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1 LA FLOR DE LOS MIL PÉTALOS (Sahasrara) Por Juan Carlos García

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LA FLOR DE LOS MIL PÉTALOS

(Sahasrara)

Por Juan Carlos García

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LA FLOR DE LOS MIL PÉTALOS Título original: La Flor de los Mil Pétalos (Sahasrara) Autor: Juan Carlos García 1ra. edición, marzo de 1992: 3.000 ejemplares 2da. edición, noviembre de 1995: 2.000 ejemplares 3ra. edición, 20 aniversario, diciembre de 2012 Copyright © 1992, Juan Carlos García Copyright © 1992, Bienes Lacónica, C.A. Copyright © 2012, Pulsar Studios ISBN de la primera edición: 980-6114-87-6 Inicialmente editado y distribuido por: BIENES LACÓNICA C.A. Apartado Postal 69732, Las Mercedes Caracas 1063–A. Venezuela 7820 S.W. 55 Ave. Miami, Florida 33143 U.S.A. Distribución online: PULSAR STUDIOS Islas Canarias – España http://www.JuanCarlosGarciaWeb.com Cubierta e ilustraciones: Oscar Sjöstrand (Ilustraciones del interior coloreadas en 2012 por Miriam García)

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ÍNDICE

Presentación de la primera edición ....................................... 4

Presentación de la presente edición ...................................... 5

Prólogo del autor ................................................................... 7

Dedicatoria ............................................................................ 9

Preámbulo ............................................................................. 10

Capítulo I – El Tío Germán y la Piedra Cristalina ................ 13

Capítulo II – El Encuentro .................................................... 18

Capítulo III – El Comienzo ................................................... 26

Capítulo IV – La Flor Muladhara ......................................... 37

Capítulo V – La Flor Svadhisthana ....................................... 47

Capítulo VI – La Flor Manipura ........................................... 55

Capítulo VII – La Flor Anahata ............................................ 62

Capítulo VIII – La Flor Vishuddha ....................................... 69

Capítulo IX – La Flor Ajna ................................................... 76

Capítulo X – La Flor Sahasrara ............................................ 81

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PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA EDICIÓN

La Flor de los Mil Pétalos es otra dádiva literaria de Juan Carlos García donde se pone de manifiesto su espiritualidad y conocimientos metafísicos unidos a una fértil imaginación, ya que por medio de un cuento nos introduce dentro del complejo conocimiento de los Siete Chakras, los Retiros de los Maestros Ascendidos y las Siete Leyes Universales.

En un instructor espiritual no cabe el orgullo, pero sí la Divina Complacencia de revisar y presentarle a un discípulo una obra como ésta, llena de pureza, profundidad y “simplicidad” combinadas en un solo tanto, como es la presencia de Juan Carlos, que desde hace años asiste a nuestras conferencias y mantiene una estrecha relación con nuestra editorial y su director Diego Gil Velutini.

Bienes Lacónica, C.A., editora oficial de los libros de Conny Méndez y de sus seguidores directos, una vez más se complace en presentar una obra de un discípulo que, si bien no es directo, está en la segunda generación de su línea discipular. Conny Méndez continúa viva y escribiendo por medio de sus hijos y nietos espirituales, como en el caso de Juan Carlos García.

Que esta obra ilumine los corazones de todos sus lectores y les conduzca al feliz encuentro de la Flor de los Mil Pétalos en cada camino de la vida y dentro de cada mundo interior.

Rubén Cedeño Caracas, 1992

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PRESENTACIÓN DE LA PRESENTE EDICIÓN

Tengo el privilegio de presentarte este maravilloso libro repleto de sucesos, Vida y Magia, que una vez comenzado no podrás dejar de leer.

Este “cuento” nos habla acerca de la Divina Aventura que es la Vida, de los acontecimientos con los que todos —antes o después— nos encontramos; sucesos que nos hacen crecer y crecer cada vez más, mostrando y dejando al descubierto irremediablemente en todo su esplendor el Ser que realmente Somos. Todo esto impregnado de ese halo de Magia que no es ni más ni menos que las propias Leyes Divinas en acción.

Este libro rezuma Victoria por los cuatro costados; esa Victoria que ya es nuestra y que todos —incluidos tú y yo— estamos haciendo manifiesta día a día en nuestras vidas hasta llegar a la conquista de la manifestación completa.

Resulta apasionante el Sendero que los protagonistas María y Pedro van haciendo suyo. Este Sendero Ascendente no está exento de pruebas y retos, pero son precisamente estos retos los que forjan al Héroe y los que consiguen igualmente que una vez agarrado el logro, prenda el exquisito Fuego del Entusiasmo dentro de nosotros; Sagrado Fuego éste que no parará de crecer y autoalimentarse en el interior hasta llevarnos a nuestra Divina Meta.

La Flor de los Mil Pétalos nos cuenta de manera sencilla el recorrido que todo ser humano habrá de hacer antes o después, en algún momento, ya que éste es nuestro verdadero y único destino y lo hace —como es costumbre en los “Cuentos de Hadas”— susurrándole al oído del lector, haciendo emerger al Niño que todos llevamos dentro, de manera que el mensaje

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llegue de forma certera, limpia, pura e inocentemente poderosa. Éste es, después de todo, el lenguaje que mejor entienden los niños.

Tienes en tus manos una auténtica Joya Espiritual que brilla y radia Bendiciones de preciosas formas y colores. Trátala como se merece, disfrútala, báñate con su chispeante Luz hasta que te conviertas tú mismo en la Joya Maravillosa de mil facetas que celebra y centellea la Vida.

Charo Arroyo Aldama Gran Canaria, 2012

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PRÓLOGO DEL AUTOR

En pleno final del siglo XX; época de viajes espaciales, de la invención del sonido digital, del descubrimiento de la fibra óptica, de la música electrónica, y del despliegue del pensamiento positivo, los Cuentos de Hadas se han puesto de moda otra vez.

Maravillosos cuentos como La Historia Interminable, Leyenda, etc., son llevados a las pantallas de cine y todo el mundo habla de ellos. Y es que la humanidad necesita mantener vivo dentro de sí todo lo que conecte con lo espiritual.

La mayoría de los Cuentos de Hadas no son simples invenciones de una mente llena de fantasías irrealizables, sino que en realidad son Leyes Inmutables de la Naturaleza lo que se quiere exponer en ellos. En La Cenicienta hay un claro ejemplo; la pobre se pasaba todo el tiempo limpiando los pisos y sirviendo a sus despiadadas hermanastras, pero en el fondo siempre guardando un sentimiento de Fe en que algún día un príncipe azul la sacaría de allí y la pondría en un palacio a su lado. Desde el punto de vista metafísico las hermanastras representan los pensamientos negativos de limitación y sufrimiento que durante la vida nos tienen atados y que no nos dejan levantar la cabeza; un claro ejemplo de ello es que Cenicienta limpiaba los pisos, es decir, limpiaba la tierra —que es símbolo de lo inferior— manteniendo la cabeza siempre abajo. Pero, una vez que Cenicienta deseó con verdadera Fe que su sueño “inalcanzable hasta entonces” se le realizara, ahí mismo se le presentó su Hada Madrina —que representa la fuerza de la Fe, que lo puede todo—, y sin ir más lejos todo lo negativo se transformó en positivo al instante. Cenicienta tuvo verdadera Fe y en ella se

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obró el milagro. Sus vestiduras cambiaron y relucían, lo que antes parecían ser ratones de casa en realidad eran preciosos caballos, y, en fin, todo se transformó, o como se dice en metafísica se “transmutó”. Pero también ocurrió algo muy notable y es que cenicienta aún conservaba un pequeño pensamiento de limitación y por eso, en plena fiesta y justo a las doce de la noche como ella previamente había sido advertida, se esfumó toda su maravillosa vestimenta quedando otra vez envuelta en sucios trapos, y sus caballos volvieron a ser ratones de nuevo.

Cenicienta dudó de todo lo bueno que le pasaba y, como la Ley no admite dudas ni componendas sino que se cumple cabalmente, volvió a quedar como lo había temido. Pero no terminó todo allí, Cenicienta ya había conocido a su Príncipe Azul, que representa la voluntad y la perseverancia, y no hubo ninguna mujer en todo el reino a la que le sirviera la zapatilla de cristal —que representa la Pureza— sino a Cenicienta que, con mucha seguridad, se la probó y le sirvió y desde entonces fue feliz para siempre.

Este cuento metafísico que ahora sostienes en tus manos es la segunda parte de El Ave Diamante, y por supuesto la última. Mucha gente que ha leído El Ave Diamante me comentó que hay varios pasajes aparentemente incomprensibles y que el final parece un poco apresurado. En La Flor de los Mil Pétalos el lector encontrará el porqué de esos pasajes y del final.

Espero que aquel que lea este cuento, sea niño o adulto, sepa seguir conservando intacta toda esa magia que rodea a los Cuentos de Hadas y que nos empuja a leerlos y releerlos sin cansancio.

Juan Carlos García Caracas, 1992

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DEDICATORIA

Tanto El Ave Diamante como La Flor de los Mil Pétalos están especialmente dedicados al Maestro Ascendido Koot Hoomi, y a la memoria de Conny Méndez.

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PREÁMBULO

...Jasmid ya era todo un maestro y director de su cuerpo. Podía manejar la Naturaleza con la misma facilidad que su preceptor. En él las tinieblas de la ignorancia se perdieron por siempre para dar paso a la Luz que nunca falla... —fue lo último que balbuceó Pedro antes de que su hermana lo despertara impacientemente.

—¡Despierta ya, Pedro, despierta! —le dijo.

Poco a poco, Pedro, fue tomando conciencia de su cuerpo, el cual le parecía perdido. Una sensación de vacío en su estómago le indicó que no había probado bocado alguno en mucho tiempo. Su hermana María, mientras tanto, le enjugaba el sudor de la frente con un paño humedecido.

Luego de unos minutos, Pedro dijo:

—¡María, fue maravilloso...!

—Tranquilízate —le dijo María con voz maternal—, debes reponerte. Llevas dos días enfermo y yo sin poder hacer nada,

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pues no tengo medicinas y no hay ni un solo ser humano a más de cincuenta kilómetros a la redonda.

—¿Dónde estamos? —susurró Pedro.

—Estamos cerca, muy cerca de la Piedra Cristalina —respondió—. Estoy segura de que hoy la encontraremos.

Pedro no dudó en levantarse rápidamente de la colchoneta en la que permanecía acostado, tomó una gran bocanada de aire, bostezó y luego dijo:

—¡El Ave Diamante...!

—¿Qué? —preguntó María.

—Sí, el Ave Diamante es su nombre.

—¿El nombre de qué? —volvió a preguntar pensativamente María.

—¡Es el Ave que eleva su vuelo al través de los Himalayas...!

—Toma esto, te hará bien —interrumpió María. Después, le acercó a la boca la cantimplora con la cual había humedecido antes el paño.

Pedro tomó de ella y luego de unos segundos dijo:

—Éste no fue un sueño normal. Lo que me pasó va más allá de mi comprensión. Hay algo que me dice que tiene mucho que ver con la misión que nos encomendó el tío Germán.

—Aún no comprendo por qué desperté —añadió pensativo. Fue maravilloso, verdaderamente maravilloso...

María asintió tiernamente con la cabeza. Luego de unas horas ya se habían puesto de nuevo en la búsqueda.

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CAPÍTULO I EL TÍO GERMÁN Y LA PIEDRA CRISTALINA

IENTRAS avanzaban, la mañana les regalaba un luminoso espectáculo de vibrantes colores pasteles que se dibujaban por todo el cielo. Una fuerte intuición dirigía sus mentes y pasos. Sus corazones latían a gran velocidad como si estuviesen seguros de que la encontrarían. La

aspiración era fuerte e invencible y la pureza fresca como el amanecer. Pronto llegaron a una gruta muy oscura y apartada. Tal era su tamaño que para poder pasar por su entrada, María y Pedro tuvieron que agacharse. Luego de un pequeño recorrido con lámpara en mano, vieron que encima de una estalagmita se encontraba algo maravilloso. Fue entonces cuando Pedro gritó muy emocionado:

—¡La hemos encontrado! ¡Desde pequeños hemos estado tras esta piedra y ahora que la veo no lo puedo creer!

—¿Pero Pedro, estás seguro de que ésta es la verdadera piedra? —preguntó ansiosamente María.

Sus voces sonaban ahuecadas por la calidad sonora del espacio en el que se encontraban y sus ecos se perdían en las partes más profundas de la gruta.

—¿Cómo no voy a estarlo? Es idéntica a la que nos mostró el tío Germán en sus libros de investigaciones —reafirmó Pedro

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tomándola entre sus manos—. ¡Ésta es la Piedra, la hemos encontrado!

María y Pedro eran hermanos siameses y sus edades eran de veinticinco años. Desde muy pequeños, inspirados por su tío Germán, comenzaron a interesarse por la arqueología y la búsqueda de la Verdad Suprema. Ellos nacieron en Argentina, en un pequeño pueblo al sur del río Colorado en la Patagonia.

Hacía muchos años que se habían separado de su tierra natal, habían viajado casi por todo el mundo en busca de una extraña pero a la vez maravillosa piedra que —según ellos— poseía ciertos poderes mágicos inimaginables por el hombre. Su madre murió cuando éstos nacieron, y más tarde su padre, dejándolos en la calle a la edad de siete años. Su tío Germán, que era una persona muy rica en aquel entonces, los recogió y admitió en su casa, y allí comenzaron una relación que no se consumaría sino dieciocho años más tarde.

El tío Germán era un señor alto y de barba, de cabellos cortos y muy bien cuidados. Sus ojos eran azules y de mirada muy penetrante. Su porte era el de todo un caballero. Siempre llevaba consigo, en su dedo índice derecho, un hermoso anillo con una gran amatista que a veces destellaba pequeños rayos violeta y de la que él decía no era de substancia terrena alguna.

Pocas veces se le veía por el pueblo y muchos decían acerca de él que era increíble que teniendo tanta edad permaneciera con la apariencia de un joven de veinte años. A su alrededor —como comentaba la escasa gente que lo llegaba a conocer personalmente— había algo muy secreto y misterioso, pero estando a su lado se podía uno sentir seguro y en paz.

Por allí se contaba que cuando murió el padre de María y Pedro, éstos quedaron por un tiempo en la calle y dormían en la plaza central del pueblo. La gente generosamente les daba de

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comer y estaban a la expectativa de alguien que se hiciera cargo de ellos antes de decidirse por un orfanato. Pero una mañana, para su fortuna, se acercó en un lujoso auto su tío Germán y les dijo: “¡Mis queridos sobrinos, por fin los encuentro!”, aunque el señor Germán nunca los había visto. Desde entonces se les veía juntos paseando por los bellos parajes de la región. Muchos envidiosos llegaron a decir que el señor Germán era un afamado ladrón de joyas y que a eso se debía su riqueza. Lo cierto es que el origen de su inagotable riqueza jamás lo llegaron a determinar.

Mientras tanto, Pedro permanecía con la extraña piedra en su mano. Ésta era cristalina y muy parecida a un diamante, pero mucho más particular según lo que les había dicho su tío Germán. En su centro brillaba una pulsante luz azul de tal hermosura y sutileza que sublimaba los sentidos del que la viera.

Ahora, nuestros jóvenes amigos se encontraban en una diminuta isla en el océano Pacífico y cerca de México.

—¡Ven, busquemos en el libro del tío! —propuso Pedro.

Entonces sacó de una mochila que tenía al lado, un viejo libro. Éste era sumamente grande y sus páginas, que habían tomado un color amarillento por la acción del tiempo, hacían que el pensamiento de quien las leyera se transportara al pasado. Estaba escrito en un castellano muy sutil y armonioso, y además estaba repleto de símbolos y colores. Al parecer era un libro que había escrito su tío Germán en uno de sus tantos viajes en busca de la Sabiduría por todo el mundo.

Pedro comenzó a leer:

“La Piedra Cristalina que abre la entrada de la Puerta de los Tres Conductos Sagrados está ubicada dentro de la Isla bañada en los mares jamás tocados por el hombre. Poseerla es una tarea a la que muchos se han dedicado, pero pocos, en verdad, la consiguen.”

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—¡Es cierto, ésta es la verdadera piedra! —dijo María muy emocionada.

Era el comienzo de la primavera del año 2002. Las flores desbordaban vida por todos los campos y sus bellas presencias se sentían más fuertes que en años anteriores, sus colores eran aún más radiantes, sus aromas mucho más enternecedores. Todo aquello daba la impresión de que la Tierra se estuviera preparando para una ocasión muy especial y, en efecto, así era. Según el libro del tío Germán, una vez que se encontrara “La Piedra Cristalina”, el mundo ya estaría en posición y suficientemente preparado para algo muy especial, un acontecimiento sin límites en la imaginación.

Varios días después, María y Pedro se encontraban volando cómodamente en un avión en dirección a su hogar, Argentina. Su tío les había dicho que subirse a un avión es como subirse en las alas del pensamiento, y es desde allí que se puede ver con mayor claridad lo que sucede. También les dijo que los problemas eran muy fáciles de vencer mirándolos desde arriba, y no desde abajo como comúnmente se hace. Al mirar desde arriba se tiene una toma completa de la situación, sus ventajas y desventajas, y lo mejor de todo es que mirando desde esa posición el observador no es afectado por los acontecimientos.

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CAPÍTULO II EL ENCUENTRO

RREALIZABLE había permanecido hasta aquel entonces el momento de ver de nuevo a su pueblo. María y Pedro se bajaron del autobús que los acercó hasta allí. Mágicamente, un suave y aromático vientecillo campestre los envolvió dejándolos cargados de gratos recuerdos.

Lágrimas de emoción brotaron de los ojos de María y rodaron por sus sonrosadas mejillas. Ahora estaban allí, en el lugar de donde habían salido y en el lugar donde comenzó la búsqueda.

María, aún conmovida, dijo:

—Vamos Pedro, el tío Germán debe estar en casa esperándonos.

Hacía diez años que no veían a su amado tío, el cual les había encomendado la misión de encontrar “la Piedra Cristalina”. Él les decía que una vez que la hallasen, ése sería su verdadero encuentro; un encuentro con él y con toda la humanidad a la vez.

Después de aproximadamente media hora de camino, a lo lejos ya se vislumbraba una hermosa casa rodeada de jardines con flores jamás antes vistas. María decía que cada vez que su tío sembraba una flor en aquel bello jardín se vestía de gala y, tomando la semilla en su mano, le hablaba en un idioma que sólo ella podía entender. La semilla se estremecía y vibraba a su tono

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de voz y cuando el tío caminaba cerca de ella —una vez hecha una planta completa— parecía que ésta le hiciera una pequeña reverencia. También Pedro decía que dichas flores sólo le regalaban su suave aroma al tío Germán y a nadie más. Si alguien quería oler una rosa de su jardín primero tenía que pedirle permiso a su tío.

Pedro llevaba consigo un hermoso cofre decorado con muchos símbolos sagrados. Este cofre era dorado y parecía un arca en miniatura. Contenía en su interior la hermosa Piedra Cristalina y mientras ésta más se acercaba a la casa más brillaba. Por fin llegaron nuestros jóvenes amigos al gran portal de la casa y, después de subir rápidamente unas pequeñas escaleras, tocaron el timbre; al rato se abrió la puerta y entonces María dijo emocionadamente:

—¡Matilde, qué alegría nos da verte!

Matilde, que era el ama de llaves del tío Germán, casi no lo podía creer. Muy emocionada, los recogió en un apretado abrazo y les dijo cariñosamente:

—¡Mis hijitos, qué bueno que han llegado! ¡Hace mucho tiempo que no los veo y esto para mí parece un sueño!

Sí, Matilde se había encariñado tanto con María y Pedro que los llamaba hijitos.

—Pero pasen, su tío se va a poner muy contento —continuó diciendo.

—¡Y eso no es nada, deja que vea lo que traemos! —añadió Pedro contagiado por una desbordante emoción.

Toda aquella casa estaba maravillosamente decorada. En verdad, el gusto del tío Germán era exquisito y muy fresco.

—¡Su tío está en la biblioteca, vamos! —dijo Matilde.

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Y después de caminar por un largo y bien iluminado pasillo llegaron a la biblioteca, que a la vez era la oficina del tío Germán.

Allí se encontraba él, con los brazos abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja. Una suave aura violeta parecía envolverle, y sin más espera se unieron todos en un gran abrazo. Lágrimas, risas, alegrías y triunfo estaban concentradas allí en aquel momento.

—¡Diez años hace que no los veo, queridos sobrinos! —dijo el tío Germán muy conmovido—. Es increíble cómo han crecido tanto por fuera como por dentro. Desde aquí puedo sentir sus corazoncitos latir con mucha fuerza, y es un gran placer ver que están ya preparados para lo que viene. Yo sé que han tenido éxito.

La Piedra Cristalina brillaba con tanta intensidad que la luz azul se desbordaba alrededor del cofre. En ese instante Pedro dijo:

—¡Mira tío, la Piedra brilla aún más cuando está cerca de ti!

Y tomándola entre sus manos se la entregó a su tío. Éste se la llevó hasta el corazón y en ese momento un fulgurante rayo de luz del mismo color azul traspasó a todos los allí presentes, incluyendo a Matilde. En ese instante, el tío Germán comenzó a decir:

—Hijos míos, ésta es la verdadera Piedra. Sí, es la misma Piedra que yo encontré cuando también tenía su edad.

—¿Pero cómo? ¿Ya tú habías encontrado esta Piedra antes, tío? —dijo María muy extrañada.

—Claro que sí —contestó—, esta bendita Piedra ha sido encontrada siempre por todos los tenaces buscadores de la Verdad. No nos pertenece porque es patrimonio de la humanidad

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y todo ser humano tiene algún día que encontrarla al igual que lo he hecho yo y ahora ustedes.

—¿Qué quieres decir con todo eso, tío? —preguntó Pedro.

—Lo que quiero decirles —contestó— se los explico mejor ahora. ¡Vengan, vamos al jardín un momento!

Y muy intrigados, salieron todos detrás del tío. Una vez que llegaron al jardín, el tío Germán continuó diciendo:

—Cuando yo tenía su edad y casi no sabía nada sobre la Verdad, estaba sentado aquí junto a este bello jardín, y permanecía con la vista quieta observando el cielo y meditando sobre la Creación. De pronto, una bella y perfecta voz de mujer me dijo: “Hijo mío, es hora de que observes a tu alrededor y te des cuenta de que en este lugar está toda la síntesis de la naturaleza”. Al principio yo miré por todos lados pero no conseguí ver a nadie, luego me quedé más tranquilo y continué escuchando lo que aquella aterciopelada voz me seguía diciendo: “Cada partícula del Universo tiene su síntesis aquí en este jardín y cuando tú delicadamente atiendes a tus flores estás atendiendo y engrandeciendo la belleza del Universo. Tu meditación de hoy te ha permitido oírme y si fijas la atención en el pequeño rosal que está frente a ti, me podrás ver también”. Instantáneamente fijé mi atención en aquel bello rosal que la voz me había sugerido. Entonces vi que desde la rosa más grande de éste se irradiaba una tenue luz blanca y, como si nada, dicha rosa se desprendió y comenzó a ascender. Luego de alcanzar cierta altura, entorno a ella se comenzó a vislumbrar la figura de un maravilloso Ser. Mientras esta figura se hacía más y más densa me di cuenta de que la rosa había quedado a la altura de su corazón y que la luz que al principio era tenue ahora brillaba casi como un sol. Esta Luz que desprendía el Ser me encegueció momentáneamente, pero luego, al acostumbrarme a su incandescencia, pude darme cuenta de que era la figura de una

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hermosísima dama. Sus cabellos eran dorados y le caían hasta más abajo de los hombros, de sus manos abiertas emanaban fulgurantes rayos de un blanco purísimo y el contorno de su cabeza estaba decorado con un halo de radiantes joyas autoluminosas de belleza sin igual, sus vestiduras eran azules y blancas. Luego acercó su mano hasta la rosa de la cual había emanado y que aún conservaba cerca de su corazón, y me la entregó con tan bello gesto que jamás lo olvidaré. Cuando toqué la flor, ésta se convirtió en la Piedra Cristalina que ustedes durante tanto tiempo han buscado y que ahora poseen. Desde entonces ella me visitaba y me instruía todos los días. Se convirtió en mi Maestra y yo en su más fervoroso discípulo. Su nombre es Kundalini, el Fuego Serpentino.

María, lentamente se acercó a su tío y lo tomó de la mano. Con voz temblorosa le dijo:

—Oh, tío Germán, nunca por mi mente pasó que esta Piedra Cristalina estaba dentro de todos y cada uno de nosotros, y que no importa el trabajo que hagamos para encontrarla porque realmente nunca la hallaremos en el exterior sino en el interior, dentro de nuestro verdadero Ser, y los únicos instrumentos necesarios son la Fe y la Pureza, pues esta maravillosa Piedra es cristalina como la Pureza y en su centro destella una pulsante luz azul como la Fe. Nosotros no hemos pasado tantos años para conseguir la Piedra sino para conseguir sus maravillosos atributos. Así lo creo.

—¡Mi querida sobrina, tú has entendido bien! —dijo el tío Germán sonriendo—. No hacen falta más que esas dos cosas; la Fe y la Pureza, para llevar siempre con uno esa maravillosa Piedra Mágica que abre de par en par las puertas de los Tres Conductos Sagrados. Sobrina mía, todo lo que fuimos, somos y seremos está en nuestro Ser y nadie jamás podrá quitárnoslo, pues lo que se hace con el corazón no se pierde nunca.

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En ese momento, Pedro, que había permanecido muy silencioso escuchando toda aquella conversación, dijo:

—Ahora comprendo que todo aquel duro trabajo que hicimos, aquellas incomodidades a las que nos sometimos y todos los años que pasamos buscando esta piedra no sirvieron de nada más que para darnos cuenta del valor indispensable de esas dos cualidades que ustedes mencionan y que todo ser humano las necesita en su camino evolutivo.

—Pedro, a veces la Vida nos lleva por lugares no tan agradables para nosotros pero con un significado esencial para nuestra existencia —continuó diciendo el tío Germán—. De no haber sido por ese tan largo viaje que ustedes hicieron y por todas las experiencias que adquirieron, no estarían suficientemente preparados para lo que viene y que es en realidad donde sus fuerzas y cualidades se medirán con su justo valor. Toda nuestra vida es una gran práctica, una práctica que nos facilita a la vez el vivir, y tú bien sabes que la práctica hace al Maestro. Toda mi vida la he pasado en una total práctica, en una total armonía con todo, pues sé que todos, absolutamente todos somos Uno Solo. He estudiado los secretos más hermosos y ocultos de la naturaleza, he recorrido el mundo en busca de la Verdad y la he conseguido. Ahora me ha tocado guiar sus pasos por donde yo he caminado antes y conducirlos por donde yo fui conducido.

—¿Ese lugar a donde tú dices que iremos y que ya has recorrido, es tan importante? —preguntó Pedro.

Y su tío, con palabras magistrales le respondió:

—¡Oh, hijo mío, sin ese lugar este planeta no duraría ni diez segundos más! ¡En él están contenidas toda la vitalidad, sabiduría, fuerza, actividad y magia de la Tierra entera y de todos sus reinos! ¡Vengan, se los mostraré mejor!

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Y saliendo del jardín, entraron nuevamente a la hermosa casa.

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CAPÍTULO III EL COMIENZO

UEGO de haber caminado por el largo pasillo lleno de objetos representativos de casi todos los países y culturas del mundo, llegaron nuevamente a la biblioteca. El tío Germán dijo a Matilde que fuera haciendo todos los preparativos para el largo viaje que

emprenderían ahora él y sus dos sobrinos.

—Mis queridos sobrinos, siéntense por favor —continuó diciendo el tío Germán.

María y Pedro se sentaron rápidamente en una pequeña sala que el tío tenía frente a su escritorio. Esta biblioteca–oficina era verdaderamente fascinante. Se puede decir que sus paredes estaban prácticamente forradas de libros de todo tipo. Además, unos grandes estantes de pared a pared contenían rollos de papel que aparentaban ser muy viejos. Todo ese lugar impregnaba, a quien estuviera presente, de la Sabiduría de las Edades. Era casi imposible que estando dentro de ella se dejara de tomar un libro, aunque fuera sólo para ojearlo.

El tío Germán se acercó al único estante de todo el lugar que estaba cerrado, y de uno de sus bolsillos sacó una pequeña llave que introdujo de inmediato en la cerradura. Este estante resultaba diferente a los demás porque era de un estilo barroco muy sutil y brillaba con un color dorado intenso. Por fin, el tío abrió una de

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las puertecillas y sacó un rollo de papel parecido a los papiros que se encontraron en las pirámides y monumentos de los antiguos egipcios. La única diferencia era que éste, en particular, se conservaba en un estado incorrupto.

El tío se acercó hasta María y Pedro. Se sentó a su lado y colocó solemnemente el rollo sobre una mesita. Luego añadió:

—¡Aquí está expuesto el camino a recorrer para llegar a Sahasrara, la Flor de los Mil Pétalos!

En ese momento, Pedro tomó el rollo y desanudó la cinta que lo ataba. Mientras tanto María preguntó:

—¿Qué cosa es la Flor de los Mil Pétalos, tío?

— Es la bella Flor que crece sin tierra, ni agua, ni aire —contestó lentamente—. Ella sólo se alimenta de Luz; de la Luz Interior de cada uno. Es como el Ave que eleva su vuelo al través de los Himalayas. Quien logre llegar a ella por otros medios que no sean la Fe y la Pureza estará perdido para siempre en el gran mar de la ilusión.

Pedro, en ese momento terminaba de ver aquel extraño rollo y se dio cuenta de que en el margen inferior derecho, y en altorrelieve, se encontraba dibujada una hermosa ave que parecía comenzar a tomar vuelo y que en su ala izquierda llevaba impresa una letra A, en su ala derecha una U y en su cola una M. Entonces, muy confundido, habló de la siguiente forma:

—Amado tío, yo tuve un sueño muy extraño donde se mencionaba esa Ave a la que te refieres y que se la llamaba por el nombre de “el Ave Diamante”.

— ¡Oh, mi querido sobrino, yo sé de tu sueño —dijo el tío Germán muy complacido—, y sería muy provechoso para ti que no lo vieras como tal sino como la instrucción más valiosa que se te ha podido dar para que alcances la Flor Sahasrara, pues si

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sigues a Jasmid y al Ave Diamante te llevarán directamente hacia ella!

—Ésta será su última y más peligrosa misión —continuó diciendo el tío Germán dirigiéndose esta vez a los dos—, y por eso tendrán que estar fuertemente preparados para no dejarse abatir por la fuerza siniestra que se escurre entre los lugares menos previstos a lo largo del ascendente camino que lleva a las tres primeras Flores. Esta “fuerza” a la que me refiero es maligna y de muy baja vibración, pero si ustedes elevan sus conciencias a una vibración más alta, ésta ni siquiera los rozará, pues una vibración mayor vence a una menor.

—Pero tío, ¿por dónde empezaremos? —dijeron María y Pedro casi a la misma vez y muy emocionados.

—Comenzaremos, amados sobrinos, por la Tierra del Fuego. Allí reside la Madre Kundalini y la entrada a los Tres Conductos Sagrados que son: Ida, Suchumna y Pingala.

—¿Qué tiene que ver tu Maestra Kundalini con todo esto, tío? —preguntó María muy extrañada.

—La Madre Kundalini es la presencia y fuerza electro–espiritual que los acompañará a ustedes durante toda la subida hasta Sahasrara —contestó—. Sin ella, la búsqueda sería inútil e infértil. No hay nada que se pueda hacer para llegar a dicha Flor sin la Madre Kundalini.

En ese momento, y sin esperarlo, un sobre de color dorado cayó en la pequeña mesa desde alguna parte. María y Pedro quedaron asombrados por tal acontecimiento y entonces, desde los éteres, se comenzó a escuchar una bella melodía. El sobre permanecía como envuelto en una suave luz dorada que pulsaba, y en ese momento el tío Germán dijo:

—¡Amados sobrinos, esta carta que nos ha sido precipitada

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es, nada más y nada menos que parte de la instrucción que ustedes seguirán durante su Ascensión a Sahasrara! Hay muchos Seres de Luz que están pendientes de ustedes y ésta es la señal de que recibirán Su ayuda durante el ascenso.

Aquel extraño sobre llevaba impresas en dorado una serie de palabras en algún idioma sagrado, y éstas eran:

—¿Por qué es tan importante esa Flor llamada Sahasrara? —preguntó María.

—Sahasrara no es una flor normal, —respondió su tío Germán—. Ella es la única en su especie y no hay un lugar en este mundo y en muchos otros mundos donde se pueda encontrar algo igual. Posee entre sus radiantes pétalos mil colores que vibran con vida propia. Un pintor quedaría sin palabras si pudiese admirar tan sólo por un instante la belleza, variedad y energía de estos colores que la componen. Su aspecto es ígneo y difícilmente se pueden mantener los ojos abiertos frente a tanta Luz. Si mirásemos en derechura hacia abajo la corona de una flor normal, tendrían una idea general de Sahasrara y de las seis Flores que la preceden.

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—Desde hace miles de años —continuó— la Tierra ha ido acumulando en su atmósfera, debido a guerras y odios, una especie de suciedad parecida a la que se pega alrededor de una chimenea. Esta suciedad ha empañado la brillantez de Sahasrara y de las otras sagradas Flores y ha bajado sus vibraciones a un punto muy crítico. Sin estas Flores no habría sustento de lo físico, y si de alguna manera sus vibraciones se detuvieran por completo, todo el planeta se desintegraría en un instante. Ellas son como distribuidoras de purísima energía que es irradiada constantemente desde el Cosmos y están encargadas de sostener vibracionalmente a todo el planeta. La misión de restaurarles sus originales vibraciones se les ha encomendado a ustedes dos por varias razones que verán más adelante. Si logran que las vibraciones sean aceleradas, entonces la radiación de estas benditas Flores será tal que podrá disolver esa capa negra que cubre todo el planeta y devolverle la estabilidad magnética sobre su eje. Una vez hecho esto, la Tierra, debido a su gran Luz y a leyes de atracción magnética que rigen a todo el Sistema y al Universo entero, pasará a la órbita del planeta Urano y más tarde a la de Venus. La Nueva Era, que entró en manifestación en la Tierra en 1954 y que ha permanecido latente hasta hoy, llegará a su máximo esplendor para nunca irse y ésa es la Edad Dorada, en donde no existirán las enfermedades, ni las guerras, ni la muerte. Todo será Paz y Bienestar.

A la mañana siguiente, María, Pedro y el tío Germán emprendieron el viaje hasta la entrada y base del camino a recorrer. El sol se reflejaba fulgurosamente sobre todo el ambiente. La frescura y el aroma del más bello amanecer se presentaba como dando saltos de alegría. Toda la naturaleza parecía estar atenta. El tío Germán estaba trajeado con una bella túnica de colores pasteles muy sutiles y que llevaba en su pecho el Caduceo de Mercurio bordado en fino hilo azul, como símbolo. También llevaba en su mano aquella carta dorada de instrucciones que fue precipitada.

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María y Pedro estaban trajeados con túnicas conteniendo los mismos colores y texturas y con el mismo símbolo que la de su tío Germán, pero éstos —a excepción— llevaban en su frente una cinta dorada con una gema preciosa en su centro parecida al diamante, la cual brillaba con luz propia. Al parecer, estas joyas autoluminosas se las había colocado su tío para protección.

Iban por un camino luminoso y lleno de frescura pero a lo lejos se vislumbraba un grupo de nubes negras amenazadoras que se acercaban lentamente y que provocaban en los corazones de Pedro y María una infiltrante angustia incomprensible para ellos.

—Éste es el primer peligro que deben pasar, mis queridos sobrinos —dijo lentamente el tío Germán, al presentir la angustia en sus corazones.

La tormenta no tardó en alcanzarlos y pronto estaban sumidos en un sin fin de vientos dislocados que se debatían en una profunda oscuridad. La lluvia que se precipitaba era muy extraña; no mojaba, sino que los llenaba de sentimientos de desilusión y desgano. El tío Germán, con una tremenda intuición por su experiencia, habló a sus sobrinos de esta forma:

—Amados míos, no dejen que la amargura y la desgana entren en sus corazones donde ya la Luz ha hecho su debido puesto.

Pedro recordó por un instante una secuencia de aquel tan extraño y real sueño que había tenido no hacía mucho. La imagen de una gran nube negra que recubría la Tierra por completo vino a su mente como si fuera un flash mientras que él y su hermana continuaban avanzando guiados por su tío Germán.

A lo lejos y sumergido en la oscuridad había un inmenso castillo muy tenebroso y de apariencia lúgubre que apenas se vislumbraba por los reflejos de los estridentes rayos que se

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desataban constantemente. Una vez habiendo llegado a sus puertas en busca de cobijo irremediable, Pedro dijo:

—¡Tío, marchémonos de aquí! Este lugar me produce escalofríos que erizan todo mi cuerpo.

Pero su tío, haciendo un movimiento de negación con su cabeza, le dijo:

—Pedro, toma esta carta y léela ahora mismo.

Entonces, desde dentro del castillo se comenzó a escuchar unos impresionantes pasos que llenaban de pánico los corazones de Pedro y María. Estos pasos se dirigían cada vez más rápido a la puerta donde se encontraban nuestros aventurados amigos. En verdad eran aterradores y podían petrificar de miedo a cualquiera que los escuchase.

Pedro no esperó más y casi sin ver comenzó a leer dicha carta. Sus manos y todo su cuerpo temblaban, gotas de sudor le corrían por toda la cara y su corazón no podía latir más aprisa. La carta decía:

“ Antes de que el portal del Primer Sendero sea abierto a los ojos del intrépido peregrino es preciso que su Fe sea más fuerte que una roca y que la Pureza inunde su corazón no dejando espacio para inútiles sentimientos que retrasen y entorpezcan sus pasos. De no ser así, no tendrá ojos para ver, ni oídos para escuchar y permanecerá en su búsqueda infértil por eones, mas el terror hará presa de él…”

—¿Ahora comprendes, Pedro? —preguntó el tío Germán mirándolo fijamente—. Con un sentimiento como el que tienes no podrás nunca entrar en los Sagrados Conductos que llevan a Sahasrara. Ponte atento y escucha la Voz que Nunca Calla, la Voz del Silencio en tu corazón, esa Joya de prístina energía que brilla con la fuerza de mil soles y que está envuelta en el Loto con el magnífico perfume de la victoria. Llama a esa Joya en tu

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corazón y ella no tardará en responderte pues siempre ha estado allí a tu disposición y pendiente de ti aún más que tú mismo, sólo tienes que reconocerla y verás.

Pedro tomó la mano de María mientras que el ruido de los pasos se hacía insoportable y parecían estar ya a su lado. La carta que sostenía en su mano inmediatamente se incendió debido al calor que éste comenzó a emanar de todo su cuerpo. En su mente, y tan claro como en una pantalla de cine, se formó la imagen de una gigantesca flor de loto blanco de nueve pétalos que en el centro contenía tres llamas de colores, que eran: una azul, una dorada y una rosa, las cuales se encendían desde un hermoso punto de luz tan incandescentemente blanco que inundó toda la imagen mental al momento. En ese instante y desde su propio corazón, salieron fulgurosas tres bellísimas llamas que lo recubrieron por completo a él, a María y al tío Germán. Cada llama tenía un color y en su totalidad eran azul, dorada y rosa exactamente iguales a las de la imagen mental. Un suave olor a rosas inundó inmediatamente todo el ambiente y aquel sonido estruendoso de los pasos comenzó a bajar de intensidad hasta perderse de donde salió. Inmediatamente desapareció todo aquel repugnante castillo, dejó de llover, y aquellas nubes se esfumaron rápidamente.

El sol pareció brillar ahora aún con más fuerza que antes y de nuevo la frescura del día y la Luz se hicieron presentes como el más puro amanecer. Las llamas que los recubrían se redujeron hasta el nivel del corazón de Pedro y con un gran resplandor desaparecieron, pero el suave perfume quedó para siempre.

Por fin llegaron a una región dentro de la Tierra del Fuego que no había sido explorada aún; era una región virgen. Las flores, los árboles y todo el ambiente regalaban el más enternecedor y revitalizante espectáculo. Después de haber llegado a una extraña meseta, el tío Germán dijo:

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—¡Aquí es! ¡Ésta es la entrada!

María, muy intrigada, dijo:

—Yo no veo ninguna entrada, tío. Esto es simplemente una meseta más.

—¡Aquél que anhele llegar a Sahasrara y verla con los ojos físicos —respondió mirando fijamente a María—, más le vale que no intente nada pues nunca lo logrará, mas la ilusión hará presa de él!

—Hijos míos —añadió el tío ahora dirigiéndose a María y a Pedro también—, ustedes no deben buscar con sus sentidos externos pues ellos son ilusorios, ustedes deben buscar con sus sentidos internos; los verdaderos, en los que la intuición y la sabiduría juegan papeles muy importantes.

Suavemente el tío Germán levantó su mano derecha y enseguida apareció una gran puerta en medio de aquella meseta. Ésta era relucientemente dorada, y en su centro se encontraba el mismo símbolo que todos llevaban en su pecho, el Caduceo de Mercurio. A su alrededor brillantes flores desprendían sutiles y variados aromas, ahora mucho más evidentes. Sin más espera la puerta se abrió de par en par dejando escapar un gran rayo de luz que bañó por completo todo el ambiente. Después de unos segundos, una bella figura femenina salió de todo aquel fulgor y se acercó hasta María y Pedro, y con voz infinitamente dulce les dijo:

—Amados hermanos, benditos sean por siempre. Ustedes son los portadores de un gran poder; el poder de la Ascensión de toda la Tierra. En sus manos está ahora la evolución de todo su planeta. Estoy segura de que lo lograrán pues ya es un gran paso el que puedan entrar de inmediato a Muladhara, la Flor bañada por la Luz Blanca de la Ascensión.

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—¡Amada Madre Kundalini! —dijo el tío Germán—. Estamos ya preparados para el gran viaje ascendente.

—Yo estaré encantada de acompañarlos y prestarles mi fuerza y ayuda para que logren su cometido lo antes posible, mis queridos hermanos —añadió la Madre Kundalini muy complacida.

Sin ellos darse cuenta, una dulce melodía de flauta se filtraba de fondo cuando la Madre Kundalini hablaba. A veces, la mezcla era tan sublime que daba la impresión de que su voz era el sonido de la flauta misma.

Inmediatamente, todos entraron por aquella gran puerta y, en un segundo, ésta desapareció no quedando en su lugar el más leve rastro. Sólo el perfume de aquellas hermosas flores aún se percibía en el ambiente.

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CAPÍTULO IV LA FLOR MULADHARA

URO e inquebrantable era el silencio. Allí no había cabida para las palabras, mas éstas eran innecesarias. En sus mentes no se hallaba vocabulario que expresara con justicia la belleza y armonía de todo aquel lugar. A pesar de que dicho recinto no tenía aberturas por ninguna

parte, y mucho menos lámparas que lo iluminaran, allí había luz; una luz que parecía recorrer cada átomo de la atmósfera que lo envolvía.

Después de un pequeño recorrido llegaron a un gran salón ovoidal en cuyo centro, y en forma de altar, se encontraba una Flor de color blanco de increíble tamaño. Poseía cuatro grandes pétalos, los cuales destellaban sutiles rayos de luz blanca que parecían contener vida propia. María, impresionada por su pureza y belleza, se acercó y acarició uno de sus pétalos. El tío Germán comenzó a hablar:

—Aquí está la primera Flor, Muladhara es su nombre, y ella permite la entrada a los Tres Sagrados Conductos o Nadis por los que subiremos junto con la Madre Kundalini. Aquí reside siempre esta bella Flor custodiada por la Madre, a la espera de aquél que con el corazón puro y la mente limpia se decida a transitar y ascender en el sendero hasta Sahasrara. Ustedes, amados sobrinos, han logrado ya el grado de pureza necesaria y es su turno ahora.

A un lado de este peculiar salón se encontraba una especie de pantalla en forma cóncava de unas doscientas pulgadas de

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ancho, y en su parte inferior se podía ver un aparato electrónico muy especial.

—¡Amados corazones, vengan por aquí! —dijo la Madre Kundalini señalando hacia un extremo del recinto.

Todos en ese momento se acercaron hasta dicha pantalla y al pasar la Madre su mano por una región de aquel extraño aparato electrónico, la pantalla dejó ver unas letras inentendibles para Pedro y María. Al respecto Pedro preguntó:

—¿Qué son todos esos signos que aparecen sobre la pantalla, Madre Kundalini?

—Son signos pertenecientes al idioma hablado por nosotros, y si ponen atención lograrán leerlos perfectamente pues es muy fácil —contestó—. Para esto hemos pedido la ayuda del gran Maestro Serapis Bey, Regente de la Llama Blanca de la Ascensión para toda la Tierra y Director de la Gran Hermandad de Luxor.

María y Pedro no se habían percatado de que a su lado había un lumínico Ser trajeado con una toga de estilo egipcio que llevaba varias inscripciones en su cuello y mangas parecidas a los signos que llenaban la pantalla. Era el Maestro Serapis Bey envuelto en una fulgurante aura blanca.

—Es para mí un gran placer ayudar para que estos hermanos entiendan los signos e imágenes que nos presenta esta pantalla de luz —dijo el Maestro muy gustosamente.

De inmediato, llevó su dedo pulgar hasta las frentes de Pedro y María respectivamente, y luego de unos segundos ya éstos podían leer fácilmente todo lo que en la pantalla iba apareciendo.

—Aquí están expuestos los Siete Principios Universales —continuó diciendo la Madre Kundalini con voz solemne—. Éstos

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gobiernan todo el Universo y jamás se doblegan ante nada. Son Principios y los Éstos jamás cambian. Ahora ustedes aprenderán el primer y más importante Principio de toda la Creación, que es El Principio de Mentalismo.

—Hace algunos años en América del Sur, específicamente en Venezuela, una mujer ejemplar llamada Conny Méndez dio a conocer a la mayoría de los países de habla hispana del mundo estos Principios de la forma más clara posible y en palabras tan sencillas que Éstos eran comprensibles y aplicables hasta por los niños, y es por esta razón, mis queridos amigos, que se les explicarán a ustedes de la misma forma sencilla como ella los explicaba y tomando textualmente algunos de sus chispeantes comentarios.

En ese momento la pantalla mostró las mismas palabras que se habían pronunciado y también algunas imágenes de Conny Méndez dando instrucción pública sobre dichos Principios. Luego, la Madre Kundalini tomó un pequeño cubo transparente y lo introdujo en aquel extraño aparato. Inmediatamente comenzaron a surgir varias escenas con una nitidez verdaderamente sorprendente, mientras que el tío Germán continuaba diciendo:

—El Principio de Mentalismo, tiene por lema “Todo es Mente, lo que tú piensas se manifiesta”. Durante todo el día estamos sintiendo y pensando en un sin fin de cosas y sucesos. Pasan por nuestra mente una serie de imágenes que nos gustan o que nos desagradan, las cuales nos obligan a detenernos y a ponerles atención porque nos causaron algún tipo de sentimiento, bien sea bueno o malo. Luego, les volvemos a imprimir sentimientos y las introducimos cada vez más en nuestro subconsciente hasta que se graban definitivamente y se convierten en “reflejos”. Sí, el subconsciente del ser humano es como un gran computador, el cual graba en sí todo en lo que

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nosotros ponemos atención y luego lo refleja al exterior tal y como lo grabó. Él no discierne, ni piensa, sino que simplemente reacciona de acuerdo con lo antes grabado. Por ejemplo: cuando ustedes eran pequeños recuerdan a sus padres que les hablaban del dolor de estómago que producían los dulces ¿verdad?, y también recuerdan que cuando los comían les daba ese dolor igualito que como se lo dijeron sus padres. Esto es debido a que ustedes aceptaron que cada vez que comieran dulces les daría dolor de estómago y su subconsciente —como buen computador que es— no tuvo más remedio que regalarles el mejor y más fuerte de los dolores de estómago que pudiera darles y que había sido grabado previamente. Ese pensamiento, unido al sentimiento de desagrado, se depositó tan fuertemente en sus subconscientes que ahora ustedes le tienen pavor a comer dulces. La Fe y el temor son agentes muy poderosos pero de sentido contrario. La Fe es positiva y el temor es negativo. Ustedes no dicen nunca que tienen Fe de que algo malo va a pasar y tampoco dicen que tienen temor de que algo bueno va a pasar, ¿no es cierto? La Fe y el temor son caras de la misma moneda, pues el sentimiento es como un reactor que unido al pensamiento constante puede grabar en el subconsciente lo que deseemos y luego reproducirlo en nuestro mundo. Al igual que la Fe unida al pensamiento puede crear, también lo puede hacer el temor unido al pensamiento. El hombre es dueño y creador de su mundo. A esto es a lo que se refiere lo de “a imagen y semejanza de Dios”, somos creadores al igual que Él, forjadores de nuestro propio destino.

—Llevamos dentro la esencia de Dios —continuó diciendo—, pero el ser humano no es Dios, como una gota de agua lleva toda la esencia del mar, pero no es el mar, y como una semilla contiene toda la esencia del árbol pero no es el árbol. Si el ser humano expresa pobreza es porque en su mente está presente y latente dicha pobreza tal y como él la piensa y la siente. Ustedes habrán visto a muchas personas que van por la

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vida diciendo: ¡Cuidado que te caes!, ¡no te mojes lo pies porque te da gripe!, ¡ése es un ladrón!, ¡no puedo salir a la calle porque me roban!, ¡los teléfonos están cada vez peor!, ¡nunca hay agua!, ¡mi dolor de cabeza!, ¡mi enfermedad no me deja!... y pare usted de contar. Estas personas viven decretando, pensando y sintiendo profundamente lo que dicen, y cada vez que pasa algo de lo que dijeron, entonces se creen clarividentes y se expresan de esta manera: ¡Ves, te lo dije, ya lo sabía! Pero lo que ellas no saben es que en su subconsciente están grabados y afianzados cada vez más los dolores de cabeza, los accidentes, las calamidades y, en fin, todo lo que ellos han decretado. Ellos lo decretaron con temor y con la máxima seguridad de que pasaría.

—Todo depende de la verdadera creencia del ser humano —dijo tomando la palabra el Maestro Serapis Bey—. La humanidad está plagada de creencias erradas y va por la vida echándole la culpa a “su mala suerte” o al mismo Dios. Una creencia errada, por ejemplo, es decir que te pueden robar o que puedes perder algo, y eso no es así. Lo que es verdaderamente tuyo en conciencia no te lo pueden robar, ni lo puedes perder. Ese objeto lo tienes porque en tu subconsciente está grabado como el negativo de una fotografía. Puede ser que alguien te lo quite o que te olvides en qué lugar lo dejaste, pero luego te regalan uno igual, o lo encuentras, o te lo devuelven.

—A veces suceden cosas que pensabas que ya habían sido borradas de tu subconsciente pero que en realidad siguen allí —retomó el tío Germán—, y dices que cómo es posible si ya tú pensaste en que no te sucederían más, pero inconscientemente les has dado más poder y las sigues sosteniendo. Tenemos libre albedrío de escoger entre el bien y el mal, todo depende de nosotros. ¡Qué maravillosas serían las vidas de los seres que comenzaran a decretar, a pensar y a sentir el bien en cada situación! La fórmula para que se manifieste el bien en nuestras vidas es que cuando vamos a pensar algo malo, a decir algo malo

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de alguien o de alguna situación, le digamos a nuestro pensamiento que se detenga y que vea la Verdad Interna de esa persona o situación a la cual nos disponíamos a criticar, o sea, que vea su Concepto Inmaculado. Ustedes ahora saben que la Verdad es que las enfermedades, las calamidades y todo tipo de males son creados por ustedes mismos y que en realidad estos no son más que apariencias o simples ilusiones, porque en nuestro Ser Interno, en nuestro verdadero “YO SOY”, somos puros y perfectos.

Tomando la palabra, la Madre Kundalini añadió:

—Cada vez que tengan una apariencia de dolor de cabeza o de gripe, o vean alguna situación que no les guste, o se sientan mal, etc., deténganse y digan mentalmente o en voz alta —como quieran—: “Yo no lo acepto, esto no es conmigo. Yo Soy libre de toda imperfección.” Verán entonces que la situación de apariencia va cambiando y que pronto llega a ser lo que ustedes pensaron que fuera. No me lo crean, compruébenlo por ustedes mismos. San Pablo dijo: “Somos transformados por la renovación de nuestras mentes”. Tomen esto muy en cuenta.

Mientras tanto, las imágenes de todo lo que decían el tío Germán, el Maestro Serapis Bey y la Madre Kundalini se iban proyectando en la pantalla de luz con lujo de detalles. Pedro y María entendían muy bien lo que sus Maestros les explicaban con suma delicadeza. El Maestro Serapis Bey terminó diciendo:

—Hay convicciones que están muy arraigadas en nuestro subconsciente y que parecen piedras increíblemente duras de disolver. Estos conceptos errados, los cuales han llevado muchos años de formación, requieren de más paciencia y perseverancia para poder disolverlos que otros, pero al final terminarán por diluirse. Hay que ir negando la mentira y afirmando la Verdad: “Yo niego esta situación, no la acepto. La verdadera situación es la armonía, la salud, la provisión, etc.” Díganlo con mucha Fe y

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verán suceder milagros en su vida, y que, como sabrán, no son realmente “milagros”, sino que han aplicado la Ley, ese Principio que nunca falla, El Principio de Mentalismo. El Maestro Jesús enseñó esta gran verdad cuando dijo: “Por tus palabras serás condenado y por tus palabras serás justificado”, y también cuando dijo: “No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que de la boca sale, del corazón procede”.

Al final de aquel salón ovoidal se encontraban tres grandes puertas con unas inscripciones muy extrañas. La Madre Kundalini continuó diciendo:

—Veo que han entendido muy bien lo que les hemos explicado. Amados hijitos, ésta es la Sabiduría de las Edades que hasta hace poco había permanecido oculta y era dada sólo a unos pocos. Hoy en día todos los seres humanos pueden disfrutar de tales regalos.

—Vamos, es hora de entrar en los Conductos Sagrados.

Rápidamente se encaminaron hacia aquellas puertas del fondo del salón, y al llegar a ellas la Madre Kundalini dijo, señalando con su dedo:

—Estas sagradas Puertas son: Ida, a la izquierda; Sushumna, al centro; y Pingala, a la derecha, las cuales se abren al unísono con nuestras vibraciones áuricas sincronizadas completamente. Con esta clase que han recibido están preparados para abrirlas.

Aquellas Puertas eran de un material muy extraño y tenían impresas en altorrelieve varios símbolos; la Puerta Ida llevaba impresa una serpiente de color rosa que formaba ondulaciones con su cuerpo mientras su cabeza apuntaba hacia la Puerta Central. La Puerta Pingala llevaba otra serpiente idéntica pero de color azul intenso y cuyas ondulaciones eran inversas a la anterior serpiente y su cabeza también apuntaba hacia la Puerta

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Central. En Sushumna, la Puerta Central, estaba impreso una especie de bastón en cuyo mango esférico descansaban los pies de una hermosa ave idéntica a la que había visto Pedro en aquel extraño documento.

Todos se tomaron de las manos y de pie frente a estas Puertas, los comenzó a recubrir una especie de energía blanca. Al mismo tiempo, ellas comenzaron a abrirse lenta y majestuosamente, dejando filtrar así una energía eléctrica que los atravesó de inmediato y los cargó de gran vitalidad. En ese momento, la Flor Muladhara incrementó su energía blanca iluminando aún más todo aquel salón.

—Aquí continúa el sendero hasta Sahasrara —dijo la Madre Kundalini pausadamente—. Un sólo paso en falso y habrán perdido toda habilidad para rescatar el planeta. Tengan cuidado con sus peligros. Confíen en su intuición y su sentido común. Yo estoy segura de que lograrán llegar hasta la sagrada Flor Sahasrara. Ha llegado el momento de separarmos, mas luego nos encontraremos en la próxima Flor; en Svadhisthana. María entrará por la puerta Ida, Pedro por la puerta Pingala y su tío Germán y yo entraremos por la puerta Sushumna.

En las mentes de nuestros intrépidos amigos todo era asombro y admiración. Hasta hacía poco ellos eran unos jóvenes comunes que se entremezclaban todo el tiempo con miles de personas de las grandes ciudades en que vivieron y de las que siguieron el mismo ritmo de vida. Ahora no podían creer lo que les estaba pasando, sólo en los cuentos de hadas ellos podían vivir esas experiencias a través de los maravillosos personajes creados por los sentimientos del autor.

Habitaban en un mundo lleno de sistemas computarizados, de adelantos tecnológicos verdaderamente fascinantes, en donde los horarios de oficina y de estudios apenas dejan tiempo para que el ser humano siga desarrollando su mayor tesoro, que es la

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“Imaginación”, base primordial de la Realidad, pues si los objetos no fueran imaginados por las mentes de los hombres jamás se manifestarían. Pero el gobierno del hombre está en su corazón y no en sus mentes, y es por ello que, estando rodeado de tanta materialidad y monotonía, en su interior permanece aquel niño que antes fue y que ahora le dice: “Ven a Ser lo que Yo Soy”. María y Pedro siempre pudieron escuchar esa dulce Voz que invita a la Comunión con lo Interno y que se expresa en todo por igual. Quizás por esta razón los Seres de Luz los habían escogido para la magnífica encomienda de encontrar la Flor de los Mil Pétalos y devolverle su vibración original, cosa que comienza realmente dentro de cada uno de nosotros. El tío Germán acostumbraba a decir que nada hacían María y Pedro sin el apoyo, aunque fuera inconsciente, de toda la humanidad. “En la escalera que lleva a la Libertad, los peldaños descansan en los corazones de todos los seres”, decía.

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CAPÍTULO V LA FLOR SVADHISTHANA

NCONTRÁNDOSE sublimizados por las bellas palabras de la Madre Kundalini, cada uno tomó su respectivo camino. María, con gran determinación, entró por la Puerta Ida, la cual daba hacia una región abierta muy hermosa. Allí, unos pájaros de gran plumaje trinaban sin cesar.

Toda la atmósfera estaba cargada con una especie de energía muy especial. Era como estar metido dentro de un cuento de hadas.

Una vez que María comenzó a caminar se encontró que el trayecto empezaba a hacerse de difícil recorrido, pero eso no la detuvo en nada. Poco a poco fue avanzando y, después de recorrer una larga distancia, llegó a un extraño bosque, tétrico por sus árboles negros como si estuviesen calcinados o más bien petrificados. Pero María no se percataba de tal cosa y seguía adelante. No faltó más para que se encontrara en medio de aquel bosque tan tenebroso, y cuando una sutil angustia comenzaba a invadir su corazón, se escuchó de repente un estridente ruido que provino de alguna parte frente a ella. Era como un crujir de ramas secas. María se quedó quieta y el miedo la invadió por completo. Su cuerpo comenzó a temblar, sus manos sudaban y su respiración se aceleraba rápidamente. De un vertiginoso saltó una pantera negra quedó frente a ella presentándose con un aterrador rugido. María se echó para atrás y tropezó con una piedra que parecía haberse puesto allí a propósito, cosa que la hizo caer. Luego, rápidamente, la pantera se precipitó hacia ella

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y de un solo zarpazo casi le desgarra la pierna. María gritaba fuertemente a su tío Germán que la salvase, pero todo era en vano pues el tío se encontraba a mucha distancia de allí. En ese momento tan desesperante María recordó algo que le había dicho su tío cuando ésta era pequeña, y era que los animales no son crueles, tan sólo es que el humano al entrar en contacto con ellos siente temor y ese temor se refleja en el ambiente y es tomado de igual modo por el animal, creando de esta forma un círculo que suele desencadenar en mal.

Fue entonces cuando María —muy decidida— se calmó, y mirando fijamente a los ojos de aquella pantera expresó todo el Amor que podía, pues sabía que no era culpa del animal lo que a ella le pasaba, que sólo era un reflejo de su propio pensamiento y sentimiento de temor y que con un fuerte sentimiento de Amor podría controlar la situación. El animal paró en seco su ataque, y ella quedó mucho más tranquila y relajada aunque el dolor de su pierna comenzaba a aumentar. Al momento la pantera cambió sus facciones de ataque y se acercó hasta ella en forma juguetona. María soltó una carcajada y abrazó al felino suavemente.

En cierta forma la pantera pedía perdón por tal impulso automático. María comenzó a levantarse lentamente mientras que la pantera lamía su pierna herida de gravedad. Casi no podía ponerse en pie, y mucho menos caminar, pero poco a poco y con la ayuda de la pantera pudo llegar a la orilla de un extraño pero a la vez confortador lago que estaba ya muy lejos de aquel negro bosque y que había aparecido allí como por arte de magia.

María lentamente y con mucho dolor se sentó a descansar y en el momento en que se disponía a tomar agua de dicho lago, que era de color violeta, comenzó a escuchar una maravillosa melodía; era la pieza folklórica japonesa “Sakura sakura”, mientras que la figura de una hermosa mujer iba emergiendo

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poco a poco de las aguas de aquel extraño lago. La pantera se escoró en María y con su cabeza tiernamente le frotaba el hombro. La hermosa Dama estaba de pie encima de un gran loto y la recubría un óvalo de luz violeta que parecía hecho de agua condensada. Su apariencia era oriental y en su mano izquierda sostenía un largo tallo con una flor de loto que reposaba a nivel de su corazón. Un gran moño le adornaba la cabeza y grandes piedras preciosas deslumbraban por todo su vestido de un sobrio corte chino.

—¡Yo soy Kwan Yin, regente de este lago de Misericordia; el Lago Violeta de Amor y Compasión! —dijo la hermosa Dama—. A todo aquel ser humano que pida de corazón ser llevado a este lugar mientras su cuerpo duerme, le serán transmutadas sus faltas al Amor Divino y la Ley del Ser. Aquí será perdonado y se curarán todas sus enfermedades y desdichas.

María no podía emitir palabra alguna, sencillamente no podía hablar de tanta emoción que sentía. Su corazón daba brincos de alegría y sin pensarlo más se metió en el lago. Cuando llegó hasta donde estaba Kwan Yin, ésta ya la esperaba con los brazos abiertos. María comenzó a emerger como lo hizo antes Kwan Yin y luego sus manos se encontraron y nunca se volvieron a separar. Su herida había sanado completamente, mas un ambiente de total salud la envolvía. Con voz infinitamente dulce, Kwan Yin le dijo:

—De ahora en adelante, cuando desees transmutar tus propios errores y los errores de los demás, siente y luego di: “Yo Soy la Ley del Perdón y un gigantesco Pilar de Fuego Violeta que consume y disuelve toda mala creación hecha por mí y por toda la humanidad.” De esta forma te habrás bañado en el Lago Violeta de la Transmutación y te habrás desecho del peso de tus errores.

Mientras tanto, Pedro, que ya había avanzado bastante por

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un camino muy parecido al de María, también se sentó a descansar en un claro muy hermoso. De pronto, una fuerte luz de color violeta le hizo cerrar los ojos. Ante él estaba la imagen del imponente Monte Ávila en Caracas, en cuya cumbre destellaba una especie de faro violeta que iluminaba todo lo circundante. Una hermosa voz de barítono le atravesó todo el cuerpo dejándole una sensación de paz indescriptible. Dicha voz dijo:

—¡Yo soy Saint Germain, Regente de la Llama Violeta para toda la Tierra que arde en el centro del Palacio del Propósito del Hombre sobre la cumbre del Monte Ávila!

Una bella melodía comenzó a sonar. Era el Segundo Movimiento del “Concierto de Aranjuez” de Joaquín Rodrigo. Pedro vislumbró frente a él una figura sumergida en llamaradas de Fuego Violeta. Se podía divisar dentro a un joven vestido con una túnica de color blanco que llevaba dibujada en su pecho una gran Cruz de Malta, y cuyo cabello era rubio y corto, y de barba muy perfilada. Era el Maestro Saint Germain, el cual permanecía con los brazos abiertos y extendidos. Pedro se acercó con el corazón lleno de Luz y los dos se unieron en un fuerte y cálido abrazo. Se había sumergido en la Antorcha de Llama Violeta que es Saint Germain y luego todos sus males fueron transmutados inmediatamente al éste decir:

—¡Yo Soy Antorcha de Llama Violeta!

Inmediatamente después, María y Pedro aparecieron en un salón circular parecido al que contenía la Flor Muladhara, pero éste era un poco más grande. El tío Germán y la Madre Kundalini ya habían llegado.

—¡Los felicito! Han llegado a la Flor Svadhisthana —dijo la Madre Kundalini muy complacida.

De inmediato Pedro se dio cuenta de que el tío Germán y el Regente del Palacio del Propósito del Hombre, Saint Germain,

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tenían un parecido casi extraordinario. Lo cierto es que estando bien sea al lado de su tío o del Maestro Saint Germain, sentía la misma Energía Violeta Transmutadora recorrer todo su cuerpo.

Un pilar se levantaba desde el centro de aquel salón sosteniendo en su extremo una grande y bella Flor de color violeta que tenía 6 pétalos. María y Pedro se acercaron y pudieron ver en su centro dos bellos anillos de amatista parecidos al que tenía el tío Germán.

—¡Tómenlos! —dijo el tío Germán—, ustedes ya son merecedores de portar la transmutación de los errores; aquel secreto casi perdido de los alquimistas. Ahora, vengan.

María y Pedro tomaron los anillos y se los colocaron. Luego, todos se acercaron hasta una pantalla idéntica a la anterior, la cual inmediatamente se encendió y comenzó a mostrar una serie de imágenes.

—A continuación les voy a enseñar lo que es el Principio de Correspondencia, que es el segundo principio de la Creación —dijo la Madre Kundalini.

—Este Principio tiene como lema “como es abajo es arriba y como es arriba es abajo” —continuó—, “todo tiene su correspondencia”. Afirma que todo lo que nos rodea en nuestro ambiente terreno, toda situación y toda creación tiene su correspondencia en los planos superiores. Estamos conscientes de que existen planos superiores al físico, pues el alma y el Espíritu viven en planos más evolucionados y de mayor vibración que el plano físico, como lo verán más adelante en el Tercer Principio, el de Vibración. No se puede creer que la imagen de lo Divino, de Dios, sea la de un ser caprichoso, a veces cruel y fácilmente irritable, que nos ha lanzado a la tarea de vivir y que está esperando al más insignificante error para castigarnos con grandes calamidades. Se nos enseña a amar y a

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la vez temer a esa imagen y nos torturamos la mente pensando cómo es posible que un ser de puro Amor y Perfección sea capaz de castigarnos tan cruelmente. Nuestro sentido común nos advierte de que tal cosa no es posible, pero llega alguien y nos dice que con esas cosas no hay que meterse. ¿Cómo es posible que un Ser de puro Amor y Perfección pueda tratarnos así? ¿Ustedes serían capaces de condenar al fuego eterno a sus hijos por haber cometido alguna falta —conducta que es normal de seres en evolución—? Pues, no ¿cierto? La Voluntad de Dios es Luz y no puede ser jamás mala para ningún ser de la Creación. Entonces, “como es abajo es arriba”. Dios jamás castiga. Lo que erróneamente se llama “castigo de Dios” es únicamente el efecto de las Leyes inmutables que actúan en todo el Universo. Dios ha creado estos Principios que ahora aprenden para el Orden Divino. Somos seres capaces de escoger nuestro camino, ya ustedes aprendieron que las calamidades que nos pasan son producidas por nuestras propias mentes.

—Es cierto que no se puede apreciar exactamente lo que es la vida Superior, lo mismo ocurriría al tratar de explicarle a una hormiguita la vida del ser humano —continuó diciendo la Madre Kundalini. Lo único que le podrían decir es que el ser humano trabaja para comer al igual que ella, que ahorra y se alimenta al igual que lo hace ella, que fabrica casas como ella y que tiene reglas para convivir mutuamente como ella. Nada más le pueden decir eso y ella comprenderlo porque en su vida lo utiliza y tiene conocimiento, está en su conciencia. Ahora saben que cada vez que ocurre algo en su vida es un reflejo de los planos Superiores, como el que hayan conseguido un nuevo automóvil, por ejemplo, es reflejo del pensamiento y el sentimiento aplicados por ustedes para tal logro y que pertenecen a planos Superiores a lo físico como lo son el emocional y el mental.

—En cada plano —continuó diciendo el tío Germán— existen adelantados que ayudan a los demás a evolucionar. En el

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reino vegetal existen plantas que se mueven o pliegan sus hojas con sólo tocarlas. También, en el reino animal te encuentras de vez en cuando con algún animal muy evolucionado. Y es que en realidad se están graduando en el aprendizaje de dicho reino para pasar a evolucionar a uno de mayor grado. A la Tierra han venido cientos de seres humanos muy evolucionados que ayudan mucho al progreso de toda la raza humana y la saca del caos en que ella misma se mete. Estos seres no se han ido, ellos siguen ayudando a la humanidad, pero ésta permanece semiconsciente, o la mayoría de las veces totalmente inconsciente, de la ayuda que estos seres —que comenzaron siendo poco evolucionados como todos— prestaron y siguen prestando. El Principio de Correspondencia nos explica que Dios ayuda a los seres humanos y los seres humanos ayudan a la vez a sus hermanos menos evolucionados y así sucesivamente. Todo se repite hasta el infinito; desde los electrones dándole la vuelta al núcleo, hasta los planetas dándole la vuelta al Sol. Y más allá todavía. “Como es arriba es abajo”.

María y Pedro entendían muy bien todo aquello y movían sus cabezas en señal de comprensión, todo esto sumado a la maravillosa experiencia que tuvieron junto a Kwan Yin y Saint Germain, seres de esplendor violeta.

—Ahora seguiremos nuestro camino ascendente pues ya es suya la Flor Svadhisthana —dijo la Madre Kundalini, muy complacida.

En ese momento, la Flor Svadhisthana comenzó a incrementar su luz violeta, mientras que Pedro, María, el tío Germán y la Madre Kundalini tomaban de nuevo sus caminos, pero esta vez hacia la próxima Flor, la Flor Manipura. Estos caminos estaban divididos en tres al igual que los caminos que partían de la Flor Muladhara.

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CAPÍTULO VI LA FLOR MANIPURA

IEMPO después, María salió al aire libre y llegó de nuevo a un gran campo floreado de ambiente muy fresco y acogedor, mientras que Pedro salió a una zona muy árida y parecida al desierto de Arizona. Después de mucho caminar, a lo lejos se podía vislumbrar un conjunto de templos y

palacios que brillaban con luz propia. El Sol y el calor aumentaban la presión contra el cuerpo de Pedro, el cual comenzaba a debilitarse por la falta de agua. Por un momento perdió la maravillosa visión de aquel conjunto palaciego y en su lugar, y más cerca, vio un bellísimo oasis con agua fresca y palmeras que daban —a sus ojos— la impresión del más embriagante albergue. Muy ilusionado comenzó a caminar más rápido y llegando a dicho lugar y disponiéndose a tomar de las insinuantes aguas con su mano, todo desapareció y en su lugar quedó una gran serpiente cobra.

Aquél animal hizo un movimiento rápido para picarle, y de un salto Pedro la soltó y se echó para atrás, cayendo irremediablemente dentro de un pozo, bien llamado por muchos “El Pozo de la Ilusión”, el cual se había abierto en lo que aquel bello e insinuante oasis desapareció. Pedro comenzó a caer y caer, y mientras esto sucedía venían a su mente imágenes aterradoras que lo abatían de miedo. Sin más, su cansado cuerpo sintió un fortísimo golpe. Fue en ese momento cuando oyó unas palabras de su tío Germán, las cuales sonaban como ecos perdidos: “Aquel que anhele llegar a Sahasrara y verla con los

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ojos físicos más le vale que no intente nada pues nunca lo logrará, mas la ilusión hará presa de él.” En ese instante, una suave voz masculina que no era la de su tío Germán, continuó diciendo:

—Amado hijo de la Luz, tú te has dejado llevar por las ilusiones de los falsos sentidos. Ahora debes recuperar tu cetro y empuñarlo hacia adelante pues nada harás estando en el Pozo de la Ilusión en el que has caído.

Al escuchar dicha voz, Pedro se armó de gran decisión y pese a su intenso dolor comenzó a subir por las desgarrantes piedras que rodeaban el pozo aunque le herían las manos y los pies. El dolor era intenso, insoportable se podría decir, pero si quería salir de ese ilusorio lugar y encaminarse de nuevo hacia la sagrada Flor, tenía que hacerlo.

Después de mucho tiempo y de muchos lamentos, Pedro logró llegar, casi bañado en sangre, hasta el principio del pozo y una vez puesto el pie de nuevo hacia adelante una bella melodía comenzó a sonar; era la melodía “Deep River”, y mientras esto acontecía el Pozo de la Ilusión se cerró detrás de él y la maravillosa visión de aquel conjunto de palacios y templos se le volvió a presentar justo enfrente, pero esta vez estaba cerca, muy cerca de él. Fue entonces cuando a su llegada le fue a recibir un joven con una gran aura color oro–rubí que le dijo amorosamente:

—¡Hijo mío, tú lo has logrado! No en vano te fue propuesta esta dura misión.

Las heridas que Pedro tenía por todo el cuerpo sanaron inmediatamente y pudo darse cuenta con facilidad de que aquella voz era la misma que había escuchado cuando estaba en lo más profundo del pozo y que le había servido de mucho. Rápidamente le dijo:

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—¡Ah, pero es usted quien me habló cuando estaba en el pozo!

Y el joven muy cortésmente asintió y le invitó a pasar. Seguidamente, unos seres trajeados con túnicas blancas se le acercaron ofreciéndole agua y toda clase de refrescantes frutas, también una copa rebosante de un líquido ambarino y que parecía contener energía pura, cosa que Pedro con su estómago vacío no titubeó en tomar.

De una cosa muy extraña se percató más tarde y era que después de haber comido esos alimentos y bebido aquel extraño líquido nunca más tuvo hambre ni sed.

—Lo mismo le pasó a Jasmid en el sueño que tuve —pensaba Pedro muy extrañado.

—Mi nombre es Juan el Amado —continuó diciendo el joven—, y soy el Director del Rayo Oro–Rubí de la Provisión Divina y Paz para toda la Tierra. De ahora en adelante serás capaz de tener toda la Provisión que necesites por ti mismo con solo decir: “Yo Soy la completa Provisión de lo que necesito en armonía perfecta para todo el mundo, en el aquí y el ahora”.

Pedro le dio un fuerte apretón de manos, y como la descarga de un rayo fue cubierto con la misma aura que Juan conservaba a su alrededor; era el aura Oro–Rubí de la Paz y la Provisión.

En ese instante, Juan el Amado dijo:

—Ahora que ya estás mucho más repuesto te llevaré con tu hermana y el resto del grupo que desde hace tiempo llegaron a la Flor Manipura y esperan por ti.

Luego de una larga caminata a través de hermosísimos pasillos del palacio decorados en cristal y con diversas joyas, llegaron por fin a un gran salón donde lo esperaba su hermana, y sin más demora ambos se unieron en un tierno y fuerte abrazo.

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Luego María le dijo:

—¡Oh, Pedro! Pensamos por un momento que la misión iba a fracasar, pero ahora sé que triunfaremos y que nada malo nos volverá a pasar.

En ese momento, el tío Germán y la Madre Kundalini también se unieron al abrazo y fue entonces que un gran rayo de Luz emanó de allí y, apartándose todos, se dieron cuenta de que la Flor Manipura estaba en el centro y que su luz color oro–rubí había aumentado tanto que resultaba difícil verla. Esta Flor estaba compuesta de diez grandes pétalos.

Una pantalla, que se encontraba a un lado del salón, comenzó a emitir imágenes. Fue entonces cuando la Madre Kundalini dijo:

—Como les hemos venido explicando, los Principios de la Creación controlan todo el Universo y todos los planos de manifestación por igual.

—El Principio de Vibración tiene por lema: “Nada descansa; todo se mueve; todo vibra” —continuó diciendo el tío Germán—. El pensamiento positivo vibra en una frecuencia altísima y el pensamiento negativo al contrario. Todos los planos de manifestación están ordenados según su frecuencia vibratoria, como están ordenados también los colores del arco iris. El más lento de todos los planos es el físico, por eso es el más denso. Existen planos de mayor vibración como lo son el Emocional, el Mental y de allí en adelante planos Espirituales poco comprensibles para el ser humano de hoy, pero que no dejan de existir porque no se vean, como todavía piensan algunas mentes limitadas. Los sonidos bajos son de vibración más lenta que los sonidos altos. Lo mismo pasa con los colores, cuanto más brillantes sean, su vibración es más alta. Todo en el Universo vibra. Todo está en constante movimiento como lo enuncia este

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Principio. Hasta una piedra tiene vibración. Lo que nos lleva a decir que todo tiene Vida y, más aún, que nada jamás muere. Todo está en constante renovación, todo se transforma y evoluciona.

—Los pensamientos son cosas —continuó la Madre Kundalini—; tienen vida, se mueven y vibran de acuerdo al estado de conciencia con que fueron creados. Por Ley de Vibración, un pensamiento positivo vibra a mayor frecuencia que uno negativo como ya se dijo. Cuando los seres humanos lanzan pensamientos de negatividad hacia el prójimo o hacia alguna situación, éstos salen de su aura y se atraen y unen con los pensamientos negativos que están rodeando siempre todo el ambiente y que son producto del pensar erróneo de los demás seres humanos. Éste, mis queridos hijos, es el origen y causa de todas las calamidades y desagrados de los que se queja la humanidad. Ha llegado tal punto que esos pensamientos y sentimientos han formado una capa oscura alrededor del planeta impidiendo que las bendiciones que constantemente irradian los Seres Ascendidos entren y armonicen el ambiente. Pero también deben saber, mis queridos, que una vibración mayor neutraliza una menor. Es por esta razón que se está haciendo este trabajo. Hoy en día hay millones de personas que lanzan al ambiente pensamientos y sentimientos puros y de altísima vibración para borrar esa mancha que recubre el planeta, y lo están logrando. Nosotros les prestamos gran ayuda y siempre estamos con ellos aunque la mayoría no nos vea. Los seres humanos tienen libre albedrío de escoger lo que quieran, y tienen que ser ellos mismos los que escojan salvar el planeta. Es una Ley inmutable que no se puede romper. Hijitos, no hay nada más importante que esto para salvar a la Tierra de sus propias creaciones imperfectas. Los pensamientos sobre Dios y los Maestros Ascendidos, los decretos y afirmaciones en pro de la Paz y la Salud, las visualizaciones sobre el Yo Superior y todo lo que sea noble y puro tiene vibraciones altísimas, pudiendo de esta forma curar

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enfermedades y transmutar situaciones negativas convirtiéndolas en positivas. Así de fácil se puede salvar el planeta.

María y Pedro estaban extasiados oyendo a sus Maestros que les explicaban con mucho Amor el Principio de Vibración. Oh, qué haríamos nosotros hoy en día sin el conocimiento de estos maravillosos Principios.

Luego, todos se acercaron al otro extremo de aquel salón donde había tres puertas que eran las mismas Ida, Sushumna y Pingala que estaban presentes desde la Primera Flor. Cada uno tomó su camino respectivo: María por Ida, Pedro por Pingala y la Madre Kundalini y el tío Germán por la central Sushumna.

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CAPÍTULO VII LA FLOR ANAHATA

NTES de que pudieran darse cuenta, nuestros jóvenes e intrépidos amigos ya habían salido sincrónicamente a una región muy extraña. La sensación que los invadió de inmediato era como la de estar flotando en el aire. Debajo de ellos se extendía la gigantesca ciudad de Nueva York.

Por un momento se desplazaron velozmente hasta quedar encima de la región de Long Island, y fue allí cuando sus ojos no podían dar crédito a lo que veían. Una majestuosa Ciudad Dorada se levantaba de entre las nubes mientras que un gran rayo de Luz la conectaba con algún anclaje físico del suelo que no se podía divisar. En la entrada de dicha Ciudad había un letrero luminoso que decía: “La Verdad Es”.

Poco a poco, nuestros intrépidos amigos —como impelidos por una gran fuerza— se fueron acercando a su entrada, mientras que sus majestuosas puertas doradas se abrían lentamente. La bella melodía del “Quinto Movimiento de la Sexta Sinfonía” de Beethoven comenzó a escucharse. Inmediatamente salieron a su encuentro muchos seres trajeados con túnicas blancas de cuellos dorados, quienes les condujeron a un vestíbulo verdaderamente impresionante. En él se encontraba una gigante y radiante estatua del Señor Gautama en posición de Meditación.

—¡Bienvenidos, mis queridos hijos! —se oyó decir desde un extremo de aquel vestíbulo.

Esa voz casi había paralizado por completo a María y Pedro,

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pues estaba intensamente cargada de grandes oleadas de energía eléctrica.

Cuando éstos se volvieron para ver de dónde provenía, su sorpresa fue muchísimo mayor. Era el mismísimo Señor Gautama, el Señor del Mundo en persona quien les había hablado. Una gran aura dorada recubría todo su cuerpo, y sus ojos, cual estrellas, parecían contener toda la Sabiduría de las Edades.

—Ustedes se encuentran ahora en la Ciudad de la Luz Shamballa, en donde la Voluntad de Dios es conocida —continuó hablando—. Éste es el hogar de la Sagrada Llama Triple para la Tierra. Desde aquí se irradia ininterrumpidamente a la humanidad los dones de esta bendita Llama. También fue ésta la residencia por millones de años del por siempre Amado Sanat Kumara: el Iniciador Único y Eterno Joven, que ahora ha regresado a su amado planeta Venus para esperar el gran paso que la Tierra dará muy pronto.

María y Pedro estaban abstraídos y como en éxtasis al escuchar cada radiante palabra que salía de la boca del Iluminado Gautama.

—Mis queridos hijos, me llena de infinita emoción el ver que han triunfado sobre lo humano y que ahora nada los podrá detener. La victoria es segura. ¡Vengan, quiero que vean algo!

Mientras caminaban les iba diciendo:

—De ahora en adelante no tendrán necesidad de salir al exterior para conectar con los demás caminos que llevan a Sahasrara, pues todo se realizará internamente.

Después de un pequeño recorrido, llegaron finalmente a un hermoso salón decorado de la más exquisita forma, y en donde un joven —que resultaba muy parecido a San Francisco de

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Asís— los esperaba en el centro y con dos amarillísimas rosas sin espinas en las manos. A su lado estaban el tío Germán y la Madre Kundalini.

—Éste es el asiento de las Sagradas Llamas Primordiales Azul, Dorada y Rosa que brillan para todo el mundo —hizo uso de la palabra aquel intrigante joven, al tiempo que sonreía. No se puede describir esa maravillosa sonrisa que cambiaba notablemente su faz; era la ternura personificada.

Acercándose en forma magistral a María y Pedro, éste les entregó una rosa a cada uno, y luego añadió con palabras infinitamente dulces:

—Yo Soy Koot Hoomi y trabajo bajo la dirección del Rayo Dorado de la Sabiduría.

De inmediato, una fina tela de energía —inicialmente transparente— se creó en el centro de aquel salón formando una especie de pantalla de luz donde se iban reflejando aquellos mismos signos que habían mostrado todas las pantallas anteriores.

El Maestro Koot Hoomi continuó hablando:

—Ahora, se les develará el Cuarto Principio de la Creación —dijo—, el Principio de Polaridad que lleva por lema: “Todo es dual: todo tiene polos: todo tiene su par de opuestos. Los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grado. Todas las paradojas pueden ser reconciliables”.

—Un ejemplo de lo que enuncia este Principio lo tenemos en la temperatura —continuó—. No se sabe exactamente dónde comienza el frío y dónde termina el calor, y viceversa. El calor y el frío son grados de una misma línea, son los polos de una misma cosa. Lo mismo pasa con la Fe y el temor que antes se les explicó, son caras de una misma moneda, la diferencia es sólo

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cuestión de grados. Todos los Principios se relacionan entre sí, como pueden ver.

—Podemos decir, por Ley de Polaridad, que el plano emocional tiene dos polos al igual que todo. Uno de esos polos sería la Felicidad y su opuesto sería la tristeza. En el centro de estos dos hay un sin fin de estados, o mejor dicho, de grados de Felicidad y de tristeza. Como nos dice el Principio, los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grado, lo que nos lleva a pensar que estos polos opuestos de la Felicidad y la tristeza son la misma cosa pero de signo contrario. La Felicidad es positiva y la tristeza es negativa. La Fe es positiva y el temor es negativo. La Verdad es positiva y la mentira es negativa, y así sucesivamente.

—El Espíritu y la materia son polos opuestos de una misma cosa —continuó diciendo la Madre Kundalini—, en cuyo intermedio hay diferentes gradaciones que se acomodan en lo que llamamos planos y que no son más que diferentes estados de energía ordenados según sus vibraciones como se explicó en el Principio de Vibración. La Felicidad y la tristeza son pares opuestos, tal y como dijo el Maestro Koot Hoomi, pero a veces ocurre que estando extremadamente en la Felicidad pasamos directo y de un solo golpe a la tristeza. Los extremos se tocan. Caminando hacia el Norte se puede llegar hasta el Sur. A este Principio también le llaman el Principio del Péndulo, pues actúa de la misma forma que un péndulo siempre cambiando de polo.

En ese momento la Madre Kundalini hizo un alto y enseguida continuó el tío Germán:

—Por Ley de Mentalismo y por Ley de Polaridad se pueden cambiar los estados mentales negativos en positivos. Podemos transmutarlos y cambiarlos de polo como antes lo hacían los verdaderos alquimistas. Ésa es la verdadera “Piedra Filosofal”, la Transmutación. Una vibración mayor subyuga a una menor. La

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práctica del Principio de Polaridad nos permite comprender mejor nuestros propios estados mentales, así como los de los demás. Se puede ayudar a mucha gente que tiene problemas simplemente cambiando el polo de lo que piensa. Pensar en positivo es la mejor forma de hacerlo, pues instantáneamente la situación cambia. La frecuencia vibratoria de una persona plenamente consciente y practicante de estos Principios es capaz de arreglar situaciones de discordia, enfermedad, limitación, etc., con sólo estar presente o pensar por un momento en ello. A lo largo de la historia muchos Maestros han venido a la Tierra con ese poder, que no es más que la aplicación de estas maravillosas leyes que ahora ustedes aprenden y que antes eran reservadas sólo para iniciados de los que se supiera las iban a utilizar en Bien. Los milagros no son rompimientos de leyes naturales como piensan muchas personas, ellos son el resultado de la aplicación de estos Principios mental–espirituales que siempre han estado presentes pero que han sido mal interpretados.

Al término de las palabras del tío, el bello salón comenzó a iluminarse de una forma muy extraña. Todas las partículas de aire que estaban llenándolo empezaron a emitir Luz por sí solas, creando así una especie de campo energético omnipresente. Millones de puntitos de luz correteaban por todas partes mientras que desde los corazones de todos los presentes, y en especial del Maestro Koot Hoomi, el Boddhisatwa de la Tierra, comenzaba a surgir algo maravilloso. Tres llamas: una Azul, otra Dorada y otra Rosa se presentaban estallando imponentes como fuego puro, y formando círculos concéntricos la rodeaban vivos colores en el orden que sigue: Azul, Dorado y Rosa —se repetían en el centro— luego el Blanco, el Verde, el Oro-rubí y el Violeta al final. Pedro, en ese instante, recordó aquel sueño que tuvo y las siete Llaves con las gemas de varios colores que le había entregado el Maestro de Jasmid a éste para que abriera los Portales y llegara al Ave Diamante.

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Sin más espera, todos formaron un círculo y del mismo centro surgió victoriosa la sagrada Flor Anahata con sus doce dorados pétalos. Un sutil olor a rosas lo inundó todo al momento.

—La vibración de esta Flor se ha recuperado por completo —dijo magistralmente el Señor Gautama—. Ahora las puertas sagradas se abrirán de nuevo ante ustedes para recuperar la quinta Flor; la Vishuddha.

Toda la luminosidad cesó lentamente, quedando sólo la infiltrante Luz de la Flor Anahata que brillaba más que nunca.

María y Pedro se despidieron de sus Maestros Gautama y Koot Hoomi, y pronto entraron —junto con la Madre Kundalini y el tío Germán— por los Sagrados Conductos que conducían a Vishuddha, la Flor bañada por la Luz Rosa.

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CAPÍTULO VIII LA FLOR VISHUDDHA

ARGO rato estuvieron caminando nuestros amigos, cada uno por su respectivo Conducto hasta salir de nuevo a una región aérea muy fascinante. Debajo de ellos se divisaba un hermoso castillo. Era el Castillo de la Libertad de Marsella, a orillas del río Ródano. Flotando

entre las nubes, un castillo idéntico a éste pero hecho de materia más sutil e invisible a los demás ojos humanos, se presentaba frente a ellos regalándoles la más hermosa visión. Un fuerte sentimiento de Amor que les recorrió de arriba abajo toda la columna vertebral los electrizó por un instante, mientras que la figura de una hermosísima Dama se iba apareciendo frente a ellos. El “Segundo Movimiento del Concierto No. l” de Chopin comenzó a sonar. La hermosa Dama en cuestión ya se había hecho presente por completo. Estaba vestida con un exquisito traje rosado de un estilo romano, en cuyo centro y a nivel de su corazón llevaba bordada una bella Flor de Lis. Con voz infinitamente dulce les dijo:

—Yo Soy Rowena, Regente del Templo de la Libertad sobre Marsella y Directora de la Llama Rosa del Amor Divino para toda la Tierra.

En verdad, ella parecía contener todos los atributos del Amor Divino dentro de sí.

María y Pedro, ya recuperados de tan glorificante impresión, le pidieron que los llevase a la Flor Vishuddha.

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Inmediatamente penetraron por la entrada de aquel rosado Castillo. Todo dentro de él era matizado con diferentes gradaciones del mismo color, dando a la vista el mayor descanso visual que jamás tuvieran.

Lady Rowena los llevó directamente a una especie de templo interno donde se encontraba la sagrada Flor Vishuddha contentiva de dieciséis rosados pétalos, y junto a ella estaban ya la Madre Kundalini y el tío Germán esperándolos. Una suave aura rosa los recubría a todos. Otra pantalla de energía transparente parecida a la anterior volvió a aparecer, y fue entonces cuando Lady Rowena comenzó a decir:

—Mis amados, ahora les explicaremos el Quinto Principio de la Creación, el Principio del Ritmo, que lleva por lema: “Todo fluye y refluye; todas las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa”.

—Este Principio está estrechamente relacionado con el Principio de Polaridad —continuó el tío Germán—. En el plano espiritual tenemos un claro ejemplo de esto. Siempre hay una emanación seguida de una absorción. Fuimos emanados de Dios y seremos absorbidos por Él otra vez. La muerte no existe como tal, pues simplemente es un estado de transición de una vida a otra hasta que adquiramos los verdaderos valores espirituales que nos liberan de esa rueda de reencarnaciones. Pero no piensen ustedes que la vida es una repetición aburrida de todo lo que hemos hecho anteriormente, nada de eso. La Vida, vista desde cierto punto, es espiral pues nos permite autocorregirnos y evolucionar indefinidamente.

La Madre Kundalini continuó:

—Estos Principios que aprenden ustedes no son buenos ni

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malos, simplemente ellos garantizan el buen funcionamiento del Universo. Mucha gente pasa centenares de encarnaciones sin saber una sola letra de ellos y su vida pierde sentido, se les escapa de las manos, sufren y cometen muchos errores. Pero aquel que está consciente de ellos ya no da tumbos, ni se siente manejado por las situaciones, sino que él controla su mundo a gusto, tan fácil como suena. Pero, ¡ay! del incauto que quiera hacer daño con estos sagrados Principios pues lejos estará de evolucionar. Será perjudicado pues por su propio deseo de mal, como verán más adelante en la explicación del próximo Principio, el de Causa y Efecto.

La Flor Vishuddha incrementaba eventualmente su brillo rosado con las palabras del tío Germán y de la Madre Kundalini, que con mucho cariño explicaban a María y Pedro.

—Mi querido sobrino —dijo el tío Germán retomando la palabra—, para que comprendas la importancia de ese sueño que tuviste con Jasmid y el Ave Diamante, te vamos a revelar algo que te impresionará y gustará mucho.

—Todo en la Naturaleza fluye y refluye, todo va y viene como enuncia este Principio de Ritmo. Como ya sabrás, no hay nada que esté fuera del alcance de los Principios de la Creación, hasta el mismo Creador lo está. Todo es cíclico y se renueva, así también es el ser humano. Después de la primavera viene el verano, luego el otoño y por último el invierno, para luego volver a recorrer el mismo ciclo. Las mareas van y vienen, el Sol sale y se oculta. “La energía nunca se pierde sino que se transforma”, dijo el gran científico Einstein y tenía toda la razón. En una sola vida no se puede adquirir todo el conocimiento de la evolución. Es ahora el momento de decirte que en 1954 tú fuiste un joven norteamericano que habías viajado junto a tu familia al Tíbet, y desde entonces te relacionaste con nosotros por la importante misión de recobrar el Ave Diamante para la Tierra.

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De ello recuerdas pocas cosas pero llegará el día en que lo recuerdes todo, y no sólo de esta encarnación sino de las centenares que has tenido desde el Principio.

Pedro lo sabía, había intuido desde el principio que aquel sueño tenía mucho significado en su vida y que iba más allá de ser simplemente eso, un sueño.

—Así que por eso era —dijo muy emocionado—. Ahora comprendo todo con mayor claridad.

Un pensamiento como un rayo pasó por su mente y enseguida mencionó el nombre de su hermana.

—¡María...! —dijo entrecortadamente y como si estuviera recordando algo.

Sus ojos brillaban mientras que escalofríos correteaban por todo su cuerpo.

—¡María... tú eres... Sirius! —dijo repentinamente.

—Sí, amado hermano —dijo María muy sonriente—. Nosotros nos conocimos entonces y desde muchísimo tiempo atrás también. En todas las encarnaciones hemos estado juntos de alguna u otra forma, pues somos Rayos Gemelos. Lo habíamos mantenido en silencio porque tu conciencia aún no estaba preparada.

Pedro no se pudo contener y lágrimas de emoción brotaron rápidamente de sus ojos. María le abrió sus brazos y los dos se unieron y se encontraron para siempre. Su amado tío Germán también los abrazó. Esa tierna escena hacía recordar aquella vez en que María y Pedro regresaron con la Piedra Cristalina y su tío los recibió con un triunfal abrazo.

—Veo, amado tío, que tú fuiste mi Maestro en aquel entonces y te estoy muy agradecido por ello —dijo Pedro.

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—Sobrino mío, tienes mucha razón —continuó diciendo el tío Germán—, pero como comprenderás no te podíamos revelar nada hasta que cierta obstrucción mental que tenías fuera disuelta.

—Después de haber recuperado el Ave Diamante —añadió—, acordaste encarnar nuevamente y darle a la Tierra el empujón que necesitaba para que la Luz se manifestara plenamente. Pero entonces ocurrió lo que siempre ocurre cada vez que se encarna, y es que se te olvidó el propósito de la encarnación, aunque a veces recibías pequeños vislumbres de lo que eras en realidad mientras que Tu Real Ser permanecía dormido dentro de ti. Sirius deseó encarnar como tu hermana para recordarte la misión, aunque ella también olvidó gran parte. Mi relación contigo vino a despejar un poco esas nubes negras que no te dejaban ver tu misión.

—Amado tío, yo quisiera recuperar mi anterior nombre de Jasmid si es posible —dijo Pedro en tono suplicante.

—Si ese es tu deseo, así será —contestó sonriente el tío Germán.

Todo era mágico y la felicidad que sentían no se podía describir con palabra alguna. La Flor Vishuddha incrementó en ese momento su rosada luz y todos quedaron envueltos por ella. Sin más espera se despidieron esta vez de Lady Rowena que, con mucho Amor, los había acompañado hasta la entrada de los tres Sagrados Conductos: Ida, Sushumna y Pingala, por los cuales penetraron cada uno de ellos sin demora. Pedro siempre supo que aquel extraño sueño tenía mucho que ver en su vida. Él se sentía totalmente identificado con Jasmid. La Verdad es que se parecían hasta físicamente. No cabe duda de que todo en la naturaleza está en constante renovación tal y como dijeron los Maestros de nuestros audaces amigos. La reencarnación no es en ningún momento un castigo como piensan muchos, sino que, por

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el contrario, es una invaluable oportunidad para seguir evolucionando física, emocional, mental, y más que todo espiritualmente.

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CAPÍTULO IX LA FLOR AJNA

TRA vez, María y Jasmid —el que antes fuera Pedro— salieron de los Conductos Sagrados a una región muy extraña. Al salir se encontraron frente a frente con un Ser muy joven de apariencia pero que parecía contener siglos de Sabiduría. Sus rasgos eran griegos y estaba

trajeado en ese mismo estilo. Con sólo una señal de éste, María y Jasmid lo acompañaron a través de un espacio aéreo situado encima de unas ruinas en la isla de Creta. Pronto llegaron a una especie de templo cretense de un color verde muy especial. Subieron unas pequeñas escaleras y se introdujeron hasta un gran salón que quedaba en su centro justo. Allí, sobre un pilar hermosamente decorado, se hallaba la Flor de los noventa y seis pétalos verdes, la Flor Ajna. Desde lejos estos pétalos parecían estar agrupados en sólo dos grandiosos pétalos. Una tenue luz verde pulsaba lentamente en su interior.

—Mi nombre es Hilarión, y soy Director del Rayo Verde de la Curación para toda la Tierra —dijo el Ser, rompiendo el silencio reinante—. Amados hermanos, a continuación se les explicará el Principio de Causa y Efecto, mejor conocido como La Ley del Karma, o del Bumerán, y que lleva por lema: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; casualidad no es sino un nombre para la Ley no reconocida.”

La Madre Kundalini y el tío Germán ya hacía rato que se habían presentado en aquel salón, pero María y Jasmid

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escuchaban de tan abstraída forma al Maestro Hilarión que no se habían percatado de sus presencias.

—Ya ustedes saben, mis amados —continuó el tío Germán—, que la mente es la causante de todo lo que nos rodea, sea bueno o malo. Si nos rodean enfermedades, discordias, peleas, etc., es porque en nuestra mente llevamos esos pensamientos que son la verdadera “causa” de todo. Pensar en positivo libera tarde o temprano al ser humano de lo negativo, magnetizándolo en el polo del bienestar y atrayendo hacia él pensamientos de la misma índole. El futuro es creado por nuestras propias mentes así como Dios creó el Universo con la suya.

—Los pensamientos llevan colores impresos —continuó diciendo la Madre Kundalini—. Si piensas o hablas mal de alguien, has llevado tu mente al polo negativo coloreando de esta forma el pensamiento con grises y negros. Este mismo pensamiento, al ser disparado por tu mente, recorre y atrae hacia sí todo lo que sea igual a él para luego regresar a ti nuevamente pero ahora agigantado y fortificado. Esa es la Ley del Bumerán. El Karma es la acumulación de pensamientos y sentimientos de baja vibración, oscuros y poco considerados que lleva cada individuo pegados a su alrededor por muchísimas vidas. Crearlos casi no cuesta nada, transmutarlos cuesta mucho. Ésa es la “deuda” que mantenemos con nuestros prójimos y con nosotros mismos, la cual tenemos que subsanar tarde o temprano. Hasta que esto no se lleve a cabo, el hombre no podrá completar su Plan Divino de Evolución. Cuando el ser humano odia, critica o hace algún otro tipo de mal, eso queda grabado en su aura hasta que él mismo lo disuelva conscientemente, y le hará daño hasta ese momento. Ésa es la causa verdadera de las enfermedades y de las depresiones que aquejan a los seres humanos. Pero así como se llevan a rastras esos pensamientos y sentimientos de discordia, también se llevan otro tanto de buenas acciones, y a

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esto se le ha dado el nombre de Dharma o Karma bueno, y que vendría siendo el positivo producto de nuestro recto pensar y sentir. Dichos pensamientos y sentimientos correctos salen muy luminosos de las auras de sus creadores y regresan también aumentados y fortificados para hacer el bien. Las Leyes funcionan para todo y para todos por igual, por ello no existe la casualidad sino que todo es producto de la causalidad, como ya se dijo antes.

—Las enfermedades que se presentan en las personas puras de corazón —añadió el tío Germán— son sólo pasajeras pues son errores de una vida pasada que se deben equilibrar por Ley de Ritmo. También esto es debido muchas veces a sus creencias erradas sobre la Vida y a la falta de comprensión de estos Principios Universales. Ellas están lo suficientemente evolucionadas, están allí solamente para redimir sus faltas anteriores porque es en la Tierra donde se pagan estas faltas y no en ninguna otra parte. La Ley del Karma nos hace reencarnar hasta que estén saldadas todas nuestras deudas.

—Cuando el ser humano desencarna —continuó el Maestro Hilarión— se borran automáticamente todas las experiencias de su recién terminada lección para que el individuo no esté pensando en el daño que hizo o en lo que pudo haber hecho. Esto sería un constante sufrir y tormento para él y además no es nada misericordioso. ¡Ah, pero no piensen ustedes que la Sabiduría adquirida a través de las diferentes encarnaciones se pierde!, esta esencia y todas las cosas buenas que hayan pasado en la encarnación son grabadas en un lugar dentro del aura del individuo y que luego se exterioriza en bien y salud. El Principio de Causa y Efecto nos enseña que no hay nada que escape a esto. Que todo lo que pensamos, sentimos y hacemos tiene su efecto en el exterior y en nosotros mismos también. ¡Oh, qué maravilloso sería que los humanos pudiesen estar pensando, sintiendo y actuando en positivo todo el día!, no tendrían

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suficientes recipientes en el mundo para llenarlos con todas las bendiciones que automáticamente les vendrían producto de la Ley.

María y Jasmid comprendían más que nunca todos los Principios que habían estudiado y sabían que éstos se interrelacionaban y formaban parte realmente de uno solo, algo así como la Ley de la Vida. La Flor Ajna tomó un fuerte color Verde que estalló como un relámpago y encendió todo aquel lugar. Nuestros amigos se despidieron muy cortésmente del Maestro Hilarión y luego entraron por el último tramo de los Sagrados Conductos que llegaban a la Flor de los Mil Pétalos, a Sahasrara.

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CAPÍTULO X LA FLOR SAHASRARA

ILENCIOSAMENTE llegaron al salón circular más grande y alto de todos. Su diámetro era de aproximadamente tres kilómetros, y su altura era indefinible. Sus paredes estaban recubiertas de un metal que destellaba colores jamás antes vistos por ojo humano alguno y su reflexión era

tal que parecía un espejo. Desde el centro del techo —si lo poseía— bajaba lo que a simple vista era un haz de Luz Dorada.

Aquella Luz era constante y llevaba una pulsación fortísima, a tal grado que estar en su presencia daba la sensación de un poder indescriptible. En verdad, la atmósfera estaba cargada con una energía mucho más especial que las demás. Puntos de luz aparecían y desaparecían como si estuviesen jugando. El suelo semejaba al cristal más puro y transparente, y tenía la particularidad de que al suave contacto de los pies de María y Jasmid emitía pequeños destellos de energía.

Desde el centro de aquel imponente salón se levantaba una gran base de material blanco que tenía impresas en letras doradas aquella misma inscripción de la carta que les fue precipitada a María y Jasmid en la casa de su tío Germán. En su momento no supieron leerla, pero ahora ellos podían leerla fácilmente:

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La altura de la base era de unos veinte metros, y se unía con el haz de Luz que bajaba cual catarata desde el techo en una gigantesca Flor de cristalina belleza. La cantidad de pétalos de ésta era tan grande y voluminosa que aproximadamente tendría unos mil. En su centro y bañada por aquella Luz Dorada, una tenue Luz de color azul pulsaba con suavidad. Un Maestro alto, de maravillosos ojos negros muy penetrantes y con turbante, custodiaba la Flor. Más tarde supimos que su nombre era El Morya, y que trabaja bajo la dirección del Rayo Azul, siendo también el Supremo Director de los Gobiernos del Mundo.

María y Jasmid ya habían encontrado a Sahasrara, la Flor de los Mil Pétalos. Sus corazones desbordaban de alegría, y la sonrisa del triunfo afloró luminosa en sus caras. Estaban casi mudos por la emoción, más a pesar de todo, era un sentimiento por completo controlado. Poco a poco se iban presentando todos los Maestros que ellos habían conocido en el Sendero y que eran: Serapis Bey, Kwan Yin, Saint Germain, Juan el Amado, el Señor Gautama, el Maestro Koot Hoomi, Lady Rowena, el Maestro Hilarión, y muchos otros que ellos no habían visto pero que tenían mucha relación con la labor que desempeñaban, tales como: Lady Mercedes, el Señor Sirio, el Maestro Djwhal Khul, Pablo el Veneciano, el Santo Æeolus, Confucio, el Señor Asclepios, Kamakura, y muchos otros cuya cuenta se perdía.

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La Madre Kundalini también se iba apareciendo como de la nada, pero esta vez estaba trajeada con una toga de estilo romano llena de lo que a simple vista eran piedras preciosas con luminosidad propia. En realidad eran rayos de luz multicolores que emanaban de todo su cuerpo.

Jasmid miraba escudriñadoramente al Maestro Saint Germain pues éste era idéntico a su tío Germán, el cual extrañamente no había aparecido con el grupo. Cuando sus cuerpos se fueron haciendo más y más densos, la Madre Kundalini comenzó a decir:

—El último Principio de la Creación; el Séptimo, es el Principio de Generación y tiene como lema “Todo tiene su principio Masculino y Femenino”. Nada en el Universo puede existir sin este gran Principio, o sea, sin padre ni madre. Nada tiene que ver con el sexo de las partes, el cual es solamente aplicable a las diferencias físicas entre el macho y la hembra en el pequeño plano llamado físico. Yo me refiero a la presencia indiscutible de lo Masculino y lo Femenino en toda la Creación. Vamos a ver, el pensamiento y el sentimiento unidos dan como resultado la manifestación, ¿no es cierto? Eso ya lo vieron en el Principio de Mentalismo. El pensamiento es masculino y por sí solo es frívolo y calculador, el sentimiento es femenino y por sí sólo es descontrolado. Ahora, cuando se unen el pensamiento y el sentimiento, entonces, la mente controla a los sentimientos, los sentimientos armonizan la mente, y tiene lugar la manifestación. Por eso, en muchas imágenes de la Madre María se muestra a Ella con el Niño en sus brazos, que viene a simbolizar la manifestación traída a lo físico desde un principio Masculino que es Dios y otro Femenino que es la Madre Divina Kósmica.

En ese momento, de una gran efusión de luz, salió la maravillosa y radiante presencia del Amado Maestro Jesús el Cristo, vestido con una túnica blanca como en los tiempos de su

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ministerio y envuelto completamente por un aura de un azul tan especial que sería imposible describirlo con exactitud, era como el lapislázuli. El ambiente se tornó de inmediato iridiscente. Su imponente presencia hacía conectar al instante con la Suprema Divinidad que se ancla en el corazón de los hombres dándoles la Vida y haciéndolos sublimes. El Amado Maestro tomó la palabra y dijo:

—Como sabrán ustedes, por Ley de Correspondencia, todo tiene su correspondencia en todos los planos de manifestación. Apoyados en este Principio podríamos decir que la Ciencia es masculina aunque su nombre sea femenino, porque ella está basada en el intelecto terrenal y como no siente, es rigurosa y le falta Amor. Ella busca en cuerpos muertos eso que oye nombrar como “el alma” y no encontrándola en la materia de carne y hueso, niega su existencia. Por otro lado, la Religión se podría decir que es femenina. Ella busca el sentimiento en todo, da Amor y a veces se enceguece tanto que comete infracciones a la ley natural de los seres. Claro está, pues, que necesita de su contraparte masculina para crear una armónica unión. Todo en el Universo genera. Tú mismo generas. El alma es el conjunto de cuerpos o vehículos inferiores en donde se encuentran los pensamientos, los sentimientos y los sentidos. Es muy diferente al Espíritu, que es el vehículo Superior o Yo Superior como se ha denominado. El Espíritu es Luz y Perfección, es e1 verdadero hijo de Dios, mientras que el alma está plagada de conceptos y sentimientos errados. Bien dicho está que “el Espíritu es la Luz, el alma su reflejo y el cuerpo su sombra”. El ser humano no es sólo un cuerpo de carne y hueso como se ha creído, es también Espíritu en su Naturaleza Perfecta. La Ciencia no ha comprendido muy bien esto todavía pero sí lo ha comprendido la Religión y pronto estas dos serán una sola.

María y Jasmid asintieron con la faz gloriosa, y luego un gran silencio se hizo. La Madre Kundalini se acercó al Maestro

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Saint Germain, lo tomó de la mano y, con palabras infinitamente dulces, dijo:

—Aquí tienen a su tío Germán, que es en realidad el Maestro Ascendido Saint Germain, Regente del Palacio del Propósito del Hombre y Rey de la Nueva Edad Dorada que se irradia para toda la humanidad por igual. Él ha trabajado intensamente en América y en todo el mundo para que en este día tenga lugar por fin el maravilloso acontecimiento que ya no se podía detener por más tiempo. Nunca se le podrá agradecer totalmente a este bello Ser todo el servicio prestado por siglos y siglos en pro de la Libertad del ser humano.

Una maravillosa lluvia de aromáticas flores multicolores que no tenían tallo comenzó a caer llenando poco a poco todo el lugar. Luego, María y Jasmid se acercaron al Maestro Saint Germain y la Luz Violeta que lo recubría creció de tal manera que todos se sumergieron por completo en ella. Nada se dijo, pues cualquier palabra era innecesaria, allí no cabía más que Luz. Luego, la Madre Kundalini, Fuego Serpentino y Energía del Mundo, comenzó a emanar de sí prístina energía mientras que rayos multicolores comenzaron a recubrir a todos los presentes. Los corazones y mentes de María y Jasmid estaban rebosantes de fortísima energía. Después, una hermosa y vibrante Voz de soprano, la más nítida, alta y clara que jamás se haya oído, pronunció prolongadamente la sílaba sagrada:

—¡OM! —dijo.

El sonido de aquella bendita Voz comenzó a retumbar en los oídos y conciencias de nuestros intrépidos amigos, y la Luz Azul que pulsaba en la Flor Sahasrara, y que había permanecido tenue hasta ese momento, comenzó a crecer, crecer y crecer, de tal forma que llenó por completo aquel salón y más allá todavía. Por un momento se pudo ver la figura de una gigantesca ave encima de la fulgurante Flor. Sí, era el Ave Diamante, que

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parecía contener Fuego puro en su interior. María y Jasmid, que habían permanecido callados hasta entonces, pronunciaron al unísono las siguientes palabras en voz alta:

—¡YO SOY!

Desde el extremo superior de sus cabezas surgió un rayo blanco–cristal que los recubrió de inmediato, dejándolos de esta forma envueltos en un gigantesco pilar de Fuego Blanco que a simple vista parecía un túnel de energía impenetrable. Inmediatamente sus vestiduras y apariencia física cambiaron, sus caras relucían, y de sus manos, y de todo su cuerpo, emanaban rayos de luz que velozmente salían disparados en todas direcciones. Lenta y magistralmente levantaron en sincrónica forma sus pies del suelo y comenzaron a Ascender. El sonido del “OM” que aquella Voz había pronunciado aún vibraba y éste se mezcló en completa armonía con el “YO SOY” emitido por nuestros jóvenes amigos. Dicho sonido subía en fulgor cada vez más. Cuando María y Jasmid alcanzaron cierta altura ya era imposible verlos debido a la avalancha de Luz que de sus cuerpos emanaba. En ese momento, la Luz Dorada que entraba desde arriba, comenzó a fortificarse y expandirse cada vez más, hasta que la cristalina Flor ya brillaba con la fuerza de mil soles. Toda la Tierra comenzó a estremecerse y la misma energía blanca que brillaba dentro de aquel sagrado recinto se expandió y recubrió por completo a todo el planeta, consumiendo y disolviendo instantáneamente la capa negra que recubría la atmósfera. Desde el Sol Central de nuestro Sistema se escucharon las voces de nuestros Padres Solares Helios y Vesta decir al unísono:

— ¡La Tierra ya ha cumplido con el paso requerido, ahora es la Santa Estrella de la Libertad!

Y en ese preciso instante la Tierra comenzó a salirse de su órbita y a desplazarse rápidamente hacia la izquierda hasta entrar

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en la órbita de Urano. Luego Urano pasó a la órbita del planeta Acuaria, Acuaria a la órbita de Mercurio y finalmente Mercurio fue absorbido por el Sol...

...Desde entonces, los habitantes de la Tierra hemos tenido un clima semitropical en todo el planeta y todo el año. No existen las enfermedades, ni las peleas, ni la muerte. La Astronomía ha dado un giro increíble con el descubrimiento de que la galaxia se mueve en espiral. Seguimos teniendo siete continentes al igual que todos los planetas de nuestro Sistema. Nuestros hijos son adiestrados desde la niñez en los poderes de la levitación, la precipitación y la eterealización. No existe esa capa gris que recubría a la Tierra anteriormente y por eso podemos escuchar el apoteósico sonido de un amanecer y también el propio sonido de nuestro amado planeta. La Música de las Esferas es en realidad deliciosa.

Miles de seres de increíble esplendor caminan con nosotros y nos instruyen en la Verdad. Muchos de ellos tienen alas. Nuestras construcciones no se parecen en nada a las construcciones anteriores de la Tierra. No tenemos necesidad de utilizar maquinaria alguna pues todo lo creamos por medio de fuerza mental, la cual nos evita ese arcaico trabajo. Aquí no existen ruidos de motor y cosas similares a eso. La coloración de nuestras edificaciones las creamos con nuestros sentimientos. Muchas de estas edificaciones no poseen techo pues nuestra atmósfera es perfecta y la humedad no desarrolla la lluvia desde arriba sino que nuestro suelo está provisto de una substancia muy gruesa que sale de lo que es similar a la substancia de la tierra. Los mares aquí son de color aguamarina y los colores de la vegetación son matizados, pues esto es determinado por el aura de los individuos que representan la unidad de la gente residentes en ciertas localidades.

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Ahora nos preparamos para el próximo escalón en nuestra evolución, que es el de entrar en la órbita del planeta Venus efectuando un movimiento ascendente llamado también “el gran empuje”, en donde el Sistema Planetario completo, incluyendo al Sol, se moverá en conjunto un paso hacia arriba.

Bueno, mis queridos alumnos, esto ha sido todo por el día de hoy, y si todos han entendido bien esta clase de Historia Universal mañana recuerden traer bien estudiadito el pequeño período de historia desde que la Tierra entró a la órbita de Urano hasta el momento actual.

¡Que Dios los bendiga!

F I N

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“Todos y cada uno de nosotros vamos hacia el feliz encuentro de La Flor de los Mil Pétalos que no está en ninguna parte sino en nuestro interior.” JCG

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Nota de los editores: La primera parte de La Flor de los Mil Pétalos se llama

El Ave Diamante, también del mismo autor.

Más información sobre el autor y su obra en:

JuanCarlosGarciaWeb.com