la expansión del islam

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La Expansión del Islam Los musulmanes, enardecidos con su nueva fe, consiguieron dominar el resto de Arabia en el año 634 y, ocho años después, los imperios bizantino y sasánida, Egipto, Siria, Irak y parte de Irán, comenzaba a invertirse su historia anterior y la tradicional dependencia de los antiguos imperios. En año 656, con el tercer califa, Utmán, rebasaron el Cáucaso, por el norte; la Cirenaica, por el oeste; y el Oxus y el Indú- Kush, por el este. A principios del siglo VIII se extendieron por el norte de Africa, invadieron la Península Ibérica, llegando hasta Francia, donde fueron detenidos por los francos, en Poitiers. Por otro lado, también consolidaron sus dominios en Asia central y en la India. A mediados de siglo, los musulmanes gobernaban un vasto imperio, con capital en Damasco. Ante el fulgurante éxito alcanzado, tuvieron la certeza de que, gracias a Mahoma, habían tomado el pulso de la historia. Pero no todo había sido un camino de rosas: Las luchas por el poder ocasionaron tres guerras civiles. A la muerte del profeta, la dinastía aristocrática de los Omeya se hizo por la fuerza con el califato, un cargo electivo, en perjuicio de los herederos legítimos del profeta, encabezados por su hermano Alí. Estos fundaron el chiismo y los chiitas lucharon por tomar lo que consideraban justo. El califa Utmán fue asesinado y Alí tomó su puesto, pero a su vez fue asesinado, en 661, y su heredero renunció al cargo bajo la gran presión Omeya. Los chiitas mantuvieron sus aspiraciones y, en el año 680, el hijo menor de Alí, Hussein, encabezó una nueva rebelión. Fue asesinado junto con sus parientes más próximos. Aquella carnicería y ensañamiento con los parientes del profeta escandalizó a una gran mayoría de musulmanes y alimentó la popularidad de la resistencia chiita que consiguió derribar el califato Omeya, en el año 750, y entronizar la dinastía Abasida en manos de los descendientes de Al-Abbas, un tío del Profeta. La dinastía Abasida prosiguió el iniciado proceso de consolidación interna del imperio, poniendo las bases de la que sería la gran civilización muslímica. Los pueblos dominados, todos ellos con grandes culturas, se fundieron bajo la "pax islámica", surgiendo una brillante civilización. El desarrollo del comercio, desde España a la India y desde China a Egipto, hizo florecer las ciudades y Bagdad, la nueva capital de la dinastía abasida, fundada en el año 762, fue el mayor centro comercial conocido desde la antigüedad. Se desarrolló la arquitectura, y los principales símbolos del nuevo poder fueron las mezquitas de Samarra, en Irak; Kairvan, en Túnez, y Ahmed Ibn Tulún, en El Cairo. Florecieron las artes, la actividad intelectual y los estudios religiosos se multiplicaron desde Samarcanda a la Península Ibérica. Las matemáticas de fundamentos griegos se desarrollaron hasta incluir el álgebra y la trigonometría. La medicina,

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La Expansión del Islam

Los musulmanes, enardecidos con su nueva fe, consiguieron dominar el resto de Arabia en el año 634 y, ocho años después, los imperios bizantino y sasánida, Egipto, Siria, Irak y parte de Irán, comenzaba a invertirse su historia anterior y la tradicional dependencia de los antiguos imperios. En año 656, con el tercer califa, Utmán, rebasaron el Cáucaso, por el norte; la Cirenaica, por el oeste; y el Oxus y el Indú-Kush, por el este. A principios del siglo VIII se extendieron por el norte de Africa, invadieron la Península Ibérica, llegando hasta Francia, donde fueron detenidos por los francos, en Poitiers. Por otro lado, también consolidaron sus dominios en Asia central y en la India. A mediados de siglo, los musulmanes gobernaban un vasto imperio, con capital en Damasco. Ante el fulgurante éxito alcanzado, tuvieron la certeza de que, gracias a Mahoma, habían tomado el pulso de la historia.

Pero no todo había sido un camino de rosas: Las luchas por el poder ocasionaron tres guerras civiles. A la muerte del profeta, la dinastía aristocrática de los Omeya se hizo por la fuerza con el califato, un cargo electivo, en perjuicio de los herederos legítimos del profeta, encabezados por su hermano Alí. Estos fundaron el chiismo y los chiitas lucharon por tomar lo que consideraban justo. El califa Utmán fue asesinado y Alí tomó su puesto, pero a su vez fue asesinado, en 661, y su heredero renunció al cargo bajo la gran presión Omeya. Los chiitas mantuvieron sus aspiraciones y, en el año 680, el hijo menor de Alí, Hussein, encabezó una nueva rebelión. Fue asesinado junto con sus parientes más próximos. Aquella carnicería y ensañamiento con los parientes del profeta escandalizó a una gran mayoría de musulmanes y alimentó la popularidad de la resistencia chiita que consiguió derribar el califato Omeya, en el año 750, y entronizar la dinastía Abasida en manos de los descendientes de Al-Abbas, un tío del Profeta.

La dinastía Abasida prosiguió el iniciado proceso de consolidación interna del imperio, poniendo las bases de la que sería la gran civilización muslímica. Los pueblos dominados, todos ellos con grandes culturas, se fundieron bajo la "pax islámica", surgiendo una brillante civilización. El desarrollo del comercio, desde España a la India y desde China a Egipto, hizo florecer las ciudades y Bagdad, la nueva capital de la dinastía abasida, fundada en el año 762, fue el mayor centro comercial conocido desde la antigüedad.

Se desarrolló la arquitectura, y los principales símbolos del nuevo poder fueron las mezquitas de Samarra, en Irak; Kairvan, en Túnez, y Ahmed Ibn Tulún, en El Cairo. Florecieron las artes, la actividad intelectual y los estudios religiosos se multiplicaron desde Samarcanda a la Península Ibérica. Las matemáticas de fundamentos griegos se desarrollaron hasta incluir el álgebra y la trigonometría. La medicina, la historia, la literatura y la geografía conocieron un inmenso desarrollo. Se promulgaron cuatro grandes códigos de leyes, fundados en el Corán y las tradiciones, jurisprudencia que se pronunciaba sobre cualquier aspecto de la vida humana. El árabe fue la lengua oficial del imperio en cuestiones de derecho y religión.

Pero los poderes del califato, sumido en una lastrante burocracia, fueron siendo mermados, progresivamente, según los pueblos dominados adquirían mayor seguridad en sí mismos. De hecho, la dinastía Abasida nunca gobernó en España, que se declaró emirato independiente bajo el dominio de un príncipe Omeya fugitivo, Abd al-Rahaman ben Mu´awiya o Abderramán I ben Omeya (r.756-788). Surgieron reinos independientes que, aunque durante algún tiempo reconocieron la autoridad del califa abasida como cabeza del islam, se pusieron bajo la influencia de dos nuevos califas. Uno de ellos al frente del califato de Córdoba y otro en Egipto.

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----Durante los siglos X y XI, los persas, que habían conservado su lengua preislámica, al margen de su contribución en la expansión del árabe, enriquecieron aquella con nuevos vocablos árabes y mantuvieron los caracteres arábigos. Esta lengua, así enriquecida, se convirtió en el poderoso instrumento de su identidad étnica, hasta llegar a ser la segunda lengua del islam con predominio en Asia.

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En el siglo X, el islam había perdido la unidad política y el brío militar de sus orígenes. Las tribus turcas, musulmanas de religión, fueron las primeras en establecer nuevas dinastías. Se adueñaron de gran parte de Asia Occidental y fueron las primeras en enarbolar la bandera musulmana en Asia Menor.

En Africa, los movimientos nómadas llevaron el islam hasta Senegal y Nigeria. En los países de Asia Central, los turcos controlaban el califato en el año 1100, compartiendo con los fatimitas de Egipto el poder de la comunidad islámica. Esta tercera raza aportó nuevas energías al islam y creó una nueva institución, el sultanato. El sultán era designado por el califa e imponía su autoridad, y así fue desde el año 1058 con el primer sultán seleucida.

En el Este, los turcos gaznabíes asentaron su poder en el norte de la India, y en el Oeste, los seleucidas pusieron los cimientos de la futura Turquía, convirtiendo la zona en la base para la invasión de Europa sudoriental. Su victoria sobre el Imperio Bizantino, en 1071, propició, veinticinco años después, un largo periodo de 200 años de cruzadas de los reinos cristianos.

-----En Palestina, la influencia de las cruzadas fue escasa, pero produjo graves perjuicios a los cristianos que, hasta entonces, convivían en paz con el islam. Sin embargo, fuera de Palestina los musulmanes sufrieron derrotas de importancia. Sicilia fue conquistada, en 1091, por los normandos. En 1147, se recuperó Lisboa para el mundo cristiano y, en el año1212, tras el triunfo de los reinos cristianos españoles en la Batalla de las Navas de Tolosa, ya habían reconquistado la mayor parte de la península, quedando bajo el poder musulmán el reino de Granada, que más tarde pasó a rendir tributos a los cristianos hasta su definitiva rendición, en 1492, durante el reinado de los Reyes Católicos.

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-----La última invasión del imperio islámico fue la de los mogoles. La primera oleada mogola, capitaneada por Gengis Khan, tuvo lugar entre 1220 y 1225 y se extendió desde el norte asiático, hasta el Cáucaso. La segunda inundó Asia Central. Los mogoles saquearon Bagdad, en 1258, y, bajo unas alfombras, patearon al último califa abasida y a toda su familia, hasta acabar con ellos (ojos que no ven...).

Los mogoles arrasaron cuanto pudieron y donde pudieron. Degollaban pueblos enteros, amontonando las cabezas en montículos que, con su fluorescencia nocturna y fantasmal, avisaban del peligro que corrían las poblaciones rebeldes. Para ellos fue un placer destruir la superior cultura alcanzada por los pueblos sedentarios, entre Samarcanda, Bagdad y Delhi, sin importarles que la economía se derrumbase. Durante algún tiempo, gobernaron desde Pekín. Después, dividieron sus dominios en tres grandes estados: el de Asia Central, Chajhatai; el de La Orda de Oro, en la cuenca del Volga, y el que abarcó Irán e Irak, de los ibkanos. Cuando estos estados declinaron, fue el legendario Tamerlán (Timur Lang, "El cojo") quién los reunificó y gobernó, entre 1370 y 1405.

Los mogoles dominaron el imperio musulmán con la excepción de Egipto, Arabia, Siria y los países más al oeste. A comienzos del siglo XIV, aceptaron el islam como religión, con lo que el islamismo alcanzaba, de nuevo, una extraordinaria dimensión. Entre 1325 y 1354, el erudito marroquí, Ibn Battuta, pudo recorrer ciento veinte mil kilómetros por el mundo islámico, desde Tánger y Tombuctú, hasta China y Sumatra.

Los mogoles se habían calmado y consiguieron dar un nuevo impulso a la cultura de los pueblos bajo su dominio. La cultura persa experimentó tal desarrollo y expansión que llegó a convertirse en la cultura dominante el mundo islámico oriental.

Turcos, persas y mogoles sentaron las bases de tres grandes imperios, los imperios SAFAVIDA, MOGOL y OTOMANO que, asentados sobre los países islámicos centrales, dominarían el primer periodo de la Edad Moderna. En el siglo XVI, el poder musulmán alcanzó su cota de mayor esplendor, y la anterior pérdida de Sicilia y España apenas significaba algo para él. Los tres imperios tenían la visión de imperio universal, creado por los mogoles sobre las instituciones política de Tamerlán. El descubrimiento de la pólvora, en 1450, les había hecho imbatibles en sus campañas guerreras.

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El Imperio Safavida

Los safavidas establecieron su gobierno en Irán. Con Shah Abbas, "El Grande" (1588 - 1629) conocieron su máximo poder. Poder establecido sobre el chiismo docita, la secta más importante. Era un estado teocrático y los shahs safavidas pretendieron, durante siglos, ser reencarnaciones del duodécimo imán, Muhammed al Muntzar, que había desaparecido en un pozo, allá por el año 873, y cuyo regreso se aguardaba. A los imanes descendientes de Alí, hermano del Profeta, se les atribuía la capacidad de conocer las claves para entender los mensajes secretos de Alá, recogidos en El Corán.

Shah Abbas estableció la capital en la ciudad de Ispahán, sobre la meseta central iraní. La convirtió en una de la ciudades más bellas del mundo, contaba con un millón de habitantes y con unas 162 mezquitas y 273 baños públicos. Fue un grandioso centro comercial con una avenida de 4 kilómetros, bordeada de jardines y palacios. Allí estaba el gran bazar sobre una superficie de 30 kilómetros cuadrados "la pieza más grandiosa, en honor del comercio de la que el mundo puede jactarse". Robert Byron decía, en 1934, "la belleza de Ispahán nos arrebata sin darnos cuenta".

El imperio Mogol (Ver mapa) Se asentó sobre el continente habitado por los hindúes. Babur (1483 -1530) fue su fundador. Descendía de Gengis Khan y de Tamerlán. Aunque murió joven, asentó su reino sobre Afganistán y estableció la capital en Kabul. Sus sucesores ampliaron aquel incipiente imperio que, con Awrangzeb (1658 -1707) alcanzó su máxima dimensión, ocupando los territorios al sudeste de la cordillera del Himalaya, desde Afganistán hasta el golfo de Bengala.

Durante el reinado de Akbar (1556) y hasta el de Awrangzeb, los mogoles toleraron la religión hindú y tomaron medidas para evitar las ofensas a otros modelos de fe. Se cambió el calendario lunar islámico por el solar y se prohibió a los musulmanes que degollasen y comiesen las vacas sagradas de los hindúes. Igualmente se suprimió la esclavitud y la pena de muerte decretada para la apostasía. También se opusieron a la costumbre de las castas superiores hindúes de quemar a la viudas junto al marido difunto.

Awrangzeb, se fue alejando del ecléctico modo de gobierno de sus antecesores. Se arremetió contra los templos hindúes, destrozándolos; se impusieron impedimentos a las prácticas religiosas no musulmanas, se reimplantó el calendario lunar, y se desarrolló la corriente mujahididi que se extendería por la India y por el resto del mundo islámico. Esta corriente, "renovadora de los segundos dos mil años del islam", fue una fuente de extraordinaria vitalidad frente a la violenta embestida europea.

Aunque el persa era la lengua de la corte, fue cobrando importancia el nuevo lenguaje urdu, un dialecto septentrional de la India, influido por modismos persas, pero con gramática propia. Era una lengua llena de expresividad que se convirtió en la favorita de la civilización indoislámica.

El Imperio Otomano

Fue el más poderoso los tres imperios y el que tuvo mayor vida. La gran expansión comenzó con Mehmet II Fatih "El conquistador" (1451 - 1481), que fue el soberano más importante de los otomanos. Entre sus numerosas azañas figura la conquista de Constatinopla, en 1453. Esto le convirtió en el dirigente del mundo islámico más famoso. Rebautizó la ciudad como Estambul y estableció allí la capital de su imperio. El se veía como "ghazi de los musulmanes, kan de los turcos y emperador de los cristianos". Tras la victoria de Bizancio, amplió el imperio conquistando Serbia, el Peloponeso y Bosnia, y se extendió también hacia Oriente. En 1480, llegó al sur de Italia y avanzó hacia Roma con la intención de eliminar la soberanía del papa, pero el dios de los cristianos consintió su muerte, en 1481, ante semejante amenaza a su representante en la Tierra.

A partir de 1500, debido a su enorme fortaleza militar y tras múltiples batallas, el Imperio Otomano se convirtió (ver mapa),  en el que fue uno de los imperios más poderosos del mundo, aunque le correspondió gobernar sobre gran número de pueblos cuya tradición no era musulmana. Los territorios otomanos, en

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1512, bajo el reinado de Selim I (1512 - 1520), se extendían por Anatolia, Grecia, Bulgaria, Crimea y dominaba el Mar Negro. El sultán Selim I "el Estricto" fue uno de los mejores soberanos otomanos. Con gran dureza consolidó su poder en el interior. En 1514, conquistaba Azerbayán. A continuación, Siria, Palestina y Egipto (1517) y llegó a conquistar la zona arábiga de Medina y La Meca, cunas del Profeta y gran parte del norte africano, con lo que dobló el imperio otomano, convirtiéndose en el califa de los sultanes otomanos.

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Con Solimán II "El Magnífico" (1520 - 1566) se hicieron con el Yemen e Irak y completaron el dominio de Africa de Tánger a Túnez, para tortura de Carlos V y Felipe II y de toda la cristiandad mediterránea y sus numerosos cautivos, como Miguel de Cervantes, el papá de Don Alonso Quijano, para los amigos "El Quijote". También conquistaron Belgrado (1521) y sometieron gran parte de Hungría en la batalla de Mohacs (1526), de modo que, en 1540, la "Media Luna" se extendía por Europa (ver mapa) desde Trieste a hasta Viena y, por el este, hasta Crimea. El asedio a Viena, la capital de los Habsburgo, fue levantado, en 1529, cuando la ciudad estaba a punto de capitular, pues el ejército musulmán deseaba volver a casa ante la aproximación del invierno, "volver a casa por Navidad". El rey Fernando, hermano de Carlos V, suspiró aliviado, pues los refuerzos enviados por el emperador de la Sacro Imperio Romano Germánico, no terminaban de llegar.

La expansión por el arco mediterráneo tuvo como protagonista a Jayral - Din, Barbarroja, cuyos comienzos como pirata, en 1502, con base en Túnez, le condujeron a convertirse el flamante y temido almirante de la flota Otomana que controlaba el Mediterráneo Oriental y cuyas correrías por el Occidental sacaba de quicio a los reinos cristianos.

Las instituciones otomanas alcanzaron su madurez con Solimán "El Magnífico". Para formar parte de la clase militar gobernante, había que ser musulmán de corazón y leal al sultán, el resto pertenecía a las clases sometidas. Los otomanos comenzaron hacer uso de la artillería de asedio durante el siglo XV y a principios del XVI ya utilizaban la de campaña, Fue el húngaro, llamado Urban, quién fundió los cañones empleados durante la toma de Constantinopla, en 1453.

Los jenízaros, una fuerza militar formada por 30.000 hombres bien pertrechados, era el cuerpo de elite del ejército del sultán. Una figura, cuyo poder se vio progresivamente limitado por una creciente y compleja burocracia administrativa, tumba final de toda organización eficaz que, histórica y endogámicamente, suele realimentarse sin freno posible, como funesto presagio de desastres futuros. Pero aquello funcionó, durante algún tiempo, con eficacia, a la par que los sultanes, desde finales del siglo XVI, iban recluyéndose en sus palacios, dedicados a satisfacer sus crecientes inclinaciones hedonistas, entre los placeres y delicias del harén.

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-----------La creación más significativa de la cultura otomana fue la literatura científica en prosa. Se produjeron obras

notables de matemáticas, astronomía, medicina y florecieron los libros de geografía, historia y viajes. El siglo XVI fue un periodo de grandes realizaciones arquitectónicas que, esencialmente, fueron dirigidas por Mimar Sinán (1491 - 1588) el arquitecto real, cuya pasión por superar la cúpula abovedada de Santa Sofía (532-537), basílica de tiempos del emperador Justiniano I, construida por Antemio de Tralles e Isidoro de

Mileto, en Constantinopla, le llevó a construir varias mezquitas con grandes bóvedas, aunque no conseguía alcanzar las dimensiones de Santa Sofía. Así nacieron de su arte las mezquitas de Estambul, "Shehzade"

(1548) y "Suleimaniye" (Solimán)(1557), en cuyos jardines un magno panteón encierra los restos del décimo rey otomano y los de su esposa. Finalmente, Sinán, alcanzó su sueño a la edad de ochenta años con

la construcción de la mezquita de Selimiye (1578), en Edirne (Adrianópolis), "Hice la cúpula de la mezquita seis codos más ancha y cuatro codos más alta que la cúpula de Santa Sofía". Por fin, una

realización musulmana conseguía superar el tamaño de un bellísimo símbolo del cristianismo bizantino, realizado mil años antes.

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A&D

El Islam (II) Decadencia de los Imperios Musulmanes

y  Reforma del Islam =============

===== Durante mil años, los musulmanes, impulsados por la fe del profeta, se consideraron "la mejor comunidad

que la humanidad pudo tener". Pero a  partir del siglo XVII, los tres grandes imperios no supieron adaptarse a los tiempos de paz y comenzaron a decaer aceleradamente. No existe nada como la

autocomplacencia para ser engullido por los insaciables de este mundo. -----

La mezquita del Profeta en Medina  - La Kaaba en La Meca ------

Interior de la mezquita de Medina -----

La decadencia safavida

En el imperio safavida, el mantenimiento del ejército, para frenar el creciente poder de las fuerzas tribales, supuso enormes gastos que condujeron a cobrar mayores impuestos y a la confiscación de tierras, provocando un descontento generalizado. La vida de los príncipes herederos, recluidos en los harenes, les impedía tomar conciencia de la realidad exterior y tener una acertada visión de los problemas del imperio cuando llegaba la hora de gobernar. Al flaquear las facultades regias, comenzaron a perder su legitimidad como líderes religiosos y los muhajid fueron alcanzando mayor poder religioso y político, llegando a criticar la licenciosa vida de los sultanes y restaurando el chiismo religioso más ortodoxo en lugar del chiismo sufita de los sultanes safavida. Se llegó a tal punto que en una revuelta se destruyeron las bodegas del sultán. A finales de siglo XVII, el imperio estaba podrido hasta la médula.

En 1722, un joven aventurero afgano, Mahamud de Kandahar, al frente de 20.000 guerrilleros harapientos, reunidos de entre diferentes tribus, tomó sin dificultad la capital Ispahan. No consiguió, sin embargo, establecer una dinastía y, en 1730, un bandido iraní, que ya había atacaba el imperio otomano y recuperado el Cáucaso y tomaba el poder en 1736, luego invadió la India y saqueó Delhi. Después se extendió por el norte, en territorio ubezko, y por el sur, hasta ocupar Omán, centro del resurgido comercio árabe. Todo se perdió a su muerte, en 1748, pasando Irán a manos de un gobierno tribal. Una nueva tribu, los qajaros, tras combatir durante dos décadas, fundaron, en 1794, un estado con base en Teherán, capital de Irán Occidental. Pero lo años de salvajismo y destrucción empobrecieron el país, y la bella Ispahan se convirtió en una ciudad fantasma.

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La decadencia mogola

Paralelamente, se iba eclipsando el esplendor mogol y su poder en la India. Los mogoles habían renunciado a su inicial liberalismo doctrinal y trataban de abolir las libertades religiosas y tradiciones hindúes. Los terratenientes se rebelaron y varias castas se resistieron a la islamización y al pago de impuestos. Entre los no musulmanes, los marathas, fueron adquiriendo poder, hasta conseguir el práctico dominio del subcontinente, en equilibrio con la creciente expansión británica de la Compañía de las Indias Orientales que ya abarcaba toda la llanura del Ganges, en 1803.

La decadencia otomana

Los primeros indicios de decadencia se comenzaron a manifestar con el hijo de Solimán, Selim II "el Borrachín" (1566 -1574) que dejó de ocuparse de los asuntos de estado para dedicarse a los placeres del harén. En octubre de 1571, tuvo que soportar una demoledora derrota contra la flota cristiana unida. La

alianza naval europea, promovida por Felipe II, bajo el mando de su hermanastro e hijo bastardo del difunto emperador, Don Juan de Austria, acabó con la flota otomana en la batalla del Golfo de Lepanto (Grecia). A

partir de entonces, ante la fuerte reacción cristiana, los otomanos se centraron en mantener sus dominios, sus rutas comerciales mediterráneas habían sufrido un irreversible y definitivo revés. Selim murió tres años

después en un accidente provocado por su estado de embriaguez. Su hijo y sucesor Murad III (1574 - 1595), un tímido epiléptico, dejó el gobierno en manos las más influyentes mujeres del harén (su madre y la favorita), de los oficiales jenízaros y de los eunucos. A principios del siglo XVII, surgieron enérgicos

sultanes como Osmán II y Murad IV(1623 -1640) que demostraron cierta competencia y salieron victoriosos de sus enfrentamientos con los safavidas persas. Pero el declive era inevitable.

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El sultán Murad IV - La Mezquita Azul (Estambul) - Los jenízaros, la tropa de élite más temida del ejército otomano

--------Los signos de debilidad del imperio habían comenzado a principios del siglo XVII, debido a la fuerte competitividad comercial europea y a la decadencia del ejército que ya no tenía como objetivo la realización de conquistas como antaño. Los visires o los gobernadores locales, tomaron las riendas ejecutivas del poder. Con el paso de los años, los problemas se exacerbaron al duplicarse la población y cuadruplicarse los precios. El debilitamiento del gobierno central supuso un estancamiento del progreso anterior a pesar de la reconquista de Sicilia y de Creta y de parte de Ucrania (1670) y de la nueva amenaza a la Viena de los Habsburgo (1683), cuya conquista volvió a ser imposible.

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Sitio de Viena de 1683 - Castillo vienés de Schönbrunn (1713) - Biblioteca Imperial (1737)

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Expulsados los turcos de Viena y Hungría, la ciudad austriaca experimentó un gran impulso constructivo de influencia clásica y barroca, como se puede contemplar en las dos imágenes.

-----En 1699, los otomanos perdieron Hungría, Transilvania y Padolia. Ante el poderoso enemigo que comenzaba a ser Rusia sufrieron grandes derrotas y, en 1774, les fue arrebatada la amplia franja al norte del Mar Negro, perdiendo la Crimea tártara que siempre había sido feudo musulmán. Selim III (1789 - 1807), conociendo la decadencia del imperio, comenzó una larga lucha contra la corrupción y reorganizó sus tropas al estilo europeo. Los jenízaros, viendose amenazados por las reformas militares lo derrocaron y lo asesinaron un año más tarde. Su sucesor, Mahmud II (1808 -1839), continuó con las reformas y modernización de las costumbres e hizo acuchillar a todos los jenízaros durante una revuelta, en 1826. La época de los sultanes reformistas se vio afectada por la partición provisional del imperio, tras la conquista de Napoleón de Siria y Egipto, lo cual les supuso un enorme esfuerzo militar con grandes pérdidas. Egipto, Serbia, Bulgaria, Rumanía y Grecia consiguirían hacerse independientes con el apoyo europeo.

---- Napoleón en la campaña de Egipto

Bonaparte concede el mando de Alejandría - (dcha) Napoleón entra en una mezquita del Cairo tras sofocar la revuelta de octubre de 1772 que costó la vida a 300 soldados fgranceses y a 3000 árabes.

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Soldado mameluco- Murad Bey, uno de los grandes jefes mamelucos y más temible adversario de los franceses - El general Louis Charles que se enfrentó a Murad Bey en el Alto Egipto (murió en la batalla de Marengo, en 1800) - El general Jean

Baptiste Kebler, jefe de las tropas francesas en Oriente. Murió en 1800, asesinado tras sofocar una segunda revuelta egipcia en El Cairo.

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Selim III y su corte - El sultán Abdülhamid II (dcha) -----

A principios del siglo XIX, el sultán otomano era el único dirigente de toda la comunidad muslímica asiática y la supervivencia del debilitado imperio comenzó a depender de la concesión, en su seno, de privilegios a las potencias cristianas, empezando por Francia y siguiendo por Gran Bretaña, bajo cuya protección se pusieron judíos y cristianos que, así, consiguieron penetrar las instituciones administrativas islámicas. Los turcos iniciaron un largo coqueteo con Occidente, mientras las líneas rusas avanzaban hacia el sur, Asia Central se atomizó en pequeñas taifas a cual más corrupta y generosa con los occidentales. El sultán Abdülhamid II (1876 -1909)  que había implantado un nuevo sistema de elecciones y fortalecido la constitución, se vio pronto inclinado a gobernar de forma autocrática y fue derrocado por el movimiento de los "Jóvenes Turcos" que no tardaron en controlar todo el poder. Sus guerras (1912) por mantener los Balcanes contra las aspiraciones de independencia de aquellos territorios europeos y la decisión de

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que Turquía se aliara con Alemania y Austria en la Gran Guerra de 1914, selló la destrucción del imperio y su confinamiento definitivo a Anatolia, a partir de 1918.