Había una vez una estrella encantada que vivía en un desierto…

La estrella pensaba que si viajaba …………………

viajaba….

y viajaba encontraría a alguien con quien compartir parte de su tiempo…

Cuentan que se cuenta que su mochila cogió y por el cielo voló y voló. Pasaban los días y la estrella nada veía.

Pero no tardaría en encontrar una hermosa flor

La estrella comenzó a llorar y a llorar desesperada y una lágrima cayó por su carita morada.

-

- Flor: Ey. ¿Pero no ves que me estás mojando? ¡Qué

estrella más despistada, tienes toda la cara mojada! Ey, mira aquí abajo o acabarás ahogándome, guapa.

- Estrella: Pe… pero ¡Si es una florecita! ¡Qué bonita!,

hum…y ¡qué redondita! Iba buscando a alguien con quien jugar y que estuviese a mi lado… y me alegra muchísimo haberte encontrado.

- Flor: ¡Ay, estrellita! Si yo pudiera, cogía cuatro

cosas y contigo me iba; también yo estoy desesperada…

Flor: Eres la primera estrella que veo pasar desde hace tiempo.

- Estrella: ¡Ey bonita! ¡Que soy una estrella encantada y puedo volar por todo el planeta aunque esté muy triste! Sube encima de mí y vamos a ver que nos espera.

Y volando y volando, y viajando y viajando, y riendo y riendo, escucharon el grito de un dragón en el viento…

- Dragón: ¡Buah! ¡Buahhh! ¿Alguien puede oírme? Soy

un dragón mágico… bueno y también soy un poco trágico.

- Pero es que ya estoy harto de no ver a nadie, ¡Ya no

me divierto ni con las rayas que tengo en el pecho!

- ¡Buahhh, buah!

- Estrella y Flor: ¡Ey chato! Te escuchamos desde hace ya un rato… nosotras vamos en la búsqueda de alguien. ¡Si te vienes con nosotras dejarás de aburrirte como las ostras! ¡Vuela a nuestro lado y a ver que nos tiene el futuro preparado!

Y volando y volando, y viajando y viajando, y riendo y riendo, se encontraron con una casa enorme… Ey, niños y niñas,

¿entramos a ver qué pasa?

La estrella, la flor y el dragón, abrazados y temblando, por la puerta entraron y todos juntos preguntaron:

-

-Hola, holaaaa, ¿hay alguien en casa?

- Fabricante de sueños: Ha, ha, ha, ha.

La estrella, la flor y el dragón no entendían nada. ¡Tenían la boca abierta todavía del susto! Pero ante ellos apareció una mujer de cabellos blancos y la cara sonriente.

- Fabricante de sueños: ¡Ey, volved! Era una broma…

soy la fabricante de sueños… ¡Bienvenidos a mi taller!

Pasad, pasad: os estaba esperando. Hacía mucho tiempo que no pasaba nadie por aquí… si, si, si, ya hace tiempo que la gente no desea construir nada. Nada, nada, ¡NADA! ¡La nada se está apoderando de todo! ¡Nada, nada, naaada!

- Estrella, Flor y Dragón: Pues nosotros venimos

buscando a alguien…

- Fabricante de sueños: Pues habéis venido al lugar

adecuado: en mi taller podréis encontrar las herramientas necesarias para construir todos vuestros sueños.

Todas aquellas cosas que vuestro corazón desee, podemos fabricar; así que… ¡a trabajar!

La estrella, la flor y el dragón, muy contentos, comenzaron a contarle todo aquello que deseaban con todo su corazón y entre todos construyeron mil paisajes, reinventaron el universo y, al ritmo de canciones, comenzaron a danzar y bailar miles y miles de mariposas multicolores, planetas, pájaros, ríos, nubes, …

Y como nunca dejaron de soñar, y nunca dejaron de volar y volar, ni de viajar y viajar, ni de reír y reír, entre todos construyeron un mundo de mil colores. Y tanta era la alegría y tantas las sonrisas que escuchaban, que cualquiera que se acercaba se contagiaba.