigir, mientras otros
creerán ser mejores líderes que el pastor aunque realmente
no lo sean.
La habilidad de tratar con la gente viene de distintas fuentes.
Algunos pastores naturalmente van a poder tratar bien con la
gente, porque son extrovertidos. Otros pastores tendrán que
esforzarse más en eso porque son algo tímidos e
introvertidos.
La capacitación en el Seminario nos ayuda a desarrollar las
habilidades necesarias para poder ministrar a gente diversa
con variadas necesidades y problemas. Esta capacitación se
verifica de manera formal a través de materias como Cuidado
La capacitación en el Seminario nos ayuda adesarrollar las habilidades necesarias
para poder ministrar a gente diversa con variadas necesidades y problemas.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. (Hechos 20:24)
El Seminario equipa a ganadores de almas y a
líderes de adoración
El Apóstol Pablo enseña (en Romanos 12 y 1 Corintios 12) que
cada creyente tiene uno o más dones espirituales. Estos son
utilizados para edificar el cuerpo de Cristo. El evangelismo, el
don de compartir a Cristo con los demás y ganar almas es uno
de estos dones. Algunas personas lo hacen mejor que otros.
Los creyentes también entienden que para obedecer la Gran
Comisión, todos deben hacer obra de evangelista, ya sea
oportuno o no (2 Timoteo 4:1-5). Algunos pastores son
evangelistas muy dotados, otros no tanto. No obstante, el rol
del pastor nos compromete a todos a ser evangelistas.
El Seminario equipa a aquellos cuyo primer don no es el
evangelismo a compartir su fe y a ganar almas con confianza.
Las clases estructuradas nutren de la disciplina necesaria para
aprender a testificar. Los trabajos de esta materia y las
prácticas ayudan a enfocarnos en los aspectos difíciles del
ministerio. Estas materias y la relación del profesor con sus
estudiantes proveen el ánimo y la motivación necesaria para
compartir la fe en una forma intencional. El Seminario
también entrena al evangelista muy capaz y lo ayuda a pulir
sus habilidades, conocimientos y métodos.
Por otro lado, los pastores deben dirigir la adoración a Dios así como predicar. El Seminario
equipa al pastor en habilidades y conceptos sobre lo que significa dirigir la adoración.
No sólo enseña las razones teológicas y conceptos de nuestras
prácticas bautistas; enseña también a bautizar y administrar
la Cena del Señor. De igual forma, en las clases del Seminario
se aprende dirigir la música, sea uno músico o no.
Conclusión
Nadie debe pastorear una iglesia como “hobby” o como un
mero empleo. Sólo Dios llama a quien debe pastorear. La
congregación sólo afirma lo que ha comprendido que es la
voluntad de Dios. El pastorado es la asignación de Dios para
una persona en particular. El llamado de Dios, es un llamado
que implica la vida entera. Es primero un llamado a la
vocación de servicio a Dios. El ministro debe entenderlo así.
Como tal, trasciende cuestiones de tiempo y lugar. Usted
puede pastorear a varias iglesias durante su ministerio. Cada
una debe ser la que Dios asigna y dirige.
Dios me llamó hace muchos años a servirle en el ministerio.
Sobre la marcha, me ha llevado a ministrar en tierras
extranjeras. He compartido el evangelio con universitarios,
adultos solteros y adultos mayores. He dirigido talleres y
enseñado varios cursos y materias. Mi ministerio ha sido
directo con la gente y también a través de la palabra impresa.
Durante los últimos seis años, Dios me asignó a servir como
pastor de una iglesia bautista local. Esa encomienda ya
terminó. Ahora espero nuevas indicaciones suyas sobre mi
vida. En todo esto, reconozco que el Seminario puso el
fundamento para afirmarme como un siervo fiel. El seminario
me formó y me preparó para todos estos ministerios, aunque
en esos momentos no tenía idea de la variedad y la riqueza de
la experiencia que Dios tenía para mí. Si usted aprovecha la
oportunidad, el Seminario también puede prepararle para
una vida de un mejor y mayor servicio a nuestro Señor.
Geno Robinson obtuvo la Licenciatura en Artes en el
California Baptist College, y sus estudios de maestría y
doctorado en el Southwestern Baptist Theological
Seminary, Ft. Worth, Texas. Ha servido como pastor
principal de varias iglesias, escrito más de 35 artículos
sobre la Biblia, y actualmente es pastor jubilado.