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SUPLEMENTO CULTURAL No. 109 - 15 DE JULIO DE 2013 - AÑO 3 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN Don Rufis Taylor ŌRufino SolÈs %ampos 141 es un personaLe que será recordado con mucJo cariño por los \acateca nos. Era un Jombre del pueblo, que nació y vivió en la %alle del ngel, muy cerca del pie de la $ufa. 6rabaLó en los desapare cidos cines őIlusiónŒ y őRexŒ, como boletero Ōy ya desde entonces, cuentan quienes lo conocieron en aquellos tiempos, deLaba pasar al cine a quienes no tenÈan dinero; y permitÈa además que los niños Lugaran a las lucJas en medio de la funciones de las pelÈculas del Santo. Apenas el año pasado, con más de 7 años de eLercer su oficio de pregonero, fue JomenaLeado por Gobierno del Estado. SÈ, don Rufis se ganó con el paso de los años mucJos amigos, pero sobre todo el cariño y el agrade cimiento de quienes lo conocimos, de quienes lo vimos transitar tarde a tarde por las calles del centro Jistórico, siempre feli\, siempre amable, siempre sonriente. Don Rufis Taylor se fue el 1 de Lulio. .o vamos a extrañar. Foto: Carlos Segura

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La Gualdra 109

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Page 1: La Gualdra 109

SUPLEMENTO CULTURAL No. 109 - 15 DE JULIO DE 2013 - AÑO 3 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Don Rufis Taylor Rufino Sol s ampos 1 4 1 es un persona e que será recordado con muc o cariño por los acatecanos. Era un ombre del pueblo, que nació y vivió en la alle del ngel, muy cerca del pie de la ufa. raba ó en los desaparecidos cines Ilusión y Rex , como boletero y ya desde entonces, cuentan quienes lo conocieron en aquellos tiempos, de aba pasar al cine a quienes no ten an dinero; y permit a además que los niños ugaran a las luc as en medio de la funciones de las pel culas del Santo . Apenas el año pasado, con más de 7 años de e ercer su oficio de pregonero, fue omena eado por Gobierno del Estado. S , don Rufis se ganó con el paso de los años muc os amigos, pero sobre todo el cariño y el agradecimiento de quienes lo conocimos, de quienes lo vimos transitar tarde a tarde por las calles del centro istórico, siempre feli , siempre amable, siempre sonriente. Don Rufis Taylor se fue el 1 de ulio. o vamos a extrañar.

Foto: Carlos Segura

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15 DE JULIO DE 2013 / AÑO 3

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira Saade / Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas /Dir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada Lazarín /Dir. La Gualdra

[email protected]

Sandra Andrade Trinidad /Diseño Editorial

Juan Carlos Villegas /Ilustraciones

[email protected]

Don Ru�s Taylor se fue. Y efectivamente las calles de Zacatecas no serán las mis-mas, pues le extrañarán sus adoquines y también quienes tuvimos la fortuna de conocerlo. Don Ru�s era un hombre pe-culiar, amiguero y muy solidario. Y es un personaje que será recordado con mucho cariño por los zacatecanos. Era un hombre del pueblo, que nació en la Calle del Ángel, en el centro histórico, muy cerca del pie de la Bufa. Trabajó en los desaparecidos cines “Ilusión” y “Rex”, como boletero –y ya des-de entonces, cuentan quienes lo conocie-ron en aquellos tiempos, dejaba pasar al cine a quienes no tenían dinero; y permitía además que los niños jugaran a las luchas en medio de la funciones de las películas del Santo-. Anunciando la cartelera de los cines inició su o�cio al frente del micró-fono. Quién no lo recuerda en su carcan-chita azul primero y en su carro blanco después, manejando mientras anunciaba de todo: la programación del Teatro Cal-derón, las ofertas de tiendas de abarrotes, librerías, etc., y saludando desde el altavoz a sus conocidos al encontrarlos al paso… Don Ru�s, le decía, era un hom-bre solidario. Recuerdo que hace ya unos años, mientras participábamos en la or-ganización del Festival de Verano del Tea-tro Calderón, Lily Morones y yo fuimos a buscarlo para pedirle que anunciara la programación del festival. Le explicamos que teníamos un programa muy atractivo y que nuestra intención era que si obtenía-mos utilidades, éstas serían destinadas al teatro –que en aquel entonces no estaba restaurado-; que teníamos poco dinero, pero que era muy importante anunciar los eventos para que la gente asistiera. “Ya no me digan más”, nos dijo, “Si es para el Cal-derón les cobro poco, o no les cobro nada si no juntan el dinero que necesitan. Yo traba-jé en el Teatro Calderón, sé lo que el edi�cio necesita y es mucho”. Y con esa generosi-dad tan grande nos ayudaba cuando se lo pedíamos. Don Ru�s, además, tenía una muy especial forma de anunciar los even-tos, hacía correcciones a la redacción de los anuncios, sin preguntar, cuando así lo consideraba necesario. Así, de pronto anunciaba a “Mexicanito” –en lugar de Mexicanto-, o a “Anis Morris” –en lugar de Anick Morisse-, pero todos le enten-díamos y todos le escuchábamos con atención cuando pasaba por las calles del

Niños con libropor Gabriel Luévano Gurrola

A don Rufino Solís Campos, Rufis Taylor (1924- 2013)

Homenaje a Herrera y MonsiváisLas apariencias nunca engañanpor Mauricio Flores

Historia de las investigaciones arqueoló-gicas realizadas en las ruinas de Cruz de la Boca en el noroeste de Zacatecaspor José Humberto Medina González

Arqueología y restauraciónen La Quemadapor Arqlgo. Marco Antonio Santos Ramírez y Rest. Diana Ugalde Romo

Arqueología de la minería precolombina de Chalchihuitespor Guillermo Córdova y Estela Martínez

El Picaporte por Simitrio Quezada

Formas de decir adiós por Roberto Galaviz

Diario de Mateopor Mateo Estrada Gaviria

Una mujer desnuda por Pilar Alba

Sueño soñado con fantasmaspor Edgar Khonde

No pronuncies mi nombre por Alberto Huerta

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centro histórico, que sin duda lucirán di-ferentes porque ya no le escucharemos ni lo veremos más. El día de su fallecimiento, el miércoles 10 de julio, comenzó a circular en las redes sociales la noticia y ésta fue re-cibida con consternación. Aquí sólo algu-nas de las frases expresadas en Facebook. “Su voz era el alma del centro”, Jael Alvarado, conductora de Chinchila-gua, en Zacatecas. “Qué triste noticia”, Iván Ávila –zaca-tecano, director de cine- desde el D.F. “Me uno a su pena y lloro no sé por qué con ustedes. Qué lindo que Zaca-tecas tenga a ese personaje en su memoria. Salud por don Ru�s de parte mía y de mi esposo Sergio López Sánchez que se conmo-vió también con la noticia”, Indira Pensado –actriz y profesora en la práctica vocal-, Ciudad de México. “Hoy estuvimos hablando de contratarlo para la difusión del Festival de Música de Cámara. Ojalá y nos difunda desde donde esté”, Luis Humberto Ramos, clarinetista zacatecano. “Murió el pregonero con bocina en auto de los 70s. El pregonero de la Ave-nida Hidalgo. El paisaje de Zacatecas será otro sin el pregonar gangosón, con sonsone-te local y lector de ofertas de los mercados, de los estrenos de cine, de actos y datos de Zacatecas. Su ausencia será un silencio más”, Marco Antonio Flores Zavala, histo-riador zacatecano. Muchos comentarios alusivos al deceso de don Ru�s inundaron los muros virtuales, expresando sus condolencias a la familia y a los amigos de este persona-je zacatecano que apenas el año pasado, con más de 70 años de ejercer su o�cio de pregonero, fue homenajeado por Gobier-no del Estado. Sí, don Ru�s se ganó con el paso de los años muchos amigos, pero sobre todo el cariño y el agradecimiento de quienes lo conocimos, de quienes lo vimos transitar tarde a tarde por las calles del centro histórico, siempre feliz, siempre amable, siempre sonriente. Con mucho cariño, dedicamos esta Gualdra a don Ru�s Taylor, cuya foto-grafía –autoría de Carlos Segura- aparece hoy en portada. Gracias don Ru�s, buen viaje.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

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15 de juLio DE 2013

Por Gabriel Luévano Gurrola

Niños con libro

A veces se dice, en honor a la estul-ticia, que un niño al nacer, trae torta. En todo caso, ¿no sería preferible de-cir que trae libro?Primer díaCuando entró, a decir verdad, no sólo los hombres voltearon irremisible-mente a ver su cuerpo, también, una que otra chica se aventuró a dar gra-cias al cielo por el instante en que de-cidió entrar a la carrera. Atisbó varios asientos disponibles en la �la delante-ra, pero pasar, y con el grupo lleno... Mejor esconderse, las esquinas, últi-mas hileras. La llegada intempestiva de la maestra la contrarió, hay lugares allá, señorita. Le tocó junto a una jo-ven muy delgada, de ojos enormes. Bienvenidos sean. Los días inaugurales requie-ren su protocolo inalterable: díganos su nombre, por qué entró a esta licen-ciatura, por favor, sus autores favoritos. Claro, era la oportunidad de crearse una estampa imponente, la primera impresión es la única. Todos dijeron autores como Cortázar, Tolstoi, Balzac, con un garbo afectado, casi despectivo (posiblemente nunca los entendieran). Un gordo moreno, de pelo largo y voz de pito encareció su gusto especial por Onetti. Ella no dudó en decir la razón universal: Julio Verne. Ese nombre so-naba triunfal y triste, fue la última en contestar y su respuesta sepultó las an-teriores con una losa esencial, silencio-sa, profanada por una voz mujeril: ¿No crees que existe una distancia muy gran-de entre la infancia y la licenciatura? Quizá, la autora del escarnio había previsto una actitud de respaldo por parte de los presentes; un lincha-miento colectivo. La respuesta resultó distinta. Más de uno defendió la lec-tura del escritor francés frente a un mundo donde la imaginación estaba sentenciada a muerte, la vigencia de su in�nito interés por el mundo o la capacidad profética de sus textos. La maestra también contribuyó con un discurso ensoñado de la juventud sempiterna de ciertos autores consi-derados aparentemente infantiles. A la salida, un grupo de muchachos se acercó a ella, cada uno presentó su mayor gusto en conocerla, sería feliz aquí, ya lo vería. Gracias. Esa tarde, antes de regresar a la pensión en que se alojaba, se pensó lejos de todo. Sentada en una banca de jardín, sin conocer a nadie (qué ciu-dad extraña), comenzó a recordar.

...Pequeña, líquida en sus movimientos, creía que su condición, marginada del

mundo de la cocina (cuchillos, ollas hirvientes), del cuarto del abuelo (do-cumento importantes, fotografías o en su defecto revistas sensacionalistas u obscenas), y sobre todo del occiso ta-ller de carpintería, avalaba el derecho de ocultarse, con la buena fe de no morti�car a sus mayores, a su madre en especial: realmente muchos peli-gros por doquier, decían. Sencillamente, el único sitio donde la dejaban jugar comprendía el zaguán aburrido, pelón y malo-liente. Niña sentadita. Niña bonita, obediente. Te puedes cortar, te pue-des quemar. Sentadita. Linda. Bas-tante: aprovechaba la cortedad física de su cuerpo, casi embrionario, y la agilidad que le suscitaba para estar en todos lados y pasar desapercibi-da, atrás de una silla, la puerta, un mueble. Igual a las muchachitas de su edad, había buscado una identi-�cación graciosa en animales este-reotipados, como posibilidad de ex-tender su reclusión en correlaciones imaginadas y animales. No obstante, mientras las, o los demás preferían caballos, águilas, mariposas, ella optó por ser musaraña. Y desempeñó el papel a pedir de boca. En verdad era montaraz. Cuando la descubrían, le acariciaban el pelo, reían, le volvían a prohibir: al zaguán mi reina. Una musaraña, eso era y le gustaba. Un día el viejo llegó con un regalo: se llama Julio Verne. Aún no lo puedes leer, pero si lo hojeas, quizá encuentres cosas asombrosas. Efectiva-mente, las líneas in�nitas de caracte-res desconocidos la llenaron de pesa-dumbre, pero las ilustraciones, vaya... Decidió festejar en secreto y eligió su lugar favorito. Ahí, amparada, sillones

viejos y listones de madera podridos a manera de escudo, sola en el taller, revisó una y otra vez los dibujos, repa-sando manualmente los colores, ima-ginando las situaciones. Así, hasta que su madre la echó de menos y la llamó. Pero en esa ocasión se saldría con la suya, le jugaría una broma y de paso no le quitaría el libro. Ji ji ji. ¡Hija, Hija! Las imágenes ad-quirían en ese juego improvisto de es-condidillas una melancolía dulce, que se tradujo en ella como una revelación temprana de su soledad. La serie, des-de el principio, nuevamente: (Hombre alto y barbón, la mano en la cintura, la mirada lejana, un arpón en la mano: Ned Land, pasa-jero de un escollo errante) Hija, te voy a encontrar, no me gustan estos chis-tes. La madre se dirigió al taller. Se-gura estaba de su escondite de siem-pre. Asomada la cabeza sobre aquella cerca al libro: ceguera involuntaria, demasía de porquerías distractoras. Quién sabe, no la vio. La fotografía de un tipo gordo, papudo, usando go-rra con dos latas de cerveza instala-das y bebiendo su contenido gracias a pajillas enormes, la miraba asimismo desde la pared. Ya sé, pensó, el cuarto del viejo. (Dos señores inteligentes, sentados en sillones, platicando. De fondo una impresionante biblioteca, cuatro lámparas blancas en el techo: el profesor Pierre Aronnax y el Capitán Nemo, enfrascados en conversación erudita) La llovizna rápida de pren-das, montones de camisas acabados, no, tampoco está bajo la ropa, ni de-bajo de la cama del viejo. ¡Amor, amor, me estoy asustando..! Supuso no había requisado bien la cocina, volvió.

(La más hermosa de todas. Un aposento con paredes de cristal develando los misterios del océano: una mantarraya verde, medusas ve-nenosas, uno como ajolote morado con la vista �ja en la de los tres afor-tunados, Aronnax, su criado Conse-jo, el Capitán Nemo) No estaba bajo la mesa. Revisó hasta dentro de la alacena. ¡Mi´ja, ganaste, dime dónde estás! La voz ya temblorosa, alterada. ¡Mi´ja..! Un espasmo le cortó la frase. En la puerta de la calle, el suegro y su cuñado. A ellos. ¿No han visto a la niña? (El lomo de una ballena de acero, apenas coronando la línea del mar gélido; en el polo sur, el lomo ¡para nada, es el Nautilus atrapado!) ¡Pinche viejo! Cómo no iba a ver, a sa-ber si la niña se había salido, no la en-cuentro, no está en ningún lado. ¡Hijo de la chingada! ¡Y tú también! ¡Amor, amor, contéstale a tu mamá! (Luchando con aborígenes, uno de ellos cayendo electrocuta-do dentro de la nave) (El dugongo, cachalote asesino, violento, en arre-metida feroz contra la nimia lancha, los tripulantes aterrados) ¡Dios mío, he perdido a mi hija! ¡Me han robado a mi niña! ¡Santo Dios! ¡Ceciiiiiiiiiii! (Los calamares gigantes, la Atlánti-da) (La imagen �nal, por �n, Con-sejo enhorquetado, ayudando a su amo, el profesor Aronnax, incons-ciente: ¿Quién ha podido sondear las profundidades del abismo?, sólo pode-mos contestar dos hombres: el Capitán Nemo y yo). Se había acabado el juego, era hora de compartir las ilustracio-nes, el regalo del abuelito: ¡Mamá, mamá!

Literatura

Winslow Homer, La nueva novela, 1877

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LA GUALDRA NO. 109

Por Mauricio Flores*

Se trata, la primera, de una exposición que rinde homenaje por partida doble. Al autor de los innumerables click, y al cronista infaltable, Carlos Monsiváis (1938-2010) que, cosas del destino, fallecieron con semanas de diferencia, pero que tenían pensado organizar algo en torno al vasto acervo fotográ-�co referente a la música popular del siglo XX mexicano del primero y la pa-sión sobre ella del segundo. Tanto en su montaje como en su edición, las fotos recuperadas del vastísimo archivo del artista, realizadas entre las décadas de los 30 y 90, y co-mentadas por el propio Monsi y Fabri-zio Mejía Madrid, provocan una cróni-ca singular. Cada una de ellas contiene una larga historia y se ofrece en calidad de síntesis. Lo que deriva en una curiosa revelación (como el traslado del ne-gativo al positivo, de la plata al papel) donde un atisbo a los cientos de fotos recuperadas es pronto una actividad abrazadora. Un solo registro contiene

Homenaje a Herrera y MonsiváisLas apariencias nunca engañan

todos y el conjunto de ellos la muestra: Agustín Lara, María Félix, Cantin�as, Jorge Negrete, Pedro Infante, Tongole-le, Tin Tan, María Victoria, Arturo de Córdoba, Lilia Prado, Meche Barba, Emilio Tuero y un largo etcétera. Libro y exposición, mereci-dos homenajes a este original fotógrafo que “las estrellas se peleaban”, revela además varias de las manías que los artistas tenían frente a las cámaras. Las dosis de vanidades, en menor o mayor medida, que empujaban al ar-tista a ejercer esa técnica antecesora del fotoshop y el uso del cúter sobre el negativo, a �n de disminuir papadas u obviar líneas de expresión. Bien señalan los autores de los textos. Las fotos de Armando He-rrera sólo habrían sido posibles en el auge de la misma industria de los ído-los y sus imágenes. “La fotogenia —subraya Mon-siváis— es un don al que los artistas de la cámara contribuyen ampliamente pero de ningún modo determinan; es un

La Doña

Diego Rivera se lo diría antes de pintarla: — ¿ C ó m o te va, ateo? —lo saluda María Félix.—No soy ateo —responde Rive-ra—. Ahora ten-go una diosa.

A quienes consideren al retrato de estudio como un arte dudosamente genuino, habrá que recomendarles la notable selección de registros que sobre el trabajo de Armando Herrera (1913-2010) —el fotógrafo de las estrellas— se encuentra montada en el Museo del Estanquillo de la Ciudad de México; como también Armando Herrera. El fotógrafo de las estrellas, un magn fico libro editado por el Fondo de Cultura Económica.

Elegancia, galanura, atractivoDesde la década de 1940 hasta su final, pasando por las célebres insta-laciones de la calle de Ayuntamiento, el Estudio de Armando Herrera es im-prescindible para los convencidos de que se aspecto su rostro no necesi-ta de la mentira amable (del retoque a fondo que realce su rostro, para los deseosos no sólo del armisticio de una buena foto sino también seguros, y justamente, de que un retrato del fotógrafo de las estrellas les da ven-

ta a. errera no discrimina, as sepa bien lo que uno aporta o disminuye, su labor es siempre profesional y con esto aludo a su respeto por la per-sonalidad que cada cliente o clienta quiere representar y por la que él va descubriendo desde su cámara. No es culpa suya si los retratados no van

más allá en sus pretensiones de elegancia, galanura, atractivo para todas las edades. on el tiempo, las apariencias nunca engañan.

Carlos Monsiváis (fragmento)

convenio cuya explicación arraiga en el enigma”. El mismo periodo en que el cine alcanzó sus mejores tiempos…, los años de Infante (“el único actor mexicano que posee un culto popular”), Tin Tan (“casi una bomba cultural que estallaba en cada carcajada”) y Cantin-�as (“siempre una réplica del poder y su doble”). Todo en Monsiváis era bo-lero. Género musical que lo cautivó al

grado de que uno de sus textos fun-damentales lleva el título de la vieja interpretación de María Luisa Landín. “Amor perdido”. Todo en Herrera era espectáculo, en claroscuros de alto re-gistro. Sin dejar de abarcar a los pro-tagonistas musicales de aquellos años. Amalgama que deleita al espectador. Prueba palpable: en el recin-to monsivaiano o en el bello libro del FCE.

Héctor Herrera, Armando Herrera. El fotógrafo de las estrellas, FCE, México, 2010, 346 pp.“Amor perdido, el libro de Monsiváis: Armando Herrera, el fotógrafo de las estrellas” (Museo del Estanquillo, Ciudad de México, hasta septiembre). *mau�[email protected]

Arte

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Museo del Estanquillo

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15 de juLio DE 2013

Por José Humberto Medina González

En el alto valle del río San Antonio en el extremo noroeste del estado de Zacate-cas, próximo a la antigua ciudad mine-ra y cabecera municipal de Sombrerete y dentro de los terrenos pertenecientes de algunos ejidatarios de la comunidad de Francisco Villa, se localiza el sitio arqueológico tradicionalmente cono-cido como Cruz de la Boca o Cerro de los Bueyes. Por la literatura arqueoló-gica publicada a la fecha, se sabe que en el año de 1832, Carlos de Berghes, ingeniero minero de origen alemán y entonces coronel de artillería de las milicias cívicas del Estado, fue con-tratado por el Gobierno Supremo de Zacatecas para realizar investigaciones en varios monumentos arqueológicos. Además del descubrimiento de estas ruinas prehispánicas, este investigador efectuó la primera descripción de ellas y levantó un plano detallado de aque-llos vestigios arqueológicos entonces visibles desde super�cie. También di-bujó una hermosa vista panorámica que muestra los cerros de la Cruz y del Buey que �anquean la enorme mesa donde se extienden la mayoría de los fundamentos arquitectos que integran estas ruinas. En el mapa y el reporte arqueológico, producto de esta inspec-ción, señaló la presencia de varias pla-zas de planta cuadrangular con un altar al centro delimitadas por una banqueta elevada. Entre otros vestigios arqui-tectónicos dispersos en super�cie, De Berghes reportó la existencia una cal-zada empedrada, un número conside-rable de cimientos probablemente per-tenecientes a varias casas habitación y dos monumentales escalinatas que respectivamente ascienden al cerro de la Cruz y del Buey, en cuya cima de este último, también registró un pequeño basamento piramidal. Después del importante tra-bajo realizado por De Berghes, las ruinas de Cruz de la Boca, pasaron al olvido por más de 130 años, para ser re-descubiertas a comienzos de la década de 1960, por el arqueólogo norteame-ricano John Charles Kelley, gracias al Programa de Investigación Arqueoló-gica de la Frontera Noroccidental de Mesoamérica de la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale, Illinois; que recibió el patrocinio de la Fundación Nacional para la Ciencia de los E. U. y la colaboración del INAH. Dentro de este programa de investigación que se

Historia de las investigacionesarqueológicas realizadas en las ruinas de Cruz de la Boca en el noroeste de Zacatecas

desarrolló en el norte-centro de Mé-xico, el Proyecto A, bajo la dirección del mencionado arqueólogo, efectuó inspecciones de recorrido, colecta de materiales en super�cie y excavaciones menores en varios sitios arqueológicos distribuidos a lo largo del curso del río San Antonio. Todos estos trabajos, ade-más de conducir al redescubrimiento de las ruinas de Cruz de la Boca y otros sitios cercanos, permitieron construir una primera secuencia cronológica–cultural para el registro arqueológico del noroeste del estado de Zacatecas. En las siguientes décadas del setenta y ochenta del siglo XX, no se realizó ningún trabajo de exploración arqueológica en Cruz de la Boca, aun-que es importante indicar que a �na-les de los años noventa, el arqueólogo norteamericano Michael Foster en colaboración con el Centro Regional INAH Zacatecas; intentó efectuar un proyecto de investigación en estas rui-nas, mismo que nunca se llevó a cabo. El objetivo de este proyecto, además de intentar resolver los enormes proble-mas cronológicos aún existentes en el valle del río San Antonio, buscó exca-var algunas estructuras arqueológicas supuestamente asociadas a la tradición arqueológica sub-mesoamericana, co-nocida como Loma San Gabriel, con el �n de comprender la naturaleza y tipo de relaciones culturales que estas comunidades semi-sedentarias del ex-tremo noroeste de Mesoamérica sos-tuvieron con la tradición arqueológica perteneciente a la rama Súchil de la cultura Chalchihuites. En los años noventa del si-glo XX, la investigadora norteameri-cana Nicola M. Strazicich, inició un proyecto de investigación que intentó comprender la producción, distribu-ción e intercambio de cerámicas deco-radas de la Rama Súchil de la cultura Chalchihuites. La identi�cación de la composición química tanto de ce-rámicas recuperadas en los valles del río San Antonio y río Colorado como de muestras de arcillas también pro-venientes de estos últimos, ofrecieron datos novedosos sobre las relaciones de producción e intercambio de ce-rámica entre el centro ceremonial de Alta Vista, Chalchihuites en el vecino valle del río Colorado al este, las ruinas de Cerro Moctehuma (Municipio de Chalchihuites) y Cruz de la Boca (Mu-

nicipio de Sombrerete) en el río San Antonio, al este. Es hasta los primeros años del presente siglo, cuando el INAH a través de su Centro en el estado de Zacatecas, se interesó por comenzar un proyecto arqueológico de reconocimiento de su-per�cie, mapeo del asentamiento de las ruinas de Cruz de la Boca. El arqueólogo Nicolas Caretta del centro INAH a través del Proyecto Arqueológico Cruz de la Boca, llevó a cabo dos temporadas de campo (años 2002-2003 y 2004) en estas ruinas, que se concentraron en el mapeo de algu-nos sectores con vestigios arquitectóni-cos que se asoman sobre el terreno. Como una continuidad de la anterior investigación arqueológica, el mismo Centro INAH Zacatecas a tra-vés del Proyecto Arqueológico Cruz de la Boca y Cerro Moctehuma, plan-teó la necesidad de iniciar un nuevo proyecto de investigación en las ruinas de Cruz de la Boca con el objetivo de resolver dos aspectos principales. En primer lugar, comenzar a explicar cuál fue su papel político, religioso y eco-nómico dentro del valle del río San Antonio e igualmente comprender las razones o fuerzas de índole sociocul-

tural e histórica que condujeron a la concentración de una enorme cantidad de población en este asentamiento en la época prehispánica. Y en segundo, la puesta en marcha de un programa a futuro que permita la protección y preservación integral de los vestigios arqueológicos que integran este exten-so asentamiento arqueológico. Gracias a la �rma de un con-venio de colaboración e investigación entre el INAH y el ejido de Francis-co Villa, las primeras temporadas de campo que estuvieron bajo la direc-ción de los arqueólogos José Hum-berto Medina y Baudelina L. García Uranga del Centro INAH-Zacatecas, se concentraron principalmente en realizar los mapas de aquellos sec-tores del sitio arqueológico que aún faltaban por registrar. Una vez �nali-zado el mapeo de todos los vestigios arquitectónicos y conociendo el área de cobertura total del asentamiento, se planea trazar con estación total una poligonal envolvente que permi-tirá a futuro proteger integralmente esta zona arqueológica, importante patrimonio cultural del municipio de Sombrerete, Zacatecas y de todos los mexicanos.

Arqueología

Plano arqueológico de las ruinas de Cruz de la Boca, INAH/Obras Públicas Zacatecas

Foto de grupo principal plazas ruinas de Cruz de la Boca (sin excavación)

Vista panorámica del emplazamiento de las ruinas de Cruz de la Boca

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Arqu

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Por Arqlgo. Marco Antonio Santos Ramírezy Rest. Diana Ugalde Romo*

La arqueología y la restauración de-berían ser un binomio inseparable, lamentablemente no siempre es así, ya sea por presupuesto o por falta de planeación. En algunos casos sólo se da para intervenciones a gran escala, es decir en los monumentos inmuebles. En el caso de la Zona de Monumen-tos Arqueológicos de La Quemada, desde el año pasado se lleva a cabo un proyecto arqueológico cuyo objetivo principal es conservar, restaurar e in-vestigar los monumentos y materia-les arqueológicos que a partir de las excavaciones se han recuperado. Las anteriores investigaciones en el sitio aportaron datos sobre la existencia de materiales orgánicos que forman parte muy importante de la cultura material desarrollada en el sitio y que nos per-miten entender y reconstruir una de las expresiones culturales más impor-tantes del norte de México. Ya en el siglo XVIII se da cuenta de la presencia de elementos de esta naturaleza presentes en el si-tio. Durante una visita de Félix María Calleja a la zona los lugareños le seña-laron que todavía unos años atrás los habitantes de la hacienda de La Que-mada se llevaban las vigas de la zona arqueológica para usarlas en sus casas: “Hice hacer una excavación y solo encontré unos pedazos de viga de ce-dro que cubrían una cañería muy bien forma-da fabricada para recoger los derrames de la montaña; entonces averigüé por los natura-les que hace muy poco tiempo que se han quitado de la tec umbre de estos edificios las últimas vigas de la misma madera[…]”.1

Arqueologíay restauración enLa Quemada

En la década de los años 50´s el arqueólogo Pedro Armillas señala que obtuvo algunas vigas del área co-nocida y nombrada por el como “El Cuartel”; de estos materiales se realiza-ron fechamientos de Carbono 14 que le permitieron postular una cronología para el sitio, pero sobre todo el de se-ñalar la hipótesis de la �uctuación de la frontera norte de Mesoamérica para el periodo clásico y postclásico mesoa-mericano. En este sentido y sabedores de que al intervenir nuevamente el área explorada por Armillas, seguramente se encontrarían materiales orgánicos como la madera, se incluyeron dentro proyecto arqueológico los conocimien-tos de especialistas que permitieran la conservación y restauración de dichos materiales. Sobre todo porque actual-mente no se cuenta con este tipo de materiales provenientes del sitio. Desde las primeras remocio-nes de material de los contextos ar-queológicos en “El Cuartel” se observó la presencia de pequeños restos de car-bón y cenizas, seguramente provenien-tes de los postes y vigas de los techos. “El Cuartel” es un área que se encuen-tra en el segundo nivel del sitio en la parte sureste a un costado de la Pirá-mide Votiva. Armillas había supuesto que se trataba de un lugar habitacional de la élite y que su forma constructiva se asemejaba a un cuartel militar. Tam-bién planteó la existencia de por lo me-nos dos niveles, lo que con las recientes exploraciones se constató y veri�có. Al seguir con las investigaciones poco a

poco fueron apareciendo fragmentos cada vez más grandes de restos de vi-gas y postes, al llegar a los niveles de piso original fue que se obtuvieron grandes troncos al parecer de pino, o bien -como lo señala Calleja- de cedro, los cuales fueron utilizados como se-ñalamos anteriormente para los techos y como soportes de los mismos. Fue entonces que la conserva-ción y restauración de estos elementos se volvió fundamental en el proyecto ya que estos materiales nos permitirán ha-

cer nuevos fechamientos y calibrar la cronología para el sitio, pero sobre todo el imaginarnos el medio ambiente en el cual se desarrolló La Quemada; es decir, la cantidad de madera y las dimensio-nes de los elementos en-contrados, troncos de 2.5 m. de largo por .30 m. de diámetro, nos hace pensar en bosques de grandes di-mensiones que abarcaban los valles y montañas del Valle de Malpaso entre los siglos III al XII dC.; en este sentido el paisaje que ve-mos actualmente, y como lo han señalado varios autores, es producto de la explotación minera de los últimos cinco siglos.

Debido al estado de conservación de los materiales orgánicos encontrados, fue necesario realizar una intervención di-recta sobre una viga hallada en el sector “El Cuartel”. Dicha intervención con-sistió en aplicar un tratamiento de con-solidación al objeto in situ para hacer posible su extracción con el objetivo de su exhibición dentro del Museo de Sitio.

Imagen 2. Vista general de “El Cuartel” Zona Arqueológica de La Quemada.

Imagen 3. Vista general de la unidad de excavación “K” en “El Cuartel”, Zona Arqueológica de La Quemada.

Imagen 1. Viga antes de la intervención in situ.

Restaurandoel patrimonio

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Arqueología

Imagen 4. Estado material de la viga antes de su intervención.

Imagen 5. Pruebas de consolidación in situ.

Imagen 7. Extracción del elemento. Imagen 8. Consolidación en taller.

Imagen 6. Aplicación del producto consolidante.

Conclusión

La madera, material constitu-tivo de la viga, responde a cierto tipo de deterioro en donde su conservación o degradación dependerá de dos factores primordiales; por un lado la naturaleza del propio material, que puede presen-tarse más o menos estable dependien-do de su composición tanto química como estructural y por otro lado las condiciones medioambientales en las que se encuentra, su entorno y su con-texto. Al momento del hallazgo, el estado material de la viga se detectó inestable mostrando fragilidad y un avanzado nivel de deterioro en compa-ración con otros restos de vigas encon-trados que presentan además diferen-tes propiedades físicas, en este caso, se registró también la ausencia de hume-dad, tratándose de un tipo de contexto seco. Así, se decidió no extraer el objeto sin antes aplicar un tratamiento de con-solidación in situ para su manipulación y por las características de este elemen-to realizar trabajos de restauración una vez extraída y en el taller para su expo-sición. (Ver imagen 1) Se decidió aplicar un produc-to consolidante que bajo cierta metodo-logía y estableciendo criterios y princi-pios teóricos y éticos de la restauración y conservación de bienes culturales, permitieran la adecuada preservación del objeto. En general la intervención de la viga en cuestión, se puede dividir en los siguientes procesos: acercamien-to al bien cultural, evaluación y diag-nóstico del estado de conservación, registro, pruebas, consolidación in situ, extracción y consolidación en taller. - Acercamiento al bien cultu-ral: observación y reconocimiento del material y su contexto arqueológico. La viga resulta un importante vestigio que nos permite entender y comprender muchos aspectos de los habitantes de este sitio así como de su entorno, este elemento arquitectónico y estructural, se trata al parecer de una viga de so-porte, la más grande hasta el momento registrada. En cuanto al contexto arqueo-lógico, se detecta un tipo de depósito seco, con cierta ausencia de humedad lo que ha permitido cierta estabilidad material, sin embargo también repre-senta algunas di�cultades para la con-servación de la madera en este tipo de contextos secos además de las caracte-rísticas de este elemento como sus di-mensiones. (Imágenes 2 y 3) - Evaluación y diagnóstico del estado de conservación: identi�cación y jerarquización de efectos de deterioro, relacionándolos con sus causas y me-canismos. Se puede decir que la viga

* Centro INAH Zacatecas.Notas:1. Cita tomada de: Félix María Calleja en La Quemada; Beatriz Rojas, INI, 1991; quien a su vez señala que las páginas fueron tomadas de un informe que realiza Calleja el cual se encuentra en el Archivo General de Indias, Ramo Guadalajara, número 393.

presentaba un avanzado nivel de de-terioro pues se detectó cierta ausencia de cohesión entre los restos del tejido leñoso de la madera y con severa frag-mentación, a pesar de esto, la viga se muestra completa sin grandes pérdi-das ni faltantes. (Imagen 4) - Registro: el registro es uno de los procesos fundamentales para la conservación de bienes culturales. Se realizó este proceso detallado fotográ-�camente, antes, durante y después de la intervención.

- Pruebas: una vez propues-to el polietilenglicol como producto consolidante (el polietilenglicol es un poliéter que ha sido utilizado en la conservación de madera arqueológica, sobre todo proveniente de contextos totalmente húmedos), se realizaron pruebas en una zona de la viga in situ aplicando diferentes concentraciones, dando buenos resultados después de un monitoreo posterior, pues esta zona se mostró lo su�cientemente estable para su extracción. (Imagen 5)

- Consolidación in situ: se rea-lizó el tratamiento de consolidación de la viga in situ aplicando polietilenglicol en etanol en diferentes concentraciones hasta un 20%. Sólo se intervino 1.50 m. aproximadamente de la viga, debido a una gran fractura a esta altura en don-de se marcaba una diferencia del estado de conservación, pues el área que no se consolidó presenta mayor fragmenta-ción y pérdidas, por lo que se decidió dejar este fragmento en sitio. (Imagen 6) - Extracción: una vez que se determinó que la viga presentaba la es-tabilidad su�ciente para su extracción, se realizó este proceso con ayuda de soportes semirrígidos y egapack para entonces levantar el bloque. Este tipo de proceso resulta de gran di�cultad al estar en peligro la integridad total del objeto a extraer si no se toman las su-�cientes medidas de seguridad para el bien de la obra. (Imagen 7) - Consolidación en taller: la viga, en bloque, se llevó al taller para su evaluación y continuación del trata-miento de consolidación con el mismo método y materiales utilizados in situ. (Imagen 8) Actualmente la viga se en-cuentra en el taller y aún no se concluye su intervención pues en este momento se sigue consolidando y se trabaja en el diseño de su montaje.

La conservación arqueológica y sobre todo de material orgánico, ha repre-sentado un desafío para la restaura-ción de bienes culturales y hasta la fecha se siguen investigando y ana-lizando nuevos métodos, técnicas y materiales que cumplan con ciertos criterios teniendo como único interés su adecuada preservación. Sólo se podrán evadir daños a los objetos de naturaleza orgánica durante los procesos de excavación y restauración, conociendo las propie-dades y características de la madera, el tipo de deterioro que se presenta y las técnicas y materiales que se pue-den aplicar. Gracias a una labor multi e interdisciplinaria se pueden lograr excelentes resultados en todos los ámbitos de protección del patrimonio cultural; así, la relación entre arqueo-logía y restauración como de muchas otras debería ser estrecha y profesio-nal y a lo largo de los años se ha po-dido comprobar que la colaboración entre diversas disciplinas es funda-mental en materia de conservación arqueológica.

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LA GUALDRA NO. 109

Por Guillermo Córdova y Estela Martínez*

Manuel Gamio fue el primer arqueó-logo que exploró la región. En 1908, excavó el sitio arqueológico de Alta Vista y tuvo oportunidad de conocer lo que denominó “cavernas”. Pensó que habían sido hechas arti�cialmente por grupos que habitaban en los valles y las interpretó como refugios temporales en momentos de peligro. En la década de los sesenta, el doctor Charles Kelley realiza una serie de investigaciones arqueológicas en la región de Chalchihuites e identi�ca las “cavernas” de Gamio como grupos de minas antiguas. Al recorrer la región, Kelley y su equipo de investigadores localizaron tres grupos de minas. Posteriormente, en 1965, Phill Weigand amplió a seis los grupos de minas registradas. En 1968, publicó sus resultados identi�cando cuatro mi-nerales que probablemente se extraían de las minas: hematita, pedernal, rio-lita y cuarzo, resultado que originó una nueva pregunta: estos materiales no pudieron ser su�cientes incentivos para motivar la minería con la intensi-dad que presenta la región de Chalchi-huites, ¿cuál era entonces el material que se estaba aprovechando? En 1992, Vincent Schiavitti realiza nuevos recorridos de super�cie, explora el interior de algunas minas y obtiene muestras de antorchas, teas de ocote y madera calcinada que pudo fe-char por Carbono 14. Según estas data-ciones, el periodo inicial de extracción ocurrió en fechas cercanas a 400 d.C. y se caracterizó por ser poco organizado y a baja escala; el periodo de explota-ción más extensiva y organizada suce-dió entre los años 650 y 950 d.C.

Las investigaciones arqueológicas en Chalchihuites

La principalincógnita

El proyectoarqueológico Valle del río Suchil

Proceso prehispánico de extracción minera

Arqueología de la mineríaprecolombina de Chalchihuites

Los arqueólogos han demostrado que la minería fue una actividad económi-ca importante para la sociedad chal-chihuita precolombina. No obstante lo anterior, si en las partes altas de las montañas de Chalchihuites se obser-van vetas super�ciales con gran con-tenido de rocas azul-verde, por qué entonces los antiguos chalchihuitas in-virtieron una enorme cantidad de tra-bajo en excavar las minas subterráneas. Weigand mismo sugirió que el material que se apreciaba en los rebajes no era su�ciente estímulo para tal cantidad de trabajo. En las excavaciones arqueo-lógicas se han recuperando adornos de lujo hechos con teselas de turque-sa. Hasta hace poco se pensó que esta materia prima fue extraída del interior de las numerosas minas subterráneas. Sin embargo, se ha demostrado que la mayoría de las piezas de estas reliquias provienen de minas ubicadas en los es-tados de Arizona y Nuevo México, lo que rati�ca la pregunta inicial: ¿qué va-lioso mineral se extraía para justi�car la escala y dimensión de la actividad minera subterránea?

En 2004 inició el proyecto arqueoló-gico Valle del río Suchil, Zacatecas y Durango. Es un proyecto con escala re-gional que tiene por objeto aproximar-nos al conocimiento de la economía, organización política y cosmogonía de esta antigua población. Un objetivo sustancial de nuestra investigación fue responder esta pregunta e identi�car

el mineral extraído del subsuelo para poder conocer su transformación, dis-tribución y uso. Esto nos ayudaría a interpretar el grado de complejidad y organización socio-política alcanzado por Chalchihuites.

Según nuestras observaciones, las an-tiguas minas de Chalchihuites tienen

Arqu

eolo

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A la memoria de nuestro querido amigo,ingeniero y arqueólogo Adolphus Langenscheidt

En el extenso territorio mexicano existen formaciones geológicas de casi todas las edades así como prácticamente toda clase de rocas y minerales que fueron aprovechadas por las culturas precolombinas, lo que propició el surgimiento de actividades mineras. De manera frecuente se usaron los Chalchihuites o “piedras preciosas”, una amplia gama de rocas y minerales verdes y azul-verdes, puros o impuros, principalmente turquesa, jadeíta, amazonita, serpentina y crisoprasa. En la región de Chalchihuites abunda este tipo de roca de color azul-verde y se encontró evidencia arqueológica de una intensa actividad minera. Por esta razón, desde hace más de cien años, la región ha interesado a numerosos arqueólogos y estudiosos de la historia antigua.

una formación geológica de conglome-rado que presenta consolidación débil y está formado por clastos principal-mente de calizas, pedernales, riolita y hematita. La débil consolidación hace que las galerías tengan una estabili-dad mediana y seguramente el traba-jo minero fue un tanto peligroso. Las antiguas explotaciones subterráneas se asemejan al moderno método de tum-be de “salones y pilares”, pero con una distribución irregular. Para desprender

1. Interior de la mina

2. Minero con mecapal

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15 de juLio DE 2013

Muestreo y resultados

Arqueologíael conglomerado se usaron percutores con cintura, cuyo enmangue era de madera �exible y sus extremos fueron atados con cordón de �bra vegetal. También se utilizaban percutores sin cintura que se manipulaban a mano libre. La consolidación débil del con-glomerado facilitaba el uso frecuente de la “pica” de cuerno de venado, con ella se lograba a�ojar los clastos y se evitaba provocar derrumbes innece-sarios y peligrosos. La iluminación subterránea se lograba con hachones de madera resinosa, cuyos vestigios han sido reconocidos plenamente. La ventilación se hacía mediante pozos verticales que alcanzaban la super�cie exterior, localizados donde era más necesario ventilar. Estos pozos hacían efecto de chimeneas. El acarreo inte-rior debió ser con cestos que los mine-ros llevaban en la espalda con “meca-pales”. El acceso a las minas era a través de tiros cortos verticales, socavones horizontales o inclinados a manera de rampas.

Para disipar nuestra interrogante invi-tamos al ingeniero en minas y arqueó-logo Adolphus Langenscheidt para tomar muestras de las entradas de las minas, toda vez que era el punto donde los mineros transitaban con su carga-mento y, por tanto, se podrían acumu-lar derrames accidentales del material de tamaño �no. De esta manera se recogieron muestras de las bocami-nas. Langenscheidt ordenó su análisis químico por espectrofotometría de ab-sorción atómica y fundición, escori�-cación y copelación en Investigaciones Geoquímicas S. A. Todas las muestras resultaron con contenido de oro, pero en baja concentración, en el rango de décimas a centésimas de gramo por tonelada. Estos bajos valores implican una gran e�ciencia en aprovechamien-to del recurso así como abundancia de mano de obra. Cabe decir que las bajas “leyes” del mineral harían incosteable

una operación minera en la actualidad. Sin embargo, en la antigüedad prehis-pánica los costos no eran el factor para decidir el aprovechamiento de los re-cursos naturales.

Las razones por las que se asentaron los habitantes prehispánicos de Chalchi-huites en esta región fueron diversas: geopolíticas, económicas, religiosas, etcétera. Sin embargo, podemos decir que la minería fue una actividad eco-nómica que, aunada a elaboración de artefactos preciosos y su intercambio a larga distancia, fue fundamental para el desarrollo de esta compleja sociedad que jugó un papel destacado en la es-fera norteña mesoamericana durante una buena parte del primer milenio de nuestra era. Nuestras interpretaciones pre-liminares sugieren que la cultura Chal-chihuites, en pleno apogeo, estaba or-ganizada bajo un sistema socio-político regional compuesto de, por lo menos, cuatro Centros Rectores que fungían como sedes de poder local: Alta Vista, Cerro Moctehuma, Cruz de la Boca y Cerro Pedregoso. Estos centros eran en-tidades políticas con cierta autonomía que albergaba bajo su poder distintas unidades subregionales, como poblados o aldeas. Según nuestra hipótesis, cada uno de estos Centros Rectores estaba dirigido por una élite local y controla-ba, en el ámbito económico, un área de producción minera y estaba en constante competencia con los otros centros de la región. Al estudiar su cultura material, encontramos diversas similitudes forma-les y estilísticas entre ellos y algunos de sus rasgos parecen provenir de regiones como Guanajuato y Michoacán, con las que seguramente mantuvieron estrechos vínculos en toda su trayectoria histórica. Los análisis físicos y químicos de las teselas de turquesa refuerzan la noción de que la materia prima pro-viene, en su mayoría, de minas de los estados de Nuevo México y Arizona en los Estados Unidos. Sólo en un escaso

3. Percutor con cintura y enmangue original

porcentaje, estos artefactos se elabo-raron con crisocola o amazonita pro-venientes de las vetas super�ciales de Chalchihuites, no de las minas sub-terráneas. Algunos pulidores hechos en arenisca fueron recuperados en nuestras excavaciones y procedentes del Cañón de Chaco en el suroeste de Estados Unidos. Estas herramientas usadas en la elaboración de objetos de lapidaria, nos permite suponer

que obtenían la materia prima de lugares distantes pero los bienes eran elaborados por artesanos es-pecializados que habitaban en los Centros Recto-res chalchihuitas. Los objetos eran usados por las élites de gober-nantes locales para reforzar su estatus e inter-cambiados por otros bienes de

prestigio en regiones apartadas como Oaxaca, Michoacán o Guanajuato. Como ya mencionamos, el conglomerado de las minas subterrá-neas de Chalchihuites presenta poca variedad mineralógica, sólo se dis-tinguen clastos de roca caliza, riolita, pedernal y hematita. Estos materiales perecen ser los únicos utilizados por los antiguos habitantes. Con ellos ma-nufacturaban diversas herramientas y pigmentos empleados en la deco-ración de su re�nada alfarería, pero se debe recordar que se trata de ma-teriales comunes y abundantes en casi toda el área mesoamericana y no constituían materiales raros ni se consideraban valiosos. La presencia de oro en los rebajes de las minas sub-terráneas podría justi�car la enorme cantidad de trabajo invertido en ellas. Pero, debemos admitir que aún no hemos recuperado ningún artefacto en contextos arqueológicos elaborado con este metal. Si explotaban el oro en fechas tan tempranas, aún no sabemos de qué modo lo usaban.* Investigadores de la Dirección de Estu-dios Arqueológicos del INAH.

Ideas para re�exionar

4. Percutor con cintura

5. Pulidor de arenisca para lapidaria

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LA GUALDRA NO. 109

AGENDA CULTURAL JUlIO 2013

VIERNES y SÁBADOSLeyendas de ZacatecasFrente a Catedral / 20:00 horas

SÁBADOS 20 y 27Danza, Música y TeatroSábados en la CulturaEscalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza19:00 horas

Restauración Virtual delAntiguo Templo de San Agustín21:00 horas

DOMINGOS 21 y 28Tradicional ConciertoOrquesta Típica de ZacatecasCasa Municipal de Cultura de Zacate-cas. Entrada libre / 18:00 horas

MIÉRCOLES 17, 24 y 31Todos al Centro HistóricoMiércoles de DanzónPlazuela Miguel Auza / 18:00 horas

JUEVES 18 y 25Tradicional ConciertoBanda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y OrtegaPlazuela Goitia / 19:00 horas

MUSEOS Y GALERÍAS

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZLa estampa de nuestro tiempo Apropiación / Secuenciación / Reitera-ción / RegistroColectiva de Grabado Sala de Temporales IIArtistas: Gustavo Artigas, Erik Ba-

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La pro-yección de las películas se realiza de manera gratuita, con fi nes culturales y educativos. Excepto ¡ESTRENOS! Entrada general $30.00 Estudiantes con credencial y personas de la 3a edad $20.00

PROGRAMA JULIO 2013CINETECA ZACATECAS

ESTRENO Jueves 18 a las 20:00 Hrs.Sábado 20 a las 18:00 Hrs.

CANÍCULADir. José Álvarez

México/ 2011/ 65 min.

ESTRENO Miércoles 17 a las 20:00 Hrs.Viernes 19 a las 20:00 Hrs.Domingo 21 a las18:00 Hrs.

POST TENEBRAS LUXDir. Carlos Reygadas

México/ 2012/ 120 min.

MIÉRCOLES 17, 18:00 Hrs. TRAFFIC

Dir. Jacques TatiFrancia/ 1970/ 96 min.

JUEVES 18, 18:00 Hrs. SHUTTER (ESTÁN ENTRE NOSOTROS)

Dir. Banjong Pisanthanakun y Parkpoom WongpoomTailandia/ 2004/ 97 min.

VIERNES 19, 18:00 Hrs.

UN TIPO SERIODir. Joel Coen, Ethan Coen

EUA/ 2009/ 105 min.

SÁBADO 20, 19:30 Hrs. MEJOR IMPOSIBLE

Dir. James L. Brooks EUA/ 1997/ 138 min.

DOMINGO 21, 12:00 Hrs.

SIEMPRE A TU LADO Dir. Lasse HallströmEUA/ 2009/ 93 min.

chtold, Elisa Casarín, Virginia Colwell, Mónica Contreras, Sofía Echeverri, Demián Flores, Ilán Lieberman, Nuria Montiel Pérez Grovas, Ernesto Mora-les, Taniel Morales, Darío Ramírez, Miguel Rodríguez Sepúlveda y Jaime Ruiz Otis. Permanencia: de julio a agosto

Abstracción en JaliscoColectivaSala de temporales IPermanencia: de julio a agostoInauguración: 19 de julio, 20:30 Hrs.

MUSEO FRANCISCO GOITIAEl espíritu de la abstracciónPinturaObra de José Luis BustamantePermanencia: 22 de septiembre MUSEO ZACATECANOVariacosaGráfi ca, ilustración y diseñoObra de José Esteban Martínez + Quetzal LeónPermanencia: 31 de julio

CINETECA DE ZACATECASFotografía/ Vídeo/ InstalaciónGuillaume Corpart Muller, Jan Smith Ramos y Ragnar ChacínArtista invitado: Israel SolórzanoLugar: Vestíbulo de la Cineteca ZacatecasPermanencia al 24 de julio

FOTOTECA ZACATECAS- Fotografía artesanal Galería de la Fototeca. Permanencia al 28 de julio de 2013.- Rostros de México, Zacatecas. Mariano Aparicio.

Inauguración, 19 de julio de 2013, 20:00, plática con el expositor, 19:00, patio de la Fototeca. Perma-nencia al 25 de agosto.

TALLERES Y CURSOS

MUSEO FELGUÉREZPINTURA Y LITERATURAEn las clases de pintura se fomen-tará en los niños el gusto e interés en las artes y su capacidad de expresión. En literatura los niños se iniciarán en la lectura y el libro a través de actividades encamina-das a abordar el mundo del libro considerando en esta ocasión 4 aspectos: físico, intelectual, lúdico y la biblioteca de arte. El taller de verano está dirigido a niños de entre 6 y 14 años. Se desarrollará del 22 de julio al 9 de agosto, en un horario de 10:30 a 12:45 horas. El cupo es limitado y el costo es de $250

TALLERES Y CURSOS

CENTRO CULTURAL CIUDADE-LA DEL ARTE

- Taller de Trompeta y GuitarraMtro. Antonio Ramírez ZacaríasDe 8:00 a 10:00 horasCuota de recuperación: $100.00 mensuales

- Ensayo y Crítica LiterariaMtro. Sigifredo Esquivel MarínSábados de 17:00 a 20:00 horasCuota de recuperación: $ 100.00 mensuales

- Taller de Poesía Imparte Javier Acosta EscareñoSábados de 11:00 14:00 horasCuota de recuperación $100.00 mensuales

FOTOTECA ZACATECAS

- Taller de fotografía digital básico. Con duración de 10 horas, del 15 al 19 de julio, en horarios de 11:00 a 13:00. Cuota de recuperación$ 600.00, cupo para 20 personas. Impartido por Sergio Mayorga. Para mayores de 15 años. Requisitos:

cámara digital y/o tel. celular con cámara. - Taller de goma bicromatada en tricromíaCon 12 horas de duración, 29, 30 y 31 de julio, en horarios de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00, cuota de recuperación: $ 900.00, incluye papel, reactivos químicos, y uso de laboratorio fotográfi co; cupo: 7 personas, mayores de 15 años. Requisitos, 10 imágenes digitales en color. Impartido por Carlos Segura y Sergio Mayorga.

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15 DE JUliO DE 2013

El picaportePrometer no es jurarEn latín, el verbo mitere signi�ca “enviar”. De ahí se derivan al español palabras como emitir, trans-mitir, remitir, misión, intermitente y prometer. El pre�jo “pro” signi�ca, tradicional-mente, “en sustitución”, “en lugar de”. “Prometer”, del latín promittere, es un verbo que transmite la idea de futuro, de algo ve-nidero. Un primer signi�cado de prometer im-plica declarar a alguien su decisión de obligarse a hacer algo o bien dar algo, ya sea algo grato o penoso. Ejemplos: “Te prometo que vendré con frecuencia”, “Te prometo que no volveré a drogar-me”. Un segundo signi�cado está más re-lacionado con la buena expectativa o esperanza: “Este proyecto promete”. De ahí viene la expresión “es prometedor”. Por sentido común, se entiende que puede esperarse mucho de él, y no tanto que el proyecto se la pase prometiendo.

Por Simitrio Quezada

Abril 11 de 2004:“Por una nota en El País, M. M. descu-bre por qué le gustan los días con vien-to: porque éste permite que los árboles susurren; y, porque en los matorrales, donde las arañas construyen edi�cios enormes, caen los insectos que no le-vantan alto su vuelo, todo por dejarse llevar en la vorágine del primer piso.- Las rutas del viento”. Sigo el programa gris: leo para los trabajos escolares. Escribo guiones para colaborar en Trópico de Cáncer. No empleo estable. El rencor crece. Aumenta tanto que admito mi imbecilidad… C. escribió. El gran hombre escribió… Abril 18: Volveré a España. Mi padre será desconectado. Perderé un semes-tre en la escuela. Perderé… [dos párra-fos tachados] Sábado 25: “Tendencia positiva. Se favo-recen la economía, el trabajo y las ne-gociaciones con gente de jerarquía o go-bierno. La organización y las relaciones sociales o de pareja �uyen…”. Sagitario. Tomado de Reforma. Este texto debí comenzarlo hace una semana, cuando avise del viaje. En �n. El lunes pedí permiso. Lo hice por escrito. Cuando expliqué de los motivos y el destino, la directora me miró con procuración de encon-trar la raíz de “una mentira”. Martes: estuve en Aguas. Re-cogí papelitos. Mandé mensaje a C. No respondió. Dormí con Luis. Él está emocionado con el viaje. No le he di-cho por qué voy. Miércoles: escuela, concluí guion de dos ensayos que debería ex-poner. Tengo ganillas de publicar en Trópico de Cáncer. Le mandé un rela-to a Marco (desde hace dos semanas). No lo ha devuelto. El texto debe ser malísimo. He comido en casa. Tomo café soluble robado en la escuela. Jueves: escuela, centro, salu-dar, caminar. Cené tacos de tripas en la López Velarde. Luis me obligó hacerlo. Luis… Viernes: escuela y Luis… Sábado: C. llamó. Me desea suerte e interroga si requiero algo. Acepté dinero. Prometió depositarlo el lunes.

Por Mateo EstradaGaviria

El tercer signi�cado se parece al ante-rior, y se advierte cuando algo da muestra de que producirá algún provecho. “Este abono promete una cosecha más jugosa”. Respecto al jurar, esta palabra viene del latín iurare y está bastante relacionada con la ex-presión ius, que signi�ca derecho. De ahí viene justicia y justo. Jurar es a�rmar o negar algo con solemnidad, algunas veces recalcando la presencia de algún ser sagrado u objeto con las mismas con-notaciones. Tal presencia es, más que un testigo, el garante de lo que se declara. Ejemplos: “Te juro por mis hijos que no rompí tu �orero favorito”, “Juro que me vengaré”, “Te juraré amor eterno ante el altar”, “Juré no vol-ver a creerte”, “No jures en vano”, “Te lo juro por los clavos de Cristo”. Cuidado con confundir ambos verbos.

* Envíe comentarios y demás inquietudes a:[email protected]

Río d

e pal

abra

s

Por Roberto Galaviz

Formas de decir adiós IHay dos o tres formas de decir adiós,todascausan al menosun pequeño dolor

ya sea en los ojos,en las manos,o en la lluvia del verano siguiente

una vez te dije adiósenseguida,para balancear la nochetú también dijiste adiós

-no esperábamos que fuera en serio-

nos despedíamos

porque entonces era lo único posible,porque el mar ya nos llegaba a los tobillos

porque decir adióses tan elegante que resulta irresistibleno podíamos fallarleal momento

IIAyer conducía mi autohace años no te veía:cruzaste la calleagitaste tu mano derechadiciendo adiósuna vez más;,esta vez,pensé:

es para siempre.

Martes 16 de julio Teatro Calderón; 20:00 horasCASTALIA ensamble

Miércoles 17 de julioTeatro Calderón, 20:00 horasCameristas de México

Jueves 18 de julioMuseo de Guadalupe, 18:00 horas. CASTALIA ensambleEntrada Libre

Jueves 18 de julioTeatro Calderón; 20:00 horasCameristas de México

Viernes 19 de julioTeatro Calderón; 20:00 horasEnsambles participantes en las clases magistralesEntrada Libre

Sábado 20 de julioTeatro Calderón; 20:00 horasCameristas de México

Domingo 21 de julioTeatro Hinojosa, 12:00 horasJerez, ZacatecasCameristas de MéxicoEntrada Libre

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LA GUALDRA 109 / 15 DE JUlIO DE 2013

Río d

e pal

abra

sPor Pilar Alba

Por Edgar Khonde

Por Alberto Huerta

Una mujer desnuda

Sueño soñado con fantasmas

No pronuncies mi nombre

Una mujer desnuda sale al balcón. Afuera llueve. No hace frío, sólo la brisa de verano que viene con la llu-via. El cuerpo de la mujer se moja. De su cabello revuelto escurren arroyos de agua. Está abstraída, como en otra parte. No, por el momento no le im-porta el pudor o el posible resfriado. No es una mujer hermosa. No ganaría un concurso de belleza ni sería modelo para una fotografía. No sale para que la vean. No pretende

Yo que seré olvidado en el año 2125 cuando un par de muchachos pasen por la calle principal y se detengan a comentar sobre la antigua catedral construida por los novohispanos hace ya muchos siglos; yo que nunca le di la vuelta al mundo en 80 días como tam-poco la dieron ninguno de los dos Ju-lios; yo que no le escribí cartas a Car-men donde le narraba esas fascinantes historias de amor que luego Franco Cienfuegos convertiría en un libro; yo que no di cátedra de literatura en un salón de clases frente a aspirantes a co-rrector de estilo; yo que no vi a la mu-jer más hermosa que cualquier playa convertida en arena, ésa que Alma�ta-no nombró Edith Lieberman; yo que no recuerdo qué estaba haciendo en aquella vieja cantina la noche del 18 de septiembre de 1985, justo unas horas antes de que se derrumbara el centro de México; yo que olvidé contarles la historia de María del Refugio Rojas, mujer española que fue condenada a la hoguera por la inquisición acusada de brujería en una provincia que todavía no se llamaba Zacatecas; yo que cono-cí las calles pero que no tracé mapas ni

Aquí estoy como una loca perdida, in-tentando decirte tantas cosas, que no sé por dónde empezar, ni qué decir… Con un zumbido intermitente metido en el cerebro de tanto pensar, de dar-

llamar la atención, representar un es-pectáculo. Es una mujer, sólo eso. Un poco entrada en años. Posee sólo el encanto de cualquier mujer desnuda. Una mujer desnuda sale al balcón. Afuera llueve. Sale y no sabe para qué. No hay un por qué de su comportamiento. Tal vez sea por el calor. Por la impotencia. Porque ya no puede decir nada más… Afuera en el balcón bajo la lluvia una mujer desnuda pretende gritar en silencio.

le di nombre a ninguna; yo que no fui heredero de reinos ni legué mis odas a través de poemas a la generaciones ve-nideras; yo que no vi cuando Gelman compuso su “Con�dencias”; yo que ya no supe de la colonización de otros planetas ni del descubrimiento de la vacuna contra la muerte; yo que sólo supuse las causas que Jorge Luis Bor-ges eligió para su canto llamado “Las causas”; yo que no sé si volveré a reco-rrer el aire seco y la redonda luna; yo que derretí nieve; yo que anuncié días repletos de sol; yo de saco a cuadros y sombrero; yo voz de la cantera y este semidesierto; yo que estoy supuesta-mente hecho de átomos, y los átomos solamente pueden suponerse. Yo ahora me presento en tu sueño Renan Her-nández, mientras caminas por la acera tomado de la mano de L. Marie y te sa-ludo, y me regresas el saludo como si nos conociéramos de una vez que me confundiste en el barrio de Vallecas con el pregonero español que siempre se aparece en tus sueños, te digo bue-nas tardes, me dices buenas tardes. Yo que me desvanezco cuando apurado hacia no sé dónde tú sigues tu camino.

Al Pregonero

“No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre,cuando me muera no pronuncies mi nombre”.

Roque Dalton

le vueltas y vueltas a una misma idea, sin darme tiempo ni para darme una ducha de agua helada para atemperar mi cuerpo. ¿Te has preguntado el por qué de mi silencio? Este silencio que

no logro romper con nada. Que parece que me voy a quedar muda. He inten-tado hasta escribir lo que quiero decir-te en un cuaderno y sólo logro abrirlo y mirar la blancura de las hojas, el bo-lígrafo se resbala de entre mis dedos y me quedo como idiota mirando estúpi-damente al bolígrafo y al cuaderno sin lograr escribir una sola palabra. Horas y horas… Invariablemente termino en una caminata demencial, sí, demencial, por toda la casa, entrando y saliendo de cada cuarto. ¿Sabes tú cuántas veces he tomado el teléfono y marcado tu nú-mero, y cuántas lo he colgado sin darte

tiempo ni siquiera a que descuelgues? Y yo que pensaba que Dios estaba en plan genio el día que se le ocurrió la idea de inventarlo. Muda, me estoy quedando loca y muda. Y tan fácil que sería plantarme frente a ti y ponerme a decir todo lo que siento. Te empecé a odiar… Sí, a odiar, porque estaba llena de amor por ti, hasta el tuétano del últi-mo de mis huesos. Ya nada importa. Ni el silencio. Ni la oscuridad de esta habi-tación. Nada. Sólo eso puedo sentir en mi ser… ¡Odio! ¿Por qué te odio tanto? Porque sí. ¡Y se acabó!

Vincent van Gogh, Pena, 1882