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Rev. enferm. CyL Vol 4 - Nº 1 (2012) - Página 13 - 2012 LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA RESUMEN: Los cambios experimentados en la relación clínica, volviéndola más compleja, están generando unos problemas éticos o conflictos de valores que hacen la toma de decisiones en el ámbito asistencial más difícil. Aumentar el conocimiento sobre los actores de la relación clínica es una forma de contribuir a facilitar su gestión. Este conocimiento puede cambiar la actitud de los profesionales que intervienen en la relación clínica, aceptando mejor las dificultades que aparecen en el trascurso de la misma. La intervención de múltiples actores hace que los valores de cada uno entren en juego a la hora de tomar decisiones en el ámbito asistencial. El cambio de actitud que supone enfrentarse a esas decisiones como problemáticas y no como dilemáticas, es en sí mismo una herramienta para afrontar los conflictos éticos. Las decisiones que los profesionales sanitarios tomamos a diario van tejiendo una determinada forma de enfrentarnos a las cosas. Saber cuál de entre varias es la mejor decisión no es tarea sencilla. Las elecciones que vamos haciendo no dejan de ser una sucesión de apropiaciones por aceptación de posibilidades que nos van modulando y, en algún sentido, deformando. Asumir que las decisiones llevan consigo un grado de incertidumbre puede resultar más fácil si aumentamos el conocimiento sobre el ser humano. Precisamente, aquí reflexionamos sobre la filosofía de Xavier Zubiri relativa al ser humano, esperando que pueda repercutir en un mejor afrontamiento de la relación clínica por parte de los profesionales, pues la importancia de éstos en la calidad de la asistencia sanitaria resulta incuestionable. PALABRAS CLAVES: Afrontar la relación clínica. Dimensiones del ser humano en la filosfía de Xavier Zubiri. Gracia Álvarez Andrés. Enfermera y Máster en Bioética ISSN 1989-3884

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Rev. enferm. CyL Vol 4 - Nº 1 (2012)

LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA

- Página 13 -

RevistaEnfermeríaCyL2012LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA

RESUMEN:

Los cambios experimentados en la relación clínica, volviéndola más compleja, están generando unos problemas éticos o conflictos de valores que hacen la toma de decisiones en el ámbito asistencial más difícil.

Aumentar el conocimiento sobre los actores de la relación clínica es una forma de contribuir a facilitar su gestión. Este conocimiento puede cambiar la actitud de los profesionales que intervienen en la relación clínica, aceptando mejor las dificultades que aparecen en el trascurso de la misma. La intervención de múltiples actores hace que los valores de cada uno entren en juego a la hora de tomar decisiones en el ámbito asistencial. El cambio de actitud que supone enfrentarse a esas decisiones como problemáticas y no como dilemáticas, es en sí mismo una herramienta para afrontar los conflictos éticos.

Las decisiones que los profesionales sanitarios tomamos a diario van tejiendo una determinada forma de enfrentarnos a las cosas. Saber cuál de entre varias es la mejor decisión no es tarea sencilla. Las elecciones que vamos haciendo no dejan de ser una sucesión de apropiaciones por aceptación de posibilidades que nos van modulando y, en algún sentido, deformando.

Asumir que las decisiones llevan consigo un grado de incertidumbre puede resultar más fácil si aumentamos el conocimiento sobre el ser humano. Precisamente, aquí reflexionamos sobre la filosofía de Xavier Zubiri relativa al ser humano, esperando que pueda repercutir en un mejor afrontamiento de la relación clínica por parte de los profesionales, pues la importancia de éstos en la calidad de la asistencia sanitaria resulta incuestionable.

PALABRAS CLAVES:

Afrontar la relación clínica. Dimensiones del ser humano en la filosfía de Xavier Zubiri.

Gracia Álvarez Andrés. Enfermera y Máster en Bioética

ISSN 1989-3884

Rev. enferm. CyL Vol 4 - Nº 1 (2012)

LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA

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RevistaEnfermeríaCyL2012ABSTRACT:

Clinical relationships have been turning out more complex. These changes generate conflicts of values and pose ethical problems that make the process of decision taking in the medical care sphere more difficult.

Improving our knowledge on the actors in the clinical relationship is a way of contributing to facilitate its management. This knowledge can change the attitude of professionals involved in the clinical relationship by easing their accepting difficulties that turn up during the latter. When several actors are involved their different values also come into play in the process of decision taking. Their change in attitude by means of facing those decisions as problems instead of dilemmas represents a mechanism to face ethical conflicts.

Health personnel’s daily decisions define a specific way of facing issues. Knowing which is the best decision is not an easy task. The choices we make are nothing but a series of possibilities being accepted that modulate us and, in some way, deform us as well.

Assuming that decisions imply some degree of uncertainty would be easier if we improved our knowledge on the human being. Precisely, we here by address Xavier Zubiri’s philosophy on the human being, hoping that it will provide health personnel with the knowledge necessary to approach the clinical relationship better since they play an essential role in the quality of medical care.

KEY WORDS:

Confront the clinical relationships. Dimensions of the human being in the philosophy of Xavier Zubiri.

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LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA

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RevistaEnfermeríaCyL2012INTRODUCCIÓN

El ámbito de la salud es en la actualidad foco de atención en la vida pública. La atención sanitaria en nuestro medio es una cuestión que aparece en los periódicos de forma habitual. Y es que a las personas les preocupa todo lo relativo a la salud y a la enfermedad. Las personas viven más tiempo, pero algunas veces en situaciones que no les permiten valerse por sí mismas; la atención a las personas dependientes es una preocupación a nivel del estado. Estas situaciones en que las personas ya no conservan las capacidades suficientes para valerse por sí mismas, son a menudo motivo de preocupación, por los gastos que conlleva su atención, por la afectación a su calidad de vida y por la repercusión que tiene en sus cuidadores.

En nuestro medio el estado se encarga, mediante un sistema sanitario público, de cubrir las necesidades de atención a la salud de las personas. Mantener nuestro sistema público de salud supone un elevado coste económico. Si los recursos materiales destinados son importantes, no lo son menos los recursos humanos, es decir los trabajadores que prestan la asistencia a la población. Éste capital humano funciona como un equipo, lo que significa que el trabajo de cada cual repercute en el de los compañeros. Una buena parte del éxito o del fracaso en la empresa de cuidar la salud de la población recae en éste capital humano; por ello es muy importante prestarle la atención suficiente. No todo es cuestión de dinero, hay también otros factores decisivos para trabajar de una forma satisfactoria.

La calidad de la asistencia que se presta a los usuarios depende en gran medida de los profesionales. Prestar asistencia sanitaria no es una actividad exenta de dificultades, sino todo lo contrario. La relación clínica, que se establece cuando los usuarios se ponen en contacto con el sistema público de salud, se ha complejizado por diversas razones. Una de estas razones es el progreso científico de la medicina, además de la mejora de condiciones de las de vida (vivienda, higiene, alimentación etc.), la ciencia ha logrado prolongar la vida humana hasta un punto en que el objetivo de la misma se ha modificado. El planteamiento en éste momento es “dar vida a los años”, más que prolongar los años de vida.

LA COMPLEJIZACIÓN DE LA RELACIÓN CLÍNICA

El progreso científico ha aumentado la cantidad de conocimiento disponible apareciendo la especialización, ésta ha dado lugar a un cambio importante en la relación clínica. En el modelo de la relación clínica clásica, médico-enfermo, el polo del médico ha sido sustituido por un grupo de profesionales; éstos comparten la responsabilidad de prestar la atención sanitaria desde distintas áreas de conocimiento relacionado con la salud. Además la atención sanitaria se presta durante 24 horas, por tanto es inevitable la intervención de diferentes profesionales en un mismo

proceso clínico. No parece desacertado pensar que cuantas más personas intervienen en una relación más compleja se vuelve ésta.

El sistema público de salud para su funcionamiento precisa no solo de trabajadores sanitarios, sino de otro tipo de profesionales no sanitarios principalmente dedicados a la gestión, que también son actores en ésta relación.

El polo del enfermo, en el modelo de la relación clínica clásica, también se ha modificado apareciendo el enfermo, el paciente, el usuario y los familiares.

Un factor más, pero nada desdeñable en el aumento de la complejidad de la relación clínica, es la democratización de las relaciones en general; ésta cuestión afecta tanto a la relación profesional sanitario - usuario del sistema, como a la relación entre diferentes profesionales sanitarios, entre éstos y los gestores, o entre el usuario del sistema y sus familiares.

La democratización de las relaciones supone que éstas son ahora más ricas porque permiten la visibilidad de más intereses/valores, pero también significa que cada cual tratará de defender los suyos intentando que prevalezcan frente a los de los demás, poniéndose de relieve los conflictos de valores o problemas éticos.

La democratización de las relaciones en la sociedad ha provocado relaciones más conflictivas. La relación clínica no solo no escapa a ésta conflictividad, sino que el hecho de que sea una relación de ayuda la dificulta todavía más. La cuestión es cómo afrontar los conflictos de valores o problemas éticos, haciendo que la relación sea lo más gratificante posible para los que intervienen en ella. Sería especialmente deseable afrontar la relación de forma que se evitara la aparición del “síndrome del quemado” en los profesionales sanitarios.

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RevistaEnfermeríaCyL2012RELATIVO AL OBJETIVO DE ÉSTE TRABAJO: ¿QUÉ PRETENDEMOS LOGRAR CON ESTA REFLEXIÓN?

La reflexión que se pretende en éste trabajo está orientada a lograr una mejor asistencia sanitaria. Esperando que dicha reflexión resulte útil para éste objetivo, se analizará la relación clínica teniendo en cuenta la descripción del hombre que hace Zubiri. Aumentar el conocimiento sobre el hombre y su comportamiento nos ayudará a modificar algunas actitudes que dificultan la relación clínica, lo que mejorará la calidad de la asistencia sanitaria.

En la relación clínica la toma de decisiones es continua. Aunque estas decisiones no siempre se refieren a grandes temas de debate, como la eutanasia o el aborto, al menos a diario; no por ello dejan de ser importantes. Estas decisiones son el tejido sobre el que se han de debatir grandes temas. Las decisiones que los profesionales sanitarios tomamos a diario van tejiendo una determinada forma de enfrentarnos a las cosas, son lo que Zubiri llama habitud, la forma de habérnoslas con las cosas. Saber cuál es la mejor forma no es tarea sencilla, las elecciones que vamos haciendo, no dejan de ser una sucesión de apropiaciones por aceptación de posibilidades que nos van modulando, y “en éste desconocimiento de cómo modularse en donde radica la inquietud de la vida, en no saber bien el modo de ser absoluto”, en palabras de Antonio Ferraz. Probablemente se refiere a que la inquietud no es tanto porque no sabemos lo que vendrá, el devenir, sino porque no sabemos qué acciones realizar en esa modulación sucesiva de la personalidad.

Esta reflexión tiene también un segundo objetivo u objetivo encubierto, aunque no por ello secundario o menos importante, que consiste en ayudar a que mejore la relación de los profesionales consigo mismos. La relación de uno consigo mismo mejora conociendo y asumiendo las limitaciones, inseguridades e incertidumbres del hombre, sin que ello signifique dejar de buscar la verdad y el sentido de la vida. Este objetivo resulta al menos tan importante como el anterior, debido a que si éste se alcanza, el otro objetivo, el de la calidad en la asistencia sanitaria llegará por añadidura.

Este trabajo asume la importancia de los profesionales en el sistema de salud por lo que considera fundamental la relación clínica; ésta se ha vuelto más compleja y los problemas éticos han aumentado tal y como hemos señalado anteriormente. Se supone que proporcionar herramientas a los profesionales para afrontar estos conflictos éticos mejora la relación clínica, y por tanto la calidad de la asistencia sanitaria que los profesionales proporcionan. El conocimiento sobre los problemas éticos nos parece una herramienta adecuada para afrontar precisamente esos problemas. Aumentar el conocimiento sobre el hombre y su comportamiento puede cambiar la actitud de los profesionales que intervienen en la

relación clínica, aceptando mejor las dificultades que aparecen en el trascurso de la misma. Este cambio de actitud, es en sí misma otra herramienta para afrontar los conflictos éticos.

REFLEXION

CONSIDERACIONES A CERCA DE DESCRIPCIÓN DE LA RELACIÓN CLÍNICA

Se ha descrito la relación clínica en la actualidad de una determinada manera, seguramente hay otras formas de describirla; pero el mero hecho de hacerlo es el primer paso para afrontar los problemas que puedan surgir en su seno. Otra descripción podría ser sensiblemente diferente, seguramente apreciaría elementos que ésta no aprecia, o pondría el énfasis en otros puntos. Simplemente el hecho de realizar una descripción diferente aportaría vías diferentes de solución a las que se contemplan desde la realizada en este texto. Y es que precisamente la diversidad es lo que resulta enriquecedor y abre nuevas posibilidades, siempre que se sea capaz de dialogar sobre ellas.

En la exposición de la relación clínica lo que se describe es una parte del medio en que se encuentra una persona, no se podría haber descrito el medio en el que se encuentra un ser humano de una forma absoluta; aunque tampoco es objeto de éste trabajo. Cada persona arrastra consigo otras relaciones que van a repercutir en la relación clínica, a pesar de que no se puedan recoger.

ANALÍSIS DE DOS TEXTOS.

Lo que se expondrá a continuación está basado en dos textos:

“Sobre la esencia” págs. 159-161. De Xavier Zubiri y “El realismo radical” de Antonio Ferraz págs. 161-195. 3ºParte:”El hombre”, capítulo 11: “El hombre animal de realidades”.

Los protagonistas de la relación clínica son hombres, por ello para ver los problemas en ésta relación nos acercamos a los planteamientos sobre el hombre que hace Zubiri en su filosofía. Señalaremos algunas características de los hombres, que resultan relevantes para comprender el comportamiento de los mismos en la relación clínica y los conflictos que surgen en ella.

Es importante señalar que el hombre está colocado ante las situaciones de forma problemática no dilemática, esto significa que hay distintas posibilidades a la hora de afrontarlas, y no solamente dos opuestas. La cuestión es argumentar a favor de unas u otras para dilucidar cuál o cuáles de ellas son las mejores y actuar en consecuencia.

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RevistaEnfermeríaCyL2012“SOBRE LA ESENCIA” PGS 159-160

En “Sobre la esencia” Zubiri considera que el hombre es una realidad sustantiva; y que ésta tiene dos tipos de propiedades, las que emergen naturalmente de su sustancia y las que tiene por apropiación de posibilidades. Estas propiedades que el hombre elige de entre las posibles son las que le proporcionan un carácter singular, no son propiedades que broten de su naturaleza, sino que no están en él antes de que tome la decisión de apropiárselas. Zubiri pone el ejemplo de que un hombre puede tener talento, pero no tendrá ciencia o virtud si no se apropia éstas posibilidades por aceptación incorporándolas como propiedades. Respecto a ellas Zubiri nos dice que el hombre no es “sujeto-de” ellas, sino que es determinante. Por su intrínseca constitución cuando el hombre se ve inmerso en una situación forzosamente ha de resolverla por decisión, con la vista puesta en las distintas posibilidades, a diferencia de los animales que no resuelven las situaciones por decisión. Zubiri aquí hace referencia a la distinción de las propiedades que hacían los griegos en relación a las sustantividades meramente sustanciales, que solo tenían propiedades por naturaleza; y a las sustantividades superiores que tenían propiedades por apropiación. Y continúa textualmente: “La realidad sustantiva cuyo carácter “físico” es tener necesariamente propiedades por apropiación, es justo lo que yo entiendo por realidad moral. Lo moral en el sentido usual de bienes y deberes, solo es posible en una realidad que es constitucionalmente moral en el sentido explicado”.

COMENTARIO

Hemos visto la explicación que da Zubiri relativa a la consideración del hombre como una realidad moral. Volviendo al escenario que nos habíamos planteado sobre la relación clínica y su complejidad, lo que tenemos ahora son diversas realidades humanas. Éstas en su actividad diaria, en el ámbito de la relación clínica, se van a enfrentar a situaciones en las que deben elegir entre distintas posibilidades. Es importante que se vea ésta cuestión con continuidad. Es decir que esos actos de elección de posibilidades no son actos aislados, sino que están inmersos en una sucesión de situaciones que requieren ésta elección. Podemos señalar que las elecciones puntuales en un determinado sentido acaban convirtiéndose en una propiedad incorporada por aceptación.

Las realidades humanas al realizar esa elección intervienen en su propia formación, en algún sentido deciden como van a ser. Eso es lo que Zubiri nos dice cuando señala que “las realidades humanas se apropian de posibilidades por aceptación y las convierten en propiedades de sí mismas”. El hombre es una realidad humana que se está construyendo, se está realizando a sí mismo. Es importante tener en cuenta el hecho de que el hombre se haga a sí mismo con sus propias elecciones, esto es

una manifestación de libertad aunque sea limitada, en el sentido de que no elige que posibilidades se le ofrecen, sino que elige de entre las que se le ofrecen.

Esta apropiación de posibilidades por aceptación es lo que hace a Zubiri considerar que la realidad humana sea una realidad moral, entendida la apropiación en el sentido de bienes y deberes.

Como realiza la elección sería una cuestión interesante de estudiar, en función de que decide, podemos aceptar la propuesta de Diego Gracia que considera al hombre como un animal deliberans (1), en vez de como una animal racional, dado que cada vez que realiza una elección para apropiarse una posibilidad delibera consigo mismo para elegir una o varias de éstas posibilidades ofrecidas. Podría ser objeto de otro trabajo analizar en función de que se realizan las elecciones, y como intervienen las otras realidades humanas en la deliberación para elegir la mejor posibilidad, si es que lo hacen.

Una cuestión interesante a considerar es si el hombre teniendo en cuenta sus valores elige, o si lo que hace es dotar de valor a los hechos. También podríamos sustituir la palabra valor por la palabra sentido. Por ejemplo ¿tiene sentido, valor, la vida siempre en cualquier situación? Es posible que lo que estemos haciendo es dotar al hecho vida de valor, lo estamos valorando, lo dotamos de sentido.

“EL REALISMO RADICAL” PGS 163-195

Para ver algunas cuestiones más a cerca del hombre propuestas por Zubiri, utilizaremos las aportaciones y referencias que hace Antonio Ferraz en su libro “El realismo radical”, en la tercera parte que titula “el hombre”, en el capítulo 11: El hombre animal de realidades. Las referencias de Antonio Ferraz en éste capítulo pertenecen al libro “Sobre el hombre” de Zubiri. En el apartado que se refiere a las dimensiones de la realidad humana se utilizará también la publicación del curso que Zubiri impartió en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid en enero de de 1974.

El capítulo está dividido en los siguientes apartados:• Las acciones de los seres vivos• La estructura sustantiva del hombre• La sustantividad humana es abierta• La génesis de la sustantividad humana• El hombre como forma y modo de realidad• El ser del hombre• Las dimensiones de la realidad humana• El hombre como realidad moral

No se tocaran todos en el trabajo, solamente los que están subrayados.

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RevistaEnfermeríaCyL2012LAS ACCIONES DE LOS SERES VIVOS

Las cosas entre las que están los seres vivos modifican el equilibrio dinámico en el que se encuentran, y éstos responden recuperándolo. El proceso es el siguiente: se produce una suscitación que modifica el tono vital del viviente, es la afección como tensión hacia una respuesta para que el viviente recupere el estado de equilibrio. Aunque todo viviente es estimulado, el animal es el viviente en el que la estimulación constituye una función propia, es el sentir. Ésta situación que hemos descrito, es un modo de estar entre las cosas.

En ésta situación hay tres momentos: el estímulo que es lo suscitante, la afección tónica que es incitante y la respuesta que es la afección.

Hay además otra cuestión a tener en cuenta: él que es estimulado expresa una actividad dirigida hacia sí mismo, en el animal es satisfacción; en la realidad humana es diferente, ésta se siente satisfecha, que no es lo mismo que sentir satisfacción. Empezamos a ver con ésta descripción una conciencia de uno mismo de su propia satisfacción en éste caso.

Además nos dice Zubiri que la situación no es estimulínica como en los animales sino real, quiere esto decir que el hombre se abre a los estímulos como realidades, “que no hay mero estímulo, sino realidad estimulante”. El ser humano aprehende, por tanto, en forma de realidad, la afección se convierte en sentimiento y la respuesta en volición, éste comportamiento es específico de la realidad humana. Así la diferencia entre el animal y el hombre estriba en que sólo el hombre se posee como realidad, aunque ambos están abiertos a la realidad.

En toda acción subyace un modo de habérselas con las cosas, es lo que Zubiri llama habitud, si en los animales es la estimulidad en los humanos para situaciones específicamente humanas ésta forma de enfrentarse con las cosas es en forma de realidad, y es la inteligencia sentiente la facultad que realiza ésta función. Si continuamos con la descripción de enfrentamiento a las cosas en forma de realidad, la mera tendencia en la estimulidad, la afección, se convierte en sentimiento en la aprehensión en forma de realidad y la respuesta en volición.

COMETARIO

En la relación clínica cada realidad humana es estimulada por otras realidades humanas, produciéndose el proceso suscitación-afección-respuesta. Teniendo en cuenta que estamos entre realidades humanas, parece lógico pensar que al menos estas situaciones sean consideradas como específicamente humanas. En el proceso la afección se convierte en sentimiento y la respuesta en volición. Así en la elección de la posibilidad que se apropia la

realidad humana hay volición, quiere apropiarse de esa posibilidad y no otra, y lo hace por aceptación, las realidades humanas se van realizando en contacto con otras realidades.

De alguna forma esto condiciona las posibilidades, seguramente no son las mismas posibilidades las ofertadas en la relación clínica que en otro tipo de relación; que aun siendo una relación profesional no es una relación de ayuda. Las relaciones en las que un polo “espera” ayuda del otro, tienen un componente en el que “parece” que un polo siempre da y el otro recibe. Puede que esto no sea así, y que ambos polos den y reciban. En términos de Zubiri ambas son estímulo, aprehensión en forma de realidad, lo que entra en juego aquí son las expectativas de ambos polos. Si reconocemos éstas expectativas podemos modificarlas, y por ejemplo el profesional sanitario puede “esperar”- “ver” que posibilidades cuya apropiación puede ser beneficioso para sí mismo.

Darse cuenta de todo esto significa un cambio de actitud en la relación y una predisposición mejor en la elección de las posibilidades por aceptación. Entender al hombre como lo describe Zubiri nos permite articular el punto de vista expuesto, y mejorar la realización de nosotros mismos.

LA ESTRUCTURA SUSTANTIVA DEL HOMBRE

En éste apartado se describe al hombre, como a toda cosa real, como una unidad de sustantividad, es decir como un sistema clausurado y cíclico de notas constitutivas. Éstas son de dos tipos: unas de carácter físico-químico y otras de carácter psíquico, cada tipo de notas constituye un subsistema; las primeras un organismo y las segundas la psique. Zubiri piensa que ambos son subsistemas de una misma sustantividad humana, organismo y psiqué son momentos estructurales que se distinguen por su tipo de actividad.

COMENTARIO

Parece oportuno señalar que es una sustantividad antes de pasar al epígrafe siguiente, en el que comentaremos el hecho de que el hombre es una sustantividad abierta, algo que nos interesa en el tema que nos ocupa. El que sea una única sustantividad, aunque tenga dos momentos estructurales, nos ha de poner sobre la pista, a los profesionales sanitarios, de la imposibilidad de considerar a ambos sistemas por separado. Esta consideración puede ser útil para conocer más en un primer análisis, pero no se puede perder de vista la unicidad de la sustantividad en la relación clínica.

LA SUSTANTIVIDAD HUMANA ES ABIERTA

La estructura sustantiva del hombre es abierta. Una sustantividad es abierta cuando el sistema de sus notas

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RevistaEnfermeríaCyL2012se comporta no solo respecto a lo que son sus notas, sino respecto a la realidad misma del sistema, no solo están abiertas a otras realidades, sino a su propia realidad.

Antonio Ferraz cita a Zubiri textualmente en “Sobre el hombre” p.75. “La sustantividad humana es un sistema estructural tal que por su propia estructuración (tanto psíquica como físico-química), está inconcluso en su manera de ser “de suyo” y lo está precisamente para poder ser viable incluso orgánicamente. En su estructuración misma, el hombre es una sustantividad que solo es viable por ser abierta”.

Según Zubiri “No todos los hombres están igualmente abiertos a su propia realidad, ni cada hombre lo está siempre igualmente”. (SH, 99), por eso Antonio Ferraz señala que Zubiri expresa esto diciendo que el hombre tiene “figura”. Éste organismo, esta inteligencia, esta voluntad y este sentimiento son los co-principios determinantes de la estructura de la sustantividad, como tales “estos”, por eso cada hombre determina desde sí mismo, desde su estructura constitutiva su figura de realidad.

COMENTARIO

Es importante tener en cuenta el hecho de que la realidad humana estructuralmente sea viable por ser abierta. Tal y como explica Zubiri la realidad humana está inconclusa, es algo que se está haciendo, y ese estarse haciendo es en algún sentido lo que le permite ser. Si recordamos la cuestión de la apropiación de posibilidades por aceptación, esto es algo que la realidad humana hace en su “estar entre las cosas”, lo que Antonio Ferraz explica en “Las acciones de los seres vivos”. La realidad humana está entre las cosas apropiándose por aceptación de posibilidades, es una forma de estar entre las cosas, los animales no están de ésta forma entre las cosas.

En la relación clínica, las realidades humanas están apropiándose por aceptación esas posibilidades que luego se convierten en propiedades, aunque no sean emergentes, y no pueden no hacerlo precisamente por ese carácter inconcluso estructural que es lo que permite su viabilidad. Esto es lo importante que no puede no hacer esa apropiación, lo cual significa que no puede mantenerse al margen en la relación clínica, sin que ésta le afecte. Aunque no pueda mantenerse al margen, si puede cambiar la actitud para elegir las posibilidades de que se apropia, cierto que estás son limitadas concretas, cierto que ha de apropiarse alguna, la cuestión está entonces en la elección de ésta. Diego Gracia ha dicho que se podría considerar al hombre como un animal deliberans (1), porque continuamente delibera para elegir la mejor posibilidad de las que se le ofrecen. Hay un interrogante al que debemos responder y es si podemos saber cuál es la mejor posibilidad, con

arreglo a que emitimos un juicio de que una y no otra es la mejor posibilidad. Entendemos que el profesor Diego Gracia propone la deliberación como “forma” de encontrar la mejor posibilidad, o mejor señala que el hombre está continuamente deliberando, sin embargo cuales serían los criterios a considerar para demostrar que la deliberación está bien hecha, y que la elección de la posibilidad es la correcta. El hombre delibera consigo mismo en primer lugar; pero respecto a la deliberación con los demás, ¿Qué podemos decir?, ¿Con quién o con quienes deberíamos deliberar?

Entiendo que el hombre delibera consigo mismo y con otros, que no puede no hacerlo, que delibera para elegir la posibilidad; pero no puede saber cuál es la mejor, está abocado a elegir siempre en esa incertidumbre, y debe admitirla, lo que no significa que no defienda su elección. En esa defensa se produce un diálogo que enriquece la argumentación a favor de las distintas posibilidades. Esa incertidumbre de cuál será la mejor elección es la que nos inquieta a los hombres, por supuesto también a los actores de la relación clínica. La referencia a ésta inquietud de la mejor posibilidad la hace Antonio Ferraz en su exposición.El hecho de que no todos los hombres estén igualmente abiertos a la realidad, y de que no estén igual de abiertos en todo momento, pensamos que repercute en la elección de las posibilidades para apropiarse en el transcurso de la relación clínica.

EL HOMBRE COMO FORMA Y MODO DE REALIDAD

En éste apartado Antonio Ferraz recurre al libro de Zubiri “El hombre y Dios”.

De acuerdo con el epígrafe Zubiri distingue tipo, forma de realidad y modo de realidad.

Una cosa es el sistema de notas por el que es tal realidad, y otra la forma de realidad propia de la sustantividad, ese funcionar como un todo y no como mera suma de partes, ser algo más en definitiva. Pone el ejemplo de que no es lo mismo el conjunto de propiedades de un edificio molecular, que la forma de realidad vida.

Al hombre por percibirse a sí mismo y a las cosas como realidades es por lo que Zubiri le ha denominado un animal de realidades. Al percibir las cosas como realidades se comporta con ellas y consigo mismo desde su carácter de realidad, y no solo desde sus notas psico-físicas. Para ilustrar ésta afirmación Zubiri propone el ejemplo de que una piedra y un hombre caen, ambos por la gravedad, pero en el caso del hombre nos dice que: “Aquí, realidad no es algo que no hace más que darse por supuesto (en el caso de la piedra) sino que es algo en vista de lo cual son ejecutadas las acciones”. Por tanto uno de los caracteres de ésta forma de realidad, de la realidad humana son las acciones.

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RevistaEnfermeríaCyL2012A continuación explica la suidad del hombre, el hombre como toda cosa real es “de suyo”, pero además es “suyo”. Esto significa que si bien la estructura de clausura y totalidad la tienen todas las realidades, el hombre además tiene la posesión de sí mismo. Zubiri propone que la clausura, la totalidad y el poseerse a sí mismo es lo que debe llamarse subsistencia, y ésta la tiene el hombre, la tiene por la inteligencia.

Al hilo de la subsistencia Zubiri nos dice que la personeidad es un carácter inexorable de la realidad subsistente. La personeidad es el carácter de una realidad humana, en la medida que la realidad humana es una realidad que se posee a sí misma como realidad. La personalidad es la concreción de la personeidad, ésta se va modulando con los actos y constituyendo la personalidad, ambas personeidad y personalidad son dos momentos de una realidad única la concreta persona humana.

En el título del epígrafe se habla de modo y forma de realidad, para terminar éste apartado Antonio Ferraz hace alusión a como está implantado el hombre en la realidad. El animal viviente está implantado con un cierto grado de control y de independencia de su medio, el grado de independencia es distinto dentro de los vivientes según su forma de realidad y su grado de vida. El hombre como el animal está ligado al dinamismo de la realidad, pero aunque sometido a él, lo supera enfrentándose al mismo mediante la inteligencia, es decir enfrentándose a él como realidad.

El hombre es pues según el párrafo anterior un absoluto relativo, absoluto porque es suyo frente a la realidad y relativo porque en cada uno de sus actos la persona va definiendo su modo concreto, de estar en la realidad.

En el mismo epígrafe, con anterioridad Antonio Ferraz hacía referencia a la diferencia entre personeidad y personalidad. Y es ahí, en los actos que modulan como se implanta la realidad humana en la realidad, concretándose la personeidad, esto es lo que da el carácter singular a cada uno, la personalidad de cada cual.

La cuestión de cómo modularse, es la incógnita, ahí en el desconocimiento de cómo modularse es donde radica la inquietud de la vida, no en el decurso, en palabras de Antonio Ferraz, en no saber bien el modo de ser absoluto. Probablemente se refiere a que la inquietud no es tanto porque no sabemos lo que vendrá, el devenir, sino porque no sabemos qué acciones realizar en esa modulación sucesiva de la personalidad.

COMENTARIO

Con las acciones se modula la personeidad y se conforma la personalidad.

Esta es una afirmación interesante para la relación clínica. Además de todo el proceso de apropiación de posibilidades del que venimos hablando a lo largo del trabajo, las acciones son una manifestación de una forma de estar en la realidad, son manifestación de las realidades humanas.

Zubiri nos dice también que los actos de las personas modulan la personeidad y van constituyendo la personalidad, ambas son momentos de la realidad humana. Podemos explicar esto diciendo que los hombres construyen su personalidad con los actos. Los actos que realizan las realidades humanas en la relación clínica están determinados por la elección de posibilidades de entre las dadas.

En la relación clínica, las realidades humanas que intervienen van construyendo sus personalidades a través de sus actos y con las elecciones de propiedades que realizan de entre las posibles por aceptación. Llegamos otra vez al importante punto de la elección, como hacer la mejor elección, o en función de que hacerla.

La cuestión es que a los profesionales sanitarios les, “afecta” el estar incursos en esa relación de manera que a veces eligen posibilidades, que aunque en principio parecen “protegerles” de la relación en algún sentido, el incorporarlas como propiedades de sí mismos por aceptación les lleva a la construcción de una personalidad que progresivamente hará que estén “más sueltos” frente a la realidad.

Algunos profesionales sanitarios tratan de mantenerse al margen, de evitar que les afecten los estímulos de las otras realidades humanas; sin embargo esto es imposible, lo que se modifica es la forma de respuesta, pero no se puede evitar la afectación. La reacción consiste para ellos en alejarse en tratar de poner distancia, ésta distancia en ocasiones llega a alejar a éstos profesionales tanto de las otras realidades humanas que les lleva a un cierto aislamiento. Con ésta forma de responder pretenden afirmarse frente a otras realidades, sin embargo a largo plazo es como si quedaran sin nadie frente a quien afirmarse. La realidad humana como veremos más adelante en el apartado dedicado a sus dimensiones está co-determinada por las otras realidades humanas en sus tres dimensiones: individual, social e histórica.

EL SER HOMBRE

Antonio Ferraz inicia el epígrafe recordando que es cosmos y que es mundo para Zubiri.

“La unidad de respectividad de las cosas reales según sus notas es lo que Zubiri entiende por cosmos; y la unidad de respectividad de todo lo real según su momento de realidad es el mundo. Y el estar presente de una cosa en el mundo, su actualidad mundanal es el ser de una cosa.

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LA FILOSOFÍA DE ZUBIRI Y LA RELACIÓN CLÍNICA

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RevistaEnfermeríaCyL2012El ser del hombre, es por tanto, la actualidad mundanal de la sustantividad humana. Según su forma y modo de realidad el hombre es animal de realidades y animal personal”.

Este epígrafe lo termina Antonio Ferraz con una frase de Zubiri: “Es mi propia realidad sustantiva la que pone (si de posición se quiere hablar) la actualidad mundanal de mi persona, la que pone el “Yo” (HD 59).

El ser del hombre nos dice Antonio Ferraz, “es por tanto, la actualidad mundanal de la sustantividad humana. Según su forma y modo de realidad el hombre es animal de realidades y animal personal”. El yo no es la realidad humana sigue diciendo más adelante es la actualización mundanal de la sustantividad humana, es lo relativamente absoluto.

A cada realidad humana se le impone un modo de configurar su realidad relativamente absoluta. Abierto a la aprehensión de lo real como real, el hombre hace algo que como animal no hace, algo que para el animal es imposible. Veamos un ejemplo, un animal siente hambre y come una manzana. El hombre, –animal de realidades y animal personal- siente el hambre y la manzana como realidades y “se” come la manzana, este “se” expresa una actualización de su realidad respecto a toda realidad en cuanto a tal; es un modo de actualización mundanal es la primera manera de apertura al ser absoluto que es.

Si cambiamos el “se” por “me”, hablando desde nosotros como realidades humanas, diríamos que el ser determinado, no es un “me”, sino que se radicaliza y se convierte en un “mi”, es mi hambre, mi manzana, mi acto de comer. De esta manera la persona actualiza su ser absoluto de forma más radical, frente a toda la realidad soy “mi”. Al final se radicaliza más de manera que los actos modulan la personeidad y se constituye la personalidad su concreción a través de ellos, la personalidad es figura de la realidad humana y de su ser absoluto.

COMENTARIO

Para Zubiri “el ser” del hombre es el “yo”, justo al contrario de lo que se suele plantear. En principio parece que es el ser lo primero, sin embargo desde la propuesta que hace Zubiri es la realidad sustantiva la que se aprehende a sí misma y en esa aprehensión, en la actualización, es donde “es” el “Yo”. Nótese que hemos estado hablando en los epígrafes anteriores de cómo la diferencia entre el hombre y el animal está en la inteligencia, cuya función es la aprehensión en forma de realidad. Si en algo se ha venido insistiendo es en la aprehensión de sí misma de la realidad humana, dentro de la aprehensión está la actualización, por eso Zubiri dice que es la propia realidad sustantiva la que pone la actualidad mundanal de mi persona, el “Yo”.

Desde la aprehensión hemos pasado a la posesión de

sí mismo, como algo diferencial de los animales, que junto con la estructura clausurada y total hace la subsistencia, de la cual la personeidad es un carácter inexorable, concretándose mediante los actos en la personalidad figura de realidad humana, y figura del ser absoluto a un tiempo.

En que afecta lo expuesto a la relación clínica. Los seres humanos, en terminología de Zubiri las realidades humanas, somos estimuladas continuamente por otros seres humanos que rompen nuestro equilibrio dinámico, y respondemos tratando de recuperarlo. Darnos cuenta de esto es importante, porque no podemos evitar el ser estimulados, lo que si podemos hacer modificar la respuesta. La cuestión es que una respuesta no es no ser estimulado, esto no se pude evitar, lo difícil es responder con la apropiación de posibilidades adecuada. Los actos que realizan los seres humanos van conformando una personalidad, ésta conformación depende de lo que se elija y también de las posibilidades que se presentan o de las que seamos capaces de ver los humanos. La dificultad de la elección de posibilidades que nos irá conformando produce inquietud, esa inquietud a la que se refiere Antonio Ferraz cuando dice, en “el hombre como forma y modo de realidad” que “es en el desconocimiento de cómo modularse donde radica la inquietud de la vida, no el decurso”. Y es que la dificultad está precisamente en ese desconocimiento. Puede ser que cada uno tengamos una imagen borrosa de lo que nos gustaría ser, ésta se dibuja o la vamos dibujando a lo largo del tiempo; pero no solo es una imagen previa borrosa, sino que va cambiando a su vez, probablemente con la intervención de esas otras realidades humanas que nos co-determinan, son un estímulo que rompe nuestro equilibrio dinámico, querámoslo o no.

En la relación clínica el equilibrio dinámico está siendo quebrantado de manera casi constante y a veces resulta difícil mantener esa inquietud de la que habla Antonio Ferraz, la imagen pierde más nitidez y la modulación y construcción de nuestra personalidad se hace más difícil.

DIMENSIONES DE LA REALIDAD HUMANA

Zubiri establece tres dimensiones de la realidad humana: individual, social e histórica.

Antonio Ferraz comienza señalando la actualidad mundanal de la realidad, el estar presente de la realidad en la unidad de respectividad que es el mundo, y eso es lo que recoge el “siendo”. Lo que hay es una realidad siendo, no un ser; esta realidad siendo es lo que Zubiri entiende por “yo”.

La especificidad es un carácter esencial de la sustantividad humana, cada hombre está construido por la replicación genética de la replicación estructural de un esquema, éste es el momento de específico de cada hombre. De ésta introducción Antonio Ferraz señala textualmente los siguientes puntos:

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RevistaEnfermeríaCyL20121. “Como cada replicado es un animal de realidades, es

también animal personal. Mi esquema es esquema de otra persona”.

2. “Como el esquema es un momento constitutivo por mi sustantividad, resulta que mi sustantividad está vertida a otras personas”.

3. “Por lo tanto, mi propia realidad está afectada por su propio esquema y, consecuentemente, por las otras personas”.

“... La co-determinación de unas personas por otras abre en cada persona tres dimensiones”.

¿Qué entiende Zubiri por dimensión? En el curso impartido por Zubiri “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórico”, en enero de 1974, en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid hace referencia a ésta cuestión. Transcribimos un párrafo de la publicación de dicho curso, que se recoge en la edición del mismo. El texto está tomado del final del apartado sobre la dimensión en: Introducción, explicación del tema. (2)

“Ahora bien, si mi Yo consiste en afirmar mi realidad sustantiva frente al resto de lo real, quiere decirse que en esa afirmación, en ese Yo, entra de alguna manera el modo como mi propia realidad está afectada por la realidad y por el ser de los demás. Pues bien, la manera precisa y formal como el Yo está afectado por el modo de ser de los demás es justamente lo que llamo dimensión. Tratar de las dimensiones del ser humano es pura y simplemente tratar de la refluencia que las demás personas, que los otros, tienen esquemáticamente sobre mi propia realidad, que funda la posibilidad de que haya otras personas, y de que actúen sobre mí.”

En éste párrafo Zubiri deja clara la afectación de la realidad humana por el ser de los otros, y que ésta afectación tiene tres dimensiones: individual, social e histórica, se puede ver más detenimiento en el texto al que hacemos referencia. Continuamos con la exposición que hace Antonio Ferraz.

DIMENSIÓN INDIVIDUAL

Cada individuo de la especie humana está construido por la replicación genética, replicación estructural de un esquema, es por ello diverso, en eso consiste su individualidad y su especificidad. No es que sea diferente, es diverso, diferente sería un perro, pero diversidad se refiere a distintas versiones de un único esquema.

El yo, o ser de cada hombre es la actualización mundanal, ese Yo está determinado por el Yo de otras personas, recordemos que la actualización mundanal se produce en las realidades humanas, y ellas se actualizan mundanalmente a las otras realidades humanas, por eso el yo es esa actualización de cada realidad personal respecto a otras. Soy yo, pero diversamente, no diferente.

DIMENSIÓN SOCIAL

La convivencia con otras realidades humanas, que son diversas porque comparten un mismo esquema vertido en individuos de la misma especie, es lo que constituye la sociedad humana.

En lo que sigue a continuación sobre la dimensión social recurrimos de nuevo al curso de “Xavier Zubiri. Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica”, porque nos ha parecido que merecía la pena completar lo que exponía Antonio Ferraz en su libro.

El hombre no solo es diverso de sus progenitores, sino también de los otros hombres, y en virtud del esquema que lleva en sí mismo como momento estructural de su propia realidad substantiva convive con otros hombres. El hombre está co-situado respecto a los demás y se va conformando con la influencia de los hombres que tiene en su entorno.(3)

Cada viviente está situado respecto a su vida y co-situado respecto a los demás. Cuando un niño viene al mundo las primeras realidades humanas con las que se encuentran son “mi” padre, “mi” madre, “mi” hermana. Su manera de ser distintos es tal que los descubro como míos, es un mínimo de alteridad. Conforme va pasando el tiempo, el niño descubre que los otros son otros que yo, distintos que yo.(4)

A continuación, Antonio Ferraz señala que “Cada animal de realidades está vertido, en comunidad, a la realidad de otros, y en esa comunidad cada uno queda afectado por los demás; ésta afección es la habitud de alteridad personal. Versión, comunidad y habitud en su unidad es la socialidad humana, carácter que el hombre tiene “de suyo”. El hombre es un animal social. El yo no es solo individual sino también comunal. Yo soy comúnmente absoluto”.

DIMENSIÓN HISTÓRICA

“La alteridad de la prospección real, en cuanto que real, en su unidad con el momento biogenético constituye una tercera dimensión humana: es la historia” (HD, 68). Antonio Ferraz transcribe éstas palabras de Zubiri para definir la dimensión histórica del ser humano. No basta la génesis biológica, no solo es herencia y evolución, sino que la historia es una forma de estar en la realidad, una opción por una forma de estar en la realidad. En el momento del nacimiento recibimos una determinada forma de estar en la realidad, nuestros antepasados han ido eligiendo sucesivamente de entre las propiedades posibles, y nos encontramos con lo que hasta aquí ha llegado.

Más adelante en el texto de Antonio Ferraz podemos leer “La historia de cada persona es capacitación. La historia es un proceso positivo o negativo de capacitación que se produce propiamente en el seno de una comunidad”.

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RevistaEnfermeríaCyL2012Dependiendo de la comunidad en la que nacemos recibimos unas u otras posibilidades de capacitación, no es lo mismo nacer en una ciudad española en el seno de una familia con unas inquietudes culturales, que en una aldea en África donde es difícil acceder a la escuela. Podemos entender que cada forma de vida se apoya en las posibilidades de realización que cada uno ha recibido de sus predecesores.

Los hombres de una comunidad histórica son coetáneos; sincronía por el contrario tienen hombres que viven en el mismo momento en el tiempo, pero en distintas comunidades. Es importante señalar que el siglo XXI probablemente es el siglo en el que más cerca está la humanidad de ser coetánea, en el siglo XI había más diferencias entre Pekín y Roma de las que hay hoy, lo mismo que en otros siglos anteriores al actual.

La tradición es una entrega de realidad en cuanto a sistema de posibilidades de vida. Es la forma de entregarnos las posibilidades de vida que nuestros antepasados han ido eligiendo en cada momento histórico, y son sus elecciones las que nos han traído hasta el momento actual. De alguna forma ellos nos entregan un abanico de posibilidades con el que trabajaremos, desarrollando unas u otras posibilidades para entregárselas a quienes vengan detrás de nosotros.

Cada realidad humana se va haciendo desde sus posibilidades emergentes, pero también desde las posibilidades que otros antes se han apropiado y ahora “entregan”; son las posibilidades que le da haber nacido en un momento histórico, en una comunidad determinada. Desde todas esas posibilidades se va haciendo la realidad humana, va creciendo y aparecen una sucesión de edades.

Hasta aquí se han señalado las dimensiones del ser humano, se han dado unas pinceladas sobre cada una de ellas y sobre lo que Zubiri entiende por dimensión. Antonio Ferraz continúa explicando que las dimensiones son funcionales en el sentido de que el ser de cada realidad humana está co-determinado por el ser de los demás.

Antonio Ferraz termina éste apartado sobre las dimensiones del ser humano como sigue:

Cada persona es esencialmente concreta en el triple aspecto individual, social e histórico. La persona humana es siempre “mi” persona. “Mi” persona es lo radical de cada cual y envuelve unitariamente las dimensiones individual, social e histórica. Éste párrafo lo antepone Antonio Ferraz al siguiente fragmento de Zubiri:

El ser “mi persona” es la estructura formal misma del ser de mi realidad sustantiva. Y por esto cada hombre es, repito, un ser, una personalidad individual, social e históricamente determinada en toda su concreción (SH 221).

COMENTARIO

En el análisis de la relación clínica no se puede obviar la co-determinación del ser del hombre por el ser de otros hombres. Esa co-determinación de unas personas por otras es lo que abre en cada persona tres dimensiones: individual, social e histórica. Cada persona está afectada por otras desde tres puntos de vista diferentes. En tanto en cuanto en la relación clínica se da la co-determinación de unas personas por otras, se dejan ver éstas tres dimensiones.

En lo que se refiere a la dimensión individual del ser del hombre, en la relación clínica los actores son versiones que contienen un mismo esquema estructural.

Cada persona de las que interviene en la relación clínica es un replicado de un animal de realidades, por tanto es un animal personal, con un esquema que es esquema de otra persona, siendo éste un momento constituido por la sustantividad, resulta que la sustantividad está vertida a otras personas, así la propia realidad de cada uno de los que interviene en la relación clínica está afectada por su propio esquema y por el de las otras personas.

Éste razonamiento nos pone de manifiesto la afectación de cada realidad por las otras, no solamente en la manera de cómo una realidad humana es estímulo para otras sino desde su propia estructura, desde el esquema momento de su sustantividad.

Podría estar ahí el núcleo del sentimiento de obligación hacia los otros al reconocerlos como “una versión” de nosotros mismos y de alguna manera sentirlos como una parte de nosotros, o mejor, de nuestra realidad. Situándonos en las dimensiones que Zubiri propone para el ser humano, entendiendo éste como una actualización de la realidad humana, las tres dimensiones lo son de su actualización.

El yo es la actualización de cada realidad personal respecto a otras. En la relación clínica, tanto profesionales como pacientes o sus familias se actualizan unos respecto a otros, (sus realidades personales). De alguna forma se condicionan unos a otros, porque la actualización lo es en respectividad. Aunque cada profesional piense que marca unas pautas en la relación clínica, esto no es del todo cierto; también los otros, pacientes, familiares y otros profesionales marcan las suyas. En tanto en cuanto las actualizaciones son respectivas, nuestras pautas están también condicionadas por los otros. Esto nos parece importante a la hora de abordar la relación clínica.

En cuanto a la dimensión social del ser humano, la co- situación respecto de otras realidades humanas produce una convivencia con ellas. En la relación clínica se da esa convivencia de realidades humanas. Si versión, comunidad y habitud es en su unidad socialidad humana, es posible que en la relación clínica se dé una

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RevistaEnfermeríaCyL2012forma de habérselas con las cosas (habitud) con unas ciertas connotaciones. El hecho de que sea considerada una relación de ayuda, en la que aparentemente unas personas en situación de vulnerabilidad solicitan ayuda de otras y esperan de éstas que se la proporcionen; impone unas condiciones a la relación que de alguna forma la caracterizan, la dan una cierta forma que afecta a quienes están implicados en ella. Unos se sienten “obligados a”, y otros sienten que “tienen derecho a”. La cuestión es donde poner el límite, como manejar esta cuestión sobre todo por parte de los profesionales. La pregunta que nos hacemos a menudo es ¿Cómo debería ser yo para responder mejor a esto? Es decir, que posibilidades elegir para apropiarme por aceptación, ¿Cómo conformarme esa es la cuestión? Para Antonio Ferraz, precisamente eso es lo que nos produce inquietud a los seres humanos, ese no saber cómo conformarnos. Los profesionales sanitarios sentimos esa misma inquietud respecto a cuál es la mejor conformación para la convivencia en la relación clínica.

La última dimensión que nos queda es la histórica, ver que aporta ésta dimensión a la relación clínica.

Las actuaciones tanto de los profesionales como de los usuarios del sistema de salud tienen ancladas sus raíces en las posibilidades apropiadas con anterioridad, es decir en la dimensión histórica. En el curso de los tiempos la medicina ha logrado grandes avances que prolongan la vida humana, sin embargo en la prolongación de la vida se dan situaciones que nos hacen cuestionarnos el acierto de esa prolongación. Nos damos cuenta aquí como la elección de unas determinadas posibilidades, en éste caso la elección de investigar y avanzar en el conocimiento científico nos abre unas posibilidades que traen consigo nuevos interrogantes. Cuando no existía un respirador que pudiera realizar ésta función por nosotros, no se planteaba el problema de la desconexión para que se produjera la muerte. Esto pone de manifiesto la co-determinación de unas personas por otras, aquellas personas que vivieron antes que nosotros eligieron investigar en determinadas áreas y abrieron un espectro de posibilidades entre las que ahora debemos elegir para continuar. Así es como se manifiesta esa dimensión histórica del ser humano.

CONCLUSIONES

Hasta aquí algunas consideraciones sobre el hombre, sobre la realidad humana.

1. En las páginas de “Sobre la esencia”, Zubiri, considera que la realidad humana es una realidad moral por apropiarse de posibilidades por aceptación entendiendo éstas en el sentido de bienes y deberes, con ello se está construyendo así mismo. Por ello en la relación clínica tanto profesionales como pacientes o enfermos se están construyendo a sí mismos. Cuestión ésta a tener en cuenta pues en lo que toca a los

profesionales nos planteamos cual es la mejor manera de conformarnos para la realización de nuestro trabajo. Y sobre esto, si bien cada uno se lo puede plantear deliberando en solitario como el animal deliberans que propone Diego Gracia, sería mucho más rica la deliberación si hiciéramos una puesta en común, una deliberación con los demás, cosa nada fácil. El análisis de ésta dificultad podría ser objeto de otro trabajo.

2. De la mano de Antonio Ferraz, se ha visto como son los actos de los seres humanos, como se modifica el equilibrio dinámico de las realidades humanas y como éstas tratan de recuperarlo. La inteligencia sentiente es la facultad que realiza ésta función aprehendiendo en forma de realidad. En cuanto a la relación clínica hay que señalar que tanto profesionales como enfermos son realidad estimulante unos para otros, y cada uno de ellos tratará de recuperar ese equilibrio dinámico roto. En qué forma lo haga, o que posibilidad elija para hacerlo y en función de qué realice la elección es otra cuestión.

3. Continuando con Antonio Ferraz se ha descrito al hombre como una unidad de sustantividad, como un sistema clausurado y cíclico de notas constitutivas. Unas de carácter físico-químico otras de carácter psíquico. Resaltamos aquí la unicidad de la sustantividad aunque haya dos subsistemas que se distinguen por su actividad. Los profesionales sanitarios no podemos olvidar en ningún momento ésta unicidad, dada su importancia si pretendemos colaborar en la salud de los hombres.

4. La sustantividad humana en su propia estructuración está inconclusa y esto es precisamente lo que la hace viable. La sustantividad humana está abierta hacia sí misma (se apropia propiedades por aceptación) y además está abierta a otras realidades. En la relación clínica está abierta a las otras realidades humanas que intervienen en la relación y está obligada a elegir propiedades por aceptación, no puede no elegir. El estar inmersos en la relación clínica, deforma o conforma a profesionales y enfermos en función de las propiedades que van incorporando en el transcurso de la relación clínica, unos y otros son realidades humanas, sustantividades abiertas. En qué medida puede cada profesional manejar ésta cuestión, ese es el interrogante que cada cual ha de responderse a sí mismo.

5. Antonio Ferraz después de hablar de la sustantividad humana y de su apertura continúa con el hombre como forma y modo de realidad. En éste epígrafe la cuestión es cómo está implantado el hombre en la realidad, éste se enfrenta a las cosas reales desde su carácter de realidad, incluyéndose a sí mismo. El hombre está ligado al dinamismo de la realidad, pero se libera de su sometimiento a él enfrentándosele mediante

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RevistaEnfermeríaCyL2012la inteligencia sentiente, es decir aprehendiéndolo en forma de realidad. El hombre es un absoluto porque es suyo frente a la realidad, y es relativo porque en cada acto la persona va definiendo su modo concreto de estar en la realidad, su personalidad. En la relación clínica, tanto profesionales como pacientes van definiendo su personalidad.

6. El ser del hombre es la actualidad mundanal de la sustantividad humana, es el yo, es lo relativamente absoluto. Para Zubiri es la realidad sustantiva la que se aprehende a sí misma y en esa aprehensión, en la actualización es donde “es” el “Yo”. En la actualización de la aprehensión en forma de realidad es donde aparece el Yo. Y es desde ahí, desde donde se apropia las propiedades que van a conformar su modo de estar en la realidad, de habérselas con la realidad. Para profesionales y pacientes su modo de estar en la relación clínica.

7. El último apartado que nos queda se refiere a las tres dimensiones del ser humano: individual, social e histórico. Aunque sería oportuno estudiar más a fondo el curso que Zubiri impartió en enero de 1974, aquí hemos seguido el esquema de Antonio Ferraz y lo hemos completado, especialmente en el significado de dimensión y en la dimensión social con la edición escrita de éste curso.

La co-determinación de unas personas por otras es lo que abre en cada persona tres dimensiones: individual, social e histórica, éstas se manifiestan también en el ámbito de la relación clínica.

En cuanto a la dimensión individual, decir que la propia realidad de cada uno de los que interviene en la relación clínica está afectada por su propio esquema y por el de las otras personas. La afectación es en su propia estructura.

La actualización de las diversas realidades humanas en la relación clínica se hace en respectividad, es decir cada realidad frente a las otras realidades. No por ese actualizarse frente a otras realidades deja de existir esa replicación de un esquema común que podría estar en la base de sentirse toda realidad humana, naciendo ahí el sentimiento de obligación específica hacia los que son diversos de mí, pero no diferentes.

La dimensión social consiste en el estar co-situados respecto a los demás, esto se da en la relación clínica de una manera concreta. En ella los profesionales desde ese “prestar ayuda” van conformándose, y la dificultad para ellos estriba en que posibilidades elegir por apropiación para conformarse de la mejor manera posible para prestar esa ayuda. ¿Cuáles son las mejores posibilidades?, ahí estriba la dificultad y la incertidumbre.

Por último la dimensión histórica queda reflejada en la relación clínica porque las posibilidades que se presentan como posibles están apoyadas en las propiedades apropiadas por aceptación que se han ido eligiendo en el transcurso de la humanidad, especialmente en lo que a medicina se refiere.

Para finalizar señalar que los profesionales sanitarios nos vamos conformando y deformando a lo largo de nuestro ejercicio profesional (5). Que no podemos estar en la relación clínica sin ser afectados por los otros profesionales y por los enfermos. Que obligatoriamente tenemos que optar por un modo de estar en la realidad. Que no sabemos cuál es el mejor modo estar en esa realidad. Que el abanico de posibilidades entre las que podemos elegir no está determinado solo por nosotros, sino que las otras realidades humanas, tanto las anteriores (dimensión histórica), como las actuales (dimensión social).

Zubiri nos da una visión del hombre que nos sirve para explicar los problemas que nos encontramos hoy en la relación clínica. Las soluciones a esos problemas son una cuestión más compleja y probablemente objeto de otra reflexión. Sin embargo si podemos asumir una incertidumbre y ser estimulados precisamente por ella a continuar explorando y buscando explicaciones, porque la realidad “tira” de nosotros.

Para terminar éste trabajo haremos una referencia a la experiencia, porque es precisamente lo vivido y nuestra propia experiencia lo que nos ha impulsado a realizar el trabajo, precisamente nuestra experiencia interpersonal en la relación clínica.

“La experiencia tiene también otros modos más ligados a lo que son los sucesos de la vida humana en vez de los hechos de la naturaleza. Hay experiencia por “compenetración “, como la que tienen dos personas que se quieren. La experiencia humana interpersonal es por compenetración, y está, en fin, la experiencia de la propia realidad personal a lo largo de su decurso biográfico, lo que Zubiri llama experiencia “por conformación”. “La ética se refiere a sucesos personales y no ha hechos naturales. La experiencia moral ha de suceder siempre en compenetración o en conformación, ya que el deber moral es siempre primariamente personal: es la realización de la propia personalidad la que le obliga a uno a actuar moralmente”.(6)

A la relación clínica dedicamos mucho tiempo del decurso biográfico los profesionales sanitarios, más que los enfermos, ellos vienen y van, pero nosotros seguimos inmersos en ella; por ello es tan importante para nosotros reflexionar sobre ella.

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RevistaEnfermeríaCyL2012MATERIAL

El material utilizado para la elaboración de éste trabajo fue entregado como apoyo para realizar el módulo 18, sobre ética en el curso de introducción a la filosofía de Zubiri, durante el curso 2008_2009, impartido en su modalidad a distancia por la Fundación Xavier Zubiri.

Ferraz Fayos, A. (1988). “Zubiri: el realismo radical”. 3g parte “El hombre”cap. 11 “El hombre animal de realidades”. Madrid, España: Cincel.

Gracia Guillen, D. (1991). “Introducción a la bioética”. Bogotá: El Buho.

Gracia Guillen, D. (13 de enero de 2009). http://www.deusto.tv. Recuperado el 30 de septiembre de 2009, de http://www.deusto.tv/blog/?p=208#more-208

López Ara ngu re n, J. L. (1994). “Obras completas” cap. 7 “La realidad constitutivamente moral del hombre: Moral como estructura” (Vol. II). Madrid.

Nicolás, J. S. (2007). “Historia, etica y ciencia. El impulso crítico de la filosofía de Zubiri”. Granada: Comares.

Zubiri, X. (1962). “Sobre la esencia”. Madrid: Alianza Editorial.

Zubiri, X. (2006). “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histósrica. (F. X. Zubiri, Ed.) Madrid: Alianza Editorial, S.A. Este libro es la edicción de un curso impartido por Xavier Zubiri el 17, el 24 y el 31 de enero de 1974 en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Mdrid

Hemos añadido al final del trabajo un esquema, realizado a partir de Introducción. Explicación del tema pgs.3-17 del libro “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica. Edición del curso impartido por Zubiri en enero del 1974 en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid. Nos ha parecido que podían ser útiles para aproximarse a la realidad humana que propone Zubiri, y a las notas sobre ella que se señalan en éste trabajo.

BIBLIOGRAFÍA

1 Gracia Guillen D. “Teoría y práctica de la deliberación moral”. En Feito L, Guillen D, Sanchez M, editores. Bioética: el estado de la cuestión. Madrid: Triacastela; 2011, p. 108-113.

2 El contenido de éste párrafo se extrajo de: Zubiri, X. (2006). “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica. (F. X. Zubiri, Ed.) : Alianza Editorial, S.A.pg. 16. Este libro es la edición de un curso impartido por Xavier Zubiri el 17, el 24 y el 31 de enero de 1974 en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid.

3 El contenido de éste párrafo se extrajo de: Zubiri, X. (2006). “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica. (F. X. Zubiri, Ed.) : Alianza Editorial, S.A.pgs. 37. Este libro es la edición de un curso impartido por Xavier Zubiri el 17, el 24 y el 31 de enero de 1974 en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid.

4 El contenido de éste párrafo se extrajo de: Zubiri, X. (2006). “Tres dimensiones del ser humano: individual, social, histórica. (F. X. Zubiri, Ed.) : Alianza Editorial, S.A.pgs. 45-46. Este libro es la edición de un curso impartido por Xavier Zubiri el 17, el 24 y el 31 de enero de 1974 en la Sociedad de Estudios y Publicaciones de Madrid.

5 José Luis López Aranguren en sus “Obras completas” dedica el capitulo 7 “La realidad constitutivamente moral del hombre: Moral como estructura”, a la consideración de la moral como estructura. Precisamente porque la realidad humana se hace así misma al quedar libre ante los estímulos para responder a ellos. Mientras que en el animal sus capacidades biológicas determinan una respuesta unívoca ante los estímulos.

6 Gracia Guillen, D. (1991). “Introducción a la bioética”. Bogotá: El Buho págs. 146-147

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