la eutanasia

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La eutanasia, una solución anticuada Corine Pelluchon, profesora de filosofía, examina los argumentos a favor de legalizar la eutanasia y descubre en el fondo de ellos una idea insostenible de autonomía individual (Le Monde, 25 septiembre 2007). Firmado por Le Monde Fecha: 3 Octubre 2007 La autora recuerda que hoy la ley ofrece “soluciones concretas al miedo a morir en condiciones degradantes y con sufrimiento”. Se refiere a la ley sobre el fin de la vida aprobada en Francia hace dos años (ver Aceprensa 46/05 ), que permite al enfermo rehusar tratamientos desproporcionados y fomenta los cuidados paliativos. Entonces, ¿qué motivo hay para legalizar la eutanasia? “¿Se puede admitir que la sociedad asigne a los médicos el cometido de matar a un paciente y que la administración de la muerte esté prevista por ley?”. Eso, señala Pelluchon, trastornaría la misión de los médicos. “No solo el acto de matar es incompatible con el deber de no hacer daño: además, el hecho de asociarlo a la atención médica minaría la confianza de las familias en los encargados de cuidar a sus enfermos. Esta confianza, que se alimenta de la determinación de los médicos de no abandonar jamás a un paciente, es importante en el caso de una decisión de interrumpir el tratamiento”. La eutanasia legalizada afectaría también a la consideración social de los enfermos. “¿Cómo se puede conciliar los esfuerzos que se hacen para integrar a quienes la enfermedad, la edad o la diferencia excluyen de la vida social, y una reivindicación que viene a decir que

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La eutanasia, una solucin anticuada

La eutanasia, una solucin anticuada

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Corine Pelluchon, profesora de filosofa, examina los argumentos a favor de legalizar la eutanasia y descubre en el fondo de ellos una idea insostenible de autonoma individual (Le Monde, 25 septiembre 2007).

Firmado por Le Monde Fecha: 3 Octubre2007

La autora recuerda que hoy la ley ofrece soluciones concretas al miedo a morir en condiciones degradantes y con sufrimiento. Se refiere a la ley sobre el fin de la vida aprobada en Francia hace dos aos (ver Aceprensa 46/05), que permite al enfermo rehusar tratamientos desproporcionados y fomenta los cuidados paliativos. Entonces, qu motivo hay para legalizar la eutanasia? Se puede admitir que la sociedad asigne a los mdicos el cometido de matar a un paciente y que la administracin de la muerte est prevista por ley?.

Eso, seala Pelluchon, trastornara la misin de los mdicos. No solo el acto de matar es incompatible con el deber de no hacer dao: adems, el hecho de asociarlo a la atencin mdica minara la confianza de las familias en los encargados de cuidar a sus enfermos. Esta confianza, que se alimenta de la determinacin de los mdicos de no abandonar jams a un paciente, es importante en el caso de una decisin de interrumpir el tratamiento.

La eutanasia legalizada afectara tambin a la consideracin social de los enfermos. Cmo se puede conciliar los esfuerzos que se hacen para integrar a quienes la enfermedad, la edad o la diferencia excluyen de la vida social, y una reivindicacin que viene a decir que la solucin al sufrimiento es la muerte? Esta solucin consiste en desembarazarse del problema desembarazndose del enfermo.

En el caso concreto del suicidio asistido, legalizarlo implicara el reconocimiento, por parte de la sociedad, de que el suicidio es una salida legtima y natural al sufrimiento. Esta trivializacin del suicidio va en contra del coraje y de los valores de solidaridad que nos inculcan en la escuela y en el seno de la familia.

Pero el ncleo de la cuestin est en el modo de entender la autonoma, como muestra ms claramente el caso de la eutanasia voluntaria. Equivale la autonoma al derecho de hacer lo que queramos a cualquier precio, o sea obligando a los mdicos y a la sociedad a otorgar reconocimiento a un acto contrario a sus valores? Se puede retomar el argumento de Hume y decir que un hombre no est obligado a hacerse dao, prolongando una vida desdichada, por el bien de la sociedad; pero este reconocimiento del suicidio como acto individual no implica que la sociedad en general ni los mdicos en particular deban hacerse dao por el bien de un individuo. Tal interpretacin no es fiel a los derechos humanos.

En suma, el debate es entre dos concepciones de la autonoma individual. Los que quieren legalizar la eutanasia afirman que este derecho [a la muerte] es ilimitado y es exigible por el individuo frente a la sociedad y los mdicos. En cambio, los contrarios a la eutanasia sostienen que la preocupacin por el bien comn exige poner lmites a una reivindicacin individual que, si se reconociera por ley, dara paso a un derecho a la muerte incompatible con las fuentes morales de la democracia. Estos, conscientes de la funcin simblica que tienen las leyes, se niegan a convertir la justicia en un calco de meros deseos individuales y no separan el derecho de una reflexin filosfica sobre la condicin humana. La poltica, lejos de reducirse al arte de conquistar y conservar el poder, supone que las decisiones se articulen segn valores comunes.

Las leyes, concluye Pelluchon, no pueden ir sin ms a remolque de los problemas que plantean las innovaciones tcnicas: la referencia expresa a los valores es imprescindible para elaborar una ley sabia. Por eso, ahora que en Holanda, pacientes y mdicos se declaran ms favorables a los cuidados paliativos que a la eutanasia, cabe esperar que lo que ayer se present como un avance, acabe siendo visto como una solucin anticuada.