la fabula del holocausto

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  • 7/31/2019 La Fabula Del Holocausto

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    LA FABULA DELHOLOCAUSTO

    ARTHUR R. BUTZAAARGH

    2003

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    CAPITULO IJUICIOS, JUDIOS Y NAZIS

    Los "juicios por crmenes de guerra" a los que sometieron los vencedoresde la Segunda Guerra Mundial (SGM) principalmente a alemanes, perotambin a muchos japoneses, sentaron un precedente pasmoso por sualcance y por lo inequvoco de las acusaciones de las potenciasvictoriosas al hacer uso de ciertos legalismos o presupuestos que noexistan cuando fueron supuestamente violados por las potencias del Eje.De este modo, despreciando todos los cdigos de honor europeosrespetados durante siglos, prisioneros alemanes civiles y militares,muchos de alta graduacin, fueron objeto de muerte violenta durante sudetencin por los aliados como consecuencia de tan extraordinarios

    procedimientos.Nunca antes haba sucedido algo parecido a los juicios que los enemigosde Alemania hicieron entre 1945 a 1949. Quiz el caso de Juana de Arco,pero entonces slo haba implicada una prisionera y no una nacinentera, y los ingleses, que fueron segn los ltimos estudios losresponsables del proceso, hicieron cuanto pudieron para que la condenapor delitos de hereja y brujera (hoy ya proscritos) fuera decidida por unaIglesia universal e imparcial, de acuerdo con las reglas ya existentes depruebas y procedimientos.En los Estados Unidos, autntico padre de los juicios, las opiniones

    acerca de la conveniencia de stos siempre han estado divididas, pero elbalance ha sido distinto. En el periodo inmediato de la postguerra laopinin generalizada estaba a favor de los juicios con algunasimportantes personalidades en contra. En medio de la acadabradacampaa electoral de 1946, justo antes de que los nazis msimportantes: Goering,Ribbentrop, etctera, fueran a la horca, el senadorRobert A. Taft pronunci un discurso atacando las bases legales de los

    juicios, as como las sentencias impuestas; su discurso parece queperjudic a su partido, el Republicano, en aquellas elecciones.Una dcada despus, lgicamente los puntos de vista haban variado

    algo, ya que en aquellos tiempos el entonces ms claro candidato a lapresidencia, John Fitzgerald Kennedy, public un libro, "El perfil del valor"(un examen de varios personajes a los que el senador Kennedy creavalientes) en el cual alababa a Taft por mantener esa postura, aadiendoque sus opiniones "eran hoy compartidas... por un nmero importante deciudadanos americanos" (1).Con el secuestro de Eichmann en 1960, su posterior "juicio" y lapublicidad que recibi ms tarde, parece que las opiniones variaron denuevo, aunque lentamente, hacia una aprobacin de los juicios. Estecambio extraordinario puede justificarse de muchas maneras, pero creo

    que lo sucedido es que en tiempo de paz, cuando por lo general no hayun ambiente de histeria, la atencin del mundo se haba centrado en unrelato especialmente macabro: el asesinato por los nazis de varios

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    millones de judos (por lo general, seis) de toda edad y condicin durantela guerra, como parte de un programa encaminado a eliminar a los judoseuropeos. "La solucin final", de Gerald Reitlinger, 2 edicin (1968), escomnmente aceptada como la exposicin ms detallada y asequible de

    esta acusacin y "La destruccin de los judos europeos", de RaoulHilberg (1961), dice esencialmente lo mismo. Otras obras son "ElHolocausto", de Nora Levin (1968), varios libros de Len Poliakov, y elmuy reciente "La guerra contra los judos, 1933-45", de Lucy S.Dowidowicz (1975).Volviendo al tema de lo adecuado de los juicios por crmenes de guerra,todo el mundo estar de acuerdo en (por lo menos) buscarles unfundamento legal, pero al parecer mucha gente protestara diciendo quelos juicios eran, en cualquier caso, necesarios porque los excesosnormales en tiempo de guerra no tuvieron nada que ver, y por tanto la

    extraordinaria naturaleza del crimen; el extermnio de los judoseuropeos , requera procedimientos extraordinarios. El argumento fallaen que una crueldad semejante no slo debe ser castigada, sino tambinestar documentada.No me he propuesto en este libro traer a colacin la cuestin de qugrado de crueldad justifica qu grado de irregularidades, sino ms bienun punto sobre el que se habla pocas veces y que es importante paradebatir el tema: el hecho de que sin las pruebas aportadas en los juicios,no habra evidencias signifitivas de que el programa de exterminio de

    judos existiera alguna vez. Uno no tiene ms que examinar las fuentes

    citadas por Hilberg y Reitlinger para darse cuenta de ello. Si los juicios nohubieran tenido lugar, una persona que pretendiera la existencia delprograma de exterminio no hubiera podido, si fuera necesario, mostrarprueba alguna salvo unos pocos libros (sin incluir a Hilberg y Reitlinger)cuyas acusaciones son tan poco slidas como la suya. Por tanto elproblema de juzgar o no el exterminio de judos no es una simplecuestin de si es o no un asesinato masivo, sino solamente de un caso deasesinato sobre el que hay legtimas y slidas dudas acerca de si se llevoa cabo.Esto puede sorprender al lector que considera la historia

    exterminacionista como una verdad certera, pero sencillamente ste noes el caso. Hay muchas consideraciones que apoyan este punto de vistay algunas son tan simples que pueden sorprender al lector. La mssimple y vlida razn para mostrarse excptico sobre el exterminioresulta ser tambin el motivo ms sencillo posible: al final de la guerratodava estaban all.Esto debe aclararse un poco. Consideremos a un observador de la EuropaOccidental, familiarizado con la situacin de la judera europea antes dela guerra, elaborando un estudio de los judos europeo-occidentaleshacia, digamos, finales de 1946 (los judos de Europa Oriental no se

    consideran). Los encontrara italianos, franceses, belgas y daneses, lamayora sin un rasguo (estas cuestiones se discutirn ms a fondo encaptulos posteriores). Por otro lado, habra encontrado un gran nmero

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    de judos, la mayora posiblemente, echados a faltar en Luxemburgo,Pases Bajos y Checoeslovaquia (entonces al alcance de losoccidentales). La situacin de la judera austroalemana era confusapuesto que la mayor parte haban emigrado antes de la guerra, y es

    difcil precisar cuntos y a dnde. En cualquier caso una gran cantidad,probablemente los ms numerosos, de aquellos que se quedaron novolvieron ms a sus antiguas residencias.Sin embargo, las ausencias fueron puestas de relieve por el suceso obviode que los campos en Alemania para personas desalojadas estabanllenos de judos (se ha dado una cifra de ms de 250.000) (2) y de quemuchos judos europeos emigraron a los EE.UU. o a Palestina o acualquier otro lado al principio de la guerra. Los datos disponibles delobservador occidental a finales de 1946 contradicen radicalmente lasacusaciones de exterminio que tanta publicidad recibieron durante el

    curso de la guerra y en el posterior juicio de Nuremberg.El paso de un cuarto de siglo ha fortalecido poco a poco esta versin delcuento exterminacionista, exceptuando algunas variaciones aparentes, apesar de que durante muchos aos slo hubo un escritor serio en estecampo: el francs y ms tarde gegrafo, Paul Rassinier. En 1948 publicun libro, "Passage de la Ligne" (El paso de la lnea), acerca de susexperiencias como poltico de izquierdas prisionero en Buchenwald desde1943 a 1945: "...generalmente me recibieron con amabilidad,provocando solamente sordos e inconclusos rechinamientos de dientesen ciertos lugares". Ms tarde, en 1950 public "Le Mensonge d'Ulysse"

    (La mentira de Ulises), un examen crtico de la literaturaconcentracionaria en el cual desafiaba a la existencia de las cmaras degas: "todava es muy pronto para emitir un juicio definitivo sobre lascmaras de gas". Esto provoc una violenta campaa de prensa quetermin en acciones legales contra el autor, el autor del prlogo y eleditor, que, en principio, fueron absueltos, ms tarde condenados en

    juicio al pago de multas, a la indemnizacin por daos y perjuicios y asentencias de prisin suspendida, siendo, por ltimo, absueltos de nuevo.En 1955 los dos libros se unieron en "Le Mensonge d`Ulysse, 2 edicin"a la cual se aadieron datos an ms crticos con el tema de los

    gaseamientos. Hoy en da la edicin ms comn (pero no muy comn) esla 5 (a la que nos referimos aqu) publicada en 1961, ao en el cualRassinier tambin public un breve volumen "complementario", "Ulysse

    Trahi par les Siens" (Ulises traicionado por los suyos )consistente en tresensayos donde se pronunciaba muy en contra de las cmaras de gas. Elltimo es el texto de una conferencia dada en varias ciudades de Austriay Alemania en los inicios de la primavera de 1960 (justo antes de lo deEichmann). En 1962 le sigui "Le Vritable Procs Eichmann" (La verdadsobre el proceso a Eichmann), un estudio en toda lnea de los supuestoscrmenes alemanes en su contexto histrico y poltico; y ya por entonces

    haba llegado a una conclusin definitiva sobre la leyenda del exterminiojudo: "...una mentira histrica: la ms macabra y trgica impostura detodos los tiempos". (3). Para llegar a esta conclusin Rassinier abord el

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    tema de dos modos bsicos: desde el punto de vista del "material" ydesde el punto de vista demogrfico. Por "material" entendemos elestudio de las pruebas de que las ejecuciones de judos en masamediante cmaras de gas u otros medios especficos fueron realmente

    llevadas a cabo por los alemanes durante la SGM. El enfoque atendiendoal material es sinnimo del anlisis de las evidencias presentadas enjuicios por crmenes de guerra o de dichas evidencias tal y como fueroninterpretadas por Hilberg y Reitlinger completndolas con otras similares.Rassinier slo estudi el problema demogrfico en "La Vritable..."superficialmente, pero en su ltima obra global acerca del problema delexterminio judo, "Le Drame de Juifs Europeens" (El drama de los judoseuropeos) en 1964, incluy un extenso anlisis de la cuestin desde elpunto de vista demogrfico. En 1965 public "l`Operation "Vicaire"" (Laoperacin Vicario), una crtica de la comedia de Rolf Hochhuth "El

    Vicario". Debe decirse que es necesario comprobar el modo en queRassinier interpreta las fuentes, pues algunos no lo hacen, y adems queemplea en contados casos fuentes bastante poco serias. Tambin haymanifiestos errores "de facto" aunque relativamente irrelevantes, comoidentificar a Hanson Baldwin como el "experto en cuestiones depoblacin juda" del New York Times (es dudoso que el Times haya tenidoalgn empleado que pueda ser llamado as) y el afirmar que la mayorade los judos americanos son antisionistas y apoyan las ideas del ConsejoAntisionista Americano para el Judasmo (que nunca fu una organizacinpoltica significativa). Sin embargo, Rassinier fu un pionero valiente en

    un campo ignorado y a pesar de los defectos de sus libros, ningunapersona de ideas claras puede leerle sin volverse, cuando menos, unexcptico en la cuestin. Rassinier falleci en julio de 1967. Sus libroshan aparecido en alemn, espaol e italiano, pero durante algunos aosno se publicaron traducciones al ingls.A los libros de Rassinier les siguieron tres libros que Josef Ginsburgpublic bajo el pseudnimo de J.G. Burg; "Schuld und Schieksal" (Deuda yDestino), 1962; "Suendenboecke" (Cabeza de Turco), 1967 y "NS-Verbrechen" (Crmenes acionalsocialistas), 1968. Los libros de Ginsburgno son investigaciones muy serias, pues sus opiniones se basan

    principalmente en lo que ha ledo en los peridicos, adems de suexperiencia personal como judo que, con su familia, fu deportadodurante la guerra a los territorios del Este ocupados por nazis y rumanos.Despus de la guerra, Ginsburg llev a su familia a Israel, pero all sevolvi muy antisionista y regres a Europa donde finalmente mont unestablecimiento de encuadernacin en Munich. Al tiempo que cree quemuchos judos perecieron debido tanto a la poltica nazi como a losefectos de la guerra, niega que el Gobierno alemn proyectase elexterminio de judos europeos y en concreto se burla de la cifra de losseis millones. No est seguro de la existencia de las cmaras de gas,

    pero cree, que muchos judos murieron a consecuencia de epidemias,"pogroms", ataques areos y ejecuciones de partisanos, dando unaestimacin de unos tres millones como el mximo nmero posible de

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    vctimas, aunque cree que la cifra es mucho ms baja. Como recompensaa sus esfuerzos por conocer la verdad, Ginsburg, un hombre menudo ynada joven, fu apaleado por gamberros judos mientras visitaba latumba de su esposa en el cementerio israel de Munich.

    En 1969 se public en los EE.UU. un pequeo volumen titulado "El mitode los 6 millones" atribuido a un autor annimo. Aunque se puede deciralgo a su favor; por ejemplo, yo supe de Rassinier por l, tambin tienemuchos errores que demuestran que no es suficiente que las tesis de unlibro sean ciertas, pues los pocos que se basaron en l para continuar eldebate pblico quedaron en ridculo.El paso siguiente fu la publicacin en Alemania por Emil Aretz de unlibro titulado "Hexen - Einmal - Eins einer Luege" (La tabla de multiplicarde las brujas es falsa) del que slo la 3 edicin pareci haber obtenidocierta difusin. Aretz lleva la polmica en contra de los exterminios

    ligeramente ms lejos que Rassinier. Depende ampliamente de l en lotocante a sto, pero aporta nueva informacin, aunque mayormente ellibro es una defensa general y notablemente audaz de Alemania comonacin.La continuacin ilgica de los juicios por crmenes de guerra en AlemaniaOccidental, sin ningn lmite en lo tocante a los supuestos delitos, hatenido varias implicaciones importantes: gente que "estuvo all" hatenido miedo a manifestarlo y contar qu es lo que segn ellos realmentepas, y prefieren no llamar la atencin sobre el hecho de que "estuvieronall". Sin embargo era inevitable el que unos pocos individuos valientes lo

    hicieran a pesar de todo. El ms importante de stos ha sido, hasta lafecha, Thies Christophersen, autor del opsculo "Die Auschwitz Luegue"(La mentira de Auschwitz). Christophersen estuvo en Auschwitz desdeenero hasta diciembre de 1944 y en 1973 public sus memorias y sufirme conviccin de que los exterminios jams tuvieron lugar all.La traduccin al ingls del trabajo de Christophersen, al que se aadieronalgunas declaraciones pintorescas, se public en 1974. A Christophersenle sigui el Dr. Wilhelm Staeglich, ahora juez en Hamburgo, que fuasignado a una unidad antiarea cerca de Auschwitz en 1944 y que visitel campo en algunas ocasiones (4).

    A ltimos de 1973, Austin J. App, un profesor retirado de ingls enMaryland, public un pequeo trabajo titulado "El timo de los 6 millones".A principios de 1974 Wolf Dieter Rothe public el primer volumen de suestudio "Die Endloesung der Judenfrage" y a finales del mismo aoRichard Harwood public en Inglaterra el opsculo "Murieron realmente6 millones?". El trabajo de Harwood es bastante bueno en lo tocante apoder de conviccin aunque presenta algunos puntos dbiles y remite allector a Rassinier para tratar la cuestin de modo definitivo. Fuconvenientemente examinado por Colin Wilson en el nmero denoviembre de 1974 de la influyente publicacin mensual britnica "Books

    and Bookmen" (Libros y hombres de letras) en cuyas pginas tuvo lugaruna controversia de varios meses.

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    A comienzos de 1975 un pequeo editor de los EE.UU. imprimi latraduccin de Harry Elmer Barnes de uno de los libros de Rassinier ("Eldrama de los judos europeos").En este captulo introductorio examinaremos los problemas ms

    importantes que surgen cuando se trae a colacin la cuestindemogrfica y luego indicaremos como resolvemos en este libro dichosproblemas, pero subrayando que su solucin definitiva se pospone hastael final de la obra.Los problemas inherentes a un estudio demogrfico son enormes. Paraempezar, todas las fuentes de datos originales de la postguerra son sinexcepcin judas o comunistas (exclusivamente de este ltimo tipo entodos los casos importantes de Rusia y Polonia). Seguidamente resultaque pueden obtenerse los resultados que uno desee con slo consultarlas fuentes, de antes y de despus de la guerra, que uno escoja.

    Consideremos el caso de la poblacin juda mundial. El estudio de ArthurRuppin, profesor de Sociologa Juda en la Universidad Hebrea deJerusaln, hecho en 1939, calculaba en 16.717.000 el nmero de judosque haba en el mundo en 1938. (5). Ya que Ruppin (muerto en 1943) fuconsiderado el mayor experto en este campo durante muchos aos,como lo atestiguan la gran cantidad de documentos suyos sobre el temadurante un periodo de varios aos, las estimaciones de otras fuentes dela anteguerra se aproximan a las suyas. As pues la evaluacin delComit Judeo Americano para 1933, que apareceen el "AlmanaqueMundial" de 1940, era de 15.315.359. La cifra del "Almanaque Mundial"

    para 1945 es de 15.192.089 (pg.367). No se cita fuente alguna, peroesta cifra parece basarse en algn tipo de censo religioso. La revisin del"Almanaque Mundial" de 1946 obtiene 15.753.638, cifra mantenida enlas ediciones de 1947 (pg. 748), 1948 (pg. 572) y 1949 (pg. 289). En1948 el "Almanaque Mundial" (pg. 249) da tambin la cifra del Comit

    Judeo Americano para 1938 (sic) 15.688.259, mientras que para 1949 el"Almanaque Mundial" (pg. 204) da cifras distintas de las facilitadas porel Comit Judeo Americano a lo largo de 1947-1948: 16.643.120 en 1939y 11.266.600 en 1947. Sin embargo el experto militar del New York

    Times, Hanson Baldwin, en un artculo escrito en 1948 acerca de la

    entonces inminente guerra arabe-israel y basndose en datos de lasNaciones Unidas (NU), entre otros, daba una cifra entre 15 y 18 millonespara la poblacin juda mundial junto con otras cifras para asuntos talescomo el nmero de judos en Palestina, en el Medio Oriente, rabes enPalestina, el nmero total de rabes, de musulmanes, etc...(6).Este bosquejo ilustra algunas de las ms simples interrogantes quepresenta un estudio demogrfico. Para profundizar ms diremos que elnmero mundial de judos en la postguerra que oscila entre 11 y 12millones y que es necesario para mantener las tesis del exterminio,presenta dos puntos dbiles: el primero es lo que dicen las estadsticas

    en los EE.UU. y el segundo es lo que dicen en Europa Oriental. Ambas,especialmente las ltimas, estn supeditadas a dudas insalvables.

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    Vayamos primero con los EE.UU.. Las cifras del censo para la poblacintotal de los EE.UU. son.(7):Ao Poblacin1920 105.710.620

    1930 122.775.0461940 131.669.2751950 150.697.3611960 179.300.000Ao Poblacin1917 3.388.9511927 4.228.0291937 4.770.6471949 5.000.0001961 5.530.000

    mientras que para la poblacin juda en los EE.UU., segn el director dela Oficina de Estadsticas Judas (filial de la Conferencia Judeo-Americanao de la Sinagoga de Amrica) H.S. Linfield son.(8):Es importante subrayar que todas las cifras para la poblacin judaestadounidense vienen dadas por la misma fuente (Linfield). El sealadocrecimiento de los judos en los EE.UU. entre 1917 y 1937 es del 40,8 %mientras que el de la poblacin total entre 1920 y 1940 es del 24,6 %.Este contraste es generalmente lgico, puesto que en el periodo queestamos considerando, la inmigracin juda fu bastante notable. Sinembargo, la inmigracin juda a los EE.UU. suscita por s misma algunos

    problemas. El Anuario Judeo-Americano di una emigracin juda netaentre 1938 y 1943 y entre 1946 y 1949 (inclusive) de 232.191 (9). Pareceno disponerse de las cifras para 1944 y 1945. Fu en estos dos aoscuando finalmente se admiti en los EE.UU. a un nmero indeterminadode judos "fuera del procedimiento normal de emigracin". Se dijo queslo hubo 1.000 de tales judos, alojados en un campo cerca de Oswego,Nueva York, y que no se deseaba que entraran en los EE.UU..Se supone que esto era una ayuda estadounidense para atenuar elproblema de los refugiados, pero todo parece de lo ms extrao ysospechoso. (10)

    Mejor que intentar establecer el alcance de la emigracin juda seraadmitir para dicha poblacin una tasa de crecimiento entre 1937 y 1957por lo menos igual a la de la poblacin juda americana entre 1917 y1937, como parece desprenderse al comprobar varios hechos, porejemplo: las razones por las que fueron enviados a Palestina un milln ymedio de judos durante la SGM y el periodo siguiente, parecen motivartambin la emigracin a los EE.UU., y no se pusieron impedimentos detipo racial o nacional a los judos como tales. En este caso debe haberpor lo menos 6.678.000 judos en los EE.UU. en 1957 y no 5.300.000como se ha indicado. Hay alrededor de 1.400.000 judos de diferencia

    entre las cifras obtenidas para 1957 y creemos que es un nmero

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    moderado por las razones anteriores. En el periodo comprendido entre1937 y 1957 se di la emigracin juda a una escala sin precedentes.Por otro lado, podemos adoptar un punto de vista igualmenteconservador y asumir que los 4.770.647 judos de 1937 aumentaron en el

    periodo que va de 1937 a 1957 con la misma tasa de crecimiento que lapoblacin americana entre 1940 y 1960. Bajo esta premisa debera dehaber 6.500.000 judos en los EE.UU. en 1957. Si aadimos la razonablecantidad de 300.000 ms debido a la inmigracin, tendremos 6.800.000en 1957. As pues, las cifras para la poblacin juda americana en lapostguerra extrapoladas por uno u otro mtodo difieren por lo menos enun milln y medio para 1957.El fallo ms concreto de las cifras para la poblacin hebrea de los EE.UU.estriba en el inexplicblemente escaso crecimiento dado para el periodo1937 a 1949 a pesar de la cifra record que alcanz la emigracin juda y

    de una poltica de inmigracin muy tolerante.Sin embargo Europa Oriental resulta ser el ncleo del problemademogrfico. Para evitar importantes confusiones, primero debemosdarnos cuenta de que ha habido importantes rectificaciones de lasfronteras de Europa del Este a lo largo del siglo XX. La figura 1 muestraun mapa de Europa en vsperas de la Primera Guerra Mundial PGM (1914-18). En la figura 2 aparece un mapa de 1938 mostrando, en esencia, laEuropa organizada segn el Tratado de Versalles antes de que Hitlercomenzase a anexionarse territorios. En la figura 4 se muestra un mapade la Europa de la postguerra. El principal cambio fronterizo al final de la

    SGM fu el corrimiento hacia el Oeste de la frontera sovitica,anexionndose los tres pases blticos (Lituania, Letonia y Estonia) yterritorios rumanos, checoeslovacos, polacos y Prusia Oriental. A Poloniase la compens con los restos de Prusia Oriental y lo que se sola tomarpor Alemania Oriental; el resultado fue que Polonia se movi hacia elOeste.Las estimaciones sobre la poblacin juda de la preguerra (1938) en el Esteeuropeo las da H.S. Linfield y el Comit Judeo-Americano en el Almanaque Mundial(pg. 249) de 1948. Las cifras de la postguerra (1948) se publicaron en elAlmanaque Mundial de 1949 (pg. 204): 1938 1948

    Bulgaria 48.398 46.500Hungra 444.567 180.000Polonia 3.113.900 105.000Rumania 900.000 430.000URSS 3.273.047 2.032.500

    TOTAL 7.779.912 2.794.000De este modo, las pretendidas prdidas judas en la Europa Orientalascienden a 4.985.912. Para la URSS las cifras incluyen, en ambos casos,los tres pases blticos y a los judos del Asia sovitica. Las cantidades dela preguerra estn en todos los casos en estrecho acuerdo con las cifras

    publicadas por Ruppin poco tiempo antes de la conflagracin. Siempreque la leyenda de exterminio se basa en estadsticas de poblacin, lohace precisamente en stas o en otras similares.

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    El problema es que tales nmeros carecen por completo de significado.No hay manera de que un observador occidental compruebe laverosimilitud de esas cifras, dejando aparte la precisin. O est dispuestoa aceptar las pretensiones judas y comunistas (principalmente las

    ltimas) acerca de la poblacin juda en Europa del Este o debe rechazarcualquier nmero que le den como carente de la ms mnima autoridad.Podemos apoyar nuestra objecin sobre esta importante cuestin, y almismo tiempo ocuparnos de las que pueda tener el lector. Seraexcesivamente descarado pretender la virtual desaparicin de la juderapolaca si ste no hubiera sido esencial o aproximadamente el caso o sialgo as no hubiera pasado. Esta salvedad es correcta, pero hay querecordar que gran parte del territorio considerado polaco en 1939 era yasovitico en 1945. Sera verdaderamente posible que los judos polacosdesaparecieran si durante la ocupacin sovitica de Polonia Oriental

    entre 1939-41, los soviets hubieran dispersado a un gran nmero de llospor la URSS o si durante el periodo 1941-44 los alemanes los hubieranconcentrado hacia el Este, con los soviticos acogiendo en ltimotrmino a muchos de llos en su territorio y con aqullos que noquisieron permanecer all emigrando principalmente a Palestina y a losEE.UU. pero algunos tambin a Polonia y a otros lugares. Esto es dehecho lo que ocurri con los judos residentes en Polonia antes de laguerra.Cualquier cosa que se diga sobre la poltica judeo-sovitica despus de,digamos , 1950, deja en claro que los polticas anteriores no fueron

    antisemitas y que se esforzaron por acoger a los judos en la URSS. Sesabe que muchos hebreos polacos fueron acogidos durante einmediatamente despus de la guerra, pero es difcil dar cifras.Reitlinger considera este problema y se queda con 700.000 sin razonarpor qu el nmero exacto no podra ser mucho ms alto. Posteriormenteobserva que las pruebas que emplea acerca de los exterminios de judosen Rusia (documentos supuestamente alemanes) muestran ms o menosel mismo nmero de hebreos soviticos exterminados, de lo queacertadamente infiere que en el periodo 1939-46 la poblacin judasovitica pudo realmente aumentar. (11). Esta concesin importante,

    viniendo del autor de "La solucin final", demuestra que nuestra escasadisposicin para aceptar las cifras de los comunistas no necesita tomarsecomo exclusivamente motivada por las necesidades de nuestras tesis.Los nmeros son indiscutiblemente falsos. Los soviticos alegan que supoblacin juda decreci en un 38 % a pesar de que su expansinterritorial abarc a muchos hebreos. Desde que la URSS es uno de lospases en donde "judo" est legalmente reconocido como nacionalidad,los soviticos tienen cifras realmente precisas de la cantidad de ellos quealbergan, pero prefieren (en la opinin de Reitlinger, si usted decide noaceptar las de este autor) hablar de una disminucin legendaria e

    impensable del 38 %.Lo mismo ocurre con la credibilidad atribuida al resto de las cifras.

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    La investigacin ms relevante hecha por un demgrafo parece ser la deLeszek A. Kosinski de la Universidad de Alberta (Geographical Review,vol. 59, 1969, pgs. 388-402 y Canadian Slavonic Papers, vol. II, 1969,pgs. 357-373) que ha estudiado los cambios en toda la composicin

    tnica del Centro y del Este de Europa (salvo en Alemania y Rusia) en elperiodo que va de 1930 a 1960. Explica as las dificultades que ofrecenlas estadsticas elementales:"Los criterios utilizados en la recopilacin varan de un pas a otro y noson siempre precisos. Principalmente se usan dos tipos: criteriosobjetivos, como el idioma, la filiacin cultural y la pertenencia a unareligin y criterios subjetivos basados en las propias declaraciones de laspersonas. Cada uno tiene ventajas e inconvenientes. Los criteriosobjetivos definen la nacionalidad slo de manera indirecta y son difcilesde aplicar a casos excepcionales (por ejemplo a personas bilinges). Lo

    mismo puede objetarse a los criterios subjetivos. Presiones externas yoportunismos pueden influenciar los resultados especialmente donde laconciencia nacional no est enteramente desarrollada y donde unarespuesta sincera puede traer consecuencias funestas. Los datosoficiales no son siempre dignos de confianza incluso cuando no han sidofalsificados como suele ocurrir.Sin embargo, el grado de desconfianza de los datos oficiales vara entodos los pases y la veracidad est muy relacionada con la polticanacional".Los judos son un grupo en el que, por supuesto, Kosinski est interesado

    y sobre el que ofrece varias cifras por lo general similares a las dadasanteriormente para la cantidad de judos en la anteguerra. Sin embargo,sus datos para la postguerra son tan intiles desde este punto de vistaque ni siquiera intenta dar nmeros exactos acerca de los judos aunqueda cifras de postguerra para otros grupos, como, por ejemplo, losgitanos, que son estadsticamente menos importantes que lossupervivientes hebreos, segn los mitlogos del exterminio, en el Este deEuropa. Es verdad que l acepta globalmente la leyenda del exterminio ypresenta un diagrama de barras mostrando una recesin catastrfica delas poblaciones hebreas de Polonia, Hungra, Rumana y

    Checoeslovaquia. Tambin apunta que, los efectos combinados de laguerra produjeron prdidas entre yugoeslavos, judos, polacos yalemanes del Este que ascienden a entre 12,5 y 14 millones, y sincomprometerse demasiado, remite al lector al sumario estadstico"Population changes in Europe since 1939" de Gregory (Grzegorz)Frumkin cuyas cifras para los hebreos proceden del Congreso JudoAmericano, la organizacin sionista de Estados Unidos y el Centro deDocumentacin Juda Contempornea de Pars. Sin embargo, el caso esque Kosinski no llega a ningn nmero en lo tocante a los judos como enbuena lgica no debera, vistos los problemas aducidos. Las cifras para

    las etnias de la Hungra comunista se basan en el idioma y para laPolonia, Checoeslovaquia y Rumana tambin comunistas se basan en la"nacionalidad", sea lo que sea en los diferentes casos. Naturalmente se

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    disculpa por utilizar "estadsticas oficiales tan imperfectas como stas lopuedan ser".Volveremos al problema demogrfico, especialmente en lo concernientea los hebreos polacos, en el captulo VII.

    Tambin tenemos que recordar que el problema del conteo de judos enlos pases occidentales presenta enormes dificultades a juzgar por lafalta de cualquier base legal, racial o religiosa con la que definir a un"judo". Por ejemplo, las estadsticas de las que dispone Reitlinger lesealan que a comienzos de la SGM haba 300.000 hebreos en Franciaincluyendo a los refugiados judeoalemanes. (12). Los nazis, por otraparte, crean que haba 865.000 y no veo motivo para aumentardeliberadamente esta cifra; otras cifras que dieron los nazis no estabansalvajemente infladas como las de otras fuentes. (13).Debo aadir que no tengo ni idea de los judos que hay en los EE.UU..

    Puedo consultar el Almanaque Mundial que me dir que hay unos seismillones, pero ignoro cmo se ha llegado a esta cifra y a que inspirecierta confianza. Por lo que yo s, el verdadero nmero podra alcanzarfcilmente los nueve millones, y debe haber por lo menos unos cuatromillones solamente en la ciudad de Nueva York y alrededores.Resumiendo lo dicho acerca de los estadsticas sobre la poblacin juda:el problema para reunir tales estadsticas es enorme, incluso sininterferencias o presiones polticas.Adems, para argumentar que existi una prdida de cinco o seismillones en la poblacin hebrea mundial, las fuentes y autoridades

    citadas son comunistas y judas y as, por la misma naturaleza delproblema que nos ocupa debemos considerarlas sin valor. Incluso puededemostrarse que las cifras de postguerra para los EE.UU. estn tambinrebajadas en una cantidad significativa.No debe pensarse que es esencial para mi razonamiento el que ningunaconclusin demogrfica sea aceptada por el lector. Slo se ha planteadola clase de problemas suscitados cuando uno intenta abordar la cuestindesde un punto de vista demogrfico demasiado directo, pues no se llegaa nada por ese camino y en el anlisis final, la dificultad radica en que lascifras resultantes no llegan a ser nada ms que alegaciones judas y

    comunistas de que seis millones de hebreos fueron asesinados. Talesacusaciones son de esperar, pero no deben influirnos a la hora de mirarms alla. Sin embargo nos ocuparemos ms tarde de la cuestindemogrfica ya que la naturaleza de la cuestin es tal que lasconclusiones demogrficas razonablemente tiles son posibles una vezque se ha comprendido lo que ocurri con los judos en trminosgenerales.De hecho el estudio demogrfico de Rassinier ni siquiera intenta plantearel problema estrictamente hablando. En esencia, trata de analizar lasconclusiones ya extraidas de dos grupos de datos: los del Centro de

    Documentacin Juda Contempornea y los de Hilberg, de los cuales seobtiene una cifra de entre cinco y seis millones de judos vctimas de losnazis. La conclusin de Rassinier es que del primer caso slo pueden

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    extraerse 1.485.292 vctimas y del ltimo 896.892. (14). Rassinier aceptacomo un hecho que cerca de un milln de judos fueron vctimas de lapoltica nazi, al tiempo que rechaza las acusaciones de exterminio. Porejemplo, es sabido que algunos pueblos de Europa Oriental se

    aprovecharon de las condiciones generales polticas y militares paraperseguir a los judos, y tambin que muchos hebreos deportados de suscasas sin duda perecieron como resultado de la situacin catica queconllev la ltima parte de la guerra.Aceptando que la tarea es imposible no presentar una estimacinconcreta de las prdidas judas, sin embargo, no veo motivos serios paradiscutir los clculos de Rassinier.(Como ya se ha dicho, vamos a intentar aqu un enfoque "material" y deun modo secundario iniciaremos uno "histrico poltico". Esto slo es unmodo figurado de decir que aceptamos la existencia de dos potencias

    polticamente implicadas y no slo una, o sea que tenemos una historiade exterminio y debemos llegar hasta las circunstancias que laoriginaron. Claramente hay dos naciones implicadas en el problema:Alemania desarroll una poltica antijuda que conllev en muchos casosdeportaciones de judos de sus hogares y de las naciones donde eranciudadanos. Esto es verdad. La poltica de Washington durante la guerraconsista en acusaciones de exterminio y durante la postguerra en juiciosque aportaron la nica evidencia que hoy tenemos; esto es, que esasacusaciones de guerra no tienen ningn fundamento, lo cual tambin esverdad. Las polticas de ambos estados son necesariamente de inters y

    bajo ningn aspecto este libro aade algo nuevo al problema, sino queinsiste en ver a Washington como parte activa en los orgenes de lahistoria. As, no slo nos interesamos por lo que hicieron Hitler, Himmler,Goering, Goebbels y Heydrich al respecto durante la guerra, sino tambinlo que hicieron Roosevelt, Hull, Morgenthau, el New York Times y otrosmedios de comunicacin y lo que hicieron tras la guerra varios tribunalescontrolados o dominados por Washington. Esto no solamente est clarosino ms aun; es un modo revelador de abordar la historia.La conclusin es que Washington mont un fraude sobre las acusacionesde exterminio judo. Una vez reconocido esto, la verdadera naturaleza de

    la poltica juda saldr a la luz.Antes de revisar los pormenores de la historia debe resaltarse que hayun excelente marco a priori para esperar el fraude. Est, por supuesto, elargumento muy genrico de que la enemistad poltica de una magnitudtal que desemboca en un conflicto armado entre los dos estados, excluyenecesariamente la imparcialidad en la medida en que es necesaria einsustituible para un juicio justo. Los jueces haban buscado hacer carrerapoltica en el contexto de la poltica interna, hostil a Alemania, de laspotencias aliadas y despus de los juicios, suponiendo que no hubieranhecho en stos nada altamente improbable, volveran a dichas carreras.

    Adems, durante varios aos slo haban conocido el punto de vistaantialemn y fueron elegidos ad hoc para los tribunales. Talesconsideraciones excluyen la ms remota imparcialidad.

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    Sin embargo, hay motivos mucho ms especficos para esperar unfraude. Para darse cuenta, slo hay que considerar supercialmente loshechos relacionados con los numerosos tribunales en cuestin.Primero tuvo lugar el "gran juicio" del "Tribunal Militar Internacional"

    (IMT) en Nuremberg, inmediatamente despus de la guerra. Aqu sejuzg a los nazis ms importantes: Goering, Hess, Ribbentrop et al. ytranscurri entre noviembre de 1945 y octubre de 1946. Los jueces y losfiscales eran americanos, britnicos, franceses y rusos.

    Y a pesar de todos los tribunales "militares", no hubo jurado. Resultarontres absoluciones, siete sentencias de prisin y once penas de muerte.Estas ltimas se ejecutaron casi justo despus del juicio a excepcin dela de Goering que escap de la horca tragando una cpsula de cianuropotsico poco antes de las ejecuciones. Nunca pudo saberse dondeconsigui el veneno o cmo pudo esconderlo por tanto tiempo. La nica

    secuela de este episodio fu que el primer psiquiatra de la prisin deNuremberg, el Dr. Douglas M. Kelley, una autoridad en el tratamiento condrogas de alteraciones psiquitricas, public poco despus un libro, consus experiencias en Nuremberg, alabando a Goering en su ltimaactuacin:"Soport tan estoicamente su largo encarcelamiento que pudodesmoralizar al tribunal aliado, e intimid a los fiscales lo mismo quehicieron ellos...Su suicidio...fu inteligente, incluso brillante, el toquefinal, terminando el edificio para que los alemanes lo admirasen entiempos venideros... La Historia bien podr demostrar que al final

    Goering triunf a pesar de ser condenado por el Alto Tribunal de laspotencias aliadas".Una dcada despus el Dr. Kelley sigui a Goering al tomar una de lasnumerosas cpsulas de cianuro potsico que tena, supuestamente"souvenirs" (recuerdos) extrados del cuerpo de Goering.(15).El juicio del IMT fu el nico que tuvo mucha expectacin. Era importante en elsentido de que los aliados se obligaron a una versin determinada de la acusacinde exterminio, pero se presentaron pocas evidencias de cualquier clase enrelacin a ste, pues casi todo fueron testimonios y "affidavits"1 que los aliadosno tuvieron ninguna dificultad en obtener dadas las circunstancias. El nico mritorelativo del juicio del IMT, a nuestro entender, es que toda la transcripcin y unarazonablemente ntegra seleccin de los documentos probatorios presentadospueden conseguirse fcilmente en muchas bibliotecas (ver referencias) en unaenciclopedia de 42 tomos muy completa, as como el ndice de nombres.Desde 1946 a 1949 los americanos llevaron a cabo una serie de 12

    juicios, aparentemente menos importantes, en lo que aqu se llama elTribunal Militar de Nuremberg (NMT). Se les denominaba de variasmaneras de acuerdo con el "nmero de caso", el acusado principal o biencon un ttulo ms descriptivo:Caso EE.UU. Descripcin Volmenes nmero contra del NMT

    1 (Nota del traductor).(Los affidavits eran declaraciones juradas por escrito, obtenidas frecuentemente bajo torturas,

    amenazas de muerte y de represalias contra la familia del firmante, incluyendo su deportacin a la zona de ocupacinsovitica en Alemania. Estas declaraciones se presentaban como pruebas por la acusacin).

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    1 Brandt Caso Mdico 1 y 22 Milch Caso de Milch 23 Alstoetter Caso del Juez 34 Pohl Caso de los Campos Conc. 5 y 6

    5 Flick Caso Hombres Negocios 66 Krauch Caso de IG Farben 7 y 87 List Caso de los Rehenes 98 Greifelt Caso de la RuSHA 4 y 59 Ohlendorf Caso Einsatzgruppen 410 Krupp Caso de Krupp 911 Weizsaecker Caso Wilhelmstrasse ode los Ministerios 12, 1412 von Leeb Caso del Alto Mando 10 y 11De estos juicios salieron varias sentencias de muerte, pero la granmayora recibi penas de prisin en muchos casos bastante largas, sin

    embargo, casi todos estaban libres a comienzos de los aos 50.Los nicos de estos casos de los que nos vamos a ocupar aqu de algnmodo son:el nmero 1, un juicio contra personal clnico implicado en eutanasia yexperimentos mdicos; el 4, un juicio contra la administracin de uncampo de concentracin; los casos 6 y 10 que no necesitan explicacin;el 8, relacionado con la poltica alemana de colonizacin; el 9 (losEinsatzgruppen vigilaban la retaguardia en Rusia) y el 11, un juicio afuncionarios de distintos ministerios. El Gobierno americano public unaserie de 15 volmenes que aqu llamaremos serie "NMT" donde pueden

    encontrarse "sumarios" de los casos junto con "selecciones" muylimitadas de los documentos presentados como prueba. Los nmeros detomo correspondientes a los diferentes casos estn en la tabla anterior.En este punto, el investigador se halla ante una dificultad seria porque,como se puede ver al consultar a Hilberg y a Reitlinger, casi todas laspruebas de la acusacin de exterminio se encuentran en el NMT y no enel IMT. Esto equivale a decir que los documentos importantes, aquellosque, para bien o para mal, constituyen la mejor fuente de datos paraescribir cualquier historia de la Alemania nazi, son los de las series NG, NIy NO, y estos documentos fueron presentados como evidencias en los

    juicios del NMT. La prueba documental es, como ya se ha apuntado, demuchsimo ms peso que el testimonio, especialmente en vista de lasirregulares circunstancias legales y polticas que prevalecieron. Losdocumentos probatorios relevantes aportados en el NMT consisten enciertas clases de materiales que supuestamente apoyan las acusacionesde exterminio: documentos relacionados con la administracin de loscampos de concentracin, con la construccin de crematorios, con lasdeportaciones, con operaciones de Farben y Krupp en las que seemplearon prisioneros para el trabajo, con la poltica juda general delGobierno alemn, etc..., y por supuesto, no hay evidencia documental

    directa de un programa de exterminio. Como el Dr. Kubouy, del Centrode Documentacin Juda de Tel-Aviv, admiti en 1960 "No hay ningndocumento firmado por Hitler, Himmler o Heydrich donde se hable del

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    exterminio de judos y... la palabra "exterminacin" no aparece en lacarta de Goering a Heydrich acerca de la solucin final de la cuestin

    juda". (16).La dificultad para una persona en circunstancias normales estriba en que

    slo una pequea fraccin de los testimonios y documentos del NMT sonbastante accesibles en traduccin inglesa (en la serie de 15 volmenesdel NMT). Por lo dems, como se ver, no siempre puede confiarse enesas traducciones y adems, las citas publicadas se han seleccionadocon criterios desconocidos. Finalmente los 15 volmenes de la serie NMTslo es posible encontrarlos en ciudades de cierto tamao.La situacin mejora si uno vive en una ciudad grande puesto que existenen ciertas bibliotecas colecciones de documentos bastante completas

    junto con las transcripciones taquigrafiadas de los juicios (casi siempreen alemn). Sin embargo, el que dispone de medios normales puede

    tener problemas en clasificar determinados fragmentos de su interspara un examen y en algunos casos, el estudiarlos incluso en calidad deuniversitario puede no ser bien visto. Adems, en los juicios del NMT noexiste ningn ndice de nombres o materias (en los volmenes del NMTaparecen ndices de testimonios de testigos con muchos errores).Los juicios del IMT y del NMT son aqu los nicos significativos. Deimportancia general son los realizados por los britnicos y de sos, encualquier caso slo nos interesen los de Belsen y los del Zyklon B. Lospolacos, rusos, franceses, holandeses e italianos han hecho juicios sinimportancia salvo para las vctimas. El Gobierno de Bonn ha llevado a

    cabo algunos de escaso inters, por ejemplo el "Proceso de Auschwitz"en el periodo 1963-65, referidos por Langbein, Laternser y Naumann.El modo en que se constituyeron el IMT y el NMT puede exponerse losuficientemente completo para nuestros propsitos. Desde el otoo de1943, llevaba existiendo una Comisin de Crmenes de Guerra de laNaciones Unidas con sede central en Londres. Sin embargo, en realidad,esta comisin nunca hizo nada a excepcin de percatarse de que si algodeba hacerse, habran de hacerlo los gobiernos aliados a ttuloparticular.Los primeros pasos serios se dieron en los EE.UU.. En agosto de 1944 el

    Estado Mayor Conjunto consider un programa propuesto para ocuparsede los crmenes de guerra que haban recibido el visto bueno del fiscalgeneral del Ejrcito de los EE.UU. El 1 de octubre de 1944 el EstadoMayor aprob este proyecto y, al mismo tiempo, de acuerdo con lasrdenes del secretario de Guerra, fu establecida en el Departamento delFiscal General una "Divisin de Crmenes de Guerra". La Divisin deCrmenes de Guerra, encabezada por el general de brigada John M. Weiry el coronel Melvin Purvis como su ayudante, era responsable de tratartodos los asuntos de los crmenes para los departamentos de Estado, deGuerra y de Marina.

    La propuesta aprobada por el Estador Mayor no sobrevivi muchotiempo, pues era de carcter bastante moderado en lo que contemplaba,bsicamente, el proceso a personas que violaron en el campo de batalla

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    las leyes de guerra acordadas. As pues, los delitos cometidos antes de laguerra o los actos de un Estado enemigo contra sus propios ciudadanosno estaban considerados bajo jurisdiccin aliada. Del mismo modo, porejemplo, todas las medidas contra los judos alemanes se consideraban

    fuera de la jurisdiccin de los previstos juicios por crmenes de guerra. Elconcepto de crmenes de guerra estaba hasta entonces fuertementesujeto a las influencias del principio, nunca puesto en entredicho, de queun beligerante puede culpar a soldados enemigos por lo mismo queculpara a sus propios soldados.El secretario de Guerra Stimson tuvo una audiencia con el presidenteRoosevelt el 21 de noviembre de 1944 en el curso de la cual Rooseveltdej claro que tena en mente una idea mucho ms amplia acerca de loscrmenes de guerra y que las propuestas aprobadas por el Estado Mayoreran del todo insatisfactorias. Consiguientemente Roosevelt design al

    juez Samuel Rosenman como su representante personal en lasconversaciones sobre el problema de los crmenes de guerra, en enerode 1945. Una entrevista el 18 de enero entre Stimson, Rosenman y elprocurador general Francis Biddle entre otros, di como resultado unacuerdo general sobre una mucho mayor ampliacin de los criterios paralos crmenes de guerra tratados. (17).Biddle se incorpor tarde a su plaza de juez en el IMT porque Roosevelt lellev a la conferencia de Yalta, pero en enero de 1945 haba escrito que"los principales jefes alemanes son bien conocidos y la prueba de suculpabilidad no ofrecer serias dificultades". El "juez" ruso en el IMT,

    Nikitchenko, fu algo ms directo al declarar antes del juicio que, "...nosocupamos aqu de los criminales de guerra ms importantes que ya hansido convictos". (18).A comienzos de mayo de 1945 el presidente Truman aprob una revisinde las propuestas y design a Robert H. Jackson, un abogado adjunto al

    Tribunal Supremo, para ser el jefe del Consejo de los EE.UU. en el juicioprximo y tambin para representar a los EE.UU. en las negociacionescon los gobiernos extranjeros en lo relativo a la organizacin de losprocesos. El 6 de junio de 1945, Jackson present un informe interno alpresidente y a finales de junio, Jackson y su personal establecieron sedes

    en Londres donde se hicieron la mayor parte de los trabajos preliminarespara el IMT.Un miembro clave del personal de Jackson en Londres era el coronelMurray C. Bernays que fu uno de los primeros en vrselas con losproblemas de los crmenes de guerra. Graduado en Harvard en 1915,mont un "bufete" de abogaca en Nueva York. Se le di en 1942 unacomisin del Ejrcito y en octubre del 43 fu nombrado jefe delDepartamento de Proyectos Especiales, Divisin de Intendencia, delCuartel General del Ejrcito. Su proyecto ms importante en este cargoconsisti en trazar los planes para juzgar a criminales de guerra

    alemanes. Despus de cada ronda de negociaciones con la Casa Blanca ycon otros organismos, haca la adecuada revisin de los planes tratadospuesto que, de creer su informe, l fu el autor del proyecto que se llev

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    adelante. De cualquier modo, poco despus de su encuentro con Jackson,Bernays fue recompensado con la "Legin del Mrito". La citacin dice enparte as:"Pronto en darse cuenta de la necesidad de unas bases firmes para tratar

    el problema de los criminales de guerra y sus crmenes, formul elconcepto bsico de tal poltica y comenz a tiempo la adecuada accinpara asegurar su adopcin como el fundamento de una poltica nacional".Bernays volvi a los EE.UU. en noviembre de 1945 e inmediatamente sedi de baja en el Ejrcito. Puesto que, como hemos visto, haba muchasconversaciones a ms altos niveles en lo tocante a los planes paracrmenes de guerra, es dudoso que alguien tomara en cuenta laspropuestas de Bernays, pero sin duda l tuvo mucho que ver en losborradores de dichos planes, ya que sus opiniones acerca de la justiciaeran tambin nuevas. Despus de su vuelta a los EE.UU. convers con

    algunos periodistas (que le llamaban "el hombre de detrs del martillo")y en respuesta a preguntas del tipo de "Cmo va a pescarse a los peceschicos?" replic (19):"Hay una buena cantidad de criminales nazis que van a escapar si no sonperseguidos con eficacia. Pero si aceptamos que las SS, por ejemplo, erauna organizacin criminal y que la pertenencia a ella es "per se" indiciode criminalidad, los aliados van a pillar a muchos ms criminales en unasola redada. Como usted sabe, mucha gente aqu y en casa no se dacuenta de que somos ahora el Gobierno de Alemania en nuestra zona yno puede haber ningn sistema jurdico que nosotros no aprobemos.

    Somos la ley. Si quisiramos, por ejemplo, podramos juzgar a losalemanes por delitos cometidos hace veinte, treinta o cuarenta aos. Detodos modos estaremos demasiado ocupados con la cosecha decriminales de guerra como para reparar en los errores del pasado".En Londres, Jackson negoci sobre los juicios con los aliados, y suinforme interno del 6 de junio pas a ser la base de los "Acuerdos deLondres" del 8 de agosto, firmados por los EE.UU., Gran Bretaa, Rusia yFrancia. El 18 de octubre se abri un proceso contra 24 individuos y seisorganizaciones (las SS, el Cuartel General, etc...) y el juicio comenz enNuremberg el 20 de noviembre de 1945. Tres de los defendidos no

    estuvieron en el juicio. Martin Bormann nunca fu encontrado, Robert Leyse suicid antes del juicio y Gustav Krupp estaba demasiado viejo yenfermo como para permanecer all.La acusacin intent sustituir a Krupp por su hijo, pero sto era excesivoincluso para aquel tribunal, as que el juicio de Alfred Krupp tuvo queesperar hasta el NMT.De paso debemos decir que el juez Jackson adems de ser el jefe de laacusacin americana en el juicio, era tambin oficialmente la principalpersonalidad en las negociaciones de Londres acerca de la formulacindel sistema legal bajo el cual l deba dirigir el proceso. Una extraa

    oportunidad para un fiscal y probablemente un precedente del todoimpensable en lo tocante a los procedimientos que la gente civilizadacrea que en realidad se empleaba en los juicios. Igualmente las

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    caractersticas excepcionales de la constitucin final del IMT fuera que nose restringi su jurisdiccin a los actos relacionados con la guerra sinoque alcanz a toda la existencia del partido nazi, que el cumplir rdenessuperiores no era eximente y que la acusacin poda obligar a testificar a

    los acusados.La Divisin de Crmenes de Guerra creada en 1944 no dej de funcionarpuesto que junto con el proceso del IMT Jackson "consigui el apoyo y laparticipacin de la Divisin de Crmenes de Guerra del Departamento delFiscal General". Adems, en los primeros meses del juicio del IMT (yquiz tambin ms tarde) la acusacin ordinaria excepto Jackson, estaba"en la nmina del Fiscal General". (20).Un papel importante del Departamento del Fiscal General era totalmentelgico en estas circunstancias puesto que dicho departamento era laOficina Jurdica del Ejrcito y la maquinaria administrativa bsica

    estadounidense en Alemania nada ms acabar la guerra era la delEjrcito de los EE.UU.. La misin tradicional del Departamento del FiscalGeneral consista en aplicar la justicia militar en consejos de guerra ycosas similares. Sin embargo, durante la SGM las acciones delDepartamento del Fiscal General se extendieron a todos los aspectos delo militar donde haba alguna cuestin legal e incluso se vi en pleitospor causa de los contratos de produccin de guerra. El fiscal general,general de divisin Myron C. Cramer, pronunci un discurso en mayo de1945 en el que declaraba que la persecucin y la acusacin de los nazisera para someter a la ms dura prueba a la Divisin de Crmenes de

    Guerra y para que el Departamento del Fiscal General, cuyos recursos lhaba brindado a Jackson, se mostrase ms activo. Esto no era, se puedetener por seguro, una promesa vana, ya que el organismo que Cramerdiriga era de mayor relevancia que el de Jackson. En tanto que no seespecifique qu hizo exactamente la Divisin de Crmenes de Guerra

    junto con el IMT, es posible que supervisara la bsqueda y seleccin defiscales y abogados defensores junto con su personal, la seleccin deotros funcionarios, como traductores; y los interrogatorios que hicieranlos estadounidenses (es decir, lo principal). Por supuesto, Jacksonoficialmente tuvo mucho que ver, pero se puede estar razonablemente

    seguro de que tales cometidos eran en realidad de la Divisin deCrmenes de Guerra. (21).Sin embargo, la relacin de la Divisin de Crmenes de Guerra con los

    juicios era mucho ms estrecha. Al tiempo que tenan lugar los del IMT ylos del NMT, se estaban llevando a cabo otros juicios menores. Entrestos se encontraban los de Dachau (cerca de Munich y por tanto nolejos de Nuremberg) al personal de algunos campos de concentracin(Buchenwald, Flossenburg y Dachau) ocupados por los estadounidensesen Malmdy durante la batalla del Bulge. La Divisin de Crmenes deGuerra supervis estos juicios. (22). Quiz fueron el episodio ms

    vergonzoso de la Historia de los Estados Unidos.En Dachau se utiliz todo el repertorio de procedimientos de tercergrado: palizas y patadas brutales hasta el punto de destrozar los

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    testculos en 137 casos, dientes saltados, hambre, celdas de aislamiento,torturas con astillas encendidas y presencia de falsos sacerdotes con elobjeto de forzar a los prisioneros a "confesarse". A los de baja graduacinse les aseguraba que los cargos slo iban dirigidos contra los oficiales de

    alta graduacin y que no tenan absolutamente nada que perdercooperando y haciendo las declaraciones deseadas. Tales "evidencias" seutilizaron despus contra ellos de modo que se unieron a sus superioresen el banquillo. A estos ltimos se les dijo que "confesando" y cargandosobre ellos mismos la responsabilidad salvaran a sus hombres de ser

    juzgados. La estratagema favorita cuando el prisionero rehusabacooperar consista en preparar un proceso falso. Se conduca alprisionero al interior de una habitacin en donde investigadores civilescon uniforme del Ejrcito de los EE.UU. estaban sentados en torno a unamesa negra con un crucifijo en el centro y con slo la luz de dos velas.

    Este "tribunal" proceda a fingir un juicio al cabo del cual se emita unafalsa condena a muerte. Al "condenado" le era ms tarde prometido quesi cooperaba con la acusacin en facilitar pruebas sera indultado.Algunas veces los encargados de los interrogatorios amenazaban conentregarles prisioneros a los rusos y en muchos casos la familia delprisionero se vea amenazada, si no colaboraba, con la prdida de lacartilla de racionamiento u otras penalidades.A diferencia de los juicios falsos, los oficiales eran tambin en aparienciadeliberadamente falseados en lo tocante a lo que debe ser un juicio

    justo. La mentira empezaba con los "cargos", que hacan referencia de

    un modo general a extensas categoras de crmenes supuestamentecometidos en el periodo 1942-45 (en los casos del personal de loscampos de concentracin) para luego presentar una larga lista deacusados de crmenes en un sentido extremadamente genrico.Crmenes especficos de criminales determinados en fechas concretasnunca fueron parte de la acusacin (por ejemplo el documento 3590-PS).En algunas ocasiones el "abogado defensor" era un estadounidense sinexperiencia legal, incapaz de hablar en alemn y los procesos no estabanprovistos de intrpretes competentes. La "acusacin" tambin careca deexperiencia legal, lo mismo que el "tribunal" que consista en 10 oficiales

    del Ejrcito estadounidense. Slo haba presente una persona con dichaexperiencia, aqul cuyas decisiones acerca de la admisin de pruebaseran definitivas. Se encontraron 1.416 culpables de 1.672 procesadoscon 420 penas de muerte.Mientras que el fiscal pudo atrapar testigos en toda Europa y, si eranecesario, torturarlos o tambin coaccionar a alemanes para obtener"pruebas", los acusados, aislados del mundo exterior y sin dinero,raramente eran capaces de conseguir que alguien les defendiera.Adems, la "Asociacin de Perseguidos por los Nazis", gracias a unacampaa propagandstica, impidi a otros ex reclusos de los campos de

    concentracin testificar para la defensa.El abogado estadounidense George A. McDonough, que haba tenido lamuy peculiar experiencia de ser fiscal y defensor en el programa de

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    crmenes de guerra y despus miembro de una oficina para revisar losprocesos y arbitrar peticiones de clemencia, escribi en 1948 al New York

    Times quejndose de la ausencia de bases jurdicas para los procesos,subrayndose que "en nueve de cada diez casos tanto las autoridades

    como los libros de texto no tenan respuesta" para las cuestiones legalesque frecuentemente y de modo persistente surgen ante cualquiera enverdad preocupado por la legalidad. Para McDonough, el mayor problemaera si el obedecer rdenes superiores debe o no aceptarse en juicios porcrmenes de guerra. Sobre el proceso de Dachau escribi:"En los juicios de Dachau, la protesta del acusado de que l mismohubiera sido fusilado si no hubiese obedecido la orden de su superiorpara hacer algo que l, ignorante, pudo haber credo que era legal osabido que no lo era, pareca ser tomado por los tribunales como unaconclusin fctica. La posibilidad de defenderse de esta manera pareca

    depender de la edad y la graduacin del acusado y de la situacin de labatalla en el momento del delito. Parecera de nuevo un procesoarbitrario dar a conocer a un hombre una accin como ilegal cuando laautoridad internacional no se pone de acuerdo sobre la ilegalidad onunca se ha definido sobre ello....se rumorea que las pruebas eran admitidas indiscriminadamente y quedeclaraciones juradas de testigos eran lcitas prescindiendo de si alguienconoca a la persona que hizo la declaracin o a quien la tomaba. Si unfiscal consideraba la declaracin de un testigo ms daina que sutestimonio oral ante el tribunal, recomendaba al testigo que volviese a

    casa, presentndola como prueba, y cualquier objecin del abogadodefensor era inmediatamente rechazada".Una ancdota significativa sucedi cuando el investigador JosephKirschbaum llev ante el tribunal a un tal Einstein para que testificaraque el acusado Menzel haba asesinado al hermano de Einstein. Cuandoel acusado pudo indicar que el hermano estaba vivo, gozaba de buenasalud y estaba, de hecho, sentado ante el tribunal, Kirschbaum se sintimuy avergonzado e increp al pobre Einstein: "Cmo vamos a mandar aeste cerdo a la horca si eres lo bastante estpido como para traer a tuhermano al tribunal?".

    Los mandos competentes del Ejrcito americano reconocieron algunas deestas cosas. Cuando el jefe de la Administracin de la Divisin deCrmenes de Guerra en Dachau, el coronel A.H. Rosenfeld, dej su puestoen 1948 un periodista le pregunt si haba algo de verdad en las historiassobre juicios fingidos en los que se emitan falsas sentencias de muerte,y replic: "S, claro. No podamos haber hecho hablar a esos pjaros deotro modo...Fu una trampa y funcion como un hechizo". (23).Los acusados de Malmdy haban tenido un abogado defensorcompetente, el teniente coronel Willis M. Everett Jr.. Fueron las repetidasapelaciones de Everett a, entre otros, el Tribunal Supremo de los EE.UU.,

    adems de un coro de protestas de religiosos alemanes y ciertos detallesde lo que estaba ocurriendo que consiguieron llegar a la prensa porvarios caminos, lo que convenci al gobernador militar de los EE.UU.,

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    general Lucius D. Clay para solicitar una investigacin sobre los juicios deDachau. El 29 de julio de 1948 el secretario del Ejrcito design unacomisin compuesta de dos jueces estadounidenses, Gordon Simpson de

    Texas y Edward Van Roden de Pennsylvania, ambos coroneles en la

    reserva del Departamento del Fiscal General. El teniente coronel CharlesLawrence Jr. fu asistente. La comisin present su informe al secretariodel Ejrcito en octubre de 1948 y se publicaron fragmentosseleccionados en enero de 1949.Posteriores aclaraciones pblicas de Van Roden y tambin, hasta ciertopunto, de Simpson, adems de una investigacin independiente de unconsejo encargado de la revisin que Clay orden, aclararondefinitivamente todo el asunto hasta el punto de que los defensores enlos juicios slo tuvieron que discutir el nmero de prisioneros alemanesobjeto de malos tratos. El consejo que hizo la revisin confirm todo lo

    que dijo Van Roden excepcin hecha de la frecuencia en los malos tratos.(24). Extraamente Clay niega la existencia de dichas brutalidades en sulibro "Decisin en Alemania", pero le contradice la comisin que l mismocre.Los procesos llamaron mucho la atencin a lo largo de 1949especialmente el de Malmdy, y un subcomit encabezado por elsenador Baldwin dirigi una investigacin. Un testigo que haba sidocronista del tribunal en los juicios de Dachau declar que estaba tanasqueado de lo que all haba ocurrido que dej su trabajo. Dijo que los"ms brutales" haban sido el teniente Perl, Frank Steiner y Harry W.

    Thon. Explic que tantoPerl como su mujer haban estado en un campo de concentracin nazi yque stos haban matado a la madre de Steiner. El juez Gordon Simpson(a diferencia de Van Roden que trataba de interpretar de la mejormanera, incluso cuando estaban tergiversados, los lamentables hechosque iban apareciendo) concedi que este era lo ms seguro "un malequipo" y explic que los intrpretes y el poco alemn que hablaban losabogados estadounidenses haban obligado al Ejrcito a "engatusar aalgunos de los refugiados alemanes". Steiner, Kirschbaum y Thon (mstarde jefe de la Seccin de Evaluacin de la Divisin de la Administracin

    Civil del Gobierno Militar Americano) aparecieron despus negndolotodo, pero temblaron ante el testimonio del investigadorBruno Jacob que reconoci algunos hechos. Los investigadores DwightFanton y Morris Elowitz negaron tambin todo en la prensa y el coronelRosenfeld tambin neg casi todo, pero acus al teniente coronel HaroldD. McGown, comandante de los soldados estadounidenses masacradosen Malmdy, de haber confraternizado con el coronel SS Joachim Peiper,el jefe alemn, y que esto explicaba por qu McGown haba aparecido enDachau como testigo para la defensa y haba declarado que Peiperestuvo en conversaciones con l y que fu responsable de que un cierto

    nmero de estadounidenses se salvaran. Como prueba de dicha amistad,Rosenfeld dijo que McGown y Peiper haban sido "del todo demasiadoamigos en esas noches que pasaron conversando juntos" y que cuando

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    Peiper y sus hombres ms tarde pudieron escapar a la trampa delEjrcito estadounidense, "McGown estuvo de su parte". Por supuesto,McGown era el prisionero de Peiper (25).Naturalmente podr discutirse que esos "juicios" de pesadilla de Dachau

    tienen poco que ver con lo que nos ocupa porque las normas seguidas enlos juicios de Nuremberg no eran comparables y porque los quesostienen la leyenda del exterminio no citan ninguna "prueba" de laspresentadas en esos procesos. Esto es en parte verdad: la brutalidad y lacoercin no fueron tan frecuentes en el principal juicio de Nurembergcomo lo fueron en los de Dachau y los exterminios en masa no sepusieron tan de relieve (aunque las cmaras de gas aparecieron en lostestimonios de vez en cuando). Sin embargo los juicios de Dachau nopueden desecharse tan fcilmente porque la oficina que losadministraba, la Divisin de Crmenes de Guerra, estaba fuertemente

    implicada en los juicios de Nuremberg, como ya hemos sealado y comovamos a confirmar dentro de poco con una cuestin bastante chocante.Adems, la coercin s que fu empleada en Nuremberg para obtenerpruebas, pero esto se ver en un captulo posterior.Ninguna de las cuatro potencias estaba contenta con los resultados delIMT y tras el "gran juicio" llevaron a cabo por separado la clase deprocesos que quisieron. Los juicios de los britnicos son de un intersgeneral, pero para nosotros, sobre puntos de relativamente menorimportancia. El nico gran juicio de los franceses fu al magnate de laindustria del Sarre, Hermann Roechling, a quien ya juzgaron "in absentia"

    al final de la PGM. Organizados por el NMT americano, los juiciosempezaron en realidad en 1945 y en marzo del 46 una dependencia de laoficina de Jackson, encabezada por Telford Taylor, se cre para estepropsito.Es importante decir que en todos esos juicios de nazis, desde el IMTpasando por el "proceso" a Eichmann de 1961 (en el que no sepermitieron testigos a la defensa) hasta el de Auschwitz del periodo1963-65 (en el que el Gobierno de Bonn no permiti asistir a Rassiniercomo observador) los abogados defensores no eran secundados porayudantes experimentados en la investigacin por estudiar los

    documentos y adems, casi todos los documentos a los que tenanacceso estaban bajo control del fiscal. (26). Cualquiera que sea elresultado legal, esta situacin puede producir una imagen tergiversadade la historia sino rayana con el excepticismo.Bajo el esquema jurdico de la ocupacin, hubo importantes restriccionesen el NMT y los tribunales nacionales:"La determinacin del Tribunal Internacional Militar en dictaminar...quelas invasiones, actos y guerras de agresin, crmenes, atrocidades yhechos inhumanos se planearon u ocurrieron, deber ser comn a lostribunales aqu establecidos y no ser puesto en duda excepto en la

    medida que el conocimiento de ellos o la participacin en ellos de unadeterminada persona pueda interesar. Las declaraciones ante el Tribunal

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    Internacional Militar... constituyen prueba de los citados hechos enausencia de evidencias slidas de lo contrario".Dos organizaciones diferentes, administrativamente hablando,funcionaron en el NMT. Una era el conjunto de "Tribunales Militares", los

    fiscales, coordinados a travs de un Secretariado encabezado por unsecretario general. Los fiscales eran reclutados en los EE.UU. "por elDepartamento del Ejrcito" y haba tres o ms fiscales por cada proceso.La segunda organizacin era la Oficina del Jefe del Consejo de Crmenesde Guerra (Telford Taylor) que naci el 24 de octubre de 1946, justodespus de que Ribbentrop et al. fueran ejecutados, e hizo su primeraacusacin al da siguiente. Aunque haba una pequea diferencia en suscargos, Taylor, que haba estado asociado al Consejo del proceso del IMT,era en realidad el sucesor de Jackson en los juicios que se estabanllevando a cabo en el Juzgado de Nuremberg. (27).

    En esta obra hablaremos mucho de los juicios del IMT. Sin embargo, ellector puede captar gran parte del espritu de estos procedimientos hastapor las declaraciones de algunos fiscales estadounidenses designadospor el Ejrcito de los EE.UU. para servir en Nuremberg.Comprensiblemente, esas personas son reacias, en buena lgica, ahablar en pblico en contra de lo que vieron. As pues, los comentariosde uno de los fiscales del proceso a Farben, donde haba "demasiados

    judos entre los acusadores", fueron expresamente insinuados en privadoa la acusacin para que no se hicieran pblicos. Sin embargo, el juezpresidente del caso 7 (contra los generales alemanes por presunto

    asesinato de rehenes) Charles F. Wennerstrum habl pblica yforzosamente justo despus de pronunciar la sentencia. (28):"...Si yo hubiera sabido hace siete meses lo que s ahora nunca habravenido aqu. Obviamente, la victoria en una guerra cualquiera no es elmejor juez de las culpas de crmenes de guerra. Se diga lo que se quieraes imposible convencer a la defensa, a su consejo y a todo su pueblo deque el tribunal trata de representar ms bien a la Humanidad entera queal pas que design a sus miembros. Lo que he dicho acerca del carcternacionalista de los tribunales es vlido para la acusacin. Los elevadosideales que se dijeron que motivaban la creacin de estos tribunales no

    se ven por ningn lado. El fiscal no ha logrado mantener por conviccinla objetividad lejos de la venganza y de las ambiciones personales. No haconseguido esforzarse en sentar los precedentes que pueden ayudar almundo a evitar nuevas guerras.Nada de esta atmsfera es saludable. Se necesitaban lingistas. Losestadounidenses son claramente malos lingistas. Se emplearonabogados, escribientes, intrpretes e investigadores que sonestadounidenses hace slo pocos aos y cuyos antecedentes estnembebidos de los odios y prejuicios europeos.Los juicios tenan que haber convencido a los alemanes de la culpabilidad

    de sus lderes y slo les han convencido de que sus jefes perdieron laguerra ante un conquistador tenaz.

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    La mayor parte de la evidencia en los juicios era documental,seleccionada entre las numerosas toneladas de archivos capturados. Laseleccin la hizo la acusacin y la defensa slo tuvo acceso a aquellosdocumentos que la acusacin consideraba relativos al caso.

    Nuestro tribunal introdujo una norma de procedimiento segn la cual,cuando la acusacin presentar un estracto de un documento, todo ldebera ser accesible a la defensa para presentarlo como evidencia. Laacusacin protest duramente. El general Taylor intent convocar unareunin de jueces presidentes fuera del tribunal para rescindir estanorma. No fu la actitud de un funcionario consciente del tribunal quebusca la plena justicia.Igualmente ajenos al sentido estadounidense de la justicia son laconfianza de la acusacin en las declaraciones de parte hechas por losacusados que llevaban prisioneros ms de dos aos y medio, y los

    repetidos interrogatorios a espaldas del jurado. Dos aos y medio deconfinamiento es de por s una manera de encierro. La falta deapelaciones me indujo a sentir que se estaba negando a la justicia....Usted debera ir a Nuremberg. Vera un Palacio de Justicia en donde el90 % de la gente tiene intereses en la acusacin. ...El pueblo alemndebe ser mejor informado acerca de los juicios y los acusados alemanesdeben tener el derecho de apelar a la ONU...".Irnicamente, la validez del ataque de Wennerstrum al bajo o inexistentenivel de integridad mantenido por la acusacin de Nuremberg se viconfirmada incluso por la naturaleza de la reaccin de Telford Taylor a

    las declaraciones de Wennerstrum, hechas en Nuremberg presuntamenteen privado para su publicacin en el Chicago Tribune. El reportero delTribune, Hal Foust envi un mensaje a Berln para que fuera transmitidoa los EE.UU. por un canal de radio que se supona a prueba de espas. Sinembargo, la acusacin, valindose a primera vista de una treta, intentobtener una copia del mensaje. Ernest C. Deane, jefe de prensa de

    Taylor, telefone inmediatamente a Foust para intentar "impedirlemandar el mensaje". Pero la historia ya haba sido enviada y Foustreplic que "Taylor no poda tener conocimiento expreso del artculohasta su publicacin". Taylor por consiguiente prepar una rplica a los

    comentarios de Wennerstrum de modo que se hizo pblica antes de queel Tribune sacara el de Foust con los ataques de Wennerstrum. Tayloracusaba al juez de comentarios "subversivos para la poltica y losintereses de los EE.UU", entre otras cosas, y Wennerstrum, a su llegada alos EE.UU. justo despus de que se publicara la rplica de Taylor y lahistoria del Tribune, no se desdijo de sus afirmaciones y critic de nuevoa Taylor.Este incidente fu uno de los notables casos de "espionaje del Gobierno"del ao 1948. El Ejrcito decret una orden contra este tipo de espionajey se especul mucho con que Taylor fuera sometido a consejo de guerra.

    Cuando los periodistas preguntaron a Taylor su opinin acerca de lalegalidad de lo que hizo, el dilogo fu el siguiente:

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    "- No s si fu legal o no. - Replic. - No fu usted consejero general dela Comisin Federal de Comunicaciones durante dos aos, antes derecibir un cargo en el Ejrcito?. - S, pero no s qu tiene esto que vercon ello".

    Taylor rehus firmemente dar una opinin sobre la legalidad de suaccin, pero..."Fuera de escena estaba tan contento consigo mismo como el oficial decampo...que nunca fu...que acaba de ajustar las cuentas al enemigo,mediante una trampa que incumpla las reglas de la guerra tal y comodeca la convencin de Ginebra de 1907 ".La cita es de la historia de Hal Foust sobre la conferencia de prensa de

    Taylor. Foust se quejaba de que sta era la segunda vez que el Ejrcitointerfera sus mensajes al peridico y que la primera vez le habanpescado para interrogarle tras haber enviado las noticias. Naturalmente,

    en nuestro examen de los juicios de Nuremberg resulta interesante saberquin supervisaba los procedimientos del NMT. Pro forma, Taylor lo hizoen casi todas las ocasiones, excepto en designar a los fiscales, puestoque las responsabilidades formales del jefe del Consejo no estabanlimitadas simplemente a la acusacin en los procesos. Su oficina tambinse encargaba de decidir a quin deba juzgarse y a quin no (no habaprocesos separados para las acusaciones formuladas, como en un gran

    jurado): de qu iba a acusarse a los inculpados y cmo se iba a disponerde los que no lo eran.La oficina tambin se haca cargo de las funciones del personal de

    Nuremberg y por tanto podemos aceptar que dicha oficina se hacacargo, al menos formalmente, del (numeroso) personal de Nuremberg ens. Por tanto, la oficina era responsable de los interrogatorios, as comodel trabajo sobre el terreno, del examen de documentos, de informar altribunal y de los traductores e intrpretes. (29)Hemos dado motivos por los que era de esperar que el personal deNuremberg estuviera bajo el control efectivo de la Divisin de Crmenesde Guerra y dentro de poco veremos que, cuales quiera que fuesen lospoderes oficiales de Taylor, su verdadero cometido no hace suponer quede algn modo dirigiese el Juzgado de Nuremberg. La Divisin de

    Crmenes de Guerra, aunque lejos de Washington, persiste en nuestrasconsideraciones sobre los juicios de Nuremberg.El 12 de junio de 1948 los peridicos estadounidenses anunciaban que eloficial del Ejrcito de los EE.UU., coronel David "Mickey" Marcus,graduado en West Point y actuando bajo el alias "Mickey Stone", habamuerto en servicio mientras desempeaba el cargo de jefe supremo delsector de Jerusaln, en la guerra rabe-israel por el control de Palestina(realmente a Marcus le dispararon por error sus propios centinelas). ElNew York Times resuma as su carrera. Haba sido comisionado deCorrecciones en Nueva York antes de la guerra y como oficial del Ejrcito

    colabor en el borrador de los trminos de la rendicin de Italia yAlemania. Fu ayudante legal en la conferencia de Postdam (verano de1945) despus de la cual, a juzgar solamente por el laudatorio artculo

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    del NY Times, su carrera termin, ya que no se nos dice que Marcusdesarrollase otra actividad hasta que se une al Haganah en Palestina enenero de 1948, visita los EE.UU. en abril recibiendo una medalla en elcurso de una ceremonia en la Embajada britnica en Washington

    (probablemente una tapadera para las negociaciones de los pormenoresde la rendicin britnica final) y entonces regresa a Palestina, despus detres semanas, para asumir el mando de Jerusaln. El nico indicio quetenemos de alguna actividad en el periodo de agosto del 45 a enero del48 es una noticia del Daily Telegraph del 24 de junio segn la cual:"l era en el momento de su muerte coronel numerario de la Oficina delFiscal General de la Reserva Organizada de Oficiales...Aunque sin estarsujeto a la disciplina militar se mostr de acuerdo en permanecer listopara actuar".En realidad, Marcus haba sido el sucesor de Weir como jefe de la

    Divisin de Crmenes de Guerra. Inmediatamente despus de la guerrafu "el tercer hombre de la poltica estadounidense" en la Alemaniaocupada, pero se le relev de su cargo a comienzos de 1946 parahacerse cargo del asunto de los crmenes de guerra. Su designacin sehizo efectiva como tal, el 18 de febrero de 1946, pero pas unos mesesen Japn despus de abandonar Alemania y ms tarde, en junio, marcha la oficina de la DCG en Washington. Fu jefe de la DCG hasta abril de1947 cuando se retir del Ejrcito y volvi a ejercer como abogadoprivado. (30).Nuestras aclaraciones anteriores sugieren lgicamente que era en

    realidad la DCG la que llevaba a cabo las funciones ms importantesrelacionadas con el NMT: Este es el caso, como aparece claramente enuna lectura atenta del informe final oficial de Taylor en los juicios delNMT, aunque all no se puso de relieve (31). El hecho se ve confirmadopor un libro esclarecedor de Josiah E. DuBois que encabez la acusacindel NMT en el caso IG Farben y por otro libro de Berkman que aportaalguna informacin superficial sobre la carrera de Marcus. (32).Marcus fu nombrado jefe de la DCG en primer lugar para "afrontar lamastodntica tarea de escoger cientos de jueces, fiscales y abogados"para el NMT y para los juicios del Lejano Oriente (en Tokyo). En diciembre

    de 1946 DuBois fu enviado a la oficina de Marcus en Washington paradiscutir la posibilidad de que aqul llevara la acusacin contra losprincipales directivos de las enormes industrias qumicas alemanas IGFarben. DuBois no se decidi, as que habl con Marcus en profundidad acerca de los problemas que surgiran; uno de los principales era si habao no suficientes pruebas para acusar a Farben de conspiracin para la"guerra de agresin" y si las haba, las posibles repercusiones polticaque pudiera suscitar. Discutieran las ventajas generales de llevar a juicioa los hombres de Farben y Marcus seal que un juicio poda demostrarcmo Farben se ocupaba de desarrollar determinado armamento en un

    secreto total. Si salan libres, podan empezar a trabajar para los rusos.Marcus demostr un gran conocimiento de Farben e indic que haba un"almacn lleno" de archivos de Farben en las cercanas de Alexandra

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    (Virginia); un hecho del cual DuBois se olvid hasta que ms tarde losacontecimientos le obligaron a presentar un acta sobre ello durante lasinvestigaciones preliminares del juicio.Llegaron lo suficientemente lejos en dicha investigacin preliminar y

    Marcus dijo: "En lo que a mi respecta podras ir all todo el tiempo quequisieras". DuBois objet que necesitara unos cuatro meses a lo queMarcus replic: "No tengo nada que oponer a eso. Unos das despus deque vuelvas a casa, debes telegrafiar con el visto bueno de Telford

    Taylor".Por supuesto, Taylor estaba en Europa como jefe del Consejo y DuBoishace constar sus actividades en relacin con el juicio de Farben. Taylorrespondi favorablemente a la sugerencia de un miembro del Consejo deque DuBois (bajo el cual dicho miembro haba trabajado en elDepartamento del Tesoro durante la guerra) fuera nombrado acusador

    de Farben. Mand la recomendacin a Washington y posteriormenteDuBois obtuvo el cargo. ste plane ver a Taylor para conseguir suaprobacin para agregar un nuevo hombre, especificado por l mismo, ala acusacin obteniendo dicha aprobacin y Taylor fu a Pars paraabogar ante el Gabinete francs para extraditar a un hombre clave deFarben. Taylor declar pblicamente en el juicio de Farben y luegodesapareci del proceso, no teniendo nada que ver en la investigacinpreliminar del juicio o con la formulacin de determinados cargos hechapor el fiscal.

    Todo esto sugiere claramente que el papel de Taylor era de relaciones

    pblicas y que no tena mucho que ver con los pormenores del desarrollode los juicios que oficialmente eran de su responsabilidad. Alguien oalgunos pudieron haber ejercido una responsabilidad fctica pues talessituaciones son frecuentes en operaciones a gran escala. Los hechosdemuestran que los verdaderos organizadores de los juicios del NMT noestaban tan a la vista como Taylor y posiblemente la intencin era que

    Taylor actuara como fachada. Sin duda Marcus, como jefe de la DCG,ejerci un control efectivo sobre gran parte del personal de Nuremberg yeligi a los fiscales y abogados para los juicios (con slo un puado deexcepciones). El libro de Dubois muestra cmo Taylor no se vio

    profesionalmente envuelto en los juicios as que la conclusin necesariaes que las fuerzas ms importantes del departamento de Taylor eran enrealidad manejadas por la DCG o por subordinados de Taylor.Examinando los principales personajes de este ltimo grupo encontramosa Robert M.W. Kempner, sobre el que hablaremos en el captulo V.Marcus parece haber tenido una importancia real desmedida en relacina su simple grado de coronel, ya que se nos dijo que durante la guerracaus una "impresin favorable en Franklin D. Roosevelt...l fu una delas manos annimas que manejaban entre bastidores la polticaestadounidense". Un hombre cuya trayectoria estuvo claramente

    entrelazada con la de Marcus era el general J.H. Hilldring, que mandabala Divisin de Asuntos Civiles del Ejrcito (DACE) en la que estuvo Marcusen 1943. La DACE fu creada en 1943 en el Estado Mayor para

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    anticiparse a la necesidad de un grupo encargado de la poltica a seguiren los territorios ocupados. Se pens que Fiorello LaGuardia iba a dirigirla DACE pero, al final, recay en Hilldring. Marcus fu miembro y mstarde jefe de la Divisin de Planificacin de la DACE. Como consecuencia

    de ocupar este cargo, fu designado para el Gobierno Militar deAlemania. Fu Hilldring quien, varios meses ms tarde le retir de sucargo en el Gobierno Militar y le asign a la DCG (que fue transferido delDepartamento del Fiscal General a la DACE el 4 de marzo de 1946).Entonces Hilldring pas al Departamento de Estado en calidad dedelegado del secretario de Estado para los Problemas de las AreasOcupadas; y como tal, encabez un secretariado que coordinaba lapoltica de los departamentos del Ejrcito, de la Marina y de Estado enAlemania. En septiembre de 1947 dej el Departamento de Estado y sehizo consejero de la delegacin de los EE.UU. en las Naciones Unidas,

    donde estaba teniendo lugar la batalla diplomtica entre rabes ysionistas. Hilldring "fu un punto fuerte desde el principio ...comocontacto informativo con los representantes judos" y "conversaba amenudo con los estrategas sionistas". Ms o menos cuando Marcus fuenombrado jefe supremo en Jerusaln, Hilldring fu devuelto alDepartamento de Estado en calidad de ayudante del secretario de Estadoen Palestina. Fuentes sionistas alardearon de que los nombramientos delas Naciones Unidas y del Departamento de Estado fueron productodirecto del "Lobby" sionista. (33). Vaya pareja Marcus y Hilldring.El cubrir una vacante en la DCG con un sionista fantico, el "primer

    soldado que desde los tiempos bblicos obtiene el grado de general en elEjrcito de Israel", no es importante solamente por saber lo que pudieranhacer los sionistas en ese cargo, sino tambin por revelarnos lanaturaleza de las nicas fuerzas polticas que operaban en los juicios.Esta es la cuestin importante. En verdad, no es posible imaginar unnombramiento que hiciera estos procesos ms sospechosos.En tales condiciones resulta tonto esperar algo que no sean unos "juicios"fraudulentos. La subyacente estafa del "exterminio" ser tratada enestas pginas con absoluta claridad.La presente obra est escrita para gente ya entereda de la parte europea

    de la SGM y de los aos precedentes. No tenemos intencin de estudiarla ndole del Estado nazi, ni el papel de Goering, Himmler, Goebbels,etc... ni de las medidas adoptadas contra los judos antes de la guerra aexcepcin de aquellos asuntos que se tocan circunstancialmente aqu yall. Los acontecimientos ms importantes y las fechas aproximadas delos hechos de guerra son previsiblemente conocidas por el lector.Cuando los alemanes dominaban Europa, sta no estaba constituidasegn lo acordado en el Tratado de Versalles. La figura 3 muestra unmapa de Europa tal y como era en el otoo de 1942 en el apogeo delpoder hitleriano. Alemania se haba anexionado Austria, Alsacia-Lorena,

    parte de Checoeslovaquia y una buena parte de Polonia (esencialmentelo arrebatado tras la PGM). La parte polaca que quedaba era un"Gobierno General" y tena el estatus de una provincia gobernada por los

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    alemanes al igual que los tres estados blticos de Lituania, Estonia yLetonia. En idntica situacin estaban la Rusia Blanca, Ucrania, Bohemia-Moravia (anteriormente Checoeslovaquia Occidental) y Banat (durantemucho tiempo, territorio hngaro habitado por alemanes). La zona

    oriental de Checoeslovaquia pas a ser el Estado Independiente deEslovaquia y Yugoeslavia fu organizada en Croacia y Serbia, de acuerdocon las dos mayores nacionalidades de las cinco que componan

    Yugoeslavia. Italia tambin interesada en esta zona de Europa,controlaba Albania y comparta la influencia con su aliado alemn en lospases colindantes. Finlandia, Hungra, Rumana y Bulgaria eran tambinaliados de Alemania y las Waffen SS (unidades regulares de las SS)reclutaron tropas por toda Europa especialmente en los estados blticos,Ucrania, Escandinavia, Holanda y Blgica. Noruega, Dinamarca, Holanda,Blgica y gran parte de Francia fueron ocupadas por los alemanes y

    Suecia, Suiza, Espaa y Portugal permanecieron neutrales durante laguerra.Es conveniente aclarar ahora algunas cosas acerca de las SS, unaextraa burocracia responsable de una inverosmil combinacin defunciones. Solamente tres de ellas; la seguridad, la administracin de loscampos de concentracin y la poltica de asentamientos, tienen que vercon nuestro estudio.El departamento mejor conocido de las SS era la RSHA (Oficina Centralde la Seguridad del Reich) que abarcaba la Gestapo (Polica Secreta delEstado, mandada por el teniente general SS Mueller), la SD (Servicio de

    Seguridad mandado por el teniente general SS Schellenberg), la Kripo(Polica Criminal, mandada por los tenientes generales SS Nebe ydespus Panzinger) as como otros servicios. El primer jefe de la RSHAhaba sido el general SS Reinhard Heydrich, un ambicioso y despiadado

    joven cuyos mtodos le valieron muchos enemigos.Desde que Roehm fu depurado en 1934 la ambicin intrnseca de las SSen cuestiones militares haba originado un conflicto creciente con lamilicia regular establecida, la Wehrmacht, y Heydrich no fu el que utilizlos mtodos ms delicados para proseguir el conflicto. En 1938 habaforzado la dimisin del ministro de Guerra, general Blomberg,

    demostrando que su nueva esposa haba sido una prostituta. El lgicosucesor de Blomberg era el general von Fritsch por lo que Heydrichincrimin a ste alegando homosexualidad bajo falso juramento. Aunquevon Fritsch fu exonerado, su carrera haba sido arruinada y albergresentimientos contra Heydrich.Las SS tenan un segundo motivo para rivalizar con el Ejrcito oficial: losservicios de inteligencia alemanes eran la Abwehr, la inteligencia militaralemana, encargada del Alto Mando del Ejrcito y dirigida, desde 1935,por el almirante Wilhelm Canaris, y el SD, el brazo poltico de lainteligencia, responsable ante Heydrich y Himmler. Ya que no haba una

    separacin clara entre ambas clases de servicios de inteligencia, Canarisy Himmler se hicieron rivales de modo inevitable. Heydrich parece haberintentado ser condescendiente con Canaris, por lo menos al principio.

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    Esto pudo deberse a los mismos antecedentes de Heydrich como oficialde inteligencia en la Marina durante los aos 20, a las rdenes deCanaris, siendo instruido por l e incluso visitando su casa confrecuencia.

    Ms significativamente, el almirante era un traidor, lo cual constituye unode los aterradores misterios de la SGM. Durante la guerra e incluso antes(estaba en contacto con Churchill en 1938) Canaris traicionaba aAl