la firmada moderna

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La Firmada Moderna REVISTA CIENTIFICA PROFESIONAL SE PUBLICA LOS DIAS 10 Y 25 D E CADA MES Fundadores: D. LUIS SIBONI y D. ANGEL BELLOGÍN Director: MODESTO MAESTRE IBANEZ Doctor en Farmacia. Catedrático de Análisis químico en la Escuela de Veterinaria de Madrid. Farmacéutico por oposición de la Beneficencia provincial y Jefe del La- ^ boratorio del Instituto Provincial de Obstetricia (Maternidad). ' oímío y MniDistmiíD: Pasto del Pnlo. 12.3.° itolia.-lel6i. WM. PRECIOS DE SUSCRIPCION: En España, u n a ñ o 15 pesetas. Extranjero, 20.-Número suelto, 1. Atrasado, 2.— Los números que se reclamen transcurrido un mes de su publicación, Iserán cobrados como atrasados. El pago de la suscripción se hará por adelantado, no admitiéndose suscripciones por menos de * una anualidad, a partir del trimestre en que se haga. MADRID, 25 DE SEPTIEMBRE DE 1934 U AL EL LABORATORIO A N A L I S I S C L I N I C O S Guía práctica de Análisis clínicos más frecuentes, siguiendo métodos fáciles de ser realizados en pequeños Laboratorios. M. MAESTRE IBÁÑEZ Un tomito de 64 páginas, ilustradas con 37 grabados y una lámina en colores, II pesetas. Es una obra de gran utilidad práctica para el farmacéutico por la sencillez de los métodos analíticos expuestos y contener la manera de resolver los análisis clínicos más frecuentes de orina, contenido gástrico, cálculos urinarios, esputos, exudado ure- tral y vaginal y examen citológico, parasitológico, químico y serológico de sangre. A los suscritores de asta Revista se les envía libre de todo gasto. OFERTA ESPECIAL—Un ejemplar de esta obra y otro de la de ANALISIS DE ALIMENTOS se cederán por el precio de 40 pesetas.

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La Firmada Moderna R E V I S T A C I E N T I F I C A PROFESIONAL

S E P U B L I C A L O S D I A S 10 Y 25 D E C A D A M E S

Fundadores: D. LUIS SIBONI y D. ANGEL BELLOGÍN

Director: M O D E S T O M A E S T R E I B A N E Z Doctor en Farmacia. Catedrático de Análisis químico en la Escuela de Veterinaria de Madrid. Farmacéutico por oposición de la Beneficencia provincial y Jefe del La-

^ boratorio del Instituto Provincial de Obstetricia (Maternidad). '

o í m í o y MniDistmiíD: Pasto del Pnlo. 12.3.° itolia.-lel6i. WM.

P R E C I O S D E S U S C R I P C I O N : E n E s p a ñ a , u n a ñ o 15 p e s e t a s .

Extranjero, 20.-Número suelto, 1. Atrasado, 2.— Los números que se reclamen transcurrido un mes de su publicación, Iserán cobrados como atrasados. El pago de la suscripción se hará por adelantado, no admitiéndose suscripciones por menos de

* una anualidad, a partir del trimestre en que se haga.

MADRID, 25 DE S E P T I E M B R E DE 1934

U A L

E L L A B O R A T O R I O A N A L I S I S C L I N I C O S

Guía práctica de Anális is c l ín icos m á s frecuentes, siguiendo métodos fác i les de ser realizados en pequeños Laboratorios.

M . M A E S T R E I B Á Ñ E Z Un tomito de 64 páginas, ilustradas con 37 grabados y una lámina en colores, II pesetas.

Es una obra de gran utilidad práctica para el farmacéutico por la sencillez de los métodos analíticos expuestos y contener la manera de resolver los análisis clínicos más frecuentes de orina, contenido gástrico, cálculos urinarios, esputos, exudado ure­tral y vaginal y examen citológico, parasitológico, químico y serológico de sangre.

A los suscritores de asta Revista se les envía libre de todo gasto.

OFERTA ESPECIAL—Un ejemplar de esta obra y otro de la de ANALISIS DE ALIMENTOS se cederán por el precio de 40 pesetas.

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Page 3: La Firmada Moderna

L a F a r m a c i a M o d e r n a R E V I S T A CIENTÍFICA PROFES IONAL

AÑO XLV.—NÚM. 18. DIRECTOR M. Maestre Ibáñez.

MADRID, 25 SEPTIEMBRE 1934.

M i B M i D H de mmm mimi m\m al n i F L O R E N C I O USEROS C A S A S

Veterinario jy alumno del Doctorado de Veterinaria.

El Real decreto del 17 de Septiembre de 1920 en el que se dan las reglas que han de servir de base para la clasificación de los alimentos y condiciones que legalmente deben éstos reunir, al tratar del p imentón se hace notar que "no se permit i rá la adi­ción de materia colorante de n ingún género" , pero ofrece gran interés analítico esta cuestión, ya que no es raro el hallar pimentones coloreados artificialmente n i embu­tidos en los que se han utilizado estos pimentones.

¡Esta ha sido la razón del por qué hayamos crekk> de interés realizar el presente trabajo, contribuyendo con él al estudio de ese1 problema.

N o está de más advertir, aunque después se hace ya referencia de ello, que nos hemos valido de pimentones de absoluta garantía de pureza y de colorantes artificia­les empleados por quienes adulteran este producto, 'Utilizando en los ensayos aquéllos y pimentones coloreados por nosotros, así como embutidos elaborados con unos y otros.

He aquí cómo se ha procedido: Ensayos previos.—'Para denunciar la presencia de colorantes extraños es necesa­

rio un ensayo previo, que consiste en agitar en un tubo' de ensayo una pequeña can­tidad de p imentón (un gramo aproximadamente) con 15 c. c. de alcohol absoluto; en otro tubo se pone igual cantidad de p imentón a investigar en 15 c. c. de éter de petróleo; en un tercer tubo se pone también igual cantidad de p imen tón con 15 c. c. de cloroformo.

El objeto de este ensayo es saber en cual de los tres disolventes se disuelve mejor el colorante a investigar, pues se da el caso, que los colorantes empleados en la adul­teración no sean solubles en alcohol y si lo sean en cloroformo o éter de petróleo, y, por el contrario, otros se comportan de manera distinta siendo solubles en alcohol y no disolviéndose n i en cloroformo ni en éter, de petróleo.

Una vez hecho esto y por la coloración que el l íquido haya tomado (la cual ve­remos decantando el l íquido en un tubo l i m p i o ) , procedemos a investigar si existe o no colorante artificial, por los siguientes métodos :

Primero. Se mezcla y se agita en tres tubos de ensayo p imentón (un gramo apro­ximadamente) con cada uno de los disolventes antes indicados; una vez apreciada la coloración nos decidimos a emplear el más conveniente.

Sea cualquiera el disolvente escogido, del tubo en el que hicimos la mezcla se decanta el l íquido en otro tubo, o se fi l t ra; conviene mejor fi l trar para que la reacción final sea más apreciable; del filtrado, con una varilla de vidrio, tomamos unas gotas y las depositamos en una cápsula de porcelana, ponemos ésta al bañomar ía hasta que el l íquido se haya evaporado, después dejamos enfriar, y seguidamente tratamos el residuo con unas gotas de ácido sulfúrico.

Si el p imentón empleado es puro, veremos que el residuo toma una coloración grisácea más o menos fuerte, que al poco tiempo desaparece; en caso de que el p imentón esté adulterado la coloración será distinta; puede ser violeta o roja más o menos fuer-

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te, según el colorante empleado en la adulteración; pero, desde luego, si la coloración no es la indicada antes, podemos asegurar que el p imentón no es puro.

Este método podremos hacerlo también depositando las gotas del l íquido en un papel de filtro y tratar con ácido sulfúrico en da misma forma; la coloración se apre­cia muy bien.

Este residuo que tenemos en las cápsulas, si lo di luímos en unas gotas de agua, ve­remos que el colorante natural del p imentón desaparece rápidamente; en cambio, los artificiales persisten- cierto tiempo.

¡Segundo. Si tomamos una pequeña cantidad del filtrado anterior en un tubo de ensayo y añadimos una-cantidad igual de ácido sulfúrico, veremos cómo, rápidamente toma un cofer rojo oscuro intenso; y vertiendo el contenido en un vaso que con­tenga 150 ó 200 c. c. de agua, se observará que el p imentón natural tiñe el agua de un color amarillo sucio muy débil, y en cambio los pimentones coiloreados dejan teñi­do el agua de un color rojo o anaranjado.

Tercero. Se pone una cantidad del filtrado anterior en una cápsula,, se hierve en bañomaría , se añade al l íquido un pedacito de tela de lana blanca, y después de haber­le hervido se traslada la lana a una cápsula y se la trata con ácido sulfúrico; en este caso veremos también que la lana y el l íquido sobrante toman las coloraciones antes indicadas, y si luego esta lana la lavamos al chorro de agua observamos que si el p i ­mentón era- puro nos queda la 4impia o sólo con el color debido a la carbonización de la materia orgánica; en cambio en los pimentones coloreados artificialmente siem­pre queda además del color propio de la carbonización un color más o menos rojo, que nos indica la presencia de colorante artificial.

Como se dijo, nosotros hemos trabajado con pimentones de absoluta garantía de pureza, y seis clases de p imen tón distintamente coloreados con los colorantes que los adulteradores emplean, más corrientemente, ry todos ellos nos han dado las reacciones antes indicadas.

Aconsejamos que para poder comprobar estas reacciones con toda seguridad debe de disponerse de un p imentón puro testigo, pues si es pequeña la adulteración ya no da la reacción de una manera clara.

U n dato interesante que hemos observado respecto al colorante natural del pimen­tón es ser muy sensible a la luz solar, de tal modo, que expuestas las disoluciones de colorantes natural y artificiales ail sol durante dos o tres días, la del colorante natural se decolora pasando a amarillo; en cambio los coloreados artificialmente cont inúan con el color rojo- pr imi t ivo.

Investigación del colorante artificial del pimentón en embutidos.—El procedimien-' to seguido por nosotros para deiterminar la presencia de colorante artificial en embuti­

dos es modificación del de W . Plahl y A . Rotsh, modificación que tiene por objeto ver más clairamente los resultados.

Se toman 10 gramos de embutido y se tratan en un matracito con 15 ó 20 c. c. de alcohol absoluto; el autor dice que se traten con éter de petróleo, pero no se debe hacer esto, pues ya dijimos antes que había colorantes que no eran solubles en dicho disol­vente; se agita durante media hora, pero resulta mejor dejarlo así durante unas horas para que el disolvente extraiga por maceracíón toda la materia coilorante y la grasa; hecho esto se filtra el contenido del matraz, y el filtrado le recogemos en una cápsula, que ponemos al bañomaría , para evaporar el allcohol; el oilor del contenido de la cápsula nos dirá el momento en que se ha evaporado' el alcohol por completo.

E l residuo formado por grasa y materia colorante se traslada a un matraz y se le añaden 25 c. c. de potasa alcohólica al 60 por 1.000; se pone al bañomaría, a hervir durante media hora, previamente tapado con un tapón taladrado con una varilla de vidrio de unos 60 centímetros de largo que hace las veces de refrigerador ascendente, y hecho esto se deja enfriar.

Se mide el volu'men del contenido del matraz, y de este volumen se separa 1 c. c. que se diluye con 15 c. c. de alcohoil absoluto, y se titula el grado de alcalinidad mediante ácido clorhídrico al 10 por 100 y papel de tornasol (no se puede t i tular con fenolfta-leína pues el color rojo del l íquido enmascara el f inal de la reacción) ; una vez neutra-

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lizado este centímetro cúbico que tomamos del volumen tota'l sie calcula la cantidad de clorhídrico que tendremos que añadir para neutralizar el volumen restante, teniendo cuidado de añadir unas gotas menos (seis o siete), que luego añadiremos agitando al contenido del vaso, al que ponemos adherido por dentro un papel de tornasol azul, que parte de él estará en contacto con el l íqu ido ; añadimos estas gotas hasta que el color azul del papel empiece a virar al rojo.

U n i vez neutralizado el residuo de la saíponificación, formado por jabón, materia colorante, potasa y alcohol, trasladamos el l íquido a una cápsula que llevamos al baño-maría hasta que se reduzca a la cuarta parte de su volumen, aproximadamente, con lo que se consigue evaporar el alcohol.

E l residuo se trata con cloruro de calcio seco y en polvo, con objeto de absorber el agua que pueda contener; el límite de añadir cloruro de calcio es hasta que se forme una masa pastosa.

E n el ensayo previo habremos visto si el colorante artificial se disuelve o no en el cloroformo; si. no es soluble en cloroformo emplearemos alcohol, mejor caliente; si fuera soluble en cloroformo se prefiere el empleo de éste por no disolver el cloruro de calcio, pues si éste se disuelve en el disolvente empleado, como, por ejemplo, el alco­hol , tiene el inconveniente de que puede en el f i l trado haber cloruro de calcio, que ha ipasado el f i l t ro , y enmascara la reacción, inconveniente que se evita si empleamos el cloroformo. Se fi l t ra el l íquido, con io que tenemos separada de una parte la grasa en forma de jabón y ácidos libres si se hubiera empleado clorhídrico al neutralizar, y por otra, o sea en el filtrado^ la materia, colorante disuelta.

Con este filtrado podemos hacer las reacciones expuestas al hablar del reconoci­miento en el p imentón directamente, y se ob tendrán las coloraciones antes indicadas, pero no unas gotitas rojas que Ipor él ácido sulfúrico pasan a azul, como dice el autor al hablar del p imentón puro, error causado seguramente por hacer la reacción con p i ­mentón que creyéndolo puro estaba artificialmente coloreado.

Este mé todo se puede usar directamente sobre el p imen tón , con la diferencia que se toman sólo 5 gramos del producto a investigar, y la cantidad de potasa añadida será sólo 15 c. c, pues la de grasa a saponificar es mucho menor en este caso que en el de los embutidos.

Trabajo realizado en el Laboratorio de la cátedra de Análisis de alimentos de la Escuela de Veterinaria de Madrid. Profesor. Dr. ¡Maestre Ibáñez. Curso de 1333-1934.

Generalidades sobre las esencias naturales J O S E G A R C I A G O N Z A L E Z

Farmacéutico y ex-jefe químico, por oposición, del Laboratorio Municipal de Higiene de Alicante.

(CONCLUSIÓN)

TÉCNICA INDUSTRIAL.—Generalidades.—Aunque los aromas naturales se uti l izan en gran parte desde las más lejanas épocas (Homero habla con frecuencia de licores y de esencias perfumadas y del jugo exprimido de las rosas, y en Roma existía, en épo­ca de los romanos, una corporación de perfumistas), sabido es, sin embargo, que sólo

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modernamente se ha perfeccionado su extracción para obtener un rendimiento superior y una calidad más refinada.

_ ^ aunque por lo común la clase y proporción de sustancias aromáticas que cada aceite esencial contiene no es sólo .específica —es decir, dependiente en absoluto de la especie o variedad vegetal que se aprovecha—, sino que obedece también a la transfor­mación más o menos profunda, que en las plantas hayan sufrido ios hidrocarburos en alcoholes, aldehidos, éteres compuestos, etc., en general, la riqueza en sustancias oloro­sas y medicinales va creciendo hasta el principio de la época de la floración (por ello, la esencia de rosas se obtiene industrialmente de los capullos o flores aún no abiertas), y, por el contrario^, al final de aquella época, si la etetificacióñ o acidificación están muy avanzadas, se pierde en riqueza de principios aromáticos.

Pero en un mismo lugar o paraje, la exposición al mediodía, en ribazos, al abrigo de- los vientos dominantes, dan, en general, según Rolet, los resultados más favorables, sobre todo para dos vegetales que crecen espontáneamente; y por ello, tai vez, las rosas recolectadas sobre los Balkanes son 50 por 100 más ricas en esencia que las de la llanura.

•Sucede, sin embargo, a veces, que al contrario que en las violetas — y ello es otro detalle de práctico interés industrial—, la luz no sók> contribuye a la normal forma­ción de las esencias, sinoi también marcadamente a la bondad de estos productos, y así se explica que las plantas desarrolladas en suelos elevados, den esencias más ricas en éteres compuestos, que aquellas otras que viven en terrenos más bajos; en efecto, la Lavando de los Alpes es más rica en Acetato de Linalol, que la L'avanda inglesa cultivada en llanuras, y según E. S. Guenther ( 1 ) , aunque entre los a.ceites esenciales obtenidos en España, el de lavanda tiene gran aceptación entre los americanos, el producto de mejor calidad se encuentra en las provincias de Guadalajara y Soria, y de éstas en el de plantas recolectadas en las mayores altitudes, todo lo cual parece ser debido a que la clorofila impide —deshidratando— que se efectúe la reversión de la reacción química que produce los éteres compuestos (véase pág . 2 8 6 ) , y a que en los suelos altos esta acción de la clorofila es mayor, por ser allí (y a causa de la ma­yor cantidad de luz que llega a. las plantas) bastante más intensa la llamada función clorofílica, base además —olvidado es tá— del desarrollo vegetal, por la intensa asi­milación de carbono atmosférico que la luz, mediante dicha función, proporciona a casi todas las plantas.

"La organización, la sensibiilidad, el movimiento espontáneo', la vida —escribía ya en su época el malogrado Lavoisier—, sólo existen en la superficie de la tierra y en los sitios bañados por la luz."

A mayor abundamiento, Charabot y Hebert han estudiado la influencia de las sa­les minerales en la formación de la esencia por la Mentha piperita, hallando que la adi­ción de cloruro sódico o de nitrato sódico favorece la eterifkación, pues disminuye la absorción de agua por las raíces ( 2 ) .

Tiene igualmente, a veces, notable influencia práctica en esta, industria de la ob­tención de esencias, los órganos que para su extracción empleemos, pues según que los aldehidos y acetonas sean más o menos solubles en el agua y l íquidos orgánicos, así circulará la esencia por las plantas más o menos fácilmente (como sucede en las La­biadas, de las que, por lo común, deben destilarse las sumidades), y por ende variará

(1) Am. Perf. and. Essen. 011 Rev., año 1929, pág. 160. (2) Aunque la eterificación de los alcoholes suele efectuarse en los órganos clorofílicos, aque­

lla reacción química —y según investigaciones también de Charabot— se desarrolla mejor in vivo que in vitro, lo cual compele a suponer exista un auxiliar de la eterificación vegetal, que actúe como deshidrante; y teniendo en cuenta el papel de la función clorofílica en la formación de los éteres compuestos, juntamente con las nuevas ideas relativas a la reversibilidad de las ac­ciones encimáticas (véase pág. 289), y a que mediando un agente promovedor de deshidrataciones en el linalol, el geraniol, y otros alcoholes constitutivos de esencias, entonces se eterifican éstos como en las' plantas, se infiere de todo ello que; la eterificación espontánea o natural es favo­recida por una cimasa, cuyo efecto deshidratante se produce en el medio clorofílico.

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la composición de estos aceites —localizados principalmente en sus hojas— según el órgano u órganos utilizados ( i ) .

'Por todo ello, sin duda, y con el f in de establecer una relación entre el olor y la composición química de las esencias naturales, se han hecho algunos estudios, si bien éstos no han dado resultados positivos, y el aparato llamado "o l fa tómet ro" , aunque es útil para relacionar unas esencias con otras, no es suficiente, sin embargo, para dar la menor idea de la composición peculiar de aquéllas.

"Basta lo dicho en capítulos anteriores —escribe el ilustre profesor de la Escuela de Ingenieros de ¡Montes Sr. Baró, en su interesante estudio sobre Las Plantas Aromá­ticas Forestales— para comprender la importancia que tiene el no destilar mezclas, sino especies perfectamente definidas, si se quieren obtener productos de valor industrial definido que tengan aceptación en el mercado."

De lo cual se deduce que otro factor sumamente importante, en esta industria de ia extracción de esencias vegetales, es el de la perfecta recolección de plantas, sumi­dades, hojas, flores, etc., entre sí naturalmente idénticas, y conviene por ello —sobre todo .cuando se recolecten plantas espontáneas— que los encargados de esta operación conozcan botánicamente la especie de que se trata; y hasta ta'l extremo es conveniente esto, que un químico francés Charabot, ha llegado a decir (2) que la esencia de la-vanda —espliego— española procede "de alguna especie botánica desconocida", lo cual es totalmente inexacto, siendo en cambio muy cierto, que se destilan muchas veces juntos, Cantuesos de floración tardía (espiga de ¡flores terminada por un penacho1 de brácteas estériles) y Espliegos de floración temprana (espiga sin penacho terminal), que generalmente viven muy mezclados en los rasos y calveros de estos benéficos montes españoles.

E l mejor momento para apreciar el oior de una planta es por la tarde, después de la puesta del sol, y el mejor tiempo para la recolección es por la mañana , cuando ya ha desaparecido el rocío; en la práctica, generalmente se deben coger las flores en­teramente abiertas, pero no marchitas, las hojas y los tallos cuandoi los flores están sobre a punto de abrirse, los frutos al momento de la madurez, y las raíces al f in de la primavera, pero- la recolección es, sin embargo, una operación delicada y para cada planta, puede decirse, la experiencia es el único guía y el más seguro que permite apreciar el mejor momento del d ía y el grado de abertura de las flores más favo­rable.

De un modo general, para extraer de las flores el máximo, de esencia, hay que tratar las más frescas inmediatamente después de la recolección, pues uña recolección mustia es una recolección perdida, y si hay que esperar, es necesario extender la re­colección en un lugar fresco, aireado, en capa de poco espesor, y removerla con per­chas de púas .

Las hierbas y las hojas secas, tienen por el contrario xin rendimiento' superior al de las hierbas y las hojas frescas, pues las sustancias frescas contienen una cantidad considerable d" agua que se pierde por la desecación.

Sin embargo (y exceptuando entre otras especies la menta americana, que seca da un rendimiento de esencia semejante al de la planta fresca, pero su aroma es mucho más superior), sólo si no se pueden trabajar en seguida las hojas, hierbas y matas, lo cual conviene más, ya que si también, por ejemplo, el espliego desecado da una esencia más rica en éteres, no compensa en cambio esta condición del producto la pérdida que se tiene con planta seca por lo general un 10 por 100—, hay que extenderlas sobre

(1) Las esencias aldehídicas y cetónicas generalmente están contenidas en las flores donde las pVoduce el acrecentamiento de las acciones oxidantes que en dichos órganos deshidrogenan a los alcoholes que allí llegan casi siempre eterificados, procedentes de las hojas, si bien ya Liebig admitió que los ácidos orgánicos, una vez formados, pueden dar nacimiento a los aldehidos por una reducción ulterior.

(2) Bulíetin de la Societé ChimiQve tomo III , 17, página 378.

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tablas, secarlas completamente a una temperatura moderada a la sombra ( i ) y conser­varlas en locales secos y ventilados, pues sobre todo, hay que vigilar con atención que no se enmohezcan; y antes de volver a utilizarlas para su destilación, deben someterse a una maceración en agua tibia.

Modas operandi.—Los métodos de obtención de las esencias naturales, que "va­r ían según la parte del vegetal de que hayan de extraerse y según 'la naturaleza de la misma esencia" (Alessandri), pueden reducirse a los cinco grupos siguientes: 1.0 Por raspadura o por presión. 2.a Por emfloración o absorción en frío. 3.0 Por maceración. 4.0 Por disolución, s.0 Por destilación. «

1.0 Raspadura o presión.—Sabido es que el fruto de las Auranciáceas (naranja, l i ­món , etc.), es un hesperidio, o sea una especie de baya, cuya parte cortical está re­presentada por una porción externa —epicarpio o flavedo— verde al principio' y des­pués amarillat O' roja, llena de glándulas con aceite esencial, y una zona media —meso-carpió o albedo— esponjosa, que carece de glándulas; y las esencias de todos estos frutos se obtienen por raspadura del pericarpio por su parte externa, dentro^ de una vasija de poco fondo —fuente o gran p la to— provista de una porción de púas o agujas de la tón, que están sujetas en posición vertical, pues el aceite esencial sale de esta manera, a consecuencia de la desgarradura de los tejidos y cae a un tubo que en el centro del fondo tienen las vasijas en que se opera.

Así se obtiene en Niza la esencia de los limones de poca vista, que no se pueden vender como tales, y en Reggio y en los alrededores de Palermo, la esencia de ber­gamota, si bien esta ú l t ima se obtiene en algunas localidades por un mé todo especial, que consiste en colocar los frutos en una caja metálica, cuyo interior y cubierta están provistos de aristas cortantes y el fondo agujereado; por medio de una máqu ina se imprime a la tapa un movimiento de rotación, los tejidos se desgarran y la esencia se vierte por ios agujeros.

Sin embargo, las esencias de frutos del género Citrus, se obtienen más general­mente por presión de las respectivas cortezas —pericarpios— con prensas de mano o hidráulicas, y las esencias se recogen en agua, de la que se separan con gran facilidad; pueden también obtenerse aquellas esencias, sometiendo dichas cortezas a la destilación, pero operando así, resultan esencias de inferior calidad.

2.0 Enfloración o absorción en frío.—En este procedimiento de extracción de esen­cias naturales, se utiliza la propiedad que tienen las materias grasas — l a vaselina t a m b i é n — de absorber los aceites esenciales, y es reservado para las flores cuyo^ per­fume demasiado frágil teme el calor: j azmín , nardo, heliotropo, violetav jacinto, con-valaria, reseda, etc.

E n cajitas —chassis— de paredes de cristal de dimensiones variables, pero no exce* diendo apenas de Om. 90 X Om- 60 X Om. 0,8, se reparte por medio de una espátula manteca de cerdo o vaselina, y se restriegan o se frotan los pétalos de las flores, que todos los días se renuevan; y en la enfloración al aceite, sustituye al cristal un enrejado metálico sobre el cual se disponen algunos trozos de maletón de algodón, impregnado de aceite de oliva, los cuales, desguarnecidos de flores, se pasan luego a la prensa para obtener el aceite antiguo.

Así se obtienen los llamados aceites o grasas perfumadas, y al cabo de algunos días o ai f inal de la estación, las grasas saturadas de esencia se baten largo tiempo con alcohol en tambores de cobre provistos de agitadores metálicos, y de este modo no d i ­suelve el alcohol casi nada de grasa, pero sí la mayor parte de la esencia, formando así los extractos alcohólicos.

Durante la enfloración producen aún a veces, las flores recolectadas —especialmen­te las flores de j a z m í n — cantidades considerables de esencia, llegándose así, pues,

(1) La? plantas aromáticas, como deben sus propiedades y aplicaciones Industriales, a los acei­tes esenciales que contienen, no pueden ser desecadas a altas temperaturas, que volatilizarían el principio activo. E n Alemania, y aunque se trate de ralees como la de Angrélica, las plantas de principios aromáticos, se desecan siempre a la sombra.

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a obtener cantidades de aquélla mucho mayores que las que contenían las flores, des­pués de su recolección, y ellas además dan un aroma muy delicado, pues la esencia se obtiene igual que se exhala de las íloces, pero el pmcedimiento es largo; finalmente, M . Piver ha introducido una modificación feliz en este procedimiento, y el método descubierto por él, llamado neumático, consiste en hacer pasar una corriente de aire por un vaso: lleno de flores frescas y luego por un segundo vaso que contiene grasa en estado l í qu ido : el aire, cargado del perfume de las flores, cede la materia olorosa a la grasa.

3.0 Maceraaor!.-—Oportunamente indicamos que las esencias naturales son disol­ventes de las materias grasas, e introduciendo, pues, algunas flores dentro' de grasa fundida o de aceite cailiente y prolongando la maceración un cierto tiempo, ellas aca­ban por ceder al l íquido —que ios d e s l í e — l o s principios odorantes; este procedimien­to que es el modo de extracción más simple, no necesita utensilios complicados y consti­tuye con el precedente (enifloración en fr ío) los dos procedimientos por disolventes fijos, que dai?. mucho mejor resultado que la destilación.

La maceración o enfloración al calor — d i g e s t i ó n — se efectúa 'con grasa pura e inodora (la clarificación de grasas constituye una industria anexa especial), empleán­dose para ello una mezcla conveniente de grasa de r iñón de buey o de carnero y de puerco sin sal, cuerpos que disuelven los perfumes, aunque se puede emplear también el aceite de oliva o de almendra; y en grandes calderas de cobre estañado' de. dobles paredes, se calienta la grasa por el vapor de agua, sólo hasta 60 ó 65o, en. contacto con las flores cuya esencia se ha de agotar, agitando frecuentemente a brazos con una pa­leta de madera o mecánicamente.

iDespués de doce a cuarenta y ocho' horas, se f i l t ra ; las flores se prensan con pren­sas hidráulicas, para separar toda la grasa (se debe decantar el agua que escurren por presión algunas flores), éstas se renuevan de nuevo' y se repite así hasta concentración suficiente de la pomada o del aceite (grados de fuerza: 6, 12, 18, 24, este ú l t imo el m á x i m u m ) , pero- después de la filtración se debe tener la grasa a una temperatura con veniente para depositar los residuos.

Los extractos grasos así obtenidos, ya clarificados por sedimentación y colación,, se envían después al comercio con el nombre de pomadas;, este procedimiento se aplica a la casia, a la violeta, al junquilloi, al heliotropo, l i r io , lilas, narciso, reseda, a veces también al azahar y a las rosas cuando^ están mezcladas con otras flores, y en general — l o mismo que el precedente-— a las esencias que son delicadas o que se hallan conte­nidas en los respectivos vegetales, solamente en muy pequeña cantidad, aunque también se aplica a veces a la lavanda y al tomil lo .

Para la maceración en frío, las flores son puestas dentro de una tela que, a su vez, baña en aceite,y se les cambia todos los días durante un mes, pero, algunas veces el acei­te se enrancia, pues los cuerpos grasos, en oxidándose, se enrancian y perjudican a la suavidad y delicadeza de los perfumes.

La paraifina y la vaselina, materias absorbentes inalterables son algunas veces em­pleadas* pero su poder absorbente es débil; además, la vaselina es un poco soluble en el alcohol y disuelve además las materias colorantes vegetales.

Con la vaselina se extienden las flores entre los platos de un f i l t ro prensa caliente a 50o; se hace arribar la materia fundida a 60o, ella opera un agotamiento metó­dico de paso sobre las flores cada vez más rico y se destila en seguida el producto en un alambique. ,

4.0 Díso/uctor?.—Éste método de extracción ideado por Robiquet, y que se apli­ca al j azmín , al clavel, al nardo, al narciso, a la rosa, etc., se basa en el hecho de que ciertos l íquidos neutros muy volátiles, tales como el sulfuro de carbono', el cloroformo, el éter de petróleo, el alcohol, el cloruro de metilo, la acetona, la bencina, etc., tienen la propiedad de apoderarse rápidamente de la esencia de las flores; y como estos l íqui­dos se evaporan a baja temperatura — e l sulfuro de carbono hierve a 47o y la bencina a 8 0 ° — dejan como residuo la esencia en estado sensiblemente puro.

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La destilación de disolventes inflamables demanda múlt iples precauciones y aunque este método es de la incumbencia o dominio de la grande industria, es muy delicado, pero permite obtener el perfume puro: la esencia sólida, la esencia l íquida, la. esencia absoluta con toda lia fineza y la suavidad de la flor, muy fija, de una grande potencia, libre de productos ordinarios, ceras, materias grasas.

E l modo de operar comprende las tres fases siguientes: a ) , maceración de la planta con el disolvente escogido; 6), destilación del disolvente en el vacío a baja temperatu­ra, y c ) , evaporación al b a ñ o maría de los úl t imos residuos del disolvente. Ocurre con frecuencia que las últ imas huellas de disolvente son difíciles de eliminar y comunican por ello a la esencia obtenida un olor extraño que varía con el disolvente adoptado; se llega, sin embargo, a hacer desaparecer este ú l t imo rastro de disolvente haciendo^ pasar una corriente de aire por la expresada esencia.

¡Este procedimiento va extendiéndose cada vez más, porque además de que da per­fumes muy concentrados y delicadísimos, los resultados obtenidos — s e g ú n M . V i n -cent— con la mayor parte de las plantas olorosas, han probado que se obtenía así un rendimiento mucho más grande que por los otros métodos; y en, efecto, según W . A . Poucher ( i ) , cada 1.000 kilos de flores de j azmín dan, por este procedimiento, 3 kilos aproximadamente de aceite concreto esencial —las esencias obtenidas por este proce­dimiento' se llaman esencias concretas— y de aquél se obtienen 1.240 gramos de esen­cia pura absoluta de j azmín .

T a m b i é n M . Gravereaux ha obtenido de la rosa, por este método, un rendimiento más elevado de una esencia más pura, siendo el éter de petróleo de punto de ebullición comprendido entre 60 y 70o el disolvente mejor para extraer de las flores sus princi­pios odorantes, si bien, y según los ensayos hechos hasta ahora, es necesario ver pre­viamente para cada f lor el tiempo que debe actuar dicho disolvente, ya que es constante para cada una, y pasado éste puede influir sobre los demás de la flor, con perjuicio del producto que se obtenga.

5.0 Destilación.—Se opera con vapor directo o indirecto de agua, separando des­pués los extractos l íquidos de diversa densidad obtenidos, y este procedimiento se aplica al espliego, al romero, al tomil lo, al azahar, a las rosas que no se alteran con el Vapor caliente, al anís, a la mostaza, etc.

La elección de ios alambiques y forma de proceder a la destilación es muy varia­da, peto en conjunto obedecen a dos principios: el de destilar las plantas mezcladas con el agua, cuyos vapores arrastran los aceites esenciales, o pasar una corriente de vapor, procedente de un generador o caldera separada, a través de las plantas puestas en vasos especiales (con platillos perforados formando pisos), cuyos vapores arrastran los aceites esenciales, siendo el cobre sin disputa alguna el mejor metal para ser emplea­do en la iconstrucción de alambiques, pues es mejor conductor del calor que el hierro fundido, el que además de éste y otros inconvenientes, ofrece el de ser fácilmente o x i ­dable y ser ello la causa de que no se obtengan esencias limpias cuando es de hierro la caldera del alambique; y aun cuando el punto de ebullición de todas las esencias es cpnsiderablemente más elevado que el del agua, pasan, sin embargo, con facilidad con el vapor de agua ry se reúnen sobre la superficie o en el fondo del destilado acuoso, se­g ú n su peW) específico ( 2 ) .

(1) Am. Perf. and Essent. OH Review., Noviembre 1929. (2) Fácilmente so'concihe que calentando plantas aromáticas en un alambique, la esencia de

aquéllas reducida a vapor se condensará en el serpentín, pero esta destilación habría que hacerla a una temperatura muy elevada, y la esencia se alteraría y saldría además desnaturalizada por ir acompañada de otros numerosos productos de destilación de la planta.

Por el contrario, mezclando la esencia que se trata de destilar, con ag-ua, las dos sustancias, esencia y agua, destilarán al mismo tiempo y a una temperatura inferior a 100° C bajo la presión normal, y en estas condiciones la esencia no se alterará,- ni saldrá acompañada de ningún pro­ducto de pirogenación, pues cuando se callenta en un mismo recipiente dos sustancias no miscibles, si bien cada una de ellas emite vapores independientemente de la otra, los efectos de las fuerzas elásticas de Iqp respectivos vapores se unen para vencer la presión que sufre la superficie del

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M . Tournaire ha estudiado detenidamente lo relativo a estos aparatos, y hace no­tar que las plantas leñosas, como el espliego, romero y tomillo, ocupan un volumen tres o cinco veces mayor que su peso de agua, y que aumenta una tercera parte aquél cuando se le sumerge en agua, por 'lo que la capacidad de un aparato utilizado para plantas semejantes, se ajustará a los datos siguientes:

300 Litros para 60 kilos de flores, aproximadamente. 400 " " 75 " " M " 500 " " 100 600 " " / 130 " " "

La destilación ordinaria, que ya hemos visto tiene por objeto separar en principio al estado de vapor la sustancia odorífera incorporada a la materia vegetal, y después para recogerlo hacer pasar el vapor a l íquido (operación esta úl t ima que se verifica en un serpentín refrigerante), es en general, bajo el punto de vista de la cualidad de la esencia, el método más recomendado; sin embargo, por destilación, las esencias tienen raramente k suavidad del aroma de la flor misma, pues una alta temperatura y el agua perjudican siempre más o menos a los principios tan frágiles de los perfumes.

Pero aunqu? sste procedimiento, sobre ser muy delicado, exige experiencias y una manipulación especial, con muchas precauciones y procedimientos perfeccionados de destilación en el vacío, se llegan a obtener esencias muy sensibles al calor, tales como la de jazmín , nardo, clavel, jacinto, junqui l lo , etc., pues la destilación en el vacío' su­prime la acción oxidante del aire, que perjudica también la pureza del perfume, y en ella además se opera a baja temperatura.

Los grandes alambiques se cargan en la parte superior por un largo tapón, y es­tando ya cargado el alambique se pone el capitel, se enlaza el serpentín, se unqn las junturas y se prende fuego; el vaciamiento se opera por un segundo tapón, colocado en bajo y con una espita.

U n tubo pone a menudo en comunicación el refrigerante y la caldera, y otra es­pita permite llenarla; el serpentín ha sufrido' modificaciones con el f in de evitar las obs­trucciones y de permitir una limpieza fácil, siendo' a menudo reemplazado^ por dos hojas de cobre estañado, distantes dos cent ímetros y encerradas en una cajonera de hierro batido de 20 centímetros, llena de agua fría..

Y el refrigerador desmontable "Egrot" está compuesto de dos cilindros concén­tricos fáciles de separar.

Es preferible operar sobre' cantidades importantes de materia a destilar, pues se obtienen así productos más fuertes y de mejor calidad, pero no deben emplearse, sin embargo, calderas de capacidad superior a 600 litros, pues el calor actúa muy lenta­mente sobre algunos puntos de ella, lo que da lugar a que se descompongan algunos éteres y aumenten los terpenos, que están en ínt ima relación con el alcanfor y otros compuestos próx imos ; y para elevar la temperatura de ebullición se agrega sal de co­cina (un l i t ro saturado con 404o de Cloruro sódico, no eleva sino a 109o).

liquido, es decir, que si bien los correspondientes vapores no se influyen recíprocamente, la tensión total de los vapores está dada por la suma de las tensiones correspondientes a cada líquido a la temperatura de destilación; y siendo, como ya hemos indicado, la temperatura de ebullición de la mezcla, aquella a la cual la suma de las tensiones de vapor de los componentes iguala a la presión atmosférica, dicha temperatura de ebullición será necesariamente inferior a 100° C —punto de ebullición del líquido más volátil— porque en este caso es válida la ley de Dalton sobre las tensiones o presiones parciales, y como la esencia y el agrua son insolubles la una én la otra, se separan en dos capas de las que puede obtenerse la esencia, pero ello no obstante, algunas esencias obtenidas por destilación —Clavo, Espliego, Romero, etc.—, pueden detener (y retienen casi siempre) cierta cantidad de agua, y, sin embargo, aparecen claras, transparentes y homogéneas.

Leuchs ha propuesto para descubrir este líquido —que en realidad no puede considerarse como una verdadera adulteración— agitar la esencia con bencina, y la mezcla entonces se en­turbia debido a las pequeñas gotitas microscópicas, que, procedentes de la unión del agua con la bencina, quedan suspendidas en la esencia.

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La calefacción se efectúa por fuego directo o baño de mar ía ; con vapor indi ­recto por medio de dobles fondos o por serpentines que ceden las calorías por con­tacto; y también, con vapor directo en serpentín barbotador —-perforado—, cuyo sis­tema es más ráp ido : en todos dos casos debe producirse la calefacción con rapidez para facilitar el arrastre de los aceites esenciales que, cuando son algo pesados, tienen ten­dencia a quedarse bajo el icapitel, y los vapores condensados siempre en ei serpentín, •se recogen por medio de recipientes especiales diversamente modificados.

Si se destila a fuego directo, es necesaria una atención sostenida para evitar los gol­pes de fuego, y en este caso la caldera debe tener un doble fondo agujereado, sobre el cual se coioca ei vegetal, de modo que el agua que hierve debajo, se convierte en vapor y lo envuelve, detalle impor tant í s imo tratándose de plantas leñosas, como el es­pliego y el tomillo, las que jamás se deben sumergir en ei agua; por el contrario, sí bien la destilación al baño maría permite evitar estos golpes de fuego y no hacer soportar a la planta una' temperatura más elevada que la de la ebullición del agua, tampoco es perfecta, pues dificilmente se obtiene así la temperatura deseada.

E l calentamiento por el vapor, si bien requiere una caldera, es infinitamente pre­ferible, pues esita destilación por el vapor es más rápida que las precedentes y los va­pores de las esencias permanecen así menos tiempo en contacto con el vapor' de agua.

Finalmente, la operación de la destilación propiamente dicha debe ser precedida por ciertas manipulaciones, pues hay que tener en cuenta que la esencia está encerra­da en células especiales, y no. estando estas células al descubierto, es bueno someter los diferentes órganos de la planta que se quiere tratar, a una tr i turación previa; de este modo las células son desgarradas y la operación de la destilación se efectúa más rápidamente .

Por ello las sustancias secas son ralladas, machacadas o cortadas, según su natu-. raleza, y puestas a macerar en agua tibia o a la temperatura ordinaria, en proporc ión de tres a cuatro veces el peso de la materia, durante doce a cuarenta y ocho horas, según el grado de desecación, y teniendo también en cuenta la mineralización del agua, porque si está cargada de sales calcáreas se alteran los principios aromáticos; por el contrario', las plantas frescas o flores se destilan sin previa maceración.

Durante la destilación, el l íquido que sale por el serpentín es blanquecino, lechoso u opalino, mientras está , cargado de aceites esenciales, y debe continuarse la operación hasta que saiga claro y sea sólo agua; pero' para conocer mejor cuándo^ ei vapor ha arrastrado toda la esencia, y, por consiguiente, si la planta está agotada, se llena de vez en cuando una botella de cuello largo con el l íquido .que destile, y si se ve que no se separa esencia en la parte superior se da por terminada la operación.

Si se opera en el campo, la instalación del alambique debe hacerse en el ribazo de un arroyo que proporcione el agua suficiente, y las esencias, deben salir completamente frías del aparatoi, siendo las primeras porciones de esencias que destilan —cabezas^—-de mejor calidad; la separación de dichas esencias del agua se hará mediante el reci­piente colector llamado^ florentino, el que se puede modificar colocando varios discos concéntricos para facilitar una separación perfecta de las gotas de esencia en suspen­sión en el agua, y para evitar «1 movimiento constante del líquido', lo que dificuita la separación de la esencia y del agua, se coloca un embudo cuyo extremo se dobla para que el líquido- que destila ascienda a la superficie (sabido es que la generalidad de las esencias son más ligeras que ei agua) y no caiga en el fondo agitando la porc ión reco­gida, o se procura que el tubo del embudo sea tan largo que llegue hasta el fondo del recipiente colector; también un cuello de cisne, partiendo de la parte inferior permite un derramamiento continuo de las pequeñas aguas, y suele colocarse un segundo vaso, ordinario-, bajo el tubo de evacuación de agua del recipiente, observándose si pasa esencia, pues de ocurrir esto es que se llenó por completo aquél, es decir, que en el florentino no hay ya agua, sino esencia pura, debiéndosele sustituir por otro.

Y para retirar las últ imas huellas de aceite voláti l de las aguas destiladas, se las

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deja largo tiempo en reposo, o bien se añade sal marina, y después se agita con un aceite graso o éter que los disuelva; existen igualmente cubos decantadores.

Si se ha destilado a fuego directo, terminada la destilación se quita el combustible que queda en éj horno, dejando sólo el rescoldo; se abre la tapa de la caldera y se saca la mata destilada, extendiéndola sobre un sitio soleado para que se seque y sirva des­pués de combustible; y respecto de la temperatura de destilación, conviene en gene­ral fuego menos vivo para obtener las esencias llamadas aromáticas que para las al­canforadas y ifenólicas.

Obtenidas ya las esencias, son decantadas a menudo, lavadas en agua destilada, si es necesario , filtradas y después conservadas a 14 ó 15o, ya en zafras perfectamente limpias, ya en bidones estañados o de cobre estañado, ya en grandes jarros o pilas de hierro blanco o de cobre estañado (de 20 a 22 hectolitros), pero evitando en po­sible su contacto con el aire, pues de otro modo las esencias se enrancian por saponi­ficación de parte de sus éteres, a causa de la humedad que llevan, y se van haciendo cada vez más áeidas, com la depreciación consiguiente en el mercado.

Las aguas residuales y las materias sólidas, sirven para abonar tierras (plantas para perfumes; y ciertos productos desecados (pétalos de rosa, menta), son aceptados por el ganado vacuno, lanar y cabrío.

La destilación en corriente de vapor de agua sólo puede ser, pues, utilizada cuando se trata de plantas cuya esencia voláti l es inalterable por el calor; y he aquí la fór­mula de cinco tipos de destilación, para obtención de esencias vegetales;

A ) T i p o esencia de menta. Menta iflorida 10 p, agua 20. Póngase en el alambique, abandónese a sí misma durante poco tiempo1 y destílese a

calor moderado, recogiendo el producto en recipiente florentino; sepárese luego, según arte, y consérvese en frascos bien tapados.

Análogamente pueden obtenerse las siguientes: Ajenjo, Albahaca, Hisopo, La­vando Marrubio, Melisa, Menta crispa. Orégano, Poleo, Romero, Sabina', T o m i l l o ; y la de Laurel cerezo, destilando sobre nueva cantidad de hojas el agua ya saturada (cohobac ión) .

JB) T i p o esencia de valeriana. R a í z de valeriana contundida 10 p, agua 20 p. Déjese macerar, durante veinticuatro horas, la mezcla puesta en el alambique.

Destílese con moderación, como anteriormente, la mitad del l íqu ido; y puede coho-barse, destilando el agua saturada sobre nueva raíz.

Prepáranse de igual modo, las de: Angélica, Cá l amo aromático, Coolearia, Enula campana. Galanga, Pelitre, Leño rodino. R á b a n o rusticano. Sándalo, Sasafrás.

C) T i p o esencia de hinojo. Semillas de hinojo 5 p, agua 2 p. Las semillas pueden contundirse; se destila hasta obtener la mitad del agua y pue­

de cohobarse. Procédase de igual modo para las de: Alcarabea, Anís, Anís estrellado. Comino,

Enebro, Mostaza negra ( 1 ) , Pimienta de cubeta. Pimienta, etc. D ) T i p o esencia de canela.

(l) Después del pulverizar las semillas de mostaza negra, se las somete a la presión a la temiperatvra ordinaria, privándolas así de la mayor cantidad posible del aceite, a fin de que su presencia en las semillas no impida después la acción disolvente del agua; el bagazo resul­tante se deslíe en seis veces su peso de agua a temperatura (véase pág. 286) inferior a 60°, má­xima a aue debe operarse, porque en ella comienza a coagularse el fermento y a hacerse inactivo, y después de cinco horas de contacto, tiempo suficiente para que se termine la fermentación slnáplca, se somete a la destilación, pero evitando el empleo de alambiques de cobre no esta­ñado en esta operación, pues el cobre descompone parcialmente el isosulfocianato de aillo, se apodera del azufre y se convierte en cianuro de aillo, que impurifica el producto:

3 : C : NC H + Cu = SCu + N : CC H .

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Canela de Ceilán contundida 10 p, agua 40 p. Déjese macerar por treinta horas, destílese, sepárese el agua lechosa y cohóbesc

ésta sobre nueva canela, y así cuantas veces se quiera, según la cantidad de esencia que se desee obtener.

Procédase de la misma manera para las esencias de clavo, de especias, de ma­clas, etc.

E) T i p o esencia de rosas. Pétalos de rosa recientes 10 p, agua 20 p . Se destila inmediatamente y se recoge destilado mientras que ed agua sale aromá­

tica; cobóbese varias veces sobre nuevos pétalos y procédase del mismo' modo con las flores de: Azahar, Espliego, Lavanda y Sáuco ( 1 ) .

Por la posible conveniencia que en esta región pudiera temer la obtención de esen­cia de almendras amargas, operando con semillas amargas de albaricoquero ( 2 ) , con­signemos, siquiera someramenté, cómo se opera:

Privadas aquellas semillas por presión de todo lo posible de su aceite graso —del llamado aceite de marmota— se pulverizan nuevamente y se dejan en maceración en agua unas doce horas, para que se verifique la fermentación amigdálica (véase pág. 288) destilándose después en corriente de vapor de agua, haciendo pasar eil vapor a través dei producto- puesto en la caldera, hasta que el agua sale inodora o casi inodora; el vapor arrastra la esencia y ambos se condensan en el refrigerante del alambique.

La esencia, que pasa, pues, con el agua (en la cual es soluble en la relación 1:300) , se va paulatinamente ai fondo- del recipiente, pues su densidad es 1,06, y se separa me­cánicamente del agua, sometiendo ésta, generalmente después de añadirle algo de cloru­ro sódico-, a una nueva destilación, en la cual solamente se recogen, sin embargo, las primeras porciones; posee la esencia de almendras amargas un olor agradable, y sus principales integrantes son como ya se indicó el ácido cianhídrico y el aldehido ben-z ó k o , si bien en su mayor parte se hallan químicamente unidos, formando benzail-deído cianhídrico-.

E l rendimiento máximo es de diez gramos de esencia por cada k i lo de huesos de albaricoque; se la emplea no sólo en Medicina, sino en la fabricación de licores, y para obtener con destino especial a Perfumería, esencia pura — o sea exenta de ácido prúsico, que es tan útil sedante, como enérgico t ó x i c o — ( 3 ) ; la esencia oficinal de almendras amargas, ya obtenida por destilación anteriormente, se agita con lechada de cal y algo de solución de sulfato o cióruró ferroso, y luego se somete la masa, después de dos o tres días de reposo, a la destilación con vapor de agua: el ácido cianhídrico se convier­te de este modo- en azul de Prusia.

iFinalmente, también la esencia de Trementina o- aguarrás, que sabido es, es la esencia que se encuentra en las oleo-resinas o Trementinas de las Coniferas, y, como éstas, proceden de diversas especies y géneros —-Pinos principalmente— se obtiene des­tilando aquellas Trementinas con intermedio de agua; la esencia pasa con los vapores acuosos y se recoge en un recipiente quedando de residuo -la resina (Colofonia) .

E n algunos puntos se practica la destilación sin intermedio y entonces la esencia resulta mezclada con diferentes ácidos (fórmico, acético, etc.), productos empireumáticos

(1) Para más 'detalles, consúltese la obra de R. M. Gattefossé, "Destilation des plantes aro-matiques e't de parfums", y la de M. Rolet "Plantes a Parfums et Plantes aromatiques. Culture et Emploi".

(2) Cultivado ya el albaricoquero por los antiguos, Plinio y Coluraela hablan de él en sus escritos, considerándolo como una variedad del ciruelo originarla de Armenia, y de aquí su nombre científico Armemiaca vulgaris, Lamk; pero las investigaciones de los botánicos modernos han demostrado que este árbol no se halla en estado salvaje en Armenia ni en el Cáucaso, sino que su verdadera patria parece ser la región de Africa -comprendida entre el río Niger y las vertientes del monte Atlas, de donde el cultivo lo llevó más al norte. Los romanos fueron, seguramente, los que lo -propagaron por Europa, primero por Italia, luego por Grecia, y desde allí por todas las regiones del centro y del mediodía de Europa.

(3) Goeppers,y Macalre Princeps han observado que el ácido prúsico produce en las plantas una intoxicación tan rápida y eficaz como en los animales.

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y algo de resina, pero en este caso no puede utilizarse directamente y se la rectifica por nueva destilación con agua o con una solución de carbonato potásico para retener los ácidos.

Cualquiera que haya sido el procedimiento empleado para obtener esencias natu­rales, éstas contienen casi siempre impurezas (sustancias pécticas, materias coloran­tes, resinas, grasas, etc.), algunas simplemente mezcladas, otras disueltas; las prime­ras se separan mediante decantación o filtración, las segundas se eliminan por dife­rentes procedimientos, según su naturaleza, y así empléase el permanganato potásico, carbón animal, potasa para saponificar, etc., pero la mejor práctica es la rectificación o redestilación .con cinco o seis partes de agua, después de haberles adicionado' los in ­gredientes químicos que retienen o destruyen los productos perjudiciales; más simple­mente se les disuelve en el alcohol y se vuelven a poner en el ailambique, y con fre­cuencia se les obtiene así casi incoloras, recordando ellas entonces mejor el olor de la flor.

Ler/ de evolución.—Ya hemos expuesto a grandes rasgos, lo más peculiar de la procedencia, formación, propiedades, explotación y obtención de las esencias natura-iles, y muy marcadamente también, la favorable situación geográfica de toda esta di ­latada zona mediterránea en cuyo centro radica nuestra provincia; y como aquí es sobradamente tradicional y fuerte la industria del Esparto, conviene también señalar la estrecha relación que esta industria guarda, con aquella otra de las esencias natura­les, ya que las dos proporcionan en parte notable importancia económica, a diversos terrenos incultos o poco cultivados.

Ambas, no obstante, sabido es que no se repelen, sino que al contrario armoni­zan, dada la extensa área de producción en España, de su respectiva y peculiar vege­tación; y por ello, es también de extrañar y lamentar, que esta industria de la obten­ción de esencias naturailes, siga siendo casi exótica en España, por su nulo o tan sólo rudimentarioi desarrollo nacional, si bien en esto "último radica y ha radicado siempre, su más intenso mal, pues aunlque, por ejemplo, 'la producción total de esencia de es­pliego en España, durante el año 1928, llegó tan sólo a unos 100.000 kilos, otros años en que el desarrollo de la planta fué más favorable, aquélla se elevó a 250.000 kilos, pero ello no' obstante, ésta como otras esencias españolas —de labiadas principaílmen-te— son aquí obtenidas por los naturales de cada- región, valiéndose de medios muy rudimentarios, casi siempre de alambiques sencillos, cuyas calderas son calentadas a fuego directo'...

"La evolución en el terreno industrial, como en el orden social y en el biológico —escribe el ilustre académico y químicoi español D . Obdulio Fernández, en su docu­mentado trabajo Relaciones entre la Universidad y la Industria— es una ¡ley, y por ella organismo^ que no evoluciona es organismo que se estanca, que paraliza sus naturales medios de desenvolverse; y como por la misma ley los menos aptos O' más atrasados son presa de los más fuertes o de los más capacitados para evolucionar, las industrias que no evoilucionaron O' que se movieron con escasa ¡rapidez han sucumbido ante los esfuerzos de aquéllas más innovadoras, que las reemplazaron en los mercados impo­niendo sus productos como más baratos o como de superior calidad".

La industria actual —agrega C. Normand ( 1 ) , no se contenta con las viejas ha­bilidades que se pasan de padres a hijos y que se fundan en experiencias respetables.

Y "en el sector de plantas para esencias y aromáticas —afirma finalmente el ilustre ingeniero ag rónomo español señor Cruz Lapazaran—, parece un contrasentido traer de fuera esencias, pues basta recordar la -variadísima flora que desde Málaga a las vertientes del Pirineo esmaltan los campos, para adquirir las certeza de que es un as­pecto de actividad agrícola, que indudablemente por su modestia, no ha llamado la atención".

(1) Revue de Deux Mondes, Abril de 1917, pág. 697.

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Extractos de publicaciones española^ y extranjeras

ANALISIS BROMATOLOGICO

Nuevo método para determinar las adi­ciones de álcalis a la leche.—JINDRÍ-CHOVA.—C/zem. Lis ty , tomo 25, 1931 y Le La i t , tomo 5, 1934.

Cantidades (crecientes de una solución deicinottmi de carbonato sódico, se aña­den a la leche en tales condiciones, que el volumen total de la solución añadida no pasa de los IO c. c.

Después han sido añadidos diversos in­dicadores a las distintas mezclas. La adi­ción de 0,5 c. c. de una solución al 2 por loo de alizarina, da una solución de una coloración rosa-amarilla, que; vira al violeta en presencia de 0,093 Por 100 de Na2 COg en la mezcla; una solución que contenga 0,4 c. c. de una solución al 1 por 100 de ácido rosólico pasa del color carne al rojo en presencia de 0,101 por 100 de Na2 C03; 0,1 c. c. de una solu­ción de galeína al 1 por 100, da una coloración que pasa del rosa al violeta en presencia de 0,135 P0'1 100 de C03Na2. Con 0,5 c. ic. de una solución al 2 por 100 de rojo-cresol, se pasa del amarillo al rosa violeta en presencia de 0,118 por 100 de COsNaa; con 1 c. c. de solución al 0,2 por 100 de rojo-fenol, pasa del amarillo-rojizo al rojo, en presencia de 0,059 P0,r 100 de COaNaa; con 0,25 centímetros cúbicos de una solución al 0,4 por 100 de azul de broimotimol, del ama­rillo-verde al azul-verde en presencia de 0,110 por 100 de CO3 Na2; con 0,2 c. c. de una solución al 10 por 100 de fenolf-taleíma, se obtiene una coloración roja en presencia de 0,144 P0^ 100 de C03Na2.

De todos estos indicadores coloreados, el rojoi-fenol parece a la vez el más deli­cado y el más sensible para la determina­ción de las adiciones de CO3 Na2 y de CO,, HNa. Algunos coiloirantes, tal como la alizarina, ácido rosólico y azul de bro-motimol, deben ser utilizados cuando' las adiciones de álcalis son más ¿mportantes.

Dosificación del cálcio en la leche. Do­sificación en el suero por el ácido tri-cloroacético. — RAUSCHNING. — Milch-wirtsch. 'Forsch., Enero 1932 y Le i.azA Mayo 1934.

El procedimiento clásico, tonsistente en' dosificar el calcio en la cenizas, es muy largo en la práctica. Un procedimiento más sencillo, consiste en someter al aná­lisis cuantitativo un suero, al cual se le ha­ya hecho pasar todo el calcio de la leche. Un suero así, se puede preparar precipi­tando los albuminoides por el ácido tri-cloroacético. A 20 c. c. de leche, se aña­den 40 c. c. dé agua y 20 c. c. de ácido tricloroacético al 25 por 100; se calienta a ebullición, se deja enfriar, se completa hasta 100 c. c. y se filtra. A 50 c. c. del filtrado, se añaden algunas gotas de ácido acético cristalizable y se precipita la cal a temperatura de ebullición, por medio del oxalato amónico. Después de separar el precipitado, se titula el ácido oxálico por medio de permanganato. Se han compa­rado los resultados del análisis hecho de este modo y por el método de las cenizas, siendo los resultados completamente con­cordantes, lo que prueba el valor del pro­cedimiento.

Sanders, ha propuesto un método^ aná­logo', que evita el calentamiento de la muestra, empleando una cantidad mayor de ácido tricloroacético para la coagula­ción.

BACTERIOLOGIA

Cultivo del bacilo de Koch a partir de esputos tuberculosos. — ALOIS BACH-MANN y RODOLFO ARCHENTI.—i?^. del Centro de Estudiantes de Farm, y B i o l , Febrero 1933.

Cúpole a Koch la triple gloria de ha­ber descubierto, inoculado y cultivado el bacilo que lleva su nombre, habiendo efec­tuado el cultivo con suero de ternera coa­gulado, cosa que enaltece su obra, pues

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otros investigadores no pudieron obtener­lo trabajando tesoneramente años después con el mismo medio que utiilizó Koch.

Nocard y Roux introducen, en el año 1887, la glicerina en los medios de cul­tivo.

iPawlowsky, en 1888, cultiva sobre papa glicerinada.

En el siglo' actual, Besanzon, Fischel y Sorgo inician la tendencia a emplear los medios con huevo.

En 1902, Dorzet presenta su medio y Lubenau, en 1907, y Besredka, en 1913, hacen lo propio aumentando el caudal en los medios de cultivo especiales para el bacilo de Koch.

Pero no bastaba solamente obtener los medios, sino que se necesitaba para el ais­lamiento procedimientos que eliminaran los gérmenes que acompañan al bacilo de la tuberculosis en los esputos u otros pro­ductos extraídos del organismo, y ' es así cómo aparecen los diversos procedimientos de homogeinización.

Biedert recomienda tratar los esputos con una pequeña cantidad de sosa o bien de potasa cáustica.

Splenger los somete a una digestión por el fermento pancreático1 y a la acción del formol.

iSadhs Muke usa el sublimado' y el agua oxigenada.

Ulenhut, en 1909, utiliza la antifor­mina con sus colaboradores Kersten y X i -lander.

Lowenstein y Sumiyoski introducen los ácidos minerales fuertes para la ho­mogeinización.

Hermann prefiere la antiformina a los .ácidos, pero OrzOichowsky consigue aislar bacilos utilizando el ácido sulfúrico en el 96 por loo de los casos, mientras que uti­lizando la antiformina sólo lo consigue en el 36 por 100.

Lowenstein y Sumiyoski trataban 200 c. c. de esputos con 10 c. c. de solu­ción de ácido sulfúrico al 15 por loo, agitaban durante media hora, centrifuga­ban y, después de lavar varias veces el se­dimento con solución fisiológica, sembra­ban en patata glicerinada.

Hohn introduce importantes modifica­ciones en este método, a saber:

Reduce a 2 c. c. la cantidad de esputos

y la trata con 10 c. c. de ácido1 sulfúrico, el cual k> utiliza a la dilución del 10 por 100; limita el tiempo de contacto a vein­te minutos, centrifuga y siembra, sin la­var el sedimento directamente sobre el me­dio de Lubenau; esto disminuye en gran escala los tubos infectados.

Utilizando este método Hohn siembra productos bacilosos en un medio compues­to por caldo sin neutralizar, hemoglobina, huevo total y verde de malaquita en so­lución acuosa al 1 por 100 y obtiene los siguientes resultados:

Esputos con examen microscópico nega­tivo: 11,62 por 100 de cultivos positivos. Material quirúrgico 271 casos: 198 ne­gativos, 73 positivos.

De los 73 positivos obtiene: Solamente examen microscópico^ positi­

vo': 2, igual 2,74 por 100. Examen microscópico y cultivo positi­

vos: 13, igual 17,80 por 100. Examen microscópico dudoso: 9. Examen microscópico negativo: 49. Cultivos positivos: 58,, igual 79,45

por. 100. Como' se ve, en varios casos en que el

microscopio no revele la existencia de gér­menes, el cultivo resulta positivo.

Mouriz ha obtenido cultivos utilizando el ácido sulfúrico, al 30 y al 40 por 100, demostrando con esto que el bacilo de Koch es muy resistente a los ácidos, y al mismo tiempo ha comprobado, junto con Díaz Plores, que pequeñas concentraciones de ácidos en solución al 0,01 por 100 bas­tan para matar los gérmenes comunes que tiene el esputo. Cuando hay hongos y gérmenes resistentes necesita concentracio­nes de ácidos al 5 por 100 para elimi­narlos.

Teniendo en cuenta estos datos, y des­pués de haber utilizado diversas concentra­ciones y distintos tiempos de contacto— pruebas que realizamos con el Dr. S. Gon­zález, a quien agradecemos la participa­ción que tuvo en el comienzo de este tra­bajo—hemos resuelto preparar el material para la siembra en la siguiente forma:

Tomamos; 1 c. c. de esputo y lo colo­camos en tubos anchos en presencia de 5 c. c. de' una solución de ácido' sulfúrico al 3 por 100 en agua destilada, agita­mos para facilitar la homogeinización du-

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rante diez minutos, transcurridos los cua­les se coloca el material en tubos de cen­trífuga y centrifuga durante cinco minu­tos; posteriormente se vuelca la parte lí­quida y se procede a la siembra directa del "culot".

Hemos utilizado paralelamente tres me­dios especiales de cultivo, el medio de Besredka modificado por el profesor Bach-mann, vale decir, con la adición de glice-rina al 5 por 100; el medio, de Petrof, con violeta de genciana ad 1 por 100, pre­parado en la 'forma que 'lo indican Poire y Carranza en su trabajo del año. 1927, y, por último, el medio de Petragnani, que lo hemos preparado como lo describe su autor en "Lo Sperimentali" del año 1923, es decir: se colocan en un balón 250 gra­mos de ledhe, 2 gramos de peptona y 30 gramos de fécula de papa; se deja a ba-ñomaría durante una hora, tratando de agitar hasta que la mezcla tome consisten­cia de engrudo. Este tiempo de la agita­ción es muy importante, pues si no se efec­túa en buena forma la papa se adhiere en forma sólida a las paredes del balón.

En otro balón se mezclan ocho huevos más la yema de uno, se agita bien a fin de que la mezcla se haga homogéniea, luego sie unen los contenidos de ambos balones, obteniendo de esta manera lo que Petragnani llama "lactoovofecola", y lue­go se le agregan 25 c. c. de glicerina y 20 c. c. de una solución acuosa de verde de malaquita al 2 por loo, se filtra más tarde por gasa, se entuba y se coloca en el coagulador; el medio, una vez solidifi­cado', adquiere un hermoso color verde amarillento.

A los medios sólidos les hemos agre­gado, inmediatamente antes de sembrar, un poco de medio de Besredka como lí­quido de condensación, y hemos sembrado con un ansa grande, pues la siembra con pipeta es más engorrosa y se necesita un ayudante.

Siguiendo -la técnica de homogeini-zación y los medios de cultivo antes cita­dos, hemos obtenido los siguientes resul­tados;

De 72 esputos sembrados en medio de Petrof se han obtenido 50 cultivos posi­tivos, lo que representa un porcentaje de 69; el término medio, el desarrollo en este

medio, se observa a los diez y siete días de estadía en la estufa.

De 79 esputos en medio de Besredka resultaron 43 cultivos positivos, vale de­cir, un 52 (por 100; el desarrollo apareció, un día con otro, a los nueve días.

Por último, 89 esputos sembrados en medio de Petragnani dieron 74 cultivos puros, lo que representa el 84 por 100 de los esputos sembrados; el desarrollo se observa, en término medio, a los catorce días.

Los esputos que han dado infección a los medios de cultivo y que, por lo tanto, a los cuatro o cinco días inutilizaban el medio se han presentado en la siguiente proporción:

Medio de Petrof y Besredka., Medio de Petragnani

26 % 7 %

El trabajo1 se ha llevado' a cabo con esputos cuyo examen microscópico reve­laba la presencia de bacilos de Koch.

Hemos preferido hacerlo así ipara cote­jar el rendimiento de los distintos medios de cultivo, la siémbra de esputos pertene­cientes a tuberculosos dudosos y cuyo examen microscópico sea negativo será ob­jeto de otra comunicación.

CONCLUSIONES

De esta estadística se deduce que el bacilo de Koch es un germen fácil de cul­tivar y, por lo tanto, que ninguna inves­tigación de bacilos de la tubercuHosis será completa si no se efectúa el cultivo parale­lamente a los otros medios de investiga­ción, máxime cuando se posee un medio tan excelente como el de Petragnani, en el cual los productos bacilosos dan culti­vos en gran 'escala y en tiempo relativa­mente precoz.

Es interesante hacer notar que este me­dio' se presta muy bien para la diferen­ciación de las tres razas de bacilos tubercu­losos; en efecto: el bacilo humano da cul­tivos abundantes, secos y transforman par­cialmente el color verde del medio en ama­rillento. El bovino da un desarrollo delica­do, amarillo claro, brillante, húmedo y co­loración ulterior al medio verdoso'. Con el bacilo aviario se obtiene desarrollo rá­pido, aspecto mucoso brillante ;con eleva-

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dones en forma de gemas o botones, a ve­ces coloración amarilla del medio.

Por do expuesto aconsejamos efectuar los cultivois de esputos tratándolos con ácido sulfúrico al 3 por 100 en medio de Petragnani y en medio de Besredka glice-rinado, y en esta forma, con el alto por­centaje de rendimiento en el primero y con la premura del desarrollo que se registra en el segundo se habrá obtenido un buen mé­todo para el diagnóstico de la tuberculosis.

DIETÉTICA

L a dieta de manzanas en las diarreas.— JOSÉ M. GONZÁLEZ G a l k á n . —Archivos de Medicina, Cirugía y Especiali­dades.

A veces una paradoja es una realidad; la contradicción que supone no es más que inestabilidad en nuestras: hipótesis que teníamos ya por verdades inconclusas y que los nuevos hechos, con su fuerza ex­presiva, demuestran que existían factores que no se conocíam aún.

Frutas y diarrea constituyen una anta-gonía que por su tradición y conocimien­to1 general formaba casi una regla inexo­rable; los desórdenes estivales reconocían frecuentemente esta etiología; el estreñi­miento encuentra en la cura de frutas un valioso vector.

Esta idea arraigada e impresionante, destacando gráfica y concluyentementS ha velado ciertas observaciones en contrario recogidas desde antiguo^ que demuestran el efecto cohibitivo, hechos empíricos, aisla­dos, que nadie había cuidado de recoger hasta que un práctico de Kocnigsfeld, el profesor Heisler, inspirado en la cura que tuvo un enfermo de disentería por las manzanas y en el cual habían fracasado numerosos métodos, estudió la cuestión, que elevó más tarde, en una comunica­ción, al Congreso de Estocolmo.

Moro, de Heidelberg, se dedicó de lle­no al estudio científico de la dieta de manzanas, llegando a constituir un méto­do curativo llamado en la actualidad de Heisler-'Moro, que proclama como insus­tituible en las diarreas rebeldes, sea cual­quiera su apellido o etiología.

Posteriormente se ha divulgado y ha caído de lleno en la práctica, siendo nu­

merosos los triunífos conseguidos, desha­ciéndose en elogios numerosos autores.

Nosotros comenzamos nuestras obser­vaciones en el pasado verano, teniendo en la actualidad una casuística que alcanza 200 casos. Estas observaciones han sido recogidas en su mayoría en enfermos de la Asistencia Pública Municipal, medio* en que por sus condiciones particulares, mo­destia e inconstancia para los regímenes se hacía hasta aquí muy difícil el sentar pla­nes dietéticos y medicamentosos.

Los tipos de las diarreas que incluye son, diversos, habiendo nosotros compren­dido: enteritis agudas estacionales, ente­ritis banales, gastroenteritis, dispepsias in­testinales, enteritis crónicas de brotes pe­riódicos, colitis mucosas y enteritis secun­darias a enfermedades infecciosas.

Nuestros enfermos fueron en su ma­yoría niños de tres a nueve años; tres, de catorce a dieciocho, y dos lactantes.

La forma típica de suministrar la dieta es sirviéndose de manzanas sanas, madu­ras y frescas, las cuales, después de mon­dadas, se rallan o machacan para redu­cirlas a una pulpa homogénea; debe te­nerse cuidado de apartar las pepitas y par­tículas resistentes. La papilla así obtenida se toma a cucharadas, en cantidad que os­cila de medio a un kilo por día, en cinco o seis colaciones; deben prepararse cada vez que se van a tomar, a fin de evitar tome color acaramelado, por la oxidación al contacto del aire, debiendo' servirse sin azúcar para evitar fermentaciones intem­pestivas, subsanando el sabor agrio, en las personas que no les agrade o en lo® niños, con sacarina.

Como modificación a esta forma, te­nemos la de los que proponen comerla bien masticada o darla en compota.

No se hace preciso régimen alguno* com­plementario; sólo debe atenderse a la hi -dratación, combatiendo^ las anteriores pér­didas de líquidos y la sed con inyecciones de suero glucosado y las tisanas.

A veces, en casos muy serios, podría precederse de una dieta rigurosa hídrica de seis a veinticuatro horas.

Los efectos conseguidos con esta dieta son rápidos y sujestivos. A las pocas ho­ras se nota la mejoría, menguan las de­posiciones, que pierden en fluidez, ha-

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ciéndose pastosas y más tarde moldeadas; las sensaciones dolorosas, constrictivas, de tirantez, distensión, etc., se atenúan y des­aparecen; la sed se aplaca, el sensorio se aclara; un principio' de euforia general acu­sa el' enfermo, que ve próxima su cura­ción; la refeidratación se efectúa rápida­mente si empleamos los medios enérgicos adecuados.

En los casos graves en losi que la des­nutrición, por pérdidas acuosas, se ha hecho muy rápidamente, crean en el paciente con­diciones somáticas reflejadas en la esfera psíquica de rápido agotamiento, abati­miento' e incluso, marasmo, resultando ma­ravillosa la rápida mutación efectuada; despejados, animosos, fortalecidos aními­camente ante la real sugestión de mejoría experimentan un agradable renacer.

La dieta de manzanas es un proceder de breve empleo por tratarse de un reme­dio de escaso poder calórico, no', más allá de 350 a 400 calorías en veinticuatro ho­ras, cifras bajísimas en casos de por sí de índice metabólico y térmico descendidos; su triunfo reside en da barrera a la deshi-dratación, peligro máximo y muy supe­rior a la mengua catabólica, por ser de efectos catastróficos; sobre el dique de contención que supone a las pérdidas acuo­sas cabe una pronta restauración, en es­pecial si desplegamos una conducta acce­soria, enérgica y correcta.

La dieta de manzanas no se hará pre­ciso mantenerla por mucho tiempo: cua­renta y ocho a setenta, y dos horas basta­rán para consolidar los efectos que gene­ralmente se registran dentro de las prime­ras veinticuatro horas; tal régimen de dé­ficit será progresivamente sustituido para alcanzar un equilibrio calórico.

Ante el éxito conseguido han ¿{uzxido los investigadores descubrir la causa de sus efectos sometiendo a un cuidadoso análi­sis los factores mecánicos, químicos y bac­teriológicos que lo integran.

Destacan varios elementos como justi­ficables de la acción antidiarreica: a) Quí­mico, ácido málico. b) Astringente, tani-no. c) Mecánico-antitóxico, celulosa, d)

"Coloidal, pectina. e) Vitamínica-hipoqui-nética. f) Coloidal-pectínica.

a) Químico.—El tornasol y el exa­men del pH lo denuncian como un com­

puesto ácido, reacción ejercida a expensas del ácido málico, y, efectivamente, la cu­ración de ciertas diarreas por los ácidos láctico, clorhídrico, se obtiene cuando son de tipo de putrefacciones; pero en el caso de las manzanas sus efectos no son especí­ficos para el tipo feculento o albumi-noideo.

b) Astringente.—El análisis de la pul­pa de manzana pone de manifiesto gran riqueza de tanino, cuyas propiedades as­tringentes son de antiguo conocidas; sin embargo, puestos en parangón, son más eficaces los efectos cohibitivos bajo la for­ma de manzanas sobre todas las modalida­des conocidas de administración del tanino en sustancia.

c) Mecánico antitóxico.—'Las par­tículas celulósicas facilitadas por el medio ácido se hinchan, llegando a formar un tapón esponjoso con propiedades absor­bentes para los gérmenes patógenos; las investigaciones bacteriológicas en enfer­mos cuyas heces presentaban gran riqueza en paratíficos', coli y enterococos, acusan posteriormente gran disminución en las co­lonias, excepto en el coli, que mantenía igual estado.

En esta explicación resulta patente una contradicción a los principios básicos te­rapéuticos que exige un intestino irritado, el cual reclama una gran sedación en con­traje la distensión que la hinchazón .celu­lósica supone.

d) Coloidal.—La pectina, en que es tan rica la manzana, posee una gruesa mo­lécula, la cual puede actuar como un me­dio estabilizador del ambiente coloidal in­testinal.

e) Vitamínica - hipoqutnética. — El tratarse de una alimentación muy vitamí­nica e hipocalórica supone una cura de ayuno encubierta, con disminución de la labor quinética muscular intestinal, enlen-tecimiento motriz con retardo de tránsito.

f ) Sedante-antitóxica, — Según Bau-man, se demuestra un aumento del calcio en las deposiciones, el cual tiene efectos hipomotres y sedantes sobre la túnica mus­cular y antiflogísticos sobre la inflama­ción mucosa con neutralización de los ve­nenos amidados y fenoles.

Ante elementos tan heterogéneos que desarrollan sus propiedades bajo caracte-

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rísticas tan diversas, cada una de las cua­les encierra una parte de valor, debemos ser eclécticos, considerándola comoi ejerci­da por mecamismos complejos y distintos en cuya amplitud debemos encontrar razo­nes de más, justificación sobrada, que mo­tivos de ardua controversia, pretendiendo reducir el trabajo a un solo resorte; es más lógico, ante la fuerza de la realidad y das aportaciones de la experimentación y clínica, mostrar un espíritu comprensivo que abarque todos sus matices basta tanto que un acierto más revelase de una mane­ra categórica e irrefutable las intimidades de sus efectos.

FARMACIA PRACTICA Preparación de la pomada mercurial.—

GEOFFREV y BCJ.ÍGHSS.- The Pharni J. , núm. 3.671, 1934 y J . de Pharm. de Belgique, Mayo 1934. La preparación de la pomada mercurial,

se facilita y se mejora mucho triturando la axungia (manteca de cerdo), con un poco de éter que contenga peróxidos y añadien­do después, poco a poco, el mercurio.

Los peróxidos oxidarían una ínfima par­te del mercurio, que actuaría como catali­zador, para inconporar bien el mercurio a la axungia. El éter serviría únicamente para incorporar más fácilmente el peróxido a la manteca de cerdo.

Emulsión de parafina y agar-agar.— BATESOV y LONG. — The Pharm. J. Ass., núm. 3 670, 1934.

En lugar del antiguo método, que con­sistía en preparar una emulsión con. cua­tro partes de aceite y una de goma ará­biga, los autores proponen un nuevo mé­todo en el cual emplean 30 partes de aceite y una de goma. Empiezan por preparar una emulsión según el procedimiento an­tiguo, y después añaden gota a gota y malaxando, el aceite restante; finalmente, añaden el agua y los otros ingredientes.' Si se utiliza Ha goma tragacanto, se aña­dirá al final.

Este método se aplicó en la nueva fór­mula del aceite de hígado de bacalao, según la Farmacopea inglesa; se emplean 20 par­tes de aceite por una parte de goma. Se aplicó igualmente en la fórmula propues­ta, para la emulsión de parafina y agar.

Las preparaciones así obtenidas son más blancas y no se forma la separación tan rápida como en las preparaciones hechas se­gún los antiguos métodos.

FARM ACOTECNIA

Emulsiones a base de agar - agar.— JACQUES SONOL.—i?^. del Centro de Estudiantes de Farm, y Bioq., Sep­tiembre 1932'.

Según el profesor Defelice, fué la Far­macopea británica quien codificó por pri­mera vez las emulsiones de vaselina líqui­da, reglamentando la preparación de las mismas mediante las fórmulas citadas a continuación en forma compendiada: Go­ma arábiga, 49 grs.; goma tragacanto, 1 gr. por cada 50 grs. de vaselina; o si no con goma arábiga solamente en la pro­porción de 50 por 100.

Con posterioridad, Deshell ensayó di­versas fórmulas utilizando siempre el agar-agar como elemento emulsionante y pres­cribió la siguiente —explotada en vasta escala por la gran industria farmaicéutica en la fabricación en serie de estas emulsio­nes'—: Vaselina, 65 grs.; agar al 1,5 por 100 —F. U . S. A .—, 10 grs.; agua, 25 gramos. Este preparado, conocido con- el nombre de fantasía de "petrolagar sim­ple", se expende desde hace años en el comercio, como asimismo el "petrolagar compuesto", que es similar anterior, pero tiene, además, 0,32 grs. por 100 de fe-nolftaleína.

Podríamos citar infinidad de fórmulas análogas, pero dado el carácter sucinto de esta nota, es preferible ajustar nuestra ex­posición tomando como fórmula funda­mental la comentada por el profesor De-felice, y establecida en una revista téc­nica, que presenta la ventaja de ser de composoción simple, obteniéndose prepa­rados estables y de consistencia similar al de una jalea.

En la mayoría de las fórmulas prescrip-tas —salvo casos excepcionales —no se especifica con exactitud la cantidad de emulsionanite utilizado, evitando así la in­dustria la competencia de los preparados magistrales análogos. Es, por esta causa, y con el único propósito de poner al al­cance de mis jóvenes alumnos fórmulas

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originales estables y de preparación rápida que damos a conocer en esta nota los resul­tados de algíunos estudios realizados por nosotros en materia de emulsiones, y po­demos afirmar que las emulsiones estable­cidas por nuestras determinaciones son, por su conservación, sabor y valor tera­péuticos, excelentes y han de obtenex am­plia difusión. He aquí las fórmulas que proponemos:

-FÓRMULA I. Vaselina líquida pura 250 c. c. Cocimiento de agar al 1 %. 10.0 Jarabe de corteza de naran­

jas dulces 100 Fenolftaleína 1,5 grs.

(Este preparado contiene un 55 por 100 de vaselina líquida en volumen.)

Las fórmulas I I y I I I se utilizarán pa­ra obtener preparados con un porcentaje mayor de vaselina, y son las siguientes:

FÓRMULA I I .

Vaselina líquida pura 250 c. c. Cocimiento de agar al 1,5 % 100 Jarabe de corteza de naran­

jas dulces 100 Fenolftaleína 1,5 grs.

FÓRMULA I I I .

Vaselina líquida 300 c e . Cocimiento de agar al 1,5 % 100 Jarabe de corteza de naran­

jas dulces 50 Fenolftaleína 1,5 grs.

La fórmula I I contiene un 60 por 100 y la I I I un 66,6 por 100 en volumen de vaselina líquida. Se puede reemplazar el jarabe de corteza de naranjas dulces por jarabe de anís, o si no por jarabe simple, y como aromatizante c. s. de vainillina.

Modas operandi: Se hierve durante veinte a treinta minutos agar-agar (corta­do en pequeños trozos) en 100 c. c. de agua destilada, reponiendo' el agua perdi­da por evaporación; se cuela en caliente a través dé 'una estameña y se pasa el f i l ­trado a un frasco de gollete ancho y de capacidad mayor que la del volumen f i ­nal de la emulsión que se prepara; en éste se vierte por pequeñas poirciones la vase­lina, agitando de continuo durante un lap­so de tiempo^ de veinte minutos. Por úl­

timo, se agrega el jarabe en el cual se incorporó previamente la fenolftaleína.

AJgunos autores sostienen que el agre­gado de edulcorantes contribuye a que la emulsión fermente al cabo de pocos días, cosa que no sucede antes de un mes con nuestra fórmula (máxime si el envase se lava minuciosamente con agua hirviendo, como lo constatamos en numerosos ensa­yos) . Para conservar la preparación largo tiempo se podría recurrir al agregado de conservadores, pero esto no es aconseja­ble a nuestro modo de ver, pues se pue­de repetir rápidamente su preparación.

En vista de las excelentes propiedades: emulsivas del agar hemos preparado tam­bién emulsiones con algunos aceites medi­cinales —aceite de hígado de bacalao, r i ­cino, etc.—, llegando a establecer como aconsejables las fórmulas siguientes:

FÓRMULA IV .

Aceite de hígado de bacalo... 100 grs. Cocimiento de agar al 1 %. 50 Jarabe de canela, Codex Ga-

Uicus 50 Esencia de clavo I I I gotas. Esencia de canela I I I

FÓRMULA V .

Aceite de hígado de bacalo... 100 grs. Cocimiento de agar al 1 %. 50 " Jarabe de café 50 Esencia de "rhum" V gotas.

Resultan así emulsiones al 50 por 100 de aspecto homogéneo, estables y de sa­bor grato.

FÓRMULA V I .

Aceite de ricino 50 grs. Cocimiento de agar al 1,5 %. 25 Jarabe de menta 25

FÓRMULA V I L Aceite de ricino 50 grs. Cocimiento de agar al 1,5 %. 50 Jarabe de menta 25

En estos dos últimos casos se obtienen también emulsiones al 50 y al 40 por 100, respectivamente, y con caracteres simila­res a las anteriores.

El método de preparación utilizado es igual en todo al seguido en la obtención de emulsiones de parafina líquida, según se indicó anteriormente.

J . Sánchez de Ocafia.—Tutor, I16, Madrid—Teléf. 32874

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L A F A R M A C I A M O D E R N A R E V I S T A Q U I N C E N A L C I E N T I F I C O P R O F E S I O N A L

De los artículos firmados son responsables sus autores, no devolviéndose los originales de éstos ni de los no publicados. Toda consulta será resuelta gratuitamente debiéndo venir acompañada de un sello de 30 céntimos.

S U M A R I O

Págs.

Investigación de colorantes extraños añadidos a.1-pimentón, por Florencio Useros Casas.. . 341

Generalidades sobre las esencias naturales, (conclusión), por José García Gonsáles 343

Extractos de publicaciones españolas y ex­tranjeras:

Análisis bromatológico 354 Bacteriología. 354 Dietética s 357

- • Págs.

Farmacia práctica 359 Farmacotecnia 359

Notas de actualidad CCLXXIII Serenidad. . . . . . . . . . . . . cctxxyi Dispensarios y Centros CCLXXVUI Pro Asociación . . , . . . . . . . . . . . . . . . . . CCLXXIX Compañerismo y afecto CCLXXX Vida cultural y corporativa: E n el Müseo •

de Las Palmas (Canarias) CGLXXXIV Sueltos y noticias , CCLXXXVH

N O T A S D E A C T U A L I D A D

Del 2 al 7 de Octubre próximo se cele­brará en Madrid la X X I I Asamblea de la U . F. N . que, al parecer, iha de tener gran importancia para ios titulares, pues cons­tituida en Sevilla la Asociación de éstos se ha de tratar ahora, como parece natural, de que se reúnan en ella todos los titula­res de España, y de ese modo defender sus derechos y desenvolvimiento de aquélla en la más •completa e independiente unión.

Se han mositrado ahora los recelos de siempre para entorpecerla, pero constituida yá verán que es lo que más interesa a todos, pues suponer que se benefician en algo de seguir sin esa Asociación es no ver la reali­dad, con el estado de indefensión en que están, las ventajas conseguidas por médicos y veterinarios que cuentan con su Asocia­ción de titulares correspondientes, y da pér­dida de derechos que se experimentan cons­tantemente.

Es absurdo ese criterio de que no debe existir más agrupación farmacéutica que la U . F. N. , y las pruebas recibidas ante el sin número de asuntos profesionales que n,p se resuelven jamás, los que cada día salen al paso sin que se ocupe nadie de ellos, y, particularmente lo que a titulares respecta.

son más 'que suficientes para, pensar en que se oriente de otro modo y por otras persó-nas aquélla, y de que sea más amplio el de­recho de los sectores farmacéuticos que juz­guen necesario o conveniente asociarse. .

Unidos todos se conseguirán mejor las aspiraciones de la clase; tal es el criterio de algunos, pero la realidad, y a la vista de lo que hacen y consiguen otras profesiones, demuestra otra cosa muy distinta, a menos que a lo que se aspire sea más bien, con aquella idea, a injponer en todo y a todos el criterio de unos pocos, costando al farma^ céutico una buena suma de pesetas al año, aunque la farmacia vaya de mal en peor.

Es de suponer que esta vez se desenvolve­rán las discusiones sin apasionamientos, res­petándose la libertad de opinión de cada cual y sin tratar de avasallarle con querer imponer un criterio e impedirle su inter­vención. ;

Eso que se se hizo y se toleró en otras no debe repetirse, pues ya se ha visto que el re­sultado ha sido que se ausentasen de ellas varios farmacéuticos prestigiosos, y que con sobrada razón no volvieron ya, siendo así que lo más conveniente para la U . F. N . , lo que se impone hacer cuanto antes, €s pro­curar atraer a ella, y a. todas cuantas; Aso­ciaciones farmacéuticas pueda haber, a las personas de más prestigio científico y social de la Farmacia, pues con ellas al frente o a

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C C L X X 1 V L A F A R M A C I A M O D E R N A

su lado es como más fácilmente conseguirá el farmacéutico sus aspiraciones.

¿Qué hicieron médicos, ivateirinarios y abogados, por no citar otras profesiones, y poniendo una vez más a éstos como ejem­plo, ya que sus agrupaciones son tan seme­jantes a las que pudieran tener los farmacéu­ticos? Pues ahí está el ejemplo a seguir y la demostración de lo que ellos y nosotros lo­gramos de aquella y de esta otra manera de agruparse.

Se ha hecho" referencia al sin número de problemas que tiene pendiente de resolver la Farmacia, y en repetidas ocasiones han sido detenidamente tratados cada uno en particular, mostrando la indefensión en que está aquélla y el poco caso, o ninguno, que se presta a cuestiones de vital interési.

Estas, decíamos hace poco, no merecieron la atención de las Asambleas, siendo así que debieron haber sido cuestiones preferentes sobre las demás; y abundando en ello vamos a exponer una más, que sometemos al juicio de quienes sientan cariño a su profesión, y

en consecuencia, a la vida de la Farmacia. Apenas se crea un hospital, una Casa de

Salud, un manicomio, inclusa, maternida­des, etc., etc., cualquiera de los múltiples Dispensarios o Centros donde se trata una determinada especialidad médica, es dotada con las dependencias técnicas auxiliares y su personal correspondiente: laboratorio, ra­yos X, diatermia, consultas públicas, etcé­tera, etc. La farmacia sólo en contadísimas excepciones; y, lo que es más grave, se la sustituye por un botiquín, sin personal téc­nico-farmacéutico que lo vigile siquiera, y que, no pocas veces, más que tal botiquín es una verdadera farmacia.

En Madrid mismo podría confirmarse esto en un buen número de aquellos Cen­tros, pero con el fin de aportar una prueba concreta vamos a citar uno de entre ellos.

Hace unos años se creó la Casa Salud de Santa Cristina o Nueva Maternidad, Cen­tro que es conocido por muchos compañe­ros, ya que con motivo del Centenario del edificio de nuestra Facultad dió allí una de las jornadas farmacéuticas el Sr. Maestre

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Ibáñez. A l ser creada se hizo la instalación correspondiente de farmacia, y como en el Reglamento figuraba el cargo de farmacéu­tico fué provista la plaza en elección libre. Al aceptarla aquel compañero fué con la condición de tener a su cargo, a la vez, la dirección de la Sección de Química del labo­ratorio, como así se le concedió.

Pero llega un día en que éste presenta la dimisión del cargo, queda vacante, y en vez de ser provisto se modifica poco des­pués el reglamento y se suprime, aunque la farmacia subsistió. Las demás dependen­cias o servicios médicos siguieron igual que antes, y, dicho está, que con su personal co­rrespondiente, i |

Hay más. Acaso recuerden nuestros com­pañeros que en las Cortes y en la Prensa diaria se trató ampliamente y repetidas ve­ces de que fuese incorporado aquel Cen­tro a la Facultad de Medicina con el fin de utilizarle para enseñanza de sus alumnos, y estos, defendieron la idea con tal tesón, llegando incluso a negarse a entrar en cla­se, que consiguieron se nombrase un nú­mero de alumnos internos al servicio de aquel Centro, e incluso que su director fue­se el catedrático de la especialidad corres­pondiente, entonces el Dr. Recaséns.

Ni los farmacéuticos, ni los alumnos de Farmacia, ni los organismos defensores de ésta hicieron absolutamente nada por re­cabar aquel cargo, uno de los más comple­tos en la profesión, pues, como queda di­cho, era la farmacia y el laboratorio de análisis químicos (clínicos y bromatológh eos) tal y como "fueron creados y organi­zados por aquel compañero, con la ilusión de ver acrecentado con un. cargo oficial más el ejercicio de la Farmacia y en toda su amplitud en Centros como aquel.

Comipárese con ese otro modo de proce­der de los médicos y alumnos y así se juz­gará de si tenemos razón sobrada para la­mentar tantas veces el abandono en que está el derecho del farmacéutico y los asun­tos todos de la Farmacia.

Y, repetimos, que seguiríamos la rela­ción de casos semejantes aquí en Madrid, pero conste que fuera sucede otro tanto, sin que tampoco nadie haga por remediarlo, y como prueba de ello ahí va una de las muchas que poseemos, según referencias.

En Jerez tiene el Ayuntamiento insta­

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ladas dos farmacias municipales, por falta de una, y, claro es que, en sitios distantes: una en el Hospital Municipal y la otra en la Casa de Socorro. Pues bien, al frente de ambas hay un farmacéutico solamente, que percibe el espléndido sueldo de 3.000 pe­setas, acaso el menor de cuantos cobran los empleados de aquel Municipio. ¡Una ver­güenza por todos conceptos!

Farmacias oficiales sin farmacéuticos; bo­tiquines que hacen las veces de farmacia sin que ningún farmacéutico cuide de ellos; centros importantes sin farmacia ni farma­céutico, siendo asi que todos, absolutamen­te todos los servicios técnicos están debida­mente cubiertos; farmacéuticos que tienen a su "cargo a la vez dos farmacias. Todo ello en el terreno oficial, y sin que haya una personalidad farmacéutica ni un organismo defensor de los derechos de la Farmacia que se haya cuidado ni cuide de llevar a la nor­malidad estas cuestiones tan importantes pata todos. ¿Que hay plétora de farmacéu­ticos? ¿Pero acaso hay quién se "cuide de que encuentren colocación debida, siquiera las oficiales a que legalmente tienen dere­cho?

Esas son cuestiones sin importancia para muchos y, como se ve, las Asambleas son para tratar de las de otra índole.

Y asi va caminando la Farmacia hacia su desaparición.

S E R E N I D A D

Cuando se confía no se debe tener odio, porque ciega y quita la serenidad. {Larraj .

Esto que dice Larra es la expresión de un momento1 farmacéutico que está llamado a la serenidad, al sosiego, a la apacibilidad o disposición de ánimo, que resiste a la turba­ción que sUelen ocasionar las pasiones u otros accidentes. Y esta serenidad de ánimo y de eslpíritu és la que demanda la conciencia en los actúales instantes:, a la vista próxima de una asamblea de la clase, en la cual tienen necesariámente que debatirse asuntos y pro­blemas, actitudes y resoluciones de un pu­ñado de hombres que tuvieron la serenidad suficiente en un momento para instituir una Asociación, que no puede ser un acto de rebeldía, que es un imperativo del momento.

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Y LA L E C H E

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L A F A R M A C I A M O D E R N A CC L X X V I I

que exige la resolución para un porvenir de la colectividad farmacéutica titular.

Por eso nosotros tenemos confianza y al tenerla desterramos el odio, que es una pa­labra malsonante que hace extremecer cuan­do se nombra y sale de nuestros labios, y eso que Larra dice es una gran verdad, una inmensa verdad, que ese odio ciega y quita la serenidad, y aquí en este asunto no se discute más que un odiado personalismo, una animadversión clara que le ciega comple­tamente a los que debían de tener la vista clara y ver la realidad con esa serenidad que les falta. Pero nosotros, los que hemos lu­chado en este instante, tenemos una verda­dera serenidad de conciencia que no puede ocasionarla otra cosa que «1 obrar bien y con buena y sana intención.

, Y fieles a nuestra consigna y a nuestro entusiasmo esperamos la Asamblea; a ella no vamos como residenciados, porque de ser así el mandato de los titulares, que escrito lo tenemos, nos daría ocasión y motivo a colocarnos al nivel de las circunstancias por

graves y transcendentales que éstas fueran; allí vamos con el máximum de serenidad, no a pedir ni implorar, ni a suplicar ni a solicitar, vamos a dar cuenta caballerosa­mente de un acto que hemos realizado y qu€ para nada roza ni la disciplina ni las dis­posiciones reglamentarias. Otra cosa que se exija entra de lleno en un régimen dictato­rial, y esto no puede tolerarse en una Re-piública de libertad y de democracia.

No sabemos si seremos muchos o pocos; esto no nos preocupa. En nuestra represen­tación de la clase hispalense llevamos la se­renidad y el convencimiento de que era ne­cesario actuar rápidamente, para conquistar un puesto que en verdadera justicia nos per­tenece.

La Ley de Asociaciones nos ampara, esa hay que respetarla, pero con serenidad, que no participen los odios en la contienda, sino la paz, la unión, la comprensión, el con­vencimiento y que a nadie le falte la sere­nidad.

GREGORIO ESCOLAR.

M A D R I D - T E L E F O N O ^ 4 / (FUNDADO EN 1.8983) 0 ( % ' *

Edificio propio, hecho expre­s a m e n t e p a r a L a b o r a t o r i o , con maquinaria adecuada p a r a producir en las ocho horas S O . O O O ampollas, lo que per­

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CCLXXVIII L A F A R M A C I A M O D E R N A

D i s p e n s a r i o s y C e n t r o s

Las ideas y los criterios poseen un valor intrínseco rpropio, es cierto, pero para mu-dhas gentes son también así como saltos de agua, dueños de tanta mayor fuerza cuanto más elevada es la altura de donde caen. Por eso el editorial publicado en el último nú­mero de esta revista, referente a la- materia, ha venido a suministrarme un fuerte punto ~ de apoyo para proseguir mi campaña sobre los Centros de Higiene rural y su secuela los dispensarios de diversa índole.

Todo ihace suponer —ahí están esas re­cientes reuniones de Carmona y de Utrera para convencerse más de ello— que la clase no se ha dado1 cabal cuenta del peligro. El mayor y el más urgente de cuantos tiene planteados. Y es el noble impulso de avisarla una vez más para que defienda sus derechos de una posible y probable injusticia, lo que me mueve, no ninguna otra consideración de carácter local o personal.

Tal vez el escaso éxito que las gestiones de la Unión Farmacéutica Nacional han te­nido hasta la fecha, ha sido debido a que no sentía tras sí el vigoroso impulso de una fuerte voluntad colectiva; voluntad que debe ser tan firme y tan decidida como la que se puso en conseguir la derogación del ar­tículo 13, para rebasar si es necesario po­sibles frialdades o incomprensiones y llegar con toda su lozana pujanza a las puertas mismas del poder, pues lo que ahora se dis­cute amenaza y ataca más hondamente las más vitales raíces de nuestra existencia, pro­fesional.

No hay exageración en lo que afirmo, porque todos hemos reconocido unánime­mente que .el pilar fundamental de nuestra vida estaba en el reconocimiento oficial de nuestras aptitudes técnicas y científicas, y en su aprovechamiento por el Estado y por los Municipios. Nadie más competente en los pueblos que el Farmacéutico para desempe­ñar esas funciones. A nadie deberían enco­mendársele más que a él.

Y el Estado aceptando, por fin, una tesis tan justa, dicta en Agosto de 1930 el Re­glamento de Servicios Farmacéuticos. No quedaba más que hacer, sino aprovechar con laboriosidad y con perseverancia el caudal de

posibilidades que la citada disposición ponía a nuestro alcance.

Pero el mismo Estado, con otro criterio distinto, publica en Abril de 1932 un De­creto creando los quince primeros Centros de Higiene rural, en cuyo apartado 3.0 se dice: "Las funciones que habrán de desem­peñar los jefes de estos Centros, serán las de efectuar por delegación del Inspector pro­vincial de Sanidad todos los trabajos de carácter exclusivamente técnicos encomenda­dos a estos funcionarios". Entre esos traba­jos nadie podrá negar que están compren­didos todos los análisis clínicos y bromato-lógicos que el, citado Reglamento encomen-daba a los Inspectores Farmacéuticos Muni­cipales y que habitualmente. se realizan en los Institutos Provinciales de Higiene, y que, por lo tanto, deberán realizar también los nuevos Centros que se crean. Esto es, por otra parte, lo que ocurre; lo que está ocu­rriendo ya en todos los Centros, cada vez más profusamente repartidos.

He aquí, queridos compañeros, cómo so­lapadamente, silenciosamente, se destruye, se intenta destruir todo lo que conquistamos con tanto trabajo, y cómo se nos despoja de aquellas obligaciones y aquellos servicios que el Reglamento nos atribuyera y que son y deberán ser siempre cosa propia y priva­tiva nuestra. Porque la dualidad de funcio­nes no podrá ejercerse sin detrimento grave de nuestros derechos y de nuestros intereses. La función estatal es gratuita, no cuesta nada, ni al individuo ni al Municipio, y es natural que uno y otro la prefieran. Los Ayuntamientos tendrán un pretexto muy justificado para suprimir las consignaciones, pues ya tienen atendido el servicio, y el in­dividuo pudiente acudirá al Centro que es cosa oficial, con mayor prestigio a sus ojos y, sobre todo, gratuito. No sé, queridos compañeros, si me leeréis muchos o pocos, pero a los que me leáis yo os ruego que meditéis un momento y que os informéis detenidamente de la importancia que para vosotros encierra este asunto. Porque, ade­más, como decía en mi artículo anterior, él Centro es en sí mismo dispensario y de él o de los Institutos Provinciales de Higiene emanan y dependen otros dispensarios di­versos.

Ante esta situación de hecho, ¿ cuál debe -ser en el momento actual, cuando el asunto

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.A F A R M A C I A M O D E R N A C C L X X 1 X

está precisamente en última instancia, la ac­titud de la colectividad farmacéutica?

Expondré mi modesta opinión en otro artículo, porque éste ha adquirido ya dema­siada extensión.

JUAN JOSÉ H. DE LA TORRE.

P R O A S O C I A C I O N

A raíz de la publicación del Real De­creto de i 3 de Noviembre de 1928, o como máximum a partir del 16 de Agosto de 1930, que salió el Reglamento de Inspecto­res Farmacéuticos Municipales (Farmacéuti­cos titulares), debió procederse por la clase, con toda urgencia que el caso requería, a la organización, formación de la' Asociación de Farmacéuticos Titulares, sin renegar por esto ni mucho menos distanciarnos de los demás sectores de la clase; es decir, que la Unión Farmacéutica Nacional pudo ser el organisr

mo central donde se estudiaran, discutieran y tramitaran los asuntos oficiales y de inte­rés general, con sus asambleas anuales, para recoger y armonizar, según las circunstan­cias, los diversos problemas de clase, siendo como es la Federación de Colegios. Ahora bien, sin estorbar a ésta, es más, dándola calor y vida en todos los aspectos, no se debió entorpecer la creación de la Asocia­ción de Titulares, nombrando una Junta que podía haber estado controlada por algún miembro de la Unión, pero con autonomía propia, para haber estudiado y recogido por sí los múltiples problemas que el Farma­céutico rural tiene pendientes para el mejor desenvolvimiento de deberes y derechos que en justicia le corresponde como profesional titulado.

De haber estado creada la Asociación, posiblemente a estas fechas no tendríamos incumplidos tantos artículos del Reglamen­to del 30, es más, al igual que los Médicos tendríamos nuestros escalafón, ficha de mé­ritos, etc.; así, al concursan una plaza, por uno de los tres medios existentes, antigüe-

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mimu

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C C L X X X L A F A R M A C I A M O D E R N A

dad, méritos u oposición, se haría con un poco más de equidad, no supeditándose a la recomendación del amo, pues nos crean un vasallaje para toda la vida, ni menos al arbitrio de los Ayuntamientos, que en final de cuentas se la darán al mejor postor, al recomendado o al amigo, pero casi nunca al que por sus condiciones y méritos le corres­ponda la plaza.

De la mayoría de los males que nos aque­jan, no debemos echar tanta culpa a los de­más profesionales sanitarios, por intromisión en campo que casi siempre les dejamos aban­donado, ni a los Podeires públicos, que por lo menos en la Gaceta nos dieron tal vez más de lo que les pedimos, sino más bien a nosotros mismos, que con nuestra, apatía y déjame estar, hemos consentido una y otra vez vernos atropellados en nuestros derechos, sin hacer por nuestra parte igran cosa para alivio y remedio de males.

(Para contener en parte esta caótica situa­ción, urge despertar de nuestro letargo, uniéndonos como uno solo, en defensa del terreno conquistado, que remedia en algo la angustiosa situación porque atravesamos los profesionales rurales.

BLAS MARTÍNEZ GONZÁLEZ.

(Del Boletín Oficial del Colegio de Far­macéuticos de Burgos. Agosto 1934.)

C o m p a ñ e r i s m o y afecto

Para mi entrañable amigo Carmelo Muela.

Cuando se goza de una «levada posición social o económica, no es cosa difícil gran­jearse la simpatía y admiración.

Vana quimera es pensar cosa semejante, al ño darse ninguna de las dos condiciones citadas.

Tan cierto es esto, que en la Clase Far­macéutica se han dado casos de exaltación de compañeros llegados a las cumbres de la fama y de la Política, que al morir o dejar de ocupar el puesto influyente, la veleidad les ha sumido en el más absoluto olvido.

Cosa idéntica ha acontecido, con perso­najes y ipersonajillos políticos que adulados servilmente durante su 'encumibramiento, al perder su influencia, nadie ha vuelto a acor­

darse de ellos, a no ser para hacer una crí­

tica despiadada de su gestión, con el único fin de halagair a quien es conveniente de­mostrar una inquebrantable adhesión —ra­ras veces sentida sinceramente—, pero siem­pre pregonada a los cuatro vientos.

Nada de extraño tiene, que quien no ha podido ofrecer a la Clase, sino el fruto de un modestísimo esfuerzo, haya visto pasar la evocativa efeméride de sus bodas de plata profesionales, sin otra manifestación espiri­tual que la que él mismo se forjó en torno a tres concepciones consustanciales con su modestísima vida profesional: Competencia profesional, espiritualidad profesional y con­vivencia fraternal.

Competencia profesional: encarnada en el benemérito Cuerpo de Farmacéuticos de la Marina de Guerra francesa, cuya esfera de acción es de tal cometido que ella puede re­presentar la meta en las aspiraciones de la Clase.

Nuestros queridos compañeros son, en la vecina República, los Químicos de la Ma­rina.

Espiritualidad profesional: reflejada cons­tantemente en todos sus actos como Corpo­ración, por el Colegio de Farmacéuticos de Lérida. Que elije su Presidente Honocario, no a una figura social preeminente en la ciencia Farmacéutica o en la Política, sino que fija su vista en un modesto compañero. Y para él pide distinciones honrosísimas, otorgándole inmerecidos honores; el ma­yor —para él—- colegiarle en su seno. Ha­ciéndole representante en las Asambleas de Unión Farmacéutica Nacional.

Convivencia fraternal: la (representa aque­lla memorable promoción de la Facultad de Farmacia de Madrid, cuyo espíritu juve­nil —de entonces— no hacía incompatibles el bullicio y la algazara, y hasta la chanza y el chiste picaresco y satírico al Maestro, con la veneración y respeto al mismo.

Tres nombres suenan en la Academia Na­cional de Farmacia, el día 16 de Junio, fecha memorable para mí, el Veinticinco ani­versario de la obtención de mi venerado título:

Alibert Saint-Sernin, Coronel Químico-Farmacéutico de la Marina de Guerra fran­cesa.

José María de la Helguera, Farmacéutico

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de la promoción de la Universidad de Ma­drid (año 1909) .

Juan Viladot Puig. Farmacéutico leri­dano.

El Premio Cattacido, ligado íntimamente a mi vida profesional, algo consustancial con ella, les ha sido adjudicado.

iConstante preocupación mía, la venera­ción del Maestro Carracido; la elección de Corporaciones, cuyo latir prolfesiional re­presenta un exponente positivo en orden a las reivindicaciones de la Clase; finalmente, la exaltación de la labor del compañero co­mo demostración de la cultura y capacidad fairmacéutica.

M i modesta voz, hace sonar también en tan memorable sesión, los nombres de aque­llos compañeros que honran con su labor profesional, mi modestísima pero simbólica institución.

El Premio Carracido, exponente de mi modestísima actuación, revive toda una serie de recuerdos en mi espíritu. No es esencial me acompañen en el día de- mis Bodas de

Plata profesionales, los compañeros con él galardonados. Vive en mi mente constan­te, el recuerdo de todos ellos.

Como no se aparta tampoco el de aque­llas Corporaciones, que interpretando fiel­mente el verdadero espíritu de mi modesta donación, supieron plas'mar mis deseos de honrar cual se merece la venerada memoria del Maestro.

Un nombre se destaca con trazos vigoro­sos: Gregorio Escolar. Paladín esforzado de la Clase, preside el Colegio de Sevilla, el año en que Carracido (q. e. p. d.) nos deja para siempre en este mundo, al cumplirse la ley inexorable del Destino.

Acto severo, inenarrable por su majestad y grandeza, no ha podido ser superado. Representaciones de la cultura en sus más varios aspectos, posternadas en torno de 'la egregia memoria del Maestro, entonan un canto de admiración a su obra. Vaya mi gratitud a mi fraternal amigo, por el admi­rable espíritu que denota una tan sublime concepción de lo que representa para la Clase, un venerado nombre que debe cons-

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C C L X X X I 1 L A F A R M A C I A M O D E R N A

tkuir un símbolo, por ia inaccesible altura a que supo elevar el prestigio de nuestro amado título.

Merecen mi gratitud y plácemes sinceros, Viladot Puig, Sánchez Diezma, Midón y Angulo, que en Lérida, Granada, Zaragoza y Bilbao, en sus Colegios rindieron severos homenajes a la memoria del Maestro, con ocasión de la entrega del Premio Canracido.-

Como igualmente la Sociedad de Farma­cia de Lisboa, Asociación Brasileña de Far­macéuticos, Asociación Farmacéutica Nacio­nal de Cuba, etc.

Especial mención merece la Academia Na­cional de Farmacia, cuya gentileza para con­migo—nunca sabré agradecer bastante— ai haberme sido posible organizar el homenaje más emotivo rendido a la memoria de Ca-rracido,. al cumplirse el segundo lustro de la fundación por mí del Premio Carracido. Acto que me abstengo de calificar por ser yo el organizador. Nunca se borrará de mi memoria, cómo representaciones las más va­rias de organismos culturales, rendían su veneración a la memoria de Carracido; pri­meramente depositando unas flores en su tumba, y después asistiendo a la entrega de los premios Carracido, en número de 27, debidos a la gentileza de unos queridos com­pañeros, a los que envío mi perdurable gra­titud.

Los nombres de los distinguidos Diplo­máticos Excmos. Sr-es. D. Alberto Urbaneja, D. José Guimeraes y D. José Joaquín Ca­sas, van unidos íntimamente al Premio Ca­rracido, por haberse dignado ¡presidir las sesiones de entrega de los correspondientes al Colegio de Córdoba, Asociación Brasileña de Farmacéuticos y Facultad de Farmacia de Colombia.

Gratitud sincera, a todos ellos por su extremada gentileza. Especial mención me­rece el Dr. Urbaneja, ilustre Ministro de Venezuela en Madrid, que al acudir a recibir el homenaje de la Clase a su eximio com­patriota Dr. Ovalles, tiene palabras para la profesión farmacéutica, que nunca sabremos agradecer cumplidamente, los que nos hon­ramos con el título de Farmacéutico.

La entrega del Premio Carracido —este año— es también acto que debo agradecer a la Academia Nacional de Farmacia. M i gratitud a ella.

Fuertemente enraizado en mi espíritu, vive el recuerdo de un hidalgo compañero, Car­melo Muela, que sin amistad íntima previa, un día concibe con tanto desinterés —como desconocimiento de la psicología de los hom­bres— un homenaje a mi modestísima obra profesional.

De ello me queda un indeleble recuerdo, que guardo como preciosa joya en mi cuarto de estudio:

Cuatro nombres grabados en las tapas, que encierran 30 Diplomas otorgados a mi modestísima obra profesional, por la bene­volencia y afecto de Corporaicion.es y Enti­dades varias: R. Cárcamo, M . Maestre Ibá-ñez, A. Gamir, C. Muela, etc., compañe-ñeros queridos, para mí venerados; su cari­ñoso aifecto y su esplendidez reflejan su alteza de miras. M i gratitud eterna para ellos.

Ligados íntimamente a este hecho. LA FARMACIA MODERNA y El Restaurador Farmacéutico; su generosidad y altruismo para con mi modesta obra profesional, me obliga a ellos de por vida.

Después... un gratísimo recuerdo: Vallés y Ribó, mí amigo de siempre. Secretario del Muy Ilustre Colegio dé Farmacéuticos de Barcelona. A él debo mi nombramiento de colegiado honorario de dicha entidad, re­sultado de toda una serie de distinciones otorgadas a modestos trabajos míos.

I . Ramón y M . Isanta: nombres para mí fraternales, estampados en artístico per­gamino, de Presidente honorario del Co­legio de Lérida, Corporación ciiya genti­leza para conmigo es aligo difícil de poder corresponder en agradecimiento, aunque sea sincero como el mío y nacido de lo más profundo del corazón.

La Asociación Farmacéutica Nacional de Cuba evoca en mi espíritu una extremada gentileza de ella: mi nombramiento de Miembro corresponsal de ella-.

La Sociedad Farmacéutica Lusitana, el de Miembro honorario y el galardón—tan honroso como inmerecido a mi modesta obra—de Oficial de la Orden de Instruc­ción Pública. Aquí dos nombres: José Ma­ría Pinto Fonseca y Manoel Pinheiro Nu-nes, amigos Ifraternales míos y a cuya gen­tileza debo, a no dudar, tan honrosas dis­tinciones.

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Un nombre prestigioso en las filas' ded glorioso ejército belga no puede quedar si­lenciado en tan memorable día para mí: Wíliam Proot, farmacéutico, que hizo la guerra mundial en los cuadros belgas, en memorable sesión en la Academia Nacional de Farmacia, con ocasión del V I I Congre­so Inteirnacional de Medicina y Farmacia Militares, se hace eco—elogiándole inme­recidamente—de mi estudio "Importancia social! de la Farmacia", para cantar las glo­rias y prestigios de la Farmacia española. Transfiero a ésta íntegro tan honroso ho­menaje, ya que mi trabajo tiene su fun­damento precisamente en la labor de la cla­se; y vaya mi gratitud, por su noble ges­to, a tan eximio compañero.

Intimamente ligado a mi modesta obra proifesional aparece el nombre de un al­truista coiripañero, honra de la clase, que no cesa en momento alguno, con su muni­ficencia, de dar a conocer publicaciones de compañeros, que de otro modo hubieran quedado seguramente en el anónimo: el ilustre Dr. A. Gámir, cuya obra profesio­nal es sobradamente conocida; sea mi agra­decimiento para él.

Siendo de justicia consignar el nombre

de una Corporación: el Colegio de Córdo­ba, alma máter del mismo, José Bayona, por un hecho lógico y natural: el recono­cimiento a una labor (la del Dr. Ovalles) y a una campaña en pro de ella (de dicha entidad)—encarnada en su ilustre Presi­dente—, reflejadas ambas fielmente erí mi modesta actuación hispano-americana, quie­re les acompañe en el Colegio, confiriéndo­me el nombramiento <de Miembro hono­rario.

La convicción íntima de no merecer tan honrosa distinción me obliga a este justo recuerdo. M i profunda gratitud a tan ama­bles compañeros.

* * *

Cdlofón.—^Simbólico galardón: la Or­den del Libertador a mi modesta labor pro­fesional.

Aquí dos nombres: Ovalles, Zúñiga. Y una concepción: el ibero-america­

nismo. Alma máter de ella, Ovalles, recibe la

ofrenda fervorosa de la clase farmacéutica española.

Zúñiga escribe la página más brillante en la historia de la Farmacia española con

Viuda de J o s é Morató P a l a u t o r d e r a ( B A R C E L O N A )

Ó x i d o de m a g n e s i a . L i g e r í s i m o oficinal.

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C C L X X X 1 V L A F A R M A C I A M O D E R N A

la celebración del centenario de la Facul­tad de 'Farmacia de Madrid. Los farmacéu­ticos premiados en el certamen de tan evo-cativa eifémeride le demostramos nuestra perdurable gratitud, tributándole nuestro fervoroso aplauso.

Ligado a es-te hecho perduran en mi mente tres nombres: Ponciano Marcos, M i ­guel Iborra y Emilio Alcobilla; mi agra­decimiento es eterno a ellos. Me confieren el premio de la Sociedad Farmacéutica Me­xicana.

Su alteza de miras queda demostrada al destacar lo que de mi modesto trabajo creen aprovechable. Indudablemente, no despro­visto de deífectos, los pasan por alto. Su prestigio proifesional queda evidenciado—si ya no les hubiera sido reconocido con an­terioridad por su fecunda labor por la cla­se—npor este hecho, prueba inequívoca de su competencia en la materia por ellos juz­gada.

* * * Medito en alto: todo ello nacido del

compañerismo y el afecto fraternal. Vacío

inmenso sentiría de ellos dos en mi espíritu si el día 16 de Junio pasado la clase far­macéutica española no se honrara contando en sus filas con tan esforzados paladines de su prestigio, heraldos del desinterés y pre­gones de modestísimas actuaciones profe­sionales, la del compañero Leopoldo López Pérez, que en fraternal abrazo saluda efu­sivamente a la clase farmacéutica en día tan memorable pata todo farmacéutico que dig­namente lo sea: el de las bodas de plata con su amado y honroso título.

LEOPOLDO LÓPEZ PÉREZ.

Madrid, 16 de Junio de 1934.

Vida cultural y corporativa

Ed el Museo de Las Palmas (Canarias) "La higiene alimenticia del niño en la

primera edad" fué el tema que desarrolló el día 30 de Agosto, a las seis de la tarde.

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Page 35: La Firmada Moderna

L A F A R M A C I A M O D E R N A C C L X X X V

en el Museo Canario, el Dr. Maestre Ibá-ñez. - . :

Antes de la 'hora señalada para el acto, en el amplio salón donde se iba a celebrar, se encontraban numerosos médicos y farma­céuticos, estudiantes de Medicina y distin­guidas señoras y señoritas de nuestra so­ciedad.

La mesa presidencial fué ocupada por D. Bartolomé Apolinario y D. Servando Blanco, por el Colegio de Farmacéuticos; D. Rafael González, por el de Médicos, y por D. Daniel O'Sanaban, D. Simón Bení-tez y D. Luis Bellón, Director y técnicos, respectivamente de aiquel Museo.

A las seis y media aproximadamente, bizo la presentación del Dr. Maestre Ibá-ñez el farmacéutico D. Servando Blanco, que en sentidas frases ihizo la apología del conferenciante, a quien el Colegio de. Far­macéuticos babía tenido el bonor de invi­tar a dar esta conferencia.

Terminó el Sr. Blanco dando las gracias al Museo Canario por el apoyo que presta a estos actos culturales. .

En medio de calurosos aplausos de la distinguida concurrencia, se levantó a ex­poner su conferencia el Dr. Maestre Ibáñez.

Sus primeras palabras fueron de deferen­cia' para el Museo Canario y de agradeci­miento para su compañero Sr. Blanco, por las cariñosas frases que había tenido para con él y sintiéndose honrado por haber sido invitado por el Colegio Farmacéutico para desarrollar un tema tan importante como la alimentación del niño.

En brillante párrafos analizó detenida­mente la alimentación del miño en su pri­mera edad, cuando dice, hay que cuidarle con mucha precaución.

Acto seguido entró de. lleno en la dife­renciación de la leche materna y las de vaca y cabra, explicando detenidamenite varias fórmulas de productos alimenticios para el niño.

Luego habló de los centros de puericul­tura instalados en España, los que ,—afir­mó—- están más adelantados que los del extranjero, a pesar de la fama que los pre­cede.

A continuación se ocupó de los produc­tos dietéticos comerciales empleados en la alimentación del niño, exponiendo las ven-taJas e inconvenientes que tienen y abo-

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Page 36: La Firmada Moderna

C C L X X X V ] L A F A R M A C I A M O D E R N A

gando porque todos ellos debieran ser pre­parados espontáneamente cuando el médi­co los cree necesarios, pues no. son otra cosa que nuevas fórmulas terapéuticas ya que, realmente, la medicación del niño casi está limitada al régimen alimenticio adecuado, basándose en la variación de la proporción de los principios inmediatos de la leche, en suprimir más o menos parcialmente éstos o en cambiar su naturaleza.

Terminó su magnífica disertación mani­festando el interés que actualmente tienen estas cuestiones, dada la enorme cifra de mortalidad infantil, debido a la necesidad, muchísimas veces, de una alimentación mer­cenaria del niño, de valerse de leches no maternas administradas mediante biberón, o de dichos preparados no siempre en las con­diciones debidas.

Doy las gracias, dijo por último, a los compañeros que han tenido la atención de invitarme, y a ustedes, señoras y señoritas, que han venido a escucharme, deseando que esta conferencia que les he dado, y su asis­tencia, no sean un acto mutuo de cortesía, sino que marque el camino a seguirse en

los establecimientos benéficos de vuestra ciudad.

Por la noche fué obsequiado el señor Maestre Ibáñez con un banquete, al que asistieron varios farmacéuticos y médicos, algunos acompañados de sus señoras, y ter­minado el cual embarcó, continuando su excursión hacia Tenerife.—{Notas tomadas de la Prensa local.)

N . B.—Casualmente llegó a conocimien­to de los farmacéuticos de Las Palmas (Gran Canaria) mi excursión para conocer algunas de las principales islas, y dándome una vez más pruebas de afecto y compañe­rismo hubo de invitarme aquel Colegio a que diese una conferencia.

El tema quedó a libre elección de ellos, y teniendo presente el problema de la mor­talidad infantil allí y la alimentación del niño en los primeros meses, decidieron el que marca la reseña anterior, resultando, por ello mismo, más que tal conferencia una disertación improvisada de divulgación de aquella materia.

Por este honor que me dispensaron aque-

0

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L A F A R M A C I A M O D E R N A C C L X X X V l l

Uos compañeros, y la satisfacción consi­guiente que me proporcionaron, he de ha­cerles desde aquí presente mi más sincera gratitud, mayor todavía ante las múltiples atenciones habidas con mi señora, compa­ñera en esta excursión.

Encierra aquella isla bellezas insupera­bles, clima ideal, vegetación variadísima y en gran parte tropical, y paisajes los más variados y hermosos. Todos me los hicie­ron conocer mostrando su interés por ha­cernos agradable .la estancia allí, y en ver­dad lo consiguieron, de tal modo que el recuerdo de los días pasados a su lado y las emociones de contemplar aquella isla son de las que perdurarán siempre en nuestra memoria.

Ya algún día, más despacio, he de ocu­parme de aquellos extremos apuntados, para Contribuir en lo que modestamente pueda a que se difundan las bellezas de Canarias y que los españoles peninsulares presten la atención que merece el turismo a ella.

Otro tanto decimos de Tenerife, visitada después, y también al Sr. Presidente de aquel Colegio de Farmacéuticos, Sr. Cecilio Fernández, y a los compañeros que nos dispensaron tantas atenciones, enviamos una vez más nuestras pruébas de gratitud.

Merece ser tratada detenidamente la labor que allí realiza aquél, y en especial en el Centro Farmacéutico instalado, modelo por todos conceptos y modelo también algún

día de local, según apreciamos por ios pla­nos que tan amablemente nos fueron dados a conocer con todo detalle. Es aquel Centro, repetimos, el que acaso algún día tenga que tomarse como modelo de organización en todos sus aspectos, y que pone de relieve la alta capacidad técnica y comercial, pues am­pliamente son desarrollados ai su vez estos dos aspectos, del Sr. Cecilio Fernández, así como el entusiasmo con que siguen sus ini­ciativas todos los compañeros.

En fin, tuvimos la satisfacción de co­nocer una farmacia y laboratorio, verda­deramente modelos, también, instalada en Santa Cruz de Tenerife por el Dr. Criste-lly, personalidad científica y social de alto relieve allí y a cuyo lado pasamos muy agradables ratos, incluso auxiliándole en su abrumadora tarea analítica. Y como prueba de lo apuntado ya daremos a conocer en estas páginas aquellas instalaciones, ilus­tradas convenientemente, para que puedan así servir de tipo a muchos compañeros, máxime cuando en no pocas ocasiones se nos consulta respecto de este asunto.

M. MAESTRE IBÁÑEZ.

S U E L T O S Y N O T I C I A S CURSILLO DE ANALISIS CLINICOS

(orina, contenido g á s t r i c o , esputos,

M E D I C A C I O N F O S F A T A D A

V I N O D E V I A L El V I N O D E V I A L es un mo­

dif icador poderoso del organis­mo en todos ios casos de debili­dad general, desarreglos difíciles, largas convalecencias, anemia, fal­ta de apetito y pérdida de fuerzas,

agotamiento nervioso. A la d o s i s d a u n a c o p l t a de l a s d e

l i cor , a n t e s de c a d a c o m i d a , c o m p l e ­ta l a n u t r i c i ó n insu f i c i en te de l o s e n ­

f e r m o s y de l o s c o n v a l e c i e n t e s .

ADQUIRIDO EL DERECHO EXCLUSIVO DE ELABORACIÓN EN ESPAÑA POR

ANTONIO SERRA Y PAMIES. - Farmacéut ico. - REUS

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c c L X X x v m L A F A R M A C I A M O D E R N A

sangre, l íqu ido c e f a l o r r a q u í d e o , exu­dados, etc., e t c . ) . — D a r á comienzo en el Laboratorio del Dr . Maestre Ibáñez , paseo del Prado, 12, Madrid, el d ía 13 de Octubre, para terminar el 17 de No­viembre. L a s e n s e ñ a n z a s son exc lus i ­vamente p r á c t i c a s , realizando las ope­raciones a n a l í t i c a s cuantas veces sean necesarias para imponerse en el las y disponiendo cada dos a lumnos del m a ­terial preciso, incluso de un microsco­pio, y de su mesa correspondiente de trabajo.

L a s preparaciones m i c r o s c ó p i c a s que cada cual obtiene quedan de su propiedad, reuniendo de este modo una c o l e c c i ó n muy completa.

E l programa y cuantos datos inte­resen los f a c i l i t a r á n en dicho L a b o ­ratorio.

CENTRO FARMACÉUTICO NACIONAL, S. A—JUNTA GENERAL EXTRAORDINA­RIA.—El Consejo de Administración con­voca, conforme a lo dispuesto en sus Es­tatutos, a Junta general extraordinaria para el día 6 del próximo Octubre, a las cinco de la taide, en su domicilio, Echegaray, 8, y de no celebrarse dicho día por falta de número, a la subsidiaria, que tendrá lugar el día 8, a la misma hora, con el siguiente orden del día: Elevación de capital; Refor­ma de los Estatutos; Solicitud de CRIE,

Para concurrir a la Junta, los señores socios que tengan derecho a la asistencia deberán proveerse de la tarjeta de identi­dad, que estará a disposición de los mismos desde iel día de la fecha hasta tres días an­tes de la celebración de aquélla.

(Madrid, 7 de Septiembre de 1934.—El Secretario, Antígono Puerto.—V.0 B.0: El Presidente, Jacinto Martínez.

INSTITUTO NACIONAL DE SANIDAD,— En cumplimiento de la ley de Presupues­tos se fusionan en un solo Centro las di­versas instituciones sanitarias que venían funcionando bajo los nombres de Instituto Nacional de Higiene, Escuela Nacional de Sanidad, Instituto Técnico de Farmacobío-logía. Restricción de Tóxicos y Estupefa­cientes y Secciones de Propaganda Sanita­ria, Estadística . Sanitaria e Higiene de la Alimentación, así como la Comisión de In­vestigaciones Sanitarias.

Este Centro será el Instituto Nacional de Sanidad, y en tanto se organiza seguir rán las instituciones que lo integran fun^ clonando como hasta aquí.,

Se nombra Secretario general interino a D. Federico Maestre Peón.

La plaza de Director saldrá a concurso.

A LOS PRACTICANTES DE FARMACIA.— Nuestro querido compañero D. Rafael Rol-dán Guerrero, farmacéutico mayor, acaba de publicar un folleto en el que se encuen­tran reunidas las contestaciones al progra­ma para las oposiciones a practicantes de Farmacia del Ejército, convocadas reciente­mente. El precio del ejemplar es de 7 pese­tas y los pedidos pueden hacerlos a su autor, Santa Engracia, 136, Madrid.

"ANALES MERCK" .—Hemos recibido el fascículo en español de esta interesante pu­blicación, correspondiente a la Primera par­te del año 1934;

Entre otras interesantes cuestiones con­tiene un trabajo relativo a Recuerdos bo­tánicos del archivo de la familia Merck, Investigaciones científicas y experimentaks sobre alcaloides en la fábrica E. Merck, Co­municaciones clínicas respecto del prominal en el tratamiento de la epilepsia, El hechi-mal. Un nuevo tratamiento de la esperma-torrea. Un compendio farmacoterapéutico y Extractos de literatura de diversos medi­camentos.

•LA ACTUACIÓN EFECTIVA DE UN SIN­DICATO.—Se nos dice particularmente que, merced a las activas gestiones del Sindicato Médico de Málaga, se ha logrado que los Ayuntamientos morosos de Vélez-Málaga, Peñarrubia, Móclinejos y Sayalonga, hayan firmado contratos reconociendo sus deudas con los médicos titulares, que se compro­meten a pagar en plazos cortos.

- No sabemos si ello alcanzará también a los farmacéuticos, y, de no ser así, es una prueba más de las ventajas que los titula­res tienen al seguir sin organización algu­na, como aquélla, por ejemplo, pues el caso es una que les ampare y defienda en sus derechos.

DENTICINA INFALIBLE J. FERNÁNDEZ IZQUIERDO

50 por 100 de utilidad en su venta. Laboratorio Navalcán (Toledo)