la fachada de nuestra señora de la asunción

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ARCAMADRE 14 1 Edita Dirección y redacción: Consuelo Escribano Julio Andrés Gustavo Herguedas Ismael González Roberto Losa Jerónimo Villar Miguel Herguedas Vela Fotografías: Los autores. Álbum parroquial y otros. Portada: Fotografía del campanario y parte de la fachada de la iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción de Cogeces del Monte, Valladolid. Foto Consuelo Escribano Velasco Contraportada: Edicio Velasco y Vicenta Niño en Madrid durante su luna de miel. Cortesía de Olga Velasco Niño. Sede de la Asociación: Plaza de la Constitución 1. Tel.983/ 699220 Los correos electrónicos: [email protected] [email protected] El equipo de redacción de la revista Arcamadre no se hace responsable de los comentarios personales vertidos en los artículos de opinión ni necesariamente está de acuerdo con ellos.

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Artículo escrito para el número 14 de la Asociación Cultural Arcamadre de Cogeces del Monte sobre el contexto inmaculista en el que tiene lugar la construcción de este elemento y su originalidad. ESCRIBANO VELASCO, Consuelo, HERGUEDAS VELA, Miguel, "La fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción", Arcamadre, 14, Cogeces del Monte, 2011, pp. 31-42.

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Page 1: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

1

Edita

Dirección y redacción:

Consuelo Escribano Julio Andrés Gustavo Herguedas Ismael González Roberto Losa Jerónimo Villar Miguel Herguedas Vela

Fotografías: Los autores. Álbum parroquial y otros.

Portada: Fotografía del campanario y parte de la fachada de la iglesia dedicada a Nuestra

Señora de la Asunción de Cogeces del Monte, Valladolid. Foto Consuelo Escribano Velasco

Contraportada: Edicio Velasco y Vicenta Niño en Madrid durante su luna de miel. Cortesía

de Olga Velasco Niño.

Sede de la Asociación:

Plaza de la Constitución 1.

Tel.983/ 699220

Los correos electrónicos:

[email protected]

[email protected]

El equipo de redacción de la revista Arcamadre no se hace responsable de los comentarios

personales vertidos en los artículos de opinión ni necesariamente está de acuerdo con ellos.

Page 2: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

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2

Índice

.- Editorial pág. 3

.- Actividades de la Asociación. 2º Trimestre de 2011 pág. 5

.- Presentación oficial del grupo GIHEC pág. 7

.- Infraestructuras urbanas y salud pública en las ciudades de Castilla (Si-

glos XIV y XV). Juan Antonio Bonachía pág. 8

.- Costumbres y comportamientos sociales en torno a la comida en la Casti-

lla bajomedieval. Juan Carlos Martín Cea pág. 16

.- Construir para vivir en la Edad Media

Olatz Villanueva Zubizarreta pág. 21

.- El trabajo femenino en la Castilla del siglo XV

M Isabel del Val Valdivieso pág. 25

.- El mundo rural y la discapacidad.

Rocío Molpeceres Olea pág. 30

.- La fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Miguel Herguedas Vela y Consuelo Escribano Velasco pág. 31

.- Cambios y movimiento de mobiliario en la iglesia parroquial de Nuestra

Señora de la Asunción. Miguel Herguedas Vela pág. 42

.- Los colores de nuestra vida. Manuela Gutiérrez López pág. 50

.- Por el honor de los Vacceos, de Roberto Losa pág. 55

Page 3: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

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3

LA FACHADA DE LA IGLESIA DE

NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN.

Miguel Herguedas Vela y

Consuelo Escribano Velasco

Entre las numerosas reformas que

se acometen en Cogeces del Monte du-

rante el siglo XVI, está la refundación de

su iglesia parroquial hacia 1550 como

forma de patrocinio de los duques de

Alburquerque. No obstante las obras se

extienden prácticamente hasta el siglo

XVIII, donde la mayoría de documentos

especifican reformas, ampliaciones y

numerosos arreglos. La parte más anti-

gua conservada es la del ábside, donde

se encuentra el retablo mayor, que hacia

1580 ya estaba finalizada. El resto del

edificio igualmente sigue las característi-

cas propias de mediados del XVI, sobre

todo porque es una iglesia de tipo salón,

con las tres naves a igual altura pero ya

la construcción sigue unas formas pro-

pias del XVII, en el mampuesto combi-

nado con ladrillo o en las cubiertas entre

otros aspectos. Además, sobre la cons-

trucción del templo también sabemos

que en 1664 se pagan trescientos no-

venta y nueve reales y medio por hacer

la torre1. También se conoce todo el pro-

ceso constructivo de finalización del edi-

ficio, los pagos que se dan año a año y

1 VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique, Catalogo

monumental de la provincia de Valladolid. VIII.

Antiguo partido judicial de Peñafiel, Valladolid,

1975, p. 69.

los maestros que participan en ella. Sin

embargo, en los libros de fábrica no se

menciona nada acerca de la fachada de

la iglesia, principalmente porque el dine-

ro no salió de las arcas de la parroquia

sino que fue una donación del conocido

sacerdote Juan de Rodrigo, pues así

consta en las anotaciones que hizo éste

en el libro de bautismos. En el año 1651

figura una nota en la que expone “…

Acabé yo este año la portada de la igle-

sia a mi costa.”2. Además fue este sa-

cerdote el que costeó muchas más obras

como el retablo del Señor, del lado del

evangelio; la primitiva sacristía, una tri-

buna y así como varias donaciones de

2 Ibídem, p. 72.

Page 4: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

4

platería litúrgica que aparecen firmadas

por él.

En cuanto a la fachada principal,

en primer lugar hay que saber que se

encuentra adaptada al urbanismo del

pueblo, siendo el elemento principal de

la Plazuela de la Iglesia. Está colocada

de tal forma que al acceder por la Calle

de la Iglesia, capte nuestra visión todo el

conjunto monumental. Por otro lado, hay

que tener en cuenta la originalidad de la

composición, o mejor dicho, la forma que

actualmente tiene, sobre todo por el ori-

ginal remate en frontón triangular. De-

muestra un elemento inacabado, princi-

palmente por su falta de proporciones y

su tosquedad aparente y por el contexto

histórico en el que se encuentra.

En 1656, en el libro de bautismos

aparece una nueva anotación donde ex-

plica que se hicieron los nichos y santos

de la portada de la Concepción (fachada

principal), y que había sido alabada por

todos, por cosa rara y excelente. Más

adelante apunta que las esculturas son

obra de Francisco de Isla Coterón, y que

habían sido muy valoradas por un escul-

tor que entonces ostentaba bastante

fama, Francisco Díez de Tudanca, que

destaca por haber realizado varios pasos

procesionales en Valladolid y Medina de

Rioseco, y por haber trabajado en el ta-

ller de Gregorio Fernández. Acerca de

Francisco de Isla Coterón, aunque Juan

de Rodrigo expusiera que era famosísi-

mo, realmente no se conocen datos de él

y ni siquiera se sabe si realmente su

apellido estaba bien escrito, por lo visto

era un escultor cántabro, vecino de

Pámanes, que había trabajado en dife-

rentes municipios realizando tareas de

ensamblador, como en el retablo de la

parroquia de San Andrés de Valdelomar

y en la iglesia de San Pedro del Rome-

ral3, ambos en la provincia de Cantabria.

Aprovecharía como otros tantos artistas

de su tierra, el momento para marchar y

ya lo encontramos finalmente en Coge-

ces del Monte.

La fachada está realizada en pie-

dra caliza, es pura mampostería que es-

taría enlucida con algún tipo de argama-

sa para así darle mayor solemnidad, de-

jando sin enlucir los sillares que rodean

las numerosas hornacinas que la compo-

nen y los sillares, también de piedra cali-

za pero éstos de mucha mayor calidad.

Formalmente se pueden distinguir tres

cuerpos: en el bajo se encuentra la puer-

3 GONZÁLEZ ECHEGARAY, María del Camen,

Artistas cántabros de la Edad Moderna: Su apor-

tación al arte hispánico, Universidad de Canta-

bria, 2000. p. 177.

Page 5: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

5

ta de acceso al templo, que se encuentra

adaptada, como se ha dicho a la Plazuela

de la Iglesia, y no al interior del templo,

pues probablemente en un principio, el

acceso principal se encontrara por deba-

jo de la torre, como bien se puede ob-

servar en la planta de la iglesia. En este

cuerpo bajo se distinguen dos accesos

cegados, rematados en arco de medio

punto que aparecieron tras el arreglo de

la fachada y después de retirar todos los

enlucidos. Son realmente curiosos, pues

no se ha conocido nunca un acceso des-

de éstos y probablemente fueran decora-

tivos pues son de pequeño tamaño. El

que se encuentra a mano izquierda co-

municaría con lo que es actualmente el

cuarto de calderas y el acceso al campa-

nario, hay que destacar que éste además

tiene un vano cegado en su interior, el

cual, probablemente, estuviera en un

pasado abierto a modo de respiradero.

En cuanto al otro vano cegado, idéntico

a éste anterior, comunicaría actualmente

con la capilla que se hizo para el grupo

de Acción Católica o con el atrio donde

se depositaban los féretros en los

ra-

les.

Es muy difícil que los sillares y las dove-

las que componen estas puertas cegadas

estuvieran algún día abiertas, pues no se

corresponden con el templo y menos aún

con la portada actual que es adintelada y

más proporcionada. Hay que señalar

también en este lugar la colocación de

cuatro pedestales, o estribos, como apa-

rece en la documentación, en el año

16584, por orden de Juan de Rodrigo,

sobre los que se colocan los que él llama

cuatro doctores, a los que en

4 VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique, Op. Cit., p.

72.

Page 6: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

6

1661 se les agregaron las peanas sobre

las que se encuentran en la actualidad.

Estos cuatro doctores a los que se refie-

re, son las cuatro esculturas de piedra

que están sobresaliendo. Debido a su

mal estado de conservación es muy difí-

cil identificarlos de una forma correcta

pero aunque hasta la actualidad se

hayan identificado con los cuatro evan-

gelistas, podría ser un error y que real-

mente representaran a los cuatro padres

de la Iglesia, que también son doctores;

aunque varios de ellos tienen un atributo

a los pies que se podría identificar con

un animal, muy deteriorado, y casi todos

están en actitud de escribir o de portar

un libro.

El segundo cuerpo, es el principal

y seguramente el único que se realizó

como se tenía previsto en un principio.

Está presidido por la escultura de piedra

caliza de Nuestra Señora de la Asunción,

o como se describe en la documentación

sería la imagen de la Concepción; ilus-

trando así el momento en que se realiza

este elemento y las creencias del patro-

cinador, destacando así el problema so-

bre el dogma de la Inmaculada Concep-

ción de María que además se

complementa con las cartelas que acom-

paña a sus pies. La escultura de la Vir-

gen, aunque es la que mejor conserva-

ción ostenta, es una talla sencilla que

representa el tipo de Inmaculada impul-

sado por Gregorio Fernández en Vallado-

lid: iconográficamente inspirada en la

visión apocalíptica de la mujer que se

aparece en el cielo, vestida de sol, con la

luna por pedestal y coronada de doce

estrellas5. Es una escultura simétrica y

cerrada, con las manos con las manos

juntas y el cabello largo con caída sobre

los hombros y el rostro inexpresivo, viste

una túnica con una capa que estaría de-

corada con estrellas relacionándose con

el relato bíblico, a los pies pisa una luna

que emerge de una nube y en el centro

tiene un querubín que complementa esta

obra.

Fruto de la disputa entre los in-

maculistas franciscanos y los dominicos

son las cartelas con inscripciones que

hay sobre el dintel de la puerta y bajo la

5 AP. 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab.

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ARCAMADRE 14

7

hornacina de la Virgen: “Hombre si eres

racional, defiende con honra y vida que

es María concebida sin pecado original”.

Esta inscripción que se complementa con

una que hay más abajo: “Rezando un

padrenuestro y un avemaría a esta santa

imagen se obtienen cuarenta días de

indulgencia”. Como curiosidad, estas

inscripciones aparecían sobre el dintel de

las puertas de muchas viviendas, gene-

ralmente en los pueblos donde predomi-

naba el comercio, en muchas ocasiones

eran casas de conversos y era una forma

más para evitar sospechas y acusacio-

nes. Aunque en el caso de la portada de

la iglesia esto tiene la finalidad de real-

zar la figura de la Virgen María y su In-

maculada Concepción por iniciativa de

Juan de Rodrigo que habría estado más

en contacto con ese ambiente de discu-

siones teológicas.

En el lado izquierdo del espectador, se

encuentra en una hornacina de igual

calidad que la de la Virgen, pero ligera-

mente más baja, donde está la escultura

de San Geroteo, es fácilmente identifica-

ble porque su nombre aparece escrito a

los pies en una cartela, en la que

además se explica el por qué se encuen-

tra ahí: “Divino San Geroteo, primer

obispo de Segovia, Predicó a las honras

de la Virgen Santísima”. Por una parte,

hay que saber que Cogeces perteneció a

la diócesis de Segovia hasta los años

cincuenta del siglo XX, y que además era

una de las diócesis más antiguas de

Hispania pues este santo es del siglo I.

El patrocinador de esta fachada en los

apuntes que deja en el libro de bautis-

mos en varias ocasiones se muestra muy

contento porque supuestamente se hab-

ían hallado en una iglesia de Segovia los

Page 8: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

8

restos de este santo, del cual hasta se

dudaba, y se duda, de su existencia.

Pero por otro lado, en la última frase de

la cartela se explica que defendió la hon-

ra de la Virgen, por lo que se muestra

ante los cogezanos como un antecedente

de esta defensa de la Inmaculada Con-

cepción de María.

En el otro lado, se encuentra otra

hornacina igual que en este caso tiene

una escultura que representa al Venera-

ble Pedro de la Magdalena, en cuya car-

tela inferior se explica que era un trinita-

rio descalzo, que nació en Cogeces del

Monte en 1569 y fue tenido por santo. Es

muy curioso lo que después se expone,

pues entra dentro del contexto inmacu-

lista que se está explicando: Visitole la

Santísima Virgen e hizo varios milagros,

y falleció en 1609. A pesar de que este

personaje apenas fue reconocido, en su

pueblo natal se decidió honrarle con esta

escultura y además especificar una de

sus vivencias místicas como la de la visi-

ta de la Virgen.

En este cuerpo también hay que

señalar los escudos de Juan de Rodrigo

que se encuentran a cada lado: en él

aparece representado su trabajo como

comisario del Santo Oficio a partir de la

cruz floreada de los dominicos en un

campo y en el otro las llagas franciscana.

También aparecen las llaves en sotuer

que representan a la Iglesia y las armas

de los De Rodrigo de Cogeces. Este es-

cudo se encuentra en varias zonas de la

iglesia, es especialmente destacable el

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ARCAMADRE 14

9

del exterior de la Sacristía, que fue otra

de las obras que procuró patrocinar.

En el último cuerpo se encuentran

unas esculturas de menor tamaño que

complementan el conjunto iconográfico.

La mala conservación hace prácticamen-

te imposible identificar los santos que se

encuentran en las hornacinas. Según la

documentación, cuando se hacen los

santos de la portada, Juan de Rodrigo

escribe “San Frutos, San Clemente y

todos los demás…”6. La escultura que se

encuentra en el centro sobre la hornaci-

na de la Virgen tiene gran similitud con

la que se encuentra en la portada de San

Frutos de la Catedral de Segovia, por lo

que probablemente sea este santo ya

que es el patrón del obispado de Segovia

al que pertenecía la localidad y hacia el

que se profesaba gran devoción. En la

hornacina que se encuentra a la derecha

de San Frutos, la escultura representa a

un santo con mitra, y revestido de sa-

cerdote con capa pluvial, que represen-

tará a San Clemente de Roma, obispo de

esta ciudad en el siglo I y cuarto papa y

6 VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique, Op. Cit., p.

72.

además es de la época de San Geroteo,

que es el santo sobre el que se le ha

colocado. La escultura que se encuentra

en el otro extremo su conservación tam-

bién supone una difícil identificación. En

cuanto a la documentación que expone

Juan de Rodrigo en el libro de Bautismos

en 1661 “… y puse yo a mi costa el San

Juan Evangelista del corrillo, a Dios Pa-

dre de la Portada, al Salvador y a San

Antonio en el Humilladero”7; de esta

forma deja clara la iconografía de este

cuerpo de la fachada y a este santo lo

podemos identificar con San Juan Evan-

gelista. Además la tipología e iconografía

de santo imberbe, joven y vestido de

romano y por la postura que presenta,

es sin duda éste, además de que es

prácticamente igual que la talla del reta-

blo mayor y también es el santo del pa-

trocinador de la portada, que lo colocaría

sobre la hornacina del Venerable Pedro

de la Magdalena como una forma de os-

tentación de su personalidad.

Para la historia de la iglesia pa-

rroquial son muy importantes las carte-

las que se encuentran entre las hornaci-

nas donde en la del lado derecho puede

leerse “A honra de la Iglesia de Dios, que

es Uno y Trino, de la Virgen Concepta

Sine Macula, dedica un cura hijo de veci-

no, esta portada plaza tercia y cilla” y

continúa en el siguiente lado “Juan de

Rodrigo es su nombre, su destino es

hacer una octava maravilla. No lo que

7 Ibídem.

Page 10: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

10

quiere, lo que puede hace. Y un de pie-

dad requiescat in pace 1651”. De esta

manera demuestra que la portada la

había hecho él pero que no la acabó y

por eso dice que hace lo que puede, de-

jando ésta incompleta, además es muy

curioso como denomina a la Plazuela de

la Iglesia: “Plaza tercia y cilla”, segura-

mente estuvieran también en esta plaza

los edificios para guardar el grano de la

tercia y la cilla.

Las hornacinas restantes son de

fácil identificación, fueron colocadas en

1661 como bien se expone en el libro de

bautismos y se encuentran sobre la ima-

gen de San Frutos. Representan a Cristo

Salvador, siguiendo la iconografía típica,

con el orbe en una de sus manos; y so-

bre él, coronando la fachada y, como no

podría ser de otra manera, aparece un

busto de Dios Padre representado como

un anciano sabio y, también, con el orbe

en sus manos. Entre estas dos hornaci-

nas hay una cartela en la que aparece

escrito: “A solo Dios la honra y la gloria”

y en otro sillar una cruz floreada que

podría ser la de los dominicos rodeada

de unas estrellas decorativas propias del

arte popular.

Se pueden extraer varias conclu-

siones en cuanto a la construcción de la

fachada, además del mensaje catequéti-

co y religioso, Juan de Rodrigo se em-

peñó en hacer una obra monumental que

se escapaba de sus posibilidades y tan

solo se consiguió hacer el primer cuerpo,

hasta la línea de imposta que marca el

comienzo del siguiente, el cual se adaptó

como se pudo, acortándolo en parte y

dejando la fachada con un canon muy

achaparrado, ya que fácilmente se nota

le falta una parte. Seguramente estuvie-

ra inspirada en las fachadas de las igle-

sias jesuíticas, propias del momento con-

trarreformista, o siguiendo modelos pa-

lladianos, rematándose de igual forma

pero más alargada, consiguiendo así

mayor vistosidad y monumentalidad,

pero de una forma muy difícil de costear.

Por lo que se detalla acerca de la cons-

trucción, la fachada gustó por su forma

extraña y ya nadie más se preocupó de

correr con unos gastos desbordantes

para finalizarla.

¿Por qué Juan de Rodrigo eligió

este tema de la Inmaculada Concepción

de María, para adornar e ilustrar y adoc-

Page 11: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

11

trinar la iglesia parroquial de Cogeces del

Monte cuya patrona es la Virgen de la

Asunción?

Parece que D. Juan de Rodrigo

era un firme marianista, un devoto de la

figura de la Virgen María en un momento

en el que la Inmaculada Concepción se

convierte en la patrona de España, una

cuestión que pasó (y pasa) bastante

desapercibida para el pueblo llano.

Conocer la apasionante historia

de este dogma, es ciertamente intere-

sante, pues no siempre la iglesia recono-

ció la concepción sin mácula de la virgen

María, que se produjo de un casto beso

entre Joaquín y Ana, sus santos padres.

Pero ¿por qué es tan importante

esta Inmaculada Concepción de María en

el XVII y qué significa para la iglesia,

para España y para Juan de Rodrigo?

Realmente la Biblia no enseña ni

habla de este tema. Sin embargo, tanto

los Papas como los teólogos han acudido

a los textos bíblicos para demostrar que

esta verdad ha sido revelada por Dios:

en el libro del Gén 3,15 se expone la

enemistad que Dios estableció entre la

mujer y su descendencia y la serpiente

como símbolo del pecado. Al hilo de

aquello, el papa Pío IX al definir este

dogma, en el siglo XIX, dice que la Vir-

gen Madre de Dios quebrantó con su pié

Inmaculado la cabeza de la serpiente

venenosa triunfando plenamente sobre

ella y otro fundamento bíblico de la In-

maculada, según los teólogos oficiales es

la escena de la Anunciación, cuando el

Ángel saludó a María: Dios te salve, llena

de gracia; el señor esta contigo. (Lc

1,28), entendiéndose que la plenitud de

gracia incluye todo pecado y en todo

momento. Por último, la Inmaculada

esta señalada de forma simbólica en la

mujer de capítulo 12 del Apocalipsis ella

es en verdad la mujer vestida del sol,

con la luna bajo sus pies, coronada con

la corona de doce estrellas. Como vere-

mos, a partir del XVII es así como la han

representado los artistas y la han canta-

do los poetas. Ella es la mujer que

triunfó sobre la serpiente o el dragón,

símbolo del pecado que no pudo conta-

minar en los más mínimo a la mujer,

madre del varón que instaurará la justi-

cia en el mundo (Ap 12,15).

Queda claro entonces que la Sa-

grada Escritura no menciona explícita-

mente el dogma de la Inmaculada Con-

cepción por lo que el tema ha sido objeto

de controversia teológica a lo largo del

tiempo.

Un capítulo desconocido para no-

sotros, tanto creyentes católicos como

culturalmente católicos, es que ya en el

siglo VII el profeta Mahoma establece

como dogma la Inmaculada Concepción

de María, siendo esta el paradigma de la

perfección en la mujer y su historia ad-

quiere tanta relevancia que la revelación

coránica le ha dedicado todo un capítulo,

la Sura 19, que lleva su nombre.

Parte del relato referido a la categoría

espiritual de María, y a su misión, puede

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ARCAMADRE 14

12

encontrarse en la Sura tercera, llamada

“La Familia de´Imrán (Joaquín)”, versí-

culos 33 al 59. Así, el dogma islámico es

mucho más antiguo que el católico en

unos XII siglos.

Mientras, en el mundo cristiano

medieval y moderno se habían manteni-

do controversias sobre la veracidad de la

concepción de la inmaculada de María y

pocas cuestiones como ésta habían sus-

citado tanto interés.

La fiesta de la Concepción (no se dice

nada de Inmaculada) de María, se había

introducido en el siglo IX en el occidente

europeo desde Oriente, primero en

Nápoles y luego en Inglaterra.

Hacia el año 1128, un monje de

Canterbury llamado Eadmero escribe el

primer tratado sobre la Inmaculada Con-

cepción donde rechaza la objeción de

San Agustín contra el privilegio de la

Inmaculada Concepción, fundada en la

doctrina de la transmisión del pecado

original en la generación humana.

Así, el mundo teológico se había

dividido en dos bandos. En uno militaban

los defensores de la Inmaculada y en

otro sus opositores, si bien todos de-

fendían una santificación especial de la

Madre de Dios antes de su nacimiento.

En esta controversia intervinieron santos

de tanto prestigio y de una profunda

devoción mariana, como San Bernardo y

Santo Tomás de Aquino, que no acepta-

ban el privilegio de la Inmaculada. Entre

sus defensores figuran eminentes teólo-

gos: Juan Duns Escoto, franciscano, con

toda su Escuela, y los más destacados

representantes de la teología española

de los siglos XVI al XIX. Este franciscano

de principios del siglo XIV, inspirado en

algunos teólogos del siglo XII y por el

mismo San Francisco (siglo XIII, devoto

de la Inmaculada), brindó la clave para

superar las objeciones contra la doctrina

de la Inmaculada Concepción de María y

preparó el camino para la definición

dogmática.

El Papa Sixto IV, en 1483, casi 4

siglos antes del dogma, había extendido

la fiesta de la Concepción Inmaculada de

María a toda la Iglesia de Occidente.

Las controversias inmaculistas se

radicalizaron a partir del siglo XVI sobre

todo en España, que hizo causa común

en la defensa de este privilegio. Los re-

yes, los obispos, los teólogos, las Univer-

sidades, los ayuntamientos, los cabildos

de las catedrales, los superiores de las

órdenes religiosas, la nobleza y otros

estamentos civiles y eclesiásticos traba-

jaron con celo y fervor por el triunfo de

la sentencia piadosa, favorable a la In-

maculada Concepción.

En los primeros lustros del siglo

XVII se creó en España una Real Junta

de la Inmaculada, patrocinada por los

Reyes, para trabajar ante el Papa y la

Sede Apostólica a favor de una definición

Page 13: La fachada de Nuestra Señora de la Asunción

ARCAMADRE 14

13

dogmática de esta verdad. Se enviaron

frecuentes legaciones a Roma; obispos y

teólogos escribieron densos y profundos

memoriales, muchos dirigidos al Papa,

exponiendo las razones y los argumentos

que favorecían y justificaban una defini-

ción solemne: para bien de la Iglesia y el

mayor honor de Dios, de Jesucristo y de

la Virgen su Madre. Los memoriales iban

refrendados por el deseo y la autoridad

de los Reyes de España, que realizaron

una labor excepcional en esta causa.

Uno de los momentos álgidos en

la historia de esta causa, se vivió en

tiempos del Papa Alejandro VII que pu-

blicó de la bula pontificia Sollicitudo om-

nium Ecclesiarum, en 8 de diciembre de

1661, tan favorable a la Inmaculada que

era el último paso que podía darse en-

tonces para llegar a su definición dogmá-

tica. (que llegó dos siglos más tarde, por

cierto, bajo el papado de Pío IX).

Es ahora cuando se produce la

explosión iconográfica y poética en torno

a la inmaculada concepción de María y es

precisamente en este contexto triunfal y

exultante en el que Juan de Rodrigo de-

cide levantar la fachada en honor a esta

cuestión en la que los españoles habían

trabajado más que nadie.

Lope de Vega. Coloquio pastoril en ala-

banza de la Limpia Concepción:

De mancha no pudo ser/

Porque siempre fue redimida;

No la redimió caída/

Pues lo fue antes de nacer

P.ues si con tan cuerdo aviso/

Pudo exceptuar a María,

¿Quién duda que no lo haría/

pùes que pudo cuanto quiso?

Por otra parte, Calderón de la Barca es

autor de una famosa pieza, en estilo de

auto sacramental, en alabanza de la In-

maculada Concepción: La Hidalga del

Valle:

¿Luego en gracia pudo ser

redimida y concebida?

Si, pues, con eterno aviso

Dios quiso hacer cuanto pudo

y pudo hacer cuanto quiso

luego que sea es preciso

esta Virgen escogida

para Madre, preferida

en todo, siendo en su estado

concebida sin pecado

y con sangre redimida.

(La Hidalga del Valle.)