la filosofia en la ensenanza media

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    Para hablar con toda franqueza, tengo una

    actitud ambivalente ante esta nueva organi-

    zacin de los estudios loscos en la ense-

    anza media.1 Explico mi actitud, primero,

    de manera sucinta, para luego entrar en los

    detalles. Por una parte, puedo entender la

    necesidad que llevan consigo los propsitos

    fundamentales que persigue esta reforma;

    puedo entender que eso supone inigirle a

    la enseanza de la losofa un cierto sesgo, y

    que esa inexin es perfectamente susceptible

    de ser validada y que en muchos respectos tal

    vez sea necesaria. Por otra, no me parece que

    la organizacin de esa enseanza, tal como se

    expone en el documento ministerial, satisfaga

    enteramente bien esos propsitos, no slo en

    vista de los asuntos que en ella se privilegian

    y los que se omiten, sino tambin a causa

    de una restriccin de los sentidos y los usos

    de la losofa. Finalmente y porque esta

    ambivalencia no es slo oscilacin entre dos

    polos, est mi reserva general respecto de

    los propsitos en cuestin, una reserva que

    no slo los concierne a ellos mismos, sino

    tambin a la posicin de la losofa en su

    contexto.

    El marco de la reforma

    El propsito general de esta reforma es la

    modernizacin de la educacin. Se inscri-

    La Filosofa en la Enseanza Media

    Pablo Oyarzn

    AR

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  • 16

    be, de este modo, en un proyecto histrico

    nacional que reconoce en ese concepto

    modernizacin su sello fundamental.

    Lo que nombra el trmino no es de suyo

    un desideratum, por mucho que las auto-

    ridades y los grupos de decisin quieran

    hacrnoslo pasar como el sentido mismo

    de nuestra actual existencia histrica, con el

    agravante de que este n de nes no ha sido

    en ningn momento objeto de verdadera

    discusin pblica, sino de imposicin, de

    larga imposicin, desde los tiempos de la

    tiniebla dictatorial a sta, nuestra medialuz

    democrtica de hoy. Por lo pronto, son

    varios y heterogneos los aspectos a que

    se reere, si slo pensamos en su aplicacin

    al campo y a los propsitos de la educacin:

    mejoras de infraestructura, informatizacin

    de la enseanza, equidad, orientacin del

    aprendizaje a lo que podramos llamar, en

    trminos amplios, el valimiento social, etc.

    Pero, mirado su alcance en amplitud, que

    la reforma tenga el sentido de la moderni-

    zacin indica el primado de una cierta fun-

    cionalidad de la enseanza: sta se dirige a la

    formacin de ciudadanos y a la capacitacin

    para el desempeo laboral (inmediato o tras

    la formacin superior), en el entendido de

    que lo que se busca es, fundamentalmente,

    una destreza adaptativa al ritmo acelerado

    de transformaciones de variada ndole que

    caracterizan a la sociedad en el contexto de

    la globalizacin.2

    La educacin, ciertamente, tiene esta mi-

    sin de preparar a sus destinatarios para

    un desempeo fructfero en las relaciones

    en que desde ya les toca desenvolverse y en

    aqullas que formarn la trama futura de sus

    vidas. A travs de la educacin una sociedad

    busca consolidar y fomentar aquellas dis-

    posiciones y competencias que su proyecto

    reclama. Pero una educacin que se quiera

    democrtica, y hemos de suponer y desear,

    y exigir que se quiera plenamente demo-

    crtica, no puede restringirse al rgimen

    de la adaptacin, sino que debe tambin

    construir el espacio para la tarea de la con-

    tinua invencin de la democracia, es decir,

    para el propsito originariamente poltico,

    y poltico en acepcin originaria de abrir

    nuevos horizontes de sentido a partir y en

    medio de la crisis no slo padecida, sino

    ejercida activamente de los que rigen cada

    presente de la vida en comn. Y parece que

    a la losofa le cabra una responsabilidad

    no menor en esa empresa.

    El currculum de Filosofa y

    Psicologa

    En la denicin del sector curricular de

    Filosofa y Psicologa se expone el propsito

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    que lo gobierna y la razn de su ubicacin

    en los dos ltimos aos de la Educacin

    Media: se trata de proporcionar a los estu-

    diantes un conjunto de conocimientos y

    habilidades que permiten desarrollar una

    comprensin rigurosa del ser humano y

    una capacidad de juicio autnomo. En

    esa medida, hemos de entender, presupone

    un adecuado grado de madurez, a partir

    del cual se hace posible para los alumnos

    una mirada reexiva e integradora sobre

    s mismos y el conjunto de su experiencia

    intelectual y personal (p. 113). All mis-

    mo se promueve un cierto concepto de la

    losofa: se la concibe como una forma de

    reexin sobre la totalidad de la experiencia

    humana, destinada a dotarla de sentido. En

    el mismo aliento, se explica que reexio-

    nar filosficamente significa analizar

    los supuestos y fundamentos de nuestras

    creencias, especialmente de aqullas en que

    se articula nuestra concepcin del mundo y

    que, debido a esto, sirven de base a la activi-

    dad humana (p. 114). No me voy a detener

    sobre cierta ojedad de estas formulaciones

    y de sus trminos, pues la intencin queda

    sucientemente clara y es susceptible de ser

    suscrita sin tanto prurito. Me dirijo, pues, a

    las caractersticas de este nuevo currculum

    y a los cambios que supone con respecto a

    lo que hasta ahora haba sido vigente.

    Cuando estudi losofa en los dos ltimos

    aos de la Educacin Secundaria (me toc

    pertenecer a la ltima promocin enmarcada

    en ese sistema, cuando ya la Reforma del go-

    bierno de Frei Montalva estaba en marcha y

    los alumnos que cursaban Enseanza Media

    nos pisaban los talones), las materias estaban

    distribuidas en Psicologa, Lgica Formal e

    Historia de la Filosofa. Las dos primeras se

    impartan en el penltimo ao y la tercera

    en el ltimo. En tiempos posteriores, a lo

    que s, no se produjo ninguna modicacin

    sustantiva en este esquema, salvo un conato

    de inclusin de los temas morales, asumidos

    obviamente cuestin de pensar en el contex-

    to desde la perspectiva de una inculcacin

    valrica, que no alcanz ninguna relevancia.

    Imagino que ms de alguien recordar el

    deplorable texto de tica para Enseanza

    Media que perpetr Bruno Richlowsky,

    un personaje que, por cierto, no estaba

    calicado desde ningn punto de vista para

    abordar tales asuntos, y menos an para jar

    o siquiera sugerir las pautas de su enseanza.

    Algo que s merece ser considerado fue la in-

    corporacin, en ciertos establecimientos, del

    programa de Filosofa para Nios y del Ba-

    chillerato Internacional (con sus asignaturas

    de Teora del Conocimiento y de Filosofa),

    desde la dcada del 80, que representaban

    formas ms o menos renovadas de encarar

  • 18

    la docencia de la disciplina en la Educacin

    Bsica y Media.

    El nuevo programa trae, considerado ex-

    clusivamente desde el punto de vista de los

    contenidos, la innovacin de suprimir la

    historia de la losofa, ceir 4 Medio a la

    tica y, en el plan especial para la formacin

    humanstica, abordar la teora del conoci-

    miento y la lgica informal.

    En lo que sigue me voy a referir de manera

    breve y un poco incidental a cada uno de

    estos aspectos.

    El programa de Psicologa

    Echar un vistazo al programa de Psicologa y

    sonrer ante la denominacin de contenidos

    mnimos es, me temo, una misma cosa. No

    se trata slo de la envergadura de los mbitos

    implicados, sino del detalle informativo con

    que se los cubre: cuatro grandes reas en que

    se distribuyen diecisiete tems (cada uno de los

    cuales comprende no menos de tres o cuatro

    temas subordinados) suena un poco excesivo.3

    Satisfacer estos contenidos mnimos no

    parece dejar lugar a un proceso de reexin y

    debate en que las experiencias de los estudian-

    tes tengan alguna cabida signicativa, segn

    es el propsito general del nuevo currculum

    y de este especco sector.

    Pero ms all de esto, el problema estriba en

    que yo entiendo que un poco por inercia

    se siguen deniendo los contenidos de tercer

    ao bajo la rbrica de psicologa. Me pa-

    rece que al hacerlo difcilmente se puede ir

    ms all de un hbrido compuesto de retazos

    que se han sonsacado a diversas orientacio-

    nes de la psicologa cientca (descontada

    la disparidad entre ellas), tpicos de sentido

    comn, casustica de experiencias personales

    y uno que otro pasatiempo de sos que se

    estima apropiados para adolescentes. Por

    otra parte, es del todo discutible proponer

    el conocimiento psicolgico como apoyo

    del proceso de autocomprensin y entendi-

    miento del comportamiento humano, ...que

    debe servir de base para la reexin sobre la

    experiencia moral y la formacin del juicio

    prctico (p. 113). Este intento de justicar

    la secuencia y coherencia de los estudios en

    3 y 4 ao supone una decisin respecto

    del sentido mismo de la experiencia moral,

    como experiencia de aquel tipo de sujeto

    que construye la psicologa, lo cual resulta

    obviamente discutible. A efectos de esa

    coherencia habra sido en todo caso mejor

    desarrollar una reexin sobre la condicin

    humana hacindose cargo de diversos apor-

    tes de las ciencias humanas y sociales (entre

    ellas, la psicologa, la sociologa, la antropo-

    loga), pero manteniendo a la vez el carcter

  • 19

    losco de la consideracin. Una larga lista

    de autores cabra considerar aqu: Platn,

    Aristteles, Epicuro, San Agustn, Pascal,

    Rousseau, Kant, Marx, Nietzsche, Freud,

    Heidegger, Arendt, Lvi-Strauss, etc.

    Pero, de manera ms general, si un nfasis del

    currculum que creo muy pertinente recae

    en el dilogo entre experiencia y reexin,

    imagino que lo ms deseable sera precisa-

    mente abrir el campo del estudio losco

    con la riqueza y diversidad de la experiencia

    humana, desde sus formas cotidianas ms o

    menos incipientes y ms o menos atvicas,

    hasta sus pices en las conguraciones del

    saber, de la poltica, del arte

    En la lnea de lo que acabo de sealar, una

    cosa que sorprende en el programa es la

    ausencia agrante de toda consideracin

    del lenguaje. Slo advierto una alusin a

    ste en uno de los temas del tem e) de la

    primer rea de Psicologa, que se aboca a

    Inteligencia y pensamiento; el tema lleva

    la rbrica Lenguaje, pensamiento y cogni-

    cin. A eso puede agregarse lo referente a

    las deniciones y el uso riguroso del len-

    guaje, en el tem b) de la primera rea de

    Argumentacin, en el plan de formacin

    diferenciada. Los puntos de vista desde los

    cuales se aborda la dimensin lingstica

    son, pues, muy restringidos, y est por

    dems claro que se tiende a entender el len-

    guaje desde la categora de comunicacin.4

    No se reexiona sobre la experiencia del

    lenguaje y la signicacin que sta tiene en

    la conguracin de lo humano.

    El programa de Filosofa

    Paso ahora a lo que en el programa concier-

    ne a los contenidos loscos propiamente

    dichos. Es aqu donde encontramos la

    mayor parte de las novedades. La primera

    de todas, que ya haba anticipado: el 4 ao

    est centrado en los problemas de la tica,

    suprimiendo el viejo encuadre histrico-

    losco de la enseanza.

    En cuanto a lo primero, abandonar el forma-

    to tradicional de la enseanza de la losofa

    basada en la historia de la losofa puede pa-

    recer muy conveniente. La formulacin, sin

    embargo, no parece entender bien lo que est

    en juego en el reparo relativo a la enseanza

    histrica: la importancia de la historia de la

    losofa queda referida y supuestamente

    satisfecha con la lectura de algunos textos

    de la tradicin y otros de autores inuyentes

    en el pensamiento contemporneo.5 El trato

    directo de los alumnos con fuentes primarias

    de la reexin losca es desde todo punto

    de vista recomendable y preferible a cual-

    quier aprendizaje a travs de los consabidos

  • 20

    manuales. Tambin es conveniente que los

    estudiantes se relacionen con estos textos de

    manera desprejuiciada, y que desarrollen de-

    bates sobre los temas pertinentes sin sentirse

    inhibidos por la impresin de que ya todo

    ha sido pensado y planteado. Pero al mismo

    tiempo han de poder hacerse cargo de que

    los conceptos y las tesis implicados en sus

    discusiones tienen densidad histrica, y esto

    no slo para dar a entender que no pueden

    ser sometidos sin ms a una manipulacin

    arbitraria, sino sobre todo que en ellos ha

    cristalizado una experiencia preada de

    historicidad.

    Hay un aspecto al menos en que la estruc-

    turacin de los contenidos de la formacin

    general en filosofa no parece estar bien

    resuelta. No se distingue una articulacin

    interna entre la primera de las reas, que

    responde en parte al viejo esquema de la

    introduccin a la losofa, y las tres res-

    tantes, que versan sobre diversos aspectos

    de la losofa prctica. Para empezar, referir

    la losofa a las preguntas que afectan el

    sentido de la vida humana (tema a de esta

    rea, p.120) resulta discutible, restrictivo y

    precario, no tanto por lo que se quiere decir

    con este enunciado, sino ms bien por lo que

    dice la expresin sentido de la vida huma-

    na. La losofa no toma lo humano ni la

    vida como un dato o un hecho consumado

    acerca del cual slo cupiese preguntar por su

    sentido; en la raz del inters losco late

    originariamente una inquietud desde la cual

    cada una de estas dimensiones (lo humano,

    la vida, el sentido) es asumida no como

    una premisa establecida sino como problema.

    Enseguida, es verosmil que la breve conside-

    racin que previsiblemente pueda dedicarse

    al cuadro ilustrativo de problemas y a los

    mtodos especcos de la reexin losca

    (temas b y c) sea insuciente para satisfacer

    el requerimiento de una adecuada com-

    prensin preliminar de semejante ejercicio

    reexivo. Por ltimo, no queda claro de qu

    manera se articula con los anteriores el tem

    d, que dispone la lectura y discusin de un

    texto escogido entre una lista escueta y slo

    parcialmente representativa, dentro de la cual

    se cuenta para mi desazn, lo coneso el

    exitoso refrito de Jostein Gaarder.

    En trminos generales, simpatizo con la

    concentracin de los contenidos mnimos

    de 4 ao en los problemas ticos y con su

    articulacin interna.6 Las observaciones que

    me merece la denicin de tales contenidos

    corresponden ms a detalles que, ciertamen-

    te, no son nimios, pero entre tanto preero

    inhibirlas por economa de espacio. En lo

    que toca al soporte bibliogrco, me parece

  • 21

    afortunada la inclusin junto a nombres

    inveterados, como los de Platn, Aristteles,

    Santo Toms y Kant de ciertos autores

    como Tucdides, Maquiavelo, Montaigne,

    Hobbes, Locke, Rousseau, Smith, J. S. Mill,

    Marx, Nietzsche, Kierkegaard, Arendt,

    Rawls, Walzer, por ejemplo, pero echo de

    menos a otros, que son de primer orden en

    la conguracin tradicional de las concep-

    ciones morales o de vigente inuencia en

    su crtica: Epicuro y Spinoza, por ejemplo,

    entre los nombres pretritos, Freud (en

    lugar del consabido Fromm), Benjamin,

    Lvinas, Foucault, entre los que pesan en

    las discusiones contemporneas.

    Sin perjuicio de lo anterior, no queda claro

    cmo han de vincularse los asuntos que se

    traten en esta rea con aquel conjunto de

    principios de carcter tico que deben en-

    marcar la experiencia escolar acordados por

    la Comisin Nacional para la Modernizacin

    de la Educacin (p. 2), y que constituyen,

    qu duda cabe, uno de los ejes esenciales de

    la Reforma.7 Esta vinculacin es, por cierto,

    la razn principal que determina la eleccin

    de los problemas morales como contenido

    privilegiado de la enseanza de la losofa.8

    La orientacin y la ecacia crtica que el cu-

    rrculum le reconoce a la losofa y es desde

    todo punto de vista saludable y necesario que

    lo haga bien puede no congeniar con el

    nfasis formativo que se deposita en la incul-

    cacin de aquellos principios, a menos que se

    deje en claro que fundamentar los acervos

    valricos no quiere decir, simplemente, otor-

    garles visos convenientes de verosimilitud,

    sino, ante todo, ponerlos en crisis a travs

    de la interrogacin y el debate.

    En el contexto de la formacin diferencia-

    da, se contemplan el rea de Problemas del

    Conocimiento y el de Argumentacin, que

    presta atencin preferente a las estrategias

    discursivas y a la lgica informal.9 El orden

    en que se aborden estas reas en 3 y 4 ao

    es optativo. Mi punto de vista respecto de

    los contenidos que aqu se denen es for-

    malmente similar al que expres a propsito

    de los contenidos de losofa prctica.

    La cuestin de cmo ensear

    El nuevo currculum aboga por una transfor-

    macin de la labor pedaggica que desplaza

    el centro de gravitacin de la enseanza al

    aprendizaje y, por lo tanto, a la diversidad

    de las caractersticas, aptitudes, orientaciones

    y actividades de alumnas y alumnos, y que,

    como ya qued dicho, busca desarrollar la

    capacidad para que stos puedan adaptarse

    dinmicamente al cambio acelerado de las

  • 22

    condiciones laborales, cognitivas, prcticas,

    relacionales en que debern desempearse

    ulteriormente. El lema de aprender a apren-

    der se cierne, pues, sobre el conjunto del

    dispositivo curricular. Sin entrar aqu en la

    discusin de este dolo del contemporneo

    foro de los afanes pedaggicos, que tiene

    lados buenos y otros que no lo son tanto,

    la vigencia de ese lema lleva a preguntarse

    hasta qu punto se ha tenido en cuenta aqu

    su contraparte, es decir, el problema de cmo

    ensear a los que ensean. Y ste, qu duda

    cabe, es un problema serio. Suponiendo que

    el programa dene un conjunto de temas y

    estrategias de reexin y discusin adecuadas

    (y ya he sugerido algunos de los reparos que

    me merece ese conjunto), cmo se concilian

    sos con la formacin vigente de los profe-

    sores de losofa?

    Basta echar un vistazo a los currculos de

    nuestros departamentos e institutos de lo-

    sofa para convencerse que ninguno de ellos

    propone una visin explcita al respecto, y

    que tienden, ms bien, a delegar en difusos

    ramos pedaggicos la confrontacin con

    ese problema.

    Se podra imaginar que ha estado en la mira

    de los diseadores del nuevo currculum la

    posibilidad de inducir, a travs de las necesi-

    dades que ste implica, una transformacin

    equivalente de los programas de formacin

    de los docentes.

    Aqu se advierte una de las debilidades

    fundamentales del currculum, que restringe

    sensiblemente los intereses de una forma-

    cin losca consistente, tanto desde el

    punto de vista inmanente de la disciplina

    como desde la perspectiva de su incidencia

    en el currculum de Enseanza Media.

    Filosofa y sociedad

    Vuelvo ahora brevemente sobre la pregunta

    que dej planteada en mi primer aparta-

    do: qu posibilidades efectivas habra de

    plantear en toda radicalidad la relacin de

    losofa y sociedad, o, para decirlo en los

    trminos que introdujimos antes, qu posi-

    bilidades hay de premeditar un encuentro,

    un roce, una contigidad promisoria entre

    el inters de la reexin, armado en la

    dimensin de incondicionalidad que para

    l dene la losofa, y el inters de la expe-

    riencia, reconocido en la diversidad de su

    resonancia social?

    Aqu puede ser interesante volver a tomar

    en consideracin una caracterstica de la

    relacin entre losofa y sociedad que no

    hemos mencionado, pero que bien podra

    considerarse vinculada a la propia constitu-

  • 23

    cin del proyecto de la losofa, y que en esa

    misma medida tendramos razn en llamar

    arcaica. En dicho proyecto hay alojada una

    intencin que atae al origen de la polis, a su

    fundamento, a su condicin de posibilidad,

    a su forma. Supongamos por un momento

    el momento de una conjetura decidida-

    mente improbable, extempornea que

    la polis, la societas, se funda en un inters

    apotropaico, supongamos que fuese ste el

    inters originario a partir del cual se cons-

    tituye lo social y con ste, lo humano,

    inters, por tanto, anterior a los intereses

    que discernimos antes (econmico, poltico,

    moral, cognitivo), los cuales no seran sino

    especicaciones de aqul. Lo social sera,

    entonces, un sistema general de proteccin,

    que hace posible a lo humano, en su forma,

    su gura y su contenido posible. De qu

    protege este sistema de proteccin? Pro-

    tege, en general, del asalto de la otredad.

    Llamemos a la dimensin de la otredad y

    de su asalto con el trmino que venimos

    de retomar: llammosla experiencia. El

    sistema de lo social sera, entonces, aquello

    que (nos) protege de la experiencia, de la

    multiformidad, la plurivalencia y la incon-

    mensurabilidad de la experiencia.10

    No podra pensarse que la filosofa es

    responsable por esta inconmensurabilidad?

    No podra pensarse que el inters que

    la determina, el inters de la reflexin,

    est dirigido esencialmente a ella? Y que

    las demandas que de la sociedad puedan

    dispararse hacia la losofa no tengan ex-

    clusivamente que ver con las necesidades

    de reforzamiento del sistema, sino tambin,

    y quiz sobre todo, con la intermitencia de

    un experienciar que no encuentra, sin ms,

    su morada en ese sistema, un experienciar

    que ms bien lo pone en entredicho? Si as

    fuese, el punto de cruce entre losofa y

    sociedad no sera otro que aqul que dene

    la relacin de losofa y experiencia. Y esta

    relacin est determinada por el cruce, a su

    vez, de dos intereses y dos interrupciones.

    A la experiencia le interesa ser interrumpida

    por la losofa, en cuanto que as se hace

    maniesta como tal: la losofa interrumpe

    el movimiento espontneo de las opinio-

    nes, que adocenan el sobresalto y lo indito

    (lo inopinado) por medio de su inscripcin

    en la inercia de lo consabido. A la losofa le

    interesa ser interrumpida por la experiencia,

    porque la provocacin esencial del concepto

    es la que proviene de lo inconceptual: la

    experiencia interrumpe el movimiento de

    los conceptos, musitando as sordamente la

    vocacin esencial que mantiene imantado

    al concepto hacia aquello que es, para l, lo

    inevitablemente otro.

  • 24

    Notas1 Currculum de la Educacin Media. Objetivos Funda-

    mentales y Contenidos Mnimos Obligatorios. Minis-terio de Educacin, Repblica de Chile, 1998. Los acpites referidos al Sector Curricular de Filosofa y Psicologa ocupan las pp. 113-122 en lo que respecta a la formacin general, y las pp. 243-248 para la formacin diferenciada humanstico-cientca. Para la confeccin de estas notas he tomado tambin en cuenta la Introduccin (pp. 1-6 del documento) y el Captulo II, sobre Objetivos Fundamentales Transversales de la Educacin Media (pp. 19-28).

    2 En esta direccin dominante leo la enunciacin de los objetivos que se persiguen con los nuevos procedi-mientos didcticos que promueve la Reforma y que tienen su centro gravitacional en el aprendizaje, no en la enseanza: lograr el aprendizaje de competencias de orden superior, como las de anlisis, interpretacin y sntesis de informacin procedente de una diversi-dad de fuentes; las de resolucin de problemas; las de comprensin sistmica de procesos y fenmenos; las de comunicacin de ideas, opiniones y sentimientos de manera coherente y fundamentada; las de trabajo en equipo; las de manejo de la incertidumbre y adaptacin al cambio (p. 5).

    3 Las cuatro reas son 1. El ser humano como sujeto de procesos psicolgicos (con 7 tems), 2. El individuo como sujeto de procesos psicosociales (4 tems), 3. Individuo y sexualidad (2 tems) y 4. Salud mental: individuo, cultura y sociedad (4 tems).

    4 El primer gran sector de la formacin general lleva, en efecto, el ttulo Lenguaje y comunicacin.

    5 El programa menciona entre los primeros a Platn, Aristteles, Santo Toms, Descartes y Kant; entre los segundos a Marx, Nietzsche y John Stuart Mill

    (p.115). La divisin histrica que parece presupo-ner ese listado ilustrativo asumira, creo, a Hegel como ltimo representante de la tradicin, y a Mill, Kierkegaard y Marx como primicias de lo contem-porneo.

    6 Lo que concierne especcamente a la losofa prc-tica se desarrolla en las reas 2. El problema moral (3 tems), 3. Fundamentos de la moral (4 tems) y 4. tica social (6 tems).

    7 Los principios en cuestin son la libertad, la igualdad y la dignidad de las personas y la forja de un carcter moral regido por el amor, la solidaridad, la tolerancia, la verdad, la justicia, la belleza, el sentido de naciona-lidad y el afn de trascendencia personal (p. 3).

    8 Por la importancia que reviste la dimensin tica para el desarrollo integral de los estudiantes y la convivencia social, el eje articulador de la propuesta de losofa es la experiencia moral (p. 115).

    9 Problemas del conocimiento considera las reas 1. Maneras de conocer (4 tems), 2. Diversidad de observadores y diversidad del conocimiento (3 tems) y 3. El conocimiento cientco (5 tems); Argumentacin incluye 1. Descripcin, denicin y explicacin (3 tems), 2. La argumentacin y la resolucin de las controversias (4 tems) y 3. Las argumentaciones y las falacias informales (5 tems).

    10 El concepto de proteccin que empleamos aqu debe ser entendido en conformidad con la impronta etimolgica a que hemos aludido: la apotrop no es una condicin que ponga a salvo del mal, sino una operacin que consiste en desviarlo (apotrpo). La e-cacia apotropaica del sistema de lo social consistira, entonces, en desviar la fuerza desviadora (maligna) que es peculiar de la experiencia como tal. Del doblez de la desviacin que sera constitutiva para lo social se sigue la necesidad de tematizar lo que sera la experiencia constitutiva de lo social.