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PLEAMAR PLEAMAR TEATRO Casamayor desnuda a su personaje La actriz da vida a uno de los personajes más complejos de Doña Perfecta. Pág. 7 LITERATURA Recordando a Ricardo Lezcano Manuel González desgrana algunos aspectos del escritor y poeta. Pág. 5 POLÍTICA El nuevo programa cultural europeo La experta en política cultural Laurence Barone alerta sobre Europa Creativa. Pág. 4 JUAN CARLOS ALONSO 19 de junio de 2013 CULTURAL MUJERES DE AYER Y HOY La escritora Marta Sanz hace memoria y se adentra en la Transición para retratar a las mujeres en su nueva novela, titulada ‘Daniela Astor y la caja negra’, editada por Anagrama. Ganador del 7º Premio al fomento de la Lectura de la Federación de Gremios de Editores Un recorrido vital desde la Transición

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  • PLEAMARPLEAMAR

    TEATROCasamayor desnudaa su personajeLa actriz da vida a uno de lospersonajes más complejos deDoña Perfecta. Pág. 7

    LITERATURARecordando aRicardo LezcanoManuel González desgranaalgunos aspectos del escritory poeta. Pág. 5

    POLÍTICAEl nuevo programacultural europeoLa experta en política culturalLaurence Barone alerta sobreEuropa Creativa. Pág. 4

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    MUJERES DE AYER Y HOYLa escritora Marta Sanz hace memoria y se adentra en la Transición para retratar a lasmujeres en su nueva novela, titulada ‘Daniela Astor y la caja negra’, editada por Anagrama.

    Ganador del 7º Premio al fomento de la Lectura de la Federación de Gremios de Editores

    Un recorrido vital desde la Transición

  • 2 Por Patricia Vidanes

    arta Sanz (Madrid, 1967) hadejado atrás por el momen-to a su detective Zarco paraadentrarse en otro mundo,aparentemente más rosa,pero en realidad «más ne-gro, negro, negro» que elque retrató en Black, black,black y Un buen detective no

    se casa jamás, las dos novelas negras quehan dado paso ahora a Daniela Astor y lacaja negra. Un libro en el que Sanz hablade las mujeres, de las de ayer y de las deahora, del machismo instalado en nuestrasociedad y asumido por todos, hombres ymujeres, de la Transición, del destape, deldesnudo, de la exhibición pública, del pu-dor, de las mujeres fatales y de los mode-los impuestos, de las revistas del corazóny sus personajes, de la realidad y sus re-presentaciones.

    Y para ello la escritora se sirve de unaniña de 12 años que encuentra pueblerinaa su madre, que odia el pescado frito ycome migas de pan para que le crezcan las

    tetas, que sueña en su habitación con seruna actriz del destape de nombre Danie-la Astor y vivir una vida de revista. Unaniña que alcanzada la cincuentena seconvierte en la narradora ideal de la his-toria que propone Marta Sanz, una his-toria de sueños inalcanzados, de vidasque no fueron lo que sus protagonistassoñaron.

    En conversación telefónica Madrid-Las Palmas, Marta Sanz asegura que Da-niela Astor y la caja negra es «por unaparte una novela de la Transición, peroescrita sin nostalgia porque toda la evo-cación de ese tiempo es para ver cómo serelaciona con lo que estamos viviendoahora, donde lo que sufrimos son recor-tes, en los derechos salariales y en los de-

    rechos de la mujer», derechos que en latransición se reivindicaron y por los queahora hay que volver a salir a calle, parano perderlos. Al tiempo, en la novelaSanz «reconstruye la época de la Transi-ción» a través de «una historia senti-mental, en torno al derecho al aborto». Yel tema no puede ser más actual, cuandose está poniendo en entredicho el dere-cho a decidir de las mujeres sobre su ma-ternidad. Y la escritora es consciente deello. «Cómo es posible que determinadoslogros, ideas, valores que pensábamosque eran indiscutibles» estén tamba-leándose, se pregunta y le preguntan suslectores. Unos logros y unos eslóganesque parecían de otro tiempo –Nosotrasparimos, nosotras decidimos–, «pero

    ahora, en los tiempos que vivimos, senos vuelven a plantear. No se puedencreer las mujeres que tengan que salir ala calle para pedir de nuevo derechos»que pensaban ya consolidados.

    Y el tema del aborto lo plantea Sanzen su novela «en contraposición con eldestape en la transición, que supuso unaliberación para la mujer y la sexuali-dad», pero que al mismo tiempo suponeun problema porque «esos cuerpos semercantilizan, y se convierte en unatrampa, un fenómeno cultural» que llegahasta nuestros días. Las mujeres son es-clavas de una imagen impuesta, homo-génea, antinatural, impuesta. Ahora seimponen las féminas «recauchutadas»,operadas, exageradas. Antes «había uncanon de belleza heterogéneo, con dife-rencias», las mujeres eran delgadas ogordas, con caderas o estrechas, de pe-queños generosos o caídos, de naricesgrandes o pequeñas, de labios carnososo finos... «Ahora tendemos a un modelohomogéneo, casi de maniquí, de labioscomo lonchas no se de qué», y se ríe Mar-ta Sanz al hacer el símil, «de pómulosmarcados, pechos enormes y redondos...

    MLa escritora Marta Sanz hace memoria y seadentra en la Transición española para retratar

    a las mujeres de ayer y de hoy, del machismo

    instalado y asumido de forma acrítica.

    CANARIAS 7

    TRANSICION del negroal rosaL I T E R A T U R A

    n o v e d a d e d i t o r i a lP L E A M A R2

    Imagen de la escritoramadrileña Marta Sanz.

    UNAI PAMPLONA

  • CANARIAS 7

    hemos empeorado, con un uso de la ci-rugía que esconde exigencias estéticasque parece que somos nosotras las quelos quisiéramos» aunque en realidad esuna necesidad impuesta desde fuera,por la sociedad dominante. «Vivimosun momento muy perverso, asumimosel discurso de manera acrítica y nos he-mos creído que el feminismo ya no tie-ne validez y que ya no hace falta sino alas lesbianas y las feas». Gran error. Ladiscriminación laboral, la precariedady la violencia de género siguen estandopresentes.

    La realidad no se corresponde con elideal. Recuerda la escritora que «muje-res y hombres pensamos que vivimosen el mejor de los tiempos posibles, ypensamos sorprendidos que la violen-cia no es intrínseca al sistema económi-co y a los valores culturales que tene-mos impresos en nuestro ADN». Y hayalgo que es «fundamental» en DanielaAstor y la caja negra, que es el hecho deque «las mujeres estamos construidascon lenguajes culturales tergiversadosque no parten de nosotras». De ahí quela novela comience con un poema dellenguaje del opresor, de Adrienne Rich,señala Sanz, que resalta que «el hechode ser mujer tiene que ver con el pesocultural que hemos cargado sobre nues-tra espalda, y que nos coloca endesventaja y que asumi-mos de forma acrítica».Y «las mujeres de minovela viven en unasituación en la quede repente todo esepeso cultural se lescarga sobre las es-palda».

    Esas mujeres sondos madres con un per-fil profesional, social ycultural bien distinto. «Unaintelectual, profesora de universidad ycon vida familiar. La otra viene del pue-blo, es ama de casa y trabajadora fuerade casa», una mujer «que tiene gran ne-cesidad de aprender, consciente de suslagunas culturales». Pero para Catali-na, la hija de la segunda y la protagonis-ta del libro, «nada de lo que haga su ma-dre le resulta complaciente. A veces lemolesta que sea de pueblo, pero tam-bién que intente estudiar. En Catalinase proyecta todo el machismo, y solo ad-mira las mujeres del papel couché».

    Pero Sanz va más allá, le interesa «larealidad y las representaciones de larealidad», y a «las que éramos niñas en1978 las bellas imágenes del papel, deNadiuska o de Amparo Muñoz» les sir-vieron para crear una realidad, paraasumir una serie de roles machistas. Lanovela se sitúa en 1978, un tiempo quedejó muchos juguetes rotos por el cami-no, y una expresión, por cierto, que dacuenta «de esa objetualización extre-ma. Me da la impresión de que la cosano ha cambiado mucho».

    La pretensión de Marta Sanz era es-cribir una novela feminista que, dice,«en realidad surge a partir de muchaspreguntas que he sido incapaz de res-ponderme», como «qué es el pudor, laobscenidad, con qué intereses se desnu-do a la mujer, cómo ha cambiado el con-cepto de obscenidad» y todo ello paraacabar la novela nada menos que con elprograma televisivo Sálvame.

    «Me interesaba reflejarlo porque hacambiado el concepto de obscenidad»desde que Victoria Vera enseñó un pe-

    Las mujeres fatalessiempre habían atraí-

    do a Marta Sanz,tanto que cuandohizo una antología

    sobre el tema «pro-bablemente ya teníaen mente hacer unanovela del destape».Dice Sanz que «estafascinación tiene quever con que hemossido acríticas con

    esta cultura que asu-mimos», además deque «a todas estasmujeres le sacamosel reverso poderoso

    y subversivo», renta-bilizando su capital

    erótico.

    REVERSO

    cho en Judith en TVE hasta ahora,«cuando lo escandaloso es que una per-sona presente, hable, comente o mientasobre su vida pública mente ante unaaudiencia masiva por una gran canti-dad de dinero». O peor aún, que no seaescandaloso hacerlo, que esté asumidoque el pudor tiene un precio.

    Pero en Daniel Astor y la caja negrano sólo se habla del desnudo, del desta-pe femenino y de la cosificación delcuerpo, «también del fantaterror espa-ñol, de las películas donde lo obscenoera enseñar a la mujer y las vísceras» almismo tiempo para así mostrar el con-traste. La novela de Marta Sanz va asídel rosa al rojo para terminar en negro.la referencia a la caja negra, esa quecontiene datos vitales cargados demuerte cuando un tren descarrila,cuando un avión cae. Unas cajas negrasque en la novela de Sanz contienen«mucho dolor» y que suponen «la revi-sión de una experiencia que al margendel dolor sirve para aprender, esa es laparte positiva de la novela», asegura suautora. «Aparte de la dimensión de cajanegra que esconde misterio, es la cajanegra de los aviones y de los trenes yque se consultan para saber qué ha pa-sado. La caja negra esconde mucho deCatalina».

    Aunque la novela puede catalogar-se de «ejercicio de la nostalgia»

    niega Marta Sanz que seakitsch, aunque sí apunta que

    mirar atrás «es siempredoloroso», aunque existendiferencias. «Hay una me-moria vintage y mercantilque siempre es cómoda y

    bonita», pero en la novelaDaniela Astor y la caja ne-

    gra «se recupera una memo-ria que hace daño en un pri-

    mer momento pero que luego resta-ñe las heridas como país e individuo». Yeso «en un momento en el que estamospreocupados por el momento presentey perentorio, con un millón de familiascon todos sus miembros en paro. Elmúsculo de la memoria lo tenemos mástranquilo, pero sí hay asociaciones quehacen una gran labor por recuperarlamemoria, aunque sean insultados».

    El narrador de la última novela deMarta Sanz es el adulto que todo niñolleva dentro, en palabras de la propiaautora. Una niña que con su frase «te-nemos 12 años y nuestros sueños sonuna auténtica mierda» da el punto departida a la historia. «La voz de laniña es la de una mujer de 50 que pue-de hacer esos juicios de valor. Las vo-ces de los niños nunca me las termi-no de creer». Por eso «parto de la me-táfora a la que le doy la vuelta, eseadulto que ya llevan dentro de sí losniños. Y esa metáfora para describirla voz de Catalina la representa ¿Quéfue de Baby Jane, donde Bette Davisvestida como una niña y pintadacomo una mona canta una canción decuando era actriz infantil». Y sólodesde la madurez le servía Catalina aSanz para hablar de su niñez. «Me in-teresaba cómo se relaciona la reali-dad con sus representaciones». Y«para dar cuenta de la situación delas mujeres, solo se me ocurrió unaestructura posible, contrapuntear lavoz de Catalina a los 12 años, su rela-ción traumática con su madre, conun documental de las mujeres deldestape».

    MujeresVivimos un

    momento muyperverso, asumimos el

    discurso de manera acríticay creemos que elfeminismo ya no

    tiene validez

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    Miércoles 19 de junio de 20133

    n o v e d a d e d i t o r i a l

    1. Daniela Astor y lacaja negra, de MartaSanz, en Anagrama.

    Una foto de la autorahace 40 años ilustra

    la portada.2. Imagen de la ac-triz del destape Ma-ría José Cantudo, afinales de los 70 ysobre la que, entre

    otras mujeres, hablala autora en su nove-

    na novela.3. La actriz y modeloAmparo Muñoz, MissUniverso 1974, unode los llamados ju-

    guetes rotos que dancuenta de la cosifica-

    ción de la mujer.

    MUJERES

    3

    «En mis novelas haypretensión de críticasocial, hay una exi-gencia con respectoa la aproximación allenguaje», dice Mar-

    tas Sanz, ya seacuando escribe nove-la negra propiamen-te dicha o la a priorirosa Daniela Astor...«He llegado a la con-

    clusión de que lasnovelas negras soncada vez más rosasy complacientes. Yesta novela rosa esen realidad negra,

    negra».

    CRÍTICA

    martasanz1.pdfmartasanz2y3.pdf