la Ética profesional y los rotarios

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24 Parques Empresariales Actualidad L a ÉTICA PROFESIONAL es el resultado de la observancia de las normas aplicables al desarrollo ordenado y justo de cualquier ejercicio profesional o trabajo convencional, para conseguir sus objevos dentro de la honradez y honesdad propios de los mismos. La éca profesional inmanente supone el cumplimiento de normas de comportamiento humano en la profesión, pues la sola acvidad profesional no es suficiente para proporcionar al hombre la plenitud personal, ya que la profesión no solo desarrolla en la persona sus buenas cualidades sino también sus energías dudosas, malas y destructoras. El psicoanálisis moderno demuestra cómo en la profesión actúan fuerzas motrices para toda clase de acvidades torcidas de las personas, como obsesiones neurócas, exigencias de seguridad no sasfechas, deseos primivos de venganza, el ansia de compensación de deficiencias somácas o psíquicas, etc. Por ello, cada uno debe orientar su servicio profesional al desarrollo y perfeccionamiento de la comunidad humana, y exisr un acuerdo interior entre las disntas relaciones de trabajo: con los clientes, con los colegas, con la sociedad integral. Todas estas relaciones deben armonizarse entre sí con el legímo interés propio, y suscitarse este sendo éco social por todos los medios. Desde la escuela deben sentarse los fundamentos de las “virtudes sociales” y promover su primera observancia. El joven cuando entra en sus estudios, y después en su acvidad profesional y de negocios, debe insertarse de forma voluntaria y decidida en el cumplimiento de los comportamientos éco-sociales, y poder formarse así las normas de éca profesional o nuevas formas de usos y costumbres que las representen. Estas normas tendrán su máximo exponente en la dimensión espiritual de la éca profesional, debiendo procurarle todo el orden y belleza que le sea posible, suscitando en él el gusto por el compromiso en su profesión. El hombre en la profesión y en sus negocios debe lograr la libertad, la seguridad y la moderación. Todo esto es necesario si quiere apuntar más alto sin volverse impernente, pretencioso o inconsiderado, y si quiere sacar el mejor pardo del mundo que se le ha confiado, sin incurrir en una preparación y perfeccionamiento profesional que resulte desatento con los demás. Solo el amor puede hacer brotar la fraternidad entre los hombres así como el orden en todas las cosas, porque el amor solo mira a lo concreto, pues no es posible amar lo abstracto. El que ama quiere llevar a sus más altas posibilidades todas las situaciones codianas en que se ve colocado, y todo empeño profesional encuentra su forma definiva por el amor. El hombre solo puede llevar adelante el mundo y conducirlo a su perfección si procura con la máxima limpidez y pureza manejar y estructurar todo en conformidad con el orden y con la realidad. En el trabajo y en la profesión aportamos una contribución de primer orden a lo que constuye el sendo úlmo de nuestra vocación humana y crisana: “profesar la verdad en amor”. Y dicho esto, nos trasladamos a la aplicación del sendo rotario de los principios écos en las actividades empresariales y profesiones en que nos vemos inmersos cada día, pues son un exponente básico de la praccidad, rayando en el materialismo, por el espíritu prácco que siempre ha La ética profesional y los rotarios Federico Basáñez Ryan. El hombre en la profesión y en sus negocios debe lograr la libertad, la seguridad y la moderación. Todo esto es necesario si quiere apuntar más alto sin volverse impertinente, pretencioso o inconsiderado.

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Articulo de difusión general sobre el Rotary Club

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Page 1: La Ética profesional y los rotarios

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Parques Empresariales

Actualidad

La ÉTICA PROFESIONAL es el resultado de la observancia de las normas aplicables al desarrollo ordenado y justo de cualquier

ejercicio profesional o trabajo convencional, para conseguir sus objetivos dentro de la honradez y honestidad propios de los mismos.

La ética profesional inmanente supone el cumplimiento de normas de comportamiento humano en la profesión, pues la sola actividad profesional no es suficiente para proporcionar al hombre la plenitud personal, ya que la profesión no solo desarrolla en la persona sus buenas cualidades sino también sus energías dudosas, malas y destructoras.

El psicoanálisis moderno demuestra cómo en la profesión actúan fuerzas motrices para toda clase de actividades torcidas de las personas, como obsesiones neuróticas, exigencias de seguridad no satisfechas, deseos primitivos de venganza, el ansia de compensación de deficiencias somáticas o psíquicas, etc.

Por ello, cada uno debe orientar su servicio profesional al desarrollo y perfeccionamiento de la comunidad humana, y existir un acuerdo interior entre las distintas relaciones de trabajo: con los clientes, con los colegas, con la sociedad integral. Todas estas relaciones deben armonizarse entre sí con el legítimo interés propio, y suscitarse este sentido ético social por todos los medios. Desde la escuela deben sentarse los fundamentos de las “virtudes sociales” y promover su primera observancia. El joven cuando entra en sus estudios, y después en su actividad profesional y de negocios, debe insertarse de forma voluntaria y decidida en el cumplimiento de los comportamientos ético-sociales, y poder formarse así las normas de ética profesional o nuevas formas de usos y costumbres que las representen. Estas normas tendrán su máximo exponente en la dimensión espiritual de la ética profesional, debiendo procurarle todo el orden y belleza que le sea posible, suscitando en él el gusto por el compromiso en su profesión.

El hombre en la profesión y en sus negocios debe lograr la libertad, la seguridad y la moderación. Todo esto es necesario si quiere apuntar más alto sin volverse impertinente, pretencioso o inconsiderado, y si quiere sacar el mejor partido del mundo que se le ha confiado, sin incurrir en una preparación y perfeccionamiento profesional que resulte desatento con los demás.

Solo el amor puede hacer brotar la fraternidad entre los hombres así como el orden en todas las cosas, porque el amor solo mira a lo concreto, pues no es posible amar lo abstracto. El que ama quiere llevar a sus más altas posibilidades todas las situaciones cotidianas en que se ve colocado, y todo empeño profesional encuentra su forma definitiva por el amor. El hombre solo puede llevar adelante el mundo y conducirlo a su perfección si procura con la máxima limpidez y pureza manejar y estructurar todo en conformidad con el orden y con la realidad. En el trabajo y

en la profesión aportamos una contribución de primer orden a lo que constituye el

sentido último de nuestra vocación humana y cristiana: “profesar la verdad en

amor”.

Y dicho esto, nos trasladamos a la

aplicación del sentido rotario de los principios éticos en las

a c t i v i d a d e s empresariales y

profesiones en que nos vemos inmersos

cada día, pues son un exponente básico de la practicidad,

rayando en el materialismo, por el espíritu práctico que siempre ha

La ética profesional y los rotarios

Federico Basáñez Ryan.

El hombre en la profesión y en sus negocios debe lograr la libertad, la seguridad y la moderación. Todo esto es necesario si quiere apuntar más alto sin volverse impertinente, pretencioso o inconsiderado.

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distinguido a los norteamericanos, en la forma de llevar sus profesiones y negocios de forma admirable, siendo imitadas por ello en todo el mundo.

Al nacer Rotary en Chicago, en los Estados Unidos, era normal que tuvieran como todas las industrias, profesiones, negocios de importancia un “Code of Ethics”. Es normal que apareciera un “The Rotary Code of Ethics for Bussines Men of All Lines”. Sabido que los norteamericanos hacen las cosas a lo grande, pero tanto como fundar escuelas filosóficas por cientos, eso no. Esos “Codes of Ethics” no son sistemas de filosofía moral sino tan solo un con junto de normas peculiares de cada profesión o negocio para conducirlos con habilidad y honradez.

En la Convención de Búfalo de 1.913, se designó una comisión para que codificara los principios y prácticas existentes en Rotary, y después preparara un “Código de Etica Comercial para los rotarios”, un Código de tan altos y exactos ideales como cualquiera que haya sido promulgado para las profesiones.

En la Convención de San Francisco de 1.915, se adoptó el Código, que no pretendía ser un Código de Moral porque se estima que para ser rotario, de antemano se ha de ser un hombre moral, y tampoco es un Código para dictar normas de moral a los que no son rotarios.

Los rotarios debieron inspirar sus actividades, desde entonces, a partir de sus propias creencias religiosas dentro del propósito de Rotary de “Estimular y fomentar el ideal de servicio como base de toda empresa digna y, en particular, estimular y fomentar la

observancia de elevadas normas de ética en las actividades profesionales y empresariales, reconociendo el valor de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en beneficio de la sociedad”. En la “Declaración de las Normas a observar por los rotarios en sus negocios y profesiones”, se estipula:

1. Considerar la vocación que elegí como una oportunidad de servicio.

2. Ser leal a la letra y al espíritu del código de ética de mi ocupación, de las leyes de mi País y de las Normas morales de la comunidad donde vivo.

3. Hacer todo lo que esté a mi alcance para dignificar mi ocupación y para promover los más altos niveles éticos en la misma.

4. Ser justo con mi superior, mis empleados, mis socios, mis competidores, mis clientes, mi público y todas aquellas personas con las que mantengo relaciones comerciales o profesionales.

5. Reconocer el respeto que se debe a todas las ocupaciones que son útiles a la sociedad, así como la dignidad inherente a las mismas.

6. Ofrecer el talento que tengo para brindar oportunidades a los jóvenes, para trabajar por la satisfacción de las necesidades especiales del prójimo y para mejorar la calidad de vida de mi comunidad.

7. Adherirme a las normas de la honestidad en la publicidad, así como en todas las presentaciones ante el público, sobre la profesión que ejerzo o el negocio que conduzco.

8. No procurar obtener de un compañero rotario, ni otorgar al mismo privilegio o ventajas que normalmente adjudicaría a otras personas en las relaciones de carácter profesional o comercial que mantengo.

Posteriormente, en el año 1.943, y que aún perdura, se adoptó el breve Código de Ética conocido como “la Prueba Cuádruple” creado por Herbert J. Taylor en 1.932.

Esta prueba trata de analizar en profundidad todo aquéllo que se piensa, se dice o se hace, y que ha sido aplicado con gran éxito en numerosas empresas, instituciones y negocios de todo el mundo, incluso en los asuntos de tipo familiar. Deberá responderse a las siguientes preguntas:

1) ¿Es la VERDAD?2) ¿Es EQUITATIVO para todos los interesados?3) ¿Creará BUENA VOLUNTAD y MEJORES AMISTADES?4) ¿Será BENEFICIOSO para todos los interesados?

La preparación, conocimientos y creatividad de los que vayan a aplicar esta prueba a sus negocios, profesiones y asuntos personales, determinarán el sistema de preguntas y puntos que deben resolver para desarrollar cada uno de los apartados de la Prueba Cuádruple, debiendo llegar a la máxima minuciosidad para conseguir esclarecer y determinar cada una de las respuestas que se deriven de la aplicación de esta prueba, especialmente la primera de ellas, que suele ser la clave para poder comenzar la contestación a las demás preguntas.

En la Declaración de las Normas a observar por los rotarios en sus negocios y profesiones, la primera estipula: “Debo considerar la vocación que elegí como una oportunidad de servicio.”