la familia cristiana

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA FACULTAD DE TEOLOGÍA La familia cristiana: Dimensiones bíblicas, teológicas y desafíos pastorales Monografía para la Licenciatura en Teología sistemática Alumno: Fr. Ariel Marcelo Fessia OSA Matrícula Nº 4819 Director: Dra. Marcela Mazzini

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Page 1: la familia cristiana

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINAFACULTAD DE TEOLOGÍA

La familia cristiana:Dimensiones bíblicas, teológicas y desafíos

pastorales

Monografía para laLicenciatura en

Teología sistemática

Alumno: Fr. Ariel Marcelo Fessia OSAMatrícula Nº 4819Director: Dra. Marcela Mazzini

Buenos Aires Noviembre de 2013

Page 2: la familia cristiana

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Sumario

Siglas

Introducción

1 Reflexión bíblico- magisterial sobre el Sacramento del matrimonio

1.1 Dimensión bíblica de la familia1.1.1 La Buena Nueva de la familia

1.1.2 Antiguo Testamento

1.1.3 Nuevo Testamento

1.2 La Familia cristiana según el Concilio Vaticano II

1.3 Aspectos relevantes del magisterio post-Conciliar

1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan Pablo II y Benedicto XVI

1.3.2 Aporte sobre la familia del Episcopado latinoamericano y argentino

1.3.2.1 Conferencia Episcopal en Puebla

1.3.2.2 Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida

1.3.2.3 La familia en la reflexión del Episcopado Argentino

2 Teología del matrimonio y la familia cristiana

2.1 Sacramentalidad del matrimonio

2.2 Dimensión antropológica de la familia cristiana

2.3 Dimensión trinitaria de la familia cristiana

2.4 Dimensión Cristológica

2.5 Dimensión Eclesiológica

2.6 Comprensión escatológica de la familia cristiana

3 Desafíos Pastorales

3.1 Divorciados vueltos a casar

3.1.1 Visión jurídica.

3.1.2 Visión pastoral

Page 3: la familia cristiana

2

3.2 Perspectivas para una posible solución al problema de los divorciados vueltos a casar

4. Conclusión

Siglas

APFA- Aportes para la Pastoral Familiar de la Iglesia en Argentina

CIC- Catecismo de la Iglesia Católica

CRCDVC- Carta sobre la recepción de la comunión por parte de los divorciados

vueltos a casar

CVII- Concilio Vaticano II

DA- Documento de Aparecida

DP- Documento de Puebla

FC- Familiaris Consortio

GS- Gaudium et Spes

LG- Lumen Gentium

LF- Lumen Fidei

NMA- Navega Mar Adentro

SC- Sacramentum Caritatis

Page 4: la familia cristiana

3

INTRODUCCIÓN

En la actualidad se nos pide, como Iglesia, un anuncio evangélico renovado que dé

razones acerca de la importancia del matrimonio en la vida cristiana. Al mismo tiempo,

esto ayudaría a comprender mejor el sentido de la vida conyugal y su valor dentro del

designio salvífico de Dios.

El Papa Francisco en su Carta Encíclica Lumen Fidei, al referirse a éste tema ofrece un

resumen preciso de lo que es para la Iglesia católica el tema de la familia, cuando dice:

“El primer ámbito que la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en el matrimonio, como unión estable de un hombre y una mujer: nace de su amor, signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y la aceptación de la bondad de la diferenciación sexual, que permite a los cónyuges unirse en una sola carne (cf. Gn 2,24) y ser capaces de engendrar una vida nueva, manifestación de la bondad del Creador, de su sabiduría y de su designio de amor.”1

Aún así esta institución familiar valorada y querida por la Iglesia, se ve afectada por los

cambios culturales. De hecho, los Obispos reunidos en Aparecida, hacen mención al

“Cambio de época” que se está viviendo, el cual hace desvanecer la concepción integral

del ser humano y su relación con mundo y con Dios.2 Esto mismo afecta a la institución

familia, ya que “La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de

nuestro tiempo,”3 y esto causa una desvalorización del sacramento del matrimonio.4 Esta

realidad ya era advertida por los Obispos argentinos cuando decían: “La fragmentación

presente en nuestra cultura llega también a las familias. Con singulares agresiones se

encuentra amenazado el ideal de la vida en familia.”5

Este llamado e inquietud de nuestra Iglesia por la familia es lo que ha motivado la

elección del tema a estudiar y reflexionar.

1 PAPA FRANCISCO, Carta Encíclica Lumen Fidei, Buenos Aires, San Pablo, (2013), 52 (En adelante LF)2 V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, Buenos Aires, (2007) 44 (En adelante DA)3 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega Mar Adentro, Buenos Aires, (20031) 24 (En adelante NMA)4 “Debemos reconocer que los matrimonios, el segmento de los primeros años de casados, están bastante ausentes de la vida de la Iglesia.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, Buenos Aires, Guadalupe, 20111, 14 5 NMA 43

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4

No es la intención de este trabajo abarcar todas las cuestiones que involucran a la

familia, pero si desarrollar algunos puntos que pueden abrir horizontes para la reflexión

y sistematización teológica sobre la familia como los sugieren los Obispos

Latinoamericanos en Puebla:

“Enriquecer y sistematizar la teología de la familia para facilitar su conocimiento y profundización como «Iglesia doméstica», con el fin de iluminar las nuevas situaciones de las familias latinoamericanas… Afirmar que en toda pastoral familiar deberá considerarse a la familia como sujeto y agente insustituible de evangelización y como base de la comunión de la sociedad.”6

Este trabajo será realizado a partir de una investigación bibliográfica y a través del

siguiente procedimiento: En primer lugar expondremos la reflexión bíblico- histórica de

manera sincrónica tomando las reflexiones realizadas en el Concilio Vaticano II.7

Avanzaremos con el pensamiento del magisterio post conciliar a través de los aportes

del Beato Juan Pablo II y del Papa emérito Benedicto XVI, como así también nos

detendremos en los escritos de la Conferencia Episcopal Latinoamérica y de la Iglesia

en Argentina. A continuación presentaremos los fundamentos dogmáticos en el ámbito

de la teología sacramental, antropológica, trinitaria, cristológica, eclesial y escatológica.

Por último, desarrollaremos uno de los grandes desafíos que se nos presenta como

Iglesia al respecto del matrimonio como sacramento, nos detendremos a analizar cuál es

la postura del magisterio ante los divorciados vueltos a casar, cual es la respuesta que da

y cuáles son las posibles salidas que se proponen para hacer frente a esta situación.

6 III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Documento de Puebla, Buenos Aires, San Pablo (1979), 601-602 (En adelante DP)7 En adelante CVII

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5

1 Reflexión bíblico- magisterial sobre el Sacramento del matrimonio

1.1 Dimensión bíblica de la familia

1.1.1 La Buena Nueva de la familia8

La Palabra de Dios nos narra cómo desde el principio Dios hizo al hombre y a la mujer:

“Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos

uno solo,”9 y comenta Jesús: “De manera que ya no son dos, sino uno una sola carne.

Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.”10 Jesús nos remite no al inicio de la

historia de la humanidad, sino a la fuente de esta historia: El Amor Creador. La Palabra

de Dios manifiesta su proyecto sobre la humanidad. Cuando la vocación al matrimonio

ha sido concebida y aceptada, se comienza a vivir una unión tan grande entre el hombre

y la mujer, que este don mutuo crea una realidad nueva: la pareja.

La alianza conyugal, que ha tenido su origen en el amor de libre elección entre un

hombre y una mujer que comprometen sus vidas mutuamente, el matrimonio crece y se

desarrolla en un amor de entrega cada vez mayor, fiel y renovado. Dios les da la

posibilidad, como pareja que se ama, de vivir en lo cotidiano, sea en lo favorable o en lo

adverso, con salud o enfermedad, la experiencia de su amor. El amor conyugal

plenamente humano, compromete a cada persona en su “totalidad unificada” de espíritu

y de cuerpo, poseyendo las características propias de totalidad, unidad, indisolubilidad y

fecundidad.

1.1.2 Antiguo Testamento

La concepción cristiana del Matrimonio parte y se inspira en la Palabra de Dios.

Precisamente en la primera pareja encontramos el prototipo del amor conyugal: “Creó,

pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los

creó. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: Sed fecundos y multiplicaos.” En el relato del

Gn 1,27-29 encontramos tres elementos claves de la concepción cristiana del

matrimonio. En el texto bíblico se destaca en primer lugar la igualdad del hombre y de

la mujer; en segundo lugar la semejanza de la misión de los casados con Dios, el ser

“procreadores con Él” y en último término la bendición o consagración.

8 CF. DA 114-1199 GEN 2,2410 MT 19, 6

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6

Esta concepción se completa a continuación con la narración del Gn 2,18-25. La

tradición sacerdotal destaca por su parte la expresión del amor conyugal con la

presentación de Dios al hombre de su compañera, sacándolos de la situación de soledad

y dándole un sentido a su vida, así ambos pueden establecer una alianza en igualdad, 11

porque poseen una misma dignidad, porque como ya vimos los dos fueron creados a

“imagen y semejanza” (Gn 1,26-27) y esta dignidad original es una característica

fundamentada en la revelación.12 En este segundo relato se subrayan dos notas

características del matrimonio, la indisolubilidad y la independencia que supone el

compromiso matrimonial ya que la misión dada por Dios supone estas dos

características, “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y

se hacen una sola carne.” Gn 2,24. En estos dos relatos encontramos el prototipo ideal

del matrimonio, donde queda establecido su carácter monogámico, la igualdad de los

cónyuges, la fecundidad, la unidad, la complementariedad, la relación y el amor

interpersonal y la connotación sexual; todo esto visto como obra y don maravilloso de

Dios creador.13

Además, el Antiguo testamento más tarde enriquecerá este concepto matrimonial al

introducir los términos de Alianza de amor, Alianza santa (Ez 16,8), haciendo una

analogía del amor de Dios para con su pueblo.14 Esta alianza supone que el matrimonio

se celebra (Tob 8,4-8) y legisla, (Dt 7,3). La analogía del amor de Dios es expresada en

términos de fidelidad, bondad, ternura y misericordia que se cantan con imágenes

nupciales.15 Fue Oseas (1-3) el primero que utilizó este recurso literario desarrollado

más tarde por Jeremías, (2,2. 3,113), Isaías (54,48. 6,2-35) y Ezequiel (16. 23). “Las

mismas imágenes sirven al Nuevo Testamento para describir las relaciones de Cristo

con su Iglesia.”16

11 G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, Madrid, BAC, 20012, 89-90 12 T. SCHNEIDER, Org. Manual de Teología Dogmática. v 1, Barcelona, Herder, 19961, 14713 Cf. D. BOROBIO (dir.), La celebración en la Iglesia II. Sacramentos, Salamanca, Sígueme, (1994) 514-515 14 “La historia de la salvación, especialmente los libros proféticos, se sirve del lenguaje y de las vicisitudes del amor matrimonial para revelar el amor de Dios a su pueblo; a la vez ese amor viene a ser signo e imagen de la alianza de Dios con su pueblo.” JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1981) 12 (En adelante se citará FC)15 B. SESBOÜÉ, “El matrimonio. Institución Humana y sacramento de la Iglesia”, en: Invitación a Creer. Unos sacramentos creíbles y deseables, Madrid, 20101, 401-40216 Ibíd., 402

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7

1.1.3 Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento no ofrece una enseñanza sistemática acerca del matrimonio, sino

que nos brinda los aspectos esenciales de la visión cristiana del matrimonio a través de

sus textos.17

El Nuevo Testamento, cuando se refiere al hombre y a la mujer unidos en matrimonio,

habla en términos de fidelidad, de exclusividad (Mt19, 6), reafirmando la idea de la

indisolubilidad,18 contra la concesión por parte de Moisés, según la cual se le permitía al

marido repudiar a su mujer.19 En este texto como así también en el texto paralelo del

Evangelio de Marcos, Jesús transporta la cuestión al orden creacional y concluye: “Lo

que Dios ha unido, que el hombre no lo separe” (Mc 10,9).

Otras características que presenta son el amor y la fecundidad haciendo referencia

explícita a la entrega que existe entre Cristo y la Iglesia (Ef 5,21-33).Gonzalo Flórez en

su libro hablando de la relación entre Cristo y la Iglesia dice:

“El paralelismo establecido por el texto paulino entre el matrimonio y la Iglesia tiene en cuenta dos realidades distintas que en el pensamiento de Pablo alcanzan un profundo significado. Se refiere, por una parte, al misterio de la Iglesia, en base al cual los bautizados forman un cuerpo unido a Cristo, su cabeza. Por otra parte, aludiendo al texto del Génesis según el cual varón y mujer «se hacen una sola carne», se refiere también a la unión de los esposos en cuanto forma parte del orden de la creación y de la voluntad divina y en cuanto es, por tanto, una realidad sagrada y misteriosa.”20

Este gran misterio del que nos habla San Pablo se refiere al designio, al plan salvador de

Dios, realizado por Jesucristo y actualizado por la Iglesia. En esa voluntad salvífica de

Dios se sitúa el matrimonio, que es signo eficaz y realización histórica de la salvación

que nos trajo Cristo y que continúa haciendo presente y actualizando el amor de Dios,

“El amor entre hombre y mujer es más bien un signo actualizante, una epifanía del amor y de la fidelidad de Dios otorgado de una vez por todas en Jesucristo y presente por medio de la Iglesia. En este sentido podemos, junto con el Concilio de Trento (DS1799), descubrir en Ef 5,32 una alusión a la sacramentalidad del Matrimonio.”21

De esta manera podemos señalar, en modo de resumen, dos puntos importantes en la

doctrina evangélica sobre el matrimonio, en primer lugar se destaca su formulación, la

que le devuelve su pureza original. En segundo lugar la continuidad que se da en lo que

se refiere a la indisolubilidad frente al problema del divorcio.

17 G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 10118 SESBOÜÉ, “El matrimonio. Institución Humana y sacramento de la Iglesia,” 40319 Mt 19,820 G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 10621 Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, Santander, Herder, 19801, 46

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8

1.2 La Familia cristiana según el Concilio Vaticano II

La reflexión conciliar ha avanzado en la profundización del concepto de matrimonio

llegándonos a ofrecer una nueva clave de interpretación del matrimonio y de la familia,

presente sobre todo en la Constitución dogmática Gaudiun et Spes (47-52).22 El CVII

ofrece una nueva visión en la que se pueden destacar los siguientes puntos: Se pasa de

una concepción jurídica a una visión existencial-antropológica, donde el matrimonio

deja de ser un contrato para ser una vocación, donde ya no se marcan los fines del

matrimonio. En cambio y en particular, Gaudium et Spes, n. 48 y 50, se enfatiza la

importancia primordial de la procreación y educación. Y se presentan las exigencias de

amor conyugal que fundamentan a esta comunidad de amor, que es el matrimonio.23

“El matrimonio como alianza y oblación de amor: de una visión más bien jurídica del matrimonio como «contrato» se pasa a una visión más personalista, eclesiológica y mistérica: el matrimonio se entiende más como «alianza interpersonal en el amor», que como leyes imperativas de la naturaleza o de la Iglesia (GS 48; RM 52, 101...). La misma alianza de amor manifiesta todo su carácter oblativo en la celebración o «in fieri» matrimonial, en la entrega consumativa, y en la promesa y fidelidad de futuro.”24

La constitución define el matrimonio como una comunidad conyugal y familiar y

comunidad de amor. Además en el primer apartado se destaca la importancia del

bienestar como signo de prosperidad y en el cumplimiento de su misión y en el

favorecimiento de la dignidad familiar, pero a continuación los padres conciliares

denuncian también las situaciones que provocan la pérdida de dicha dignidad:

“…la dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que está oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones; es más, el amor matrimonial queda frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación. Por otra parte, la actual situación económico, social-psicológica y civil son origen de fuertes perturbaciones para la familia.” 25

Por otra parte ya el Papa Pablo VI decía que la Iglesia está penetrada en la vida

humana; ella es parte integrante de la humanidad y sus miembros de ella y es en el seno

de la humanidad que la Iglesia descubre los valores culturales, experimenta las

transformaciones históricas y también trabaja en beneficio de ella.26 Por su parte

22 “ El Concilio Vaticano II, manteniéndose fiel a los principios bíblicos teológicos fundamentales y a los resultados esenciales del desarrollo dogmático de la Iglesia en la tradición, colocó al matrimonio sacramental en un horizonte teológicamente vinculante, y de esa manera integró las cuestiones de teología moral, canónicas, litúrgicas y pastorales, en una perspectiva teológica- dogmática global.” E. Aliaga, El matrimonio y la familia en la perspectiva del Concilio Vaticano II, Anales Valentinos: Revista de Filosofía y Teología, Volumen 32, n° 63,2006, 17-27 23 Cf. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 539-54324 Cf. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,542 25 CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Gaudium et Spes. Madrid, BAC, (1968),47 (En adelante GS)26 PABLO VI, Carta Encíclica Ecclesiam Suam ,Madrid, BAC, (1968) ,10

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9

también resalta la importancia del Bautismo, a través del cual nos asociamos a la familia

de Dios, como hijos adoptivos. De esta manera la Iglesia forma parte de la familia

humana como de la vida divina formando el Pueblo de Dios.27 Es en el CVII donde se

destaca esta dimensión eclesiológica de la familia como “Iglesia Doméstica.” Esta

dimensión eclesial es vista de forma análoga a la relación de Cristo con la Iglesia

“Cristo nuestro Señor bendijo abundantemente este amor multiforme, nacido de la

fuente divina de la caridad y que está formado a semejanza de su unión con la Iglesia.” 28

Dicha unión fundamenta la indisolubilidad del vínculo matrimonial: “Esta íntima unión,

como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena

fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad.” A partir de aquí se desprende que

“su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por

sí mismos a la procreación y a la educación de la prole.”

En la visión del CVII, la familia es un bien para la sociedad,29 donde ella es testigo de

aquel misterio de amor que el Señor con su muerte y resurrección reveló al mundo. Y de

esta manera manifiesta su vocación. Pero además el Concilio comprende la importancia

de la familia en el garantizar la dignidad de cada uno de sus miembros en la sociedad

que depende justamente de las condiciones de su vida moral, económico- social y

cultural de cada familia, y de esta, nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana y de

esta sociedad los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe,

mediante la palabra y el ejemplo,30 Por esta razón es que el CVII denuncia todos los

ataques contra la dignidad humana y de cada uno de los miembros de las familias. 31 Por

este motivo también los Padres Conciliares indican el rol que los hijos tienen dentro de

la familia, papel que lleva a la santificación de los padres: “la piedad filial y la

confianza corresponderán a los beneficios recibidos de sus padres y, como hijos, los

asistirán en las dificultades de la existencia y en la soledad, aceptada con fortaleza de

ánimo, será honrada por todos.”

Para el concilio el amor es lo esencial del matrimonio,32 pero este amor tiene como

exigencia un continuo cultivo, para que este se desarrolle y de fruto, esta idea es

27 Ibíd., 1828 GS 4829CONCILIO VATICANO II, Decreto Apostolicam Actuositatem, Madrid, BAC, (1968), 11 30 CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, Madrid, BAC, (1968),11 (en adelante LG)31 Ibíd., 3232 "Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona y, por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la amistad conyugal." GS 49

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10

formulada con las siguientes expresiones: "cultivo del amor conyugal," "cultivo del

amor fiel."33

1.3 Aspectos relevantes del magisterio post-Conciliar

La familia ha sido en la reflexión post-Conciliar y en forma especial en nuestros pueblos

latinoamericanos una gran preocupación tanto de las Conferencias Episcopales de cada

país como así también del CELAM, en forma particular esta última cuando los obispos

reunidos en Puebla, ofrecen grandes aportes para la reflexión Sinodal sobre la familia

del año 1980, Sínodo que como fruto producirá la Exhortación Apostólica Familiaris

Consortio de Juan Pablo II.

Exhortación que aún hoy después de 23 años continúa estando en la base de las

diferentes reflexiones y aportes Episcopales.

Y en cuanto al aporte pos conciliar, tanto el Beato Juan Pablo II, Benedicto XVI y la

Iglesia en América Latina y Argentina nos presentan lo siguiente:

1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan Pablo II y

Benedicto XVI

La Familia es una de las temáticas que tuvo un lugar privilegiado durante el Pontificado

del Papa Juan Pablo II. A este tema le ha dedicado numerosas catequesis entre los años

1979-1984, fruto de las mismas se ha elaborado lo que se conoce como la teología del

cuerpo, en estas catequesis define a la familia como una comunión de personas, donde

“la comprensión del significado esponsalicio del cuerpo en su masculinidad y feminidad revela lo íntimo de su libertad, que es libertad de don. De aquí arranca esa comunión de personas, en la que ambos se encuentran y se dan recíprocamente en la plenitud de su subjetividad. Así ambos crecen como personas-sujetos, y crecen recíprocamente el uno para el otro.”34

Como su aporte es muy amplio, nos limitaremos en nuestra presentación a resaltar

algunos puntos significativos de su enseñanza que nos ha llegado a través de sus

escritos: Familiaris Consortio y Carta a las Familias.

En la primera parte de la Familiaris Consortio, se hace un llamado a la Iglesia a conocer

y reconocer las necesidades de las familias ya que su integración eclesial plena solo se

33 GS 5034 Juan Pablo II, Vocación original al matrimonio, Audiencia General del 13 de febrero de 1980 [en línea] http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1980/documents/hf_jpii_aud_19800213_sp.html (Consulta: 24 de septiembre de 2013)

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11

logra si se conocen su realidad socio-cultural y eclesial.35 Por este motivo el Papa

llama a trabajar de modo inter-disciplinario junto a otras ciencias para realizar un

análisis objetivo de la realidad familiar en los diferentes ámbitos.

Al comienzo de la tercera parte de la Exhortación, imperativamente, se llama a las

familias a ser lo que son, y siguiendo las líneas del Sínodo de los Obispos realizado un

año anterior, el desarrollo posterior se orienta hacia la formación comunitaria y social

(18-27. 42-48) y la misión al servicio de la vida (28-41) que cada comunidad familiar

esta llamada a realizar.

En la Familiaris Consortio la familia es vista como una realidad teologal,36

“En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su «identidad», lo que «es», sino también su «misión», lo que puede y debe «hacer». El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial.”37

Además es una realidad comunitaria,38 que se enriquece y desarrolla a través de la

comunión y el amor,39 donde “todos los miembros de la familia, cada uno según su

propio don, tienen la gracia y la responsabilidad de construir, día a día, la comunión de

las personas, haciendo de la familia una escuela de humanidad más completa y rica”. 40

La familia está llamada a contribuir con la formación comunitaria y social.41 Y además

debe estar abierta al cuidado y a la promoción de la vida colaborando con el acto

creador de Dios. Así el cometido fundamental de la familia es el servicio a la vida, el

35 “A este análisis dedica la exhortación de Juan Pablo II el número 6. Como aspectos positivos, señala el nuevo clima de libertad y respeto a la persona en que se desarrollan las relaciones entre los esposos y entre padres e hijos, la paternidad responsable, la mayor relación y colaboración entre las familias en orden a ayudarse en los problemas comunes y a descubrir su misión dentro de la Iglesia y en la sociedad.Como aspectos negativos, la exhortación se fija en las formas equivocadas de entender la independencia de los esposos, las dificultades en las relaciones entre padres e hijos y en la «transmisión de los valores» de padres a hijos, además del aumento de los divorcios, los abortos y las diversas formas de anticoncepcionismo rechazadas por la moral católica.” G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 25136 Es una comunidad de fe, esperanza y caridad. CIC 220437 FC1738 “La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.” FC1839 “Dentro de la comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y su función de esposo y padre. El auténtico amor conyugal supone y exige que el hombre tenga profundo respeto por la igual dignidad de la mujer. El amor a la esposa madre y el amor a los hijos son para el hombre el camino natural para la comprensión y la realización de su paternidad.” FC2540 FC2141  “La familia cristiana está llamada a ofrecer a todos el testimonio de una entrega generosa y desinteresada a los problemas sociales, mediante la «opción preferencial» por los pobres y los marginados. Por eso la familia, avanzando en el seguimiento del Señor mediante un amor especial hacia todos los pobres, debe preocuparse especialmente de los que padecen hambre, de los indigentes, de los ancianos, los enfermos, los drogadictos o los que están sin familia.” FC47

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12

realizar a lo largo de la historia la bendición original del Creador, transmitiendo en la

generación la imagen divina de hombre a hombre.42

En 1994 la Iglesia celebró el año internacional de la familia y por este motivo el Papa

Juan Pablo II, escribe Carta a las Familias, “Gratissimam Sane” donde reflexiona,

bíblica, teológica y antropológicamente sobre el amor en el matrimonio y en la familia;

presentando una vez más la realidad teologal y comunitaria de la familia, de esta última

se desprende la realidad antropológica del matrimonio La “comunión” se refiere por lo

tanto a la relación personal entre el “yo” y el “tu”; la comunidad, en cambio, apunta

hacia una sociedad, hacia un “nosotros,”43 como fruto del amor entregado en comunión.

Ya que como afirma el Papa  El amor hace que el hombre se realice mediante la entrega

sincera de sí mismo.44  Y agrega:

“La entrega de la persona exige, por su naturaleza, que sea duradera e irrevocable. La indisolubilidad del matrimonio deriva primariamente de la esencia de esa entrega: entrega de la persona a la persona. En este entregarse recíproco se manifiesta el carácter esponsal del amor.”45

Podemos concluir que para el Beato Juan Pablo II la familia es valiosa en sí misma,

pero que no debe quedar allí sino que su valor, debe manifestarse en el servicio a la

sociedad y a la Iglesia:

“Entre los cometidos fundamentales de la familia cristiana se halla el eclesial, es decir, que ella está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia. Los cónyuges y padres cristianos no solo "reciben" el amor de Cristo, convirtiéndose en comunidad "salvada", sino que están también llamados a "transmitir" a los hermanos el mismo amor de Cristo, haciéndose así comunidad salvadora.” 46

Al hablar sobre el matrimonio y la familia, el Papa Benedicto XVI marca una gran

continuidad con el magisterio de Juan Pablo II, pero hemos de notar un aporte muy

valioso que ha realizado y quizá como una novedad, que es el tema en el ámbito de la

antropología matrimonial- familiar, basada en su reflexión sobre el amor y la vivencia

de este en el ámbito del amor conyugal. En un discurso dado para la Iglesia de Roma en

el año 2005 presenta los fundamentos antropológicos de la familia, presentamos aquí

algunas de las ideas que el Papa expone:

“Matrimonio y familia no son una construcción sociológica casual, fruto de situaciones particulares históricas y económicas. Por el contrario, la cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo puede encontrar su respuesta a partir de ésta… No puede separarse de la pregunta siempre antigua y siempre nueva del hombre sobre sí mismo: ¿quién soy? Y esta

42 FC2843 JUAN PABLO II, Carta a las familias, Buenos Aires, Paulinas, (1994), 844 Ibíd., 11 45 Ibíd.46 FC 49

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13

pregunta, a su vez, no puede separarse del interrogatorio sobre Dios: ¿existe Dios? Y ¿quién es Dios? ¿Cómo es verdaderamente su rostro?... La respuesta de la Biblia a estas dos preguntas es unitaria y consecuencial: El hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es amor… Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en alguien que ama.”47

Esta idea es la que el Papa remarca en su la Encíclica Deus Caritas Est, cuando señala

al amor conyugal como la expresión del amor y como el camino para llegar a conocer

vitalmente al amor de Dios.48 En esta Encíclica Benedicto XVI presenta el contenido

fundamental de la fe cristiana desde el amor y su realización dinámica, la novedad

presentada por el Papa es la relación y la forma de estructurar que presenta el Eros y el

Ágape en el amor matrimonial.

Al realizar un análisis de (Gn 2, 24) “por eso abandonará el hombre a su padre y a su

madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne” el Papa señala dos aspectos

del eros en primer lugar lo presenta como enraizado en la naturaleza misma del hombre;

y en segundo lugar como el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo

marcado por su carácter único y definitivo.49 Más adelante el Papa señala la necesidad

de la madurez que se da cuando somos capaces de reconocer las manifestaciones

visibles del amor de Dios puede suscitar en nosotros el sentimiento de alegría, que nace

de la experiencia de ser amados.50 

Por eso para que el amor en el matrimonio, sea un amor maduro se ve la necesidad de la

integración de las dos dimensiones tanto la erótica como la agápica del amor.

“¿Cómo, se pregunta entonces el Papa, “vivir el amor” para que se realice plenamente su promesa humana y divina? El Antiguo Testamento responde que el eros debe abrirse al ágape, superando el egoísmo. Es decir que el amor más perfecto está en ocuparse del otro y preocuparse por el otro; no buscarse a sí mismo ni sumirse en la embriaguez de esa felicidad, sino desear el bien del amado, hasta el punto de estar dispuesto a la renuncia y al sacrificio de sí.” 51

1.3.2 Aporte sobre la familia del Episcopado latinoamericano y argentino

El Episcopado latinoamericano tiene un gran aprecio por las familias, siempre en sus

Documentos destaca su papel en la sociedad y la Iglesia. En nuestro trabajo

desarrollaremos los puntos relevantes que nos ofrecen los Obispos latinoamericanos en

47 BENEDICTO XVI, Discurso en el Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma sobre «Familia y comunidad cristiana: formación de la persona y transmisión de la fe». [en línea ] Zenit digital , 7 de Junio de 2005, http://www.zenit.org/es/articles/el-fundamento-antropologico-de-la-familia-segun-benedicto-xvi-i, (Consulta: 3 de Mayo de 2013)48 Cf. BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est. Buenos Aires, San Pablo, (2005) 1649 Ibid.,1150 Ibíd.,1751 R. PELLITERO, “Vivir el amor en el matrimonio”, Teo comunicação 36 (2006), 793

Page 15: la familia cristiana

14

los Documentos de Puebla (1979) y Aparecida (2007) por su significativo aporte

teológico y pastoral que ambas reflexiones ofrecen.

1.3.2.1 Conferencia Episcopal en Puebla

En el Documento final de Puebla, el tema de la familia está presentado desde los

números 568 al 616, y es presentada como un lugar preferencial para la evangelización

en orden a edificar la Iglesia y a su irradiación misionera. De esta manera se presenta a

la familia como sujeto y objeto de evangelización,52 y de esta se desprende el futuro de

la Iglesia doméstica es decir de la familia,53 evangelización que se hace necesaria para

enfrentar la influencia de los diversos factores,54 que influyen en el cambio de la

realidad de la familia y por los cuales se ve manipulada, entre ellos por los medios de

comunicación, sumado a estos factores, se hace necesario apostar a una evangelización

que supere los graves males que atacan de raíz a la familia la cual sufre también el

impacto deletéreo de la pornografía, el alcoholismo, las drogas, la prostitución y la trata

de blancas, así como el problema de las madres solteras y de los niños abandonados.55

Frente a esta evangelización los obispos reunidos en Puebla llaman a acentuar la

pastoral familiar adecuándola para enfrentar los desafíos de la vida moderna, será la

pastoral familiar la opción básica que propone el documento, presentando tres

características distintivas de su servicio en primer lugar la pastoral familiar es

evangelizadora, porque anuncia el amor conyugal, en segundo lugar es profética,

porque denuncia las falacias que impiden el evangelio del amor conyugal y familiar y

por último liberadora, porque acoge a las parejas y familias y las acompaña con paso de

Buen Pastor.56

Para ser sujeto y objeto de evangelización, el documento desarrolla una rica reflexión

teológica, presentando a la familia como la imagen de Dios, donde el amor que vive en

su seno es de comunión y participación, cuya plenitud se da en la Eucaristía, 57 para de

esta manera ser signo de la presencia pascual del Señor.

Para que la familia se conforme como una realidad teologal, esta debe preocuparse por

la educación de sí misma la cual representa siempre un sacrificio, recuerdo de la cruz

52 DP 568 53 Ibíd., 57054 Ibíd., 57255 Ibíd.,57756 Ibíd.,590-59557 Ibíd.,588

Page 16: la familia cristiana

15

redentora,58 la integración por medio del bautismo y la evangelización por medio de la

catequesis,59 en esta educación, integración y evangelización los agentes de

evangelización son los padres ya que ellos son allí maestros, catequistas y los primeros

ministros de la oración y del culto a Dios.60 Y por acción evangelizadora y por la acción

liberadora del Evangelio es que la familia, dicen los Obispos en Puebla siguiendo al

CVII es que la familia se convertirá “escuela del más rico humanismo.”61

1.3.2.2 Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida

De acuerdo con la metodología que plantea el Documento de Aparecida  ver, juzgar  y

actuar los Obispos, al igual que en Puebla insisten en la labor misionera de la familia, y

se potencia aún más declarándola “patrimonio de la humanidad.”62

En esta oportunidad se presenta a la familia como el ámbito de la formación de los

discípulos y misioneros, actuando como “espacio y escuela de comunión, fuente de

valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y

responsablemente.”63

Además en su reflexión presenta las siguientes notas teológicas sobre la realidad

familiar; la cual está “fundada en el sacramento del matrimonio”

“La familia cristiana está fundada en el sacramento del matrimonio entre un varón y una mujer, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la Iglesia. Desde esta alianza de amor, se despliegan la paternidad y la maternidad, la filiación y la fraternidad, y el compromiso de los dos por una sociedad mejor.”64

Por otro lado los obispos, nos dicen que ésta es una verdadera “escuela de fe,” 65 que se

alimenta en la oración, “la oración en familia nos ayuda a superar los problemas, a sanar

las heridas y abre caminos de esperanza. Muchos vacíos de hogar pueden ser atenuados

por servicios que presta la comunidad eclesial, familia de familias.”66

Y continuando con la teología precedente, nos presenta a la familia como comunidad ya

que es “imagen de Dios”, que en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una

familia.”67 Estas notas impulsan a las familias a no ser meras espectadoras sino a ser

58 Ibíd.,58559 Ibíd.,58660 Ibíd.61 GS52.62 Cf. DA 43263 Ibíd., 30264 Cf. Ibíd., 43365 “Para que la familia sea escuela de la fe y pueda ayudar a los padres a ser los primeros catequistas de sus hijos, la pastoral familiar debe ofrecer espacios formativos, materiales catequéticos, momentos celebrativos, que le permitan cumplir su misión educativa.” Cf. Ibíd.,30266 Ibíd., 11967 Ibíd., 434

Page 17: la familia cristiana

16

testigo en la sociedad, actuando y viviendo desde la Palabra de Dios y el testimonio de

vida a ejemplo de Jesucristo, viviendo así es como la familia se convierte en “formadora

de discípulos y misioneros” preparando a sus miembros a dar respuesta al llamado de

Cristo, en una conciencia de caridad al más necesitado y asumiendo su ser y su misión

en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia.68 El Documento presenta a la Familia como

el valor más querido de nuestros pueblos debiendo ser asumida como uno de los ejes

transversales de toda la acción evangelizadora de la Iglesia.69

Por otro lado se presenta a la familia como complementaria a la realidad eclesial

“Dios ama nuestras familias, a pesar de tantas heridas y divisiones. La presencia invocada de Cristo a través de la oración en familia nos ayuda a superar los problemas, a sanar las heridas y abre caminos de esperanza. Muchos vacíos de hogar pueden ser atenuados por servicios que presta la comunidad eclesial, familia de familias.”70

De esta complementariedad es que surge la responsabilidad de las familias por

incentivar en su seno la pastoral vocacional “dirigiéndose a los niños y especialmente a

los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga

para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento.”71

Al terminar el capítulo sobre el matrimonio y la familia, se presenta un amplio

programa que se debe tener en cuenta para velar y trabajar por el cuidado y crecimiento

de la familia, el documento presenta con interés el trabajo desde las pastoral familiar en

14 puntos principales, que van desde la formación en el seno del hogar, hacia el

compromiso comunitario y social.72

1.3.2.3 La familia en la reflexión del Episcopado Argentino

En la última década el Episcopado Argentino, se ha pronunciado en diferentes

oportunidades en defensa de la familia, siempre en una línea continua a el magisterio

antecedente, pero tratando de iluminar el presente de la sociedad argentina, el cual se ve

amenazado por la ruptura entre el Evangelio y la cultura,73 dicha fragmentación

amenaza el ideal de la familia,74 pero a pesar de esta división, los obispos argentinos ven

68 Cf. Ibíd., 43269 Cf. Ibíd., 435 70 Ibíd., 11971 Ibíd.,31472 Cf. Ibíd., 43773 NMA24 74 Ibíd., 40

Page 18: la familia cristiana

17

a la familia como un valor apreciado para el pueblo,75 pero además es vista como el

ámbito donde se expresa verdaderamente el amor y las desafíos cotidianos.76

Frente al individualismo y la fragmentación, el episcopado argentino en su último

documento se pregunta si se pueden complementar la autonomía personal y el vínculo

relacional,77 la respuesta a esta cuestión intentará buscarla en dos temas que deberá

implementar la Pastoral Familiar, el de la Pastoral del Vínculo por un lado y por otro la

implantación de una nueva pedagogía, la del amor, para superar las diferentes

vicisitudes de los tiempos.

En tiempos del individualismo es necesario trabajar el tema del vínculo en la pareja, ya

que este posibilita la realización personal del hombre como persona y esta realización

cuando se da en la relación del varón con la mujer, enriquece el concepto de

complementación en la pareja y su relación de reciprocidad,78 que lleva por un lado a la

apertura de los “otros” que son los hijos.79 Pero esta apertura, entrega y realización de la

pareja encuentra su plenitud cuando se abre al “Otro”- Dios- en una relación de amistad

e intimidad haciéndose partícipe de su vida, por la donación que Dios hace de Sí

mismo80, esta donación es el fundamento de la sacramentalidad matrimonial: “La

sacramentalidad de la pareja humana por la cual uno es para el otro un don de Dios,

signo que hace presente el Don que es Dios mismo. Esta sacramentalidad originaria será

recreada por la redención de Cristo.”81

Con estas bases que fundamentan la relación vincular de la pareja, los obispos

argentinos llaman a crear una Pastoral del Vínculo, para que los esposos, caminen y

experimenten el amor y la salvación de Dios a través de la dinámica de la

conyugalidad.82

Para superar la fragmentación existente entre la fe y la vida, la cual afecta a la vida de la

familia, se propone implementar la pedagogía del amor, desde la Palabra de Dios, lo

que hace que su fundamento sea cristológico. Esta pedagogía “se expresa en el

testimonio más que en el mandato y surge de la esperanza más que del temor.”83

Además esta pedagogía “representa una oportunidad para abrirse al extraordinario poder

75 Ibíd., 4376 CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, SECRETARIADO NACIONAL PARA LA FAMILIA, Aportes para la Pastoral Familiar de la Iglesia en Argentina, Buenos Aires, (2009) 6 (En adelante APFA )77 Ibíd., 3878 Ibíd.,4979 Ibíd., 5380 Ibíd., 54-5581 Ibíd., 5682 Ibíd., 6783 Ibíd., 79

Page 19: la familia cristiana

18

de Dios y de su gracia, ya que éste se muestra fuerte en nuestra debilidad (cfr. 2 Cor

12,9)”. Y postula: “que sólo es posible perseverar en el amor humano, permaneciendo

en el de Cristo (cfr. Jn 15,9).”84

Solo profundizando en la vivencia de estos dos postulados que nos ofrecen los obispos

el matrimonio y la familia podrán dinamizar la vivencia del amor desde su

sacramentalidad permite que la: “misma experiencia del amor humano se convierte

en lugar del encuentro con Dios y la comunión con Dios sana y dinamiza las relaciones

de amor humano.”85

Para llevar adelante esta propuesta las orientaciones pastorales proponen tres cauces

prioritarios en primer lugar, la atención al vínculo de amor de los esposos (84- 85). A

continuación se propone trabajar en la relación de los padres y los hijos, autoridad y

educación en valores (86-88) y el último cauce es la experiencia religiosa de las familias

y transmisión de la fe (89-95). Para cada uno de estos cauces el documento nos presenta

objetivos y acciones concretas que permitirán que se puedan llevar adelante.

2.0 Teología del matrimonio y la familia cristiana

En esta segunda parte abordare el tema del matrimonio y la familia desde la base amplia

que da la teología sistemática. La teología dogmática explicita la Revelación recibida,

testimoniada y transmitida por la Iglesia, por este motivo es importante que la familia

conozca y reciba este desarrollo para vivir de forma radical su identidad eclesial, la cual

se ve enriquecida por el depósito de la fe, en el que se ofrecen los elementos esenciales

para reflexión sobre la identidad eclesial de la familia.86

Los elementos teológicos del matrimonio y la familia serán abordados a continuación a

través de las distintas dimensiones, las cuales nos revelan la riqueza espiritual que se

desprende del amor matrimonial. Las cuales son antropológica, trinitaria, cristológica,

eclesiológica y escatológica, todo esto precedido por la visión que D. Borobio nos

presenta sobre los distintos grados de sacramentalidad que presenta el matrimonio y la

familia.

84 Ibíd., 8085 Ibíd., 8286 CONCILIO VATICANO II, Decreto Apostolicam Actuositatem, Madrid, BAC, (1968) 11

Page 20: la familia cristiana

19

2.1 Sacramentalidad del matrimonio

Antes de desarrollar las diferentes dimensiones teológicas del matrimonio nos parece

oportuno, presentar brevemente su sacramentalidad. Siguiendo a Dionisio Borobio, se

puede decir que el matrimonio presenta distintos grados de sacramentalidad,

precisamente él presenta tres, los cuales son el matrimonio como «sacramento natural»:

sacramentum naturae; el matrimonio como «sacramento de alianza: sacramentum

foederis; y el matrimonio como «sacramento cristiano: sacramentum christianum.

“Esta distinción triple se basa en el hecho de que el matrimonio aparece como realidad

simbólica explícita, y como realidad sagrada, en las diversas culturas y pueblos.”87 Si

bien se puede admitir estos tres grados de sacramentalidad eso

“…no quiere decir ni que el hombre puede casarse según un más y un menos, ni que Dios concede su gracia según una dosificación de un más y un menos, ni que todos cuantos se casan, quieran o no reciben el sacramento, ni que sólo los que reciben el sacramento de la Iglesia están verdaderamente casados.”88

A continuación presento brevemente y siguiendo a D. Borobio los tres grados de

sacramentalidad matrimonial desarrollando los fundamentos para dicha distinción.

Cuando el autor habla de sacramento natural, considera al concepto de sacramento “en

sentido amplio, como signo de una realidad sagrada o escondida, que se expresa bajo el

velo de las formas corporales.”89 Su fundamento se expresa en la realidad simbólica con

el Creador por la cual se abre a la relación inter-personal viniendo a ser un yo-con-un-tú

en expectativa de un «nosotros» nuevo, esta “relación con el otro humano es siempre

índice y remitencia hacia una relación con el Otro divino.”90 Esta inter-relación se hace

manifiesta a través de la vivencia del amor, “un amor que, en su grandeza y deseo, en su

limitación realizada y su amenaza de infidelidad y de muerte, no puede sino apuntar,

remitir y ser símbolo de otro Amor quizás desconocido por el que se aspira.”91

Nuestro autor hace notar que esta sacramentalidad natural del matrimonio, es

reconocida por la tradición y el magisterio de la Iglesia, reconociendo en este una

realidad sacra, religiosa, y lo hace citando a Pío XI cuando dice: “hay en el mismo

matrimonio natural algo de sacro y religioso, no adventicio sino innato, no recibido de

los hombres sino inserto en la misma naturaleza.”92

87 Cf. D.BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 54788 Ibid., 54389 Ibid., 54490 Ibid., 54691 Ibid.92 Doctrina pontificia, BAC, Madrid 1954, 164. En D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,545

Page 21: la familia cristiana

20

Un segundo grado de sacramentalidad, es el que hace referencia a la Alianza, es cual es

presentado haciendo referencia a distintos textos bíblicos que muestran la relación de

Dios con el Pueblo de Israel,93 como ya fue presentado en este trabajo cuando se hace

referencia a la fundamentación bíblica del matrimonio y la familia.

El matrimonio en su referencia a la Alianza, hace referencia a la transendentalidad del mismo,

“así como puede decirse que ningún símbolo como el matrimonio es más apto para resaltar la intersubjetividad teologal o diálogo entre Dios y su pueblo; de igual modo puede afirmarse que ninguna realidad como la alianza es más apta para poner de relieve la estructura interpersonal y la dimensión religiosa del matrimonio. El amor creatural humano se explícita en y por la alianza.”94

Borobio afirma que la sacramentalidad propia en este grado “Consiste en que

suponiendo un avance en la explicitación y referibilidad del matrimonio creatural a su

realidad trascendente de sentido, a través de unos elementos corpóreo-visibles

concretos, sin embargo todavía no llega a ser la explicación cristiana.”95 Dicho avance

permite ver las diferencias con la sacramentalidad natural las cuales “consisten: en la

explícita referencia del matrimonio a Dios; en la externa significación ritual que de

dicha referencia suele comportar; en el reconocimiento comunitario de este valor

simbólico; en las exigencias matrimoniales que tal reconocimiento conlleva.”96

Por último el tercer grado de sacramentalidad, es el sacramento cristiano, esta realidad

asume lo presentado con anterioridad, y le da una nueva significación desde el misterio

Pascual.

Esta nueva significación, se basa en la cualificación ontológica, personal, eclesial, del

sacramento del matrimonio.

La cualificación ontológica, es dada por el Bautismo, por el cual “se participa de modo

explícito en el misterio de Cristo, se pasa a ser miembro de la Iglesia, se comienza a

vivir la vida nueva en el Espíritu.”97 Pero esto sólo se entiende como dice Borobio desde

las otras cualificaciones las cuales también la condicionan: la cualificación personal =

fe, y la cualificación eclesial= Iglesia.

La cualificación de la fe es fundamental para que el sacramento realice lo que significa,

“El sacramento no nos da la gracia porque existe la fe (causa eficiente). Pero sólo cuando se vive en la fe puede ser acontecimiento de gracia en sentido pleno («conditio sine qua non»). La disposición del sujeto no puede reducirse a la «simple intención de recibir un sacramento», sino que debe ser tal que permita la realización del mismo. Esta disposición, que es al mismo tiempo don de Dios y respuesta libre y esperanzada del

93 Oseas (cap. 1-3), Jeremías (cap. 3 y 31), Ezequiel (cap. 16 y 23), Isaías (cap. 40-55)94 Cf. D BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 54895 Ibid., 54896 Ibíd., 54997 Ibíd., 559

Page 22: la familia cristiana

21

hombre, es la medida (no el origen) de la gracia que obra en el sacramento, no en cuanto que la gracia pueda medirse cuantitativamente, sino en cuanto que la disposición puede impedir o no la realización de la gracia sacramental.”98

La cualificación ontológica y de la fe, cuando se vivencian de forma madura se vuelven

celebrativa y comunitaria, y esto es lo que pone las base de la cualificación eclesial del

sacramento del matrimonio.99 Ya que como dice Borobio “la forma eclesial del

matrimonio es aquella forma concreta en la que la fe, el bautismo, y la pertenencia a la

Iglesia hacen del matrimonio un verdadero y pleno sacramento.”100

2.2 Dimensión antropológica de la familia cristiana

Desarrollar la dimensión antropológica de la familia, supone realizar una lectura desde

el plan originario de Dios, sobre el hombre y la mujer, al mismo tiempo presentar las

características de la relación que estos tienen entre sí, ya que la persona humana es un

ser en relación, características como alteridad, comunión, complementación y vinculo

de amor son las que expondremos en el presente apartado de nuestro estudio.

El fenómeno humano, surge del proceso de la creación, donde el hombre y la mujer

fueron creados a “imagen y semejanza” de Dios (Gn 1,26), ocupando un lugar central en

el proyecto divino delante de toda la creación,101 siendo icono del creador ya que el

hombre y la mujer están llamados a continuar la obra creadora de Dios. El relato eloísta

cuando habla de la creación del hombre y la mujer nos hace descubrir la importancia de

la unión conyugal y la formación de la familia, en su proyecto original, sed fecundos y

multiplíquense (Gn 1,28), esta relación de la mujer y el hombre con Dios, es lo que

permite diferenciarlos de las demás criaturas, porque son dotados de inteligencia,

voluntad, así en virtud de la gracia y del amor de Dios, ellos participan de la naturaleza

divina, desde el origen la mujer y el hombre forman juntos, una comunidad familiar,

para expresar el amor salvífico de Dios.102 Que el hombre y la mujer sean creados a

98 Ibíd., 56199 “Es justamente por esta eclesialidad de la fe y del sacramento por la que se justifica la intervención de la Iglesia en su celebración. Porque el matrimonio-sacramento es un asunto eclesial, que afecta y concierne a la Iglesia, por eso la Iglesia tiene derecho y deber a intervenir de manera profética, pastoral, evangelizadora, celebrativa y humana en el matrimonio.” Ibíd., 562100 Ibíd., 563101 "Es significativo que la creación del hombre esté precedida por esta declaración con la que Dios expresa la intención de crear al hombre a su imagen, o mejor a nuestra imagen, en plural - sintonizando con el verbo hagamos. Según algunos intérpretes, el plural indicaría el Nosotros divino del único Creador. Esto, sería, pues, de algún modo, una primera lejana señal trinitaria. En todo caso, la creación del hombre, según la descripción del Gen 1, va precedida de un particular dirigirse a Sí mismo, ad intra, de que Dios crea." Juan Pablo II, Audiencia general, 9-IV-86 [en línea ] http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1986/documents/hf_jpii_aud_19860409_sp.html102 GS 47

Page 23: la familia cristiana

22

“imagen y semejanza” de Dios, que es amor (1Jn 4,8), significa que el hombre está

llamado a realizar su existencia en el amor y a dar testimonio de ese amor, porque esta

es la vocación fundamental e innata de todo ser humano,103 y en la vivencia de su

vocación el hombre alcanza la realización de su propia existencia ya que “por su

naturaleza es un ser social y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse

con los demás.”104

“La revelación cristiana completa esta visión antropológica al interpretar a los seres humanos –varones y mujeres- como creados por Dios a su imagen y semejanza y al descubrirnos que, en Jesucristo, la salvación de Dios hace posible el ideal de la creación porque la “vida nueva” que nos ofrece en el bautismo transforma nuestro ser y nuestro obrar para poder reconocer a los otros y las otras como personas y establecer, así, un tipo de relaciones que hagan posible la convivencia.”105

La realidad de ser en relación se manifiesta en la bipolaridad sexuada del hombre y la

mujer,106 ya que el varón solo o la mujer sola no poseen la plenitud de la vida; solo la

alcanzan en la reciprocidad del vínculo,107 por eso están llamados a la unidad, la cual no

se refiere a una fusión que lleva a una pérdida de la individualidad sino que tiene

sentido de comunión, no de dominación de uno sobre el otro, la cual será resultado del

pecado como se narra en Gn 3,108 ahora bien la unidad relacional del hombre y la mujer

es el núcleo fundamental de la vocación comunitaria de la humanidad. La comunidad

conyugal, que nace del amor, está llamada a hacer la experiencia de una nueva y

original comunión, que confirma y perfecciona la natural y humana,109 a través del

sacramento del matrimonio.

Sacramento del matrimonio que Dionisio Borobio considera como un acontecimiento

antropológico salvífico,110 como una realidad humana que abraza en su realidad

corpórea y sexuada, donde el erotismo y el amor son parte integrantes. Al igual que el

aporte de Benedicto XVI, Borobio propone la integración del eros y el ágape en el

vínculo matrimonial, al afirmar que el eros bien orientado, es fuente de realización

personal y de salvación y que al integrarse con el ágape hace que entre en la dinámica

103 FC 11104 GS12  105 I. CORPAS, “La familia, experiencia humana y sacramento de salvación”, Theologica Xaveriana 159 (2006) 425-442106 “El hombre y la mujer viven una relación de igualdad (en su dignidad fundamental de imagen divina) y diferencia por su distinción sexuada.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, 71 107 Ibíd., 79108 “El pecado significa el rechazo de la alteridad y entonces de la posibilidad de la unidad y la comunión.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, 111 109 FC 21110 Cf. D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 563-575

Page 24: la familia cristiana

23

de la donación y entrega del reconocimiento y de la donación del otro, por eso para este

autor, estas dos dimensiones del amor se necesitan y complementan.

2.3 Dimensión trinitaria de la familia cristiana

Dios es el origen de todo ser, en su reconocimiento como origen y fin de todo ser está el

centro de la fe “El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Porque Dios

quiso que en él residiera toda la plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que

existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz” (Cl

1,17.19-20), Jesús es para nosotros la revelación de lo que es la familia: imagen de la

Trinidad. Dios forma la familia humana cuya dignidad es igual para todos sus

miembros, ella es comunidad de amor a imagen del Padre, del Hijo y del Espíritu

Santo.111 Sobre esto dice Borobio: “si el «nosotros trinitario» creó el «nosotros

interpersonal matrimonial» a su imagen y semejanza para ser una sola carne, no hay

duda de que puede afirmarse una semejanza analógica entre el matrimonio y la

Trinidad.”112 La Iglesia cree que la familia, es imagen de Dios “que en su misterio más

íntimo” es una familia y en la comunión de la Trinidad la familia tiene su origen como

lo afirman los obispos latinoamericanos: creemos que “la familia es imagen de Dios

que, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia.” En la comunión de

amor de las tres Personas divinas, nuestras familias tienen su origen, su modelo

perfecto, su motivación más bella y su último destino.113

A su vez en la Trinidad la familia encuentra el modelo de aquello que ella está llamada

a ser:

“Cuatro relaciones fundamentales de la persona constituyen la vida de la familia: la relación de padres e hijos, la relación de los hijos con los padres, la relación de hermanos, la relación de pareja. Estas mismas relaciones componen la vida de la Iglesia: experiencia de Dios como Padre, experiencia de Cristo como hermano; experiencia de hijos en, con y por el hijo; experiencia de Cristo como esposo de la Iglesia. La vida en familia reproduce estas cuatro experiencias fundamentales y las participa en pequeño; son cuatro rostros del amor humano.”114

Como podemos ver estas relaciones fundamentan el modelo comunitario dentro del

seno familiar y que como dijimos es imagen de la comunión intra- trinitaria. Lo que

lleva que al vivir la comunión con Dios, se realiza la comunión en la familia, “en cuanto

que las relaciones que constituyen la familia – conyugalidad, paternidad-filiación,

111 Cf. CIC 2203-2204112 D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,575113 DA 434114 DP 582

Page 25: la familia cristiana

24

fraternidad– mediante las cuales toda persona humana queda introducida en la familia

humana y en la familia de Dios, que es la Iglesia.”115

Estas relaciones intrafamiliares de forma análogas hacen referencia a las relaciones

intra-trinitarias.

“En referencia al Padre se desprende el sentido de paternidad- maternidad, generación y creatividad. En referencia al Hijo se desprenden las actitudes de filiación, obediencia, amor, fidelidad a la misión, entrega sacrificada… en referencia al Espíritu Santo se desprenden las actitudes de comunión y relación amorosa entre el “nosotros familiar”, la fortaleza para la mutua donación y la permanencia en la unidad.”116

2.4 Dimensión Cristológica

La dimensión Cristológica de la familia se entiende a partir de la relación que existe

entre Cristo y la Iglesia. Ya que el Padre en Jesucristo hace que el amor matrimonial

alcance su máxima realización, de forma única, definitiva, e insuperable al comunicarse

plenamente en la humanidad de Jesús.117 Desde la revelación en el Nuevo Testamento se

presentan dos momentos fundamentales de la vida de Cristo relacionados con la unión

con la Iglesia; la Encarnación del Verbo, por la que se efectiviza la unión de la

divinidad con la humanidad, en la persona de Jesucristo, y el misterio Pascual, de la

Pasión, Muerte y Resurrección, a través del cual santifica a su Esposa, la Iglesia.

El Apóstol Pablo en la Carta a los Efesios 5,21-33 presenta de forma explícita las

relaciones entre el marido y la esposa a partir del modelo de la unión de Cristo con la

Iglesia en sus relaciones nupciales.

Gonzalo Flórez afirma que en el paralelismo que realiza Pablo, entre el matrimonio y la

Iglesia, hay dos elementos importantes y significativos en la reflexión paulina. El primer

elemento hace referencia al misterio de la Iglesia en el cual los bautizados están unidos

a Cristo, formando un solo cuerpo, del que Cristo es la cabeza. El segundo elemento es

la referencia al relato de la Creación (Gn 2,18-24), en el que el hombre y la mujer

“llegan a ser una sola carne” (Gn 2,24). El autor afirma que este elemento se refiere a la

unión matrimonial, la cual hace parte de la Creación y de la voluntad de Dios, por eso es

una realidad sagrada y misteriosa. Estos dos elementos íntimamente unidos entre sí se

encuentran en el texto de Pablo cuando dice: Este es un gran misterio: y yo digo que se

refiere a Cristo y a la Iglesia (Ef 5,32).118

Si hacemos una lectura del texto de Efesios:

115 FC 15116 D. BOROBIO, “Familia, Ritos familiares y transmisión de la fe”, Revista Agustiniana 141 (2005) 577117 Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, 51118 G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 106

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Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo. Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido. Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada. Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne. Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia. En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como así mismo, y la esposa debe respetar a su marido. (Ef 5,21-33)

Se puede ver que el Apóstol comienza anunciando la unidad entre todos como una

mutua sumisión, no dejando de exhortar al marido a amar a su esposa, como Cristo hace

con la Iglesia para santificarla. Así como Cristo ama a la humanidad pecadora y se

entrega para la santificación de la misma, el esposo y la esposa deben ser uno para el

otro un medio de santificación; para que esto ocurra es necesario saber amar y cargar

con la cruz y saber ayudarse mutuamente en esta tarea, enfrentando los obstáculos que

se imponen para el cumplimento de las promesas hechas en ocasión de la celebración

del pacto nupcial. Para que esto acontezca es necesario que ambos se coloquen al

servicio de la Iglesia de Dios.

Del hecho de la unidad esponsal entre Jesucristo y la Iglesia, proviene la

sacramentalidad cristiana del matrimonio y se manifiesta su dimensión salvífica,

considerando que el sujeto de la salvación universal es Cristo y que sus destinatarios son

las personas, los cónyuges, por la celebración se asemejan a Cristo salvador de una

manera nueva. Ahora bien, puesto que esta historia tiene su centro en Cristo, y el

momento culminante de Cristo es la pascua, también debe decirse que el matrimonio

cristiano se inserta de modo especial en el misterio pascual de Cristo. Según esto,

quienes se casan «en el Señor», participan del misterio de amor y entrega de Cristo

hasta la muerte, y encuentran en este misterio la respuesta a los gozos y tristezas de su

mismo amor. Cristo, entregando su vida hasta la muerte de cruz, por amor, es la

respuesta a la unión del amor y la muerte en el matrimonio.119

119 Cf. D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 573

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2.5 Dimensión Eclesiológica

La dimensión eclesial de la familia toma una mayor relevancia a partir del Concilio

Vaticano II. A partir de este acontecimiento eclesial es desde donde podemos entender

el lugar teológico y eclesial que ocupa hoy la familia cristiana. La constitución Lumen

Gentium presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios y como Pueblo participa del

sacerdocio regio y profético de Cristo. En el número 11 de esta Constitución

encontramos la referencia a la familia bajo el concepto de “Iglesia Doméstica,”120 y en

cuanto Iglesia Doméstica tiene como misión ejercer las tres acciones de la Iglesia de la

cual la familia hace parte. “La del servicio a la palabra o profética, la del servicio

cultural o sacerdotal, y la del servicio en la caridad; de este modo, también la familia

tiene por misión ser y aparecer como «sacramento» de Cristo y de la Iglesia en el

mundo.”121 La Iglesia como sacramento de salvación en Cristo, a través como fue

mencionado, del anuncio de la Palabra y la celebración de los sacramentos, manifiesta a

las familias su identidad eclesial, animándola al servicio de la misma caridad de Jesús

para con la humanidad. Por otro lado la familia está en el interior del misterio de la

Iglesia y participa de su misión, en cuanto comunidad evangelizadora, participando del

munus profético, sacerdotal y real de Cristo.122 De esta manera, las familias mediante su

ministerio reconocen su identidad eclesial,123 y se desarrolla como comunidad eclesial

en el mundo.124

Si bien el concepto de Iglesia Domestica, aparece en el Concilio Vaticano II, esta

condición hunde sus raíces en la primitiva Iglesia cristiana, como bien leemos en los

Hechos de los Apóstoles, donde se reflejan las acciones y los primeros pasos del

cristianismo, aquí podemos comprobar como las comunidades se reunían en las casa de

familias, íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus

casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón,125 a esta Iglesia Domestica

naciente se refiere el Papa Benedicto XVI cuando hace memoria de los colaboradores

120 “La eclesialidad del matrimonio se funda en la sacramentalidad del mismo; la familia es Iglesia analógicamente, no unívocamente, pues existen semejanzas y diferencias; lo mismo que la Iglesia, la familia tiene su centro en la unidad en el amor; la familia, como la Iglesia, tiene una misión procreativa y educativa, por la que engendra nuevos hijos por el bautismo y la fe; este engendrar nuevos hijos se realiza a través de un proceso, que implica, también en la familia.” Ibíd. 580121Ibid., 580122 Cf. CIC 179-180123 Cf. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, Buenos Aires, San Pablo. (1975)71124 Cf. FC 55125 Hch 2,46

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más cercanos de los Apóstoles, como fue el caso de los esposos Priscila y Aquiles (Cf.

Hech 18, 1-4), partiendo de las palabras del Apóstol Pablo, cuando en la primera carta a

los Corintios, saluda al matrimonio, “Aquila y Priscila, junto con los hermanos que se

congregan en su casa.”126

“Así conocemos el papel importantísimo que desempeñó esta pareja de esposos en el ámbito de la Iglesia primitiva: acogían en su propia casa al grupo de los cristianos del lugar, cuando se reunían para escuchar la palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía. Ese tipo de reunión es precisamente la que en griego se llama ekklesìa —en latín "ecclesia", en italiano "chiesa", en español "iglesia"—, que quiere decir convocación, asamblea, reunión. Así pues, en la casa de Áquila y Priscila se reúne la Iglesia, la convocación de Cristo, que celebra allí los sagrados misterios. De este modo, podemos ver cómo nace la realidad de la Iglesia en las casas de los creyentes.”127

2.6 Comprensión escatológica de la familia cristiana

Gonzalo Flórez expone la visión cristiana del matrimonio y la familia en orden a la

finalidad creacional y a la historia soteriológica.128

“La visión que nos ofrece el cristianismo acerca de la realidad del matrimonio parte de dos premisas: por un lado, el matrimonio forma parte de la condición humana del creyente, y en este sentido está sujeto a la conducta que el cristiano ha de mantener de acuerdo con el contenido de la fe; por otro lado, el matrimonio pertenece al orden de realidades destinadas a desaparecer en la resurrección gloriosa del hombre, y en este aspecto no es sino un signo de las realidades futuras, esto es, de la comunión que Dios mismo quiere establecer con su pueblo y con cada uno de los creyentes.”129

En sentido escatológico la victoria del cordero termina con la boda con el género

humano (Ap 19).130 El Antiguo Testamento presenta reflexiones al respecto de Dios,

como aquel que ama a su pueblo, con amor inmenso, como una relación familiar, aun

cuando el pueblo rompe la alianza que él realiza. En la literatura neo-testamentaria,

Cristo (Ap19) es el novio que se presenta para la boda con la humanidad. Él nos

reconcilia con el Padre. En razón de esto la familia está llamada a buscar al Cordero de

Dios, el fundamento de su existencia como Iglesia Doméstica, siendo ella parte

integrante del cuerpo místico de Cristo, la Iglesia, teniendo los valores del Reino como

camino de seguimiento de Jesús, es en la gracia de Cristo, que la familia encuentra su

eclesialidad y su dimensión escatológica.

En el misterio de la Encarnación se inaugura y concretiza la esperanza escatológica, el

Logos se hace carne y se une a los humanos, el Hijo de Dios entra en la historia a favor

126 1Cor 16,19127 Benedicto XVI, Audiencia general del 7 de Febrero de 2007 . Los esposos y primeros cristianos Priscila y Aquila. [en línea] http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2007/documents/hf_benxvi_aud_20070207_sp.html (Consulta 15 de agosto de 2013)128 Cf. G. FLÓREZ, Matrimonio y familia ,102- 113129 Ibíd., 102130 CIC 1602

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28

de la humanidad para llevarla a la comunión con el Padre y los hombres. La encarnación

forma parte del misterio salvífico de Dios,

“para el provecho personal de cada miembro de la familia y su suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la sociedad humana... La familia hará partícipes a otras familias, generosamente, de sus riquezas espirituales.”131

De esta manera la familia siendo Iglesia Doméstica tiene su deber eclesial de estar al

servicio del Reino, porque ella forma parte de la vida y de la misión de la Iglesia y en

esta el anuncio del Reino definitivo. Cuando la familia se hace seguidora de Jesucristo,

ella se vuelve signo de las promesas escatológicas, anticipando las realidades

definitivas, en la vivencia y celebración del Misterio Pascual.

3.0 Desafíos Pastorales

La defensa del matrimonio y la familia, nos corresponde a todos los que formamos la

Iglesia, pero se le da un papel fundamental en esta función a la Pastoral Familiar,132

quienes tienen la misión de cuidar, acompañar y ofrecer una sólida formación a la

comunidad. En su ministerio muchas veces los agentes de pastoral y pastores se

encuentran con situaciones difíciles y complejas,133 que se presentan como desafíos para

el trabajo pastoral y a las que se les debe  ofrecer un acompañamiento. Podemos

mencionar algunas de estas situaciones, nos encontramos con los divorciados, los

divorciados vueltos a casar, las uniones de hecho, entre otras situaciones irregulares que

se presentan en orden al sacramento del matrimonio.134 Frente a estas situaciones nos

recordaba Juan Pablo II que:

“la Iglesia no se siente llamada a expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien a iluminar los numerosos dramas humanos con la luz de la Palabra de Dios, acompañada por el testimonio de su misericordia. Con este espíritu, la pastoral familiar procura aliviar también las situaciones de los creyentes que se han divorciado y se han vuelto a casar. No están excluidos de la Comunidad; al contrario, están invitados a participar en su vida, recorriendo el camino de crecimiento en el espíritu de las exigencias evangélicas. La Iglesia, sin ocultarles la verdad del desorden moral objetivo en que se hallan y de las consecuencias que se derivan de él para la práctica sacramental, quiere mostrarles toda su cercanía materna.” (Juan Pablo II. En el jubileo de las familias, 14/10/2000)135

131 GS 48132 Cf. APFIA 129- 137133 Cf. BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, Buenos Aires, Paulinas, (2007). 29 (En Adelante SC)134 “Para todas las situaciones difíciles o irregulares la Iglesia tendrá palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas; ofrecerá a todos su ayuda desinteresada, a fin de que puedan acercarse al modelo de familia, que ha querido el Creador desde el principio.” FC 65135 BENEDICTO XVI, Discurso a los Sacerdotes de la Diócesis de Aoasta [En Línea] http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/documents/hf_jp-

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29

Dada la extensión de este trabajo nos limitaremos desarrollar el desafío que se nos

presenta a la hora de hablar sobre a la situación de los divorciados vueltos a casar.

Situación a la que estamos llamados a:

“Acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del Magisterio, a las parejas que viven en situación irregular, teniendo presente que a los divorciados vueltos a casar no les es permitido comulgar. Se requieren mediaciones para que el mensaje de salvación, llegue a todos. Urge impulsar acciones eclesiales, con un trabajo interdisciplinario en teología y ciencias humanas que ilumine la pastoral y la preparación de agentes especializados para el acompañamiento de estos hermanos”136

En primer lugar presentaremos la mirada que presenta la Iglesia ante los casados en

segunda unión. En segundo lugar desarrollaremos esta situación desde la Familiaris

Consortio, para luego preguntarnos si hay una salida para aquellos que viven esta

situación, la cual provoca dolor en quienes lo padecen, ya que expresan con pesar el no

poder participar plenamente de las riquezas espirituales dadas por los sacramentos.137

3.1 Divorciados vueltos a casar

Situación de los matrimonios de segunda unión en la Iglesia.

La Iglesia Católica en el CVII, toma conciencia de los problemas y dolores que vive la

sociedad, lo hace en el inicio de la Constitución Gaudium et Spes cuando los Padres

Conciliares dicen: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los

hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez

gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo,”138 a raíz de esto

muchos teólogos y moralistas comienzan a escribir sobre uno de los grandes temas que

aún hoy está en la mesa de debate como es la situación de los divorciados vueltos a

casar, subrayando la necesidad de acoger a los que están en esta dolorosa situación y no

apartarlos de la comunidad, pero aun así aunque no se los consideren separados, las

personas que se unieron en segundas nupcias, quedan inhabilitados para recibir el

sacramento de la Eucaristía y la reconciliación, lo cual es vivido como el mayor

problema, como una pesada cruz.

Es una situación compleja la que se nos presenta, que se puede abordar desde tres

dimensiones complementarias, la dimensión teológica, disciplinar y pastoral. En nuestra

opción de trabajo las presentaremos desde la visión jurídica y pastoral.

ii_spe_20001014_families_sp.html [ Consulta 29 de Agosto de 2013] 136 DA 437137 Cf. E. LÓPEZ AZPITARTE, Ética de la sexualidad y del matrimonio, Madrid, San Pablo, 19921, 419138 GS 1

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3.1.1 Visión jurídica.

La visión jurídica define que la situación del matrimonio de un divorciado vuelto a casar

ante la Iglesia es la de matrimonio irregular. Es decir que los divorciados reesposados,

“obviamente sin el rito religioso católico,”139 se encuentran objetivamente en una

permanente situación irregular.

En el año 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Carta sobre la

recepción de la comunión por parte de los divorciados vueltos a casar. En este

documento se recuerda que “merecen una especial atención las dificultades y los

sufrimientos de aquellos fieles que se encuentran en situaciones matrimoniales

irregulares.”140 Porque “su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión

de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la eucaristía,"141 ya que la

Eucaristía realiza, alimenta y santifica la indisoluble unión y fiel alianza de Cristo con la

Iglesia, a su vez el matrimonio como sacramento también comunica, realiza y santifica

la indisoluble unión y fiel alianza de Cristo con los esposos, y es a partir de esta alianza

indisoluble que nace la familia, primera célula de la Iglesia. La irregularidad se presenta

porque la segunda unión rompe y contradice la unión indisoluble y fiel alianza de los

esposos con Cristo, realizada por el sacramento del matrimonio, ya que en Cristo no

puede haber dos alianzas.142 Pero esto no quiere decir que “se consideren separados de

la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida.”143 “La

Iglesia está firmemente convencida de que también quienes se han alejado del mandato

del Señor y viven en tal situación pueden obtener de Dios la gracia de la conversión y

de la salvación si perseveran en la oración, en la penitencia y en la caridad.”144 Frente a

esta situación “los pastores tienen el deber de recordar a estos fieles la doctrina de la

Iglesia acerca de la celebración de los sacramentos y especialmente de la recepción de la

Eucaristía.”145 Esta norma de ninguna manera tiene un carácter punitivo o en cualquier

modo discriminatorio hacia los divorciados vueltos a casar,146 sino “que la Iglesia desea

139 FC 84140 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la recepción de la comunión por parte de los divorciados vueltos a casar, 2 [EnLínea]http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_14091994_rec-holy-comm-by-divorced_sp.html [Consulta 2 de Septiembre de 2013] (En adelante CRCDVC)141 E. LÓPEZ AZPITARTE, Ética de la sexualidad y del matrimonio, 421142 Cf. CIC 1614-1618143 FC 84144 Ibid.145 CRCDVC 3146 Ibíd., 4

Page 32: la familia cristiana

31

invitar a sus hijos, que se encuentran en estas situaciones dolorosas, a acercarse a la

misericordia divina por otros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la

Penitencia y de la Eucaristía, hasta que no hayan alcanzado las disposiciones

requeridas.”147

3.1.2 Visión pastoral

En este momento debemos hacer una distinción entre aquellos que viven en una

segunda unión sin compromiso o interés espiritual y entre aquellos que viven su

segunda unión con la firme voluntad de formar una nueva unión de forma responsable,

de amor recíproco, abierto a la vida, y el deseo de integrar la comunidad cristiana; estos

últimos deben enfrentar otro problema el cual es de razón pastoral, ya que, “los fieles

serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la

indisolubilidad del matrimonio.”148 Pero ante estos casos los pastores deben discernir

cómo actuar y disponerse a “acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo a las

parejas que viven en situación irregular.”149 La pastoral en nuestras comunidades están

llamadas a ofrecer espacios y la disposición necesaria para acompañar a las personas

que se encuentran en esta situación y de este modo los divorciados vueltos a casar

puedan vivir lo que piden los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes los invitan

a oír la Palabra de Dios, frecuentar el sacrificio de la misa, perseverar en la oración,

incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia,

en la educación de los hijos, el cultivo del espíritu.150

“los divorciados vueltos a casar, a pesar de su situación, siguen perteneciendo a la Iglesia, que los sigue con especial atención, con el deseo de que, dentro de lo posible, cultiven un estilo de vida cristiano mediante la participación en la santa Misa, aunque sin comulgar, la escucha de la Palabra de Dios, la Adoración eucarística, la oración, la participación en la vida comunitaria, el diálogo con un sacerdote de confianza o un director espiritual, la entrega a obras de caridad, de penitencia, y la tarea de educar a los hijos.”151

La encíclica Familiaris Consortio en el número 84 presenta el papel de cada uno de los

miembros de la comunidad a la hora de ofrecer un acompañamiento a los divorciados

vueltos a casar: dando cuenta de las tareas que les corresponde a la Iglesia, a los

Pastores y a la comunidad en general. A la Iglesia le corresponde conducir y esforzarse

147 JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal Reconciliación y Penitencia, Buenos Aires, Paulinas, (1984), 34148 Cf. FC 84149 DA 437150 Cf. FC 84 151 SC 29

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32

para que todos alcancen la salvación, además la Iglesia está llamada a rezar por ellos

como madre de misericordia y sustentar en ellos la fe y la esperanza. A los Pastores les

corresponde discernir bien las distintas situaciones y buscar con caridad la integración

en la comunidad de quienes están pasando por esta situación. Por último a la comunidad

entera, quienes tienen el mismo papel que los Pastores, de buscar que los divorciados

vueltos a casar se integren a la vida de la comunidad. Aquí es importante resaltar que el

Papa dice la vida, la cual engloba la actividad, participación y co-responsabilidad en la

vida de la Iglesia.

3.2 Perspectivas para una posible solución al problema de los

divorciados vueltos a casar

En este apartado no pretendemos presentar una solución al problema de los divorciados

vueltos a casar, si exponer algunos puntos de vista de teólogos y moralistas que

llevarían a una posible solución y que permitiría una integración y la sanación de las

heridas que sufren quienes están en esta situación. Ya que dicha solución “no puede

limitarse a la única posibilidad de admisión/no admisión a los sacramentos de la

penitencia y de la eucaristía. De todas formas quedarán con el estigma de hallarse en

una “situación irregular.”152 Sino que debe tender hacia la unidad, como es el deseo de

Jesús «Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean

uno en nosotros» (Jn 17,21-22).

Desde el querer de Jesús, que todos seamos uno, es desde donde se debe delinear todas

las tareas pastorales con los matrimonios de segunda unión, ofreciendo una

espiritualidad de la misericordia, del Buen Pastor y una espiritualidad de comunión

como un camino de integración y sanación;

“espiritualidad de comunión significa, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo Místico y, por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Es ver todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios.”153

Partiendo de esta espiritualidad de la comunión para nuestro tema es que nos hace ver

como los hermanos divorciados vueltos a casar “Son personas como nosotros, que han

sufrido más que nosotros y que, sin duda, también nos superan en fuerza creyente, en

capacidad de aguante y sufrimiento y en amor a una Iglesia que a menudo parece no

152 S. BOTERO, El problema de los «divorciados vueltos a casar» ¿Una perspectiva nueva a la vista? Thelogica Xaveriana 159 (2006) 395-424153 JUAN PABLO II, Novo Millenio Ineunte, San Pablo, Buenos Aires (2001), 65.

Page 34: la familia cristiana

33

entenderles.”154 Ya que las posiciones que se plantean frente a esta situación presentan

una dicotomía, entre salvar la permanencia del primer matrimonio o reconocer el

segundo, como bien lo desarrolla Walter Kasper cuando dice:

“Se van delineando dos posibilidades diferentes; por una parte, la de defender con toda decisión la realidad permanente del primer matrimonio, es decir, la subsistencia del vínculo matrimonial y, por otra, la de reconocer los valores humanos y cristianos de un segundo matrimonio contraído por lo civil cuando dos personas implicadas en él están dispuestas a la conversión y a la reconciliación y hacen todo lo humanamente posible dentro de su situación.”155

Si bien estamos a la espera de una reflexión madura al respecto, muchos teólogos y

moralistas desde sus interpretaciones ofrecen diferentes salidas para poder llevar

adelante dicha integración, hay quienes plantean desde su interpretación, consecuente

con el magisterio,156que se deberán aprovechar las ocasiones propicias, por ejemplo la

vivencia sacramental o preparación sacramental de los hijos, para de este modo iniciar

con ellos un diálogo fraterno y evangelizador, de modo que se favorezca la participación

activa de estos matrimonios en la comunidad.157

El diálogo fraterno y evangelizador que hacíamos referencia debe además “ayudar a la

revalorizar vitalmente su condición bautismal, por la cual siguen siendo hijos de Dios y

de la Iglesia en Cristo Jesús.”158 Algunos modos de participación en la vida eclesial de

los divorciados vueltos a casar, son la escucha y la lectura de la Palabra de Dios, la vida

de oración, individual y comunitaria, siguiendo la recomendación de los Padres

Conciliares cuando dicen que “se debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada

Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre; porque "a El hablamos

cuando oramos, y a El oímos cuando leemos las palabras divinas.”159 Por otro lado se

los debe invitar a participar de los distintos actos litúrgicos y sacramentales, como

Adoraciones Eucarísticas, rezo del Rosario, pero con insistencia se debe animar a la

participación asidua de la Eucaristía. El Papa Benedicto XVI en un discurso al clero de

154 B. HÄRING, ¿Hay una salida? Pastoral para divorciados, Herder, Barcelona 19901, 15 (En adelante BH)155 Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, 95-96156 “Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia.” CIC 1650157 Cf. C. Scarponi, La situación de los separados en nueva unión, a la luz del Evangelio, Buenos Aires, Paulinas, 20061,44158 Ibid., 46159 CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum, Madrid, BAC, (1968), 25

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34

la Diócesis de Aosta en el año 2005, valorizaba la participación de los matrimonios en

segunda unión en la Eucaristía al respecto el Papa decía:

“una Eucaristía sin la Comunión sacramental inmediata no es completa, le falta algo esencial. Sin embargo, también es verdad que participar en la Eucaristía sin Comunión eucarística no es igual a nada; siempre implica verse involucrados en el misterio de la cruz y de la resurrección de Cristo. Siempre implica participar en el gran Sacramento, en su dimensión espiritual y pneumática; también en su dimensión eclesial, aunque no sea estrictamente sacramental.”160 

Por otro lado hay quienes proponen algunas ideas reformistas, en la búsqueda de

encontrar una solución o salida para los matrimonios de segunda unión, con la finalidad

de integrarlos plenamente a la comunidad, y quitar de ellos el peso del pecado de su

irregularidad matrimonial. Entre las propuestas reformistas se encuentran los intentos de

una nueva interpretación exegética de algunos textos Bíblicos, como así también la

reforma del código vigente, también se proponen ideas para una praxis pastoral más

benigna,161 pero en nuestro trabajo nos detendremos a desarrollar la propuesta que

presenta el moralista B. Haring la cual se funda en la espiritualidad de la oikonomia que

se practica en la Iglesia oriental, el autor ve en esta espiritualidad una posible salida para

la Iglesia occidental.162

La espiritualidad de la oikonomia “significa todo el ordenamiento salvífico de Dios,”163

la espiritualidad económica se edifica sobre la fe en el Espíritu Santo, quien

amorosamente nos introduce en la verdad anunciada por Jesús, en su amor y solicitud

pastoral. En la espiritualidad de la oikonomia, “prevalece el convencimiento de que la

letra por sí sola, sin el Espíritu mata, y por eso pone su confianza en el Espíritu Santo,

dador del don de discernimiento, y quien permite abrirse al mandamiento y a la ley con

vistas por completo al orden de la gracia.”164 Además destaca Haring que “para los

orientales la oikonomia es inconcebible sin la fe firme en la vocación de todos a la

santidad” y agrega que “existen ordenanzas eclesiásticas, pero estas nunca están

separadas de la piedad total y absolutamente trinitaria, que vive y se nutre de la

oikonomia”.165 Una vez presentada la espiritualidad de la oikonomia, nuestro autor no

duda en afirmar que aunque sin proceder a la bendición de la unión de un segundo

matrimonio, en el sentido de la oikonomia de las Iglesias orientales, dice:

“Cuando se trata de separados, que viven tranquila y pacíficamente en un segundo matrimonio y solo en él han llegado realmente a la fe o a una conversión de fe, mientras

160 Benedicto XVI, Discurso al Clero de la Diócesis de Aosta. Año 2005161  J MEINVIELLE , Matrimonio indisoluble en un mundo inestable , Teología 39 (1982 ) 7-28162 Cf. B. HÄRING, ¿Hay una salida?, 61-94163 Ibíd., 63164 Cf Ibíd., 64 165 Ibíd., 65

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35

que en la época del primer matrimonio fracasado no pertenecían de modo efectivo a la Iglesia o estaban alejados por completo de la misma, en tal caso podemos encontrar una solución por la vía de la espiritualidad económica.”166

Frente a esta postura, que plantea una solución desde un camino ecuménico, el Papa

Benedicto XVI, en su discurso al clero de la Diócesis de Aosta dice:

“Conocemos el problema no sólo de las comunidades protestantes, sino también de las Iglesias ortodoxas, que a menudo se presentan como modelo, en las que existe la posibilidad de volverse a casar. Pero sólo el primer matrimonio es sacramental:  también ellas reconocen que los demás no son sacramento; son matrimonios de forma reducida, redimensionada, en una situación penitencial; en cierto sentido, pueden ir a la Comunión, pero sabiendo que esto se les concede "in economía" ―como dicen― por una misericordia que, sin embargo, no quita el hecho de que su matrimonio no es un sacramento. El otro punto en las Iglesias orientales es que para estos matrimonios han concedido la posibilidad de divorcio con gran ligereza y que, por tanto, queda gravemente herido el principio de la indisolubilidad, verdadera sacramentalidad del matrimonio.”167 

Haciendo una lectura de estas posibles soluciones, podemos rescatar que cada una de

ellas desde su buena voluntad intenta aportar lo suyo, pero ninguna de ellas ofrece una

solución que integre las tres dimensiones que hacíamos referencia al presentar la

situación de los divorciados vueltos a casar. Los teólogos y moralistas alineados al

magisterio ofrecen una visión que responde a la dimensión pastoral, por otro lado la

propuesta de Haring, intenta dar una respuesta a estas situaciones, desde su visión se

resolvería la dimensión pastoral y disciplinar, pero ningún aporte, hasta el momento,

ofrece una salida que responda al problema teológico, es decir, el tema de la

indisolubilidad matrimonial.

Según lo presentado llegamos a la conclusión que no hay una salida que permita, por

ahora, una integración plena de estos matrimonios en segunda unión, más que trabajar

con ellos, integrándolos a nivel pastoral, hacerlos sentir y saber que forman parte de la

Iglesia, a través de la gracia del Bautismo y sobre todo como dice el documento de la

pastoral familiar del episcopado francés que todos estamos llamados a la santidad:

“Cada bautizado está llamado a vivir su situación y su vida humana como un camino hacia la santidad, no aisladamente sino en unión con la comunidad eclesial. Esta afirmación es válida tanto para el divorciado vuelto a casar, como cualquier otro bautizado. Ninguna situación humana está fuera de la gracia del Señor y el divorciado casado de nuevo está llamado a vivir su estado particular como un lugar donde está presente la gracia de Dios.”168

Cabe destacar que esta situación está siendo estudiada y merece una respuesta pronta

por parte de la Iglesia ya que como dijo el Papa Francisco al Clero de Roma, al hablar

166 Ibid.,92167 Benedicto XVI, Discurso al Clero de la Diócesis de Aosta. Año 2005 168 Comisión Familiar del Episcopado Francés, Los divorciados vueltos a casar en la comunidad cristiana, Buenos Aires, Paulinas, 1992, 68

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sobre la nulidad matrimonial: “son una auténtica periferia existencial, que exige valentía

pastoral, siempre en la verdad y en la justicia.”169

169 Papa Francisco al Clero de Roma, 16 de Septiembre de 2013, [En línea] http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/vaticano/2013/212q13-Il-vescovo-di-Roma-ha-dialogato-a-lungo con.html&title=Con%20el%20apoyo%20de%20la%20misericordia&locale=es (Consulta 10 de Octubre de 2013)

Page 38: la familia cristiana

37

4.0 Conclusión

En los últimos tiempos, vemos cambios socio-políticos, económicos y culturales que

influyen en la vida de las familias. Por este motivo se hace necesario desde la teología

ofrecer pautas para la reflexión que ofrezcan, los fundamentos que la familia, como

Iglesia Doméstica, presenta para salvaguardar su importancia y dignidad, ya que ella es

un gran valor parar la humanidad y para la Iglesia.170

En nuestro estudio presentamos la doctrina, bíblica y teológica sobre la realidad

sacramental del matrimonio. Expusimos cómo el matrimonio está inscrito en el interior

del ser humano y forma parte del plan creador de Dios (Gen 1,26-28), haciéndolo que

este sacramento tenga el carácter indisoluble y sea una institución pensada por Dios y

elevada a la dignidad de sacramento por Jesús, esta es la razón por la que la Iglesia no

puede dejar de defenderla, frente a los ataques que la institución matrimonial recibe.

Porque el matrimonio como sacramento participa de aquello que es propio de Dios, de

su esencia, Dios es familia en el seno de la Trinidad. Pudimos reconocer que la familia,

como institución “es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del

Padre y del Hijo en el Espíritu Santo.”171 Esta imagen comunitaria funda todas las

dimensiones teológicas que hemos desarrollado y que la familia está llamada a

reproducir y manifestar por medio de su vivencia de la fe, primero en el seno familiar,

“En la familia, la fe está presente en todas las etapas de la vida, comenzando por la infancia: los niños aprenden a fiarse del amor de sus padres. Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos. Sobre todo los jóvenes, que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, deben sentir la cercanía y la atención de la familia y de la comunidad eclesial en su camino de crecimiento en la fe.”172

Pero es en la vivencia comunitaria donde la familia es signo de la unión misteriosa de

Cristo con la Iglesia, fundamento de la acción y misión de la familia. Dicha unión

prefigurada por la antigua Alianza de Dios con su pueblo. La fidelidad a esa Alianza se

expresaba por el reconocimiento de un único Dios y por la justicia con el prójimo. La

Iglesia se hace sacramento de salvación y comunión para la humanidad, construyendo el

Reino de Dios en este mundo. Los esposos unidos por el amor cumplirán su misión para

170 Cf. FC 1171 CIC 2205172 LF 53

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gloria de Dios siendo uno para el otro estímulo para la santificación personal y los dos,

testigos para la comunidad del amor de Cristo por su Iglesia edificada por el Espíritu

Santo.173

Como decíamos la familia es imagen de la Trinidad, podemos decir, imagen del amor, y

por eso movida por ese amor, la familia está llamada a anunciar y a trabajar para que

todos integren la gran familia de Dios, es decir, su Iglesia. Como ya decía el Beato Juan

Pablo II: “La familia cristiana está llamada a tomar parte viva y responsable en la

misión de la Iglesia de manera propia y original, es decir, poniendo a servicio de la

Iglesia y de la sociedad su propio ser y obrar, en cuanto comunidad íntima de vida y

amor.”174 Debe trabajar para acoger con amor misericordioso a aquellas familias que

sufren por no poder participar de forma plena en la vida de la Iglesia por irregularidades

en el sacramento del matrimonio, como hemos desarrollado al presentar la situación de

los divorciados vueltos a casar.

La acogida que las familias deben ofrecer supone escucha, ponerse en el lugar del otro,

disponibilidad para entrar en diálogo. La acogida habrá de ser un signo distintivo del

trabajo en la pastoral familiar de la Iglesia y de quienes colaboren en sus acciones.

Acogida no es lo mismo que aceptación incondicional de los planteamientos del otro,

sino disponibilidad para buscar juntos, como lo resumen los Obispos en Aparecida

cuando dicen:

“Acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del Magisterio, a las parejas que viven en situación irregular, teniendo presente que a los divorciados y vueltos a casar no les es permitido comulgar. Se requieren mediaciones para que el mensaje de salvación llegue a todos. Urge impulsar acciones eclesiales, con un trabajo interdisciplinario de teología y ciencias humanas, que ilumine la pastoral y la preparación de agentes especializados para el acompañamiento de estos hermanos.”175

173 Cf. CIC 1659-1666174 FC 50175 DA 437

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%20el%20apoyo%20de%20la%20misericordia&locale=es

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Índice

Sumario..............................................................................................................................1Siglas.................................................................................................................................2INTRODUCCIÓN.............................................................................................................31 Reflexión bíblico- magisterial sobre el Sacramento del matrimonio.............................51.1 Dimensión bíblica de la familia...................................................................................5

1.1.1 La Buena Nueva de la familia..............................................................................51.1.2 Antiguo Testamento.............................................................................................51.1.3 Nuevo Testamento................................................................................................7

1.2 La Familia cristiana según el Concilio Vaticano II.....................................................81.3 Aspectos relevantes del magisterio post-Conciliar...................................................10

1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan Pablo II y Benedicto XVI.............................................................................................................101.3.2 Aporte sobre la familia del Episcopado latinoamericano y argentino................141.3.2.1 Conferencia Episcopal en Puebla....................................................................141.3.2.2 Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida...................................151.3.2.3 La familia en la reflexión del Episcopado Argentino......................................16

2.0 Teología del matrimonio y la familia cristiana........................................................182.1 Sacramentalidad del matrimonio...........................................................................192.2 Dimensión antropológica de la familia cristiana...................................................212.3 Dimensión trinitaria de la familia cristiana...........................................................232.4 Dimensión Cristológica.........................................................................................242.5 Dimensión Eclesiológica.......................................................................................262.6 Comprensión escatológica de la familia cristiana.................................................27

3.0 Desafíos Pastorales....................................................................................................283.1 Divorciados vueltos a casar.......................................................................................29

3.1.1 Visión jurídica....................................................................................................303.1.2 Visión pastoral....................................................................................................31

3.2 Perspectivas para una posible solución al problema de los divorciados vueltos a casar.................................................................................................................................324.0 Conclusión.................................................................................................................36REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................................................39